1. CAPÍTULO II
VOCESDE PROTESTA (del libro de CharlesW. Arnade)
En 1596 vivía enLa Habana, parece que retirado, el ciudadanoAlonsoSuárezToledo, que dijo
que había navegadocon el adelantadoMenéndez.Parece que influyóenlaCoronaescribiendo
ásperascartas a “Su MajestadReal Católica”. El señor Suárez Toledo estaba bastante molesto
con el ataque de Drake a San Agustín. El 3 de julio de 1586 informó al rey de lo que sabía
acerca de la entrada de Drake en Florida. Terminó su carta con la súplica de que se
abandonase la provincia. Suárez Toledo le dijo al rey que “mantener Florida era solamente
aumentar gastos porque había sido y era totalmente improductiva, y no podía sostener a su
propia población. Todo tenía que traerse de afuera”. Sugirió que España debería fortificar La
Habana y mejorar el puerto y la ciudad. El gobierno de San Agustín, según este caballero, no
servíade ningunaayudaa la navegaciónespañola que iba a través del Canal de Bahamas, que
estaba situado a 50 leguas del cabo Cañaveral, que Suárez identificó como el final del canal.
En 1593, Bartolomé Argüelles, Contador Real de Florida, que se encontraba en España, envió
un memorándumal Consejode lndiasen el que aconsejaba en términos claros y terminantes
que San Agustín debía trasladarse 25 leguas al norte de la barrera de Guale (islas de Santa
Catalina),porque lascuentasactualesnoeranaceptablesde ningúnmodo.Laprotesta pública
contra Florida se hizo más fuerte y, en consecuencia, dos grandes organismos coloniales
entraronenla controversia:el Consejode Indias y la Casa Real de las Indias. El 25 de mayo de
1593, después de que Argüelles manifestara su oposición a La Florida, el Consejo de Indias
ordenóa la Casa de Las Indiassostenerunjuiciosobre el caso.Parece que Argüelles testificó a
favor de desmantelar San Agustín y moverlo hacia el norte, de modo que estuviera más en
línea con La Habana. También se consultó a otros veteranos de Florida. El piloto jefe de
Florida,MateoLuis, estaba en Sevilla y él también les dijo a las autoridades que más al norte
había puertos y bahías mejores que San Agustín. En cambio, el gran exgobernador, Pedro
Menéndez Márquez -1577-1589- (sobrino del fundador de San Agustín Pedro Menéndez de
Avilés), el capitán Tomás Bernaldo y el Padre Alonso Gregorio Escobedo se opusieron
vigorosamente a desmantelar San Agustín. El Padre Escobedo, un veterano franciscano, era
autor de un poemaépicoinédito,“LaFlorida”, un interesante documento acerca de la Florida
española en el siglo XVI. Marqués sugirió unos cambios básicos en la administración de la
colonia. Opinaba que con la ayuda de una financiación adecuada, mejores comunicaciones y
suministrode alimentosse ayudaría a mejorarlasituacióndel gobierno.El exgobernador y sus
asistentescreíanque nohabía nada tan maloenFloridaque no pudiese ser arreglado con una
2. actuacióneficiente.Obviamente,el exgobernadorMárquezestaba a favor de La Florida. Hasta
ahora él había sido el más enérgico gobernador del siglo en esta colonia pobre, que, si
subsistía, era precisamente gracias a su enorme ayuda. Había logrado resistir los ataques de
Drake y algunasrebeliones sin desesperarse. Su iniciativa y entusiasmo fueron proverbiales.
No se podía esperarque ahorarenunciaraa todo aquelloque había defendido con tanta ansia
en tan grandes adversidades.
