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GÉNEROS LITERARIOS
analiza
TXT 1 TXT 3TXT 2 TXT 5TXT 4 TXT 6
Conclusión del análisis

- ¿Qué forman presentan Txt1, Txt2 y Txt3? ¿Prosa o verso?
- ¿Qué temas se manifiestan en estos tres primeros textos? (La poesía, la angustia y el dolor, la sublimación del amor)
- ¿Cómo están tratados los temas, con suficiente prosa o con brevedad y concentración? (Como producto de la interiorización
de experiencias, sin elementos accesorios y anecdóticos).
- La presencia de espacios, tiempo, personajes, ¿son relevantes como elementos constituyentes de Txt1-Txt4? (Su presencia es
escasa y, cuando aparecen, tan solo se constituyen en el marco de las experiencias íntimas).
- ¿Hay algún extrañamiento en el lenguaje? (Sí, las figuras retóricas tamizan la forman de los textos).
- ¿Existe alguna trama argumental? (No, todos los poemas se fijan en aspectos fragmentarios y se centran en una emoción, en
un sentimiento o en un asunto concreto).
- En el Txt4 ¿cuál es la forma adoptada, prosa o verso? Sin embargo, ¿cuál es su temática?, ¿qué funciones del lenguaje
predominan?
- Y, por último, los Txt 5 y Txt6 ¿difieren de los anteriores? ¿En su forma? ¿En su contenido?
TXT 1
Yo sé un himno gigante y extraño
2 que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de este himno
4 cadencias que el aire dilata en las sombras.
6 Yo quisiera escribirle, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
8 con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.
10 Pero en vano es luchar; que no hay cifras
capaz de encerrarle, y apenas ¡oh hermosa!
12 si teniendo en mis manos las tuyas
pudiera, al oído, contártelo a solas.
G.A. Bécquer. Rimas.
Es una tarde cenicienta y mustia,
2 destartalada, como el alma mía;
y es esta vieja angustia
4 que habita mi usual hipocondría.
La causa de esta angustia no consigo
6 ni vagamente comprender siquiera;
pero recuerdo, y recordando digo:
8 -Sí, yo era niño, y tú, mi compañera.
10 Y no es verdad, dolor, yo te conozco,
tú eres nostalgia de la vida buena
12 y soledad de corazón sombrío,
de barco sin naufragio y sin estrella. […]
A. Machado. Soledades, Galerías y otros poemas.
siguienteInicio Volver a subgéneros
TXT 2
Te lo he dicho con el viento
2 Jugueteando como animalillo en la arena
O iracundo como órgano impetuoso;
4 Te lo he dicho con el sol
Que dora desnudos cuerpos juveniles
6 Y sonríe en todas las cosas inocentes;
Te lo he dicho con las nubes,
8 Frentes melancólicas que sostienen el cielo
Tristezas fugitivas;
10 Te lo he dicho con las plantas,
leves criaturas transparentes
12 Que se cubren de rubor repentino
Te lo he dicho con el agua,
14 Vida luminosa que vela un fondo de sombra;
Te lo he dicho con el miedo,
16 Te lo he dicho con la alegría,
Con el hastío, con las terribles palabras.
18 Pero así no me basta;
Más allá de la vida,
20 Quiero decírtelo con la muerte
Más allá del amor,
22Quiero decírtelo con el olvido.
Luis Cernuda. Los placeres prohibidos.
Te quiero
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TXT 3
En medio del camino de la Vida…
2 dijo Dante. Su verso se convierte:
en medio del camino de la Muerte.
4 Y no hay que aborrecer a la ignorada
emperatriz y ruina de la Nada.
6 Por ella nuestra tela está tejida,
y ella en la copa de los sueños vierte
8 un contrario nepente: ¡ella no olvida!
Rubén Darío. Cantos de Vida y Esperanza
siguienteanteriorInicio
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TXT 4
¡Qué lejos tu boca, que estuvo tan cerca! Tan lejos, que ni recuerdo el sonido
exacto de tu débil voz.
¿Es verdad que nuestras bocas fueron, una tarde, una , tan dentro en ellas que
no nos veíamos los ojos?
Irás y vendrás por estancias en que no he entrado, mirando y hablando a
quienes no conozco. Gracias nuevas de tu vida se perderán en la ignorancia de
mi alma; y nadie las recordará. Verás caer, de no sé qué balcón abierto, una
tarde que no sé. ¡Y pensamos, un día, ser los remos iguales de un blanco barco
alegre, las campanas jemelas de una pura torre de felicidad, las alas hermanas
de un vivo pájaro de ilusión, ¡ay de ti y de mí!, por un solo mar y un solo cielo de
oro!
Juan Ramón Jiménez. Entre el clavel y la rosa. Antología de la poesía española.
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TXT 5
Ejemplo del ratón que cayó en la cuba
Un día el ratón cayó en una cuba de vino. El gato pasaba por allí y oyó al ratón que hacía un gran
ruido en el vino, u no podía salir. Y dijo el gato: «¿Por qué gritas tantao?» Respondió el ratón: «Porque
no puedo salir». Y dijo el gato: «¿Qué me darás si te saco?» Respondió el ratón: «Te daré cuanto tu me
demandes».
Y dijo el gato: «Si yo te saco quiero que me des esto: que vengas a mí cuantas veces yo te llame». Y
dijo el ratón: «Esto os prometo que haré». Y dijo el gato: Quiero que me lo jures». El ratón se lo
prometió. El gato sacó al ratón del vino, y lo dejó ir para su agujero.
