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Calidad de vida, Cuidadores e
intervención para la mejora de la
salud en el envejecimiento

Comps.
ps.
José Jesús Gázquez Linares
Mª del Carmen Pérez Fuentes
Mª del Mar Molero Jurado
Isabel Mercader Rubio

Edita: Asoc. Univ. de Edu. y Psic.
Calidad de vida, Cuidadores e intervención para
la mejora de la salud en el envejecimiento

Comp.
José Jesús Gázquez Linares
Mª del Carmen Pérez Fuentes
Mª del Mar Molero Jurado
Isabel Mercader Rubio
© Los autores. NOTA EDITORIAL: Las opiniones y contenidos de los textos publicados en el
libro “Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el
envejecimiento”, son responsabilidad exclusiva de los autores; así mismo, éstos se
responsabilizarán de obtener el permiso correspondiente para incluir material publicado en
otro lugar.
Edita: Asoc. Univ. de Educación y Psicología (ASUNIVEP)
ISBN: 978-84-616-5124-5
Depósito Legal: AL 607-2013
Imprime: Artes Gráficas Salvador
Distribuye: Asoc. Univ. de Educación y Psicología

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ninguna forma o por ningún medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, u otros medios, sin el permiso previo
y por escrito de los titulares del Copyright.
ÍNDICE

ENVEJECIMIENTO ACTIVO Y CALIDAD DE VIDA
CAPÍTULO 1
Envejecimiento activo: mejorando el futuro ...................................................................................... 15
Elisabeth Ariza Cabrera, Francisco Martín Estrada y Eduardo Sánchez Sánchez
CAPÍTULO 2
Envejecimiento Activo ........................................................................................................................ 19
Laura Augustín Cebrián, Cristina Manzano Gutiérrez y María Inmaculada González Fernández
CAPÍTULO 3
Envejecimiento Activo y Sistemas de Calidad .................................................................................... 25
Evaristo Barrera Algarín y Rocío Martínez Fernández
CAPÍTULO 4
Evidencia científica del tratamiento de Fisioterapia en las úlceras por presión ............................... 31
Juan Manuel Cáliz Jiménez, Encarnación Bermúdez Millán y Cristina Gálvez Abril
CAPÍTULO 5
Competencia y capacidad en personas mayores ................................................................................ 37
Dolores Castejón Robles, Carmelo Gómez Martínez, Virginia Nicolás Alarcón, Antonio José
Torrano Candel, Miriam Yelo Yelo y Concepción Lucas Martínez
CAPÍTULO 6
Calidad de Vida en pacientes ancianos inmovilizados-terminales con asistencia domiciliaria ......... 41
María Dolores Collado Martínez, María Luisa Ballesta Fernández y Noemí Gil Fernández
CAPÍTULO 7
Calidad de vida en el proceso de envejecimiento............................................................................... 47
Berta García López, Rocío González Bolívar y Mª Carmen Gámiz Aguilera
CAPÍTULO 8
Análisis de la atención en alojamientos para personas con Parálisis Cerebral en proceso de
envejecimiento.................................................................................................................................... 51
Mª Yolanda González-Alonso y Montserrat Santamaría-Vázquez
CAPÍTULO 9
Taller de hábitos saludables para mayores de 65 años ..................................................................... 55
Mª Auxiliadora Liáñez Andrades, Raquel Meseguer Segura, Raquel Mª Ramos Santos y Mª
Remedios Izquierdo Fernández
CAPÍTULO 10
Enfermería comunitaria como promotora de un envejecimiento con buena salud, activo y sin
dependencia ....................................................................................................................................... 59
Luis J. Martín González, Almudena D. Alférez Maldonado, Francisco L. Montes Galdeano, María
Dolores Rodríguez Soriano y Ester Mateo Aguilar
CAPÍTULO 11
Revisión de los factores psicológicos y tratamientos conductuales para la mejora de la calidad de
vida en asma bronquial ...................................................................................................................... 65
Juana Mª Mateu Mateu y Rubén Uclés Juárez

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento

5
ÍNDICE

CAPÍTULO 12
Autoconcepto y calidad de vida de personas mayores en centros residenciales ................................ 71
Inmaculada Méndez, Juan P. Martínez, Esther Secanilla, Ana Benavente y Julia García-Sevilla
CAPÍTULO 13
Potenciar el Envejecimiento Activo mediante el voluntariado de mayores ........................................ 77
Francisco L. Montes Galdeano, María Dolores Rodríguez Soriano, Ester Mateo Aguilar, Luís J.
Martín González y Almudena D. Alférez Maldonado
CAPÍTULO 14
Programas de prevención de la salud para un envejecimiento activo ................................................81
María del Mar Pageo Giménez, Francisco Javier Serrano Aguilar y Silvia Gómez García
CAPÍTULO 15
Intervención integral para un envejecimiento activo.......................................................................... 85
Carmen Ramos Hernando y Pilar Martínez Agut
CAPÍTULO 16
Cuidados paliativos en el anciano ......................................................................................................89
Eduardo Sánchez Sánchez, Rocío del Castillo Acuña y Mª del Mar Pérez Martín
CAPÍTULO 17
Evaluación de la Calidad de Vida Relacionada con la Salud en población mayor: revisión de
instrumentos específicos .....................................................................................................................93
Mª del Mar Molero Jurado, Mª del Carmen Pérez Fuentes, José Jesús Gázquez Linares, Isabel
Mercader Rubio y Tania Abad López
CAPÍTULO 18
Mejora de la salud y la calidad de vida a través del ejercicio físico en personas con fibromialgia 101
Rubén Uclés Juárez y Juana María Mateu Mateu
CAPÍTULO 19
Historia, evolución y actualidad en los cuidados paliativos ............................................................ 107
Mónica Vargas Muriana, Cristina Cazorla Luque y Sonia Salas Frías
CAPÍTULO 20
Influencia evolutiva de la alopecia androgenética masculina en la calidad de vida ........................111
Alejandro Molina Leyva y Ramón Naranjo Sintes
CAPÍTULO 21
Relación entre la edad y el factor dolor de los hombres de trono ....................................................117
Juan Antonio Poblete Flor y Fernando Fernández Martín
CAPÍTULO 22
Como vivir más y mejor ....................................................................................................................121
María Dolores Rodríguez Soriano, Ester Mateo Aguilar, Luis Jesús Martín González, Almudena
Dolores Alférez Maldonado y Francisco Luis Montes Galdeano
CAPÍTULO 23
GDS 7 en residencias: ¿enfermedad terminal o crónica avanzada? ................................................125
Antonio José Torrano Candel, Dolores Castejon Robles, Carmelo Gómez Martínez, Concepción
Lucas Martínez, Virginia Nicolás Alarcón y Miriam Yelo Yelo

6

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
ÍNDICE

CUIDADOS Y CUIDADORES EN EL ENVEJECIMIENTO
CAPÍTULO 24
Gestión del cuidado de las demencias desde una perspectiva enfermera ........................................ 133
Almudena D. Alférez Maldonado, Francisco L. Montes Galdeano, María Dolores Rodríguez
Soriano, Ester Mateo Aguilar y Luis J. Martín González
CAPÍTULO 25
Atención enfermera a cuidadoras principales de pacientes con Alzheimer: propuesta de plan de
cuidados en el apoyo a la sobrecarga .............................................................................................. 139
Miriam Amad Pastor
CAPÍTULO 26
Percepción de la calidad del cuidado enfermero en adultos mayores hospitalizados ..................... 147
Ana Celia Anguiano Morán, Martha Marín Laredo, Bárbara Mónica Lemus Loeza y Carlos
Gómez Alonso
CAPÍTULO 27
Necesidades y problemas de las personas cuidadoras de pacientes afectados por ICTUS .............. 153
Isabel Mª Calvo Cabrera, Mª Isabel Mariscal Crespo, Almudena Arroyo Rodríguez, Inmaculada
Lancharro Tavero, Mª Socorro Morillo Martín y Rocío Romero Serrano
CAPÍTULO 28
El cuidado familiar: Una mirada desde los y las profesionales de la salud .................................... 157
Rosa Casado Mejía, Esperanza Ruiz Arias, Mª Jesús Albar Marín y Dolores Torres Enamorado
CAPÍTULO 29
Satisfacción de las cuidadoras latinoamericanas respecto al trabajo como cuidadoras
de ancianos ...................................................................................................................................... 165
Marisa López Sánchez, José María López Sánchez y Ana López Sánchez
CAPÍTULO 30
Satisfacción de los ancianos españoles con el cuidado proporcionado por las cuidadoras
latinoamericanas.............................................................................................................................. 171
Marisa López Sánchez, José María López Sánchez y Ana López Sánchez
CAPÍTULO 31
Sucesos que acompañan al cuidado de un enfermo dependiente ..................................................... 177
Marisa López Sánchez, José María López Sánchez y Ana López Sánchez
CAPÍTULO 32
Síndrome burnout en cuidadores de ancianos dependientes ............................................................ 185
Cristina Manzano Gutiérrez, María Inmaculada González Fernández y Laura Augustín Cebrián
CAPÍTULO 33
Calidad de vida de las cuidadoras familiares después de ser formadas en talleres de apoyo al
cuidado: Experiencia en las Unidades de Gestión Clínica Roquetas Sur y Roquetas Norte del
Distrito Sanitario Poniente de Almería ............................................................................................ 189
Mª José Montoya Vergel, Mª José Zamora Reyes, Liliane López Sánchez, Mª Teresa Granados
Serrano, Leonor Ortiz Villegas, Juan Manuel Martínez Egea y Celia Rivera Capilla

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento

7
ÍNDICE

CAPÍTULO 34
Necesidades de las personas cuidadoras familiares de mayores dependientes ................................195
Lourdes Moral Fernández, Sara Moreno Cámara y Pedro Ángel Palomino Moral
CAPÍTULO 35
Calidad de vida del cuidador del anciano dependiente ....................................................................201
Juana Morcillo García, Dulcenombre Morcillo Mendoza y Francisco Javier Lozano Martínez
CAPÍTULO 36
¿Se sienten preparadas para afrontar los cuidados las cuidadoras familiares de personas afectadas
por la enfermedad de Alzheimer? .....................................................................................................205
Sara Moreno Cámara, Pedro Ángel Palomino Moral y Lourdes Moral Fernández
CAPÍTULO 37
Cambios en la relación de pareja: percepción de los cuidadores de pacientes con Alzheimer ........ 211
Cristina Rodríguez López
CAPÍTULO 38
Estado general de salud en los cuidadores familiares de pacientes con demencia tipo Alzheimer .215
Mª Dolores Ruiz Fernández, José Jesús Gázquez Linares y Mª del Carmen Pérez Fuentes
CAPÍTULO 39
Estrategias de afrontamiento en cuidadores familiares de enfermos de Alzheimer .........................221
Mª Dolores Ruiz Fernández, José Jesús Gázquez Linares y Mª del Carmen Pérez Fuentes
CAPÍTULO 40
El cuidador familiar. Parte activa en la gestión de casos ................................................................ 227
Mª Dolores Saavedra Llobregat, José Ramón Martínez Riera, Manuel Lillo Crespo e Isabel
Casabona Martínez
CAPÍTULO 41
Cuidados al paciente con Alzheimer ................................................................................................ 235
Laura Sans Guerrero y Elvira Gázquez Fernández
CAPÍTULO 42
Cuidadores hombres.........................................................................................................................241
Dolores Torres Enamorado, María Eslava Sánchez, Rosa Casado Mejía, Esperanza Ruiz Arias y
Mª José Polvillo Avilés
CAPÍTULO 43
¿Qué piensa el familiar de las contenciones mecánicas? .................................................................249
Míriam Yelo Yelo, Antonio José Torrano Candel, Concepción Lúcas Martínez, Carmelo Gómez
Martínez y Dolores Castejón Robles

DETERIORO Y ESTIMULACIÓN COGNITIVA
CAPÍTULO 44
Análisis de las publicaciones sobre estimulación cognitiva en
una muestra de
revistas españolas.............................................................................................................................255
Tania Abad López, Mª del Mar Molero Jurado, Mª del Carmen Pérez Fuentes y José Jesús
Gázquez Linares

8

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
ÍNDICE

CAPÍTULO 45
Diseño de un panel de psicoestimulación como herramienta de intervención en personas mayores
con deterioro cognitivo .................................................................................................................... 263
Mª Ángeles Abellán Galindo, Julia García Sevilla e Inmaculada Méndez
CAPÍTULO 46
Programa informático de Estimulación Cognitiva e Inteligencia Emocional para
personas mayores (PECI-PM) ......................................................................................................... 267
José A. Álvarez Bermejo, Mª del Carmen Pérez Fuentes, Alicia Isabel Berenguel del Pino, Ismael
Miranda Romero, Mª del Mar Molero Jurado y José Jesús Gázquez Linares
CAPÍTULO 47
El rendimiento potencial como medida de prevención del deterioro ............................................... 275
María de la Paz Bermúdez-Pérez, María del Carmen Pérez Fuentes, Carmelo Gómez Martínez,
Eulalia Martínez Moreno y Mª Dolores Bonilla Sierra
CAPÍTULO 48
¿Se puede prevenir la enfermedad de Alzheimer mediante el ejercicio físico? ................................ 281
Isabel Mª Fernández Medina, Carmen Tamara González Fernández y Berta García López
CAPÍTULO 49
Deterioro cognitivo asociado a otras patologías ............................................................................. 285
Carmen Rocío García García, Cristina Maldonado Úbeda, Purificación Martínez Segura y Mª
Francisca García
CAPÍTULO 50
Los Programas Universitarios de Mayores como indicador de calidad de vida saludable ............. 291
Alfonso Javier García González, Yolanda Troyano Rodríguez y Macarena Lorenzo
CAPÍTULO 51
¿Es efectiva la estimulación cognitiva en ancianos con enfermedad de Alzheimer? ....................... 301
Rocío González Bolívar, María del Carmen Gámiz Aguilera e Isabel María Fernández Medina
CAPÍTULO 52
Tratamiento no farmacológico para personas con demencias “una escasa realidad”.................... 307
Cristina Hernández Guerrero y Alda Aguilera Gázquez
CAPÍTULO 53
¿Cómo utilizar algunos instrumentos de evaluación de programas de envejecimiento activo? ...... 313
Ester Mateo Aguilar, Luis J. Martín González, Almudena D. Alférez Maldonado, Francisco L.
Montes Galdeano y María Dolores Rodríguez Soriano
CAPÍTULO 54
El aprendizaje a lo largo de toda la vida como estrategia para lograr una vejez más saludable .... 317
Cruz Pérez Pérez, Mª Victoria Vázquez Verdera e Inmaculada López Francés
CAPÍTULO 55
Libro de la Memoria: Historia de vida desarrollado en un nuevo programa de estimulación
cognitiva: estudio preliminar ........................................................................................................... 323
Rosa Torrano Martínez, Antonio Riquelme Marín, Juan Manuel Ortigosa Quiles, María José
Carrillo Escobar y Raquel Gómez Rodríguez

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento

9
ÍNDICE

CAPÍTULO 56
Deterioro cognitivo en el anciano ....................................................................................................331
Mª Teresa García López, Javier Fernández Pérez, Purificación Sánchez López, Manuel Payán
Ortiz y Mª Victoria Mejías Olmedo
CAPÍTULO 57
Rehabilitación intervencionista en ancianos ....................................................................................335
José Ramón Pineda Guillén y Mª del Carmen Calderón García

ASPECTOS RELACIONADOS CON LA PERSONALIDAD EN EL ENVEJECIMIENTO
CAPÍTULO 58
Trastornos del sueño en el anciano .................................................................................................. 339
María Teresa Calleja Ávila, Mercedes Calleja Urbano, Rocío Sánchez Martín y Juan Alberto
Puyana Domínguez
CAPÍTULO 59
Principales trastornos de comunicación en el anciano ....................................................................345
Mercedes Calleja Urbano, Juan Alberto Puyana Domínguez, María Teresa Calleja Ávila y Rocío
Sánchez Martín
CAPÍTULO 60
El omega-3 como elemento preventivo de enfermedades mentales durante el envejecimiento.........351
Mª Jesús Crespo Castillo, Soledad Carcelen García, Guillermo Valero Segura, Mª Cristina
Sandoval Carpes, Ana Isabel López Oliva y Encarnación Garcia Oliva
CAPÍTULO 61
El dolor en la vejez. Una etnografía de la ancianidad en residencias para la “Tercera Edad” ......355
Alejandro de Haro Honrubia
CAPÍTULO 62
Trastorno Bipolar: Fase Maníaca en Psicogeriatría .......................................................................361
Diego Ramón Dueñas Alcalá, Consuelo Ibáñez Allera y Rosa Sánchez-Waisen Hernández
CAPÍTULO 63
Prevención y tratamiento del Síndrome Confusional .......................................................................367
Mª Ángeles Esteban-Moreno, Sara Domingo-Roa, Mª Carmen Moreno-López y Cristina LozanoMengíbar
CAPÍTULO 64
Dolor en ancianos institucionalizados en residencias ......................................................................371
Elena Carrasco Martínez Carmelo Gómez Martínez, Pedro Andreo Muñoz, Inmaculada Alguazas
Martínez y Clara González Rosique
CAPÍTULO 65
Ancianos y el concepto de persona humana: Una perspectiva personalista ....................................375
Carmelo Gómez Martínez, Dolores Castejón Robles, Virginia Nicolás Alarcón, Antonio José
Torrano Candel, Miriam Yelo Yelo y Concepción Lucas Martínez
CAPÍTULO 66
Autopercepción de la salud de los mayores almerienses .................................................................. 379
Francisca López Gutiérrez y Lidia Ruiz Calatrava

10

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
ÍNDICE

CAPÍTULO 67
Patogénesis y etiología del Síndrome Confusional Agudo o delirio ................................................ 385
Cristina Lozano-Mengíbar, Mª Carmen Moreno-López, Sara Domingo-Roa y Mª Ángeles
Esteban-Moreno
CAPÍTULO 68
Actitud diagnóstica ante Síndrome Confusional Agudo o delirio .................................................... 391
Mª Carmen Moreno-López, Cristina Lozano-Mengíbar, Mª Ángeles Esteban-Moreno y Sara
Domingo-Roa
CAPÍTULO 69
Intervención desde la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) en el anciano institucionalizado
con sintomatología depresiva: un estudio de caso ........................................................................... 397
Luis Jorge Ruiz Sánchez, Adolfo J. Cangas Díaz y José Gallego Antonio
CAPÍTULO 70
Reducción de los niveles de estrés, ansiedad y depresión en el proceso de envejecimiento, gracias al
Mindfulness ...................................................................................................................................... 405
Sonia Salas Frías, Cristina Cazorla Luque y Mónica Vargas Muriana
CAPÍTULO 71
Mitos y estereotipos en la vejez ........................................................................................................ 411
Arantzazu Sánchez Fernández
CAPÍTULO 72
El equipo multidisciplinar ante los trastornos mentales en el envejecimiento ................................. 415
Rocío Sánchez Martín, Mª Teresa Calleja Ávila, Juan Alberto Puyana Domínguez y Mercedes
Calleja Urbano
CAPÍTULO 73
Empowerment y envejecimiento: conceptos vinculados ................................................................... 419
Almudena Martínez de la Torre

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento

11
ENVEJECIMIENTO ACTIVO Y CALIDAD DE VIDA

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento

13
CAPÍTULO 1
Envejecimiento activo: mejorando el futuro
Elisabeth Ariza Cabrera, Francisco Martín Estrada y Eduardo Sánchez Sánchez
Área de Gestión Sanitaria Campo de Gibraltar (España)

Objetivos
·
·
·
·
·
·

Definir el concepto de envejecimiento activo.
Mejorar la autonomía, la salud y la productividad de las personas de edad avanzada.
Identificar los factores que influyen en la manera de envejecer de los individuos.
Potenciar el envejecimiento activo en la población anciana.
Conocer los indicadores existentes para evaluar el estado de autonomía de las personas.
Promocionar el envejecimiento activo.

Desarrollo
Según estudios realizados se calcula que la tasa de dependencia de la población anciana (población ≥ 60 años)
pasará en la Unión Europea de 0,36 en 2002 a 0,56 en 2025 (Martin-Lesende et al, 2010).
El concepto de envejecimiento activo fue tomado a finales de los años 90 por la Organización Mundial de la
Salud (OMS) con la finalidad de ampliar el término de envejecimiento saludable y así, identificar los factores que
además de la atención sanitaria afectan a la forma de envejecer de los individuos y poblaciones (Giró, 2006).
La OMS define el envejecimiento activo como “el proceso por el cual se optimizan las oportunidades de
bienestar físico, social y mental de las personas a lo largo de su vida, con el objeto de ampliar la esperanza de vida
saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez” (Gil, 2010).
De esta definición se deducen los factores del envejecimiento: atención sanitaria adecuada, áreas económicas,
culturales y sociales.
Se debe entender el envejecimiento activo de forma individual y colectiva (atendiendo a individuos y grupos de
población), favoreciendo la participación en la sociedad y atendiendo a sus necesidades, deseos y capacidades.
Filósofos griegos como Platón o el escritor romano Cicerón afirmaron que la actividad física, mental y social era
necesaria para sobrevivir hasta una edad avanzada, consiguiendo mantener las funciones físicas y mentales en buen
estado (Lehr, 1999).
Factores que influyen en la manera de envejecer
En la figura 1 podemos observar los diferentes factores que condicionan la etapa del envejecimiento.
Figura 1

Modificado de Martín-Lesende et al, 2010.

