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Mobiliario de un amor
Carlos Vaio
Presentación
Hay un sentimiento que, de una forma u otra, todos hemos experimentado. Un
sentimiento tan universal como único, y siempre contradictorio, que nos hace temerosos
y temerarios, vulnerables e invencibles, pero sobre todo nos hace humanos: el amor. Ese
concepto tan difícil de definir y que a su vez nos define a nosotros.
El presente poemario relata en verso el vía crucis de una relación desde que dos
desconocidos se conocen hasta que más tarde los ahora conocidos ya no se reconocen.
La historia de dos personas que se encuentran y luego se pierden. Y es que este
cancionero no se limita al mero anhelo ni al ya tan explotado amor platónico, pues a lo
largo de sesenta poemas podremos apreciar el amor en su máxima expresión; el
deseado, el conseguido, el perdido. En definitiva, el real. Ése con el que todos podemos
identificarnos, pues todos hemos vivido.
Un viaje por las luces y sombras del corazón. La calma y la tempestad vistas desde
dentro. El mobiliario de un amor.
Mobiliario de un amor · Carlos Vaio
Hoy me rompo a cachos para ver
cómo todas mis piezas
se van juntando otra vez
de manera diferente a la primera;
de manera que no me vuelva a romper.
Carmen Robles
Introducción
Mobiliario de un amor
El espacio entre nuestras bocas juntas,
el palacio del recuerdo perdido,
las peleas con lágrimas adjuntas,
las preguntas que no hemos respondido,
la flecha de Cupido que caduca,
la mecha de la bomba del adiós,
el amor maquillado y con peluca,
la ruin nuca de un ruiseñor con tos,
las heridas que no se van ni en broma,
las palomas de humo de la esperanza,
los sueños que despiertan ya del coma;
forman parte del triste mobiliario
de un amor que ahora está de mudanza
vencido por el sucio calendario.
6
1
Sin mirarme
Sin mirarme tus ojos me han herido
y al mirarte yo y ver tanta dulzura,
sumergido en el mar de la locura
espero que me salves del olvido.
Si Amor tan fácilmente me ha vencido
es porque al verte, una mañana oscura,
me deslumbró la luz de tu hermosura,
incluso antes de habernos conocido.
Por ti mi corazón ya no es esquivo,
el fuego poco a poco entra en mi piel
y el sentimiento se vuelve abrasivo.
Si en tu nombre ahora se amarra aquel
corazón, ayer náufrago hoy cautivo,
es porque su hogar ha encontrado en él.
7
2
Tu espalda
Sólo puedo ver tu espalda, sólo eso,
porque al cruzarnos bajo la mirada,
pues mi cabeza se vuelve pesada
y de mis propios nervios caigo preso.
Siento el aire cada vez más espeso
cada vez que adivino tu llegada,
y en mi corazón una llamarada
hace que en él vayas ganando peso.
Es increíble que reaccione así,
con los ojos sordos ante tu cara
desde que por ellos fui puesto en ti,
y aunque ahora el silencio nos separa
llegará el día en que expíe de mí
esta cobardía que me enmascara.
8
3
Tus ojos
Ya no veo tu espalda solamente;
por tus ojos he sido atravesado,
y la huella que en mi pecho han dejado
en tan profunda como persistente.
Mi pasado temor está presente;
sentirme vulnerable y desarmado
sin saber lo que en ti ha provocado
verme así de sincero y transparente.
Verme como ni yo me había visto;
pues los nervios de antes ahora son fuego
y lo que ayer me aliviaba hoy me muerde.
Intento resistir pero desisto,
porque el amor es el único juego
en el que quien no arriesga siempre pierde.
9
4
El momento
Antes de saber tú de mi existencia
ya eras dueña única de esta locura,
pues al verte, en lo que un instante dura,
mi corazón impuso la sentencia.
Mis desvelos son de tu pertenencia,
lo que digo y callo es de tu hermosura,
si no estás de tu ausencia es mi amargura
y si estás acaba mi penitencia.
Mis pasos son cada vez más errantes
y siento que si no avanzo cuanto antes
ante mis ojos pasará el momento;
el momento que todo lo decida,
aquel que podría cambiar mi vida,
porque donde estás tú sopla mi viento.
10
5
Quiero ser
Quiero ser quien haga cortos tus días,
por quien llegues a perder la cabeza,
a quien busques cuando sientas tristeza
y con quien compartas tus alegrías.
Quiero ser quien acepte tus manías,
quien toque con las manos tu belleza,
con quien también puedas mostrar flaqueza
y cuando estés mal ser por quien sonrías.
Quien esté a tu lado si algo te duele,
quien antes de dormirte te desvele
y un buen motivo para despertar.
Estar ahí en las buenas y en las malas,
ser tu seda y tu chaleco antibalas
y con quien puedas y quieras contar.
11
6
Como el sol
Si tuviera que hablar de un verde auténtico
con mencionar tus ojos bastaría
y si de una nube buscara idéntico
color en tu sonrisa lo hallaría.
No hay cosa que tu belleza no iguale,
más bien todo desmerece a tu lado,
pues ni lo más valioso nada vale
si contigo, mi amor, es comparado.
Y aún así a pedir tus besos oso,
ya no hay temor en el que me resguarde,
pues mi amor es, y lo digo orgulloso,
como el sol, que más brilla si más arde,
pero el astro rey de mi cielo abdica
cada vez que tu ausencia me salpica.
12
7
Líricos deslustres
Ni Ovidio ni Garcilaso ni Dante
ni Quevedo ni Lope ni Petrarca
escribieron sobre amor semejante
al que de este mundo hoy me desembarca,
pues ni los escritores más ilustres
con su pluma y arte te han alcanzado,
ni han sufrido los líricos deslustres
que he sufrido yo al haberte ilustrado.
Afortunados ellos por topar
con otras mujeres en su ventura,
desventurado yo por retratar
a quien con las palabras hace usura,
pues al intentar describir tu esencia
como poeta quedo en evidencia.
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Cegado
Lo peor de estar ciego es ser consciente
de estar bajo semejante ceguera,
si cegado por completo me viera
sería algo más fácil. Diferente.
Pero ciego siento tan claramente,
pues si lo que no viera no sintiera
pudiera ser que sí y no te quisiera,
mas no es así, y lo que siento no miente.
Sin ver nada de todo me he escondido
y Amor de su ira echó sobre mí el peso
por, con mi ceguera, haberle ofendido,
y ahora, que esta oscuridad sopeso,
en las sombras algo sí que he aprendido;
ciego te veo y ciego estoy por eso.
14
9
La fuente de tus fallos
La fuente de tus fallos deshidrata;
tu cara, bondad solamente augura;
tus gestos, origen de esta locura;
tu pelo, a este amor aún más me ata;
tus ojos verdes, la belleza innata;
tus manos, los guantes de la dulzura;
tu cuerpo, patria para la hermosura;
tu sonrisa, del dolor me arrebata;
tu andar, cada paso más elegante;
tu voz, oasis en días de pena;
tu aroma, eco de alivio resonante;
tu presencia, bien que me enajena;
tu boca, oro en la alquimia del amante;
y tú, sol en noches de luna llena.
15
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Cerebro y Corazón
Batido estoy en fiero y férreo duelo
con mi más severo enemigo; yo,
buscando una tregua hasta el desvelo,
una tregua que nadie firma, no.
Cerebro y Corazón están en guerra;
Cerebro no quiere más sufrimiento
y el otro, queriéndote, a él se aferra
dando lugar a tal enfrentamiento,
pues Corazón, rey de mi parte interna,
te lleva dentro aunque el otro de queje,
mas Cerebro, que el exterior gobierna,
hace que Corazón de ti se aleje.
Y así, cayendo yo por ese abismo,
sigo en guerra feroz conmigo mismo.
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No saber actuar
Mi no saber actuar y mi letargo
te han dado sobre mí una hegemonía
que me hace tuyo, mas no te hace mía
y de esta historia eso es lo más amargo.
Por el camino de tu ausencia cargo
con la esperanza de tu cercanía,
mirando atrás y viendo la porfía
que ha hecho que sea cada vez más largo.
Y aunque nunca lo quisiera aceptar
todo cambió cuando te conocí,
todo cambió y no lo pude evitar,
pues tamaño fuego ardió de improvisto
desde el momento exacto en que te vi
como nunca debiera haberte visto.
17
12
Tachones
Mis días se miden por lo que escribo,
Tiempo ha perdido la noción de mí,
sólo en estos versos me siento vivo;
fuera de ellos estoy lejos de ti.
Pero tacharía todo lo escrito
porque al fin tu corazón al mío abras.
Por ti todo lo borraría. Admito
que estás por encima de las palabras.
Pídeme que no escriba un solo verso
y rasgaré todos los anteriores,
en el pasado quedará este inmerso
y ya jamás tendrá más sucesores.
Por un beso partiría la pluma.
Dámelo antes de que ésta me consuma.
18
13
Consuelos al desconsolado
Todo lo que me mantenía erguido
se rompió en tus palabras al decir
que entre tú y yo no habría porvenir,
ya que mi amor no era correspondido.
Tú estás en mi memoria, yo en tu olvido,
situación que no quieres invertir,
pero no me tienes porqué venir
con consuelos después de haberme herido.
"No quiero que nuestra amistad se pierda,
esto no tiene porque acabar mal",
lo que dices con lo que haces discuerda,
haz el favor de no ser tan banal
o por lo menos sólo esto recuerda:
Entre nosotros nada será igual.
19
14
Solo y cansado
Tu corazón siempre ha sido un misterio,
intenté entrar en él de mil maneras.
Quiero saber si me tomaste en serio.
Preferiría que no respondieras.
Tu amor escondías y llegué yo,
te lo pedí una, otra y mil veces más.
Lo busqué como nadie lo buscó,
como nadie lo buscará jamás.
No te imaginas lo que por un beso...
lo que por un beso hubiese yo dado.
Invertí toda mi energía en eso
y acabé sin nada, solo y cansado.
Pero si tengo que serte sincero
lo cierto es que a pesar de ti te quiero.
20
15
Amigos
¿Cómo quieres que siga siendo Amigo
cuando Amigo es Nada y yo quiero Todo?
Pues mi Todo es tu Nada y lo digo
sabiendo que tú lo ves de otro modo,
pero tu Todo es mi Nada y para ti
Amigo es Todo, más es demasiado,
pero Nada es Amigo para mí,
más es Todo, todo lo más buscado.
Tu amistad nunca fue del todo Nada,
pero para nada Todo ésta fue,
porque Amigo es cosa por mí apreciada
y sin ser más que amigos disfruté.
Pero si no ves en mí nada más
entonces ya Nada de mí verás.
21
16
Malditos ojos
Malditos seáis ojos miserables
por haberme vuelto así de maldito,
por hacerme leer lo nunca escrito
y ser de esta debilidad culpables.
Malditos seáis ojos implacables
por no escuchar mi desgarrado grito,
por ver lo que no tengo y necesito
y hacer mis sentidos tan vulnerables.
Malditos sois por haberos cruzado
con quien fuera mejor nunca haberlo hecho
haciendo que tenga que maldeciros,
y malditos por haberme cegado,
invitándola a vivir en mi pecho,
donde es artesana de mis suspiros.
22
17
Buscando llaves
He pasado mil noches desvelado
y mil días tras el velo de esos suaves
pensamientos donde sólo tú cabes,
mas los tuyos guardas bajo candado.
Temo que llegue el día, ya cantado,
en que deje de buscar esas llaves,
pues antes de que tú conmigo acabes
seré yo quien dé esto por acabado.
Mas la parte de mí más temeraria
ni acepta tu ausencia ni a ti renuncia
ni piensa en consecuencias ni en mi error,
y la discreta; la razón, hoy paria,
ya no pesa tanto ni se pronuncia,
pues su voz es callada por mi amor.
23
18
Tu conciencia
Cuando tu veredicto pronunciaste
sentí mil muertes en sólo una vida
y para que la pena no me aplaste
decidí alejarme de ti en seguida.
Me sentí realmente miserable
al pensar en el daño que te haría,
pero nada de eso, fuiste implacable,
pues tú volabas mientras yo caía.
Qué idiota fui al creer que te importaba
y al lamentar no poder serlo ya,
y hoy, que el dolor mi corazón socava,
dices querer saber cómo me va.
Si por mí preguntas sé que en esencia
más que por mí lo haces por tu conciencia.
24
19
El cuarto Reich
El primer Reich fue un mal golpe bien dado
y a priori no lo supe asimilar,
sabía que me había derribado,
pero al final me pude levantar.
El segundo Reich fue algo menos duro
y sirvió como golpe orientativo
de lo que pasaría en un futuro,
pero tampoco fue definitivo.
El tercer Reich sí fue demoledor,
mis esperanzas cayeron conmigo
y en las sombras colmado de dolor
sin saber cómo salir de ellas sigo.
No habrá cuarto, estoy harto y plañidero,
pues Reich, el Reich tercero fue el postrero.
25
20
Nueve meses
Nueve meses ya desde aquella flecha
en la espalda de un corazón perdido
por parte de un ruin arco que ha sabido
batirme manteniéndome en la brecha.
Nueve meses desde hoy a aquella fecha
en la que fui tan mortalmente herido
por quien a mi voluntad ha prendido,
por quien a este mundo me ata y de él me echa.
Nueve meses de estar en este estado,
buscando la forma de ser feliz
y a una esperanza que de mí se esconde,
pues en este tiempo sólo he gestado
el fruto de una enorme cicatriz
por un amor que no me corresponde.
26
21
Nuestro último silencio
Cuando pienso en lo que pudo haber sido,
en lo que perdí antes de conseguir,
tambaleo después de haber caído
y no hallo en mí fuerzas para seguir.
Me pierdo por donde ya me he perdido,
puse en sus manos todo mi vivir,
alegará no habérmelo pedido,
pero yo tampoco pude elegir.
A adiós sonó nuestro último silencio,
recuerdo que con tristeza sentencio,
y vi el destierro en su última mirada
de un mundo que a mis pies creí tener,
mas sin ella no significa nada
y sobre mí no cesa de caer.
27
22
Mi venda
Cuando Amor puso en mis ojos su venda
sólo pude distinguir sus destellos
y así fue como yendo detrás de ellos
me alejé tanto de mi antigua senda.
No hay nadie ajeno a esto que comprenda
de Amor la fuerza de sus atropellos
ni hay en este mundo atajos aquellos
que hagan que uno su camino reprenda.
Vuelvo la vista para ver lo andado
y saboreo aquellos sinsabores
que hasta este triste punto me han portado.
Miro adelante y no hay cosas mejores,
sino las consecuencias de un errado
camino que seguí a base de errores.
28
23
Vivir sin ti
En un infierno caído del cielo
quedé yo tras verte por vez postrera,
pues en ese entonces supe que lo era,
pero ardiendo aparenté ser de hielo.
De aquel tiempo sólo queda el anhelo
de haberme entregado de tal manera
para que al final todo se perdiera
y no quedara más que el desconsuelo.
Y aunque lo creyera una estupidez
es cierto que el tiempo todo lo cura,
lección que a duros golpes aprendí.
Pues superada por fin la locura,
estoy naciendo por segunda vez;
estoy aprendiendo a vivir sin ti.
29
24
Cerebro y Corazón (Desenlace)
Cerebro y Corazón no hallaron paz
y se fue haciendo más fuerte esa lucha;
Cerebro cruel y Corazón falaz,
aquél siempre grita, éste nunca escucha.
Corazón, de Amor defensor cabal,
y Cerebro, patrón de la cordura,
se enfrentaron de un modo tan fatal
que esa guerra, ya acabada, aún dura.
Pero al final ganó quien siempre gana;
Amor a Cordura otra vez se impuso
y Corazón de Cerebro se ufana
por tenerlo en el olvido recluso,
pues cuando hizo valer su potestad
Cerebro perdió toda voluntad.
30
25
La canción de la noche esperanzada
La noche endulza sus cantos
con su luz de luna llena,
y con su brisa serena
seca alegre tristes llantos.
Ya no llueven más quebrantos,
do ayer crecían rastrojos
vuelan hoy pétalos rojos
y un sueño antes cojo danza
sutil con una esperanza
que al fin le mira a los ojos.
Bailan inquietas las rosas
al compás de aquella brisa
que embellece su sonrisa
y las muestra más hermosas.
Las nubes miran celosas,
desde el día, con anhelo
a una noche cuyo cielo,
tan imponente y oscuro,
se muestra piadoso y puro,
majestuoso en su desvelo.
La luna altiva gobierna
en un reino que regala
una luz que nada iguala,
ese alo de paz eterna.
La vida se vuelve tierna,
ha perdido su fiereza
y el camino que aquí empieza
ha dejado atrás aquellas
31
noches negras sin estrellas
nubladas por la tristeza.
No hay lugar para el dolor,
ya ha exhalado el frío viento,
triste, su último lamento
y se pierde en su rencor.