Además, no quería tener parte en la destrucción del legado de su tío. Así que en 1593,
Márquez y sus dos compañeros habían detenido toda investigación en España en el caso de
Florida. El 25 de noviembre de 1593, cuando el caso se consideraba cerrado, el informe de
Márquez causóimpacto.Repentinamente,fue reelegido gobernador, y el contador Argüelles
(el que había hablado en contra de Florida) le prometió el 28 de enero de 1594 suficiente
dinero para mejorar las condiciones de la colonia. Márquez rechazó el puesto dando como
disculpasupoca salud.Porello,el 1 de febrerode 1594 laCorona eligiócomogobernadoraun
hombre muy capacitado: D. Domingo Martínez Avendaño. Felizmente, el traslado de San
Agustín al norte se había suspendido.
Pero en los años siguientes las condiciones de Florida no habían mejorado como se había
deseado.Losmedioseconómicosque habíaprometidolaCoronaylas sorprendentes energías
del nuevo gobernador no fueron suficientes para vencer los muchos obstáculos que se
presentaron. El gobernador Martínez Avendaño murió de puro agotamiento el viernes 25 de
noviembre de 1595, a la una de la mañana. Cuando el distinguido D. Gonzálo Méndez Cancio
llegó a San Agustín el día 2 de junio de 1597 para ser el siguiente gobernador español, se
encontró con muchos problemas. Su barco se vio obligado a regresar a Cuba tres veces, a
causa del mal tiempo y las tempestades. Era el más imaginativo y emprendedor que se había
visto nunca en Florida. Pero Méndez Cancio malamente podría remediar las dificultades de
Florida. Además, en el año 1596, los indios se rebelaron en Guale -el único lugar de su
jurisdicción un poco agradable- y degollaron a los misioneros franciscanos.
Además, en los años 1599 y 1600 las voces de protesta contra Florida se hicieron más fuertes
que nunca. Los misioneros franciscanos, movidos por su desacuerdo con el gobernador,
escribieron muchas cartas al rey. Dos sacerdotes destacados, Francisco Pareja (el más
inteligentede losfranciscanos) yBaltasarLópez,fueronlosque escribieron las cartas a España
más enconadas. Y a estas cartas se sumaron otras.
El 8 de marzo de 1599 el padre López le dijo al rey que los españoles de la guarnición o
campamento armado de Florida estaban muy afligidos y sufrían una enorme tribulación.
3. Además, el padre Pareja escribió una carta similar llamando la atención sobre “las
contrariedadesde lagente enFlorida”. “Todos claman a Nuestro Señor suplicando su ayuda”.
Pareja pedía una investigación del problema de Florida por parte de la corona, y siete meses
más tarde volvió a informar a la monarquía de que Florida era un despilfarro, porque era una
tierra con gran espesura de bosques “difícil de cultivar porque la cosecha es muy escasa
después de haber trabajado mucho”. Dijo que la tierra de San Agustín era mala y muy
pantanosa, con poblados nativos diseminados que eran muy difíciles de someter a nuestro
gobierno. Lo mismo se podía decir de las tierras del interior y del sur. El puerto, según él, no
tenía ningún valor, aunque se decía que había puertos mucho mejores hacia el norte.
Pareja admitió que nunca había visto esos puertos del norte, pues lo más lejos que había
viajadoendirecciónnorte habíasidohasta SanPedro(Cumberland Island). Creía que el padre
López estaba más cualificado para hablar sobre las playas septentrionales. Por eso, el 12 de
diciembre el Padre López envió otro comunicado de un valor decisivo.
