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                                                                                Emilio Benedetti s.i.
                                                                                          Enero 2012

                    Algunas citas orientativas del Nuevo Testamento.

 En los Evangelios no se nos presenta una doctrina sino más bien una forma de estar en el mundo.
           Estas citas pueden ayudarnos a saber estar y a dar sentido a nuestras vidas.

1- Rasgos del cristiano.
Mat. 23, 6-16
Los doctores de la ley desean los mejores puestos en los banquetes, los asientos de honor en las
sinagogas, 7 ser saludados con todo respeto en la calle y que la gente los llame maestros. 8 “Pero
vosotros no os hagáis llamar maestros por la gente, porque todos sois hermanos y uno solo es
vuestro Maestro. 9 Y no llaméis padre a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el que
está en el cielo (en el universo). 10 Ni os hagáis llamar maestros, porque vuestro único Maestro es
Cristo. 11 El más grande entre vosotros debe estar al servicio de los demás.

Pablo a los Romanos 12, 9-14
9 Amaos con toda sinceridad. Aborreced lo malo y seguid lo bueno. 10 Amaos como hermanos los
unos a los otros, dándoos mutuamente preferencia y respeto. 11 Esforzaos, no seáis perezosos y
servid al Señor con corazón ferviente. 12 Vivid alegres por la esperanza que tenéis; soportad con
valor los sufrimientos; no dejéis nunca de orar. 13 Ayudad en sus necesidades a los que pertenecen al
pueblo santo; recibid bien a los que os visitan. 14 Bendecid a los que os persiguen; bendecidlos y no
los maldigáis.

2- El amor es la esencia del cristianismo.
 Mat. 22, 34-40
34 Los fariseos se reunieron al saber que Jesús había hecho callar a los saduceos. 35 Uno de
aquellos, maestro de la ley, para tenderle una trampa le preguntó: 36 –Maestro, ¿cuál es el
mandamiento más importante de la ley? 37 Jesús le dijo: –‘Ama al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.’ 38 Este es el más importante y el primero de los
mandamientos. 39 Y el segundo es parecido a este: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo.’ 40 De estos
dos mandamientos pende toda la ley de Moisés y las enseñanzas de los profetas.

Juan 13, 34-35
34 Os doy este mandamiento nuevo: Que os améis los unos a los otros. Así como yo os amo, debéis
también amaros los unos a los otros. 35 Si os amáis los unos a los otros, todo el mundo conocerá que
sois mis discípulos.

y Juan 15, 12-17
12 Mi mandamiento es este: Que os améis unos a otros como yo os he amado. 13 No hay amor más
grande que el que a uno le lleva a dar la vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis
lo que os mando. 15 Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; os llamo
amigos, porque os he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho. 16 Vosotros no me
escogisteis a mí, sino que yo os he escogido a vosotros y os he encargado que vayáis y deis mucho
fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre os dará todo lo que le pidáis en mi nombre. 17 Esto
es, pues, lo que os mando: Que os améis unos a otros.
2

Luc. 6, 27-36
27 “Pero a vosotros que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os
odian, 28 bendecid a los que os maldicen, orad por los que os insultan. 29 Al que te pegue en una
mejilla ofrécele también la otra, y al que te quite la capa déjale que se lleve también tu túnica. 30 Al
que te pida algo dáselo, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames. 31 Haced con los demás
como queréis que los demás hagan con vosotros. 32 “Si amáis solamente a quienes os aman, ¿qué
hacéis de extraordinario? ¡Hasta los malos se portan así! 33 Y si hacéis el bien solamente a quienes
os hacen bien a vosotros, ¿qué tiene de extraordinario? ¡También los malhechores se portan así! 34
Y si dais prestado sólo a aquellos de quienes pensáis recibir algo, ¿qué hacéis de extraordinario?
¡También los malos se prestan entre sí esperando recibir unos de otros! 35 Amad a vuestros
enemigos, haced el bien y dad prestado sin esperar nada a cambio. Así será grande vuestra
recompensa y seréis hijos del Dios altísimo, que es también bondadoso con los desagradecidos y los
malos. 36 Sed compasivos, como también vuestro Padre es compasivo.

Pablo a los Romanos 13. 8-10
8 No tengáis deudas con nadie, aparte de la deuda de amor que tenéis unos con otros, pues el que
ama a su prójimo ya ha cumplido todo lo que la ley ordena. 9 Los mandamientos dicen: “No
cometas adulterio, no mates, no robes, no codicies”; pero estos y los demás mandamientos quedan
comprendidos en estas palabras: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 10 El que tiene amor no hace
daño al prójimo; así que en el amor se cumple perfectamente la ley.

1º carta de Juan 4, 7-18
7 Queridos hermanos, amémonos unos a otros, porque el amor procede de Dios. Todo aquel que
ama es hijo de Dios y conoce a Dios. 8 El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
9 Dios ha mostrado su amor hacia nosotros al enviar a su Hijo único al mundo para que tengamos
vida por él. 10 El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él
nos amó antes a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, quedaran
perdonados nuestros pecados. 11 Queridos hermanos, si Dios nos ha amado así, también nosotros
debemos amarnos unos a otros. 12 A Dios nunca lo ha visto nadie; pero si nos amamos unos a otros,
Dios vive en nosotros y su amor se hace realidad en nosotros. 13 La prueba de que nosotros vivimos
en Dios y que él vive en nosotros es que nos ha dado su Espíritu. 14 Y nosotros mismos hemos visto
y declaramos que el Padre envió a su Hijo para salvar al mundo. 15 Todo aquel que reconoce que
Jesús es el Hijo de Dios, vive en Dios y Dios en él. 16 Así hemos llegado a saber y creer que Dios
nos ama. Dios es amor, y el que vive en el amor vive en Dios y Dios en él. 17 De esta manera se
hace realidad el amor en nosotros, para que en el día del juicio tengamos confianza; porque nosotros
somos en este mundo tal como es Jesucristo. 18 Donde hay amor no hay temor. Al contrario, el amor
perfecto echa fuera el temor, pues el temor supone castigo. Por eso, el que teme no ha llegado a
amar perfectamente.

1ª carta de Pablo a los Corintios 13, 1-7
1 Si hablo las lenguas de los hombres, y aun las de los ángeles, pero no tengo amor, no soy más que
un metal que resuena o un platillo que retiñe. 2 Y si tengo el don de profecía, y entiendo los
designios secretos de Dios, y sé todas las cosas; y si tengo la fe necesaria para mover montañas,
pero no tengo amor, no soy nada. 3 Y si reparto entre los pobres cuanto poseo, y aun si entrego mi
cuerpo para tendré qué enorgullecerme, pero no tengo amor, de nada me sirve. 4 El que ama sabe
soportar, es bondadoso; no tiene envidia, no es presumido, ni orgulloso, 5 ni grosero, ni egoísta; no
se enoja ni guardar rencor; 6 no se alegra de las injusticias, sino que se alegra de la verdad. 7 El que
ama es sufrido, cree en todo lo bueno y lo soporta todo.
3

3-, Orientaciones para superar las preocupaciones de la vida.
Las preocupaciones
Lc 12,22-31
22 Después dijo Jesús a sus discípulos: “Por tanto os digo: No estéis preocupados por lo que habéis
de comer para vivir, ni por la ropa con que habéis de cubrir vuestro cuerpo. 23 La vida vale más que
la comida, y el cuerpo, más que la ropa. 24 Fijaos en los cuervos: no siembran, ni siegan, ni tienen
almacén ni granero. Sin embargo, Dios les da de comer. ¡Cuánto más valéis vosotros que las aves!
25 De todos modos, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una
hora? 26 Pues si no podéis hacer ni aun lo más pequeño, ¿por qué preocupaos por las demás cosas?
27 “Fijaos cómo crecen los lirios: no trabajan ni hilan. Sin embargo, os digo que ni aun el rey
Salomón, con todo su lujo, se vestía como uno de ellos. 28 Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy
está en el campo y mañana se quema en el horno, ¡cuánto más habrá de vestiros a vosotros, gente
falta de fe! 29 Por tanto, no andéis afligidos buscando qué comer y qué beber. 30 Porque todas esas
cosas preocupan a la gente del mundo, pero vosotros tenéis un Padre que ya sabe que las necesitáis.
31 Buscad el reino de Dios y esas cosas se os darán por añadidura.


Cuando las van mal dadas.
Mat. 8, 23-27
23 Jesús subió a la barca, y sus discípulos le acompañaron. 24 De pronto se desató sobre el lago una
tempestad tan fuerte que las olas cubrían la barca. Pero Jesús se había dormido. 25 Sus discípulos
fueron a despertarle, diciendo: –¡Señor, sálvanos! ¡Nos estamos hundiendo! 26 Él les contestó: –
¿Por qué tanto miedo? ¡Qué poca es vuestra fe! Dicho esto se levantó, dio una orden al viento y al
mar, y todo quedó completamente en calma. 27 Ellos, asombrados, se preguntaban: –¿Quién es este,
que hasta los vientos y el mar le obedecen?

¿Miedo? ¡De qué!.
Mat. 10, 26-31
26 “No tengáis miedo a la gente. Porque nada hay secreto que no llegue a descubrirse ni nada oculto
que no llegue a conocerse. 27 Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz del día; lo que os digo
en secreto, proclamadlo desde las azoteas de las casas. 28 No tengáis miedo a quienes pueden matar
el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede arrastrar el cuerpo y el
alma al infierno. 29 “¿No se venden dos pajaritos por una pequeña moneda? Sin embargo, ni uno de
ellos cae a tierra sin que vuestro Padre lo permita. 30 En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de la
cabeza los tenéis contados uno por uno. 31 Así que no tengáis miedo: vosotros valéis más que
muchos pajarillos.