Hoy el cielo es el amor,
las estrellas sus encantos,
la noche endulza sus cantos
con su luz de luna llena,
y con su brisa serena
seca alegre tristes llantos.
32
26
Promesas al alba
Voy a descorchar mi mejor sonrisa, voy a purgar todas tus lágrimas;
voy a darte en un solo beso los besos que nadie te dio;
voy a echar a patadas los sueños que malviven en mis sábanas;
voy a besarte con los ojos porque sólo sé mirarte con el corazón;
voy a ser tu sol, por si me nublo quieras que vuelva a salir;
voy a jugar con la tristeza a la ruleta rusa;
voy a darte penas, voy a pedirte lo mejor de mí;
voy a saciar mis manos con la miel de tu cintura;
voy a buscar en tus ojos lo que no encuentro en el cielo;
voy a despegar mis suelas del suelo enterrándome en tu aroma;
voy a respirar tu voz para vivir de tu aliento;
voy a escupir mi orgullo y aceptar de ti cualquier limosna;
voy a tatuar noches de sudor compartido en tus muslos;
voy a anclar mis dedos en los siete mares de tu piel;
voy a leer los versos de tu mirada entre suspiros tartamudos;
voy a enseñarte lo que nunca supe aprender;
voy a ser la luz que apagas al acostarte;
voy a fertilizar tu sonrisa con sonrisas de verdad;
voy a ser tus ilusiones para que me uses antes de tirarme;
voy a perderte por si me quieres encontrar.
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27
Un amor que aflora
Te miro a la cara y en tu mirada
oigo un dulce canto de ruiseñores,
y tus ojos reinventan los colores
con los que Primavera fue dotada.
Tu sonrisa, flor elísea robada
de un imposible de níveos fragores,
es de una boca que esconde sabores
que apelan al deseo y es deseada.
Tu voz aterciopela lo que dices,
que suena como un sueño, y tu silencio
embriaga a quien lo que callas ignora.
La hermosura que ahora en ti presencio
sazona dulcemente las raíces
de un amor que al fin entre tú y yo aflora.
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28
Alzar el vuelo
Igual que el ave Fénix, que alza el vuelo
una vez en sus cenizas ha ardido,
yo te encontré, hallándome perdido,
y vencido seguí batido en duelo.
Por ti elevé, mi amor, los pies del suelo
y tras varias veces haber caído
bajaste a rescatarme de tu olvido
poniéndole consuelo al desconsuelo.
El tiempo no erosiona sino lima
el amor que en mi pecho tú has forjado.
No arrojes el puñal que me lastima
si contra mí ya lo has utilizado
y deja que suba hasta tu alta cima
hasta que yazga en ti ya desangrado.
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29
Marcado a fuego
A fuego está en mi corazón marcado
tu mirar desde que por vez primera
por el abismo de éste yo cayera
y perdido en él te hubiera encontrado.
Mil veces, cariño, me he levantado,
por muy honda que la caída fuera
buscando sin descanso la manera.
Mil veces, ¡sí!, por estar a tu lado.
Me he helado en tu sol y he ardido en tu nieve,
pero de nada de eso me arrepiento
tras saber lo que en tu boca es un beso.
Te quiero y mi querer todo lo mueve;
te quiero y mi querer para hasta al viento;
te quiero y no hay nada más grande que eso.
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30
Amanecer
Cuando te veo el tiempo en mí se para
y a mi alrededor calla todo ruido;
tu mirada del mundo me separa
y vencido no me doy por vencido;
contigo cerca ningún mal me alcanza
y la melancolía me es ajena;
la espera se convierte en esperanza
y toda pena merece la pena;
si tú estás el cielo baja a la tierra
y pierdo la cabeza con razón;
quererte es un fallo que nunca yerra
y encontrarte es mi mayor perdición.
Cuando el sol en mi vida olvida arder
en ti y sólo en ti hallo mi amanecer.
37
31
Me gusta
Me gusta coger tus besos al vuelo
y que tú cojas los que yo te tiro;
beber, amor, de ese dulce suspiro
y batirme con tus labios en duelo.
Me gusta ver en tus ojos el cielo
y en el cielo verme cuando te miro;
sentir que tu presencia es mi respiro,
saber que si tú estás no hay más anhelo.
Y es que me gustas tanto que por medio
de estos versos proclamo que, preciosa,
te quiero con locura y sin remedio.
Te quiero como el rocío a la rosa
que cuando el frío asecha con su tedio
su manto de cristal en ella posa.
38
32
Confesión
19 de abril de 2012, en algún recoveco de la razón.
Para la chica que me hizo perder el norte
y le puso una brújula a mi corazón:
Te sorprenderá que te escriba esto
después de tanto tiempo sin escribirte nada,
después de que dejara que aquellos versos
empapados en la fuente de tus besos
en el tintero se secaran.
Pero esto es lo más duro que nunca te he escrito;
es mi confesión y confieso que te necesito.
Y es que nuestra relación por momentos tambalea,
y nosotros no hacemos más que mirar para otro lado,
dándole la espalda a la realidad, pero ésta nos rodea,
y noto cómo poco a poco nos vamos alejando,
y bajamos los brazos en lugar de dar pelea.
Soy el gran culpable de que esto sea así, lo reconozco,
pero esto no me hace feliz, sino que me rompe del todo.
Sé que últimamente no he sido el mejor,
estoy lejos de aquel del que te enamoraste,
me miras a los ojos y sólo ves frustración;
mi perdición me la busqué yo
y ahora no sé cómo encontrarme.
Me siento como un barco hundido,
no he hecho ni lo más mínimo por no venirme abajo,
tampoco he sabido contar contigo
y poco a poco te he ido apartando.
Supongo que es mi manera de protegerte
de este agujero negro;
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me he convertido en un embudo
y lo último que quiero es absorberte,
y aunque no te lo diga muy a menudo
eres lo mejor que tengo,
pero veo cómo empiezo a perderte,
y en lugar de buscarte me quedo quieto
y en lugar de llamarte me quedo mudo,
y me vuelvo manco para deshacer el nudo
de tristeza que con tanta destreza até a mi cuello.
Sé que sufres mi sufrimiento,
y de verdad, cariño, que lo siento.
Imagino que ya te habrás planteado
cómo sería tu vida sin mí a tu lado,
y entiendo perfectamente que lo hayas pensado,
pero temo que quieras dar pronto ese paso.
Sólo te pido un poco de paciencia, sólo un poco más,
volveré a ser el que era, me voy a levantar.
Sé que este trato no es justo para ti,
que mientras tú eres mi tabla de salvación
yo soy el ancla que no te deja seguir,
pero yo también detesto esta situación
y me pierdo buscando y rebuscando una solución.
También te quiero pedir perdón
por las veces que te he decepcionado,
últimamente es lo único en lo que soy constante.
Sólo te pido que aguantes un poco más a mi lado,
ya verás, mi sol, que saldremos adelante.
Sólo tú me das momentos de claridad
y sólo en ti encuentro luz entre tanta oscuridad,
pues siempre has sabido estar
en el momento y el lugar adecuados.
Tú, que todo lo cambiaste y todo lo has mejorado,
me has dado siempre fuerzas para luchar.
Y yo, que soy tan absurdamente orgulloso
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y pienso que es mejor desmoronarse solo,
ahora te estoy pidiendo ayuda;
te estoy pidiendo que simplemente sigas ahí
y que entiendas que yo nunca quise sentirme así.
Créeme si te digo que te quiero con locura
aunque muchas veces no esté a la altura.
Eres buena y me lo demuestras cada día,
y soy consciente de que no siempre soy la mejor compañía.
Pero de sobras sabes que
tu nombre sangra tinta desde mi alma hasta mi piel.
Haré lo que haga falta para ponerme en pie,
por favor no te vayas, sé que todo saldrá bien.
Y aunque lo demuestre poco: te quiero mucho, mucho, mucho.
Y aunque me muestre ajeno a todo: sigo siendo tuyo.
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El tiempo traicionero
Te metes en la cama antes que yo
para no compartir conmigo la intimidad del colchón,
pero sé que cuando llego finges estar dormida,
cuando antes luchabas contra el sueño para que no acabase nuestro día,
pero hoy cada instante que pasa ya no suma, ahora resta,
y es hora de recoger la casa y reconocer que se acabó la fiesta,
pues la resaca siempre ha sido mala,
pero no por dormir más conseguirás evitarla.
¿Por qué lo que fue tu hogar se ha convertido en tu trinchera?
¿Por qué yo que tanto te he querido te hago llorar de esa manera?
Porque estaba cantado pero no escrito,
porque ayer todo me lo diste y hoy todo te lo quito.
Pues esta es la crónica de una separación anunciada,
porque estás incómoda a mi lado y ya casi ni hablamos
y cuando lo hacemos no nos decimos nada,
y destruimos lo que tanto nos costó crear,
pues antes éramos capaces de levantar en el aire castillos
y ahora somos aves rapaces peleándonos hasta hacernos picadillo.
Ya no te mueres por mis huesos, ya no encuentras paz entre mis brazos
y has cambiado aquellos besos por los que antes suspirabas
por el silencio del ocaso de un amor que acaba.
El tiempo traicionero aceleró el minutero de nuestro reloj
y le puso fecha de caducidad, sin perdón ni piedad, a nuestro corazón.
Me meto en la cama después que tú,
esa cama que ayer fue nuestra nube hoy es nuestro ataúd,
pero sabes que cuando me quedo no es porque no quiera dormir,
simplemente espero a que te duermas tú primera para ir,
y en este entierro tú y yo cara a cara no levantamos la vista del agujero
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que en el suelo nos separa y esperamos que traigan al muerto,
y así, en lugar de salvar a la víctima
nos limitamos a esperar que muera y le echen tierra encima.
¿Por qué en una cama para dos en la que somos dos hay tanto vacío?
¿Por qué quien me daba tanto calor me hace ahora sentir tanto frío?
Porque estaba escrito pero no cantado,
porque ayer fuiste lo mejor y hoy un error de mi pasado.
Pues en este tira y afloja cada cual tiene sus motivos,
y en la cuerda floja o discutimos violentamente
o nos mostramos completamente esquivos.
Buscamos en el pasado para ver qué podemos cambiar,
pero el pasado es un templo cuyos cimientos son inmutables,
ojalá el corazón tomase ejemplo y fuese un poco menos inestable.
Ya no me duelen tus dolores, ya nunca te hecho de menos
y he cambiado aquellas flores que bailaban en mi lengua
por el sucio veneno de un amor que mengua.
El tiempo traicionero aceleró el minutero de nuestro reloj
y le puso fecha de caducidad, sin perdón ni piedad, a nuestro corazón.
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34
Cicatrices
Herimos a quien nos quiere,
esa persona también nos hiere
y empezamos una guerra fría.
Semejante mano a mano,
nos condena y vuelve vano
cualquier intento de amnistía.
Porque el amor es un juego
que consiste en mantener el fuego
lo máximo que se pueda,
pero una vez éste se apaga
por mucho que se haga
ceniza es siempre lo que queda.
Y el tiempo traicionero
es el único bombero
que puede apagar esa flama,
y siempre llega antes de hora,
sin prisa ni demora
y cuando nadie le llama.
No sé porqué resulta
que debemos pagar una multa
cuando queremos ser felices.
Todavía me pregunto
hasta qué postrero punto
crecen nuestras cicatrices.
44
35
¿Pensando?
Cuando el amor se interrumpe por el cansancio y la duda
y el dolor irrumpe en tu cama, tan viuda de alegrías,
el mísero drama de la melancolía se anuda
en una garganta desnuda en noches de penas frías.
El sol siempre se marcha entre resquicios resplandecientes,
pero el fuego que se ha apagado nunca más vuelve a arder.
La vida es más pesada cuanto más vacía la sientes
y el alquitrán de la mirada no para de crecer.
Ves como vuestra luna mengua, cosa que te hace daño,
pero la noche no suele dar otra oportunidad,
mejor es prepararse cuanto antes para el desensaño
de cuán pequeños son los sueños ante la realidad.
Tarde o temprano el amor termina y es inexorable.
Hace tiempo que lo sabes y hoy te pasa por encima
que la sustancia de la pasión ya no sea inflamable
y la arrogancia a reconocerlo es lo que más lastima.
Tus sábanas saben bien de lo que hablo en este momento,
pues son testigo de las lágrimas de tu corazón,
y toda esa confusión, esa tristeza, ese lamento
son ángeles errantes que encontraron tu perdición.
No entiendo que estés pensando; sólo actúa, no lo pienses,
porque si has de hacerlo es el fin, y cuando el amor se trunca
por mucho que lo intentes y las cuerda del reloj tenses
como llegó a ser alguna vez no volverá a ser nunca.
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36
Telarañas en el corazón
Abrimos mundo a nuevos amores
dejando atrás los que no nos quieren,
olvidando así aquellos dolores
que ya no están pero aún nos hieren.
Intentamos crear puentes
que atravesar con sigilo
donde penden de un hilo
los asuntos pendientes.
Y a pesar de nuestros pesares
a veces la esperanza
se equivoca y nos espera,
haciendo juegos malabares
con los sueños y la añoranza
de quien roza y no alcanza su quimera.
Cuando la soledad empaña las ventanas
y la necesidad desordena el armario
ya no doblan las campanas
de quien se hace trampas al solitario.
Y así avanzamos con rumbo fijo
hacia quién sabe dónde
buscando un escondrijo que se nos esconde
dejándonos el alma sin cobijo.
Y la rutina que araña
las buenas intenciones
que tiene la pasión
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cuelga su telaraña
en todos los rincones
de nuestro corazón.
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37
Dos amantes derrotados
Un sueño que de a dos se sueña
y por ser dos en uno se ha partido en mil,
un largo suspiro compartido y febril
que en un silencio se despeña.
Una caricia que agoniza,
un reflejo en un espejo con puntos muertos,
un mismo barco que se hunde en distintos puertos,
una mirada quebradiza.
Y el cielo rompe el llanto ahogado
que en la garganta de los amantes se anuda
mientras miran al vacío buscando ayuda
para un amor ya condenado.
Y debería estar prohibido
que dos personas que comparten corazón
se vean de repente contra el paredón
por lo mucho que se han querido.
Ambos, por la vida olvidados,
buscan recíproco consuelo en sus miradas,
pero el cansancio las mantiene congeladas;
son dos amantes derrotados.
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38
El peso de su ausencia
La mujer que con tanta fuerza amaste
y que a su vez a ti tanto te ha amado
se ha ido finalmente de tu lado
y hoy lloras lo que en tu vida lloraste.
Que el peso de su ausencia no te aplaste,
pero es tarde, amigo, ya te ha aplastado,
y recoger te toca el llanto ahogado
de una pena que sin querer sembraste.
Unos se van apenas han venido,
otros se quedan habiéndose ya ido,
pero todos dejan el mismo anhelo.
Procura no hacer ruido en la caída,
haz de agachar la cabeza en tu herida;
no hay llanto en esta tierra que oiga el cielo.
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39
Lluvia de abril
Inspirado en la canción November Rain, de Guns N’Roses.
No comprendimos que no nos teníamos hasta que nos perdimos;
hasta que al fin llegó el fin.
Cuando descorrimos el velo bajo un claro de cielo
entre la fría lluvia de abril.
Todos buscamos la otra mitad, rellenar el vacío con el que nacemos,
sabiendo que no hay más oportunidad que aquella que perdemos,
pero quien sea capaz de curar un corazón herido
le habrá devuelto sus alas a un ángel caído.
Los dos sabemos cómo duele tener un incendio dentro
y por fuera pretender ser de hielo,
porque al final, y pasa siempre,
el hielo se derrite y se convierte en agua, y con ésta el fuego se apaga,
y al final, y pasa siempre, al final no queda nada,
y por mucho que lo niegues el dolor no desaparece del alma,
sino que pasa a formar parte de ella, y esa sombra se refleja en la mirada.
Pero, ¿para dónde hay que mirar
cuando mirar para atrás es torturarse
y adelante no hay más que oscuridad?
¿Cómo puede uno avanzar cuando cada paso que se da
es un paso para atrás y olvidar es engañarse?
Es negar la realidad.
Nos encontramos sin querer, nos perdimos queriéndonos;
de nada sirve tratar de comprender, de menos sirve comprenderlo.
Nunca sabremos si esa persona era de verdad la idónea;
la que es puesta en nuestra vida para quedarse para siempre,
pues cuando perdemos a alguien no sabemos a quién perdemos realmente.
Con el alma en carne viva somos carne de cañón.
Sigues siendo tú, sigo siendo yo,
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pero ya no somos dos.
Ya no somos los dos.
¿Quién nos da una explicación?
Aún así no olvides, no, que el amor contenido
con el tiempo se convierte en un fruto podrido,
y también recuerda que hasta la más hermosa de las rosas tiene espinas
y que sangrar lo suficiente es la única forma en que realmente se cierran las heridas.
