Jesús lava los pies de sus discípulos antes de la Última Cena para enseñarles una lección de humildad y servicio. Aunque Judas ya había decidido traicionar a Jesús, Jesús continuó sirviéndole lavándole los pies. Jesús les dice a los discípulos que deben servirse los unos a los otros así como Él les sirvió a ellos.