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GEERTJE VAN OS


ME VINE CON UNA MALETA
DE CARTÓN Y DE MADERA
      EMIGRANTES ESPAÑOLES
EN EL SURESTE DE HOLANDA 1961-2006




           Maletas de cartón, 1964. (PCA)




    memorias 10

       Traducido por Johan Pouwels




          JUNTA DE EXTREMADURA
            Consejería de Cultura y Turismo
               MUSEO DE CÁCERES


                          3
JUNTA DE EXTREMADURA
Consejería de Cultura y Turismo
MUSEO DE CÁCERES

© 2009 Museo de Cáceres
© 2009 Geertje van Os




Me vine con una maleta de cartón y de madera. Emigrantes españoles en el sureste de holanda 1961-2006, es una traducción del
holandés al español del libro Ik kwam met een koffer van karton. Spanjaarden in Zuidoost-Brabant 1961-2006, editorial Het Veerhuis,
Alphen aan de Maas, 2006.

Traducción
Johan Pouwels

Portada
Raquel Rodrigo Iglesias

Ilustraciones
Collección Gerrit Nijhof (CGN)
Guía del Emigrante en Holanda (Madrid, 1971) (GEH)
Industrieel Erfgoedhuis Helmond (IEH)
Colecciones Privadas (CP), parcialmente de www.emigracioneindhoven.dse.nl
Philips Company Archives (PCA)
Regionaal Historisch Centrum Eindhoven (RHCe)

Sobre la autora
Geertje van Os (1964) es doctora en Antropología por la Universidad de Amsterdam y realizó investigaciones en el Valle del Jerte en
los años noventa. Desde entonces no ha dejado de visitar Extremadura, que sigue ejerciendo una gran atracción sobre ella.

Sobre el traductor
Johan Pouwels (1947) estudió español en la Universidad de Nimega, es profesor español y traductor jurado. Natural de Eindhoven.
Ya desde joven mantiene amistades con los emigrantes españoles. Forma parte de la directiva de varias asociaciones culturales
españolas en Holanda.

Agradecimientos
A Miguel Angel Luengo Tarrero por su asesoramiento y ayuda en la recopilación de materiales y en la traducción.
A Fuensanta Guerra Retamosa por la última revisión de los textos.

I.S.B.N.: 978-84-9852-200-6
Depósito Legal: CC-000-2009
Imprime: Gráficas Hache. Cáceres




  ‘Cuando llegó un grupo nuevo a veces les vimos entrar vestidos en trapos. Entonces pensé: ¡hostia, que pobrecillo eres! Me dolía
  mucho de verdad. ¡Y las maletas que llevaban! ¡Estaban atadas con cuerdas para que no se descuajeringaran!’

                                                              (Peter Weerts, cocinero en la residencia El Pinar de 1972 a 1976.)



                                                                 4
GEERTJE VAN OS


ME VINE CON UNA MALETA
DE CARTÓN Y DE MADERA
      EMIGRANTES ESPAÑOLES
EN EL SURESTE DE HOLANDA 1961-2006




    memorias 10
       Traducido por Johan Pouwels




                    5
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Prólogo



Cuando pensamos en el Patrimonio Cultural de Extremadura, hoy es evi-
dente, y cada vez lo será más, que dentro de él incluimos un número crecien-
te de manifestaciones que no tienen necesariamente un soporte material, o
en las que lo material es solamente uno de los factores que intervienen, y
normalmente no el más importante; esto es lo que llamamos el Patrimonio
intangible. El multicolor traje de Jarramplas, con esa extraña máscara de
grotesca expresión adornada con cuernos y su crin de caballo, su tambor de
piel de saco y la correspondiente coraza de fibra de vidrio que necesariamen-
te debe llevar la persona elegida bajo el traje, todo eso es una expresión
material de nuestra cultura, forma parte de nuestro Patrimonio Etnológico,
pero lo es y forma parte de él en tanto que parte interviniente de una fiesta,
la de San Sebastián, en un lugar concreto, Piornal; esa fiesta es lo que real-
mente pertenece a nuestro Patrimonio cultural, pero es intangible, porque de
ella forman parte aspectos inmateriales, como la organización ideológica y
social que la hace posible, los diferentes rituales que la integran, el desarrollo
de la celebración durante los días del festejo, las entradas y salidas de Ja-
rramplas, las coplas que le cantan, etc.

       Del mismo modo, hay que señalar que no sólo en Extremadura, sino
allí donde hay un número significativo de extremeños viviendo cerca unos de
otros, interactuando en la sociedad y dejando huella de sí mismos, puede
decirse que se está generando un Patrimonio cultural que nos pertenece a
los extremeños, si es que la cultura puede pertenecer a alguien. Allí donde
los extremeños emigraron hace treinta o cuarenta años, donde se asentaron
y han creado familias que siguen viviendo allí, o que en parte regresaron a
Extremadura, pero que dejaron allí parte de su ser, allí existe Extremadura,
allí hay una parte de nuestro Patrimonio cultural intangible –o no- que es
necesario preservar, y qué mejor manera de preservarlo para las generacio-
nes futuras que con la documentación y la investigación, para que no se
pierda la memoria de los cientos de miles de paisanos que tuvieron que salir
de nuestra tierra para ganarse la vida fuera, incluso sin haber podido regre-
sar muchos de ellos.

       El libro que presentamos ejemplifica a la perfección lo que decimos; se
trata de un profundo y exhaustivo trabajo de investigación sobre la experien-
cia vital y cultural de los extremeños, y no sólo extremeños, sino también de
otros españoles, que tuvieron que marchar a Holanda en los años sesenta y
setenta del siglo pasado. Lo debemos al trabajo de una excelente antropólo-
ga holandesa, Geertje van Os, que –como puede percibirse a lo largo de las
páginas- se acercó a este mundo de los extremeños inicialmente de una
manera desapasionada, científica, a la manera etic, que dicen los antropólo-


                                        7
gos, pero que poco a poco fue siendo ganada por la manera de ser de
nuestros paisanos, conociendo sus valores, costumbres, sentimientos y an-
helos y poco a poco fue creando una relación de amistad y afecto con Extre-
madura y sus gentes de aquí y de allí que ha perdurado más allá de la
finalización de su estudio. Esta nueva perspectiva emic le ha hecho valorar
acertadamente aquello que es fundamental para nosotros, sin hacerle perder
el necesario rigor y objetividad de su ciencia.

      Y es que, a lo largo de los capítulos del libro, van desfilando ante
nosotros historias de personas de carne y hueso, que tienen sus aspiraciones
y sus miedos, sus frustraciones y sus deseos, sus principios y sus valores, y
siempre su orgullo de ser extremeños y españoles sin que ello les impida
estar profundamente agradecidos a un país, Holanda, que les dio la oportu-
nidad de vivir y desarrollar su proyecto vital en unos momentos en que para
muchas personas esto no era posible en el campo extremeño.

       Afortunadamente, hoy la historia es muy diferente y Extremadura ya
tiene las condiciones no sólo para que nuestra gente no tenga que abando-
narla en masa simplemente para poder vivir, sino que en muchos casos es
capaz de acoger a los que vuelven, aquellos emigrantes de la maleta de
cartón y madera que hoy, ya abuelos, quieren vivir su merecida jubilación en
nuestra tierra o a caballo entre Holanda y Extremadura, porque siempre
vivieron en aquélla, pero tuvieron a ésta en sus corazones. Incluso tenemos
la fortuna de contar entre nosotros con un número creciente de inmigrantes
de otros países que han encontrado en la región extremeña su propia «Ho-
landa» y se están asentando para construir su vida y sus hogares en nuestra
tierra; ojalá que fructifique esta nueva semilla, señal de que los tiempos han
cambiado, y de que la savia extremeña se enriquece cada día del mismo
modo que nosotros contribuimos en su momento al progreso del resto de
España y de Europa.

       Creemos que la aportación del Museo de Cáceres a la conservación y
difusión del Patrimonio cultural extremeño se amplía y enriquece con este
título, décimo de su serie Memorias que viene a rendir homenaje a estos
extremeños de la llamada «tercera provincia», esa de la diáspora, pero que
siempre está tan cerca de nosotros.

                                                  Leonor Flores Rabazo
                Consejera de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura




                                      8
Introducción



S  in duda, una de las enormes ventajas que tiene nuestro mundo globaliza-
do del siglo XXI, es la existencia de una red de alcance mundial que pone a
nuestra disposición información detallada en tiempo real y accesible desde
cualquier punto del planeta. Esta red, que para la mayoría de nosotros no
pasaba de ser un sueño hace treinta años, hoy es una magnífica realidad que
ha terminado por borrar fronteras y distancias abriendo unas autopistas de la
información en las que a menudo se lleva uno interesantísimas sorpresas.
Esto es lo que me sucedió a mí cuando, buscando referencias a emigrantes
extremeños, topé con una página web denominada http://
www.emigracioneindhoven.dse.nl, creada y gestionada por Miguel Ángel
Luengo Tarrero, el emigrante extremeño más entusiasta de su tierra que yo
he conocido, y creo poder decir que conozco a bastantes emigrantes extre-
meños a cuál más enamorado de la región en que nació.

      Entre los muchos contenidos de interés de la web de Miguel Ángel,
encontré la referencia de un libro publicado en 2006 por la antropóloga ho-
landesa Geertje van Os, cuyo título, Ik kwam met een koffer van karton,
llamó mi atención desde el principio1, y por supuesto despertó mi deseo de
leerlo y conocer en profundidad las historias de los miles de españoles –
extremeños en una gran parte- que desde los años sesenta del siglo pasado
abandonaron nuestro país para ganar en el sur de Holanda una vida mejor y
un futuro para sí y para sus hijos. Mi interés no viene dado sólo por pura
curiosidad humana, sino que la emigración siempre ha sido de capital impor-
tancia en mi preocupación científica hasta el punto de haberle dedicado va-
rios estudios publicados hace ya unos cuantos años2.


1
  Os, Geertje van (2006): Ik kwam met een koffer van karton. Spanjaarden in Zuidoost-Brabant 1961-
2006, Alphen aan de Maas: Het Veerhuis; véase también Os, Geertje van (2003): «Spanje draag ik in
mijn hart. Philips haalde veertig jaar geleden Spanjaarden naar Eindhoven», Eindhovens Dagblad, 11-2-
2003; Os, Geertje Van: (2003): «Ik kwam met een koffer van karton. Spaanse arbeiders bij Philips in
Eindhoven», Brabants Heem. Tijdschrift voor archeologie, geschiedenis en volkskunde 55 (2) 45-56; Os,
Geertje van y Luengo Barrero, Miguel Ángel (2003): «Con Extremadura en el corazón», Diario Hoy, 8-2-
2003; Os, Geertje van y Luengo Tarrero, Miguel Ángel (2003): «Extremeños en la Philips», Carta de
España, 583, 14-16.
2
  Véanse Valadés Sierra, Juan Manuel (1992): Extremadura, tres. Integración y afirmación étnica en la
comunidad extremeña de Leganés, Mérida: Asamblea de Extremadura y Consejería de Emigración y
Acción Social; Valadés Sierra, Juan Manuel (1993): «De la dehesa al andamio. La emigración de los
pastores», en Trashumancia y cultura pastoril en Extremadura, Mérida: Asamblea de Extremadura, 291-
308; Valadés Sierra, Juan Manuel (1994): Encuesta sobre la situación socio-económica y tendencia al
retorno de los emigrados extremeños residentes en otras Autonomías españolas, Mérida: Consejería de
Bienestar Social; Valadés Sierra, Juan Manuel (1994): «Antropología de las migraciones», Revista de
Dialectología y Tradiciones Populares, XLIX (2), 223-273; Valadés Sierra, Juan Manuel (1995): «El vino
de nuestra tierra. La tendencia al consumo de vinos y otros productos regionales entre los emigrados
extremeños», en XVI Jornadas de Viticultura y Enología de Tierra de Barros, Almendralejo: Escuelas
Universitarias Santa Ana, II, 621-628; Valadés Sierra, Juan Manuel (1995): «El ritual y la construcción
de la etnicidad en una comunidad de emigrados extremeños», Alcántara, 35, 39-61; Valadés Sierra,
Juan Manuel (1996): «La tierra tira. Una aportación al conocimiento de los vínculos de los emigrados
extremeños con sus pueblos de origen», Revista de Estudios Extremeños, LII. I, 165-197; Valadés


                                                  9
A decir verdad, ese interés tiene que ver con mi propio desarrollo vital,
pues soy un extremeño hijo de la emigración que ahora se ve en la situación
de retornado o quizá más bien re-emigrado al origen. Cuando tenía cinco
años, mi familia se trasladó a Madrid para iniciar una nueva vida; mi padre,
maestro nacional, obtuvo el traslado a la capital para garantizarnos una edu-
cación universitaria y una vivienda en propiedad que por aquel entonces era
un bien escaso en Badajoz, nuestra ciudad natal. El lugar en que se desarro-
lló esta experiencia, Leganés, forma parte del cinturón industrial de Madrid,
y tal como le sucedió a la pequeña ciudad de Eindhoven unas décadas antes,
en pocos años multiplicó su población con la llegada de miles de castellano-
manchegos, extremeños y andaluces; allí se desarrolló mi infancia y juven-
tud, y cuando tuve que escoger un tema de investigación tras licenciarme en
Geografía e Historia, tuve claro que quería conocer y difundir la experiencia
vital de aquellos millares de extremeños que residían en Leganés, hasta
constituir en aquella época el 10 % de la población, y que habían llegado a
formar una verdadera comunidad en el sentido antropológico del término
con sus propios ámbitos de sociabilidad, sus símbolos grupales y hasta su
fiesta en honor a la Virgen de Guadalupe. Andando los años, se me brindó la
oportunidad de llevar a cabo el anhelo de todo emigrante (yo siempre me
sentí como tal aunque no fuera más que un hijo de la emigración), es decir,
regresar a mi tierra. Me vine a trabajar a Cáceres trayendo ya a mi propia
familia en un retorno que en realidad no fue otra cosa que otra emigración,
puesto que Cáceres era para mí una ciudad tan extraña como cualquier otra
salvo por su pertenencia a la misma Comunidad Autónoma que Badajoz;
convertí en emigrantes a mi esposa e hijos, y puede decirse que la historia
volvió a comenzar, pero al revés.

      Con esa experiencia y esos intereses científicos, ¿cómo no iba a tener
un enorme deseo de leer el trabajo de Geertje y, a ser posible, hacer posible
que otros españoles lo pudieran leer en nuestra lengua? Gracias también a
Miguel Ángel pude entrar en contacto con ella y conocerla personalmente
con motivo de su estancia en Cáceres en febrero de 2008 para participar en
nuestro Ciclo de conferencias con una memorable charla sobre la viudez y el
luto en el pueblo cacereño de El Torno, tema de su tesis doctoral3. Su exce-



Sierra, Juan Manuel (1996): «Los extremeños de la diáspora tras el cambio de milenio», en García,
Romano (ed.), Programar la esperanza. El método prospectivo en los estudios sobre Extremadura,
Mérida: Editora Regional, 141-151; Valadés Sierra, Juan Manuel (1997): «Los estudios sobre la emigra-
ción extremeña (1962-1996)», Revista de Extremadura, 22, 3-22, Valadés Sierra, Juan Manuel (1997):
«Emigrantes y no emigrantes. La construcción de una alteridad», Anales del Museo Nacional de Antro-
pología, IV, 105-124, etc.
3
  Os, Geertje van (1997). De vrouwen van de doden. Betekenis en beleving van het weduwschap in
Extremadura (Spanje), Amsterdam: Universiteit van Ámsterdam.


                                                10
lente disponibilidad para colaborar, su detallado conocimiento de la colonia
extremeña de Eindhoven y, por qué no decirlo, el amor a España que se
trasluce en su conversación y que trata de transmitir a sus allegados, me
determinó aún más a encargar la traducción al castellano de su libro, que hoy
es una feliz realidad, con su título españolizado Me vine con una maleta de
cartón y madera, que el lector tiene en las manos gracias al ímprobo trabajo
no sólo de Geertje, sino también de Miguel Ángel Luengo y del traductor
Johan Pouwels. De Johan es preciso señalar su españolidad vocacional, pues
no es corriente que un holandés sin más vínculos iniciales con España llegue
a especializarse en nuestra cultura e imbuirse de ella hasta convertirla en su
profesión; en todo ello tiene que ver su cariño a España ganado a través de
nuestros compatriotas residentes en Holanda, sin ese cariño hubiera sido
imposible que se lanzase a la aventura de esta traducción y que además lo
hiciese de modo tan generoso y profesional.

       La lectura, por fin, de sus páginas, me ha descubierto un mundo que
ya había intuido ojeando y hojeando la edición holandesa, viendo sus foto-
grafías y leyendo las historias de la página web de Miguel Ángel. Y ha resul-
tado ser un mundo muy conocido para mí, porque se parece tanto al mundo
de «mis» emigrantes extremeños en Leganés como puede parecerse un ex-
tremeño a otro extremeño; las diferencias que puede haber entre unas y
otras historias se deben particularmente a la cuestión del idioma, que en el
caso holandés fue siempre y sigue siendo barrera infranqueable que ha difi-
cultado la integración de muchos emigrantes y que ahora se erige como
obstáculo incluso en la relación entre éstos y sus nietos holandeses, la terce-
ra generación. Es cierto que los extremeños de Leganés no tuvieron ese
problema, pero tuvieron que enfrentarse con sus escasas fuerzas a otras
dificultades mejor resueltas en el caso de Brabante, como la vivienda, las
vacaciones pagadas o el pluriempleo y las horas extras casi obligados en
Leganés no ya para ganar y ahorrar más dinero, sino para llegar a fin de mes.

      Como en Leganés, los extremeños de Eindhoven, Helmond y otras
ciudades se vieron solos, sin la red de asistencia y apoyo mutuo que la
familia les daba en su origen; igual que ellos, buscaron a gente de sus pue-
blos para tenerlas como vecinas, trataron de mantener el contacto con Extre-
madura, la cual visitaban una vez al año siempre que podían (en esto no hay
grandes diferencias, porque 300 kilómetros en la España de los años sesenta
y setenta eran más largos que 2.000 de ahora), trabajaron todo lo que pu-
dieron para sacar adelante a las familias y poder dar estudios a los hijos para
«que no pasaran por lo mismo que ellos», se asociaron con otros extreme-
ños para alimentar la nostalgia, pero también para crear las redes de apoyo


                                      11
y relaciones que necesitaban, soñaron siempre con el regreso, que sólo algu-
nos llegaron a realizar, trataron de comer patatera y beber vino de pitarra
lejos de su tierra, llegaron a preguntarse si realmente había valido la pena
tanto sacrificio, y finalmente la mayoría o una gran parte se quedó a vivir
fuera de Extremadura porque les ataban los hijos y los nietos, pero eso sí, a
su muerte, prácticamente todos quisieron descansar en su amada tierra ex-
tremeña. En cuanto a los hijos, tanto los de Leganés como los de Eindhoven
se convirtieron en seres extraños, con una doble identidad que les llevaba a
ser tratados como forasteros, o a sentirse como tales, tanto en sus ciudades
de residencia como en el lejano pueblo de los padres, y con los años, los
menos optaron (optamos) por volver a Extremadura, donde también sufrie-
ron para adaptarse, mientras la mayoría construía su vida y su hogar en la
ciudad.

