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Silvia Giménez Rodríguez - 10 -
solo ocurría en los primeros meses, para luego devolver los marcadores originales, aunque agravado
todo ello con fuertes efectos secundarios: anemia, diarrea, nauseas, vómitos, anorexia, fiebre.
En 1993, un estudio franco-británico denominado Concorde demostraba que no era tal la
supuesta eficiencia del medicamento, aún así se siguió prescribiendo. En 1982 aparece la primera
definición y nomenclatura del síndrome como AIDS (Adquired Immune Deficiency Syndrome) o SIDA
(Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), siendo modificada la definición en dos ocasiones más en
1987 y 1993, al añadíeserle cada vez más enfermedades oportunistas en su definición.
En 1995 llegaron la segunda generación de antivirales, los Inhibidores de la Proteasa, y en 1996
la Terapia Antirretroviral de Gran Actividad (TARGA) parecía establecer un halo de esperanza para todos
aquellos afectados por este síndrome que vivían en zonas de renta alta del planeta. Paralelamente,
aquellos habitantes afectados de África, Latinoamérica o Asia, seguían mirando a los ojos de la muerte
biológica y social, sin tener acceso a terapia alguna ni de eficiencia científica ni de esperanza humana.
Solo un 5% de los enfermos de SIDA tienen acceso en 2007 a estas terapias de gran actividad.
En este siglo y el pasado se ha avanzado mucho en la etiología, la causa de este síndrome es el
VIH, registrado en 1986. Parece que se consiguen diagnósticos cada vez más exactos, en 1985 se
comercializan los test que miden los anticuerpos y en 1993 se le concede el Premio Nobel de Química al
inventor de la PCR, tecnología utilizada para medir la carga viral. Sin embargo, al igual que en el acceso
a los tratamientos, también existen maneras de diagnosticar diferenciadas para ricos y para pobres.
En tratamiento se ha avanzado mucho aunque no en su universalización, por lo que va a ser
Brasil la primera nación de renta media que empieza a fabricar su propio tratamiento al margen de los
beneficios cuantiosos de la industria farmacéutica, saltándose las normas internacionales de actuación al
respecto. En 2001 la Organización Mundial del Comercio acordó en Doha, permitir a los países pobres
que fabricaran o importasen medicamentos genéricos.
En 1996 se crea ONUSIDA que junto con la OMS abanderarán las iniciativas oficiales
internacionales. En 2001 Se lanza el Fondo Global para luchar contra el SIDA, la Tuberculosis y la
Silvia Giménez Rodríguez - 11 -
Malaria y en 2003 la OMS y ONUSIDA lanzan la iniciativa "3 x 5" con el fin de alcanzar los 3 millones de
personas con TARGA en el 2005. En 2004 Se crea la coalición Global de Mujeres y SIDA. Parece que
estamos ante una pandemia marcada por el principio de solidaridad y declaraciones de sanas
intenciones, Naciones Unidas a comienzo de siglo plantea la batalla en la lucha contra la discriminación.
Pareciera por una vez que por razones de necesidad apremiante, la ciencia, la política y la sociedad, tres
pilares básicos del progreso, al fin acompasasen sus ritmos con el objetivo marcado de ir “todos a una”.
¿Todos a una? Pudiera ser esta una narración objetiva, que no neutral, de la historia del SIDA, a
no ser porque los historiadores de la ciencia nos recordarían que este relato que se acaba de presentar
no trata de la historia del SIDA, sino de “una de las historias” del SIDA, la oficial, la avalada por el sistema
político, científico y social establecido.
