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Estrategia
para la   Paz Justa
    Propuestas del movimiento nacional

                            Volver a Empezar




          Presentación de   Manuel Espino
“México está pasando por uno de los períodos
   más peligrosos de su historia y solo el
  patriotismo de todos los mexicanos podrá
  salvarlo de los peligros que lo amenazan”

                                Francisco I. Madero




                                                      2
Ofrecimiento




El movimiento nacional Volver a Empezar ofrece esta propuesta
        de paz a los miles de mexicanos que han sido
            víctimas de la guerra contra el crimen.


          En nuestro sentir están, primordialmente,
    quienes perdieron la vida en estos años de sufrimiento
              para la Nación que nos hermana.


   Nos solidarizamos con el insondable dolor de las viudas,
     de los huérfanos, de quienes perdieron un hijo y de
       quienes han sufrido vejaciones, detrimento de
         su patrimonio, su tranquilidad o su libertad.


   Reconocemos el valor y patriotismo de los miembros de
            las fuerzas armadas que han caído
         en su heroico afán por restablecer la paz.


  Hacemos votos porque su sacrificio adquiera significado y
      trascendencia al inspirar una luminosa búsqueda
        de paz en la justicia social, en la democracia
         y en la prosperidad que merecemos todos.




                                                                3
Agradecimientos


La Estrategia para la Paz Justa es un documento que el movimiento nacional
Volver a Empezar ofrece a la nación, sintetizando la iniciativa ciudadana de
gran representatividad y pluralidad, motivada por el deseo de crear un país
más seguro. Esta propuesta recupera las valiosas ideas de mujeres y
hombres de más de veinte países, que demostraron con su participación la
generosidad de los humanistas genuinos. Sus aportaciones los hacen
coautores de este esfuerzo compartido para servicio de México.



      A todos ellos, les extendemos el agradecimiento no solo de nuestro
movimiento, sino el de todos los mexicanos a quienes su solidaridad y sus
vastos conocimientos los acercaron a la causa de la paz.

                                    ***

       Apreciamos especialmente la valiosa contribución de los jefes y ex
jefes de Estado que colaboraron en esta propuesta:

       Juan Manuel Santos                       Colombia
           Michiel Eman                           Aruba
        Álvaro Uribe Vélez                      Colombia
            Vicente Fox                          México
       Belisario Betancourt                     Colombia
      Armando Calderón Sol                     El Salvador
          Jorge Quiroga                           Bolivia
          Leslie Manigat                           Haití
           Henny Eman                             Aruba
         Basdeo Panday                     Trinidad y Tobago




                                                                               4
Valoramos la generosidad con la que cooperaron para la construcción
de esta Estrategia para la Paz Justa gobernadores, embajadores, ministros,
secretarios de Estado, especialistas, militares, académicos, legisladores y
miembros de la sociedad civil organizada de México y de otros países1.

       Asimismo, el movimiento nacional Volver a Empezar agradece a la
Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) la realización de los
foros internacionales “Inseguridad, dolor evitable” celebrados en Bogotá,
Colombia, y en Ciudad Juárez, México, en junio de 2008 y agosto de 2009
respectivamente; así como el foro “Juicios orales, el rostro humano de la
justicia”, celebrado en Durango, México en noviembre de 2008. Su
aportación documental, surgida de estos eventos, fue de gran valía para
delinear la propuesta contenida en estas páginas.



                                                           Por México, muchas gracias.




1
 Como anexo a este documento, se encuentra una lista de las personas que colaboraron en este
esfuerzo de reflexión colectiva.




                                                                                               5
Índice


Presentación………………………………………………………..….…………………….7

Introducción………………………………………………………….…………………….13

Diagnóstico……..……………………..…………………….……….……………………19

Principios y valores para la Seguridad………………..……….….………………25

Objetivos rumbo a la paz de México………....…..…………….…….………….31

Estrategia para la paz justa…………………………………………..………….……33

Líneas estratégicas para la paz……………………….………..……..…………….40

Criterios para una acción de Estado no violenta…..…………….……………42

Propuestas para todos……………………..…………………………………………..46

       Para la comunidad………………………………………………….……………47

        Para las familias……………………………………………………….…………48

        Para los jóvenes……………………………………………………….…………49

        Para las víctimas……………………………………………………….………..50

       Para adultos mayores………………………………………………….……….50

        Para los organismos de la sociedad civil………………………….…….51

        Para las instituciones educativas y la comunidad académica…...52

       Para los órdenes de gobierno……………………………………….….…..53

        Para las corporaciones policiacas…………………………………….…...56

       Para los medios de comunicación………………………………………....57

       Para los partidos e instituciones democráticas……………….……….58

       Para las iglesias…………………………………………………………………..59

Anexo………………………………………………………………………………………....60

¿Qué es VAE?.................................................................................67




                                                                                                  6
Presentación
                             Por Manuel Espino



La seguridad es misión preeminente del Estado y debe ser integral. Abarca
la protección personal y social, privada y pública, institucional y jurídica. En
el momento presente de México, la violencia amenaza a la patria, a la
Nación y al Estado; sus acciones incalificables tienden a ser cada vez más
agresivas y destructivas; su reprochable asedio atrofia la sustentabilidad
como país y amenaza la subsistencia de las generaciones venideras.

      En el clamor insistente de los mexicanos por la seguridad, subyace la
búsqueda incesante de la paz con justicia social. Urge salvaguardar la vida
de las personas y de las comunidades, restablecer condiciones seguras para
que los ciudadanos, de hoy y de mañana, ejerzamos nuestros derechos y
cumplamos nuestros deberes con tranquilidad. Para que tengamos una vida
digna, pacífica y productiva.



Oportunidad histórica

Sin caer en fatalismos, es preciso reconocer que el creciente
empoderamiento de grupos criminales en detrimento de la sociedad y del
Estado, así como la tentación de hacer justicia por propia mano entre los
sectores más agraviados por la inseguridad, revelan una crisis humanitaria
contraria a la aspiración universal a la paz y amenazan con sumar a México
a la lista de los Estados fallidos del mundo.

      De no revertirse este fenómeno, entre las hipótesis probables del
futuro nacional está la posibilidad de que en 2012 la narcopolítica siente sus
reales en el escenario electoral, con la presencia de bandas de delincuentes
imponiendo y vetando —por la fuerza del dinero o de la coacción—
dirigentes políticos, líderes sociales, candidatos y gobernantes; en síntesis:
un proyecto perverso de poder.


                                                                                   7
Hay bases para esta hipótesis: el crimen organizado ya ha asestado
fuertes golpes a la clase política. No solo busca la cooptación de su clase
dirigente, puede presumirse con certeza que intenta presionar a este sector
para hacerse de posiciones en la estructura de poder institucional.

       Podría ser el inicio de una era de funestas consecuencias para la
integridad y la soberanía nacional. Por ello, la criminalidad impone un
desafío radical que exige atención inmediata a la sociedad y al Estado:
iniciar procesos justos encaminados a restablecer el orden y la seguridad.

       Los mexicanos de hoy tenemos la oportunidad histórica de construir
condiciones para instaurar y disfrutar en el presente una paz duradera, con
justicia social para todos. Nuestra Nación peligra y únicamente nos
corresponde a nosotros salvarla.



Urgencia de patriotismo

“México está pasando por uno de los períodos más peligrosos de su historia,
y solo el patriotismo de todos los mexicanos podrá salvarlo de los peligros
que lo amenazan”2. Así se expresaba Francisco I. Madero al escribir su libro
La Sucesión Presidencial, cuyo propósito fundamental era convocar a los
mexicanos a cerrar un largo capítulo de absolutismo: El del Porfiriato, que
culminó con la renuncia del presidente Porfirio Díaz.

       Las palabras de quien iniciara la Revolución de 1910 son de
sorprendente actualidad. Hoy, como entonces, México clama por el
patriotismo de sus hijos. Y como dijera el “apóstol de la democracia”: “El
patriotismo consiste en que todos sacrifiquen sus ambiciones personales y
procuren amoldar sus actos a la ley”3.

      En efecto —y así lo registra nuestra historia— cuando el patriotismo
ha alentado a los mexicanos, la Nación ha tenido la fuerza para realizar las
más grandes proezas en aras de la unidad, la libertad y la prosperidad.

2
 Francisco I. Madero, La Sucesión Presidencial en 1919, Random House Mondadori, edición
Debolsillo 2010, p. 309.
3
    Ibid., p. 309.




                                                                                          8
México necesita una vez más del patriotismo de todos nosotros.
Patriotismo que urge a dejar la actitud indiferente o indolente de quienes se
encogen de hombros ante el dolor que provoca la violencia. Patriotismo que
exige a los tres órdenes de gobierno no evadir su responsabilidad de sumar
capacidades y talentos para el restablecimiento de la paz.

       Patriotismo que no se limita a dar muestras de valor en el combate a
los criminales, sino que se acredita en la voluntad de revisar y rectificar toda
estrategia que pudiera poner en riesgo a la Nación. Patriotismo que
compromete a los ciudadanos a no declinar principios y valores por la
presión de la injusticia social para sumarse a los grupos delincuenciales que
amenazan la vida nacional.

      Patriotismo es aceptar nuestra responsabilidad en la historia para
trascender esta nueva guerra entre mexicanos hacia la armonía, y desde ella
restablecer la paz mediante un proceso de concertación democrática, de
coordinación solidaria y de cooperación subsidiaria permanente entre la
sociedad civil y las instituciones del Estado.

      Es indemorable asumir ese patriotismo que impele a hacer valer el
interés nacional del orden, de la seguridad pública y privada, para defender
nuestros derechos y libertades, sin abdicar la soberanía de México a la
voluntad caprichosa y egoísta de los delincuentes.



Convocatoria a la unidad para la paz

A participar en este sublime propósito que trasciende ideologías, posiciones
sociales y credos religiosos, convocamos a todos los grupos comunitarios y
movimientos sociales; a las instituciones educativas y a las iglesias; a los
partidos políticos y medios de comunicación; a los intelectuales, académicos
y a los tres órdenes de gobierno.

      A quienes han perdido la esperanza y a las víctimas que enfrentan con
miedo el futuro, les convocamos a ser artífices de un México seguro para
todos; les animamos —como dijera una niña tras perder sus piernas en un




                                                                                   9
atentado— a “mirar hacia adelante con valor y optimismo por recuperar
nuestras vidas”4.

       Les proponemos erigirse en la fuerza social de la paz y en el soporte e
la justicia social. De igual forma, los invitamos a construir un nuevo modelo
de ordenamiento del Estado donde exista una mayor participación
ciudadana en corresponsabilidad con las autoridades.

       Cuando se está comprometido con la paz se buscan los caminos para
llegar a ella, se perfilan las acciones no violentas para conseguirlo y se
apuesta la voluntad para llevarlas a la práctica. Por eso diseñamos esta
Estrategia para la Paz Justa, que ponemos a disposición de la Nación y del
gobierno en primerísimo lugar. Deseamos convencer a nuestros gobernantes
con argumentos y persuadirlos con propuestas para que modifiquen, en la
medida de lo prudente y de lo posible, sus líneas de confrontación directa.

       Para nosotros, y hay que dejarlo claro, la violencia en ningún sentido
es opción para alcanzar un propósito de armonía. Por eso hacemos un
llamado a buscar y encontrar, en estas páginas, ideas para trabajar por la
paz, desde la paz. Aquí hay acciones que todos podemos aplicar en nuestra
vida cotidiana o en el ejercicio de responsabilidades públicas, para así
revertir el sentimiento de impotencia, de frustración o desesperanza que a
tantos mexicanos abruma.

     Agradezco a mis compañeros de este gran movimiento nacional que
me concedieran el honor de dar a conocer esta Estrategia para la Paz Justa,
que se suma a las muchas iniciativas que pretenden la consolidación
democrática desde una convivencia armónica de nuestro pueblo.



Honrar una tradición de paz

     Si Francisco I. Madero se pronunció contra el uso de las armas,
argumentando que “volveríamos a caer en el tristísimo dédalo de las guerras



4
    Irene Villa Gómez, periodista española, víctima de la organización terrorista ETA.




                                                                                         10
intestinas”5, el momento presente también sugiere transitar caminos no
violentos hacia la paz.

      En aras de ese fin, con el más elevado espíritu de solidaridad y
voluntad de cooperación, ofrecemos a la Nación esta propuesta. Mi
contribución a ella la ofrezco a las comunidades dolientes de todo el país. De
manera especial dedico este esfuerzo a mi comunidad, a la ciudad más
peligrosa y lastimada por la violencia en el mundo: Ciudad Juárez.

      Desde las orillas del Río Bravo, en ocasiones previas a la Revolución
Mexicana, los habitantes de esa ciudad abrieron caminos hacia la solución
de conflictos regionales y nacionales. Y tras una gran batalla, hace cien
años, desde esa ciudad “donde comienza la patria”6 se abrió el diálogo que
movió la voluntad del Presidente de México y de los grupos en conflicto para
firmar los Tratados de Ciudad Juárez el 21 de mayo de 1911.

      Como hace cien años, inmerso el país en un ambiente de miedo y de
zozobra, que vulnera la vida de muchas comunidades en el país, hoy cobra
vigencia el deseo de la paz sin el recurso fácil, permanente y casi exclusivo
de las armas de fuego, sin el saldo de la muerte, sin el dolor humano.

      Por esa urgencia de proteger los derechos ultrajados de los
mexicanos, somos los primeros en comprometernos con esta Estrategia para
la Paz Justa que difundiremos ampliamente promoviendo la adhesión a ella
de ciudadanos y gobernantes. Estamos seguros de que la generosidad social
de México responderá positivamente a nuestra invitación.

      El día del Centenario de aquel acontecimiento que restableció la paz
en toda la República, simbólicamente firmaremos este documento en Ciudad
Juárez. Desde esa doliente comunidad chihuahuense con tradición de paz,
hoy subyugada por el crimen organizado, invitaremos al Presidente de
México a hacer lo propio.




5
 Francisco I. Madero, La Sucesión Presidencial en 1919, Random House Mondadori, edición
Debolsillo 2010, p. 315.
6
    “Donde comienza la patria”, lema que se lee en el escudo de Ciudad Juárez, Chihuahua.




                                                                                            11
Con base en esta Estrategia para la Paz Justa le propondremos
convocar y liderar, como Jefe de Estado que es, una gran Concertación
Nacional en los términos aquí propuestos, para que transite de ser un
presidente de guerra a un presidente de paz.

       Bajo las condiciones que hoy imperan en nuestra sociedad, el llamado
a la paz no puede esperar. La paz debe ser nuestro objetivo de hoy, nuestra
agenda de hoy, nuestra decisión de hoy. Es nuestra oportunidad de salvar a
la patria. Hagámoslo juntos.

¡Que viva México y que viva en paz!




                                       Ciudad de México, 9 de mayo de 2011.




                                                                              12
Introducción


Volver a Empezar es un movimiento nacional de alcance social y político,
integrado por ciudadanos dispuestos a privilegiar nuestras coincidencias por
encima de nuestras diferencias. Decididos a colaborar, con respeto,
tolerancia y unidad de propósitos, en el fin superior del engrandecimiento y
la prosperidad de México. Nos mueve la honesta intención de instaurar la
ética, el respeto y la confianza entre los mexicanos.

      Quienes integramos este movimiento, que pretende bienestar para
todos, nos proponemos ser un ejército de paz, porque solo en la paz —que
es aspiración universal de la humanidad— se fundamenta la autorrealización
de los pueblos; es en ella donde los hombres nos refugiamos para
encontrarnos con los demás y con nosotros mismos.

      En aras de ese derecho fundamental es que nos hemos comprometido
a promover una creciente solidaridad nacional que permita proyectar el
futuro en vez de padecerlo.

       Respecto de la seguridad a que aspiran los mexicanos, nuestro
compromiso es coadyuvar en la construcción de una estrategia de Estado
eficaz, que reconsidere las formas inerciales de combate al crimen
organizado y apunte a conciliar los intereses políticos y económicos, sociales
y culturales que subyacen como factores de origen o de permanencia de la
violencia.

       Porque sabemos que tan necesaria es la crítica constructiva como el
proponer alternativas realizables; porque existen ciudadanos con voz y
propuesta, responsables y preocupados por lo que está pasando en el país,
y que no están siendo completamente representados por gobierno y los
partidos; ofrecemos ideas y propuestas viables para recuperar la seguridad y
la tranquilidad en condiciones de justicia.




                                                                                 13
Para alcanzar la armonía de un pueblo no hay manuales escritos,
fórmulas mágicas o leyes infalibles. Con este documento, el movimiento
Volver a Empezar busca concitar las voluntades libres de todos para acordar
el camino más seguro hacia la paz; para tenerla con nosotros, y una vez
hecha nuestra, cuidarla, fortalecerla, verla madurar; mantenerla viva, activa
y triunfante.

      Deseamos despertar conciencias y activar voluntades, dejar un
testimonio de que en el tema de la seguridad —como en muchos otros— es
indispensable recurrir a métodos no destructivos de la vida humana, superar
toda diferencia ideológica por la vía del diálogo y la reconciliación.

      La única motivación que nos debe inspirar y urgir es la de hacer las
transformaciones necesarias que conduzcan a nuestra Nación lastimada
hacia la paz y la prosperidad en la justicia. Por eso proponemos anteponer,
con generosidad, el interés nacional a los legítimos intereses particulares.

      Solo a partir de un México en paz podremos construir el país próspero
que deseamos para nuestros hijos y nuestras familias. Por ello respaldamos
al Presidente de la República en su perseverante intención de combatir a los
criminales. Sin embargo, en razón de la necesaria justicia social, le
proponemos recurrir primordialmente a estrategias no destructivas. Lo
exhortamos a que asumamos el reto de cultivar juntos el arte de la paz. Le
ofrecemos con respeto y reconocimiento que cuente con nosotros para ello.



Contenido de la propuesta para la paz

Este documento, que puede adaptarse para su aplicación nacional o
regional, estatal o municipal, familiar o personal, propone un modelo con
profundo sentido humano y social que busca el equilibrio entre las
necesidades de paz y de justicia. Es una guía para facilitar la definición de
rumbo, de prioridades y de criterios en la búsqueda de nuestra seguridad
como Nación.

      La propuesta aquí contenida es un punto de partida hacia la paz
desde la no violencia activa. Es una aportación para provocar la interacción
estratégica e imprescindible del Estado y de la sociedad; para propiciar que


                                                                                14
desde ambas dimensiones de la Nación, todos los mexicanos caminemos con
éxito hacia el fin deseado.

      Los componentes esenciales de este documento son: un diagnóstico
que justifica la estrategia confeccionada por el movimiento Volver a
Empezar, una propuesta de plataforma axiológica de principios y valores que
permitan habituar la inteligencia y la voluntad a dar dimensión ética a la
estrategia. Estos preceptos ofrecen puntos de referencia para orientar el
proceso de paz desde una acción congruente con el respeto a las personas,
pero eficaz en sus resultados.

      En seguida proponemos cinco objetivos estratégicos que son
condición para trascender la realidad prevaleciente, para darnos un país con
mejores oportunidades y calidad de vida para todos. En última instancia:
para crear un entorno de bienestar generalizado donde la paz y la seguridad
sean constantes.

       Después se desarrolla la Estrategia para la Paz Justa —que es la parte
fundamental de este documento—, describiendo los pasos que a modo de
ruta crítica deben darse para alcanzar los objetivos. En seguida se ofrecen
diez líneas estratégicas de acción que sugieren las condiciones y metas
mínimas para alcanzar el fin anhelado.

      Al final, sugerimos criterios de orden práctico a considerar en la
ejecución de la estrategia, así como un amplio menú de eventos y acciones
que pueden llevar a cabo los ciudadanos en forma individual o comunitaria,
desde los organismos de la sociedad o desde las instituciones del Estado.



Propuesta con raigambre social

Los problemas que generan las acciones antisociales, únicamente pueden
tener soluciones sociales. Es por esa razón que pugnamos por la
reconciliación y los programas de segundas oportunidades, por la educación
para la paz y la cultura de la legalidad y el perdón, por la despartidización de
la seguridad pública, por el diálogo intrafamiliar y vecinal, pero sobre todo,
por la concertación entre la sociedad y el Estado, lo que implica diálogo y
acuerdo.


                                                                                   15
La sociedad está ordenada a las personas y éstas al bien común 7. En
ella se encuentra, por tanto, el fundamento vital que nutre y da sentido al
movimiento Volver a Empezar, entre cuyos principales objetivos se
encuentran dar dimensión ética con sentido social a la vida pública,
ciudadanizar la política y despartidizar a las instituciones del Estado.
Pugnamos, entonces, por establecer el diálogo nacional como método para
privilegiar las coincidencias por encima de las diferencias que suelen
dificultar la convivencia pacífica.