       Como muy bien señala Geertje, para casi todos los emigrantes españo-
les su partida hacia Brabante fue el punto decisivo en su historia personal, un
antes y un después en su vida que condicionaría el resto de su existencia y la
de sus familias. Los españoles, con su trabajo, contribuyeron de manera
importante al crecimiento y prosperidad de ciudades industriales como Eind-
hoven y Helmond, y con su ausencia obligada también cambiaron el rumbo
de la historia en Extremadura; lo mismo sucede con su regreso, que ha
venido a ser un factor importante de desarrollo en muchos pueblos de la
región. Estos trabajadores, que vivían en Holanda y soñaban con España,
fueron los primeros obreros de la Europa meridional en el sureste de Braban-
te y también fueron, durante mucho tiempo, el mayor grupo de foráneos en
aquella sociedad. En efecto, sólo por esta circunstancia, el patrimonio cultu-
ral que han generado y transmitido a las siguientes generaciones debe prote-
gerse y conservarse a través de la documentación e investigación, de la que
este libro es un excelente ejemplo. Su memoria no debe perderse ni en
Holanda ni tampoco en Extremadura.

       Esta es la historia de una parte fundamental de Extremadura; la mayo-
ría de los estudios coinciden en señalar que, sin la emigración, nuestra región
hoy podría tener el doble de su población actual. Esto quiere decir que hay
tantos extremeños y descendientes de ellos fuera de la Comunidad como
dentro de ella; por ello, no debe verse a los emigrados como una especie de
fugitivos que abandonaron el barco cuando éste iba a la deriva, sino como un
miembro esencial del cuerpo de la región que fue terriblemente mutilado en
un momento en que las condiciones de vida del campo extremeño no hacían
posible su permanencia y que, además, al ausentarse en tan gran número de
nuestro suelo, en cierta manera facilitó la permanencia de los demás, por


                                      12
rebajar la presión demográfica y el desempleo que de otro modo hubieran
llegado a límites insostenibles. Con su sacrificio, estos emigrantes no sólo se
ayudaron a sí mismos y a sus familias, sino también a la permanencia de
Extremadura en el trance del peor momento de su historia reciente.

       Así mismo, es preciso –yo diría indispensable- que en la memoria co-
lectiva de Extremadura, y del resto de España, permanezca indeleble el re-
cuerdo de esta experiencia que afectó a millones de españoles, y que no está
tan lejana en el tiempo como para que se cierna sobre ella el velo del olvido
que a veces parece que se quiere echar. España –y Extremadura sobre todo-
ha sido no hace mucho una tierra que ha expulsado a su población por falta
de oportunidades, millones de españoles han tenido que salir de su tierra
para ganarse el pan, y eso no puede ni debe borrarlo la prosperidad –tal vez
más aparente que real a la vista de la situación actual- de las últimas décadas
que ha propiciado la llegada de miles de extranjeros a nuestro país en busca
del mismo futuro mejor que buscaron nuestros padres y abuelos. Que no se
nos olvide.

                                                   Juan M. Valadés Sierra
                                               Director del Museo de Cáceres




                                      13
14
Introducción



Ya llevo muchos años visitando Extremadura con mucho agrado. En casi
todos los pueblos o ciudades, adonde voy, me encuentro con gente que me
dice: ‘Mi padre era emigrante y trabajó varios años en Holanda.’ Cuando
les pregunto por más detalles muchas veces no saben contar más; incluso
entre familiares cercanos, hay poco conocimiento sobre la vida que el
padre llevaba en Holanda. ¿En qué empresa trabajaba y qué hacía
exactamente? ¿En qué región o ciudad vivía? ¿Cómo era su entorno y en
qué tipo de casa vivía? ¿Cómo era su relación con los holandeses?
¿Aprendió el idioma? ¿Qué comía, cómo dormía y qué hacía en su tiempo
libre? ¿Cómo se sentía, se ponía enfermo muchas veces y tenía mucha
nostalgia? Los años de la emigración a menudo están rodeados de
incógnitas. Las familias echaban de menos al padre y pensaban, sobre
todo, en su vuelta a casa, pensaban en las vacaciones o en el momento
en que habría ganado suficiente para regresar a casa para siempre.

      En este libro quiero mostrar cómo fueron los años de la emigración,
cómo era la vida diaria de los obreros españoles en Holanda. Unos han
vuelto para siempre al cabo de unos años, otros han hecho venir a su
familia y siguen viviendo en Holanda. Otros han vuelto a España después
de jubilarse pero tienen hijos y nietos que todavía viven en Holanda.
Incluso para los que sólo han vivido en Holanda unos años y que quizás
han hablado muy poco sobre este período, la emigración fue un
acontecimiento con consecuencias muy drásticas tanto para su propia vida
como para la de sus seres queridos. Muchísimas personas de Extremadura
tienen, de una u otra forma, un vínculo con Holanda debido a la emigración
en los años sesenta, en los que la empresa de Philips contrató a muchos
obreros en la provincia de Cáceres.

       Para este libro he hecho investigaciones en Eindhoven y sus
alrededores o sea la región sureste de Brabante. La provincia de Brabante
es conocida en Holanda como una región agradable donde viven personas
amables, que saben vivir bien la vida. Aquí se encontraban las fábricas de
Philips donde trabajaban miles de personas. Cuando el mercado laboral en
Eindhoven y sus alrededores estaba agotado completamente Frits Philips,
que era en aquellos tiempos el presidente del grupo de empresas Philips,
decidió en persona contratar mano de obra en España. Los primeros
grupos de emigrantes venían del norte de Extremadura. Nadie podía




                                   15
imaginarse entonces que, con la llegada de aquellos hombres, no sólo se
solucionaría el problema de la falta de mano de obra sino que también se
crearía un pueblo nuevo: una colonia española en el sureste de Brabante,
que ya lleva escribiendo su historia más de 45 años.

      Aprovecho esta oportunidad para agradecer a todos la información,
la cooperación y los materiales que me han ofrecido.

                                                    Geertje van Os
                                                Emmen, mayo de 2009




                                  16
Índice




17
18
INTERMEZZO




                             Algo más que un sentimiento




                                         Me vine con una maleta
                                         de cartón y de madera,
                                         dejando atrás a mi tierra,
                                         al olivo y a la higuera.

                                         En mi maleta traía
                                         el pantalón negro de pana,
                                         la muda y la camisa blanca
                                         y una bufanda de lana.

                                         Los años fueron pasando
                                         y en esta tierra arraigué
                                         aunque siga pensando
                                         que un día regresaré.

                                         Aquí mis hijos crecieron
                                         lejos del pueblo y la sierra
                                         aquí mis nietos nacieron
                                         y no en la querida tierra.

                                         Treinta años pasaron
                                         desde que el tren me alejó
                                         y ya no soy aquel joven
                                         que de su tierra marchó.

                                         Y aunque contento y feliz,
                                         sigo teniendo una pena:
                                         pués mi maleta perdí,
                                         de cartón y de madera

                                         donde guardaba la muda
                                         aquella bufanda de lana,
                                         tambíen mi camisa blanca
                                         y el pantalón negro de pana.




Algo más que un sentimiento es un poema de Miguel Angel Luengo Tarrero, nacido en 1962 en Garganta
la Olla, y viviendo en Eindhoven desde 1976. El poema es un homenaje a su padre y todos los demás
padres, que hicieron su maleta en los años sesenta para ir a trabajar en el Sureste de la provincia Brabante.
El título de este libro fue tomado de la primera linea de este poema.


                                                     19
1. TEMPOREROS ESPAÑOLES




                                        Bienvenido con Frits Philips. (PCA)


         Falta de mano de obra en Holanda                   rario de trabajo. Además existía la opinión general
                                                            de que las mujeres no debían trabajar fuera de casa.1
       Hasta el final de los años cincuenta del siglo
pasado las personas que salieron de Holanda supe-                 La industria y el comercio, en cooperación con
raron en número a las que se establecieron en el            las autoridades, decidieron buscar mano de obra en
país. Casi medio millón de habitantes se arriesgaron        los países mediterráneos. Eran países con alto nivel
en una gran travesía a países como Canadá, Austra-          de paro y un grado inferior de expansión económica.
lia y Nueva Zelanda, dejando atrás un país que toda-        En 1949 Holanda ya firmó el primer tratado de con-
vía no había superado las consecuencias de la se-           tratación con Italia y empezaron a emplear a italia-
gunda guerra mundial. Cuando Holanda empezaba a             nos en las minas de carbón de la provincia de Lim-
recuperarse de la devastadora contienda, la falta de        burgo, en el sur de Holanda. En 1955 otras grandes
mano de obra era el mayor problema al que se en-            empresas en el campo de metalurgia, construcción
frentaban la industria y el comercio. También influyó       naval e industria textil decidieron seguir este ejem-
el hecho de que, en los años sesenta, las autorida-         plo. En 1960 Holanda e Italia llegaron a un acuerdo
des bajaron la edad de jubilación y redujeron el ho-        básico, en cuanto al tema de contratación temporal

1
    Praamsma 2003; Stekelenburg 2000.


                                                        1
Me vine con una maleta de cartón y de madera



de obreros, que seguiría siendo el modelo para mu-                          En 1959, el gobierno español dio luz verde al
chos nuevos tratados.2                                               Plan de Estabilización Nacional, que daba el derecho
                                                                     a los españoles a emigrar libremente por todo el te-
      En abril de 1961 los gobiernos de Holanda y
                                                                     rritorio español y al extranjero. Debido al enorme
España firmaron un convenio de contratación y las
                                                                     desempleo, los sueldos bajos, y la pésima industria-
empresas holandesas obtuvieron permiso para con-
                                                                     lización de algunas regiones españolas, el gobierno
tratar personal temporal en España.
                                                                     de Madrid, temiendo inquietudes políticas y socio-
      Las empresas establecidas en la conurbación                    económicas, estimuló la emigración por medio del
de ciudades en el oeste de Holanda, que necesita-                    Plan de Estabilización Nacional.
ban urgentemente mano de obra, fueron las prime-
ras en aprovechar esta oportunidad. Empresas si-
tuadas en la provincia de Brabante empezaron tam-                       La empresa Philips en busca de personal
bién a contratar personal en España, como solución                          de producción para sus fábricas
temporal para la falta de mano de obra en su propia
                                                                           La historia reciente del Sureste de Brabante se
región.3 Desde que la empresa Philips optó también
                                                                     caracteriza por la migración. La llegada de la empre-
por esta solución y empezó a contratar mano de obra
                                                                     sa Philips convirtió la ciudad de Eindhoven en una
en España, el número de emigrantes españoles que
                                                                     especie de “boomtown”, una ciudad con mucha atrac-
partió con destino al Sureste de la provincia de Bra-
                                                                     ción económica, que creció rápidamente en muy poco
bante fue aumentando muy rápidamente. La empre-
                                                                     tiempo. Vino gente de todas partes para trabajar en
sa Philips abordó este asunto de manera acertada y
                                                                     las fábricas de Philips.
a gran escala de modo que, en un abrir y cerrar de
ojos, grupos de españoles, cada vez más numero-                             En 1891 el Sr. Gerard Philips adquirió una anti-
sos, iban apareciendo en el paisaje de Brabante.                     gua tejeduría desocupada, situada junto al canal es-
                                                                     trecho de la ciudad de entonces, llamada “La Forta-
                                                                     leza”, para fundar una fábrica de bombillas. Eindho-
                                                                     ven era una ciudad con 4.500 habitantes en el sub-
                                                                     desarrollado sur de Holanda. En la provincia católica
                                                                     de Brabante, fabricantes, latifundistas y clérigos te-
                                                                     nían mucho poder. Las relaciones sociales eran feu-
                                                                     dales, los sueldos bajos y la agricultura estaba lan-
                                                                     guideciendo. Aquí había una reserva casi inagotable
                                                                     de obreros de fábrica, que eran fieles al poder, tra-
                                                                     bajaban mucho y tenían muchos hijos. Una ventaja
                                                                     adicional era que el movimiento obrero y sindical
                                                                     apenas se había desarrollado en esta región.4 Cuatro
                                                                     años después, su hermano Anton se incorporó al
                                                                     servicio de la fábrica Philips como vendedor. En 1899
                                                                     llegó a ser co-socio y más tarde presidente de la
                                                                     Sociedad Anónima Philips.5
                                                                            La fábrica de bombillas tuvo mucho éxito in-
                                                                     ternacional y la empresa iba creciendo a gran veloci-
                                                                     dad, debido también a la producción de aparatos de
                                                                     radio que se inició más tarde. Pronto la oferta de
                                                                     personal disponible en el mercado laboral fue insufi-
                                                                     ciente. En los años veinte y treinta del siglo pasado
                         Pasaporte (CP)                              muchas familias de las zonas más pobres de la pro-



2
    Tinnemans 1994: 17-33.
3
    Stads y otros autores 2004: 32-33. Véase tambíen Cottaar 1998; Horst 2005.
4
    Metze 2004: 48-49.
5
    Heerding 1986: 49-52.


                                                                 2
Temporeros españoles



vincia de Drenthe, situada en el este de Holanda,
que trabajaban en la producción de turba, vinieron a
Eindhoven; como consecuencia de la disminución en
la demanda de turba, había poco trabajo en la pro-
vincia de Drenthe y muchos obreros recurrieron a los
proyectos de mediación de trabajo. Cientos de fami-
lias de Drenthe se mudaron a Eindhoven donde Phi-
lips hizo construir en un tiempo record un barrio nue-
vo, sólo para ellas, llamado “Pueblo de Drenthe”. Más
tarde Philips empezó a utilizar obreros belgas, que
todos los días y en transportes adaptados, venían a
trabajar a Eindhoven y al final de la jornada volvían a
Bélgica, el país vecino.
       Setenta años después de la fundación de la
fábrica de bombillas, la empresa Philips se había con-
vertido en un grupo mundial de empresas y Eindho-
ven en una ciudad de gran importancia para la in-
dustria eléctrica. En 1961 Frits Philips, el hijo de An-                Benito con 15 florines de su primer
ton Philips, fue nombrado director general de la em-                   sueldo, guardado por más de 40 años.
                                                                           Middelbeers, junio 2005. (CP)
presa. Precisamente en aquella época la empresa se
encontraba en una fase de crecimiento impetuoso
porque la televisión, como medio de comunicación,                    A causa de la industrialización en el Norte de
empezó a entrar en todos los cuartos de estar. Al              Bélgica y el aumento del número de sucursales de
principio los aparatos eran en blanco y negro, pero a          Philips en ese país, el número de obreros belgas en
partir de la segunda mitad de los años sesenta, llegó          Eindhoven disminuyó considerablemente. Se apor-
la televisión en color. La máquina de afeitar, la bati-        taron varias soluciones: contratación de extranjeros,
dora, la radio portátil y, más tarde, las cintas de ca-        aumento de los sueldos, construcción de casas, des-
sete también tuvieron un éxito sensacional.6 En Ein-           centralización adicional de las fábricas de Philips y
dhoven y alrededores se podía encontrar personal               traslado de algunos departamentos. Sin embargo,
suficiente para producir todos estos aparatos muy              todas estas soluciones tenían sus inconvenientes.
deseados y demandados por la nueva y creciente
sociedad consumista.
                                                                           El Sr. Frits Philips decide
       Había una gran falta de “obreros de produc-
ción”, como fueron llamados los obreros no cualifica-                En el mes de octubre de 1960 los directores de
dos en la jerga de Philips. En un informe de la Ofici-         la empresa Philips hablaron sobre el empleo de tra-
na General de Empresa se puede leer : “Desde el                bajadores italianos, pero el Departamento de Asun-
punto de vista social Eindhoven está convirtiéndose            tos Sociales les convenció de que esta medida ten-
del centro de mano de obra barata de antes, en una             dría demasiados inconvenientes.8 Dos años después,
ciudad donde las personas no cualificadas van for-             el asunto de la situación del personal en Eindhoven
mando, cada día más, el residuo de la población...             figuró otra vez en en el orden del día de la reunión
Según el último pronóstico del Departamento de                 de los directivos. En el acta de esta reunión consta
Asuntos Sociales, fechado el 18 de julio de 1962, en           que había muy pocas posibilidades de mejorar las
los próximos cuatro años habrá que contar con un               condiciones laborales y que la construcción de vi-
retroceso adicional de 2000 obreros de producción              viendas para los obreros sería la mejor solución, pero
(aproximadamente el 15 por ciento de nuestra ocu-              también la más difícil. En cuanto al tema de la con-
pación actual). Entre ellos hay unos 1.400 belgas.”7           tratación de extranjeros, se comentó lo siguiente:


6
    Brand 2005. Véase tambíen Bekooy 1991.
7
    Philips Company Archives (PCA), 144.81.
8
    PCA 624.5.


                                                           3
Me vine con una maleta de cartón y de madera



“Asunto de extranjeros (españoles, italianos). El De-                       España e Italia eran los únicos países con los
partamento de Asuntos Sociales no es partidario de-                   que existían acuerdos de contratación en aquella
bido a las enormes dificultades que trae consigo (pro-                época. Otras empresas tenían buenas experiencias
blemas de lengua, el tema del alojamiento, mucho                      con los españoles mientras que los italianos, bastan-
movimiento del personal). Sin embargo, debido a la                    te a menudo tenían mala prensa, por ejemplo por
situación específica, el Sr. Philips ha decidido que 200              motivo de los disturbios que ocasionaron en el distri-
españoles serán contratados para trabajar en Eind-                    to de Twente, en el este de Holanda, en el mes de
hoven. Esto nos ofrece la posibilidad de adquirir ex-                 septiembre de 1961.10 Además la empresa Philips ya
periencia propia con esta mano de obra extranjera.”9                  tenía un número bastante grande de sucursales en
                                                                      España, mayor que en Italia. Contrariamente a la
                                                                      situación en las fábricas de Italia, casi todas las fá-
                                                                      bricas en España estaban dirigidas por Holandeses.11
                                                                      La empresa Philips, pues, ya tenía bastante expe-
                                                                      riencia con obreros españoles. Philips también tenía
                                                                      sucursales en América Central y América del Sur,
                                                                      adonde solían enviar a personal holandés por unos
                                                                      años. En el ámbito de las actividades de Philips en
                                                                      América del Sur, personas hispanohablantes venían
                                                                      también a Eindhoven con mucha frecuencia. Por ello
                                                                      había muchos empleados dentro la plantilla de Phi-
                                                                      lips que dominaban el español. Mucho tiempo antes
                                                                      de que los primeros obreros españoles entraran en
                                                                      Philips la ciudad de Eindhoven, ya tenía alguna rela-
                                                                      ción con España.


