Jesús cura a un hombre sordomudo tocando sus oídos y lengua, lo que no sólo le devuelve la salud sino también lo reintegra a la sociedad. Este acto muestra cómo Jesús no excluye a nadie y busca eliminar las barreras que impiden la comunicación humana. La curación invita a todos a abrirse para recibir la palabra de Dios y comunicar la buena nueva.
Discernimiento de Pedro y pablo sobre el liderazgo clase 5.pptx
Jesús cura al sordomudo y abre oídos y lenguas
1. REFLEXION
Marcos 7. 31-37.
23º Domingo
Tiempo Ordinario
Ciclo B
09-09-2012
2. Este domingo la liturgia presenta el
relato de la curación del sordomudo.
Apreciamos un llamado a la apertura y
a la comunicación.
El hombre sordomudo, estaba
encerrado en sí mismo, incapaz de
salir de su aislamiento, permite que
Jesús trabaje en sus oídos y su
lengua.
La palabra de Jesús resuena hoy para
cada uno de nosotros.
3. Jesús sale de la región “sagrada” de Palestina, para
entrar en el territorio pagano de la Decápolis.
* Su horizonte evangelizador es universal.
* No excluye a nadie.
* Si no hay alimentos impuros, tampoco hay personas
impuras.
Para la mentalidad de la época, la sordera y la mudez
pertenecen al tipo de enfermedades consideradas un
castigo.
Las personas que las sufren son consideradas
pecadoras.
Jesús, al abrir los oídos y soltar la lengua a una
persona, no sólo le devuelve la salud, sino que la
reintegra a la vida social con todos sus derechos.
Hace que las personas dejen de ser marginadas.
Así es la actuación de Jesús.
Así se manifiesta el Reino.
4.
5. En el tiempo de Jesús, una
persona sordomuda tenía
dificultades para recibir
información, serios problemas
para expresar sus pensamientos
e impedida para tomar iniciativas
y decisiones libres.
Jesús resuelve el problema de la
incomunicación humana.
6. El contacto personal y físico con Jesús
elimina ataduras, trabas y miedos.
Jesús habla al paralítico, al ciego, habla
con los leprosos, con la niña enferma...
Con el sordomudo recurre a los gestos,
para darle a entender que quiere devolver
le el oído (metiendo sus dedos en los oídos)
y que quiere soltarle la lengua (tocándola
con su saliva).
Esté donde esté, para Jesús el único
criterio para decidir lo que puede o no
puede hacer es la necesidad concreta del
ser humano.
7. Un gesto expresivo de Jesús (levantar los
ojos al cielo y suspirar), nos indica dónde
buscaba el poder de regenerar a quien
necesita ser recreado y liberado.
La misma palabra dirigida al sordomudo
puede resonar hoy en nuestros oídos y en
nuestro corazón, invitándonos a realizar
gestos creadores y a ofrecer signos de
vida.
Quizá la invitación a los hombres y
mujeres de hoy y de siempre esté
enunciada en esas palabras de Jesús al
sordomudo: “¡ÁBRETE!”.
8. Podemos aplicarnos esta tarea
curativa a nosotros mismos.
Preguntarnos si tenemos que curarnos
de alguna sordera o mudez
voluntarias, si ejercemos la misión de
curar a otros. Si construimos vallas
que nos “callan” e impiden que llegue
hasta nosotros el rumor de la vida de
los demás, con sus problemas y sus
alegrías.
9. En el texto nadie obedece la orden
de silencio dada por Jesús.
Él sabe, por propia experiencia, que
cuando se “vive” la Palabra,
cuando se la acoge en el corazón,
¿cómo guardar silencio?
¿Cómo no salir corriendo al mundo
entero y comunicar a todos la Buena
Noticia?
10. El relato termina con un precioso
elogio sobre Jesús:
¡Todo lo ha hecho bien!
Lo mismo que se dice de Dios en
el relato de la creación (Gn 1,31)
Jesús inaugura con hechos y
palabras la Nueva Creación.
11. ¡ Effatá: Abríos !
¡Danos oídos atentos y lenguas desatadas!
Que nadie deje de oír el clamor de los acallados,
ni se quede sin palabras ante tantos enmudecidos.
Tímpanos que se conmuevan para los que no oyen.
Palabras vivas para los que no hablan.
Micrófonos y altavoces sin trabas ni filtros
para pronunciar la vida,
para escuchar la vida y acogerla.
¡Que los sordos oigan y los mudos hablen!
Para el grito y la plegaria,
para el canto y la alabanza.
para la música y el silencio,
para la brisa y el viento,
para escuchar y pronunciar tus palabras aquí y ahora.
Tú que haces oír a sordos y hablar a mudos...
¡Danos oídos atentos y lenguas desatadas!
Ulibarri Fl.