1. “MIRANDO A TRAVÉS DEL VIDRIO: Mito versus Realidad de la sexualidad”
VIDRIO: Mito
Sexualidad: significado e historia
La sexualidad es un universo complejo en el cual intervienen aspectos tanto biológicos, como
psicológicos y sociales.
Engloba una serie de condiciones culturales, sociales, anatómicas, fisiológicas, emocionales, afectivas
y de conducta, relacionadas con el sexo que caracterizan de manera decisiva al ser humano en todas las
fases de su desarrollo. Hace referencia a un concepto multiforme, extenso, profundo y variadísimo de
elementos que todos unidos forman el concepto de sexualidad como un todo.
La sexualidad es vivida y entendida de modos diversos en a lo largo y ancho de la geografía mundial
atendiendo a las diferentes culturas, ideales, modelos de sociedad y de educación.
Además de este condicionante socio-cultural, debemos tener en cuenta que la sexualidad es un
concepto dinámico que ha ido evolucionando de la mano de la historia del ser humano.
No podemos encajonar la sexualidad como algo estático y predecible, sino como un todo que envuelve
la vida del hombre, que evoluciona a lo largo de la historia, y no sólo de la Historia en mayúsculas,
sino también en la historia personal de cada individuo. La sexualidad nos acompaña desde que
nacemos hasta que morimos, y va moldeándose al ritmo de nuestras experiencias de vida, poniendo su
sello en todo lo que vemos, entendemos, sentimos y vivimos.
Elementos de la sexualidad
Podemos destacar algunos elementos que se engloban dentro del concepto de sexualidad:
El impulso sexual: va dirigido tanto al placer sexual inmediato, como a la procreación.
Identidad sexual y orientación sexual: se entienden como tendencias sexuales en cuanto a
aspectos de la relación psicológica con el propio cuerpo (sentirse hombre, mujer o ambos a la vez) y en
cuanto a atracción sexual hacia un sexo, otro o ambos (heterosexualidad, homosexualidad o
bisexualidad).
Relaciones sociales: la sexualidad cumple un papel muy importante, ya que desde el punto de
vista emocional, afectivo y social, va mucho más allá de la finalidad reproductiva y compromete la
vida de pareja, de familia, y los lazos afectivos interpersonales. Además, la sexualidad juega un papel
muy importante en la vida de la gente, ya que si no se vive una sexualidad plena, o no se esta
satisfecho con ella; simplemente la persona no puede ser del todo feliz.
Dimensiones de la sexualidad
Engloba tres dimensiones básicas del ser humano de forma decisiva en su desarrollo: biológica,
psicológica y social. Y a pesar de que vamos a desarrollarlas brevemente, no debemos olvidar que el
ser humano es una unidad holística (es la idea de que todas las propiedades de un sistema (biológico,
químico, social, económico, mental, lingüístico, etc) no pueden ser determinadas o explicadas como la
suma de sus componentes ) e indivisible, de modo que estas tres dimensiones están íntimamente
relacionadas y condicionadas unas por otras, por lo que no podemos separar el cuerpo físico de la
mente, de las creencias o de la educación recibida. Sin embargo vamos a abordarlas una por una para
facilitar nuestro estudio de la sexualidad:
Dimensión biológica de la sexualidad
La dimensión biológica de la sexualidad en el ser humano, provee del sustrato anatómico fisiológico
sobre el que se desarrollarán los distintos matices de la sexualidad de la persona.
Es crucial en distintos ámbitos de la vida sexual, como son: la procreación, el deseo sexual, la
respuesta sexual, etc. Todos ellos están influenciados por la anatomía sexual. Así mismo la alteración
física o fisiológica (del funcionamiento), puede acarrear distintos trastornos sexuales o enfermedades,
que afecten a la vida sexual de la persona.
En este apartado incluimos factores como:
2. “MIRANDO A TRAVÉS DEL VIDRIO: Mito versus Realidad de la sexualidad”
VIDRIO: Mito
Sistema genético: la carga cromosómica del genoma humano "XX" "XY", que se define en la
fecundación, es uno de los factores determinantes en la dimensión biológica del sexo de la persona.
Sistema hormonal: el sistema endocrino, gracias a las glándulas endocrinas es el encargado de
mantener los niveles de hormonas necesarios para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
Concretamente las hormonas más directamente implicadas en la sexualidad humana son: la
testosterona, la progesterona, los estrógenos.