Confianza ante los peligros.
Mat. 14, 22-32
22 Jesús hizo subir a sus discípulos a la barca, para que llegasen antes que él a la otra orilla del lago,
mientras él despedía a la gente. 23 Cuando ya la hubo despedido, subió Jesús al monte para orar a
solas, y al llegar la noche aún seguía allí él solo. 24 Entre tanto, la barca se había alejado mucho de
tierra firme y era azotada por las olas, porque tenía el viento en contra. 25 De madrugada, Jesús fue
hacia ellos andando sobre el agua. 26 Los discípulos, al verle andar sobre el agua, se asustaron y
gritaron llenos de miedo: –¡Es un fantasma! 27 Pero Jesús les habló, diciéndoles: –¡Ánimo, soy yo,
no tengáis miedo! 28 Pedro le respondió: Señor, si eres tú, mándame ir a ti andando sobre el agua. 29
Ven dijo Jesús. Bajó Pedro de la barca y comenzó a andar sobre el agua en dirección a Jesús, 30 pero
al notar la fuerza del viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, gritó: –¡Sálvame, Señor! 31 Al
4

momento, Jesús le tomó de la mano y le dijo: –¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?        32   En cuanto
subieron a la barca, se calmó el viento.

Confiar y no angustiarse.
Juan 14, 27-29
27 “Os dejo la paz. Mi paz os doy, pero no como la dan los que son del mundo. No os angustiéis ni
tengáis miedo. 28 Ya me oísteis decir que me voy, y que vendré para estar otra vez con vosotros. Si
de veras me amaseis os habríais alegrado al saber que voy al Padre, porque él es más que yo. 29 Os
digo esto de antemano, para que, cuando suceda, creáis.

Cuando estemos fatigados y agobiados podemos contar con Él.
Mat. 11, 28-30
28 Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar. 29 Aceptad el yugo
que os impongo, y aprended de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontraréis
descanso. 30 Porque el yugo y la carga que yo os impongo son ligeros.”

4- ¿Hay otra vida? ¿Resucitaremos?
Jesucristo lo afirma.
Juan 11, 25-26
25 Jesús le dijo entonces: ‘Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá;
26 y ninguno que esté vivo y crea en mí morirá jamás’.


Cristo nos prepara un lugar para estar junto a Él.
Juan 14, 1-3
1 “No os angustiéis: creed en Dios y creed también en mí. 2 En la casa de mi Padre hay muchos
lugares donde vivir; si no fuera así, no os habría dicho que voy a preparaos un lugar. 3 Y después de
ir y preparaos un lugar, vendré otra vez para llevaras conmigo, para que vosotros también estéis
donde yo voy a estar.

Pablo describe la resurrección
1ª carta a los de Corintio. 15, 12-24
12 Ahora bien, si nuestro mensaje es que Cristo ha resucitado, ¿cómo dicen algunos de vosotros que
los muertos no resucitan? 13 Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; 14 y si Cristo no
resucitó, el mensaje que predicamos no sirve de nada, ni tampoco sirve de nada la fe que tenéis. 15
Si esto fuera así, seríamos testigos falsos de Dios, puesto que afirmamos que él resucitó a Cristo
cuando en realidad no lo habría resucitado de ser verdad que los muertos no resucitan. 16 Porque si
los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; 17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe no sirve de
nada: todavía seguís en vuestros pecados. 18 En este caso también están perdidos los que murieron
creyendo en Cristo. 19 Si nuestra esperanza en Cristo solamente se refiere a esta vida, somos los
más desdichados de todos los seres humanos. 20 Pero lo cierto es que Cristo ha resucitado. Él es el
primer fruto de la cosecha: ha sido el primero en resucitar. 21 Así como por causa de un hombre
entró la muerte en el mundo, también por causa de un hombre entró la resurrección de los muertos.
22 Y así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos tendrán vida. 23 Pero cada uno en
el orden que le corresponda: Cristo en primer lugar; después, en el momento en que Cristo vuelva,
los que le pertenecen. 24 Entonces vendrá el fin, cuando Cristo derrote a todos los señoríos,
autoridades y poderes, y entregue el reino al Dios y Padre.
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5- Cómo rezar.
Nos lo enseña Jesucristo.
Mat. 6, 5-13
5 “Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en
las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Os aseguro que con eso ya tienen su
recompensa. 6 Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora en secreto a tu Padre.
Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa. 7 “Y al orar no repitas palabras
inútilmente, como hacen los paganos y los incrédulos, que se imaginan que por su mucha palabrería
Dios les hará más caso. 8 No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis aun
antes de habérselo pedido. 9 Vosotros debéis orar así: ‘Padre nuestro que estás en el cielo, (en el
universo) santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra así como se
hace en el cielo. 11 Danos hoy nuestro pan de cada día. 12 Perdónanos nuestras ofensas como
también nosotros perdonamos a quienes nos han ofendido. 13 Y no nos expongas a la tentación,
( que no caigamos en tentación) sino líbranos del maligno.’

¡Recemos con fe y confianza !
Mat. 7, 7-11
7 “Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. 8 Porque el que
pide recibe, el que busca encuentra y al que llama se le abre. 9 ¿Acaso alguno de vosotros sería
capaz de darle a su hijo una piedra cuando le pide pan? 10 ¿O de darle una culebra cuando le pide un
pescado? 11 Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más
vuestro Padre que está en el cielo las dará a quienes se las pidan!”

¡Recemos con humildad !
Luc. 18, 9-14
9 Jesús contó esta otra parábola para algunos que se consideraban a sí mismos justos y despreciaban
a los demás: 10 “Dos hombres fueron al templo a orar: el uno era fariseo, y el otro era uno de esos
que cobran impuestos para Roma. 11 El fariseo, de pie, oraba así: ‘Oh Dios, te doy gracias porque
no soy como los demás: ladrones, malvados y adúlteros. Ni tampoco soy como ese cobrador de
impuestos. 12 Ayuno dos veces por semana y te doy la décima parte de todo lo que gano.’ 13 A cierta
distancia, el cobrador de impuestos ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se
golpeaba el pecho y decía: ‘¡Oh Dios, ten compasión de mí que soy pecador!’ 14 Os digo que este
cobrador de impuestos volvió a su casa perdonado por Dios; pero no el fariseo. Porque el que a sí
mismo se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido.” ¡Recemos con
agradecimiento!

1º carta de Pablo a los de Tesalónica. 5, 16-18
16 Estad siempre contentos. 17 Orad en todo momento.    18   Dad gracias a Dios por todo, porque esto
es lo que él quiere de vosotros como creyentes.

El poder de la oración.
Mat. 9, 27-29
27 Al salir Jesús de allí, dos ciegos le siguieron, gritando:–¡Ten compasión de nosotros, Hijo de
David! 28 Cuando entró en la casa, los ciegos se le acercaron. Él les preguntó: – ¿Creéis que puedo
hacer esto? –Sí, Señor – le contestaron. 29 Entonces Jesús les tocó los ojos y les dijo: –Hágase
conforme a la fe que tenéis.
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6- Para adquirir paz interior: perdonar siempre y no juzgar a nadie.
Perdona como perdonamos.
Mt. 6, 14-15
14 “Porque si vosotros perdonáis a los demás el mal que os hayan hecho, vuestro Padre que está en
el cielo os perdonará también a vosotros; 15 pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro
Padre perdonará el mal que vosotros hacéis.

Perdonar siempre .
Mat. 18, 21-22
21 Entonces Pedro fue y preguntó a Jesús: Señor, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano, si
me ofende? ¿Hasta siete? 22 Jesús le contestó: –No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces
siete.

Parábola del funcionario que no quiso perdonar.
Mat.18, 23-35
23 “Por eso, el reino de los cielos se puede comparar a un rey que quiso hacer cuentas con sus
funcionarios. 24 Había comenzado a hacerlas, cuando le llevaron a uno que le debía muchos
millones. 25 Como aquel funcionario no tenía con qué pagar, el rey ordenó que lo vendieran como
esclavo, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, a fin de saldar la deuda. 26 El funcionario
cayó de rodillas delante del rey, rogándole: ‘Señor, ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo.’ 27 El
rey tuvo compasión de él, le perdonó la deuda y lo dejó ir en libertad. 28 “Pero al salir, aquel
funcionario se encontró con un compañero que le debía una pequeña cantidad. Lo agarró del cuello
y lo ahogaba, diciendo: ‘¡Págame lo que me debes!’ 29 El compañero se echó a sus pies, rogándole:
‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo.’ 30 Pero el otro no quiso, sino que le hizo meter en la
cárcel hasta que pagara la deuda. 31 Esto disgustó mucho a los demás compañeros, que fueron a
contar al rey todo lo sucedido. 32 El rey entonces le mandó llamar y le dijo: ‘¡Malvado!, yo te
perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste. 33 Pues también tú debiste tener compasión de tu
compañero, del mismo modo que yo tuve compasión de ti.’ 34 Tanto se indignó el rey, que ordenó
castigarle hasta que pagara toda la deuda.” 35 Jesús añadió: –Esto mismo hará con vosotros mi
Padre celestial, si cada uno no perdona de corazón a su hermano.

