1. LA REFLEXIVIDAD Y LA CREATIVIDAD
LA REFLEXIBILIDAD:
Este concepto es un concepto que forma parte de los estudios sociológicos, ya que
sin él no se entenderían los cambios, ya que la reflexividad se entiende no como
una metáfora aplicada a sujetos colectivos, sino como una propiedad efectiva de
sujetos individuales que actúa como mediación entre el sujeto mismo y la
estructura sociocultural en que desarrolla sus proyectos de acción.
El término «reflexividad» se refiere al «ejercicio de la capacidad que tienen las
personas de considerarse a “sí mismas en relación con el contexto”, y de considerar
su “contexto en relación” consigo mismas, siempre de acuerdo con su propia
(falible) descripción» (2007: 4). Esto significa, ante todo, que la gente
normalmente considera que las circunstancias —tal como ellos las perciben—
ayudan o dificultan sus planes de acción. Los factores contextuales no generan las
mismas consecuencias para todas las personas. Por un lado, están los diversos
proyectos promovidos por la gente: unas mismas circunstancias pueden impedir
ciertas aspiraciones pero, en cambio, facilitar el logro de otras. Por otro lado, está
la manera en que la gente se enfrenta a sus circunstancias: no todos reaccionamos
del mismo modo ante una misma situación.
CREATIVIDAD:
La creatividad es una facultad que alguien tiene para crear y a la capacidad creativa
de un individuo. Consiste en encontrar procedimientos o elementos para desarrollar
labores de manera distinta a la tradicional, con la intención de satisfacer un
determinado propósito. La creatividad permite cumplir deseos personales o
grupales de forma más veloz, sencilla, eficiente o económica.
Partiendo de dichas acepciones podríamos establecer como ejemplo las siguientes
frases: “Miguel de Cervantes fue alabado por su gran creatividad gracias a la cual
nació una de las obras cumbres de la Literatura Española, Don Quijote” o “José era
un inventor que, sin duda alguna, debía parte de su éxito a su creatividad ya que
era capaz de crear los aparatos más singulares y llamativos”.
Generar ideas e impulsar propuestas novedosas también se conoce como capacidad
de inventiva, pensamiento original, pensamiento divergente o imaginación
constructiva. Se trata de conceptos y nociones que describen a la predisposición
para inventar algo (es decir, aprovechar y hacer uso del ingenio), la habilidad para
hallar caminos originales y la voluntad de transformar el entorno.
Para la sociología, en cambio, la imaginación constructiva surge a partir de la
intervención de tres variables: el campo (los grupos sociales), el dominio (el área o
la disciplina) y el individuo. Esto quiere decir que un individuo concreta cambios en
el marco de un dominio que son analizadas desde un grupo social.
A escala más general, puede afirmarse que un sujeto creativo goza de confianza en
sí mismo, fineza de percepción, capacidad intuitiva, imaginación, entusiasmo y
curiosidad intelectual.
En el ámbito artístico es frecuente que se mida la creatividad del autor de una obra
en cuestión comparándolo así con otros contemporáneos. Entre las distintas
medidas que existen para puntuar el grado de facilidad de creación y de innovación
que tiene un artista en cuestión se utilizan parámetros tales como la fluidez, la
originalidad, la sensibilidad, la abstracción, la síntesis o la flexibilidad.
WEBGRAFÍA:
http://www.fes-web.org/publicaciones/res/archivos/res12/04.pdf
http://definicion.de/creatividad/