La Iglesia medieval era poderosa debido a que cobraba diezmos y tenía gran influencia sobre la nobleza y los obispos. Sin embargo, comenzó a secularizarse a medida que los monarcas asumieron el derecho de investidura sobre el clero en el siglo X, lo que privó a la Iglesia de independencia y sometió al clero a los príncipes seculares. Esto condujo a una elección de clérigos que carecían de cualidades espirituales y a problemas dentro del clero, lo que provocó reformas eclesiástic