VOLUMEN 1 COLECCION PRODUCCION BOVINA . SERIE SANIDAD ANIMAL
Gestión escolar y competencias docentes
1. COMPETENCIAS PROFESIONALES Y LA GESTIÓN ESCOLAR
Por: Carlos Rodríguez González
El conocimiento que los seres humanos poseemos se ha aprehendido, en gran medida,
por sentido común; la incorporación de verdades ya dichas, modismos y expresiones
coloquiales a la vida del ser que piensa y usa ese pensamiento, se da por hecho y de una
forma completa, aunque sea carente de rigurosidad científica o de reflexión, esto es, se
acepta sin cuestionar, y tiene su razón de ser pues posibilita la convivencia entre
individuos. Luego entonces, la importancia del entendimiento global de conceptos es
insoslayable cuando se pretende realizar alguna investigación o intervención en cualquier
área del conocimiento, de ello depende una buena comunicación con base en el mismo
lenguaje; para el caso que nos ocupa el lenguaje de la gestión escolar y las competencias
profesionales.
En este sentido, cabe preguntar ¿qué es la gestión escolar? y ¿cuáles son las
competencias profesionales?
La gestión hasta la década de los sesenta, se consideraba estrictamente administración,
tenía como tarea esencial la de ejecutar las políticas y los planes definidos en los niveles
superiores del gobierno y de la administración central, conforme a un modelo de
planeación. En educación también se entendía así, como administración educativa en la
que su proceso evidenciaba sus fases aplicados a este sector. Aurora Elizondo (2001)
concibe la gestión escolar “como la conducción y dirección del sistema educativo hacia el
logro de procesos educativos de calidad, donde la administración escolar y los cuerpos
docentes se abocan a privilegiar las tareas académicas que implica la realización del
proceso enseñanza y aprendizaje, como objetivo primordial de la educación”.
Ahora bien, antes de describir las competencias profesionales, es necesario conocer
¿Qué es una competencia? EL término no es nuevo desde los años setenta comenzó a
acuñarse para describir la forma en que se apropia de conocimientos el sujeto que
aprende. Sin embargo, en México es de reciente estudio en el sistema de educación
básica, aunque hay que recalcar su inserción desde los años noventa en el sistema de
educación media superior, específicamente en el Colegio Nacional de Educación
Profesional Técnica (Conalep). Muchos han sido los estudiosos de las competencias que
sirven de referente al Plan y Programas de Estudio con los que actualmente se realiza
planeación y se forma en las aulas, entre los más citados están César Coll, Morín, Tobón
y por supuesto Perrenoud.
Así pues entendemos una competencia como “la facultad de movilizar un conjunto de
recursos cognoscitivos (conocimientos, capacidades, información, etc.) para enfrentar con
pertinencia y eficacia a una familia de situaciones” Perrenoud (2000). Es importante
recalcar que la movilización de las capacidades y conocimientos no son dadas sobre la
marcha de la formación es necesario trabajar en el desarrollo y movilización de saberes,
lo que exige tiempo, gestiones didácticas y ambientes apropiados. Lo preocupante es que
en la escuela la movilización no es pues insuficiente. De tal manera que el alumnado
acumula información sólo para “pasar” exámenes, pero no llegan a movilizar saberes en
situaciones de la vida, ya sea en el trabajo, la familia, la sociedad o el esparcimiento,
entre otros.
2. Pero entonces ¿Cómo se logra la movilización? o ¿Cuáles son las competencias
profesionales que el profesor debe tener para ayudar a sus alumnos a desarrollar
competencias?
Antes de adquirir competencias técnicas, el docente debería ser capaz de definir y valorar
sus propias competencias, en su oficio y en sus otras prácticas sociales, Lo que exige un
trabajo sobre el dar cuenta de su conocimiento. A menudo, el profesor es alguien al que le
gusta el saber por el saber, que salió bien de la escuela, que posee una fuerte identidad
disciplinaria a partir de la enseñanza secundaria. A veces "se pone en el lugar" de los
alumnos que no son y no quieren llegar a ser "como él", y comenzará a buscar formas
para interesarlos por los conocimientos no como tales, sino como herramientas para
incluir al mundo y actuar sobre la realidad. El principal recurso del profesor, deberá ser su
postura reflexiva, su capacidad de observar, controlar, innovar, aprender de otros, de los
alumnos, de la experiencia. Pero por supuesto, hay capacidades más precisas:
Hoy es una obligación contar con docentes competentes que sepan movilizar sus propios
saberes al menos en cuatro momentos del proceso escolar:
