Una familia vivía feliz en un campo junto a un río hasta que llegó un vecino malhumorado llamado Adolfo que comenzó a contaminar el río y tratar mal a los vecinos. La comunidad decidió que Adolfo debía irse, pero se negó. Luego, fuertes lluvias inundaron el campo e hicieron colapsar la casa de Adolfo, quien pidió ayuda a la familia a la que antes había tratado mal. Ellos lo ayudaron y con el tiempo Adolfo cambió su carácter y se casó con la
2. Autor: María Alburjas
Concepto e lustraciones por el Autor(a)
Creación Inédita. Año 2015
Publicado en http://www.slideshare.net
3. “Esperanza, llegaste a mi vida”
Hace mucho tiempo atrás,
existió una familia de cuatro
integrantes que vivían en una casa
de campo frente a un rio. Sus días
eran muy divertidos en esa pradera,
la familia estaba conformada por
una dulce madre llamada
Esperanza y sus tres niños, dos
preciosas niñas llamadas Gabriela y
Valentina, y el pequeño Robinson.
Ellos jugaban felizmente todas las tardes en el bosque, donde se
sentían muy a gusto escuchando el silbido del viento, el cua cua de los
patos, observaban los pájaros que eran brillantes como el oro y el mar, los
bellos arboles de sombra con gruesos y entrelazados tallos y todas
aquellas cosas magnificas que poseía ese lugar.
Luego de jugar, se iban a correr por las orillas del río, se sentían
como si flotaran en las nubes, se escuchaban el borbotear de las burbujas
y la fluidez de la corriente, era un ambiente agradable con un bello paisaje
que les brindaba la naturaleza. Además recogían agua cristalina para
llevarla a casa y utilizarla para su consumo.
La madre estaba orgullosa de sus hijos, ellos eran muy inteligentes,
amables, respetuosos y colaboradores con las demás personas. Ella a
pesar del abandono de su esposo logró salir adelante con sus hijos,
educándoles de la mejor manera e inculcándoles los principales valores
que los ayudaría a crecer como personas integras dentro de la sociedad.
Todos los habitantes de la
comunidad convivían como una
gran familia. Se ayudaban y
apoyaban unos con otros para
lograr tener todo limpio, cuidar del
ambiente, al frio río y a las
perfumadas plantas y árboles.
4. Un día lluvioso apareció en esa
región del bosque un vecino bravo que no
deseaba la tranquilidad de los seres que
convivían en los alrededores. Todo se
oscureció y nada fue igual. El se llamaba
Adolfo, era un ogro de mal carácter, grosero
y amargado, no le gustaba compartir con
ninguno de sus vecinos, pues solo quería
estar solo.
Las veces que salía a caminar, se iba al río a botar los desperdicios
y así contaminarlo poco a poco, para que las personas no pudieran utilizar
esa rica agua que en el corría.
Una tarde Robinson, el niño de la casa de campo, llegó hasta la
casa del señor Adolfo y le dijo:
-Me puede hacer el favor de
acompañarme a mí casa, ya que se hizo
de noche, me da miedo irme solo-.
-No me importa lo que te suceda en el
camino, vete solo, respondió el señor-.
Nadie te mando a quedarte por aquí.
-No fue mí culpa, estaba ayudando a
limpiar la orilla del río- dijo Robinson y
se fue llorando por lo que éste le había
dicho.
En consecuencia, de todas aquellas atrocidades que estaba
cometiendo el señor Adolfo, la comunidad realizó una asamblea para
buscarle solución a las problemáticas existentes, llegando a la conclusión
que el señor era el que tenía que irse del lugar.
Pero, ¿Quién será capaz de ir a contarle eso al señor Adolfo
conociendo su mal carácter?, preguntó Esperanza.
Bueno yo creo que debe ir María –dijo Esperanza-, ella es como la madre
de todos nosotros y siempre ha sabido solucionar los problemas, además,
siempre con su voz suave y cariñosa nos ha dado buenos consejos.
Todos estuvieron de acuerdo que fuera la Sra. María, y cuando
llegó a donde se encontraba el señor le dijo:
Hola señor Adolfo, vengo de la manera más amable a informarle
que por el bienestar de la comunidad, se decidió que usted tiene que irse
del lugar.
¿Y por qué? Pregunto él.
5. Puesto que han sucedido muchos inconvenientes desde que usted
llegó aquí, respondió María.
Pues, están muy equivocados si piensan que me iré de aquí, no
abandonaré este lugar, ni después de muerto. Dijo él y luego le dio la
espalda y se fue del lugar.
María, se marchó a darle la desdichada noticia a sus vecinos.
Debido a esta decisión, algunas familias emigraron a otros pueblos más
cercanos e igual de lindos como su comunidad.
Luego de un tiempo, se
produjo la época de lluvias y ese
hermoso campo se inundó por
completo. La desesperación fue total
y lo que se escuchaban era
lamentos. La casa más perjudicada
fue la del señor Adolfo, se derrumbó
completamente. El les suplicaba a
las personas que lo ayudaran, pero
ninguno quiso ayudarlo por lo mal
que se porto con ellos y con su comunidad. Por ello se marchó del lugar.
Andando y andando logro llegar al pueblo más cercano para ver quien lo
ayudaba.
Como cosa del destino, encontró a la señora Esperanza con sus
tres hijos, ellos al ver lo que le había sucedido le brindaron ayuda y
hospedaje en su casa. El daba muchas gracias a Dios por colocarle a la
señora en su camino. Luego, se acordó del día que no quiso acompañar
al niño y dijo: A veces se trata mal y se hace daño a las personas sin
imaginarse que pueda pasar más adelante.
Al pasar un tiempo, el señor fue cambiando su carácter, se
convirtió en una persona buena y honrada, colaboradora en todo lo que
fuera necesario en el hogar. Un día le dijo a la señora Esperanza:
-Llevo varios días pensando en lo que te voy a decir.
¿Qué será eso que me quieres decir? Respondió.
¿Te gustaría casarte conmigo? Dijo él, muy
asustado.
Por supuesto que sí respondió ella, saltando de
la emoción.
Desde ese momento todo cambio en la
familia, sus días eran más divertidos de lo que
eran anteriormente. Él ayudaba a los niños con
las tareas y siempre tenían la mayor
calificación. Así mismo fueron creciendo con
un padre que los protegía. En cuanto a la madre, se sentía como la mejor
6. madre y esposa que existiera en el mundo. Gracias a
sus esfuerzos, sus hijos tenían la mejor educación y
un excelente padre.
¡Qué cosa tan milagrosa y maravillosa ha
sucedido!, dijeron aquellas personas que llegaron al
lugar, al darse cuenta como esa familia ayudó a ese
hombre para que su vida cambiara, a pesar del
maltrato que éste les ocasionó antes. Llegaron a la
conclusión, que la señora Esperanza poseía amor
inmenso en su corazón, el cual la ayudó a perdonar a la persona que le
hizo tanto daño.