      La Estrategia para la Paz Justa que aquí presentamos es una
expresión social, porque comparte el común anhelo de la pluralidad
nacional. Muchas de las propuestas contenidas surgieron de la consulta
denominada “¿Y tú cómo quieres México?”, mediante la cual Volver a
Empezar difundió por redes sociales y en foros regionales preguntas
concernientes a los principales temas de la vida nacional, incluida la
seguridad. Estas preguntas fueron contestadas por ciudadanos abierta y
libremente, sin más interés que difundir sus ideas personales para aportar a
la creación de un México más seguro. Aquí se refleja la nobleza y el
sentimiento social que en favor de la paz tiene nuestra gran Nación.

      También se construyeron propuestas a partir del conocimiento y
experiencia exitosa de un equipo de especialistas de más de veinte países,
así como de diversas fuentes documentales. Todo ello, bajo el común
denominador de una visión ciudadana y una ausencia de objetivos
sectoriales, partidistas o electorales.

     El contacto directo con los grupos sociales ha permitido que nuestro
movimiento sienta con la gente y transmita en este documento las
propuestas de los ciudadanos.

      Vivir en paz está en nuestras manos. Cada núcleo familiar o
comunitario, cada joven, servidor público, ministro de culto, jornalero,
empresario, periodista o maestro, es corresponsable y encontrará en estas
páginas propuestas con sentido social que pueden llevar a cabo en favor de
ese propósito que nos hermana.

7
    Manuel Espino, Volver a Empezar, Random House Mondador, editorial Grijalbo 2009, p.48.




                                                                                             16
Solución no violenta

Ante la impostergable necesidad de cambiar la llamada “estrategia
anticrimen” del gobierno proponemos, en primerísimo lugar, que la sociedad
civil y el Estado conciban la construcción de la paz como la solución no
violenta a todo tipo de conflictos y actúen en corresponsabilidad, evitando al
máximo el uso de la fuerza.

       Al igual que muchas expresiones de la comunidad, la nuestra reitera:
es errónea la concepción de que la violencia solo se combate con más
violencia. Optamos por las armas de la paz y no las de la guerra. Por ello
insistimos en la urgencia de un cambio de enfoque en el combate al crimen,
a partir de repensar lo vivido en esta lucha que se ha significado por la
muerte y el sufrimiento.

      Sugerimos construir escenarios alternativos de solución, sustituyendo
las acciones puramente militares y policiales por otras que impliquen el uso
de herramientas cívicas, educativas y económicas, pero sobre todo sociales
y con sentido humanitario.

        A más de cuatro años de que el Presidente de México declarara la
guerra a los grupos criminales en la recta intención de proteger a los
mexicanos, es justo y urgente reconocer que los resultados obligan a
rectificar; a cerrar este laboratorio de guerra donde se experimenta a gran
escala, y cada vez con mayor degradación social y desesperanza, con la vida
de los mexicanos.



Tarea de todos

El mejor patrimonio que podemos dejar a las siguientes generaciones es un
país seguro y sustentable, con armonía para el crecimiento y desarrollo, que
les ofrezca una vida digna y con calidad. Esa es nuestra responsabilidad, es
la tarea de todos. Por ello vuelve a ser vital convocarnos, con sentimiento de
mexicanos, a poner el alma y la nobleza de la virtud cívica al servicio de la
patria.



                                                                                 17
La solidaridad es uno de los principios inherentes a la condición
humana que afirma la natural tendencia del hombre a participar en la vida
social en todas sus modalidades; a compartir en ella las responsabilidades
exigidas por el bien común, siempre con respeto a la soberanía individual y
a la coexistencia en la diversidad8.

      Atendiendo la exigencia social de construir un país donde podamos
tendernos la mano sin reservas y sin miedo, invitamos a todos los
mexicanos a un esfuerzo resuelto y sereno, pacífico y democrático, para
construir juntos una estrategia de Estado con la participación solidaria de
todas las instituciones, de todos los órdenes de gobierno y de toda la
Nación.

       De manera especialísima hacemos un llamado enérgico a quienes
forman parte de grupos criminales. Apelamos a su condición de mexicanos,
para que en una expresión de sinceridad consigo mismos, y pensando en
sus propias familias, busquen en su conciencia los valores de fidelidad a la
patria que nos hermana.

      El camino del bien, de la solidaridad, del trabajo honesto, no siempre
es fácil, pero es el único que dignifica al hombre y enaltece a la patria. Para
tener una vida honesta, persuadimos a quienes han incursionado en el
crimen, de abdicar su labor destructiva de México. En la rectificación de
propósitos dense la oportunidad de volver a empezar y regalar a sus hijos
un futuro digno desde un presente de paz.




8
    Ibid., p.49.




                                                                                  18
Diagnóstico


                                           “Una estrategia solo puede definirse
                                           y ser aplicada con eficacia si se
                                           tiene un cuadro lo más realista
                                           posible, ya que es inadmisible
                                           operar en un ámbito deformado por
                                           una percepción subjetiva del
                                           mismo”
                                                Augusto Benjamín Rattembach


Apreciar el sentido de los acontecimientos, evaluar el entorno social,
descubrir las fuerzas en movimiento y medir las posibilidades de
desplazamiento hacia la paz, es lo que constituye un diagnóstico realista
que, aunque subjetivo y quizá dramático, servirá de justificación a la
estrategia, a la planeación y a la programación de las acciones.

      Con la opinión pública y con los datos publicados, con las valoraciones
surgidas en diversos foros que abordaron el tema de la seguridad en el país
y con las ideas recogidas por Volver a Empezar en consulta directa a la
sociedad, se configuró un diagnóstico que aquí se sintetiza.



Expresiones del sufrimiento nacional

En el siglo XX México padeció varias luchas intestinas y represiones
conducidas por gobiernos autoritarios, en las que miles de compatriotas
perdieron la vida. Cuesta trabajo creer que ahora, en este nuevo siglo,
cuando el país se estrena en la democracia, la República se encuentra ante
un derramamiento de sangre tan atroz por la desgarradora estadística, como
por su brutal naturaleza.




                                                                                  19
Es decir, desde que se declaró la guerra contra la delincuencia
organizada los mexicanos no solo hemos padecido casi 40 mil asesinatos y
la desaparición de 5 mil 400 personas, según cifras oficiales, sino también
una escalada en la atrocidad y el salvajismo con el que se ejerce la violencia
y se contradice la modernidad democrática.

      Hay que acotar que esta cantidad de homicidios sin precedente puede
incluso duplicarse, debido a la cifra oculta tras los desaparecidos, las fosas
comunes aún sin contabilizar y la reticencia de muchos ciudadanos a
denunciar, entre otros factores.

      Además de los homicidios se han multiplicado otros delitos de alto
impacto, como los secuestros, decapitaciones y la extorsión, perpetrados en
contra de todos los sectores y de personas de todas las edades. En los
últimos cuatro años han surgido nuevos y poderosos grupos criminales que
se disputan el control de comunidades que habitan desde pequeños pueblos
hasta las grandes ciudades.

       Pero la violencia que subyace en nuestro país no es solo la que las
balas y pistolas nos recuerdan con cada muerto en las calles, o los
desaparecidos que por todo el territorio nacional lloran sus familias. Aunque
dramática, la violencia se manifiesta hoy en cada sector de la sociedad: en
las luchas sindicales, en los grupos políticos, en las escuelas, en las iglesias,
en el gobierno. Pero también en el lenguaje, en la prensa, en los hogares.

     Reportes de prensa revelan que un 95% de los asesinatos cometidos
en este sexenio no han sido investigados9. Además prevalece la práctica
añeja de manipular procesos judiciales y dictar sentencias carentes de
fundamento a cargo de jueces corruptos. Quizá por ello la población percibe
que no hay justicia.



Consecuencias de una estrategia de guerra

Los asesinatos en masa, desplazamientos forzados de poblaciones, forman
parte de la nueva realidad nacional, que asombra al mundo, nos

9
    Investigación de Silvia Otero publicada en El Universal el 21 de junio de 2010.




                                                                                      20
desprestigia y nos hace referente internacional de violencia. Para huir de
ésta, los habitantes de regiones enteras del país se han visto obligados a
cambiar sus hábitos, abandonar su patrimonio o dejar sus hogares y emigrar
a otras ciudades del país o del extranjero.

      Para evitar ser vejados, los mexicanos también se han visto forzados a
no viajar por determinadas carreteras, a dejar de celebrar actos sociales, a
coartar su libertad y autoimponerse toques de queda. Así, miles de personas
toman cotidianamente acciones, a veces de alto riesgo, que les eviten
sumarse al rosario de víctimas y a las estadísticas de la delincuencia.

      En Ciudad Juárez, Chihuahua, por ejemplo, fue desplazado el 21 por
ciento de la población de 2008 a 201010. Durante ese mismo periodo han
sido asesinadas alrededor de 9 mil personas. Más de 12 mil niños han
quedado huérfanos11. Por tres años consecutivos ha sido la comunidad más
violenta, no solo de México, sino del mundo, según el parámetro
internacional de asesinatos por cada cien mil habitantes.

      El éxodo forzado de los juarenses se repite en ciudades y pueblos de
todas las regiones. Para los migrantes de diversos países que transitan por
nuestro territorio, México se ha convertido en una aduana mortal. Pruebas
contundentes e inhumanas de ello están en Chiapas, Veracruz, Oaxaca,
Tamaulipas, Sinaloa, Durango, Sonora y el Estado de México, entre otros.

       La Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha informado que del
primero de diciembre de 2006 al 31 de diciembre de 2009 las quejas contra
militares se incrementaron en 300 por ciento; además, aumentaron en 400
por ciento las recomendaciones dirigidas a la Secretaría de la Defensa
Nacional. Durante el mismo periodo, esta institución ha documentado
asesinatos, torturas, detenciones ilegales y desaparición forzada de personas
a manos de militares.

      Tales acciones han demeritado la imagen de las instituciones
castrenses, que han visto erosionado el aprecio que tenían entre la

10
  “Desplazamientos Forzados: Migración y Violencia en Ciudad Juárez”, María del Socorro
Velázquez Vargas, investigadora de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
11
   Estimación hecha por Gustavo de la Rosa Hickerson, visitador de la Comisión Estatal de Derechos
Humanos de Chihuahua.




                                                                                                     21
población. Estos pilares del Estado mexicano, cada vez reciben más
cuestionamientos de la sociedad, algunos plenamente justificados.

      Este desgaste de las Fuerzas Armadas, nacional e internacional,
incluso llevó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a recomendar
al gobierno mexicano retirar a los militares de las labores relacionadas con la
seguridad pública.

      El narcotráfico ha acumulado un poder tal que ingresa a nuestro país
entre 25 mil y 40 mil millones de dólares, cifras que equivalen al Producto
Interno Bruto de Panamá y Uruguay, respectivamente12.

      Si bien es cierto que este saldo no es consecuencia directa de una
estrategia fallida, sí puede decirse que ésta no detiene ni revierte este
proceso de degradación y de caos que imposibilita la paz por privilegiar un
enfoque de guerra.



Hay capacidad, falta voluntad

Con razón puede afirmarse que en los tres órdenes de gobierno y en la
sociedad existe la convicción de que el tema urgente de resolver en el país
es el de la inseguridad. Todos empeñan su voluntad en lograrlo y en muchos
casos puede acreditarse gran capacidad táctica en la ejecución de sus
planes para acotar a los grupos criminales.

      El problema de la falta de resultados radica en que no hay voluntad
para ensamblar la capacidad y talento de las partes en una misma
estrategia. A lo más que se ha llegado es a firmar documentos que
comprometen a los órdenes de gobierno pero que no se cumplen. También
se han hecho pactos entre gobierno y sociedad sin que esa expresión de
recta intención se traduzca en hechos, y cuando los hay, no siempre son
eficaces.

      Del lado ciudadano se hacen eventos diversos y a menudo la
inconformidad acumulada se desahoga en manifestaciones multitudinarias

12
     Cálculo de Ramón García Gibson, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales.




                                                                                                22
que no culminan en una propuesta que vaya más allá de expresar lo que se
quiere lograr. Terminan en catarsis, en desahogo de un comprensible enojo
social.

       Al elaborar un diagnóstico nacional, es inevitable señalar que diversas
instituciones gubernamentales muestran carencias que reducen su eficacia.
Las funciones de investigación e inteligencia están atomizadas y politizadas,
se conducen desde diferentes dependencias que no comparten información
estratégica para la toma de decisiones oportunas.

      Como consecuencia de la desconfianza y deficiente cooperación entre
los órdenes de gobierno y entre los poderes federales y locales, se tiene un
Estado débil, ineficiente para imponer el orden e imposibilitado para
instaurar la paz en el país.

       Ante este panorama —y porque no basta la intención de luchar contra
la inseguridad sin resultados de tranquilidad social— millones de mexicanos
piden reorientar la estrategia para alcanzar la paz, lo que no implica
rendición frente a los delincuentes. Exigen en todas las formas a su alcance,
algunas con desesperación, tomar medidas concretas y eficaces desde una
perspectiva de participación social orientada a vencer el mal con el bien. Con
acciones pacíficas y no con una dosis de agresividad.



Resistencia a corregir la estrategia

A la ausencia de justicia y seguridad, que pareciera consecuencia de una
insensibilidad ante el dolor de las familias de los asesinados o de las
víctimas, se suma el empecinamiento de las más altas esferas del poder
gubernamental en sostener su estrategia y afirmar que la guerra “se va
ganando”. Ante la insistencia social en que se revise la operación anticrimen,
la respuesta es que se está en el camino correcto y que no hay por qué dar
marcha atrás.

       Para enfrentar a los criminales, el presidente de la República ha
insistido en que, más allá de posiciones políticas, debe prevalecer la unidad
nacional. Pero ésta se dificulta cuando el gobierno asume posiciones
partidistas que vulneran la confianza. Cuando se le ha sugerido escuchar los


                                                                                 23
argumentos de quienes sugieren revisar y, en su caso, rectificar la estrategia
sin dejar de luchar contra los criminales, interpreta que le piden detener la
acción del gobierno y en ocasiones los increpa o los acusa de despistados o
de estar en su contra.

      Con frecuencia, tras ocurrir algún evento trágico, se reacciona a la
coyuntura con eventos discursivos y escénicos, con invitados seleccionados,
donde se pide el apoyo y comprensión de la sociedad pero no se le involucra
en la toma de decisiones ni en la ejecución de acciones coordinadas. Se
desaprovecha el enorme potencial de los ciudadanos.



México quiere paz

Del campo a la ciudad, de las playas de Acapulco a las carreteras de
Tamaulipas; de la principal plaza pública de Morelia a la Macroplaza de
Monterrey o al Zócalo en la Ciudad de México; en las calles de Torreón, de
Culiacán, de Cuernavaca, o de Cuautitlán Izcalli, el crimen es una amenaza
permanente y se ha enseñoreado en nuestra patria.

      Este es el escenario nacional tras más de cuatro años de lo que el
gobierno llamó “guerra anticrimen” y que justificó como un “esfuerzo de
Estado”. Este es el saldo de haber actuado en solitario desde el principio,
imponiendo una decisión sin consenso con los Poderes de la Unión, las
entidades federativas, los municipios y las instituciones de la sociedad.

      Lo más importante a destacar en esta semblanza del país, lo más
aprovechable hacia lo que decidamos hacer hacia adelante, es que somos
un pueblo que se niega a vivir en permanente alarma, asediado por la
violencia o por la probabilidad, cada vez mayor, de padecerla en carne
propia. No queremos seguir refugiándonos en el miedo ni en la resignación
que paraliza a la Nación y la somete al yugo de los violentos.

      Aunque tenemos temores comprensibles, como es lógico suponer, los
mexicanos queremos participar en transformar esta vida de guerra en una
vida de paz.




                                                                                 24
Principios y valores para la seguridad


                                        “Ojo por ojo y el mundo acabará ciego”

                                                              Mahatma Gandhi



El despliegue de acciones del gobierno orientadas a la seguridad de los
mexicanos no ha estado exento de abusos en contra de la sociedad civil.
Decir que la mayoría de las víctimas han sido personas vinculadas a grupos
criminales no justifica tolerar que las autoridades cometan atropellos que
van desde la extorsión hasta el asesinato.

      Aunque todas las instituciones y corporaciones involucradas en este
propósito se instituyen bajo códigos de honor y justicia, no siempre los
honran con sus acciones; en algunos casos no cumplen con un mínimo de
respeto hacia la comunidad a la que están obligados a servir.

      Para proscribir la violencia en todas sus formas, es necesario que la
sociedad civil y el Estado asuman un compromiso de conducta congruente
con un código común de principios y valores, con una filosofía o acervo
doctrinal que aporte los conceptos en que se sustente la acción de la Nación
hacia la paz.

        Es necesario que adopten un conjunto de preceptos para fortalecer
sus vínculos de confianza, para dar un soporte axiológico a su esfuerzo por
la paz y poder distinguir entre violencia y fuerza, y que ésta solo se puede
justificar al servicio del derecho y de la justicia en razón de legítima defensa
y en circunstancias verdaderamente excepcionales.

      Urgen principios que no se aprendan de memoria sino que se
depositen en la conciencia de las personas para que éstas habitúen su
voluntad a un comportamiento honesto; que sean puntos de referencia para
orientar el desempeño de los ciudadanos y de las autoridades, de las
comunidades y de las instituciones. Valores que impidan que las acciones de


                                                                                   25
recta intención se conviertan en un torrente incontrolado, en un río revuelto
donde naveguen impunemente la prepotencia, la corrupción y la anarquía.

       En razón de esta necesidad, y porque los principios y valores son una
realidad elegible que imprime carácter moral a los actos humanos, Volver a
Empezar propone que el Estado y la sociedad adopten una filosofía
humanista de servicio, que asuman una conciencia ética y cívica, que se
comprometan a respetar y hacer valer los siguientes preceptos mínimos
como normas promotoras de una nueva virtud social y de una actitud
pacífica nacional.


Educar en el diálogo

Aprender a dialogar, debatir y escuchar al otro, respetando su pensamiento
aun cuando sea diferente al propio, es requisito básico de convivencia cívica
que nos permitirá convertirnos en una sociedad de diálogo y paz.

      Para maestros, políticos, líderes sociales, ministros de culto y padres
de familia, la resiembra de valores humanos y educar a niños y jóvenes en
el entendimiento mutuo tiene que ser una prioridad nacional.

      Nuestros hogares, instituciones educativas, empresas, iglesias y toda
estructura social deben convertirse en escuelas de diálogo y tolerancia,
concordia y solución pacífica de conflictos.



Cooperación ciudadana para la paz

La seguridad humana efectiva está cimentada en el principio de solidaridad
y supone coordinación subsidiaria, y en esa relación cada quien pone de su
parte cediendo privilegios. Implica corresponsabilidad entre las autoridades
y la comunidad.

      Ante esto, los gobiernos y las instituciones deben abrir la puerta a
concejos, comités y observadores ciudadanos de manera transparente. Solo
los ciudadanos, que sufren desamparados, sin la protección del aparato
gubernamental, tienen la sensibilidad para conocer la realidad que vive el
país.


                                                                                26
Asimismo, los ciudadanos tenemos que dar un paso al frente y asumir
que los gobiernos tienen una gran responsabilidad equiparable a la de la
sociedad, pues todos, aun a nivel individual y comunitario, tenemos
capacidad de incidir en la construcción de la paz.



Visión de Estado

La seguridad solo se conseguirá sobre el firme cimiento de una política de
Estado con visión de largo plazo que incorpore a la sociedad tanto en la
toma de decisiones como en su ejecución, no sobre iniciativas o
imposiciones puramente gubernamentales.

       Para restablecer y preservar la paz desde una dinámica genuinamente
republicana, son necesarios esfuerzos y proyectos serios e incluyentes, que
superen los discursos estridentes de servidores públicos y políticos, que
trasciendan trienios y sexenios e ignoren criterios electoreros que debilitan
la unidad nacional y generan desencuentro social.



Respeto a los derechos humanos

Mucho pierde la sociedad cuando por miedo permite acciones autoritarias y
excepciones que violan las garantías fundamentales, pues está probado
históricamente que cuando así ocurre, dichas excepciones se convierten en
amenazas permanentes del poder a la población. Todo esfuerzo por la paz y
la seguridad debe conducirse bajo la condición irrenunciable y permanente
del respeto a los derechos humanos.



Prevención

Atacar los efectos de la delincuencia ignorando sus causas equivale a podar
una hiedra permanentemente, sin arrancarla de raíz. Una de las claves para
hacer de México un país seguro, a mediano y largo plazos, es dedicar igual
cantidad de recursos al combate a la delincuencia y a su prevención.