Porque al fin y al cabo el corazón es un puño ensangrentado,
pero una vez abierto deja al descubierto la pureza de la palma de su mano.
Y puede que todo se reduzca a eso;
a que cuando entregas tu corazón siempre te lo acaban devolviendo,
y siempre en un estado peor del que lo habías dado,
pero no por eso, amor, tengas miedo a seguir dándolo.
A volver a dármelo.
Mientras tanto nos vamos alejando.
Todo el mundo necesita estar solo. Todo el mundo necesita a alguien.
No somos los primeros, después de todo, que se asfixian por exceso de aire,
pero cuando recuperes tu sol pásate por mí
y seca de mi corazón esta fría lluvia de abril.
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El punto sin retorno
Aún estás a tiempo de volver sobre tus pasos
sacrificando, a cambio, tu impertinente deseo
o causando, de lo contrario, irreparables daños
que del alcance de tu poder llegarán más lejos.
El camino que con tu errado andar aquí comienza
te llevará sin duda alguna al más fiero desastre,
el abismo tras tus pies te impedirá dar la vuelta
y más hondo se hará cuanto más sigas adelante.
Te diriges sin saberlo hacia un punto sin retorno,
pero sólo lo reconocerás cuando allí llegues,
cuando sientas que definitivamente estés roto,
porque te romperás y eso será ya para siempre.
Es hora de que dejes de consumirte y lo asumas;
ya no existe aquello que te mantiene en esta lucha.
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En la palestra
Hoy vuelvo con el boli entre los dientes
a poner mis penas en la palestra.
Triste desencantador de serpientes
que sólo lo hace bien con la siniestra.
Aquí me armo, me desarmo y me escudo,
y mis sueños besan la realidad,
donde grito cuando me quedo mudo
y nunca olvido decir la verdad.
Vuelvo a escribir, a sacar la basura,
a hurgar en mí, a purgar mi pasado
desde el otro lado de la locura,
donde siempre llueve sobre mojado.
De nuevo de lo amargo saco miel
mientras me desangro sobre el papel.
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42
Ingenuo
¿Que ahora de tu mente me disipo
para que tengas espacio para él?
¿Ése, quien según tú no era tu tipo,
realmente es quien tira de tu cordel?
¿Que hoy te besas con él cuando conmigo
te besabas hasta hace pocos días?
¿Con ese que no era más que un amigo
y que de él solamente eso querías?
¿Que ahora le dedicas tu mirada
y sonríes cuando te la responde?
¿Él, por quien decías no sentir nada,
es quien en tu gris corazón se esconde?
Si algo lamento es mi falta de astucia;
no entiendo cómo no te sientes sucia.
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43
Enséñame
Tú que haces que sea tan fácil fingir
y que eres capaz de no sentir nada.
Tú que desconoces lo que es sufrir
y aprendiste a mentir con la mirada.
Tú que sabes enséñame a olvidar,
a cambiar de color el corazón,
a quemar el pasado y avanzar,
a ponerle a la locura razón.
¿Cómo se juega con los sentimientos?
¿Cómo se evitan los remordimientos?
¿Dónde se aprende a dar besos de Judas?
Tú que del engaño ya eres maestra
y haciendo daño te has vuelto ambidiestra;
tú que puedes resuélveme estas dudas.
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Juego de tres
Como mosca caí en tus telarañas
y no haberlas tejido aún alegas,
pero ni me la juegas ni me engañas,
he aprendido, ya no voy a ciegas.
Nunca creí que en tu vida otro hubiera,
pero siendo embustera te creía,
mas creer es ignorar, es fe rastrera,
y hoy pago cara la ignorancia mía.
De haberte conocido me arrepiento,
mi viento ya no sopla donde estés,
el sentimiento hoy es resentimiento
y he abandonado aquel juego de tres,
pues sé cuál es mi sitio en este podio,
mas tú no sabes con qué fuerzas te odio.
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Supernova
¿Quién le pone al amor precio?
¿Quién es el necio que lo paga?
¿Quién me cambia calor por frío desprecio?
¿Quién me hunde en el pecho esta daga?
Al borde del colapso,
a un paso del despeño,
con la ponzoña en la mirada
y ahogándome en mi propio veneno,
donde no hay clavo que saque este clavo,
y pasar página no sirve de nada
tras comprobar que eres el libro entero
reescribo el testamento de un amor desheredado
reviviendo un pasado que me mata verso a verso.
Y aún sabiendo que, a estas alturas y malherido,
tal tortura está acabando conmigo
no consigo, por mucho que lo intento,
salir de este círculo en el que me encuentro.
Y es que no puedo evitar sentirme estafado
al ver que después de todo lo que he dado
al final me haya quedado esto.
Te llevaste de mí todo lo mejor,
te llevaste mi luz y mi candor,
pero olvidaste llevarte el resto.
Para ti fue muy fácil superarlo,
te bastó con dar el cambiazo,
tocar un botón y olvidar,
con paso firme y nunca lento,
sin culpas ni remordimientos,
sin mirar atrás.
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Yo, sin embargo, me quedé a medio camino
entre mis recuerdos y tu olvido
buscando la forma de comprender.
Pensando que al haberte ido
todo lo había perdido
y así fue como me fui echando a perder.
Y en honor a la verdad
admito que esto es lo más banal que he escrito,
pero también lo más real.
Por eso hoy me permito prescindir de tantos artificios.
Llegó el momento de estallar.
Una estrella, una explosión...
Cuando me quité la venda
mi corazón ya estaba en tus manos;
pobre náufrago a merced de la tormenta,
no quiere darse cuenta
que no piensas rescatarlo.
Cuando te quitaste la máscara
y dejaste ver lo que había debajo
busqué la venda arrojada
para que la realidad no me dañara,
pero ya me había atravesado.
Y es que el amor es ciego y sordo,
y cuanto más herido más temerario,
lo que lo hace peligroso.
Nadie habla de lo que hay al otro lado,
de lo difícil que es mantener la cabeza fría
cuando el corazón está ardiendo;
cuesta imaginar lo que puede uno aguantar
dentro de este incendio.
Pero esta es mi descarga
de dolor y de rabia,
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mi tormenta imperfecta,
mi final infeliz aquí comienza,
el otro lado de la lágrima,
la única forma que encuentro
de ponerle carne y huesos
a un alma lastimada.
Todo porque me rompiste el corazón
y convertí esa sangre en tinta
para sazonar la desazón
de la experiencia más dolorosa de mi vida.
Pero lo cierto es que todo es mentira;
sangrar no limpia las heridas, tan sólo debilita.
Aunque estoy seguro
de que estarás satisfecha con todo esto,
pues me dejaste moribundo,
y yo a cambio te inmortalicé con estos versos.
No está mal el trato, y tú sabes cómo hacerlo,
pues parece que sales ganando cada vez que yo me pierdo.
Un agujero negro dentro del corazón...
Mi fallo fue ver en ti una aguja en un pajar,
más tarde comprendí que eran mis ojos los que te hacían brillar,
que estaba dentro de mí lo que te hacía especial.
Mi fallo fue pensar que podía contar contigo
cuando te necesitara como tú contaste conmigo
cuando me necesitaste,
mostrarme con mis fallas y debilidades,
pero tras una apariencia condescendiente y amable
tú buscabas la salida de emergencia
y mientras me venía abajo abandonaste.
Me pareció normal que lo hicieras,
me sentí incluso hasta culpable.
Entonces me propuse salir del agujero como fuera,
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todo para que me quisieras como antes,
y al final lo conseguí, no sabría decir cómo,
sólo sé que fui capaz de levantarme solo,
y me pulí, me reinventé a mí mismo,
volví de las sombras con más brillo,
y todo lo hice por ti, absolutamente todo.
Todo para que pudiéramos ser felices,
y mientras yo pasaba por ese purgatorio
tú estabas de todo menos triste;
tú estabas con otro, tú nunca me quisiste
y si lo hiciste lo olvidaste pronto.
Dime qué fui para ti, de verdad que no entiendo
cómo puedes ser tan fría
para que se te dé tan bien jugar con fuego,
para acabar haciendo también de mí un témpano de hielo,
cada vez más duro, sí, cada vez más gélido.
Hoy soy un iceberg del que sólo se ve el pico,
lo que hay debajo no lo sé ni yo mismo.
Imagino que es difícil mantenerse en un barco que se hunde,
pero tú, al hacerme creer que aguantarías conmigo tras el timón,
conseguiste que olvidara que las ratas son las primeras que huyen.
Dime en qué punto del camino perdiste el corazón.
Estoy dispuesto a ir a buscarlo, no para quedármelo,
sino para devolvértelo y que seas capaz de sentir algo.
Un destello de aquello que vivimos...
De muchas cosas me arrepiento
que aún así no cambiaría,
pero lo que sí lamento
es haber puesto mis cartas boca arriba,
haberme mostrado como un libro abierto,
no sé en qué punto ocurrió o si fue un proceso,
pero al final me entregué por completo.
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Dime que no fue un error hacerlo,
o mejor no digas nada
que en tu caso ha quedado claro
que en un sentido van las palabras
y los hechos en el contrario.
Ojalá hubieses sido un poco menos falsa,
prefiero una verdad desgarradora
a tus malditas mentiras piadosas,
por no hablar de las artimañas que utilizas
para no sentirte culpable
y tener la conciencia tranquila,
pues distorsionas tu imagen de mí
para que te resulte más fácil olvidarme
y así tu mente me convierte en uno que no fui
y justifica que me dañes.
Sé al menos realista, sólo eso,
y reconoce que en todo esto
no tienes nada que reprocharme,
después de todo, y ambos lo sabemos,
fuiste tú la que cambiaste,
y no para mejor, así que no te engañes más
que ya tienes bastante con engañar a los demás.
¿Cómo podré volver a confiar en alguien
después de haber confiado en ti?
Tú que sabes dime cómo se hace
para cambiar de corazón así como así.
Un estruendo en medio del vacío...
Me convertiste en el payaso de tu circo
y sólo hiciste malabares conmigo,
y yo, funámbulo de tus sentimientos,
me confié tanto de tus besos
que avancé sin una red debajo,
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y cuando aflojaste la cuerda floja
no me quedó otra que recoger mis pedazos.
Con más corazón que cabeza
-maldito sea el ultraje que el deseo hace con la razón-
vi un ángel donde había una serpiente hambrienta,
y, por supuesto, acabaste devorándome sin compasión.
Bien es cierto que no puse mucha resistencia.
Te serví de aprendizaje y me diste una lección.
Y es que la princesa salió rana
y aprendió a saltar de charca en charca,
y el lobo solitario se volvió un perro abandonado
que rascando la puerta sigue esperando que le abras,
y lo peor no es que volvería a tu lado
tan sólo con que me llames;
lo peor es que lo sabes.
Me has visto de pie, me has visto de rodillas,
me has visto arrastrándome.
Esto último ha subido tu autoestima
y te ha dado alas para hacer lo que te diera la gana
pensando que estaré siempre esperándote,
y si me muevo un ápice
encima me acusas de ser inestable,
pero tengo que recordarte
que fuiste tú la que me montaste sin preguntar
en esta montaña rusa emocional
de la que ahora no sé cómo bajarme.
Paso del amor al odio en un segundo,
de la pena a la rabia,
con la misma facilidad cierro mis puños
que dejo brotar mis lágrimas.
Aprieto los dientes y en mi garganta se hace un nudo,
doy un paso al frente y nuevamente me derrumbo.
Una estrella, una explosión;
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un agujero negro dentro del corazón;
un destello de aquello que vivimos;
un estruendo en medio del vacío.
Si te hubieras tomado el trabajo
de tener dos dedos de frente y no debajo
tal vez hubieras sido más sincera,
pero tristemente no es el caso.
Cuando la mosquita muerta
se convirtió en viuda negra
tú te quitaste la máscara y yo la venda.
La realidad no siempre agrada,
pero, ¿que agreda de esta manera?
Aún así prefiero que lo haga sin anestesia.
La cruz de la moneda
pesa tanto como la cara,
no dejaré que mi suerte dependa
del lado en que decidas que caiga,
pues contigo siempre me la he jugado,
ya lo sabes, a todo o nada.
No quise quedarme a medias.
Ésa nunca fue una opción.
Las limosnas que me has dado
te las quedas, te las guardas.
Te las devuelvo reconociendo
que en su momento fui yo quien te las pidió.
Ahora ni yo me pierdo ni tú me ganas.
Ahora te empato un rato
y mano a mano y cara a cara
hacemos cuentas y recupero
lo poco que me queda de corazón
pagando las consecuencias de tus causas;
la calma tras la explosión.
Por fin veo cómo nuestra estrella se apaga,
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aunque hace tiempo que se apagó.
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Llegará Tiempo
Llegará Tiempo y borrará los daños
que me han hecho llegar a estos extremos,
y así, viéndonos como dos extraños,
en recíproco olvido ambos caeremos.
Arribará Tiempo, mañoso sastre,
con su vuelo a ras de suelo y herida,
para ordenar, como él sabe, el desastre
que hizo Amor al irrumpir en mi vida.
Vendrá Tiempo y ya nada quedará
de lo que hizo que en nada yo quedase,
pues lo que ayer tuvimos hoy no está;
Tiempo consiguió que eso se esfumase.
Mas estos versos son férreos y eternos,
tú y yo no, no volveremos a vernos.
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Mazmorra
Mazmorra, fría y lúgubre mazmorra,
¿por qué en tu oscuridad ahora me encierras
y no permites que mi tiempo corra?
Tú, que en ti has vivido tantas guerras.
Amar ha sido mi único pecado;
un pecado que no quiero expiar,
pues si un hombre por eso es condenado
poco de este mundo habrá de esperar.
Derrumbaré los muros que me oprimen
luchando con y por mi corazón.
El dolor es aquí el único crimen
y no el amor, que es la liberación,
aunque al irse sólo nos deje penas
que el corazón arrastra cual cadenas.
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Recuerdos
Recuerdo tanto el suave tacto de tus manos,
tus ojos al mirarme con dulzura,
tus labios abrazándose a mis labios,
mi mirada refugiándose en la tuya.
Recuerdo también el vaivén de tu cuerpo,
mis brazos al rodearlo y los tuyos al mío,
cuando me entregaste la llave de tus secretos,
lo poco que tardé en acostumbrarme a tanto brillo.
Recuerdo con fervor el calor que sentía contigo cerca,
lo fácil que te resultaba sacar mi mejor parte,
la paz que me ofrecía tu presencia,
sentir que contigo al lado no había mal que pudiera alcanzarme.
Y son estos recuerdos los que desde dentro me corroen,
pero si son tan buenos, ¿cómo no querer seguir viviendo en aquel entonces?
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Nuestra playa
Hoy he vuelto a la playa que fue nuestra en otros tiempos,
tiempos hermosos y felices, tiempos que se han ido.
Hoy he vuelto y, la verdad, no sé para qué he vuelto.
Daría lo que fuera porque estuvieras aquí conmigo.
Una ligera brisa me hace sentir bien, incluso demasiado.
Los últimos rayos de sol dibujan dulces sensaciones en el cielo,
pero al final oscurece y sólo queda la tenue luz del viejo faro.
Vuelvo a la realidad; solo me he quedado y solo me siento.
Los restos del naufragio entre la arena busco,
pero el frío me recuerda que ya se me ha hecho tarde.
El rugido del oleaje con la calma de convierte en murmullos;
son los fantasmas del presente que vienen a buscarme.
En este mar que un día compartimos hoy de ti me desahogo,
pero la marea viene y va sin llevarse consigo tu abandono.
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El final de los finales
Después de la despedida definitiva,
de ponerle un punto final al corazón,
comenzó mi epopeya autodestructiva;
un recorrido épico hacia la perdición.
Llamando a las puertas del desastre
donde cumplen condena los ángeles caídos
condenados al arrastre de no poder soltar lastre,
donde el sentido común es el más común de mis olvidos.
Hoy me he despertado donde era mejor dormir,
he estado aquí mil veces, pero jamás más desorientado,
pues algo se ha roto dentro de mí
y ha hecho demasiado ruido para ignorarlo.
¿Cómo se escapa del ayer cuando éste te ha quitado el mañana?
¿Quién no salta al vacío cuando se ha hecho añicos una mirada de cristal?
Cuando se hacen malabares con cuchillos sin saber hacerlos con manzanas
sólo puede haber un final.
La velocidad es incontrolable y no la controlo,
¿cómo voy a hacerlo si no logro controlarme ni yo?
Nadie podrá detenerme, esta vez sí que estoy solo.
Lo siento, no he podido perdonarme, esta vez no.
Me pesa el alma en el pie, ¿qué más da?; carretera y malta,
la línea continua en mi mirada serpentea,
ojalá no sobrara tanto lo que tanto me falta,
pero la realidad no tiene piedad cuando abofetea.
