1. 6. LOS REYES CATÓLICOS: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO.
6.1. Unión dinástica: Integración de las Coronas de Castilla y Aragón
La unión dinástica de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, los RRCC, sobrevino tras
numerosas dificultades, fundamentalmente por el problema sucesorio en Castilla. En 1467 Isabel, su
hermano Alfonso y una liga nobiliaria se rebelan contra el hermanastro de ambos, Enrique IV de
Castilla. Al morir Alfonso, Enrique IV proclama heredera a Isabel en el Acuerdo de los Toros de
Guisando -lo que suponía aceptar la ilegitimidad de la hija de Enrique IV, Juana la Beltraneja-, con la
condición de que se casara con Alfonso V de Portugal. No obstante, Isabel mantuvo su independencia
política y su opción por el apoyo exterior aragonés eligiendo el matrimonio con Fernando de Aragón,
primo segundo suyo. En 1469 se casaban en Valladolid con una bula de dispensa pontificia falsificada.
Enrique IV, molesto con este matrimonio, vuelve a reconocer a su hija Juana como sucesora. Hasta la
muerte del rey (1474), los príncipes ganaron adeptos entre la alta nobleza, pueblos y ciudades en
general. Isabel fue proclamada reina en Segovia.
Pero Isabel tendría que afrontar una guerra civil (1474-1479): Alfonso V de Portugal defendió
los derechos de Juana a la Corona castellana y la unidad Portugal-Castilla, apoyado por Luis XI de
Francia, enemigo de Aragón, y por un sector de la nobleza y miembros destacados del clero. Sin
embargo, la guerra se inclinaría pronto por los RR.CC. tanto en el plano militar como en el político.
Además, Juan II de Aragón muere dejando el reino a Fernando. El Tratado de Alcaçovas (1479) puso
fin a la guerra.
Una sentencia arbitral reguló la forma de gobierno: administración de rentas por ambos,
intitulación conjunta de los documentos y designación de cargos en Castilla para los castellanos y por
Isabel. En las Cortes de Toledo (1480) se asentaron las bases de la actuación de los RRCC. : cada
Corona conservaba su constitución e instituciones propias y cada uno de los reinos de la de
Aragón -Cataluña, Valencia, Aragón y Baleares- las suyas, de modo que en conceptos políticos
actuales estaríamos ante una confederación, además entre partes desiguales, porque la capacidad de
gobierno y de acción de los reyes era diferente en Castilla que en Aragón: Fernando correinaba en
Castilla, pero Isabel apenas intervenía en Aragón. Fue un vínculo personal entre los soberanos-- los
súbditos de una Corona eran considerados extranjeros en la otra— que estuvo a punto de no tener
continuidad: la muerte del príncipe heredero Juan en 1497, la del infante Miguel, la propia muerte de
Isabel en 1504, sucedida en Castilla por su desequilibrada hija Juana I, lo que unido al segundo
matrimonio de Fernando con Germana de Foix podría haber vuelto a separar los destinos de Castilla y
Aragón...
2. Castilla era un estado poblado y rico, unido por un gobierno, una moneda y sin aduanas
interiores, al contrario que Aragón con tres reinos con instituciones propias y sometido el poder real a
distintos organismos. La Monarquía Hispánica se basó en la primacía de Castilla sobre Aragón.
6.2. La conquista del Reino Nazarí y la incorporación del Reino de Navarra
Hacia 1480, había cinco reinos en el territorio peninsular: Granada, Navarra, Portugal, Castilla y
Aragón. La conquista del Reino de Granada, último reducto musulmán en la Península, fue el
acontecimiento de mayor importancia en la política unificadora de los RR.CC.: reforzó la
autoridad monárquica, la organización del ejército y supuso el final del espíritu de Reconquista.
Las causas de la guerra fueron, en el ámbito político, el peligro que suponía la inestabilidad
interna y la situación geográfica del reino nazarí dada la expansión turca por el Mediterráneo; en el
económico, los problemas de Granada para pagar las parias a Castilla al cortar los turcos el comercio
exterior del que dependían, y en el social, el intento de controlar a la nobleza, culminar la unidad
territorial, reforzar el autoritarismo monárquico y consolidar la unión dinástica de Castilla y Aragón,
tras la Guerra de Sucesión.