                                                                                27
El esfuerzo dedicado a capacitar policías necesita ser similar al que se
invierta en la formación cívica de niños y jóvenes. Así como se aprovisiona al
Ejército, debemos equipar espacios de convivencia comunitaria. Con ello,
lograremos que las siguientes generaciones vivan los valores de la paz.



Seguridad progresiva

Es indispensable que todo esfuerzo por construir la paz se emprenda con
visión a largo plazo, con paciencia alejada de los ciclos políticos y
electorales. Para no ocasionar rupturas sociales, hay que actuar de manera
paulatina y sostenida.

      La seguridad pública no puede ser construida con muestras arbitrarias
de valentía o acciones aisladas por contundentes que puedan ser. Tampoco
es efectivo combatir al crimen con desplantes gubernamentales como
reacción ante hechos de violencia.



Seguridad democrática

Los problemas de la democracia siempre se resuelven con más democracia,
jamás con menos. Solo los valores y las prácticas democráticos aseguran
que se respeten la dignidad de las personas y sus inalienables derechos
humanos, de forma generalizada a toda la población.

       Muy por el contrario, el secretismo, la arbitrariedad, la corrupción y la
falta de observación a reglas y leyes pueden conducir a regímenes
autoritarios. Son caldo de cultivo para el fortalecimiento de actividades
antisociales y para el abuso de las autoridades.

      La seguridad no puede ser exclusiva de un sector social, una región,
una ciudad, un grupo de privilegiados o una facción política, debe ser un
bien público de acceso generalizado y absolutamente equitativo.

      Son especialmente perniciosas las estrategias que buscan proteger a
determinados sectores o aislar los conflictos en zonas geográficas atentando
contra el elemental sentido de igualdad entre mexicanos.


                                                                                   28
Acceso a la información y transparencia

Con excepción de las estrategias con que se combate al crimen organizado y
que requieren diversos niveles de reserva, es necesario conducir todas las
acciones en favor de la seguridad y la paz con plena transparencia. Ésta
genera confianza, estimula la participación e inhibe la corrupción.



Rendición de cuentas

Las decisiones de las autoridades de gobierno y de organismos de la
sociedad, por altos que sean sus cargos, deben someterse a la observación
y la crítica ciudadanas. Es indispensable que toda estrategia de seguridad
sea revisada de manera periódica y sometida al escrutinio público cuando
así se justifique, a fin de que quienes la diseñaron y quienes la implementan
tengan la oportunidad de mejorar su desempeño.



Metas verificables

Porque del esfuerzo por la paz y la seguridad dependen vidas humanas,
debe prescindirse de valoraciones subjetivas o politizadas y de propuestas
ambiguas como “ganar la guerra”, “acabar con el tráfico de drogas”,
“recuperar la paz” o “cambiar de estrategia”.

      Es indispensable que existan metas claras y cuantificables, así como
indicadores que permitan medir el desempeño y evaluar los resultados. Para
este propósito son necesarios los organismos ciudadanos.



Evitar populismo corruptor

Los esfuerzos encaminados a construir la paz deben eliminar las prácticas
clientelares y tratar a todos los ciudadanos como iguales en libertades,
derechos y obligaciones.




                                                                                29
Lo que es la corrupción en lo individual, lo es el populismo en lo
social. Cada vez que el Estado da concesiones ilegales a un grupo por
presiones políticas, electorales o económicas, está corrompiendo a la
sociedad en su conjunto.



Centrar la atención en las víctimas

Hasta ahora la atención del aparato judicial y las fuerzas del orden se han
enfocado en los delincuentes, cuando son las víctimas quienes más
necesitan y merecen la atención del Estado. Es necesario cambiar esta
tendencia para dar a las víctimas las retribuciones y las reparaciones del
daño pertinentes en razón de justicia.




                                                                              30
Objetivos rumbo a la paz de México


                                            “No hay viento favorable para el
                                           que no sabe a dónde va”

                                                                      Séneca



Para transitar de la realidad prevaleciente hacia el restablecimiento y
preservación de la paz en condiciones de sostenibilidad y mayor desarrollo,
es necesario definir y dar a conocer los principales objetivos a alcanzar.
Estos tienen carácter estratégico, por ser de la mayor trascendencia en
orden al propósito superior anhelado.

      Los objetivos que orientan los esfuerzos comunes del Estado y de la
sociedad son de carácter general y de prioridad nacional inmediata. Deben
ser atendidos por todos los actores involucrados para dar soporte a una
nueva estrategia acordada en forma conjunta. De lograrse en el tiempo que
para ello se determine, significan un avance real hacia el fin pretendido.

    Siendo el fin último de este documento ofrecer una propuesta que
incluya la opinión y sugerencias recogidas de todos los sectores de la
sociedad, así como en foros internacionales y consulta a expertos, Volver a
Empezar propone cinco objetivos estratégicos:



   1. Unidad política. Hacer del Estado una entidad vigorosa y coherente
      desde la unidad de la nación y a partir de una relación de confianza
      entre los órdenes de gobierno y entre los poderes federales y locales.

   2. Visión de país. Definir y construir las nuevas condiciones culturales,
      económicas, políticas, jurídicas, sociales y ambientales hacia donde se
      necesita llevar al país, que orienten el desarrollo humano sustentable
      y favorezcan el restablecimiento y preservación de la paz justa y la
      seguridad humana integral.


                                                                                31
3. Reforma del Estado. Desde una efectiva Concertación Nacional
   actualizar el diseño institucional del Estado, adecuándolo a las
   exigencias de la nueva dinámica mundial y nacional.

4. Cultura de legalidad. Acordar y seguir, con respeto irrestricto a la
   ley, una ruta de eliminación de privilegios acumulados en grupos de
   poder político y económico para generar condiciones de unidad y
   confianza, de equidad y justicia, que contribuyan a disminuir el riesgo
   de conflictos sociales.

5. Democracia participativa. Fortalecer la democracia y hacer de la
   participación ciudadana una prerrogativa vigente y efectiva, no
   selectiva ni limitativa, desde una vertebración social que permita
   desplegar el potencial comunitario en forma solidaria, responsable y
   organizada.




                                                                             32
Estrategia para la paz justa


En el diseño e implementación de las estrategias que actualmente orientan
el combate a la delincuencia organizada no participan, como debieran, todos
los integrantes del Estado. Las decisiones las toma y promueve
principalmente el Ejecutivo Federal sin el compromiso de los otros poderes
de la Unión y órdenes de gobierno; tampoco de la sociedad, principal
receptora de los efectos del esfuerzo por la paz.

       Hacer foros de consulta, que a menudo derivan en catarsis, no evita la
unilateralidad que hace débil e insuficiente la acción del Estado frente a las
amenazas de conflicto que a diario materializan los grupos criminales.

      Se precisa una acción organizada y eficaz que modifique nuestro
presente en beneficio de la paz. Que garantice a ésta la perdurabilidad para
un futuro diferente y mejor, con un entorno socioeconómico e institucional
de bienestar generalizado; que haga realizables los derechos y deberes de
todos los mexicanos.

       La decisión estratégica, el seguimiento de su ejecución y el ajuste a
las líneas de acción es una tarea que debe llevarse a cabo en forma
permanente, sin regateos ni titubeos, sin prejuicios y sin discriminar a nadie.
Reiniciar el esfuerzo es una necesidad impostergable que no cancela
avances y logros, ni significa declinación de propósitos. Implica aprender de
lo pasado para corregir errores y trazar en perspectiva nuevos escenarios y
rutas a seguir.



El arte de hacer política

Si la política es el arte de obrar el bien común posible a partir de lo real, la
estrategia es el arte de la ejecución eficaz de la política; es decir, de los
fines superiores deseados para el bienestar de la sociedad. La estrategia es
resultado del orden y no puede venir de la improvisación; debe diseñarse y
decidirse con realismo en el máximo nivel político posible. De su asertividad




                                                                                   33
dependerá la coordinación, sincronización y oportuna ejecución de las
acciones emprendidas. De la táctica.

       La estrategia es el elemento fundamental de toda planeación
proyectada hacia un fin determinado. Es un ejercicio eminentemente
intelectual y debe ser, por tanto, la consecuencia de un proceso de reflexión
y deliberación, con el apoyo de un análisis objetivo de los acontecimientos,
con el sustento de información verificada y ponderada de la mayor
profundidad posible.

      Por ello y porque se vive una realidad incierta, sometida
permanentemente a cambios y riesgos, la estrategia debe ser prospectiva,
tener un rumbo claro que no sea modificado por los vaivenes de la
coyuntura, pero flexible para ser adecuada conforme sugieran las
circunstancias, los recursos disponibles y las posibilidades de éxito.

       La condición insustituible para definir una estrategia con posibilidades
de éxito es elegir los mejores medios que permitan alcanzar los objetivos
políticos o generales que se hayan decidido. Es necesario revisar frecuente y
acuciosamente su diseño con base en resultados, y hacer los ajustes
pertinentes, a fin de no comprometer la seguridad de los mexicanos y el fin
principal de la paz.



Sociedad y Estado, actores clave

Se precisa además, que el diseño de la estrategia no sea unilateral ni
parcial, tampoco partidista. Hace falta asumir que la tarea es de todos y que
es imperativo tomar en cuenta a todos. Pero fundamentalmente se necesita
de voluntad en la sociedad y el Estado para tomar decisiones en forma
conjunta de fondo y de forma; que realicen un trabajo coordinado,
democrático, plural e incluyente, que sea el eje vital de la acción como país.

      En la realidad actual de México, con su particular circunstancia de
inseguridad y violencia, el punto de partida es hacer una estrategia de
manera conjunta entre la sociedad y el Estado. Ambos son actores clave e
imprescindibles en este proceso hacia la paz con justicia social.



                                                                                  34
La condición necesaria para instaurar la paz y la seguridad deseadas
es unir los esfuerzos en forma eficaz, coordinar las capacidades e iniciativas
dispersas de los organismos de la sociedad con las de los órganos del
Estado.

      Si no se involucra alguno de los órdenes de gobierno, si no están ahí
las instituciones no gubernamentales o los grupos representativos de la
sociedad, sus líderes, se correría el riesgo de repetir la unilateralidad en la
toma de decisiones con la consecuente ausencia de participación de
muchos.

       Porque toda contribución al bien común debe ser ejecutada con
eficiencia para abrir una nueva etapa donde el orden y la seguridad sean el
cimiento robusto sobre el que se construyan la paz justa y el desarrollo
sustentable, Volver a Empezar propone:



Estrategia para la paz justa



   1. Asumir como Nación que la misión de restablecer la paz y conservarla
      es tarea de corresponsabilidad ineludible de la sociedad y el Estado.

   2. Generar un proceso dinámico y efectivo de concertación permanente,
      con participación plural, democrática, incluyente y con visión de largo
      plazo, entre el Estado y la sociedad, que permita el mejoramiento
      continuo del proceso de paz.

   3. Aceptar, desde la sociedad, el gobierno, los partidos políticos y las
      instituciones públicas y privadas, que la concertación sea convocada
      por el Presidente de México en su carácter de Jefe de Estado y que
      asuma el liderazgo del nuevo proceso de paz.

   4. Que la convocatoria del Presidente de México sea para construir
      consensos y visiones compartidas de futuro, desde el diálogo en favor
      de la paz y la seguridad de los mexicanos, y sin que este propósito



                                                                                  35
prioritario sea exclusivo ni excluyente, sino que pueda ampliarse a
   otros aspectos de interés general.

5. A partir de la convocatoria del Jefe del Ejecutivo Federal, constituir un
   grupo representativo de la sociedad y del Estado, denominado
   Concertación Nacional para la Paz encargado de la revisión y
   definición de estas u otras propuestas, donde los participantes tengan
   voz y voto.

6. Dar a la Concertación carácter de máxima instancia política de facto
   para la toma de decisiones en favor de la seguridad de los mexicanos,
   mismas que se implementarán en forma institucional y siempre con
   apego a la ley.

7. Desde la Concertación, cambiar la lógica de guerra por una de paz
   que oriente y permita prioritariamente la acción no violenta en forma
   institucional y social. Que asegure el mejoramiento continuo hacia la
   consecución de la seguridad humana.

8. Elegir y socializar los principios y valores aquí propuestos, u otros
   similares, para dotar de un acervo doctrinal y de un marco de
   referencia ética a las acciones que se vayan a implementar.

9. Definir —con base en las propuestas aquí formuladas— la Estrategia
   para la Paz Justa, los Objetivos rumbo a la Paz de México y las Líneas
   Estratégicas.

10.      Desarrollar y organizar el programa de la Concertación Nacional
   para la Paz con metas a corto, mediano y largo plazos.

11.     Generalizar un método interactivo permanente de concertación
  en estados y municipios, entre la sociedad y los órganos del Estado,
  que facilite la comunicación, coordinación, seguimiento, evaluación y
  ajuste de la nueva Estrategia para la Paz Justa.




                                                                               36
Para que este método sea efectivo, se necesitan, entre otras
      cosas:

       Garantizar a todos la expresión libre de sus propuestas y puntos
        de vista, así como gestionar en ese espacio sus respectivos
        intereses.
       Establecer una metodología que facilite el diálogo y la
        propuesta, la deliberación y la negociación para la toma de
        decisiones de común acuerdo. Que facilite la comunicación,
        coordinación y acción colectiva municipal, estatal, regional y
        nacional; institucional o comunitaria.
       Construir escenarios alternativos de solución a los problemas
        nacionales a partir de racionalizar lo acontecido, de repensar lo
        vivido y de evaluar los resultados de las políticas públicas
        vigentes.
       Integrar equipos de especialistas que analicen la naturaleza,
        viabilidad, alcances y condiciones de implementación de los
        acuerdos.
       Generar iniciativas que deriven en reformas legales, en
        programas comunitarios y en políticas públicas.
       Definir criterios y formas de reincorporar las fuerzas armadas a
        sus funciones constitucionales primordiales, así como las
        condiciones, alcances y metas del combate frontal contra el
        narcotráfico y los grupos criminales sin perder el horizonte de la
        paz y sin arriesgar a los ciudadanos con tácticas de lucha
        armada.
       Asignar responsabilidades para la ejecución, control y
        evaluación, difusión y seguimiento de los acuerdos de la
        Concertación Nacional.

12.    Socializar los acuerdos de la Concertación Nacional para la Paz y
  someter al escrutinio público la evaluación de los resultados.

       En la medida que se logren acuerdos, hacerlos del conocimiento
        público mediante una difusión efectiva, a fin de concitar el



                                                                             37
respaldo y participación de la sociedad, con conocimiento de
          causa, en las tareas emprendidas.
         Convocar a grupos y movimientos sociales, a instituciones
          educativas y a las iglesias, a los intelectuales y académicos, a
          los partidos políticos y, de manera especial, a los medios de
          comunicación, a sumarse en este esfuerzo de difusión y de
          promoción a la participación ciudadana.
         Persuadir a los delincuentes y a las bandas criminales, por todos
          los medios lícitos, de renunciar a sus actividades ilegales y
          acogerse a los programas de regeneración y reintegración
          social.
         Informar a la comunidad de la respuesta institucional y social de
          los avances en el cumplimiento de los acuerdos propuestos.
         Con la periodicidad que se decida y con los instrumentos para
          ello definidos, estimular la retroalimentación desde consultas
          masivas que reflejen la opinión social sobre las tareas
          realizadas.
         Presentar a la Concertación los resultados de las consultas
          masivas para que sean revisados y, en su caso, ajustar y
          mejorar las acciones emprendidas.

13.    Procesar institucionalmente los acuerdos de la Concertación
  Nacional para la Paz.

       Elevar a rango de ley el acuerdo fundamental de cambio de
        estrategia y de enfoque táctico, de reasignación de
        responsabilidades entre la sociedad y los órganos del Estado y
        de definición de las nuevas líneas estratégicas que habrán de
        seguirse para el restablecimiento de la paz en condiciones de
        justicia y democracia.
       Cuando así se acuerde, turnar al proceso legislativo federal y
        local las propuestas surgidas de la Concertación Nacional para
        que sean revisadas, enriquecidas y, en su caso, incorporadas al
        marco legal.
       En caso de que así se decida, comunicar a los poderes
        legislativos las decisiones de la Concertación para que sean


                                                                              38
revisadas, enriquecidas y, en su caso, incorporadas al marco
       legal.
      Recurrir a la cooperación internacional para que otros estados
       nacionales respalden los acuerdos de la Concertación Nacional
       en sus ámbitos de competencia y realicen una función de
       observación permanente.

14.     Consensuar nuevos términos de cooperación internacional, de
  colaboración financiera y de asistencia técnica, que incidan
  favorablemente en la consecución de las metas nacionales y
  regionales en materia de seguridad y justicia.




                                                                        39
Líneas estratégicas para la paz

                                           “Es necesario cuidarse de las
                                           extrapolaciones demasiado rápidas,
                                           de los modos demasiado radicales,
                                           de    las     opciones   demasiado
                                           aventuradas,      fundadas   sobre
                                           hipótesis estrechas”

                                                               André Beaufre


La lucha anticrimen del gobierno supone casi exclusivamente, o al menos
prioritariamente, el desarrollo de capacidades técnicas y tácticas para el
combate frontal a la delincuencia. Las acciones del gobierno son
preponderantemente militares y policiacas.

       Proponemos cambiar ese soporte armado por otro eminentemente
social cuyo eje primordial sea la educación para detonar los procesos de paz
y de seguridad a mediano y largo plazos e iniciar la formación de
generaciones que, desde una visión humana integral,               construyan
condiciones de bienestar permanente.

Las nuevas líneas estratégicas que se proponen, son las siguientes:

      1. Sustituir el enfoque de guerra anticrimen, que es de naturaleza
         destructiva, por el de construcción de paz justa, sostenible y
         duradera.

      2. Dejar en manos de instituciones públicas y privadas, en forma
         conjunta, la conducción de la estrategia con la participación de
         personas con profundo sentido y compromiso social.

      3. Desideologizar y despartidizar la educación pública. Dar prioridad a
         sus reformas orientadas a la excelencia y a formar generaciones
         comprometidas con la legalidad y la honestidad, la solidaridad y el
         respeto a la pluralidad, el trabajo y la competitividad.



                                                                                40
4. Enfocar la estrategia a modificar las causas estructurales de la
   pobreza, la desigualdad y la marginación social, y no solo sus
   efectos.

5. Generar alternativas económicas y condiciones jurídicas de
   excepción, de carácter temporal, que estimulen el abandono de
   prácticas delictivas estableciendo        procesos eficaces de
   reconciliación, segundas oportunidades, penas alternativas a la
   cárcel, readaptación social, reinserción comunitaria y familiar,
   amnistía y desactivación de grupos delictivos.

6. Conciliar los intereses políticos, económicos, ambientales y
   culturales cuando sean factores que propicien inseguridad y
   violencia.

7. Reordenar la estructura sociopolítica para dar prioridad a los
   intereses de la comunidad.

8. Legislar para asegurar que la acción de gobierno sea justa, eficaz,
   plural, transparente y con rendición de cuentas.

9. Establecer programas de atención y protección permanente a las
   víctimas, como un eje fundamental en el proceso de restablecer la
   paz y la justicia social.

10. Sustituir la corrupción de los cuerpos policíacos por una cultura
  de orden, respeto, honor, justicia, lealtad y servicio. Elevar su
  profesionalismo, confiabilidad y destreza en habilidades
  estratégicas que dan certeza y eficacia a la acción, como la
  prevención del delito, la inteligencia y la investigación.




                                                                         41
Criterios para una acción de Estado no violenta

                                            “Aquí nadie viene a triunfar y
                                            obtener, solo un objetivo ha de
                                            guiarnos: el de acertar lo que sea
                                            mejor para México”

                                                           Manuel Gómez Morin


Cuando el recurso de la fuerza del Estado se erige de modo sistemático y
permanente tiende a perder sustento y a generar injusticia en perjuicio de la
sociedad civil; conduce a la suplantación de los poderes legalmente
constituidos y se atrofia el desarrollo político y la tranquilidad social; se
limita la participación ciudadana y se restringen sus derechos; se crea
dependencia respecto de quienes tienen el monopolio del uso de la fuerza
en detrimento del restablecimiento de la paz.

     En una sociedad democrática el empleo de la fuerza del Estado no
debe darse en forma descoordinada entre autoridades, instituciones y
órdenes de gobierno. Más aún, cuando no se consulta o se involucra a la
comunidad, tiende a ser arbitrario, ilegítimo y autoritario.

       La paz verdadera es tranquilidad en el orden, nace a partir de la
justicia y es efecto de las virtudes sociales que implican la participación y la
debida cooperación informada entre autoridades y ciudadanos.