Paralelamente, existen otros científicos cualificados y reconocidos, que investigan a la sombra
de las subvenciones y que tienen otra visión alternativa de este acontecimiento, entendiendo el SIDA,
como un síndrome tóxico nutricional y no vírico, por lo tanto con origen y diagnóstico diferente, lo que
significa otra forma de abordaje en prevención y tratamiento. Este síndrome de inmunodeficiencia, por
definición aglutina 31 enfermedades más la no-enfermedad del recuento de anticuerpos. Si bien es cierto,
que entre estas enfermedades hay varias que nada tienen que ver con la inmunodeficiencia como es el
caso del Sarkoma de Kaposi, linfoma, demencia, enfermedad por consunción, este aspecto conlleva una
contradicción en su propia definición. En 1987 el Dr Peter Duesberg, miembro de la Academia de
Ciencias de Estados Unidos, cuestiona por primera vez la hipótesis oficial en su artículo “Retroviruses as
Carcinogens and Pathogens: Expectations and Reality” publicado en la revista Cancer Research. En 1988
el grupo de Perth, en Australia, liderado por la Dra. Eleni Papadopulos-Eleopulos, publica su primer
artículo supervisado poniendo en duda algunos aspectos de la hipótesis oficial. Concluyen que no hay
razones convincentes para preferir la hipótesis de la causa viral del VIH sobre una hipótesis basada en la
actividad de agentes oxidantes. Posteriormente, este grupo defiende la no existencia de VIH al considerar
que no ha sido aislado con las garantías científicas de aislamiento de los retrovirus, consensuadas en
1973 por el Instituto Pasteur de Paris. En 1990 El Dr. Robert Root-Bernstein publicó su primer artículo
supervisado con sus objeciones contra la hipótesis oficial, titulado “Do we know the cause(s) of AIDS?” En
la revista Perspectives in Biology and Medicine. Este mismo año el Dr. Luc Montagnier, "descubridor del
Silvia Giménez Rodríguez - 12 -
VIH", según los oficialistas, anuncia en la conferencia internacional de SIDA de San Francisco que el VIH
por sí solo no es causa suficiente para producir SIDA, postulando la necesidad de cofactores para el
desarrollo de la enfermedad. En 1991 se establece el grupo para la reevaluación científica del SIDA, y se
envía su propuesta de reevaluación a varias revistas. Cuatro años más tarde, la propuesta del grupo se
publicó en la revista Science. Hoy en día son más de 2.500 los científicos disidentes de la versión oficial
que han firmado una declaración pública de reevaluación del SIDA. Entre ellos tres premios Nobel de la
ciencia: Walter Gilbert, estadounidense de Boston, Premio Nobel de Química en 1980 por la
secuenciación rápida del ADN; Bárbara McClintock, estadounidense de Cold Spring Harbor, Premio Nobel
de Medicina 1983 por el descubrimiento de los genes saltarines; Kary Mullis, estadounidense de San
Diego, Premio Nobel de Química en 1993 por el invento de la tecnología PCR (reacción en cadena
polimerasa). Tecnología más avanzada y utilizada en la actualidad para medir la carga viral y que el
propio creador considera que ni está diseñada para ello, ni es capaz de cuantificar carga viral, sino que
únicamente es capaz de amplificar. El Dr. Kary Mullis se une a los disidentes que además de considerar
que científicamente no está probado que el VIH sea la causa del SIDA, consideran que no existe prueba
evidente del aislamiento del mismo, por lo que científicamente no existe. Otros científicos como el Dr.
Rasnick descubridor de los Inhibidores de la Proteasa, el Dr Roberto Giraldo y el Dr. Hamer, destacan
entre los disidentes. A nivel científico, las grandes revistas de impacto han cerrado sus páginas a esta
expresión de duda, y a nivel político este camino en la investigación no está subvencionado. En 2000, el
presidente de Sudáfrica Thabo Mbeki se convierte en el primer jefe de estado que escucha a los
disidentes, estableciendo una comisión mixta para el estudio y seguimiento de la enfermedad para su
país, considerando que, dadas las características de su país y la tradición de sus enfermedades, un virus
no puede ser la única causa del SIDA.
Esta investigación pretende hacerse eco de las dos caras de Jano, de las dos posibilidades
científicamente abiertas, pero asimétricamente abordadas, en oportunidades de desarrollo, en
financiación para la investigación, en credibilidad mediática y en conocimiento social. Se pretende
analizar la controversia científica en torno al SIDA, si la hubiera. Explicito: si la hubiera, porque la
sociología de la ciencia ante dos posturas disidentes fundamentadas, procedería a la reconstrucción de la
controversia siempre que ésta llegara a producirse. Entendemos por controversia, aquel debate generado
entre dos opiniones contrapuestas en relación a la génesis o desarrollo de un hecho científico. Pudiera
Silvia Giménez Rodríguez - 13 -
darse el caso de que una de las hipótesis, la minoritaria, no encontrara espacios reconocidos para ser
debatida, cobertura para ser financiado su avance en investigación, ni publicidad para ser difundida. En
este caso, la sociología podría contemplar en vez de la reconstrucción de una controversia, la
construcción de una “no controversia”, no por inexistente, sino por anulada y silenciada por determinados
grupos de interés.
