El documento discute la participación del Espíritu Santo en la creación y en el establecimiento del plan de salvación según la Biblia y Elena G. White. Explica que el Espíritu Santo existía desde la eternidad y participó en la creación del mundo y de la humanidad, como se indica en Génesis 1:2. También participó en la elaboración y ejecución del plan de salvación junto con el Padre y el Hijo, según señalan varios pasajes bíblicos. El documento concluye que aunque las referencias direct
02 - La Creación (Módulo 1 - Historia de los Orígenes).pptx
Artículo sobre el espíritu santo
1. ACERCA DEL DEBATE TRINITARIO
SEGÚN ELENA G. WHITE
¿PARTICIPÓ EL ESPÍRITU SANTO EN LA CREACIÓN Y EN EL ESTABLECIMIDENTO
DEL PLAN DE SALVACIÓN?
La respuesta es sí. Pero, ¿Cómo se llega a esta conclusión?
En Primer lugar veamos lo que dice la Biblia. En la misma primera página del registro Sagrado,
Génesis 1: 2, hablando de la creación dice que “El Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las
aguas”; Este “Espíritu de Dios” es el Espíritu Santo, la tercera persona de la Deidad. Ya que es
la misma expresión usada en otros pasajes que se refieren al Espíritu Santo (). Lo cualnos
asegura indirectamente, que el Espíritu Santo existía desde la eternidad y antes de la creación
del mundo.
El Espíritu Santo, antes de la creación del mundo estaba ya listo para participar en la obra de
poner orden y crear. Por eso dice: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra
estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios
se movía sobre la faz de las aguas” (Gén. 1:2).
A partir de aquí y en adelante, el Espíritu de Dios,junto con Jesucristo, ejerce el papel del
agente divino en todos los actos creadores, ya sea de la tierra, de la naturaleza, de la iglesia o
de la nueva vida del hombre. 1Pasajes como éstos lo confirman: “y Faraón dijo a sus siervos: ¿A
caso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el Espíritu de Dios” (Gén. 41:38), el
Espíritu de Dios o Espíritu Santo habilitó a José para dar consejos sabios a Faraón y como
consecuencia, preservar al pueblo de Dios. Otro, de los muchos pasajes, dice: “…y el Espíritu
de Dios vino sobre él con poder, y profetizó entre ellos” (1ª. S. 10:10); hablando de Saúl, el
primer rey de Israel, dice la Biblia que el Espíritu Santo lo transformó de un hombre común a
uno ungido por Dios para gobernar al pueblo bajo la dirección y el consejo de Dios.
¿Notamos? El Espíritu Santo tiene a partir del Génesis (el origen), una función coordinada con
el Padre y con el Hijo en el orden, habilitación, vivificación y redención del hombre. El Nuevo
Testamento dice: “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del
pecado y de la muerte” (Ro. 8:2). “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús
mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros
cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Ro. 8:11). “De modo que si alguno
está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
(2ª. Co. 5:17).
El bautismo, que es la señal Neotestamentaria para la incorporación al cuerpo de Cristo, la
iglesia, por parte de aquellos que lo aceptaban, fue señalado por Jesús como parte esencial de
la comisión evangélica a sus discípulos e indicando que debían hacerlo “en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;” (Mt. 28:19).
1
Comentario Bíblico Adventista, tomo 1, pág. 221.
2. Volviendo a Génesis, la Biblia diceen relación ala creación del hombre, que Dios dijo:
“Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…”(Gén. 1:26). La
mayoría de los cristianos entienden que cuando la Biblia dice: “Entonces dijo Dios: Hagamos al
hombre…” ese “Hagamos” es una expresión plural que incluye a más de una persona de la
misma deidad. Es decir, El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo que se mantienen unidos en el
proceso creador y recreador del mundo y de la humanidad. No podía ser incluido en este
“Hagamos” un ser inferior o diferente que no poseyera la capacidad creadora que comparte la
Trinidad.
El libro de Génesis es una introducción a esta verdad bíblica de la Trinidad que a lo largo de
toda las Sagradas Escrituras se observa trabajando en perfecta unidad a favor de la
humanidad. El Génesis, pues, describe a Dios obrando en conjunción con el Espíritu Dios (o
Espíritu Santo) que se movía sobre “la faz de las aguas” y con Jesucristo su Hijo por quien
fueron hechas todas las cosas (Jn.1: 3).
