2. El estilo fernandino es una adaptación española del “Imperio
Francés”, que llega tardíamente a España porque la guerra de
Independencia interrumpe totalmente la relación de nuestras artes
decorativas con Europa y especialmente con Francia.
Allí, con la caída de Napoleón, cambia por completo el estilo pero en
España, sin embargo, perdurará durante todo el reinado de Fernando
VII.
Desarrollado en la época Neoclásica es de inspiración rigurosamente
clasicista con formas sólidas y ostentosas.
Se trata de muebles solemnes que se inspiran en la antigua
grecorromana, con motivos decorativos como coronas de
laurel, guirnaldas, liras... y egipcios (esfinges) junto a otros de
inspiración arquitectónica. Los asientos con las típicas patas “de
sable” en las sillas, y camas “de góndola”. La madera predominante
es la caoba pulida adornada con apliques de bronces.
3. Tradicionalmente, la Historiografía ha dividido el siglo XIX
Español basándose en los nombres de Los reyes (Fernando VII, María
Cristina, Isabel II o Alfonso XII), pero Esta división es subjetiva y, sobre
todo, Imprecisa, ya que a lo largo del siglo En el mobiliario aparecen
estilos que no necesariamente coinciden con la cronología de un reinado
y, además, se superponen y vuelven una y otra vez,
sin continuidad histórica alguna, sino determinados por el gusto del
propietario.
Se suele hablar de estilo “de época” para referirse a un modelo de pieza
que se repite con insistencia en diferentes ámbitos de la vivienda, ya sea
por el reinado en el que tuvo su origen o su esplendor (fernandino,
isabelino, alfonsino), por el diseñador que lo creó (Chippendale, Sheraton,
Hepplewhite, Adam, Thonet) o por la filosofía de vida que expresa
(Biedermeier).
4. En este período, existe una pugna de Estilos, ya que es difícil
definir o establecer Un único estilo. precios razonables.
El mueble del siglo XIX tiene su propia personalidad, presente
en conceptos como la utilidad, el confort y el eclecticismo.
Tradicionalmente, la utilidad se consideraba una cualidad
opuesta a la belleza, cuando ambas no tienen por qué ser
incompatibles. Por ejemplo, un tocador puede ser un mueble
elegante y refinado, y a la vez funcional. A partir de la
Exposición Internacional de Londres de 1851, en España
empieza a plantearse la integración de lo útil y lo bello, de la
función y la forma en el mobiliario. Esto se hace explícito en la
necesidad de mejora de las enseñanzas artísticas, en la
creación de museos de artes decorativas y en la organización
de exposiciones.
5. MUEBLE CARACTERÍSTICO DE LA
ÉPOCA: LA COMODA
El siglo XIX comienza en España con un tipo de mobiliario que se
caracteriza por inspirarse directamente en modelos franceses
surgidos en el ámbito del Imperio napoleónico. Los grandes
ebanistas y diseñadores relacionados con los reyes de Francia
habían conseguido que sus creaciones fueran el modelo a imitar en
algunos países de la vieja Europa. La nueva centuria empezará,
pues, con un mueble afrancesado cuyo destino es formar parte de la
decoración de las más diversas estancias nobles. Con el paso del
tiempo, el estilo fernandino –sobrio, elegante, símbolo de una nueva
forma de vida– transformará la apariencia de los objetos y convivirá,
ya en el reinado de Isabel II, con muebles y otras piezas que
reinterpretan los diseños del siglo XVIII. Los ejemplares que a
continuación vamos a estudiar son buen ejemplo de ello.
6.
7. La cómoda es una de las tipologías de mayor trascendencia en los siglos
XVIII y XIX. Es posible relacionar esta con los viejos baúles y arcas que se
venían utilizando tradicionalmente para almacenar la ropa. En ocasiones,
las cómodas sustituyeron a las arcas, pero esto es algo que casi afectó en
exclusiva a los grupos privilegiados de la sociedad. Baúles y arcones de
todo tipo siguieron utilizándose por los más desfavorecidos, pues su precio
era menor y presentaban un carácter multifuncional.
