TEMA CENTRAL: LA INDUSTRIA AUDIOVISUAL Y CINEMATOGRÁFICA EN IBEROAMERICA.
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Anuario Ininco Vol16 N°2 2004 Completo Zip Industria Audiovisual en Iberoamerica
1. ANUARIO ININCO / INVESTIGACIONES DE LA COMUNICACIÓN Nº 16, VOL. 2, CARACAS, DICIEMBRE 2004
Historia
de la
Comunicación
2.
3. ANUARIO ININCO / INVESTIGACIONES DE LA COMUNICACIÓN Nº 16, VOL. 2, CARACAS, DICIEMBRE 2004
LUISA FERNANDA
ACOSTA L.
NELSON CASTELLANOS
(Colombia)
El Cine,
la radio
y la
modernidad
en Colombia
(1940-1960)
LUISA FERNANDA ACOSTA L.
Docente e investigadora de la
Escuela de Ciencias Humanas
de la Universidad del Rosario.
Miembro del grupo Comunicación,
cultura y ciudadanía del Instituto
de Estudios Políticos y Relaciones
Internacionales de la Universidad
Nacional de Colombia.
NELSON CASTELLANOS
Docente de la Universidad
Javeriana e historiador
de los medios de comunicación
en Colombia. Miembro del grupo
Comunicación, cultura y ciudadanía
del Instituto de Estudios Políticos
y Relaciones Internacionales
de la Universidad Nacional
de Colombia.
4. RESUMEN
LUISA FERNANDA ACOSTA L. / NELSON CASTELLANOS
LUISA FERNANDA ACOSTA L. / NELSON CASTELLANOS
El Cine, la radio y la modernidad en Colombia (1940-1960)
El presente documento pretende mostrar las líneas de reflexión teórica de una indagación sobre la actividad
radial y cinematográfica colombiana entre 1940 y 1960, a través de una revisión de archivos orientada hacia el
estudio de la relación entre los contenidos de programación radial e imágenes cinematográficas y el proceso de
constitución de una moderna sociedad de masas en Colombia, así como las formas de representar la nación.
Esta indagación comienza con una introducción que a manera de reflexión teórica sobre el lugar de los medios
de comunicación en dicho proceso fija los alcances de la indagación, para luego profundizar desde el caso de la
radio las relaciones planteadas en el marco conceptual de la reflexión y el trabajo de archivo.
Descriptores: Cine, radio, modernidad, Colombia.
SUMMARY
LUISA FERNANDA ACOSTA L. / NELSON CASTELLANOS
Cinematography, radio, and modernity in Colombia (1940-1960)
This paper intends to define the theoretical Fundamentals of an inquiry on the Colombian radio and
cinematography activity between 1940 and 1960. By carrying out a review of the archives, a study of the
relationships between radio programming and cinematographic images, and the process of constitution of a
modern mass society in Colombia, as well as the tools for the representation of the nation. This inquiry begins
with an introduction that elaborates on the role of mass media in the aforementioned process and sets the
scope of the inquiry. Then, taking the radio as the point of departure, it ventures deeper into the relationships
made evident through the theoretical framework and the study of the archives.
Key Words: Cinematography, cinema, radio, modernity, Colombia.
RÉSUMÉ
LUISA FERNANDA ACOSTA L. / NELSON CASTELLANOS
Le cinéma, la radio et la modernité en Colombie (1940-1960)
Le présent document vise à montrer les lignes de réflexion théorique d’une recherche sur l’activité radiale et
cinématographique colombienne entre 1940 et 1960, à travers une révision d’archives orientée vers l’étude de
la relation entre les contenus de programmation radiale des images cinématographiques et le processus de
constitution d’une société moderne de masses en Colombie, ainsi que les façons de représenter la nation. Cette
recherche commence avec une introduction, qui à manière de réflexion théorique sur la place des moyens de
communication dans ce processus, fixe les portées de la recherche, pour approfondir ensuite des le cas de la
radio, les relations établies dans le cadre conceptuel de la réflexion et le travail d’ archive.
Descripteurs: Cinéma, radio, modernité, la Colombie.
RESUMO
LUISA FERNANDA ACOSTA L. / NELSON CASTELLANOS
Cinema, Rádio e a modernismo na Colômbia (1940-1960)
O objetivo deste documento é mostrar os lineamentos de reflexão teórica de uma pesquisa sobre a atividade
radiofônica e cinematográfica colombiana entre 1940 e 1960, através da revisão de arqivos voltada ao estudo da
relação entre os conteúdos de programação radiofônica e imagens cinematográficas e o processo de constituição
de uma moderna sociedade de massas na Colômbia, bem como formas de representar a nação. Esta pesquisa
começa com uma reflexão teórica sobre o lugar da mídia nesse processo; estabelece os alcances da pesquisa
para finalmente aprofundar-se nas relações colocadas no âmbito conceptual da reflexão do trabalho de arquivo
Descritores: Cinema, rádio, modernismo, Colômbia.