Por qué no debemos juzgar
Mat. 7.1-5
1 “No juzguéis a nadie, para que Dios no os juzgue a vosotros. 2 Pues Dios os juzgará de la misma
manera que vosotros juzguéis a los demás; y con la misma medida con que midáis, Dios os medirá a
vosotros. 3 ¿Por qué miras la paja que tu hermano tiene en su ojo y no te fijas en el tronco que tú
tienes en el tuyo? 4 Y si tú tienes un tronco en el tuyo, ¿cómo podrás decirle a tu hermano: ‘Déjame
sacarte la paja que tienes en el ojo’ 5 ¡Hipócrita!, sácate primero el tronco de tu propio ojo, y así
podrás ver bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

7- El es fuente de vida
Juan 6, 54-58
N o t a : Con las palabras en bastardilla intento hacer algo más compresible este texto evangélico
(E.B.)

54 El que come mi cuerpo ( el que está unido a mi persona) y bebe mi sangre ( y participa de mi
vida ) tiene vida eterna; y yo le resucitaré el último día. 55 Porque mi cuerpo es verdadera comida
( Porque mi persona comunica la verdadera fuerza), y mi sangre es verdadera bebida.( y mi vida es
7

verdaderamente vigorizante ) 56 El que come mi cuerpo y bebe mi sangre vive unido a mí, y yo vivo
unido a él ( El que participa de mi persona y de mi vida, permanece unido a mi ) 57 El Padre, que
me ha enviado, tiene vida, y yo vivo por él. De la misma manera, el que me coma ( el que participa
de mi persona) vivirá gracias a mí. 58 Hablo del pan ( del alimento) que ha bajado del cielo. Este
pan (alimento) no es como el maná que comieron vuestros antepasados, que murieron a pesar de
haberlo comido. El que coma de este pan, ( el que esté unido a mi persona ) vivirá para siempre.

Así lo entendían los primeros cristianos.
Hechos de los Apóstoles 2, 46-47
46 Todos los días se reunían en el templo, y partían el pan en las casas y comían juntos con alegría y
sencillez de corazón. 47 Alababan a Dios y eran estimados por todos, y cada día añadía el Señor a la
iglesia a los que iba llamando a la salvación.

Porque Él existe antes que Abraham.
Juan 8, 53-58
53 ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham? Él murió, y murieron también los profetas.
¿Quién te has creído que eres? 54 Jesús contestó: –Si yo me honrase a mí mismo, mi honra no
valdría nada. Pero el que me honra es mi Padre, el mismo que decís que es vuestro Dios. 55 Pero
vosotros no le conocéis. Yo sí le conozco, y si dijera que no le conozco sería tan mentiroso como
vosotros. Pero, ciertamente, le conozco y hago caso a su palabra. 56 Abraham, vuestro antepasado,
se alegró porque iba a ver mi día: y lo vio, y se llenó de gozo. 57 Los judíos preguntaron a Jesús: –Si
todavía no tienes cincuenta años, ¿cómo dices que has visto a Abraham? 58 Jesús les contestó: –Os
aseguro que yo existo desde antes que existiera Abraham.

Porque unidos a Cristo, a la larga, es posible obrar siempre el bien.
Juan 15, 1-7
1 “Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador. 2 Si uno de mis sarmientos no da fruto, lo corta;
pero si da fruto, lo poda y lo limpia para que dé más. 3 Vosotros ya estáis limpios por las palabras
que os he hablado. 4 Seguid unidos a mí como yo sigo unido a vosotros. Un sarmiento no puede dar
fruto por sí mismo si no está unido a la vid. De igual manera, vosotros no podéis dar fruto si no
permanecéis unidos a mí. 5 “Yo soy la vid y vosotros sois los sarmientos. El que permanece unido a
mí y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí nada podéis hacer. 6 El que no permanece unido a
mí será echado fuera, y se secará como los sarmientos que se recogen y se queman en el fuego.

Jesús promete conceder lo que necesitamos si estamos unidos a Él
Juan 15 7-8
7 “Si permanecéis unidos a mí, y si sois fieles a mis enseñanzas, pedid lo que queráis y se os dará. 8
Mi Padre recibe honor cuando vosotros dais mucho fruto y llegáis así a ser verdaderos discípulos
míos.
Nos invita a que le amemos porque Él nos ama.
Juan 14, 23-24
23 Jesús dijo: “El que me ama hace caso a mi palabra; y mi Padre le amará, y mi Padre y yo
vendremos a vivir con él. 24 El que no me ama no hace caso a mis palabras. Las palabras que estáis
escuchando no son mías, sino del Padre, que me ha enviado.”

y Juan 15,9-11
9 Yo os amo como el Padre me ama a mí; permaneced, pues, en el amor que os tengo. 10 Si
obedecéis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo obedezco los mandamientos de
8

mi Padre y permanezco en su amor. 11 “Os hablo así para que os alegréis conmigo y vuestra alegría
sea completa.

8-Estar al servicio de todos con actitud humilde.
Marcos 10, 42-45
42 Jesús los llamó y les dijo: “Sabéis que entre los paganos hay jefes que creen tener el derecho de
gobernar con tiranía y prepotencia a sus súbditos, y sobre estos descargan los grandes el peso de su
autoridad. 43 Pero entre vosotros no debe ser así. Al contrario, el que quiera ser grande entre
vosotros, que sirva a los demás; 44 y el que entre vosotros quiera ser el primero, que sea esclavo de
todos. 45 Porque tampoco el Hijo del hombre ha venido para ser servido, sino para servir y dar su
vida en pago de la libertad de todos.”

Jesús, ejemplo de humildad y de servicio.
Juan 13, 3 -17
3 Durante la cena, Jesús, sabiendo que había venido de Dios, que volvía a Dios y que el Padre le
había dado toda autoridad, 4 se levantó de la mesa, se quitó la túnica y se puso una toalla a la
cintura. 5 Luego vertió agua en una palangana y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a
secárselos con la toalla que llevaba a la cintura. 6 Cuando iba a lavar los pies a Simón Pedro, este le
dijo: Señor, ¿vas tú a lavarme los pies? 7 Jesús le contestó: –Ahora no entiendes lo que estoy
haciendo, pero más tarde lo entenderás. 8 Pedro dijo: –¡Jamás permitiré que me laves los pies!
Respondió Jesús: –Si no te los lavo no podrás ser de los míos. 9 Simón Pedro le dijo: –¡Entonces,
Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza! 10 Pero Jesús le respondió: –El que está
recién bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Y vosotros estáis
limpios, aunque no todos. 11 Dijo: “No estáis limpios todos”, porque sabía quién le iba a traicionar.
12 Después de lavarles los pies, Jesús volvió a ponerse la ropa exterior, se sentó de nuevo a la mesa
y les dijo: –¿Entendéis lo que os he hecho? 13 Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y tenéis razón
porque lo soy. 14 Pues si yo, el Maestro y Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis
lavaos los pies unos a otros. 15 Os he dado un ejemplo para que vosotros hagáis lo mismo que yo os
he hecho. 16 Os aseguro que ningún sirviente es más que su señor y ningún enviado es más que el
que lo envía. 17 Dichosos vosotros, si entendéis estas cosas y las ponéis en práctica.

9- Relaciones de Jesucristo con las mujeres.
Jesús ante una prostituta
Luc. 7.36-50
36 Un fariseo invitó a Jesús a comer, y Jesús fue a su casa. Estaba sentado a la mesa, 37 cuando una
mujer de mala fama que vivía en el mismo pueblo y que supo que Jesús había ido a comer a casa
del fariseo, llegó con un frasco de alabastro lleno de perfume. 38 Llorando, se puso junto a los pies
de Jesús y comenzó a bañarlos con sus lágrimas. Luego los secó con sus cabellos, los besó y
derramó sobre ellos el perfume. 39 Al ver esto, el fariseo que había invitado a Jesús pensó: “Si este
hombre fuera verdaderamente un profeta se daría cuenta de quién y qué clase de mujer es esta
pecadora que le está tocando.” 40 Entonces Jesús dijo al fariseo: “Simón, tengo algo que decirte.”
‘Dímelo, Maestro’ –contestó el fariseo. 41 Jesús siguió: “Dos hombres debían dinero a un
prestamista. Uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta: 42 pero, como no le podían pagar,
el prestamista perdonó la deuda a los dos. Ahora dime: ¿cuál de ellos le amará más?” 43 Simón le
contestó: ‘Me parece que aquel a quien más perdonó.’ Jesús le dijo: “Tienes razón.” 44 Y
volviéndose a la mujer, dijo a Simón: “¿Ves esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los
pies; en cambio, esta mujer me ha bañado los pies con lágrimas y los ha secado con sus cabellos. 45
No me besaste, pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. 46 No derramaste aceite
9

sobre mi cabeza, pero ella ha derramado perfume sobre mis pies. 47 Por esto te digo que sus muchos
pecados le son perdonados, porque amó mucho; pero aquel a quien poco se perdona, poco amor
manifiesta.” 48 Luego dijo a la mujer: “Tus pecados te son perdonados.” 49 Los otros invitados que
estaban allí comenzaron a preguntarse: ‘¿Quién es este que hasta perdona pecados?’ 50 Pero Jesús
añadió, dirigiéndose a la mujer: “Por tu fe has sido salvada. Vete tranquila.”

Ante una mujer adúltera
Jn 8,1-11
1 Jesús se dirigió al monte de los Olivos, 2 y al día siguiente, al amanecer, volvió al templo. La
gente se le acercó, y él, sentándose, comenzó a enseñarles. 3 Los maestros de la ley y los fariseos
llevaron entonces a una mujer que había sido sorprendida en adulterio. La pusieron en medio de
todos los presentes 4 y dijeron a Jesús: ‘Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo
del adulterio. 5 En nuestra ley, Moisés ordena matar a pedradas a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué
dices?’ 6 Preguntaron esto para ponerle a prueba y tener algo de qué acusarle, pero Jesús se inclinó
y se puso a escribir en la tierra con el dedo. 7 Luego, como seguían preguntándole, se enderezó y les
respondió: “El que de vosotros esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.” 8 Volvió a
inclinarse y siguió escribiendo en la tierra. 9 Al oír esto, uno tras otro fueron saliendo, empezando
por los más viejos. Cuando Jesús se encontró solo con la mujer, que se había quedado allí, 10 se
enderezó y le preguntó: “Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?” 11 Contestó ella:
‘Ninguno, Señor.’ Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno.Vete y no vuelvas a pecar.”

