4. I.INTRODUCCIÓN.
Ciertamente referirnos a este tema es difícil. En efecto para
muchos el Espíritu Santo es ―el gran desconocido‖ de la
Santísima Trinidad.
En mi caso no hace mucho tuve una real conciencia de lo que
era y qué significaba en la vida del cristiano.
Es cierto, siempre supe que era la tercera persona de la
Santísima Trinidad. Lo aprendí cuando era chico, en el
catecismo, que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son tres
personas distintas y un solo Dios.
5. Luego, cuando hice mi cursillo de cristiandad en 1973 empecé
mi proceso de fe, más bien lo retomé ese proceso que en
cierta forma había quedado paralizado con mi juventud.
Es que en realidad con esa experiencia comienzo a vivir y
comprender las verdades fundamentales de nuestra fe y a
tomar conciencia de aspectos esenciales como la Vida de
Gracia, el valor de los Sacramentos y de las virtudes
teologales la Fe, la Esperanza y la Caridad.
Al comprender el sacramento del Bautismo comencé a
descubrir a ese gran desconocido.
En el Bautismo recibimos la Gracia Santificante, que es un
don, un regalo de Dios para toda la vida, y, recibimos la luz,
luz de Cristo; el agua, que nos limpia del pecado original, y el
óleo con el que se nos unge y nos hace partícipes del
sacerdocio, profeta y rey de Cristo. Se nos libra del pecado
original.
Por obra del Espíritu Santo en el Bautismo recibimos la Gracia
Santificante y somos Hijos adoptivos de Dios; hermanos de
Cristo y de los demás hermanos; templos vivos del Espíritu
Santo; señores del universo y protagonistas activos de la
historia. Gracia Santificante, que nos acompañará toda
nuestra vida en la tierra.
Asimismo, con el Bautismo ingresamos en la Iglesia pasamos
a formar parte del Cuerpo Místico de Cristo y participamos
como miembros de la Iglesia, a nuestro modo --secular— de
la condición sacerdotal-profética y real de Jesucristo.
En realidad al Espíritu Santo lo voy descubriendo a medida
que mi fe va creciendo. Es decir, comparativamente, de la
niñez, a la edad de la adolescencia y luego ahora de la
adultez.
6. Nada, absolutamente nada de lo que hagamos en el terreno
de la fe, lo hacemos sin la intervención directa que nos
moviliza y anima: el Espíritu Santo.
Nuestra vida de Piedad, nuestro Estudio –es decir, nuestra
disposición para conocer cada día más a Jesucristo— y
Acción --soy consciente y asumo mi compromiso ambiente.
Si tengo a Cristo lo tengo que dar— están inspiradas en el
Espíritu Santo.
Ahora bien cómo comprender y aprender al Espíritu Santo
para descubrirlo, invocarlo, pedirlo y amarlo.
Pienso que siendo conscientes de que ese amor infinito del
Padre al Hijo del Hijo al Padre nos alcanza a nosotros que
somos nada más y nada menos que sus hijos adoptivos. El
nos ama. Nos infunde su Espíritu Santo para que nosotros
también abramos nuestro corazón y lo amemos.
Pienso que si queremos conocer más al Espíritu Santo
tenemos que meternos más en Jesucristo, acercarnos más a
su vida, a sus virtudes, a su Pasión a su muerte y
resurrección.
Sólo desde Jesucristo y en Jesucristo podemos comenzar a
vivir una vida cristiana más consciente y más comprometida y
más unida al Espíritu Santo. El Espíritu Santo es donado «sin
medida» (cfrJn 3,34) por Jesús crucificado y resucitado.
Podemos buscar en muchos libros pero pienso que es en el
Evangelio y en el catecismo donde podemos encontrar
caminos para avanzar en el conocimiento, en el
descubrimiento y en la importancia del Espíritu Santo en
nuestra vida de Fe. Pero, insisto esencialmente a través de
Jesucristo y desde nuestra propia vida, desde nuestra
7. experiencia y también vemos como actúa a través de
nuestros hermanos.
