2. Posiblemente piense usted que tendrá
poca importancia la posición que
ocupaban los discípulos alrededor de la
mesa durante su última cena con el
Maestro. Sin embargo, no es así. Si
comprendemos algunas costumbres
históricas del primer siglo, podremos
comprender mejor algunos de los
eventos narrados en los Evangelios.
3. Primeramente, debemos
conocer algunas
costumbres con respecto a
la forma de la mesa en sí.
los judíos se reclinaban
alrededor de una mesa en
forma de "U", o sea, de un
triclinio romano construido
como seis pulgadas sobre
el nivel del piso. Era
costumbre reclinarse sobre
el lado izquierdo mientras
comían con la mano
derecha.
4. Si imaginamos que vemos
el triclinio de frente,
vemos las extensiones de
la mesa hacia nosotros, y
la sección que las une se
encuentra al fondo contra
la pared. En la extensión
del lado izquierdo se
sientan los invitados de
más honra, mientras que
en la extensión del lado
derecho se sientan las
personas de menos honra.
5. La persona ubicada en el
último lugar de la mano
derecha era la de menos
importancia, y se
consideraba como el
Sirviente de la mesa. Si
no tenían sirvientes
adicionales para servir a
la mesa, a éste le
correspondía buscar la
comida o la bebida, y
tenía que servir a los
demás.
6. El anfitrión del banquete,
quien pudiera ser un rey o
un gobernante
importante, se sentaba en
el segundo asiento de la
extensión izquierda (el
asiento #2). El que se
ubicaba en el primer
asiento, a su derecha, era
su amigo de más
confianza.
7. Por otro lado, el lugar
reservado para el invitado
más distinguido del
banquete era el tercer
asiento, a la izquierda del
anfitrión, o sea el asiento
#3. En otras palabras, los
lugares de más honra en
una mesa de banquete
eran los asientos a ambos
lados del anfitrión.
¿Recuerda la petición de la
madre de Santiago y Juan?
8. “Primeramente, sabemos
por seguro que Yeshúa
ocupaba el asiento #2 ya
que Él era el anfitrión.
También podemos
concluir que el apóstol
Juan estaba en el asiento
#1, porque Juan 13:23 nos
dice que el discípulo, "al
cual Yeshúa amaba,
estaba recostado al lado
de Yeshúa".
9. Ahora, ¿quién estaba
sentado en el asiento #3?
Muchos creen que Judas
estaba en ese lugar.
Cuando Yeshúa respondió
a la pregunta de Juan en
cuanto a quién lo
entregaría, dijo, "El que
mete la mano conmigo en
el plato, ese me va a
entregar" (Mat. 26:23).
10. ¿Por qué razón Yeshúa
ubicaría a Judas, de entre
todos los demás discípulos, en
el asiento del invitado más
distinguido? ¿Por qué no
sentó allí a Pedro, uno de sus
discípulos más cercanos?
Quizás era la manera en que
Yeshúa le quería decir a
Judas, "Ya conozco lo que has
hecho para traicionarme, pero
quiero que sepas que te amo
a pesar de ello."
11. ¿Y dónde estaba sentado
Pedro? Después de todo, era
uno del círculo íntimo de los
amigos de Yeshúa. Se piensa
que pudo haber estado en el
asiento del Sirviente. Hay
tres buenas razones para
suponer tal cosa.
1. Su carácter impulsivo. Al
ver ocupados los lugares
importantes, posiblemente
se fue al menos importante,
esperando que el Señor lo
llamara a su lado al ver su
“humildad.”
12. Se supone que a Pedro,
por estar en esa posición,
le tocaba lavar las manos
a los discípulos y a Yeshúa
antes de comer, tomando
lebrillo y toalla en mano.
Sin embargo, las
Escrituras nos muestran
que fue Yeshúa quien lo
hizo, y todo parece indicar
que Pedro fue el ultimo en
turno.
13. Juan nos narra lo que se cree es la tercera razón
por la cual Pedro estaba sentado en el asiento del
Sirviente. Juan 13:24 dice, "A éste, pues, hizo
señas Simón Pedro, para que preguntase quién
era aquel de quien hablaba."
Tenemos por cierto que todos los que
cenaban alrededor de un triclinio se
reclinaban sobre el costado izquierdo
mientras comían. Si Juan estaba sentado en
el lugar #1, solamente podía ver al que le
quedaba al lado opuesto del triclinio. No
podía ver hacia atrás, ni tenía a nadie de
frente.
14. Muy a menudo en nuestro andar con el Maestro
somos como Pedro. Creemos que merecemos el
primer lugar. Queremos recibir prestigio y
menciones honoríficas porque nuestra propia carne
tiende a ser egoísta y egocéntrica, pero luego
Elohim nos humilla. Posiblemente todos
necesitamos sentarnos en el "asiento del Sirviente"
para que aprendamos que "...el que quiera hacerse
grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que
quiera ser el primero entre vosotros será vuestro
siervo" (Mat. 20:26-27).
15. En el libro de Hechos de
los Apóstoles podemos
apreciar que Pedro
aprendió la lección.
Llegó a ser
verdaderamente un
siervo de Elohim,
dispuesto a llevar el
evangelio a otras partes
del mundo, y Elohim lo
honró como uno de los
líderes máximos de la
primera Congregación.