Tema que trata sobre la sexualidad humana, sus fundamentos biológicos, la respuesta sexual, las disfunciones secuales, la psicosexualidad, la expresión sexual y la sexualidad en la adolescencia.
1. La sexualidad humana
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Unidad 12. La sexualidad humana
1. Naturaleza de la sexualidad
1.1 Evolución de la sexualidad
1.2 La sexualidad: un valor humano
1.3 Dimensiones de la sexualidad
2. Fundamentos biológicos de la sexualidad
2.1 Anatomía y fisiología masculina
2.2 Anatomía y fisiología femenina
3. La respuesta sexual humana
3.1 El cerebro y la conducta sexual
3.2 El ciclo de la respuesta sexual
3.3 Disfunciones sexuales
4. La psicosexualidad
4.1 Aprender a vivir la sexualidad
4.2 Funciones de la sexualidad
4.3 Actitudes ante la sexualidad
4.4 El desarrollo psicosexual humano
5. Formas de expresión sexual
5.1 La masturbación
5.2 La heterosexualidad
5.3 La homosexualidad
5.4 Variaciones de la conducta sexual
6. Sexualidad en la adolescencia
6.1 La identidad sexual
6.2 La conducta sexual
6.3 Embarazo en la adolescencia.
Introducción
En las últimas décadas, los descubrimientos científicos, el feminismo, la aparición de las
nuevas tecnologías de la información, van desterrando el secretismo sobre la sexualidad y las
discriminaciones de los individuos por razón de su sexo.
La sexualidad solo se puede sentir y vivir desde la integridad del ser humano, desde su
peculiar experiencia vital. El sexo es uno de los factores determinantes de la conducta humana.
La sexualidad humana trasciende la simple finalidad biológica –la reproducción de la especie-,
y se adorna con un elemento inexistente en el mundo animal: el placer de la emoción, que
culmina en el sentimiento del amor sexual. El amor, la ternura y el placer constituyen el último
estadio de un largo proceso evolutivo.
La educación sexual debe abordar la nueva forma de concebir a la sexualidad, asociada a la
comunicación, la afectividad y el placer, y el respeto a diferentes formas de vivir la sexualidad.
1. Naturaleza de la sexualidad
2. La sexualidad humana
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La sexualidad es una dimensión constitutiva del ser humano desde el nacimiento hasta la
muerte, se manifiesta en todos los actos de su vida, moldea su personalidad y afecta a su
equilibrio emocional y social.
1.1 Evolución de la sexualidad
La sexología como ciencia surge a finales del siglo XIX. La sexología es la ciencia que
investiga los aspectos biológicos y psicosociales de la sexualidad humana. La sexualidad es un
fenómeno pluridimensional, evoluciona con la historia de la sociedad y de la cultura, y de cada
hombre y mujer en particular.
En nuestra época, el proceso de mundialización y el surgimiento de la sociedad informacional y
del conocimiento ha cambiado la concepción tradicional del sexo. La exploración y la expresión
sexual a través de Internet adopta múltiples formas. El cibersexo o actividad sexual online
implica el uso de contenidos para la estimulación sexual, y puede ser un comportamiento
individual (búsqueda de imágenes) o un comportamiento interpersonal (chateo sexual,
intercambio de e-mails, meeting online, etc).
1.2 La sexualidad: un valor humano
No podemos saber quiénes somos si desconocemos nuestra sexualidad. Para empezar, hay
que distinguir entre sexo y sexualidad. La sexualidad está formada por tres esferas y el sexo
está contenido en una de ellas. La sexualidad humana está compuesta por una esfera
biológica (sexo), una sociocultural (género) y una psicológica (identidad de género y
orientación sexual).
Sexo. Somos seres sexuados por naturaleza. El sexo constituye un proceso compuesto de
varios niveles (genético, gonadal, genital, hormonal y biográfico) que nos hace seres únicos e
irrepetibles.
Sexualidad (es). Es el modo con que cada persona sexuada, hombre o mujer, percibe, siente y
vive su propio sexo. Todos poseemos una personalidad propia y un estilo peculiar de vivir la
sexualidad.