246
5. EL CINE, LA RADIO Y LA MODERNIDAD EN COLOMBIA (1940-1960)
INTRODUCCIÓN
El problema identificado en la investigación está asociado a las formas
de mediación entre determinadas construcciones simbólicas elaboradas des-
de los medios masivos de comunicación y los procesos de modernización
en Colombia.
El enfoque que hemos desarrollado en el presente trabajo se ubica en
América Latina donde los procesos de incorporación a la modernidad están
determinados por la construcción de una nueva categoría social y cultural:
«sociedades de masas». Por ello partimos de un hecho irrefutable: nuestras
ciudades sufrieron un proceso de transformación entre 1940 y 1960, en
este escenario tuvo lugar una reconfiguración a nivel social y cultural, en
cuanto a los usos y consumos que de este orden se derivan y que plantean
nuevas características dentro de la producción de bienes simbólicos.
En consecuencia, el cine como soporte técnico adquiere una doble im-
portancia dentro de este proceso de reconfiguración. De una parte, su valor
como dispositivo de archivo cultural; y de otra, como vehículo mediador
de los procesos de transformación hacia una moderna sociedad de masas.
En Colombia, tanto historiadores, como sociólogos y filósofos han iden-
tificado problemas relacionados con los medios de comunicación. Dichos
abordajes nos han planteado un gran interrogante de orden teórico y me-
todológico: cómo aproximarnos a la producción simbólica nacional para
identificar sus características y avanzar en el análisis de procesos de mo-
dernización durante la primera mitad del siglo XX.
Por ello nos hemos apoyado en autores que avanzan en el estudio de
los medios y que ubican sus análisis en procesos de comunicación que
ocurren dentro de campos específicos. En particular, hemos trabajado
247
6. LUISA FERNANDA ACOSTA L. / NELSON CASTELLANOS
con autores que vienen planteando la necesidad de estudiar los procesos
de mediación a través de los cuales los medios adquieren un estatus insti-
tucional que promueven la configuración de nuevas dinámicas culturales.
Así, estos procesos culturales proporcionan claridad en este nuevo
escenario social en el que las prácticas de comunicación evidencian la cons-
trucción de lenguajes diferenciados: el popular y el de elite.
Dentro de ésta línea de desarrollo hemos partido autores como Jesús
Martin-Barbero1 quien ha abierto debates en torno al lugar de los medios
en los procesos de masificación y construcción de nación, de una parte; y
de otra, sobre las relaciones entre la producción simbólica y las prácticas
sociales, culturales y políticas en América Latina.
De otra parte, utilizando herramientas como los aportes de José Joaquín
Brunner 2 en cuanto a su noción de campo cultural y la correlación que
desarrolla entre medios y modernidad, aceptamos que los procesos de
incorporación de la sociedad y cultura latinoamericana a la modernidad
han sido promovidos por los medios de comunicación.
Así, la función del cine y la radio en el tránsito de sociedades con es-
quemas de producción agrícola y una cultura popular marcadamente rural
hacia sociedades urbanas que plantean diferentes sistemas de valores
construidos sobre nuevas formas de producción y, por lo tanto, diferentes
dispositivos de control propios de sociedades y culturas de masas, es con-
ducir las características de las premodernas culturas populares hacia una
noción moderna de cultura de masas.
1. LA RADIO QUE SE DEBÍA OÍR Y NO SE PODÍA ESCUCHAR
En este apartado intentaremos reconstruir algunas piezas del pen-
samiento estatal sobre el uso de la emisora oficial así como los debates
periodísticos entorno a la actividad radial comercial. El objetivo de la re-
construcción es mostrar una forma de pensamiento aristocratizante entorno
al uso de una tecnología que apenas llevaba dos décadas de experimen-
tación en el país, pero que se consolidaba como actividad económica
1 Martin-Barbero, Jesús. De los medios a las mediaciones. Ed. Convenio Andrés Bello. Bogotá,
2003, p. 173.
2 Jose Joaquín Brunner. América Latina: Cultura y modernidad. México. Grijalbo. 1992, p. 11.
248
7. EL CINE, LA RADIO Y LA MODERNIDAD EN COLOMBIA (1940-1960)
rentable para algunos empresarios y frecuente tema de discusión para in-
telectuales debido a las posibles consecuencias de su audición en públicos
letrados y no letrados. Por supuesto, el Estado tuvo en su emisora un im-
portante medio de información y divulgación de su gestión, hecho que nos
permitió hacer un seguimiento a la manera como entendió el Estado lo que
debía hacer con la nueva tecnología. No obstante la limitación de fuentes,
pues son escasas las grabaciones para este periodo, es posible señalar algunas
piezas del discurso estatal extraídas de documentos públicos y contextualizar
los debates planteados a los dos tipos de radiodifusión.