El principio que debe guiarnos en nuestra vida cristiana es:
CONOCER MAS Y MEJOR A FIN DE AMAR MAS Y MEJOR.
Ahora vamos a tratar de profundizar estos conceptos. Si
queremos indicar el afecto de dos personas decimos que
8. tienen un mismo espíritu, que son un solo espíritu. Hay
comunicación y unificación: AMOR.
II. En la SANTÍSIMA TRINIDAD hay una comunicación
íntima del Padre al Hijo y del Hijo al Padre esa unificación, ese
amor infinito de gozo y paz, es el Espíritu Santo.
Se llama Espíritu porque el Padre es Espíritu y también lo es el
Hijo.
9.
10. Se llama Santo porque si bien son santos el Padre y el Hijo,
Santo muy especialmente es el Espíritu que de ambos
procede.
III.Entonces el ESPÍRITU DE DIOS no puede separarse del
Padre y del Hijo; se revela con ellos en Jesucristo, pero tiene
una manera propia de revelarse, así como tiene también su
propia personalidad.
El Hijo –Jesucristo— en su aspecto humano es idéntico a
nosotros, nos revela a la vez quien es El y quien es el Padre.
Podemos diseñar los rasgos del Padre y del Hijo pero el
Espíritu Santo no porque no tiene rostro; se oye su voz, se
reconoce su paso por signos, pero no se puede saber "de
dónde viene y adónde va" (Jn 3, 8). Nunca actúa sino a través
de otra persona, tomando posesión de ella y
transformándola.
El Espíritu no es ni más ni menos misterioso que el Padre y el
Hijo, pero nos ayuda a clarificar que Dios es el misterio; nos
impide olvidar que ―Dios es Espíritu‖ (Jn 4, 24) y que el
―Señor es el Espíritu‖ (2Cor 3, 17). (Xavier León-Doufour,
Vocabulario de Teología Bíblica, Ed.Herder,Barcelona 1967,
pág.257)
11. IV.EN EL ANTIGUO TESTAMENTO. Para comprender más
al Espíritu santo tenemos que hacer una mirada al Antigüo
Testamento.
1)El Espíritu de Dios.
Lo primero que advertimos es que el Espíritu de Dios no se
revela todavía como una persona, sino como una fuerza
divina que transforma personalidades humanas para hacerlas
capaces de gestos excepcionales.
2) Espíritu y Salvación:
12. a) Así los jueces de Israel son únicamente libertadores
temporales, son suscitados por el Espíritu de Dios y los
abandonan una vez que han cumplido su misión.
b) Los Reyes, sus sucesores tienen una misión permanente. El
rito de la unción que los consagra manifiesta la huella
indeleble del Espíritu y los reviste de una majestad sagrada.
c) La unción directa de Dios marcará al MESIAS. Sobre él no
sólo descenderá el espíritu, sino que reposará el Espíritu del
Señor; el Espíritu de sabiduría y de Entendimiento, el espíritu
de Ciencia y de Piedad. Y será lleno del espíritu de Temor de
Dios. (Is. 11, 1-2).
Se trata de un pasaje mesiánico: habla del Emanuel que ha
de venir.
Será lleno del Espíritu Santo y vendrá con siete
dones: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza,
piedad, ciencia y temor de Dios.
3) Espíritu y testimonio.
a) Los Nabim son los predecesores de los Profetas, son
profesionales de la exaltación religiosa no hacen distinción
entre las prácticas humanas que ponen en trance y la acción
divina.
13. b) Los Profetas. No atribuyen al espíritu sino a la fuerza de
Dios que los invade. No es que no crean poseer el espíritu,
sino que tienen conciencia de poseerlo en forma distinta de
los Nabim.
La Palabra que anuncian viene de ellos y ellos saben a qué
precio
–incluso con su propia vida— pero no ha nacido de ellos, es la
Palabra misma de Dios que los envía. El Espíritu no es
14. solamente inteligencia y fuerza sino "conocimiento de Dios" y
de sus caminos.(Is 11, 3).