Ellas sirven a Jesús y a los discípulos
Luc. 8. 1-3
1 Después de esto, Jesús anduvo por muchos pueblos y aldeas proclamando y anunciando el reino
de Dios. Le acompañaban los doce apóstoles 2 y algunas mujeres que él había librado de espíritus
malignos y enfermedades. Entre ellas estaba María, la llamada Magdalena, de la que habían salido
muchos malos espíritus; 3 también estaba Juana, esposa de Cuza, el administrador de Herodes; y
Susana, y otras muchas que, con lo que tenían, ayudaban a Jesús y a sus discípulos.


10-Tres mujeres fueron testigos de la muerte de Jesús
Tres de ellas estaban al pié de la Cruz, pero solo un hombre: Juan.
Jn 19, 25
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás, y
María Magdalena.

y Mt 27,55-56
55 Estaban allí, mirando de lejos, muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea y que le
habían ayudado. 56 Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Santiago y de
José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

José de Arimatea y Nicodemo, tuvieron la valentía de recoger su cuerpo para darle sepultura. Los
discípulos escogidos por Jesús estaban ausentes
Juan 19, 38-42
38 José de Arimatea, discípulo de Jesús, aunque lo mantenía en secreto por miedo a los Judíos,
solicitó de Pilatos el permiso de hacerse cargo del cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió, y él fue a
recoger el cuerpo. 39 También Nicodemo, el que en aquella ocasión había ido de noche a
entrevistarse con Jesús, llegó con unos 30 Kg de una mezcla de mirra y áloe. 40 Entre ambos se
10

llevaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas de lino bien empapadas en la mezcla de
mirra y áloe, según acostumbraban hacer los judíos para sepultar a sus muertos. 41 Cerca del lugar
donde Jesús fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo en el que nadie había
sido sepultado. 42 Y como el sepulcro estaba cerca y les corría prisa para preparar la fiesta (de la
Pascua Judía) del día siguiente, depositaron allí el cuerpo de Jesús.

Mt. 27,61
Dos mujeres se sentaron frente al sepulcro.
61 Entre tanto, María Magdalena y la otra María se quedaron sentadas frente al sepulcro.




11-Las mujeres fueron también testigos de la resurrección de Jesucristo y las primeras en
anunciarla
Ellas son la primeras en anunciar el fundamento de nuestra fe: la resurrección.
Jn 20,9-10
9 Jesús, después de resucitado, al amanecer el primer día de la semana, se apareció primero a María
Magdalena, de la que había expulsado siete demonios. 10 Ella fue y lo comunicó a los que habían
andado con Jesús, que entonces estaban tristes y llorando.

La resurrección y los ángeles
Mt. 28,1-7
1 Pasado el sábado, al amanecer el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María
fueron a ver el sepulcro. 2 De pronto hubo un fuerte temblor de tierra, porque un ángel del Señor
bajó del cielo y, acercándose al sepulcro, quitó la piedra que lo cerraba y se sentó sobre ella. 3 El
ángel brillaba como un relámpago y su ropa era blanca como la nieve. 4 Al verle, los soldados
temblaron de miedo y se quedaron como muertos. 5 El ángel dijo a las mujeres: –No os asustéis. Sé
que estáis buscando a Jesús, el crucificado, 6 pero no está aquí; ha resucitado, como dijo. Venid a
ver el lugar donde lo pusieron. 7 Id aprisa y decid a sus discípulos: ‘Ha resucitado y va a ir a Galilea
antes que vosotros. Allí le veréis.’ Esto es lo que yo tenía que deciros.

Solicitud de la mujeres
Lc 24,1-10
1 pero el primer día de la semana volvieron al sepulcro muy temprano, llevando los perfumes que
habían preparado. 2 Al llegar, encontraron que la piedra que tapaba el sepulcro no se hallaba en su
lugar; 3 y entraron, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. 4 Estaban asustadas, sin saber
qué hacer, cuando de pronto vieron a dos hombres de pie junto a ellas, vestidos con ropas brillantes.
5 Llenas de miedo se inclinaron hasta el suelo, pero aquellos hombres les dijeron: –¿Por qué buscáis
entre los muertos al que está vivo? 6 No está aquí. Ha resucitado. Acordaos de lo que os dijo cuando
aún se hallaba en Galilea: 7 que el Hijo del hombre había de ser entregado en manos de pecadores,
que lo crucificarían y que al tercer día resucitaría. 8 Entonces recordaron ellas las palabras de Jesús,
9 y al regresar del sepulcro contaron todo esto a los once apóstoles y a los demás. 10 Las que
llevaron la noticia a los apóstoles fueron María Magdalena, Juana, María madre de Santiago, y las
otras mujeres.


12- En la parábola del Padre nos manifiesta Jesucristo la misericordia divina.
Amor y compasión de Dios hacia la persona que comete el mal.
Lc. 15, 11-24
11

11  Contó Jesús esta otra parábola: “Un hombre tenía dos hijos. 12 El más joven le dijo: ‘Padre,
dámela parte de la herencia que me corresponde.’ Y el padre repartió los bienes entre ellos. 13 Pocos
días después, el hijo menor vendió su parte y se marchó lejos, a otro país, donde todo lo derrochó
viviendo de manera desenfrenada. 14 Cuando ya no le quedaba nada, vino sobre aquella tierra una
época de hambre terrible y él comenzó a pasar necesidad. 15 Fue a pedirle trabajo a uno del lugar,
que le mandó a sus campos a cuidar cerdos. 16 Y él deseaba llenar el estómago de las algarrobas que
comían los cerdos, pero nadie se las daba. 17 Al fin se puso a pensar: ‘¡Cuántos trabajadores en la
casa de mi padre tienen comida de sobra, mientras que aquí yo me muero de hambre! 18 Volveré a la
casa de mi padre y le diré: Padre, he pecado contra Dios y contra ti, 19 y ya no merezco llamarme tu
hijo: trátame como a uno de tus trabajadores.’ 20 Así que se puso en camino y regresó a casa de su
padre. “Todavía estaba lejos, cuando su padre le vio; y sintiendo compasión de él corrió a su
encuentro y le recibió con abrazos y besos. 21 El hijo le dijo: ‘Padre, he pecado contra Dios y contra
ti, y ya no merezco llamarme tu hijo.’ 22 Pero el padre ordenó a sus criados: ‘Sacad en seguida las
mejores ropas y vestidlo; ponedle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. 23 Traed el
becerro cebado y matadlo. ¡Vamos a comer y a hacer fiesta, 24 porque este hijo mío estaba muerto y
ha vuelto a vivir; se había perdido y le hemos encontrado!’ Y comenzaron, pues, a hacer fiesta.

13- Jesucristo nos indica donde está la verdadera felicidad.
Mt. 5, 2-12 :
2- Y tomando Jesús la palabra, les enseñaba diciendo:
3- Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
4- Bienaventurados los mansos , porque ellos posseerán en herencia la tierra.
5- Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
6- Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.
7- Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
8- Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
9- Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10- Bienaventurados los perseguidos por causa de la Justicia, porque de ellos es el Reino
    de los Cielos.
11-Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal
contra vosotros por mi causa. 12-Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en
los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.

14- Algo de lo que Jesús dijo de sí mismo
Del Evangelio de Juan
6, 35 Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá
sed.
8, 12 Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la
Vida.
11, 25 Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá: 26 y todo el que
vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?
14, 6 Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí.
15, 5 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos, el que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto,
porque sin mí, nada podéis hacer.

15. Comentario final
Contemplemos el universo y fijémonos en el macrocosmos interestelar con sus millones de galaxias
o contemplemos el microcosmos del átomo, de las moléculas, de las células, de los gérmenes y de
12

las bacterias. Son los dos extremos del hilo de la creación. Ante la naturaleza vegetal, animal y
humana, no podemos menos de admirar tantas maravillas. ¿Es que todo esto ha surgido por
casualidad de la nada, o es que ha habido ‘alguien’ super-inteligente que lo ha creado?

A este ‘alguien’ se le da el nombre de ‘Dios’ ,‘Allá’ o ‘Yahavéh’ . La tradición china, lo
denomina:‘La Verdad’ , porque confiesan que no tienen otra palabra más adecuada.

¿Qué dice la BIBLIA acerca de Dios, Yahveh, el Creador del universo?

En el Antiguo Testamento se lee en Éxodo capítulo 3º,
11- Dijo Moisés a Dios: “¿Quién soy yo para ir al Faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel?” 12-
Respondió Dios: “Yo estaré contigo... 13- Pero Moisés le replicó: “El problema es que cuando yo
vaya y les diga a los israelitas: ‘El Dios de vuestros antepasados me ha enviado a vosotros’, ellos
me preguntarán: ‘¿Y cuál es su nombre?’ Entonces, ¿qué podré decirles?” 14- Dios le contestó: “YO
SOY EL QUE SOY. Tú, pues, dirás a los israelitas: ‘YO SOY me ha enviado a vosotros.’ ” 15.-
Siguió Dios diciendo a Moisés: “Así dirás a los israelitas: Yahveh, el Dios de vuestros padres, el
Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre
para siempre, por él seré invocado de generación en generación.”