1.3 Dimensiones de la sexualidad
El estudio de la sexualidad es un objetivo común de la sexología, la biología, la medicina, la
sociología y la psicología. Los biólogos nos informan sobre los mecanismos fisiológicos de la
excitación y la respuesta sexual. Los sexólogos nos enseñan qué son las enfermedades de
transmisión sexual y las disfunciones sexuales. Y por último, los psicólogos examinan qué
factores influyen en nuestra conducta sexual.
Las cuatro dimensiones de la sexualidad más importantes son:
1. Dimensión biológica (sexo). Es el conjunto de características anatómicas,
fisiológicas y endocrinas que diferencian a hombres y mujeres y están presentes en
toda relación sexual.
2. Dimensión psicoafectiva. Es una dimensión humana que afecta a las emociones y
sentimientos, y está relacionada con las creencias y los valores de cada persona.
Además, la personalidad y los deseos, la propia identidad y la orientación sexual son
factores decisivos en las relaciones sexuales.
3. Dimensión sociocultural y ética. Cada sociedad modela el desarrollo y expresión
de la sexualidad de sus miembros y establece unos valores y pautas para justificar
los comportamientos sexuales.
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Los antropólogos consideran la ley del incesto como la primera regla básica para el
comienzo de la civilización. En la mayoría de las culturas el tabú del incesto
prohíbe y condena las relaciones sexuales entre ascendientes y descendientes.
Esta prohibición contribuyó a proteger a la sociedad de los problemas genéticos de
la consanguinidad y de los problemas sociales que originaría las relaciones
sexuales dentro de una familia.
4. Dimensión clínica. La actividad sexual es una función natural de cada persona.
Algunos problemas psicológicos, como la ansiedad y la depresión, pueden originar
problemas de convivencia, que repercuten en la vida sexual. Desde esta perspectiva
se buscan soluciones, por ejemplo, a las disfunciones sexuales o a la adicción al
sexo.
2. Fundamentos biológicos de la sexualidad
Recientes investigaciones han establecido que los órganos genitales de hombres y mujeres
tienen el mismo origen biológico y que durante su evolución intrauterina se van diferenciando,
adquiriendo las características propias de cada sexo.
2.1 Anatomía y fisiología masculina
La anatomía sexual describe los órganos reproductores y las partes del cuerpo que, en
potencia, son zonas erógenas. La fisiología investiga las funciones de la respuesta sexual. Los
órganos masculinos están formados por los testículos, el pene y un conjunto de órganos
accesorios: glándulas (vesículas seminales, próstata y glándula de Cowper) y conductos
(epidídimo, deferente y uretra).
http://www2.hu-berlin.de/sexology/ECS1/glandulas_de_cowper.html
A. Órganos sexuales externos
Pene. Es el órgano masculino eréctil que permite el coito (introducción del pene en la
vagina de la mujer) durante la excitación sexual. Hace que la orina salga al exterior y
transporta el esperma para la fecundación. El tamaño del pene no influye en la virilidad
o la capacidad sexual. El extremo del pene se denomina glande, muy sensible a la
estimulación física, y está recubierto por una porción de piel, el prepucio. La fimosis es
una malformación congénita debida a que la abertura del prepucio es tan estrecha, que
no permite el paso del glande durante la erección. La fimosis desaparece con una
intervención quirúrgica (circuncisión), práctica tradicional entre los judíos, los
musulmanes y algunas tribus africanas.
Escroto. Bolsa de piel situada debajo del pene, que alberga y protege los testículos.
B. Órganos sexuales internos
Testículos. Son los órganos o glándulas sexuales masculinas que están contenidos
dentro del escroto y fabrican los espermatozoides y las hormonas sexuales masculinas
(testosterona), que determinan los caracteres sexuales secundarios.
Epidídimo. Es una estructura situada encima de los testículos y en su interior se
almacenan y maduran los espermatozoides,
Conductos deferentes. Son dos tubos, uno para cada testículo, que transportan el
esperma desde el epidídimo hasta la uretra.
Próstata. Es única y se encuentra debajo de la vejiga. Segrega un líquido llamado
líquido seminal, que al mezclarse con los espermatozoides forman el semen. Su
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función es mantener la salud del esperma y ayudar al movimiento de los
espermatozoides.