Por tanto, como conclusión vemos que en el Antiguo
Testamento el espíritu no puede permanecer morar, es
todavía una esperanza; todavía no ha sido dado.(Jn
7,39).(Ibidem, pág. 258)
V. EN EL NUEVO TESTAMENTO
1)EL ESPÍRITU DE JESÚS.
a) El Bautismo de Jesús. Nuevo Testamento.
15. Juan Bautista al esperar al Mesías esperaba al mismo tiempo
al Espíritu en todo si poder.
―Yo os bautizo en AGUA para que se conviertan pero aquel
que viene después (se refiere a Jesús) es más poderoso que
yo,.. El los bautizará con el Espíritu Santo y con el fuego‖.(Mt
3, 11).
16. De los símbolos tradicionales Juan retiene el fuego. Jesús no
rechaza el bautismo de Juan recibe el bautismo y el espíritu
se manifiesta en él en forma sencilla y divina asociada al agua
y al viento: ―Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En
ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios
descender como una paloma y dirigirse hacia él. Y oyó una
VOZ del cielo que decía. ―Este es mi Hijo muy amado, en
quien tengo puesta toda mi predilección‖.(Mc 1, 9-11).
De manera que el Bautismo de Jesús no es una escena de
vocación, sino de investidura del Mesías.(Ibidem pág.259/60)
b) Jesús concebido del Espíritu Santo.
17. Tanto los jueces, como los reyes , los profetas, se ven un día
invadidos por el Espíritu, Juan Bautista es penetrado por el
Espíritu tres meses antes de nacer; pero Jesús es distinto el
Espíritu no determina una nueva personalidad; puede decirse
que desde el primer instante habita en El y lo hace existir;
incluso desde el seno materno hace de Jesús el Hijo de Dios.
18. Es decir, por la sola acción del Espíritu en María, no solo
queda consagrado a Dios, sino que es SANTO por su mismo
ser.(Lc 1, 35). (Ibidem pág.260).
c) Jesús obra en el Espíritu
Toda la vida de Jesús es una manifestación clara y definitiva
de la acción del Espíritu en El.(Lc 4, 14). En el espíritu
afronta al diablo.(Mt 4, 1). Vence las tentaciones en el
desierto. Libera a sus víctimas (Lc 12, 28); trae a los pobres la
buena nueva y la palabra de Dios.(Lc 4, 18)
En el espíritu tiene acceso al Padre (Lc 10, 21). Sus milagros,
que ponen en jaque a la muerte al mal, tienen la fuerza y la
verdad de su palabra y su íntima unión con el Padre, son
prueba de que en El "reposa el Espíritu",(Is 61, 1) son prueba
de que es a la vez el MESIAS que salva, el PROFETA
esperado y el SIERVO muy amado.
En los hombres inspirados de Israel las manifestaciones del
Espíritu eran algo ocasional y transitorio, en Jesús son
permanentes. No recibe la palabra de Dios, en todo lo que
dice la expresa; no espera un momento determinado para
hacer un milagro: el milagro nace de El como de nosotros el
gesto más sencillo. Nadie poseyó jamás el Espíritu como El,
―por encima de toda medida.‖(Jn 3, 34)
Jesús no siente el Espíritu como una fuerza que viene de
afuera; en El el Espíritu le pertenece, es su propio Espíritu.(Jn
16, 14s).(Ibidemp´g 260).
2) JESÚS PROMETE SU ESPÍRITU.
El Espíritu no obra sino por Jesús, no obstante apenas si lo
menciona.
19. Lo que hace es manifestarlo con GESTOS CONCRETOS, pero
mientras vive entre nosotros no lo manifiesta como algo
distinto a El.
20. Para que el espíritu sea derramado y reconocido es necesario
que Jesús se vaya (Jn 7, 39) entonces se reconocerá lo que
es el Espíritu y que viene de El.
Así como Jesús confesó al Padre con toda la vida,(Jn 5, 41;
12, 49) los apóstoles también tendrán que dar testimonio del
Señor.(Mc 13, 9).