Leia mais em: http://www.bibliacatolica.com.br/03/2/3.php#ixzz1lJDWmSw7

En el Nuevo Testamento se lee en el Evangelio según Juan,
1,14 La Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros, vimos su gloria, que le corresponde como
hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan 18, 37 Le preguntó entonces Pilato: – ‘¿Así
que tú eres rey?’ Jesús le contestó: “Tú lo has dicho: soy rey. Mi misión consiste en dar testimonio
de la verdad. Y todo el que ama la verdad, me escucha.” 38 – Pilato repuso: ‘ ¡La verdad! ¿Y qué es
la verdad?’ Y dicho esto, volvió a salir donde los Judíos....

Nota:
La palabra de Yahveh, EL QUE ES, encuentra su plenitud en el
Nuevo Testamento, porque es el pensamiento definitivo del
Padre expresado en las palabras del Hijo, todo ello desde el
impulso interno del Espíritu Santo.

Jesucristo, que es el Hijo de LA VERDAD Y DEL QUE ES,
aparece en sus palabras maravillosas y sabias en el Nuevo
Testamento como la discreción suma. A través de ellas se
muestra el Señor radicalmente respetuoso y discreto en su
relación con el hombre, nunca lo fuerza y siempre lo respeta,
nunca se impone pero siempre invita.

Emilio Benedetti s.i

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1 citas nt-nueva presentación

