"Cellist Nina Kotova from Moscow impressed with a hypnotic and dreamy effect leading up to Malkovich's introduction." http://www.lanacion.com.ar/1949550-un-descenso-a-los-infiernos

1. LANACION Espectáculos
Un descenso a los infiernos
DOMINGO23DEOCTUBREDE2016
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JohnMalkovich. Debutó con textos de Sabato yobras de Tavener ySchnittke, An Evening With John Malkovich / Narrador:
John Malkovich / Orquesta sinfónica de Buenos Aires / Dirigida: Sergei Smbatyan / Solistas:Nina Kotova (cello) y
Anastasya Terenkova (piano) / En el teatro coliseo.
Es un espectáculo perturbador, aunque esa inquietud, apenas perceptible en el comienzo, ocurre antes en la esfera
intelectual que en el mundo de los sentidos. Es un lento descenso a los infiernos, cuyas complejas resonancias -
filosóficas yreligiosas, para empezar- siguen acompañando al espectador cuando todo ha concluido. Es, sobre todo, un
acto escénico de firmes resonancias políticas, con el que sus realizadores han venido a denunciar de maneras distintas -
con un testimonio que da cuenta de hechos que ensangrentaron la historia argentina, en un caso; apelando a una
vigorosa metáfora literaria, después- las atrocidades cometidas por todas las dictaduras.
John Malkovich, su audazcreador, expone a la luzlas conductas más abyectas de la condición humana sirviéndose de
dos textos de Ernesto Sabato. Yconsigue un espectáculo sofisticado yprovocador, que desafía el espíritu (ylos oídos,
sobre todo) del público menos entrenado.
Después de una introducción con el diáfano yligero Divertimento KV136 en Re mayor, de Mozart, la orquesta ataca una
obra de John Tavener, el Concierto para chelo yorquesta, The Protecting Veil, entre algunos de cuyos pasajes el narrador
cita el prólogo de Ernesto Sabato al Nunca más, el informe de la
comisión que investigó la desaparición de personas durante la última
dictadura militar. La obra de Tavener, de fuertes acentos introspectivos,
comienza con un tema a cargo del chelo que encuentra amplias
resonancias en las cuerdas, como si ésta fuese una cámara de eco.
Lentamente, el clima sonoro se enrarece con múltiples vibraciones del
instrumento solista yla aparición de elementos tímbricos que van
construyendo una atmósfera de tensión yprovocando en el espectador
ligeras variaciones en el estado de ánimo; por momentos, esas ligeras
alteraciones tienen correspondencias en lo físico.
John Tavener (Gran Bretaña, 1944) abrazó en cierto momento de su
vida la fe ortodoxa griega. Su obra, que toma elementos de esa liturgia,
insinúa en ciertos pasajes lo que se ha dado en llamar un
minimalismo sacro ytrae una atmósfera levemente turbadora a la que
contribuye de modo decisivo la solista Nina Kotova. Malkovich "lee" fragmentos del Nunca más, en inglés ycon expresión
deliberadamente austera, dejando que se ponga de manifiesto toda la potencia dramática de ese texto.
En las tinieblas del inframundo
El segundo momento del espectáculo se inicia con el Concierto para piano yorquesta de cuerdas, de Alfred Schnittke. La
atmósfera es en este caso de alucinación ylas vigorosas disonancias que marca el piano sobre el fondo de cuerdas
alimentan la sensación de pesadilla nocturna que domina el Informe sobre ciegos de Sabato. El texto es el tercer capítulo
de Sobre héroes ytumbas, una de las llamadas novelas totales de la literatura argentina, a la manera del Adán
Buenosayres de Marechal. La obra monumental de Sabato ha merecido las más diversas interpretaciones. Es una
tortuosa historia amorosa de la que el autor se sirve para examinar la historia ylas tensiones del peronismo (y, antes, las
disputas entre unitarios yfederales), a la vezque aguijonea al lector con sus interrogaciones metafísicas con fuerte
impronta de las ideas del existencialismo ypreguntas de orden místico cercanas al gnosticismo.
El Informe sobre ciegos, texto que mereció numerosas ediciones autónomas, es la crónica alucinada de Fernando Vidal
Olmos, un ser solitario yparanoico que cree reconocer en los no videntes a una secta que gobierna el mundo desde su
universo tenebroso yclandestino. Son -escribe Sabato- usurpadores ychantajistas morales que se emparientan con los
animales de piel fría yresbaladiza que habitan en cuevas, cavernas, sótanos, caños de desagüe ypozos ciegos.
Malkovich elige en este pasaje un modo interpretativo de mayor intensidad, a la medida de la virulencia delirante de su
personaje. Apenas parado ante un atril, sin movimientos escénicos, concentra su esfuerzo interpretativo en el aparato
vocal. Quienes vayan en busca del gran histrión que es, dueño en el cine de una máscara muycomunicativa ypor
momentos sobrecogedora, pueden llevarse una decepción.
La obra de Alfred Schnittke (Rusia, 1934) envuelve ese alegato obseso ymaníaco con los insistentes acordes disonantes
del piano (una contenida, ypor eso espléndida, Anastasya Terenkova), creando una atmósfera ominosa ypersistentemente sombría.
Los dos momentos del espectáculo (no hubo bises) conforman una sola unidad de sentido. En ambos textos, Sabato reflexiona sobre la condición del hombre con parecida
pesadumbre ypone al desnudo la sordidezde la que es capazla criatura humana. Su vozautoral cala hondo en el espíritu del perturbado espectador, traída en medio de una
atmósfera escénica que pendula entre el recogimiento yel desafío sonoro. Es ése el triunfo mayor del osado Malkovich.
Foto: LA NACION
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