Mientras Jesús vivía con sus discípulos El era su PARÁCLITO,
(la palabra Paráclito ―parakletos‖ es una palabra de la
literatura jónica. Designa no la naturaleza, sino la función de
alguien el que es llamado ―al lado de‖ desempeña el papel de
ABOGADO, de APOYO) no temían nada; era su "paráclito",
siempre presente para acudir a su defensa y sacarlos de
apuros(Jn 17, 12).
Cuando El se ausente (Ascensión a los cielos: ―No temáis yo
estaré con ustedes hasta la consumación de los tiempos) el
Espíritu ocupará su lugar para ser el paráclito.(Jn14, 16 ; 16,
7). No hablará en su nombre sino en nombre de Jesús. Les
dará a sus discípulos los GESTOS y las PALABRAS DEL Señor.
Les dará INTELIGENCIA y FUERZA para afrontar al mundo a
la muerte y a dar testimonio incluso con vida.(Ibidem
pág.261).
3) JESÚS ES QUIEN DISPONE DE SU ESPÍRITU.
En efecto, en Jesús muerto y resucitado hace a la Iglesia don
de su Espíritu.
Así por ejemplo cuando muere un hombre por más grande e
importante que haya sido su espíritu, está condenado a entrar
en el pasado.
21. Su acción ya no le pertenece, no tiene poder sobre ella y debe
abandonarla a los caprichos de los hombres. En cambio,
cuando muere Jesús entrega su Espíritu a Dios y por el mismo
hecho lo transmite a la Iglesia.(Jn 19, 30).(Ibidem pág.261).
4) LA IGLESIA RECIBE AL ESPÍRITU.
"Lo que es el alma del hombre para el cuerpo, lo es el Espíritu
Santo para el cuerpo de Cristo que es la Iglesia." (San
Agustín).
El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia, que la vivifica. El
mueve y conserva en la UNIDAD, en la VERDAD y en la
SANTIDAD a todos sus miembros.
De manera que la Iglesia nueva creación no puede nacer sino
del Espíritu.
El Espíritu Santo es quien vivifica de una manera especial a la
CABEZA VISIBLE DE LA Iglesia , que es el PAPA.
Es en la Iglesia donde se hace posible la intervención
fecundante del Espíritu Santo por voluntad de Cristo:
(Palabras de Jesús): a) El Espíritu Santo que el Padre enviará
en mi nombre, ese os lo enseñara todo (Jn14,26); b) cuando
viniere el Espíritu de verdad os guiará hacia la verdad
completa (Jn 14,13). c) Yo voy al Padre …y os dará otro
Abogado que estará siempre con vosotros (Jn 14,16).
El Espíritu Santo prometido por Cristo, desciende y vivifica la
Iglesia.
Jesús ha mantenido sus promesas: ha resucitado
(apariciones), ha subido a los cielos (ascensión) y en unión
22. eterna con el Padre, nos envía el Espíritu Santo para que nos
santifique y nos de la vida.
En el Cenáculo de Jerusalén están reunidos los miembros de
la Iglesia: La VIRGEN, PEDRO Y LOS APOSTOLES Y LOS
OTROS DISCÍPULOS pero es una Iglesia sin vida, un cuerpo
sin alma.
El día de PENTECOSTÉS (Pentecostés significa del griego que
la fiesta celebrada ese día tiene lugar 50 días después de la
Pascua) en la que la Iglesia revive la efusión del Espíritu sobre
María y los Apóstoles reunidos en oración en el Cenáculo
Las puertas del CENÁCULO se abren y aquellos hombres
atemorizados, tenían miedo de correr la misma suerte que
Jesús, salen transformados en apóstoles, doctores que
hablan todas la lenguas y enseñan la verdad.
El es quien inspira la predicación de San Pedro; quien sella
con su presencia la llamada que dirigía a los gentiles (no
judíos); quien envía a SAULO (SAN PABLO) a tierras lejanas
para llevar la Buena Nueva.
En una palabra la presencia y actuación del Espíritu Santo
domina TODO.
Ese pequeño cenáculo de Jesucristo se transforma en la
Iglesia: UNA – SANTA-- CATÓLICA – APOSTÓLICA Y
ROMANA.