                                                                                    Hispanófilos en Eindhoven
                                                                            En el año1934 se fundó la Asociación Ibero-
Imagen del Guía del Emigrante en Holanda, 1971. (GEH)                 americana de Eindhoven. Era una asociación cultural
                                                                      de gente y para gente interesada por todo lo que
                                                                      tenía que ver con España y los países de habla his-
      Resulta pues que el mismísimo Sr. Frits Philips                 pana en el mundo. Este hecho tuvo lugar siete años
desató el nudo gordiano. Ignorando el consejo del                     después de que el catedrático C. van Dam ocupara
Departamento de Asuntos Sociales, dio orden de                        la primera cátedra de Lengua y Literatura Española
compensar la falta de personal reclutando personal                    en Utrecht. En 1946 fue invitado a dar una conferen-
en España. ¿Por qué optó por España? Quizá no fue                     cia en Eindhoven para la Asociación Iberoamericana
pura casualidad que la situación en España tenía                      sobre el carácter del pueblo español. Lo definió como
mucho en común con la de la provincia de Brabante                     super-individualista, con aversión hacia todo tipo de
donde su tío Gerard, hacía ya muchos años, había                      autoridad, poniéndose en el centro de la creación,
construido la primera fábrica de bombillas. La gente                  con una incompetencia total para cualquier forma de
del campo en España estaba acostumbrada a las re-                     organización o cooperación, sin distinción de clases,
laciones feudales de poder, a los sueldos bajos y al                  pero con una civilización innata y una noble manera
trabajo duro sin protestar. No era de esperar que                     de vivir.12 En caso de que Frits Philips se hubiera de-
obreros de estas regiones plantearan problemas.                       jado inspirar por la Asociación Iberoamericana para
Aparte de esto, los primeros grupos de emigrantes                     contratar a miles de españoles en los años sesenta,
vinieron de Extremadura, conocida en España como                      está claro que esta conferencia no le proporcionó el
la región menos favorecida de todo el país.                           motivo para ello.


9
   PCA 6 Personeelsbeleid / Sociaal beleid (reunión directores de la empresa, 30-8-1962) [Itálica GvO].
10
    Mak 2000: 143-145.
11
    Metze 2004: 310-312.
12
    Eindhovens Dagblad, 2-9-1946, 7.


                                                                  4
Temporeros españoles



       Ya desde el principio muchas personas frecuen-         ción, un guitarrista argentino actuó para los obreros
taban las conferencias y las actividades de la Asocia-        españoles de Philips en el campamento residencial
ción Iberoamericana. Al final de los años sesenta el          de Horst-America. En 1967 se presentó una revista
número de socios aumentó incluso hasta llegar a 600.          hispano-holandesa en el Centro Cultural Philips. La
A la tradicional cena de navidad asistían a menudo            Tuna de la ciudad de Luz, fundada en 1964 cooperó
200 personas Parte de la junta directiva estaba for-          también en esta actividad. La revista de 1967 tenía
mada por “gente de Philips” y entre los socios había          como tema los contactos entre el número creciente
muchas personas, que habían sido enviados por Phi-            de obreros españoles y los holandeses.
lips a trabajar en sucursales en España o América
                                                                    Aparte de las representaciones mencionadas
del Sur. Algunos de ellos volvieron a Holanda con
                                                              anteriormente, no han existido nunca vínculos estre-
una pareja hispanohablante. En la Asociación Ibero-
                                                              chos entre los emigrantes españoles y la Asociación
americana todavía podían catar un poco el ambiente
                                                              porque los ámbitos de interés eran muy diferentes.
del mundo latino que habían dejado atrás. También
                                                              Tal vez Frits Philips empezó a interesarse parcialmente
le solicitaron a la Asociación la organización de un
                                                              por las actividades de la Asociación, debido a la len-
curso de español para sus hijos para que no se olvi-
                                                              gua y cultura española. Optó por obreros españoles,
daran de esta lengua. Resultó que hubo muchas per-
                                                              que, a su vez, fueron bien recibidos y se sintieron
sonas que se interesaron por este curso. En un abrir
                                                              bienvenidos en Eindhoven, la ciudad donde tantos
y cerrar de ojos, las aulas del complejo escolar de las
                                                              hispanófilos estaban unidos en una asociación que
monjas en la calle Hemelrijken quedaron pequeñas.13
                                                              prosperaba.
La Asociación Iberoamericana de Eindhoven celebró
en 2004 su setenta aniversario y cuenta ahora con
algo más de 200 socios. Tiene una página web:                             Nunca hubo dificultades
www.aie-eindhoven.nl.
                                                                   Philips no reclutó nunca personal en otros paí-
         En 1963, gracias a la mediación de la Asocia-        ses mediterráneos. Para limitar los problemas admi-




                                    Contrato de Eugenio Lindo Mena, 1963. (CP)

13
     Houben-de Jongh 2004: 8-12.


                                                          5
Me vine con una maleta de cartón y de madera



nistrativos y prácticos se optó por la contratación en              agrícola, que era el menos favorecido y del cual for-
un solo país. 14 Aunque el Departamento de Asuntos                  maba parte la mitad de la población. Estas medidas,
Sociales tenía bastantes objeciones a la llegada de                 sin embargo, produjeron el efecto contrario y dieron
obreros españoles, pronto se puso de manifiesto que                 lugar a un despoblamiento espectacular del campo.
la decisión de Frits Philips benefició a la empresa.
                                                                          Entre 1970 y 1973 más de siete millones de
       En la memoria anual de 1963 del Departamen-                  personas, o sea, el 20 % de la población española,
to de Asuntos Personales consta la siguiente frase:                 abandonaron sus pueblos. Más de dos millones de
“La llegada de 440 obreros españoles fue un aspecto                 personas se fueron al norte y centro de Europa.18
nuevo. En general la empresa está muy contenta con                  Aparte de razones económicas muchos emigrantes
los obreros españoles y su trabajo.”15                              también tenían motivos políticos y usaban la emigra-
                                                                    ción para ir al extranjero. Pero muchos de éstos nun-
       En la memoria anual de 1964 figura incluso un
                                                                    ca manifestaron sus motivos, ya que esto les podría
comentario lleno de entusiasmo: “A final de 1964,
                                                                    acarrear problemas al regresar a España o si necesi-
800 españoles trabajaban en nuestras empresas, 495
                                                                    taran aquí papeles de las autoridades españolas.19
de ellos en Eindhoven. ... Las experiencias con los
españoles siguen siendo particularmente favorables,
no sólo dentro sino también fuera del trabajo. No
                                                                            Angel Fuentes, un emigrante que regresó
hay dificultad alguna con la población. Muchos de
                                                                      definitivamente a España: “Mi hermano salió en
ellos son invitados a menudo en casa de las familias
                                                                      1963 para Holanda; fue uno de los primeros que
holandesas, otros encuentran trabajo adicional en las
                                                                      fueron a trabajar en la Philips. Vivíamos enton-
fincas en los alrededores de los campamentos resi-
                                                                      ces en una época de dictadura, mucha pobreza y
denciales. Un 70 % de los obreros españoles ha pro-
                                                                      poca libertad. Mi hermano me animó a que vi-
rrogado su contrato al cabo del primer año.”16
                                                                      niera también a Holanda y en enero de 1965 me
       En 1965 sólo en las fábricas de Philips en Eind-               fui.”
hoven ya trabajaban 613 españoles para satisfacción
de todos: “Por supuesto el idioma representa un gran
obstáculo, pero en lo referente a su diligencia así
como a su comportamiento, causan buena impre-
sión. Sus contactos con la población nunca dan lugar
a dificultades.”17 Eran personas trabajadoras y de trato
agradable. Exactamente lo que necesitaba Philips.


        Huida de la pobreza y de la dictadura
      A partir de 1961 miles de emigrantes salieron
de España para trabajar en Holanda. Eran sobre todo
hombres de una edad entre veinte y treinta años,
que trabajaban en el campo pero no ganaban casi
nada. España estaba bajo la dictadura de Francisco
Franco (desde 1939 hasta 1975), donde la libertad
individual fue reducida considerablemente. El país
había sido excluido del Plan Marshall, razón por la
cual se paralizó la economía. A final de los años cin-
cuenta se llevó a cabo un programa de reconversión                  Santi y Flores Granado con el autobus en el cual salió su
económica, enfocado a la modernización del sector                                padre, Extremadura 1963. (CP)


14
     PCA 624.5 Personeelsbeleid / Sociaal beleid
15
     PCA 722.1 Memoria anual 1963.
16
     PCA 722.1 Memoria anual 1964.
17
     PCA 722.1 Memoria anual 1965.
18
     Muñoz Sánchez 2005: 523-530. Véase tambíen Pérez Díaz y Barrientos Alfageme 2005: 23-39.
19
     Olfers 2004: 25.


                                                                6
Temporeros españoles



       Después de varias conversaciones con obreros
españoles de Philips el Sr. Jan Smets declaró el 12 de
diciembre de 1964 en el periódico Eindhovens Dag-
blad: “No se puede hablar concretamente de refu-
giados políticos pero sí se puede decir de las muchas
decenas de españoles, que trabajan en Eindhoven y
sus alrededores, que se sintieron incómodos en su
país. Tampoco queda duda alguna de que, sobre todo
los jovenes de Extremadura, recaerán en la pobreza
cuando regresen a su pueblo. En aquella región sub-
desarrollada de España hay tanta necesidad, que los
chóferes holandeses, que acaban de recoger “un
envío” de emigrantes, han abierto sus monederos
para comprar ropa a los hijos de los hombres que
salieron para Holanda.”20


                       Contratación                                         Firmar contrato, 1970 (PCA)

       Una vez comunicada la decisión de Frits Phi-
lips, se procedió a la acción inmediata y se presentó
una solicitud a las autoridades españoles. Según el            periodista de la revista semanal “Philips Koerier”,
tratado de contratación de 1961 el Ministerio Espa-            cuenta sobre el acontecimiento que presenció: “Fue
ñol de Asuntos Sociales y Empleo indicaría las regio-          muy raro. Sólo había unos carteles grandes con los
nes donde se podía reclutar al personal. La región             nombres de los países: Holanda, Suiza, Alemania. La
que fue atribuida a Philips era Extremadura.                   cola de Suiza no avanzaba nada; por eso hubo chi-
      El Ministerio de Asuntos Sociales y Empleo en            cos que salieron de la fila y se pusieron en la cola de
Madrid envió la solicitud de Philips a Cáceres capital.        Holanda. Algunos estaban fumando en la fila y los
Desde allí la solicitud fue distribuida por el sindicato       policías que velaban por el orden, les daban un to-
de la época a muchos municipios. Uno de ellos fue el           que con la porra y les obligaban a apagar los cigarri-
pueblo de Carcaboso, donde vivió José Gutiérrez, de            llos; así iban las cosas en aquella España. Fue una
24 años: “Tenían listas de todos los países y te infor-        sensación muy rara.”
maban de qué país era mejor. La empresa Philips en                    Los hombres que se habían presentado fueron
Holanda ofrecía uno de los mejores contratos. Te               sometidos a un reconocimiento médico, efectuado
arreglaban el viaje, la vivienda y las comidas. Lo que         por médicos españoles, pero la empresa Philips dis-
uno ganaba lo podía gastar sin condiciones. Para ser           ponía de un Departamento de Servicio Médico e
admitido a la inscripción hacía falta que uno tuviera          inicialmente envió sus propios facultativos a Madrid
una conducta irreprochable, una edad mínima de 23              para ayudar en las contrataciones. Estos médicos
años y hubiera realizado el servicio militar. Si se cum-       holandeses examinaron sobre todo el estado de los
plían estos requisitos se podía ir a Cáceres para un           pulmones porque el trabajo en las fábricas podría
examen médico.”21                                              afectarlos bastante y, además, Philips daba mucha
      Más tarde procedieron a organizar la contrata-           importancia a la lucha contra la tuberculosis.22 En los
ción directamente desde Madrid, no sólo para Philips           años setenta Philips dejó de enviar asistencia médi-
sino también para otras empresas extranjeras. Las              ca y encargó la tarea de contratación exclusivamen-
personas que buscaban trabajo en el extranjero de-             te a los administradores de personal. Toda la prese-
bían inscribirse en Madrid. El Sr. Albert van Dijken,          lección se hizo en España.




20
     Smets 1964: 15.
21
     Os, Eindhovens Dagblad 2003.
22
     Os 2003: 46.


                                                           7
Me vine con una maleta de cartón y de madera




           En 1972 el Sr. Gerrit Nijhoff fue nombrado          resultado el examen médico. Toda la gente del
     jefe del Departamento de Asuntos Españoles y              pueblo nos acompañó para despedirse de noso-
     durante tres años participó en las contratacio-           tros. Era como si pensaran que íbamos a la gue-
     nes: “Los candidatos que se presentaron ya dis-           rra. La despedida fue bastante dura pero luego,
     ponían del certificado de buena salud para tra-           cuando ya estábamos de camino, nos pusimos
     bajar en Holanda. También tenían una altura               alegres y empezamos a cantar y a tocar las pal-
     determinada: los hombres muy bajos quedaban               mas. Philips pagó el viaje y nos trataron como
     excluidos, ya que tendrían que trabajar con los           señoritos. Primero fuimos a Cáceres capital y
     brazos siempre alzados porque las máquinas te-            desde allí, en tren a Madrid. En aquella época se
     nían una altura fija. Creo que los candidatos de-         tardaba un día entero en recorrer este trayecto.
     bían medir como mínimo un metro y sesenta cen-            En Madrid dormimos en el mejor hotel que había
     tímetros. Después de terminar las entrevistas nos         y la mañana siguiente continuamos nuestro via-
     reunimos con el personal encargado de la orga-            je. Habían reservado dos vagones con coche res-
     nización. Y entonces dijimos que apreciaríamos            taurante y todo para nosotros. Francamente, no
     que viniera tal y tal persona, porque los candida-        sabíamos nada de Holanda, sólo que estaba le-
     tos podían aceptar y darnos su palabra inicial-           jos y que hacía mucho frío por allí. Pasando por
     mente pero luego podían reflexionar y echarse             Irún y París llegamos a Roosendaal y desde allí
     atrás. No todos se venían a Holanda inmediata-            continuamos el viaje en autobuses. ¡Nos ofrecie-
     mente con nosotros.”                                      ron incluso café en el autobús ! Hacía un frío es-
                                                               pantoso y había una espesa capa de nieve. Nun-
                                                               ca en la vida había visto tanta nieve. Fue como si
      El 5 de febrero de 1963 los primeros noventa             hubieramos aterrizado en otro planeta.”
obreros dejaron el norte de Extremadura para llegar
a Eindhoven al cabo de tres días de viaje. Llevaban
maletas de cartón y madera, atadas con correas y                       Tantas iglesias como fábricas
cuerdas, embaladas cariñosamente en sus lejanos                     No sólo en Philips sino también en otras em-
pueblos por la madre o la esposa. Entre las camisas           presas en el Sureste de Brabante contrataron obre-
y la muda habían metido una foto de la familia, una           ros españoles. Sobre todo en la industria textil y
botella de vino de sus propias viñas y un chorizo,            metalúrgica en Beek en Donk, Geldrop y Helmond.
envuelto en papel impermeable y encima se encon-              Además trabajaron muchos españoles en la fábrica
traba su mejor traje y un sobre con un contrato anual,        de cinc en Budel y en la fábrica Friki en Boxmeer.
expedido por la Sociedad Anónima de Fábricas de
                                                                    La fábrica textil de Diddens & van Asten, igual
Lámparas Eléctricas Philips.
                                                              que Philips, obtuvo permiso para reclutar personal
      Debían haber salido para Holanda tres meses             en Extremadura. Durante una reunión maratoniana,
antes, pero su partida fue aplazada porque los cami-          que duró cuatro horas y media, el comité de empre-
nos quedaron inaccesibles a causa del enorme tem-             sa tomó la decisión, el 17 de junio de 1963, de con-
poral de nieve en todo el noroeste de Europa. Se              tratar a españoles.23 Hacía falta aumentar urgente-
llegó a los 18 grados bajo cero y hubo grandes neva-          mente la producción para atender el incremento de
das. A principios de febrero las condiciones meteo-           las ventas y esto sólo era posible si se disponía de
rológicas habían mejorado algo y los hombres pudie-           una plantilla suficiente y adecuada. El mercado labo-
ron salir de Extremadura.                                     ral en el sureste de Brabante, sin embargo, era muy
                                                              reducido en aquellos años. En la misma época, por
                                                              ejemplo, se introdujo también el salario a destajo
          José Gutiérrez: “En Extremadura no se ga-
                                                              para aumentar la producción.
     naba nada. Junto a seis personas más de mi pue-
     blo me inscribí como candidato para Philips. Era-              Al cabo de un mes el jefe de personal, el Sr. C.
     mos jóvenes y sanos y todos pasamos con buen             Heeren, acompañado del médico de empresa, partió
                                                              para España. En Eindhoven subieron a un helicópte-


23
     Ruiten Troef. 8 (5), julio 1963.


                                                          8
Temporeros españoles



ro que les llevó a Bruselas. Allí tomaron el avión a
reacción Caravelle que tardó dos horas en llegar a
Madrid. Recorrieron el trayecto de 300 kilómetros
entre Madrid y Cáceres en tren, pasando por regio-
nes muy áridas y desoladas, “donde el sol ha cha-
muscado la tierra.” Los numerosos burritos en el ca-
mino les encantaron y se asombraron del retraso tec-
nológico, tanto en la industria como en la agricultu-
ra. En Cáceres capital conocieron el calor abrasador
y un clima tan seco que la orquesta que tocó en una
terraza por la tarde, decidió dejar el piano en la te-
rraza, al aire libre, durante la noche. En Holanda este
instrumento, después de una noche, se habría desfi-
nado completamente, incluso con el mejor tiempo
de verano. También se asombraron de la ropa oscu-
ra y las caras arrugadas de gente todavía joven. Con
las frentes perladas de sudor, los dos holandeses
estaban inscribiendo a los candidatos, sentados en
alguna azotea y en mangas de camisa, mientras és-
tos iban de punta en blanco y llevaban traje, corbata
y sombrero.24




                                                                     Diapositiva del Sr. C. Heeren de Cáceres capital,
                                                                                      julio 1963. (CP)


                                                                        El Jueves, 5 de septiembre de 1963 los prime-
                                                                 ros 18 obreros extranjeros llegaron a Helmond. Eran
                                                                 de Cáceres capital o de los pueblos de los alrededo-
                                                                 res y casi todos estaban casados. Les dieron la bien-
                                                                 venida el director Alfred van Asten y el sacerdote
  El helicóptero en el cual el jefe de personal, el Sr. C.       para los españoles en el sureste de Brabante, el pa-
 Heeren, voló de Eindhoven a Bruselas, julio 1963. (CP)          dre Driessen. En sus palabras de bienvenida el padre
                                                                 Driessen llamó la atención sobre el hecho de que en
                                                                 esta región había tantas iglesias como fábricas y que
                                                                 los españoles eran también muy bienvenidos en las
                                                                 iglesias.25
                                                                        La mayor parte de los trabajadores españoles
                                                                 en la ciudad de Helmond no era de Extremadura sino
                                                                 de Andalucía y provenía de un solo pueblo: Alhaurín el
                                                                 Grande, situado al oeste de Málaga. Sólo en Helmond
                                                                 y alrededores trabajaban ya 500 hombres provenien-
                                                                 tes de Alhaurín.26 Trabajaban por ejemplo en la fábri-
                                                                 ca textil de Hatema (la Fábrica Textil de Helmond) en
      Diapositiva del Sr. C. Heeren en el tren de Madrid a       la tintorería y la hilandería. Durante la contratación en
                   Cáceres, julio 1963. (CP)                     Alhaurín el Grande pusieron una serie de diapositivas

24
     Ruiten Troef 8 (6), septiembre 1963.
25
     Ruiten Troef 8 (7), octubre 1963.
26
     Olfers 2004: 34-35.


                                                             9
Me vine con una maleta de cartón y de madera




   Obreros españoles en la tintoría de Hatéma. (IEH)                     En la tintoría de Hatéma. (IEH)




            En la tintoría de Hatéma. (IEH)                          Obreros españoles lavando la ropa. (IEH)



para dar a los potenciales candidatos una imagen de                 Según algunos habría sido mejor no poner la
la ciudad de Helmond, la fábrica, las pensiones y las         última diapositiva para que los emigrantes no supie-
posibilidades de recreo. Cuando pusieron las diaposi-         ran que muchos de ellos tendrían que lavar sus pro-
tivas la fábrica Hatéma ya tenía obreros de este pue-         pias camisas y calzoncillos en Holanda.
blo a su servicio. Fue argumento decisivo para que los
candidatos tomaran su decisión.