Estos tres tipos de hormonas están presentes tanto en las mujeres como en los hombres, aunque en
diferentes cantidades y proporciones, de modo que los hombres poseen principalmente testosterona
(por eso se conoce como hormona masculina) y una pequeña cantidad de estrógenos y
progesterona, al contrario las mujeres segregan en su mayoría estrógenos y progesterona (por eso se
conocen como hormonas femeninas) y sólo una pequeña cantidad de testosterona.
Los niveles de hormonas sexuales también varían de una persona a otra y dependiendo de los
momentos de la vida.
Estructura anatómico-fisiológica: la anatomía física del hombre y la mujer determinan
aspectos de la relación sexual, respuesta sexual, excitación, procreación, etc .
En este apartado se contemplan tanto la anatomía y fisiología de los genitales masculinos y femeninos,
así como los caracteres sexuales secundarios.
Dimensión psicológica de la sexualidad
La psique (mente) humana juega un papel fundamental en nuestro modo de vivir y sentir nuestra
sexualidad. Nuestras forma de percibir la belleza, nuestras ideas sobre lo que está bien o mal en cuanto
al sexo, nuestra personalidad, nuestras convicciones, el temperamento de cada persona, son factores
decisivos en nuestras relaciones sexuales. Nuestra propia identidad sexual, nuestra orientación sexual,
depende en gran manera de nuestro modo de vernos y entendernos psicológicamente en relación a lo
sexual.
Dimensión social de la sexualidad
La dimensión social, engloba el papel fundamental que ejerce la familia, los amigos, la educación
recibida en el colegio, la religión, etc, sobre la sexualidad.
Las distintas sociedades poseen modelos distintos de entender y vivir la sexualidad. Es por ello que
existen grandes mitos sobre la calidez erótica de los latinos, la represión sexual de los países árabes,
etc.
Historia de la sexualidad
A pesar de impregnar todos los aspectos de la vida física y psíquica del ser humano, no ha sido materia
de estudio hasta mediados del siglo XIX. Además el acercamiento de los estudiosos y eruditos
negaba todo concepto de placer sexual y fisiología, centrando el interés en lo puramente patológico.
Estudiando las enfermedades y desviaciones (trastornos sexuales).
Esta negación del sexo en positivo (tanto a nivel científico como religioso), provocó un dualismo
social, en el que las personas mantenían una doble moralidad, existiendo dos realidades sexuales: la
teórica y la práctica. Existen huellas históricas que nos hablan del interés por el sexo en el mundo
antiguo
En la Prehistoria
El Arte erótico en el paleolítico: se conservan objetos y pinturas prehistóricas que ensalzan distintos
aspectos de la sexualidad. Un ejemplo de ello son las danzas fálicas que aparecen representadas en
pinturas rupestres, las venus Esteatopígicas (son estatuillas típicas del arte paleolítico que
representan a mujeres desnudas o semidesnudas), las vulvas grabadas en piedras, los grandes falos en
estatuas y grabados, se intentaba destacar aspectos que se consideraban relevantes. Acentuando de este
modo la importancia que se le daba al carácter fértil de la mujer y a la alimentación. Todos ellos
3. “MIRANDO A TRAVÉS DEL VIDRIO: Mito versus Realidad de la sexualidad”
VIDRIO: Mito
símbolos de una sexualidad entendida como fecundidad en la mujer, fertilidad de la tierra y virilidad
del varón. Sin embargo no se les presta atención a las extremidades, manos, pies, y tampoco a la cara.
Todas estas representaciones del arte paleolítico tienen un significado que no se conoce con certeza
en su totalidad, sin embargo, se sabe, que en el mundo antiguo, los genitales no tenían significado
obsceno o erótico, por tanto, cabe pensar que estas figurillas y pinturas eran símbolos de la fuerza
fecundadora. Símbolos de una sexualidad que aseguraba la continuidad de la vida por la descendencia.
Se cree que la vida sexual estaba organizada sin normas que regulasen la relación entre hombres y
mujeres. A pesar de ello la mayoría de estudiosos concuerdan en que la promiscuidad no se daba de
forma exagerada, sino que existían ciertas pautas que concedían cierto orden a la vida sexual de
nuestros antepasados.
Al parecer, se supone, que en un principio, se aseguraba la descendencia con la monogamia, como
sucede en el mundo animal. Esta situación fue evolucionando hacia la poliandria (se define por tanto
como la relación social, amorosa y sexual que se establece entre una mujer y varios hombres), más
típica de las sociedades matriarcales, en las que la mujer era la pieza clave de las sociedades, la que
ofrecía los hijos, que era el mayor bien de la familia.