       Solo desde la democracia con sentido humano, respetuosa de las
instituciones, puede asegurarse que el fuerte no abuse del débil, que el
Estado sea un protector de la comunidad y se respeten plenamente sus
derechos fundamentales.

       Con base en el análisis de la actual situación de la “guerra contra la
delincuencia”, proponemos los siguientes criterios operativos que pueden
disminuir los daños a inocentes y hacer menos cruenta la confrontación con
los grupos criminales.



                                                                                   42
Previsibilidad con base en la inteligencia

Las políticas de seguridad pública que no prevén la marcha de los
acontecimientos condenan a los gobiernos, a las fuerzas de seguridad y a la
sociedad a moverse a la defensiva, haciendo de la reacción la base de su
actuar.

       Por ello, es primordial elaborar posibles escenarios que permitan a la
sociedad y al gobierno mantener la ofensiva sobre los grupos criminales, lo
cual solo puede lograrse con una labor de inteligencia eficaz y oportuna,
permanente y de alcance nacional, que permita visualizar a tiempo los
riesgos y las oportunidades a éstos aparejadas, así como medir las
posibilidades de desplazamiento hacia los objetivos planteados.

       El Estado debe, por tanto, privilegiar el uso estratégico de la
información y la comunicación sobre la fuerza de las armas. Es decir, es
indispensable proponerse rescatar a las comunidades y protegerlas
priorizando labores de inteligencia que posibiliten acciones pacíficas y eviten
la confrontación.



Detener la proliferación de grupos armados

En México proliferan grupos armados amparados en el permisivo y ambiguo
marco jurídico, como lo son las compañías de seguridad privada o los
guardaespaldas. Sin embargo, el permitir que —ilegal o legalmente— existan
grupos armados conduce a que el Estado vea amenazado su monopolio del
uso de la fuerza como ha ocurrido en varios países de Latinoamérica donde
estos grupos degeneraron en movimientos paramilitares so pretexto de
hacer justicia por propia mano.




                                                                                  43
Revisar la participación de las Fuerzas Armadas

De manera progresiva y estratégica, los militares deben regresar a sus
deberes primordiales, dejando en manos de autoridades civiles las labores
policíacas.

Aunque en este momento su presencia es indispensable en el campo de
operaciones, es urgente crear un programa calendarizado de capacitación y
fortalecimiento de policías estatales y municipales, que permita a los
militares volver a una condición no protagónica, para que participen en la
lucha contra la delincuencia en momentos clave y con acciones tácticas de
alta precisión y eficacia.



Cancelar contrabando de armas

Es sumamente significativo que en estos años no se hayan presentado
programas efectivos para limpiar y fortalecer las aduanas, así como para
erradicar el contrabando desde otros países, siendo que el paso inicial para
que el Estado recupere el uso exclusivo de la fuerza es cancelar el flujo de
armas ilegales.

      Deben incrementarse los esfuerzos diplomáticos y las acciones ante
tribunales internacionales para evitar la internación ilegal de armas.



Readaptación productiva

El sistema penitenciario no garantiza la regeneración de los delincuentes ni
facilita la readaptación social. Es urgente modificar la política de
readaptación en los centros penitenciarios, estableciendo opciones de
ocupación productiva o recreacional.



Alejar la violencia de las comunidades

Para los mexicanos se ha vuelto común ver retenes de militares o policías
frente a centros comerciales, escuelas o calles de gran circulación. Además,


                                                                               44
las fuerzas del orden han confrontado a criminales con armas de asalto
dentro de zonas urbanas altamente pobladas.

       Ese enfoque tiene que cambiar. Hay que llevar el terreno de combate
a espacios despoblados, devolviendo tranquilidad y calidad de vida a las
comunidades y protegiendo lo más importante: las vidas de inocentes, a fin
de disminuir el riesgo de que personas sufran algún daño a su persona,
familias o bienes.




                                                                             45
Propuestas para todos


                                     “Cuando se está comprometido con la paz
                                     se buscan los caminos para llegar a ella y
                                     se perfilan las acciones no violentas para
                                     conseguirlo”

                                                                 Manuel Espino


Al integrarse la Concertación Nacional surgirán las más ricas ideas e
iniciativas para llevar al país a un entorno de paz y seguridad, de orden y de
justicia social.

       Con la intención de estimular la creatividad que aporte propuestas
viables para tal propósito, Volver a Empezar compiló sugerencias aportadas
en foros nacionales e internacionales por expertos y servidores públicos, en
diálogos directos con jefes y ex jefes de Estado, así como líderes políticos y
sociales de otros países que superaron retos como los que hoy enfrentamos
los mexicanos.

       Nuestro movimiento también seleccionó algunas expresiones
generadas en la consulta nacional “¿Y tú, cómo quieres México?” que
durante cinco meses le permitió establecer contacto directo con los sectores
sociales de todas las regiones del país, y demostrar que la reflexión permite
atreverse a promover cambios necesarios hacia un futuro promisorio.

      Las propuestas aquí planteadas son solo un ejemplo de la creatividad
que brota del conocimiento, la sensibilidad y la experiencia de personas y
comunidades. No son las únicas ni son inamovibles. Se han clasificado para
ofrecerlas como un menú de alternativas aplicables en los diferentes
ámbitos y sectores de la comunidad nacional. Aquí se presentan como una
muestra de que con la iniciativa social y la participación ciudadana sí es
posible controvertir tendencias deterministas e inerciales de visión limitada.




                                                                                  46
Llevar a la práctica este tipo de propuestas asegura un entorno
socioeconómico e institucional de creciente bienestar a partir de
comprometer la voluntad de todos para trazar caminos convergentes.

      Estas acciones que pueden realizarse a nivel personal, familiar,
comunitario o institucional, también pueden ser consideradas en el
desarrollo de los programas, campañas, operativos tácticos y acciones que
deberán implementarse y coordinarse desde la Estrategia para la Paz Justa.



Para la comunidad

    Abrir espacios de diálogo y de concertación en todos los ámbitos de la
     sociedad, que faciliten la restauración de la confianza entre los
     ciudadanos y las autoridades.
    Dar prioridad a los mecanismos pacíficos de resolución de conflictos,
     sobre todo en las familias, las escuelas y los lugares de trabajo. Ello
     forjará, en el mediano y largo plazos, generaciones de niños y jóvenes
     comprometidos con la paz.
    Atender con especial cuidado los grupos vulnerables para
     salvaguardar su integridad física.
    Asumir el deber humano de proteger a las víctimas para evitar que
     alimenten el círculo vicioso de la violencia y para que no reproduzcan
     las acciones que padezcan.
    Hacer de la recuperación de los espacios públicos una prioridad de
     todos los ciudadanos; en la medida en que los parques, los centros
     deportivos, las escuelas e incluso los lotes baldíos tengan un uso
     comunitario constante y estén vigilados, disminuirán los lugares para
     que la delincuencia pueda operar.
    Coordinar con el mismo objetivo supremo de construir la paz a las
     instituciones y a la sociedad, cada uno desde sus distintos ámbitos.
    Instrumentar campañas permanentes que refuercen los valores, las
     tradiciones y la cultura, que fomenten el arraigo, el orgullo y la
     identidad de cada comunidad. Que lleguen a todos los espacios
     educativos de la vida social, los cuales van desde los esfuerzos que




                                                                               47
hacen los padres por educar a sus hijos hasta los discursos políticos y
    contenidos mediáticos.
   Facilitar la ejecución de programas de segundas oportunidades y
    reinserción social dirigidos principalmente a niños, adolescentes y
    jóvenes.
   Revalorar la fructífera contribución social y económica de los
    migrantes en cada comunidad, reconociendo que son agentes de
    desarrollo y creadores de oportunidades.
   Retomar el reto del pleno empleo digno y con justicia salarial.



Para las familias

   Comprometerse, de manera individual, a contribuir con la eliminación
    de la violencia social desde la familia, reeducándose para procesar sus
    conflictos de manera respetuosa y tolerante.
   Fomentar la cohesión familiar y el diálogo entre padres e hijos,
    asignando varios días a la semana para que convivan todos los
    miembros de la familia.
   Cuidar que los niños no se expongan a imágenes o situaciones de
    violencia.
   Reforzar los lazos comunitarios involucrándose con instituciones
    sociales como agrupaciones de vecinos, clubes de servicio, partidos
    políticos y programas educativos auspiciados por el gobierno o las
    iglesias.
   Formar consejos de padres de familia que vigilen la implementación
    de programas de seguridad y salud, así como acciones de prevención
    en las escuelas.
   Inscribir a sus hijos en actividades formativas extraescolares para
    fomentar en ellos el aprecio por los valores humanos y darles acceso a
    roles de conducta positivos.
   Participar en eventos de vecinos, en los barrios y colonias, orientados
    a la integración y al acuerdo de medidas preventivas en forma
    comunitaria.
   Cuando haya una víctima en la familia o en la comunidad donde ésta
    vive, aceptar orientación profesional para aprender a facilitar la


                                                                              48
recuperación de aquella y evitar en lo posible la segunda
    victimización.
   Reconocer que los adultos mayores son cimiento de la cohesión
    familiar, aprovechando su invaluable experiencia para que contribuyan
    a formar a jóvenes y niños en los valores de la paz.


Para los jóvenes

   Asumir que son el resorte clave para transcender los problemas de la
    inseguridad nacional, haciendo de ellos una oportunidad para el
    desarrollo sustentable de México en condiciones de paz y justicia
    social.
   Evitar la reedición de actitudes que en generaciones anteriores
    hicieron vigente la disputa por razones ideológicas o diversidad de
    opiniones y que impidieron el acuerdo para unir esfuerzos al, servicio
    de México.
   Aprovechar la etapa de estudiantes para practicar el diálogo y la
    tolerancia, el intercambio de ideas y el respeto a los que piensan
    diferente.
   Convocar a encuentros de jóvenes en su comunidad para construir
    juntos opciones de solución a la violencia o al consumo de drogas en
    su entorno social e involucrarse en su implementación.
   Utilizar las nuevas tecnologías de comunicación para interactuar con
    los demás y conocer otras ideas, otras realidades, para ampliar la
    noción de su localidad, de su país y del mundo.
   Respetar las deficiencias o debilidades de los demás y complementar
    en lo posible sus limitaciones. Platicar y ser solidario con otros jóvenes
    que hayan sido víctimas de delitos para ofrecerles apoyo y aprender
    de su experiencia.
   Involucrarse en actividades deportivas, culturales y de servicio, no
    solo con espíritu deportista, sino para hacer vida comunitaria con
    sentido social.




                                                                                 49
Para las víctimas

   Asumir que el ejercicio de trascender los saldos de ser víctima implica
    aprender a vivir con lo que le ha ocurrido, reconocer que transitar el
    difícil camino de la recuperación depende principalmente de su propia
    decisión.

   Aceptar asistencia psicológica especializada que ayude a evitar la
    segunda victimización personal o familiar, mediante el control
    adecuado de emociones y el desarrollo de una visión positiva ante la
    vida.
   Además de dar al esfuerzo de recuperación un propósito de
    superación y realización personal, enfocarlo también a la participación
    social.
   Tener presente que el resentimiento y el odio solo hace daño a quien
    lo siente.


Para los adultos mayores:



   Asumir que como adulto mayor se es cimiento de la cohesión familiar,
    contribuyendo con el ejemplo y el diálogo a que haya un ambiente de
    convivencia pacífica dentro del hogar.
   Ayudar a educar a los niños y jóvenes en los valores de la paz,
    enseñándolos a resolver sus diferencias sin agresiones, a dialogar y a
    respetar a los diferentes.
   Motivar a los niños y jóvenes a participar en actividades cívicas,
    religiosas o de recreación, sanas y productivas.
   Por medio del diálogo permanente, hacer consciente al resto de la
    familia de los tiempos de paz que ha vivido México, con el doble
    propósito de que no vivan el estado de guerra actual como si fuera
    normal y de motivarlos a trabajar activamente por un país más
    seguro.
   Ser el enlace entre la familia y su barrio o colonia, manteniéndose
    activo en grupos vecinales, compartiendo su experiencia.



                                                                              50
 Informar a sus representantes políticos (como el diputado de su
    distrito o el alcalde) de la seguridad en el entorno social que se vive
    en su comunidad.
   Conversar con los miembros de la familia sobre las víctimas de delitos,
    sensibilizándolos sobre sus derechos y padecimientos.
   Denunciar a las autoridades las actividades delictivas que observe,
    manteniendo el anonimato y protegiendo en todo momento su
    integridad.
   Contribuir a formar una comunidad unida y fuerte por medio de la
    participación en espacios cívicos y políticos.


Para los organismos de la sociedad civil

   A quienes forman parte de asociaciones de abogados, médicos,
    sicólogos, entre otros, organizar labores de ayuda solidaria y apoyo
    profesional a víctimas de delitos y a sus familiares.
   Impulsar, a través de programas de capacitación y debate académico,
    la participación colectiva entre autoridades, sector privado, partidos
    políticos y sociedad civil organizada, en la labor de construir una paz
    justa que permita una fuerte cohesión social.
   Implementar programas que generen conciencia de participación y
    estimulen a los ciudadanos a denunciar el narcomenudeo en barrios y
    colonias sin exponerlos a represalias.
   Fomentar la unidad comunitaria por medio de la recuperación de los
    espacios de esparcimiento públicos y la imagen urbana.
   Crear observatorios ciudadanos que recopilen información estadística
    y propongan políticas públicas sobre criminalidad, con plena
    autonomía.
   Impulsar la creación de concejos ciudadanos independientes y con
    capacidad de actuación y supervisión de las instituciones oficiales
    responsables de la seguridad, así como de coadyuvar en su
    implementación y gestión.
   Fomentar el valor de la legalidad y eliminar la permisividad social ante
    la corrupción.




                                                                               51
 Generar esquemas de apoyo a las familias que fomenten valores
  cívicos y de respeto a la legalidad. Ejemplo de ello son las escuelas
  para padres.
 Utilizar las redes sociales cibernéticas para fomentar la participación
  social en el combate a la delincuencia y la presentación de denuncias.
 Monitorear y denunciar públicamente a los usuarios de redes sociales
  que esparzan información falsa o que favorezca a los delincuentes,
  pues ello genera brotes de pánico social.
 Coordinar la creación de asociaciones que brinden información para el
  fomento de la paz, como redes de taxistas, eclesiásticas, de vecinos,
  entre otras.
 Establecer acuerdos internacionales           de   cooperación entre
  organizaciones de la sociedad civil.



Para las instituciones educativas y la comunidad académica

 Enseñar a los alumnos y maestros formas de cooperación con quienes
  son víctimas dentro de la comunidad escolar.
 Propiciar respeto, convivencia y civismo dentro de las aulas, evitando
  el acoso escolar.
 Incorporar en los programas educativos conceptos de valores cívicos y
  de resolución pacífica de conflictos.
 Impulsar campañas, no de manera extraordinaria sino permanente,
  que promuevan la identidad y la historia de cada comunidad, y que
  hagan hincapié en el valor de la vida humana y la dignidad de la
  persona.
 Establecer mecanismos para la denuncia segura y anónima de
  actividades delictivas dentro de las instituciones educativas.
 Ofrecer roles constructivos a los alumnos que les ayuden a formular
  un proyecto de vida desde temprana edad, a fin de que no se
  posicionen en su percepción los roles negativos presentados por la
  delincuencia. Una herramienta útil para ello es que los padres visiten
  la escuela de sus hijos y hablen del trabajo al que se dedican.




                                                                            52
 Prevenir de manera permanente y sistemática al alumnado sobre los
    riesgos de entablar comunicación y relaciones afectivas con personas
    vinculadas al consumo o venta de drogas.
   Trabajar en la opinión pública para evitar que se difundan visiones
    estereotipadas sobre los migrantes, mismas que fomentan la
    discriminación en razón del origen de las personas.



Para los órdenes de gobierno

   Asumir ante la comunidad el compromiso de mantener un respeto
    irrestricto a los derechos humanos y acatar los mecanismos que
    faciliten la supervisión de las Comisiones Estatales y Nacional de los
    Derechos Humanos, así como la participación de organismos
    internacionales.
   Desarrollar programas que enseñen a las familias, a las comunidades
    de colonias y barrios, a las empresas, a crear un ambiente que
    contribuya a la recuperación de las víctimas en condiciones de
    normalidad social, sin que se les haga sentir víctimas.
   Cuidar la absoluta confidencialidad de los datos de las víctimas.
   Instituir oficinas con personal especializado para la atención gratuita a
    las víctimas, que ofrezcan asesoría jurídica y psicológica.
   Integrar equipos de respuesta rápida que recuperen bienes materiales
    arrebatados por la delincuencia, con la finalidad de proteger el
    patrimonio de las familias honestas.
   Abrir espacios de diálogo para facilitar el entendimiento comunitario y
    orientarles en la ayuda a las víctimas para normalizar sus vidas en el
    entorno.
   Garantizar la seguridad social y laboral de los reporteros,
    camarógrafos, editores y fotógrafos que cubren las fuentes de policía,
    seguridad y narcotráfico.
   Legitimar las acciones extraordinarias de seguridad pública en el
    diálogo con la sociedad.
   Privilegiar el desarrollo social integral como estrategia complementaria
    para disminuir la tendencia delictiva en los sectores más vulnerables
    de la ciudad.


                                                                                53
 Rehabilitar la confianza social en las instituciones por tres vertientes:
  lograr que los esquemas de seguridad sean accesibles para todos y no
  para unos pocos grupos sociales; generar confianza en inversionistas
  y fomentar la cohesión y la corresponsabilidad comunitaria.
 Privilegiar políticas para generar y recuperar infraestructura urbana,
  cultural y educativa donde se ofrezcan alternativas ocupacionales.
 Implementar políticas públicas que prevengan y eviten el
  reclutamiento y utilización de niños, adolescentes y jóvenes en
  actividades delictivas. Dar especial atención a los niños huérfanos y en
  situación de calle.
 Establecer programas de subsidio para los estudiantes que por
  carencias económicas abandonan la escuela.
 Considerar las adicciones como un reto para la salud pública y obrar
  en consecuencia.
 Diseñar políticas públicas que de manera integral permitan avanzar en
  el reconocimiento y satisfacción de los derechos de las víctimas y que
  eviten involucrarlas en el debate de la responsabilidad penal de los
  victimarios.
 Canalizar recursos a programas que reactiven la economía mediante
  generación de empleo, dando prioridad a sectores vulnerables, en
  forma extraordinaria, subsidiaria y temporal.
 Establecer criterios jurídicos que aseguren que aun cuando se
  extradite a un delincuente se garantice reparación de daño a sus
  víctimas.
 Diseñar la arquitectura jurídica e institucional que incentive la
  deserción al delito y la adaptación a formas honestas de vivir.
 Difundir ampliamente las formas para tener acceso a programas de
  reconciliación, penas alternativas a la cárcel, segundas oportunidades,
  readaptación social, reinserción comunitaria y familiar, amnistía y
  desactivación de grupos delictivos.
 Dar prioridad a políticas públicas que disminuyan la exclusión y la
  pobreza extrema, factores que agudizan la injusticia social y vulneran
  la paz.
 Eliminar trabas burocráticas que dificulten el acceso y trámite de los
  programas de reintegración de delincuentes.



                                                                              54
 Donde se requiere la presencia del gobierno para preservar o
  restablecer la seguridad y la paz, hacerlo de manera integral y no solo
  con la fuerza pública.
 Fortalecer subsidiariamente a los gobiernos municipales, estableciendo
  con claridad en los convenios de colaboración que la fuerzas estatales
  y federales están al servicio de los Ayuntamientos. También evitar el
  riesgo de que aquellas suplanten a los gobiernos locales.
 Concebir, diseñar e implementar las políticas de seguridad como
  políticas de Estado y no de gobierno, con visión a largo plazo,
  flexibles, que permitan abatir la criminalidad.
 Sustentar el éxito de los programas de seguridad en la eficacia de los
  organismos de inteligencia del Estado y en su adecuada coordinación.
 Legislar que los programas estratégicos de seguridad pública tengan
  continuidad y no dependan de los ciclos de elección de gobernantes.
 Establecer reglas y procedimientos institucionales al sistema de
  coordinación entre órdenes de gobierno para asegurar una mayor
  eficacia en sus acciones conjuntas.
 Evitar pronunciamientos y anuncios que revelen estrategias contra el
  crimen organizado o que puedan ser percibidas por éste como una
  provocación.
 Evaluar permanentemente la eficacia de las estrategias vigentes y
  hacer los ajustes necesarios.
 Revisar el perfil de experiencia, profesionalismo y aptitud de quienes
  diseñan estrategias que inciden en la seguridad y sustituir a los
  funcionarios y especialistas que no garanticen resultados favorables.
 Implementar medidas de cero tolerancia que castiguen a los
  servidores públicos involucrados en casos de corrupción o de violación
  a los derechos humanos.
 Rediseñar el servicio militar orientándolo hacia la paz, a fin de que sea
  una institución de formación preventiva en seguridad para civiles y de
  acción solidaria en casos de emergencia.
 Acelerar y mejorar la institución de los juicios orales.
 Asegurar que el enfoque del sistema de procuración de justicia no se
  circunscriba a procesar penalmente a los victimarios, sino que
  garantice la reparación del daño ocasionado a las víctimas.