Esta situación ya la he vivido en otra ocasión,
pero esta vez todo es distinto;
esta vez el ratón se cansó de buscar la salida del laberinto,
esta vez ganó el instinto de la no conservación,
perdí la pasión en una apuesta y cuesta mantener el calor con ese fuego extinto.
Esta vez me han roto el corazón.
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Voy al son de la desolación de una luna menguante,
el cling de las botellas en el suelo, el crack de mis esperanzas y mis sueños,
y según la noche avanza el frío se nota y ni la rabia me echa un guante,
empeñé hasta mi último abrigo en derrotas y despeños.
Me despojo de complejos; de espinas y laureles,
es lo bueno que tiene no tener nada que perder,
algo huele a libertad, pero la verdad es que algo duele,
y duele de verdad no tener un hogar al que volver.
Dejé mi as de la manga en el descarte
y en un espejismo perdí el reflejo,
voy con decisión hacia ninguna parte,
sólo sé que mejor cuanto más lejos.
Pero los cantos de sirena de la noche me obligan a parar;
"Tienes una oportunidad más para buscar una salida.
Has tenido muchas, ésta no es la única, pero te puedo asegurar
que desde luego es la última. No la dejes pasar. Sólo olvida".
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Cinco años
Hoy se cumplen cinco años desde el día
en el que un fogonazo me cegó;
el momento que me congelaría
fue el mismo que luego me derritió.
Cinco años con la pena y la alegría
de ganarte a ti a cambio de mi yo;
fue aquel, más tarde lo comprendería,
el instante que todo lo cambió.
Doce de septiembre de dos mil siete:
me diste dos alas más un grillete
y yo a ti mis frenos menos las ruedas.
Doce de septiembre de dos mil doce:
entre amor y odio, entre dolor y goce
el tiempo pasa y tú... y tú te quedas.
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52
Café amargo
El camino de vuelta será largo,
pero sólo pienso en irme de aquí.
Un cenicero lleno y café amargo,
sigo a tu lado, pero ya me fui.
Un rayo de sol se filtra entre el humo,
pero la culpa rara vez me olvida.
Al filo de la cama me consumo
y mientras tanto tú sigues dormida.
Perdón si busqué en tu boca sus besos;
por un momento pareció real.
Es la soledad, que caló en mis huesos;
no quiero, en serio, hacerte sentir mal.
Te miro y eres realmente muy bella.
Te miro, pero sigues sin ser ella.
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No saber parar
Mi no saber parar y mi insistencia
me han hecho recibir tantos mazazos
que, al final, cansado, bajé los brazos
y arrodillado supliqué clemencia.
No me di por vencido ante tu ausencia;
me venciste tú a base de zarpazos
y tuve que acabar hecho pedazos
para tomar de mis fallos conciencia.
Es cierto que ya es tarde para todo,
pues lo que escribimos a cuatro manos
tú luego lo borraste con el codo.
Y yo, que intenté reescribir la historia,
apelé a tiempos buenos y lejanos,
quedando así preso de la memoria.
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Odio
Al final lo has conseguido;
he dejado de quererte,
tanto bien que tenía para darte,
tanto bien que se ha secado.
Ahora lo único que siento es odio.
Por que te odio, de verdad que te odio.
Sólo espero que llegue la indiferencia
y borre de mí todo el daño,
pero no llegará nunca.
Esa mancha es permanente.
Lo único permanente que en ti había
en mí tenías que dejarlo.
Qué mezcla de rabia y pena
lo que de mí has hecho;
una sombra, una esquiva y torpe sombra
que en la oscuridad se esconde.
Nunca podré perdonarte,
lo sé porque lo he intentado.
Ya no te quiero, pero eso no duele.
Mi duelo es sentir odio.
Por que te odio, de verdad que te odio.
Y preferiría no sentir nada
a ver como mi alma se ennegrece,
pero me temo que ya es tarde.
La carcoma del rencor me consume
y no tan poco a poco como debiera.
Se ha perdido el bien que yo tenía
y te lo debo a ti, por lo que me lo debes,
pero ya no puedes devolvérmelo.
Se ha perdido.
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Qué dolor odiar después de haber amado.
Qué laberínticos los sentimientos.
Una mirada pura acaba por enturbiarse
cuando el monstruo que llevamos dentro
se cansa de jugar al escondite y sale.
Hubo un tiempo en que no quería quererte y te quería,
y ahora que no quiero odiarte te odio.
Porque te odio, de verdad que te odio.
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55
Bendito ladrón
Bendito ladrón
que te has llevado aquel veneno
que yo daba por bueno
y me aletargaba el corazón.
Quería devolverte los favores,
así que permíteme que te aconseje
para que no repitas mis errores
y ella de ti no se aleje
y vuelva a mí arrepentida,
que ahora que por su presencia ya no rezo
no puedo permitirme un tropiezo
que me lleve a una recaída.
Para empezar voy a explicarte
que en cuanto al aspecto físico se refiere
no hará falta que te esmeres
demasiado en cuidarte.
Ella no es nada superficial,
sólo busca lo material,
por eso procura
que tu cartera nunca se quede vacía
o verás qué poco dura
en su cara la alegría.
A fuerza de talonario
su amor tendrás que comprar
y de regalos la habrás de colmar
aunque ella te diga que no es necesario,
pues si no obvias ese comentario
verás que pronto echa a volar.
Deberás darle tu calor de la forma más precisa
cuando fría y calculadora
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cual caja registradora
te jure amor para toda la Visa.
Vigila entonces tu fuente de ingresos;
es directamente proporcional a sus besos,
pues si te quedas sin liquidez,
de modo, esta vez gratuito,
le dará a tu corazón finiquito
con sazón e inmediatez.
No la prives de exigencia alguna,
el más mínimo error
será recordado con fervor
en la discusión oportuna
que ella sabrá provocar,
entonces antepón su opinión a la tuya,
y aunque no tenga razón mejor callar
si no quieres que su amor disminuya.
Si tienes amigos deséales que les vaya bien;
los suyos serán los tuyos también,
y aunque no lo sean aprenderás a fingir.
No querrás que la cama sea sólo para dormir.
Y ya que saco el tema
he aquí otro problema:
al dilema del sexo evoco,
pero pensándolo un poco
es una falta de respeto,
yo ahí mejor no me meto
(y ya verás cómo tú tampoco).
Y es que no le basta con una cama,
tendrás que darle un techo,
ella solamente ama
a los hombres de provecho
de los cuales de aprovecha,
pero a cambio en el lecho
será algo menos estrecha.
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En cuanto a la sinceridad
recuerda que aunque mienta
siempre cuenta la verdad,
pero si eres tú quién inventa
prepárate para la tempestad,
y nunca le lleves la contraria,
para ella será completamente innecesaria
en ti cualquier tipo de personalidad.
Si empieza a hablarte de algún otro ten cuidado,
es que va a cambiarte en poco si aún no te ha cambiado,
y si por lo que sea está triste algún día
ofrécele tu apoyo incondicional,
pero no la molestes con ninguna tontería
cuando seas tú quién esté mal.
No busques en ella consuelo,
pero ten a mano siempre un pañuelo
aunque sólo sea por si acaso;
siempre puede darle una de esas lloreras que le dan tantísimo,
y cuando te diga que te quiere muchísimo
no le hagas demasiado caso.
Y hasta aquí hemos llegado,
bendito ladrón condenado,
espero haberte ayudado
para que llegue a quererte
y puedas enamorarla.
Me despido deseándote suerte.
Vas a necesitarla.
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56
Mal de amores
Naufragio, desencuentro, perdición,
amargura, venganza, lejanía,
abandono, desconfianza, apatía,
insomnio, desamparo, desazón,
desvelo, inseguridad, rendición,
desconsuelo, malestar, agonía,
ira, desaliento, melancolía,
mentira, desengaño, frustración,
desolación, fragilidad, crudeza,
enajenación, complejos, ansiedad,
culpabilidad, vacío, flaqueza,
desesperación, frío, soledad,
desasosiego, despecho, aspereza,
cautiverio, fiereza, realidad.
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57
Naufragio
Busqué la estela de un faro apagado
para ir a un puerto que ya no existía,
perdí la dirección en el pasado,
quedándome sin brújula ni guía.
Naufragué creyendo el rumbo claro,
luego encallé viéndome en movimiento,
encaré la tormenta con descaro
y mis velas cedieron con el viento.
Y así seguiste adelante sin mí
mientras yo me quedé atrás y me hundí
buscando en lo perdido mi lugar.
La lluvia de abril nunca se secó,
pues dentro de mis ojos se estancó;
no supe seguir, no aprendí a olvidar.
80
58
Tiempo perdido
Ya no volverá el tiempo que he perdido
buscando su espina entre tantas flores,
pero quedarán todos los errores
que en dicho tiempo, hoy muerto, he cometido.
Lamento sobre todo el haber sido
en uno solo tantos impostores.
Mi amor propio se volvió mal de amores
y en otro del que fui me he convertido.
Cansado estoy de tanto tambaleo
al borde del abismo de una historia
que ayer fue fuego y hoy tan sólo es humo.
No decores ya mis yerros, memoria,
que ahora que al fin mis errores veo
agacho la cabeza y los asumo.
81
59
Arrepentimiento
Vestí mi dolor con remordimiento
y por no quererme te llegué a odiar,
pero lo que tuviste que pasar
no fue fácil y créeme que lo siento.
Buscaste hasta el más hondo sentimiento
sintiéndote culpable por no hallar
aquel que correspondiera mi amar
y de no haber visto eso me arrepiento.
Tus ojos, tus hermosos ojos verdes,
se dilataron de tristeza al ver
el daño que tu corazón me hacía.
Llegará el día que no me recuerdes,
que un extraño en tu vida pase a ser,
pero tú siempre arderás en la mía.
82
60
Es hora de despertar
Deja ya de torturarte,
no tiene ningún sentido,
ya has tenido bastante,
mucho más de lo debido.
No vale la pena lamentarte
por lo que pudo haber sido,
no busques más culpables
y no seas tan cruel contigo.
Date cuenta que ya es tarde
para seguir ese camino.
Joven soñador, es hora de despertar
que vida no hay más que una
y la estás dejando pasar.
El sueño en el que vives
es la realidad en la que mueres;
el reloj que tiempo atrás detuviste
es tu nunca jamás, no tu para siempre.
Deja ya de torturarte
y perdónate a ti mismo,
eso por ti no lo hará nadie,
no mereces tal castigo.
Deja el ayer en el antes,
cuelga ya ese viejo abrigo,
con tus complejos haz las paces,
no seas tú tu peor enemigo.
Date cuenta que ya es tarde
para seguir ese camino.
83
Joven soñador, esto no es una pesadilla,
no despertarás donde fuiste feliz.
Si quieres volver a serlo
este es el momento
y el momento está aquí.
Te mereces un respiro
y te pido que respires.
Pareces muy cansado,
realmente debes estarlo,
y en tu mirada triste
también hay mucho cansancio.
Vete a dormir ya
como no lo haces hace tiempo
que mañana al despertar
volverás a estar entero
en el mundo real,
donde realidad se hacen los sueños.
84
Epílogo
Un momento de claridad
No sé si este momento de claridad
es porque la tempestad ha pasado
o si sigo en el ojo del huracán
y aún queda un último bandazo.
No sé si es un oasis en medio del desierto
o si el dolor me abandona de una vez,
tal vez haya llegado ya a algún puerto
tras tanto naufragar en un barco de papel.
Por no romper con el pasado,
por poco destrozo mi futuro,
ni tan duro ni tampoco tan blando,
tan sólo de carne y hueso, que ya es mucho.
La lluvia, el naufragio, la soledad,
la pérdida, el rencor, el abandono
han llevado a mi tintero a rebalsar,
pero conseguí vaciarlo poco a poco.
Vencí al papel en blanco una y cien veces,
algo tenía que salir ganando después de todo,
las palabras que nunca dije jamás desaparecen,
pero escribirlas me reconcilia con mis demonios.
He llorado lo que no está escrito
y he escrito hasta secar mi llanto,
fue la bendición de un corazón maldito,
fue como la herida dejó de doler tanto.
85
Tuve un hogar y perdí las llaves,
tuve un camino y perdí el control,
provoqué un incendio cuando quemé mis naves,
el sol que me alumbraba anocheció.
Cuando comenzó este viaje
volé en un cielo hermoso,
pero el tiempo se cobró su peaje
y el aterrizaje fue forzoso.
Qué peligroso pensar que nunca acabaría,
qué cómodo creer volar estando cayendo.
Abrí la caja de los truenos sabiendo que tronaría
y ensordecí entre tanto estruendo.
Fui constante en mi andar,
pero olvidé que el mundo siempre gira,
y cuando lo que me rodeaba empezó a cambiar
tomé la realidad por una mentira.
Seguí una dulce voz sin descanso
hasta el último recoveco de la desolación,
pero no era más que un eco lejano;
ya se había acabado esa canción.
Las intenciones siempre fueron las mejores,
aunque no siempre supe ejecutarlas bien,
porque de repente nos hicimos mayores,
pero nuestros errores también.
Muchas veces me dejé llevar
por instintos animales,
otras veces no supe reaccionar
y simplemente perdí los modales.
86
Debí haber sabido
dónde estaba el límite;
es triste conocerse a uno mismo
y luego arrepentirse.
He aprendido durísimas lecciones
que me acabaron marcando,
he sentido en mí mil corazones;
uno solo no pudo haberse roto tanto.
Aprendí que las mujeres vienen y se van,
pero todas dejan un verso,
intenté escribirlo con tal
de inmortalizar la fugacidad de un beso.
Fui mendigo para ganar
y poco caballero en la derrota,
pero cuando me tuve que desangrar
no me dejé una gota.
No sé si fui valiente o temerario,
pero sí que jamás fui cobarde,
rompí en mil pedazos el calendario
para que nunca se me hiciera demasiado tarde.
Mi resistencia no hizo que los golpes dolieran menos
sino que pudiera encajar más,
olvidé, quién sabe dónde, los frenos
y jamás di marcha atrás.
Me he visto al borde del abismo
y hasta el fondo no paré,
lo perdí todo, incluso a mí mismo,
87
tendré que rehacerme, pues no me encontraré.
Cerrarán las heridas, quedarán las cicatrices,
sufriré más despedidas, más deslices, más caídas,
recaídas, puñales y finales infelices,
pero no volveré a perder la sonrisa.
Cuando ella me pidió que le devolviera su abrigo,
en el ayer me quedé congelado,
jugué con un arma de doble filo,
pero jugué, aunque me acabara cortando.
Para mí fue una condena no poder
contener la rabia desmedida,
pero más duro fue reconocer
que perdí a la mujer de mi vida.
Intenté parar el tiempo con las manos
para que ella se quedara para siempre,
y al final fui yo el que se quedó parado
viendo cómo se alejaba lentamente.
Debí haber comprendido mucho antes
que ella no siempre me iba a querer,
pero no quise desprenderme de aquellos instantes
que tan feliz me hicieron alguna vez,
y así fui presa fácil del abatimiento
por no querer cerrar ciertas puertas
por las que sólo entró sufrimiento
mientras las mantuve abiertas
por escribir tanto como escribí
después de haber perdido los papeles,
88
por romperme intentándolo y aún así
no conseguir salvar los muebles.
89
Índice
Introducción: Mobiliario de un amor...............................................................................6
1. Sin mirarme.................................................................................................................7
2. Tu espalda....................................................................................................................8
3. Tus ojos........................................................................................................................9
4. El momento...............................................................................................................10
5. Quiero ser...................................................................................................................11
6. Como el sol................................................................................................................12
7. Líricos deslustres.......................................................................................................13
8. Cegado.......................................................................................................................14
9. La fuente de tus fallos...............................................................................................15
10. Cerebro y corazón...................................................................................................16
11. No saber actuar........................................................................................................17
12. Tachones..................................................................................................................18
13. Consuelos al desconsolado......................................................................................19
14. Solo y cansado.........................................................................................................20
15. Amigos.....................................................................................................................21
16. Malditos ojos...........................................................................................................22
17. Buscando llaves …..................................................................................................23
18. Tu consciencia.........................................................................................................24
19. El cuarto Reich........................................................................................................25
20. Nueve meses............................................................................................................26
21. Nuestro último silencio...........................................................................................27
22. Mi venda ….............................................................................................................28
23. Vivir sin ti................................................................................................................29
24. Cerebro y Corazón (Desenlace)..............................................................................30
25. La canción de la noche esperanzada........................................................................31
26. Promesas al alba......................................................................................................33
27. Un amor que aflora..................................................................................................34
28. Alzar el vuelo...........................................................................................................35
29. Marcado a fuego......................................................................................................36
30. Amanecer.................................................................................................................37
31. Me gusta..................................................................................................................38
32. Confesión.................................................................................................................39
33. El tiempo traicionero...............................................................................................42
34. Cicatrices.................................................................................................................44
35. ¿Pensando?..............................................................................................................45
36. Telarañas en el corazón...........................................................................................46
37. Dos amantes derrotados...........................................................................................48
38. El peso de su ausencia.............................................................................................49
39. Lluvia de abril….....................................................................................................50
40. El punto sin retorno.................................................................................................52
41. En la palestra...........................................................................................................53
42. Ingenuo....................................................................................................................54
43. Enséñame.................................................................................................................55
44. Juego de tres............................................................................................................56
45. Supernova …...........................................................................................................57
46. Llegará Tiempo........................................................................................................65
47. Mazmorra................................................................................................................66
48. Recuerdos................................................................................................................67
49. Nuestra playa...........................................................................................................68
50. El final de los finales...............................................................................................69
51. Cinco años...............................................................................................................71
52. Café amargo............................................................................................................72
53. No saber parar..........................................................................................................73
54. Odio.........................................................................................................................74
55. Bendito ladrón.........................................................................................................76
56. Mal de amores.........................................................................................................79
57. Naufragio.................................................................................................................80
58. Tiempo perdido........................................................................................................81
59. Arrepentimiento.......................................................................................................82
60. Es hora de despertar.................................................................................................83
Epílogo: Un momento de claridad.................................................................................85
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  • 1. Mobiliario de un amor Carlos Vaio
  • 2.