Esta situación fue modificándose a la vez que las sociedades que eran cada vez más complejas. La
posición del hombre poco a poco fue adquiriendo relevancia, hasta el punto que la mujer fue perdiendo
sus privilegios a favor del hombre, que se convertiría en el patriarca, inaugurándose pues el concepto
de poligamia (se define por tanto como la relación social, amorosa y sexual que se establece entre más
de dos personas).
En Egipto y Babilonia
En el antiguo Egipto, la sexualidad se vivía de un modo bastante permisivo e igualitario, ya que se
daba en una relación de igualdad entre hombres y mujeres.
Arte Egipcio y sexualidad: dentro del arte Egipcio se conservan papiros y estatuas, que muestran la
importancia que se le daba a la práctica sexual, al coito, a las orgías, a los genitales (como símbolo de
virilidad y fecundidad).
Estas estatuillas y representaciones sexuales, eran tan importantes en la sociedad egipcia, que incluso
acompañaban a los muertos en sus tumbas como amuleto o tal vez para ayudar a despertar a otra vida.
La cultura egipcia atribuía tal relevancia al sexo dentro de la vida diaria, que tenían el pleno
convencimiento que en la "otra vida" existiría el sexo y disfrutarían del placer sexual en la otra vida
después de la muerte.
Las sociedades egipcias se regían por el concepto de monogamia dentro del matrimonio, y a pesar de
que se gozaba de cierta libertad sexual, se esperaba de la mujer fidelidad y entrega a la crianza de los
hijos. El incesto sin embargo estaba permitido. Siendo frecuente en las familias reales. Sobre todo los
matrimonios entre hermanos.
La posición de la mujer en la cultura Egipcia era privilegiada, incluso era considerada por el pueblo,
cómo objeto de culto y contemplación un ejemplo de esto eran las prostitutas sagradas.
En cambio las sociedades Babilónicas, vivían una sexualidad más limitada. Se basaban en una
monogamia estricta en la que la mujer era un mero objeto de placer y de dar hijos. El hombre sin
embargo gozaba de ciertas licencias ya que era legal tener concubinas.
El adulterio y otros comportamientos sexuales no permitidos, eran castigados con dureza.
Roma y Grecia
Encontramos tras las civilizaciones egipcia y babilónica, la aparición de otras sociedades, las más
relevantes fueron la Romana y la Griega. Ambas vivían y contemplaban la sexualidad de modos
diferentes.
4. “MIRANDO A TRAVÉS DEL VIDRIO: Mito versus Realidad de la sexualidad”
VIDRIO: Mito
El Imperio Romano atravesó por distintas etapas tanto en su desarrollo como en su decadencia. En
cada una de ellas y por distintos motivos e influencias podemos identificar distintos acercamientos y
modos de entender y vivir la sexualidad
Primera etapa del Imperio Romano: Tanto la religión como la familia ocupaban un lugar
prominente dentro de la sociedad. Ambas instituciones (religiosa y familiar) eran respetadas y
admiradas como valores que salvaguardar dentro de la vida cotidiana de los ciudadanos romanos.
El modelo de familia en Roma era el patriarcal (forma de organización social caracterizada porque es
el padre el que ejerce la autoridad en su grupo o especie).
Dentro del modelo de familia patriarcal, la mujer romana ocupaba un lugar insignificante, casi nulo.
Antes de casarse la mujer era “esclava” en el hogar paterno, y tras el matrimonio (decidido por los
padres previamente), pasaba a someterse al marido. Su cometido se limitaba a cuidar de la casa,
procrear, criar a los hijos y complacer sexualmente a su marido.
Segunda etapa del Imperio Romano: La extensión del Imperio Romano supuso un duro golpe a la
familia como institución, ya que las guerras fueron causa de la desintegración de numerosas
familias. Este hecho promovió una mayor búsqueda de la sexualidad fuera del marco del matrimonio y
la familia.
Última etapa del Imperio Romano: En la decadencia del Imperio Romano, comenzó a reinar el caos
familiar y sexual, caracterizado por excesos sexuales, desenfreno, adulterio y prostitución.
Frente a este despertar sexual, se inicia un movimiento contrario que promueve la abstinencia sexual
y valores como la virginidad y el sexo sólo dentro del matrimonio.