Al poco tiempo, el gato tenía hambre, y fue al esondrijo del ratón, y le dijo que viniese. Y dijo el
ratón: « No lo haré, aunque Dios me lo ordene». Y dijo el gato: ¿No me juraste que saldrías cuando te
llamase?» Y respondió el ratón: «Hermano, estaba borracho cuando lo dije».
Anónimo (siglo XVI): Libro de los gatos, en Antología de textos medievales hispánicos. Gredos, 1992
2
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Inicio
TXT 6
SEÑORA.- Es lo que yo digo: que hay gente muy mala por el mundo …
AMIGO.- Muy mala, señora Gregoria.
SEÑORA.- Y que a perro flaco to son pulgas.
AMIGO.- También.
MARIDO,- Pero, al fin y al cabo, no hay mal que cien años dure, no cree usté?
AMIGO.- Eso, desde luego. Como que después de un día viene otro, y Dios aprieta, pero no ahoga.
MARIDO,- ¡Ahí le duele!Claro que agua pasá no mueve molino, pero yo me asocié con el Melecio por aquello de que más ven
cuatro ojos que dos y porque lo que uno no piensa se le ocurre al otro. Pero de casta le viene al galgo ser rabilargo: el padre de
Melecio siempre ha sido de los de quítate tú pa ponerme yo, y de tal palo tal astilla, y genio y figura hasta la sepultura. Total:
que el tal Melecio empezó a asomar la oreja, y yo a darme cuenta, porque por el humo se sabe dónde está el fuego.
AMIGO.- Que lo que ca uno vale a la cara le sale.
SEÑORA.- Y que antes se pilla a un embustero que a un cojo.
MARIDO,- Eso es. Y como no hay que olvidar que de fuera vendrá quien de casa te echará, yo me dije digo: «Hasta aquí
hemos llegao; se acabó lo que se daba; tanto va el cántaro a la fuente que al fin se rompe; ca uno en su casa y Dios en la de tos;
y a mal tiempo buena cara y pa luego es tarde, que reirá mejor el que ría el último».
SEÑORA.- Y los malos ratos pásalos pronto.
MARIDO,- ¡Cabal! Conque le abordé al Melecio porque los hombres hablando se entienden, y le dije: «Las cosas claras y el
chocolate espeso; esto pasa de castaño oscuro, así que cruz y raya y tú por un lao y yo por otro; ahí te quedas, mundo amargo, y
si te he visto no me acuerdo». ¿Y qué le parece que hizo él?
AMIGO.- ¿El qué?
MARIDO,- Pues contestarme con un refrán.
AMIGO.- ¿Qué le contestó a usté con un refrán?
SEÑORA.- ¡¡Con un refrán, señor Eloy!!
Enrique Jardiel Poncela. Eloisa está debajo de un almendro.
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Inicio
GÉNEROS LITERARIOS
son
relevantes
se definen
Modelos estructurales
que
sirven para crear, clasificar
y agrupar los distintos txt
literarios. Para el autor: concibe el txt
Para el lector: percibe el txt
Para la crítica: clasifica el txt
se clasifican
LÍRICO NARRATIVO DRAMÁTIC
O
Txt 1 Bécquer y Machado
Txt 3 Rubén Darío
Txt 2 Luis Cernuda
Txt 4 Juan Ramón Jiménez
Txt 6 J.Poncela
Txt 5 Anónimo medieval
Análisis del género lírico Inicio
LÍRICO
Obras en las que el autor
expresa sus ideas y senti-
mientos más íntimos. (tris-
teza, melancolía, amor…).
(Vid. Txt 1-4)
agrupa
- Concentración y brevedad
(Txt 1, 2, 3, 4)
- Escasa presencia de elemen-
tos narrativos.
( 1, Txt 2, 3, 4)
- Ausencia de trama argumental
( 1, 2, Txt 3, 4)
- El ritmo y la musicalidad.
(Txt 1, 2, 3, 4)
- Variedad de temas, formas,
tonos e intenciones.
(Txt 1, 2, 3, 4)
se caracteriza se subclasifica
Elegía
Égloga
Oda
Himno
Canción
Sátira
Soneto



TXT
TXT
TXT
TXT
TXT
TXT
TXT



Fin de la presentación
Es una composición en que el autor expresa el dolor por
la muerte de un ser querido o una circunstancia adversa.
Suele contener críticas o imprecaciones a la muerte y un
elogio del difunto.
Elegía
Volver a subgéneros líricos
El poeta expresa sus sentimientos amorosos en boca de
pastores en un paisaje ideal (locus amoenus). Es en el
Renacimiento donde más aparecen. Son famosas las de
Carcilaso de la Vega.
Égloga
Volver a subgéneros líricos
Es un poema de extensión variable y tono elevado que en-
Salzan sentimientos, personas, hechos (religiosos, filosófi-
cos, heroicos, amorosos, etc.)
Oda
Volver a subgéneros líricos
Es un poema creado para honrar a una persona destacada,
celebrar un suceso memorable o expresar júbilo o entusias-
mo. Igualmente se utiliza para reflejar los sentimientos e
ideales de una comunidad.
Himno
Volver a subgéneros líricos
Es un poema burlesco en el que se censuran o ridiculizan
vicios, defectos o comportamientos individuales o sociales.