1.1 La cultura que debe oírse
La Radiodifusora Nacional de Colombia es concebida al momento de
su reinauguración el 1 de febrero de 1940 como una institución con unos
fines y propósitos definidos; «…institución nacional al servicio de la cultura
patria y medio de comunicación entre el Estado y el pueblo…»3. De esta
manera, la emisora quedaba sustraída a cualquier interés partidista y plan-
teaba su programación de divulgación cultural a partir de tres módulos;
el primero, llamado Cultura Administrativa e Información, tenía como fin
divulgar las actividades de los ministerios e información en general, bus-
cando a través de las intervenciones de los distintos funcionarios públicos
un conocimiento mutuo de las regiones y construir una visión de unidad
nacional. El segundo módulo llamado Cultura Musical presentaba una
visión pedagógica de la música; se clasifican diversos tipos de música en-
fatizando la presentación didáctica de las obras. Finalmente, el tercer
módulo llamado Cultura del Hogar proponía una mirada sobre la mujer
como símbolo de la forma en que se deberían enfrentar los placeres del
mercado. Para 1941, según el informe del ministro de educación, el balance
de la programación era el siguiente: 46 audiciones del conjunto típico de
cuerdas, 16 conciertos de música de cámara, 46 conciertos de orquesta
de salón, 16 conciertos del grupo coral de la estación, 4 recitales de piano
3 Sobre los antecedentes, fundación y proyecto cultural de la Radiodifusora Nacional, ver
los artículos de Nelson Castellanos: «La civilización del iletrado. El proyecto ilustrado de
radiodifusión en Colombia. En: Comunicación y Política. Viejos conflictos nuevos desafíos. Jorge
Iván Bonilla editor académico. Ceja. Bogotá. 2001. Y el artículo de Renán Silva: «Ondas
Nacionales. La política cultural de la República Liberal y la Radiodifusora Nacional de
Colombia». En: Análisis Político. Nº 41, septiembre-diciembre. IEPRI. Bogotá. 2000.
249
8. LUISA FERNANDA ACOSTA L. / NELSON CASTELLANOS
ejecutados por artistas nacionales, 51 obras teatrales de diversos géneros
en el programa teatral de los domingos (obras colombianas y extranjeras),
30 obras escritas para; episodios históricos, cuadros de costumbres y come-
dias de corta duración4.
En el anterior balance no aparecen los datos referidos a uno de los
módulos clave; Cultura administrativa, módulo fundamental para el Es-
tado pues por allí pasaba su discurso de Nación, a través de las interven-
ciones de gobernadores, ministros y otros funcionarios en su intento por
informar a los gobernados del acontecer administrativo así como divulgar
una noción de patrimonio cultural que distingue lo «bueno» de lo «infe-
rior», tal como en 1942, Germán Arciniegas ministro de Educación, expuso
de manera sucinta:
El ministerio ha venido ensayando los medios que juzga más eficaces y al
mismo tiempo más económicos para llevar la cultura popular a todo el
país. Naturalmente surge, en primer término, la consideración del insupe-
rable instrumento de educación que constituye hoy la radio, sobre el
particular, y como ocurre siempre en este orden de cosas, la radio lo mismo
puede servir para extender una buena cultura que para rebajar la edu-
cación a niveles inferiores. Motivo de muy particular preocupación para
el gobierno ha sido hacer de la Radiodifusora Nacional una escuela de
radiodifusoras por la selección de todo cuanto transmite. No podría decir
en ningún caso este Ministerio que sea perfecto lo que hoy se difunde por
la estación del gobierno, pero en todo caso el público está de acuerdo en
considerar que ha habido una sensible y constante superación en los
programas (…). Desde luego es preciso considerar que el gobierno nece-
sita disponer de una estación poderosa y de un presupuesto abundante
para cumplir su obra a cabalidad. A principios de Marzo de este año los
transmisores de la estación se encontraban en pésimo estado y hubo
necesidad de llevar a cabo un arreglo completo para hacer que los pro-
gramas oficiales pudieran oírse en todo el país. Gracias a estos arreglos,
la estación que apenas alcanzaba a cubrir la zona de Bogotá y llegar a unas
pocas ciudades, en este momento se escucha en todo el país. Se han
recibido verificaciones de 150 Municipios en donde se anuncia que la
estación se está oyendo en perfectas condiciones…5.
4 Informe del Ministro. Memoria del Ministerio de Educación. 1941, p. 38.
5 Memoria. 1492. Ministerio de Educación Nacional. 1942. Imprenta Nacional. Bogotá,
p. XLVIII.
250
9. EL CINE, LA RADIO Y LA MODERNIDAD EN COLOMBIA (1940-1960)
Para el ministro, la función educativa de la radiodifusión oficial y la
amenaza «inculta» de buena parte de la programación comercial tal como
veremos mas adelante, marcaban los rasgos de un discurso cuyo objetivo
era ejercer una orientación pública de acuerdo a su visión del orden social
que colocaba las actividades intelectuales y artísticas, así como sus «prác-
ticas significantes –desde el lenguaje, pasando por las artes y la filosofía,
hasta el periodismo, la moda y la publicidad–»6, en el centro de la organiza-
ción social de la producción simbólica; un discurso de educación legitimado
desde unas prácticas como la pedagogía y como veremos mas adelante, el
periodismo que buscaban hegemonizar el sentido de la producción, circu-
lación y consumo de bienes simbólicos, dentro de los cuales estaba por
supuesto, la programación radial.
