El documento proporciona información sobre el origen y desarrollo de la ciudad minera del Cerro de Pasco en Perú. Se formó de manera espontánea alrededor de las minas que explotaban los españoles en el siglo XVI, sin seguir un plan urbano regular. La ciudad creció de forma caótica e irregular debido a la necesidad de alojar a los mineros cerca de las minas.
1. colegio particular : francisco bolognesi
Cusicuna Mucha Lucero
segundo ‘A’
Wilber Giron Mauricio
2. “Cuando subí (…) a lo más alto de aquella sierra, casi súbito me dio una congoja tan mortal que estuve con
pensamiento de arrojarme de la cabalgadura al suelo y porque, aunque íbamos muchos, cada uno apresuraba el
paso, sin aguardar al compañero por salir pronto de aquel mal paraje; sólo me hallé con un indio, al cual rogué,
me ayudase a tener a la bestia. Y con esto, luego de tantas arcadas y vómitos que pensé dar el alma, por-que
tras la comida y vómitos, cólera y más cólera y una amarilla y otra verde, llegué a echar sangre de la violencia
que el estómago sentía. Finalmente digo que si aquello durara entendiera ser cierto el morir, mas no duró sino
de tres o cuatro horas, hasta que bajamos bien abajo a temple más conveniente”. 25. HISTORIA NATURAL Y
MORAL DE LAS INDIAS; Acosta, Joseph. S. J. Capítulo XX, Libro III.
3. El minero francés, Mauricio Du Chatenet, en un informe acerca de las minas cerreñas, publicado en 1880, afirma
que su clima es el más espantoso del mundo por su frigidez terrible, su altitud agresiva y la frecuente
alternancia de tormentas de nieve que caían durante días y noches enteros y un sol estepario rudo y secador
que tenía de colofón hirientes heladas nocturnas que estremecían los termómetros en muchos grados bajo cero.
“Aún así -afirmaba- el clima está cambiando para bien. Hasta hace una década, el clima era el doble de fatal”.
Antonio Raimondi también es categórico al afirmar lo siguiente:
4. “Difícilmente se encontrará otro país como el Cerro de Pasco, adonde en el mismo día se verifiquen tantos
cambios atmosféricos, observándose en el espacio de pocas horas, primero un fuerte sol y después, lluvia,
granizo, nevada y vuelta sol” MEMORIA SOBRE EL CERRO DE PASCO; Raimondi, Antonio; 1985;
5. Para formarnos una idea de la naturaleza de este hábitat, es necesario leer lo que afirma EL MERCURIO
PERUANO en su edición de 9 de enero de 1791, folio 17.
“La fama de las minas (…) atrajo a muchos que, llenos de entusiasmo tuvieron valor para resolverse a vivir en
unos páramos tan infelices, que parecen destinados únicamente para servir de morada a las bestias silvestres
(sic). Bien presto se vio erigida una población de muchos españoles en donde antes no había una choza para
refugio de un indio” 26. INFORME DE LAS MINAS DEL CERRO DE YAURICOCHA; Hesperiophilos; Mercurio
Peruano; 9 de enero de 1791
6. El caso es que, después de la manifiesta decadencia de las otras minas del virreinato, surgió el impetuoso
afloramiento de las cerreñas que todavía eran llamadas indistintamente, Cerro Mineral de Bombón y Santisteban
de Yauricocha.
7. Una característica que distingue bien a las ciudades mineras, de otro tipo de ciudades “españolas” fundadas en
América durante el siglo XVI, es la exclusividad de la función. Ciudades como Lima, Arequipa o Huamanga eran,
además de centros adminis-trativos, puertos, ciudades escala, o ciudades fronteras, según los casos; rara vez
cumplían una sola de estas funciones, y en el más extremo de los casos se privile-giaba solamente a una de
ellas. -Ciuda-des como Potosí o Huancavelica, o más tarde el Cerro de Pasco, por ejemplo, tenían en cambio una
única función: servir de alojamiento a la población que trabajaba en sus minas” LA CIUDAD DEL MERCURIO;
Contreras, Carlos; 1982
8. Cuando a consecuencias del aluvión al que nos referimos tantas veces, desaparecen las vetas del Cerro Rico de
Potosí, emergen con fuerza extraordinaria nuestros yacimientos que, en mucho, van a reemplazarlos
superándolos con creces.
Ya estábamos a la segunda década del siglo XVII. En esos momentos recién al Real Hacienda se preocupa de
impulsar los trabajos de nuestras minas a las que por su alta ley y abundancia se le da en llamar NUEVO
POTOSI. Esto no necesita mayores pruebas porque a lo largo de nuestra exposición, lo hemos demostrado. Esta
es la razón por la que creemos que el documento presentado por el estudioso señor Carlos A. Romero, integrado
por 102 folios, en el que se prueban que el primer denuncio de minas cerreñas se efectúan en octubre del año
de 1567, es auténtico. No hallado no obstante nuestra búsqueda incesante, creemos que pudo haberse quemado
en el incendio de 1943 de la Biblioteca Nacional ya que, en aquella oportunidad, se incineraron también, para
mala suerte nuestra, éstos y otros documentos, especialmente la colección de periódicos cerreños.
