1. -Datos.- Dije mientras abría mi pequeña caja cuadrada metálica donde guardaba mi tabaco,
cogí un cigarro me lo puse ente los labios, saque el mechero y me lo encendí.
-Se llama Kuzkoff, es un famoso ruso traficante de armamento militar. Hace poco pidió al Jefe
varios de nuestros hombres y una gran cantidad de dinero, nunca volvimos a ver nada. Ni la
pasta… ni mucho menos a los chicos-. Me contaba mientras leía unas hojas escritas en ellas el
historial de ese hombre y unas fotos en blanco y negro de él. –Esta en busca y captura en
Rusia, China y en varios países de Europa. Tenemos permiso para matarle, no hará falta
interrogarle.
Lo estábamos esperando delante de una residencia de ancianos, nuestros más allegados nos
confirmaron que estaría ahí todo el día hasta la noche. Dentro tenía varios ex-compañeros de
guerra que solía visitar para decirles que la Madre Rusia no esta muerta y que el haría lo
posible para devolverla a sus días de gloria. Llevábamos desde las 13h esperando y eran las
13:30h cuando entraron varios hombres encapuchados y vestidos completamente de negro.
No nos movimos del coche, seguimos esperando.
A las pocas horas salieron los mismos individuos que previamente habían entrado a la
residencia solo que esta vez salieron con una anciana que prácticamente no podía caminar, le
costaba pisar pero aun así ellos la empujaban.
-¿Vamos? –Me dijo Frank. Era mi nuevo compañero, los dos trabajábamos para la mismo
bandera: “Winkston City” la ciudad más prestigiosa y con más criminales en todo el mundo.
Éramos del Equipo de Investigación Secreta (EIS), en internet nos definían como: “Terroristas
que nos dedicamos a matar a otros ‘Terroristas’ para mantener en secreto las mierdas del
gobierno “. En realidad no se equivocaban, matábamos por guardar secretos, es decir, los
perros del estado.
-¿Es tu primer caso, verdad?-Contesté mientras quitaba la vista lentamente de la anciana y lo
miraba a él. Era muy joven, acababa de ingresar en la EIS y le asignaron una misión de alto
cargo. Sus ojos de niño mimado por Mama reflectaban el miedo que corría por sus venas.
Llevaba el mismo traje que yo: una Americana negra al igual que la corbata, pantalones,
zapatos de piel y una camisa blanca. Teníamos que cuidar mucho nuestro aspecto físico, el era
“El Nuevo y el Guaperas” con su pelo rubio liso que le llegaba hasta las cejas.
-Están agrediendo a una pobre anciana que perfectamente podría ser tu abuela- Decía con el
tono más alto del que debía dejando que sus arterias resaltasen por el cuello.
-Entonces sal, saca tu arma, levanta tus manos, apuntales y llénales el culo de plomo.Conteste entre una sonrisa mirándole fijamente.- Pero no olvides que luego en la oficina te lo
rellenaran a ti también y volverás a controlar el trafico en la ‘Avenida 45’-.
El chico dejo de mirarme y entre un bufido volvió a su posición llevando su mano derecha a la
frente apartándose varios mechones de los ojos. Seguidamente, volví la vista a nuestros
objetivos y vi que ya no estaban.
2. Pasaban las horas, me quedaba sin tabaco y Frank perdía los nervios, algo que hacía que me
enfureciera demasiado. Le sonó varias veces el móvil pero no respondía. En una de las
llamadas conseguí ver que se trataba de su pareja sentimental que quería ponerse en
contacto con él y viendo las veces que le llamo estaría muy preocupada.
-Cógelo o tendrás que aguantar luego sus gritos y me imagino que no queras contarle que
estabas en una misión secreta esperando aun traficante ruso de armas que quiere atentar
contra nuestro Presidente del Gobierno, quedarse con nuestro ejercito y hacer resucitar a la
Madre Rusia, ¿verdad? –Le dije intentando convencerle sin quitar la mirada de la puerta de la
residencia.
-¿Tu no tienes pareja? –Me pregunto sin apartar la mirada de mi rostro seriamente.
Durante unos segundos las carcajadas resonaron por todo el coche y entre aplausos le toque el
hombro.