Cuando el Padre López escribió esa carta, estaba en el convento de San Francisco, en San
Agustín.Fue una de lasdiversascartas que se escribieron dirigidas a la Corona desde Florida y
desde el punto más alto de la costa de Georgia. El sacerdote decía que, desde que Gonzalo
Méndez Cancio había tomado posesión del cargo de gobernador de Florida, las cosas no
andabanbien.La importante laborde convertiralosindiosal cristianismose habíaralentizado
debido a la oposición del gobernador a la política franciscana. Pero lo peor era la miseria de
San Agustín y el rechazo del gobernador a remediar esa situación. López decía que el actual
lugar de emplazamiento de la villa y guarnición de San Agustín, principal asentamiento de
Florida,noteníaningúnvalorpara la colonizaciónde Florida.Lapresenciade 300 españolesen
el registroreal de San Agustínera un despilfarro para España si permanecían en ese lugar tan
mal escogido. Solamente podían llegar al puerto pequeñas embarcaciones y la población no
era más que un “círculo estrecho” rodeado de pantanos, agua salada y lagunas saladas. El
interiorde lapenínsulade Florida era una tierra “sin calidad”, según el Padre López. Además,
no había conexiónalgunaentre el Atlánticoyel “Mar de Tocabago” (hoy,lacosta del Oeste).El
fraile escribióque él mismohabíaidoa buscar un pasaje directo a Tocabago y había andado 40
leguassinconseguirlo.Estosignificabaque Floridanoerauna isla como pensaba mucha gente
hasta ese momento.
El presidio estaba también bajo constante amenaza de inundaciones. De nuevo el 22 de
septiembrede ese mismoaño(1599), segúnmanifestóLópez,unaviolenta tormenta pasó por
San Agustíny el mar entróen el presidiocausandomuchos destrozos en árboles y casas. En el
4. campamento, algunos cuarteles de soldados fueron derribados por el agua y el viento. Las
tormentas destruyeron los diques gravemente y ahora todos temían la inundación. López
informóal reyde que lamayor parte de losgobernadoresconocíanmuypocolas provinciasde
Florida.Estose debía a que no podíanvisitartoda laislade Floridaoa que no teníaninterésen
su puesto.Enconsecuencia,nuncatuvieronoportunidadparaemplazarlagobernaciónenotro
sitio. Lo mismo se podía decir del gobierno del momento; además, el gobernador estaba
comprometido en asuntos de bienes reales y raíces en San Agustín. Con estas circunstancias,
se opondría a cambiar el gobiernode SanAgustínporque eso afectaría a sus propios intereses
económicos.
Lópezdeclaróque ya era tiempode trasladar el presidio a un lugar más conveniente, hacia el
norte. Otros emplazamientos reales habían pasado a manos particulares con una
compensacióndel gobiernoalosdueñosinclusounpocomáselevada que su precio real. Dijo
que estabatotalmente afavorde una compensaciónjusta,enla misma proporción que la que
se dio cuando el gobierno de Santa Elena fue desmantelado en 1587. Cada año que pasaba
hacía más costoso trasladar el campamento de Florida. El cura recomendó que el rey
comenzarainmediatamenteainvestigarlaposibilidad de abandonar la península de Florida y
establecer un campamento más al norte. El Padre López sugirió que las agencias
correspondienteslo consultaran con Bartolomé Argüelles, que había estado en San Agustín y
Santa Elena y se había destacado como un administrador honrado e infatigable a los ojos de
los padres franciscanos. Había sido Argüelles, escribió López, el que había recibido a los
primerosfranciscanosenFloridayloshabía llevadoal interiorparapresentarlosa la población
pagana. A él siempre le había impresionado la habilidad de Argüelles y su excelente
conocimiento de la mentalidad india.
El contador cooperaba con los misioneros. Esta declaración no era para los otros oficiales
laicos, de quienes se creía que estaban bajo la influencia del gobernador Méndez Canzo. Los
indios mostraban gran respeto a Argüelles y en verdad los trataba con justicia pero
severamente. El padre, entusiasta, terminó la carta diciendo: “Los asuntos que aquí he
detallado son muy importantes y cualquier retraso causará muchos daños y molestias. Le
suplicoaSu Majestadcon gran humildad que determine sin retraso lo que sea conveniente”.
