1. Eficiencia Energética.
El concepto de Eficiencia: Es común utilizarlo en el estudio de la energía y es el
recíproco del consumo específico expresando una productividad o una relación
beneficio/costo. Así, una alta eficiencia energética representa la capacidad de
obtener una producción de bienes o servicios con bajo consumo energético.
El uso más eficiente de energía contribuye a la equidad, mejores condiciones de
vida, menores gastos en energía y acceso a mejores servicios energéticos. El
enorme potencial de mejoras en la eficiencia en todas las etapas de producción
y uso de la energía final es ampliamente reconocido, pero alcanzar este
potencial sigue siendo un desafío.
El potencial de incremento de la eficiencia energética en los países de la Región
es significativo y se puede concretar por medio de la adopción de patrones de
uso más racionales y mejores tecnologías de conversión energética,
traduciéndose en ventajas técnicas, económicas y ambientales. Es importante
observar que la eficiencia energética se asocia a la eficiencia económica e
incluye cambios tecnológicos, económicos, institucionales y de comportamiento,
y se refiere a una reducción en la energía utilizada para un mismo nivel de
satisfacción de un requerimiento energético final (en usos térmicos de alta,
media y baja temperatura, iluminación, fuerza motriz, etc.)
Por consiguiente, alejándonos de las concepciones energéticamente ideales y
perfectas, sujetas solamente a las pérdidas reversibles, los sistemas energéticos
reales presentan pérdidas irreversibles tolerables, por imposiciones de orden
técnico, económico y ambiental, que naturalmente pueden y deben ser
mantenidas en niveles mínimos.
En todos los países y contextos en los cuales se ha observado una evolución
favorable del uso eficiente de energía, el Estado ha cumplido un rol
determinante, cualquier que sea la forma existente de organización del sector
energético.
Puesto que las pérdidas son intrínsecas a los sistemas energéticos, interesa
clasificar las causas de las ineficiencias económicamente evitables, que se
asocian esencialmente a tres grupos de causas:
2. I. Proyecto y construcción deficiente:
Deficiencias en términos de concepción, diseño, materiales y procesos de
fabricación, instalación o implementación de los equipos y/o sistemas ocasionan
pérdidas de energía. Por ejemplo, las lámparas, independientemente de su
eficiencia, promueven pérdidas energéticas innecesarias cuando son dispuestas
incorrectamente en el ambiente a ser iluminado.
Es oportuno observar que, en general, la decisión sobre el desempeño
energético de un sistema es tomada en el momento de su adquisición y que
frecuentemente los equipos presentan vidas útiles de varios años, periodo de
tiempo en que sus eventuales deficiencias energéticas se mantendrán, pues
muchas veces no es posible o factible introducir cambios más profundos en los
equipos existentes.
II. Operación ineficiente:
Aun cuando los sistemas de energía estén bien diseñados y fabricados, pueden
ser manejados de manera incorrecta. Por ejemplo, en el contexto de una
vivienda, mantener encendidos sistemas de aire acondicionado eficientes y
adecuadamente instalados en una habitación sin actividades es una evidente
fuente de pérdida energética, de la misma manera que la gestión inadecuada de
los insumos energéticos en plantas industriales bien diseñadas conduce a
pérdidas eventualmente elevadas.
III. Mantenimiento inadecuado:
Una parte de las pérdidas de energía puede ser minimizada mediante
procedimientos de mantenimiento correctivo y preventivo, incluyendo limpieza de
las superficies de intercambio térmico y el ajuste de los sistemas de control, para
que los sistemas energéticos mantengan, en la mayor extensión posible su
mejor desempeño frente a variaciones de carga u otras condiciones
operacionales
3. Promoción de la Eficiencia Energética.
Para promover la eficiencia energética, se deben establecer mecanismos que
permitan el mayor desempeño de los sistemas energéticos, clasifiquemos
entonces dos grandes grupos:
A “Mecanismos de base tecnológica“ promueven el uso de equipos más
eficientes e implementar procesos innovadores que permitan reducir las
pérdidas de energía básicamente mediante inversiones en capital.
B “Mecanismos de base conductual”: se fundamentan en cambios de hábitos,
patrones de utilización y sistemas de gestión, reduciendo el consumo
energético sin alterar la diversidad de equipos convertidores de energía ni
el nivel de satisfacción en el uso de la energía.
Fuente: Indicadores Políticas Publicas en materia de Eficiencia Energética en América Latina y el Caribe-
CEPAL
En la gráfica debe interpretarse que una reducción a la potencia, es una situación
que corresponde a la promoción de equipos eficientes y una reducción en el tiempo
representa un cambio en la gestión y aprovechamiento del recurso.