La frontera con el reino nazarí era una fuente continua de fricciones, a pesar del vasallaje de los
emires musulmanes y el pago a los castellanos de las parias. Bastó aprovechar un incidente de frontera
para desencadenar la guerra que duró diez años (1482-1492). Isabel insistió en la prioridad de la
empresa y Fernando la aceptó, asumiendo la jefatura militar, se contó con los recursos financieros y
militares de Castilla. Además, el conflicto se presentó como una cruzada para obtener el apoyo
económico de la Iglesia y la solidaridad de la Cristiandad. La Hacienda y la Intendencia adquieren un
papel militar fundamental, ya que de ellas dependían los recursos económicos y equipos de las tropas.
Supuso además el paso de la guerra medieval a la moderna con empleo masivo de la artillería de
asedio, con sitios continuados y largas campañas. Las tropas reales se afianzaron frente a las milicias
municipales, señoriales y de las órdenes militares.
Desde 1482 con la toma de Alhama las plazas fueron cayendo poco a poco. La división interna
en el reino granadino entre Boabdil y el Zagal facilitó el avance. Boabdil se había comprometido a
entregar la capital, pero el pueblo granadino impuso su resistencia. El sitio, dirigido desde el
campamento de Santa Fe, llevó a Boabdil a entregar la ciudad y la Alhambra el 2 de enero de 1492.
Las capitulaciones se habían hecho en términos de respeto y tolerancia, reconociendo a los
mudéjares el uso de su religión, leyes y bienes. Sin embargo, la entrada a finales de siglo de 40.000
repobladores cristianos y los repartimientos de tierras efectuados condujeron a un paulatino
empeoramiento de las relaciones entre las dos comunidades religiosas.
3. El Reino de Navarra se hallaba en manos de una dinastía francesa, pero sus súbditos estaban
divididos entre los que querían continuar así, y los que pensaban que les favorecía una aproximación a
Castilla. Los reyes católicos intentaron conseguir la incorporación del reino por medio de acciones
diplomáticas, que fracasaron. Fernando siendo ya regente de Castilla, tras la muerte de la reina Isabel,
aprovechó la declaración de guerra del rey de Francia para ocupar militarmente Navarra. De esta
manera el reino fue incorporado a la Corona castellana en las Cortes de Burgos de 1515. A pesar de la
unión, Navarra mantuvo sus propias instituciones y leyes.
6.3 La integración de las Canarias y la aproximación a Portugal.
Durante la Baja Edad Media se produce la expansión de portugueses y castellanos por el
Atlántico Sur en una ruta directa hacia Asia en busca de especias y siguiendo la costa africana en
busca del oro. Los portugueses, por su situación privilegiada en el Atlántico, así como por su
tradicional vocación comercial y marinera fueron los primeros en iniciar dicha expansión desde
principios del siglo XV. Este conflicto de intereses, así como el enfrentamiento entre Portugal y
Castilla en la Guerra de Sucesión (1475-1479) se resolvió con el Tratado de Alcaçovas (1479) por el
que portugueses y castellanos se repartieron el dominio de la “mar Océana”: entre otras cuestiones, el
tratado concedía las Azores a Portugal y las Canarias a Castilla.
Se consolida con este Tratado la buena vecindad entre Castilla y Portugal y se refuerza la
relación dinástica con la política matrimonial (Isabel, hija de los RR.CC., casó primero con Alfonso,
heredero portugués, y tras su muerte con el propio rey Manuel I, quien, tras enviudar de Isabel, se casó
con María, la cuarta hija de los RR.CC.; el hijo de ambos, el príncipe Miguel, murió siendo niño). El
objetivo era conseguir una futura incorporación de Portugal a la Monarquía Hispánica, pero tales
expectativas no se cumplieron hasta Felipe II.
Las Islas Canarias quedaban aseguradas para Castilla. Las islas de Lanzarote, Fuerteventura,
Gomera y Hierro (1402-1474) fueron incorporadas a la Corona como tierras de señorío y el resto
fueron adscritas como tierras de realengo a la soberanía castellana. Se utilizó el procedimiento de las
capitulaciones, aplicado posteriormente en América. Se establecía un contrato con capitanes y
eclesiásticos para que llevasen a cabo la conquista y evangelización en nombre de la monarquía que
controlaba la empresa.
