Santiago Ferrada es el creativo y el director jefe de Lifeferrada. A lo largo de su carrera como nadador profesional y triatleta, Santiago se ha enfrentado a duros desafíos que le han ayudado en su otro gran reto, el mundo de los negocios desde su puesto como Director Comercial de una reconocida empresa del sector textil.
Hoy en día, reparte su tiempo armónicamente como alto ejecutivo, profesor universitario y deportista compartiendo valores como el respeto, el esfuerzo, la dedicación y la motivación.
MBA en Madrid, BA Grado en Barcelona, y diploma en BA para Empresas de Deporte en la escuela de Johan Cruyff entre otros cientos de horas de formación académica enfocada tanto al negocio como a los deportes.
2. Una de las mayores cualidades del ser humano es la de ayudar al prójimo, algunos de forma admirable dan la vida
por los más necesitados. Otros, la mayoría, intentamos tener pequeños gestos que pueden llegar a marcar la
diferencia para muchas personas.
Los europeos utilizamos no más del 20% de la ropa que tenemos en nuestro armario, sin embargo, cada año
compramos más y más hasta llegar a una media de seis kilos de prendas nuevas. Sin duda, es demasiada ropa para
almacenar en casa y sirve de excelente oportunidad para hacer donaciones de ropa usada. Otra de las cualidades
del ser humano es la de enriquecerse, “make money” como dicen los americanos, es casi un instinto de
supervivencia en estos tiempos, pero ¿y si el negocio fuera la solidaridad?
El negocio de la ropa usada es en sí fantástico, la materia prima, la ropa, no tiene coste, ya que siempre es donada
por los ciudadanos. Las campañas de marketing se hacen en los cientos de contenedores, la mayoría ilegales, que
hay en las ciudades. ¿Quién no se fideliza con empresas con frases publicitarias tales como; ayuda al tercer mundo,
jóvenes unidos o donaciones contra el maltrato de género? Todos pensamos que con nuestras donaciones
estamos ayudando, pero ¿a quién estamos ayudando en realidad?
Como en todos los mercados, en el de la ropa usada existen diferentes niveles de empresarios, los más modestos
son personas que utilizan la solidaridad de los ciudadanos para sobrevivir como feriantes en mercadillos de barrio.
3. En el siguiente nivel encontramos a entramados de empresas que prestan servicios de recogida de ropa para
ayuntamientos por toda España con el pretexto de invertir parte de los beneficios en ayuda a los más
desfavorecidos. Pese a que la mayoría pensamos que se tratan de ONG, estas empresas se hacen de oro
destinando poco o nada a la causa principal: ayudar.
En el punto más alto de pirámide empresarial, y como no podía ser de otra forma, nos encontramos con las
superpotencias, aquellas que controlan todo. En el caso del negocio de la ropa usada tiene nombre y apellidos.
Buscado por el FBI Amdi Petersen es el gurú de la secta nórdica Tvind. Pese a ser un desconocido para el público no
lo son tantos sus marcas comerciales: Humana, Green world o USagain presentes en más de 35 países hacen de la
solidaridad una empresa con bienes por valor de más de 860 millones de dólares.
Una vez más, los más desfavorecidos son los más perjudicados. Cada año llegan a Dakar, uno de los puertos más
importantes de África alrededor de 5000 toneladas de ropa usada destinada a beneficencia que es revendida en
los mercados locales. El daño es máximo, no solo personas y empresas se enriquecen con el pretexto de ayudar,
sino que, con esta práctica la industria textil autóctona nunca podrá desarrollarse por el intrusismo que estamos
generando.
Hay palabras que nunca tendrían que estar juntas, solidaridad y negocio son unas de ellas.