Sátira
Volver a subgéneros líricos
Composiciones que abarcan muchísimos temas y tonos
distintos: canciones populares, trovadorescas, medievales,
amorosas … En la actualidad utilizan poemas en verso con
la presencia de un estribillo, que constituye la base musical
del poema.
Canciones
Volver a subgéneros líricos
Esta estrofa, la más empleada a lo largo de la historia de la
literatura occidental, consta de dos estrofas de cuatro
versos (cuartetos) que presentan un tema o una idea,
seguidas de dos tercetos, de carácter usualmente
argumentativos, que cierran el poema de forma
concluyente.
Soneto
Volver a subgéneros líricos
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha
muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien
tanto quería.)
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracoles
Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte
a parte a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera
Elegía a Ramón Sijé
siguiente
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas...
de almendro de nata te requiero,:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
(1 0 de enero de 1936)
Miguel Hernández
Inicio de la ElegíaaVolver a subgéneros líricos
El dulce lamentar de dos pastores,
Salicio juntamente y Nemoroso,
he de contar, sus quejas imitando;
cuyas ovejas al cantar sabroso
estaban muy atentas, los amores, 5
(de pacer olvidadas) escuchando.
Tú, que ganaste obrando
un nombre en todo el mundo
y un grado sin segundo,
agora estés atento sólo y dado 10
el ínclito gobierno del estado
Albano; agora vuelto a la otra parte,
resplandeciente, armado,
representando en tierra el fiero Marte;
Égloga
Volver a subgéneros líricos
Para y óyeme ¡oh sol! yo te saludo
y extático ante ti me atrevo a hablarte:
ardiente como tú mi fantasía,
arrebatada en ansia de admirarte
intrépidas a ti sus alas guía.
¡Ojalá que mi acento poderoso,
sublime resonando,
del trueno pavoroso
la temerosa voz sobrepujando,
¡oh sol! a ti llegara
y en medio de tu curso te parara!
¡Ah! Si la llama que mi mente alumbra
diera también su ardor a mis sentidos;
al rayo vencedor que los deslumbra,
los anhelantes ojos alzaría,
y en tu semblante fúlgido atrevidos,
mirando sin cesar, los fijaría.
¡Cuánto siempre te amé, sol refulgente!
¡Con qué sencillo anhelo,
siendo niño inocente,
seguirte ansiaba en el tendido cielo,
y extático te vía
y en contemplar tu luz me embebecía!
De los dorados límites de Oriente
que ciñe el rico en perlas Oceano,
al término sombroso de Occidente,
las orlas de tu ardiente vestidura
tiendes en pompa, augusto soberano,
y el mundo bañas en tu lumbre pura,
vívido lanzas de tu frente el día,
y, alma y vida del mundo,
tu disco en paz majestuoso envía
plácido ardor fecundo,
y te elevas triunfante,
corona de los orbes centellante.
Tranquilo subes del cénit dorado
al regio trono en la mitad del cielo,
de vivas llamas y esplendor ornado,
y reprimes tu vuelo:
y desde allí tu fúlgida carrera
rápido precipitas,
y tu rica encendida cabellera
en el seno del mar trémula agitas,
y tu esplendor se oculta,
y el ya pasado día
con otros mil la eternidad sepulta.
¡Cuántos siglos sin fin, cuántos has visto
en su abismo insondable desplomarse!
¡Cuánta pompa, grandeza y poderío
de imperios populosos disiparse!
¿Qué fueron ante ti? Del bosque umbrío
secas y leves hojas desprendidas,
que en círculos se mecen,
y al furor de Aquilón desaparecen.
Libre tú de la cólera divina,
viste anegarse el universo entero,
cuando las hojas por Jehová lanzadas,
Himno al sol
siguiente
impelidas del brazo justiciero
y a mares por los vientos despeñadas,
bramó la tempestad; retumbó en torno
el ronco trueno y con temblor crujieron
los ejes de diamante de la tierra;
montes y campos fueron
alborotado mar, tumba del hombre.
Se estremeció el profundo;
y entonces tú, como señor del mundo,
sobre la tempestad tu trono alzabas,
vestido de tinieblas,
y tu faz engreías,
y a otros mundos en paz resplandecías,
y otra vez nuevos siglos
viste llegar, huir, desvanecerse
en remolino eterno, cual las olas
llegan, se agolpan y huyen de Océano,
y tornan otra vez a sucederse;
mientras inmutable tú, solo y radiante
¡oh sol! siempre te elevas,
y edades mil y mil huellas triunfante.
¿Y habrás de ser eterno, inextinguible,
sin que nunca jamás tu inmensa hoguera
pierda su resplandor, siempre incansable,
audaz siguiendo tu inmortal carrera,
hundirse las edades contemplando
y solo, eterno, perenal, sublime,
monarca poderoso, dominando?
No; que también la muerte,
si de lejos te sigue,
no menos anhelante te persigue.
¿Quién sabe si tal vez pobre destello
eres tú de otro sol que otro universo
mayor que el nuestro un día
con doble resplandor esclarecía!!!
Goza tu juventud y tu hermosura,
¡oh sol!, que cuando el pavoroso día
llegue que el orbe estalle y se desprenda
de la potente mano
del Padre soberano,
y allá a la eternidad también descienda,
deshecho en mil pedazos, destrozado
y en piélagos de fuego
envuelto para siempre y sepultado;
de cien tormentas al horrible estruendo,
en tinieblas sin fin tu llama pura
entonces morirá. noche sombría
cubrirá eterna la celeste cumbre:
ni aun quedará reliquia de tu lumbre!!!