                                                                              55
 Evitar en lo posible la seguridad privada que complica la función
    esencial del Estado. Supervisar los servicios que prestan y
    coordinarlos operativamente con los de seguridad pública.
   Legislar la extinción de dominio en todo el país, hacer eficaz su
    aplicación y transparentar el destino de los bienes asegurados.
   Fortalecer las instituciones del Estado a fin de terminar con los
    espacios de impunidad y los intentos criminales de suplantarlas.
   Instituir redes de cooperantes ciudadanos a fin de recopilar
    información y ofrecer recompensas para premiar a ciudadanos que
    colaboren extraordinariamente con el Estado.
   Implementar mecanismos para proteger la infraestructura de salud y
    garantizar la integridad física de los médicos, socorristas y personal de
    clínicas y hospitales.
   Reconocer la migración como un derecho humano y modificar las
    políticas públicas para mejorar el trato a los migrantes nacionales y
    extranjeros radicados en forma transitoria o permanente en territorio
    nacional.
   Establecer políticas públicas de protección a migrantes para disminuir
    su vulnerabilidad ante autoridades y grupos criminales.



Para las corporaciones policiacas

   Promover más sociedad en la policía y no más policía en la sociedad,
    generando mecanismos de observación ciudadana que favorezcan la
    transparencia y la rendición de cuentas de los cuerpos policíacos.
   Establecer que el uso de la fuerza sea el último recurso ante
    circunstancias de gravedad extrema, cuando se hayan agotado todos
    los medios pacíficos al alcance de la autoridad.
   Crear nexos entre vecinos por medio de policías de proximidad que se
    conviertan en un miembro más de la comunidad y generen confianza.
   Capacitar a los policías y servidores públicos de oficina en las
    corporaciones para que atiendan con prontitud y sensibilidad a
    quienes han padecido algún delito, respetando escrupulosamente su
    dignidad y evitando la doble victimización.




                                                                                56
Estrategia para la Paz Justa VAE
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Estrategia para la Paz Justa VAE