Es importante remarcar que, como condición necesaria, las medidas recomendadas
para reducir las pérdidas de energía no deben afectar los beneficios asociados al
uso de los sistemas energéticos, pues la economía se consigue por la disminución
de las pérdidas, no por reducción de la energía útil disponible efectivamente
utilizada.
4. De una manera general, las acciones para promover el incremento de la eficiencia
energética, en el ámbito de los sistemas energéticos, pueden ser clasificadas de
acuerdo a los mecanismos de carácter tecnológico o conductual ya anteriormente
presentados, conforme se ejemplifica a continuación:
(I) Acciones de carácter tecnológico (actuando en los equipos
y sistemas energéticos, promoviendo cambios, ajustes y
mantenimiento)
Promoción, inclusive mediante financiamiento, para la realización y
eventual implantación de las recomendaciones de auditorías y
proyectos de incremento de eficiencia energética.
Definición de normas con niveles mínimos de desempeño
energético en equipos.
Definición de códigos de construcción con niveles mínimos de
desempeño energético en edificios públicos y/o residenciales.
Promoción de diseño e implementación de procesos industriales
energéticamente eficientes.
Establecimiento de un sistema de etiquetado con niveles de
eficiencia de los equipos energéticos.
Financiamiento y/o distribución de equipos eficientes.
Promoción de actividades de Investigación y Desarrollo
Tecnológico en temas relacionados con el uso final de energía.
(II) Acciones de difusión (actuando sobre los usuarios y operadores de
equipos y sistemas energéticos).
Programas de capacitación profesional (expertos en auditorías energéticas,
profesionales, técnicos y operarios en los sectores industrial, comercial y
público, y en el diseño, construcción y mantenimiento de viviendas y edificios).
Programas de información y formación de estudiantes de los niveles básico,
medio y universitario.
Concursos y premios a proyectos de eficiencia en industrias, edificios y
empresas comerciales.
Campañas de marketing, difundiendo información al público consumidor sobre
procedimientos para ahorrar energía
El consumo de energía de una sociedad es el objeto de atención de los programas
de eficiencia energética. Este consumo, ya sea procedente de un sistema
socioeconómico o, de un sector en particular, depende de múltiples factores o
variables, lo cual hace difícil establecer las relaciones o ecuaciones que vinculan
dicho consumo con variables explicativas.
5. Una forma metodológica para estructurar el problema es definir el uso de la energía
en dos formas: Uso Directo y Uso Indirecto de la Energía.
En el uso directo de la energía, esto es para atender las necesidades del ser
humano para su subsistencia y confort (cocción, iluminación, calefacción,
calentamiento de agua, refrigeración, etc.), el consumo de energía depende
principalmente de las características:
• Ambientales: clima, temperatura, humedad, eventos atmosféricos, etc.,
• Socio-económicas: tamaño de la población, condiciones de la vivienda y uso del
espacio, si es medio rural o urbano, promedio y distribución del ingreso de las
familias.
• Energéticas: acceso y abastecimiento o no de determinadas fuentes energéticas,
estructura por fuentes del consumo energético, precios de la energía y de los
artefactos y equipos de utilización de la energía y eficiencia energética (tecnología
de los equipos y hábitos de consumo)
• Aquellas que corresponde a pautas culturales.
En el uso indirecto de la energía, esto es para la producción de los bienes y
servicios, se requiere diferentes formas de energía útil: calor de proceso, fuerza
motriz, iluminación, frío de proceso, etc. El consumo de energía para estos usos
depende, en líneas generales, de las características:
•Ambientales: clima, temperatura, humedad, etc.
•Socio-económicas y del perfil del sistema productivo: tipo de bienes y servicios
producidos, o sea la estructura productiva del país, del nivel de actividad económica,
escala de producción y el nivel de utilización de la capacidad instalada, de la
tecnología del proceso productivo, incluyendo las características de la materia prima,
de las condiciones logísticas y de los modos y tipos de vehículos para el transporte
de personas y cargas, del ordenamiento territorial.
• Energéticas: acceso y abastecimiento o no de determinadas fuentes energéticas,
estructura por fuentes del consumo energético, precios de la energía y de los
artefactos y equipos de utilización de la energía y eficiencia energética (tecnología
de los equipos y hábitos de consumo)
Como se puede observar en las listas anteriores, la eficiencia energética, siempre
considerada como una función de la tecnología de los equipos y hábitos de
consumo, es uno entre los diversos factores que afectan el consumo energético.