Ese es el prodigio obrado en PENTECOSTÉS: EL CUERPO HA
RECIBIDO VISIBLEMENTE SU ALMA.
23. Esa realidad profunda no es un recuerdo del pasado. Es la
realidad de la Iglesia de hoy y de la Iglesia de todos los
tiempos.
Dijimos que ―lo que es el alma del hombre para el cuerpo, lo
es el Espíritu Santo para el cuerpo de Cristo que es la Iglesia‖.
―Pero, profundicemos un poco más, ¿quién es el Espíritu
Santo? En el Credo profesamos con fe: «Creo en el Espíritu
Santo que es Señor y da la vida». La primera verdad a la que
adherimos en el Credo es que el Espíritu Santo es Kýrios,
Señor. Ello significa que Él es verdaderamente Dios como lo
son el Padre y el Hijo, objeto, por parte nuestra, del mismo
acto de adoración y de glorificación que dirigimos al Padre y
al Hijo. De hecho, el Espíritu Santo es la tercera Persona de la
Santísima Trinidad; es el gran don de Cristo Resucitado que
abre nuestra mente y nuestro corazón a la fe en Jesús como
el Hijo enviado por el Padre y que nos guía a la amistad, a la
comunión con Dios.‖(Papa Francisco, Audiencia General. 8-5-
2013).
El Espíritu Santo entonces, es TODO en TODAS PARTES del
Cuerpo Místico de la Iglesia comunica a cada uno de sus
miembros el movimiento y las gracias necesaria para la
múltiples funciones:
a)La infalibilidad a la cabeza de la Iglesia: el PAPA;
b)Da la LUZ a los ojos de la Iglesia: los doctores, el oído a
sus orejas: los confesores;
c)Hace hablar a la lengua de la Iglesia: los apóstoles, y
caminar y actuar a los pies y las manos; los misioneros. Así
dice San Agustín: "Todos obran por el Espíritu santo y por el
viven.‖
24. El Espíritu Santo es quien le da UNIDAD a la Iglesia: ―Hay
diversidad de operaciones, pero un solo Espíritu que obra
TODAS las cosas en TODOS‖(1Cor 12, 6).
El PAPA es el vicario de Cristo en la tierra, la CABEZA VISIBLE
DE LA IGLESIA, DESIGNADA POR EL MISMO CRISTO para
dirigirla y gobernarla, Tenemos que encomendar la Iglesia al
Espíritu Santo.
Pidámosle su protección y ayuda en los momentos difíciles y,
en especial, su asistencia al PAPA cabeza del Cuerpo Místico.
VI.LA EXPERIENCIA DEL ESPÍRITU EN SAN PABLO.
Para San Pablo el don del Espíritu Santo es la presencia en
nosotros de la gloria del Señor que nos transforma a su
imagen.
Pablo no separa a Cristo y al Espíritu, no distingue vida ―en
Cristo‖ y ―vida en el Espíritu‖ para él VIVIR ES CRISTO (Gál 2,
20) Y ES TAMBIÉN EL ESPÍRITU.(Rom 8, 2.10)
Estar "en Cristo Jesús" es vivir "en el Espíritu." (Rom 8,1; 8,5)
En formas muy variadas, la experiencia del Espíritu es en el
fondo siempre la misma:
a)una existencia condenada y marcada ya por la muerte ha
sucedido la vida;
b) a la Ley que nos tenía prisioneros en la vejez de su letra,
sucede la novedad del Espíritu;
c) a la maldición de la Ley, la bendición de Abraham en el
espíritu de la promesa;
25. d) A la Alianza de la letra que mata, sucede la Alianza del
Espíritu que vivifica.
e) Al pecado que imponía la ley de la carne, suceden los
FRUTOS del Espíritu;
f) A la condenación que hacia que pesara sobre el pecador la
tribulación de la angustia, de la ira divina (castigo), suceden
la PAZ y el GOZO del Espíritu.
Dice San Pablo en Efesios refiriéndose a la UNIDAD:
UN SOLO CUERPO Y UN SOLO ESPÍRITU. (Ef 4, 4)
UN SOLO SEÑOR Y UN SOLO DIOS UN SOLO BAUTISMO.