La evangelización justificó la conquista e impidió la esclavización, a pesar de que abundaron
los atropellos y abusos. Se anticiparon aspectos que iban a repetirse en América, aunque con destacadas
peculiaridades: la cercanía de las islas permitió una completa colonización de poblamiento, que
pronto fue superior a la escasa población indígena guanche, mermada por las guerras, que se europeizó
rápidamente y facilitó la fusión plena con los repobladores peninsulares. Las Canarias fueron
adquiriendo gran importancia por su especialización en el cultivo de la caña de azúcar y por su
4. importancia estratégica como etapa en la ruta hacia América. Hacia 1510-1515 estaba ya constituida la
sociedad isleña origen de la actual y partícipe de modelos culturales comunes a los de los pueblos
hispánicos de su tiempo.
6.4. La organización del Estado: Instituciones de gobierno.
La monarquía autoritaria, es decir, la concentración creciente de poder en los reyes,
demandaba un sistema administrativo más complejo y centralizador. En realidad, los RRCC. para
construir el llamado Estado moderno instauraron una autoridad regia basada sobre todo en la eficacia
y continuidad en el ejercicio de poder. La novedad no consistió tanto en los cambios institucionales,
como en el mejor funcionamiento de lo que ya había. De todas formas, entre las reformas de
instituciones anteriores y la creación de algunas nuevas, los RRCC. pusieron las bases de lo que pronto
sería una Monarquía más poderosa. Sus instrumentos serían: una burocracia numerosa y cualificada;
un ejército tendente a la permanencia, y la hacienda.
Para reforzar su autoridad sobre los distintos reinos, crearon instituciones que actuaran en su
nombre en un territorio tan vasto y que les ayudaran a gobernarlo:
• Desarrollaron la polisinodia, es decir, los Consejos. El más importante era el Consejo Real o de
Castilla, creado en 1385 como órgano consultivo de los reyes. El Consejo podía reunirse en cinco
comités separados (las cámaras), en la primera cámara los consejeros debatían sobre política
exterior, ese fue el núcleo del Consejo de Estado que se formó en 1526. En la segunda cámara el
Consejo desempeñaba la función de tribunal supremo de justicia. En la tercera, los oficiales de la
hacienda real trataban de cuestiones financieras, ese órgano acabó por convertirse en el Consejo de
Hacienda en 1523. La cuarta cámara era el Consejo de la Hermandad. La última cámara estaba
formada por nobles y letrados de Aragón, Cataluña, Mallorca, Valencia y Sicilia, que se convirtió
en el consejo de Aragón en 1494. Durante el reinado se formaron otros consejos: el de las Órdenes
Militares (1498) y el de la Inquisición (1480), el único con jurisdicción nacional. El consejo de
estado, el más importante, pasó a llamarse simplemente Consejo de Castilla, a partir de 1489 tenía
un “presidente” que actuaba en lugar del rey cuando éste no estaba.
• Llevaron a cabo la reordenación de la justicia, a la corona le interesaba integrar esas diferentes
jurisdicciones en un solo sistema de justicia real, administrado en Castilla a partir de finales del
S.XVI por medio de un tribunal permanente, llamado Audiencia o Chancillería. A partir de 1494,
las Chancillerías adquieren un rango superior, existía la de Valladolid y los RRCC. crearon la de
Granada para reforzar su repoblación. Sus funcionarios -como los de los Consejos- miembros de las
clases medias urbanas y formados en las Universidades, constituyeron un importante apoyo a la
política autoritaria de los monarcas. En Aragón existía la figura del Justicia
5. • Para controlar a los municipios castellanos incrementaron el poder de la figura del Corregidor,
representante real que reforzaba el poder de los monarcas en detrimento de los concejos. Los
corregidores supervisaban la justicia y el orden público. Aunque era el rey quien los nombraba,
éstos eran funcionarios locales, pues era su ciudad la que pagaba sus sueldos. Fue una figura
impopular.