José de EsproncedaInicio del Himno Volver a subgéneros líricos
¡Qué descansada vida
2 la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
4 senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;
6 Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado,
8 ni del dorado techo
se admira, fabricado
10 del sabio Moro, en jaspe sustentado!
No cura si la fama
12 canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
14 la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.
16 ¿Qué presta a mi contento
si soy del vano dedo señalado;
18 si, en busca deste viento,
ando desalentado
20 con ansias vivas, con mortal cuidado?
¡Oh monte, oh fuente, oh río,!
22 ¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío,
24 a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.
26 Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
28 no quiero ver el ceño
vanamente severo
30 de a quien la sangre ensalza o el dinero.
Oda a la vida retirada
siguiente
Despiértenme las aves
32 con su cantar sabroso no aprendido;
no los cuidados graves
34 de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.
36 Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
38 a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
40 de odio, de esperanzas, de recelo.
Del monte en la ladera,
42 por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
44 de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.
46 Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
48 desde la cumbre airosa
una fontana pura
50 hasta llegar corriendo se apresura.
Y luego, sosegada,
52 el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
54 de verdura vistiendo
y con diversas flores va esparciendo.
56 El aire del huerto orea
y ofrece mil olores al sentido;
58 los árboles menea
con un manso ruïdo
60 que del oro y del cetro pone olvido.
siguienteAnterior
Téngase su tesoro
62 los que de un falso leño se confían;
no es mío ver el lloro
64 de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían.
66 La combatida antena
cruje, y en ciega noche el claro día
68 se torna, al cielo suena
confusa vocería,
70 y la mar enriquecen a porfía.
A mí una pobrecilla
72 mesa de amable paz bien abastada
me basta, y la vajilla,
74 de fino oro labrada
sea de quien la mar no teme airada.
76 Y mientras miserable-
mente se están los otros abrazando
78 con sed insacïable
del peligroso mando,
80 tendido yo a la sombra esté cantando.
A la sombra tendido,
82 de hiedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído
84 al son dulce, acordado,
del plectro sabiamente meneado.
Fray Luis de León
Inicio de la OdaVolver a subgéneros líricos Anterior
Érase un hombre a una nariz pegado,
2 érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
4 érase un peje espada muy barbado.
Era un reloj de sol mal encarado,
6 una alquitara pensativa,
elefante boca arriba,
8 era Ovidio Nasón más narizado.
Érase un espolón de una galera,
10 pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.
12 Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz,
14 nariz tan fiera que en la cara de Anas fuera delito.
Quevedo
A UNA NARIZ
Volver a subgéneros líricos
EL POETA PIDE A SU AMOR QUE LE ESCRIBA
Amor de mis entrañas, viva muerte,
2 en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
4 que si vivo sin mí quiero perderte.
El aire es inmortal, la piedra inerte
6 ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
8 la miel helada que la luna vierte.
Pero yo te sufrí, rasgué mis venas,
10 tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.
12 Llena, pues, de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena noche
14 del alma para siempre oscura.
EL POETA DICE LA VERDAD
Quiero llorar mi pena y te lo digo
2 para que tú me quieras y me llores
en un anochecer de ruiseñores
4con un puñal, con besos y contigo.
Quiero matar al único testigo
6 para el asesinato de mis flores
y convertir mi llanto y mis sudores
8en eterno montón de duro trigo.
Que no se acabe nunca la madeja
10 del te quiero me quieres, siempre ardida
con decrépito sol y luna vieja.
12 Que lo que no me des y no te pida
será para la muerte, que no deja
14 ni sombra por la carne estremecida.
Volver a subgéneros líricos
El dulce lamentar de dos pastores,
Salicio juntamente y Nemoroso,
he de contar, sus quejas imitando;
cuyas ovejas al cantar sabroso
estaban muy atentas, los amores,
(de pacer olvidadas) escuchando.
Tú, que ganaste obrando
un nombre en todo el mundo
y un grado sin segundo,
agora estés atento sólo y dado
el ínclito gobierno del estado
Albano; agora vuelto a la otra parte,
resplandeciente, armado,
representando en tierra el fiero Marte;
Estancia
Fronte
Coda
piede 1º
piede 2º
verso 1º
verso 2º
verso 3º
volta
Volver a subgéneros líricos

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  • 1. GÉNEROS LITERARIOS analiza TXT 1 TXT 3TXT 2 TXT 5TXT 4 TXT 6 Conclusión del análisis  - ¿Qué forman presentan Txt1, Txt2 y Txt3? ¿Prosa o verso? - ¿Qué temas se manifiestan en estos tres primeros textos? (La poesía, la angustia y el dolor, la sublimación del amor) - ¿Cómo están tratados los temas, con suficiente prosa o con brevedad y concentración? (Como producto de la interiorización de experiencias, sin elementos accesorios y anecdóticos). - La presencia de espacios, tiempo, personajes, ¿son relevantes como elementos constituyentes de Txt1-Txt4? (Su presencia es escasa y, cuando aparecen, tan solo se constituyen en el marco de las experiencias íntimas). - ¿Hay algún extrañamiento en el lenguaje? (Sí, las figuras retóricas tamizan la forman de los textos). - ¿Existe alguna trama argumental? (No, todos los poemas se fijan en aspectos fragmentarios y se centran en una emoción, en un sentimiento o en un asunto concreto). - En el Txt4 ¿cuál es la forma adoptada, prosa o verso? Sin embargo, ¿cuál es su temática?, ¿qué funciones del lenguaje predominan? - Y, por último, los Txt 5 y Txt6 ¿difieren de los anteriores? ¿En su forma? ¿En su contenido?