                                                         10
Temporeros españoles




                                                INTERMEZZO




                              Un albardero de Extremadura




      Pablo Luengo vivía en el pueblo de Garganta la          y los demás medios de transporte trajo como conse-
Olla en el norte de Extremadura y descendía de una            cuencia que los campesinos utilizaban cada vez me-
familia torniega muy conocida en muchos pueblos               nos a sus animales de carga. Llegó un momento en
del norte cacereño, bajo el apodo Los albarderos.             que la profesión de albardero rindió tan poco, que
Pablo y sus hermanos iban de un pueblo a otro para            una familia apenas podía vivir de ello. Pablo tenía cuatro
reparar y hacer albardas de caballos y otros anima-           hijos y el quinto estaba en camino. Decidió probar
les de carga, que en aquellos años eran muy utiliza-          fortuna en el extranjero. Un día en septiembre de 1962
dos en la agricultura. A falta de otro medio de trans-        emprendió el viaje junto con algunos hombres más
porte, iban casi siempre a pie o con las bestias. En          de su pueblo a la ciudad de Cáceres, donde se encon-
cada pueblo buscaban pensión para alojarse y alqui-           traban las oficinas de contratación. Le contrataron y,
laban un local para la albardería.                            un mes más tarde partió para la ciudad holandesa de
                                                              Duque del Bosque (‘s Hertogenbosch) donde empezó
     A principios de los años sesenta el uso de albar-
                                                              a trabajar en una fábrica de ladrillos.
das empezó a decaer. La llegada del coche, el tractor




                            La casa en Garganta la Olla donde estaba la albardería. (CP)


                                                         11
Me vine con una maleta de cartón y de madera




                                             Letra de Pablo Luengo. (CP)


      Pablo Luengo escribió con su hermosa letra el             to de Philips en Eindhoven. Este cambio le cayó bas-
relato Holanda es mi segunda patria, que después                tante mal, pidió el despido y regresó a España para
fue puesto en Internet por su hijo Miguel Ángel Luen-           continuar ejerciendo su antigua profesión.
go, en español y holandés
                                                                      Pablo había ganado suficiente para comprarse
(www.emigracioneindhoven.dse.nl).
                                                                un motocarro, de modo que ya no necesitaba ir an-
       Sin embargo, el trabajo en la fábrica de ladri-          dando de un pueblo a otro con todo su material y
llos fue duro, el invierno frío y los ingresos decepcio-        herramientas. No obstante siguió siendo difícil ga-
nantes. Pablo cumplió su contrato anual y regresó a             narse la vida como albardero. Cuando su mujer se
España. Al cabo de un año compró un billete de tren             puso enferma y tuvo que afrontar gastos elevados,
a Tilburgo, donde su hermano Florencio trabajaba                decidió dejar otra vez su suelo natal. Después de
en la fábrica de Volt, propiedad de la empresa Phi-             varias aventuras volvió a Philips y, al cabo de unos
lips. Pablo empezó a trabajar también en la fábrica             años, hizo venir a Holanda a su mujer y a sus hijos.
Volt y siguió trabajando allí hasta que todos los obre-         En 1981 el matrimonio Luengo regresó a España.
ros españoles fueron trasladados a un departamen-




                        Pablo Luengo en la inauguración de El Prado, Eindhoven 1966. (PCA)




                                             Pablo y Dolores, 2005. (CP)


                                                           12
2. VIVIR Y TRABAJAR



        Ya desde el principio el periodista Albert            acompañan sus conversaciones con muchos ges-
  van Dijken publicó casi todas las semanas en la             tos como énfasis a su vocabulario.”
  revista semanal “Philips Koerier” un artículo so-
                                                                    La atmósfera en torno a los españoles te-
  bre los españoles recien llegados, la “gente nue-
                                                              nía algo de aventura, romanticismo y compasión.
  va” en una crónica llamada “Aquí, la onda espa-
                                                              No sólo en el “Philips Koerier” sino también el el
  ñola”, utilizando a menudo palabras acogedoras.
                                                              periódico “Eindhovens Dagblad” fueron publica-
  El 16 de febrero de 1963 escribió lo siguiente:
                                                              dos con regularidad artículos sobre la gente del
        “Son diferentes de nosotros, los holande-             sur de Europa, que se habían instalado en Eind-
  ses, estos españoles de las sierras ásperas y de-           hoven y cercanías. Al parecer los periodistas re-
  siertas y de las mesetas de color amarillo rojizo           gionales eran visitantes habituales de las resi-
  de la provincia española de Cáceres : son more-             dencias.
  nos y menos robustos, tienen el pico de oro y




                              Habitación en el campamento de Someren, 1963. (PCA)


            Campamentos de estado                            segunda guerra mundial fueron utilizados para el alo-
                                                             jamiento de trabajadores del SEO (Servicio de Eje-
      El principio de los años sesenta no sólo fue una
                                                             cución de Obras). Los primeros noventa hombres de
época de enorme necesidad de mano de obra sino
                                                             Extremadura fueron a parar al pueblo de Someren.
también de una aguda falta de viviendas. ¿Dónde se
                                                             Los húngaros, que habían encontrado aquí un refu-
iba a alojar a todos estos españoles que Philips y
                                                             gio temporal después de la revolución de 1956, ha-
otras empresas habían hecho venir al sureste de Bra-
                                                             bían salido ya. También había campamentos, o sea
bante?
                                                             residencias, en Sevenum, Horst-America y Middel-
      Los primeros obreros españoles de Philips, lle-        beers. En residencias como estas ocho hombres com-
gados en 1963, fueron alojados en campamentos de             partían un solo cuarto de estar y un solo dormitorio.
estado, construidos en los años de crisis que había          Todas las residencias tenían eran muy parecidas por
sufrido el país para alojar a los parados que fueron         haber sido diseñadas por el mismo arquitecto. Estas
seleccionados para empleo temporal. Después de la            barracas ya no existen.

                                                         1
Me vine con una maleta de cartón y de madera




                                                                según las prescripciones, había que cortar los salchi-
                                                                chones en rodajas finas. A los obreros españoles no
                                                                les gustaban las rebanadas cubiertas con mantequi-
                                                                lla y rodajas finas de salchichón. Lo que querían era
                                                                un pedazo de pan y un buen trozo de salchichón sin
                                                                cortar. Además preferían dos comidas calientes, pre-
                                                                paradas con mucho aceite y ajo. Pero a los coman-
                                                                dantes del campamento no les agradaban estas cos-
                                                                tumbres.



       Últimos edificios de la residencia De Spreeuwel,                 Casas de huéspedes y pensiones
                    Middelbeers 2005. (CP)
                                                                      Hubo españoles a quienes costó mucho echar
                                                                raices en los alojamientos colectivos; encontraron alo-
      Philips obtuvo permiso para alojar a los traba-           jamiento en casas de huéspedes particulares. Otros
jadores españoles en los anteriores campamentos                 se instalaron en una pensión. En el centro de Eind-
de estado a condición de que los comandantes del                hoven se encontraba una pensión de monjas “Nues-
campamento y otro personal no perdieran su em-                  tra Casa”, donde las monjas se encargaban de la
pleo. Estas personas no hablaban ni una sola pala-              comida y la limpieza. Aquí unos cien españoles te-
bra de español y esto causó problemas, de modo                  nían habitación propia, lo que consideraban una gran
que hizo falta contratar a intérpretes. Otro problema           ventaja. También hubo trabajadores españoles de
fue que las comidas eran preparadas según las dis-              Helmond, que vivieron allí.
posiciones estatales de los comandantes del campa-
mento. Los menús eran compuestos a base de canti-                      El problema más grande en las residencias fue
dades calculadas de calorías.27 A los españoles, sin            la falta de vida privada. Costaba mucho compartir un
embargo, les importaba un rábano la cantidad de                 espacio tan pequeño con ocho personas : incluso las
calorías. Otro punto de discusión fue el tema de que,           cosas más íntimas no pasaban desapercibidas. Un




                        Emigrantes españoles en la residencia De Spreeuwel, Middelbeers 1965. (PCA)


27
     Eindhovens Dagblad 6-12-1963, 15.


                                                            2
Vivir y trabajar




Pensión de monjas Nuestra Casa
                                                            Comedor en Nuestra Casa. (IEH)
en el centro de Eindhoven. (IEH)


                                                obrero, que ya ha regresado a Extremadura, recor-
                                                daba con rencor : “Fué una vergüenza, los había que
                                                seguían exagerando hasta el límite. En aquellos tiem-
                                                pos los hombres empezaron a llevar calzoncillos cor-
                                                tos como lo hacen las mujeres. Pues yo lo hice tam-
                                                bién pero me vi obligado a volver a comprar calzon-
                                                cillos largos porque todos los demás llevaban esos
                                                calzoncillos caseros, de algodón grueso, que cubrían
                                                incluso las rodillas. A la hora de acostarse me mira-
                                                ron y dijeron “Fíjate, ese tío lleva bragas .. Lleva bra-
                                                gas de mujer !” Madre mía, nunca en la vida habían
                                                visto tal cosa. Al otro día todo el mundo en el cam-
Habitación en Nuestra Casa. (IEH)




                   Españoles en una pensión de Hatéma en Helmond. (IEH)

                                            3
Me vine con una maleta de cartón y de madera




                                                               cios de las antiguas fábricas, situados cerca del ca-
                                                               nal de Helmond. En estos edificios construyeron ha-
                                                               bitaciones con literas, donde los españoles dormían
                                                               debajo de las mismas mantas Didas, fabricadas por
                                                               la empresa. En el cuartel de la estación de Helmond
                                                               convirtieron el antiguo hotel Bruselas en una pen-
                                                               sión de empresa. Antes era un hotel prestigioso pero,
                                                               después de instalarse unas decenas de españoles, el
                                                               aspecto era cada vez menos distinguido. La fábrica
                                                               metalúrgica de Van Dongen disponía de una resi-
                                                               dencia, situada dentro de la misma fábrica. Los obre-
                                                               ros españoles trabajaban, comían y dormían en el
                                                               terreno de la fábrica.


                                                                       La construcción de residencias
                                                                     La falta de viviendas no se había solucionado y
Fiesta pijama, Geldrop 1963. (CP). Francisco Carbonell:
“ En 1963 trabajaba en Geldrop en la fábrica textil Pes-       el alojamiento de los trabajadores extranjeros era
sers. Junto con 2 españoles vivía en una casa de huéspe-       un problema para la mayoría de las empresas, en
des en Geldrop. Ocurrió que una noche el dueño llegó a         particular en Philips, donde siguieron contratando
casa bastante borracho y nos sacó de la cama. Estábamos
vestidos en pijama pero en seguida cogimos la guitarra y       cada vez más españoles.
montamos una fiesta con el propietario.”
                                                                      En un informe de la Oficina de Empresa Gene-
                                                               ral a la Junta Directiva, a finales de octubre de 1963
pamento se había enterado. ¡ Lleva bragas de mu-               se puede leer: “ En el mes de agosto de 1962 el Sr.
jer ! ¡Qué simplones para decir esto ! Me enfadé               Ing. Philips decidió hacer venir a un contingente de
mucho con uno de esos … con sus bragas de mujer.               españoles, para cubrir las deficiencias existentes y
¡ Bah, qué divertido fue !”                                    como experimento.”28 En aquella época 500 españo-
                                                               les ya trabajaban en Philips y otro ”contingente” de
     Los obreros españoles en la fábrica de Diddens
                                                               360 personas estaba a punto de llegar. En el informe
& van Asten fueron instalados en parte de los edifi-




                                            Bendición de El Prado. (PCA)

28
     PCA 623.5 Informe 25-10-1963.


                                                           4
Vivir y trabajar




                                     Inauguración de El Prado por Frits Philips (CGN)



se insiste en que se establezcan directivas adiciona-           zo por descentralización o mecanización o que po-
les y más transparentes en cuanto a la colocación de            drían ser ocupados, dentro de pocos años, por per-
españoles. Se observa, en palabras de crítica, que              sonal holandés. En resumidas cuentas : sólo en caso
muchos obreros españoles han sido contratados bajo              de emergencia había que proceder a contratar a
el lema de “más tarde ya veremos”, pero que ya es               españoles.30
hora de dejar este lema despreocupado y, en vez de
                                                                       Se hizo caso omiso de las advertencias y el
esto, canalizar el desarrollo para evitar sorpresas
                                                                número de obreros españoles en Philips siguió cre-
desagradables en el futuro.
                                                                ciendo cada vez más. Pronto ya no sólo vinieron de
        El mayor problema fue encontrar alojamiento             Extremadura sino de todas las regiones de España.
para todos estos “contingentes” de españoles. Fue               Los alojamientos en los anteriores campamentos de
difícil y caro. Además todos los esfuerzos tenían que           estado no eran ideales y por eso Philips decidió cons-
ser dirigidos hacia el carácter provisional de la con-          truir dos residencias propias. En el mes de septiem-
tratación de obreros extranjeros. Los campamentos               bre de 1964 terminaron la construcción de El Pinar,
residenciales casi siempre se ubicaban en lugares               situado en el pueblo de Maarheeze, y en enero de
apartados, condicionando el contacto con la socie-              1966 la de El Prado, situado en Eindhoven en la calle
dad holandesa y limitando así la integración en vez             Beemdstraat, en la zona industrial de De Hurk. El 24
de estimularla.29 Se recomendó no invertir dinero               de junio de 1966 El Prado fue consagrado por Mon-
en edificios o campamentos pues, como consecuen-                señor Th.G.A.Hendriksen, obispo auxiliar de Utrecht.
cia de ello, el alojamiento de los españoles podría             Después de esta ceremonia Frits Philips inauguró la
obtener un carácter permanente. Aparte de esto los              residencia en una ceremonia oficial. En El Pinar ha-
españoles debían ser empleados sólo en aquellos                 bía alojamiento para 350 personas y en El Prado para
puestos de trabajo que desaparecerían a corto pla-              250 personas.

29
     Tinnemans 1994: 47.
30
     PCA 623.5 Informe 25-10-1963.


                                                            5
Me vine con una maleta de cartón y de madera




                                         Campamento en Someren, 1963 (CP)


      Hubo más empresas que construyeron residen-           blo alegre de Someren, los obreros españoles de la
cias propias para su personal. En 1971, en el pueblo        fábrica de cartón Van Dam ocuparon sus puestos.
de Beek en Donk, la empresa Thibodraad construyó            Rebautizaron la residencia en Casa del Elefante por-
una residencia para obreros españoles. La residen-          que la empresa Van Dam hizo propaganda con el
cia se llamó Casa Trenta, con referencia a la calle         eslogan de que sus cajas de cartón eran tan sólidas
Trentstraat, en la que estaba situada, pero los espa-       que un elefante podría pisarlas sin romperlas.
ñoles la lamaron Casa Treinta. Al principio también
                                                                  Por lo que se refiere al alojamiento, los espa-
vivían allí unos empleados de la empresa Van Thiel
                                                            ñoles en el sureste de Brabante tuvieron más suerte,
United. Para éstos se construyó más tarde otra resi-
                                                            en general, que sus paisanos en la región de las gran-
dencia más pequeña, a la que los españoles pronto
                                                            des ciudades del oeste de Holanda donde pedían
bautizaron como la Casa Treinta y Una. La Casa Trenta
                                                            precios abusivos por habitaciones miserables. Según
fue cerrada en 1982.
                                                            el ayudante Van Stratum del Servicio de Extranjería,
                                                            no existió tal aprovechamiento en Eindhoven y sus
                                                            alrededores aunque los obreros extranjeros pagaban
                       Happy community
                                                            por su habitación algo más que los estudiantes ho-
       La inauguración de las residencias de Philips        landeses de la Universidad Técnica de Eindhoven.
de El Pinar y de El Prado significó el cierre de las        Los empleadores en la provincia de Brabante, en
residencias más lejanas. En el caso de la residencia        cualquier caso, cuidaron mucho más de sus trabaja-
de Someren el Dr. van Erp el Servicio Médico de Phi-        dores extranjeros que los fabricantes en la región de
lips lamentó esta decisión porque había comprobado          las grandes ciudades del oeste de Holanda. El padre
que la baja por enfermedad allí estuvo muy por de-          Jaime Driessen, sacerdote de los españoles en el
bajo del promedio. Lo atribuyó al hecho de que esta         sureste de Brabante, le dijo en 1965 a un periodista
residencia se encontraba en la inmediata proximidad         del periódico Eindhovens Dagblad que los ocupantes
de un pueblo con buen ambiente y que los habitan-           de las residencias de ancianos holandeses tendrían
tes daban la impresión de formar una happy com-             envidia al ver el confort en las residencias de los obre-
munity (comunidad feliz ).31 Después de que los obre-       ros españoles de Philips.32
ros españoles de Philips dejaran con desgana el pue-


31
     Erp 1967: 1915.
32
     Houtert 1965.


                                                        6
Vivir y trabajar




                      Barrer el suelo                             suelos. Se quejó ante el Ing. R.van Dijk, miembro
                                                                  del Consejo de Administración de Philips. Este escri-
      El mismo día de su llegada en febrero de 1963,
                                                                  bió una carta al Departamento de Asuntos Sociales,
los primeros noventa obreros españoles de Philips
                                                                  de la que le mandó una copia al Sr. Frits Philips y
fueron sometidos a unas pruebas para comprobar si
                                                                  añadió : “Por fuentes muy diferentes he sabido hace
reunían las cualidades para trabajar con las máqui-
                                                                  poco que nuestros obreros españoles se sienten ofen-
nas.
                                                                  didos por tener que barrer el suelo junto a las cade-
     José Gutiérrez: “Esas pruebas las hemos he-                  nas donde los chicos y chicas holandeses están en-
cho durante dos días hasta hartarnos.                             samblando aparatos.”33
       ¡ Queríamos trabajar con máquinas auténticas!                     Sólo a tres meses de su llegada uno de los es-
¿ Sabes qúe máquina me dieron a mí? ¡ La escoba !                 pañoles del primer grupo falleció por un accidente
Dije yo: “¿Es que he hecho todo el viaje a Holanda                laboral. Se trató de Eladio Albarrán Palomero, de 24
para barrer el suelo aquí ?” En España este trabajo               años y natural de Carcaboso, Cáceres. Eladio falleció
era despreciado: era trabajo para mujeres. Tenía                  trabajando en el Servicio Doméstico, después de su-
vergüenza, sobre todo al entrar en la oficina, donde              frir una caída mortal al romperse un cable del ascen-
las mujeres me miraban, y me sentía como si no                    sor de los limpiacristales en que se encontraba. Hubo
sirviera para nada. Con todas mis fuerzas intenté salir           un gran abatimiento entre los españoles. A la misa
de la limpieza; hice incluso cosas que no se podían               de difunto, en la iglesia del pueblo de Someren, asis-
hacer. Rompí la escoba, por ejemplo, o me senté                   tieron casi todos los obreros españoles, una repre-
ostentosamente en la escalera. Y dije: ¡ ESTO NO !”               sentación del consulado español, delegados de Phi-
      Gran parte del primer grupo fue empleado –                  lips y muchos habitantes del pueblo de Someren-
bajo muchas protestas – en la limpieza. Unos meses                Eind. Los vecinos del barrio donde estaba situada la
después los españoles consiguieron respaldo de fuen-              residencia, pusieron una corona de flores y los jove-
tes oficiales. El Sr. López Rodó, un alto cargo de                nes de Someren ofrecieron arreglos florales. Después
Madrid, fue de visita a Eindhoven y vió con sus pro-              de la misa de difunto Eliado fue repatriado a Extre-
pios ojos que sus paisanos no ejecutaban activida-                madura. Albert van Dijk cubrió los hechos de la triste
des industriales sino que fregaban y limpiaban los                despedida en el periódico Philips Koerier: ”Un último