  • 3. Presentación Hay un sentimiento que, de una forma u otra, todos hemos experimentado. Un sentimiento tan universal como único, y siempre contradictorio, que nos hace temerosos y temerarios, vulnerables e invencibles, pero sobre todo nos hace humanos: el amor. Ese concepto tan difícil de definir y que a su vez nos define a nosotros. El presente poemario relata en verso el vía crucis de una relación desde que dos desconocidos se conocen hasta que más tarde los ahora conocidos ya no se reconocen. La historia de dos personas que se encuentran y luego se pierden. Y es que este cancionero no se limita al mero anhelo ni al ya tan explotado amor platónico, pues a lo largo de sesenta poemas podremos apreciar el amor en su máxima expresión; el deseado, el conseguido, el perdido. En definitiva, el real. Ése con el que todos podemos identificarnos, pues todos hemos vivido. Un viaje por las luces y sombras del corazón. La calma y la tempestad vistas desde dentro. El mobiliario de un amor.
  • 4. Mobiliario de un amor · Carlos Vaio
  • 5. Hoy me rompo a cachos para ver cómo todas mis piezas se van juntando otra vez de manera diferente a la primera; de manera que no me vuelva a romper. Carmen Robles
  • 6. Introducción Mobiliario de un amor El espacio entre nuestras bocas juntas, el palacio del recuerdo perdido, las peleas con lágrimas adjuntas, las preguntas que no hemos respondido, la flecha de Cupido que caduca, la mecha de la bomba del adiós, el amor maquillado y con peluca, la ruin nuca de un ruiseñor con tos, las heridas que no se van ni en broma, las palomas de humo de la esperanza, los sueños que despiertan ya del coma; forman parte del triste mobiliario de un amor que ahora está de mudanza vencido por el sucio calendario. 6
  • 7. 1 Sin mirarme Sin mirarme tus ojos me han herido y al mirarte yo y ver tanta dulzura, sumergido en el mar de la locura espero que me salves del olvido. Si Amor tan fácilmente me ha vencido es porque al verte, una mañana oscura, me deslumbró la luz de tu hermosura, incluso antes de habernos conocido. Por ti mi corazón ya no es esquivo, el fuego poco a poco entra en mi piel y el sentimiento se vuelve abrasivo. Si en tu nombre ahora se amarra aquel corazón, ayer náufrago hoy cautivo, es porque su hogar ha encontrado en él. 7
  • 8. 2 Tu espalda Sólo puedo ver tu espalda, sólo eso, porque al cruzarnos bajo la mirada, pues mi cabeza se vuelve pesada y de mis propios nervios caigo preso. Siento el aire cada vez más espeso cada vez que adivino tu llegada, y en mi corazón una llamarada hace que en él vayas ganando peso. Es increíble que reaccione así, con los ojos sordos ante tu cara desde que por ellos fui puesto en ti, y aunque ahora el silencio nos separa llegará el día en que expíe de mí esta cobardía que me enmascara. 8
  • 9. 3 Tus ojos Ya no veo tu espalda solamente; por tus ojos he sido atravesado, y la huella que en mi pecho han dejado en tan profunda como persistente. Mi pasado temor está presente; sentirme vulnerable y desarmado sin saber lo que en ti ha provocado verme así de sincero y transparente. Verme como ni yo me había visto; pues los nervios de antes ahora son fuego y lo que ayer me aliviaba hoy me muerde. Intento resistir pero desisto, porque el amor es el único juego en el que quien no arriesga siempre pierde. 9
  • 10. 4 El momento Antes de saber tú de mi existencia ya eras dueña única de esta locura, pues al verte, en lo que un instante dura, mi corazón impuso la sentencia. Mis desvelos son de tu pertenencia, lo que digo y callo es de tu hermosura, si no estás de tu ausencia es mi amargura y si estás acaba mi penitencia. Mis pasos son cada vez más errantes y siento que si no avanzo cuanto antes ante mis ojos pasará el momento; el momento que todo lo decida, aquel que podría cambiar mi vida, porque donde estás tú sopla mi viento. 10
  • 11. 5 Quiero ser Quiero ser quien haga cortos tus días, por quien llegues a perder la cabeza, a quien busques cuando sientas tristeza y con quien compartas tus alegrías. Quiero ser quien acepte tus manías, quien toque con las manos tu belleza, con quien también puedas mostrar flaqueza y cuando estés mal ser por quien sonrías. Quien esté a tu lado si algo te duele, quien antes de dormirte te desvele y un buen motivo para despertar. Estar ahí en las buenas y en las malas, ser tu seda y tu chaleco antibalas y con quien puedas y quieras contar. 11
  • 12. 6 Como el sol Si tuviera que hablar de un verde auténtico con mencionar tus ojos bastaría y si de una nube buscara idéntico color en tu sonrisa lo hallaría. No hay cosa que tu belleza no iguale, más bien todo desmerece a tu lado, pues ni lo más valioso nada vale si contigo, mi amor, es comparado. Y aún así a pedir tus besos oso, ya no hay temor en el que me resguarde, pues mi amor es, y lo digo orgulloso, como el sol, que más brilla si más arde, pero el astro rey de mi cielo abdica cada vez que tu ausencia me salpica. 12
  • 13. 7 Líricos deslustres Ni Ovidio ni Garcilaso ni Dante ni Quevedo ni Lope ni Petrarca escribieron sobre amor semejante al que de este mundo hoy me desembarca, pues ni los escritores más ilustres con su pluma y arte te han alcanzado, ni han sufrido los líricos deslustres que he sufrido yo al haberte ilustrado. Afortunados ellos por topar con otras mujeres en su ventura, desventurado yo por retratar a quien con las palabras hace usura, pues al intentar describir tu esencia como poeta quedo en evidencia. 13
  • 14. 8 Cegado Lo peor de estar ciego es ser consciente de estar bajo semejante ceguera, si cegado por completo me viera sería algo más fácil. Diferente. Pero ciego siento tan claramente, pues si lo que no viera no sintiera pudiera ser que sí y no te quisiera, mas no es así, y lo que siento no miente. Sin ver nada de todo me he escondido y Amor de su ira echó sobre mí el peso por, con mi ceguera, haberle ofendido, y ahora, que esta oscuridad sopeso, en las sombras algo sí que he aprendido; ciego te veo y ciego estoy por eso. 14
  • 15. 9 La fuente de tus fallos La fuente de tus fallos deshidrata; tu cara, bondad solamente augura; tus gestos, origen de esta locura; tu pelo, a este amor aún más me ata; tus ojos verdes, la belleza innata; tus manos, los guantes de la dulzura; tu cuerpo, patria para la hermosura; tu sonrisa, del dolor me arrebata; tu andar, cada paso más elegante; tu voz, oasis en días de pena; tu aroma, eco de alivio resonante; tu presencia, bien que me enajena; tu boca, oro en la alquimia del amante; y tú, sol en noches de luna llena. 15
  • 16. 10 Cerebro y Corazón Batido estoy en fiero y férreo duelo con mi más severo enemigo; yo, buscando una tregua hasta el desvelo, una tregua que nadie firma, no. Cerebro y Corazón están en guerra; Cerebro no quiere más sufrimiento y el otro, queriéndote, a él se aferra dando lugar a tal enfrentamiento, pues Corazón, rey de mi parte interna, te lleva dentro aunque el otro de queje, mas Cerebro, que el exterior gobierna, hace que Corazón de ti se aleje. Y así, cayendo yo por ese abismo, sigo en guerra feroz conmigo mismo. 16
  • 17. 11 No saber actuar Mi no saber actuar y mi letargo te han dado sobre mí una hegemonía que me hace tuyo, mas no te hace mía y de esta historia eso es lo más amargo. Por el camino de tu ausencia cargo con la esperanza de tu cercanía, mirando atrás y viendo la porfía que ha hecho que sea cada vez más largo. Y aunque nunca lo quisiera aceptar todo cambió cuando te conocí, todo cambió y no lo pude evitar, pues tamaño fuego ardió de improvisto desde el momento exacto en que te vi como nunca debiera haberte visto. 17
  • 18. 12 Tachones Mis días se miden por lo que escribo, Tiempo ha perdido la noción de mí, sólo en estos versos me siento vivo; fuera de ellos estoy lejos de ti. Pero tacharía todo lo escrito porque al fin tu corazón al mío abras. Por ti todo lo borraría. Admito que estás por encima de las palabras. Pídeme que no escriba un solo verso y rasgaré todos los anteriores, en el pasado quedará este inmerso y ya jamás tendrá más sucesores. Por un beso partiría la pluma. Dámelo antes de que ésta me consuma. 18
  • 19. 13 Consuelos al desconsolado Todo lo que me mantenía erguido se rompió en tus palabras al decir que entre tú y yo no habría porvenir, ya que mi amor no era correspondido. Tú estás en mi memoria, yo en tu olvido, situación que no quieres invertir, pero no me tienes porqué venir con consuelos después de haberme herido. "No quiero que nuestra amistad se pierda, esto no tiene porque acabar mal", lo que dices con lo que haces discuerda, haz el favor de no ser tan banal o por lo menos sólo esto recuerda: Entre nosotros nada será igual. 19
  • 20. 14 Solo y cansado Tu corazón siempre ha sido un misterio, intenté entrar en él de mil maneras. Quiero saber si me tomaste en serio. Preferiría que no respondieras. Tu amor escondías y llegué yo, te lo pedí una, otra y mil veces más. Lo busqué como nadie lo buscó, como nadie lo buscará jamás. No te imaginas lo que por un beso... lo que por un beso hubiese yo dado. Invertí toda mi energía en eso y acabé sin nada, solo y cansado. Pero si tengo que serte sincero lo cierto es que a pesar de ti te quiero. 20
  • 21. 15 Amigos ¿Cómo quieres que siga siendo Amigo cuando Amigo es Nada y yo quiero Todo? Pues mi Todo es tu Nada y lo digo sabiendo que tú lo ves de otro modo, pero tu Todo es mi Nada y para ti Amigo es Todo, más es demasiado, pero Nada es Amigo para mí, más es Todo, todo lo más buscado. Tu amistad nunca fue del todo Nada, pero para nada Todo ésta fue, porque Amigo es cosa por mí apreciada y sin ser más que amigos disfruté. Pero si no ves en mí nada más entonces ya Nada de mí verás. 21
  • 22. 16 Malditos ojos Malditos seáis ojos miserables por haberme vuelto así de maldito, por hacerme leer lo nunca escrito y ser de esta debilidad culpables. Malditos seáis ojos implacables por no escuchar mi desgarrado grito, por ver lo que no tengo y necesito y hacer mis sentidos tan vulnerables. Malditos sois por haberos cruzado con quien fuera mejor nunca haberlo hecho haciendo que tenga que maldeciros, y malditos por haberme cegado, invitándola a vivir en mi pecho, donde es artesana de mis suspiros. 22
  • 23. 17 Buscando llaves He pasado mil noches desvelado y mil días tras el velo de esos suaves pensamientos donde sólo tú cabes, mas los tuyos guardas bajo candado. Temo que llegue el día, ya cantado, en que deje de buscar esas llaves, pues antes de que tú conmigo acabes seré yo quien dé esto por acabado. Mas la parte de mí más temeraria ni acepta tu ausencia ni a ti renuncia ni piensa en consecuencias ni en mi error, y la discreta; la razón, hoy paria, ya no pesa tanto ni se pronuncia, pues su voz es callada por mi amor. 23
  • 24. 18 Tu conciencia Cuando tu veredicto pronunciaste sentí mil muertes en sólo una vida y para que la pena no me aplaste decidí alejarme de ti en seguida. Me sentí realmente miserable al pensar en el daño que te haría, pero nada de eso, fuiste implacable, pues tú volabas mientras yo caía. Qué idiota fui al creer que te importaba y al lamentar no poder serlo ya, y hoy, que el dolor mi corazón socava, dices querer saber cómo me va. Si por mí preguntas sé que en esencia más que por mí lo haces por tu conciencia. 24
  • 25. 19 El cuarto Reich El primer Reich fue un mal golpe bien dado y a priori no lo supe asimilar, sabía que me había derribado, pero al final me pude levantar. El segundo Reich fue algo menos duro y sirvió como golpe orientativo de lo que pasaría en un futuro, pero tampoco fue definitivo. El tercer Reich sí fue demoledor, mis esperanzas cayeron conmigo y en las sombras colmado de dolor sin saber cómo salir de ellas sigo. No habrá cuarto, estoy harto y plañidero, pues Reich, el Reich tercero fue el postrero. 25
  • 26. 20 Nueve meses Nueve meses ya desde aquella flecha en la espalda de un corazón perdido por parte de un ruin arco que ha sabido batirme manteniéndome en la brecha. Nueve meses desde hoy a aquella fecha en la que fui tan mortalmente herido por quien a mi voluntad ha prendido, por quien a este mundo me ata y de él me echa. Nueve meses de estar en este estado, buscando la forma de ser feliz y a una esperanza que de mí se esconde, pues en este tiempo sólo he gestado el fruto de una enorme cicatriz por un amor que no me corresponde. 26
  • 27. 21 Nuestro último silencio Cuando pienso en lo que pudo haber sido, en lo que perdí antes de conseguir, tambaleo después de haber caído y no hallo en mí fuerzas para seguir. Me pierdo por donde ya me he perdido, puse en sus manos todo mi vivir, alegará no habérmelo pedido, pero yo tampoco pude elegir. A adiós sonó nuestro último silencio, recuerdo que con tristeza sentencio, y vi el destierro en su última mirada de un mundo que a mis pies creí tener, mas sin ella no significa nada y sobre mí no cesa de caer. 27
  • 28. 22 Mi venda Cuando Amor puso en mis ojos su venda sólo pude distinguir sus destellos y así fue como yendo detrás de ellos me alejé tanto de mi antigua senda. No hay nadie ajeno a esto que comprenda de Amor la fuerza de sus atropellos ni hay en este mundo atajos aquellos que hagan que uno su camino reprenda. Vuelvo la vista para ver lo andado y saboreo aquellos sinsabores que hasta este triste punto me han portado. Miro adelante y no hay cosas mejores, sino las consecuencias de un errado camino que seguí a base de errores. 28
  • 29. 23 Vivir sin ti En un infierno caído del cielo quedé yo tras verte por vez postrera, pues en ese entonces supe que lo era, pero ardiendo aparenté ser de hielo. De aquel tiempo sólo queda el anhelo de haberme entregado de tal manera para que al final todo se perdiera y no quedara más que el desconsuelo. Y aunque lo creyera una estupidez es cierto que el tiempo todo lo cura, lección que a duros golpes aprendí. Pues superada por fin la locura, estoy naciendo por segunda vez; estoy aprendiendo a vivir sin ti. 29
  • 30. 24 Cerebro y Corazón (Desenlace) Cerebro y Corazón no hallaron paz y se fue haciendo más fuerte esa lucha; Cerebro cruel y Corazón falaz, aquél siempre grita, éste nunca escucha. Corazón, de Amor defensor cabal, y Cerebro, patrón de la cordura, se enfrentaron de un modo tan fatal que esa guerra, ya acabada, aún dura. Pero al final ganó quien siempre gana; Amor a Cordura otra vez se impuso y Corazón de Cerebro se ufana por tenerlo en el olvido recluso, pues cuando hizo valer su potestad Cerebro perdió toda voluntad. 30
  • 31. 25 La canción de la noche esperanzada La noche endulza sus cantos con su luz de luna llena, y con su brisa serena seca alegre tristes llantos. Ya no llueven más quebrantos, do ayer crecían rastrojos vuelan hoy pétalos rojos y un sueño antes cojo danza sutil con una esperanza que al fin le mira a los ojos. Bailan inquietas las rosas al compás de aquella brisa que embellece su sonrisa y las muestra más hermosas. Las nubes miran celosas, desde el día, con anhelo a una noche cuyo cielo, tan imponente y oscuro, se muestra piadoso y puro, majestuoso en su desvelo. La luna altiva gobierna en un reino que regala una luz que nada iguala, ese alo de paz eterna. La vida se vuelve tierna, ha perdido su fiereza y el camino que aquí empieza ha dejado atrás aquellas 31
  • 32. noches negras sin estrellas nubladas por la tristeza. No hay lugar para el dolor, ya ha exhalado el frío viento, triste, su último lamento y se pierde en su rencor. Hoy el cielo es el amor, las estrellas sus encantos, la noche endulza sus cantos con su luz de luna llena, y con su brisa serena seca alegre tristes llantos. 32
  • 33. 26 Promesas al alba Voy a descorchar mi mejor sonrisa, voy a purgar todas tus lágrimas; voy a darte en un solo beso los besos que nadie te dio; voy a echar a patadas los sueños que malviven en mis sábanas; voy a besarte con los ojos porque sólo sé mirarte con el corazón; voy a ser tu sol, por si me nublo quieras que vuelva a salir; voy a jugar con la tristeza a la ruleta rusa; voy a darte penas, voy a pedirte lo mejor de mí; voy a saciar mis manos con la miel de tu cintura; voy a buscar en tus ojos lo que no encuentro en el cielo; voy a despegar mis suelas del suelo enterrándome en tu aroma; voy a respirar tu voz para vivir de tu aliento; voy a escupir mi orgullo y aceptar de ti cualquier limosna; voy a tatuar noches de sudor compartido en tus muslos; voy a anclar mis dedos en los siete mares de tu piel; voy a leer los versos de tu mirada entre suspiros tartamudos; voy a enseñarte lo que nunca supe aprender; voy a ser la luz que apagas al acostarte; voy a fertilizar tu sonrisa con sonrisas de verdad; voy a ser tus ilusiones para que me uses antes de tirarme; voy a perderte por si me quieres encontrar. 33
  • 34. 27 Un amor que aflora Te miro a la cara y en tu mirada oigo un dulce canto de ruiseñores, y tus ojos reinventan los colores con los que Primavera fue dotada. Tu sonrisa, flor elísea robada de un imposible de níveos fragores, es de una boca que esconde sabores que apelan al deseo y es deseada. Tu voz aterciopela lo que dices, que suena como un sueño, y tu silencio embriaga a quien lo que callas ignora. La hermosura que ahora en ti presencio sazona dulcemente las raíces de un amor que al fin entre tú y yo aflora. 34