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento

15
Envejecimiento activo: mejorando el futuro

Actividad Física: se conocen muchos estudios que confirman la hipótesis de que la actividad física es un
requisito necesario para envejecer con éxito. Los cambios físicos influenciados por la edad, entre ellos los
deterioros funcionales de los órganos, cambios en el sistema muscular, locomotor y en los órganos
respiratorios, son semejantes a los producidos por la falta de ejercicio físico. Los individuos jóvenes
inactivos físicamente pueden parecer viejos, de la misma forma que los individuos ancianos activos
físicamente pasan por jóvenes. La actividad física también afecta al bienestar psicológico, en lo referente a
las capacidades mentales, el bienestar subjetivo, las habilidades sociales y el autoconcepto (Lehr, 1999).
·
Aspectos Sanitarios: promoción de la salud y prevención de la enfermedad. Acudir a revisiones médicas
para el control de enfermedades típicas en la etapa del envejecimiento tales como: hipertensión, diabetes,
colesterol,… Cuidar hábitos alimenticios (mantener un peso adecuado, limitar el consumo de grasas
saturadas y calorías,…). Evitar consumo de hábitos tóxicos como fumar o bebidas alcohólicas. Seguir una
pauta correcta de vacunación (gripe y tétanos).
·
Actividad Mental: se debe contribuir a mantener la capacidad mental y la de aprendizaje. Podremos
conseguir un mayor rendimiento durante más tiempo si ejercitamos de forma activa las habilidades
cognitivas y de aprendizaje. Un ejemplo de ello sería la realización de actividades para mantener y agilizar
nuestra destreza mental, prevención o detección temprana de problemas de salud temprana.
·
Participación Social: el entorno social no debe ser menos importante en ciertos momentos del ciclo vital.
Parte de esas actividades que pueden realizarse serían: participar en actividades educativas, recreativas,
culturales y sociales, continuar ejerciendo una vida diaria en familia y en la comunidad, excursiones,
paseos, bailes, talleres, etc.…
·
Determinantes Personales: se debe considerar el afrontamiento del estrés de cada persona y de las
adversidades de la vida, ya que según se sepa enfrentar a ellas desencadenará una vejez en mejores o
peores condiciones (Balboa et al, 2012).
Los factores psicológicos y la genética son determinantes personales en el envejecimiento activo.
·
Factores Económicos: los ingresos económicos son inferiores en las mujeres mayores que en los varones,
por la dependencia de las pensiones no contributivas y de viudedad. En mujeres mayores que han tenido
un trabajo remunerado, la discriminación en políticas de empleo y salarios afecta negativamente a sus
ingresos tras la jubilación (Muñoz-Cobos et al, 2008).
Indicadores para evaluar la autonomía de las personas
Existen muchos índices y tablas para realizar la valoración de los ancianos. A continuación se detallan métodos
de evaluación que nos ayuda a medir la autonomía/dependencia y deterioro cognitivo en la población anciana, entre
los que nos encontramos el índice de Barthel y el cuestionario de Pfeiffer.
Índice de Barthel:
Es un instrumento que permite valorar la autonomía de la persona para realizar las actividades básicas de la vida
diaria (ABVD), siendo 10 ítems los que se utilizan: alimentación, baño, vestirse, arreglarse, deposiciones, micción,
retrete, trasladarse (cama-sillón o silla de ruedas), deambular y subir o bajar escaleras.
Cada ítem se desglosa en 2, 3 ó 4 subapartados en función del cual se le asigna la puntuación al paciente. Dicha
puntuación varía de 0, 5, 10 ó 15 puntos en cada ítem (en función del máximo estipulado).
El total obtenido puede oscilar entre un mínimo de 0 puntos (significa que la persona es totalmente dependiente)
y el máximo de 100 puntos (la persona es completamente independiente). Para pacientes limitados en silla de ruedas
el máximo obtenido sería de 90 puntos. Entre 0 y 100 existen diferentes puntos de corte a los cuales se les asigna el
grado de dependencia (escasa, moderada, severa,…)
Es una escala de fácil utilización y manejada en corto espacio de tiempo (SAS, 2002 y Consejería de Salud,
2007).
Cuestionario de Pfeiffer:
Es una escala que detecta el deterioro cognitivo en pacientes mayores. Valora una serie de funciones
relativamente básicas tales como: memoria de corto y largo plazo, atención, orientación, información sobre hechos
cotidianos y capacidad matemática.
Se le realizan 10 preguntas tipo: fecha del día en el que se pasa el cuestionario, día de la semana, lugar en el que
se encuentran en ese momento, descifrar el número de teléfono o dirección, edad, fecha de nacimiento, presidente del
gobierno actual y anterior, apellidos de su madre y un pequeño cálculo matemático.
·

16

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
Envejecimiento activo: mejorando el futuro

Las respuestas se valoran mediante acierto o fallo, en la cual se le asigna un punto por error en respuesta.
Significando 0 puntos que la situación de la persona es normal y un máximo de 10 en la que existe un importante
deterioro cognitivo (SAS, 2002 y Consejería de Salud, 2007).
Promoción del Envejecimiento Activo
En la promoción de la salud se evalúan las conductas humanas y su entorno, de esta forma podemos modificar la
conducta del adulto valorando los demás aspectos; consiguiendo una promoción de la salud y prevención de la
enfermedad (Arechabala, 2007).
Ciertos organismos internacionales han valorado la necesidad de dar un giro a las estrategias a desarrollar con las
personas mayores, implicando nuevos abordajes en el diseño de intervenciones con las personas, como por ejemplo,
las socioeducativas. Desde esta perspectiva se implica una concepción de la vejez como una etapa menos pasiva, más
dinámica, creativa y saludable. La mayoría de las intervenciones están teñidas de una visión patogénica, que incide en
las deficiencias y limitaciones de la vejez.
Las tres líneas estratégicas que propone la OMS para la promoción del envejecimiento activo son: participación,
seguridad y salud. Aspectos priorizados por la OMS son: proporcionar oportunidades de educación y aprendizaje
durante el ciclo vital y alentar a las personas a participar plenamente en la vida de la comunidad familiar a medida
que envejecen (Bermejo, 2006).
Los expertos apoyan prácticas de buena alimentación y que sea saludable, de socialización, intercambio
intergeneracional y aceptación, para así envejecer de manera saludable. En Junio de 2010, el Consejo de la Unión
Europea propuso a la Comisión Europea posicionar el envejecimiento activo en un lugar prioritario en la agenda
política, y a trabajar en este tema en los comités de protección social, empleo y política económica. La formulación
de políticas y las acciones concretas para lograr un envejecimiento activo varían y se adaptan a cada sociedad. Así,
por ejemplo, la política australiana se centra en la economía, con las siguientes áreas para el envejecimiento activo:
seguridad económica, actividad física, mental y social, y participación laboral.
Centrándonos en España, las condiciones favorables y los obstáculos para la acción intersectorial hacia un
envejecimiento activo son: la legislación y los pactos sociales sobre la protección social, el asociacionismo y la
participación social; entre los obstáculos nos encontramos con las desigualdades económicas, la pobreza en la vejez,
la desprotección de las zonas rurales, la debilidad de los servicios sociales y las barreras a la integración laboral de las
personas mayores (Zunzunegui et al, 2010).
Conclusiones
Mejorar la imagen que se tiene de la vejez es posible haciendo un esfuerzo por parte de todos, y así construir una
sociedad para todas las edades. Éste es un tema que nos afecta de manera directa tanto a nosotros mismos, como a
todas las personas que nos rodean: familiares, amigos, compañeros,…
El envejecimiento poblacional va en aumento y se plantean retos y oportunidades para lograr un envejecimiento
activo de las próximas generaciones, mejorando las condiciones de vida de las personas mayores de esta generación.
Debemos aumentar la motivación en la realización de actividades físicas, mentales y sociales, para que sean más
atractivas y evitando los obstáculos que existen en la sociedad.
Quedaríamos satisfechos si conseguimos desarrollar el concepto de envejecimiento activo incrementando la
autonomía personal, asumiendo por parte de cada individuo responsabilidades e iniciativas sociales y eliminando
barreras que generen situaciones de dependencia.
Un enfoque subjetivo del envejecimiento activo podría ser manera de vivir y envejecer bien.
La mayoría de los problemas que caracterizan la salud de los mayores son el producto de diversas causas, propias
del estilo de vida actual de la sociedad. Interviniendo sobre ellos podemos conseguir un envejecimiento exitoso,
global e individual.
Deberíamos enlazar todos los recursos sostenibles para promover y centrarnos en este tipo de personas, ya que
por sus características psíquicas, físicas y/o sociales necesitan una atención especial que en la gran mayoría de las
atenciones no se les ofrece. Con la promoción del envejecimiento activo y saludable ocuparemos un tiempo y un
coste en un apartado beneficioso del futuro.
Las personas mayores mejoran personalmente al mejorar su estilo de vida, viendo favorecidos sus determinantes
biológicos y psicológicos.
Referencias
Arechabala, M.C. (2007). Promoción en salud y envejecimiento activo. Medwave, 7(04).
Cantera, I.R. (2002). Envejecimiento, siglo XXI y solidaridad. Rev Esp Geriatr Gerontol, 37(2), 3-6.

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento

17
Envejecimiento activo: mejorando el futuro

Carmona, M.B., Lagares, M.P. y Sánchez-Serrano, J. L. S. (2012). Propuestas saludables para el envejecimiento
activo. Hekademos: revista educativa digital, (11), 29-36.
Cid-Ruzafa, J. y Damián-Moreno, J. (1997). Valoración de la discapacidad física: el índice de Barthel. Revista
Española de Salud Pública, 71(2), 127-137.
Cobos, F.M. y Almendro, J.M.E. (2008). Envejecimiento activo y desigualdades de género. Atención primaria, 40,
305-309.
Consejería de Salud (2007). Proceso Asistencial Integrado de atención a pacientes pluripatológicos. Sevilla.
Consejería de Salud.
Fernández-Ballesteros, R., Zamarrón, M.D., López, M.D., Díez, J., Montero, P. y Schettini, R. (2010).
Envejecimiento con éxito: criterios y predictores. Psicothema, 22(4), 641-647.
García, L.B. (2006). Promoción del envejecimiento activo. Programas de preparación a la jubilación. In
Envejecimiento activo, envejecimiento en positivo (pp. 65-88). Universidad de La Rioja.
Kalache, A. y Perel, S. (2002). La OMS y la prevención del abuso de personas mayores. Programa Envejecimiento y
Ciclo de Vida. Organización Mundial de la Salud. Revista Española de Geriatría y Gerontología, 37(06), 289290.
Lehr, U. (2006). El envejecimiento activo. El papel del individuo y de la sociedad. Psiquiatría, 376, 24-90.
Lesendea, I.M., Zurrob, A.M., Pradac, C.M. y García, L.A. (2007). Envejecimiento activo, la mejor «receta» para
prevenir la dependencia. Rev Esp Geriatr Gerontol, 42(Supl 2), 4-6.
Miranda, J.G. (2006). Envejecimiento activo, envejecimiento en positivo. Universidad de La Rioja.
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Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
CAPÍTULO 2
Envejecimiento Activo
Laura Augustín Cebrián, Cristina Manzano Gutiérrez y
María Inmaculada González Fernández
Hospital Vall d'Hebron (España)

Objetivos
Dar a entender el concepto de envejecimiento activo.
Demostrar la importancia, de que en la actualidad las personas de edad avanzada aún nos pueden ofrecer mucho,
echo el cual a veces se olvida.
Exponer las indicaciones y planes de futuro de la Declaración del Consejo sobre el Año Europeo del
Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional.
Concluir y dar una valoración personal de los pretéritos expuestos en la revisión teórica.
Desarrollo del tema
Según la Organización Mundial de la Salud, nos define el envejecimiento activo como un proceso de
optimización de las oportunidades de salud, ¿qué nos quieren decir con ello?. Que las bases para mejorar la calidad
de vida de nuestros ancianos, se hallan en la participación y la seguridad. Muchos son los estudios que avalan la
importancia de que la población gerontológica participe en la sociedad, sintiéndose así útiles y valorados. Todo ello
permite que la población gerontológica potencie su bienestar físico, social y mental a lo largo de todo su ciclo vital,
disfrutando de la vida en plenitud y tomándose la senectud como una parte más de ella (Organización Mundial de la
Salud, 2011).
Los pilares del envejecimiento activo son éstos: salud, participación y seguridad.
Para envejecer activamente, es decir, encontrarse bien, activo, con buena percepción, e integrado en la sociedad,
se requiere:
1. Tener buena salud: prevención y promoción de la salud. En las personas mayores debemos tratar de
individualizar la aplicación de las diferentes medidas preventivas recomendadas, de acuerdo con la situación y las
características de la persona; la valoración del estado funcional y la perspectiva de vida son dos factores,
independientes de la edad, útiles para modular su aplicación. Son varias las asociaciones y entidades científicas que
elaboran y categorizan recomendaciones preventivas; entre ellas debemos resaltar la Canadian Task Force on
Preventive Health Care desde 1979 y el US Preventive Service Task Force, que se crea a imagen y semejanza del
organismo canadiense en 1984. En nuestro medio, desde 1995, el Programa de Actividades Preventivas y de
Promoción de la Salud de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (PAPPS-semFYC) revisa
periódicamente sus recomendaciones e introduce la realización de estudios de evaluación del grado de puesta en
práctica de éstas. Actualmente se está trabajando en la constitución del futuro Grupo Español de Promoción de la
Salud y Prevención de la Enfermedad (GEPPS), que será el organismo profesional e independiente capaz de analizar
la evidencia científica disponible y su adaptación al contexto de nuestro país. El punto de partida del GEPPS ha sido
la I Conferencia de Prevención y Promoción de la Salud en la Práctica Clínica en España, que tuvo lugar en junio de
2007, apoyada por el Ministerio de Sanidad y Consumo y el conjunto de las administraciones sanitarias autonómicas.
Esta conferencia ha facilitado a 34 sociedades científicas coincidir en unas jornadas monográficas sobre prevención y
promoción de la salud y abordar temas de gran relevancia para la salud pública. Uno de los grupos de expertos de la
conferencia tenía como objetivo consensuar un documento sobre la prevención de la dependencia en las personas
mayores, en el que se elaboran recomendaciones para la promoción de la salud y prevención de la enfermedad como
principal causa de deterioro funcional y de la dependencia. Las recomendaciones se agrupan en actividades de
promoción, prevención secundaria y terciaria, y específicas en personas mayores —síndromes geriátricos—, y se
indica el grado de recomendación de cada una de ellas. Con todas las limitaciones que pueda tener, es un buen punto
de partida para ir aclarando, priorizando y profundizando en esas actividades (Sancho, Abellán, Pérez y Miguel,
2012; Regalado, 2002).

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento

19
Envejecimiento Activo

2. Tener buen funcionamiento físico: Es bien sabido los efectos positivos que tiene realizar de forma periódica
ejercicio, puesto que constituyen los pilares de lo que entendemos por envejecimiento activo. Según la Asamblea
Mundial sobre el Envejecimiento, no debemos solamente quedarnos en el consejo de realizar ejercicio de forma
regular, sino que deberíamos de ser capaces de controlar el cumplimiento de ello, conociendo estrategias efectivas y
viables para la instrucción de nuestros pacientes (Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, 2002).
3. Tener buen funcionamiento mental: mantenimiento de la capacidad mental y aprendizaje. Mientras más
activas mantengamos las habilidades cognitivas y de aprendizaje, mantendremos un mayor rendimiento y durante
más tiempo. Por ello hay que trabajar en varios frentes: recomendación de actividades para mantener y agilizar
nuestra destreza mental, prevención y detección temprana de problemas de salud mental (p. ej., estados depresivos),
abordar afecciones, drogas (como el exceso de alcohol) y medicación que pueden asociarse con el deterioro cognitivo
(Organización Mundial de la Salud, 2002).
4. Ser independiente y autónomo: prevención específica de la discapacidad y la dependencia. Algunas de las
acciones más efectivas que recoge el documento de «Prevención de la dependencia en las personas mayores» de la I
Conferencia de Prevención y Promoción de la Salud, dirigidas principalmente a la atención primaria (Organización
Mundial de la Salud, 2002).
5. La participación social y la promoción de vínculos: En la ancianidad, uno de los pilares básicos para que el
anciano se sienta aceptado y querido, es precisamente manteniendo en papel social y su rol dentro de la unidad
familiar. Así pues, además de mantenerse activo a nivel físico, también es importante mantener esa actividad en el
ámbito social, participando así en actividades recreativas, culturales, pasatiempos, entre otras. Un hecho tan simple
como sentirse participe de la comunidad y su familia (Wilson, Mendes De Leon, Barnes, Schneider, Bienias, Evans y
Bennett, 2002).
También existen unos determinantes transversales que son:
Los determinantes transversales son conocidos como la cultura y el sexo; el primero de ellos es uno de los
factores clave que influyen de forma inconmesurada sobre todos los demás determinantes de lo que conocemos como
envejecimiento activo. Ya que la cultura y la tradición son valores que se necesitan respetar, puesto que ellos se
sedimentan en códigos éticos y derechos humanos, interiorizados de forma muy individual por cada individuo
(Arostegi, 2012). Otro de los determinantes a considerar es el Sexo; se podría realizar la analogía con una lente,
puesto que a través de ello se pueden considerar la idoneidad de las distintas opciones de las políticas instauradas y
como afectan éstas a hombres y mujeres, puesto que cada concepción es diferente y no extrapolable.
Tras valorar las consideraciones sobre la senectud de la OMS, considero que se han de mostrar las orientaciones
que han de guiar el envejecimiento activo y la solidaridad entre las generaciones.
Así pues, ahora hablaremos de lo que conocemos como el modelo de “casa”, dicho modelo nos describe las
diferentes dimensiones que pueden afectar a la capacidad de trabajo del individuo. ¿Qué entendemos por capacidad
de trabajo?. Es aquel equilibrio entre lo que conocemos como trabajo y los recursos individuales. Además del lugar y
puesto de trabajo, también influyen en dicho equilibrio los vínculos familiares y la comunidad inmediata (Ilmarinem,
2006).
Primera orientación “El Empleo”:
- Educación y formación profesional de forma permanente: Ofrecer a todo el mundo, ya sean hombres, mujeres,
jóvenes o ancianos, una educación y formación de calidad para poder desarrollar todas sus capacidades y hacerlos
sentir participes de forma plena en el mercado laboral y en su comunidad.
- Condiciones de trabajo saludables: Se basa en el fomento de las condiciones favorables de trabajo y entornos
laborales que mantengan la salud y velen por el bienestar de los trabajadores, garantizando así una capacidad de
inserción en el ámbito profesional a lo largo de toda la vida.
- Estrategias de gestión referentes a la edad: Una de las principales problemáticas de nuestra sociedad es la
jubilación avanzada causada por no adaptar las carreras y condiciones de trabajo a los cambios que se producen en
los empleados según transcurre el tiempo. Así pues, se debe fomentar la importancia de adaptar el entorno laboral al
trabajador.
- Servicios de empleo para trabajadores con edades avanzadas: Proporcionar colocación, asesoramiento y apoyo
a la reintegración de trabajadores en edades avanzadas que tengan el deseo de permanecer en el mercado laboral.
- Evitar la discriminación relacionada con la edad: Si se garantizan los derechos para todos los trabajadores, sin
tener en cuenta su edad, absteniéndose pues de recurrir a ese pretérito como criterio decisivo a la hora de evaluar al
individuo, para saber si es apto o no para un puesto determinado de trabajo; así pues, se deben evitar los falsos
estereotipos relacionados con la incapacidad de una persona mayor para realizar un trabajo concreto y poner más
énfasis en la contribución positiva de ese tipo de trabajadores.