  • 2. TXT 1 Yo sé un himno gigante y extraño 2 que anuncia en la noche del alma una aurora, y estas páginas son de este himno 4 cadencias que el aire dilata en las sombras. 6 Yo quisiera escribirle, del hombre domando el rebelde, mezquino idioma, 8 con palabras que fuesen a un tiempo suspiros y risas, colores y notas. 10 Pero en vano es luchar; que no hay cifras capaz de encerrarle, y apenas ¡oh hermosa! 12 si teniendo en mis manos las tuyas pudiera, al oído, contártelo a solas. G.A. Bécquer. Rimas. Es una tarde cenicienta y mustia, 2 destartalada, como el alma mía; y es esta vieja angustia 4 que habita mi usual hipocondría. La causa de esta angustia no consigo 6 ni vagamente comprender siquiera; pero recuerdo, y recordando digo: 8 -Sí, yo era niño, y tú, mi compañera. 10 Y no es verdad, dolor, yo te conozco, tú eres nostalgia de la vida buena 12 y soledad de corazón sombrío, de barco sin naufragio y sin estrella. […] A. Machado. Soledades, Galerías y otros poemas. siguienteInicio Volver a subgéneros
  • 3. TXT 2 Te lo he dicho con el viento 2 Jugueteando como animalillo en la arena O iracundo como órgano impetuoso; 4 Te lo he dicho con el sol Que dora desnudos cuerpos juveniles 6 Y sonríe en todas las cosas inocentes; Te lo he dicho con las nubes, 8 Frentes melancólicas que sostienen el cielo Tristezas fugitivas; 10 Te lo he dicho con las plantas, leves criaturas transparentes 12 Que se cubren de rubor repentino Te lo he dicho con el agua, 14 Vida luminosa que vela un fondo de sombra; Te lo he dicho con el miedo, 16 Te lo he dicho con la alegría, Con el hastío, con las terribles palabras. 18 Pero así no me basta; Más allá de la vida, 20 Quiero decírtelo con la muerte Más allá del amor, 22Quiero decírtelo con el olvido. Luis Cernuda. Los placeres prohibidos. Te quiero siguienteanteriorInicio Volver a subgéneros
  • 4. TXT 3 En medio del camino de la Vida… 2 dijo Dante. Su verso se convierte: en medio del camino de la Muerte. 4 Y no hay que aborrecer a la ignorada emperatriz y ruina de la Nada. 6 Por ella nuestra tela está tejida, y ella en la copa de los sueños vierte 8 un contrario nepente: ¡ella no olvida! Rubén Darío. Cantos de Vida y Esperanza siguienteanteriorInicio Volver a subgéneros
  • 5. TXT 4 ¡Qué lejos tu boca, que estuvo tan cerca! Tan lejos, que ni recuerdo el sonido exacto de tu débil voz. ¿Es verdad que nuestras bocas fueron, una tarde, una , tan dentro en ellas que no nos veíamos los ojos? Irás y vendrás por estancias en que no he entrado, mirando y hablando a quienes no conozco. Gracias nuevas de tu vida se perderán en la ignorancia de mi alma; y nadie las recordará. Verás caer, de no sé qué balcón abierto, una tarde que no sé. ¡Y pensamos, un día, ser los remos iguales de un blanco barco alegre, las campanas jemelas de una pura torre de felicidad, las alas hermanas de un vivo pájaro de ilusión, ¡ay de ti y de mí!, por un solo mar y un solo cielo de oro! Juan Ramón Jiménez. Entre el clavel y la rosa. Antología de la poesía española. Inicio: Txt 1Anterior
  • 6. TXT 5 Ejemplo del ratón que cayó en la cuba Un día el ratón cayó en una cuba de vino. El gato pasaba por allí y oyó al ratón que hacía un gran ruido en el vino, u no podía salir. Y dijo el gato: «¿Por qué gritas tantao?» Respondió el ratón: «Porque no puedo salir». Y dijo el gato: «¿Qué me darás si te saco?» Respondió el ratón: «Te daré cuanto tu me demandes». Y dijo el gato: «Si yo te saco quiero que me des esto: que vengas a mí cuantas veces yo te llame». Y dijo el ratón: «Esto os prometo que haré». Y dijo el gato: Quiero que me lo jures». El ratón se lo prometió. El gato sacó al ratón del vino, y lo dejó ir para su agujero. Al poco tiempo, el gato tenía hambre, y fue al esondrijo del ratón, y le dijo que viniese. Y dijo el ratón: « No lo haré, aunque Dios me lo ordene». Y dijo el gato: ¿No me juraste que saldrías cuando te llamase?» Y respondió el ratón: «Hermano, estaba borracho cuando lo dije». Anónimo (siglo XVI): Libro de los gatos, en Antología de textos medievales hispánicos. Gredos, 1992 2 4 6 8 10 Inicio
