La senadora Layda Sansores presentó dos iniciativas de ley: una para dar autonomía a los sindicatos reconociéndolos como entidades de orden público, y otra para democratizarlos e instaurar la rendición de cuentas. El documento argumenta que los sindicatos verticales y corruptos son producto del presidencialismo mexicano, y propone que el gobierno deje de recaudar cuotas sindicales y entregar fondos no auditables a sus líderes. También sugiere ver a los maestros como fuerza transformadora y sentar las bases
1. México, Martes 5 de Marzo 2013
COMUNICADO DE PRENSA
Teniendo en cuenta la actual coyuntura política producida a partir de la
detención de la dirigente del SNTE Elba Esther Gordillo, la Senadora
Layda Sansores San Román, presentó una Iniciativa de Reforma de Ley
para dar autonomía a los sindicatos por el que se reforman y adicionan al
artículo 73 Fracción XVI de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, a fin de que los sindicatos sean reconocidos como entidades
de orden público.
De igual manera presentó el día de hoy, un Proyecto de iniciativa de
Reforma de Ley para democratizar, dar autonomía, e instaurar la
rendición de cuentas a los sindicatos por el que se reforman los Artículos
133, 356, 359, 365, 365 Bis, 371, y 373 de la Ley Federal del Trabajo.
Para millones de mexicanos la detención de Elba Esther Gordillo,
demuestra que cuando el poder político quiere poner orden, lo pone.
Hay también millones de mexicanos que hasta el día de hoy, están
convencidos de que este es un hecho aislado, que no será norma y que
no habrá voluntad de seguir ordenando la vida pública sobre los valores
superiores de la política.
Si hay sindicatos verticales y corruptos, es porque existe un sistema
presidencialista que los engendra, los ha tolerado, los solapa, los aceita,
con recursos y cuando quiere con un soplo los desaparece.
2. Si quieren desatar este nudo gordiano, de corrupción e impunidad el
gobierno debe dejar de ser el gran recaudador de las cuotas sindicales.
Deben descentralizarse los contratos colectivos de trabajo entre los
sindicatos y el Gobierno Federal y las cuotas de los trabajadores deben
ser administrada en cada entidad, bajo reglas de transparencia y
rendición de cuentas. El gobierno debe dejar de entregar cantidades
millonarias a sus líderes sindicales en forma de fideicomisos, de fondos
de vivienda, de gastos para capacitación, etc. Todos nunca auditables.
Si se pretende una reforma educativa de gran calado, es el momento de
ver a los maestros como una fuerza transformadora. Los auténticos
liderazgos magisteriales diseminados hasta en los últimos de los rincones
del país nada tienen que ver con los criterios centralistas. Deben sentarse
las bases para una auténtica democracia sindical.
Para lograr una reforma educativa, no basta sustituir una cabeza en el
sindicato, por otra que responda más a modo. Reformar el sistema
educativo es tener la decisión política de trasformar, óigase bien, el
sistema político mexicano.