Vesículas seminales. Son dos glándulas cuya función es producir parte del semen y
proporcionar nutrientes (fructosa) a los espermatozoides.
Uretra. Sale desde la próstata y va por el interior del pene y es el lugar por donde la
orina y el esperma son expulsados del cuerpo.
2.2 Anatomía y fisiología femenina
Las mujeres tienen órganos sexuales externos relacionados con el placer y órganos internos
relacionados con la reproducción.
A. Órganos sexuales externos
La vulva es el órgano situado más al exterior de todos los que forman el aparato genital
femenino. Está integrado por:
Monte de Venus. Se encuentra delante de la zona genital femenina
Labios mayores y menores. Son repliegues cutáneos que protegen el orificio vaginal
y el clítoris.
Clítoris. Órgano eréctil que constituye la principal fuente de excitación de la mujer. No
tiene finalidad reproductora.
Vestíbulo. (camino de entrada). Es el área dentro de los labios menores que contiene
las aberturas hacia la vagina y la uretra. Tiene gran sensibilidad al tacto.
Orificio de uretra. Es la salida por la que se expulsa la orina. Está situado entre el
clítoris y el orificio de la vagina.
B. Órganos sexuales internos.
Vagina. Órgano muscular que conecta el cuello del útero con la parte externa de los
genitales femeninos. Puede acoger el pene durante el acto sexual, canalizar el flujo de
sangre durante la menstruación y permitir el paso del bebé durante el parto. El himen
es una fina membrana que rodea a la vagina y su conservación es un signo de
virginidad en muchas culturas.
Útero o matriz. Es una cavidad en forma de pera y situada entre la vejiga y el recto.
Su función es acoger el óvulo fecundado, y es donde anida el embrión para el
desarrollo durante los 9 meses del embarazo. Posee varias capas: un revestimiento
que se forma y desaparece cada mes durante el ciclo menstrual (endometrio) y otro
músculo o miometrio, que se contrae para expulsar el bebé durante el parto. En su
extremo inferior (cuello del útero o cérvix) se alarga y comunica con la vagina, lo que
permite el paso de la menstruación y los espermatozoides.
Ovarios. Son las glándulas sexuales femeninas, con forma de almendra, situadas a
ambos lados de la matriz. Tienen dos funciones importantes: producir óvulos y
hormonas sexuales: estrógenos y progesterona.
Trompas de Falopio. Son conductos que van desde cada ovario a la parte más alta
del útero. Su función es permitir que los óvulos liberados lleguen al útero, y es el lugar
donde se produce la fecundación del óvulo maduro.
Glándulas de Bartholin. Se encuentran a ambos lados de la vagina. Segregan una
sustancia que la lubrifica y favorece tener relaciones sexuales.
3. La respuesta sexual humana
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Todos los seres humanos estamos dotados de un programa genético (XX o XY), de un
sistema hormonal (progesterona o testosterona), de unos órganos genitales (ovarios o
testículos) y de un sistema nervioso único que conforman una estructura
psicofisiológica, que es la base sobre la que se construye la conducta sexual.
El deseo sexual es una de las manifestaciones del comportamiento, al mismo nivel
que la sed, el hambre o el sueño. En los seres humanos, el surgimiento del impulso o
deseo sexual depende tanto del sistema nervioso y los mecanismos hormonales,
como de estímulos externos e internos.
3.1 El cerebro y la conducta sexual
El cerebro no es una zona erógena, pero contribuye de manera decisiva en el
comportamiento sexual. Las dos áreas cerebrales más importantes en el
funcionamiento sexual son la corteza cerebral y el sistema límbico.
La corteza cerebral interpreta los estímulos sexuales como activadores o inhibidores
sexuales. Una fantasía sexual, contemplar una foto erótica,… estimula a las células
corticales. Estas transmiten sus mensajes a la médula espinal, que envía sangre a los
genitales, provocando así la excitación sexual: la erección o la lubricación vaginal.