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Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
Envejecimiento Activo

- Fiscalidad favorable al empleo: Revisión de los regímenes de índole fiscal y de los beneficios con la finalidad
de garantizar que a los trabajadores de edad avanzada les compense trabajar, a la vez que se garantiza un adecuado
beneficio salarial.
- Transferencia de experiencias y conocimientos: Si se rentabiliza el conocimiento y la capacidad de los
trabajadores mayores y se ponen a disposición de otros equipos de trabajo con menor experiencia, podemos obtener
un resultado fructífero para la empresa.
- Conciliar atención y trabajo: Adaptar las condiciones laborales y ofrecer disposiciones de permiso adecuadas
para hombres y mujeres, que les puedan permitir, como cuidadores no profesionales, permanecer en su puesto laboral
o volver al mercado laboral tras cuidar de algún allegado en situación de dependencia o encontrase ellos en la misma.
Segunda orientación la “Participación social”:
- Seguridad en los ingresos: Instaurar regímenes que nos proporcionen ingresos adecuados en la vejez, ayudando
a mantener la autonomía financiera de nuestros mayores para que puedan vivir esos años con dignidad.
- Inclusión en la sociedad: Combatir de forma activa la exclusión social y el aislamiento de los mayores, dando
una orientación encaminada en la igualdad de oportunidades de participación en la sociedad.
- Voluntariado de personas mayores: Crear condiciones más favorables para las actividades de voluntariado de
las personas mayores, suprimiendo así obstáculos existentes en la actualidad correlacionados con la falta de
oportunidades de este tipo, pudiendo contribuir a la sociedad mediante sus capacidades y experiencias.
- Aprendizaje continuo: Proporcionar a nuestros mayores oportunidades fehacientes de aprendizaje sobre todo
relacionado con el uso de las nuevas tecnologías y la comunicación (TIC), cuidados básicos personales y de
administración financiera, para poder facilitar así su participación de forma activa en la sociedad y hacerse cargo de
forma autónoma de su propia vida.
- Participación en las decisiones: Mantener a los mayores involucrados en los procesos vinculados a la toma de
decisiones, sobre todo en aquellos sectores que les afecte de forma directa.
- Apoyo a los cuidadores no profesionales: Proporcionar apoyo y formación a aquellos cuidadores que ejercen
esa labor de forma no profesional, garantizando los cuidados de forma óptima y protegiendo a nivel social a dicho
colectivo para evitar su exclusión.
Tercera orientación “Vida independiente”:
- Fomento y prevención de la salud: Tomar decisiones y medidas que aumenten los años de vida sanos a mujeres
y hombres con riesgo de sufrir dependencia, mediante actividades de prevención y fomento de salud, proporcionando
oportunidades de actividad mental y física que se adapten a las limitaciones y capacidades de las personas ancianas.
- Alojamientos adaptados: Adaptar la vivienda y proporcionar servicios que permitan a los ancianos con salud
precaria o deficiente poder vivir con el mayor grado de autonomía posible.
- Transporte público accesible y económico: Adaptar los sistemas de transporte públicos, para que sean
accesibles a las personas mayores, ya sea adecuando sus instalaciones, como ajustando el precio de sus servicios a las
prestaciones económicas de un pensionista.
- Aumentar la autonomía del individuo: Garantizar a aquellas personas que perciben atención domiciliaria que,
en la mayor medida posible, se aumente o mantenga su autonomía, teniendo siempre como máxima la consecución de
las ABVD, tratándolos siempre con la mayor compasión y dignidad posibles (Consejo de la Unión Europea, 2012).
En el 2012 se celebro el año europeo del envejecimiento activo y con ello se realizó, la Declaración del Consejo
sobre el Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional (2012), dicha declaración
propuso una serie de estrategias futuras, las cuales se muestran a continuación:
La principal postura adoptada por la Unión Europea, fue que dicho organismo se creó a partir de los valores
universales basados en los derechos y dignidad intrínsecos del ser humano, rechazando de forma ecuánime la
exclusión social, así pues, según el consejo esos valores deben de ser extrapolables a nuestras sociedades.
Un hecho evidente es el envejecimiento de la población a nivel europeo, y por eso mismo aquí erradica la
importancia de la concepción del término “envejecimiento activo”, puesto que el futuro se basará en ello y la
solidaridad entre generaciones.
Así pues, el consejo europeo declaró una serie de pretéritos a seguir para poder preparar a nuestras sociedades
sobre el futuro venidero:
- Dar gran importancia a la promoción del envejecimiento activo y hacer que sea un hecho tangible a partir del
2020.
- Las orientaciones recogidas se basan en declaraciones realizadas por el Comité de Protección Social y de
Empleo.

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento

21
Envejecimiento Activo

Según el artículo 3 del tratado de la Unión Europea, se da especial relevancia y énfasis en el papel crucial del
individuo mayor en las sociedades occidentales, aprovechando su experiencia y valores para que repercuta de forma
positiva sobre las generaciones venideras, que aquí erradican los cimientos de lo que entendemos como solidaridad
intergeneracional, algo tan simple como poder aprovechar los conocimientos que nos proporcionan todos los
integrantes de una sociedad, indistintamente de su edad, sexo o ideología.
Otro de los aspectos muy importantes de la declaración, es la que se le confiere al movimiento político que debe
de acompañar dicha transformación social. Es algo evidente que cada vez las poblaciones envejecen más y se deben
de vislumbrar nuevas formas de política que den cabida a esta situación, que debe basarse en una sociedad para todas
las edades.
Este cambio demográfico va afectar de una forma inconmensurable a la concepción social que tenemos en la
actualidad, pero ello puede resumirse de forma muy simple con una serie de estrategias futuras, que van encaminadas
en proporcionar un papel mucho más significativo a nuestros mayores:
- La primera de ellas sería encaminar a los mayores al ámbito laboral, sintiéndose así partícipes y útiles, no solo a
nivel remunerado, sino en campañas de voluntariado y actividades de índole social.
- Dar a entender a la sociedad que debe de realiza un esfuerzo por la cohesión social, la inclusión y participación
de nuestros mayores; entendiendo que no son vestigios de vidas pasadas, sino que son fuente de información y
conocimientos tan válidos como cualquier otro y no hay dicho más verdadero que “la experiencia es un grado”.
- Dar voz y voto a todos los sectores de la sociedad, jóvenes, adultos y mayores para podernos nutrir así como
colectivo de todas las ideas posibles y encaminar nuestra sociedad hacia el diálogo y la solidaridad intergeneracional.
- Promover la investigación e innovación encaminadas a mejorar la calidad de vida de la población anciana,
puesto que la tendencia de futuro es el envejecimiento de la población.
- Fomentar la salud y basar nuestra atención en la prevención de afecciones patológicas, tratando de erradicar de
raíz posibles dependencias haciendo al anciano independiente y si ello no fuese posible tratar de encaminar nuestros
cuidados en la consecución de las actividades básicas de la vida diaria y a la rehabilitación, para precisamente dar
calidad de vida a los años.
Todos estos pretéritos hacen que el futuro se vislumbre diferente y renovado, hecho que en los tiempos que
corren es imprescindible, dar importancia a nuestros mayores y realizar una suma tan sencilla como envejecimiento
activo más solidaridad entre generaciones (Consejo Europeo, 2012).
Conclusiones
Bien es conocido que desde los años setenta el enfoque mundial sobre la concepción de enfermedad cambio por
completo, ya que se instauro un modelo sanitario basado en la prevención y en la educación sanitaria, sin centrar el
cien por cien de la atención en la enfermedad biológica, sino que se pretenda dar un punto de vista holístico al
cuidado del individuo. Así pues, siguiendo esta corriente se instaura el concepto del envejecimiento activo, que no es
nada más que vivir una ancianidad plena y satisfactoria.
Tal vez, dicha afirmación pueda parecer utópica, pero se puede apreciar que si seguimos lo pretéritos marcados
por los organismos internacionales y los complementamos con el buen hacer de nuestra praxis, puede ser un objetivo
tan factible como cualquier otro.
Cuando un anciano va a buscar a sus nietos, se siente un individuo con un rol y un papel en la sociedad, ya que
está echando una mano a sus hijos y ese pequeño gesto puede hacerle feliz el resto del día. Así pues, la clave para
disfrutar de una senectud activa es la suma de esos pequeños detalles que en definitiva hacen que el día a día merezca
la pena, cosas tan simples como contar con la opinión de la persona en el plan de curas, informar de todo lo que
hacemos y no tratar al anciano como un individuo sin uso de razón, sino como alguien que es mayor, que tal vez
requiera más cuidados, pero es una persona y merece todo nuestro respeto y atención.
Nos gustaría acabar esta comunicación matizando que, en esencia el cuidado enfermero se basa precisamente en
este concepto, en que la persona sea niño, adulto o anciano sea autosuficiente y disfrute de una vida plena en todas
sus etapas, porque precisamente nuestra labor es prestar ese cuidado cuando uno ya no puede proporcionárselo a sí
mismo, pero no debemos olvidar que nuestra máxima meta es que el paciente sea capaz de restablecer toda su
normalidad al acabar un proceso patológico y acompañarlo siempre que sea necesario cuando por el mismo no pueda.
Así pues, el envejecimiento se debe vivir como una etapa más de la vida, entendiendo sus limitaciones pero
también siendo consciente de sus beneficios.

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Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
Envejecimiento Activo

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Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento

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CAPÍTULO 3
Envejecimiento Activo y Sistemas de Calidad
Evaristo Barrera Algarín y Rocío Martínez Fernández
Universidad Pablo de Olavide (España)

El objetivo de esta comunicación es presentar la necesidad de un nuevo paradigma en la atención en centros
residenciales para personas mayores que se combine y complete con la implantación de modelos de gestión de la
calidad derivados del sector empresarial pero adaptados a la intervención psicosocial con el objetivo de lograr una
mejora significativa de la calidad de vida de las personas mayores institucionalizadas en residencias y en
consecuencia favorezcan un envejecimiento activo, saludable de estas personas.
Desarrollo
El nuevo concepto de Envejecimiento Activo: Un paso más en la calidad de vida del mayor
Las nuevas políticas públicas dirigidas a personas mayores versan sobre el concepto de envejecimiento activo
como eje vertebrador. Para la OMS (Organización Mundial de la Salud), (2002), “el envejecimiento activo es el
proceso de aprovechar al máximo las oportunidades para tener un bienestar físico, psíquico y social durante toda la
vida. El objetivo es extender la calidad, la productividad y esperanza de vida a edades avanzadas”.
Añade a su vez la OMS que además de continuar siendo activo físicamente, es importante permanecer activo
social y mentalmente participando en actividades recreativas, actividades con carácter voluntario o remuneradas,
actividades culturales y sociales, actividades educativas y vida diaria en familia y en la comunidad.
¿Qué ocurre cuando la persona mayor se ve con la necesidad de ingresar de forma permanente en un centro
residencial? ¿De qué mecanismos legales disponemos para asegurar la extensión de conceptos como la calidad de
vida y la productividad?
La Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia (2006)
ha intentado reflejar esta necesidad y apunta en el Título II, artículo 34 de Calidad en el Sistema para la Autonomía y
Atención a la Dependencia que se establecerá, (…), la fijación de criterios comunes para la acreditación de centros y
planes de calidad del sistema dentro del marco general de calidad de la Administración General del Estado. Así
mismo, el comité técnico acordará a) criterios de calidad y seguridad en los centros y servicios, b) indicadores de
calidad para la evaluación, la mejora continua y el análisis comparado de los centros y servicios del Sistema.
Por otro lado, el artículo 35 de la citada ley destaca la necesidad de que los centros residenciales cuenten con un
sistema de gestión de la calidad. La llamada Ley de Dependencia se hace eco, por tanto, de la necesidad de
implantación progresiva de modelos de gestión y evaluación de la calidad en el sector privado de la atención a
personas mayores, fundamentalmente por parte de los centros residenciales. Por su parte, la Secretaría de Estado de
Política Social, Familias y Atención a la Dependencia y a la Discapacidad (2008), en su resolución sobre criterios
comunes de acreditación de los centros y servicios del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia
acuerda entre los ámbitos de acreditación (artículo 3º), que los centros y servicios dispongan de un plan de gestión de
la calidad que incluya el mapa de procesos, procedimientos y protocolos de actuación, referidos al usuario y a la
familia, a los recursos humanos, e indicadores mínimos asociados.
Implantación de los principales modelos de gestión y evaluación de la calidad en España
El gran aumento de los centros residenciales para personas mayores de carácter privados en los últimos años en
nuestro país junto con las considerables mejoras en las características arquitectónicas, organizativas y de calidad
asistencial de éstos, analizados por Rodríguez (2011), han traído como consecuencia un aumento del nivel de
exigencia de éstos en cuanto a la atención prestada y también a su propia gestión como empresas privadas. Todo ello,
parece ser el motivo principal por el cual la legislación española ha avanzado hacia la exigencia de modelos de
calidad en los centros residenciales para personas mayores.
La legislación vigente se ha hecho eco de estos cambios y exigencias en la calidad de estos servicios que se
prestan a mayores, aunque la realidad es que en la práctica tiene ciertas peculiaridades. En primer lugar, no existe una
sistematización ni puntos comunes en los modelos aplicados, muy al contrario existen multiplicidad y diversidad de
modelos desarrollados para centros residenciales. En segundo lugar, muchos de ellos han sido importados desde

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento

25
Envejecimiento Activo y Sistemas de Calidad

otros ámbitos del mundo empresarial o sanitario. Este hecho ha provocado que el objetivo de estos modelos sea
diferente según el área desde el que provienen. Todo ello, convierte en un objetivo difícil la sistematización de la
calidad en la gestión y en la atención centrada en los mayores.
Los principales modelos del sector empresarial adaptados a los centros residenciales para personas mayores de
nuestro país son: la norma UNE-EN-ISO 9001:2000 (2010) y el modelo EFQM (2010). La diferencia fundamental de
estos modelos radica en que los sistemas de gestión y aseguramiento de la calidad basada en la norma UNE-EN-ISO
9001:2000 incluyen la ordenación y sistematización al que debe someterse la organización que los aplica. El modelo
EFQM introduce autoevaluaciones realizadas por el personal de la organización y análisis del funcionamiento de la
misma, todos ellos, componentes más subjetivos pero que sirven para que la propia empresa, tomando como marco
normativo la norma ISO, pueda crear sus propios mecanismos de mejora (J. M. Álvarez; I. Álvarez y Bullón, 2006).
La implantación de las normas ISO ha supuesto innegablemente una extrapolación de una nueva cultura
empresarial en la que el cliente, en este caso los usuarios y familiares de centros residenciales son el centro de la
actividad de la empresa. Ha establecido unos límites compartidos, de obligado cumplimiento hasta entonces poco
instaurados. Además, ha incluido conceptos como el de mejor continua, la gestión del conocimiento que se tiene
sobre las necesidades del sujeto al que va dirigida la actividad empresarial y ha dotado de cierto orden y
sistematización a la práctica empresarial en este sector, a través de sistemas de funcionamiento como el Ciclo PDCA
o Ciclo de Deming, Álvarez y otros (2006), base de cualquier sistema de aseguramiento de calidad. Concretamente,
la norma UNE-EN-ISO 9001:2000 supone una norma de referencia. Este estándar ha sufrido diversas modificaciones
desde su primera publicación, ya que incluye como premisa su revisión de forma periódica como parte de su objetivo
general de mejora continua.
Uno de los aspectos más innovadores que introduce en el campo de la gestión de centros residenciales es la
responsabilidad de la alta dirección. Esta norma insiste en la importancia en la gestión de un recurso como es el
humano y su formación. Cabe destacar además la inclusión de la “auditoría interna” como principal herramienta de
autoevaluación, AENOR (2010).
Por lo que respecta al modelo EFQM, hay que destacar como aportación positiva al ámbito de la atención social
el concepto de gestión por procesos, ya que dota de una estructura que antes no estaba generalizada.
Este modelo contiene 9 criterios: liderazgo, política y estrategia, personas, alianzas y recursos, procesos,
resultados en los clientes, resultados en las personas, resultados en la sociedad y resultados clave. Estos criterios se
subdividen a su vez subcriterios (32 en total), son la base del modelo y están intercomunicados e influidos, lo que
facilita el proceso de evaluación y visibiliza las posibles fallas del sistema.
La introducción de una misión, visión y unos valores, como ejes de la práctica profesional pueden ser del todo
positivos para resaltar aspectos de la propia ética de la intervención gerontológica, que si bien aparecen de manera
trasversal en todas las actuaciones deben aparecer de manera explícita, compartida y de obligado cumplimiento para
todas las personas que participan del día a día de un centro residencial.
Finalmente, este modelo incluye las autoevaluaciones como mecanismo de mejora continua. En ellas han de
incluirse puntos fuertes y áreas de mejora. Tras incluir estas áreas de mejora el modelo añade un segundo paso que es
la creación de un plan de mejora para convertir en esas áreas en puntos fuertes. Este plan a su vez consta de un
seguimiento continuado que debe quedar plasmado en una memoria. Todos ellos son mecanismos no sólo para
evaluar el funcionamiento de una institución en un momento determinado, sino para resaltar lo que ya se hace bien,
mejorar lo que no, y plasmar los avances para intentar que no se retroceda sobre ellos. Este aspecto es de fácil
aplicación al campo social y permitirá completar las evaluaciones que hasta ahora se hacían, donde se hacía una
evaluación final, normalmente anual de las actividades llevadas a cabo por los centros, obviando en muchos casos el
funcionamiento de la institución como conjunto, con todos los componentes de los que consta.
Por todo ello, no consideramos negativo per se la utilización de modelos de gestión de la calidad como por
ejemplo EFQM, o las normas ISO. Existe un movimiento crítico con la inclusión de estos modelos en el campo
psicosocial. El principal argumento es que consideran que la gran inversión realizada por parte de las residencias para
la implantación de estos modelos no se visto reflejada en un aumento de la calidad del servicio, (Álvarez, 2007). La
necesidad de una gestión eficaz es algo que no pueden obviar empresas de gestión de centros residenciales, si bien es
cierto que este hecho no puede traer consigo una disminución de la calidad del servicio prestado. Es por esto, por lo
que se hace necesario un modelo de atención compartido de calidad, que asegure no sólo la calidad de vida y el
aumento de la esperanza de vida promovida por la OMS, sino que suponga el empoderamiento de estas personas a
través de la participación directa como sujetos de su propio envejecimiento. Se trata de añadir a los objetivos
empresariales los propios de la intervención social y hacer que estos se complementen de manera que podamos hablar

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Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
Envejecimiento Activo y Sistemas de Calidad

de un concepto de calidad integral, que incluya de manera equilibrada aspectos sociales y empresariales y que pueda
suponer un aumento real de la calidad de vida de los residentes.
También en este sentido ha habido una serie de modelos que podríamos llamar específicos que han tratado de
implantar estándares de calidad en la atención con diferente aplicación en la práctica profesional.
Uno de los primeros modelos desarrollados es el llamado SERA. (Fernández-Ballesteros, 2006). Se trata de un
modelo de evaluación centrado en los elementos ambientales y los personales. Describe con altos niveles de
concreción estos elementos que intervienen en el día a día de las personas residentes y realiza escalas o inventarios
para su posterior evaluación. Hay que destacar por su importancia el hecho de que este modelo añade en su
evaluación las comparaciones entre la percepción del usuario y del personal. En su desarrollo enumera todos los
elementos, los evalúa y luego interviene sobre ellos para mejorar la atención y la percepción de mejora que tienen los
propios sujetos de la acción.
Otro sistema de gestión de los centros específico para el sector lo constituye la Norma UNE 158001 (AENOR,
2010). Es una norma, promulgada por AENOR y certificable, que incluye los requisitos mínimos que debe tener un
centro residencial para que quede garantizada la calidad del servicio. Incluye requisitos relacionados con gestión de
los recursos humanos, gestión del centro, responsabilidad de los órganos directivos, infraestructuras, así como los
sistemas de medición, análisis y posterior mejora. Esta norma ha tenido varias revisiones con el fin de completar su
contenido. Ha tenido muy poco o casi nulo desarrollo en la práctica en el contexto español.
Discusión
Hacia un nuevo Modelo de Atención de Calidad: Modelo de Calidad Integral
Tras el desarrollo de los principales modelos de gestión y evaluación de la calidad podemos concluir que todos
ellos han supuesto sin duda un avance significativo hacia lo que podríamos llamar la calidad integral. Son el reflejo
de un cambio de paradigma tanto en la cultura empresarial, como por ende, en la concepción de los servicios que se
prestan en los centros residenciales para personas mayores. Rodríguez (2011) señala la necesidad de un cambio de
paradigma como consecuencia de los cambios sociales y el avance en las políticas públicas en este ámbito.
La OCDE (2011) afirma que se van a producir un aumento considerable en la demanda de servicios de larga
duración para personas mayores, para ello, señala entre sus recomendaciones la necesidad de que los servicios se
adapten a lo que desean las personas que los van a recibir, ya que deben ofrecer oportunidades para alcanzar un final
de vida lleno de bienestar.
Si bien es cierto que muchos de los modelos citados anteriormente ya incluyen la necesidad de contar en los
procesos de evaluación con la percepción del usuario parece que se hace necesario un paso más hacia una calidad
integral en la atención residencial.
La propuesta de un modelo de atención compartido tiene como objetivo contribuir hacia esta dirección. Muchos
autores como Rodríguez (2011) y entidades como la Fundación Erguia-Coreaga (2011) Rodríguez (2011) alertan
sobre la necesidad de adaptar a próximos cambios sociales derivados de hechos como el aumento de la esperanza de
vida, el debilitamiento de las redes de apoyo informales y en consecuencia la necesidad de ofrecer servicios que
atiendan personas mayores que se encuentren en situación de fragilidad o dependencia a través de la implantación de
modelos de atención integral centrada en la persona.
Por su parte Rodríguez (2011) describe como uno de los componentes esenciales del modelo que propone, la
atención centrada en la persona. Entiende ésta como un paso más allá de la propia atención individualizada clásica
que incluye la satisfacción de las necesidades detectadas y la adaptación de las características individuales como
forma de estimulación y apoyo para lograr la participación activa de los mayores en su proceso de atención.
Esta y otras propuestas, suponen un paso más en la concepción del envejecimiento activo. Además, se hace
necesario un modelo de gestión como los descritos anteriormente, que incluya el cumplimiento de estos principios
para que no se supedite la aplicación de estos modelos a la “voluntad” de los centros y se convierta en un componente
de obligado cumplimento de la evaluación de la calidad de estos centros.
Como señalábamos anteriormente, las dos últimas décadas han sido testigo de una progresiva e innegable mejora
en la atención residencial a las personas mayores, entre las cuales se incluye el afianzamiento de fórmulas de
evaluación externa la necesidad de introducir procesos de mejora continua de la calidad. En opinión de la Fundación
Eguía-Careaga (2011), esto contribuye a afianzar un hábito de permanente cuestionamiento y favorece la disposición
al cambio.
El cambio más significativo que incluyen los modelos desarrollados por los autores en estos últimos años es
situar de manera efectiva al mayor como centro de toda la intervención. Este cambio supone ir más allá de tomar en

