1. OPINIÓN
ARTÍCULOS 3 de agosto de 2007
Por miedo a la eutanasia, se cae en la distanasia
JUAN MASIÁ CLAVEL/
El pasado 23 de julio moría en Cerdeña Giovanni
Nuvoli, de 53 años, enfermo de esclerosis lateral
amiotrófica. Deseaba que le desconectaran el res-
pirador que le mantenía con vida, pero no lo hicie-
ron «por miedo a la eutanasia». Llevaba en cama
siete años. Si los hechos ocurrieron como trans-
miten las agencias de noticias, el 10 de julio inter-
vino la policía para evitar que el respirador fuese
desconectado por un anestesista. Los titulares
decían que falleció a consecuencia de su huelga
de hambre, iniciada el 16 de julio, y añadían que
situaciones como ésta reabren el debate sobre la
eutanasia. El comentario de su mujer, que dijo:
«Ha sufrido como un perro», nos deja la desagra-
dable impresión de una mala muerte.
Si eu-tanasia significa buena muerte, a casos
como éste habría que ponerles también en griego,
la etiqueta de caco-tanasia. Si los malos sonidos
son cacofonía, la mala muerte sería cacotanasia.
Los manuales de ética usan el término técnico de
distanasia para referirse a la prolongación indebi-
da de la agonía, que es una tortura para el
paciente. Pero sería preferible recupertar el senti-
do originario de eu-thanasia como buen morir. Lo éticamente reprochable sería aquella eutana-
sia injusta que violase la voluntad, derechos y dignidad del paciente
Pero hablar de impedir el homicidio, como han hecho algunos políticos neoconservadores y
algún obispo timorato, da lugar a malentendidos. Giovanni Nuvoli tenía derecho a pedir que le
retirasen el respirador. A eso se llama limitación del esfuerzo terapéutico. También estaba en
su derecho a asumir la llegada de la muerte rehusando el alimento. A eso se llama aceptación
de la muerte, sin prolongar la agonía.
A diferencia de Italia, en nuestro país le habría ayudado la ley de autonomía del paciente.
Claro que también en nuestro país, en casos recientes como el de la retirada del consenti-
miento al respirador artificial o el de las sedaciones terminales médicamente indicadas, hubo
políticos neoconservadores y teólogos u obispos exagerados que confundieron estos casos
con el homicidio por omisión, que son cosas distintas. Sigue haciendo mucha falta deshacer
malentendidos en bioética, sobre todo, cuando se mezclan ideologías político-religiosas.
Juan Masía Clavel es jesuita y experto mundial en Bioética.