  • 1. Estrategia para la Paz Justa Propuestas del movimiento nacional Volver a Empezar Presentación de Manuel Espino
  • 2. “México está pasando por uno de los períodos más peligrosos de su historia y solo el patriotismo de todos los mexicanos podrá salvarlo de los peligros que lo amenazan” Francisco I. Madero 2
  • 3. Ofrecimiento El movimiento nacional Volver a Empezar ofrece esta propuesta de paz a los miles de mexicanos que han sido víctimas de la guerra contra el crimen. En nuestro sentir están, primordialmente, quienes perdieron la vida en estos años de sufrimiento para la Nación que nos hermana. Nos solidarizamos con el insondable dolor de las viudas, de los huérfanos, de quienes perdieron un hijo y de quienes han sufrido vejaciones, detrimento de su patrimonio, su tranquilidad o su libertad. Reconocemos el valor y patriotismo de los miembros de las fuerzas armadas que han caído en su heroico afán por restablecer la paz. Hacemos votos porque su sacrificio adquiera significado y trascendencia al inspirar una luminosa búsqueda de paz en la justicia social, en la democracia y en la prosperidad que merecemos todos. 3
  • 4. Agradecimientos La Estrategia para la Paz Justa es un documento que el movimiento nacional Volver a Empezar ofrece a la nación, sintetizando la iniciativa ciudadana de gran representatividad y pluralidad, motivada por el deseo de crear un país más seguro. Esta propuesta recupera las valiosas ideas de mujeres y hombres de más de veinte países, que demostraron con su participación la generosidad de los humanistas genuinos. Sus aportaciones los hacen coautores de este esfuerzo compartido para servicio de México. A todos ellos, les extendemos el agradecimiento no solo de nuestro movimiento, sino el de todos los mexicanos a quienes su solidaridad y sus vastos conocimientos los acercaron a la causa de la paz. *** Apreciamos especialmente la valiosa contribución de los jefes y ex jefes de Estado que colaboraron en esta propuesta: Juan Manuel Santos Colombia Michiel Eman Aruba Álvaro Uribe Vélez Colombia Vicente Fox México Belisario Betancourt Colombia Armando Calderón Sol El Salvador Jorge Quiroga Bolivia Leslie Manigat Haití Henny Eman Aruba Basdeo Panday Trinidad y Tobago 4
  • 5. Valoramos la generosidad con la que cooperaron para la construcción de esta Estrategia para la Paz Justa gobernadores, embajadores, ministros, secretarios de Estado, especialistas, militares, académicos, legisladores y miembros de la sociedad civil organizada de México y de otros países1. Asimismo, el movimiento nacional Volver a Empezar agradece a la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) la realización de los foros internacionales “Inseguridad, dolor evitable” celebrados en Bogotá, Colombia, y en Ciudad Juárez, México, en junio de 2008 y agosto de 2009 respectivamente; así como el foro “Juicios orales, el rostro humano de la justicia”, celebrado en Durango, México en noviembre de 2008. Su aportación documental, surgida de estos eventos, fue de gran valía para delinear la propuesta contenida en estas páginas. Por México, muchas gracias. 1 Como anexo a este documento, se encuentra una lista de las personas que colaboraron en este esfuerzo de reflexión colectiva. 5
  • 6. Índice Presentación………………………………………………………..….…………………….7 Introducción………………………………………………………….…………………….13 Diagnóstico……..……………………..…………………….……….……………………19 Principios y valores para la Seguridad………………..……….….………………25 Objetivos rumbo a la paz de México………....…..…………….…….………….31 Estrategia para la paz justa…………………………………………..………….……33 Líneas estratégicas para la paz……………………….………..……..…………….40 Criterios para una acción de Estado no violenta…..…………….……………42 Propuestas para todos……………………..…………………………………………..46 Para la comunidad………………………………………………….……………47 Para las familias……………………………………………………….…………48 Para los jóvenes……………………………………………………….…………49 Para las víctimas……………………………………………………….………..50 Para adultos mayores………………………………………………….……….50 Para los organismos de la sociedad civil………………………….…….51 Para las instituciones educativas y la comunidad académica…...52 Para los órdenes de gobierno……………………………………….….…..53 Para las corporaciones policiacas…………………………………….…...56 Para los medios de comunicación………………………………………....57 Para los partidos e instituciones democráticas……………….……….58 Para las iglesias…………………………………………………………………..59 Anexo………………………………………………………………………………………....60 ¿Qué es VAE?.................................................................................67 6
  • 7. Presentación Por Manuel Espino La seguridad es misión preeminente del Estado y debe ser integral. Abarca la protección personal y social, privada y pública, institucional y jurídica. En el momento presente de México, la violencia amenaza a la patria, a la Nación y al Estado; sus acciones incalificables tienden a ser cada vez más agresivas y destructivas; su reprochable asedio atrofia la sustentabilidad como país y amenaza la subsistencia de las generaciones venideras. En el clamor insistente de los mexicanos por la seguridad, subyace la búsqueda incesante de la paz con justicia social. Urge salvaguardar la vida de las personas y de las comunidades, restablecer condiciones seguras para que los ciudadanos, de hoy y de mañana, ejerzamos nuestros derechos y cumplamos nuestros deberes con tranquilidad. Para que tengamos una vida digna, pacífica y productiva. Oportunidad histórica Sin caer en fatalismos, es preciso reconocer que el creciente empoderamiento de grupos criminales en detrimento de la sociedad y del Estado, así como la tentación de hacer justicia por propia mano entre los sectores más agraviados por la inseguridad, revelan una crisis humanitaria contraria a la aspiración universal a la paz y amenazan con sumar a México a la lista de los Estados fallidos del mundo. De no revertirse este fenómeno, entre las hipótesis probables del futuro nacional está la posibilidad de que en 2012 la narcopolítica siente sus reales en el escenario electoral, con la presencia de bandas de delincuentes imponiendo y vetando —por la fuerza del dinero o de la coacción— dirigentes políticos, líderes sociales, candidatos y gobernantes; en síntesis: un proyecto perverso de poder. 7
  • 8. Hay bases para esta hipótesis: el crimen organizado ya ha asestado fuertes golpes a la clase política. No solo busca la cooptación de su clase dirigente, puede presumirse con certeza que intenta presionar a este sector para hacerse de posiciones en la estructura de poder institucional. Podría ser el inicio de una era de funestas consecuencias para la integridad y la soberanía nacional. Por ello, la criminalidad impone un desafío radical que exige atención inmediata a la sociedad y al Estado: iniciar procesos justos encaminados a restablecer el orden y la seguridad. Los mexicanos de hoy tenemos la oportunidad histórica de construir condiciones para instaurar y disfrutar en el presente una paz duradera, con justicia social para todos. Nuestra Nación peligra y únicamente nos corresponde a nosotros salvarla. Urgencia de patriotismo “México está pasando por uno de los períodos más peligrosos de su historia, y solo el patriotismo de todos los mexicanos podrá salvarlo de los peligros que lo amenazan”2. Así se expresaba Francisco I. Madero al escribir su libro La Sucesión Presidencial, cuyo propósito fundamental era convocar a los mexicanos a cerrar un largo capítulo de absolutismo: El del Porfiriato, que culminó con la renuncia del presidente Porfirio Díaz. Las palabras de quien iniciara la Revolución de 1910 son de sorprendente actualidad. Hoy, como entonces, México clama por el patriotismo de sus hijos. Y como dijera el “apóstol de la democracia”: “El patriotismo consiste en que todos sacrifiquen sus ambiciones personales y procuren amoldar sus actos a la ley”3. En efecto —y así lo registra nuestra historia— cuando el patriotismo ha alentado a los mexicanos, la Nación ha tenido la fuerza para realizar las más grandes proezas en aras de la unidad, la libertad y la prosperidad. 2 Francisco I. Madero, La Sucesión Presidencial en 1919, Random House Mondadori, edición Debolsillo 2010, p. 309. 3 Ibid., p. 309. 8
  • 9. México necesita una vez más del patriotismo de todos nosotros. Patriotismo que urge a dejar la actitud indiferente o indolente de quienes se encogen de hombros ante el dolor que provoca la violencia. Patriotismo que exige a los tres órdenes de gobierno no evadir su responsabilidad de sumar capacidades y talentos para el restablecimiento de la paz. Patriotismo que no se limita a dar muestras de valor en el combate a los criminales, sino que se acredita en la voluntad de revisar y rectificar toda estrategia que pudiera poner en riesgo a la Nación. Patriotismo que compromete a los ciudadanos a no declinar principios y valores por la presión de la injusticia social para sumarse a los grupos delincuenciales que amenazan la vida nacional. Patriotismo es aceptar nuestra responsabilidad en la historia para trascender esta nueva guerra entre mexicanos hacia la armonía, y desde ella restablecer la paz mediante un proceso de concertación democrática, de coordinación solidaria y de cooperación subsidiaria permanente entre la sociedad civil y las instituciones del Estado. Es indemorable asumir ese patriotismo que impele a hacer valer el interés nacional del orden, de la seguridad pública y privada, para defender nuestros derechos y libertades, sin abdicar la soberanía de México a la voluntad caprichosa y egoísta de los delincuentes. Convocatoria a la unidad para la paz A participar en este sublime propósito que trasciende ideologías, posiciones sociales y credos religiosos, convocamos a todos los grupos comunitarios y movimientos sociales; a las instituciones educativas y a las iglesias; a los partidos políticos y medios de comunicación; a los intelectuales, académicos y a los tres órdenes de gobierno. A quienes han perdido la esperanza y a las víctimas que enfrentan con miedo el futuro, les convocamos a ser artífices de un México seguro para todos; les animamos —como dijera una niña tras perder sus piernas en un 9
  • 10. atentado— a “mirar hacia adelante con valor y optimismo por recuperar nuestras vidas”4. Les proponemos erigirse en la fuerza social de la paz y en el soporte e la justicia social. De igual forma, los invitamos a construir un nuevo modelo de ordenamiento del Estado donde exista una mayor participación ciudadana en corresponsabilidad con las autoridades. Cuando se está comprometido con la paz se buscan los caminos para llegar a ella, se perfilan las acciones no violentas para conseguirlo y se apuesta la voluntad para llevarlas a la práctica. Por eso diseñamos esta Estrategia para la Paz Justa, que ponemos a disposición de la Nación y del gobierno en primerísimo lugar. Deseamos convencer a nuestros gobernantes con argumentos y persuadirlos con propuestas para que modifiquen, en la medida de lo prudente y de lo posible, sus líneas de confrontación directa. Para nosotros, y hay que dejarlo claro, la violencia en ningún sentido es opción para alcanzar un propósito de armonía. Por eso hacemos un llamado a buscar y encontrar, en estas páginas, ideas para trabajar por la paz, desde la paz. Aquí hay acciones que todos podemos aplicar en nuestra vida cotidiana o en el ejercicio de responsabilidades públicas, para así revertir el sentimiento de impotencia, de frustración o desesperanza que a tantos mexicanos abruma. Agradezco a mis compañeros de este gran movimiento nacional que me concedieran el honor de dar a conocer esta Estrategia para la Paz Justa, que se suma a las muchas iniciativas que pretenden la consolidación democrática desde una convivencia armónica de nuestro pueblo. Honrar una tradición de paz Si Francisco I. Madero se pronunció contra el uso de las armas, argumentando que “volveríamos a caer en el tristísimo dédalo de las guerras 4 Irene Villa Gómez, periodista española, víctima de la organización terrorista ETA. 10
  • 11. intestinas”5, el momento presente también sugiere transitar caminos no violentos hacia la paz. En aras de ese fin, con el más elevado espíritu de solidaridad y voluntad de cooperación, ofrecemos a la Nación esta propuesta. Mi contribución a ella la ofrezco a las comunidades dolientes de todo el país. De manera especial dedico este esfuerzo a mi comunidad, a la ciudad más peligrosa y lastimada por la violencia en el mundo: Ciudad Juárez. Desde las orillas del Río Bravo, en ocasiones previas a la Revolución Mexicana, los habitantes de esa ciudad abrieron caminos hacia la solución de conflictos regionales y nacionales. Y tras una gran batalla, hace cien años, desde esa ciudad “donde comienza la patria”6 se abrió el diálogo que movió la voluntad del Presidente de México y de los grupos en conflicto para firmar los Tratados de Ciudad Juárez el 21 de mayo de 1911. Como hace cien años, inmerso el país en un ambiente de miedo y de zozobra, que vulnera la vida de muchas comunidades en el país, hoy cobra vigencia el deseo de la paz sin el recurso fácil, permanente y casi exclusivo de las armas de fuego, sin el saldo de la muerte, sin el dolor humano. Por esa urgencia de proteger los derechos ultrajados de los mexicanos, somos los primeros en comprometernos con esta Estrategia para la Paz Justa que difundiremos ampliamente promoviendo la adhesión a ella de ciudadanos y gobernantes. Estamos seguros de que la generosidad social de México responderá positivamente a nuestra invitación. El día del Centenario de aquel acontecimiento que restableció la paz en toda la República, simbólicamente firmaremos este documento en Ciudad Juárez. Desde esa doliente comunidad chihuahuense con tradición de paz, hoy subyugada por el crimen organizado, invitaremos al Presidente de México a hacer lo propio. 5 Francisco I. Madero, La Sucesión Presidencial en 1919, Random House Mondadori, edición Debolsillo 2010, p. 315. 6 “Donde comienza la patria”, lema que se lee en el escudo de Ciudad Juárez, Chihuahua. 11
  • 12. Con base en esta Estrategia para la Paz Justa le propondremos convocar y liderar, como Jefe de Estado que es, una gran Concertación Nacional en los términos aquí propuestos, para que transite de ser un presidente de guerra a un presidente de paz. Bajo las condiciones que hoy imperan en nuestra sociedad, el llamado a la paz no puede esperar. La paz debe ser nuestro objetivo de hoy, nuestra agenda de hoy, nuestra decisión de hoy. Es nuestra oportunidad de salvar a la patria. Hagámoslo juntos. ¡Que viva México y que viva en paz! Ciudad de México, 9 de mayo de 2011. 12
  • 13. Introducción Volver a Empezar es un movimiento nacional de alcance social y político, integrado por ciudadanos dispuestos a privilegiar nuestras coincidencias por encima de nuestras diferencias. Decididos a colaborar, con respeto, tolerancia y unidad de propósitos, en el fin superior del engrandecimiento y la prosperidad de México. Nos mueve la honesta intención de instaurar la ética, el respeto y la confianza entre los mexicanos. Quienes integramos este movimiento, que pretende bienestar para todos, nos proponemos ser un ejército de paz, porque solo en la paz —que es aspiración universal de la humanidad— se fundamenta la autorrealización de los pueblos; es en ella donde los hombres nos refugiamos para encontrarnos con los demás y con nosotros mismos. En aras de ese derecho fundamental es que nos hemos comprometido a promover una creciente solidaridad nacional que permita proyectar el futuro en vez de padecerlo. Respecto de la seguridad a que aspiran los mexicanos, nuestro compromiso es coadyuvar en la construcción de una estrategia de Estado eficaz, que reconsidere las formas inerciales de combate al crimen organizado y apunte a conciliar los intereses políticos y económicos, sociales y culturales que subyacen como factores de origen o de permanencia de la violencia. Porque sabemos que tan necesaria es la crítica constructiva como el proponer alternativas realizables; porque existen ciudadanos con voz y propuesta, responsables y preocupados por lo que está pasando en el país, y que no están siendo completamente representados por gobierno y los partidos; ofrecemos ideas y propuestas viables para recuperar la seguridad y la tranquilidad en condiciones de justicia. 13
  • 14. Para alcanzar la armonía de un pueblo no hay manuales escritos, fórmulas mágicas o leyes infalibles. Con este documento, el movimiento Volver a Empezar busca concitar las voluntades libres de todos para acordar el camino más seguro hacia la paz; para tenerla con nosotros, y una vez hecha nuestra, cuidarla, fortalecerla, verla madurar; mantenerla viva, activa y triunfante. Deseamos despertar conciencias y activar voluntades, dejar un testimonio de que en el tema de la seguridad —como en muchos otros— es indispensable recurrir a métodos no destructivos de la vida humana, superar toda diferencia ideológica por la vía del diálogo y la reconciliación. La única motivación que nos debe inspirar y urgir es la de hacer las transformaciones necesarias que conduzcan a nuestra Nación lastimada hacia la paz y la prosperidad en la justicia. Por eso proponemos anteponer, con generosidad, el interés nacional a los legítimos intereses particulares. Solo a partir de un México en paz podremos construir el país próspero que deseamos para nuestros hijos y nuestras familias. Por ello respaldamos al Presidente de la República en su perseverante intención de combatir a los criminales. Sin embargo, en razón de la necesaria justicia social, le proponemos recurrir primordialmente a estrategias no destructivas. Lo exhortamos a que asumamos el reto de cultivar juntos el arte de la paz. Le ofrecemos con respeto y reconocimiento que cuente con nosotros para ello. Contenido de la propuesta para la paz Este documento, que puede adaptarse para su aplicación nacional o regional, estatal o municipal, familiar o personal, propone un modelo con profundo sentido humano y social que busca el equilibrio entre las necesidades de paz y de justicia. Es una guía para facilitar la definición de rumbo, de prioridades y de criterios en la búsqueda de nuestra seguridad como Nación. La propuesta aquí contenida es un punto de partida hacia la paz desde la no violencia activa. Es una aportación para provocar la interacción estratégica e imprescindible del Estado y de la sociedad; para propiciar que 14
  • 15. desde ambas dimensiones de la Nación, todos los mexicanos caminemos con éxito hacia el fin deseado. Los componentes esenciales de este documento son: un diagnóstico que justifica la estrategia confeccionada por el movimiento Volver a Empezar, una propuesta de plataforma axiológica de principios y valores que permitan habituar la inteligencia y la voluntad a dar dimensión ética a la estrategia. Estos preceptos ofrecen puntos de referencia para orientar el proceso de paz desde una acción congruente con el respeto a las personas, pero eficaz en sus resultados. En seguida proponemos cinco objetivos estratégicos que son condición para trascender la realidad prevaleciente, para darnos un país con mejores oportunidades y calidad de vida para todos. En última instancia: para crear un entorno de bienestar generalizado donde la paz y la seguridad sean constantes. Después se desarrolla la Estrategia para la Paz Justa —que es la parte fundamental de este documento—, describiendo los pasos que a modo de ruta crítica deben darse para alcanzar los objetivos. En seguida se ofrecen diez líneas estratégicas de acción que sugieren las condiciones y metas mínimas para alcanzar el fin anhelado. Al final, sugerimos criterios de orden práctico a considerar en la ejecución de la estrategia, así como un amplio menú de eventos y acciones que pueden llevar a cabo los ciudadanos en forma individual o comunitaria, desde los organismos de la sociedad o desde las instituciones del Estado. Propuesta con raigambre social Los problemas que generan las acciones antisociales, únicamente pueden tener soluciones sociales. Es por esa razón que pugnamos por la reconciliación y los programas de segundas oportunidades, por la educación para la paz y la cultura de la legalidad y el perdón, por la despartidización de la seguridad pública, por el diálogo intrafamiliar y vecinal, pero sobre todo, por la concertación entre la sociedad y el Estado, lo que implica diálogo y acuerdo. 15
  • 16. La sociedad está ordenada a las personas y éstas al bien común 7. En ella se encuentra, por tanto, el fundamento vital que nutre y da sentido al movimiento Volver a Empezar, entre cuyos principales objetivos se encuentran dar dimensión ética con sentido social a la vida pública, ciudadanizar la política y despartidizar a las instituciones del Estado. Pugnamos, entonces, por establecer el diálogo nacional como método para privilegiar las coincidencias por encima de las diferencias que suelen dificultar la convivencia pacífica. La Estrategia para la Paz Justa que aquí presentamos es una expresión social, porque comparte el común anhelo de la pluralidad nacional. Muchas de las propuestas contenidas surgieron de la consulta denominada “¿Y tú cómo quieres México?”, mediante la cual Volver a Empezar difundió por redes sociales y en foros regionales preguntas concernientes a los principales temas de la vida nacional, incluida la seguridad. Estas preguntas fueron contestadas por ciudadanos abierta y libremente, sin más interés que difundir sus ideas personales para aportar a la creación de un México más seguro. Aquí se refleja la nobleza y el sentimiento social que en favor de la paz tiene nuestra gran Nación. También se construyeron propuestas a partir del conocimiento y experiencia exitosa de un equipo de especialistas de más de veinte países, así como de diversas fuentes documentales. Todo ello, bajo el común denominador de una visión ciudadana y una ausencia de objetivos sectoriales, partidistas o electorales. El contacto directo con los grupos sociales ha permitido que nuestro movimiento sienta con la gente y transmita en este documento las propuestas de los ciudadanos. Vivir en paz está en nuestras manos. Cada núcleo familiar o comunitario, cada joven, servidor público, ministro de culto, jornalero, empresario, periodista o maestro, es corresponsable y encontrará en estas páginas propuestas con sentido social que pueden llevar a cabo en favor de ese propósito que nos hermana. 7 Manuel Espino, Volver a Empezar, Random House Mondador, editorial Grijalbo 2009, p.48. 16
  • 17. Solución no violenta Ante la impostergable necesidad de cambiar la llamada “estrategia anticrimen” del gobierno proponemos, en primerísimo lugar, que la sociedad civil y el Estado conciban la construcción de la paz como la solución no violenta a todo tipo de conflictos y actúen en corresponsabilidad, evitando al máximo el uso de la fuerza. Al igual que muchas expresiones de la comunidad, la nuestra reitera: es errónea la concepción de que la violencia solo se combate con más violencia. Optamos por las armas de la paz y no las de la guerra. Por ello insistimos en la urgencia de un cambio de enfoque en el combate al crimen, a partir de repensar lo vivido en esta lucha que se ha significado por la muerte y el sufrimiento. Sugerimos construir escenarios alternativos de solución, sustituyendo las acciones puramente militares y policiales por otras que impliquen el uso de herramientas cívicas, educativas y económicas, pero sobre todo sociales y con sentido humanitario. A más de cuatro años de que el Presidente de México declarara la guerra a los grupos criminales en la recta intención de proteger a los mexicanos, es justo y urgente reconocer que los resultados obligan a rectificar; a cerrar este laboratorio de guerra donde se experimenta a gran escala, y cada vez con mayor degradación social y desesperanza, con la vida de los mexicanos. Tarea de todos El mejor patrimonio que podemos dejar a las siguientes generaciones es un país seguro y sustentable, con armonía para el crecimiento y desarrollo, que les ofrezca una vida digna y con calidad. Esa es nuestra responsabilidad, es la tarea de todos. Por ello vuelve a ser vital convocarnos, con sentimiento de mexicanos, a poner el alma y la nobleza de la virtud cívica al servicio de la patria. 17
  • 18. La solidaridad es uno de los principios inherentes a la condición humana que afirma la natural tendencia del hombre a participar en la vida social en todas sus modalidades; a compartir en ella las responsabilidades exigidas por el bien común, siempre con respeto a la soberanía individual y a la coexistencia en la diversidad8. Atendiendo la exigencia social de construir un país donde podamos tendernos la mano sin reservas y sin miedo, invitamos a todos los mexicanos a un esfuerzo resuelto y sereno, pacífico y democrático, para construir juntos una estrategia de Estado con la participación solidaria de todas las instituciones, de todos los órdenes de gobierno y de toda la Nación. De manera especialísima hacemos un llamado enérgico a quienes forman parte de grupos criminales. Apelamos a su condición de mexicanos, para que en una expresión de sinceridad consigo mismos, y pensando en sus propias familias, busquen en su conciencia los valores de fidelidad a la patria que nos hermana. El camino del bien, de la solidaridad, del trabajo honesto, no siempre es fácil, pero es el único que dignifica al hombre y enaltece a la patria. Para tener una vida honesta, persuadimos a quienes han incursionado en el crimen, de abdicar su labor destructiva de México. En la rectificación de propósitos dense la oportunidad de volver a empezar y regalar a sus hijos un futuro digno desde un presente de paz. 8 Ibid., p.49. 18
  • 19. Diagnóstico “Una estrategia solo puede definirse y ser aplicada con eficacia si se tiene un cuadro lo más realista posible, ya que es inadmisible operar en un ámbito deformado por una percepción subjetiva del mismo” Augusto Benjamín Rattembach Apreciar el sentido de los acontecimientos, evaluar el entorno social, descubrir las fuerzas en movimiento y medir las posibilidades de desplazamiento hacia la paz, es lo que constituye un diagnóstico realista que, aunque subjetivo y quizá dramático, servirá de justificación a la estrategia, a la planeación y a la programación de las acciones. Con la opinión pública y con los datos publicados, con las valoraciones surgidas en diversos foros que abordaron el tema de la seguridad en el país y con las ideas recogidas por Volver a Empezar en consulta directa a la sociedad, se configuró un diagnóstico que aquí se sintetiza. Expresiones del sufrimiento nacional En el siglo XX México padeció varias luchas intestinas y represiones conducidas por gobiernos autoritarios, en las que miles de compatriotas perdieron la vida. Cuesta trabajo creer que ahora, en este nuevo siglo, cuando el país se estrena en la democracia, la República se encuentra ante un derramamiento de sangre tan atroz por la desgarradora estadística, como por su brutal naturaleza. 19
  • 20. Es decir, desde que se declaró la guerra contra la delincuencia organizada los mexicanos no solo hemos padecido casi 40 mil asesinatos y la desaparición de 5 mil 400 personas, según cifras oficiales, sino también una escalada en la atrocidad y el salvajismo con el que se ejerce la violencia y se contradice la modernidad democrática. Hay que acotar que esta cantidad de homicidios sin precedente puede incluso duplicarse, debido a la cifra oculta tras los desaparecidos, las fosas comunes aún sin contabilizar y la reticencia de muchos ciudadanos a denunciar, entre otros factores. Además de los homicidios se han multiplicado otros delitos de alto impacto, como los secuestros, decapitaciones y la extorsión, perpetrados en contra de todos los sectores y de personas de todas las edades. En los últimos cuatro años han surgido nuevos y poderosos grupos criminales que se disputan el control de comunidades que habitan desde pequeños pueblos hasta las grandes ciudades. Pero la violencia que subyace en nuestro país no es solo la que las balas y pistolas nos recuerdan con cada muerto en las calles, o los desaparecidos que por todo el territorio nacional lloran sus familias. Aunque dramática, la violencia se manifiesta hoy en cada sector de la sociedad: en las luchas sindicales, en los grupos políticos, en las escuelas, en las iglesias, en el gobierno. Pero también en el lenguaje, en la prensa, en los hogares. Reportes de prensa revelan que un 95% de los asesinatos cometidos en este sexenio no han sido investigados9. Además prevalece la práctica añeja de manipular procesos judiciales y dictar sentencias carentes de fundamento a cargo de jueces corruptos. Quizá por ello la población percibe que no hay justicia. Consecuencias de una estrategia de guerra Los asesinatos en masa, desplazamientos forzados de poblaciones, forman parte de la nueva realidad nacional, que asombra al mundo, nos 9 Investigación de Silvia Otero publicada en El Universal el 21 de junio de 2010. 20