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento

27
Envejecimiento Activo y Sistemas de Calidad

cuenta al mayor en la evaluación del centro a escala global u otras fases e incluirlo como sujeto activo en todas y cada
una de las fases: gestión, evaluación y la propia atención.
Esta necesidad de inclusión activa del mayor en la creación y puesta en marcha de los modelos la encontramos
en la propia definición de envejecimiento activo, como un proceso en el cuál los mayores ya no son sujetos de
actividades sino creadores de su propio proceso de envejecimiento.
Esta nueva concepción de la atención a las personas mayores en el ámbito residencial, encuentra su génesis en la
psicología humanista de Carl Roger (1961). Este autor introduce una nueva concepción en la relación entre paciente y
terapeuta, donde éste último, desde la aceptación y aprecio por ese otro ser humano y el reconocimiento de esa
persona y su valor incondicional, independiente de su condición, de sus sentimientos o comportamientos. Ofrecerle
respeto y aprecio hacia ella, aceptación de cada aspecto fluctuante de sí misma, ofrecer la seguridad de ser querido, es
importante en la relación de ayuda.Así mismo el otro debe percibir el deseo que tenemos de comprenderlo, y una
empatía continua.
Por otra parte, este modelo apuesta por el reconocimiento de la dignidad de todo ser humano, la búsqueda de la
autodeterminación y la mayor independencia posible de las personas mayores en situación de fragilidad o
dependencia como ejes que guíen su proceso de atención y en consecuencia contribuyan a la mejora de su calidad de
vida y su bienestar subjetivo.
La aplicación de este nuevo modelo supone grandes cambios que deben ser graduales, y que afectan al
funcionamiento diario de los centros residenciales.
Atendiendo a las principales áreas profesionales que trabajan en los centros, podríamos destacar los siguientes:
En lo que respecta al área de dirección-gerencia- recursos humanos, aplicar este modelo pasa por flexibilizar
algunos protocolos o normativas para adaptarse a la individualidad de los residentes. Un gran estereotipo asociado a
esta etapa vital consiste en considerar que las personas mayores son todas iguales por el hecho de ser mayores, o bien
por compartir la misma dolencia o enfermedad. Por lo tanto la intervención debe ser particularizada.
En cuanto a la formación del personal que trabaja en residencias y como criterio para la elección de futuros
trabajadores, resulta absolutamente fundamental que entiendan que son ellos los que tienen que ceder el
protagonismo a los mayores siendo pasando a ser su función de guías a facilitadores. Algo tan trivial, y que empieza
a ser permitido en muchas residencias y sigue prohibido en otras tantas, es el poder adaptar las habitaciones a sus
gustos, traer al centro sus muebles o enseres personales y crear su propio espacio personal.
Por lo que respecta al personal técnico (psicólogos/as, trabajadores/as sociales, educadores/as sociales…) hay
que procurar en las intervenciones directas utilizar un lenguaje adecuado, que facilite la comprensión del mayor.
Dentro de los instrumentos con los que cuentan estos profesionales para guiar y evaluar la atención prestada es
necesario incluir mecanismos para ahondar la historia de vida de los usuarios para poder conocer sus gustos y
preferencias.
Cuando nos referimos a las personas que tienen déficits cognitivos este enfoque debe persistir esta vez con la
participación de los familiares y profesionales y algo que se nos olvida en muchas ocasiones y que resulta
fundamental en la intervención: la observación de sus conductas habituales para conocer sus gustos, sus deseos. Un
instrumento posible para registrar estas conductas son las fichas de observación.
Por otra parte, en la elaboración de la planificación de actividades del centro también hay que incluir a los
mayores. Es cierto, que los centros tienen la obligatoriedad de ofertar actividades que respondan a las necesidades,
gustos, preferencias y expectativas de los residentes pero hay que ir más allá e incluirlos en la toma de decisiones de
las actividades que se van a llevar a cabo, escuchar de primera mano sus inquietudes e incluso abrir espacio para que
algunas actividades sean dirigidas por los propios usuarios, todo ello con el objetivo de contribuir al empoderamiento
de las personas mayores usuarias de centros residenciales.
En lo que respecta al personal de atención: auxiliares de geriatría, auxiliares de enfermería, ellos son los
responsables en última instancia de la percepción del usuario sobre la calidad de vida en el centro como señala
Álvarez (2007).
En primer lugar hay que velar porque se sistematicen las exigencias de títulos y formación de este tipo de
personal porque existen demasiadas diferencias a nivel autonómico. En igual medida es necesario compartir los ratios
de personal, para todos los profesionales que trabajan en centros residenciales, pero más aún para el personal auxiliar,
responsable de la atención directa a residentes.
Teniendo en cuenta esta premisa, a niveles más concretos deben tenerse en cuenta las preferencias en cuanto a
las ABVD (actividades básicas de la vida diaria) y adaptar, en la medida de lo posible, los hábitos de trabajo a las
exigencias de los residentes, Martínez (2011). Por ejemplo, cuando hablamos de los horarios de ducha a menudo

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Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
Envejecimiento Activo y Sistemas de Calidad

éstos les son impuestos a los residentes; podemos encontrarnos con personas que, por su trayectoria laboral estén
habituadas a ducharse en la mañana, y se les imponga un horario de duchas por la tarde.
En este mismo sentido deben velar por la privacidad y la intimidad de las personas mayores, siendo preferible
que las personas que les ayuden a realizar las ABVD sean siempre las mismas y en cierta manera “elegidas” por el
usuario. Para eso es necesario aprovechar las afinidades que suelen surgir entre residente y personal auxiliar y evitar
aquellas incompatibilidades evidentes, por ejemplo, en el caso de una residente que sienta un pudor irremediable a
que un hombre le ayude a ducharse.
Conclusiones
Los retos actuales en la intervención con mayores en centros residenciales pasan por la sistematización de estos
criterios aseguradores de una atención de calidad unidos a otros modelos existentes de gestión y evaluación de los
centros. La mejora de la calidad de vida del mayor debe ir unido al objetivo de conseguir un envejecimiento activo.
Este último objetivo no debe verse mermado por situaciones de fragilidad o dependencia, que por otra parte, son
inherentes al proceso de envejecimiento. Para ello, se hace necesario volver a la concepción que planteaba Baltes
(1990), donde vejez y éxito no son contradictorios. La persona mayor obtiene también la posibilidad de construir
activamente su vida y regularla. El principio de que las capacidades descienden, pero según el postulado de
ganancias, estabilidad y pérdidas, la persona mayor dispone de unas reservas y recursos que pueden ser movilizados.
Referencias
AENOR (2000). Norma ISO 9001:2000 de Sistema de Gestión de la Calidad. Requisitos.
AENOR (2000). Norma UNE 15801 de Gestión de servicios en las residencias de mayores. Requisitos.
AENOR (2010). Sistemas de gestión de la Calidad. Normas UNE y documentos relacionados. Madrid: AENOR
ediciones.
Álvarez, J.M., Álvarez, I. y Bullón, J. (2006). Introducción a la calidad. Aproximación a los Sistemas de Gestión y
Herramientas de Calidad. Vigo: Ideaspropias.
Baltes, M.M. y Baltes, P.B. (1990). Successful aging, perspectives from the behavioral sciencies. Cambridge
University Press. Extraído de www.efqm.org
BOE 299.pp 44142. Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de
Dependencia. (2006).
BOE 303/20451. Acuerdo del Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, sobre
criterios comunes de acreditación para garantizar la calidad de los centros y servicios del Sistema para la
Autonomía y Atención a la Dependencia.
Fernández-Ballesteros, R. (dir.) (1996). Sistema de Evaluación de Residencias de Ancianos. Madrid: IMSERSO.
Monforte, J.A., Franco, M.A. y Conde, V.J. (2001). Sintomatología depresiva como predictor de la mortalidad en el
anciano que vive en residencias. Madrid: IMSERSO.
Resolución de 2 de diciembre de 2008 de la Secretaria de Estado de Política Social, Familias y Atención a la
Dependencia y a la Discapacidad.
Rodríguez, P. (2011). Hacia un nuevo modelo de alojamientos. Las residencias en las que querremos vivir.
Fundación Pilares para la autonomía personal.
Rogers, C. (1961). On Becoming a Person: A therapist´s view of Psychotherapy. London: Constable.

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento

29
CAPÍTULO 4
Evidencia científica del tratamiento de Fisioterapia en las úlceras por presión
Juan Manuel Cáliz Jiménez1, Encarnación Bermúdez Millán2 y Cristina Gálvez Abril3
1

Fisioterapia Benahadux (España); 2Empresa Pública Hospital de Poniente (España);
3
Fisiomar (España)

Las úlceras por decúbito pueden definirse como cualquier área de daño en la piel y tejido subyacente causado por
la presión prolongada sobre un plano duro, no necesariamente intensa, e independiente de la posición. Éste concepto
de úlcera por presión se establece como un problema muy habitual en el cuidado de los pacientes con enfermedades
crónicas, en especial ancianos con movilidad limitada, con importante morbi-mortalidad y elevada repercusión
económica y social (Delgado, Pérez, Rodríguez y Carregal, 2005).
Se producen en zonas de escaso tejido subcutáneo o donde existen prominencias óseas de contacto, la presión
constante de estas zonas dificulta la circulación sanguínea y produce lesiones en la piel. (Martínez Fuentes. 2004)
Actualmente se desecha el término de úlcera por decúbito por no hacer referencia a la presión, factor
determinante en su aparición, y por excluir a la que no han aparecido en decúbito. (Martínez Fuentes. 2004).
El principal factor en el desarrollo de las úlceras por presión es la presión mantenida. Pudiéndose asociar a esta
causa otras tales como fuerzas de fricción ya sean paralelas o tangenciales, así como una serie de factores de riesgo
que dependen fundamentalmente de la condición del paciente (Álvarez, 1999; Martínez, 2004).
La existencia de trastornos de la microcirculación en zonas de apoyo del cuerpo situadas sobre una superficie
dura es la causa fisiopatológica para el inicio de la úlcera por presión. Por esta causa las áreas con prominencias óseas
son las zonas más afectadas, la presión mantenida sobre la piel y tejidos blandos produce un aumento de la presión
intersticial con obstrucción de vasos sanguíneos (formación de microtrombos) y linfáticos, que conduce a autolisis, la
isquemia local prolongada conduce a necrosis y posterior ulceración de tejido (Delgado, 2005; Martínez, 2004).
El 95% de las úlceras por presión son evitables y por ello es prioritaria la prevención basada en métodos que
cuantifiquen factores de riesgo y ayuden a la prevención (Martínez Fuentes, 2004).
A nivel estadístico se observa que entre los 55 y 69 años la presencia de una úlcera por presión se eleva a 1´7 por
ciento, mientras que entre los 70 y 75 años la posibilidad de presentar una úlcera por presión alcanza el 3´3%
(Fernández, 2005). El coste que alcanza el tratamiento de las úlceras por presión es del dos por ciento del presupuesto
de los países desarrollados, concretamente en España el coste en tratamiento de úlceras por presión llega a alcanzar el
5% del presupuesto asignado a sanidad (Fernández González, 2005). En el Reino Unido las úlceras por presión
representan una población comprendida entre el 5% y el 32% del total de pacientes ingresados en hospital y el 4% al
7% de pacientes en ámbitos comunitarios (Baba-Akbari sari, 2008). En Chile se ha observado que el 50% de las
personas que tienen úlceras por presión corresponden a adultos mayores (Mancilla-Solorza E 2012).
Clasificación
Aunque las úlceras por presión se pueden clasificar varias categorías, siendo la clasificación más aceptada a la
hora de la evaluación la propuesta por la Agencia para Programas e Investigación de los Cuidados de Salud de
Estados Unidos (Agency for Health Care Policy an Research, AHCPR), basándose en la clasificación realizada
originariamente por Byrne y Feld, en la cual se establecen cuatro estadios (Delgado, 2005; Álvarez, 1999):
Estadio I: aparentemente el estado de la piel se encuentra intacto, pero aparece un eritema que no palidece tras la
presión. La piel no es capaz de recuperar su coloración normal tras realizar un cambio de posición para aliviar la
presión.
Estadio II: se observa una pérdida parcial del grosor en la piel que afecta a epidermis, dermis, y en algunos casos
a ambas. Se observan flictemas, una úlcera superficial con aspecto de abrasión o cráter superficial.
Estadio III: se manifiesta una pérdida total del grosor de la piel con necrosis del tejido tejido subyacente,
pudiendo alcanzar la fascia subyacente pero no atravesarla. Se aprecia como un cráter con flictemas y con alteración
en el tejido adyacente.

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento

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Evidencia científica del tratamiento de Fisioterapia en las úlceras por presión

Estadio IV: se describe cuando hay una pérdida total del grosor de la piel con necrosis del tejido o daño
muscular, óseo o de estructuras de sostén tales como tendón y capsula articular, se suelen asociar a fístulas en el
tejido adyacente.
Para realizar una correcta evaluación del estadio en el que se encuentra la úlcera por presión es necesario previo
a realizar el estudio, la retirada del tejido necrótico. Siendo especialmente útil el reconocimiento del estadio I para
poder establecer un plan de vigilancia y cuidados preventivos específicos.
Localización
Las úlceras por presión se presentan en regiones que sufren una presión prolongada sobre una superficie dura o
con rozamiento, a nivel anatómico se localizan en zonas de escaso tejido subyacente o con prominencias óseas de
contacto.
En posición de decúbito supino se ha observado una mayor incidencia en talones, sacro, codo, escápula, cabeza.
En posición de decúbito lateral se ha observado una mayor incidencia en maleolo, condilo, trocánter, costillas,
acromion, oreja.
En posición de decúbito prono se ha observado una mayor incidencia en dedos, rodillas, genitales (hombres),
mamas (mujeres), oreja.
En sedestación en silla de ruedas, se ha observado una mayor incidencia en pies, hueco poplíteo, trocánter,
isquion, sacro, cresta iliaca, escápala.
Detección
En la prevención, el primer paso es realizar una correcta evaluación, la reevaluación debe realizarse de manera
regular y protocololizada con objeto de detectar posibles cambios.
Lógicamente ante una adecuada actividad preventiva se debe realizar una correcta evaluación del paciente
asistido, siendo este la base tanto del éxito de no provocar úlceras por presión, como el fracaso ante una correcta
política de métodos preventivos o curativos. A la hora de realizar una valoración inicial como primer paso preventivo
y para evitar posibles complicaciones se pueden usar diferentes escalas, siendo útil y aconsejable una evaluación
continua para manifestar posibles cambios, los cuales pueden ser reveladores en este tipo de pacientes, con objeto de
poder aplicar un plan específico de prevención en una primera fase en este tipo de pacientes o en su defecto un plan
de tratamiento acorde a su situación. Las escalas más usadas a parte de estar reconocidas por la Agency for Health
Care Policy an Research, son las de Arnell, Norton, Bradenbergstrom y NOVA-5.
El uso de escalas se establece por tanto como el primer paso a la hora de evaluar los riesgos de aparición de
úlceras por presión en un paciente. Es de destacar la conclusión a la que llegan Haalboom y Ruskens en la que la
escala de Braden mostraba pacientes que no son de riesgo como si lo fuesen (Martínez, 2004).
Factores de riesgo
Con objeto de realizar una prevención adecuada se hace imprescindible reconocer los factores de riesgo:
(Delgado, 2005; Martínez, 2004).
ü presión: la presión capilar normal oscila entre 13-33 mmHg, ante esto una presión superior a 33mmHg
ocasionará cambios hísticos en los tejidos blandos sometidos al exceso de presión.
ü La duración de la presión, debido a que una presión leve pero mantenida en el tiempo será más perjudicial
que una presión intensa mantenida durante corto periodo de tiempo.
ü La fricción, entendida como la fuerza que actúa paralela a la piel produciendo roces por movimiento o
arrastre sobre superficies.
ü Cizallamiento, definido como las fuerzas tangenciales que combinan la presión y la fricción,
permaneciendo la piel fija y desplazándose la estructura ósea que recubre.
ü Humedad: produce una maceración de la piel como consecuencia, haciéndola más vulnerable a heridas.
ü La edad, debido a que el envejecimiento aumenta la perdida de elasticidad de nuestra piel, reduce el
espesor de tejido celular subcutáneo y capilares, en consecuencia reduce el aporte sanguíneo.
ü Inmovilidad: en envejecimiento se acompaña de una reducción en la movilidad. Observándose que los
movimientos mínimos y espontáneos de la noche reducen los efectos de la presión.
ü Fiebre aumenta las posibilidades de necrosis celular, facilitando la aparición de úlceras.
ü Malnutrición: dietas con pocas proteínas reducen la capacidad e cicatrización de las úlceras.
ü Diabetes: acelera el proceso de necrosis por la microangiopatía diabética.

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Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
Evidencia científica del tratamiento de Fisioterapia en las úlceras por presión

Prevención
La educación tanto del familiar como de los cuidadores, sin olvidar al propio paciente, es imprescindible si no se
quiere llegar a caen en la negligencia, observándose que la formación reduce el riesgo y la incidencia, con medidas
tales como la información sobre la etiología y factores de riesgo, educación en los cuidados posturales y posiciones
correctas.
Es fundamental efectuar cambios posturales en supino como mínimo cada dos horas, aunque hay ciertas
discrepancias ya que otros autores lo elevan a tres horas la necesidad de los cambios posturales. En cambio en
sedestación debido a que la presión es mayor en ciertas zonas se recomienda realizar los cambios cada hora en
pacientes con estabilidad de tronco, llegando a ser menor en aquellos que no la poseen, y ligeras movilizaciones cada
quince minutos, entre las medidas posturales generales se destacan: (Delgado, 2005; Martínez Fuentes, 2004;
Alvarez, 1999)
ü Mantener la alineación corporal, la distribución del peso y el equilibrio.
ü Evitar contacto directo con prominencias entre sí. Considerar protectores para los codos y talones, así
como almohadas o espumas entre rodillas y tobillos.
ü Evitar arrastre
ü En decúbito lateral no sobrepasar los 30 grados de inclinación y evitar la inmovilidad directamente sobre
trocánteres.
ü Elevar la cabecera de la cama lo mínimo posible (siendo el máximo de 30 grados y durante el mínimo
tiempo necesario)
ü No usar flotadores o dispositivos tipo anillo debido a que comprometen la circulación.
ü Usar dispositivos de alivio de presión, los cuales son un material complementario que no sustituyen a las
movilizaciones.
Electroterapia
Las medidas de prevención constituyen la herramienta más efectiva en el control de la aparición de las úlceras
por presión. Sin olvidar que una vez establecidas, su tratamiento añade curaciones de enfermería (tradicional o
avanzada), que ayudan a lograr su cicatrización. La fisioterapia podría contribuir en esta área, mediante el uso de
agentes físicos que acelerarían el proceso de reparación (Mancilla-Solorza, 2012).
La electroterapia se reconoce como una técnica terapéutica de aplicación utilizadas por los fisioterapeutas en
rehabilitación para facilitar la cicatrización de heridas. La condición primordial para una correcta eficacia del
tratamiento basado en electroterapia se encuentra en la necesidad de presentarse una circulación suficiente, ya que el
estimulo eléctrico tiene influencia sobre la vascularización del fondo de la herida. (Fernández González, 2005,
Rodríguez Martín, 2004). En la aplicación de electroterapia se produce un estimulo circulatorio con llegada de
nutrientes y oxígeno para la reparación del tejido. Acompañando a la reacción anteriormente referida se estimula
también la circulación venosa de retorno, facilitando el drenaje de sustancias de desecho acumuladas en el intersticio.
Ambos elementos son imprescindibles en el control del proceso inflamatorio patológico y el control del edema.
(Fernández González, 2005, Rodríguez Martín, 2004). Asociado al fenómeno circulatorio se produce una influencia
biofísica que estimula el metabolismo celular hacia la multiplicación y coadyuva en el reordenamiento y
restructuración de la matriz del tejido. La estimación eléctrica para el manejo de úlceras incluye el paso de la
corriente (dosificación medida en miliamperios) a través de electrodos de superficie en el perímetro de la lesión. La
corriente estimula los procesos bioeléctricos endogenos causando una reacción inflamatoria con migración de células
fagocíticas y reparadoras hacia el sitio de lesión (Galvanotaxis) (Fernández González, 2005).
En términos generales se puede indicar que los efectos positivos de la electroterapia en el manejo de úlceras
crónicas van a estar dados por un efecto antimicrobiano, una estimulación de la circulación, un incremento del ritmo
de regeneración tisular, un incremento de la absorción tisular, y va a contar con la ventajas de ser un método no
invasivo y sin efectos anversos. El tratamiento de electroterapia ha de hacerse con equipos adecuados y personal
cualificado que seguirá un protocolo cuya eficacia y seguridad haya sido demostrada en ensayos clínicos controlados.
La electroterapia en el caso de corrientes monofasicas no interrumpida, utilizando el flujo unidireccional sin
interrupción de electrones, sin variaciones en la intensidad que al pasar a través del paciente desplaza iones
ocasionando reacciones fisiológicas y terapéuticas de gran interés, consistentes en reducción de la excitabilidad,
analgesia y vasoconstricción en la periferia del electrodo positivo, a diferencia del electrodo negativo en el cual se
genera un incremento de la excitabilidad neuromuscular y vasodilatación activa produciéndose con ello incremente
en el aporte de oxigeno y nutrientes, originando una acción antiinflamatoria, antiedematosa y trófica de los tejidos
(Rodríguez Martín, 2004, Fernández González, 2005).

Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento

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Envejecimiento activo y cuidados
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  • 4. Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento Comp. José Jesús Gázquez Linares Mª del Carmen Pérez Fuentes Mª del Mar Molero Jurado Isabel Mercader Rubio
  • 5. © Los autores. NOTA EDITORIAL: Las opiniones y contenidos de los textos publicados en el libro “Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento”, son responsabilidad exclusiva de los autores; así mismo, éstos se responsabilizarán de obtener el permiso correspondiente para incluir material publicado en otro lugar. Edita: Asoc. Univ. de Educación y Psicología (ASUNIVEP) ISBN: 978-84-616-5124-5 Depósito Legal: AL 607-2013 Imprime: Artes Gráficas Salvador Distribuye: Asoc. Univ. de Educación y Psicología No está permitida la reproducción total o parcial de esta obra, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por ningún medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, u otros medios, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.
  • 6. ÍNDICE ENVEJECIMIENTO ACTIVO Y CALIDAD DE VIDA CAPÍTULO 1 Envejecimiento activo: mejorando el futuro ...................................................................................... 15 Elisabeth Ariza Cabrera, Francisco Martín Estrada y Eduardo Sánchez Sánchez CAPÍTULO 2 Envejecimiento Activo ........................................................................................................................ 19 Laura Augustín Cebrián, Cristina Manzano Gutiérrez y María Inmaculada González Fernández CAPÍTULO 3 Envejecimiento Activo y Sistemas de Calidad .................................................................................... 25 Evaristo Barrera Algarín y Rocío Martínez Fernández CAPÍTULO 4 Evidencia científica del tratamiento de Fisioterapia en las úlceras por presión ............................... 31 Juan Manuel Cáliz Jiménez, Encarnación Bermúdez Millán y Cristina Gálvez Abril CAPÍTULO 5 Competencia y capacidad en personas mayores ................................................................................ 37 Dolores Castejón Robles, Carmelo Gómez Martínez, Virginia Nicolás Alarcón, Antonio José Torrano Candel, Miriam Yelo Yelo y Concepción Lucas Martínez CAPÍTULO 6 Calidad de Vida en pacientes ancianos inmovilizados-terminales con asistencia domiciliaria ......... 41 María Dolores Collado Martínez, María Luisa Ballesta Fernández y Noemí Gil Fernández CAPÍTULO 7 Calidad de vida en el proceso de envejecimiento............................................................................... 47 Berta García López, Rocío González Bolívar y Mª Carmen Gámiz Aguilera CAPÍTULO 8 Análisis de la atención en alojamientos para personas con Parálisis Cerebral en proceso de envejecimiento.................................................................................................................................... 51 Mª Yolanda González-Alonso y Montserrat Santamaría-Vázquez CAPÍTULO 9 Taller de hábitos saludables para mayores de 65 años ..................................................................... 55 Mª Auxiliadora Liáñez Andrades, Raquel Meseguer Segura, Raquel Mª Ramos Santos y Mª Remedios Izquierdo Fernández CAPÍTULO 10 Enfermería comunitaria como promotora de un envejecimiento con buena salud, activo y sin dependencia ....................................................................................................................................... 59 Luis J. Martín González, Almudena D. Alférez Maldonado, Francisco L. Montes Galdeano, María Dolores Rodríguez Soriano y Ester Mateo Aguilar CAPÍTULO 11 Revisión de los factores psicológicos y tratamientos conductuales para la mejora de la calidad de vida en asma bronquial ...................................................................................................................... 65 Juana Mª Mateu Mateu y Rubén Uclés Juárez Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento 5
  • 7. ÍNDICE CAPÍTULO 12 Autoconcepto y calidad de vida de personas mayores en centros residenciales ................................ 71 Inmaculada Méndez, Juan P. Martínez, Esther Secanilla, Ana Benavente y Julia García-Sevilla CAPÍTULO 13 Potenciar el Envejecimiento Activo mediante el voluntariado de mayores ........................................ 77 Francisco L. Montes Galdeano, María Dolores Rodríguez Soriano, Ester Mateo Aguilar, Luís J. Martín González y Almudena D. Alférez Maldonado CAPÍTULO 14 Programas de prevención de la salud para un envejecimiento activo ................................................81 María del Mar Pageo Giménez, Francisco Javier Serrano Aguilar y Silvia Gómez García CAPÍTULO 15 Intervención integral para un envejecimiento activo.......................................................................... 85 Carmen Ramos Hernando y Pilar Martínez Agut CAPÍTULO 16 Cuidados paliativos en el anciano ......................................................................................................89 Eduardo Sánchez Sánchez, Rocío del Castillo Acuña y Mª del Mar Pérez Martín CAPÍTULO 17 Evaluación de la Calidad de Vida Relacionada con la Salud en población mayor: revisión de instrumentos específicos .....................................................................................................................93 Mª del Mar Molero Jurado, Mª del Carmen Pérez Fuentes, José Jesús Gázquez Linares, Isabel Mercader Rubio y Tania Abad López CAPÍTULO 18 Mejora de la salud y la calidad de vida a través del ejercicio físico en personas con fibromialgia 101 Rubén Uclés Juárez y Juana María Mateu Mateu CAPÍTULO 19 Historia, evolución y actualidad en los cuidados paliativos ............................................................ 107 Mónica Vargas Muriana, Cristina Cazorla Luque y Sonia Salas Frías CAPÍTULO 20 Influencia evolutiva de la alopecia androgenética masculina en la calidad de vida ........................111 Alejandro Molina Leyva y Ramón Naranjo Sintes CAPÍTULO 21 Relación entre la edad y el factor dolor de los hombres de trono ....................................................117 Juan Antonio Poblete Flor y Fernando Fernández Martín CAPÍTULO 22 Como vivir más y mejor ....................................................................................................................121 María Dolores Rodríguez Soriano, Ester Mateo Aguilar, Luis Jesús Martín González, Almudena Dolores Alférez Maldonado y Francisco Luis Montes Galdeano CAPÍTULO 23 GDS 7 en residencias: ¿enfermedad terminal o crónica avanzada? ................................................125 Antonio José Torrano Candel, Dolores Castejon Robles, Carmelo Gómez Martínez, Concepción Lucas Martínez, Virginia Nicolás Alarcón y Miriam Yelo Yelo 6 Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
  • 8. ÍNDICE CUIDADOS Y CUIDADORES EN EL ENVEJECIMIENTO CAPÍTULO 24 Gestión del cuidado de las demencias desde una perspectiva enfermera ........................................ 133 Almudena D. Alférez Maldonado, Francisco L. Montes Galdeano, María Dolores Rodríguez Soriano, Ester Mateo Aguilar y Luis J. Martín González CAPÍTULO 25 Atención enfermera a cuidadoras principales de pacientes con Alzheimer: propuesta de plan de cuidados en el apoyo a la sobrecarga .............................................................................................. 139 Miriam Amad Pastor CAPÍTULO 26 Percepción de la calidad del cuidado enfermero en adultos mayores hospitalizados ..................... 147 Ana Celia Anguiano Morán, Martha Marín Laredo, Bárbara Mónica Lemus Loeza y Carlos Gómez Alonso CAPÍTULO 27 Necesidades y problemas de las personas cuidadoras de pacientes afectados por ICTUS .............. 153 Isabel Mª Calvo Cabrera, Mª Isabel Mariscal Crespo, Almudena Arroyo Rodríguez, Inmaculada Lancharro Tavero, Mª Socorro Morillo Martín y Rocío Romero Serrano CAPÍTULO 28 El cuidado familiar: Una mirada desde los y las profesionales de la salud .................................... 157 Rosa Casado Mejía, Esperanza Ruiz Arias, Mª Jesús Albar Marín y Dolores Torres Enamorado CAPÍTULO 29 Satisfacción de las cuidadoras latinoamericanas respecto al trabajo como cuidadoras de ancianos ...................................................................................................................................... 165 Marisa López Sánchez, José María López Sánchez y Ana López Sánchez CAPÍTULO 30 Satisfacción de los ancianos españoles con el cuidado proporcionado por las cuidadoras latinoamericanas.............................................................................................................................. 171 Marisa López Sánchez, José María López Sánchez y Ana López Sánchez CAPÍTULO 31 Sucesos que acompañan al cuidado de un enfermo dependiente ..................................................... 177 Marisa López Sánchez, José María López Sánchez y Ana López Sánchez CAPÍTULO 32 Síndrome burnout en cuidadores de ancianos dependientes ............................................................ 185 Cristina Manzano Gutiérrez, María Inmaculada González Fernández y Laura Augustín Cebrián CAPÍTULO 33 Calidad de vida de las cuidadoras familiares después de ser formadas en talleres de apoyo al cuidado: Experiencia en las Unidades de Gestión Clínica Roquetas Sur y Roquetas Norte del Distrito Sanitario Poniente de Almería ............................................................................................ 189 Mª José Montoya Vergel, Mª José Zamora Reyes, Liliane López Sánchez, Mª Teresa Granados Serrano, Leonor Ortiz Villegas, Juan Manuel Martínez Egea y Celia Rivera Capilla Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento 7
  • 9. ÍNDICE CAPÍTULO 34 Necesidades de las personas cuidadoras familiares de mayores dependientes ................................195 Lourdes Moral Fernández, Sara Moreno Cámara y Pedro Ángel Palomino Moral CAPÍTULO 35 Calidad de vida del cuidador del anciano dependiente ....................................................................201 Juana Morcillo García, Dulcenombre Morcillo Mendoza y Francisco Javier Lozano Martínez CAPÍTULO 36 ¿Se sienten preparadas para afrontar los cuidados las cuidadoras familiares de personas afectadas por la enfermedad de Alzheimer? .....................................................................................................205 Sara Moreno Cámara, Pedro Ángel Palomino Moral y Lourdes Moral Fernández CAPÍTULO 37 Cambios en la relación de pareja: percepción de los cuidadores de pacientes con Alzheimer ........ 211 Cristina Rodríguez López CAPÍTULO 38 Estado general de salud en los cuidadores familiares de pacientes con demencia tipo Alzheimer .215 Mª Dolores Ruiz Fernández, José Jesús Gázquez Linares y Mª del Carmen Pérez Fuentes CAPÍTULO 39 Estrategias de afrontamiento en cuidadores familiares de enfermos de Alzheimer .........................221 Mª Dolores Ruiz Fernández, José Jesús Gázquez Linares y Mª del Carmen Pérez Fuentes CAPÍTULO 40 El cuidador familiar. Parte activa en la gestión de casos ................................................................ 227 Mª Dolores Saavedra Llobregat, José Ramón Martínez Riera, Manuel Lillo Crespo e Isabel Casabona Martínez CAPÍTULO 41 Cuidados al paciente con Alzheimer ................................................................................................ 235 Laura Sans Guerrero y Elvira Gázquez Fernández CAPÍTULO 42 Cuidadores hombres.........................................................................................................................241 Dolores Torres Enamorado, María Eslava Sánchez, Rosa Casado Mejía, Esperanza Ruiz Arias y Mª José Polvillo Avilés CAPÍTULO 43 ¿Qué piensa el familiar de las contenciones mecánicas? .................................................................249 Míriam Yelo Yelo, Antonio José Torrano Candel, Concepción Lúcas Martínez, Carmelo Gómez Martínez y Dolores Castejón Robles DETERIORO Y ESTIMULACIÓN COGNITIVA CAPÍTULO 44 Análisis de las publicaciones sobre estimulación cognitiva en una muestra de revistas españolas.............................................................................................................................255 Tania Abad López, Mª del Mar Molero Jurado, Mª del Carmen Pérez Fuentes y José Jesús Gázquez Linares 8 Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
  • 10. ÍNDICE CAPÍTULO 45 Diseño de un panel de psicoestimulación como herramienta de intervención en personas mayores con deterioro cognitivo .................................................................................................................... 263 Mª Ángeles Abellán Galindo, Julia García Sevilla e Inmaculada Méndez CAPÍTULO 46 Programa informático de Estimulación Cognitiva e Inteligencia Emocional para personas mayores (PECI-PM) ......................................................................................................... 267 José A. Álvarez Bermejo, Mª del Carmen Pérez Fuentes, Alicia Isabel Berenguel del Pino, Ismael Miranda Romero, Mª del Mar Molero Jurado y José Jesús Gázquez Linares CAPÍTULO 47 El rendimiento potencial como medida de prevención del deterioro ............................................... 275 María de la Paz Bermúdez-Pérez, María del Carmen Pérez Fuentes, Carmelo Gómez Martínez, Eulalia Martínez Moreno y Mª Dolores Bonilla Sierra CAPÍTULO 48 ¿Se puede prevenir la enfermedad de Alzheimer mediante el ejercicio físico? ................................ 281 Isabel Mª Fernández Medina, Carmen Tamara González Fernández y Berta García López CAPÍTULO 49 Deterioro cognitivo asociado a otras patologías ............................................................................. 285 Carmen Rocío García García, Cristina Maldonado Úbeda, Purificación Martínez Segura y Mª Francisca García CAPÍTULO 50 Los Programas Universitarios de Mayores como indicador de calidad de vida saludable ............. 291 Alfonso Javier García González, Yolanda Troyano Rodríguez y Macarena Lorenzo CAPÍTULO 51 ¿Es efectiva la estimulación cognitiva en ancianos con enfermedad de Alzheimer? ....................... 301 Rocío González Bolívar, María del Carmen Gámiz Aguilera e Isabel María Fernández Medina CAPÍTULO 52 Tratamiento no farmacológico para personas con demencias “una escasa realidad”.................... 307 Cristina Hernández Guerrero y Alda Aguilera Gázquez CAPÍTULO 53 ¿Cómo utilizar algunos instrumentos de evaluación de programas de envejecimiento activo? ...... 313 Ester Mateo Aguilar, Luis J. Martín González, Almudena D. Alférez Maldonado, Francisco L. Montes Galdeano y María Dolores Rodríguez Soriano CAPÍTULO 54 El aprendizaje a lo largo de toda la vida como estrategia para lograr una vejez más saludable .... 317 Cruz Pérez Pérez, Mª Victoria Vázquez Verdera e Inmaculada López Francés CAPÍTULO 55 Libro de la Memoria: Historia de vida desarrollado en un nuevo programa de estimulación cognitiva: estudio preliminar ........................................................................................................... 323 Rosa Torrano Martínez, Antonio Riquelme Marín, Juan Manuel Ortigosa Quiles, María José Carrillo Escobar y Raquel Gómez Rodríguez Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento 9
  • 11. ÍNDICE CAPÍTULO 56 Deterioro cognitivo en el anciano ....................................................................................................331 Mª Teresa García López, Javier Fernández Pérez, Purificación Sánchez López, Manuel Payán Ortiz y Mª Victoria Mejías Olmedo CAPÍTULO 57 Rehabilitación intervencionista en ancianos ....................................................................................335 José Ramón Pineda Guillén y Mª del Carmen Calderón García ASPECTOS RELACIONADOS CON LA PERSONALIDAD EN EL ENVEJECIMIENTO CAPÍTULO 58 Trastornos del sueño en el anciano .................................................................................................. 339 María Teresa Calleja Ávila, Mercedes Calleja Urbano, Rocío Sánchez Martín y Juan Alberto Puyana Domínguez CAPÍTULO 59 Principales trastornos de comunicación en el anciano ....................................................................345 Mercedes Calleja Urbano, Juan Alberto Puyana Domínguez, María Teresa Calleja Ávila y Rocío Sánchez Martín CAPÍTULO 60 El omega-3 como elemento preventivo de enfermedades mentales durante el envejecimiento.........351 Mª Jesús Crespo Castillo, Soledad Carcelen García, Guillermo Valero Segura, Mª Cristina Sandoval Carpes, Ana Isabel López Oliva y Encarnación Garcia Oliva CAPÍTULO 61 El dolor en la vejez. Una etnografía de la ancianidad en residencias para la “Tercera Edad” ......355 Alejandro de Haro Honrubia CAPÍTULO 62 Trastorno Bipolar: Fase Maníaca en Psicogeriatría .......................................................................361 Diego Ramón Dueñas Alcalá, Consuelo Ibáñez Allera y Rosa Sánchez-Waisen Hernández CAPÍTULO 63 Prevención y tratamiento del Síndrome Confusional .......................................................................367 Mª Ángeles Esteban-Moreno, Sara Domingo-Roa, Mª Carmen Moreno-López y Cristina LozanoMengíbar CAPÍTULO 64 Dolor en ancianos institucionalizados en residencias ......................................................................371 Elena Carrasco Martínez Carmelo Gómez Martínez, Pedro Andreo Muñoz, Inmaculada Alguazas Martínez y Clara González Rosique CAPÍTULO 65 Ancianos y el concepto de persona humana: Una perspectiva personalista ....................................375 Carmelo Gómez Martínez, Dolores Castejón Robles, Virginia Nicolás Alarcón, Antonio José Torrano Candel, Miriam Yelo Yelo y Concepción Lucas Martínez CAPÍTULO 66 Autopercepción de la salud de los mayores almerienses .................................................................. 379 Francisca López Gutiérrez y Lidia Ruiz Calatrava 10 Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
  • 12. ÍNDICE CAPÍTULO 67 Patogénesis y etiología del Síndrome Confusional Agudo o delirio ................................................ 385 Cristina Lozano-Mengíbar, Mª Carmen Moreno-López, Sara Domingo-Roa y Mª Ángeles Esteban-Moreno CAPÍTULO 68 Actitud diagnóstica ante Síndrome Confusional Agudo o delirio .................................................... 391 Mª Carmen Moreno-López, Cristina Lozano-Mengíbar, Mª Ángeles Esteban-Moreno y Sara Domingo-Roa CAPÍTULO 69 Intervención desde la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) en el anciano institucionalizado con sintomatología depresiva: un estudio de caso ........................................................................... 397 Luis Jorge Ruiz Sánchez, Adolfo J. Cangas Díaz y José Gallego Antonio CAPÍTULO 70 Reducción de los niveles de estrés, ansiedad y depresión en el proceso de envejecimiento, gracias al Mindfulness ...................................................................................................................................... 405 Sonia Salas Frías, Cristina Cazorla Luque y Mónica Vargas Muriana CAPÍTULO 71 Mitos y estereotipos en la vejez ........................................................................................................ 411 Arantzazu Sánchez Fernández CAPÍTULO 72 El equipo multidisciplinar ante los trastornos mentales en el envejecimiento ................................. 415 Rocío Sánchez Martín, Mª Teresa Calleja Ávila, Juan Alberto Puyana Domínguez y Mercedes Calleja Urbano CAPÍTULO 73 Empowerment y envejecimiento: conceptos vinculados ................................................................... 419 Almudena Martínez de la Torre Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento 11
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  • 14. ENVEJECIMIENTO ACTIVO Y CALIDAD DE VIDA Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento 13
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  • 16. CAPÍTULO 1 Envejecimiento activo: mejorando el futuro Elisabeth Ariza Cabrera, Francisco Martín Estrada y Eduardo Sánchez Sánchez Área de Gestión Sanitaria Campo de Gibraltar (España) Objetivos · · · · · · Definir el concepto de envejecimiento activo. Mejorar la autonomía, la salud y la productividad de las personas de edad avanzada. Identificar los factores que influyen en la manera de envejecer de los individuos. Potenciar el envejecimiento activo en la población anciana. Conocer los indicadores existentes para evaluar el estado de autonomía de las personas. Promocionar el envejecimiento activo. Desarrollo Según estudios realizados se calcula que la tasa de dependencia de la población anciana (población ≥ 60 años) pasará en la Unión Europea de 0,36 en 2002 a 0,56 en 2025 (Martin-Lesende et al, 2010). El concepto de envejecimiento activo fue tomado a finales de los años 90 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con la finalidad de ampliar el término de envejecimiento saludable y así, identificar los factores que además de la atención sanitaria afectan a la forma de envejecer de los individuos y poblaciones (Giró, 2006). La OMS define el envejecimiento activo como “el proceso por el cual se optimizan las oportunidades de bienestar físico, social y mental de las personas a lo largo de su vida, con el objeto de ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez” (Gil, 2010). De esta definición se deducen los factores del envejecimiento: atención sanitaria adecuada, áreas económicas, culturales y sociales. Se debe entender el envejecimiento activo de forma individual y colectiva (atendiendo a individuos y grupos de población), favoreciendo la participación en la sociedad y atendiendo a sus necesidades, deseos y capacidades. Filósofos griegos como Platón o el escritor romano Cicerón afirmaron que la actividad física, mental y social era necesaria para sobrevivir hasta una edad avanzada, consiguiendo mantener las funciones físicas y mentales en buen estado (Lehr, 1999). Factores que influyen en la manera de envejecer En la figura 1 podemos observar los diferentes factores que condicionan la etapa del envejecimiento. Figura 1 Modificado de Martín-Lesende et al, 2010. Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento 15