                  Eladio Albarrán. Esta foto adornaba la lápida            Edificio del accidente (CP)
                   de su tumba en su pueblo Carcaboso. (CP)



33
     PCA 624.5 Carta 22-11-1963.


                                                              7
Me vine con una maleta de cartón y de madera




       José Gutiérrez y Raimundo Blanco del primer grupo de la emigración ‘philipsiana’ en su 25 aniversario en Philips
           (1988). José Gutiérrez sigue residiendo en Eindhoven. Raimundo Blanco falleció en junio de 2005. (CP)


adiós : Los rayos de las luces del coche fúnebre se                      José Gutiérrez y Raimundo Blanco del primer
disolvieron en la oscuridad. Eladio Albarrán empren-              grupo de la emigración ‘philipsiana’ en su 25 aniver-
dió el viaje de regreso a su pueblo.” 34                          sario en Philips (1988). José Gutiérrez sigue residiendo
                                                                  en Eindhoven. Raimundo Blanco falleció en junio de
      Después de este accidente mortal y quejas
                                                                  2005.
como las del Sr. López Rodó, Philips dejó de reclutar
a obreros españoles para trabajos de limpieza. A los
españoles, que trabajaban en el Servicio Doméstico,
                                                                                   Viaje en autobús
les encargaron otras tareas más ‘masculinas’. Medio
año después de llegar a Eindhoven el primer grupo                       El madrileño Sr. López Rodó supo en Eindho-
finalmente fue autorizado a trabajar con las máqui-               ven que había casos en que Philips estaba alojando
nas en la fábrica. Gutiérrez: “Me pusieron en el de-              a sus paisanos a una distancia de más de cincuenta
partamento de Productos Metálicos y allí seguí tra-               kilómetros de las fábricas. Esto tampoco le gustó e
bajando hasta jubilarme. Siempre me ha gustado                    hizo preguntas críticas. Al parecer no se había ente-
mucho este trabajo.”                                              rado de la gran falta de viviendas en Holanda. Todos




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Me vine con una maleta de cartón y madera.