Por otra parte, el sistema límbico, controla la liberación de las hormonas hipofisiarias,
supervisa las variaciones de hormonas en la sangre y activa los circuitos nerviosos
implicados en la excitación.
Cuando los hombres y las mujeres llegan al orgasmo, liberan sustancias llamadas
betaencefalinas (un tipo de endorfina), que se unen a receptores en el cerebro
(receptores opiáceos), y provocan la euforia que se experimenta durante el orgasmo,
ya que el placer sexual se expande por todo el cuerpo.
A. Las hormonas y la conducta sexual
Las hormonas son sustancias químicas producidas y secretadas por las glándulas
endocrinas. Estas sustancias se desplazan por la sangre y afectan a diferentes
órganos del cuerpo. Estos mensajeros químicos desencadenan el desarrollo sexual y
posibilitan las relaciones sexuales y la reproducción.
La pubertad comienza cuando la hipófisis bajo el control del hipotálamo, parte del
cerebro que pertenece al sistema límbico, libera hormonas que originan la maduración
de los genitales.
En el hombre, las glándulas sexuales masculinas o testículos producen esperma y
testosterona, la hormona sexual masculina.
En la mujer, los ovarios que son glándulas endocrinas secretan dos hormonas
llamadas estrógenos (producen los caracteres sexuales secundarios en la mujer) y
progesterona (prepara el cuerpo femenino para el embarazo).
Por otra parte, las glándulas de la hipófisis secretan dos hormonas importantes: la
hormona foliculoestimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH). Estas hormonas
viajan a través de la sangre y hacen que los ovarios y los testículos actúen por primera
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vez. En la mujer estas hormonas salen de forma cíclica durante la menstruación. En el
hombre, la salida de las hormonas hipofisiarias es tónica, de forma que la producción
de testosterona es constante en el tiempo.
B. Los estímulos psicológicos
La capacidad del cerebro humano para interpretar los estímulos como eróticos es muy variada.
Los estímulos físicos y sociales condicionan las reacciones sexuales del individuo. La cultura,
la familia y los amigos, la televisión o Internet moldean la conducta sexual.
Además de los estímulos externos, en los seres humanos tiene gran importancia los estímulos
psicológicos. Las personas pueden excitarse sexualmente gracias a sus fantasías, aunque no
concuerden con la vida real, o con el recuerdo de actividades sexuales pasadas.
La madurez sexual supone aprender a crear relaciones en las cuales haya tanto excitación
como bienestar, sexo y ternura, espontaneidad y honestidad. Crear una amistad erótica es una
obra de arte.
3.2 El ciclo de la respuesta sexual
Se denomina respuesta sexual a los cambios que experimenta un organismo ante la
presencia de estímulos erógenos. Los sexólogos William Masters y Virginia Johnson
publicaron su obra Respuesta sexual humana (1966), gracias a sus investigaciones
realizadas en el laboratorio. Observaron que en el cuerpo de ambos sexos se dan dos
reacciones básicas ante un estímulo sexual: vasocongestión (afluencia de sangre a
los vasos sanguíneos) y miotonía (aumento de la tensión muscular), que ceden en la
etapa de resolución.
La respuesta sexual humana consta de cuatro fases: excitación, meseta, orgasmo y
resolución. A estas añadimos la fase de deseo, porque se precisa la estimulación
durante la excitación.
Fase de excitación. En el hombre l signo físico más destacado es la erección
producida por la afluencia de sangre a los tejidos del pene. En la mujer se lubrica y
expande la vagina, y los pechos y pezones se agrandan. En ambos sexos hay un
aumento del ritmo cardíaco y la temperatura. Estos cambios preparan a los órganos
para practicar el coito.
Fase de meseta. En esta fase la excitación y la vasocongestión son altas. En el
hombre se originan sensaciones de inminencia eyaculatoria. Y en la mujer, la
secreción vaginal aumenta y parece próxima la sensación de orgasmo.
Orgasmo. Durante el orgasmo se libera la tensión acumulada en fases anteriores. Se
observan contracciones musculares en todo el cuerpo, y un aumento de la respiración,
el pulso y la presión sanguínea. Esta es la fase más breve e intensa en sensaciones
placenteras.