Indudablementeestacartafue importante parael asuntode Florida. El 12 de enero de 1560 el
supervisor de comercio de Florida, Alonso Las Alas, hizo una enérgica súplica para que se
desmantelase la guarnición de San Agustín. Escribió que previamente había informado al rey
de la situación de inseguridad en Florida y en San Agustín. Ahora por segunda vez suplicaba
5. que le escuchasen,porque el campamento de San Agustín tenía mucha menos utilidad tras el
gran huracán del 22 de septiembre de 1599. La tempestadhabía destruido la isla que protegía
el campamento.Despuésde hacerlapedazos,el aguainundóel pueblo,incluyendo la guardia,
los almacenes y el depósito de munición. Parte del campamento cayó sobre los baluartes y
postigos que daban a la bahía. Esto, pensó Las Alas, se debió a que el campamento estaba
hechode madera,arena y leña,yno teníauna base sólida.Enmuchas partes, informó, el agua
había llegadoala alturade lacintura. Había sucedidohastaensu propiacasa, donde el agua le
llegabacasi hastala cara. El agua llegóa laisladonde estabalaaldeade SanSebastiánya otras
islas del río del mismo nombre, donde se ahogaron muchos nativos. Las Alas dijo que San
Agustín y San Sebastián habían tenido suerte de que la tempestad hubiera tenido lugar
durante el día y no por la noche.
Con lanuevasituaciónde labahía, causada por laerosiónde laislaque estabaenfrente de San
Agustín, el campamento carecía de protección. Cualquier tempestad sería desastrosa para el
pueblo.Además, lasituaciónde losalrededoresera“enormemente dificultosa”.Portodoesto
el factor sugirióque el gobiernofuese transferidoaunade las mejores bahías del norte, como
Sapelo o los terrenos de Santa Catalina. Lo más adecuado eran las villas indias de Yoa y
Tolomato, que contaban con buenas bahías. Estaban mejor cubiertas y sus barreras eran más
profundas. El terreno que las rodeaba era más fértil y los riachuelos tenían agua potable.
Las Alascontinuósuinforme diciendoque quizáno conviniese deshacerse de San Agustín por
tres motivos:por razones de prestigio, porque estaba muy cerca del Canal de Bahamas y por
miedoa que el enemigopudiera usar la bahía. En estas circunstancias, el factor recomendaba
que el puebloyel campamentofuesentrasladadostierraadentroalavillade San Sebastián, la
cual estaba bañada por el río de San Sebastián, a solo dos tiros de rifle de distancia de San
Agustín. Los barcos podrían entrar en el río fácilmente y llegar al campamento. La tierra era
más fértil alrededor de San Sebastián, y detrás de la villa había unos riachuelos con agua
potable.
Las Alasescribióque el trasladode lavillay el campamento no sería nada nuevo en la historia
de San Agustín.No lejosde laguarniciónde SanAgustínhabía una islaque teníauna entradaal
puerto.En 1600 este lugarera conocidoporloshabitantescomo el antiguo San Agustín. Había
sidonecesariocambiarel campamentoal otroladode labahía porque las olasdel mar estaban
comiendo toda la isla. Las Alas se refería a lo que hoy se conoce como segundo y tercer
campamento, que estaban situados en la isla Anastasia. Para sostener sus argumentos, el
factor le recordó al rey que el propio Adelantado Pedro Menéndez Avilés quería cambiar el
6. campamentode laislaa lavillade San Sebastián,perosumuerte interfiriólarealización de un
plan tan maravilloso y, en su lugar, el campamento fue trasladado a la bahía de enfrente.