(Ef.4, 5)
HAY UN SOLO SEÑOR, UNA SOLA FE, QUE ESTÁ SOBRE
TODOS, LO PENETRA TODO Y ESTÁ EN TODOS." (Ef.4, 6)
El espíritu UNE porque es el Espíritu de Dios.
El espíritu CONSAGRA porque es el Espíritu de Dios.
El espíritu CONSAGRA porque es el Espíritu de Dios Santo.
Toda la acción del Espíritu consiste en darnos acceso a Dios,
en unirnos a con Dios, en ponernos en comunicación viva con
Dios, en introducirnos en sus profundidades sagradas y en
comunicarnos los SECRETOS de Dios.
En el Espíritu conocemos a Cristo y confesamos que Jesús es
el Señor, oramos a Dios y lo llamamos por su nombre:
PADRE.
Desde el momento que poseemos el espíritu, nada en el
mundo puede perdernos puesto que Dios se nos ha dado y
nosotros vivimos en El.(Ibidem pág.262/263).
26. ―El Espíritu Santo es la fuente inagotable de la vida de Dios en
nosotros. El hombre de todos los tiempos y de todos los
lugares desea una vida plena y bella, justa y buena, una vida
que no esté amenazada por la muerte, sino que pueda
madurar y crecer hasta su plenitud. El hombre es como un
caminante que, atravesando los desiertos de la vida, tiene sed
de un agua viva, fluyente y fresca, capaz de refrescar en
profundidad su deseo profundo de luz, de amor, de belleza y
de paz. ¡Todos sentimos este deseo! Y Jesús nos da esta agua
viva: ella es el Espíritu Santo, que procede del Padre y que
Jesús vierte en nuestros corazones. « yo he venido para que
tengan Vida, y la tengan en abundancia», nos dice Jesús (Jn
10,10)‖.
―Jesús promete a la Samaritana donar un ―agua viva‖, con
abundancia y para siempre, a todos aquellos que lo reconocen
como el Hijo enviado por el Padre para salvarnos (cfrJn 4, 5-
26; 3,17). Jesús ha venido a donarnos esta ―agua viva‖ que
es el espíritu Santo, para que nuestra vida sea guiada por
Dios, sea animada por Dios, sea nutrida por Dios.‖
―Cuando decimos que el cristiano es un hombre espiritual nos
referimos justamente a esto: el cristiano es una persona que
piensa y actúa según Dios, según el Espíritu Santo. Y
nosotros, ¿pensamos según Dios? ¿Actuamos según Dios? O
¿nos dejamos guiar por tantas otras cosas que no son Dios?‖
―A este punto podemos preguntarnos: ¿por qué esta agua
puede saciarnos hasta el fondo? Sabemos que el agua es
esencial para la vida; sin agua se muere; ella refresca, lava,
hace fecunda la tierra. En la Carta a los Romanos
27. encontramos esta expresión: « el amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que
nos ha sido dado» (5,5).‖
―El ―agua viva‖, el Espíritu Santo, Don del Resucitado que
toma morada en nosotros, nos purifica, nos ilumina, nos
renueva, nos trasforma porque nos hace partícipes de la vida
misma de Dios que es Amor. Por esto, el Apóstol Pablo afirma
que la vida del cristiano está animada por el Espíritu y de sus
frutos, que son «amor, alegría y paz, magnanimidad,
afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia»
(Gal 5,22-23).‖
―El Espíritu Santo nos introduce en la vida divina como ―hijos
en el Hijo Unigénito‖. En otro pasaje de la Carta a los
Romanos, que hemos recordado varias veces, san Pablo lo
sintetiza con estas palabras: «Todos los que son conducidos
por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han
recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el
temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar
a Dios ‗Padre‘.‖
―El mismo espíritu se une a nuestro espíritu para dar
testimonio de que somos hijos de Dios. Si somos hijos,
también somos herederos, herederos de Dios y coherederos
de Cristo, porque sufrimos con él para ser glorificados con él»
(8,14-17).‖
―Este es el don precioso que el Espíritu Santo trae a nuestros
corazones: la vida misma de Dios, vida de verdaderos hijos,
una relación de confidencia, de libertad y de confianza en el
amor y en la misericordia de Dios, que tiene también como
efecto una mirada nueva hacia los demás, cercanos y lejanos,
vistos siempre como hermanos y hermanas en Jesús a los
cuales hay que respetar y amar.‖
28. ―El Espíritu Santo nos enseña a mirar con los ojos de Cristo, a
vivir la vida como la ha vivido Cristo, a comprender la vida
como la ha comprendido Cristo.‖
―He aquí por qué el agua viva que es el Espíritu Santo sacia
nuestra vida, porque nos dice que somos amados por Dios
como hijos, que podemos amar a Dios como sus hijos y que
con su gracia podemos vivir como hijos de Dios, como Jesús.