Por otra parte, la cómoda se desarrolló plenamente en Francia, proceso
que comenzó en el reinado de Luis XIV y que se afianzó en el Siglo de las
Luces.
Posiblemente, las cajonerías de estilo barroco tuvieron mucho que ver con
el origen de la tipología. El término “cómoda” no puede desvincularse de
algunos conceptos que fueron asentándose sólidamente en Francia y
8. La propia palabra “confortabilidad” se corresponde con la francesa
confort. En español, confort según la RAE es aquello que produce
bienestar y comodidades.
La cómoda cambió el concepto del mueble para guardar. Ahora la ropa
se va a depositar de forma ordenada, en diferentes compartimentos o
cajones. De esta forma, el arca pierde su favorecida posición en el interior
de las casas de los burgueses y pasa a situarse en habitaciones de
menor importancia. En el mundo ajeno a las ciudades, el arca va a seguir
siendo utilizada frecuentemente. Resumiendo, arcas y arcones no
desaparecieron por completo de las casas aristocráticas y burguesas en
el XIX, sino que perdieron categoría, al tiempo que pervivieron en las
casas del pueblo llano y del mundo rural.
9. Durante el reinado de Fernando VII, las cómodas se convierten en una de
las tipologías más habituales en las casas señoriales; muchas de ellas,
habían sido realizadas mediante hermosos chapeados en madera de
caoba. Presentan un número variable de cajones. Por lo general, dos de
ellos se sitúan en el registro superior. En el estilo fernandino, no es una
excepción que todo el conjunto quede perfectamente delimitado por dos
columnas que confieren al mueble un carácter más arquitectónico. Las
guarniciones metálicas y las tallas doradas afectan a determinados
elementos: capiteles, basas y detalles puramente decorativos. Bien
es cierto que los diseñadores y ebanistas del Imperio y de época
fernandina apostaron por no recargar excesivamente sus muebles. Desde
luego, aquel momento no se caracterizó por el uso de la marquetería o de
la combinación de multitud de maderas en una misma pieza, sino por la
valoración de la belleza de la madera de caoba en su desnudez.
10. Un buen ejemplo de esta desnudez es nuestra pareja de cómodas. Son
piezas de cuerpo prismático, con claro predominio de las líneas rectas en
planta y alzado. Esa rectitud de líneas se contrapone a aquellos otros
muebles que se habían hecho en el siglo XVIII y que jugaban con las
curvas, las contra curvas y las asimetrías. El Neoclasicismo y el Imperio,
mirándose en el mundo clásico, prefirieron quedarse con la rectitud de lo
arquitectónico. La línea recta es, por tanto, consecuencia de una vuelta al
pasado, de la búsqueda de una mayor solemnidad que le otorga al mueble
un carácter en armonía con los nuevos gustos de los personajes de poder y
con los importantes descubrimientos y expediciones que se estaban
llevando a cabo en ese momento. Nuestras cómodas presentan un frente
con tres cajones cada una de ellas. Los cajones, como podemos observar
en las imágenes, no presentan travesaños intermedios de separación. Esto
es algo importante porque permite que las vetas –o aguas– de las chapas
de madera no se vean en ningún momento interrumpidas y que, de este
modo, se desarrollen plenamente en el frente del mueble.
11.
12. Las cómodas muestran columnas con fustes lisos, capiteles adornados con
hojas de acanto y basas de enorme sencillez. Casi siempre, las columnas
que ornamentan este tipo de ejemplares se inspiraron en los órdenes
clásicos del arte grecorromano.
Por último, todo el conjunto se levanta sobre una gran base, elemento que
se da con cierta asiduidad en el mobiliario imperio y fernandino y que
podemos constatar observando y estudiando otras piezas del período
conservadas en el Museo del Romanticismo. La base contiene un cajón y
se levanta sobre cuatro pies en forma de bola aplastada. Estos pies de
bola se utilizan mucho, pero también es posible encontrar un importante
número de muebles fernandinos con pies en forma de garra. Por tanto, nos
hallamos frente a unos ejemplares absolutamente característicos del estilo.