Por todo esto, el supervisor de comercio le recomendó al rey que se lo pensara dos veces
antes de construir una fortaleza de piedra en la bahía, donde ahora existía una fortaleza
deshecha. El rey debía suspender la autorización al virrey de la Nueva España y enviar 10000
ducados a Florida para la construcción de la nueva fortaleza. Las Alas dijo que el contador
Argüelles compartía su opinión y que deseaba que se le escuchase. Dijo que la fecha de los
trabajos no estaba puesta, aunque el gobernador Méndez Canzo ya había buscado algunos
albañilesycanteros.El gobernadorestabapreparadoparaempezarlaconstrucción, aunque el
consejoestabaencontra.Los trabajadores habían construido un horno de ladrillo, pero había
caído durante el huracán. Las Alastambiénopinabaque eracasi imposible hacer una fortaleza
de piedraenla bahía de enfrente porque el terrenoerapantanosoyarenosoyserviríapara los
cimientos. La historia ha probado que Las Alas estaba equivocado, aunque la fortaleza de
piedra no se hizo hasta 1672.
Las Alas terminó su carta con una larga súplica a la Corona, recomendando la construcción de
la fortaleza frente a Los Mártires (Keys), a setenta leguas del gobierno de San Agustín, en la
embocadura del canal de Bahamas. Las Alas adujo, como razón principal para justificar la
necesidadde lafortaleza,que cuandohabíaun naufragioenel canal lossupervivientes morían
de hambre o los capturaban los indios. La fortaleza debía hacerse de piedra, que había en
cantidad,y debíatenerunfaro. Durante el tiempo libre los soldados de esa nueva guarnición
podrían cultivar maíz y otros vegetales. También había bastante pescado y gran cantidad de
ballenas.LasAlasrecomendabaque los soldados se especializaran en la pesca de la ballena y
levantaran una bodega para almacenar aceites, que serían de gran provecho para todos los
españoles de Florida.
El planera que laguarnicióndeberíaexaminarla costa oeste de Tocobaga e investigar si el río
San Mateo llegabaala bahía. Si era así, y Las Alas estaba seguro de que lo era, se establecería
un servicioalrededorde Floridaque podríadiscurrirdesde SanAgustínal campamentode Keys
y de ahí a la bahía de San Carlos, luego a Tocobaga y regresar a San Agustín.
Era uninforme contradictorio. Las Alas quería desmantelar el gobierno y trasladarlo al norte,
aunque al principio de su carta había sugerido trasladarlo más hacia dentro del territorio. Por
fin recomendó que dieran pasos para fortalecer el gobierno de la península de Florida.
Indudablemente,estacartafue tambiénunfactorimportante para la decisión de la corona de
7. estudiara fondoel problemade Florida.Tambiénpudohaberinfluidoparaque se paralizase el
proyecto, que no llegó a materializarse a pesar de que el presupuesto había sido aprobado.
El contador Argüelles respaldó las peticiones de su amigo, el factor Las Alas. En una carta sin
fecha,incluidaenlacorrespondenciade 1601, informó de que la barrera de San Agustín había
experimentado muchos cambios y ahora permitía la entrada únicamente a los barcos de 90
toneladas.SanAgustíneramás pantanoso que nunca después del huracán de 1599. Argüelles
recomendaba que el gobierno fuera trasladado al norte a una bahía más favorable. Por esa
mismaépoca,el comendadorde laReal Armada de la Guardia de Indias, Luis Fajardo, escribió
diciendoque el dineroque EspañaestabagastandoenFloridaerauncompletodespilfarro. No
había buenos puertos, la tierra no era fértil, no había plata ni oro ni otros metales preciosos.
El 25 de febrero de 1600, el padre Blas Montes, superior de los franciscanos, se dirigió a la
corona enuna carta memorable.El padre superior era un hombre cortés, eficiente y pacífico.
Tenía un sentidode la justicia y una humildad notables, pero al mismo tiempo habló con una
franqueza admirable. Escribió en esta carta que en relación a la grave situación de los indios
“la culpa debe recaer en nosotros”. Pero tenía la seguridad de que alguien, refiriéndose sin
duda a Méndez Canzo, ya había llevado a toda prisa esta conclusión “a Su Majestad” y, dijo
Montes,“el respetoque se me ha ordenadoque tengaal gobernadorloacato en todoexcepto
en que no perderé mis derechos, los mantendré como siempre he hecho”.