  • 7. TXT 6 SEÑORA.- Es lo que yo digo: que hay gente muy mala por el mundo … AMIGO.- Muy mala, señora Gregoria. SEÑORA.- Y que a perro flaco to son pulgas. AMIGO.- También. MARIDO,- Pero, al fin y al cabo, no hay mal que cien años dure, no cree usté? AMIGO.- Eso, desde luego. Como que después de un día viene otro, y Dios aprieta, pero no ahoga. MARIDO,- ¡Ahí le duele!Claro que agua pasá no mueve molino, pero yo me asocié con el Melecio por aquello de que más ven cuatro ojos que dos y porque lo que uno no piensa se le ocurre al otro. Pero de casta le viene al galgo ser rabilargo: el padre de Melecio siempre ha sido de los de quítate tú pa ponerme yo, y de tal palo tal astilla, y genio y figura hasta la sepultura. Total: que el tal Melecio empezó a asomar la oreja, y yo a darme cuenta, porque por el humo se sabe dónde está el fuego. AMIGO.- Que lo que ca uno vale a la cara le sale. SEÑORA.- Y que antes se pilla a un embustero que a un cojo. MARIDO,- Eso es. Y como no hay que olvidar que de fuera vendrá quien de casa te echará, yo me dije digo: «Hasta aquí hemos llegao; se acabó lo que se daba; tanto va el cántaro a la fuente que al fin se rompe; ca uno en su casa y Dios en la de tos; y a mal tiempo buena cara y pa luego es tarde, que reirá mejor el que ría el último». SEÑORA.- Y los malos ratos pásalos pronto. MARIDO,- ¡Cabal! Conque le abordé al Melecio porque los hombres hablando se entienden, y le dije: «Las cosas claras y el chocolate espeso; esto pasa de castaño oscuro, así que cruz y raya y tú por un lao y yo por otro; ahí te quedas, mundo amargo, y si te he visto no me acuerdo». ¿Y qué le parece que hizo él? AMIGO.- ¿El qué? MARIDO,- Pues contestarme con un refrán. AMIGO.- ¿Qué le contestó a usté con un refrán? SEÑORA.- ¡¡Con un refrán, señor Eloy!! Enrique Jardiel Poncela. Eloisa está debajo de un almendro. 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22 Inicio
  • 8. GÉNEROS LITERARIOS son relevantes se definen Modelos estructurales que sirven para crear, clasificar y agrupar los distintos txt literarios. Para el autor: concibe el txt Para el lector: percibe el txt Para la crítica: clasifica el txt se clasifican LÍRICO NARRATIVO DRAMÁTIC O Txt 1 Bécquer y Machado Txt 3 Rubén Darío Txt 2 Luis Cernuda Txt 4 Juan Ramón Jiménez Txt 6 J.Poncela Txt 5 Anónimo medieval Análisis del género lírico Inicio
  • 9. LÍRICO Obras en las que el autor expresa sus ideas y senti- mientos más íntimos. (tris- teza, melancolía, amor…). (Vid. Txt 1-4) agrupa - Concentración y brevedad (Txt 1, 2, 3, 4) - Escasa presencia de elemen- tos narrativos. ( 1, Txt 2, 3, 4) - Ausencia de trama argumental ( 1, 2, Txt 3, 4) - El ritmo y la musicalidad. (Txt 1, 2, 3, 4) - Variedad de temas, formas, tonos e intenciones. (Txt 1, 2, 3, 4) se caracteriza se subclasifica Elegía Égloga Oda Himno Canción Sátira Soneto    TXT TXT TXT TXT TXT TXT TXT    Fin de la presentación
  • 10. Es una composición en que el autor expresa el dolor por la muerte de un ser querido o una circunstancia adversa. Suele contener críticas o imprecaciones a la muerte y un elogio del difunto. Elegía Volver a subgéneros líricos
  • 11. El poeta expresa sus sentimientos amorosos en boca de pastores en un paisaje ideal (locus amoenus). Es en el Renacimiento donde más aparecen. Son famosas las de Carcilaso de la Vega. Égloga Volver a subgéneros líricos
  • 12. Es un poema de extensión variable y tono elevado que en- Salzan sentimientos, personas, hechos (religiosos, filosófi- cos, heroicos, amorosos, etc.) Oda Volver a subgéneros líricos
  • 13. Es un poema creado para honrar a una persona destacada, celebrar un suceso memorable o expresar júbilo o entusias- mo. Igualmente se utiliza para reflejar los sentimientos e ideales de una comunidad. Himno Volver a subgéneros líricos
  • 14. Es un poema burlesco en el que se censuran o ridiculizan vicios, defectos o comportamientos individuales o sociales. Sátira Volver a subgéneros líricos
  • 15. Composiciones que abarcan muchísimos temas y tonos distintos: canciones populares, trovadorescas, medievales, amorosas … En la actualidad utilizan poemas en verso con la presencia de un estribillo, que constituye la base musical del poema. Canciones Volver a subgéneros líricos
  • 16. Esta estrofa, la más empleada a lo largo de la historia de la literatura occidental, consta de dos estrofas de cuatro versos (cuartetos) que presentan un tema o una idea, seguidas de dos tercetos, de carácter usualmente argumentativos, que cierran el poema de forma concluyente. Soneto Volver a subgéneros líricos
  • 17. (En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería.) Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano. Alimentando lluvias, caracoles Y órganos mi dolor sin instrumento, a las desalentadas amapolas daré tu corazón por alimento. Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento. Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado. No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida. Ando sobre rastrojos de difuntos, y sin calor de nadie y sin consuelo voy de mi corazón a mis asuntos. Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo. No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada. En mis manos levanto una tormenta de piedras, rayos y hachas estridentes sedienta de catástrofe y hambrienta. Quiero escarbar la tierra con los dientes, quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes. Quiero minar la tierra hasta encontrarte y besarte la noble calavera y desamordazarte y regresarte. Volverás a mi huerto y a mi higuera: por los altos andamios de mis flores pajareará tu alma colmenera Elegía a Ramón Sijé siguiente
