1. El cultivo de las flores de girasol proveen
también lecciones espirituales que se
pueden aplicar a nuestra vida de oración.
Isaias27:6
2. Para plantar primero hay que preparar el
terreno, antes de la siembra una buen
estrategia.
El arrancar todas las malezas es una tarea
que lleva mucho tiempo.
Una vez quitada la maleza es necesario regar
constantemente nuestra vida espiritual con
el estudio de la biblia, la oración, y el
conteplamiento de la vida de cristo, el agua
de vida.
3. La obra del sembrador es una obra de fe.
Palabras de vida del gran maestro, pagina 44.
Después de plantar la semilla viene la
espera. Lo mismo sucede con nuestra vida de
oración, debemos de esperar con paciencia
una respuesta, y debemos creer que
obtendremos una respuesta.
4. El girasol echa una profunda raíz principal
que le permite a la planta obtener humedad
a una profundidad de 1.8 m. Normalmente el
tamaño de la raíz excede al de su tallo.
5. Aunque la raíz no es visible, podemos aprender
muchas cosas de ella. “La planta crece al recibir
lo que Dios ha provisto para las propiedades
vitalizadoras del aire. Así el cristiano ha de
crecer cooperando con los agentes divinos.
Sintiendo nuestra impotencia, hemos de
aprovechar todas las oportunidades que se nos
dan para adquirir una experiencia mas amplia.
Así como la planta se arraiga en el suelo, así
hemos de arraigarnos profundamente en Cristo.
Así como la planta recibe la luz del sol, el rocío y
la lluvia, hemos de abrir nuestro corazón al
Espíritu Santo. Ha de hacerse la obra, “no con
ejercito, ni con fuerza, sino con espíritu, ha
dicho Jehová de los ejércitos. Zacarías 4:6”
(Palabras de vida del gran Maestro, p. 46)
6. “Cristo enseñó a sus discípulos a orar: „Danos
hoy nuestro pan cotidiano‟. Y señalando las
flores, él les dio la seguridad: y si la hierba
del campo… Dios la viste así, ¿no hará mucho
mas vosotros? Cristo está constantemente
trabajando para contestar esta oración y
para cumplir esta promesa. Hay un poder
invisible que está continuamente obrando
como siervo del hombre para alimentarlo y
vestirlo. Nuestro Señor emplea muchos
agentes para hacer de la semilla,
aparentemente tirada, una planta viva. Y él
suple en la debida proporción todo lo que se
necesita para perfeccionar la cosecha ”
(Palabras de Vida del Gran Maestro, pp 58, 59).