-Cuando lleves unos meses trabajando aquí sabrás porqué me rio, mientras tanto responde al
móvil o apágalo. –Continúe hablando intentando dejar de reírme por su pregunta.
Durante varias horas no volvió a mirarme ni decirme nada, no aparto en ningún momento su
vista del salpicadero del coche. Llevábamos toda la tarde esperando a que saliese nuestro
hombre y poder terminar nuestro trabajo. Cuando empezamos a dormirnos, un coche policial
paro al lado nuestro bajando las ventanillas y con una linterna contemplaba si teníamos algo
sospechoso dentro del coche.
-Bajar la ventanilla.- Dijo el gordo Policía, seguro que se comía todos los donuts de la oficina.
Tuvimos que esperar varios segundos que se hicieron eternos hasta que él bajase del coche.
-Agente no llevamos nada, estamos esperando a una chica.- Mentí para que nos dejasen en
paz. Decirles que éramos de la EIS sería poner en peligro la misión.
-Pueden abrir el maletero.- Continuo sin hacer caso a mis palabras y golpeando la parte trasera
con la linterna.
Estaba harto de esperar, cansado de aguantar a un crio que hacía preguntas estúpidas y lo
ultimo que me faltaba era un gordo donut policía que hiciera peligrar la misión. Baje del coche,
saque mi Desert, lo empuje hasta la pared y le puse el arma en el cuello.
-Si quieres volver a desayunar donuts cada mañana y que no te suspendan de tu puesto, no
interrumpas en asuntos del gobierno… -Le susurre en la oído derecho mientras con los dedos
de la mano izquierda se los hundía fuertemente en sus mejillas formándole un ocho en sus
labios.- ¡Me has entendido!- Termine gritándole para intimidarle más aun.
Enseguida se aparto de nosotros y se fue con su compañero al coche policial, arrancaron y se
fueron. Yo por mi parte volví a entrar al Mustang negro de los 70. Fuera hacía mucho frio y me
vino a la cabeza cuando Kat me dijo que me pusiese el abrigo avisándome que hoy bajarían
mucho las temperaturas.
-¿Todavía crees que seguirá dentro?-Pregunto entre un bufido Frank.
3. -Por supuesto, y no tardara mucho en salir.- Respondí mientras me encendía el ultimo cigarro
que me quedaba.
Pasaron otras dos horas hasta que salió, me puse el sombrero negro, cogí el arma y la cargue,
Frank hizo lo mismo. Salimos al mismo tiempo los dos del coche, a paso lento íbamos
acercándonos al ruso.
- ¡Kuzkoff! –Grite al tiempo que levantaba el arma y le apuntaba.
Se dio la vuelta lentamente, no me dio tiempo ni de ver su rostro cuando Frank disparo varias
en él y este cayo tendido al suelo en un charco enorme de sangre. Me di la vuelta, escondí el
arma y volví en dirección al coche.
-Comprueba que sea él objetivo, date prisa no debemos quedarnos mucho tiempo por aquí.Le ordene mientras el seguía de pie paralizado por lo que había hecho.
-¡No es el! Es Jona… uno de los que le enviamos.- Grito alertado.
No podía creérmelo, me di la vuelta y volví a la escena del crimen. Comprobé que tenía razón,
era un agente de la EIS, tenía varios signos de tortura y la boca precintada para que no pudiese
hablar. Cuando le tome el pulso, ya era demasiado tarda para llamar a una ambulancia, una
bala había atravesado su cuello y otras dos su pecho.
-Vámonos.- Le dije mientras sacaba varias fotos al cadáver.-Ahora –
Cuando ya estábamos otra vez en el coche, llamé varias veces a central y nadie respondió a
ninguna de mis llamadas.
-Van a tener que explicarme muchas cosas.KHALID B. T.
Gracias por vuestro tiempo y por haber leído estas tres páginas. Habrá continuación por
supuesto, quiero que la historia esta tenga muchas intrigas y que vosotros mismos vayáis
pensando que puede estar pasando en cualquier momento.
Todos lo que sale en la historia es completamente inventado salvo: Armas y coches. Todo lo
demás nace de mi imaginación, cualquier parecido es pura casualidad.