  • 35. 28 Alzar el vuelo Igual que el ave Fénix, que alza el vuelo una vez en sus cenizas ha ardido, yo te encontré, hallándome perdido, y vencido seguí batido en duelo. Por ti elevé, mi amor, los pies del suelo y tras varias veces haber caído bajaste a rescatarme de tu olvido poniéndole consuelo al desconsuelo. El tiempo no erosiona sino lima el amor que en mi pecho tú has forjado. No arrojes el puñal que me lastima si contra mí ya lo has utilizado y deja que suba hasta tu alta cima hasta que yazga en ti ya desangrado. 35
  • 36. 29 Marcado a fuego A fuego está en mi corazón marcado tu mirar desde que por vez primera por el abismo de éste yo cayera y perdido en él te hubiera encontrado. Mil veces, cariño, me he levantado, por muy honda que la caída fuera buscando sin descanso la manera. Mil veces, ¡sí!, por estar a tu lado. Me he helado en tu sol y he ardido en tu nieve, pero de nada de eso me arrepiento tras saber lo que en tu boca es un beso. Te quiero y mi querer todo lo mueve; te quiero y mi querer para hasta al viento; te quiero y no hay nada más grande que eso. 36
  • 37. 30 Amanecer Cuando te veo el tiempo en mí se para y a mi alrededor calla todo ruido; tu mirada del mundo me separa y vencido no me doy por vencido; contigo cerca ningún mal me alcanza y la melancolía me es ajena; la espera se convierte en esperanza y toda pena merece la pena; si tú estás el cielo baja a la tierra y pierdo la cabeza con razón; quererte es un fallo que nunca yerra y encontrarte es mi mayor perdición. Cuando el sol en mi vida olvida arder en ti y sólo en ti hallo mi amanecer. 37
  • 38. 31 Me gusta Me gusta coger tus besos al vuelo y que tú cojas los que yo te tiro; beber, amor, de ese dulce suspiro y batirme con tus labios en duelo. Me gusta ver en tus ojos el cielo y en el cielo verme cuando te miro; sentir que tu presencia es mi respiro, saber que si tú estás no hay más anhelo. Y es que me gustas tanto que por medio de estos versos proclamo que, preciosa, te quiero con locura y sin remedio. Te quiero como el rocío a la rosa que cuando el frío asecha con su tedio su manto de cristal en ella posa. 38
  • 39. 32 Confesión 19 de abril de 2012, en algún recoveco de la razón. Para la chica que me hizo perder el norte y le puso una brújula a mi corazón: Te sorprenderá que te escriba esto después de tanto tiempo sin escribirte nada, después de que dejara que aquellos versos empapados en la fuente de tus besos en el tintero se secaran. Pero esto es lo más duro que nunca te he escrito; es mi confesión y confieso que te necesito. Y es que nuestra relación por momentos tambalea, y nosotros no hacemos más que mirar para otro lado, dándole la espalda a la realidad, pero ésta nos rodea, y noto cómo poco a poco nos vamos alejando, y bajamos los brazos en lugar de dar pelea. Soy el gran culpable de que esto sea así, lo reconozco, pero esto no me hace feliz, sino que me rompe del todo. Sé que últimamente no he sido el mejor, estoy lejos de aquel del que te enamoraste, me miras a los ojos y sólo ves frustración; mi perdición me la busqué yo y ahora no sé cómo encontrarme. Me siento como un barco hundido, no he hecho ni lo más mínimo por no venirme abajo, tampoco he sabido contar contigo y poco a poco te he ido apartando. Supongo que es mi manera de protegerte de este agujero negro; 39
  • 40. me he convertido en un embudo y lo último que quiero es absorberte, y aunque no te lo diga muy a menudo eres lo mejor que tengo, pero veo cómo empiezo a perderte, y en lugar de buscarte me quedo quieto y en lugar de llamarte me quedo mudo, y me vuelvo manco para deshacer el nudo de tristeza que con tanta destreza até a mi cuello. Sé que sufres mi sufrimiento, y de verdad, cariño, que lo siento. Imagino que ya te habrás planteado cómo sería tu vida sin mí a tu lado, y entiendo perfectamente que lo hayas pensado, pero temo que quieras dar pronto ese paso. Sólo te pido un poco de paciencia, sólo un poco más, volveré a ser el que era, me voy a levantar. Sé que este trato no es justo para ti, que mientras tú eres mi tabla de salvación yo soy el ancla que no te deja seguir, pero yo también detesto esta situación y me pierdo buscando y rebuscando una solución. También te quiero pedir perdón por las veces que te he decepcionado, últimamente es lo único en lo que soy constante. Sólo te pido que aguantes un poco más a mi lado, ya verás, mi sol, que saldremos adelante. Sólo tú me das momentos de claridad y sólo en ti encuentro luz entre tanta oscuridad, pues siempre has sabido estar en el momento y el lugar adecuados. Tú, que todo lo cambiaste y todo lo has mejorado, me has dado siempre fuerzas para luchar. Y yo, que soy tan absurdamente orgulloso 40
  • 41. y pienso que es mejor desmoronarse solo, ahora te estoy pidiendo ayuda; te estoy pidiendo que simplemente sigas ahí y que entiendas que yo nunca quise sentirme así. Créeme si te digo que te quiero con locura aunque muchas veces no esté a la altura. Eres buena y me lo demuestras cada día, y soy consciente de que no siempre soy la mejor compañía. Pero de sobras sabes que tu nombre sangra tinta desde mi alma hasta mi piel. Haré lo que haga falta para ponerme en pie, por favor no te vayas, sé que todo saldrá bien. Y aunque lo demuestre poco: te quiero mucho, mucho, mucho. Y aunque me muestre ajeno a todo: sigo siendo tuyo. 41
  • 42. 33 El tiempo traicionero Te metes en la cama antes que yo para no compartir conmigo la intimidad del colchón, pero sé que cuando llego finges estar dormida, cuando antes luchabas contra el sueño para que no acabase nuestro día, pero hoy cada instante que pasa ya no suma, ahora resta, y es hora de recoger la casa y reconocer que se acabó la fiesta, pues la resaca siempre ha sido mala, pero no por dormir más conseguirás evitarla. ¿Por qué lo que fue tu hogar se ha convertido en tu trinchera? ¿Por qué yo que tanto te he querido te hago llorar de esa manera? Porque estaba cantado pero no escrito, porque ayer todo me lo diste y hoy todo te lo quito. Pues esta es la crónica de una separación anunciada, porque estás incómoda a mi lado y ya casi ni hablamos y cuando lo hacemos no nos decimos nada, y destruimos lo que tanto nos costó crear, pues antes éramos capaces de levantar en el aire castillos y ahora somos aves rapaces peleándonos hasta hacernos picadillo. Ya no te mueres por mis huesos, ya no encuentras paz entre mis brazos y has cambiado aquellos besos por los que antes suspirabas por el silencio del ocaso de un amor que acaba. El tiempo traicionero aceleró el minutero de nuestro reloj y le puso fecha de caducidad, sin perdón ni piedad, a nuestro corazón. Me meto en la cama después que tú, esa cama que ayer fue nuestra nube hoy es nuestro ataúd, pero sabes que cuando me quedo no es porque no quiera dormir, simplemente espero a que te duermas tú primera para ir, y en este entierro tú y yo cara a cara no levantamos la vista del agujero 42
  • 43. que en el suelo nos separa y esperamos que traigan al muerto, y así, en lugar de salvar a la víctima nos limitamos a esperar que muera y le echen tierra encima. ¿Por qué en una cama para dos en la que somos dos hay tanto vacío? ¿Por qué quien me daba tanto calor me hace ahora sentir tanto frío? Porque estaba escrito pero no cantado, porque ayer fuiste lo mejor y hoy un error de mi pasado. Pues en este tira y afloja cada cual tiene sus motivos, y en la cuerda floja o discutimos violentamente o nos mostramos completamente esquivos. Buscamos en el pasado para ver qué podemos cambiar, pero el pasado es un templo cuyos cimientos son inmutables, ojalá el corazón tomase ejemplo y fuese un poco menos inestable. Ya no me duelen tus dolores, ya nunca te hecho de menos y he cambiado aquellas flores que bailaban en mi lengua por el sucio veneno de un amor que mengua. El tiempo traicionero aceleró el minutero de nuestro reloj y le puso fecha de caducidad, sin perdón ni piedad, a nuestro corazón. 43
  • 44. 34 Cicatrices Herimos a quien nos quiere, esa persona también nos hiere y empezamos una guerra fría. Semejante mano a mano, nos condena y vuelve vano cualquier intento de amnistía. Porque el amor es un juego que consiste en mantener el fuego lo máximo que se pueda, pero una vez éste se apaga por mucho que se haga ceniza es siempre lo que queda. Y el tiempo traicionero es el único bombero que puede apagar esa flama, y siempre llega antes de hora, sin prisa ni demora y cuando nadie le llama. No sé porqué resulta que debemos pagar una multa cuando queremos ser felices. Todavía me pregunto hasta qué postrero punto crecen nuestras cicatrices. 44
  • 45. 35 ¿Pensando? Cuando el amor se interrumpe por el cansancio y la duda y el dolor irrumpe en tu cama, tan viuda de alegrías, el mísero drama de la melancolía se anuda en una garganta desnuda en noches de penas frías. El sol siempre se marcha entre resquicios resplandecientes, pero el fuego que se ha apagado nunca más vuelve a arder. La vida es más pesada cuanto más vacía la sientes y el alquitrán de la mirada no para de crecer. Ves como vuestra luna mengua, cosa que te hace daño, pero la noche no suele dar otra oportunidad, mejor es prepararse cuanto antes para el desensaño de cuán pequeños son los sueños ante la realidad. Tarde o temprano el amor termina y es inexorable. Hace tiempo que lo sabes y hoy te pasa por encima que la sustancia de la pasión ya no sea inflamable y la arrogancia a reconocerlo es lo que más lastima. Tus sábanas saben bien de lo que hablo en este momento, pues son testigo de las lágrimas de tu corazón, y toda esa confusión, esa tristeza, ese lamento son ángeles errantes que encontraron tu perdición. No entiendo que estés pensando; sólo actúa, no lo pienses, porque si has de hacerlo es el fin, y cuando el amor se trunca por mucho que lo intentes y las cuerda del reloj tenses como llegó a ser alguna vez no volverá a ser nunca. 45
  • 46. 36 Telarañas en el corazón Abrimos mundo a nuevos amores dejando atrás los que no nos quieren, olvidando así aquellos dolores que ya no están pero aún nos hieren. Intentamos crear puentes que atravesar con sigilo donde penden de un hilo los asuntos pendientes. Y a pesar de nuestros pesares a veces la esperanza se equivoca y nos espera, haciendo juegos malabares con los sueños y la añoranza de quien roza y no alcanza su quimera. Cuando la soledad empaña las ventanas y la necesidad desordena el armario ya no doblan las campanas de quien se hace trampas al solitario. Y así avanzamos con rumbo fijo hacia quién sabe dónde buscando un escondrijo que se nos esconde dejándonos el alma sin cobijo. Y la rutina que araña las buenas intenciones que tiene la pasión 46
  • 47. cuelga su telaraña en todos los rincones de nuestro corazón. 47
  • 48. 37 Dos amantes derrotados Un sueño que de a dos se sueña y por ser dos en uno se ha partido en mil, un largo suspiro compartido y febril que en un silencio se despeña. Una caricia que agoniza, un reflejo en un espejo con puntos muertos, un mismo barco que se hunde en distintos puertos, una mirada quebradiza. Y el cielo rompe el llanto ahogado que en la garganta de los amantes se anuda mientras miran al vacío buscando ayuda para un amor ya condenado. Y debería estar prohibido que dos personas que comparten corazón se vean de repente contra el paredón por lo mucho que se han querido. Ambos, por la vida olvidados, buscan recíproco consuelo en sus miradas, pero el cansancio las mantiene congeladas; son dos amantes derrotados. 48
  • 49. 38 El peso de su ausencia La mujer que con tanta fuerza amaste y que a su vez a ti tanto te ha amado se ha ido finalmente de tu lado y hoy lloras lo que en tu vida lloraste. Que el peso de su ausencia no te aplaste, pero es tarde, amigo, ya te ha aplastado, y recoger te toca el llanto ahogado de una pena que sin querer sembraste. Unos se van apenas han venido, otros se quedan habiéndose ya ido, pero todos dejan el mismo anhelo. Procura no hacer ruido en la caída, haz de agachar la cabeza en tu herida; no hay llanto en esta tierra que oiga el cielo. 49
  • 50. 39 Lluvia de abril Inspirado en la canción November Rain, de Guns N’Roses. No comprendimos que no nos teníamos hasta que nos perdimos; hasta que al fin llegó el fin. Cuando descorrimos el velo bajo un claro de cielo entre la fría lluvia de abril. Todos buscamos la otra mitad, rellenar el vacío con el que nacemos, sabiendo que no hay más oportunidad que aquella que perdemos, pero quien sea capaz de curar un corazón herido le habrá devuelto sus alas a un ángel caído. Los dos sabemos cómo duele tener un incendio dentro y por fuera pretender ser de hielo, porque al final, y pasa siempre, el hielo se derrite y se convierte en agua, y con ésta el fuego se apaga, y al final, y pasa siempre, al final no queda nada, y por mucho que lo niegues el dolor no desaparece del alma, sino que pasa a formar parte de ella, y esa sombra se refleja en la mirada. Pero, ¿para dónde hay que mirar cuando mirar para atrás es torturarse y adelante no hay más que oscuridad? ¿Cómo puede uno avanzar cuando cada paso que se da es un paso para atrás y olvidar es engañarse? Es negar la realidad. Nos encontramos sin querer, nos perdimos queriéndonos; de nada sirve tratar de comprender, de menos sirve comprenderlo. Nunca sabremos si esa persona era de verdad la idónea; la que es puesta en nuestra vida para quedarse para siempre, pues cuando perdemos a alguien no sabemos a quién perdemos realmente. Con el alma en carne viva somos carne de cañón. Sigues siendo tú, sigo siendo yo, 50
  • 51. pero ya no somos dos. Ya no somos los dos. ¿Quién nos da una explicación? Aún así no olvides, no, que el amor contenido con el tiempo se convierte en un fruto podrido, y también recuerda que hasta la más hermosa de las rosas tiene espinas y que sangrar lo suficiente es la única forma en que realmente se cierran las heridas. Porque al fin y al cabo el corazón es un puño ensangrentado, pero una vez abierto deja al descubierto la pureza de la palma de su mano. Y puede que todo se reduzca a eso; a que cuando entregas tu corazón siempre te lo acaban devolviendo, y siempre en un estado peor del que lo habías dado, pero no por eso, amor, tengas miedo a seguir dándolo. A volver a dármelo. Mientras tanto nos vamos alejando. Todo el mundo necesita estar solo. Todo el mundo necesita a alguien. No somos los primeros, después de todo, que se asfixian por exceso de aire, pero cuando recuperes tu sol pásate por mí y seca de mi corazón esta fría lluvia de abril. 51
  • 52. 40 El punto sin retorno Aún estás a tiempo de volver sobre tus pasos sacrificando, a cambio, tu impertinente deseo o causando, de lo contrario, irreparables daños que del alcance de tu poder llegarán más lejos. El camino que con tu errado andar aquí comienza te llevará sin duda alguna al más fiero desastre, el abismo tras tus pies te impedirá dar la vuelta y más hondo se hará cuanto más sigas adelante. Te diriges sin saberlo hacia un punto sin retorno, pero sólo lo reconocerás cuando allí llegues, cuando sientas que definitivamente estés roto, porque te romperás y eso será ya para siempre. Es hora de que dejes de consumirte y lo asumas; ya no existe aquello que te mantiene en esta lucha. 52
  • 53. 41 En la palestra Hoy vuelvo con el boli entre los dientes a poner mis penas en la palestra. Triste desencantador de serpientes que sólo lo hace bien con la siniestra. Aquí me armo, me desarmo y me escudo, y mis sueños besan la realidad, donde grito cuando me quedo mudo y nunca olvido decir la verdad. Vuelvo a escribir, a sacar la basura, a hurgar en mí, a purgar mi pasado desde el otro lado de la locura, donde siempre llueve sobre mojado. De nuevo de lo amargo saco miel mientras me desangro sobre el papel. 53
  • 54. 42 Ingenuo ¿Que ahora de tu mente me disipo para que tengas espacio para él? ¿Ése, quien según tú no era tu tipo, realmente es quien tira de tu cordel? ¿Que hoy te besas con él cuando conmigo te besabas hasta hace pocos días? ¿Con ese que no era más que un amigo y que de él solamente eso querías? ¿Que ahora le dedicas tu mirada y sonríes cuando te la responde? ¿Él, por quien decías no sentir nada, es quien en tu gris corazón se esconde? Si algo lamento es mi falta de astucia; no entiendo cómo no te sientes sucia. 54
  • 55. 43 Enséñame Tú que haces que sea tan fácil fingir y que eres capaz de no sentir nada. Tú que desconoces lo que es sufrir y aprendiste a mentir con la mirada. Tú que sabes enséñame a olvidar, a cambiar de color el corazón, a quemar el pasado y avanzar, a ponerle a la locura razón. ¿Cómo se juega con los sentimientos? ¿Cómo se evitan los remordimientos? ¿Dónde se aprende a dar besos de Judas? Tú que del engaño ya eres maestra y haciendo daño te has vuelto ambidiestra; tú que puedes resuélveme estas dudas. 55
  • 56. 44 Juego de tres Como mosca caí en tus telarañas y no haberlas tejido aún alegas, pero ni me la juegas ni me engañas, he aprendido, ya no voy a ciegas. Nunca creí que en tu vida otro hubiera, pero siendo embustera te creía, mas creer es ignorar, es fe rastrera, y hoy pago cara la ignorancia mía. De haberte conocido me arrepiento, mi viento ya no sopla donde estés, el sentimiento hoy es resentimiento y he abandonado aquel juego de tres, pues sé cuál es mi sitio en este podio, mas tú no sabes con qué fuerzas te odio. 56