La tesis que en las páginas siguientes planteo demostrar es la siguiente: Las controversias
científicas oficiales y privadas que transcurren en el estricto universo científico y son censuradas por la
ciencia normal, sobreviven a su pretendida clausura al convertirse en controversias oficiosas, aunque sea
mínima su presencia pública, al ser silenciada por determinados grupos de interés. Un ejemplo
paradigmático lo constituye el caso “SIDA”.
Es decir, las controversias científicas se han de dar en su ámbito natural, el científico. Pero
puede darse la coyuntura de que determinados postulados o hipótesis que pongan en cuestión toda una
corriente científica constituida y asentada, sean censurados por ésta y el poder que le confiere su
vigencia. En este sentido, intentarán llegar a la clausura de la controversia en cuanto les sea posible,
optando por silenciarla mientras tanto. Es esta lógica la que posibilita a la ciencia oficial mantener su
vigencia y silenciar las amenazas a la misma, lo que genera una inercia que puede llegar a cohibir la
generación de debate en el conocimiento. Una vía para escapar de esta lógica es la socialización de la
controversia, es decir, generar un debate paralelo fuera de los ámbitos de exclusividad científica, como
pudiera ser en los medios de comunicación, movimiento asociativo crítico, por poner un ejemplo. Es
entonces cuando la controversia científica oficial se convierte en oficiosa, y es la manera en estas
circunstancias mencionadas, de conseguir sobrevivir a su clausura. La presencia pública del debate
puede ser contundente o mínima, no obstante, lo importante es que su publicidad es lo que la hace
posible.
Para desarrollar la tesis propuesta, nos hemos planteado los siguientes objetivos:
1. Reconstruir la controversia científica del SIDA a partir del desarrollo de la hipótesis vírica y no
vírica del SIDA, analizadas desde el principio de simetría.
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Historia SIDA controversia científica

  • 1. Silvia Giménez Rodríguez - 10 - solo ocurría en los primeros meses, para luego devolver los marcadores originales, aunque agravado todo ello con fuertes efectos secundarios: anemia, diarrea, nauseas, vómitos, anorexia, fiebre. En 1993, un estudio franco-británico denominado Concorde demostraba que no era tal la supuesta eficiencia del medicamento, aún así se siguió prescribiendo. En 1982 aparece la primera definición y nomenclatura del síndrome como AIDS (Adquired Immune Deficiency Syndrome) o SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), siendo modificada la definición en dos ocasiones más en 1987 y 1993, al añadíeserle cada vez más enfermedades oportunistas en su definición. En 1995 llegaron la segunda generación de antivirales, los Inhibidores de la Proteasa, y en 1996 la Terapia Antirretroviral de Gran Actividad (TARGA) parecía establecer un halo de esperanza para todos aquellos afectados por este síndrome que vivían en zonas de renta alta del planeta. Paralelamente, aquellos habitantes afectados de África, Latinoamérica o Asia, seguían mirando a los ojos de la muerte biológica y social, sin tener acceso a terapia alguna ni de eficiencia científica ni de esperanza humana. Solo un 5% de los enfermos de SIDA tienen acceso en 2007 a estas terapias de gran actividad. En este siglo y el pasado se ha avanzado mucho en la etiología, la causa de este síndrome es el VIH, registrado en 1986. Parece que se consiguen diagnósticos cada vez más exactos, en 1985 se comercializan los test que miden los anticuerpos y en 1993 se le concede el Premio Nobel de Química al inventor de la PCR, tecnología utilizada para medir la carga viral. Sin embargo, al igual que en el acceso a los tratamientos, también existen maneras de diagnosticar diferenciadas para ricos y para pobres. En tratamiento se ha avanzado mucho aunque no en su universalización, por lo que va a ser Brasil la primera nación de renta media que empieza a fabricar su propio tratamiento al margen de los beneficios cuantiosos de la industria farmacéutica, saltándose las normas internacionales de actuación al respecto. En 2001 la Organización Mundial del Comercio acordó en Doha, permitir a los países pobres que fabricaran o importasen medicamentos genéricos. En 1996 se crea ONUSIDA que junto con la OMS abanderarán las iniciativas oficiales internacionales. En 2001 Se lanza el Fondo Global para luchar contra el SIDA, la Tuberculosis y la