  • 1. 1 Emilio Benedetti s.i. Enero 2012 Algunas citas orientativas del Nuevo Testamento. En los Evangelios no se nos presenta una doctrina sino más bien una forma de estar en el mundo. Estas citas pueden ayudarnos a saber estar y a dar sentido a nuestras vidas. 1- Rasgos del cristiano. Mat. 23, 6-16 Los doctores de la ley desean los mejores puestos en los banquetes, los asientos de honor en las sinagogas, 7 ser saludados con todo respeto en la calle y que la gente los llame maestros. 8 “Pero vosotros no os hagáis llamar maestros por la gente, porque todos sois hermanos y uno solo es vuestro Maestro. 9 Y no llaméis padre a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el que está en el cielo (en el universo). 10 Ni os hagáis llamar maestros, porque vuestro único Maestro es Cristo. 11 El más grande entre vosotros debe estar al servicio de los demás. Pablo a los Romanos 12, 9-14 9 Amaos con toda sinceridad. Aborreced lo malo y seguid lo bueno. 10 Amaos como hermanos los unos a los otros, dándoos mutuamente preferencia y respeto. 11 Esforzaos, no seáis perezosos y servid al Señor con corazón ferviente. 12 Vivid alegres por la esperanza que tenéis; soportad con valor los sufrimientos; no dejéis nunca de orar. 13 Ayudad en sus necesidades a los que pertenecen al pueblo santo; recibid bien a los que os visitan. 14 Bendecid a los que os persiguen; bendecidlos y no los maldigáis. 2- El amor es la esencia del cristianismo. Mat. 22, 34-40 34 Los fariseos se reunieron al saber que Jesús había hecho callar a los saduceos. 35 Uno de aquellos, maestro de la ley, para tenderle una trampa le preguntó: 36 –Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? 37 Jesús le dijo: –‘Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.’ 38 Este es el más importante y el primero de los mandamientos. 39 Y el segundo es parecido a este: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo.’ 40 De estos dos mandamientos pende toda la ley de Moisés y las enseñanzas de los profetas. Juan 13, 34-35 34 Os doy este mandamiento nuevo: Que os améis los unos a los otros. Así como yo os amo, debéis también amaros los unos a los otros. 35 Si os amáis los unos a los otros, todo el mundo conocerá que sois mis discípulos. y Juan 15, 12-17 12 Mi mandamiento es este: Que os améis unos a otros como yo os he amado. 13 No hay amor más grande que el que a uno le lleva a dar la vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que os mando. 15 Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; os llamo amigos, porque os he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho. 16 Vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os he escogido a vosotros y os he encargado que vayáis y deis mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre os dará todo lo que le pidáis en mi nombre. 17 Esto es, pues, lo que os mando: Que os améis unos a otros.
  • 2. 2 Luc. 6, 27-36 27 “Pero a vosotros que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian, 28 bendecid a los que os maldicen, orad por los que os insultan. 29 Al que te pegue en una mejilla ofrécele también la otra, y al que te quite la capa déjale que se lleve también tu túnica. 30 Al que te pida algo dáselo, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames. 31 Haced con los demás como queréis que los demás hagan con vosotros. 32 “Si amáis solamente a quienes os aman, ¿qué hacéis de extraordinario? ¡Hasta los malos se portan así! 33 Y si hacéis el bien solamente a quienes os hacen bien a vosotros, ¿qué tiene de extraordinario? ¡También los malhechores se portan así! 34 Y si dais prestado sólo a aquellos de quienes pensáis recibir algo, ¿qué hacéis de extraordinario? ¡También los malos se prestan entre sí esperando recibir unos de otros! 35 Amad a vuestros enemigos, haced el bien y dad prestado sin esperar nada a cambio. Así será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Dios altísimo, que es también bondadoso con los desagradecidos y los malos. 36 Sed compasivos, como también vuestro Padre es compasivo. Pablo a los Romanos 13. 8-10 8 No tengáis deudas con nadie, aparte de la deuda de amor que tenéis unos con otros, pues el que ama a su prójimo ya ha cumplido todo lo que la ley ordena. 9 Los mandamientos dicen: “No cometas adulterio, no mates, no robes, no codicies”; pero estos y los demás mandamientos quedan comprendidos en estas palabras: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 10 El que tiene amor no hace daño al prójimo; así que en el amor se cumple perfectamente la ley. 1º carta de Juan 4, 7-18 7 Queridos hermanos, amémonos unos a otros, porque el amor procede de Dios. Todo aquel que ama es hijo de Dios y conoce a Dios. 8 El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. 9 Dios ha mostrado su amor hacia nosotros al enviar a su Hijo único al mundo para que tengamos vida por él. 10 El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó antes a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, quedaran perdonados nuestros pecados. 11 Queridos hermanos, si Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos unos a otros. 12 A Dios nunca lo ha visto nadie; pero si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor se hace realidad en nosotros. 13 La prueba de que nosotros vivimos en Dios y que él vive en nosotros es que nos ha dado su Espíritu. 14 Y nosotros mismos hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para salvar al mundo. 15 Todo aquel que reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, vive en Dios y Dios en él. 16 Así hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor, y el que vive en el amor vive en Dios y Dios en él. 17 De esta manera se hace realidad el amor en nosotros, para que en el día del juicio tengamos confianza; porque nosotros somos en este mundo tal como es Jesucristo. 18 Donde hay amor no hay temor. Al contrario, el amor perfecto echa fuera el temor, pues el temor supone castigo. Por eso, el que teme no ha llegado a amar perfectamente. 1ª carta de Pablo a los Corintios 13, 1-7 1 Si hablo las lenguas de los hombres, y aun las de los ángeles, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que retiñe. 2 Y si tengo el don de profecía, y entiendo los designios secretos de Dios, y sé todas las cosas; y si tengo la fe necesaria para mover montañas, pero no tengo amor, no soy nada. 3 Y si reparto entre los pobres cuanto poseo, y aun si entrego mi cuerpo para tendré qué enorgullecerme, pero no tengo amor, de nada me sirve. 4 El que ama sabe soportar, es bondadoso; no tiene envidia, no es presumido, ni orgulloso, 5 ni grosero, ni egoísta; no se enoja ni guardar rencor; 6 no se alegra de las injusticias, sino que se alegra de la verdad. 7 El que ama es sufrido, cree en todo lo bueno y lo soporta todo.
  • 3. 3 3-, Orientaciones para superar las preocupaciones de la vida. Las preocupaciones Lc 12,22-31 22 Después dijo Jesús a sus discípulos: “Por tanto os digo: No estéis preocupados por lo que habéis de comer para vivir, ni por la ropa con que habéis de cubrir vuestro cuerpo. 23 La vida vale más que la comida, y el cuerpo, más que la ropa. 24 Fijaos en los cuervos: no siembran, ni siegan, ni tienen almacén ni granero. Sin embargo, Dios les da de comer. ¡Cuánto más valéis vosotros que las aves! 25 De todos modos, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora? 26 Pues si no podéis hacer ni aun lo más pequeño, ¿por qué preocupaos por las demás cosas? 27 “Fijaos cómo crecen los lirios: no trabajan ni hilan. Sin embargo, os digo que ni aun el rey Salomón, con todo su lujo, se vestía como uno de ellos. 28 Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, ¡cuánto más habrá de vestiros a vosotros, gente falta de fe! 29 Por tanto, no andéis afligidos buscando qué comer y qué beber. 30 Porque todas esas cosas preocupan a la gente del mundo, pero vosotros tenéis un Padre que ya sabe que las necesitáis. 31 Buscad el reino de Dios y esas cosas se os darán por añadidura. Cuando las van mal dadas. Mat. 8, 23-27 23 Jesús subió a la barca, y sus discípulos le acompañaron. 24 De pronto se desató sobre el lago una tempestad tan fuerte que las olas cubrían la barca. Pero Jesús se había dormido. 25 Sus discípulos fueron a despertarle, diciendo: –¡Señor, sálvanos! ¡Nos estamos hundiendo! 26 Él les contestó: – ¿Por qué tanto miedo? ¡Qué poca es vuestra fe! Dicho esto se levantó, dio una orden al viento y al mar, y todo quedó completamente en calma. 27 Ellos, asombrados, se preguntaban: –¿Quién es este, que hasta los vientos y el mar le obedecen? ¿Miedo? ¡De qué!. Mat. 10, 26-31 26 “No tengáis miedo a la gente. Porque nada hay secreto que no llegue a descubrirse ni nada oculto que no llegue a conocerse. 27 Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz del día; lo que os digo en secreto, proclamadlo desde las azoteas de las casas. 28 No tengáis miedo a quienes pueden matar el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede arrastrar el cuerpo y el alma al infierno. 29 “¿No se venden dos pajaritos por una pequeña moneda? Sin embargo, ni uno de ellos cae a tierra sin que vuestro Padre lo permita. 30 En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de la cabeza los tenéis contados uno por uno. 31 Así que no tengáis miedo: vosotros valéis más que muchos pajarillos. Confianza ante los peligros. Mat. 14, 22-32 22 Jesús hizo subir a sus discípulos a la barca, para que llegasen antes que él a la otra orilla del lago, mientras él despedía a la gente. 23 Cuando ya la hubo despedido, subió Jesús al monte para orar a solas, y al llegar la noche aún seguía allí él solo. 24 Entre tanto, la barca se había alejado mucho de tierra firme y era azotada por las olas, porque tenía el viento en contra. 25 De madrugada, Jesús fue hacia ellos andando sobre el agua. 26 Los discípulos, al verle andar sobre el agua, se asustaron y gritaron llenos de miedo: –¡Es un fantasma! 27 Pero Jesús les habló, diciéndoles: –¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo! 28 Pedro le respondió: Señor, si eres tú, mándame ir a ti andando sobre el agua. 29 Ven dijo Jesús. Bajó Pedro de la barca y comenzó a andar sobre el agua en dirección a Jesús, 30 pero al notar la fuerza del viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, gritó: –¡Sálvame, Señor! 31 Al
  • 4. 4 momento, Jesús le tomó de la mano y le dijo: –¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado? 32 En cuanto subieron a la barca, se calmó el viento. Confiar y no angustiarse. Juan 14, 27-29 27 “Os dejo la paz. Mi paz os doy, pero no como la dan los que son del mundo. No os angustiéis ni tengáis miedo. 28 Ya me oísteis decir que me voy, y que vendré para estar otra vez con vosotros. Si de veras me amaseis os habríais alegrado al saber que voy al Padre, porque él es más que yo. 29 Os digo esto de antemano, para que, cuando suceda, creáis. Cuando estemos fatigados y agobiados podemos contar con Él. Mat. 11, 28-30 28 Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar. 29 Aceptad el yugo que os impongo, y aprended de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontraréis descanso. 30 Porque el yugo y la carga que yo os impongo son ligeros.” 4- ¿Hay otra vida? ¿Resucitaremos? Jesucristo lo afirma. Juan 11, 25-26 25 Jesús le dijo entonces: ‘Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; 26 y ninguno que esté vivo y crea en mí morirá jamás’. Cristo nos prepara un lugar para estar junto a Él. Juan 14, 1-3 1 “No os angustiéis: creed en Dios y creed también en mí. 2 En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; si no fuera así, no os habría dicho que voy a preparaos un lugar. 3 Y después de ir y preparaos un lugar, vendré otra vez para llevaras conmigo, para que vosotros también estéis donde yo voy a estar. Pablo describe la resurrección 1ª carta a los de Corintio. 15, 12-24 12 Ahora bien, si nuestro mensaje es que Cristo ha resucitado, ¿cómo dicen algunos de vosotros que los muertos no resucitan? 13 Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; 14 y si Cristo no resucitó, el mensaje que predicamos no sirve de nada, ni tampoco sirve de nada la fe que tenéis. 15 Si esto fuera así, seríamos testigos falsos de Dios, puesto que afirmamos que él resucitó a Cristo cuando en realidad no lo habría resucitado de ser verdad que los muertos no resucitan. 16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; 17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe no sirve de nada: todavía seguís en vuestros pecados. 18 En este caso también están perdidos los que murieron creyendo en Cristo. 19 Si nuestra esperanza en Cristo solamente se refiere a esta vida, somos los más desdichados de todos los seres humanos. 20 Pero lo cierto es que Cristo ha resucitado. Él es el primer fruto de la cosecha: ha sido el primero en resucitar. 21 Así como por causa de un hombre entró la muerte en el mundo, también por causa de un hombre entró la resurrección de los muertos. 22 Y así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos tendrán vida. 23 Pero cada uno en el orden que le corresponda: Cristo en primer lugar; después, en el momento en que Cristo vuelva, los que le pertenecen. 24 Entonces vendrá el fin, cuando Cristo derrote a todos los señoríos, autoridades y poderes, y entregue el reino al Dios y Padre.