Fase de resolución. Las constantes vitales (respiración, ritmo cardíaco, etc.)
recuperan su tono normal. Se produce una sensación de relax y bienestar general.
Durante esta fase el hombre entra en un periodo refractario (desde pocos minutos
hasta un día o más) en el que no puede volver a tener un orgasmo. La mujer no tiene
un periodo tan extenso.
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3.3 Disfunciones sexuales
Son alteraciones de la respuesta sexual que impiden que una persona participe o
disfrute del sexo. Cuando los miembros de una pareja ocultan una disfunción como si
no existiera, pueden crear una crisis afectiva y sexual, por problemas que, en realidad
tienen solución.
A. Disfunciones en la mujer
Deseo sexual inhibido (frigidez). Las causas más frecuentes son educativas:
percibir el coito como algo culpabilizador, desconocimiento sexual, vergüenza o
miedo al rechazo.
Vaginismo. Es la aparición de un espasmo muscular del tercio exterior de la
vagina que obstaculiza la actividad sexual.
Anorgasmia. Dificultad o imposibilidad de alcanzar el orgasmo, por una
inadecuada estimulación, desconocimiento del propio cuerpo o por otras
causas.
Dispareunia. Es el dolor genital durante el coito por falta de lubricación
vaginal.
B. Disfunciones en el hombre
Deseo sexual inhibido (impotencia). Consiste en la ausencia o disminución de
la erección. Las causas pueden ser orgánicas, por ingestión de drogas, o
psicológicas, como el estrés o la ansiedad.
Eyaculación precoz. Se produce cuando no se controla la eyaculación y se
realiza el acto sexual en completa asincronía con la otra persona.
Orgasmo inhibido. Ausencia de eyaculación después de un periodo adecuado
de excitación sexual.
C. Causas psicológicas
Algunas disfunciones pueden ser consecuencia de trastornos físicos (hipertensión), o
por ingestión de determinadas sustancias (alcohol, fármacos), pero en la mayoría de
los casos surgen por causas psicológicas:
a) Personales: falta de información, aceptación de mitos culturales
irracionales, miedo a la intimidad, a la relación sexual o al rechazo. Otra
causa es el aburrimiento sexual por tener relaciones rutinarias y/o falta de
espontaneidad.
b) Impersonales: deficiente comunicación o luchas por el poder en la pareja,
diferentes actitudes hacia el sexo o preferencias sexuales.
4. La psicosexualidad
Lograr un desarrollo psicosexual sano y satisfactorio no es una tarea fácil para los
hombres y las mujeres. La falta de educación afectiva y sexual produce estas
consecuencias: desconocimiento de la sexualidad humana, uso infrecuente de
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métodos anticonceptivos, muchos embarazos adolescentes no deseados,
enfermedades de transmisión sexual, estereotipos y prejuicios sobre el funcionamiento
del propio cuerpo y del otro sexo, y comportamientos sexistas que bloquean la
independencia personal.
4.1 Aprender a vivir la sexualidad
Tradicionalmente, el criterio aceptado para distinguir lo normal y anormal en sexología,
era fundamentalmente religioso y cultural. La sexualidad se justificaba por su
perspectiva reproductiva, de ahí la consideración como anormal, inmoral o vicioso del
placer, la masturbación o la homosexualidad.
Podemos considerar anormales ciertos comportamientos como los que se imponen
por la fuerza (violación) y el chantaje, los que provocan ansiedad y no afecto, o la
rigidez tradicional de los roles sexuales.
4.2 Funciones de la sexualidad
La sexualidad, en los seres humanos, significa mucho más que un simple mecanismo de
reproducción puesto a nuestra disposición por la naturaleza. El amor, la ternura y el placer
sensual coronan el último estadio de un largo proceso evolutivo. Las principales funciones de la
sexualidad son la comunicación, el placer y la reproducción.
A. La comunicación
La comunicación y la relación interpersonal son imprescindibles para el desarrollo
físico y psicosocial del ser humano. El contacto corporal (miradas, caricias, besos,
abrazos) transmite sentimientos y afectos. Es un lenguaje más espontáneo y sincero
que el lenguaje verbal. La comunicación afectiva y sexual no siempre precisa de las
palabras.