  • 18. de angelicales ceras y labores. Volverás al arrullo de las rejas de los enamorados labradores. Alegrarás la sombra de mis cejas, y tu sangre se irá a cada lado disputando tu novia y las abejas. Tu corazón, ya terciopelo ajado, llama a un campo de almendras espumosas mi avariciosa voz de enamorado. A las aladas almas de las rosas... de almendro de nata te requiero,: que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero. (1 0 de enero de 1936) Miguel Hernández Inicio de la ElegíaaVolver a subgéneros líricos
  • 19. El dulce lamentar de dos pastores, Salicio juntamente y Nemoroso, he de contar, sus quejas imitando; cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores, 5 (de pacer olvidadas) escuchando. Tú, que ganaste obrando un nombre en todo el mundo y un grado sin segundo, agora estés atento sólo y dado 10 el ínclito gobierno del estado Albano; agora vuelto a la otra parte, resplandeciente, armado, representando en tierra el fiero Marte; Égloga Volver a subgéneros líricos
  • 20. Para y óyeme ¡oh sol! yo te saludo y extático ante ti me atrevo a hablarte: ardiente como tú mi fantasía, arrebatada en ansia de admirarte intrépidas a ti sus alas guía. ¡Ojalá que mi acento poderoso, sublime resonando, del trueno pavoroso la temerosa voz sobrepujando, ¡oh sol! a ti llegara y en medio de tu curso te parara! ¡Ah! Si la llama que mi mente alumbra diera también su ardor a mis sentidos; al rayo vencedor que los deslumbra, los anhelantes ojos alzaría, y en tu semblante fúlgido atrevidos, mirando sin cesar, los fijaría. ¡Cuánto siempre te amé, sol refulgente! ¡Con qué sencillo anhelo, siendo niño inocente, seguirte ansiaba en el tendido cielo, y extático te vía y en contemplar tu luz me embebecía! De los dorados límites de Oriente que ciñe el rico en perlas Oceano, al término sombroso de Occidente, las orlas de tu ardiente vestidura tiendes en pompa, augusto soberano, y el mundo bañas en tu lumbre pura, vívido lanzas de tu frente el día, y, alma y vida del mundo, tu disco en paz majestuoso envía plácido ardor fecundo, y te elevas triunfante, corona de los orbes centellante. Tranquilo subes del cénit dorado al regio trono en la mitad del cielo, de vivas llamas y esplendor ornado, y reprimes tu vuelo: y desde allí tu fúlgida carrera rápido precipitas, y tu rica encendida cabellera en el seno del mar trémula agitas, y tu esplendor se oculta, y el ya pasado día con otros mil la eternidad sepulta. ¡Cuántos siglos sin fin, cuántos has visto en su abismo insondable desplomarse! ¡Cuánta pompa, grandeza y poderío de imperios populosos disiparse! ¿Qué fueron ante ti? Del bosque umbrío secas y leves hojas desprendidas, que en círculos se mecen, y al furor de Aquilón desaparecen. Libre tú de la cólera divina, viste anegarse el universo entero, cuando las hojas por Jehová lanzadas, Himno al sol siguiente
  • 21. impelidas del brazo justiciero y a mares por los vientos despeñadas, bramó la tempestad; retumbó en torno el ronco trueno y con temblor crujieron los ejes de diamante de la tierra; montes y campos fueron alborotado mar, tumba del hombre. Se estremeció el profundo; y entonces tú, como señor del mundo, sobre la tempestad tu trono alzabas, vestido de tinieblas, y tu faz engreías, y a otros mundos en paz resplandecías, y otra vez nuevos siglos viste llegar, huir, desvanecerse en remolino eterno, cual las olas llegan, se agolpan y huyen de Océano, y tornan otra vez a sucederse; mientras inmutable tú, solo y radiante ¡oh sol! siempre te elevas, y edades mil y mil huellas triunfante. ¿Y habrás de ser eterno, inextinguible, sin que nunca jamás tu inmensa hoguera pierda su resplandor, siempre incansable, audaz siguiendo tu inmortal carrera, hundirse las edades contemplando y solo, eterno, perenal, sublime, monarca poderoso, dominando? No; que también la muerte, si de lejos te sigue, no menos anhelante te persigue. ¿Quién sabe si tal vez pobre destello eres tú de otro sol que otro universo mayor que el nuestro un día con doble resplandor esclarecía!!! Goza tu juventud y tu hermosura, ¡oh sol!, que cuando el pavoroso día llegue que el orbe estalle y se desprenda de la potente mano del Padre soberano, y allá a la eternidad también descienda, deshecho en mil pedazos, destrozado y en piélagos de fuego envuelto para siempre y sepultado; de cien tormentas al horrible estruendo, en tinieblas sin fin tu llama pura entonces morirá. noche sombría cubrirá eterna la celeste cumbre: ni aun quedará reliquia de tu lumbre!!! José de EsproncedaInicio del Himno Volver a subgéneros líricos