Para 1940 la tensión entre la radio comercial y la radio concebida desde
el Estado recogía el debate con el que terminó la década anterior. En di-
ciembre de 1939, la revista bogotana Ondas dedicada a registrar el acontecer
de la radiodifusión nacional, elaboró un cuestionario para ser respondido
por músicos relacionados algunos, con la actividad radial, con el fin de
realizar un balance de esta actividad. Los resultados eran claros; había
que divulgar con más fuerza la música nacional de una manera didáctica
para enfrentar los géneros musicales foráneos que se escuchaban con in-
sistencia por la radio comercial, a la que se le criticaba el exceso de publici-
dad y la vulgaridad de algunos de sus programas hablados 7. A pesar de
estas críticas, también era claro que los propietarios de las emisoras comer-
ciales, así como gran parte de los realizadores estaban de acuerdo con la
orientación proveniente del Estado, esto es, el carácter didáctico de la pro-
gramación musical y el reconocimiento de unos valores estéticos prove-
nientes de la tradición cultural occidental y reflejados en las manifestaciones
artísticas reconocidas por las elites letradas. Al parecer, resultaba difícil
aceptar otras formas de contar, interpretar y mostrar, formas que obviamente
6 Nos apoyamos en la matización de significados hecha por Raymond Williams: «pode-
mos distinguir una gama de significados que va: desde 1) un estado desarrollado de la
mente, como en el caso de una persona con cultura,… 2) los procesos de este desarrollo,
como es el caso de los «intereses culturales» y las «actividades culturales»; y 3) los medios
de estos procesos, como «las artes» y «las obras humanas intelectuales» en la cultura».
ver Sociología de la cultura. Paidós Comunicación. Barcelona. 1994, p. 11.
7 Ver la Radio Revista Ondas. Nº 19. Diciembre de 1939.
251
10. LUISA FERNANDA ACOSTA L. / NELSON CASTELLANOS
eran alimentadas por la oferta musical y cinematográfica venida de otros
países de América Latina como Argentina y México, y la actitud de quienes
confiaban en la aceptación masiva de dicha oferta. Por supuesto, la tensión
tenía otro punto y era el aspecto técnico de las transmisiones: mejorar la
capacidad de cubrimiento de la Radiodifusora, para llegar a la mayor parte
del territorio nacional y competir con la potencia de cubrimiento de la radio
comercial que para esta época contaba con poderosas emisoras regionales.
En 1944, siendo director de la Radiodifusora Nacional, Fernando Plata
Uricoechea, el balance de las actividades permite ver una descripción un
poco más detallada sobre los criterios de programación, el origen de
algunas ayudas del exterior y las razones que explican los obstáculos para
aumentar la programación en vivo:
(…) Para los oyentes en general, pero especialmente destinados a los
niños, se transmiten en al actualidad cuatro programas nocturnos de un
claro carácter educativo. Son ellos un curso elemental de música, titulado
El mundo de la música, a cargo de la distinguida institutora señorita Maria
Acevedo; Grandes hombres de las Américas, serie de pequeñas biografías
dramatizadas sobre el tema que el título del programa indica claramente:
Teatro para niños, con la colaboración de un grupo escénico infantil orga-
nizado al efecto, y Nuestro mundo maravilloso, programa dramatizado en
el cual se describen el origen y utilidad de los recursos naturales y de los
principales inventos modernos (…). Gracias a la eficaz colaboración de la
oficina de radio del Coordinador de Asuntos Inter-Americanos del Go-
bierno de los Estados Unidos, inspirada en el altísimo sentido de paname-
ricanismo y en un noble interés por la divulgación de la historia, las
instituciones y los ideales no solo de ese país sino de todos los de América,
ha sido posible presentar las series Grandes hombres de las Américas y
Nuestro mundo maravilloso, así como la titulada Tierras de libertad, que
terminó en diciembre del año pasado. Esa oficina suministra a la emisora
los libretos de esos programas, así como ofrece una ayuda valiosa en el
campo de las informaciones técnicas, préstamos de discos y efectos de
sonido (…). El número de programas en vivo, en contraposición a los
transmitidos en discos, especialmente musicales y dramatizados, ha
aumentado a medida que los recursos de la emisora lo han permitido. Pero
no sólo la escasez de dinero ha sido escollo para darles mayor desarrollo.
La falta de personal preparado, tanto de músicos como de actores, que se
traduce en una gran dificultad para organizar cualquier presentación, es
cada día motivo de mayores obstáculos. Las oportunidades que se presen-
tan a los músicos, no sólo en esta emisora sino en todas las de la capital,
252
11. EL CINE, LA RADIO Y LA MODERNIDAD EN COLOMBIA (1940-1960)
son cuatro o cinco o diez veces superiores al número de los que profesio-
nalmente se dedican a esta actividad. El resultado ha sido que el mismo
personal, sin tiempo para ensayar y menos para estudiar, trabaje día y noche
en teatros, radiodifusoras, salones de té, cabarets y en la Orquesta Sinfónica
y en la Banda Nacional, a tiempo que al Conservatorio, por cualquier razón,
no le ha sido dable formar nuevos elementos que tendrían un futuro
asegurado y una carrera establecida de antemano8.