  • 5. 5 5- Cómo rezar. Nos lo enseña Jesucristo. Mat. 6, 5-13 5 “Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. 6 Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora en secreto a tu Padre. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa. 7 “Y al orar no repitas palabras inútilmente, como hacen los paganos y los incrédulos, que se imaginan que por su mucha palabrería Dios les hará más caso. 8 No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis aun antes de habérselo pedido. 9 Vosotros debéis orar así: ‘Padre nuestro que estás en el cielo, (en el universo) santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra así como se hace en el cielo. 11 Danos hoy nuestro pan de cada día. 12 Perdónanos nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a quienes nos han ofendido. 13 Y no nos expongas a la tentación, ( que no caigamos en tentación) sino líbranos del maligno.’ ¡Recemos con fe y confianza ! Mat. 7, 7-11 7 “Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. 8 Porque el que pide recibe, el que busca encuentra y al que llama se le abre. 9 ¿Acaso alguno de vosotros sería capaz de darle a su hijo una piedra cuando le pide pan? 10 ¿O de darle una culebra cuando le pide un pescado? 11 Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en el cielo las dará a quienes se las pidan!” ¡Recemos con humildad ! Luc. 18, 9-14 9 Jesús contó esta otra parábola para algunos que se consideraban a sí mismos justos y despreciaban a los demás: 10 “Dos hombres fueron al templo a orar: el uno era fariseo, y el otro era uno de esos que cobran impuestos para Roma. 11 El fariseo, de pie, oraba así: ‘Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás: ladrones, malvados y adúlteros. Ni tampoco soy como ese cobrador de impuestos. 12 Ayuno dos veces por semana y te doy la décima parte de todo lo que gano.’ 13 A cierta distancia, el cobrador de impuestos ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: ‘¡Oh Dios, ten compasión de mí que soy pecador!’ 14 Os digo que este cobrador de impuestos volvió a su casa perdonado por Dios; pero no el fariseo. Porque el que a sí mismo se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido.” ¡Recemos con agradecimiento! 1º carta de Pablo a los de Tesalónica. 5, 16-18 16 Estad siempre contentos. 17 Orad en todo momento. 18 Dad gracias a Dios por todo, porque esto es lo que él quiere de vosotros como creyentes. El poder de la oración. Mat. 9, 27-29 27 Al salir Jesús de allí, dos ciegos le siguieron, gritando:–¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David! 28 Cuando entró en la casa, los ciegos se le acercaron. Él les preguntó: – ¿Creéis que puedo hacer esto? –Sí, Señor – le contestaron. 29 Entonces Jesús les tocó los ojos y les dijo: –Hágase conforme a la fe que tenéis.
  • 6. 6 6- Para adquirir paz interior: perdonar siempre y no juzgar a nadie. Perdona como perdonamos. Mt. 6, 14-15 14 “Porque si vosotros perdonáis a los demás el mal que os hayan hecho, vuestro Padre que está en el cielo os perdonará también a vosotros; 15 pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará el mal que vosotros hacéis. Perdonar siempre . Mat. 18, 21-22 21 Entonces Pedro fue y preguntó a Jesús: Señor, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano, si me ofende? ¿Hasta siete? 22 Jesús le contestó: –No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Parábola del funcionario que no quiso perdonar. Mat.18, 23-35 23 “Por eso, el reino de los cielos se puede comparar a un rey que quiso hacer cuentas con sus funcionarios. 24 Había comenzado a hacerlas, cuando le llevaron a uno que le debía muchos millones. 25 Como aquel funcionario no tenía con qué pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, a fin de saldar la deuda. 26 El funcionario cayó de rodillas delante del rey, rogándole: ‘Señor, ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo.’ 27 El rey tuvo compasión de él, le perdonó la deuda y lo dejó ir en libertad. 28 “Pero al salir, aquel funcionario se encontró con un compañero que le debía una pequeña cantidad. Lo agarró del cuello y lo ahogaba, diciendo: ‘¡Págame lo que me debes!’ 29 El compañero se echó a sus pies, rogándole: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo.’ 30 Pero el otro no quiso, sino que le hizo meter en la cárcel hasta que pagara la deuda. 31 Esto disgustó mucho a los demás compañeros, que fueron a contar al rey todo lo sucedido. 32 El rey entonces le mandó llamar y le dijo: ‘¡Malvado!, yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste. 33 Pues también tú debiste tener compasión de tu compañero, del mismo modo que yo tuve compasión de ti.’ 34 Tanto se indignó el rey, que ordenó castigarle hasta que pagara toda la deuda.” 35 Jesús añadió: –Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada uno no perdona de corazón a su hermano. Por qué no debemos juzgar Mat. 7.1-5 1 “No juzguéis a nadie, para que Dios no os juzgue a vosotros. 2 Pues Dios os juzgará de la misma manera que vosotros juzguéis a los demás; y con la misma medida con que midáis, Dios os medirá a vosotros. 3 ¿Por qué miras la paja que tu hermano tiene en su ojo y no te fijas en el tronco que tú tienes en el tuyo? 4 Y si tú tienes un tronco en el tuyo, ¿cómo podrás decirle a tu hermano: ‘Déjame sacarte la paja que tienes en el ojo’ 5 ¡Hipócrita!, sácate primero el tronco de tu propio ojo, y así podrás ver bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. 7- El es fuente de vida Juan 6, 54-58 N o t a : Con las palabras en bastardilla intento hacer algo más compresible este texto evangélico (E.B.) 54 El que come mi cuerpo ( el que está unido a mi persona) y bebe mi sangre ( y participa de mi vida ) tiene vida eterna; y yo le resucitaré el último día. 55 Porque mi cuerpo es verdadera comida ( Porque mi persona comunica la verdadera fuerza), y mi sangre es verdadera bebida.( y mi vida es
  • 7. 7 verdaderamente vigorizante ) 56 El que come mi cuerpo y bebe mi sangre vive unido a mí, y yo vivo unido a él ( El que participa de mi persona y de mi vida, permanece unido a mi ) 57 El Padre, que me ha enviado, tiene vida, y yo vivo por él. De la misma manera, el que me coma ( el que participa de mi persona) vivirá gracias a mí. 58 Hablo del pan ( del alimento) que ha bajado del cielo. Este pan (alimento) no es como el maná que comieron vuestros antepasados, que murieron a pesar de haberlo comido. El que coma de este pan, ( el que esté unido a mi persona ) vivirá para siempre. Así lo entendían los primeros cristianos. Hechos de los Apóstoles 2, 46-47 46 Todos los días se reunían en el templo, y partían el pan en las casas y comían juntos con alegría y sencillez de corazón. 47 Alababan a Dios y eran estimados por todos, y cada día añadía el Señor a la iglesia a los que iba llamando a la salvación. Porque Él existe antes que Abraham. Juan 8, 53-58 53 ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham? Él murió, y murieron también los profetas. ¿Quién te has creído que eres? 54 Jesús contestó: –Si yo me honrase a mí mismo, mi honra no valdría nada. Pero el que me honra es mi Padre, el mismo que decís que es vuestro Dios. 55 Pero vosotros no le conocéis. Yo sí le conozco, y si dijera que no le conozco sería tan mentiroso como vosotros. Pero, ciertamente, le conozco y hago caso a su palabra. 56 Abraham, vuestro antepasado, se alegró porque iba a ver mi día: y lo vio, y se llenó de gozo. 57 Los judíos preguntaron a Jesús: –Si todavía no tienes cincuenta años, ¿cómo dices que has visto a Abraham? 58 Jesús les contestó: –Os aseguro que yo existo desde antes que existiera Abraham. Porque unidos a Cristo, a la larga, es posible obrar siempre el bien. Juan 15, 1-7 1 “Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador. 2 Si uno de mis sarmientos no da fruto, lo corta; pero si da fruto, lo poda y lo limpia para que dé más. 3 Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado. 4 Seguid unidos a mí como yo sigo unido a vosotros. Un sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no está unido a la vid. De igual manera, vosotros no podéis dar fruto si no permanecéis unidos a mí. 5 “Yo soy la vid y vosotros sois los sarmientos. El que permanece unido a mí y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí nada podéis hacer. 6 El que no permanece unido a mí será echado fuera, y se secará como los sarmientos que se recogen y se queman en el fuego. Jesús promete conceder lo que necesitamos si estamos unidos a Él Juan 15 7-8 7 “Si permanecéis unidos a mí, y si sois fieles a mis enseñanzas, pedid lo que queráis y se os dará. 8 Mi Padre recibe honor cuando vosotros dais mucho fruto y llegáis así a ser verdaderos discípulos míos. Nos invita a que le amemos porque Él nos ama. Juan 14, 23-24 23 Jesús dijo: “El que me ama hace caso a mi palabra; y mi Padre le amará, y mi Padre y yo vendremos a vivir con él. 24 El que no me ama no hace caso a mis palabras. Las palabras que estáis escuchando no son mías, sino del Padre, que me ha enviado.” y Juan 15,9-11 9 Yo os amo como el Padre me ama a mí; permaneced, pues, en el amor que os tengo. 10 Si obedecéis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo obedezco los mandamientos de
  • 8. 8 mi Padre y permanezco en su amor. 11 “Os hablo así para que os alegréis conmigo y vuestra alegría sea completa. 8-Estar al servicio de todos con actitud humilde. Marcos 10, 42-45 42 Jesús los llamó y les dijo: “Sabéis que entre los paganos hay jefes que creen tener el derecho de gobernar con tiranía y prepotencia a sus súbditos, y sobre estos descargan los grandes el peso de su autoridad. 43 Pero entre vosotros no debe ser así. Al contrario, el que quiera ser grande entre vosotros, que sirva a los demás; 44 y el que entre vosotros quiera ser el primero, que sea esclavo de todos. 45 Porque tampoco el Hijo del hombre ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en pago de la libertad de todos.” Jesús, ejemplo de humildad y de servicio. Juan 13, 3 -17 3 Durante la cena, Jesús, sabiendo que había venido de Dios, que volvía a Dios y que el Padre le había dado toda autoridad, 4 se levantó de la mesa, se quitó la túnica y se puso una toalla a la cintura. 5 Luego vertió agua en una palangana y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura. 6 Cuando iba a lavar los pies a Simón Pedro, este le dijo: Señor, ¿vas tú a lavarme los pies? 7 Jesús le contestó: –Ahora no entiendes lo que estoy haciendo, pero más tarde lo entenderás. 8 Pedro dijo: –¡Jamás permitiré que me laves los pies! Respondió Jesús: –Si no te los lavo no podrás ser de los míos. 9 Simón Pedro le dijo: –¡Entonces, Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza! 10 Pero Jesús le respondió: –El que está recién bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos. 11 Dijo: “No estáis limpios todos”, porque sabía quién le iba a traicionar. 12 Después de lavarles los pies, Jesús volvió a ponerse la ropa exterior, se sentó de nuevo a la mesa y les dijo: –¿Entendéis lo que os he hecho? 13 Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y tenéis razón porque lo soy. 14 Pues si yo, el Maestro y Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaos los pies unos a otros. 15 Os he dado un ejemplo para que vosotros hagáis lo mismo que yo os he hecho. 16 Os aseguro que ningún sirviente es más que su señor y ningún enviado es más que el que lo envía. 17 Dichosos vosotros, si entendéis estas cosas y las ponéis en práctica. 9- Relaciones de Jesucristo con las mujeres. Jesús ante una prostituta Luc. 7.36-50 36 Un fariseo invitó a Jesús a comer, y Jesús fue a su casa. Estaba sentado a la mesa, 37 cuando una mujer de mala fama que vivía en el mismo pueblo y que supo que Jesús había ido a comer a casa del fariseo, llegó con un frasco de alabastro lleno de perfume. 38 Llorando, se puso junto a los pies de Jesús y comenzó a bañarlos con sus lágrimas. Luego los secó con sus cabellos, los besó y derramó sobre ellos el perfume. 39 Al ver esto, el fariseo que había invitado a Jesús pensó: “Si este hombre fuera verdaderamente un profeta se daría cuenta de quién y qué clase de mujer es esta pecadora que le está tocando.” 40 Entonces Jesús dijo al fariseo: “Simón, tengo algo que decirte.” ‘Dímelo, Maestro’ –contestó el fariseo. 41 Jesús siguió: “Dos hombres debían dinero a un prestamista. Uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta: 42 pero, como no le podían pagar, el prestamista perdonó la deuda a los dos. Ahora dime: ¿cuál de ellos le amará más?” 43 Simón le contestó: ‘Me parece que aquel a quien más perdonó.’ Jesús le dijo: “Tienes razón.” 44 Y volviéndose a la mujer, dijo a Simón: “¿Ves esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies; en cambio, esta mujer me ha bañado los pies con lágrimas y los ha secado con sus cabellos. 45 No me besaste, pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. 46 No derramaste aceite