B. El placer
La tradición judeocristiana a lo largo de la historia ha considerado que el placer era
pecaminoso y la única función de la sexualidad era la procreación. Sin embargo, el
placer es el resultado de una relación gratificante con uno mismo y con otras
personas.
C. Reproducción.
La capacidad reproductiva del ser humano se reduce a ciertas edades, sin embargo,
su sexualidad es permanente en la vida del individuo.
4.3 Actitudes ante la sexualidad
El sexólogo Efigenio Amezúa defiende la existencia de tres tipos de actitudes:
a) Actitud prohibitiva. Ha sido defendida por instituciones y personas que
conciben el fenómeno sexual como algo tabú, vergonzoso, de lo que es mejor
no hablar.
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b) Actitud permisiva. Es un cambio de actitud superficial. Algunos piensan que
ya están liberados por pensar, decir o hacer aquello que estuvo prohibido en el
pasado. Y mantienen esta actitud por seguir la moda.
c) Actitud de cultivo. La actitud de cultivo parte del potencial personal. Cultivar la
propia sexualidad no se improvisa, exige esfuerzo.
4.4 El desarrollo psicosexual humano
Para Freud, el desarrollo psicosexual humano es un proceso que atraviesa distintos
estadios o fases: oral, anal, fálica y genital. Y hay una fase de latencia entre la fálica y
genital.
A. Fase oral
La boca es la primera zona de placer. Los besos y caricias, el contacto con la piel
materna al mamar, la succión, etc., son actos placenteros para el desarrollo del bebé.
De la seguridad que experimentan en esta fase depende su desarrollo psicosexual.
B. Fase anal
En el segundo año de vida comienza la educación en el control de esfínteres, que
desplaza el interés infantil hacia la zona anal. El mecanismo de retención y expulsión
de las heces tiene un marcado significado psicológico. Si los padres son muy estrictos
en sus métodos, pueden surgir dos reacciones del infante: retener las heces
(estreñimiento) y desarrollar un carácter obstinado, o rebelarse (expulsar las heces en
un momento inoportuno) y generar rasgos de carácter destructivos (rabietas).
C. Fase fálica (edípica)
El interés se desplaza hacia los genitales, se establece la diferenciación psicosexual
masculina o femenina y la identificación con el padre o la madre. Durante esta fase
aparece el complejo de Edipo (o de Electra, en el caso de las niñas), que consiste en
la atracción hacia el progenitor del sexo opuesto, a quien se quiere poseer, y la
hostilidad o rechazo hacia el del mismo sexo. La resolución del complejo de Edipo es
de enorme importancia porque estructura la personalidad y el deseo humano, y sirve
para que el individuo acepte las normas sociales.
D. Período de latencia. Hacia los seis o siete años comienza una etapa en la
que los impulsos se mantienen en un estado de quietud.
E. Fase genital
A partir de la pubertad se inicia la última fase del desarrollo psicosexual, organización
y madurez sexual y se reafirma la identidad sexual del hombre o la mujer. Freud
establece una ruptura entre el sexo como función biológica al servicio de la
reproducción y la sexualidad humana, que no es un dato natural, sino que se
construye en una compleja historia de relaciones intersubjetivas.
5. Formas de expresión sexual
La sexualidad no tiene edad y cambia a lo largo de la vida.
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La orientación sexual se refiere al tipo de personas por quienes sentimos atracción
sexual y hacia quienes dirigimos nuestro deseo. Podemos distinguir varias formas de
expresión sexual: masturbación, heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad y
parafilias (conductas sexuales atípicas).
5.1 La masturbación
Es la expresión más temprana y duradera de la sexualidad humana.
La masturbación o autoestimulación es la obtención del placer a través de las caricias
de los genitales u otras partes del cuerpo. Además de satisfacer el deseo o aliviar la
tensión sexual, ayuda a conocer el cuerpo.
