4. No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed
también en mí.
En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así
no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a
preparar lugar para vosotros.
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez,
y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy,
vosotros también estéis.
Juan 14:1-3
5.
6.
7. Y vi un cielo nuevo, y una tierra nueva: porque
el primer cielo y la primera tierra se fueron, y
el mar ya no es. Y yo Juan vi la santa ciudad,
Jerusalén nueva, que descendía del cielo, de
Dios, dispuesta como una esposa ataviada para
su marido. Y oí una gran voz del cielo que
decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los
hombres, y morará con ellos; y ellos serán su
pueblo, y el mismo Dios será su Dios con ellos
(Apocalipsis 21:1-3)
8. El capítulo 21 habla
expresamente de la santa
ciudad. Ella será como el
santuario de los israelitas,
situado en el medio del
campamento. Allí no será
oculto el Dios de Israel, sino
que vivirá con todos los
salvados.
9. Y limpiará Dios las lágrimas de
los ojos de ellos; y la muerte no
será más; y no habrá llanto, ni
clamor, ni dolor: porque las
primeras cosas son pasadas (21:4).
He aquí una de las promesas más
bellas de toda la Biblia. En la
nueva tierra no habrá tristeza.
Dios quitará de nuestras mentes
todo aquel recuerdo que pueda
causarnos dolor, especialmente si
algunos de los familiares y amigos
cercanos no son salvados. Como
vimos en el capítulo anterior, la
muerte va a ser abolida. Tampoco
habrá enfermedad. Todo lo
negativo habrá quedado atrás.
10. Y el que estaba sentado en el trono dijo: he
aquí yo hago nuevas todas las cosas. Y me
dijo: Escribe; porque estas palabras son
fieles y verdaderas. Y díjome: Hecho es.
Yo soy Alpha y Omega, el principio y el fin.
Al que tuviere sed, yo le daré de la fuente de
agua de la vida gratuitamente. El que
venciere, poseerá todas las cosas; y yo seré
su Dios, y él será mi hijo (21:5-7).
Dios no va a destruir todas las cosas, más
bien, como dice el texto, Él las va a
renovar. Esto es una garantía de que la
tierra nueva será semejante a esta, pero sin
vestigio de pecado, contaminación ni algo
que pueda marchitar la belleza de las cosas
creadas. Nuevamente, como el mensaje a
las iglesias de los capítulos 2 y 3, el Señor
vuelve a estimular la victoria en sus hijos.
Siempre recordando que la victoria de
Cristo es nuestra victoria.
11. Mas a los cobardes e incrédulos, a los
abominables y homicidas, a los
fornicarios y hechiceros, y a los
idólatras, y a todos los mentirosos, su
parte será en el lago de fuego y azufre,
que es la muerte segunda
(Apocalipsis 21:8).
12. Aquí se mencionan algunos de los pecados que privarán a
muchos de entrar en la tierra nueva. Los cobardes o
miedosos, los que no se han atrevido a ponerse de lado de
la verdad y la justicia. Los “incrédulos” son los que no tienen
fe, los que no han permanecido leales a Dios en medio de la
confusión y pecados prevalecientes. Los “abominables”, del
griego “bdelussó” indica los que causan repugnancia,
persona de actos sucios. Los “homicidas” son,
especialmente, los que han sido crueles con los hijos de
Dios. Los “fornicarios” son los que han practicado delitos
sexuales, mientras que los “hechiceros” representan a los
espiritistas, astrólogos, magos, brujos y todos los
practicantes de artes ocultas. Las última clases de pecados
mencionados son los “idólatras” y los “mentirosos”. Los
primeros son los adoradores de estatuas, pinturas y objetos
de culto, así como los que siguen apasionadamente a
líderes políticos o religiosos o han puesto su corazón en las
riquezas o bienes materiales y los otros son los que
engañan y mienten. El hecho que aquí no se mencionen
otros pecados, no quiere decir que estos no sean también
castigados por Dios.
También podemos ver que estos pecados tienen que ver con
la violación de algunos de los diez mandamientos. El
Decálogo divino seguirá siendo la ley del reino eterno del
Señor.
13.
14. Y midió su muro, ciento cuarenta y
cuatro codos, de medida de hombre, la
cual es del ángel. Y el material de su
muro era de jaspe: mas la ciudad era
de oro puro, semejante al vidrio limpio.
Y los fundamentos del muro de la
ciudad estaban adornados de toda
piedra preciosa.
El primer fundamento era de jaspe; el
segundo, zafiro; el tercero, calcedonia;
el cuarto, esmeralda; el quinto,
sardónica; el sexto; sardio; el séptimo,
crisólito; el octavo, berilo; el nono,
topacio; el décimo, crisopraso; el
undécimo, jacinto; el duodécimo,
amatista. Y las doce puertas eran
doce perlas, en cada una, una; cada
puerta era de una perla. Y la plaza de
la ciudad era de oro puro como vidrio
trasparente
(Apocalipsis 21:17-21).
15. Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y
el Cordero. Y la ciudad no tenía necesidad de sol ni de luna, para que
resplandezcan en ella: porque la claridad de Dios la iluminó, y el Cordero era su
lumbrera. Y las naciones que hubieren sido salvas andarán en la lumbre de ella: y
los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. Y sus puertas nunca serán
cerradas de día, porque allí no habrá noche. Y llevarán la gloria y la honra de las
naciones a ella. No entrará en ella ninguna cosa sucia, o que hace abominación y
mentira; si no solamente los que están escritos en el libro de la vida del Cordero
(Apocalipsis 21:22-27).
16. Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal,
que salía del trono de Dios y del Cordero (Apocalipsis 22:1).
17. La mención “del trono de Dios y del
Cordero”, nos muestra que lo que
ahora es el cielo será trasladado a la
tierra. La Nueva Jerusalén será, no
sólo la capital de esta tierra, sino que,
además, ha de ser la capital del
universo. De todos los millones de
mundos habitados del universo
vendrán aquí a visitarnos y a ver la
gloria de la ciudad y experimentar la
presencia directa de los Seres de la
Divinidad. Ellos han aguardado
pacientemente que en nuestro planeta
termine el orden actual de cosas para
poder interactuar con nosotros. Ahora,
terminada la experiencia del pecado,
ellos podrán visitarnos y nosotros ir a
cualquier lugar del universo de Dios.
18. Morará el lobo con el cordero, y el tigre con el cabrito se acostará: el
becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los
pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el
león como el buey, comerá hierba. Y el niño de se entretendrá sobre la
cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la
caverna del basilisco. No harán mal ni dañarán en todo mi santo
monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como
cubren la mar las ondas (Isaías 11:6-9).
19. Y no habrá más maldición; si no que el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y
sus siervos le servirán. Y verán su cara; y su nombre estará en sus frentes
(Apocalipsis 22:3,4).
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27. Por tanto, hemos sido sepultados con El por
medio del bautismo para muerte, a fin de que
como Cristo resucitó de entre los muertos
por la gloria del Padre, así también nosotros
andemos en vida nueva vida.
Romanos 6:4