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  • 4. GEERTJE VAN OS ME VINE CON UNA MALETA DE CARTÓN Y DE MADERA EMIGRANTES ESPAÑOLES EN EL SURESTE DE HOLANDA 1961-2006 Maletas de cartón, 1964. (PCA) memorias 10 Traducido por Johan Pouwels JUNTA DE EXTREMADURA Consejería de Cultura y Turismo MUSEO DE CÁCERES 3
  • 5. JUNTA DE EXTREMADURA Consejería de Cultura y Turismo MUSEO DE CÁCERES © 2009 Museo de Cáceres © 2009 Geertje van Os Me vine con una maleta de cartón y de madera. Emigrantes españoles en el sureste de holanda 1961-2006, es una traducción del holandés al español del libro Ik kwam met een koffer van karton. Spanjaarden in Zuidoost-Brabant 1961-2006, editorial Het Veerhuis, Alphen aan de Maas, 2006. Traducción Johan Pouwels Portada Raquel Rodrigo Iglesias Ilustraciones Collección Gerrit Nijhof (CGN) Guía del Emigrante en Holanda (Madrid, 1971) (GEH) Industrieel Erfgoedhuis Helmond (IEH) Colecciones Privadas (CP), parcialmente de www.emigracioneindhoven.dse.nl Philips Company Archives (PCA) Regionaal Historisch Centrum Eindhoven (RHCe) Sobre la autora Geertje van Os (1964) es doctora en Antropología por la Universidad de Amsterdam y realizó investigaciones en el Valle del Jerte en los años noventa. Desde entonces no ha dejado de visitar Extremadura, que sigue ejerciendo una gran atracción sobre ella. Sobre el traductor Johan Pouwels (1947) estudió español en la Universidad de Nimega, es profesor español y traductor jurado. Natural de Eindhoven. Ya desde joven mantiene amistades con los emigrantes españoles. Forma parte de la directiva de varias asociaciones culturales españolas en Holanda. Agradecimientos A Miguel Angel Luengo Tarrero por su asesoramiento y ayuda en la recopilación de materiales y en la traducción. A Fuensanta Guerra Retamosa por la última revisión de los textos. I.S.B.N.: 978-84-9852-200-6 Depósito Legal: CC-000-2009 Imprime: Gráficas Hache. Cáceres ‘Cuando llegó un grupo nuevo a veces les vimos entrar vestidos en trapos. Entonces pensé: ¡hostia, que pobrecillo eres! Me dolía mucho de verdad. ¡Y las maletas que llevaban! ¡Estaban atadas con cuerdas para que no se descuajeringaran!’ (Peter Weerts, cocinero en la residencia El Pinar de 1972 a 1976.) 4
  • 6. GEERTJE VAN OS ME VINE CON UNA MALETA DE CARTÓN Y DE MADERA EMIGRANTES ESPAÑOLES EN EL SURESTE DE HOLANDA 1961-2006 memorias 10 Traducido por Johan Pouwels 5
  • 7. 6
  • 8. Prólogo Cuando pensamos en el Patrimonio Cultural de Extremadura, hoy es evi- dente, y cada vez lo será más, que dentro de él incluimos un número crecien- te de manifestaciones que no tienen necesariamente un soporte material, o en las que lo material es solamente uno de los factores que intervienen, y normalmente no el más importante; esto es lo que llamamos el Patrimonio intangible. El multicolor traje de Jarramplas, con esa extraña máscara de grotesca expresión adornada con cuernos y su crin de caballo, su tambor de piel de saco y la correspondiente coraza de fibra de vidrio que necesariamen- te debe llevar la persona elegida bajo el traje, todo eso es una expresión material de nuestra cultura, forma parte de nuestro Patrimonio Etnológico, pero lo es y forma parte de él en tanto que parte interviniente de una fiesta, la de San Sebastián, en un lugar concreto, Piornal; esa fiesta es lo que real- mente pertenece a nuestro Patrimonio cultural, pero es intangible, porque de ella forman parte aspectos inmateriales, como la organización ideológica y social que la hace posible, los diferentes rituales que la integran, el desarrollo de la celebración durante los días del festejo, las entradas y salidas de Ja- rramplas, las coplas que le cantan, etc. Del mismo modo, hay que señalar que no sólo en Extremadura, sino allí donde hay un número significativo de extremeños viviendo cerca unos de otros, interactuando en la sociedad y dejando huella de sí mismos, puede decirse que se está generando un Patrimonio cultural que nos pertenece a los extremeños, si es que la cultura puede pertenecer a alguien. Allí donde los extremeños emigraron hace treinta o cuarenta años, donde se asentaron y han creado familias que siguen viviendo allí, o que en parte regresaron a Extremadura, pero que dejaron allí parte de su ser, allí existe Extremadura, allí hay una parte de nuestro Patrimonio cultural intangible –o no- que es necesario preservar, y qué mejor manera de preservarlo para las generacio- nes futuras que con la documentación y la investigación, para que no se pierda la memoria de los cientos de miles de paisanos que tuvieron que salir de nuestra tierra para ganarse la vida fuera, incluso sin haber podido regre- sar muchos de ellos. El libro que presentamos ejemplifica a la perfección lo que decimos; se trata de un profundo y exhaustivo trabajo de investigación sobre la experien- cia vital y cultural de los extremeños, y no sólo extremeños, sino también de otros españoles, que tuvieron que marchar a Holanda en los años sesenta y setenta del siglo pasado. Lo debemos al trabajo de una excelente antropólo- ga holandesa, Geertje van Os, que –como puede percibirse a lo largo de las páginas- se acercó a este mundo de los extremeños inicialmente de una manera desapasionada, científica, a la manera etic, que dicen los antropólo- 7
  • 9. gos, pero que poco a poco fue siendo ganada por la manera de ser de nuestros paisanos, conociendo sus valores, costumbres, sentimientos y an- helos y poco a poco fue creando una relación de amistad y afecto con Extre- madura y sus gentes de aquí y de allí que ha perdurado más allá de la finalización de su estudio. Esta nueva perspectiva emic le ha hecho valorar acertadamente aquello que es fundamental para nosotros, sin hacerle perder el necesario rigor y objetividad de su ciencia. Y es que, a lo largo de los capítulos del libro, van desfilando ante nosotros historias de personas de carne y hueso, que tienen sus aspiraciones y sus miedos, sus frustraciones y sus deseos, sus principios y sus valores, y siempre su orgullo de ser extremeños y españoles sin que ello les impida estar profundamente agradecidos a un país, Holanda, que les dio la oportu- nidad de vivir y desarrollar su proyecto vital en unos momentos en que para muchas personas esto no era posible en el campo extremeño. Afortunadamente, hoy la historia es muy diferente y Extremadura ya tiene las condiciones no sólo para que nuestra gente no tenga que abando- narla en masa simplemente para poder vivir, sino que en muchos casos es capaz de acoger a los que vuelven, aquellos emigrantes de la maleta de cartón y madera que hoy, ya abuelos, quieren vivir su merecida jubilación en nuestra tierra o a caballo entre Holanda y Extremadura, porque siempre vivieron en aquélla, pero tuvieron a ésta en sus corazones. Incluso tenemos la fortuna de contar entre nosotros con un número creciente de inmigrantes de otros países que han encontrado en la región extremeña su propia «Ho- landa» y se están asentando para construir su vida y sus hogares en nuestra tierra; ojalá que fructifique esta nueva semilla, señal de que los tiempos han cambiado, y de que la savia extremeña se enriquece cada día del mismo modo que nosotros contribuimos en su momento al progreso del resto de España y de Europa. Creemos que la aportación del Museo de Cáceres a la conservación y difusión del Patrimonio cultural extremeño se amplía y enriquece con este título, décimo de su serie Memorias que viene a rendir homenaje a estos extremeños de la llamada «tercera provincia», esa de la diáspora, pero que siempre está tan cerca de nosotros. Leonor Flores Rabazo Consejera de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura 8
  • 10. Introducción S in duda, una de las enormes ventajas que tiene nuestro mundo globaliza- do del siglo XXI, es la existencia de una red de alcance mundial que pone a nuestra disposición información detallada en tiempo real y accesible desde cualquier punto del planeta. Esta red, que para la mayoría de nosotros no pasaba de ser un sueño hace treinta años, hoy es una magnífica realidad que ha terminado por borrar fronteras y distancias abriendo unas autopistas de la información en las que a menudo se lleva uno interesantísimas sorpresas. Esto es lo que me sucedió a mí cuando, buscando referencias a emigrantes extremeños, topé con una página web denominada http:// www.emigracioneindhoven.dse.nl, creada y gestionada por Miguel Ángel Luengo Tarrero, el emigrante extremeño más entusiasta de su tierra que yo he conocido, y creo poder decir que conozco a bastantes emigrantes extre- meños a cuál más enamorado de la región en que nació. Entre los muchos contenidos de interés de la web de Miguel Ángel, encontré la referencia de un libro publicado en 2006 por la antropóloga ho- landesa Geertje van Os, cuyo título, Ik kwam met een koffer van karton, llamó mi atención desde el principio1, y por supuesto despertó mi deseo de leerlo y conocer en profundidad las historias de los miles de españoles – extremeños en una gran parte- que desde los años sesenta del siglo pasado abandonaron nuestro país para ganar en el sur de Holanda una vida mejor y un futuro para sí y para sus hijos. Mi interés no viene dado sólo por pura curiosidad humana, sino que la emigración siempre ha sido de capital impor- tancia en mi preocupación científica hasta el punto de haberle dedicado va- rios estudios publicados hace ya unos cuantos años2. 1 Os, Geertje van (2006): Ik kwam met een koffer van karton. Spanjaarden in Zuidoost-Brabant 1961- 2006, Alphen aan de Maas: Het Veerhuis; véase también Os, Geertje van (2003): «Spanje draag ik in mijn hart. Philips haalde veertig jaar geleden Spanjaarden naar Eindhoven», Eindhovens Dagblad, 11-2- 2003; Os, Geertje Van: (2003): «Ik kwam met een koffer van karton. Spaanse arbeiders bij Philips in Eindhoven», Brabants Heem. Tijdschrift voor archeologie, geschiedenis en volkskunde 55 (2) 45-56; Os, Geertje van y Luengo Barrero, Miguel Ángel (2003): «Con Extremadura en el corazón», Diario Hoy, 8-2- 2003; Os, Geertje van y Luengo Tarrero, Miguel Ángel (2003): «Extremeños en la Philips», Carta de España, 583, 14-16. 2 Véanse Valadés Sierra, Juan Manuel (1992): Extremadura, tres. Integración y afirmación étnica en la comunidad extremeña de Leganés, Mérida: Asamblea de Extremadura y Consejería de Emigración y Acción Social; Valadés Sierra, Juan Manuel (1993): «De la dehesa al andamio. La emigración de los pastores», en Trashumancia y cultura pastoril en Extremadura, Mérida: Asamblea de Extremadura, 291- 308; Valadés Sierra, Juan Manuel (1994): Encuesta sobre la situación socio-económica y tendencia al retorno de los emigrados extremeños residentes en otras Autonomías españolas, Mérida: Consejería de Bienestar Social; Valadés Sierra, Juan Manuel (1994): «Antropología de las migraciones», Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, XLIX (2), 223-273; Valadés Sierra, Juan Manuel (1995): «El vino de nuestra tierra. La tendencia al consumo de vinos y otros productos regionales entre los emigrados extremeños», en XVI Jornadas de Viticultura y Enología de Tierra de Barros, Almendralejo: Escuelas Universitarias Santa Ana, II, 621-628; Valadés Sierra, Juan Manuel (1995): «El ritual y la construcción de la etnicidad en una comunidad de emigrados extremeños», Alcántara, 35, 39-61; Valadés Sierra, Juan Manuel (1996): «La tierra tira. Una aportación al conocimiento de los vínculos de los emigrados extremeños con sus pueblos de origen», Revista de Estudios Extremeños, LII. I, 165-197; Valadés 9
  • 11. A decir verdad, ese interés tiene que ver con mi propio desarrollo vital, pues soy un extremeño hijo de la emigración que ahora se ve en la situación de retornado o quizá más bien re-emigrado al origen. Cuando tenía cinco años, mi familia se trasladó a Madrid para iniciar una nueva vida; mi padre, maestro nacional, obtuvo el traslado a la capital para garantizarnos una edu- cación universitaria y una vivienda en propiedad que por aquel entonces era un bien escaso en Badajoz, nuestra ciudad natal. El lugar en que se desarro- lló esta experiencia, Leganés, forma parte del cinturón industrial de Madrid, y tal como le sucedió a la pequeña ciudad de Eindhoven unas décadas antes, en pocos años multiplicó su población con la llegada de miles de castellano- manchegos, extremeños y andaluces; allí se desarrolló mi infancia y juven- tud, y cuando tuve que escoger un tema de investigación tras licenciarme en Geografía e Historia, tuve claro que quería conocer y difundir la experiencia vital de aquellos millares de extremeños que residían en Leganés, hasta constituir en aquella época el 10 % de la población, y que habían llegado a formar una verdadera comunidad en el sentido antropológico del término con sus propios ámbitos de sociabilidad, sus símbolos grupales y hasta su fiesta en honor a la Virgen de Guadalupe. Andando los años, se me brindó la oportunidad de llevar a cabo el anhelo de todo emigrante (yo siempre me sentí como tal aunque no fuera más que un hijo de la emigración), es decir, regresar a mi tierra. Me vine a trabajar a Cáceres trayendo ya a mi propia familia en un retorno que en realidad no fue otra cosa que otra emigración, puesto que Cáceres era para mí una ciudad tan extraña como cualquier otra salvo por su pertenencia a la misma Comunidad Autónoma que Badajoz; convertí en emigrantes a mi esposa e hijos, y puede decirse que la historia volvió a comenzar, pero al revés. Con esa experiencia y esos intereses científicos, ¿cómo no iba a tener un enorme deseo de leer el trabajo de Geertje y, a ser posible, hacer posible que otros españoles lo pudieran leer en nuestra lengua? Gracias también a Miguel Ángel pude entrar en contacto con ella y conocerla personalmente con motivo de su estancia en Cáceres en febrero de 2008 para participar en nuestro Ciclo de conferencias con una memorable charla sobre la viudez y el luto en el pueblo cacereño de El Torno, tema de su tesis doctoral3. Su exce- Sierra, Juan Manuel (1996): «Los extremeños de la diáspora tras el cambio de milenio», en García, Romano (ed.), Programar la esperanza. El método prospectivo en los estudios sobre Extremadura, Mérida: Editora Regional, 141-151; Valadés Sierra, Juan Manuel (1997): «Los estudios sobre la emigra- ción extremeña (1962-1996)», Revista de Extremadura, 22, 3-22, Valadés Sierra, Juan Manuel (1997): «Emigrantes y no emigrantes. La construcción de una alteridad», Anales del Museo Nacional de Antro- pología, IV, 105-124, etc. 3 Os, Geertje van (1997). De vrouwen van de doden. Betekenis en beleving van het weduwschap in Extremadura (Spanje), Amsterdam: Universiteit van Ámsterdam. 10
  • 12. lente disponibilidad para colaborar, su detallado conocimiento de la colonia extremeña de Eindhoven y, por qué no decirlo, el amor a España que se trasluce en su conversación y que trata de transmitir a sus allegados, me determinó aún más a encargar la traducción al castellano de su libro, que hoy es una feliz realidad, con su título españolizado Me vine con una maleta de cartón y madera, que el lector tiene en las manos gracias al ímprobo trabajo no sólo de Geertje, sino también de Miguel Ángel Luengo y del traductor Johan Pouwels. De Johan es preciso señalar su españolidad vocacional, pues no es corriente que un holandés sin más vínculos iniciales con España llegue a especializarse en nuestra cultura e imbuirse de ella hasta convertirla en su profesión; en todo ello tiene que ver su cariño a España ganado a través de nuestros compatriotas residentes en Holanda, sin ese cariño hubiera sido imposible que se lanzase a la aventura de esta traducción y que además lo hiciese de modo tan generoso y profesional. La lectura, por fin, de sus páginas, me ha descubierto un mundo que ya había intuido ojeando y hojeando la edición holandesa, viendo sus foto- grafías y leyendo las historias de la página web de Miguel Ángel. Y ha resul- tado ser un mundo muy conocido para mí, porque se parece tanto al mundo de «mis» emigrantes extremeños en Leganés como puede parecerse un ex- tremeño a otro extremeño; las diferencias que puede haber entre unas y otras historias se deben particularmente a la cuestión del idioma, que en el caso holandés fue siempre y sigue siendo barrera infranqueable que ha difi- cultado la integración de muchos emigrantes y que ahora se erige como obstáculo incluso en la relación entre éstos y sus nietos holandeses, la terce- ra generación. Es cierto que los extremeños de Leganés no tuvieron ese problema, pero tuvieron que enfrentarse con sus escasas fuerzas a otras dificultades mejor resueltas en el caso de Brabante, como la vivienda, las vacaciones pagadas o el pluriempleo y las horas extras casi obligados en Leganés no ya para ganar y ahorrar más dinero, sino para llegar a fin de mes. Como en Leganés, los extremeños de Eindhoven, Helmond y otras ciudades se vieron solos, sin la red de asistencia y apoyo mutuo que la familia les daba en su origen; igual que ellos, buscaron a gente de sus pue- blos para tenerlas como vecinas, trataron de mantener el contacto con Extre- madura, la cual visitaban una vez al año siempre que podían (en esto no hay grandes diferencias, porque 300 kilómetros en la España de los años sesenta y setenta eran más largos que 2.000 de ahora), trabajaron todo lo que pu- dieron para sacar adelante a las familias y poder dar estudios a los hijos para «que no pasaran por lo mismo que ellos», se asociaron con otros extreme- ños para alimentar la nostalgia, pero también para crear las redes de apoyo 11
  • 13. y relaciones que necesitaban, soñaron siempre con el regreso, que sólo algu- nos llegaron a realizar, trataron de comer patatera y beber vino de pitarra lejos de su tierra, llegaron a preguntarse si realmente había valido la pena tanto sacrificio, y finalmente la mayoría o una gran parte se quedó a vivir fuera de Extremadura porque les ataban los hijos y los nietos, pero eso sí, a su muerte, prácticamente todos quisieron descansar en su amada tierra ex- tremeña. En cuanto a los hijos, tanto los de Leganés como los de Eindhoven se convirtieron en seres extraños, con una doble identidad que les llevaba a ser tratados como forasteros, o a sentirse como tales, tanto en sus ciudades de residencia como en el lejano pueblo de los padres, y con los años, los menos optaron (optamos) por volver a Extremadura, donde también sufrie- ron para adaptarse, mientras la mayoría construía su vida y su hogar en la ciudad. Como muy bien señala Geertje, para casi todos los emigrantes españo- les su partida hacia Brabante fue el punto decisivo en su historia personal, un antes y un después en su vida que condicionaría el resto de su existencia y la de sus familias. Los españoles, con su trabajo, contribuyeron de manera importante al crecimiento y prosperidad de ciudades industriales como Eind- hoven y Helmond, y con su ausencia obligada también cambiaron el rumbo de la historia en Extremadura; lo mismo sucede con su regreso, que ha venido a ser un factor importante de desarrollo en muchos pueblos de la región. Estos trabajadores, que vivían en Holanda y soñaban con España, fueron los primeros obreros de la Europa meridional en el sureste de Braban- te y también fueron, durante mucho tiempo, el mayor grupo de foráneos en aquella sociedad. En efecto, sólo por esta circunstancia, el patrimonio cultu- ral que han generado y transmitido a las siguientes generaciones debe prote- gerse y conservarse a través de la documentación e investigación, de la que este libro es un excelente ejemplo. Su memoria no debe perderse ni en Holanda ni tampoco en Extremadura. Esta es la historia de una parte fundamental de Extremadura; la mayo- ría de los estudios coinciden en señalar que, sin la emigración, nuestra región hoy podría tener el doble de su población actual. Esto quiere decir que hay tantos extremeños y descendientes de ellos fuera de la Comunidad como dentro de ella; por ello, no debe verse a los emigrados como una especie de fugitivos que abandonaron el barco cuando éste iba a la deriva, sino como un miembro esencial del cuerpo de la región que fue terriblemente mutilado en un momento en que las condiciones de vida del campo extremeño no hacían posible su permanencia y que, además, al ausentarse en tan gran número de nuestro suelo, en cierta manera facilitó la permanencia de los demás, por 12
  • 14. rebajar la presión demográfica y el desempleo que de otro modo hubieran llegado a límites insostenibles. Con su sacrificio, estos emigrantes no sólo se ayudaron a sí mismos y a sus familias, sino también a la permanencia de Extremadura en el trance del peor momento de su historia reciente. Así mismo, es preciso –yo diría indispensable- que en la memoria co- lectiva de Extremadura, y del resto de España, permanezca indeleble el re- cuerdo de esta experiencia que afectó a millones de españoles, y que no está tan lejana en el tiempo como para que se cierna sobre ella el velo del olvido que a veces parece que se quiere echar. España –y Extremadura sobre todo- ha sido no hace mucho una tierra que ha expulsado a su población por falta de oportunidades, millones de españoles han tenido que salir de su tierra para ganarse el pan, y eso no puede ni debe borrarlo la prosperidad –tal vez más aparente que real a la vista de la situación actual- de las últimas décadas que ha propiciado la llegada de miles de extranjeros a nuestro país en busca del mismo futuro mejor que buscaron nuestros padres y abuelos. Que no se nos olvide. Juan M. Valadés Sierra Director del Museo de Cáceres 13
  • 15. 14
  • 16. Introducción Ya llevo muchos años visitando Extremadura con mucho agrado. En casi todos los pueblos o ciudades, adonde voy, me encuentro con gente que me dice: ‘Mi padre era emigrante y trabajó varios años en Holanda.’ Cuando les pregunto por más detalles muchas veces no saben contar más; incluso entre familiares cercanos, hay poco conocimiento sobre la vida que el padre llevaba en Holanda. ¿En qué empresa trabajaba y qué hacía exactamente? ¿En qué región o ciudad vivía? ¿Cómo era su entorno y en qué tipo de casa vivía? ¿Cómo era su relación con los holandeses? ¿Aprendió el idioma? ¿Qué comía, cómo dormía y qué hacía en su tiempo libre? ¿Cómo se sentía, se ponía enfermo muchas veces y tenía mucha nostalgia? Los años de la emigración a menudo están rodeados de incógnitas. Las familias echaban de menos al padre y pensaban, sobre todo, en su vuelta a casa, pensaban en las vacaciones o en el momento en que habría ganado suficiente para regresar a casa para siempre. En este libro quiero mostrar cómo fueron los años de la emigración, cómo era la vida diaria de los obreros españoles en Holanda. Unos han vuelto para siempre al cabo de unos años, otros han hecho venir a su familia y siguen viviendo en Holanda. Otros han vuelto a España después de jubilarse pero tienen hijos y nietos que todavía viven en Holanda. Incluso para los que sólo han vivido en Holanda unos años y que quizás han hablado muy poco sobre este período, la emigración fue un acontecimiento con consecuencias muy drásticas tanto para su propia vida como para la de sus seres queridos. Muchísimas personas de Extremadura tienen, de una u otra forma, un vínculo con Holanda debido a la emigración en los años sesenta, en los que la empresa de Philips contrató a muchos obreros en la provincia de Cáceres. Para este libro he hecho investigaciones en Eindhoven y sus alrededores o sea la región sureste de Brabante. La provincia de Brabante es conocida en Holanda como una región agradable donde viven personas amables, que saben vivir bien la vida. Aquí se encontraban las fábricas de Philips donde trabajaban miles de personas. Cuando el mercado laboral en Eindhoven y sus alrededores estaba agotado completamente Frits Philips, que era en aquellos tiempos el presidente del grupo de empresas Philips, decidió en persona contratar mano de obra en España. Los primeros grupos de emigrantes venían del norte de Extremadura. Nadie podía 15
  • 17. imaginarse entonces que, con la llegada de aquellos hombres, no sólo se solucionaría el problema de la falta de mano de obra sino que también se crearía un pueblo nuevo: una colonia española en el sureste de Brabante, que ya lleva escribiendo su historia más de 45 años. Aprovecho esta oportunidad para agradecer a todos la información, la cooperación y los materiales que me han ofrecido. Geertje van Os Emmen, mayo de 2009 16
  • 19. 18