Los sexólogos han disipado antiguas creencias según las cuales la autoestimulación
podría provocar ceguera, impotencia o locura. La investigación psicosexológica ha
demostrado que la masturbación no causa ningún daño físico ni mental. El informe de
Alfred Kinsey (1948) confirmaba que el 90% de hombres y el 60% de las mujeres se
habían masturbado alguna vez.
5.2 La heterosexualidad
Consiste en la atracción por personas de diferente sexo y es la conducta más común entre los
seres humanos. En la mayoría de las culturas se manifiesta en las relaciones de un hombre y
una mujer, pero existen sociedades donde está admitida la poligamia (un hombre con varias
mujeres) y la poliandria (una mujer con varios hombres).
El comportamiento heterosexual cambia y evoluciona con el tiempo. Varias tendencias en las
últimas décadas: la gente se casa a una edad más tardía, las mujeres que ejercen una
profesión retrasan la maternidad y cada año el número de divorcios es similar al número de
matrimonios. En la sociedad actual, las personas disponen de muchos lugares para estableces
nuevas relaciones. Por Internet, se conocen y enamoran muchas parejas.
5.3 La homosexualidad
La homosexualidad es la atracción sexual entre personas del mismo sexo (los
términos “gay” y “lesbiana” son los más usados). En la homosexualidad no existen
problemas de identidad sexual, simplemente se trata de hombres que sienten
atracción por otros hombres y mujeres que se sienten atraídas eróticamente por
mujeres.
Grecia y Roma admitieron la homosexualidad, la cultura judeocristiana la condenó (a
la hoguera hasta el siglo XVIII). Todavía hoy algunas religiones siguen considerando
esta conducta contra natura. La homofobia (prejuicios antihomosexuales de individuos
o grupos sociales) fue condenada por el Consejo de Europa en 1984. La Asociación
Psiquiátrica Americana (DSM-III, APA, 1973) dejó de considerar la homosexualidad un
trastorno mental.
Recientes investigaciones sobre parejas homosexuales han encontrado que los
homosexuales dan más valor a lo afectivo que a lo puramente sexual y conciben la
sexualidad como un juego y no como un deber o una obsesión.
5.4 Variaciones de la conducta sexual
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El término “parafilias” designa los comportamientos sexuales poco habituales, antes
considerados perversiones sexuales. La excitación sexual y gratificación del individuo
se busca a través de experiencias sexuales insólitas y son más frecuentes en hombres
que en mujeres.
Exhibicionismo. Es la tendencia a exponer los genitales a personas del sexo
opuesto, para excitarse, alcanzar el orgasmo o escandalizar.
Voyeurismo. Consiste en obtener satisfacción sexual mediante la observación
de la desnudez o de los actos sexuales de otros.
Travestismo. Tendencia a utilizar vestidos del otro sexo para conseguir la
estimulación sexual.
Fetichismo. Tendencia a sentirse atraído sexualmente por algún objeto
inanimado. Los fetichistas sustituyen el objeto sexual de placer por prendas de
vestir (ligas, medias) de personas por la que sienten atracción.
Sadismo y masoquismo. Sadismo es causar daño a otra persona para
excitarse sexualmente, y masoquista es quien siente placer cuando recibe
algún daño o es humillado.
Paidofilia. Consiste en la atracción sexual hacia los niños.
6. Sexualidad en la adolescencia
Los adolescentes deben asumir su orientación sexual, respetar la orientación sexual
de otras personas y comprender que pueden sentirse atraídos sexualmente por otras
personas o ser objeto de atracción sexual para otros. No confundir orientación sexual
con la personalidad.
A. Sexualidad y posmodernidad
Los adolescentes se caracterizan por ser rebeldes, cambiantes y desafiantes y, como todas las
generaciones, crean una nueva forma de ser y entender el mundo en el que viven. Ahora existe
más libertad y movimiento, lo que lleva a los jóvenes a experimentar y cambiar las normas de
generaciones precedentes, porque ya no hay una única manera de vivir el sexo, ni una forma
única y aceptable de formar una familia.
Por esto, asistimos a una relativización de la moral sexual, como se puede comprobar en los
contactos vía Internet, la multiplicación de parejas, el incremento de los divorcios y las familias
recompuestas. Es indudable que nos encontramos frente a nuevas formas de entender y vivir
la sexualidad.