Del anterior informe hay que resaltar la divulgación del material pro-
porcionado por el gobierno norteamericano teniendo en cuenta la coyun-
tura bélica del periodo al finalizar la segunda guerra mundial, y el interés
de este gobierno por diseñar una estrategia propagandística para enfrentar
la influencia de la Unión Soviética en América Latina. No sólo fueron pro-
gramas como los descritos arriba los que confrontaban la visión comunis-
ta del mundo, también y tal como se puede ver en algunos fragmentos de
radionovelas al final de los años cincuenta conservados en los archivos
sonoros de la Radiodifusora Nacional, el uso del melodrama como herra-
mienta persuasiva estuvo al alcance de realizadores colombianos. Pero no
sólo fue el Estado a través de sus funcionarios y programas, la voz que
orientaba públicamente el deber ser de la actividad radial. Desde el campo
del periodismo saldrá otra voz a reafirmar parte de la visión estatal, am-
pliando la brecha entre lo que significaba calidad artística y aquello que la
negaba, entre lo que representaba la nación y lo que la contaminaba. Voces
que expresaban a través de textos periodísticos el malestar por la facilidad
como otras formas de expresar los sentimientos y las actitudes frente al
amor, el trabajo, y la vida, encontraban en la radio un medio de expresión
que mostraba otras realidades distintas a las también diferentes formas
de expresar la heterogeneidad colombiana. En medio de aquel malestar,
la producción, circulación y consumo de bienes simbólicos se democra-
tizaba en tanto se ampliaban las posibilidades de acceder a ofertas distintas
a las que proponía el discurso oficial. Por tal razón, la necesidad de definir
lo nacional se plantea en términos que se alejan del mundo de la política o
de la economía y se acercan al campo de la cultura.
8 Ministerio de Educación Nacional. La extensión cultural en 1944. Prensas de la Biblioteca
Nacional. bogotá. MCMXLIV, p. 37.
253
12. LUISA FERNANDA ACOSTA L. / NELSON CASTELLANOS
1.2 La nación: una experiencia cultural
En medio de aquella visión entre un centro ilustrado y una periferia
inculta pendiente de civilizar, y ante la dificultad para aceptar expresividades
distintas a las aceptadas por un círculo letrado, se plantea otro problema;
el desconocimiento mutuo entre los colombianos sumado a las dificultades
geográficas de movilización. Es aquí donde se indica el lugar de la radio
en la construcción de una vivencia cotidiana de las cosas en común com-
partidas por los colombianos, trascendiendo la idea política de nación hacia
la experiencia del sentirse juntos y parecidos9. Este hecho le otorgó a la
radio un papel estelar en la integración de las distantes y distintas regiones
que componían la nación. Empero, también hay que decir que las identi-
dades regionales se fortalecieron, y fueron atizadas por transmisiones ra-
diales, en especial las que cubrían un evento deportivo como la vuelta a
Colombia en bicicleta al comenzar la década del cincuenta10.
Al momento de abordar aquella visión, se hace necesario reconstruir
los elementos de una política cultural que intentaba definir lo nacional,
defender lo autóctono y civilizar al pueblo, tres operaciones que se unían
en un solo objetivo: colombianizar a las masas. Para definir los términos
que componen esta visión, y también la preocupación por definir lo co-
lombiano ante lo extranjero, es necesario oír la conferencia del Ministro
de Educación en 1948 por la Radiodifusora Nacional:
(…) yo no quiero colombianizar lo universal sino universalizar lo colom-
biano. Y partiendo de nuestra propia patria como unidad histórica e inte-
lectual creo que es posible la creación de una cultura autóctona que refleje
nuestra vida sociológica, todo el conjunto de actores que integran nuestra
nacionalidad, de esta manera poderla definir con contornos precisos ante
las demás naciones americanas. Así México, como la Argentina, Chile (…)
están actualmente empeñados en una autodefinición de su cultura. Claro
que algunos de esos países cuentan con instrumentos especiales como las
grandes editoriales internacionales y el dominio de los mercados
americanos para el libro. Nosotros aún estamos retrasados en ello, pero
9 Jesús Martín-Barbero. De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía.
Ediciones G.Gili. México. 1987, p. 179.
10 Relatos orales de aficionados recuerdan que algunas llegadas a la meta de las vueltas a
Colombia, terminaban con saldo de descalabrados a piedra cuando un cundinamarqués,
como Jorge Luque, llegaba de primero a Medellín.