  • 20. INTERMEZZO Algo más que un sentimiento Me vine con una maleta de cartón y de madera, dejando atrás a mi tierra, al olivo y a la higuera. En mi maleta traía el pantalón negro de pana, la muda y la camisa blanca y una bufanda de lana. Los años fueron pasando y en esta tierra arraigué aunque siga pensando que un día regresaré. Aquí mis hijos crecieron lejos del pueblo y la sierra aquí mis nietos nacieron y no en la querida tierra. Treinta años pasaron desde que el tren me alejó y ya no soy aquel joven que de su tierra marchó. Y aunque contento y feliz, sigo teniendo una pena: pués mi maleta perdí, de cartón y de madera donde guardaba la muda aquella bufanda de lana, tambíen mi camisa blanca y el pantalón negro de pana. Algo más que un sentimiento es un poema de Miguel Angel Luengo Tarrero, nacido en 1962 en Garganta la Olla, y viviendo en Eindhoven desde 1976. El poema es un homenaje a su padre y todos los demás padres, que hicieron su maleta en los años sesenta para ir a trabajar en el Sureste de la provincia Brabante. El título de este libro fue tomado de la primera linea de este poema. 19
  • 21. 1. TEMPOREROS ESPAÑOLES Bienvenido con Frits Philips. (PCA) Falta de mano de obra en Holanda rario de trabajo. Además existía la opinión general de que las mujeres no debían trabajar fuera de casa.1 Hasta el final de los años cincuenta del siglo pasado las personas que salieron de Holanda supe- La industria y el comercio, en cooperación con raron en número a las que se establecieron en el las autoridades, decidieron buscar mano de obra en país. Casi medio millón de habitantes se arriesgaron los países mediterráneos. Eran países con alto nivel en una gran travesía a países como Canadá, Austra- de paro y un grado inferior de expansión económica. lia y Nueva Zelanda, dejando atrás un país que toda- En 1949 Holanda ya firmó el primer tratado de con- vía no había superado las consecuencias de la se- tratación con Italia y empezaron a emplear a italia- gunda guerra mundial. Cuando Holanda empezaba a nos en las minas de carbón de la provincia de Lim- recuperarse de la devastadora contienda, la falta de burgo, en el sur de Holanda. En 1955 otras grandes mano de obra era el mayor problema al que se en- empresas en el campo de metalurgia, construcción frentaban la industria y el comercio. También influyó naval e industria textil decidieron seguir este ejem- el hecho de que, en los años sesenta, las autorida- plo. En 1960 Holanda e Italia llegaron a un acuerdo des bajaron la edad de jubilación y redujeron el ho- básico, en cuanto al tema de contratación temporal 1 Praamsma 2003; Stekelenburg 2000. 1
  • 22. Me vine con una maleta de cartón y de madera de obreros, que seguiría siendo el modelo para mu- En 1959, el gobierno español dio luz verde al chos nuevos tratados.2 Plan de Estabilización Nacional, que daba el derecho a los españoles a emigrar libremente por todo el te- En abril de 1961 los gobiernos de Holanda y rritorio español y al extranjero. Debido al enorme España firmaron un convenio de contratación y las desempleo, los sueldos bajos, y la pésima industria- empresas holandesas obtuvieron permiso para con- lización de algunas regiones españolas, el gobierno tratar personal temporal en España. de Madrid, temiendo inquietudes políticas y socio- Las empresas establecidas en la conurbación económicas, estimuló la emigración por medio del de ciudades en el oeste de Holanda, que necesita- Plan de Estabilización Nacional. ban urgentemente mano de obra, fueron las prime- ras en aprovechar esta oportunidad. Empresas si- tuadas en la provincia de Brabante empezaron tam- La empresa Philips en busca de personal bién a contratar personal en España, como solución de producción para sus fábricas temporal para la falta de mano de obra en su propia La historia reciente del Sureste de Brabante se región.3 Desde que la empresa Philips optó también caracteriza por la migración. La llegada de la empre- por esta solución y empezó a contratar mano de obra sa Philips convirtió la ciudad de Eindhoven en una en España, el número de emigrantes españoles que especie de “boomtown”, una ciudad con mucha atrac- partió con destino al Sureste de la provincia de Bra- ción económica, que creció rápidamente en muy poco bante fue aumentando muy rápidamente. La empre- tiempo. Vino gente de todas partes para trabajar en sa Philips abordó este asunto de manera acertada y las fábricas de Philips. a gran escala de modo que, en un abrir y cerrar de ojos, grupos de españoles, cada vez más numero- En 1891 el Sr. Gerard Philips adquirió una anti- sos, iban apareciendo en el paisaje de Brabante. gua tejeduría desocupada, situada junto al canal es- trecho de la ciudad de entonces, llamada “La Forta- leza”, para fundar una fábrica de bombillas. Eindho- ven era una ciudad con 4.500 habitantes en el sub- desarrollado sur de Holanda. En la provincia católica de Brabante, fabricantes, latifundistas y clérigos te- nían mucho poder. Las relaciones sociales eran feu- dales, los sueldos bajos y la agricultura estaba lan- guideciendo. Aquí había una reserva casi inagotable de obreros de fábrica, que eran fieles al poder, tra- bajaban mucho y tenían muchos hijos. Una ventaja adicional era que el movimiento obrero y sindical apenas se había desarrollado en esta región.4 Cuatro años después, su hermano Anton se incorporó al servicio de la fábrica Philips como vendedor. En 1899 llegó a ser co-socio y más tarde presidente de la Sociedad Anónima Philips.5 La fábrica de bombillas tuvo mucho éxito in- ternacional y la empresa iba creciendo a gran veloci- dad, debido también a la producción de aparatos de radio que se inició más tarde. Pronto la oferta de personal disponible en el mercado laboral fue insufi- ciente. En los años veinte y treinta del siglo pasado Pasaporte (CP) muchas familias de las zonas más pobres de la pro- 2 Tinnemans 1994: 17-33. 3 Stads y otros autores 2004: 32-33. Véase tambíen Cottaar 1998; Horst 2005. 4 Metze 2004: 48-49. 5 Heerding 1986: 49-52. 2
  • 23. Temporeros españoles vincia de Drenthe, situada en el este de Holanda, que trabajaban en la producción de turba, vinieron a Eindhoven; como consecuencia de la disminución en la demanda de turba, había poco trabajo en la pro- vincia de Drenthe y muchos obreros recurrieron a los proyectos de mediación de trabajo. Cientos de fami- lias de Drenthe se mudaron a Eindhoven donde Phi- lips hizo construir en un tiempo record un barrio nue- vo, sólo para ellas, llamado “Pueblo de Drenthe”. Más tarde Philips empezó a utilizar obreros belgas, que todos los días y en transportes adaptados, venían a trabajar a Eindhoven y al final de la jornada volvían a Bélgica, el país vecino. Setenta años después de la fundación de la fábrica de bombillas, la empresa Philips se había con- vertido en un grupo mundial de empresas y Eindho- ven en una ciudad de gran importancia para la in- dustria eléctrica. En 1961 Frits Philips, el hijo de An- Benito con 15 florines de su primer ton Philips, fue nombrado director general de la em- sueldo, guardado por más de 40 años. Middelbeers, junio 2005. (CP) presa. Precisamente en aquella época la empresa se encontraba en una fase de crecimiento impetuoso porque la televisión, como medio de comunicación, A causa de la industrialización en el Norte de empezó a entrar en todos los cuartos de estar. Al Bélgica y el aumento del número de sucursales de principio los aparatos eran en blanco y negro, pero a Philips en ese país, el número de obreros belgas en partir de la segunda mitad de los años sesenta, llegó Eindhoven disminuyó considerablemente. Se apor- la televisión en color. La máquina de afeitar, la bati- taron varias soluciones: contratación de extranjeros, dora, la radio portátil y, más tarde, las cintas de ca- aumento de los sueldos, construcción de casas, des- sete también tuvieron un éxito sensacional.6 En Ein- centralización adicional de las fábricas de Philips y dhoven y alrededores se podía encontrar personal traslado de algunos departamentos. Sin embargo, suficiente para producir todos estos aparatos muy todas estas soluciones tenían sus inconvenientes. deseados y demandados por la nueva y creciente sociedad consumista. El Sr. Frits Philips decide Había una gran falta de “obreros de produc- ción”, como fueron llamados los obreros no cualifica- En el mes de octubre de 1960 los directores de dos en la jerga de Philips. En un informe de la Ofici- la empresa Philips hablaron sobre el empleo de tra- na General de Empresa se puede leer : “Desde el bajadores italianos, pero el Departamento de Asun- punto de vista social Eindhoven está convirtiéndose tos Sociales les convenció de que esta medida ten- del centro de mano de obra barata de antes, en una dría demasiados inconvenientes.8 Dos años después, ciudad donde las personas no cualificadas van for- el asunto de la situación del personal en Eindhoven mando, cada día más, el residuo de la población... figuró otra vez en en el orden del día de la reunión Según el último pronóstico del Departamento de de los directivos. En el acta de esta reunión consta Asuntos Sociales, fechado el 18 de julio de 1962, en que había muy pocas posibilidades de mejorar las los próximos cuatro años habrá que contar con un condiciones laborales y que la construcción de vi- retroceso adicional de 2000 obreros de producción viendas para los obreros sería la mejor solución, pero (aproximadamente el 15 por ciento de nuestra ocu- también la más difícil. En cuanto al tema de la con- pación actual). Entre ellos hay unos 1.400 belgas.”7 tratación de extranjeros, se comentó lo siguiente: 6 Brand 2005. Véase tambíen Bekooy 1991. 7 Philips Company Archives (PCA), 144.81. 8 PCA 624.5. 3
  • 24. Me vine con una maleta de cartón y de madera “Asunto de extranjeros (españoles, italianos). El De- España e Italia eran los únicos países con los partamento de Asuntos Sociales no es partidario de- que existían acuerdos de contratación en aquella bido a las enormes dificultades que trae consigo (pro- época. Otras empresas tenían buenas experiencias blemas de lengua, el tema del alojamiento, mucho con los españoles mientras que los italianos, bastan- movimiento del personal). Sin embargo, debido a la te a menudo tenían mala prensa, por ejemplo por situación específica, el Sr. Philips ha decidido que 200 motivo de los disturbios que ocasionaron en el distri- españoles serán contratados para trabajar en Eind- to de Twente, en el este de Holanda, en el mes de hoven. Esto nos ofrece la posibilidad de adquirir ex- septiembre de 1961.10 Además la empresa Philips ya periencia propia con esta mano de obra extranjera.”9 tenía un número bastante grande de sucursales en España, mayor que en Italia. Contrariamente a la situación en las fábricas de Italia, casi todas las fá- bricas en España estaban dirigidas por Holandeses.11 La empresa Philips, pues, ya tenía bastante expe- riencia con obreros españoles. Philips también tenía sucursales en América Central y América del Sur, adonde solían enviar a personal holandés por unos años. En el ámbito de las actividades de Philips en América del Sur, personas hispanohablantes venían también a Eindhoven con mucha frecuencia. Por ello había muchos empleados dentro la plantilla de Phi- lips que dominaban el español. Mucho tiempo antes de que los primeros obreros españoles entraran en Philips la ciudad de Eindhoven, ya tenía alguna rela- ción con España. Hispanófilos en Eindhoven En el año1934 se fundó la Asociación Ibero- Imagen del Guía del Emigrante en Holanda, 1971. (GEH) americana de Eindhoven. Era una asociación cultural de gente y para gente interesada por todo lo que tenía que ver con España y los países de habla his- Resulta pues que el mismísimo Sr. Frits Philips pana en el mundo. Este hecho tuvo lugar siete años desató el nudo gordiano. Ignorando el consejo del después de que el catedrático C. van Dam ocupara Departamento de Asuntos Sociales, dio orden de la primera cátedra de Lengua y Literatura Española compensar la falta de personal reclutando personal en Utrecht. En 1946 fue invitado a dar una conferen- en España. ¿Por qué optó por España? Quizá no fue cia en Eindhoven para la Asociación Iberoamericana pura casualidad que la situación en España tenía sobre el carácter del pueblo español. Lo definió como mucho en común con la de la provincia de Brabante super-individualista, con aversión hacia todo tipo de donde su tío Gerard, hacía ya muchos años, había autoridad, poniéndose en el centro de la creación, construido la primera fábrica de bombillas. La gente con una incompetencia total para cualquier forma de del campo en España estaba acostumbrada a las re- organización o cooperación, sin distinción de clases, laciones feudales de poder, a los sueldos bajos y al pero con una civilización innata y una noble manera trabajo duro sin protestar. No era de esperar que de vivir.12 En caso de que Frits Philips se hubiera de- obreros de estas regiones plantearan problemas. jado inspirar por la Asociación Iberoamericana para Aparte de esto, los primeros grupos de emigrantes contratar a miles de españoles en los años sesenta, vinieron de Extremadura, conocida en España como está claro que esta conferencia no le proporcionó el la región menos favorecida de todo el país. motivo para ello. 9 PCA 6 Personeelsbeleid / Sociaal beleid (reunión directores de la empresa, 30-8-1962) [Itálica GvO]. 10 Mak 2000: 143-145. 11 Metze 2004: 310-312. 12 Eindhovens Dagblad, 2-9-1946, 7. 4
  • 25. Temporeros españoles Ya desde el principio muchas personas frecuen- ción, un guitarrista argentino actuó para los obreros taban las conferencias y las actividades de la Asocia- españoles de Philips en el campamento residencial ción Iberoamericana. Al final de los años sesenta el de Horst-America. En 1967 se presentó una revista número de socios aumentó incluso hasta llegar a 600. hispano-holandesa en el Centro Cultural Philips. La A la tradicional cena de navidad asistían a menudo Tuna de la ciudad de Luz, fundada en 1964 cooperó 200 personas Parte de la junta directiva estaba for- también en esta actividad. La revista de 1967 tenía mada por “gente de Philips” y entre los socios había como tema los contactos entre el número creciente muchas personas, que habían sido enviados por Phi- de obreros españoles y los holandeses. lips a trabajar en sucursales en España o América Aparte de las representaciones mencionadas del Sur. Algunos de ellos volvieron a Holanda con anteriormente, no han existido nunca vínculos estre- una pareja hispanohablante. En la Asociación Ibero- chos entre los emigrantes españoles y la Asociación americana todavía podían catar un poco el ambiente porque los ámbitos de interés eran muy diferentes. del mundo latino que habían dejado atrás. También Tal vez Frits Philips empezó a interesarse parcialmente le solicitaron a la Asociación la organización de un por las actividades de la Asociación, debido a la len- curso de español para sus hijos para que no se olvi- gua y cultura española. Optó por obreros españoles, daran de esta lengua. Resultó que hubo muchas per- que, a su vez, fueron bien recibidos y se sintieron sonas que se interesaron por este curso. En un abrir bienvenidos en Eindhoven, la ciudad donde tantos y cerrar de ojos, las aulas del complejo escolar de las hispanófilos estaban unidos en una asociación que monjas en la calle Hemelrijken quedaron pequeñas.13 prosperaba. La Asociación Iberoamericana de Eindhoven celebró en 2004 su setenta aniversario y cuenta ahora con algo más de 200 socios. Tiene una página web: Nunca hubo dificultades www.aie-eindhoven.nl. Philips no reclutó nunca personal en otros paí- En 1963, gracias a la mediación de la Asocia- ses mediterráneos. Para limitar los problemas admi- Contrato de Eugenio Lindo Mena, 1963. (CP) 13 Houben-de Jongh 2004: 8-12. 5
  • 26. Me vine con una maleta de cartón y de madera nistrativos y prácticos se optó por la contratación en agrícola, que era el menos favorecido y del cual for- un solo país. 14 Aunque el Departamento de Asuntos maba parte la mitad de la población. Estas medidas, Sociales tenía bastantes objeciones a la llegada de sin embargo, produjeron el efecto contrario y dieron obreros españoles, pronto se puso de manifiesto que lugar a un despoblamiento espectacular del campo. la decisión de Frits Philips benefició a la empresa. Entre 1970 y 1973 más de siete millones de En la memoria anual de 1963 del Departamen- personas, o sea, el 20 % de la población española, to de Asuntos Personales consta la siguiente frase: abandonaron sus pueblos. Más de dos millones de “La llegada de 440 obreros españoles fue un aspecto personas se fueron al norte y centro de Europa.18 nuevo. En general la empresa está muy contenta con Aparte de razones económicas muchos emigrantes los obreros españoles y su trabajo.”15 también tenían motivos políticos y usaban la emigra- ción para ir al extranjero. Pero muchos de éstos nun- En la memoria anual de 1964 figura incluso un ca manifestaron sus motivos, ya que esto les podría comentario lleno de entusiasmo: “A final de 1964, acarrear problemas al regresar a España o si necesi- 800 españoles trabajaban en nuestras empresas, 495 taran aquí papeles de las autoridades españolas.19 de ellos en Eindhoven. ... Las experiencias con los españoles siguen siendo particularmente favorables, no sólo dentro sino también fuera del trabajo. No Angel Fuentes, un emigrante que regresó hay dificultad alguna con la población. Muchos de definitivamente a España: “Mi hermano salió en ellos son invitados a menudo en casa de las familias 1963 para Holanda; fue uno de los primeros que holandesas, otros encuentran trabajo adicional en las fueron a trabajar en la Philips. Vivíamos enton- fincas en los alrededores de los campamentos resi- ces en una época de dictadura, mucha pobreza y denciales. Un 70 % de los obreros españoles ha pro- poca libertad. Mi hermano me animó a que vi- rrogado su contrato al cabo del primer año.”16 niera también a Holanda y en enero de 1965 me En 1965 sólo en las fábricas de Philips en Eind- fui.” hoven ya trabajaban 613 españoles para satisfacción de todos: “Por supuesto el idioma representa un gran obstáculo, pero en lo referente a su diligencia así como a su comportamiento, causan buena impre- sión. Sus contactos con la población nunca dan lugar a dificultades.”17 Eran personas trabajadoras y de trato agradable. Exactamente lo que necesitaba Philips. Huida de la pobreza y de la dictadura A partir de 1961 miles de emigrantes salieron de España para trabajar en Holanda. Eran sobre todo hombres de una edad entre veinte y treinta años, que trabajaban en el campo pero no ganaban casi nada. España estaba bajo la dictadura de Francisco Franco (desde 1939 hasta 1975), donde la libertad individual fue reducida considerablemente. El país había sido excluido del Plan Marshall, razón por la cual se paralizó la economía. A final de los años cin- cuenta se llevó a cabo un programa de reconversión Santi y Flores Granado con el autobus en el cual salió su económica, enfocado a la modernización del sector padre, Extremadura 1963. (CP) 14 PCA 624.5 Personeelsbeleid / Sociaal beleid 15 PCA 722.1 Memoria anual 1963. 16 PCA 722.1 Memoria anual 1964. 17 PCA 722.1 Memoria anual 1965. 18 Muñoz Sánchez 2005: 523-530. Véase tambíen Pérez Díaz y Barrientos Alfageme 2005: 23-39. 19 Olfers 2004: 25. 6
  • 27. Temporeros españoles Después de varias conversaciones con obreros españoles de Philips el Sr. Jan Smets declaró el 12 de diciembre de 1964 en el periódico Eindhovens Dag- blad: “No se puede hablar concretamente de refu- giados políticos pero sí se puede decir de las muchas decenas de españoles, que trabajan en Eindhoven y sus alrededores, que se sintieron incómodos en su país. Tampoco queda duda alguna de que, sobre todo los jovenes de Extremadura, recaerán en la pobreza cuando regresen a su pueblo. En aquella región sub- desarrollada de España hay tanta necesidad, que los chóferes holandeses, que acaban de recoger “un envío” de emigrantes, han abierto sus monederos para comprar ropa a los hijos de los hombres que salieron para Holanda.”20 Contratación Firmar contrato, 1970 (PCA) Una vez comunicada la decisión de Frits Phi- lips, se procedió a la acción inmediata y se presentó una solicitud a las autoridades españoles. Según el periodista de la revista semanal “Philips Koerier”, tratado de contratación de 1961 el Ministerio Espa- cuenta sobre el acontecimiento que presenció: “Fue ñol de Asuntos Sociales y Empleo indicaría las regio- muy raro. Sólo había unos carteles grandes con los nes donde se podía reclutar al personal. La región nombres de los países: Holanda, Suiza, Alemania. La que fue atribuida a Philips era Extremadura. cola de Suiza no avanzaba nada; por eso hubo chi- El Ministerio de Asuntos Sociales y Empleo en cos que salieron de la fila y se pusieron en la cola de Madrid envió la solicitud de Philips a Cáceres capital. Holanda. Algunos estaban fumando en la fila y los Desde allí la solicitud fue distribuida por el sindicato policías que velaban por el orden, les daban un to- de la época a muchos municipios. Uno de ellos fue el que con la porra y les obligaban a apagar los cigarri- pueblo de Carcaboso, donde vivió José Gutiérrez, de llos; así iban las cosas en aquella España. Fue una 24 años: “Tenían listas de todos los países y te infor- sensación muy rara.” maban de qué país era mejor. La empresa Philips en Los hombres que se habían presentado fueron Holanda ofrecía uno de los mejores contratos. Te sometidos a un reconocimiento médico, efectuado arreglaban el viaje, la vivienda y las comidas. Lo que por médicos españoles, pero la empresa Philips dis- uno ganaba lo podía gastar sin condiciones. Para ser ponía de un Departamento de Servicio Médico e admitido a la inscripción hacía falta que uno tuviera inicialmente envió sus propios facultativos a Madrid una conducta irreprochable, una edad mínima de 23 para ayudar en las contrataciones. Estos médicos años y hubiera realizado el servicio militar. Si se cum- holandeses examinaron sobre todo el estado de los plían estos requisitos se podía ir a Cáceres para un pulmones porque el trabajo en las fábricas podría examen médico.”21 afectarlos bastante y, además, Philips daba mucha Más tarde procedieron a organizar la contrata- importancia a la lucha contra la tuberculosis.22 En los ción directamente desde Madrid, no sólo para Philips años setenta Philips dejó de enviar asistencia médi- sino también para otras empresas extranjeras. Las ca y encargó la tarea de contratación exclusivamen- personas que buscaban trabajo en el extranjero de- te a los administradores de personal. Toda la prese- bían inscribirse en Madrid. El Sr. Albert van Dijken, lección se hizo en España. 20 Smets 1964: 15. 21 Os, Eindhovens Dagblad 2003. 22 Os 2003: 46. 7
  • 28. Me vine con una maleta de cartón y de madera En 1972 el Sr. Gerrit Nijhoff fue nombrado resultado el examen médico. Toda la gente del jefe del Departamento de Asuntos Españoles y pueblo nos acompañó para despedirse de noso- durante tres años participó en las contratacio- tros. Era como si pensaran que íbamos a la gue- nes: “Los candidatos que se presentaron ya dis- rra. La despedida fue bastante dura pero luego, ponían del certificado de buena salud para tra- cuando ya estábamos de camino, nos pusimos bajar en Holanda. También tenían una altura alegres y empezamos a cantar y a tocar las pal- determinada: los hombres muy bajos quedaban mas. Philips pagó el viaje y nos trataron como excluidos, ya que tendrían que trabajar con los señoritos. Primero fuimos a Cáceres capital y brazos siempre alzados porque las máquinas te- desde allí, en tren a Madrid. En aquella época se nían una altura fija. Creo que los candidatos de- tardaba un día entero en recorrer este trayecto. bían medir como mínimo un metro y sesenta cen- En Madrid dormimos en el mejor hotel que había tímetros. Después de terminar las entrevistas nos y la mañana siguiente continuamos nuestro via- reunimos con el personal encargado de la orga- je. Habían reservado dos vagones con coche res- nización. Y entonces dijimos que apreciaríamos taurante y todo para nosotros. Francamente, no que viniera tal y tal persona, porque los candida- sabíamos nada de Holanda, sólo que estaba le- tos podían aceptar y darnos su palabra inicial- jos y que hacía mucho frío por allí. Pasando por mente pero luego podían reflexionar y echarse Irún y París llegamos a Roosendaal y desde allí atrás. No todos se venían a Holanda inmediata- continuamos el viaje en autobuses. ¡Nos ofrecie- mente con nosotros.” ron incluso café en el autobús ! Hacía un frío es- pantoso y había una espesa capa de nieve. Nun- ca en la vida había visto tanta nieve. Fue como si El 5 de febrero de 1963 los primeros noventa hubieramos aterrizado en otro planeta.” obreros dejaron el norte de Extremadura para llegar a Eindhoven al cabo de tres días de viaje. Llevaban maletas de cartón y madera, atadas con correas y Tantas iglesias como fábricas cuerdas, embaladas cariñosamente en sus lejanos No sólo en Philips sino también en otras em- pueblos por la madre o la esposa. Entre las camisas presas en el Sureste de Brabante contrataron obre- y la muda habían metido una foto de la familia, una ros españoles. Sobre todo en la industria textil y botella de vino de sus propias viñas y un chorizo, metalúrgica en Beek en Donk, Geldrop y Helmond. envuelto en papel impermeable y encima se encon- Además trabajaron muchos españoles en la fábrica traba su mejor traje y un sobre con un contrato anual, de cinc en Budel y en la fábrica Friki en Boxmeer. expedido por la Sociedad Anónima de Fábricas de La fábrica textil de Diddens & van Asten, igual Lámparas Eléctricas Philips. que Philips, obtuvo permiso para reclutar personal Debían haber salido para Holanda tres meses en Extremadura. Durante una reunión maratoniana, antes, pero su partida fue aplazada porque los cami- que duró cuatro horas y media, el comité de empre- nos quedaron inaccesibles a causa del enorme tem- sa tomó la decisión, el 17 de junio de 1963, de con- poral de nieve en todo el noroeste de Europa. Se tratar a españoles.23 Hacía falta aumentar urgente- llegó a los 18 grados bajo cero y hubo grandes neva- mente la producción para atender el incremento de das. A principios de febrero las condiciones meteo- las ventas y esto sólo era posible si se disponía de rológicas habían mejorado algo y los hombres pudie- una plantilla suficiente y adecuada. El mercado labo- ron salir de Extremadura. ral en el sureste de Brabante, sin embargo, era muy reducido en aquellos años. En la misma época, por ejemplo, se introdujo también el salario a destajo José Gutiérrez: “En Extremadura no se ga- para aumentar la producción. naba nada. Junto a seis personas más de mi pue- blo me inscribí como candidato para Philips. Era- Al cabo de un mes el jefe de personal, el Sr. C. mos jóvenes y sanos y todos pasamos con buen Heeren, acompañado del médico de empresa, partió para España. En Eindhoven subieron a un helicópte- 23 Ruiten Troef. 8 (5), julio 1963. 8
