El documento habla sobre la importancia de nutrirse de todas las experiencias de la vida, tanto positivas como negativas, para poder expresarse de manera auténtica y creativa. También destaca la necesidad de encontrar un espacio y tiempo sagrado para la expresión a través de medios como la imaginación y el trabajo con diferentes materiales, dejando fluir la creatividad desde el interior hacia el exterior.
1. No podemos concebir los nuevos brotes, las flores que nacen y se
desenvuelven con su magia enamorando mariposas, sin recordar
todas las primaveras que vida les dio, los otoños que se la quito, y
como un árbol sabiamente encuentra la manera, la manera de
nutrirse siempre a pesar de las circunstancias, para que cuando el
sol se acerca un poquito más, de repente se convierte en artista
de tanta vida bella que de él brota…
2. Todos los momentos nutren, todos los momentos vitalizan, si hacia fuera no mostramos nada,
seguramente nuestras raíces están necesitando esa fuerza y atención, y cuando estamos
prontos pareciera que hay una magia cósmica que se alinea para concebir vida nueva, para
dar, para mostrar, para compartir con el mundo que nos rodea.
Quiero dedicarme a invitar a las personas a encontrase en cada estación. A encontrarse para
vivirse, para transformarse, para expresarse. Invitarme también a mi a compartir conmigo
misma y con otros mis veranos, mis otoños, mis inviernos y mis primaveras. Contagiar vivir
cada momento de una forma productiva, mas alla de lo que se nos atraviese puntualmente en
esos momentos, nunca dejar de nutrirnos. Construirnos como seres fértiles: viviendo y
creando vida.
3. Nutrirse del sol, de las risas, de las lágrimas, de las injusticias, de las coerciones, de lo colectivo,
de lo compartido, de las manos dadas voluntariamente, y de las que no están. Nutrirse de la
libertad que logramos encontrar, y de la represión que nos cansamos de sentir, de las
desigualdades, pero también de la igualdad que podemos crear par a par, nutrirse de las
ventajas y las desventajas, de los logros y los fracasos, y de las oportunidades para empezar de
nuevo. Nutrirse y sacarle jugo a las discusiones, a las ideas propias y compartidas, que
compartimos o no, y ante todo, al cariño que solo sabe unir. Nutrirse de diferencias, de
diversidad, de los momentos oscuros y los que inundan de luz. Nutrirse de las alternativas, de
lo nuevo, de la dependencia también. De los conflictos, de la censura, de lo que vemos en las
calles y no nos gusta, hasta de la basura, también nutrirse. Nutrirse ante todo de la
consciencia, colectiva y propia, y del amor, compartido y de uno. Y con todo esto que nos
nutre, ser transformadores, convertirnos en alquimistas de uno mismo y de nuestro colectivo,
alquimistas capaces de transformar realidades y sueños.
Camino acompañado de la expresión. Expresión desde la transformación y que transforma, y
que transciende a uno cuando se expresa, alcanzando sensibilidades ajenas. La expresión, no
me interesa si arte o no para otros, la expresión, el acto de crear, de fluir desde el interior
hacia el exterior, la expresión autentica es arte. El arte de vaciarse para llenarse, para oír
nuestra propia voz interior.
Trae consigo mismo el conocernos, habitarnos, transformarnos empoderándonos de nuestra
existencia, en pro de un goce y bienestar sincero. Una expresión sanadora, reconciliadora y a
veces no tanto, pero siempre re-creadora de uno mismo y el mundo.
Expresión como movimiento, como un caminar, trotar o correr, al paso que queramos, un
juego siempre dual entre uno y el otro, y los otros. Nos podrá llevar a mil lugares de mil formas
y en mil momentos distintos, encontrando raíces ajenas y enraizando las propias,
construyendo raíces también de todos. La expresión como construcción.
Construcción integrada, integrando también nuestro ser, buscando armonía,
equilibrando emociones, haciendo coherentes y correspondientes quienes somos con
lo que hacemos y con lo que deseamos poder ser.
Construcción de consciencia, colectiva porque comunica, porque se identifica, porque
contagia y sensibiliza, personal porque sana, porque nos lleva a bucear profunda y
honestamente, buscando siempre un nuevo encuentro, una reconciliación, esa cita
pendiente que a veces nos queda con uno mismo.