254
13. EL CINE, LA RADIO Y LA MODERNIDAD EN COLOMBIA (1940-1960)
utilizando instrumentos y vehículos de cultura como la Radiodifusora y
las pequeñas editoriales que aún tenemos, es posible comenzar en un
proceso de definiciones graduales a darle perfiles propios al pensamiento
colombiano. A mí, a veces me duele en nuestros escritores cierta tardanza
e indecisión para emprender esta ruta, temen que figurar lo colombiano
en sus obras, esas obras se demeriten y que antes de ganar lectores y
mercados puedan perderlos (…) precisamente entre las demás naciones,
en sus librerías y en sus vitrinas se busca afanosamente lo colombiano para
conocer la índole especial de nuestra nacionalidad. Pero los temas
universales, los raciocinios ecuménicos, las teorías universales, pueden
perfectamente estudiarse en libros de otros países y otros continentes (…)
si se busca en otro mercado el libro colombiano no es para conocer lo que
pasó en Francia o en la China (…) sino para comprender lo peculiar a lo
colombiano, lo que nos es propio, las características que individualizan lo
nuestro como pueblo letrado y como pueblo científico (…)11.
Desde esta perspectiva, tanto la industria editorial como la Radiodi-
fusora son presentadas como puntas de lanza para enfrentar en un mercado
cultural dominado por la primacía del libro, el desafío de construir y mos-
trar la colombianidad. Para el ministro, la composición del mercado cultu-
ral exterior le da argumentos para animar a la industria editorial nacional
y a los escritores en un trabajo que de manera urgente le compete al Estado:
definir lo nacional. Dicha definición parte de identificar la herencia que
nos corresponde, es decir, la herencia hispánica, y en segundo lugar, di-
vulgar el aporte de Colombia a la cultura americana; el clacisismo de Mi-
guel Antonio Caro, la filología de Cuervo, la poesía de José Eusebio Caro,
el romanticismo de Rafael Pombo, el talento de un parnasiano como Gui-
llermo Valencia, la lírica acuciosa de Porfirio Barba Jacob, y el costumbrismo
de Tomás Carrasquilla.
Pero no sólo la herencia hispánica y el prestigio de los hombres de le-
tras ayudaban a definir lo nacional y divulgarlo. Desde el medio radial unos
formatos de programación contribuían a definir y alimentar lo nacional; en
1945 los documentos que describen la programación de la radiodifusora
mencionan dos programas en formato de conferencia en los que se anuncia
el interés por narrar históricamente el país, se trataba de El país que hemos
hecho, una historia del progreso colombiano en forma de narración ilustrada,
11 Ver en anexos, transcripción de disco nº167, lado A.
255
14. LUISA FERNANDA ACOSTA L. / NELSON CASTELLANOS
así como, Tierras desconocidas, serie de conferencias sobre usos, costumbres,
economía e historia de los territorios nacionales, conferencias dictadas por
Ernesto Camacho Leyva. Otro programa, en formato de dramatizado del
cual fue posible encontrar el fragmento de una grabación en el archivo de
la Radiodifusora, contaba la historia patria apelando a la emoción y el
drama, se trataba de una serie llamada Historia de Colombia, dedicada a
narrar la vida de Camilo Torres.
Sin duda, la defensa de lo autóctono se planteaba con más claridad en
el campo de la divulgación musical. Llama la atención el esfuerzo que
desde el Ministerio de Educación se hizo para estimular los ritmos y me-
lodías campesinas ante la competencia de la oferta musical foránea, dicha
oferta contenida también en la cinematografía de países vecinos, fue vista
como una amenaza para la divulgación de los aires musicales nacionales,
de manera que para este ministerio dicha divulgación no debía pasar so-
lamente por la radio estatal sino también por el contacto directo, físico,
entre los ejecutantes y su audiencia, el término usado en el documento del
ministerio es revelador: infiltración. Como si el bambuco, o un pasillo, u
otro de los aires andinos que son los representativos de la nación, pues no
hay mención en la documentación de las músicas de los litorales, fueran
ritmos exógenos que se debían introducir disimuladamente en el gusto
del pueblo. Por supuesto, la música europea también estaba presente:
(…) los conciertos en los barrios populares tienen un carácter aún más
sencillo. En ellos se presenta generalmente música selecta a cargo de la
banda Nacional y un programa de danzas y canciones colombianas. Se ha
tratado de hacer por este medio una intensa propaganda a la música
vernácula, mirada con tanto desvío por nuestro pueblo, infiltrándola en
los núcleos más sensibles, para que allí se difunda ampliamente a todos
los sectores sociales. Este despacho considera que los conciertos populares
destinados a los obreros deben caracterizarse, principalmente por la pro-
paganda a nuestros propios elementos folklóricos. Las gentes están sobre-
saturadas de la música mexicana y cubana tan vastamente difundida por
la cinematografía e ignoran el valor de nuestros aires nacionales12.