  • 57. 45 Supernova ¿Quién le pone al amor precio? ¿Quién es el necio que lo paga? ¿Quién me cambia calor por frío desprecio? ¿Quién me hunde en el pecho esta daga? Al borde del colapso, a un paso del despeño, con la ponzoña en la mirada y ahogándome en mi propio veneno, donde no hay clavo que saque este clavo, y pasar página no sirve de nada tras comprobar que eres el libro entero reescribo el testamento de un amor desheredado reviviendo un pasado que me mata verso a verso. Y aún sabiendo que, a estas alturas y malherido, tal tortura está acabando conmigo no consigo, por mucho que lo intento, salir de este círculo en el que me encuentro. Y es que no puedo evitar sentirme estafado al ver que después de todo lo que he dado al final me haya quedado esto. Te llevaste de mí todo lo mejor, te llevaste mi luz y mi candor, pero olvidaste llevarte el resto. Para ti fue muy fácil superarlo, te bastó con dar el cambiazo, tocar un botón y olvidar, con paso firme y nunca lento, sin culpas ni remordimientos, sin mirar atrás. 57
  • 58. Yo, sin embargo, me quedé a medio camino entre mis recuerdos y tu olvido buscando la forma de comprender. Pensando que al haberte ido todo lo había perdido y así fue como me fui echando a perder. Y en honor a la verdad admito que esto es lo más banal que he escrito, pero también lo más real. Por eso hoy me permito prescindir de tantos artificios. Llegó el momento de estallar. Una estrella, una explosión... Cuando me quité la venda mi corazón ya estaba en tus manos; pobre náufrago a merced de la tormenta, no quiere darse cuenta que no piensas rescatarlo. Cuando te quitaste la máscara y dejaste ver lo que había debajo busqué la venda arrojada para que la realidad no me dañara, pero ya me había atravesado. Y es que el amor es ciego y sordo, y cuanto más herido más temerario, lo que lo hace peligroso. Nadie habla de lo que hay al otro lado, de lo difícil que es mantener la cabeza fría cuando el corazón está ardiendo; cuesta imaginar lo que puede uno aguantar dentro de este incendio. Pero esta es mi descarga de dolor y de rabia, 58
  • 59. mi tormenta imperfecta, mi final infeliz aquí comienza, el otro lado de la lágrima, la única forma que encuentro de ponerle carne y huesos a un alma lastimada. Todo porque me rompiste el corazón y convertí esa sangre en tinta para sazonar la desazón de la experiencia más dolorosa de mi vida. Pero lo cierto es que todo es mentira; sangrar no limpia las heridas, tan sólo debilita. Aunque estoy seguro de que estarás satisfecha con todo esto, pues me dejaste moribundo, y yo a cambio te inmortalicé con estos versos. No está mal el trato, y tú sabes cómo hacerlo, pues parece que sales ganando cada vez que yo me pierdo. Un agujero negro dentro del corazón... Mi fallo fue ver en ti una aguja en un pajar, más tarde comprendí que eran mis ojos los que te hacían brillar, que estaba dentro de mí lo que te hacía especial. Mi fallo fue pensar que podía contar contigo cuando te necesitara como tú contaste conmigo cuando me necesitaste, mostrarme con mis fallas y debilidades, pero tras una apariencia condescendiente y amable tú buscabas la salida de emergencia y mientras me venía abajo abandonaste. Me pareció normal que lo hicieras, me sentí incluso hasta culpable. Entonces me propuse salir del agujero como fuera, 59
  • 60. todo para que me quisieras como antes, y al final lo conseguí, no sabría decir cómo, sólo sé que fui capaz de levantarme solo, y me pulí, me reinventé a mí mismo, volví de las sombras con más brillo, y todo lo hice por ti, absolutamente todo. Todo para que pudiéramos ser felices, y mientras yo pasaba por ese purgatorio tú estabas de todo menos triste; tú estabas con otro, tú nunca me quisiste y si lo hiciste lo olvidaste pronto. Dime qué fui para ti, de verdad que no entiendo cómo puedes ser tan fría para que se te dé tan bien jugar con fuego, para acabar haciendo también de mí un témpano de hielo, cada vez más duro, sí, cada vez más gélido. Hoy soy un iceberg del que sólo se ve el pico, lo que hay debajo no lo sé ni yo mismo. Imagino que es difícil mantenerse en un barco que se hunde, pero tú, al hacerme creer que aguantarías conmigo tras el timón, conseguiste que olvidara que las ratas son las primeras que huyen. Dime en qué punto del camino perdiste el corazón. Estoy dispuesto a ir a buscarlo, no para quedármelo, sino para devolvértelo y que seas capaz de sentir algo. Un destello de aquello que vivimos... De muchas cosas me arrepiento que aún así no cambiaría, pero lo que sí lamento es haber puesto mis cartas boca arriba, haberme mostrado como un libro abierto, no sé en qué punto ocurrió o si fue un proceso, pero al final me entregué por completo. 60
  • 61. Dime que no fue un error hacerlo, o mejor no digas nada que en tu caso ha quedado claro que en un sentido van las palabras y los hechos en el contrario. Ojalá hubieses sido un poco menos falsa, prefiero una verdad desgarradora a tus malditas mentiras piadosas, por no hablar de las artimañas que utilizas para no sentirte culpable y tener la conciencia tranquila, pues distorsionas tu imagen de mí para que te resulte más fácil olvidarme y así tu mente me convierte en uno que no fui y justifica que me dañes. Sé al menos realista, sólo eso, y reconoce que en todo esto no tienes nada que reprocharme, después de todo, y ambos lo sabemos, fuiste tú la que cambiaste, y no para mejor, así que no te engañes más que ya tienes bastante con engañar a los demás. ¿Cómo podré volver a confiar en alguien después de haber confiado en ti? Tú que sabes dime cómo se hace para cambiar de corazón así como así. Un estruendo en medio del vacío... Me convertiste en el payaso de tu circo y sólo hiciste malabares conmigo, y yo, funámbulo de tus sentimientos, me confié tanto de tus besos que avancé sin una red debajo, 61
  • 62. y cuando aflojaste la cuerda floja no me quedó otra que recoger mis pedazos. Con más corazón que cabeza -maldito sea el ultraje que el deseo hace con la razón- vi un ángel donde había una serpiente hambrienta, y, por supuesto, acabaste devorándome sin compasión. Bien es cierto que no puse mucha resistencia. Te serví de aprendizaje y me diste una lección. Y es que la princesa salió rana y aprendió a saltar de charca en charca, y el lobo solitario se volvió un perro abandonado que rascando la puerta sigue esperando que le abras, y lo peor no es que volvería a tu lado tan sólo con que me llames; lo peor es que lo sabes. Me has visto de pie, me has visto de rodillas, me has visto arrastrándome. Esto último ha subido tu autoestima y te ha dado alas para hacer lo que te diera la gana pensando que estaré siempre esperándote, y si me muevo un ápice encima me acusas de ser inestable, pero tengo que recordarte que fuiste tú la que me montaste sin preguntar en esta montaña rusa emocional de la que ahora no sé cómo bajarme. Paso del amor al odio en un segundo, de la pena a la rabia, con la misma facilidad cierro mis puños que dejo brotar mis lágrimas. Aprieto los dientes y en mi garganta se hace un nudo, doy un paso al frente y nuevamente me derrumbo. Una estrella, una explosión; 62
  • 63. un agujero negro dentro del corazón; un destello de aquello que vivimos; un estruendo en medio del vacío. Si te hubieras tomado el trabajo de tener dos dedos de frente y no debajo tal vez hubieras sido más sincera, pero tristemente no es el caso. Cuando la mosquita muerta se convirtió en viuda negra tú te quitaste la máscara y yo la venda. La realidad no siempre agrada, pero, ¿que agreda de esta manera? Aún así prefiero que lo haga sin anestesia. La cruz de la moneda pesa tanto como la cara, no dejaré que mi suerte dependa del lado en que decidas que caiga, pues contigo siempre me la he jugado, ya lo sabes, a todo o nada. No quise quedarme a medias. Ésa nunca fue una opción. Las limosnas que me has dado te las quedas, te las guardas. Te las devuelvo reconociendo que en su momento fui yo quien te las pidió. Ahora ni yo me pierdo ni tú me ganas. Ahora te empato un rato y mano a mano y cara a cara hacemos cuentas y recupero lo poco que me queda de corazón pagando las consecuencias de tus causas; la calma tras la explosión. Por fin veo cómo nuestra estrella se apaga, 63
  • 64. aunque hace tiempo que se apagó. 64
  • 65. 46 Llegará Tiempo Llegará Tiempo y borrará los daños que me han hecho llegar a estos extremos, y así, viéndonos como dos extraños, en recíproco olvido ambos caeremos. Arribará Tiempo, mañoso sastre, con su vuelo a ras de suelo y herida, para ordenar, como él sabe, el desastre que hizo Amor al irrumpir en mi vida. Vendrá Tiempo y ya nada quedará de lo que hizo que en nada yo quedase, pues lo que ayer tuvimos hoy no está; Tiempo consiguió que eso se esfumase. Mas estos versos son férreos y eternos, tú y yo no, no volveremos a vernos. 65
  • 66. 47 Mazmorra Mazmorra, fría y lúgubre mazmorra, ¿por qué en tu oscuridad ahora me encierras y no permites que mi tiempo corra? Tú, que en ti has vivido tantas guerras. Amar ha sido mi único pecado; un pecado que no quiero expiar, pues si un hombre por eso es condenado poco de este mundo habrá de esperar. Derrumbaré los muros que me oprimen luchando con y por mi corazón. El dolor es aquí el único crimen y no el amor, que es la liberación, aunque al irse sólo nos deje penas que el corazón arrastra cual cadenas. 66
  • 67. 48 Recuerdos Recuerdo tanto el suave tacto de tus manos, tus ojos al mirarme con dulzura, tus labios abrazándose a mis labios, mi mirada refugiándose en la tuya. Recuerdo también el vaivén de tu cuerpo, mis brazos al rodearlo y los tuyos al mío, cuando me entregaste la llave de tus secretos, lo poco que tardé en acostumbrarme a tanto brillo. Recuerdo con fervor el calor que sentía contigo cerca, lo fácil que te resultaba sacar mi mejor parte, la paz que me ofrecía tu presencia, sentir que contigo al lado no había mal que pudiera alcanzarme. Y son estos recuerdos los que desde dentro me corroen, pero si son tan buenos, ¿cómo no querer seguir viviendo en aquel entonces? 67
  • 68. 49 Nuestra playa Hoy he vuelto a la playa que fue nuestra en otros tiempos, tiempos hermosos y felices, tiempos que se han ido. Hoy he vuelto y, la verdad, no sé para qué he vuelto. Daría lo que fuera porque estuvieras aquí conmigo. Una ligera brisa me hace sentir bien, incluso demasiado. Los últimos rayos de sol dibujan dulces sensaciones en el cielo, pero al final oscurece y sólo queda la tenue luz del viejo faro. Vuelvo a la realidad; solo me he quedado y solo me siento. Los restos del naufragio entre la arena busco, pero el frío me recuerda que ya se me ha hecho tarde. El rugido del oleaje con la calma de convierte en murmullos; son los fantasmas del presente que vienen a buscarme. En este mar que un día compartimos hoy de ti me desahogo, pero la marea viene y va sin llevarse consigo tu abandono. 68
  • 69. 50 El final de los finales Después de la despedida definitiva, de ponerle un punto final al corazón, comenzó mi epopeya autodestructiva; un recorrido épico hacia la perdición. Llamando a las puertas del desastre donde cumplen condena los ángeles caídos condenados al arrastre de no poder soltar lastre, donde el sentido común es el más común de mis olvidos. Hoy me he despertado donde era mejor dormir, he estado aquí mil veces, pero jamás más desorientado, pues algo se ha roto dentro de mí y ha hecho demasiado ruido para ignorarlo. ¿Cómo se escapa del ayer cuando éste te ha quitado el mañana? ¿Quién no salta al vacío cuando se ha hecho añicos una mirada de cristal? Cuando se hacen malabares con cuchillos sin saber hacerlos con manzanas sólo puede haber un final. La velocidad es incontrolable y no la controlo, ¿cómo voy a hacerlo si no logro controlarme ni yo? Nadie podrá detenerme, esta vez sí que estoy solo. Lo siento, no he podido perdonarme, esta vez no. Me pesa el alma en el pie, ¿qué más da?; carretera y malta, la línea continua en mi mirada serpentea, ojalá no sobrara tanto lo que tanto me falta, pero la realidad no tiene piedad cuando abofetea. Esta situación ya la he vivido en otra ocasión, pero esta vez todo es distinto; esta vez el ratón se cansó de buscar la salida del laberinto, esta vez ganó el instinto de la no conservación, perdí la pasión en una apuesta y cuesta mantener el calor con ese fuego extinto. Esta vez me han roto el corazón. 69
  • 70. Voy al son de la desolación de una luna menguante, el cling de las botellas en el suelo, el crack de mis esperanzas y mis sueños, y según la noche avanza el frío se nota y ni la rabia me echa un guante, empeñé hasta mi último abrigo en derrotas y despeños. Me despojo de complejos; de espinas y laureles, es lo bueno que tiene no tener nada que perder, algo huele a libertad, pero la verdad es que algo duele, y duele de verdad no tener un hogar al que volver. Dejé mi as de la manga en el descarte y en un espejismo perdí el reflejo, voy con decisión hacia ninguna parte, sólo sé que mejor cuanto más lejos. Pero los cantos de sirena de la noche me obligan a parar; "Tienes una oportunidad más para buscar una salida. Has tenido muchas, ésta no es la única, pero te puedo asegurar que desde luego es la última. No la dejes pasar. Sólo olvida". 70
  • 71. 51 Cinco años Hoy se cumplen cinco años desde el día en el que un fogonazo me cegó; el momento que me congelaría fue el mismo que luego me derritió. Cinco años con la pena y la alegría de ganarte a ti a cambio de mi yo; fue aquel, más tarde lo comprendería, el instante que todo lo cambió. Doce de septiembre de dos mil siete: me diste dos alas más un grillete y yo a ti mis frenos menos las ruedas. Doce de septiembre de dos mil doce: entre amor y odio, entre dolor y goce el tiempo pasa y tú... y tú te quedas. 71
  • 72. 52 Café amargo El camino de vuelta será largo, pero sólo pienso en irme de aquí. Un cenicero lleno y café amargo, sigo a tu lado, pero ya me fui. Un rayo de sol se filtra entre el humo, pero la culpa rara vez me olvida. Al filo de la cama me consumo y mientras tanto tú sigues dormida. Perdón si busqué en tu boca sus besos; por un momento pareció real. Es la soledad, que caló en mis huesos; no quiero, en serio, hacerte sentir mal. Te miro y eres realmente muy bella. Te miro, pero sigues sin ser ella. 72
  • 73. 53 No saber parar Mi no saber parar y mi insistencia me han hecho recibir tantos mazazos que, al final, cansado, bajé los brazos y arrodillado supliqué clemencia. No me di por vencido ante tu ausencia; me venciste tú a base de zarpazos y tuve que acabar hecho pedazos para tomar de mis fallos conciencia. Es cierto que ya es tarde para todo, pues lo que escribimos a cuatro manos tú luego lo borraste con el codo. Y yo, que intenté reescribir la historia, apelé a tiempos buenos y lejanos, quedando así preso de la memoria. 73
  • 74. 54 Odio Al final lo has conseguido; he dejado de quererte, tanto bien que tenía para darte, tanto bien que se ha secado. Ahora lo único que siento es odio. Por que te odio, de verdad que te odio. Sólo espero que llegue la indiferencia y borre de mí todo el daño, pero no llegará nunca. Esa mancha es permanente. Lo único permanente que en ti había en mí tenías que dejarlo. Qué mezcla de rabia y pena lo que de mí has hecho; una sombra, una esquiva y torpe sombra que en la oscuridad se esconde. Nunca podré perdonarte, lo sé porque lo he intentado. Ya no te quiero, pero eso no duele. Mi duelo es sentir odio. Por que te odio, de verdad que te odio. Y preferiría no sentir nada a ver como mi alma se ennegrece, pero me temo que ya es tarde. La carcoma del rencor me consume y no tan poco a poco como debiera. Se ha perdido el bien que yo tenía y te lo debo a ti, por lo que me lo debes, pero ya no puedes devolvérmelo. Se ha perdido. 74
  • 75. Qué dolor odiar después de haber amado. Qué laberínticos los sentimientos. Una mirada pura acaba por enturbiarse cuando el monstruo que llevamos dentro se cansa de jugar al escondite y sale. Hubo un tiempo en que no quería quererte y te quería, y ahora que no quiero odiarte te odio. Porque te odio, de verdad que te odio. 75
  • 76. 55 Bendito ladrón Bendito ladrón que te has llevado aquel veneno que yo daba por bueno y me aletargaba el corazón. Quería devolverte los favores, así que permíteme que te aconseje para que no repitas mis errores y ella de ti no se aleje y vuelva a mí arrepentida, que ahora que por su presencia ya no rezo no puedo permitirme un tropiezo que me lleve a una recaída. Para empezar voy a explicarte que en cuanto al aspecto físico se refiere no hará falta que te esmeres demasiado en cuidarte. Ella no es nada superficial, sólo busca lo material, por eso procura que tu cartera nunca se quede vacía o verás qué poco dura en su cara la alegría. A fuerza de talonario su amor tendrás que comprar y de regalos la habrás de colmar aunque ella te diga que no es necesario, pues si no obvias ese comentario verás que pronto echa a volar. Deberás darle tu calor de la forma más precisa cuando fría y calculadora 76
