El profesor Juan Antonio Arroyo Valenciano, utiliza el cuento los Cinco Criados del Principe, para fortalecer el análisis de competencias claves que debe promover un directivo: trabajo en equipo, comunicación, administración del conflicto y liderazgo. El mismo forma parte de uno de sus recientes libros: Gestión Estratégica de Personal en la Organizaciones Educativas.
3. Esta era una hermosa y encantadora princesa, a quien todos adoraban. Pero la princesa no podía ser feliz, pues tenía la más cruel de la madres, mujer que se gozaba cuando veía desgraciados a los demás. Por esta razón la noble dama aguardaba con ansia el dichoso día en que algún buen príncipe la desposara.
4. Un día, mientras la princesa paseaba por el bosque preguntándose si habría en el mundo otro ser tan desdichado como ella, acertó a pasar, montado en soberbio alazán, un apuesto príncipe. -¡ Hermosa muchacha ! -exclamó. Y se quedó mirándola largo rato hasta que se perdió a lo lejos. Mas apenas aparecía un pretendiente la reina le imponía como precio por la mano de su hija alguna empresa imposible de realizar, aunque con el intento encontrase la muerte. Y es así que el joven pretendiente no sólo perdía la novia, sino también su vida.
5. El príncipe se enamoró tan ardientemente de la princesa, que determinó conquistarla. Al día siguiente, sin perder tiempo, se encaminó al palacio real. En las cercanías de un bosque observó un cuerpo extraño, que tomó por un animal muy grande, tendido en medio del camino; pero al acercarse al él, vio con sorpresa que era un hombre, el más enorme que jamás había visto. Tocólo el príncipe con el pie y el hombre se levantó y dijo: ¿Necesitáis un criado? Si lo necesitase -replicó el príncipe- no sé qué podría hacer de un hombre tan voluminoso como tú.
6. -¿Qué os importa mi volumen -contestó el hombre- con tal que sepa desempeñar mis funciones a conciencia? Agradó al príncipe esta respuesta y lo tomó a su servicio. Habían caminado buen trecho, cuando el príncipe tropezó con otro hombre echado sobre la hierba, con el oído pegado en tierra, en actitud de escuchar atentamente. -¿Qué haces así? -preguntóle el príncipe. -Escucho -dijo el hombre-, desde aquí puedo oír todo lo que se dice en el mundo. El príncipe lo tomó también a su servicio. No habían ido muy lejos cuando hallaron dos pies; un poco más adelante, dos piernas; más allá, un tronco humano, y después, una cabeza. -¡Bendito sea Dios! -exclamó el príncipe-. ¡Vaya un hombre extraordinario!