Desde la prensa, el ataque a la oferta foránea era más contundente
debido en parte al ambiente puritano de las elites capitalinas; la resistencia
12 División de extensión cultural. Ministerio de Educación Nacional. 1945, p. 50.
256
15. EL CINE, LA RADIO Y LA MODERNIDAD EN COLOMBIA (1940-1960)
a géneros distintos a las músicas andinas se expresó constantemente en
columnas de opinión, y la radio comercial cargó con la culpa por divulgar
las músicas venidas del caribe y el sur del continente, músicas que revela-
ban la imagen de un satanás que se agazapaba para pescar sus almas y el
baile no era otra cosa que contorsiones casi epilépticas. Bajo el título, «Mú-
sica de Taberna», en julio de 1951, un articulista de El Tiempo veía el panora-
ma musical latinoamericano con poco afecto:
(…) el mapa de América Latina chorrea canciones grotescas. Todas ellas
parecen escritas por el señor Caignet y tienden a convertir la atmósfera
social del continente en el imperio de la cursilería. Entre el bolero y el tango
oscila el gusto de los latinoamericanos, mientras desdeñan la fuerza terrí-
gena, el desaire de las cosas sencillas y profundas, los encantos de una vida
ajena a los morbosos episodios del arrabal (…). Pero si alguien observa el
origen urbano de las canciones aludidas, descubre que ellas nacen al conjuro
de la miseria espiritual propia de aquellos sitios en donde se refugia el
hampa de las ciudades, mientras los estímulos campesinos y el decoro de
la pobreza limpia no osan competir ahincadamente con la avalancha de
boleros. Prácticamente hay tres clases de canciones en la América Latina: las
que produce el vicio, las de la violenta expresión racial y las de suave tono
campesino. Merced a la primera aparece en la superficie humana del
continente todo el barro de los bajos mundos, llevado en el triunfo por los
mejores salones y por los rezagos de la sociedad (…) los ritmos raciales, casi
todos de origen africano, son francos y voluptuosos, insisten en los instru-
mentos de percusión y se corean con vocablos dislocados, tal vez demasiado
directos pero, por lo menos autóctonos (…). Las canciones campesinas,
tímidas y prudentes, se preocupan por el milagro de las cosechas y el perfil
de un amor, excesivamente sencillo para la artificial elegancia de los
cabarets. Ejemplo de las canciones viciosas y abusivamente populares es la
siguiente estrofa, si así puede llamarse: Estoy convencido que para vivir/
es un estorbo el corazón. / Hay que mentir y hacer sufrir/ porque fingir es
lo mejor/. La liturgia racial salta en este trozo africano: / Babalú-aye/ Ha
empezado lo velorio/ en casa de Babalú/. Y la savia campesina, se ofrece
en canciones como la colombianísima «guabina chiquinquereña» o en el
«Alma llanera», de profundo contenido venezolano. Montañas y garzas,
ranchitos y rosas a cambio de puñaladas o de marihuana13.
Finalmente, la tercera tarea en el intento por colombianizar a las masas
consistió en irradiar la educación desde el centro ilustrado a la periferia,
13 El Tiempo. Julio 4 de 1951, p. 5.
257
16. LUISA FERNANDA ACOSTA L. / NELSON CASTELLANOS
tarea civilizatoria que tenía como fin complementar la acción en la escuela.
En 1947 la información ministerial sobre la emisora se concentra en este
aspecto; una radiodifusión escolar que complemente el trabajo de los
maestros en escuelas y colegios, se propone además que estos programas
sean también grabados para aumentar su eficacia y radio de acción: « (…)
de esta suerte, la acción del maestro local podrá ser eficaz y trascenden-
talmente complementada por la de quienes tengan a su cargo los programas
nacionales de radiodifusión escolar. El estudiante de Historia de Colombia,
lo mismo que el de Filosofía o el de Geografía o el de Física, tendrá opor-
tunidad de oír no sólo al maestro o al profesor local sino también a quienes
desde los micrófonos de Bogotá, hagan periódica y regularmente confe-
rencias y exposiciones sobre la misma materia (…) »14.
1.3 A las puertas de la masificación
Como hemos visto, en el reconocimiento de las masas como pueblo y
por tanto, parte constitutiva de la nación, la acción educadora del Estado
a través de la radiodifusión se constituyó en núcleo fundamental del
proceso de modernización, plataforma de política cultural y desafío a la
hora de plantear la comunicación entre gobernante y gobernados. El desafío
se plantea porque hay distintos lenguajes y formas de entender lo que
cada una de las partes quería decir y comprender por comunicación. Recor-
demos como frente a la claridad de objetivos expuestos en la programación
de la Radiodifusora Nacional, la oferta ofrecida por la radio comercial
tenía entre otros, dos elementos claves; de un lado, las músicas y formas
de contar que venían de afuera con su carga de seducción y disfrute, del
otro, aquello que alimentaba esa seducción, fuerzas opuestas aparente-
mente a la razón del discurso educador, como los sentimientos, el drama,
la sensualidad y las pasiones que venían dentro de la música y narrativa
popular latinoamericana, las que al pasar por la industria del disco y las
radionovelas nutrían la programación de cientos de emisoras cuya pro-
piedad dependía en gran parte de las industrias de bienes de consumo
masivo. Es así como la publicidad de estos bienes se constituyó en pieza
14 Memoria del ministro de Educación Nacional al Congreso de 1947. Tomo I. Prensas de
la Universidad Nacional. Bogotá, p. 20.
