Chapito, una tortuga huérfana, comenzó la escuela donde sus compañeros se burlaban de él por no tener padres. En el recreo, se sentó solo y triste, pero luego se enfrentó a sus compañeros cuando le pidieron su colación. Aunque al principio fue difícil, con el tiempo Chapito se hizo amigo de sus compañeros y disfrutó jugando con ellos durante el recreo.