  • 22. ¡Qué descansada vida 2 la del que huye del mundanal ruïdo, y sigue la escondida 4 senda, por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido; 6 Que no le enturbia el pecho de los soberbios grandes el estado, 8 ni del dorado techo se admira, fabricado 10 del sabio Moro, en jaspe sustentado! No cura si la fama 12 canta con voz su nombre pregonera, ni cura si encarama 14 la lengua lisonjera lo que condena la verdad sincera. 16 ¿Qué presta a mi contento si soy del vano dedo señalado; 18 si, en busca deste viento, ando desalentado 20 con ansias vivas, con mortal cuidado? ¡Oh monte, oh fuente, oh río,! 22 ¡Oh secreto seguro, deleitoso! Roto casi el navío, 24 a vuestro almo reposo huyo de aqueste mar tempestuoso. 26 Un no rompido sueño, un día puro, alegre, libre quiero; 28 no quiero ver el ceño vanamente severo 30 de a quien la sangre ensalza o el dinero. Oda a la vida retirada siguiente
  • 23. Despiértenme las aves 32 con su cantar sabroso no aprendido; no los cuidados graves 34 de que es siempre seguido el que al ajeno arbitrio está atenido. 36 Vivir quiero conmigo, gozar quiero del bien que debo al cielo, 38 a solas, sin testigo, libre de amor, de celo, 40 de odio, de esperanzas, de recelo. Del monte en la ladera, 42 por mi mano plantado tengo un huerto, que con la primavera 44 de bella flor cubierto ya muestra en esperanza el fruto cierto. 46 Y como codiciosa por ver y acrecentar su hermosura, 48 desde la cumbre airosa una fontana pura 50 hasta llegar corriendo se apresura. Y luego, sosegada, 52 el paso entre los árboles torciendo, el suelo de pasada 54 de verdura vistiendo y con diversas flores va esparciendo. 56 El aire del huerto orea y ofrece mil olores al sentido; 58 los árboles menea con un manso ruïdo 60 que del oro y del cetro pone olvido. siguienteAnterior
  • 24. Téngase su tesoro 62 los que de un falso leño se confían; no es mío ver el lloro 64 de los que desconfían cuando el cierzo y el ábrego porfían. 66 La combatida antena cruje, y en ciega noche el claro día 68 se torna, al cielo suena confusa vocería, 70 y la mar enriquecen a porfía. A mí una pobrecilla 72 mesa de amable paz bien abastada me basta, y la vajilla, 74 de fino oro labrada sea de quien la mar no teme airada. 76 Y mientras miserable- mente se están los otros abrazando 78 con sed insacïable del peligroso mando, 80 tendido yo a la sombra esté cantando. A la sombra tendido, 82 de hiedra y lauro eterno coronado, puesto el atento oído 84 al son dulce, acordado, del plectro sabiamente meneado. Fray Luis de León Inicio de la OdaVolver a subgéneros líricos Anterior
  • 25. Érase un hombre a una nariz pegado, 2 érase una nariz superlativa, érase una nariz sayón y escriba, 4 érase un peje espada muy barbado. Era un reloj de sol mal encarado, 6 una alquitara pensativa, elefante boca arriba, 8 era Ovidio Nasón más narizado. Érase un espolón de una galera, 10 pirámide de Egipto, las doce Tribus de narices era. 12 Érase un naricísimo infinito, muchísimo nariz, 14 nariz tan fiera que en la cara de Anas fuera delito. Quevedo A UNA NARIZ Volver a subgéneros líricos
  • 26. EL POETA PIDE A SU AMOR QUE LE ESCRIBA Amor de mis entrañas, viva muerte, 2 en vano espero tu palabra escrita y pienso, con la flor que se marchita, 4 que si vivo sin mí quiero perderte. El aire es inmortal, la piedra inerte 6 ni conoce la sombra ni la evita. Corazón interior no necesita 8 la miel helada que la luna vierte. Pero yo te sufrí, rasgué mis venas, 10 tigre y paloma, sobre tu cintura en duelo de mordiscos y azucenas. 12 Llena, pues, de palabras mi locura o déjame vivir en mi serena noche 14 del alma para siempre oscura. EL POETA DICE LA VERDAD Quiero llorar mi pena y te lo digo 2 para que tú me quieras y me llores en un anochecer de ruiseñores 4con un puñal, con besos y contigo. Quiero matar al único testigo 6 para el asesinato de mis flores y convertir mi llanto y mis sudores 8en eterno montón de duro trigo. Que no se acabe nunca la madeja 10 del te quiero me quieres, siempre ardida con decrépito sol y luna vieja. 12 Que lo que no me des y no te pida será para la muerte, que no deja 14 ni sombra por la carne estremecida. Volver a subgéneros líricos
  • 27. El dulce lamentar de dos pastores, Salicio juntamente y Nemoroso, he de contar, sus quejas imitando; cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores, (de pacer olvidadas) escuchando. Tú, que ganaste obrando un nombre en todo el mundo y un grado sin segundo, agora estés atento sólo y dado el ínclito gobierno del estado Albano; agora vuelto a la otra parte, resplandeciente, armado, representando en tierra el fiero Marte; Estancia Fronte Coda piede 1º piede 2º verso 1º verso 2º verso 3º volta Volver a subgéneros líricos