Y nosotros, escuchamos al Espíritu Santo que nos dice: Dios
te ama, te quiere. ¿Amamos verdaderamente a Dios y a los
demás, como Jesús? Y nosotros, ¿escuchamos al Espíritu
Santo? ¿Qué cosa nos dice el Espíritu Santo? Dios te ama:
¡nos dice esto! Dios Te ama, te quiere. Y nosotros ¿amamos
verdaderamente a Dios y a los demás, como Jesús?‖
―Dejémonos guiar, dejémonos guiar por el Espíritu Santo.‖
―Dejemos que Él nos hable al corazón y nos diga esto: que
Dios es amor, que Él nos espera siempre, que Él es el Padre y
nos ama como verdadero papá; nos ama verdaderamente. Y
esto solo lo dice el Espíritu Santo al corazón.‖
―Sintamos al Espíritu Santo, escuchemos al Espíritu Santo y
vayamos adelante por este camino del amor, de la
misericordia, del perdón.‖(Papa Francisco, Audiencia General,
8-5-2013).
29. VII.LA DOCILIDAD AL ESPÍRITU SANTO.
Cuando se está muriendo una persona y le va faltando la
respiración se le aplica el balón de oxígeno.
30.
31. Las GRACIAS ACTUALES son ese balón de oxígeno en el
orden sobrenatural.
Podemos definirlas como: ‖Auxilios de Dios que iluminan
nuestro entendimiento o mueven nuestra voluntad para obrar
el bien y evitar el mal.‖
Son, por tanto, inspiraciones del Espíritu Santo que nos
empujan en cada momento a hacer aquello que conviene a
nuestra santificación.
Es innegable que sin EL –Cristo—nada podemos hacer.
No basta la GRACIA HABITUAL O SANTIFICANTE que
recibimos en el Bautismo, para que obremos
sobrenaturalmente; se necesitan las MOCIONES del Espíritu
Santo: las GRACIAS HABITUALES.
Los hábitos infusos no se ponen en movimiento por el
esfuerzo de nuestra alma; ni tampoco las virtudes pueden
actuarse por sí mismas; los hábitos pueden actuarse por sí
mismas; los hábitos sobrenaturales SOLO DIOS, que los
produce PUEDE PONERLOS EN MOVIMIENTO.
Por tanto, todo acto de una virtud cualquiera y toda actuación
de los DONES, requiere de una GRACIA ACTUAL que los
ponga en movimiento, en ejercicio.
Sin GRACIAS ACTUALES no podemos perfeccionar, desarrollar
y aumentar la GRACIA SANTIFICANTE.
Su EFICACIA es también evidente.
La GRACIA HABITUAL-SANTIFICANTE dispone a la ACCIÓN.
La GRACIA ACTUAL empuja y produce la ACCIÓN MISMA.
32. A ninguno de nosotros se nos va a ocurrir decirle a una
persona que encontramos en la calle ―tienes que respirar.‖
Nos tomarían seguramente por locos. Sin embargo, tenemos
que respirar, tenemos que aspirar continuamente el oxígeno
de la GRACIA para no morir.