Blas Montes suplicó a la corona que le ayudara a reconstruir la capilla del convento
franciscano, que se había quemado en el devastador fuego del 14 de marzo de 1599. Le pidió
al rey100 ducadospara reconstruirel convento.Agregóque “el dinero sería depositado hasta
que llegara a una decisión en relación a este asunto”. Dijo que la tierra alrededor de San
Agustín no era fértil y no podía sostener a tanta gente. Por esta razón, dijo el padre, “parece
que muchospiensanque se ordenaráque el presidioseatrasladadoaunlugar másfavorable”.
Montesno tomó parte en esta controversia, ni recomendando ni oponiéndose al traslado de
San Agustín,aunque estacarta parece indicarsu simpatíahacialos que queríandesmantelarel
presidio.
Es difícil creerque los que estaban a favor de que se abandonara la península de Florida eran
un grupode presiónbienorganizado.Los franciscanos se mantenían firmes, fuertes y unidos,
pero las autoridades civiles de Florida, que a finales del siglo XVI estaban bajo unos
gobernadoresadmirablemente emprendedores, lesllevabanventaja.El movimiento contra La
Floridaeraespontáneo,basadoen el patriotismo, el sentido común y, hasta cierto punto, los
motivos personales. Su ritmo y presión aumentaba proporcionalmente según empeoraba la
8. situación de la cabeza de playa. Tras recibir todas estas quejas, la corona decidió que había
llegadoel momentode hacerunestudiomásexhaustivodel problemade Floridaque el que se
había llevado a cabo en España en 1593.
Con la aprobación del virrey de Nueva España y la Audiencia de Santo Domingo, el rey envió
desde el Pardo el 5 de noviembre de 1600 una cédula real al gobernador de Cuba, D. Pedro
Valdés. Las copias fueron enviadas a la ciudad de México y a Santo Domingo. En la cédula el
rey comunicaba que había sido informado por varias fuentes de que no era necesario
mantener el presido de Florida. Las razones que le habían dado para tomar tan drástica
medidaeranque losindios en Florida se negaban a abrazar la fe católica y no querían cultivar
productos agrícolas. También la falta de oro, plata y otros metales hacían de Florida un lugar
completamente indeseable. Otra razón era que esta tierra no poseía un puerto adecuado en
ningún lugar de su larga costa y no había ni siquiera un lugar bueno para que en caso de
urgencia la flota española pudiese encontrar refugio. Y se decía que las tierras de Florida no
colindaban con otras regiones valiosas para España. Otras personas opinaban que, si España
abandonabaFloridayestafueraocupada por el enemigo, no representaría una amenaza para
el imperio español.
Habiendoescuchadoestosargumentos,el reyordenóal gobernadorValdésque investigaralos
siguientespuntosenrelaciónaFlorida:el estadolegalde losindios,el número de ellos que se
habían convertido a la religión, la productividad del suelo, las ventajas y desventajas de
desarmar S. Agustín y el gasto que esta provincia y el presidio causaban al tesoro real. La
cédula fue firmada como de costumbre: Yo, el Rey.
Esta cédula no llegó a La Habana hasta 1602, cuando el galeón San Mateo, cargado de
armamento y material para la construcción de S. Agustín entró al puerto de La Habana.
Al gobernadorValdésnole agradóla tareade ir a Floridaa investigarlacolonia,cambiando las
comodidadesde laHabanapor la durezade S. Agustín. El 14 de agosto designó a su inquieto y
ambicioso hijo Fernando Valdés para que llevara a cabo las instrucciones necesarias para
seguirlainvestigación.Se le dijoque,de acuerdo con la Cédula, debía escuchar los juicios con
el propósitode investigarafondoel estadode la penínsulaydel presidio.El jovenValdésllegó
a San Agustín el viernes 30 de agosto, donde según un testigo “saltó feliz a tierra”.