  • 2. Silvia Giménez Rodríguez - 11 - Malaria y en 2003 la OMS y ONUSIDA lanzan la iniciativa "3 x 5" con el fin de alcanzar los 3 millones de personas con TARGA en el 2005. En 2004 Se crea la coalición Global de Mujeres y SIDA. Parece que estamos ante una pandemia marcada por el principio de solidaridad y declaraciones de sanas intenciones, Naciones Unidas a comienzo de siglo plantea la batalla en la lucha contra la discriminación. Pareciera por una vez que por razones de necesidad apremiante, la ciencia, la política y la sociedad, tres pilares básicos del progreso, al fin acompasasen sus ritmos con el objetivo marcado de ir “todos a una”. ¿Todos a una? Pudiera ser esta una narración objetiva, que no neutral, de la historia del SIDA, a no ser porque los historiadores de la ciencia nos recordarían que este relato que se acaba de presentar no trata de la historia del SIDA, sino de “una de las historias” del SIDA, la oficial, la avalada por el sistema político, científico y social establecido. Paralelamente, existen otros científicos cualificados y reconocidos, que investigan a la sombra de las subvenciones y que tienen otra visión alternativa de este acontecimiento, entendiendo el SIDA, como un síndrome tóxico nutricional y no vírico, por lo tanto con origen y diagnóstico diferente, lo que significa otra forma de abordaje en prevención y tratamiento. Este síndrome de inmunodeficiencia, por definición aglutina 31 enfermedades más la no-enfermedad del recuento de anticuerpos. Si bien es cierto, que entre estas enfermedades hay varias que nada tienen que ver con la inmunodeficiencia como es el caso del Sarkoma de Kaposi, linfoma, demencia, enfermedad por consunción, este aspecto conlleva una contradicción en su propia definición. En 1987 el Dr Peter Duesberg, miembro de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, cuestiona por primera vez la hipótesis oficial en su artículo “Retroviruses as Carcinogens and Pathogens: Expectations and Reality” publicado en la revista Cancer Research. En 1988 el grupo de Perth, en Australia, liderado por la Dra. Eleni Papadopulos-Eleopulos, publica su primer artículo supervisado poniendo en duda algunos aspectos de la hipótesis oficial. Concluyen que no hay razones convincentes para preferir la hipótesis de la causa viral del VIH sobre una hipótesis basada en la actividad de agentes oxidantes. Posteriormente, este grupo defiende la no existencia de VIH al considerar que no ha sido aislado con las garantías científicas de aislamiento de los retrovirus, consensuadas en 1973 por el Instituto Pasteur de Paris. En 1990 El Dr. Robert Root-Bernstein publicó su primer artículo supervisado con sus objeciones contra la hipótesis oficial, titulado “Do we know the cause(s) of AIDS?” En la revista Perspectives in Biology and Medicine. Este mismo año el Dr. Luc Montagnier, "descubridor del
  • 3. Silvia Giménez Rodríguez - 12 - VIH", según los oficialistas, anuncia en la conferencia internacional de SIDA de San Francisco que el VIH por sí solo no es causa suficiente para producir SIDA, postulando la necesidad de cofactores para el desarrollo de la enfermedad. En 1991 se establece el grupo para la reevaluación científica del SIDA, y se envía su propuesta de reevaluación a varias revistas. Cuatro años más tarde, la propuesta del grupo se publicó en la revista Science. Hoy en día son más de 2.500 los científicos disidentes de la versión oficial que han firmado una declaración pública de reevaluación del SIDA. Entre ellos tres premios Nobel de la ciencia: Walter Gilbert, estadounidense de Boston, Premio Nobel de Química en 1980 por la secuenciación rápida del ADN; Bárbara McClintock, estadounidense de Cold Spring Harbor, Premio Nobel de Medicina 1983 por el descubrimiento de los genes saltarines; Kary Mullis, estadounidense de San Diego, Premio Nobel de Química en 1993 por el invento de la tecnología PCR (reacción en cadena polimerasa). Tecnología más avanzada y utilizada en la actualidad