4. Tomar la expresión como un acto ritual. Puede tener lugar en un espacio consagrado y en un
tiempo “sagrado”.
Rito que lleva al centro y al mismo tiempo se retroalimenta y sale desde el centro, de lo
profano a lo sagrado, de lo efímero a una realidad trascendental.
De la muerte a la vida, del tiempo “común” a un tiempo “mágico”. De lo inanimado a lo
viviente, de lo no manifestado a lo manifestado que nace a partir de un centro interior.
Pasaje a una discontinuidad.
Así la creación busca llegar mas allá de una realidad, pudiendo ser entonces el arte mediador
entre nosotros y un orden de armonía.
5. La expresión tiene un carácter universal en el sentido de que es una necesidad y un placer
común a las personas, como lo es también la imaginación. Somos entonces seres expresativos
e imaginarios.
La imaginación, característica de nuestra naturaleza como humanos y humanas, funciona a
partir de una voluntad libre que promueve y alimenta un mundo propio.
La imaginación es un reflejo de nuestros sentimientos y emociones, complejo de instintos y
pensamientos, que acompaña a nuestro acto expresivo en todo momento.
Es así también que a través de la imaginación la materialización de nuestra expresión deviene
en determinada forma.
El resultado matérico de este acto estaría estrechamente ligado a lo que interiormente lo hace
posible.
6. El trato de la forma, el color, la composición resultante, o las acciones corporales que
acompañan el resultado, están estrechamente ligados por una relación entre lo físico y lo
espiritual.
Convivir con la necesidad de retracción. Retracción del “mundo colectivo” para encontrarnos
con el “mundo individual” y retracción del “mundo individual” para encontrarnos con el
“mundo colectivo”.
Dos dimensiones que nos atraviesan, nos separan y unen al mismo tiempo.
7. ¿Cómo logramos llegar a una expresión autentica y liberadora ?
Pues deberá ser determinado según cada uno, deberá ser la manera encontrada por
cada quien de darse ese momento y lugar para alcanzar esta ritualizacion de su
existencia.
Como todo proceso intimo, sus “tiempos” no pueden ser acotados al tiempo ordinario que
organiza nuestra vida cotidiana.
Tener un lugar, llamémosle un espacio de taller, en el que podamos abolir el tiempo
para dar lugar a otro tiempo y espacio sagrado, en el que uno sienta su lugar para
liberarse.
Es imprescindible una búsqueda profunda de materiales, la experimentación con
diferentes materias y técnicas. Nuestro cuerpo también tiene memoria, sensitiva,
nuestro cuerpo recuerda, por lo que el encuentro con cada materia será distinto, nos
retribuirán sensaciones y vivencias diferentes, asociaciones que nos acompañan en
toda nuestra vida y de las que podamos sacar provecho a la hora de expresarnos y
crear.
El conocimiento de uno mismo, de nuestra historia, de nuestros recuerdos, de
nuestras mochilas cargadas de ilusiones, sueños, momentos vividos y experiencias
están jugando a la hora de crear. Si estamos en contacto sincero con quienes somos,
es la manera de conseguir creaciones reales, no para con nadie más que para con uno
mismo.
8. Abrir todos nuestros canales de reminiscencias, asociaciones, resonancias emocionales,
sensaciones orgánicas, significaciones y todo lo que nos conforma como seres vivientes.
Dejar atrás prejuicios para con uno y los demás.
Estar dispuesto al cambio, a lo nuevo, a probar, investigar e investigarnos.
Físicamente conocer nuestro cuerpo, como convive con otros materiales, y como son esos
materiales que a través del contacto con nuestro cuerpo le daremos forma.
La expresión es un proceso físico y espiritual, en el que nuestro cuerpo también está en juego:
dejarlo libre a jugar.
Si esta experiencia no resulta gratificante, algo estará mal. La expresión tiene que ser disfrute
total, juego y diversión, encuentro oportuno.
Trabajo final 2013 Seminario III nivel 1
MAGDALENA DELGADO ESQUIBEL
4.843.298-6