• Reforzaron la Santa Hermandad, una policía de las ciudades, mantenida por ellas, que fue un
instrumento al servicio del poder monárquico desde su aparición en 1476 durante la guerra civil y
fue utilizada por los reyes como milicia popular para mantener el orden también en zonas rurales
ante posibles levantamientos nobiliarios o campesinos.
En la Corona de Aragón por la concepción pactista del poder real, las distintas Cortes de los
cuatro reinos que componían la Corona mantuvieron sus competencias; así como las de Navarra. Con
todo, también se vio afectada por dos nuevas instituciones: el Consejo de Aragón que asesoraba al
monarca en el gobierno de esta Corona y constituía el máximo tribunal de justicia, y el Virrey
delegado real con poderes ejecutivos, judiciales y militares en cada uno de los reinos de la Corona
aragonesa y en Navarra, Cerdeña, Sicilia y Nápoles.
6.5. La proyección exterior. Política italiana y norteafricana.
Italia era desde hacía dos siglos un ámbito tradicional de la acción e intereses de la Corona
catalano-aragonesa, lo que provocó el enfrentamiento con Francia, aliada tradicional de Castilla durante
la Baja Edad Media. Sin embargo, durante la guerra civil, Francia apoyó a Juana la Beltraneja y
Alfonso V contra Isabel y Fernando. Por otro lado, tras la unión dinástica la expansión aragonesa fue
apoyada por Castilla. Como consecuencia, Francia se convirtió en el principal rival y toda la
política matrimonial y la diplomacia de los RRCC se encaminó a su aislamiento, buscando la
alianza con Inglaterra y Maximiliano de Habsburgo. En principio, los RR.CC. consiguieron la
reintegración pacífica a la corona aragonesa del Rosellón y la Cerdaña. Sin embargo, en Italia,
surgieron problemas con Francia en Nápoles y Milán.
• En Nápoles, el rey francés Carlos VIII invadió el territorio en 1494, destronó al rey Ferrante,
heredero de Alfonso V el Magnánimo de la familia de los monarcas de Aragón, y ocupó el trono.
En 1495, tanto los RR.CC. como Maximiliano emperador del Sacro Imperio se sumaron a un Liga
Santa formada por Inglaterra, el Papado y otros estados italianos contra la invasión francesa. Ese
mismo año desembarcó una fuerza de soldados españoles en Nápoles al mando de Gonzalo
Fernández de Córdoba, sus campañas victoriosas y la expulsión de los franceses le valió el
sobrenombre de el Gran Capitán, Una vez aislada Francia, los RR.CC., o más exactamente
6. Fernando, cuyo último objetivo era dominar Nápoles, negoció con Francia el reparto de Nápoles
(Tratado de Chambord-Granada, en 1500). Pero cuando intentaron hacer efectivo tal reparto, los
roces resultaron inevitables y estalló la guerra. Gonzalo Fernández de Córdoba expulsó de nuevo a
los franceses y Fernando consiguió que el papa Julio II legitimara la situación y le invistiera con la
corona de Nápoles en 1510 que se convirtió en garantía de su dominio en el Mediterráneo.
• En el Milanesado, Fernando consiguió también expulsar a Francia tras formar una alianza
antifrancesa con su yerno Enrique VIII. Fernando ejercía el control sobre gran parte de Italia, pero
Francia y el Papado no se iban a resignar. Finalmente se consiguió Milán en tiempos de Carlos I.
Por otro lado, la política norteafricana fue una prolongación de la conquista de Granada, donde
no sólo se ponía término a una reconquista, sino que se replicaba a la amenaza turca que dominaba el
Mediterráneo. El interés por el Magreb respondía a motivaciones religiosas (idea de cruzada),
económicas y de seguridad. Aunque sus resultados fueron esporádicos y tardíos, el asentamiento en
puntos estratégicos del Norte de África tuvo sus frutos. Melilla había sido tomada en 1497. La isla de
Djerba (Túnez) fue ocupada en 1500. El mayor éxito se produjo en 1509 con la conquista de Orán.
Bugía y Trípoli también caían en poder de la Monarquía Hispánica. Pero el desastre en el intento de
conquista de Los Gelves en 1510 puso fin a la ofensiva africana en este periodo.