para medir la carga viral y que el propio creador considera que ni está diseñada para ello, ni es capaz de cuantificar carga viral, sino que únicamente es capaz de amplificar. El Dr. Kary Mullis se une a los disidentes que además de considerar que científicamente no está probado que el VIH sea la causa del SIDA, consideran que no existe prueba evidente del aislamiento del mismo, por lo que científicamente no existe. Otros científicos como el Dr. Rasnick descubridor de los Inhibidores de la Proteasa, el Dr Roberto Giraldo y el Dr. Hamer, destacan entre los disidentes. A nivel científico, las grandes revistas de impacto han cerrado sus páginas a esta expresión de duda, y a nivel político este camino en la investigación no está subvencionado. En 2000, el presidente de Sudáfrica Thabo Mbeki se convierte en el primer jefe de estado que escucha a los disidentes, estableciendo una comisión mixta para el estudio y seguimiento de la enfermedad para su país, considerando que, dadas las características de su país y la tradición de sus enfermedades, un virus no puede ser la única causa del SIDA. Esta investigación pretende hacerse eco de las dos caras de Jano, de las dos posibilidades científicamente abiertas, pero asimétricamente abordadas, en oportunidades de desarrollo, en financiación para la investigación, en credibilidad mediática y en conocimiento social. Se pretende analizar la controversia científica en torno al SIDA, si la hubiera. Explicito: si la hubiera, porque la sociología de la ciencia ante dos posturas disidentes fundamentadas, procedería a la reconstrucción de la controversia siempre que ésta llegara a producirse. Entendemos por controversia, aquel debate generado entre dos opiniones contrapuestas en relación a la génesis o desarrollo de un hecho científico. Pudiera
  • 4. Silvia Giménez Rodríguez - 13 - darse el caso de que una de las hipótesis, la minoritaria, no encontrara espacios reconocidos para ser debatida, cobertura para ser financiado su avance en investigación, ni publicidad para ser difundida. En este caso, la sociología podría contemplar en vez de la reconstrucción de una controversia, la construcción de una “no controversia”, no por inexistente, sino por anulada y silenciada por determinados grupos de interés. La tesis que en las páginas siguientes planteo demostrar es la siguiente: Las controversias científicas oficiales y privadas que transcurren en el estricto universo científico y son censuradas por la ciencia normal, sobreviven a su pretendida clausura al convertirse en controversias oficiosas, aunque sea mínima su presencia pública, al ser silenciada por determinados grupos de interés. Un ejemplo paradigmático lo constituye el caso “SIDA”. Es decir, las controversias científicas se han de dar en su ámbito natural, el científico. Pero puede darse la coyuntura de que determinados postulados o hipótesis que pongan en cuestión toda una corriente científica constituida y asentada, sean censurados por ésta y el poder que le confiere su vigencia. En este sentido, intentarán llegar a la clausura de la controversia en cuanto les sea posible, optando por silenciarla mientras tanto. Es esta lógica la que posibilita a la ciencia oficial mantener su vigencia y silenciar las amenazas a la misma, lo que genera una inercia que puede llegar a cohibir la generación de debate en el conocimiento. Una vía para escapar de esta lógica es la socialización de la controversia, es decir, generar un debate paralelo fuera de los ámbitos de exclusividad científica, como pudiera ser en los medios de comunicación, movimiento asociativo crítico, por poner un ejemplo. Es entonces cuando la controversia científica oficial se convierte en oficiosa, y es la manera en estas circunstancias mencionadas, de conseguir sobrevivir a su clausura. La presencia pública del debate puede ser contundente o mínima, no obstante, lo importante es que su publicidad es lo que la hace posible. Para desarrollar la tesis propuesta, nos hemos planteado los siguientes objetivos: 1. Reconstruir la controversia científica del SIDA a partir del desarrollo de la hipótesis vírica y no vírica del SIDA, analizadas desde el principio de simetría. Anterior Inicio Siguiente