Antes del aula
1. Establecer objetivos y situaciones de aprendizaje.
2. Planificar la progresión de aprendizaje/evaluar.
En el aula
3. Gestión en el aula.
4. Atender a la diversidad.
5. Educar en valores.
6. Usar las tecnologías.
En la escuela y en la sociedad
7. Trabajar en equipo y participar en la gestión de la escuela.
8. Conocer la comunidad y al entorno escolar, implicarlos e informarlos
Conmigo mismo
9. Gestionar el propio trabajo y tomar decisiones de mejora
10. Competencias curriculares
El modelo de competencias profesionales integrales establece tres niveles, las
competencias básicas, las genéricas y las específicas, cuyo rango de generalidad va de lo
amplio a lo particular. Las competencias básicas son las capacidades intelectuales
indispensables para el aprendizaje de una profesión; en ellas se encuentran las
competencias cognitivas, técnicas y metodológicas, muchas de las cuales son adquiridas
en los niveles educativos previos (por ejemplo el uso adecuado de los lenguajes oral,
escrito y matemático). Las competencias genéricas son la base común de la profesión o
se refieren a las situaciones concretas de la práctica profesional que requieren de
respuestas complejas. Por último, las competencias específicas son la base particular del
ejercicio profesional y están vinculadas a condiciones específicas de ejecución.
"La competencia profesional es el resultado de la integración, esencial y generalizada de
un complejo conjunto de conocimientos, habilidades y valores profesionales, que se
manifiesta a través de un desempeño profesional eficiente en la solución de los problemas
3. de su profesión, pudiendo incluso resolver aquellos no predeterminados". (Forgas J.;
2003. Op. Cit. En: Cejas Yanes y Castaño Oliva)
En el marco del desarrollo de competencias se ha realizado la Reforma Integral de la
Educación Básica (RIEB), la cual recupera la movilización de saberes, el trabajo por
proyectos y la vinculación de temas que se abordan en más de una asignatura, aplicada
al contexto de la realidad escolar del docente. La escuela secundaria pública se ha visto
comprometida a demostrar que la educación que oferta es de calidad, de ahí que se han
“traído” de la iniciativa privada términos que permearon en un principio a la Administración
Pública Federal y que tarde o temprano llegaría a integrarse al vocabulario de la
educación pública. El Plan Estratégico de Transformación Escolar (PETE) se encargaría
de esa tarea.
La escuela secundaria pública se ha visto comprometida a demostrar que la educación
que oferta es de calidad, de ahí que se han “traído” de la iniciativa privada términos que
permearon en un principio a la Administración Pública Federal (APF) y que tarde o
temprano llegaría a integrarse al vocabulario de la educación pública. El Plan Estratégico
de Transformación Escolar se encargaría de esa tarea. Desde la APF se planteó el
siguiente proceso para la planeación estratégica
FUENTE: Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Anexo al Oficio Circular 307-A-1593. 17 de julio de 2007.
Este proceso, ha permeado todos los niveles de la administración pública, desde los más
básicos u operativos, entre ellos la educación secundaria, hasta los sectores centrales de
4. la APF. De ahí que, PETE como marco normativo de la Plan Anual de Trabajo (PAT) en el
nivel de educación básica, sea de carácter obligatorio.
El esquema siguiente, muestra la ruta metodológica que sigue el PETE, nótese la similitud
que guarda con el que se aplica en los niveles superiores de la APF.
ESQUEMA GENERAL DEL PETE: ruta metodológica
“El PETE permite a los actores educativos contar con un panorama general de las grandes
líneas de trabajo y los resultados por alcanzar en el mediano plazo, establece el referente
estratégico base para la escuela, en términos del alcance máximo de los propósitos y
compromisos bajo su responsabilidad, considerando su propia programación y
presupuestación; éste concreta su operación en el corto plazo en un Programa Anual de
Trabajo, que especifica las acciones a realizar en el ciclo escolar” (SEP, 2006)
Entonces ¿la gestión escolar también debe reformarse para cumplir los requerimientos de
la RIEB?