  • 17. Envejecimiento activo: mejorando el futuro Actividad Física: se conocen muchos estudios que confirman la hipótesis de que la actividad física es un requisito necesario para envejecer con éxito. Los cambios físicos influenciados por la edad, entre ellos los deterioros funcionales de los órganos, cambios en el sistema muscular, locomotor y en los órganos respiratorios, son semejantes a los producidos por la falta de ejercicio físico. Los individuos jóvenes inactivos físicamente pueden parecer viejos, de la misma forma que los individuos ancianos activos físicamente pasan por jóvenes. La actividad física también afecta al bienestar psicológico, en lo referente a las capacidades mentales, el bienestar subjetivo, las habilidades sociales y el autoconcepto (Lehr, 1999). · Aspectos Sanitarios: promoción de la salud y prevención de la enfermedad. Acudir a revisiones médicas para el control de enfermedades típicas en la etapa del envejecimiento tales como: hipertensión, diabetes, colesterol,… Cuidar hábitos alimenticios (mantener un peso adecuado, limitar el consumo de grasas saturadas y calorías,…). Evitar consumo de hábitos tóxicos como fumar o bebidas alcohólicas. Seguir una pauta correcta de vacunación (gripe y tétanos). · Actividad Mental: se debe contribuir a mantener la capacidad mental y la de aprendizaje. Podremos conseguir un mayor rendimiento durante más tiempo si ejercitamos de forma activa las habilidades cognitivas y de aprendizaje. Un ejemplo de ello sería la realización de actividades para mantener y agilizar nuestra destreza mental, prevención o detección temprana de problemas de salud temprana. · Participación Social: el entorno social no debe ser menos importante en ciertos momentos del ciclo vital. Parte de esas actividades que pueden realizarse serían: participar en actividades educativas, recreativas, culturales y sociales, continuar ejerciendo una vida diaria en familia y en la comunidad, excursiones, paseos, bailes, talleres, etc.… · Determinantes Personales: se debe considerar el afrontamiento del estrés de cada persona y de las adversidades de la vida, ya que según se sepa enfrentar a ellas desencadenará una vejez en mejores o peores condiciones (Balboa et al, 2012). Los factores psicológicos y la genética son determinantes personales en el envejecimiento activo. · Factores Económicos: los ingresos económicos son inferiores en las mujeres mayores que en los varones, por la dependencia de las pensiones no contributivas y de viudedad. En mujeres mayores que han tenido un trabajo remunerado, la discriminación en políticas de empleo y salarios afecta negativamente a sus ingresos tras la jubilación (Muñoz-Cobos et al, 2008). Indicadores para evaluar la autonomía de las personas Existen muchos índices y tablas para realizar la valoración de los ancianos. A continuación se detallan métodos de evaluación que nos ayuda a medir la autonomía/dependencia y deterioro cognitivo en la población anciana, entre los que nos encontramos el índice de Barthel y el cuestionario de Pfeiffer. Índice de Barthel: Es un instrumento que permite valorar la autonomía de la persona para realizar las actividades básicas de la vida diaria (ABVD), siendo 10 ítems los que se utilizan: alimentación, baño, vestirse, arreglarse, deposiciones, micción, retrete, trasladarse (cama-sillón o silla de ruedas), deambular y subir o bajar escaleras. Cada ítem se desglosa en 2, 3 ó 4 subapartados en función del cual se le asigna la puntuación al paciente. Dicha puntuación varía de 0, 5, 10 ó 15 puntos en cada ítem (en función del máximo estipulado). El total obtenido puede oscilar entre un mínimo de 0 puntos (significa que la persona es totalmente dependiente) y el máximo de 100 puntos (la persona es completamente independiente). Para pacientes limitados en silla de ruedas el máximo obtenido sería de 90 puntos. Entre 0 y 100 existen diferentes puntos de corte a los cuales se les asigna el grado de dependencia (escasa, moderada, severa,…) Es una escala de fácil utilización y manejada en corto espacio de tiempo (SAS, 2002 y Consejería de Salud, 2007). Cuestionario de Pfeiffer: Es una escala que detecta el deterioro cognitivo en pacientes mayores. Valora una serie de funciones relativamente básicas tales como: memoria de corto y largo plazo, atención, orientación, información sobre hechos cotidianos y capacidad matemática. Se le realizan 10 preguntas tipo: fecha del día en el que se pasa el cuestionario, día de la semana, lugar en el que se encuentran en ese momento, descifrar el número de teléfono o dirección, edad, fecha de nacimiento, presidente del gobierno actual y anterior, apellidos de su madre y un pequeño cálculo matemático. · 16 Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
  • 18. Envejecimiento activo: mejorando el futuro Las respuestas se valoran mediante acierto o fallo, en la cual se le asigna un punto por error en respuesta. Significando 0 puntos que la situación de la persona es normal y un máximo de 10 en la que existe un importante deterioro cognitivo (SAS, 2002 y Consejería de Salud, 2007). Promoción del Envejecimiento Activo En la promoción de la salud se evalúan las conductas humanas y su entorno, de esta forma podemos modificar la conducta del adulto valorando los demás aspectos; consiguiendo una promoción de la salud y prevención de la enfermedad (Arechabala, 2007). Ciertos organismos internacionales han valorado la necesidad de dar un giro a las estrategias a desarrollar con las personas mayores, implicando nuevos abordajes en el diseño de intervenciones con las personas, como por ejemplo, las socioeducativas. Desde esta perspectiva se implica una concepción de la vejez como una etapa menos pasiva, más dinámica, creativa y saludable. La mayoría de las intervenciones están teñidas de una visión patogénica, que incide en las deficiencias y limitaciones de la vejez. Las tres líneas estratégicas que propone la OMS para la promoción del envejecimiento activo son: participación, seguridad y salud. Aspectos priorizados por la OMS son: proporcionar oportunidades de educación y aprendizaje durante el ciclo vital y alentar a las personas a participar plenamente en la vida de la comunidad familiar a medida que envejecen (Bermejo, 2006). Los expertos apoyan prácticas de buena alimentación y que sea saludable, de socialización, intercambio intergeneracional y aceptación, para así envejecer de manera saludable. En Junio de 2010, el Consejo de la Unión Europea propuso a la Comisión Europea posicionar el envejecimiento activo en un lugar prioritario en la agenda política, y a trabajar en este tema en los comités de protección social, empleo y política económica. La formulación de políticas y las acciones concretas para lograr un envejecimiento activo varían y se adaptan a cada sociedad. Así, por ejemplo, la política australiana se centra en la economía, con las siguientes áreas para el envejecimiento activo: seguridad económica, actividad física, mental y social, y participación laboral. Centrándonos en España, las condiciones favorables y los obstáculos para la acción intersectorial hacia un envejecimiento activo son: la legislación y los pactos sociales sobre la protección social, el asociacionismo y la participación social; entre los obstáculos nos encontramos con las desigualdades económicas, la pobreza en la vejez, la desprotección de las zonas rurales, la debilidad de los servicios sociales y las barreras a la integración laboral de las personas mayores (Zunzunegui et al, 2010). Conclusiones Mejorar la imagen que se tiene de la vejez es posible haciendo un esfuerzo por parte de todos, y así construir una sociedad para todas las edades. Éste es un tema que nos afecta de manera directa tanto a nosotros mismos, como a todas las personas que nos rodean: familiares, amigos, compañeros,… El envejecimiento poblacional va en aumento y se plantean retos y oportunidades para lograr un envejecimiento activo de las próximas generaciones, mejorando las condiciones de vida de las personas mayores de esta generación. Debemos aumentar la motivación en la realización de actividades físicas, mentales y sociales, para que sean más atractivas y evitando los obstáculos que existen en la sociedad. Quedaríamos satisfechos si conseguimos desarrollar el concepto de envejecimiento activo incrementando la autonomía personal, asumiendo por parte de cada individuo responsabilidades e iniciativas sociales y eliminando barreras que generen situaciones de dependencia. Un enfoque subjetivo del envejecimiento activo podría ser manera de vivir y envejecer bien. La mayoría de los problemas que caracterizan la salud de los mayores son el producto de diversas causas, propias del estilo de vida actual de la sociedad. Interviniendo sobre ellos podemos conseguir un envejecimiento exitoso, global e individual. Deberíamos enlazar todos los recursos sostenibles para promover y centrarnos en este tipo de personas, ya que por sus características psíquicas, físicas y/o sociales necesitan una atención especial que en la gran mayoría de las atenciones no se les ofrece. Con la promoción del envejecimiento activo y saludable ocuparemos un tiempo y un coste en un apartado beneficioso del futuro. Las personas mayores mejoran personalmente al mejorar su estilo de vida, viendo favorecidos sus determinantes biológicos y psicológicos. Referencias Arechabala, M.C. (2007). Promoción en salud y envejecimiento activo. Medwave, 7(04). Cantera, I.R. (2002). Envejecimiento, siglo XXI y solidaridad. Rev Esp Geriatr Gerontol, 37(2), 3-6. Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento 17
  • 19. Envejecimiento activo: mejorando el futuro Carmona, M.B., Lagares, M.P. y Sánchez-Serrano, J. L. S. (2012). Propuestas saludables para el envejecimiento activo. Hekademos: revista educativa digital, (11), 29-36. Cid-Ruzafa, J. y Damián-Moreno, J. (1997). Valoración de la discapacidad física: el índice de Barthel. Revista Española de Salud Pública, 71(2), 127-137. Cobos, F.M. y Almendro, J.M.E. (2008). Envejecimiento activo y desigualdades de género. Atención primaria, 40, 305-309. Consejería de Salud (2007). Proceso Asistencial Integrado de atención a pacientes pluripatológicos. Sevilla. Consejería de Salud. Fernández-Ballesteros, R., Zamarrón, M.D., López, M.D., Díez, J., Montero, P. y Schettini, R. (2010). Envejecimiento con éxito: criterios y predictores. Psicothema, 22(4), 641-647. García, L.B. (2006). Promoción del envejecimiento activo. Programas de preparación a la jubilación. In Envejecimiento activo, envejecimiento en positivo (pp. 65-88). Universidad de La Rioja. Kalache, A. y Perel, S. (2002). La OMS y la prevención del abuso de personas mayores. Programa Envejecimiento y Ciclo de Vida. Organización Mundial de la Salud. Revista Española de Geriatría y Gerontología, 37(06), 289290. Lehr, U. (2006). El envejecimiento activo. El papel del individuo y de la sociedad. Psiquiatría, 376, 24-90. Lesendea, I.M., Zurrob, A.M., Pradac, C.M. y García, L.A. (2007). Envejecimiento activo, la mejor «receta» para prevenir la dependencia. Rev Esp Geriatr Gerontol, 42(Supl 2), 4-6. Miranda, J.G. (2006). Envejecimiento activo, envejecimiento en positivo. Universidad de La Rioja. Ruiz-López, M.D. y Artacho, R (2010). Nutrición y envejecimiento. En Gil, A. (Ed) Tratado de nutrición. Nutrición humana y salud (pp 320-343) Madrid: Ed. Médica Panamericana. SAS (2002). Cuestionarios, tests e índices para la valoración del paciente. Sevilla. Servicio Andaluz de Salud. Solís, C.L.B., Arrioja, S.G. y Manzano, A.O. (2005). Índice de Barthel (IB): Un instrumento esencial para la evaluación funcional y la rehabilitación. Plasticidad y Restauración neurológica, 4(1-2), 81-85. Transmisibles, G.O.D.E.N. y Mental, S. (2002). Envejecimiento activo: un marco político. Rev Esp Geriatr Gerontol, 37(2), 74-105. Zunzunegui, M.V. y Béland, F. (2010). Políticas intersectoriales para abordar el reto del envejecimiento activo. Informe SESPAS 2010. Gaceta Sanitaria, 24, 68-73. 18 Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
  • 20. CAPÍTULO 2 Envejecimiento Activo Laura Augustín Cebrián, Cristina Manzano Gutiérrez y María Inmaculada González Fernández Hospital Vall d'Hebron (España) Objetivos Dar a entender el concepto de envejecimiento activo. Demostrar la importancia, de que en la actualidad las personas de edad avanzada aún nos pueden ofrecer mucho, echo el cual a veces se olvida. Exponer las indicaciones y planes de futuro de la Declaración del Consejo sobre el Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional. Concluir y dar una valoración personal de los pretéritos expuestos en la revisión teórica. Desarrollo del tema Según la Organización Mundial de la Salud, nos define el envejecimiento activo como un proceso de optimización de las oportunidades de salud, ¿qué nos quieren decir con ello?. Que las bases para mejorar la calidad de vida de nuestros ancianos, se hallan en la participación y la seguridad. Muchos son los estudios que avalan la importancia de que la población gerontológica participe en la sociedad, sintiéndose así útiles y valorados. Todo ello permite que la población gerontológica potencie su bienestar físico, social y mental a lo largo de todo su ciclo vital, disfrutando de la vida en plenitud y tomándose la senectud como una parte más de ella (Organización Mundial de la Salud, 2011). Los pilares del envejecimiento activo son éstos: salud, participación y seguridad. Para envejecer activamente, es decir, encontrarse bien, activo, con buena percepción, e integrado en la sociedad, se requiere: 1. Tener buena salud: prevención y promoción de la salud. En las personas mayores debemos tratar de individualizar la aplicación de las diferentes medidas preventivas recomendadas, de acuerdo con la situación y las características de la persona; la valoración del estado funcional y la perspectiva de vida son dos factores, independientes de la edad, útiles para modular su aplicación. Son varias las asociaciones y entidades científicas que elaboran y categorizan recomendaciones preventivas; entre ellas debemos resaltar la Canadian Task Force on Preventive Health Care desde 1979 y el US Preventive Service Task Force, que se crea a imagen y semejanza del organismo canadiense en 1984. En nuestro medio, desde 1995, el Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (PAPPS-semFYC) revisa periódicamente sus recomendaciones e introduce la realización de estudios de evaluación del grado de puesta en práctica de éstas. Actualmente se está trabajando en la constitución del futuro Grupo Español de Promoción de la Salud y Prevención de la Enfermedad (GEPPS), que será el organismo profesional e independiente capaz de analizar la evidencia científica disponible y su adaptación al contexto de nuestro país. El punto de partida del GEPPS ha sido la I Conferencia de Prevención y Promoción de la Salud en la Práctica Clínica en España, que tuvo lugar en junio de 2007, apoyada por el Ministerio de Sanidad y Consumo y el conjunto de las administraciones sanitarias autonómicas. Esta conferencia ha facilitado a 34 sociedades científicas coincidir en unas jornadas monográficas sobre prevención y promoción de la salud y abordar temas de gran relevancia para la salud pública. Uno de los grupos de expertos de la conferencia tenía como objetivo consensuar un documento sobre la prevención de la dependencia en las personas mayores, en el que se elaboran recomendaciones para la promoción de la salud y prevención de la enfermedad como principal causa de deterioro funcional y de la dependencia. Las recomendaciones se agrupan en actividades de promoción, prevención secundaria y terciaria, y específicas en personas mayores —síndromes geriátricos—, y se indica el grado de recomendación de cada una de ellas. Con todas las limitaciones que pueda tener, es un buen punto de partida para ir aclarando, priorizando y profundizando en esas actividades (Sancho, Abellán, Pérez y Miguel, 2012; Regalado, 2002). Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento 19
  • 21. Envejecimiento Activo 2. Tener buen funcionamiento físico: Es bien sabido los efectos positivos que tiene realizar de forma periódica ejercicio, puesto que constituyen los pilares de lo que entendemos por envejecimiento activo. Según la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, no debemos solamente quedarnos en el consejo de realizar ejercicio de forma regular, sino que deberíamos de ser capaces de controlar el cumplimiento de ello, conociendo estrategias efectivas y viables para la instrucción de nuestros pacientes (Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, 2002). 3. Tener buen funcionamiento mental: mantenimiento de la capacidad mental y aprendizaje. Mientras más activas mantengamos las habilidades cognitivas y de aprendizaje, mantendremos un mayor rendimiento y durante más tiempo. Por ello hay que trabajar en varios frentes: recomendación de actividades para mantener y agilizar nuestra destreza mental, prevención y detección temprana de problemas de salud mental (p. ej., estados depresivos), abordar afecciones, drogas (como el exceso de alcohol) y medicación que pueden asociarse con el deterioro cognitivo (Organización Mundial de la Salud, 2002). 4. Ser independiente y autónomo: prevención específica de la discapacidad y la dependencia. Algunas de las acciones más efectivas que recoge el documento de «Prevención de la dependencia en las personas mayores» de la I Conferencia de Prevención y Promoción de la Salud, dirigidas principalmente a la atención primaria (Organización Mundial de la Salud, 2002). 5. La participación social y la promoción de vínculos: En la ancianidad, uno de los pilares básicos para que el anciano se sienta aceptado y querido, es precisamente manteniendo en papel social y su rol dentro de la unidad familiar. Así pues, además de mantenerse activo a nivel físico, también es importante mantener esa actividad en el ámbito social, participando así en actividades recreativas, culturales, pasatiempos, entre otras. Un hecho tan simple como sentirse participe de la comunidad y su familia (Wilson, Mendes De Leon, Barnes, Schneider, Bienias, Evans y Bennett, 2002). También existen unos determinantes transversales que son: Los determinantes transversales son conocidos como la cultura y el sexo; el primero de ellos es uno de los factores clave que influyen de forma inconmesurada sobre todos los demás determinantes de lo que conocemos como envejecimiento activo. Ya que la cultura y la tradición son valores que se necesitan respetar, puesto que ellos se sedimentan en códigos éticos y derechos humanos, interiorizados de forma muy individual por cada individuo (Arostegi, 2012). Otro de los determinantes a considerar es el Sexo; se podría realizar la analogía con una lente, puesto que a través de ello se pueden considerar la idoneidad de las distintas opciones de las políticas instauradas y como afectan éstas a hombres y mujeres, puesto que cada concepción es diferente y no extrapolable. Tras valorar las consideraciones sobre la senectud de la OMS, considero que se han de mostrar las orientaciones que han de guiar el envejecimiento activo y la solidaridad entre las generaciones. Así pues, ahora hablaremos de lo que conocemos como el modelo de “casa”, dicho modelo nos describe las diferentes dimensiones que pueden afectar a la capacidad de trabajo del individuo. ¿Qué entendemos por capacidad de trabajo?. Es aquel equilibrio entre lo que conocemos como trabajo y los recursos individuales. Además del lugar y puesto de trabajo, también influyen en dicho equilibrio los vínculos familiares y la comunidad inmediata (Ilmarinem, 2006). Primera orientación “El Empleo”: - Educación y formación profesional de forma permanente: Ofrecer a todo el mundo, ya sean hombres, mujeres, jóvenes o ancianos, una educación y formación de calidad para poder desarrollar todas sus capacidades y hacerlos sentir participes de forma plena en el mercado laboral y en su comunidad. - Condiciones de trabajo saludables: Se basa en el fomento de las condiciones favorables de trabajo y entornos laborales que mantengan la salud y velen por el bienestar de los trabajadores, garantizando así una capacidad de inserción en el ámbito profesional a lo largo de toda la vida. - Estrategias de gestión referentes a la edad: Una de las principales problemáticas de nuestra sociedad es la jubilación avanzada causada por no adaptar las carreras y condiciones de trabajo a los cambios que se producen en los empleados según transcurre el tiempo. Así pues, se debe fomentar la importancia de adaptar el entorno laboral al trabajador. - Servicios de empleo para trabajadores con edades avanzadas: Proporcionar colocación, asesoramiento y apoyo a la reintegración de trabajadores en edades avanzadas que tengan el deseo de permanecer en el mercado laboral. - Evitar la discriminación relacionada con la edad: Si se garantizan los derechos para todos los trabajadores, sin tener en cuenta su edad, absteniéndose pues de recurrir a ese pretérito como criterio decisivo a la hora de evaluar al individuo, para saber si es apto o no para un puesto determinado de trabajo; así pues, se deben evitar los falsos estereotipos relacionados con la incapacidad de una persona mayor para realizar un trabajo concreto y poner más énfasis en la contribución positiva de ese tipo de trabajadores. 20 Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
  • 22. Envejecimiento Activo - Fiscalidad favorable al empleo: Revisión de los regímenes de índole fiscal y de los beneficios con la finalidad de garantizar que a los trabajadores de edad avanzada les compense trabajar, a la vez que se garantiza un adecuado beneficio salarial. - Transferencia de experiencias y conocimientos: Si se rentabiliza el conocimiento y la capacidad de los trabajadores mayores y se ponen a disposición de otros equipos de trabajo con menor experiencia, podemos obtener un resultado fructífero para la empresa. - Conciliar atención y trabajo: Adaptar las condiciones laborales y ofrecer disposiciones de permiso adecuadas para hombres y mujeres, que les puedan permitir, como cuidadores no profesionales, permanecer en su puesto laboral o volver al mercado laboral tras cuidar de algún allegado en situación de dependencia o encontrase ellos en la misma. Segunda orientación la “Participación social”: - Seguridad en los ingresos: Instaurar regímenes que nos proporcionen ingresos adecuados en la vejez, ayudando a mantener la autonomía financiera de nuestros mayores para que puedan vivir esos años con dignidad. - Inclusión en la sociedad: Combatir de forma activa la exclusión social y el aislamiento de los mayores, dando una orientación encaminada en la igualdad de oportunidades de participación en la sociedad. - Voluntariado de personas mayores: Crear condiciones más favorables para las actividades de voluntariado de las personas mayores, suprimiendo así obstáculos existentes en la actualidad correlacionados con la falta de oportunidades de este tipo, pudiendo contribuir a la sociedad mediante sus capacidades y experiencias. - Aprendizaje continuo: Proporcionar a nuestros mayores oportunidades fehacientes de aprendizaje sobre todo relacionado con el uso de las nuevas tecnologías y la comunicación (TIC), cuidados básicos personales y de administración financiera, para poder facilitar así su participación de forma activa en la sociedad y hacerse cargo de forma autónoma de su propia vida. - Participación en las decisiones: Mantener a los mayores involucrados en los procesos vinculados a la toma de decisiones, sobre todo en aquellos sectores que les afecte de forma directa. - Apoyo a los cuidadores no profesionales: Proporcionar apoyo y formación a aquellos cuidadores que ejercen esa labor de forma no profesional, garantizando los cuidados de forma óptima y protegiendo a nivel social a dicho colectivo para evitar su exclusión. Tercera orientación “Vida independiente”: - Fomento y prevención de la salud: Tomar decisiones y medidas que aumenten los años de vida sanos a mujeres y hombres con riesgo de sufrir dependencia, mediante actividades de prevención y fomento de salud, proporcionando oportunidades de actividad mental y física que se adapten a las limitaciones y capacidades de las personas ancianas. - Alojamientos adaptados: Adaptar la vivienda y proporcionar servicios que permitan a los ancianos con salud precaria o deficiente poder vivir con el mayor grado de autonomía posible. - Transporte público accesible y económico: Adaptar los sistemas de transporte públicos, para que sean accesibles a las personas mayores, ya sea adecuando sus instalaciones, como ajustando el precio de sus servicios a las prestaciones económicas de un pensionista. - Aumentar la autonomía del individuo: Garantizar a aquellas personas que perciben atención domiciliaria que, en la mayor medida posible, se aumente o mantenga su autonomía, teniendo siempre como máxima la consecución de las ABVD, tratándolos siempre con la mayor compasión y dignidad posibles (Consejo de la Unión Europea, 2012). En el 2012 se celebro el año europeo del envejecimiento activo y con ello se realizó, la Declaración del Consejo sobre el Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional (2012), dicha declaración propuso una serie de estrategias futuras, las cuales se muestran a continuación: La principal postura adoptada por la Unión Europea, fue que dicho organismo se creó a partir de los valores universales basados en los derechos y dignidad intrínsecos del ser humano, rechazando de forma ecuánime la exclusión social, así pues, según el consejo esos valores deben de ser extrapolables a nuestras sociedades. Un hecho evidente es el envejecimiento de la población a nivel europeo, y por eso mismo aquí erradica la importancia de la concepción del término “envejecimiento activo”, puesto que el futuro se basará en ello y la solidaridad entre generaciones. Así pues, el consejo europeo declaró una serie de pretéritos a seguir para poder preparar a nuestras sociedades sobre el futuro venidero: - Dar gran importancia a la promoción del envejecimiento activo y hacer que sea un hecho tangible a partir del 2020. - Las orientaciones recogidas se basan en declaraciones realizadas por el Comité de Protección Social y de Empleo. Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento 21