  • 21. desprestigia y nos hace referente internacional de violencia. Para huir de ésta, los habitantes de regiones enteras del país se han visto obligados a cambiar sus hábitos, abandonar su patrimonio o dejar sus hogares y emigrar a otras ciudades del país o del extranjero. Para evitar ser vejados, los mexicanos también se han visto forzados a no viajar por determinadas carreteras, a dejar de celebrar actos sociales, a coartar su libertad y autoimponerse toques de queda. Así, miles de personas toman cotidianamente acciones, a veces de alto riesgo, que les eviten sumarse al rosario de víctimas y a las estadísticas de la delincuencia. En Ciudad Juárez, Chihuahua, por ejemplo, fue desplazado el 21 por ciento de la población de 2008 a 201010. Durante ese mismo periodo han sido asesinadas alrededor de 9 mil personas. Más de 12 mil niños han quedado huérfanos11. Por tres años consecutivos ha sido la comunidad más violenta, no solo de México, sino del mundo, según el parámetro internacional de asesinatos por cada cien mil habitantes. El éxodo forzado de los juarenses se repite en ciudades y pueblos de todas las regiones. Para los migrantes de diversos países que transitan por nuestro territorio, México se ha convertido en una aduana mortal. Pruebas contundentes e inhumanas de ello están en Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Tamaulipas, Sinaloa, Durango, Sonora y el Estado de México, entre otros. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha informado que del primero de diciembre de 2006 al 31 de diciembre de 2009 las quejas contra militares se incrementaron en 300 por ciento; además, aumentaron en 400 por ciento las recomendaciones dirigidas a la Secretaría de la Defensa Nacional. Durante el mismo periodo, esta institución ha documentado asesinatos, torturas, detenciones ilegales y desaparición forzada de personas a manos de militares. Tales acciones han demeritado la imagen de las instituciones castrenses, que han visto erosionado el aprecio que tenían entre la 10 “Desplazamientos Forzados: Migración y Violencia en Ciudad Juárez”, María del Socorro Velázquez Vargas, investigadora de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. 11 Estimación hecha por Gustavo de la Rosa Hickerson, visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Chihuahua. 21
  • 22. población. Estos pilares del Estado mexicano, cada vez reciben más cuestionamientos de la sociedad, algunos plenamente justificados. Este desgaste de las Fuerzas Armadas, nacional e internacional, incluso llevó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a recomendar al gobierno mexicano retirar a los militares de las labores relacionadas con la seguridad pública. El narcotráfico ha acumulado un poder tal que ingresa a nuestro país entre 25 mil y 40 mil millones de dólares, cifras que equivalen al Producto Interno Bruto de Panamá y Uruguay, respectivamente12. Si bien es cierto que este saldo no es consecuencia directa de una estrategia fallida, sí puede decirse que ésta no detiene ni revierte este proceso de degradación y de caos que imposibilita la paz por privilegiar un enfoque de guerra. Hay capacidad, falta voluntad Con razón puede afirmarse que en los tres órdenes de gobierno y en la sociedad existe la convicción de que el tema urgente de resolver en el país es el de la inseguridad. Todos empeñan su voluntad en lograrlo y en muchos casos puede acreditarse gran capacidad táctica en la ejecución de sus planes para acotar a los grupos criminales. El problema de la falta de resultados radica en que no hay voluntad para ensamblar la capacidad y talento de las partes en una misma estrategia. A lo más que se ha llegado es a firmar documentos que comprometen a los órdenes de gobierno pero que no se cumplen. También se han hecho pactos entre gobierno y sociedad sin que esa expresión de recta intención se traduzca en hechos, y cuando los hay, no siempre son eficaces. Del lado ciudadano se hacen eventos diversos y a menudo la inconformidad acumulada se desahoga en manifestaciones multitudinarias 12 Cálculo de Ramón García Gibson, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales. 22
  • 23. que no culminan en una propuesta que vaya más allá de expresar lo que se quiere lograr. Terminan en catarsis, en desahogo de un comprensible enojo social. Al elaborar un diagnóstico nacional, es inevitable señalar que diversas instituciones gubernamentales muestran carencias que reducen su eficacia. Las funciones de investigación e inteligencia están atomizadas y politizadas, se conducen desde diferentes dependencias que no comparten información estratégica para la toma de decisiones oportunas. Como consecuencia de la desconfianza y deficiente cooperación entre los órdenes de gobierno y entre los poderes federales y locales, se tiene un Estado débil, ineficiente para imponer el orden e imposibilitado para instaurar la paz en el país. Ante este panorama —y porque no basta la intención de luchar contra la inseguridad sin resultados de tranquilidad social— millones de mexicanos piden reorientar la estrategia para alcanzar la paz, lo que no implica rendición frente a los delincuentes. Exigen en todas las formas a su alcance, algunas con desesperación, tomar medidas concretas y eficaces desde una perspectiva de participación social orientada a vencer el mal con el bien. Con acciones pacíficas y no con una dosis de agresividad. Resistencia a corregir la estrategia A la ausencia de justicia y seguridad, que pareciera consecuencia de una insensibilidad ante el dolor de las familias de los asesinados o de las víctimas, se suma el empecinamiento de las más altas esferas del poder gubernamental en sostener su estrategia y afirmar que la guerra “se va ganando”. Ante la insistencia social en que se revise la operación anticrimen, la respuesta es que se está en el camino correcto y que no hay por qué dar marcha atrás. Para enfrentar a los criminales, el presidente de la República ha insistido en que, más allá de posiciones políticas, debe prevalecer la unidad nacional. Pero ésta se dificulta cuando el gobierno asume posiciones partidistas que vulneran la confianza. Cuando se le ha sugerido escuchar los 23
  • 24. argumentos de quienes sugieren revisar y, en su caso, rectificar la estrategia sin dejar de luchar contra los criminales, interpreta que le piden detener la acción del gobierno y en ocasiones los increpa o los acusa de despistados o de estar en su contra. Con frecuencia, tras ocurrir algún evento trágico, se reacciona a la coyuntura con eventos discursivos y escénicos, con invitados seleccionados, donde se pide el apoyo y comprensión de la sociedad pero no se le involucra en la toma de decisiones ni en la ejecución de acciones coordinadas. Se desaprovecha el enorme potencial de los ciudadanos. México quiere paz Del campo a la ciudad, de las playas de Acapulco a las carreteras de Tamaulipas; de la principal plaza pública de Morelia a la Macroplaza de Monterrey o al Zócalo en la Ciudad de México; en las calles de Torreón, de Culiacán, de Cuernavaca, o de Cuautitlán Izcalli, el crimen es una amenaza permanente y se ha enseñoreado en nuestra patria. Este es el escenario nacional tras más de cuatro años de lo que el gobierno llamó “guerra anticrimen” y que justificó como un “esfuerzo de Estado”. Este es el saldo de haber actuado en solitario desde el principio, imponiendo una decisión sin consenso con los Poderes de la Unión, las entidades federativas, los municipios y las instituciones de la sociedad. Lo más importante a destacar en esta semblanza del país, lo más aprovechable hacia lo que decidamos hacer hacia adelante, es que somos un pueblo que se niega a vivir en permanente alarma, asediado por la violencia o por la probabilidad, cada vez mayor, de padecerla en carne propia. No queremos seguir refugiándonos en el miedo ni en la resignación que paraliza a la Nación y la somete al yugo de los violentos. Aunque tenemos temores comprensibles, como es lógico suponer, los mexicanos queremos participar en transformar esta vida de guerra en una vida de paz. 24
  • 25. Principios y valores para la seguridad “Ojo por ojo y el mundo acabará ciego” Mahatma Gandhi El despliegue de acciones del gobierno orientadas a la seguridad de los mexicanos no ha estado exento de abusos en contra de la sociedad civil. Decir que la mayoría de las víctimas han sido personas vinculadas a grupos criminales no justifica tolerar que las autoridades cometan atropellos que van desde la extorsión hasta el asesinato. Aunque todas las instituciones y corporaciones involucradas en este propósito se instituyen bajo códigos de honor y justicia, no siempre los honran con sus acciones; en algunos casos no cumplen con un mínimo de respeto hacia la comunidad a la que están obligados a servir. Para proscribir la violencia en todas sus formas, es necesario que la sociedad civil y el Estado asuman un compromiso de conducta congruente con un código común de principios y valores, con una filosofía o acervo doctrinal que aporte los conceptos en que se sustente la acción de la Nación hacia la paz. Es necesario que adopten un conjunto de preceptos para fortalecer sus vínculos de confianza, para dar un soporte axiológico a su esfuerzo por la paz y poder distinguir entre violencia y fuerza, y que ésta solo se puede justificar al servicio del derecho y de la justicia en razón de legítima defensa y en circunstancias verdaderamente excepcionales. Urgen principios que no se aprendan de memoria sino que se depositen en la conciencia de las personas para que éstas habitúen su voluntad a un comportamiento honesto; que sean puntos de referencia para orientar el desempeño de los ciudadanos y de las autoridades, de las comunidades y de las instituciones. Valores que impidan que las acciones de 25
  • 26. recta intención se conviertan en un torrente incontrolado, en un río revuelto donde naveguen impunemente la prepotencia, la corrupción y la anarquía. En razón de esta necesidad, y porque los principios y valores son una realidad elegible que imprime carácter moral a los actos humanos, Volver a Empezar propone que el Estado y la sociedad adopten una filosofía humanista de servicio, que asuman una conciencia ética y cívica, que se comprometan a respetar y hacer valer los siguientes preceptos mínimos como normas promotoras de una nueva virtud social y de una actitud pacífica nacional. Educar en el diálogo Aprender a dialogar, debatir y escuchar al otro, respetando su pensamiento aun cuando sea diferente al propio, es requisito básico de convivencia cívica que nos permitirá convertirnos en una sociedad de diálogo y paz. Para maestros, políticos, líderes sociales, ministros de culto y padres de familia, la resiembra de valores humanos y educar a niños y jóvenes en el entendimiento mutuo tiene que ser una prioridad nacional. Nuestros hogares, instituciones educativas, empresas, iglesias y toda estructura social deben convertirse en escuelas de diálogo y tolerancia, concordia y solución pacífica de conflictos. Cooperación ciudadana para la paz La seguridad humana efectiva está cimentada en el principio de solidaridad y supone coordinación subsidiaria, y en esa relación cada quien pone de su parte cediendo privilegios. Implica corresponsabilidad entre las autoridades y la comunidad. Ante esto, los gobiernos y las instituciones deben abrir la puerta a concejos, comités y observadores ciudadanos de manera transparente. Solo los ciudadanos, que sufren desamparados, sin la protección del aparato gubernamental, tienen la sensibilidad para conocer la realidad que vive el país. 26
  • 27. Asimismo, los ciudadanos tenemos que dar un paso al frente y asumir que los gobiernos tienen una gran responsabilidad equiparable a la de la sociedad, pues todos, aun a nivel individual y comunitario, tenemos capacidad de incidir en la construcción de la paz. Visión de Estado La seguridad solo se conseguirá sobre el firme cimiento de una política de Estado con visión de largo plazo que incorpore a la sociedad tanto en la toma de decisiones como en su ejecución, no sobre iniciativas o imposiciones puramente gubernamentales. Para restablecer y preservar la paz desde una dinámica genuinamente republicana, son necesarios esfuerzos y proyectos serios e incluyentes, que superen los discursos estridentes de servidores públicos y políticos, que trasciendan trienios y sexenios e ignoren criterios electoreros que debilitan la unidad nacional y generan desencuentro social. Respeto a los derechos humanos Mucho pierde la sociedad cuando por miedo permite acciones autoritarias y excepciones que violan las garantías fundamentales, pues está probado históricamente que cuando así ocurre, dichas excepciones se convierten en amenazas permanentes del poder a la población. Todo esfuerzo por la paz y la seguridad debe conducirse bajo la condición irrenunciable y permanente del respeto a los derechos humanos. Prevención Atacar los efectos de la delincuencia ignorando sus causas equivale a podar una hiedra permanentemente, sin arrancarla de raíz. Una de las claves para hacer de México un país seguro, a mediano y largo plazos, es dedicar igual cantidad de recursos al combate a la delincuencia y a su prevención. 27
  • 28. El esfuerzo dedicado a capacitar policías necesita ser similar al que se invierta en la formación cívica de niños y jóvenes. Así como se aprovisiona al Ejército, debemos equipar espacios de convivencia comunitaria. Con ello, lograremos que las siguientes generaciones vivan los valores de la paz. Seguridad progresiva Es indispensable que todo esfuerzo por construir la paz se emprenda con visión a largo plazo, con paciencia alejada de los ciclos políticos y electorales. Para no ocasionar rupturas sociales, hay que actuar de manera paulatina y sostenida. La seguridad pública no puede ser construida con muestras arbitrarias de valentía o acciones aisladas por contundentes que puedan ser. Tampoco es efectivo combatir al crimen con desplantes gubernamentales como reacción ante hechos de violencia. Seguridad democrática Los problemas de la democracia siempre se resuelven con más democracia, jamás con menos. Solo los valores y las prácticas democráticos aseguran que se respeten la dignidad de las personas y sus inalienables derechos humanos, de forma generalizada a toda la población. Muy por el contrario, el secretismo, la arbitrariedad, la corrupción y la falta de observación a reglas y leyes pueden conducir a regímenes autoritarios. Son caldo de cultivo para el fortalecimiento de actividades antisociales y para el abuso de las autoridades. La seguridad no puede ser exclusiva de un sector social, una región, una ciudad, un grupo de privilegiados o una facción política, debe ser un bien público de acceso generalizado y absolutamente equitativo. Son especialmente perniciosas las estrategias que buscan proteger a determinados sectores o aislar los conflictos en zonas geográficas atentando contra el elemental sentido de igualdad entre mexicanos. 28
  • 29. Acceso a la información y transparencia Con excepción de las estrategias con que se combate al crimen organizado y que requieren diversos niveles de reserva, es necesario conducir todas las acciones en favor de la seguridad y la paz con plena transparencia. Ésta genera confianza, estimula la participación e inhibe la corrupción. Rendición de cuentas Las decisiones de las autoridades de gobierno y de organismos de la sociedad, por altos que sean sus cargos, deben someterse a la observación y la crítica ciudadanas. Es indispensable que toda estrategia de seguridad sea revisada de manera periódica y sometida al escrutinio público cuando así se justifique, a fin de que quienes la diseñaron y quienes la implementan tengan la oportunidad de mejorar su desempeño. Metas verificables Porque del esfuerzo por la paz y la seguridad dependen vidas humanas, debe prescindirse de valoraciones subjetivas o politizadas y de propuestas ambiguas como “ganar la guerra”, “acabar con el tráfico de drogas”, “recuperar la paz” o “cambiar de estrategia”. Es indispensable que existan metas claras y cuantificables, así como indicadores que permitan medir el desempeño y evaluar los resultados. Para este propósito son necesarios los organismos ciudadanos. Evitar populismo corruptor Los esfuerzos encaminados a construir la paz deben eliminar las prácticas clientelares y tratar a todos los ciudadanos como iguales en libertades, derechos y obligaciones. 29
  • 30. Lo que es la corrupción en lo individual, lo es el populismo en lo social. Cada vez que el Estado da concesiones ilegales a un grupo por presiones políticas, electorales o económicas, está corrompiendo a la sociedad en su conjunto. Centrar la atención en las víctimas Hasta ahora la atención del aparato judicial y las fuerzas del orden se han enfocado en los delincuentes, cuando son las víctimas quienes más necesitan y merecen la atención del Estado. Es necesario cambiar esta tendencia para dar a las víctimas las retribuciones y las reparaciones del daño pertinentes en razón de justicia. 30
  • 31. Objetivos rumbo a la paz de México “No hay viento favorable para el que no sabe a dónde va” Séneca Para transitar de la realidad prevaleciente hacia el restablecimiento y preservación de la paz en condiciones de sostenibilidad y mayor desarrollo, es necesario definir y dar a conocer los principales objetivos a alcanzar. Estos tienen carácter estratégico, por ser de la mayor trascendencia en orden al propósito superior anhelado. Los objetivos que orientan los esfuerzos comunes del Estado y de la sociedad son de carácter general y de prioridad nacional inmediata. Deben ser atendidos por todos los actores involucrados para dar soporte a una nueva estrategia acordada en forma conjunta. De lograrse en el tiempo que para ello se determine, significan un avance real hacia el fin pretendido. Siendo el fin último de este documento ofrecer una propuesta que incluya la opinión y sugerencias recogidas de todos los sectores de la sociedad, así como en foros internacionales y consulta a expertos, Volver a Empezar propone cinco objetivos estratégicos: 1. Unidad política. Hacer del Estado una entidad vigorosa y coherente desde la unidad de la nación y a partir de una relación de confianza entre los órdenes de gobierno y entre los poderes federales y locales. 2. Visión de país. Definir y construir las nuevas condiciones culturales, económicas, políticas, jurídicas, sociales y ambientales hacia donde se necesita llevar al país, que orienten el desarrollo humano sustentable y favorezcan el restablecimiento y preservación de la paz justa y la seguridad humana integral. 31
  • 32. 3. Reforma del Estado. Desde una efectiva Concertación Nacional actualizar el diseño institucional del Estado, adecuándolo a las exigencias de la nueva dinámica mundial y nacional. 4. Cultura de legalidad. Acordar y seguir, con respeto irrestricto a la ley, una ruta de eliminación de privilegios acumulados en grupos de poder político y económico para generar condiciones de unidad y confianza, de equidad y justicia, que contribuyan a disminuir el riesgo de conflictos sociales. 5. Democracia participativa. Fortalecer la democracia y hacer de la participación ciudadana una prerrogativa vigente y efectiva, no selectiva ni limitativa, desde una vertebración social que permita desplegar el potencial comunitario en forma solidaria, responsable y organizada. 32
  • 33. Estrategia para la paz justa En el diseño e implementación de las estrategias que actualmente orientan el combate a la delincuencia organizada no participan, como debieran, todos los integrantes del Estado. Las decisiones las toma y promueve principalmente el Ejecutivo Federal sin el compromiso de los otros poderes de la Unión y órdenes de gobierno; tampoco de la sociedad, principal receptora de los efectos del esfuerzo por la paz. Hacer foros de consulta, que a menudo derivan en catarsis, no evita la unilateralidad que hace débil e insuficiente la acción del Estado frente a las amenazas de conflicto que a diario materializan los grupos criminales. Se precisa una acción organizada y eficaz que modifique nuestro presente en beneficio de la paz. Que garantice a ésta la perdurabilidad para un futuro diferente y mejor, con un entorno socioeconómico e institucional de bienestar generalizado; que haga realizables los derechos y deberes de todos los mexicanos. La decisión estratégica, el seguimiento de su ejecución y el ajuste a las líneas de acción es una tarea que debe llevarse a cabo en forma permanente, sin regateos ni titubeos, sin prejuicios y sin discriminar a nadie. Reiniciar el esfuerzo es una necesidad impostergable que no cancela avances y logros, ni significa declinación de propósitos. Implica aprender de lo pasado para corregir errores y trazar en perspectiva nuevos escenarios y rutas a seguir. El arte de hacer política Si la política es el arte de obrar el bien común posible a partir de lo real, la estrategia es el arte de la ejecución eficaz de la política; es decir, de los fines superiores deseados para el bienestar de la sociedad. La estrategia es resultado del orden y no puede venir de la improvisación; debe diseñarse y decidirse con realismo en el máximo nivel político posible. De su asertividad 33
  • 34. dependerá la coordinación, sincronización y oportuna ejecución de las acciones emprendidas. De la táctica. La estrategia es el elemento fundamental de toda planeación proyectada hacia un fin determinado. Es un ejercicio eminentemente intelectual y debe ser, por tanto, la consecuencia de un proceso de reflexión y deliberación, con el apoyo de un análisis objetivo de los acontecimientos, con el sustento de información verificada y ponderada de la mayor profundidad posible. Por ello y porque se vive una realidad incierta, sometida permanentemente a cambios y riesgos, la estrategia debe ser prospectiva, tener un rumbo claro que no sea modificado por los vaivenes de la coyuntura, pero flexible para ser adecuada conforme sugieran las circunstancias, los recursos disponibles y las posibilidades de éxito. La condición insustituible para definir una estrategia con posibilidades de éxito es elegir los mejores medios que permitan alcanzar los objetivos políticos o generales que se hayan decidido. Es necesario revisar frecuente y acuciosamente su diseño con base en resultados, y hacer los ajustes pertinentes, a fin de no comprometer la seguridad de los mexicanos y el fin principal de la paz. Sociedad y Estado, actores clave Se precisa además, que el diseño de la estrategia no sea unilateral ni parcial, tampoco partidista. Hace falta asumir que la tarea es de todos y que es imperativo tomar en cuenta a todos. Pero fundamentalmente se necesita de voluntad en la sociedad y el Estado para tomar decisiones en forma conjunta de fondo y de forma; que realicen un trabajo coordinado, democrático, plural e incluyente, que sea el eje vital de la acción como país. En la realidad actual de México, con su particular circunstancia de inseguridad y violencia, el punto de partida es hacer una estrategia de manera conjunta entre la sociedad y el Estado. Ambos son actores clave e imprescindibles en este proceso hacia la paz con justicia social. 34
  • 35. La condición necesaria para instaurar la paz y la seguridad deseadas es unir los esfuerzos en forma eficaz, coordinar las capacidades e iniciativas dispersas de los organismos de la sociedad con las de los órganos del Estado. Si no se involucra alguno de los órdenes de gobierno, si no están ahí las instituciones no gubernamentales o los grupos representativos de la sociedad, sus líderes, se correría el riesgo de repetir la unilateralidad en la toma de decisiones con la consecuente ausencia de participación de muchos. Porque toda contribución al bien común debe ser ejecutada con eficiencia para abrir una nueva etapa donde el orden y la seguridad sean el cimiento robusto sobre el que se construyan la paz justa y el desarrollo sustentable, Volver a Empezar propone: Estrategia para la paz justa 1. Asumir como Nación que la misión de restablecer la paz y conservarla es tarea de corresponsabilidad ineludible de la sociedad y el Estado. 2. Generar un proceso dinámico y efectivo de concertación permanente, con participación plural, democrática, incluyente y con visión de largo plazo, entre el Estado y la sociedad, que permita el mejoramiento continuo del proceso de paz. 3. Aceptar, desde la sociedad, el gobierno, los partidos políticos y las instituciones públicas y privadas, que la concertación sea convocada por el Presidente de México en su carácter de Jefe de Estado y que asuma el liderazgo del nuevo proceso de paz. 4. Que la convocatoria del Presidente de México sea para construir consensos y visiones compartidas de futuro, desde el diálogo en favor de la paz y la seguridad de los mexicanos, y sin que este propósito 35
  • 36. prioritario sea exclusivo ni excluyente, sino que pueda ampliarse a otros aspectos de interés general. 5. A partir de la convocatoria del Jefe del Ejecutivo Federal, constituir un grupo representativo de la sociedad y del Estado, denominado Concertación Nacional para la Paz encargado de la revisión y definición de estas u otras propuestas, donde los participantes tengan voz y voto. 6. Dar a la Concertación carácter de máxima instancia política de facto para la toma de decisiones en favor de la seguridad de los mexicanos, mismas que se implementarán en forma institucional y siempre con apego a la ley. 7. Desde la Concertación, cambiar la lógica de guerra por una de paz que oriente y permita prioritariamente la acción no violenta en forma institucional y social. Que asegure el mejoramiento continuo hacia la consecución de la seguridad humana. 8. Elegir y socializar los principios y valores aquí propuestos, u otros similares, para dotar de un acervo doctrinal y de un marco de referencia ética a las acciones que se vayan a implementar. 9. Definir —con base en las propuestas aquí formuladas— la Estrategia para la Paz Justa, los Objetivos rumbo a la Paz de México y las Líneas Estratégicas. 10. Desarrollar y organizar el programa de la Concertación Nacional para la Paz con metas a corto, mediano y largo plazos. 11. Generalizar un método interactivo permanente de concertación en estados y municipios, entre la sociedad y los órganos del Estado, que facilite la comunicación, coordinación, seguimiento, evaluación y ajuste de la nueva Estrategia para la Paz Justa. 36
  • 37. Para que este método sea efectivo, se necesitan, entre otras cosas:  Garantizar a todos la expresión libre de sus propuestas y puntos de vista, así como gestionar en ese espacio sus respectivos intereses.  Establecer una metodología que facilite el diálogo y la propuesta, la deliberación y la negociación para la toma de decisiones de común acuerdo. Que facilite la comunicación, coordinación y acción colectiva municipal, estatal, regional y nacional; institucional o comunitaria.  Construir escenarios alternativos de solución a los problemas nacionales a partir de racionalizar lo acontecido, de repensar lo vivido y de evaluar los resultados de las políticas públicas vigentes.  Integrar equipos de especialistas que analicen la naturaleza, viabilidad, alcances y condiciones de implementación de los acuerdos.  Generar iniciativas que deriven en reformas legales, en programas comunitarios y en políticas públicas.  Definir criterios y formas de reincorporar las fuerzas armadas a sus funciones constitucionales primordiales, así como las condiciones, alcances y metas del combate frontal contra el narcotráfico y los grupos criminales sin perder el horizonte de la paz y sin arriesgar a los ciudadanos con tácticas de lucha armada.  Asignar responsabilidades para la ejecución, control y evaluación, difusión y seguimiento de los acuerdos de la Concertación Nacional. 12. Socializar los acuerdos de la Concertación Nacional para la Paz y someter al escrutinio público la evaluación de los resultados.  En la medida que se logren acuerdos, hacerlos del conocimiento público mediante una difusión efectiva, a fin de concitar el 37
  • 38. respaldo y participación de la sociedad, con conocimiento de causa, en las tareas emprendidas.  Convocar a grupos y movimientos sociales, a instituciones educativas y a las iglesias, a los intelectuales y académicos, a los partidos políticos y, de manera especial, a los medios de comunicación, a sumarse en este esfuerzo de difusión y de promoción a la participación ciudadana.  Persuadir a los delincuentes y a las bandas criminales, por todos los medios lícitos, de renunciar a sus actividades ilegales y acogerse a los programas de regeneración y reintegración social.  Informar a la comunidad de la respuesta institucional y social de los avances en el cumplimiento de los acuerdos propuestos.  Con la periodicidad que se decida y con los instrumentos para ello definidos, estimular la retroalimentación desde consultas masivas que reflejen la opinión social sobre las tareas realizadas.  Presentar a la Concertación los resultados de las consultas masivas para que sean revisados y, en su caso, ajustar y mejorar las acciones emprendidas. 13. Procesar institucionalmente los acuerdos de la Concertación Nacional para la Paz.  Elevar a rango de ley el acuerdo fundamental de cambio de estrategia y de enfoque táctico, de reasignación de responsabilidades entre la sociedad y los órganos del Estado y de definición de las nuevas líneas estratégicas que habrán de seguirse para el restablecimiento de la paz en condiciones de justicia y democracia.  Cuando así se acuerde, turnar al proceso legislativo federal y local las propuestas surgidas de la Concertación Nacional para que sean revisadas, enriquecidas y, en su caso, incorporadas al marco legal.  En caso de que así se decida, comunicar a los poderes legislativos las decisiones de la Concertación para que sean 38