Efectivamente, la actual gestión escolar debe reformarse para que los colectivos
escolares desarrollen nuevas formas de relación, colaboración y organización, ya que
cada escuela representa en sí misma un espacio para el aprendizaje y, al mismo tiempo,
forma parte de una red de gestión de aprendizajes de docentes, alumnos y padres de
familia, entre otros actores de la comunidad. Es importante enfatizar la dificultad que esto
trae si se pretende “homogenizar” en el sistema de educación una sola gestión escolar ya
que los contextos son completamente diferentes en cada escuela, es más en los turnos
de una misma escuela por lo que deberá ponerse espacial atención a que la gestión
escolar responda a las necesidades de los colectivos docentes de los centros escolares.
A pesar de todas las reformas sigue siendo un problema la precepción que se tiene de las
escuelas por lo que debe recuperarse el papel relevante de la escuela pública y
posicionarla como el espacio idóneo para la ampliación de oportunidades de aprendizaje,
5. con ambientes propicios que atiendan a la diversidad y de manera diferenciada, y
favorezca la convivencia armónica, el respeto, la solidaridad, la salud y la seguridad. En
este sentido, la RIEB con su propuesta de Estándares de Gestión para la Educación
Básica, pretende orientar la organización escolar; para que las prácticas y las relaciones
entre los actores escolares: directivos, maestros, alumnos, padres de familia y otros
actores sociales sea con base en una toma de decisiones democrática e inclusiva que “se
centre en el aprendizaje de los alumnos, con corresponsabilidad, transparencia y
rendición de cuentas” (Plan de Estudios. SEP, 2011).
Hoy, más que en otros años, con la entrada en vigor del Acuerdo 592 para la educación
básica en el que se establecen el Plan y Programas de Estudios para el ciclo escolar
2011-2012, se potencia la mejora del logro educativo; esto, implica que la organización
escolar se oriente a los aprendizajes de todos los alumnos. Es en esta parte donde resalta
el papel de un actor educativo medular en las escuelas: el del directivo. Es necesario
trastocar este puesto para reorientarlo hacia un liderazgo efectivo que deje atrás su
concepción de un informador escolar, dándole un papel más activo en la toma de
decisiones ya que es el encargado de alinear las visiones y propósitos de la escuela, el
desarrollo de equipos de trabajo colaborativo, la participación activa de los padres de
familia y otros actores sociales, así como el diseño y la ejecución de una planeación
estratégica escolar que derive en la planeación pedagógica, y la presencia permanente de
ejercicios de evaluación que permitan asegurar los propósitos educativos de la RIEB.
En este sentido, una nueva gestión implica una comunicación eficaz y una reorganización
del colectivo escolar. Cada comunidad organizada en el espacio de la escuela deberá
favorecer el compromiso para ejecutar y lograr el cumplimiento de la Ruta Metodológica
del PETE. Para esto, es de suyo importante reformar la gestión escolar para superar “el
aislamiento profesional, las visiones divergentes, la escasa comunicación, la ausencia de
liderazgo directivo y la limitada participación de los padres de familia, además de la
desarticulación de iniciativas y acciones” (Plan de Estudios. SEP, 2011)
La tarea no será nada sencilla, pues si bien se pretende reducir la distancia entre
autoridad educativas y centros escolares para que los beneficios como programas de
formación continua, equipamiento y retroalimentación de los resultados de evaluación,
entre otros, sean más oportunos. Hoy, se plantea integrar al Modelo de Gestión Educativa
Estratégica (MGEE), propuesta desarrollada e impulsada desde el año 2001 por el
Programa Escuelas de Calidad (PEC) una instancia intermedia entre la escuela y la
autoridad estatal, que establezca la gestión por resultados e, inclusive, la inversión pública
por resultados, situando a la escuela en el centro del sistema educativo.
Resulta claro que la propuesta curricular 2011 y los modelos de gestión que de él se
derivan están pensados para una escuela autogestiva y económicamente
“Independiente”, lo que plantea un reto mayor para las escuelas de educación básica
pues si es sabido que en otros niveles educativos la asignación presupuestal es
discrecional, pues los medios y sistemas de verificación de resultados usados para
asignar un Presupuesto basado en Resultados (PbR) y en un eficiente Sistema de
Evaluación del Desempeño (SED) siguen en la simulación. Luego entonces la falta de
experiencia del nivel básico para gestionar recursos será una tarea para poder transitar
hacia una gestión escolar que eficientice la transparencia y la rendición de cuentas.