B. Educación sexual
Todas las sociedades humanas intercambian conocimientos y dictan normas respecto al
comportamiento sexual.
El feminismo ha sido revolucionario en su reivindicación de que las mujeres tienen el mismo
derecho que los hombres al placer sexual y que el deseo es una expresión del amor humano.
Necesitamos una educación sexual para formar la propia identidad sexual y de género y
comprender los cambios sociales; para no caer en la creciente manipulación consumista del
sexo y del cuerpo, ya que los medios de información han convertido el misterio de Eros en un
objeto más de consumo.
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Durante la adolescencia, los pensamientos y sentimientos sexuales son cada vez más
importantes. La dimensión sexual adquiere una gran proyección, por los cambios hormonales,
el surgimiento del deseo y los ensayos de nuevas formas de vida. La sexualidad solo se puede
sentir y vivir desde la integridad del ser humano, desde su peculiar experiencia vital y sabiendo
que no solo sirve para la reproducción, sino también para compartir afectividad y placer.
6.1 La identidad sexual
Los dos componentes básicos de la identidad sexual son: la identidad de género y el rol sexual.
¿Cuál es la diferencia entre sexo y género? El sexo se refiere a los mecanismos genéticos que
posibilitan que uno sea macho o hembra (el par 23 de cromosomas: XX para la mujer y XY
para el hombre). Por género entendemos los rasgos conductuales, culturales o psicológicos
que son asociados a cada sexo y que toda sociedad elabora en función de las diferencias
anatómicas. El género es todo aquello que se considera “masculino” o “femenino”, y varía de
una sociedad a otra y de un tiempo histórico a otro (gestos, vestimenta, etc).
El rol sexual es el conjunto de normas sobre cómo se debe comportar una persona con
determinada identidad sexual. Los roles sexuales dan significado a la identidad sexual y nos
indican cómo tenemos que pensar, sentir y actuar si queremos que los demás nos consideren
“hombres” o “mujeres”. También cambiar con el tiempo y de una sociedad a otra. Hoy han
perdido fuerza los estereotipos arraigados en otras épocas y aparecen nuevas formas de ser
“hombre” o “mujer” basadas en la coeducación, la igualdad de oportunidades y el rechazo de
actitudes sexistas.
6.2 La conducta sexual
La vivencia de la sexualidad repercute en la construcción de su identidad psíquica y afecta al
desarrollo del autoconcepto y la autoestima. Todo adolescente tiene deseos y necesidad de
afecto, ansías de vincularse a los demás y andar su propio camino.
La sexualidad de los jóvenes sigue siendo un tema con grandes contradicciones: por una parte
se esconde y no se acepta; por otra, se estimula a través de la propaganda, el consumo o
Internet. Tener o no relaciones sexuales es una decisión que cada joven debe tomar con las
debidas precauciones, consciente de las consecuencias de sus actos y siendo responsable de
lo que hace.
6.3 Embarazo en la adolescencia
A veces, la sexualidad adolescente, más que una dimensión de desarrollo armónico en su
vida, es una fuente de culpabilidad, miedo y angustia. Y numerosos jóvenes quedan marcados
por sus primeras experiencias sexuales insatisfactorias o traumáticas.
El embarazo en la adolescencia supone un impacto negativo sobre la condición física y
emocional de la joven, y cambia su vida.
Existen riesgos para la joven desde el punto de vista orgánico, psicológico y socio-económico y
educativo, tanto si decide tener el bebé como si no. Si decide no tenerlo puede sufrir
infecciones, hemorragias, perforación uterina, muerte; en el plano psicológico tristeza, pérdida
y culpabilidad; y en el plano social rechazo si se conoce el hecho. Si decide tener el hijo, puede
sufrir anemias, aborto espontáneo, complicaciones parto y posparto; a nivel psicológico estrés,
depresión, baja autoestima y a nivel social puede sufrir rechazo social, matrimonios atípicos,
abandono escolar, inseguridad social y económica.
Resumen extraído por María Jesús Suárez del libro de texto de Psicología de Bachillerato de Juan Ignacio
Alonso García.