Cosmovisión como psicólogo y los Diez Mandamientos
1. Cosmovisión personal como psicólogo
A un lapso de aproximadamente 6,000 años a partir de que la rebelión y –
en consecuencia—la degeneración entró en nuestro mundo, el ser humano gime
bajo los resultados de su propia naturaleza depravada. Las acciones humanas han
traído contaminación, calentamiento global, extinción de especies de la flora y la
fauna, violencia, robo, asesinatos, enfermedades. Especialmente en relación con
esta última, padecimientos psicológicos han contribuido a un deterioro de la salud
física y a disparar conductas destructivas, no solo para el mismo sujeto, sino para
aquellos que lo rodean.
La Biblia es categórica cuando afirma que Dios hizo todo lo bueno en el
principio (Génesis 1). El pecado, la enfermedad y la muerte no estuvieron nunca
en el plan de Dios, a quien le duele la muerte aún del pecador (Ezequiel 33:11).
Dios desea que tengamos vida, y llena de salud. Ya Jesús lo decía en las
siguientes palabras: ―El ladrón no viene sino para hurtar, matar, y destruir; yo he
venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.‖ (Juan 10:10).
Como psicólogo tengo la oportunidad de ser instrumento de Dios para ayudar a las
personas a encontrar una vida de calidad. Puedo ser un colaborador con Dios en
traer sanidad mental a la gente. Y mi conocimiento científico debe estar mezclado
con una aplicación de fe para que, en cuanto me sea posible, llevar a los
pacientes a la Fuente de la salud integral.
Reconozco a Dios como el Psicólogo, Creador de la mente humana y, por
lo tanto, el único que conoce a la perfección sus motivos, emociones y
funcionamiento. Reconozco también que Dios quiere que seamos realmente
felices; llenos de salud –una salud integral que abarque el aspecto físico, mental y
espiritual—; y él quiere usarme a mí como un vínculo para llevar sanidad a las
personas; ayudar a reconciliar familias; orientar a niños, jóvenes y adultos; y a
través de la ciencia aunada a mi integración de fe, poder ayudar a las personas y
guiarlas, hasta donde se nos permita, a una relación con su Creador, quien es la
fuente de la salud integral.
José Luis Ximénez Arroyo – 1100486
2. El libro Los Diez Mandamientos: Dos veces eliminados de Shelton y
Quinn y mi cosmovisión
Los Diez Mandamientos. Un código moral perfecto. Todas las
constituciones y códigos civiles en el mundo están relacionados de una u otra
forma a esta Ley Moral y, sin embargo, a lo largo de la historia han sido
fuertemente atacados. Recientemente han sido excluidos del gobierno de los
Estados Unidos, y anteriormente ya habían sido olvidados por varias
denominaciones protestantes del cristianismo. En su libro Los Diez Mandamientos:
Dos veces eliminados Shelton y Quinn abordan el tema del ataque hacia los Diez
Mandamientos por parte del gobierno de los Estados Unidos de América y la
iglesia protestante, centrándose en esta última. Los co-autores proporcionan
evidencias bíblicas del por qué los Diez Mandamientos, incluyendo el cuarto
mandamiento, siguen vigentes y por qué se les debiera de prestar atención. Cabe
mencionar que entre los Diez Mandamientos, el cuarto ha sido el más atacado, ya
que la mayoría de las personas que creen en la vigencia de la Ley Moral aceptan
solo 9 mandamientos, excluyendo el cuarto. Los autores dedican buena parte del
libro en proveer evidencia bíblica a favor de la vigencia del cuarto mandamiento
junto con los otros nueve, deshaciendo los innumerables de mitos que rodean a la
observancia de este día bendecido por Dios aclarando el propósito original para
este día y separándolo de la observancia farisaica de los tiempos de Jesús.
Además aclara la relevancia de la Ley en el Antiguo y Nuevo Pacto además
proporciona evidencia bíblica de la existencia de dos leyes: una moral (los Diez
Mandamientos) y otra ceremonial, la cual fue clavada en la cruz.
El libro me ayudó a entender que lo más importante en la vida es una
relación íntima con Dios; una relación práctica, que salga del legalismo y la
monotonía y sea auténtica, al punto de celebrar con Dios, de platicar con Él minuto
a minuto, hacer cosas juntos; en otras palabras, una relación variada y
espontánea, no cuadrada ni lineal. Los Diez Mandamientos nos dan esta
oportunidad, ya que ellas expresan el carácter de Dios y, gracias al cuarto
mandamiento, podemos dedicar un periodo de 24 horas cada semana solamente
para Dios, olvidándonos de nuestras propias faenas.
José Luis Ximénez Arroyo – 1100486