  • 77. cual caja registradora te jure amor para toda la Visa. Vigila entonces tu fuente de ingresos; es directamente proporcional a sus besos, pues si te quedas sin liquidez, de modo, esta vez gratuito, le dará a tu corazón finiquito con sazón e inmediatez. No la prives de exigencia alguna, el más mínimo error será recordado con fervor en la discusión oportuna que ella sabrá provocar, entonces antepón su opinión a la tuya, y aunque no tenga razón mejor callar si no quieres que su amor disminuya. Si tienes amigos deséales que les vaya bien; los suyos serán los tuyos también, y aunque no lo sean aprenderás a fingir. No querrás que la cama sea sólo para dormir. Y ya que saco el tema he aquí otro problema: al dilema del sexo evoco, pero pensándolo un poco es una falta de respeto, yo ahí mejor no me meto (y ya verás cómo tú tampoco). Y es que no le basta con una cama, tendrás que darle un techo, ella solamente ama a los hombres de provecho de los cuales de aprovecha, pero a cambio en el lecho será algo menos estrecha. 77
  • 78. En cuanto a la sinceridad recuerda que aunque mienta siempre cuenta la verdad, pero si eres tú quién inventa prepárate para la tempestad, y nunca le lleves la contraria, para ella será completamente innecesaria en ti cualquier tipo de personalidad. Si empieza a hablarte de algún otro ten cuidado, es que va a cambiarte en poco si aún no te ha cambiado, y si por lo que sea está triste algún día ofrécele tu apoyo incondicional, pero no la molestes con ninguna tontería cuando seas tú quién esté mal. No busques en ella consuelo, pero ten a mano siempre un pañuelo aunque sólo sea por si acaso; siempre puede darle una de esas lloreras que le dan tantísimo, y cuando te diga que te quiere muchísimo no le hagas demasiado caso. Y hasta aquí hemos llegado, bendito ladrón condenado, espero haberte ayudado para que llegue a quererte y puedas enamorarla. Me despido deseándote suerte. Vas a necesitarla. 78
  • 79. 56 Mal de amores Naufragio, desencuentro, perdición, amargura, venganza, lejanía, abandono, desconfianza, apatía, insomnio, desamparo, desazón, desvelo, inseguridad, rendición, desconsuelo, malestar, agonía, ira, desaliento, melancolía, mentira, desengaño, frustración, desolación, fragilidad, crudeza, enajenación, complejos, ansiedad, culpabilidad, vacío, flaqueza, desesperación, frío, soledad, desasosiego, despecho, aspereza, cautiverio, fiereza, realidad. 79
  • 80. 57 Naufragio Busqué la estela de un faro apagado para ir a un puerto que ya no existía, perdí la dirección en el pasado, quedándome sin brújula ni guía. Naufragué creyendo el rumbo claro, luego encallé viéndome en movimiento, encaré la tormenta con descaro y mis velas cedieron con el viento. Y así seguiste adelante sin mí mientras yo me quedé atrás y me hundí buscando en lo perdido mi lugar. La lluvia de abril nunca se secó, pues dentro de mis ojos se estancó; no supe seguir, no aprendí a olvidar. 80
  • 81. 58 Tiempo perdido Ya no volverá el tiempo que he perdido buscando su espina entre tantas flores, pero quedarán todos los errores que en dicho tiempo, hoy muerto, he cometido. Lamento sobre todo el haber sido en uno solo tantos impostores. Mi amor propio se volvió mal de amores y en otro del que fui me he convertido. Cansado estoy de tanto tambaleo al borde del abismo de una historia que ayer fue fuego y hoy tan sólo es humo. No decores ya mis yerros, memoria, que ahora que al fin mis errores veo agacho la cabeza y los asumo. 81
  • 82. 59 Arrepentimiento Vestí mi dolor con remordimiento y por no quererme te llegué a odiar, pero lo que tuviste que pasar no fue fácil y créeme que lo siento. Buscaste hasta el más hondo sentimiento sintiéndote culpable por no hallar aquel que correspondiera mi amar y de no haber visto eso me arrepiento. Tus ojos, tus hermosos ojos verdes, se dilataron de tristeza al ver el daño que tu corazón me hacía. Llegará el día que no me recuerdes, que un extraño en tu vida pase a ser, pero tú siempre arderás en la mía. 82
  • 83. 60 Es hora de despertar Deja ya de torturarte, no tiene ningún sentido, ya has tenido bastante, mucho más de lo debido. No vale la pena lamentarte por lo que pudo haber sido, no busques más culpables y no seas tan cruel contigo. Date cuenta que ya es tarde para seguir ese camino. Joven soñador, es hora de despertar que vida no hay más que una y la estás dejando pasar. El sueño en el que vives es la realidad en la que mueres; el reloj que tiempo atrás detuviste es tu nunca jamás, no tu para siempre. Deja ya de torturarte y perdónate a ti mismo, eso por ti no lo hará nadie, no mereces tal castigo. Deja el ayer en el antes, cuelga ya ese viejo abrigo, con tus complejos haz las paces, no seas tú tu peor enemigo. Date cuenta que ya es tarde para seguir ese camino. 83
  • 84. Joven soñador, esto no es una pesadilla, no despertarás donde fuiste feliz. Si quieres volver a serlo este es el momento y el momento está aquí. Te mereces un respiro y te pido que respires. Pareces muy cansado, realmente debes estarlo, y en tu mirada triste también hay mucho cansancio. Vete a dormir ya como no lo haces hace tiempo que mañana al despertar volverás a estar entero en el mundo real, donde realidad se hacen los sueños. 84
  • 85. Epílogo Un momento de claridad No sé si este momento de claridad es porque la tempestad ha pasado o si sigo en el ojo del huracán y aún queda un último bandazo. No sé si es un oasis en medio del desierto o si el dolor me abandona de una vez, tal vez haya llegado ya a algún puerto tras tanto naufragar en un barco de papel. Por no romper con el pasado, por poco destrozo mi futuro, ni tan duro ni tampoco tan blando, tan sólo de carne y hueso, que ya es mucho. La lluvia, el naufragio, la soledad, la pérdida, el rencor, el abandono han llevado a mi tintero a rebalsar, pero conseguí vaciarlo poco a poco. Vencí al papel en blanco una y cien veces, algo tenía que salir ganando después de todo, las palabras que nunca dije jamás desaparecen, pero escribirlas me reconcilia con mis demonios. He llorado lo que no está escrito y he escrito hasta secar mi llanto, fue la bendición de un corazón maldito, fue como la herida dejó de doler tanto. 85
  • 86. Tuve un hogar y perdí las llaves, tuve un camino y perdí el control, provoqué un incendio cuando quemé mis naves, el sol que me alumbraba anocheció. Cuando comenzó este viaje volé en un cielo hermoso, pero el tiempo se cobró su peaje y el aterrizaje fue forzoso. Qué peligroso pensar que nunca acabaría, qué cómodo creer volar estando cayendo. Abrí la caja de los truenos sabiendo que tronaría y ensordecí entre tanto estruendo. Fui constante en mi andar, pero olvidé que el mundo siempre gira, y cuando lo que me rodeaba empezó a cambiar tomé la realidad por una mentira. Seguí una dulce voz sin descanso hasta el último recoveco de la desolación, pero no era más que un eco lejano; ya se había acabado esa canción. Las intenciones siempre fueron las mejores, aunque no siempre supe ejecutarlas bien, porque de repente nos hicimos mayores, pero nuestros errores también. Muchas veces me dejé llevar por instintos animales, otras veces no supe reaccionar y simplemente perdí los modales. 86
  • 87. Debí haber sabido dónde estaba el límite; es triste conocerse a uno mismo y luego arrepentirse. He aprendido durísimas lecciones que me acabaron marcando, he sentido en mí mil corazones; uno solo no pudo haberse roto tanto. Aprendí que las mujeres vienen y se van, pero todas dejan un verso, intenté escribirlo con tal de inmortalizar la fugacidad de un beso. Fui mendigo para ganar y poco caballero en la derrota, pero cuando me tuve que desangrar no me dejé una gota. No sé si fui valiente o temerario, pero sí que jamás fui cobarde, rompí en mil pedazos el calendario para que nunca se me hiciera demasiado tarde. Mi resistencia no hizo que los golpes dolieran menos sino que pudiera encajar más, olvidé, quién sabe dónde, los frenos y jamás di marcha atrás. Me he visto al borde del abismo y hasta el fondo no paré, lo perdí todo, incluso a mí mismo, 87
  • 88. tendré que rehacerme, pues no me encontraré. Cerrarán las heridas, quedarán las cicatrices, sufriré más despedidas, más deslices, más caídas, recaídas, puñales y finales infelices, pero no volveré a perder la sonrisa. Cuando ella me pidió que le devolviera su abrigo, en el ayer me quedé congelado, jugué con un arma de doble filo, pero jugué, aunque me acabara cortando. Para mí fue una condena no poder contener la rabia desmedida, pero más duro fue reconocer que perdí a la mujer de mi vida. Intenté parar el tiempo con las manos para que ella se quedara para siempre, y al final fui yo el que se quedó parado viendo cómo se alejaba lentamente. Debí haber comprendido mucho antes que ella no siempre me iba a querer, pero no quise desprenderme de aquellos instantes que tan feliz me hicieron alguna vez, y así fui presa fácil del abatimiento por no querer cerrar ciertas puertas por las que sólo entró sufrimiento mientras las mantuve abiertas por escribir tanto como escribí después de haber perdido los papeles, 88
  • 89. por romperme intentándolo y aún así no conseguir salvar los muebles. 89
  • 90. Índice Introducción: Mobiliario de un amor...............................................................................6 1. Sin mirarme.................................................................................................................7 2. Tu espalda....................................................................................................................8 3. Tus ojos........................................................................................................................9 4. El momento...............................................................................................................10 5. Quiero ser...................................................................................................................11 6. Como el sol................................................................................................................12 7. Líricos deslustres.......................................................................................................13 8. Cegado.......................................................................................................................14 9. La fuente de tus fallos...............................................................................................15 10. Cerebro y corazón...................................................................................................16 11. No saber actuar........................................................................................................17 12. Tachones..................................................................................................................18 13. Consuelos al desconsolado......................................................................................19 14. Solo y cansado.........................................................................................................20 15. Amigos.....................................................................................................................21 16. Malditos ojos...........................................................................................................22 17. Buscando llaves …..................................................................................................23 18. Tu consciencia.........................................................................................................24 19. El cuarto Reich........................................................................................................25 20. Nueve meses............................................................................................................26 21. Nuestro último silencio...........................................................................................27 22. Mi venda ….............................................................................................................28 23. Vivir sin ti................................................................................................................29 24. Cerebro y Corazón (Desenlace)..............................................................................30 25. La canción de la noche esperanzada........................................................................31 26. Promesas al alba......................................................................................................33 27. Un amor que aflora..................................................................................................34 28. Alzar el vuelo...........................................................................................................35 29. Marcado a fuego......................................................................................................36
  • 91. 30. Amanecer.................................................................................................................37 31. Me gusta..................................................................................................................38 32. Confesión.................................................................................................................39 33. El tiempo traicionero...............................................................................................42 34. Cicatrices.................................................................................................................44 35. ¿Pensando?..............................................................................................................45 36. Telarañas en el corazón...........................................................................................46 37. Dos amantes derrotados...........................................................................................48 38. El peso de su ausencia.............................................................................................49 39. Lluvia de abril….....................................................................................................50 40. El punto sin retorno.................................................................................................52 41. En la palestra...........................................................................................................53 42. Ingenuo....................................................................................................................54 43. Enséñame.................................................................................................................55 44. Juego de tres............................................................................................................56 45. Supernova …...........................................................................................................57 46. Llegará Tiempo........................................................................................................65 47. Mazmorra................................................................................................................66 48. Recuerdos................................................................................................................67 49. Nuestra playa...........................................................................................................68 50. El final de los finales...............................................................................................69 51. Cinco años...............................................................................................................71 52. Café amargo............................................................................................................72 53. No saber parar..........................................................................................................73 54. Odio.........................................................................................................................74 55. Bendito ladrón.........................................................................................................76 56. Mal de amores.........................................................................................................79 57. Naufragio.................................................................................................................80 58. Tiempo perdido........................................................................................................81 59. Arrepentimiento.......................................................................................................82 60. Es hora de despertar.................................................................................................83 Epílogo: Un momento de claridad.................................................................................85