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La Sra Luchi, con lágrimas que rodaban por su rostro, veía las escenas en la pared de su
casa, donde se proyectaban imágenes del Huayhuash, erosionado por máquinas, túneles
abiertos en sus bases, por compañías mineras, destruyendo sus nieves y a muy corta
distancia la laguna de Jahuacocha, aún bella pero débil. Su esposo había hecho pintar dos
preciosos cuadros precisamente de este nevado y de dicha laguna, que hoy lucen amables
en su sala. Ella había guardado estos cuadros como símbolo de su vida junto a su esposo ya
fallecido, el maestro don Antonio. Quién, había amado a estas cordilleras, tanto como que
había mandado pintar en la pared de su patio toda la vista desde tuco, el valle de Aynin y la
espectacular vista de Jirishanca, Toro y Yerupajá. Ese era el espacio preferido para las fotos
familiares. Para él era volver sus días de maestro por esos parajes fríos de clima pero
calurosos de cariño. Pero, también, era una transmisión sutil, permanente, que hacía a sus
hijos, y visitas, “amen a esta cordillera, que es la fuente de vida e historia para nosotros los
bolognesinos”.
¡No es justo!, ¡esto no puede ser!, exclamó con su voz entre cortada, sus fuerzas inflaron su
venas de sus manos, que empuñaban sus dedos, en son de protesta. A pesar de sus
octogenarios años, a doña Luchi, aún le sobraba valentía, para decirnos, “Hijos hay que
apoyar a los amigos de Pacllón, juntos podemos frenar esto, no los dejen solos”.
Igualmente, profunda fue la cólera, el disgusto, que nos generó, a los asistentes a la reunión
del congreso de la república convocado por el congresista Julca. Juntos, en coro mudo,
gritábamos para nuestros adentros, “de qué vale que traigamos fotos con el fondo del
Huayhuash en cada viaje a Chiquián, si no hacemos nada para parar su destrucción”. Esa
ambigüedad y complicidad involuntaria lo sentíamos, cuando el pequeño grupo de
hermanos Pacllonistas, presentaban la dolorosa realidad del Huayhuash. Entre ellos vi a mi
maestro nonagenario don Arcadio Zubieta, callado pero su semblante dejaba notar que
estaba intacta su convicción y compromiso con la bandera de declarar al Huayhuash, zona
protegida.
¡Basta de pensar que el crecimiento económico es lo fundamental!, ¡Basta de engañarnos
que sin la minería el Perú se destruye!. Antes que todo está la vida, igual derecho a la vida
que tiene el americano, lo tienen el sudamericano, hindú o africano. Es inaudito, que el
estado mundial gaste miles de millones para salvar bancos que robaron a la gente, y no
haga lo propio para salvar las cordilleras y aguas limpias que asegurarían la sobrevivencia
de la tierra para nosotros y nuestros descendientes.
Hoy, lo ético, es aspirar a un desarrollo sostenible, utilizando toda la inteligencia humana
disponible, que se refleje en la universalidad de la salud y la educación de calidad, que no
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hayan límites para acceder a la cultura, plena participación ciudadana, cuidado del medio
ambiente, eliminación de discriminación, por género, etnia o religión y ejercicio pleno de la
libertad.
Compungidos, sacudidos, y hasta casi avergonzados, veíamos a nuestro símbolo
Huayhuash abandonado, casi desfalleciente, clamando ayuda, colaboración, que un
aguerrido grupo de comprovincianos PACLLONISTAS, venían bregando, con seriedad,
luciendo, cifras, imágenes, y documentos que sustentaban su propuesta de declarar ZONA
DE PROTECCIÓN MUNDIAL la cordillera del Huayhuash. Ellos saben que la lucha no
solo se da con la razón, sino también con el corazón, y eso se refleja en el arte, en los
poemas y canciones. Así, nos presentaron una hermosa canción que elevó los sentimientos
de compromiso al tope. El apoyo fue total de los asistentes, ojalá que eso se convierta en
realidad, y nuestro Huayhuash, siga brillando altivo y dadivoso en las futuras generaciones.
La Pluma del Viento
Lima, 16 de octubre de 2011.
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