  • 23. Envejecimiento Activo Según el artículo 3 del tratado de la Unión Europea, se da especial relevancia y énfasis en el papel crucial del individuo mayor en las sociedades occidentales, aprovechando su experiencia y valores para que repercuta de forma positiva sobre las generaciones venideras, que aquí erradican los cimientos de lo que entendemos como solidaridad intergeneracional, algo tan simple como poder aprovechar los conocimientos que nos proporcionan todos los integrantes de una sociedad, indistintamente de su edad, sexo o ideología. Otro de los aspectos muy importantes de la declaración, es la que se le confiere al movimiento político que debe de acompañar dicha transformación social. Es algo evidente que cada vez las poblaciones envejecen más y se deben de vislumbrar nuevas formas de política que den cabida a esta situación, que debe basarse en una sociedad para todas las edades. Este cambio demográfico va afectar de una forma inconmensurable a la concepción social que tenemos en la actualidad, pero ello puede resumirse de forma muy simple con una serie de estrategias futuras, que van encaminadas en proporcionar un papel mucho más significativo a nuestros mayores: - La primera de ellas sería encaminar a los mayores al ámbito laboral, sintiéndose así partícipes y útiles, no solo a nivel remunerado, sino en campañas de voluntariado y actividades de índole social. - Dar a entender a la sociedad que debe de realiza un esfuerzo por la cohesión social, la inclusión y participación de nuestros mayores; entendiendo que no son vestigios de vidas pasadas, sino que son fuente de información y conocimientos tan válidos como cualquier otro y no hay dicho más verdadero que “la experiencia es un grado”. - Dar voz y voto a todos los sectores de la sociedad, jóvenes, adultos y mayores para podernos nutrir así como colectivo de todas las ideas posibles y encaminar nuestra sociedad hacia el diálogo y la solidaridad intergeneracional. - Promover la investigación e innovación encaminadas a mejorar la calidad de vida de la población anciana, puesto que la tendencia de futuro es el envejecimiento de la población. - Fomentar la salud y basar nuestra atención en la prevención de afecciones patológicas, tratando de erradicar de raíz posibles dependencias haciendo al anciano independiente y si ello no fuese posible tratar de encaminar nuestros cuidados en la consecución de las actividades básicas de la vida diaria y a la rehabilitación, para precisamente dar calidad de vida a los años. Todos estos pretéritos hacen que el futuro se vislumbre diferente y renovado, hecho que en los tiempos que corren es imprescindible, dar importancia a nuestros mayores y realizar una suma tan sencilla como envejecimiento activo más solidaridad entre generaciones (Consejo Europeo, 2012). Conclusiones Bien es conocido que desde los años setenta el enfoque mundial sobre la concepción de enfermedad cambio por completo, ya que se instauro un modelo sanitario basado en la prevención y en la educación sanitaria, sin centrar el cien por cien de la atención en la enfermedad biológica, sino que se pretenda dar un punto de vista holístico al cuidado del individuo. Así pues, siguiendo esta corriente se instaura el concepto del envejecimiento activo, que no es nada más que vivir una ancianidad plena y satisfactoria. Tal vez, dicha afirmación pueda parecer utópica, pero se puede apreciar que si seguimos lo pretéritos marcados por los organismos internacionales y los complementamos con el buen hacer de nuestra praxis, puede ser un objetivo tan factible como cualquier otro. Cuando un anciano va a buscar a sus nietos, se siente un individuo con un rol y un papel en la sociedad, ya que está echando una mano a sus hijos y ese pequeño gesto puede hacerle feliz el resto del día. Así pues, la clave para disfrutar de una senectud activa es la suma de esos pequeños detalles que en definitiva hacen que el día a día merezca la pena, cosas tan simples como contar con la opinión de la persona en el plan de curas, informar de todo lo que hacemos y no tratar al anciano como un individuo sin uso de razón, sino como alguien que es mayor, que tal vez requiera más cuidados, pero es una persona y merece todo nuestro respeto y atención. Nos gustaría acabar esta comunicación matizando que, en esencia el cuidado enfermero se basa precisamente en este concepto, en que la persona sea niño, adulto o anciano sea autosuficiente y disfrute de una vida plena en todas sus etapas, porque precisamente nuestra labor es prestar ese cuidado cuando uno ya no puede proporcionárselo a sí mismo, pero no debemos olvidar que nuestra máxima meta es que el paciente sea capaz de restablecer toda su normalidad al acabar un proceso patológico y acompañarlo siempre que sea necesario cuando por el mismo no pueda. Así pues, el envejecimiento se debe vivir como una etapa más de la vida, entendiendo sus limitaciones pero también siendo consciente de sus beneficios. 22 Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
  • 24. Envejecimiento Activo Referencias Arostegi, P [Internet]. En busca de una vejez saludable. El mundo. [Consultado el 13 de Mayo del 2013]. Disponible en: www.elmundo.es/elmundo/2012/04/23/paisvasco/1335165844.html. Consejo Europeo [Internet]. Declaración del Consejo sobre el Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional: estrategia futura. [Consultado el 14 de Mayo del 2013] Disponible en: http://www.envejecimientoactivo2012.es/InterPresent1/groups/imserso/documents/binario/principiosenvact_6_2 _12.pdf. Consejo Europeo [Internet]. Declaración del Consejo sobre el Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional: estrategia futura. [Consultado el 14 de Mayo del 2013] Disponible en: http://www.envejecimientoactivo2012.es/InterPresent1/groups/imserso/documents/binario/principiosenvact_6_2 _12.pdf. Consejo Europeo [Internet]. II Asamblea Mundial del Envejecimiento. [Consultado el 12 de Mayo de 2013]. Disponible en: social.un.org/ageing-working-group/documents/mipaa-sp.pdf. Ilmarinen, J [Internet]. Promoción del envejecimiento activo en el trabajo. [Consultado el 14 de Mayo del 2013]. Disponible en: http://www.envejecimientoactivo2012.es/InterPresent1/groups/imserso/documents/binario/promoting-activeageing-in-the.pdf. Organización Mundial de la Salud [Internet]. Salud y Envejecimiento: Un Documento para el debate. [Consultado el 12 de Mayo del 2013]. Disponible en: www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/gericuba/perfiles_y_tendencias.pdf. Organización Mundial de la Salud. (2002). El envejecimiento Activo: De Los Hechos a la Acción. Canadá: OMS. Organización Panamericana de la Salud [Internet]. Promoviendo el envejecimiento activo. [Consultado el 11 de Mayo del 2013]. Disponible en: http://search.who.int/search?q=envejecimiento+activo&ie=utf8&site=default_collection&client=_es&proxystyle sheet=_es&output=xml_no_dtd&oe=utf8. Regalado, P. J. (2002). Envejecimiento Activo: Un Marco Político. Revista Española Geriatría y Gerontología, 37(S2), 74-105. Sancho, M., Abellán, A., Pérez, L. y Miguel, J. A. (2012). Envejecer en España. Madrid, España: Ministerio de Trabajo y A. Sociales. Unión Europea [Internet]. Premios Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional. [Consultado el 14 de Mayo del 2013] Disponible en: http://europa.eu/ey2012/ey2012main.jsp?catId=1026&langId=es. Wilson, R. S., Mendes De Leon, C. F., Barnes, L. L., Schneider, J. A., Bienias, J. L., Evans, D. A. y Bennett, D. A. (2002). Participation in cognitively stimulating activities and risk of incident alzheimer disease. The Journal of the American Medical Association, 287(6), 742-748. Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento 23
  • 25.
  • 26. CAPÍTULO 3 Envejecimiento Activo y Sistemas de Calidad Evaristo Barrera Algarín y Rocío Martínez Fernández Universidad Pablo de Olavide (España) El objetivo de esta comunicación es presentar la necesidad de un nuevo paradigma en la atención en centros residenciales para personas mayores que se combine y complete con la implantación de modelos de gestión de la calidad derivados del sector empresarial pero adaptados a la intervención psicosocial con el objetivo de lograr una mejora significativa de la calidad de vida de las personas mayores institucionalizadas en residencias y en consecuencia favorezcan un envejecimiento activo, saludable de estas personas. Desarrollo El nuevo concepto de Envejecimiento Activo: Un paso más en la calidad de vida del mayor Las nuevas políticas públicas dirigidas a personas mayores versan sobre el concepto de envejecimiento activo como eje vertebrador. Para la OMS (Organización Mundial de la Salud), (2002), “el envejecimiento activo es el proceso de aprovechar al máximo las oportunidades para tener un bienestar físico, psíquico y social durante toda la vida. El objetivo es extender la calidad, la productividad y esperanza de vida a edades avanzadas”. Añade a su vez la OMS que además de continuar siendo activo físicamente, es importante permanecer activo social y mentalmente participando en actividades recreativas, actividades con carácter voluntario o remuneradas, actividades culturales y sociales, actividades educativas y vida diaria en familia y en la comunidad. ¿Qué ocurre cuando la persona mayor se ve con la necesidad de ingresar de forma permanente en un centro residencial? ¿De qué mecanismos legales disponemos para asegurar la extensión de conceptos como la calidad de vida y la productividad? La Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia (2006) ha intentado reflejar esta necesidad y apunta en el Título II, artículo 34 de Calidad en el Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia que se establecerá, (…), la fijación de criterios comunes para la acreditación de centros y planes de calidad del sistema dentro del marco general de calidad de la Administración General del Estado. Así mismo, el comité técnico acordará a) criterios de calidad y seguridad en los centros y servicios, b) indicadores de calidad para la evaluación, la mejora continua y el análisis comparado de los centros y servicios del Sistema. Por otro lado, el artículo 35 de la citada ley destaca la necesidad de que los centros residenciales cuenten con un sistema de gestión de la calidad. La llamada Ley de Dependencia se hace eco, por tanto, de la necesidad de implantación progresiva de modelos de gestión y evaluación de la calidad en el sector privado de la atención a personas mayores, fundamentalmente por parte de los centros residenciales. Por su parte, la Secretaría de Estado de Política Social, Familias y Atención a la Dependencia y a la Discapacidad (2008), en su resolución sobre criterios comunes de acreditación de los centros y servicios del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia acuerda entre los ámbitos de acreditación (artículo 3º), que los centros y servicios dispongan de un plan de gestión de la calidad que incluya el mapa de procesos, procedimientos y protocolos de actuación, referidos al usuario y a la familia, a los recursos humanos, e indicadores mínimos asociados. Implantación de los principales modelos de gestión y evaluación de la calidad en España El gran aumento de los centros residenciales para personas mayores de carácter privados en los últimos años en nuestro país junto con las considerables mejoras en las características arquitectónicas, organizativas y de calidad asistencial de éstos, analizados por Rodríguez (2011), han traído como consecuencia un aumento del nivel de exigencia de éstos en cuanto a la atención prestada y también a su propia gestión como empresas privadas. Todo ello, parece ser el motivo principal por el cual la legislación española ha avanzado hacia la exigencia de modelos de calidad en los centros residenciales para personas mayores. La legislación vigente se ha hecho eco de estos cambios y exigencias en la calidad de estos servicios que se prestan a mayores, aunque la realidad es que en la práctica tiene ciertas peculiaridades. En primer lugar, no existe una sistematización ni puntos comunes en los modelos aplicados, muy al contrario existen multiplicidad y diversidad de modelos desarrollados para centros residenciales. En segundo lugar, muchos de ellos han sido importados desde Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento 25
  • 27. Envejecimiento Activo y Sistemas de Calidad otros ámbitos del mundo empresarial o sanitario. Este hecho ha provocado que el objetivo de estos modelos sea diferente según el área desde el que provienen. Todo ello, convierte en un objetivo difícil la sistematización de la calidad en la gestión y en la atención centrada en los mayores. Los principales modelos del sector empresarial adaptados a los centros residenciales para personas mayores de nuestro país son: la norma UNE-EN-ISO 9001:2000 (2010) y el modelo EFQM (2010). La diferencia fundamental de estos modelos radica en que los sistemas de gestión y aseguramiento de la calidad basada en la norma UNE-EN-ISO 9001:2000 incluyen la ordenación y sistematización al que debe someterse la organización que los aplica. El modelo EFQM introduce autoevaluaciones realizadas por el personal de la organización y análisis del funcionamiento de la misma, todos ellos, componentes más subjetivos pero que sirven para que la propia empresa, tomando como marco normativo la norma ISO, pueda crear sus propios mecanismos de mejora (J. M. Álvarez; I. Álvarez y Bullón, 2006). La implantación de las normas ISO ha supuesto innegablemente una extrapolación de una nueva cultura empresarial en la que el cliente, en este caso los usuarios y familiares de centros residenciales son el centro de la actividad de la empresa. Ha establecido unos límites compartidos, de obligado cumplimiento hasta entonces poco instaurados. Además, ha incluido conceptos como el de mejor continua, la gestión del conocimiento que se tiene sobre las necesidades del sujeto al que va dirigida la actividad empresarial y ha dotado de cierto orden y sistematización a la práctica empresarial en este sector, a través de sistemas de funcionamiento como el Ciclo PDCA o Ciclo de Deming, Álvarez y otros (2006), base de cualquier sistema de aseguramiento de calidad. Concretamente, la norma UNE-EN-ISO 9001:2000 supone una norma de referencia. Este estándar ha sufrido diversas modificaciones desde su primera publicación, ya que incluye como premisa su revisión de forma periódica como parte de su objetivo general de mejora continua. Uno de los aspectos más innovadores que introduce en el campo de la gestión de centros residenciales es la responsabilidad de la alta dirección. Esta norma insiste en la importancia en la gestión de un recurso como es el humano y su formación. Cabe destacar además la inclusión de la “auditoría interna” como principal herramienta de autoevaluación, AENOR (2010). Por lo que respecta al modelo EFQM, hay que destacar como aportación positiva al ámbito de la atención social el concepto de gestión por procesos, ya que dota de una estructura que antes no estaba generalizada. Este modelo contiene 9 criterios: liderazgo, política y estrategia, personas, alianzas y recursos, procesos, resultados en los clientes, resultados en las personas, resultados en la sociedad y resultados clave. Estos criterios se subdividen a su vez subcriterios (32 en total), son la base del modelo y están intercomunicados e influidos, lo que facilita el proceso de evaluación y visibiliza las posibles fallas del sistema. La introducción de una misión, visión y unos valores, como ejes de la práctica profesional pueden ser del todo positivos para resaltar aspectos de la propia ética de la intervención gerontológica, que si bien aparecen de manera trasversal en todas las actuaciones deben aparecer de manera explícita, compartida y de obligado cumplimiento para todas las personas que participan del día a día de un centro residencial. Finalmente, este modelo incluye las autoevaluaciones como mecanismo de mejora continua. En ellas han de incluirse puntos fuertes y áreas de mejora. Tras incluir estas áreas de mejora el modelo añade un segundo paso que es la creación de un plan de mejora para convertir en esas áreas en puntos fuertes. Este plan a su vez consta de un seguimiento continuado que debe quedar plasmado en una memoria. Todos ellos son mecanismos no sólo para evaluar el funcionamiento de una institución en un momento determinado, sino para resaltar lo que ya se hace bien, mejorar lo que no, y plasmar los avances para intentar que no se retroceda sobre ellos. Este aspecto es de fácil aplicación al campo social y permitirá completar las evaluaciones que hasta ahora se hacían, donde se hacía una evaluación final, normalmente anual de las actividades llevadas a cabo por los centros, obviando en muchos casos el funcionamiento de la institución como conjunto, con todos los componentes de los que consta. Por todo ello, no consideramos negativo per se la utilización de modelos de gestión de la calidad como por ejemplo EFQM, o las normas ISO. Existe un movimiento crítico con la inclusión de estos modelos en el campo psicosocial. El principal argumento es que consideran que la gran inversión realizada por parte de las residencias para la implantación de estos modelos no se visto reflejada en un aumento de la calidad del servicio, (Álvarez, 2007). La necesidad de una gestión eficaz es algo que no pueden obviar empresas de gestión de centros residenciales, si bien es cierto que este hecho no puede traer consigo una disminución de la calidad del servicio prestado. Es por esto, por lo que se hace necesario un modelo de atención compartido de calidad, que asegure no sólo la calidad de vida y el aumento de la esperanza de vida promovida por la OMS, sino que suponga el empoderamiento de estas personas a través de la participación directa como sujetos de su propio envejecimiento. Se trata de añadir a los objetivos empresariales los propios de la intervención social y hacer que estos se complementen de manera que podamos hablar 26 Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
  • 28. Envejecimiento Activo y Sistemas de Calidad de un concepto de calidad integral, que incluya de manera equilibrada aspectos sociales y empresariales y que pueda suponer un aumento real de la calidad de vida de los residentes. También en este sentido ha habido una serie de modelos que podríamos llamar específicos que han tratado de implantar estándares de calidad en la atención con diferente aplicación en la práctica profesional. Uno de los primeros modelos desarrollados es el llamado SERA. (Fernández-Ballesteros, 2006). Se trata de un modelo de evaluación centrado en los elementos ambientales y los personales. Describe con altos niveles de concreción estos elementos que intervienen en el día a día de las personas residentes y realiza escalas o inventarios para su posterior evaluación. Hay que destacar por su importancia el hecho de que este modelo añade en su evaluación las comparaciones entre la percepción del usuario y del personal. En su desarrollo enumera todos los elementos, los evalúa y luego interviene sobre ellos para mejorar la atención y la percepción de mejora que tienen los propios sujetos de la acción. Otro sistema de gestión de los centros específico para el sector lo constituye la Norma UNE 158001 (AENOR, 2010). Es una norma, promulgada por AENOR y certificable, que incluye los requisitos mínimos que debe tener un centro residencial para que quede garantizada la calidad del servicio. Incluye requisitos relacionados con gestión de los recursos humanos, gestión del centro, responsabilidad de los órganos directivos, infraestructuras, así como los sistemas de medición, análisis y posterior mejora. Esta norma ha tenido varias revisiones con el fin de completar su contenido. Ha tenido muy poco o casi nulo desarrollo en la práctica en el contexto español. Discusión Hacia un nuevo Modelo de Atención de Calidad: Modelo de Calidad Integral Tras el desarrollo de los principales modelos de gestión y evaluación de la calidad podemos concluir que todos ellos han supuesto sin duda un avance significativo hacia lo que podríamos llamar la calidad integral. Son el reflejo de un cambio de paradigma tanto en la cultura empresarial, como por ende, en la concepción de los servicios que se prestan en los centros residenciales para personas mayores. Rodríguez (2011) señala la necesidad de un cambio de paradigma como consecuencia de los cambios sociales y el avance en las políticas públicas en este ámbito. La OCDE (2011) afirma que se van a producir un aumento considerable en la demanda de servicios de larga duración para personas mayores, para ello, señala entre sus recomendaciones la necesidad de que los servicios se adapten a lo que desean las personas que los van a recibir, ya que deben ofrecer oportunidades para alcanzar un final de vida lleno de bienestar. Si bien es cierto que muchos de los modelos citados anteriormente ya incluyen la necesidad de contar en los procesos de evaluación con la percepción del usuario parece que se hace necesario un paso más hacia una calidad integral en la atención residencial. La propuesta de un modelo de atención compartido tiene como objetivo contribuir hacia esta dirección. Muchos autores como Rodríguez (2011) y entidades como la Fundación Erguia-Coreaga (2011) Rodríguez (2011) alertan sobre la necesidad de adaptar a próximos cambios sociales derivados de hechos como el aumento de la esperanza de vida, el debilitamiento de las redes de apoyo informales y en consecuencia la necesidad de ofrecer servicios que atiendan personas mayores que se encuentren en situación de fragilidad o dependencia a través de la implantación de modelos de atención integral centrada en la persona. Por su parte Rodríguez (2011) describe como uno de los componentes esenciales del modelo que propone, la atención centrada en la persona. Entiende ésta como un paso más allá de la propia atención individualizada clásica que incluye la satisfacción de las necesidades detectadas y la adaptación de las características individuales como forma de estimulación y apoyo para lograr la participación activa de los mayores en su proceso de atención. Esta y otras propuestas, suponen un paso más en la concepción del envejecimiento activo. Además, se hace necesario un modelo de gestión como los descritos anteriormente, que incluya el cumplimiento de estos principios para que no se supedite la aplicación de estos modelos a la “voluntad” de los centros y se convierta en un componente de obligado cumplimento de la evaluación de la calidad de estos centros. Como señalábamos anteriormente, las dos últimas décadas han sido testigo de una progresiva e innegable mejora en la atención residencial a las personas mayores, entre las cuales se incluye el afianzamiento de fórmulas de evaluación externa la necesidad de introducir procesos de mejora continua de la calidad. En opinión de la Fundación Eguía-Careaga (2011), esto contribuye a afianzar un hábito de permanente cuestionamiento y favorece la disposición al cambio. El cambio más significativo que incluyen los modelos desarrollados por los autores en estos últimos años es situar de manera efectiva al mayor como centro de toda la intervención. Este cambio supone ir más allá de tomar en Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento 27