En este momento histórico de decadencia en Roma, comienzan a proliferar los burdeles donde se
podía obtener compañía de las prostitutas que no sólo ofrecían placer sexual sino que se ofrecían como
oyentes e interlocutoras de los hombres a los que les gustaba charlar de filosofía. Las infidelidades y el
adulterio pasaron a ser prácticas sexuales comunes y cotidianas, hasta tal punto que los divorcios se
consideraban como un trámite más dentro de la vida diaria en Roma. La homosexualidad entre
hombres no estaba mal vista.
Incluso habían proverbios que aludían a este hecho: “los jóvenes procuraban un placer tranquilo que
no trastornaba el espíritu, mientras que la pasión por una mujer sumía al hombre libre en una
dolorosa esclavitud” (P. Ariès y G. Duby).
En cambio los Griegos y latinos conocían la importancia de desarrollar una sexualidad plena;
buscaban, por lo tanto, cumplir el ideal de la vida sexual. Educaban a sus niños en el conocimiento de
las funciones sexuales. Procuraban exaltar el erotismo.
La mitología Griega está plagada relatos sexuales entre los cuales se cuentan historias de infidelidades
terribles entre dioses, semidioses, héroes, etc. Este hecho, ayuda a explicar la aceptación de tales
prácticas en la sociedad, ya que si sus modelos a imitar (que eran los dioses) podían ser infieles y tener
sexo con mucha gente, éste tipo de práctica por tanto debería ser algo normal para el resto de mortales.
Un claro ejemplo es el caso del personaje mitológico por antonomasia, Zeus, el dios mayor, el cual,
según los relatos, tuvo un sin número de aventuras con otras mujeres siéndole infiel a Era. Los Griegos
hacían un culto a la virginidad, representada por la diosa Artemisa, que era una diosa virgen. La
virginidad era para las mujeres como un tesoro, y la pérdida de ésta era como sellar una muerte lenta.
Es un dato popularmente conocido que la homosexualidad tanto femenina como masculina era
aceptada en Grecia, de hecho, grandes personajes de la época eran homosexuales declarados, sin que
ello afectara a su status social o su prestigio.
En la cultura Griega, la belleza era una símbolo de adoración y admiración por lo tanto admirar la
belleza de una persona joven ya sea hombre o mujer, era algo artístico y sublime.
5. “MIRANDO A TRAVÉS DEL VIDRIO: Mito versus Realidad de la sexualidad”
VIDRIO: Mito
El prototipo de belleza era el masculino, el cuerpo del hombre era símbolo de perfección y admiración,
por tanto el amor y el sexo entre dos hombres era algo sublime. El sexo entre hombre-mujer era algo
más encaminado a la procreación.
Judíos y Cristianos
La religión judía fue una de las primeras en reprimir la sexualidad, particularmente la de las mujeres
que eran considerabas simples "objetos sexuales".
En el Antiguo Testamento, la función de la mujer era procrear, perpetuar, y servir al marido y a los
hijos.
El cristianismo cambió esta visión pero al pasar a ser religión oficial del Imperio Romano se convirtió
en una fuerza política y represiva. El cristianismo designó la sexualidad como algo carnal e impuro.
Edad Media
La Iglesia consolidaba su poder, de modo tal que la teología se equiparaba a la ley civil. En esta época
aparecieron los famosos cinturones de castidad, y se hicieron evidentes muchos problemas sexuales,
por lo que la Iglesia para Reafirmarse refrenda el matrimonio monógamo y declara al instinto sexual
como demoníaco dando origen así a la Santa Inquisición.
A finales del siglo XV aparecen en Europa los primeros indicios de enfermedades de transmisión
sexual, conocidas entonces como enfermedades venéreas y que fueron consideradas un castigo
celestial por los excesos sexuales.
Renacimiento
Como corriente de gran desarrollo literario y artístico ha revolucionado el pensamiento humano. El
conocimiento del hombre y de la sociedad empezó a ocupar un espacio privilegiado en el espíritu de
los autores y pensadores. Aunado a ello, la invención de la imprenta por Gutenberg, la aparición de la
anatomía con los grandes artistas como Leonardo da Vinci, la importancia y la exaltación del sexo
femenino a través de la literatura y de las artes ha surgido etc. De allí, han llegado ciertos cambios
importantes en el binomio literatura-sexualidad: la literatura ha servido de vehículo de propagación de
la sexualidad a grandes escalas, la sexualidad también empieza a tomar protagonismo en la literatura,
la mujer surgió como icono sexual pero aun de mucho menos importancia que el hombre.