  • 29. Temporeros españoles ro que les llevó a Bruselas. Allí tomaron el avión a reacción Caravelle que tardó dos horas en llegar a Madrid. Recorrieron el trayecto de 300 kilómetros entre Madrid y Cáceres en tren, pasando por regio- nes muy áridas y desoladas, “donde el sol ha cha- muscado la tierra.” Los numerosos burritos en el ca- mino les encantaron y se asombraron del retraso tec- nológico, tanto en la industria como en la agricultu- ra. En Cáceres capital conocieron el calor abrasador y un clima tan seco que la orquesta que tocó en una terraza por la tarde, decidió dejar el piano en la te- rraza, al aire libre, durante la noche. En Holanda este instrumento, después de una noche, se habría desfi- nado completamente, incluso con el mejor tiempo de verano. También se asombraron de la ropa oscu- ra y las caras arrugadas de gente todavía joven. Con las frentes perladas de sudor, los dos holandeses estaban inscribiendo a los candidatos, sentados en alguna azotea y en mangas de camisa, mientras és- tos iban de punta en blanco y llevaban traje, corbata y sombrero.24 Diapositiva del Sr. C. Heeren de Cáceres capital, julio 1963. (CP) El Jueves, 5 de septiembre de 1963 los prime- ros 18 obreros extranjeros llegaron a Helmond. Eran de Cáceres capital o de los pueblos de los alrededo- res y casi todos estaban casados. Les dieron la bien- venida el director Alfred van Asten y el sacerdote El helicóptero en el cual el jefe de personal, el Sr. C. para los españoles en el sureste de Brabante, el pa- Heeren, voló de Eindhoven a Bruselas, julio 1963. (CP) dre Driessen. En sus palabras de bienvenida el padre Driessen llamó la atención sobre el hecho de que en esta región había tantas iglesias como fábricas y que los españoles eran también muy bienvenidos en las iglesias.25 La mayor parte de los trabajadores españoles en la ciudad de Helmond no era de Extremadura sino de Andalucía y provenía de un solo pueblo: Alhaurín el Grande, situado al oeste de Málaga. Sólo en Helmond y alrededores trabajaban ya 500 hombres provenien- tes de Alhaurín.26 Trabajaban por ejemplo en la fábri- ca textil de Hatema (la Fábrica Textil de Helmond) en Diapositiva del Sr. C. Heeren en el tren de Madrid a la tintorería y la hilandería. Durante la contratación en Cáceres, julio 1963. (CP) Alhaurín el Grande pusieron una serie de diapositivas 24 Ruiten Troef 8 (6), septiembre 1963. 25 Ruiten Troef 8 (7), octubre 1963. 26 Olfers 2004: 34-35. 9
  • 30. Me vine con una maleta de cartón y de madera Obreros españoles en la tintoría de Hatéma. (IEH) En la tintoría de Hatéma. (IEH) En la tintoría de Hatéma. (IEH) Obreros españoles lavando la ropa. (IEH) para dar a los potenciales candidatos una imagen de Según algunos habría sido mejor no poner la la ciudad de Helmond, la fábrica, las pensiones y las última diapositiva para que los emigrantes no supie- posibilidades de recreo. Cuando pusieron las diaposi- ran que muchos de ellos tendrían que lavar sus pro- tivas la fábrica Hatéma ya tenía obreros de este pue- pias camisas y calzoncillos en Holanda. blo a su servicio. Fue argumento decisivo para que los candidatos tomaran su decisión. 10
  • 31. Temporeros españoles INTERMEZZO Un albardero de Extremadura Pablo Luengo vivía en el pueblo de Garganta la y los demás medios de transporte trajo como conse- Olla en el norte de Extremadura y descendía de una cuencia que los campesinos utilizaban cada vez me- familia torniega muy conocida en muchos pueblos nos a sus animales de carga. Llegó un momento en del norte cacereño, bajo el apodo Los albarderos. que la profesión de albardero rindió tan poco, que Pablo y sus hermanos iban de un pueblo a otro para una familia apenas podía vivir de ello. Pablo tenía cuatro reparar y hacer albardas de caballos y otros anima- hijos y el quinto estaba en camino. Decidió probar les de carga, que en aquellos años eran muy utiliza- fortuna en el extranjero. Un día en septiembre de 1962 dos en la agricultura. A falta de otro medio de trans- emprendió el viaje junto con algunos hombres más porte, iban casi siempre a pie o con las bestias. En de su pueblo a la ciudad de Cáceres, donde se encon- cada pueblo buscaban pensión para alojarse y alqui- traban las oficinas de contratación. Le contrataron y, laban un local para la albardería. un mes más tarde partió para la ciudad holandesa de Duque del Bosque (‘s Hertogenbosch) donde empezó A principios de los años sesenta el uso de albar- a trabajar en una fábrica de ladrillos. das empezó a decaer. La llegada del coche, el tractor La casa en Garganta la Olla donde estaba la albardería. (CP) 11
  • 32. Me vine con una maleta de cartón y de madera Letra de Pablo Luengo. (CP) Pablo Luengo escribió con su hermosa letra el to de Philips en Eindhoven. Este cambio le cayó bas- relato Holanda es mi segunda patria, que después tante mal, pidió el despido y regresó a España para fue puesto en Internet por su hijo Miguel Ángel Luen- continuar ejerciendo su antigua profesión. go, en español y holandés Pablo había ganado suficiente para comprarse (www.emigracioneindhoven.dse.nl). un motocarro, de modo que ya no necesitaba ir an- Sin embargo, el trabajo en la fábrica de ladri- dando de un pueblo a otro con todo su material y llos fue duro, el invierno frío y los ingresos decepcio- herramientas. No obstante siguió siendo difícil ga- nantes. Pablo cumplió su contrato anual y regresó a narse la vida como albardero. Cuando su mujer se España. Al cabo de un año compró un billete de tren puso enferma y tuvo que afrontar gastos elevados, a Tilburgo, donde su hermano Florencio trabajaba decidió dejar otra vez su suelo natal. Después de en la fábrica de Volt, propiedad de la empresa Phi- varias aventuras volvió a Philips y, al cabo de unos lips. Pablo empezó a trabajar también en la fábrica años, hizo venir a Holanda a su mujer y a sus hijos. Volt y siguió trabajando allí hasta que todos los obre- En 1981 el matrimonio Luengo regresó a España. ros españoles fueron trasladados a un departamen- Pablo Luengo en la inauguración de El Prado, Eindhoven 1966. (PCA) Pablo y Dolores, 2005. (CP) 12
  • 33. 2. VIVIR Y TRABAJAR Ya desde el principio el periodista Albert acompañan sus conversaciones con muchos ges- van Dijken publicó casi todas las semanas en la tos como énfasis a su vocabulario.” revista semanal “Philips Koerier” un artículo so- La atmósfera en torno a los españoles te- bre los españoles recien llegados, la “gente nue- nía algo de aventura, romanticismo y compasión. va” en una crónica llamada “Aquí, la onda espa- No sólo en el “Philips Koerier” sino también el el ñola”, utilizando a menudo palabras acogedoras. periódico “Eindhovens Dagblad” fueron publica- El 16 de febrero de 1963 escribió lo siguiente: dos con regularidad artículos sobre la gente del “Son diferentes de nosotros, los holande- sur de Europa, que se habían instalado en Eind- ses, estos españoles de las sierras ásperas y de- hoven y cercanías. Al parecer los periodistas re- siertas y de las mesetas de color amarillo rojizo gionales eran visitantes habituales de las resi- de la provincia española de Cáceres : son more- dencias. nos y menos robustos, tienen el pico de oro y Habitación en el campamento de Someren, 1963. (PCA) Campamentos de estado segunda guerra mundial fueron utilizados para el alo- jamiento de trabajadores del SEO (Servicio de Eje- El principio de los años sesenta no sólo fue una cución de Obras). Los primeros noventa hombres de época de enorme necesidad de mano de obra sino Extremadura fueron a parar al pueblo de Someren. también de una aguda falta de viviendas. ¿Dónde se Los húngaros, que habían encontrado aquí un refu- iba a alojar a todos estos españoles que Philips y gio temporal después de la revolución de 1956, ha- otras empresas habían hecho venir al sureste de Bra- bían salido ya. También había campamentos, o sea bante? residencias, en Sevenum, Horst-America y Middel- Los primeros obreros españoles de Philips, lle- beers. En residencias como estas ocho hombres com- gados en 1963, fueron alojados en campamentos de partían un solo cuarto de estar y un solo dormitorio. estado, construidos en los años de crisis que había Todas las residencias tenían eran muy parecidas por sufrido el país para alojar a los parados que fueron haber sido diseñadas por el mismo arquitecto. Estas seleccionados para empleo temporal. Después de la barracas ya no existen. 1
  • 34. Me vine con una maleta de cartón y de madera según las prescripciones, había que cortar los salchi- chones en rodajas finas. A los obreros españoles no les gustaban las rebanadas cubiertas con mantequi- lla y rodajas finas de salchichón. Lo que querían era un pedazo de pan y un buen trozo de salchichón sin cortar. Además preferían dos comidas calientes, pre- paradas con mucho aceite y ajo. Pero a los coman- dantes del campamento no les agradaban estas cos- tumbres. Últimos edificios de la residencia De Spreeuwel, Casas de huéspedes y pensiones Middelbeers 2005. (CP) Hubo españoles a quienes costó mucho echar raices en los alojamientos colectivos; encontraron alo- Philips obtuvo permiso para alojar a los traba- jamiento en casas de huéspedes particulares. Otros jadores españoles en los anteriores campamentos se instalaron en una pensión. En el centro de Eind- de estado a condición de que los comandantes del hoven se encontraba una pensión de monjas “Nues- campamento y otro personal no perdieran su em- tra Casa”, donde las monjas se encargaban de la pleo. Estas personas no hablaban ni una sola pala- comida y la limpieza. Aquí unos cien españoles te- bra de español y esto causó problemas, de modo nían habitación propia, lo que consideraban una gran que hizo falta contratar a intérpretes. Otro problema ventaja. También hubo trabajadores españoles de fue que las comidas eran preparadas según las dis- Helmond, que vivieron allí. posiciones estatales de los comandantes del campa- mento. Los menús eran compuestos a base de canti- El problema más grande en las residencias fue dades calculadas de calorías.27 A los españoles, sin la falta de vida privada. Costaba mucho compartir un embargo, les importaba un rábano la cantidad de espacio tan pequeño con ocho personas : incluso las calorías. Otro punto de discusión fue el tema de que, cosas más íntimas no pasaban desapercibidas. Un Emigrantes españoles en la residencia De Spreeuwel, Middelbeers 1965. (PCA) 27 Eindhovens Dagblad 6-12-1963, 15. 2
  • 35. Vivir y trabajar Pensión de monjas Nuestra Casa Comedor en Nuestra Casa. (IEH) en el centro de Eindhoven. (IEH) obrero, que ya ha regresado a Extremadura, recor- daba con rencor : “Fué una vergüenza, los había que seguían exagerando hasta el límite. En aquellos tiem- pos los hombres empezaron a llevar calzoncillos cor- tos como lo hacen las mujeres. Pues yo lo hice tam- bién pero me vi obligado a volver a comprar calzon- cillos largos porque todos los demás llevaban esos calzoncillos caseros, de algodón grueso, que cubrían incluso las rodillas. A la hora de acostarse me mira- ron y dijeron “Fíjate, ese tío lleva bragas .. Lleva bra- gas de mujer !” Madre mía, nunca en la vida habían visto tal cosa. Al otro día todo el mundo en el cam- Habitación en Nuestra Casa. (IEH) Españoles en una pensión de Hatéma en Helmond. (IEH) 3
  • 36. Me vine con una maleta de cartón y de madera cios de las antiguas fábricas, situados cerca del ca- nal de Helmond. En estos edificios construyeron ha- bitaciones con literas, donde los españoles dormían debajo de las mismas mantas Didas, fabricadas por la empresa. En el cuartel de la estación de Helmond convirtieron el antiguo hotel Bruselas en una pen- sión de empresa. Antes era un hotel prestigioso pero, después de instalarse unas decenas de españoles, el aspecto era cada vez menos distinguido. La fábrica metalúrgica de Van Dongen disponía de una resi- dencia, situada dentro de la misma fábrica. Los obre- ros españoles trabajaban, comían y dormían en el terreno de la fábrica. La construcción de residencias La falta de viviendas no se había solucionado y Fiesta pijama, Geldrop 1963. (CP). Francisco Carbonell: “ En 1963 trabajaba en Geldrop en la fábrica textil Pes- el alojamiento de los trabajadores extranjeros era sers. Junto con 2 españoles vivía en una casa de huéspe- un problema para la mayoría de las empresas, en des en Geldrop. Ocurrió que una noche el dueño llegó a particular en Philips, donde siguieron contratando casa bastante borracho y nos sacó de la cama. Estábamos vestidos en pijama pero en seguida cogimos la guitarra y cada vez más españoles. montamos una fiesta con el propietario.” En un informe de la Oficina de Empresa Gene- ral a la Junta Directiva, a finales de octubre de 1963 pamento se había enterado. ¡ Lleva bragas de mu- se puede leer: “ En el mes de agosto de 1962 el Sr. jer ! ¡Qué simplones para decir esto ! Me enfadé Ing. Philips decidió hacer venir a un contingente de mucho con uno de esos … con sus bragas de mujer. españoles, para cubrir las deficiencias existentes y ¡ Bah, qué divertido fue !” como experimento.”28 En aquella época 500 españo- les ya trabajaban en Philips y otro ”contingente” de Los obreros españoles en la fábrica de Diddens 360 personas estaba a punto de llegar. En el informe & van Asten fueron instalados en parte de los edifi- Bendición de El Prado. (PCA) 28 PCA 623.5 Informe 25-10-1963. 4
  • 37. Vivir y trabajar Inauguración de El Prado por Frits Philips (CGN) se insiste en que se establezcan directivas adiciona- zo por descentralización o mecanización o que po- les y más transparentes en cuanto a la colocación de drían ser ocupados, dentro de pocos años, por per- españoles. Se observa, en palabras de crítica, que sonal holandés. En resumidas cuentas : sólo en caso muchos obreros españoles han sido contratados bajo de emergencia había que proceder a contratar a el lema de “más tarde ya veremos”, pero que ya es españoles.30 hora de dejar este lema despreocupado y, en vez de Se hizo caso omiso de las advertencias y el esto, canalizar el desarrollo para evitar sorpresas número de obreros españoles en Philips siguió cre- desagradables en el futuro. ciendo cada vez más. Pronto ya no sólo vinieron de El mayor problema fue encontrar alojamiento Extremadura sino de todas las regiones de España. para todos estos “contingentes” de españoles. Fue Los alojamientos en los anteriores campamentos de difícil y caro. Además todos los esfuerzos tenían que estado no eran ideales y por eso Philips decidió cons- ser dirigidos hacia el carácter provisional de la con- truir dos residencias propias. En el mes de septiem- tratación de obreros extranjeros. Los campamentos bre de 1964 terminaron la construcción de El Pinar, residenciales casi siempre se ubicaban en lugares situado en el pueblo de Maarheeze, y en enero de apartados, condicionando el contacto con la socie- 1966 la de El Prado, situado en Eindhoven en la calle dad holandesa y limitando así la integración en vez Beemdstraat, en la zona industrial de De Hurk. El 24 de estimularla.29 Se recomendó no invertir dinero de junio de 1966 El Prado fue consagrado por Mon- en edificios o campamentos pues, como consecuen- señor Th.G.A.Hendriksen, obispo auxiliar de Utrecht. cia de ello, el alojamiento de los españoles podría Después de esta ceremonia Frits Philips inauguró la obtener un carácter permanente. Aparte de esto los residencia en una ceremonia oficial. En El Pinar ha- españoles debían ser empleados sólo en aquellos bía alojamiento para 350 personas y en El Prado para puestos de trabajo que desaparecerían a corto pla- 250 personas. 29 Tinnemans 1994: 47. 30 PCA 623.5 Informe 25-10-1963. 5
  • 38. Me vine con una maleta de cartón y de madera Campamento en Someren, 1963 (CP) Hubo más empresas que construyeron residen- blo alegre de Someren, los obreros españoles de la cias propias para su personal. En 1971, en el pueblo fábrica de cartón Van Dam ocuparon sus puestos. de Beek en Donk, la empresa Thibodraad construyó Rebautizaron la residencia en Casa del Elefante por- una residencia para obreros españoles. La residen- que la empresa Van Dam hizo propaganda con el cia se llamó Casa Trenta, con referencia a la calle eslogan de que sus cajas de cartón eran tan sólidas Trentstraat, en la que estaba situada, pero los espa- que un elefante podría pisarlas sin romperlas. ñoles la lamaron Casa Treinta. Al principio también Por lo que se refiere al alojamiento, los espa- vivían allí unos empleados de la empresa Van Thiel ñoles en el sureste de Brabante tuvieron más suerte, United. Para éstos se construyó más tarde otra resi- en general, que sus paisanos en la región de las gran- dencia más pequeña, a la que los españoles pronto des ciudades del oeste de Holanda donde pedían bautizaron como la Casa Treinta y Una. La Casa Trenta precios abusivos por habitaciones miserables. Según fue cerrada en 1982. el ayudante Van Stratum del Servicio de Extranjería, no existió tal aprovechamiento en Eindhoven y sus alrededores aunque los obreros extranjeros pagaban Happy community por su habitación algo más que los estudiantes ho- La inauguración de las residencias de Philips landeses de la Universidad Técnica de Eindhoven. de El Pinar y de El Prado significó el cierre de las Los empleadores en la provincia de Brabante, en residencias más lejanas. En el caso de la residencia cualquier caso, cuidaron mucho más de sus trabaja- de Someren el Dr. van Erp el Servicio Médico de Phi- dores extranjeros que los fabricantes en la región de lips lamentó esta decisión porque había comprobado las grandes ciudades del oeste de Holanda. El padre que la baja por enfermedad allí estuvo muy por de- Jaime Driessen, sacerdote de los españoles en el bajo del promedio. Lo atribuyó al hecho de que esta sureste de Brabante, le dijo en 1965 a un periodista residencia se encontraba en la inmediata proximidad del periódico Eindhovens Dagblad que los ocupantes de un pueblo con buen ambiente y que los habitan- de las residencias de ancianos holandeses tendrían tes daban la impresión de formar una happy com- envidia al ver el confort en las residencias de los obre- munity (comunidad feliz ).31 Después de que los obre- ros españoles de Philips.32 ros españoles de Philips dejaran con desgana el pue- 31 Erp 1967: 1915. 32 Houtert 1965. 6
  • 39. Vivir y trabajar Barrer el suelo suelos. Se quejó ante el Ing. R.van Dijk, miembro del Consejo de Administración de Philips. Este escri- El mismo día de su llegada en febrero de 1963, bió una carta al Departamento de Asuntos Sociales, los primeros noventa obreros españoles de Philips de la que le mandó una copia al Sr. Frits Philips y fueron sometidos a unas pruebas para comprobar si añadió : “Por fuentes muy diferentes he sabido hace reunían las cualidades para trabajar con las máqui- poco que nuestros obreros españoles se sienten ofen- nas. didos por tener que barrer el suelo junto a las cade- José Gutiérrez: “Esas pruebas las hemos he- nas donde los chicos y chicas holandeses están en- cho durante dos días hasta hartarnos. samblando aparatos.”33 ¡ Queríamos trabajar con máquinas auténticas! Sólo a tres meses de su llegada uno de los es- ¿ Sabes qúe máquina me dieron a mí? ¡ La escoba ! pañoles del primer grupo falleció por un accidente Dije yo: “¿Es que he hecho todo el viaje a Holanda laboral. Se trató de Eladio Albarrán Palomero, de 24 para barrer el suelo aquí ?” En España este trabajo años y natural de Carcaboso, Cáceres. Eladio falleció era despreciado: era trabajo para mujeres. Tenía trabajando en el Servicio Doméstico, después de su- vergüenza, sobre todo al entrar en la oficina, donde frir una caída mortal al romperse un cable del ascen- las mujeres me miraban, y me sentía como si no sor de los limpiacristales en que se encontraba. Hubo sirviera para nada. Con todas mis fuerzas intenté salir un gran abatimiento entre los españoles. A la misa de la limpieza; hice incluso cosas que no se podían de difunto, en la iglesia del pueblo de Someren, asis- hacer. Rompí la escoba, por ejemplo, o me senté tieron casi todos los obreros españoles, una repre- ostentosamente en la escalera. Y dije: ¡ ESTO NO !” sentación del consulado español, delegados de Phi- Gran parte del primer grupo fue empleado – lips y muchos habitantes del pueblo de Someren- bajo muchas protestas – en la limpieza. Unos meses Eind. Los vecinos del barrio donde estaba situada la después los españoles consiguieron respaldo de fuen- residencia, pusieron una corona de flores y los jove- tes oficiales. El Sr. López Rodó, un alto cargo de nes de Someren ofrecieron arreglos florales. Después Madrid, fue de visita a Eindhoven y vió con sus pro- de la misa de difunto Eliado fue repatriado a Extre- pios ojos que sus paisanos no ejecutaban activida- madura. Albert van Dijk cubrió los hechos de la triste des industriales sino que fregaban y limpiaban los despedida en el periódico Philips Koerier: ”Un último Eladio Albarrán. Esta foto adornaba la lápida Edificio del accidente (CP) de su tumba en su pueblo Carcaboso. (CP) 33 PCA 624.5 Carta 22-11-1963. 7
  • 40. Me vine con una maleta de cartón y de madera José Gutiérrez y Raimundo Blanco del primer grupo de la emigración ‘philipsiana’ en su 25 aniversario en Philips (1988). José Gutiérrez sigue residiendo en Eindhoven. Raimundo Blanco falleció en junio de 2005. (CP) adiós : Los rayos de las luces del coche fúnebre se José Gutiérrez y Raimundo Blanco del primer disolvieron en la oscuridad. Eladio Albarrán empren- grupo de la emigración ‘philipsiana’ en su 25 aniver- dió el viaje de regreso a su pueblo.” 34 sario en Philips (1988). José Gutiérrez sigue residiendo en Eindhoven. Raimundo Blanco falleció en junio de Después de este accidente mortal y quejas 2005. como las del Sr. López Rodó, Philips dejó de reclutar a obreros españoles para trabajos de limpieza. A los españoles, que trabajaban en el Servicio Doméstico, Viaje en autobús les encargaron otras tareas más ‘masculinas’. Medio año después de llegar a Eindhoven el primer grupo El madrileño Sr. López Rodó supo en Eindho- finalmente fue autorizado a trabajar con las máqui- ven que había casos en que Philips estaba alojando nas en la fábrica. Gutiérrez: “Me pusieron en el de- a sus paisanos a una distancia de más de cincuenta partamento de Productos Metálicos y allí seguí tra- kilómetros de las fábricas. Esto tampoco le gustó e bajando hasta jubilarme. Siempre me ha gustado hizo preguntas críticas. Al parecer no se había ente- mucho este trabajo.” rado de la gran falta de viviendas en Holanda. Todos Autobus (CGN) 34 Philips Koerier 19 (32), 1-06-1963, 10. 8