Muchas veces en la práctica decimos NO QUIERO. Y no
queremos: a) cuando pecamos, y cuando a veces después de
pecar no queremos oir la voz de nuestra conciencia que nos
empuja a volver a la casa del Padre.(Lc 15, 18); b) Cuando
perdonás y no olvidas. No perdonás de corazón y con
misericordia; y Cristo nos dice que El perdona, olvida y
disculpa (Lc 23, 24); c) Cuando somos sordos a las
insinuaciones del Espíritu Santo que habita dentro de
nosotros.
Muchos actúan por ignorancia, desconocen, no se oponen
directamente. Son los ciegos de nacimiento.
Otros actúan por REBELDÍA: es una oposición franca.
Gran parte por fragilidad se lo han propuesto muchas veces
pero el contacto con lo material, el mundo lo sobrepasan, lo
ganan.
Tal vez por verdaderas nimiedades.
a)una soberbia que tropieza con los mismos dones del Espíritu
Santo; o tal vez,
b) una cobardía que tiene en cuenta demasiado al amor
propio y mide las obligaciones por nuestra debilidad.
―El Espíritu Santo nos recuerda las cosas de Dios, la memoria
de las propias miserias y de las gracias recibidas.
33. ―Y cuando viene la vanidad, y uno se cree un poco el Premio
Nobel de la Santidad, también la memoria nos hace bien:
'Recuerda de dónde te he tomado: del fondo del rebaño. Tú
estabas atrás en el rebaño'. La memoria es una gracia grande,
y cuando un cristiano no tiene memoria –esto es duro pero es
la verdad- no es cristiano: es idólatra. Porque está delante de
un dios que no camina, que no sabe caminar, y nuestro Dios
recorre el camino con nosotros, se mezcla con nosotros,
camina con nosotros. Nos salva. Hace historia con nosotros.
Hacer memoria de todo esto hace la vida más fructífera, con
esta gracia de la memoria.‖(Papa Francisco. Homilía Misa en
Sta.Marta, 13-5-2013).
Es necesario que quede gravado hoy y aquí en tu alma, para
que los hagas vida: DOCILIDAD A LAS MOCIONES DEL
ESPÍRITU SANTO.
Para ello es necesario:
a)Estar ALERTA. El está en nosotros. Somos templos vivos del
Espíritu santo. El contacto con Él no es algo extraordinario,
sino todo los normal y ordinario. Para oírle tenemos que
hacerle vacío a las cosas exteriores, sobre todo, entrar dentro
de uno mismo y escuchar.
Hay ruidos que nos impiden esta comunicación del Espíritu
Santo:
a)La disipación;
b)La sensualidad;
c)Lasaficciones desordenadas.
El Espíritu Santo se distingue por sus inspiraciones:
34. a)Mueven a las cosas SANTAS: el demonio nunca nos empuja
a hacer el bien;
b)son impulsos conformes siempre con nuestro estado;
c)son acordes con la obediencia en todo momento;
d)Dejan una paz y una tranquilidad profunda en el corazón.
El secreto de la SANTIDAD ES LA DOCILIDAD en seguir las
inspiraciones divinas.
El alma tiene que ser como la antena de radio: dispuesta
siempre a captar las mociones de Dios y pronta para llevarlas
a la práctica.
Las gracias de Dios se multiplican si somos capaces de
responder con prontitud.
La DOCILIDAD se tiene que traducir en ser sensible a lo que
el Espíritu divino promueve a nuestro alrededor y en nosotros
mismos: a los CARISMAS que distribuye, a los afectos y
decisiones que hace nacer en nuestro corazón.
Dóciles porque el Espíritu Santo es el ESPÍRITU DE CRISTO. Y
porque no puede haber fe en el Espíritu Santo si no hay fe En
Cristo en la doctrina de Cristo, en los Sacramentos de Cristo y
en la Iglesia de Cristo. No cree verdaderamente en el Espíritu
Santo quien no ama a la Iglesia y quién no adopta ante el
Espíritu Santo una actitud de docilidad.
(Fin 1ª. Parte . Continúa en la 2ª. Parte ―Los dones del
Espíritu Santo).