Siglos XVIII y XIX
A finales del siglo XVIII, el Marqués de Sade introdujo en Francia, entre otras cosas, una nueva visión
del placer sexual. Esta fue malentendida en su tiempo, como mera incitación a la perversión y al
crimen. Inclusive en la actualidad recibe aún interpretaciones equivocadas.
Durante el siglo XIX, la sexualidad comenzó a estudiarse con mayor serenidad, la represión de
sociedades puritanas, como la de Inglaterra en la época de la reina Victoria, continuó. La sociedad
victoriana ostentaba varias contradicciones morales. Por ejemplo, exigía continencia sexual a las
mujeres "decentes", y al mismo tiempo toleraba la prostitución como un vertedero inevitable de las
necesidades "sucias" de los hombres. Lo peor fue que el concepto victoriano sobre sexualidad marcó
los años posteriores con una serie de creencias equivocadas.
Durante los siglos XVIII y XIX o época victoriana, conductas sexuales como por ejemplo la
masturbación, eran consideradas inapropiadas y se le culpaba de desórdenes como la epilepsia.
En 1882 aparece el trabajo de Richard Kraft-Ebing “Psychopatia Sexualis”, donde describe diferente
tipos de comportamiento sexual etiquetándolos como patológicos y surgiendo así el término desviación
sexual. En este tiempo, cualquier acto sexual que no tuviera como fin la reproducción se consideraba
como “sexualidad anormal”. Sus escritos ligaban la sexualidad no reproductiva con el concepto de
enfermedad sexual mismo que persiste.
En Oriente
La sociedad buscaba la sexualidad, en cuanto al conocimiento y el desarrollo de las funciones
sexuales.
6. “MIRANDO A TRAVÉS DEL VIDRIO: Mito versus Realidad de la sexualidad”
VIDRIO: Mito
En la India son famosos los libros sagrados del erotismo hindú, como el Kama Sutra, que enseñan las
maneras de convertir el goce de la sexualidad en una experiencia casi mística. Esto no quiere decir que
en estas culturas el desarrollo de la sexualidad triunfara. Las conveniencias políticas y las
concepciones machistas mantenían gran número de costumbres atroces y represivas contra las mujeres
y las clases más humildes. Entre los peores aspectos de sus ideas sexuales, por ejemplo, se encuentra la
costumbre del suti. Por ella, la viuda de un hombre debe incinerarse viva en la pira funeraria de su
esposo. Esta práctica, afortunadamente, fue virtualmente erradicada por los cambios sociales que ese
país experimentó en este siglo.
El islamismo reprimió aún más ferozmente a las mujeres, y continúa esa injusta práctica hasta nuestros
días. Lo prueban los velos y pesados rodajes que les obligan a llevar en los países donde es la religión
oficial.
En la actualidad
El inicio del siglo XX fue también el principio del importante movimiento de liberación femenina,
para situar a la mujer en un plano de igualdad con el hombre. Así empezaron a desecharse los tabúes
sobre el cuerpo y su capacidad sexual. Por la misma época, el psicólogo Sigmund Freud dio a conocer
sus revolucionarias teorías sobre la sexualidad humana, que condujeron a una verdadera revolución
sexual. El atribuyó a la sexualidad un factor determinante en las conductas del hombre, de tal forma
que para Freud, la represión sexual podía desencadenar trastornos en la persona. Hombres y mujeres
comenzaron a preocuparse por entender mejor el desarrollo de sus capacidades y habilidades sexuales.
Las dos guerras mundiales aumentaron la permisividad sexual en la sociedad, que a corto plazo
propiciaría la liberación conceptual sobre el sexo. Poco después se dieron a conocer las investigaciones
modernas que permitieron el nacimiento del la sexología como ciencia. Entre estos estudios destacan,
por sus revelaciones y su popularización mundial, los que realizaron los doctores William H. Masters y
Virginia Jonson, Helen S. Kaplan, Shere Hite, Alfred Kinsey y Wilhelm Reich, entre otros. Tales
estudios aparecieron entre 1920 y 1980. Los años 60, con sus movimientos juveniles de transformación
política, económica y ética, trajo un cambio decisivo. La sexualidad se consideró desde entonces como
una cualidad única del ser humano; cambió así la actitud de las sociedades hacia el conocimiento de la
sexualidad y sus manifestaciones. En nuestros días, la manifestación de la sexualidad ocupa un lugar
importante dentro de la vida cotidiana.
Bibliografía:
http://www.sexualidad.es/index.php/Categor%C3%ADa:Historia.