9. Ya nuestro territorio está poblado de españoles a partir de octubre de 1567. Los mineros trabajan
infatigablemente. Ha nacido una ciudad. Nuestra ciudad. Pero… ¿Cómo nació?… ¿Cómo y por qué se formó así,
tan caóticamente, sin concierto ni orientación…
10. A diferencia de otro tipo de ciudades hispano americanas, donde el acto de fundación es previo a cualquier
poblamiento -al extremo, inclusive, que tal acto es un indispensable requisito ritual del asentamiento humanolas ciudades mineras se formaron más o menos espontánea-mente, he-rejía que es un preludio de la
inestabilidad social y política que las caracterizará luego fuertemente” LA CIUDAD DEL MERCURIO; Contreras,
Carlos; 1982
11. esta tierra frígida, trepada en la montaña, con sus rincones íntimos saturados de leyendas, accesible por
inverosímiles caminos, laberínticos y accidentados, recorrido por recuas de jadeantes mulas cargadas de plata
en la época colonial de la ambición, estaba cruzada por zigzagueantes calles que, así como van al norte, van al
sur; trepan caprichosas elevaciones, descienden raudas, se estrechan en laberínticos pasajes y se encuentran
agotadas en un callejón sin salida. Calles sin orientación ni concierto, sin las cuadraturas hispánicas; frías y
rebeldes, indecisas y desconcertantes por donde trajinaban los aventureros de allende los mares.
12. “Es absolutamente imposible dar una descripción que represente fielmente los variados cuadros que a cada
paso se ofrecen a la vista al recorrer esta singular ciudad; de repente se presentan a los pies una inmensa
hoyada llamada TAJO, en un terreno amarillento con grandes peñascos medio desquiciados que amagan caer, y
con varias oscuras aberturas que dan acceso a las entrañas de este poderoso cerro mineral (…) por otra parte,
casas situadas al borde de estas grandes cavidades, sobre un terreno completamen-te removido que amenazan
desplomarse a cada instante; por todos lados numerosas chimeneas derramando en la atmósfera un áspero y
negro humo, y en las callejuelas de la población, un continuo movimiento de gente arropada en toda las épocas
del año, con la respira-ción anhelante por el aire tan enrarecido de esta elevada región, y recuas de mulas,
caballos y llamas cargadas de mineral”. RAIMONDI, Antonio; 1985;
13. Cuando los españoles abrían la media barreta para comenzar la explotación de la mina -codiciosos como eranno dejaban a sol ni a sombra su pertenencia. Vivían temerosos de que sus avarientos paisanos pudieran
arrebatarles lo que trabajo les había costado. Para evitar el robo, levantaban unos muros alrededor de su mina,
debiendo quedar ésta al centro. A los costados se construían las cuadras para las acémilas, la vivienda de los
peones y la morada del propietario. No importaba ninguna cuadratura geométrica, ninguna orientación. ¿Para
qué?. Suponían que sus vetas se agotarían muy pronto. Lo único que interesaba en ese momento era colocar la
mina de manera que fuera inexpugnable. Más allá otro español hacía lo propio. Aquí no existió la línea
horizontal.
14. Se diría que aquella ciudad ha sido teatro de uno de esos devastadores temblores que hunden en los abismos
parte del terreno y levantan otras, transformando toda la topografía del lugar (OP.CIT)
El plano de la población es muy irregular. Un gran número de callejuelas que se cruzan en distintos ángulos
hacen de la ciudad del Cerro de Pasco, un verdadero laberinto.(OP.CIT)
15. como ya lo dijimos en su oportunidad, no obstante que su territorio había sido poblado por la tribu primitiva de
los yauricochas –orfebres de leyenda- en sus momentos aurorales, es recién en la Colonia cuando nace el Cerro
de Pasco como ciudad. Hasta la llegada de los españoles, jamás había existido ciudades eminentemente
mineras como la nuestra.
El Virreinato establece la ciudad y el pueblo minero (…) Éstas quedan en nuestra Historia del Urbanismo como
patrimonio y herencia del Virreinato. (…). En la República, surgen las espléndidas ciudades mineras virreinales
con sus inmensos templos que, a manera de las viejas catedrales europeas, se yerguen sobre el perfil de la
población dándole un acento urbano noble e inconfundible.( ORTIZ DE ZEVALLOS PAZ SOLDAN, Luis.-”Centros
urbanos mineros en la República” en el Boletín del Instituto Riva -Agüero 1982-1983 de la Pontificia
Universidad católica del Perú, Lima 1984:295) .
A estar por todos los documentos existentes al respecto y, siendo el Cerro de Pasco una ciudad minera y por los
tanto colonial, su nacimiento está fijado en el 9 de octubre de 1567.