  • 9. 9 sobre mi cabeza, pero ella ha derramado perfume sobre mis pies. 47 Por esto te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; pero aquel a quien poco se perdona, poco amor manifiesta.” 48 Luego dijo a la mujer: “Tus pecados te son perdonados.” 49 Los otros invitados que estaban allí comenzaron a preguntarse: ‘¿Quién es este que hasta perdona pecados?’ 50 Pero Jesús añadió, dirigiéndose a la mujer: “Por tu fe has sido salvada. Vete tranquila.” Ante una mujer adúltera Jn 8,1-11 1 Jesús se dirigió al monte de los Olivos, 2 y al día siguiente, al amanecer, volvió al templo. La gente se le acercó, y él, sentándose, comenzó a enseñarles. 3 Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer que había sido sorprendida en adulterio. La pusieron en medio de todos los presentes 4 y dijeron a Jesús: ‘Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio. 5 En nuestra ley, Moisés ordena matar a pedradas a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?’ 6 Preguntaron esto para ponerle a prueba y tener algo de qué acusarle, pero Jesús se inclinó y se puso a escribir en la tierra con el dedo. 7 Luego, como seguían preguntándole, se enderezó y les respondió: “El que de vosotros esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.” 8 Volvió a inclinarse y siguió escribiendo en la tierra. 9 Al oír esto, uno tras otro fueron saliendo, empezando por los más viejos. Cuando Jesús se encontró solo con la mujer, que se había quedado allí, 10 se enderezó y le preguntó: “Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?” 11 Contestó ella: ‘Ninguno, Señor.’ Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno.Vete y no vuelvas a pecar.” Ellas sirven a Jesús y a los discípulos Luc. 8. 1-3 1 Después de esto, Jesús anduvo por muchos pueblos y aldeas proclamando y anunciando el reino de Dios. Le acompañaban los doce apóstoles 2 y algunas mujeres que él había librado de espíritus malignos y enfermedades. Entre ellas estaba María, la llamada Magdalena, de la que habían salido muchos malos espíritus; 3 también estaba Juana, esposa de Cuza, el administrador de Herodes; y Susana, y otras muchas que, con lo que tenían, ayudaban a Jesús y a sus discípulos. 10-Tres mujeres fueron testigos de la muerte de Jesús Tres de ellas estaban al pié de la Cruz, pero solo un hombre: Juan. Jn 19, 25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás, y María Magdalena. y Mt 27,55-56 55 Estaban allí, mirando de lejos, muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea y que le habían ayudado. 56 Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo. José de Arimatea y Nicodemo, tuvieron la valentía de recoger su cuerpo para darle sepultura. Los discípulos escogidos por Jesús estaban ausentes Juan 19, 38-42 38 José de Arimatea, discípulo de Jesús, aunque lo mantenía en secreto por miedo a los Judíos, solicitó de Pilatos el permiso de hacerse cargo del cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió, y él fue a recoger el cuerpo. 39 También Nicodemo, el que en aquella ocasión había ido de noche a entrevistarse con Jesús, llegó con unos 30 Kg de una mezcla de mirra y áloe. 40 Entre ambos se
  • 10. 10 llevaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas de lino bien empapadas en la mezcla de mirra y áloe, según acostumbraban hacer los judíos para sepultar a sus muertos. 41 Cerca del lugar donde Jesús fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo en el que nadie había sido sepultado. 42 Y como el sepulcro estaba cerca y les corría prisa para preparar la fiesta (de la Pascua Judía) del día siguiente, depositaron allí el cuerpo de Jesús. Mt. 27,61 Dos mujeres se sentaron frente al sepulcro. 61 Entre tanto, María Magdalena y la otra María se quedaron sentadas frente al sepulcro. 11-Las mujeres fueron también testigos de la resurrección de Jesucristo y las primeras en anunciarla Ellas son la primeras en anunciar el fundamento de nuestra fe: la resurrección. Jn 20,9-10 9 Jesús, después de resucitado, al amanecer el primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios. 10 Ella fue y lo comunicó a los que habían andado con Jesús, que entonces estaban tristes y llorando. La resurrección y los ángeles Mt. 28,1-7 1 Pasado el sábado, al amanecer el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. 2 De pronto hubo un fuerte temblor de tierra, porque un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose al sepulcro, quitó la piedra que lo cerraba y se sentó sobre ella. 3 El ángel brillaba como un relámpago y su ropa era blanca como la nieve. 4 Al verle, los soldados temblaron de miedo y se quedaron como muertos. 5 El ángel dijo a las mujeres: –No os asustéis. Sé que estáis buscando a Jesús, el crucificado, 6 pero no está aquí; ha resucitado, como dijo. Venid a ver el lugar donde lo pusieron. 7 Id aprisa y decid a sus discípulos: ‘Ha resucitado y va a ir a Galilea antes que vosotros. Allí le veréis.’ Esto es lo que yo tenía que deciros. Solicitud de la mujeres Lc 24,1-10 1 pero el primer día de la semana volvieron al sepulcro muy temprano, llevando los perfumes que habían preparado. 2 Al llegar, encontraron que la piedra que tapaba el sepulcro no se hallaba en su lugar; 3 y entraron, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. 4 Estaban asustadas, sin saber qué hacer, cuando de pronto vieron a dos hombres de pie junto a ellas, vestidos con ropas brillantes. 5 Llenas de miedo se inclinaron hasta el suelo, pero aquellos hombres les dijeron: –¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? 6 No está aquí. Ha resucitado. Acordaos de lo que os dijo cuando aún se hallaba en Galilea: 7 que el Hijo del hombre había de ser entregado en manos de pecadores, que lo crucificarían y que al tercer día resucitaría. 8 Entonces recordaron ellas las palabras de Jesús, 9 y al regresar del sepulcro contaron todo esto a los once apóstoles y a los demás. 10 Las que llevaron la noticia a los apóstoles fueron María Magdalena, Juana, María madre de Santiago, y las otras mujeres. 12- En la parábola del Padre nos manifiesta Jesucristo la misericordia divina. Amor y compasión de Dios hacia la persona que comete el mal. Lc. 15, 11-24
  • 11. 11 11 Contó Jesús esta otra parábola: “Un hombre tenía dos hijos. 12 El más joven le dijo: ‘Padre, dámela parte de la herencia que me corresponde.’ Y el padre repartió los bienes entre ellos. 13 Pocos días después, el hijo menor vendió su parte y se marchó lejos, a otro país, donde todo lo derrochó viviendo de manera desenfrenada. 14 Cuando ya no le quedaba nada, vino sobre aquella tierra una época de hambre terrible y él comenzó a pasar necesidad. 15 Fue a pedirle trabajo a uno del lugar, que le mandó a sus campos a cuidar cerdos. 16 Y él deseaba llenar el estómago de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. 17 Al fin se puso a pensar: ‘¡Cuántos trabajadores en la casa de mi padre tienen comida de sobra, mientras que aquí yo me muero de hambre! 18 Volveré a la casa de mi padre y le diré: Padre, he pecado contra Dios y contra ti, 19 y ya no merezco llamarme tu hijo: trátame como a uno de tus trabajadores.’ 20 Así que se puso en camino y regresó a casa de su padre. “Todavía estaba lejos, cuando su padre le vio; y sintiendo compasión de él corrió a su encuentro y le recibió con abrazos y besos. 21 El hijo le dijo: ‘Padre, he pecado contra Dios y contra ti, y ya no merezco llamarme tu hijo.’ 22 Pero el padre ordenó a sus criados: ‘Sacad en seguida las mejores ropas y vestidlo; ponedle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. 23 Traed el becerro cebado y matadlo. ¡Vamos a comer y a hacer fiesta, 24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; se había perdido y le hemos encontrado!’ Y comenzaron, pues, a hacer fiesta. 13- Jesucristo nos indica donde está la verdadera felicidad. Mt. 5, 2-12 : 2- Y tomando Jesús la palabra, les enseñaba diciendo: 3- Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. 4- Bienaventurados los mansos , porque ellos posseerán en herencia la tierra. 5- Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. 6- Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. 7- Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 8- Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. 9- Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10- Bienaventurados los perseguidos por causa de la Justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. 11-Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. 12-Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros. 14- Algo de lo que Jesús dijo de sí mismo Del Evangelio de Juan 6, 35 Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed. 8, 12 Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida. 11, 25 Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá: 26 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto? 14, 6 Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. 15, 5 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos, el que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque sin mí, nada podéis hacer. 15. Comentario final Contemplemos el universo y fijémonos en el macrocosmos interestelar con sus millones de galaxias o contemplemos el microcosmos del átomo, de las moléculas, de las células, de los gérmenes y de
  • 12. 12 las bacterias. Son los dos extremos del hilo de la creación. Ante la naturaleza vegetal, animal y humana, no podemos menos de admirar tantas maravillas. ¿Es que todo esto ha surgido por casualidad de la nada, o es que ha habido ‘alguien’ super-inteligente que lo ha creado? A este ‘alguien’ se le da el nombre de ‘Dios’ ,‘Allá’ o ‘Yahavéh’ . La tradición china, lo denomina:‘La Verdad’ , porque confiesan que no tienen otra palabra más adecuada. ¿Qué dice la BIBLIA acerca de Dios, Yahveh, el Creador del universo? En el Antiguo Testamento se lee en Éxodo capítulo 3º, 11- Dijo Moisés a Dios: “¿Quién soy yo para ir al Faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel?” 12- Respondió Dios: “Yo estaré contigo... 13- Pero Moisés le replicó: “El problema es que cuando yo vaya y les diga a los israelitas: ‘El Dios de vuestros antepasados me ha enviado a vosotros’, ellos me preguntarán: ‘¿Y cuál es su nombre?’ Entonces, ¿qué podré decirles?” 14- Dios le contestó: “YO SOY EL QUE SOY. Tú, pues, dirás a los israelitas: ‘YO SOY me ha enviado a vosotros.’ ” 15.- Siguió Dios diciendo a Moisés: “Así dirás a los israelitas: Yahveh, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre, por él seré invocado de generación en generación.” Leia mais em: http://www.bibliacatolica.com.br/03/2/3.php#ixzz1lJDWmSw7 En el Nuevo Testamento se lee en el Evangelio según Juan, 1,14 La Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros, vimos su gloria, que le corresponde como hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan 18, 37 Le preguntó entonces Pilato: – ‘¿Así que tú eres rey?’ Jesús le contestó: “Tú lo has dicho: soy rey. Mi misión consiste en dar testimonio de la verdad. Y todo el que ama la verdad, me escucha.” 38 – Pilato repuso: ‘ ¡La verdad! ¿Y qué es la verdad?’ Y dicho esto, volvió a salir donde los Judíos.... Nota: La palabra de Yahveh, EL QUE ES, encuentra su plenitud en el Nuevo Testamento, porque es el pensamiento definitivo del Padre expresado en las palabras del Hijo, todo ello desde el impulso interno del Espíritu Santo. Jesucristo, que es el Hijo de LA VERDAD Y DEL QUE ES, aparece en sus palabras maravillosas y sabias en el Nuevo Testamento como la discreción suma. A través de ellas se muestra el Señor radicalmente respetuoso y discreto en su relación con el hombre, nunca lo fuerza y siempre lo respeta, nunca se impone pero siempre invita. Emilio Benedetti s.i