  • 29. Envejecimiento Activo y Sistemas de Calidad cuenta al mayor en la evaluación del centro a escala global u otras fases e incluirlo como sujeto activo en todas y cada una de las fases: gestión, evaluación y la propia atención. Esta necesidad de inclusión activa del mayor en la creación y puesta en marcha de los modelos la encontramos en la propia definición de envejecimiento activo, como un proceso en el cuál los mayores ya no son sujetos de actividades sino creadores de su propio proceso de envejecimiento. Esta nueva concepción de la atención a las personas mayores en el ámbito residencial, encuentra su génesis en la psicología humanista de Carl Roger (1961). Este autor introduce una nueva concepción en la relación entre paciente y terapeuta, donde éste último, desde la aceptación y aprecio por ese otro ser humano y el reconocimiento de esa persona y su valor incondicional, independiente de su condición, de sus sentimientos o comportamientos. Ofrecerle respeto y aprecio hacia ella, aceptación de cada aspecto fluctuante de sí misma, ofrecer la seguridad de ser querido, es importante en la relación de ayuda.Así mismo el otro debe percibir el deseo que tenemos de comprenderlo, y una empatía continua. Por otra parte, este modelo apuesta por el reconocimiento de la dignidad de todo ser humano, la búsqueda de la autodeterminación y la mayor independencia posible de las personas mayores en situación de fragilidad o dependencia como ejes que guíen su proceso de atención y en consecuencia contribuyan a la mejora de su calidad de vida y su bienestar subjetivo. La aplicación de este nuevo modelo supone grandes cambios que deben ser graduales, y que afectan al funcionamiento diario de los centros residenciales. Atendiendo a las principales áreas profesionales que trabajan en los centros, podríamos destacar los siguientes: En lo que respecta al área de dirección-gerencia- recursos humanos, aplicar este modelo pasa por flexibilizar algunos protocolos o normativas para adaptarse a la individualidad de los residentes. Un gran estereotipo asociado a esta etapa vital consiste en considerar que las personas mayores son todas iguales por el hecho de ser mayores, o bien por compartir la misma dolencia o enfermedad. Por lo tanto la intervención debe ser particularizada. En cuanto a la formación del personal que trabaja en residencias y como criterio para la elección de futuros trabajadores, resulta absolutamente fundamental que entiendan que son ellos los que tienen que ceder el protagonismo a los mayores siendo pasando a ser su función de guías a facilitadores. Algo tan trivial, y que empieza a ser permitido en muchas residencias y sigue prohibido en otras tantas, es el poder adaptar las habitaciones a sus gustos, traer al centro sus muebles o enseres personales y crear su propio espacio personal. Por lo que respecta al personal técnico (psicólogos/as, trabajadores/as sociales, educadores/as sociales…) hay que procurar en las intervenciones directas utilizar un lenguaje adecuado, que facilite la comprensión del mayor. Dentro de los instrumentos con los que cuentan estos profesionales para guiar y evaluar la atención prestada es necesario incluir mecanismos para ahondar la historia de vida de los usuarios para poder conocer sus gustos y preferencias. Cuando nos referimos a las personas que tienen déficits cognitivos este enfoque debe persistir esta vez con la participación de los familiares y profesionales y algo que se nos olvida en muchas ocasiones y que resulta fundamental en la intervención: la observación de sus conductas habituales para conocer sus gustos, sus deseos. Un instrumento posible para registrar estas conductas son las fichas de observación. Por otra parte, en la elaboración de la planificación de actividades del centro también hay que incluir a los mayores. Es cierto, que los centros tienen la obligatoriedad de ofertar actividades que respondan a las necesidades, gustos, preferencias y expectativas de los residentes pero hay que ir más allá e incluirlos en la toma de decisiones de las actividades que se van a llevar a cabo, escuchar de primera mano sus inquietudes e incluso abrir espacio para que algunas actividades sean dirigidas por los propios usuarios, todo ello con el objetivo de contribuir al empoderamiento de las personas mayores usuarias de centros residenciales. En lo que respecta al personal de atención: auxiliares de geriatría, auxiliares de enfermería, ellos son los responsables en última instancia de la percepción del usuario sobre la calidad de vida en el centro como señala Álvarez (2007). En primer lugar hay que velar porque se sistematicen las exigencias de títulos y formación de este tipo de personal porque existen demasiadas diferencias a nivel autonómico. En igual medida es necesario compartir los ratios de personal, para todos los profesionales que trabajan en centros residenciales, pero más aún para el personal auxiliar, responsable de la atención directa a residentes. Teniendo en cuenta esta premisa, a niveles más concretos deben tenerse en cuenta las preferencias en cuanto a las ABVD (actividades básicas de la vida diaria) y adaptar, en la medida de lo posible, los hábitos de trabajo a las exigencias de los residentes, Martínez (2011). Por ejemplo, cuando hablamos de los horarios de ducha a menudo 28 Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
  • 30. Envejecimiento Activo y Sistemas de Calidad éstos les son impuestos a los residentes; podemos encontrarnos con personas que, por su trayectoria laboral estén habituadas a ducharse en la mañana, y se les imponga un horario de duchas por la tarde. En este mismo sentido deben velar por la privacidad y la intimidad de las personas mayores, siendo preferible que las personas que les ayuden a realizar las ABVD sean siempre las mismas y en cierta manera “elegidas” por el usuario. Para eso es necesario aprovechar las afinidades que suelen surgir entre residente y personal auxiliar y evitar aquellas incompatibilidades evidentes, por ejemplo, en el caso de una residente que sienta un pudor irremediable a que un hombre le ayude a ducharse. Conclusiones Los retos actuales en la intervención con mayores en centros residenciales pasan por la sistematización de estos criterios aseguradores de una atención de calidad unidos a otros modelos existentes de gestión y evaluación de los centros. La mejora de la calidad de vida del mayor debe ir unido al objetivo de conseguir un envejecimiento activo. Este último objetivo no debe verse mermado por situaciones de fragilidad o dependencia, que por otra parte, son inherentes al proceso de envejecimiento. Para ello, se hace necesario volver a la concepción que planteaba Baltes (1990), donde vejez y éxito no son contradictorios. La persona mayor obtiene también la posibilidad de construir activamente su vida y regularla. El principio de que las capacidades descienden, pero según el postulado de ganancias, estabilidad y pérdidas, la persona mayor dispone de unas reservas y recursos que pueden ser movilizados. Referencias AENOR (2000). Norma ISO 9001:2000 de Sistema de Gestión de la Calidad. Requisitos. AENOR (2000). Norma UNE 15801 de Gestión de servicios en las residencias de mayores. Requisitos. AENOR (2010). Sistemas de gestión de la Calidad. Normas UNE y documentos relacionados. Madrid: AENOR ediciones. Álvarez, J.M., Álvarez, I. y Bullón, J. (2006). Introducción a la calidad. Aproximación a los Sistemas de Gestión y Herramientas de Calidad. Vigo: Ideaspropias. Baltes, M.M. y Baltes, P.B. (1990). Successful aging, perspectives from the behavioral sciencies. Cambridge University Press. Extraído de www.efqm.org BOE 299.pp 44142. Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia. (2006). BOE 303/20451. Acuerdo del Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, sobre criterios comunes de acreditación para garantizar la calidad de los centros y servicios del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia. Fernández-Ballesteros, R. (dir.) (1996). Sistema de Evaluación de Residencias de Ancianos. Madrid: IMSERSO. Monforte, J.A., Franco, M.A. y Conde, V.J. (2001). Sintomatología depresiva como predictor de la mortalidad en el anciano que vive en residencias. Madrid: IMSERSO. Resolución de 2 de diciembre de 2008 de la Secretaria de Estado de Política Social, Familias y Atención a la Dependencia y a la Discapacidad. Rodríguez, P. (2011). Hacia un nuevo modelo de alojamientos. Las residencias en las que querremos vivir. Fundación Pilares para la autonomía personal. Rogers, C. (1961). On Becoming a Person: A therapist´s view of Psychotherapy. London: Constable. Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento 29
  • 31.
  • 32. CAPÍTULO 4 Evidencia científica del tratamiento de Fisioterapia en las úlceras por presión Juan Manuel Cáliz Jiménez1, Encarnación Bermúdez Millán2 y Cristina Gálvez Abril3 1 Fisioterapia Benahadux (España); 2Empresa Pública Hospital de Poniente (España); 3 Fisiomar (España) Las úlceras por decúbito pueden definirse como cualquier área de daño en la piel y tejido subyacente causado por la presión prolongada sobre un plano duro, no necesariamente intensa, e independiente de la posición. Éste concepto de úlcera por presión se establece como un problema muy habitual en el cuidado de los pacientes con enfermedades crónicas, en especial ancianos con movilidad limitada, con importante morbi-mortalidad y elevada repercusión económica y social (Delgado, Pérez, Rodríguez y Carregal, 2005). Se producen en zonas de escaso tejido subcutáneo o donde existen prominencias óseas de contacto, la presión constante de estas zonas dificulta la circulación sanguínea y produce lesiones en la piel. (Martínez Fuentes. 2004) Actualmente se desecha el término de úlcera por decúbito por no hacer referencia a la presión, factor determinante en su aparición, y por excluir a la que no han aparecido en decúbito. (Martínez Fuentes. 2004). El principal factor en el desarrollo de las úlceras por presión es la presión mantenida. Pudiéndose asociar a esta causa otras tales como fuerzas de fricción ya sean paralelas o tangenciales, así como una serie de factores de riesgo que dependen fundamentalmente de la condición del paciente (Álvarez, 1999; Martínez, 2004). La existencia de trastornos de la microcirculación en zonas de apoyo del cuerpo situadas sobre una superficie dura es la causa fisiopatológica para el inicio de la úlcera por presión. Por esta causa las áreas con prominencias óseas son las zonas más afectadas, la presión mantenida sobre la piel y tejidos blandos produce un aumento de la presión intersticial con obstrucción de vasos sanguíneos (formación de microtrombos) y linfáticos, que conduce a autolisis, la isquemia local prolongada conduce a necrosis y posterior ulceración de tejido (Delgado, 2005; Martínez, 2004). El 95% de las úlceras por presión son evitables y por ello es prioritaria la prevención basada en métodos que cuantifiquen factores de riesgo y ayuden a la prevención (Martínez Fuentes, 2004). A nivel estadístico se observa que entre los 55 y 69 años la presencia de una úlcera por presión se eleva a 1´7 por ciento, mientras que entre los 70 y 75 años la posibilidad de presentar una úlcera por presión alcanza el 3´3% (Fernández, 2005). El coste que alcanza el tratamiento de las úlceras por presión es del dos por ciento del presupuesto de los países desarrollados, concretamente en España el coste en tratamiento de úlceras por presión llega a alcanzar el 5% del presupuesto asignado a sanidad (Fernández González, 2005). En el Reino Unido las úlceras por presión representan una población comprendida entre el 5% y el 32% del total de pacientes ingresados en hospital y el 4% al 7% de pacientes en ámbitos comunitarios (Baba-Akbari sari, 2008). En Chile se ha observado que el 50% de las personas que tienen úlceras por presión corresponden a adultos mayores (Mancilla-Solorza E 2012). Clasificación Aunque las úlceras por presión se pueden clasificar varias categorías, siendo la clasificación más aceptada a la hora de la evaluación la propuesta por la Agencia para Programas e Investigación de los Cuidados de Salud de Estados Unidos (Agency for Health Care Policy an Research, AHCPR), basándose en la clasificación realizada originariamente por Byrne y Feld, en la cual se establecen cuatro estadios (Delgado, 2005; Álvarez, 1999): Estadio I: aparentemente el estado de la piel se encuentra intacto, pero aparece un eritema que no palidece tras la presión. La piel no es capaz de recuperar su coloración normal tras realizar un cambio de posición para aliviar la presión. Estadio II: se observa una pérdida parcial del grosor en la piel que afecta a epidermis, dermis, y en algunos casos a ambas. Se observan flictemas, una úlcera superficial con aspecto de abrasión o cráter superficial. Estadio III: se manifiesta una pérdida total del grosor de la piel con necrosis del tejido tejido subyacente, pudiendo alcanzar la fascia subyacente pero no atravesarla. Se aprecia como un cráter con flictemas y con alteración en el tejido adyacente. Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento 31
  • 33. Evidencia científica del tratamiento de Fisioterapia en las úlceras por presión Estadio IV: se describe cuando hay una pérdida total del grosor de la piel con necrosis del tejido o daño muscular, óseo o de estructuras de sostén tales como tendón y capsula articular, se suelen asociar a fístulas en el tejido adyacente. Para realizar una correcta evaluación del estadio en el que se encuentra la úlcera por presión es necesario previo a realizar el estudio, la retirada del tejido necrótico. Siendo especialmente útil el reconocimiento del estadio I para poder establecer un plan de vigilancia y cuidados preventivos específicos. Localización Las úlceras por presión se presentan en regiones que sufren una presión prolongada sobre una superficie dura o con rozamiento, a nivel anatómico se localizan en zonas de escaso tejido subyacente o con prominencias óseas de contacto. En posición de decúbito supino se ha observado una mayor incidencia en talones, sacro, codo, escápula, cabeza. En posición de decúbito lateral se ha observado una mayor incidencia en maleolo, condilo, trocánter, costillas, acromion, oreja. En posición de decúbito prono se ha observado una mayor incidencia en dedos, rodillas, genitales (hombres), mamas (mujeres), oreja. En sedestación en silla de ruedas, se ha observado una mayor incidencia en pies, hueco poplíteo, trocánter, isquion, sacro, cresta iliaca, escápala. Detección En la prevención, el primer paso es realizar una correcta evaluación, la reevaluación debe realizarse de manera regular y protocololizada con objeto de detectar posibles cambios. Lógicamente ante una adecuada actividad preventiva se debe realizar una correcta evaluación del paciente asistido, siendo este la base tanto del éxito de no provocar úlceras por presión, como el fracaso ante una correcta política de métodos preventivos o curativos. A la hora de realizar una valoración inicial como primer paso preventivo y para evitar posibles complicaciones se pueden usar diferentes escalas, siendo útil y aconsejable una evaluación continua para manifestar posibles cambios, los cuales pueden ser reveladores en este tipo de pacientes, con objeto de poder aplicar un plan específico de prevención en una primera fase en este tipo de pacientes o en su defecto un plan de tratamiento acorde a su situación. Las escalas más usadas a parte de estar reconocidas por la Agency for Health Care Policy an Research, son las de Arnell, Norton, Bradenbergstrom y NOVA-5. El uso de escalas se establece por tanto como el primer paso a la hora de evaluar los riesgos de aparición de úlceras por presión en un paciente. Es de destacar la conclusión a la que llegan Haalboom y Ruskens en la que la escala de Braden mostraba pacientes que no son de riesgo como si lo fuesen (Martínez, 2004). Factores de riesgo Con objeto de realizar una prevención adecuada se hace imprescindible reconocer los factores de riesgo: (Delgado, 2005; Martínez, 2004). ü presión: la presión capilar normal oscila entre 13-33 mmHg, ante esto una presión superior a 33mmHg ocasionará cambios hísticos en los tejidos blandos sometidos al exceso de presión. ü La duración de la presión, debido a que una presión leve pero mantenida en el tiempo será más perjudicial que una presión intensa mantenida durante corto periodo de tiempo. ü La fricción, entendida como la fuerza que actúa paralela a la piel produciendo roces por movimiento o arrastre sobre superficies. ü Cizallamiento, definido como las fuerzas tangenciales que combinan la presión y la fricción, permaneciendo la piel fija y desplazándose la estructura ósea que recubre. ü Humedad: produce una maceración de la piel como consecuencia, haciéndola más vulnerable a heridas. ü La edad, debido a que el envejecimiento aumenta la perdida de elasticidad de nuestra piel, reduce el espesor de tejido celular subcutáneo y capilares, en consecuencia reduce el aporte sanguíneo. ü Inmovilidad: en envejecimiento se acompaña de una reducción en la movilidad. Observándose que los movimientos mínimos y espontáneos de la noche reducen los efectos de la presión. ü Fiebre aumenta las posibilidades de necrosis celular, facilitando la aparición de úlceras. ü Malnutrición: dietas con pocas proteínas reducen la capacidad e cicatrización de las úlceras. ü Diabetes: acelera el proceso de necrosis por la microangiopatía diabética. 32 Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento
  • 34. Evidencia científica del tratamiento de Fisioterapia en las úlceras por presión Prevención La educación tanto del familiar como de los cuidadores, sin olvidar al propio paciente, es imprescindible si no se quiere llegar a caen en la negligencia, observándose que la formación reduce el riesgo y la incidencia, con medidas tales como la información sobre la etiología y factores de riesgo, educación en los cuidados posturales y posiciones correctas. Es fundamental efectuar cambios posturales en supino como mínimo cada dos horas, aunque hay ciertas discrepancias ya que otros autores lo elevan a tres horas la necesidad de los cambios posturales. En cambio en sedestación debido a que la presión es mayor en ciertas zonas se recomienda realizar los cambios cada hora en pacientes con estabilidad de tronco, llegando a ser menor en aquellos que no la poseen, y ligeras movilizaciones cada quince minutos, entre las medidas posturales generales se destacan: (Delgado, 2005; Martínez Fuentes, 2004; Alvarez, 1999) ü Mantener la alineación corporal, la distribución del peso y el equilibrio. ü Evitar contacto directo con prominencias entre sí. Considerar protectores para los codos y talones, así como almohadas o espumas entre rodillas y tobillos. ü Evitar arrastre ü En decúbito lateral no sobrepasar los 30 grados de inclinación y evitar la inmovilidad directamente sobre trocánteres. ü Elevar la cabecera de la cama lo mínimo posible (siendo el máximo de 30 grados y durante el mínimo tiempo necesario) ü No usar flotadores o dispositivos tipo anillo debido a que comprometen la circulación. ü Usar dispositivos de alivio de presión, los cuales son un material complementario que no sustituyen a las movilizaciones. Electroterapia Las medidas de prevención constituyen la herramienta más efectiva en el control de la aparición de las úlceras por presión. Sin olvidar que una vez establecidas, su tratamiento añade curaciones de enfermería (tradicional o avanzada), que ayudan a lograr su cicatrización. La fisioterapia podría contribuir en esta área, mediante el uso de agentes físicos que acelerarían el proceso de reparación (Mancilla-Solorza, 2012). La electroterapia se reconoce como una técnica terapéutica de aplicación utilizadas por los fisioterapeutas en rehabilitación para facilitar la cicatrización de heridas. La condición primordial para una correcta eficacia del tratamiento basado en electroterapia se encuentra en la necesidad de presentarse una circulación suficiente, ya que el estimulo eléctrico tiene influencia sobre la vascularización del fondo de la herida. (Fernández González, 2005, Rodríguez Martín, 2004). En la aplicación de electroterapia se produce un estimulo circulatorio con llegada de nutrientes y oxígeno para la reparación del tejido. Acompañando a la reacción anteriormente referida se estimula también la circulación venosa de retorno, facilitando el drenaje de sustancias de desecho acumuladas en el intersticio. Ambos elementos son imprescindibles en el control del proceso inflamatorio patológico y el control del edema. (Fernández González, 2005, Rodríguez Martín, 2004). Asociado al fenómeno circulatorio se produce una influencia biofísica que estimula el metabolismo celular hacia la multiplicación y coadyuva en el reordenamiento y restructuración de la matriz del tejido. La estimación eléctrica para el manejo de úlceras incluye el paso de la corriente (dosificación medida en miliamperios) a través de electrodos de superficie en el perímetro de la lesión. La corriente estimula los procesos bioeléctricos endogenos causando una reacción inflamatoria con migración de células fagocíticas y reparadoras hacia el sitio de lesión (Galvanotaxis) (Fernández González, 2005). En términos generales se puede indicar que los efectos positivos de la electroterapia en el manejo de úlceras crónicas van a estar dados por un efecto antimicrobiano, una estimulación de la circulación, un incremento del ritmo de regeneración tisular, un incremento de la absorción tisular, y va a contar con la ventajas de ser un método no invasivo y sin efectos anversos. El tratamiento de electroterapia ha de hacerse con equipos adecuados y personal cualificado que seguirá un protocolo cuya eficacia y seguridad haya sido demostrada en ensayos clínicos controlados. La electroterapia en el caso de corrientes monofasicas no interrumpida, utilizando el flujo unidireccional sin interrupción de electrones, sin variaciones en la intensidad que al pasar a través del paciente desplaza iones ocasionando reacciones fisiológicas y terapéuticas de gran interés, consistentes en reducción de la excitabilidad, analgesia y vasoconstricción en la periferia del electrodo positivo, a diferencia del electrodo negativo en el cual se genera un incremento de la excitabilidad neuromuscular y vasodilatación activa produciéndose con ello incremente en el aporte de oxigeno y nutrientes, originando una acción antiinflamatoria, antiedematosa y trófica de los tejidos (Rodríguez Martín, 2004, Fernández González, 2005). Calidad de vida, Cuidadores e intervención para la mejora de la salud en el envejecimiento 33