  • 39. revisadas, enriquecidas y, en su caso, incorporadas al marco legal.  Recurrir a la cooperación internacional para que otros estados nacionales respalden los acuerdos de la Concertación Nacional en sus ámbitos de competencia y realicen una función de observación permanente. 14. Consensuar nuevos términos de cooperación internacional, de colaboración financiera y de asistencia técnica, que incidan favorablemente en la consecución de las metas nacionales y regionales en materia de seguridad y justicia. 39
  • 40. Líneas estratégicas para la paz “Es necesario cuidarse de las extrapolaciones demasiado rápidas, de los modos demasiado radicales, de las opciones demasiado aventuradas, fundadas sobre hipótesis estrechas” André Beaufre La lucha anticrimen del gobierno supone casi exclusivamente, o al menos prioritariamente, el desarrollo de capacidades técnicas y tácticas para el combate frontal a la delincuencia. Las acciones del gobierno son preponderantemente militares y policiacas. Proponemos cambiar ese soporte armado por otro eminentemente social cuyo eje primordial sea la educación para detonar los procesos de paz y de seguridad a mediano y largo plazos e iniciar la formación de generaciones que, desde una visión humana integral, construyan condiciones de bienestar permanente. Las nuevas líneas estratégicas que se proponen, son las siguientes: 1. Sustituir el enfoque de guerra anticrimen, que es de naturaleza destructiva, por el de construcción de paz justa, sostenible y duradera. 2. Dejar en manos de instituciones públicas y privadas, en forma conjunta, la conducción de la estrategia con la participación de personas con profundo sentido y compromiso social. 3. Desideologizar y despartidizar la educación pública. Dar prioridad a sus reformas orientadas a la excelencia y a formar generaciones comprometidas con la legalidad y la honestidad, la solidaridad y el respeto a la pluralidad, el trabajo y la competitividad. 40
  • 41. 4. Enfocar la estrategia a modificar las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad y la marginación social, y no solo sus efectos. 5. Generar alternativas económicas y condiciones jurídicas de excepción, de carácter temporal, que estimulen el abandono de prácticas delictivas estableciendo procesos eficaces de reconciliación, segundas oportunidades, penas alternativas a la cárcel, readaptación social, reinserción comunitaria y familiar, amnistía y desactivación de grupos delictivos. 6. Conciliar los intereses políticos, económicos, ambientales y culturales cuando sean factores que propicien inseguridad y violencia. 7. Reordenar la estructura sociopolítica para dar prioridad a los intereses de la comunidad. 8. Legislar para asegurar que la acción de gobierno sea justa, eficaz, plural, transparente y con rendición de cuentas. 9. Establecer programas de atención y protección permanente a las víctimas, como un eje fundamental en el proceso de restablecer la paz y la justicia social. 10. Sustituir la corrupción de los cuerpos policíacos por una cultura de orden, respeto, honor, justicia, lealtad y servicio. Elevar su profesionalismo, confiabilidad y destreza en habilidades estratégicas que dan certeza y eficacia a la acción, como la prevención del delito, la inteligencia y la investigación. 41
  • 42. Criterios para una acción de Estado no violenta “Aquí nadie viene a triunfar y obtener, solo un objetivo ha de guiarnos: el de acertar lo que sea mejor para México” Manuel Gómez Morin Cuando el recurso de la fuerza del Estado se erige de modo sistemático y permanente tiende a perder sustento y a generar injusticia en perjuicio de la sociedad civil; conduce a la suplantación de los poderes legalmente constituidos y se atrofia el desarrollo político y la tranquilidad social; se limita la participación ciudadana y se restringen sus derechos; se crea dependencia respecto de quienes tienen el monopolio del uso de la fuerza en detrimento del restablecimiento de la paz. En una sociedad democrática el empleo de la fuerza del Estado no debe darse en forma descoordinada entre autoridades, instituciones y órdenes de gobierno. Más aún, cuando no se consulta o se involucra a la comunidad, tiende a ser arbitrario, ilegítimo y autoritario. La paz verdadera es tranquilidad en el orden, nace a partir de la justicia y es efecto de las virtudes sociales que implican la participación y la debida cooperación informada entre autoridades y ciudadanos. Solo desde la democracia con sentido humano, respetuosa de las instituciones, puede asegurarse que el fuerte no abuse del débil, que el Estado sea un protector de la comunidad y se respeten plenamente sus derechos fundamentales. Con base en el análisis de la actual situación de la “guerra contra la delincuencia”, proponemos los siguientes criterios operativos que pueden disminuir los daños a inocentes y hacer menos cruenta la confrontación con los grupos criminales. 42
  • 43. Previsibilidad con base en la inteligencia Las políticas de seguridad pública que no prevén la marcha de los acontecimientos condenan a los gobiernos, a las fuerzas de seguridad y a la sociedad a moverse a la defensiva, haciendo de la reacción la base de su actuar. Por ello, es primordial elaborar posibles escenarios que permitan a la sociedad y al gobierno mantener la ofensiva sobre los grupos criminales, lo cual solo puede lograrse con una labor de inteligencia eficaz y oportuna, permanente y de alcance nacional, que permita visualizar a tiempo los riesgos y las oportunidades a éstos aparejadas, así como medir las posibilidades de desplazamiento hacia los objetivos planteados. El Estado debe, por tanto, privilegiar el uso estratégico de la información y la comunicación sobre la fuerza de las armas. Es decir, es indispensable proponerse rescatar a las comunidades y protegerlas priorizando labores de inteligencia que posibiliten acciones pacíficas y eviten la confrontación. Detener la proliferación de grupos armados En México proliferan grupos armados amparados en el permisivo y ambiguo marco jurídico, como lo son las compañías de seguridad privada o los guardaespaldas. Sin embargo, el permitir que —ilegal o legalmente— existan grupos armados conduce a que el Estado vea amenazado su monopolio del uso de la fuerza como ha ocurrido en varios países de Latinoamérica donde estos grupos degeneraron en movimientos paramilitares so pretexto de hacer justicia por propia mano. 43
  • 44. Revisar la participación de las Fuerzas Armadas De manera progresiva y estratégica, los militares deben regresar a sus deberes primordiales, dejando en manos de autoridades civiles las labores policíacas. Aunque en este momento su presencia es indispensable en el campo de operaciones, es urgente crear un programa calendarizado de capacitación y fortalecimiento de policías estatales y municipales, que permita a los militares volver a una condición no protagónica, para que participen en la lucha contra la delincuencia en momentos clave y con acciones tácticas de alta precisión y eficacia. Cancelar contrabando de armas Es sumamente significativo que en estos años no se hayan presentado programas efectivos para limpiar y fortalecer las aduanas, así como para erradicar el contrabando desde otros países, siendo que el paso inicial para que el Estado recupere el uso exclusivo de la fuerza es cancelar el flujo de armas ilegales. Deben incrementarse los esfuerzos diplomáticos y las acciones ante tribunales internacionales para evitar la internación ilegal de armas. Readaptación productiva El sistema penitenciario no garantiza la regeneración de los delincuentes ni facilita la readaptación social. Es urgente modificar la política de readaptación en los centros penitenciarios, estableciendo opciones de ocupación productiva o recreacional. Alejar la violencia de las comunidades Para los mexicanos se ha vuelto común ver retenes de militares o policías frente a centros comerciales, escuelas o calles de gran circulación. Además, 44
  • 45. las fuerzas del orden han confrontado a criminales con armas de asalto dentro de zonas urbanas altamente pobladas. Ese enfoque tiene que cambiar. Hay que llevar el terreno de combate a espacios despoblados, devolviendo tranquilidad y calidad de vida a las comunidades y protegiendo lo más importante: las vidas de inocentes, a fin de disminuir el riesgo de que personas sufran algún daño a su persona, familias o bienes. 45
  • 46. Propuestas para todos “Cuando se está comprometido con la paz se buscan los caminos para llegar a ella y se perfilan las acciones no violentas para conseguirlo” Manuel Espino Al integrarse la Concertación Nacional surgirán las más ricas ideas e iniciativas para llevar al país a un entorno de paz y seguridad, de orden y de justicia social. Con la intención de estimular la creatividad que aporte propuestas viables para tal propósito, Volver a Empezar compiló sugerencias aportadas en foros nacionales e internacionales por expertos y servidores públicos, en diálogos directos con jefes y ex jefes de Estado, así como líderes políticos y sociales de otros países que superaron retos como los que hoy enfrentamos los mexicanos. Nuestro movimiento también seleccionó algunas expresiones generadas en la consulta nacional “¿Y tú, cómo quieres México?” que durante cinco meses le permitió establecer contacto directo con los sectores sociales de todas las regiones del país, y demostrar que la reflexión permite atreverse a promover cambios necesarios hacia un futuro promisorio. Las propuestas aquí planteadas son solo un ejemplo de la creatividad que brota del conocimiento, la sensibilidad y la experiencia de personas y comunidades. No son las únicas ni son inamovibles. Se han clasificado para ofrecerlas como un menú de alternativas aplicables en los diferentes ámbitos y sectores de la comunidad nacional. Aquí se presentan como una muestra de que con la iniciativa social y la participación ciudadana sí es posible controvertir tendencias deterministas e inerciales de visión limitada. 46
  • 47. Llevar a la práctica este tipo de propuestas asegura un entorno socioeconómico e institucional de creciente bienestar a partir de comprometer la voluntad de todos para trazar caminos convergentes. Estas acciones que pueden realizarse a nivel personal, familiar, comunitario o institucional, también pueden ser consideradas en el desarrollo de los programas, campañas, operativos tácticos y acciones que deberán implementarse y coordinarse desde la Estrategia para la Paz Justa. Para la comunidad  Abrir espacios de diálogo y de concertación en todos los ámbitos de la sociedad, que faciliten la restauración de la confianza entre los ciudadanos y las autoridades.  Dar prioridad a los mecanismos pacíficos de resolución de conflictos, sobre todo en las familias, las escuelas y los lugares de trabajo. Ello forjará, en el mediano y largo plazos, generaciones de niños y jóvenes comprometidos con la paz.  Atender con especial cuidado los grupos vulnerables para salvaguardar su integridad física.  Asumir el deber humano de proteger a las víctimas para evitar que alimenten el círculo vicioso de la violencia y para que no reproduzcan las acciones que padezcan.  Hacer de la recuperación de los espacios públicos una prioridad de todos los ciudadanos; en la medida en que los parques, los centros deportivos, las escuelas e incluso los lotes baldíos tengan un uso comunitario constante y estén vigilados, disminuirán los lugares para que la delincuencia pueda operar.  Coordinar con el mismo objetivo supremo de construir la paz a las instituciones y a la sociedad, cada uno desde sus distintos ámbitos.  Instrumentar campañas permanentes que refuercen los valores, las tradiciones y la cultura, que fomenten el arraigo, el orgullo y la identidad de cada comunidad. Que lleguen a todos los espacios educativos de la vida social, los cuales van desde los esfuerzos que 47
  • 48. hacen los padres por educar a sus hijos hasta los discursos políticos y contenidos mediáticos.  Facilitar la ejecución de programas de segundas oportunidades y reinserción social dirigidos principalmente a niños, adolescentes y jóvenes.  Revalorar la fructífera contribución social y económica de los migrantes en cada comunidad, reconociendo que son agentes de desarrollo y creadores de oportunidades.  Retomar el reto del pleno empleo digno y con justicia salarial. Para las familias  Comprometerse, de manera individual, a contribuir con la eliminación de la violencia social desde la familia, reeducándose para procesar sus conflictos de manera respetuosa y tolerante.  Fomentar la cohesión familiar y el diálogo entre padres e hijos, asignando varios días a la semana para que convivan todos los miembros de la familia.  Cuidar que los niños no se expongan a imágenes o situaciones de violencia.  Reforzar los lazos comunitarios involucrándose con instituciones sociales como agrupaciones de vecinos, clubes de servicio, partidos políticos y programas educativos auspiciados por el gobierno o las iglesias.  Formar consejos de padres de familia que vigilen la implementación de programas de seguridad y salud, así como acciones de prevención en las escuelas.  Inscribir a sus hijos en actividades formativas extraescolares para fomentar en ellos el aprecio por los valores humanos y darles acceso a roles de conducta positivos.  Participar en eventos de vecinos, en los barrios y colonias, orientados a la integración y al acuerdo de medidas preventivas en forma comunitaria.  Cuando haya una víctima en la familia o en la comunidad donde ésta vive, aceptar orientación profesional para aprender a facilitar la 48
  • 49. recuperación de aquella y evitar en lo posible la segunda victimización.  Reconocer que los adultos mayores son cimiento de la cohesión familiar, aprovechando su invaluable experiencia para que contribuyan a formar a jóvenes y niños en los valores de la paz. Para los jóvenes  Asumir que son el resorte clave para transcender los problemas de la inseguridad nacional, haciendo de ellos una oportunidad para el desarrollo sustentable de México en condiciones de paz y justicia social.  Evitar la reedición de actitudes que en generaciones anteriores hicieron vigente la disputa por razones ideológicas o diversidad de opiniones y que impidieron el acuerdo para unir esfuerzos al, servicio de México.  Aprovechar la etapa de estudiantes para practicar el diálogo y la tolerancia, el intercambio de ideas y el respeto a los que piensan diferente.  Convocar a encuentros de jóvenes en su comunidad para construir juntos opciones de solución a la violencia o al consumo de drogas en su entorno social e involucrarse en su implementación.  Utilizar las nuevas tecnologías de comunicación para interactuar con los demás y conocer otras ideas, otras realidades, para ampliar la noción de su localidad, de su país y del mundo.  Respetar las deficiencias o debilidades de los demás y complementar en lo posible sus limitaciones. Platicar y ser solidario con otros jóvenes que hayan sido víctimas de delitos para ofrecerles apoyo y aprender de su experiencia.  Involucrarse en actividades deportivas, culturales y de servicio, no solo con espíritu deportista, sino para hacer vida comunitaria con sentido social. 49
  • 50. Para las víctimas  Asumir que el ejercicio de trascender los saldos de ser víctima implica aprender a vivir con lo que le ha ocurrido, reconocer que transitar el difícil camino de la recuperación depende principalmente de su propia decisión.  Aceptar asistencia psicológica especializada que ayude a evitar la segunda victimización personal o familiar, mediante el control adecuado de emociones y el desarrollo de una visión positiva ante la vida.  Además de dar al esfuerzo de recuperación un propósito de superación y realización personal, enfocarlo también a la participación social.  Tener presente que el resentimiento y el odio solo hace daño a quien lo siente. Para los adultos mayores:  Asumir que como adulto mayor se es cimiento de la cohesión familiar, contribuyendo con el ejemplo y el diálogo a que haya un ambiente de convivencia pacífica dentro del hogar.  Ayudar a educar a los niños y jóvenes en los valores de la paz, enseñándolos a resolver sus diferencias sin agresiones, a dialogar y a respetar a los diferentes.  Motivar a los niños y jóvenes a participar en actividades cívicas, religiosas o de recreación, sanas y productivas.  Por medio del diálogo permanente, hacer consciente al resto de la familia de los tiempos de paz que ha vivido México, con el doble propósito de que no vivan el estado de guerra actual como si fuera normal y de motivarlos a trabajar activamente por un país más seguro.  Ser el enlace entre la familia y su barrio o colonia, manteniéndose activo en grupos vecinales, compartiendo su experiencia. 50
  • 51.  Informar a sus representantes políticos (como el diputado de su distrito o el alcalde) de la seguridad en el entorno social que se vive en su comunidad.  Conversar con los miembros de la familia sobre las víctimas de delitos, sensibilizándolos sobre sus derechos y padecimientos.  Denunciar a las autoridades las actividades delictivas que observe, manteniendo el anonimato y protegiendo en todo momento su integridad.  Contribuir a formar una comunidad unida y fuerte por medio de la participación en espacios cívicos y políticos. Para los organismos de la sociedad civil  A quienes forman parte de asociaciones de abogados, médicos, sicólogos, entre otros, organizar labores de ayuda solidaria y apoyo profesional a víctimas de delitos y a sus familiares.  Impulsar, a través de programas de capacitación y debate académico, la participación colectiva entre autoridades, sector privado, partidos políticos y sociedad civil organizada, en la labor de construir una paz justa que permita una fuerte cohesión social.  Implementar programas que generen conciencia de participación y estimulen a los ciudadanos a denunciar el narcomenudeo en barrios y colonias sin exponerlos a represalias.  Fomentar la unidad comunitaria por medio de la recuperación de los espacios de esparcimiento públicos y la imagen urbana.  Crear observatorios ciudadanos que recopilen información estadística y propongan políticas públicas sobre criminalidad, con plena autonomía.  Impulsar la creación de concejos ciudadanos independientes y con capacidad de actuación y supervisión de las instituciones oficiales responsables de la seguridad, así como de coadyuvar en su implementación y gestión.  Fomentar el valor de la legalidad y eliminar la permisividad social ante la corrupción. 51
  • 52.  Generar esquemas de apoyo a las familias que fomenten valores cívicos y de respeto a la legalidad. Ejemplo de ello son las escuelas para padres.  Utilizar las redes sociales cibernéticas para fomentar la participación social en el combate a la delincuencia y la presentación de denuncias.  Monitorear y denunciar públicamente a los usuarios de redes sociales que esparzan información falsa o que favorezca a los delincuentes, pues ello genera brotes de pánico social.  Coordinar la creación de asociaciones que brinden información para el fomento de la paz, como redes de taxistas, eclesiásticas, de vecinos, entre otras.  Establecer acuerdos internacionales de cooperación entre organizaciones de la sociedad civil. Para las instituciones educativas y la comunidad académica  Enseñar a los alumnos y maestros formas de cooperación con quienes son víctimas dentro de la comunidad escolar.  Propiciar respeto, convivencia y civismo dentro de las aulas, evitando el acoso escolar.  Incorporar en los programas educativos conceptos de valores cívicos y de resolución pacífica de conflictos.  Impulsar campañas, no de manera extraordinaria sino permanente, que promuevan la identidad y la historia de cada comunidad, y que hagan hincapié en el valor de la vida humana y la dignidad de la persona.  Establecer mecanismos para la denuncia segura y anónima de actividades delictivas dentro de las instituciones educativas.  Ofrecer roles constructivos a los alumnos que les ayuden a formular un proyecto de vida desde temprana edad, a fin de que no se posicionen en su percepción los roles negativos presentados por la delincuencia. Una herramienta útil para ello es que los padres visiten la escuela de sus hijos y hablen del trabajo al que se dedican. 52
  • 53.  Prevenir de manera permanente y sistemática al alumnado sobre los riesgos de entablar comunicación y relaciones afectivas con personas vinculadas al consumo o venta de drogas.  Trabajar en la opinión pública para evitar que se difundan visiones estereotipadas sobre los migrantes, mismas que fomentan la discriminación en razón del origen de las personas. Para los órdenes de gobierno  Asumir ante la comunidad el compromiso de mantener un respeto irrestricto a los derechos humanos y acatar los mecanismos que faciliten la supervisión de las Comisiones Estatales y Nacional de los Derechos Humanos, así como la participación de organismos internacionales.  Desarrollar programas que enseñen a las familias, a las comunidades de colonias y barrios, a las empresas, a crear un ambiente que contribuya a la recuperación de las víctimas en condiciones de normalidad social, sin que se les haga sentir víctimas.  Cuidar la absoluta confidencialidad de los datos de las víctimas.  Instituir oficinas con personal especializado para la atención gratuita a las víctimas, que ofrezcan asesoría jurídica y psicológica.  Integrar equipos de respuesta rápida que recuperen bienes materiales arrebatados por la delincuencia, con la finalidad de proteger el patrimonio de las familias honestas.  Abrir espacios de diálogo para facilitar el entendimiento comunitario y orientarles en la ayuda a las víctimas para normalizar sus vidas en el entorno.  Garantizar la seguridad social y laboral de los reporteros, camarógrafos, editores y fotógrafos que cubren las fuentes de policía, seguridad y narcotráfico.  Legitimar las acciones extraordinarias de seguridad pública en el diálogo con la sociedad.  Privilegiar el desarrollo social integral como estrategia complementaria para disminuir la tendencia delictiva en los sectores más vulnerables de la ciudad. 53
  • 54.  Rehabilitar la confianza social en las instituciones por tres vertientes: lograr que los esquemas de seguridad sean accesibles para todos y no para unos pocos grupos sociales; generar confianza en inversionistas y fomentar la cohesión y la corresponsabilidad comunitaria.  Privilegiar políticas para generar y recuperar infraestructura urbana, cultural y educativa donde se ofrezcan alternativas ocupacionales.  Implementar políticas públicas que prevengan y eviten el reclutamiento y utilización de niños, adolescentes y jóvenes en actividades delictivas. Dar especial atención a los niños huérfanos y en situación de calle.  Establecer programas de subsidio para los estudiantes que por carencias económicas abandonan la escuela.  Considerar las adicciones como un reto para la salud pública y obrar en consecuencia.  Diseñar políticas públicas que de manera integral permitan avanzar en el reconocimiento y satisfacción de los derechos de las víctimas y que eviten involucrarlas en el debate de la responsabilidad penal de los victimarios.  Canalizar recursos a programas que reactiven la economía mediante generación de empleo, dando prioridad a sectores vulnerables, en forma extraordinaria, subsidiaria y temporal.  Establecer criterios jurídicos que aseguren que aun cuando se extradite a un delincuente se garantice reparación de daño a sus víctimas.  Diseñar la arquitectura jurídica e institucional que incentive la deserción al delito y la adaptación a formas honestas de vivir.  Difundir ampliamente las formas para tener acceso a programas de reconciliación, penas alternativas a la cárcel, segundas oportunidades, readaptación social, reinserción comunitaria y familiar, amnistía y desactivación de grupos delictivos.  Dar prioridad a políticas públicas que disminuyan la exclusión y la pobreza extrema, factores que agudizan la injusticia social y vulneran la paz.  Eliminar trabas burocráticas que dificulten el acceso y trámite de los programas de reintegración de delincuentes. 54
  • 55.  Donde se requiere la presencia del gobierno para preservar o restablecer la seguridad y la paz, hacerlo de manera integral y no solo con la fuerza pública.  Fortalecer subsidiariamente a los gobiernos municipales, estableciendo con claridad en los convenios de colaboración que la fuerzas estatales y federales están al servicio de los Ayuntamientos. También evitar el riesgo de que aquellas suplanten a los gobiernos locales.  Concebir, diseñar e implementar las políticas de seguridad como políticas de Estado y no de gobierno, con visión a largo plazo, flexibles, que permitan abatir la criminalidad.  Sustentar el éxito de los programas de seguridad en la eficacia de los organismos de inteligencia del Estado y en su adecuada coordinación.  Legislar que los programas estratégicos de seguridad pública tengan continuidad y no dependan de los ciclos de elección de gobernantes.  Establecer reglas y procedimientos institucionales al sistema de coordinación entre órdenes de gobierno para asegurar una mayor eficacia en sus acciones conjuntas.  Evitar pronunciamientos y anuncios que revelen estrategias contra el crimen organizado o que puedan ser percibidas por éste como una provocación.  Evaluar permanentemente la eficacia de las estrategias vigentes y hacer los ajustes necesarios.  Revisar el perfil de experiencia, profesionalismo y aptitud de quienes diseñan estrategias que inciden en la seguridad y sustituir a los funcionarios y especialistas que no garanticen resultados favorables.  Implementar medidas de cero tolerancia que castiguen a los servidores públicos involucrados en casos de corrupción o de violación a los derechos humanos.  Rediseñar el servicio militar orientándolo hacia la paz, a fin de que sea una institución de formación preventiva en seguridad para civiles y de acción solidaria en casos de emergencia.  Acelerar y mejorar la institución de los juicios orales.  Asegurar que el enfoque del sistema de procuración de justicia no se circunscriba a procesar penalmente a los victimarios, sino que garantice la reparación del daño ocasionado a las víctimas. 55
  • 56.  Evitar en lo posible la seguridad privada que complica la función esencial del Estado. Supervisar los servicios que prestan y coordinarlos operativamente con los de seguridad pública.  Legislar la extinción de dominio en todo el país, hacer eficaz su aplicación y transparentar el destino de los bienes asegurados.  Fortalecer las instituciones del Estado a fin de terminar con los espacios de impunidad y los intentos criminales de suplantarlas.  Instituir redes de cooperantes ciudadanos a fin de recopilar información y ofrecer recompensas para premiar a ciudadanos que colaboren extraordinariamente con el Estado.  Implementar mecanismos para proteger la infraestructura de salud y garantizar la integridad física de los médicos, socorristas y personal de clínicas y hospitales.  Reconocer la migración como un derecho humano y modificar las políticas públicas para mejorar el trato a los migrantes nacionales y extranjeros radicados en forma transitoria o permanente en territorio nacional.  Establecer políticas públicas de protección a migrantes para disminuir su vulnerabilidad ante autoridades y grupos criminales. Para las corporaciones policiacas  Promover más sociedad en la policía y no más policía en la sociedad, generando mecanismos de observación ciudadana que favorezcan la transparencia y la rendición de cuentas de los cuerpos policíacos.  Establecer que el uso de la fuerza sea el último recurso ante circunstancias de gravedad extrema, cuando se hayan agotado todos los medios pacíficos al alcance de la autoridad.  Crear nexos entre vecinos por medio de policías de proximidad que se conviertan en un miembro más de la comunidad y generen confianza.  Capacitar a los policías y servidores públicos de oficina en las corporaciones para que atiendan con prontitud y sensibilidad a quienes han padecido algún delito, respetando escrupulosamente su dignidad y evitando la doble victimización. 56