La estructura y los escasos elementos decorativos, así como la apuesta
por una belleza fundamentada en conceder al mueble un carácter sólido, a
manera de bloque compacto, prismático, son los puntos a tener en cuenta.
Únicamente las columnas y los dos caballos que podemos observar
apoyados en la base adornan
las cómodas. Sobre ellas, se han colocado tableros de mármol blanco. En
Francia – en los siglos XVIII y XIX– se utilizaron extraordinarios mármoles
en este tipo de muebles. Sin duda, los talleres españoles, observando lo
que se estaba realizando en el seno de la ebanistería francesa,
incorporaron nuevos materiales a su mobiliario.
13. En definitiva, estas piezas, que constituyen un modelo
representativo del primer tercio del siglo XIX, manifiestan un gusto
por un tipo de mobiliario solemne, de gran tamaño, asistido por
elementos geométricos de gran simplicidad. A todo ello se adecua la
madera de caoba que se trabaja, a pesar de su dureza, con relativa
facilidad. Las formas arquitectónicas sirvieron para hallar un correcto
equilibrio de los volúmenes, más la introducción de algunos
elementos escultóricos –sobre todo en los bronces y en la madera
tallada– permitió dotar al mueble de una calidad que va más allá de
lo puramente artesanal. Se trata, pues, de objetos con auténtico
valor artístico.
20. Estuche de viaje de Fernando
VII, junto a un pequeño
tocador y diversos
complementos para la higiene
del caballero.
El retrete del mismo,
que se instaló en una
pequeña habitación de
lo que hoy es el Museo
del Prado.
21. Durante el
período
isabelino, el Co
medor se
destaca como
una nueva
dependencia de
la casa, utilizado
sobre todo para
las cenas y para
las reuniones
familiares
22. Las habitaciones
de cada sexo eran
tan diferentes
como sus
actividades, los
espacios
masculinos de la
casa tenían
decoración más
severa y formal
presente en el
sillón fernandino,
que aún conserva
su tapicería
original, y en las
dos cómodas de
cajones del primer
tercio del siglo
XIX, todo ello
rodeando a un
pequeño velador
inspirado en el
medievo.
23. Salón de Baile
Representa una Alegoría
de la Noche. Los
muebles son de estilo
fernandino, una
interpretación española
del Imperio francés que
llegó tardíamente a
España y que se
prolongó durante todo el
reinado de Fernando VII.
Se inspiran en el
clasicismo, aunque con
formas ostentosas, así
como en la época
grecorromana. De esta
habitación, destaca el
elegante diván a juego
con las sillas, así como
el tocador masculino de
caoba
24. Salón de Baile, una
de las salas más
bellas, en la casa,
solía ser la estancia
más espaciosa y de
mayor lujo y
ostentación ya que
su uso era
completamente
social. Grandes
espejos, oro, seda,
dos lámparas de
araña fernandina
25. En la Cuarto de
estar, junto a unas
preciosas cortinas
de seda azul,
tenemos dos vitrinas
donde se guarda
una colección de
abanicos y un poco
frecuente conjunto
de litofanías: placas
de porcelana que
tienen dibujados
temas pictóricos
que, cuando se ven
a través de la luz, se
destacan en
claroscuro.
26. En esta sala, hay un
mobiliario muy
apropiado: un
escritorio portátil de
sobremesa, un
tocador con varios
frascos y perfumes,
un paje, una mesita
de noche, entre
otros. Llama la
atención la cama, de
tipo góndola y estilo
Imperio, que está
cubierta con un
dosel. A su lado, hay
una pequeña cuna de
estilo fernandino y un
reclinatorio de nogal
que forma un rincón
dedicado a la oración
y al retiro espiritual.