El documento discute cómo el abuso de la realidad virtual y la dependencia excesiva de Internet están afectando la atención del lector y su compromiso con la lectura. Si bien la red ofrece información fácilmente accesible, esto ha llevado a que los lectores ya no sientan la necesidad de leer libros en profundidad o desarrollar habilidades de concentración. Sin embargo, el documento también argumenta que Internet y los libros no tienen por qué estar en oposición y pueden complementarse si se usan de manera equilibrada.