Elena G. White declara: “El Consolador que Cristo prometió enviar después de ascender al
cielo, es el Espíritu en toda la plenitud de la Divinidad, poniendo de manifiesto el poder de la
gracia divina a todos los que reciben a Cristo y creen en él como un Salvador personal. Hay
tres personas vivientes en el trío celestial; en el nombre de estos tres grandes poderes -el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo- son bautizados los que reciben a Cristo mediante la fe, y esos
poderes colaborarán con los súbditos obedientes del cielo en sus esfuerzos por vivir la nueva
vida en Cristo (Special Testimonies, Serie B, Nº 7, págs. 62, 63. Año 1905).
Entonces, aunque las declaraciones contundentes (literales y específicas) de la Biblia y del
Espíritu de Profecía en torno a la participación del Espíritu Santo en la obra creadora son
escasasy menos puntuales como en el caso de Jesús, que por ejemplo dice la Biblia: “En el
principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con
Dios. Todas las cosas por él fueron hechas y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue
hecho”(Jn. 1:1-3). Si podemos decir que son evidentes, ya que vemos al Espíritu Santo
moviéndose sobre la faz de la tierra, y colaborando en todo el proceso creador (“Hagamos”) y
recreador para con el mundo y la humanidad. No hay razón para argumentar que el hecho de
que no haya más declaraciones de este tipo, sea por su no participación en la obra de la
creación. Los textos que confirman la unidad, igualdad y divinidad del Dios triuno elimina
dicha posibilidad.
Ahora, en relación a la participación del Espíritu Santo en la elaboración y ejecución del plan de
salvación,encontramos lo siguiente.
El apóstol Pablo hablando del plan de la salvación dice lo siguiente: “Sin embargo, hablamos
sabiduría entre los que han alcanzado madurez; no sabiduría de este mundo, ni de los
príncipes de este mundo, que han de perecer, sino que hablamos de la sabiduría escondida de
Dios, que estaba oculta, y que desde el principio Dios destinó para nuestra gloria, la que
ninguno de los príncipes de este mundo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca
hubieran crucificado al Señor de la gloria. Antes, como está escrito: "Cosas que ojo no vio, ni
oído oyó, ni han subido en corazón humano, son las que Dios ha preparado para los que le
aman". Pero Dios nos lo reveló por el Espíritu, porque el Espíritu lo explora todo, aun lo
profundo de Dios. Porque, ¿quién de los hombres conoce lo íntimo del hombre, sino el espíritu
3. del hombre que está en él? Así también, nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de
Dios.” (1ª. Co. 2: 6-11).
Elena White comenta lo siguiente: “La gloria del Evangelio consiste en que se encuentra
fundado sobre el principio de restauración en la humanidad caída de la imagen Divina por
medio de una manifestación constante de benevolencia. Esta obra comenzó en las cortes
celestiales. Allí Dios decidió dar a los seres humanos evidencia inequívoca del amor que sentía
por ellos. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3: 16). La Divinidad
se conmovió de piedad por la humanidad, y el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se dieron a sí
mismos a la obra de formar un plan de redención” (Consejos sobre Salud, pág. 219).
“A menos que el Espíritu Santoactúe sobre el corazón humano, tropezaremos y caeremos a
cada paso. Los esfuerzos del hombre solo no son nada sino inutilidad, pero la cooperación con
Cristo significa victoria. Por nosotros mismos, no tenemos poder para arrepentirnos del
pecado. A menos que aceptemos la ayuda divina, no podemos dar el primer paso hacia el
Salvador” (Mensajes selectos, tomo 1, pág. 447).
“La tarea de nuestra salvación personal también depende de nuestra colaboración con los
instrumentos divinos. Dios nos ha impartido facultades morales y susceptibilidades religiosas.
Ha dado a su Hijo como propiciación por nuestros pecados, para que nos reconciliáramos con
Dios. Jesús vivió una vida de abnegación y sacrificio, para que pudiésemos seguir su ejemplo.
Ha dado el Espíritu Santo para que esté en lugar de Cristo en todo sitio donde se requiera
ayuda” (Mensajes selectos, tomo 2, pág. 141 ).
“El plan de la salvación está totalmente desarrollado. La sangre de Cristo Jesús fue ofrecida
por los pecados del mundo; y la Palabra de Dios está hablando al hombre mediante consejos,
reproches y amonestaciones, y los insta con promesas y palabras de ánimo. A esa asistencia se
suma la ayuda del Espíritu Santo para ayudarlo en todos sus esfuerzos” (Recibiréis poder, 2 de
Junio, La Luz del Mundo ).