258
17. EL CINE, LA RADIO Y LA MODERNIDAD EN COLOMBIA (1940-1960)
fundamental para legitimar y permitir un consumo que permitiera a las
clases bajas tocar el mundo de las clases acomodadas, acceder y disfrutar
de unos bienes que no necesariamente requerían de preparación intelectual
para su disfrute y de paso proporcionaban bienestar y prestigio, facilitando
además el ascenso social de miles de hombres y mujeres que venían del
campo buscando su oportunidad en la ciudad.
En este proceso, las ciudades vivían una fase de modernización eco-
nómica en medio de enormes contradicciones, pues si la actividad fabril
se consolidaba en algunas capitales, la agricultura seguía siendo la base
de la economía nacional, y mientras la instrucción de los sectores populares
era muy baja en los ciclos de educación básica y secundaria, el solo, el
sector industrial se beneficiaba de un reducido grupo de profesionales
salidos de las universidades15. No podemos olvidar que en este proceso
de urbanización también contaron las consecuencias de los violentos he-
chos del nueve de abril16, no sólo por la migración forzada del campo a la
ciudad, sino también por lo que significó para las élites el peligro generado
por el desborde pasional de las masas. Fue en este momento cuando mejor
comprendió el Estado la capacidad de acceso de la radio a los sectores
populares y por supuesto, el peligro que encerraba para su seguridad la
reacción adolorida de aquellas masas. Pero al resaltar el papel incitador
de la radio comercial en tales sucesos, se oculta el lenguaje incendiario de
la prensa escrita que llegaba a cientos de municipios para ser leída en voz
alta, desde mucho antes de la llegada de la radio, de manera que el conflicto
entre prensa y radio lo que revelaba era una vieja disputa de los letrados
sobre los efectos de la oratoria política en audiencias iletradas17.
Antes de pasar a detallar un poco más lo que se oponía al discurso
educador y convertía al pueblo en masas desbordadas y peligrosas, veamos
15 Marco Palacios. Entre la legitimidad y la violencia. Colombia 1875-1994. Ed. Norma. Bogotá.
1995, p. 178.
16 El nueve de abril de 1948, cae asesinado en Bogotá el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán,
desatándose en el país una reacción violenta, hecho que marca el inicio de un periodo
de la violencia bipartidista en el país.
17 Respecto al debate sobre los efectos nocivos de la oratoria política a través de la radio-
difusión, ver: Nelson Castellanos. «La civilización del iletrado». El proyecto ilustrado de
radiodifusión en Colombia. En: Comunicación y Política. Viejos conflictos nuevos desafíos. Jorge
Iván Bonilla editor académico. Ceja. Bogotá. 2001.
259
18. LUISA FERNANDA ACOSTA L. / NELSON CASTELLANOS
primero un balance de la programación de la Radiodifusora Nacional en
1950, año que abre con balances autocríticos y expectativas centradas en
la parte técnica; modernizar los equipos, ampliar la cobertura y la planta
física, necesidades que requieren de más atención y mayor presupuesto.
También hay tres datos importantes, de un lado la percepción que se tiene
sobre el formato que caracteriza parte de la programación de la emisora;
una narrativa atrasada respecto a la forma de hacer radio para la época, y
aunque no se detalla cúal era la forma moderna de hacer radio, se precisa
dónde puede estar el problema, en efecto, no es en el área musical sino en
la programación originaria de los módulos de Cultura Adminstrativa e
Información, así como el de Cultura del Hogar. De otro lado y de manera
paradógica se registra como éxito de sintonía un formato que fue amplia-
mente cuestionado en el pasado: las conferencias o disertaciones de temas
políticos ante la dificultad de comprensión en audiencias poco interesadas
por el discurso erudito, y en tercer lugar se anuncia la incorporación de
equipos para transmitir en frecuencia modulada y la ampliación del horario
de emisión, innovaciones que tienen como propósito mejorar la calidad
del sonido y extender el tiempo de programación. Estos datos son impor-
tantes a la luz de otro hecho importante al comienzo de esta década como
fue la creación de las cadenas radiales de cubrimiento nacional, de lo que
hablaremos después de este balance, documento muy oportuno para com-
prender la urgencia de la modernización técnica y administrativa de la
radiodifusión estatal:
(…) La Radiodifusora Nacional venía operando con un criterio semejante
al de su fundación, vale decir, con programas ajustados a la técnica
radiofónica de hace doce años. Sin alterar la línea de severidad intelectual
que la ha presidido, la actual directiva ha considerado, sin embargo, que
mucha parte de ese sistema de programación destacaba un acento de
rutina que no es hoy de buen recibo en ninguna de las emisoras de esta
índole. En consecuencia, fue preciso iniciar un cambio en los programas,
desde el mes de julio, para situar a la radiodifusora en la era moderna. Se
dice iniciar un cambio de programas, porque todavía falta mucho por
hacer, como que aún se resienten de cierta monotonía, especialmente en
cuanto a emisiones «habladas», deficiencia que procura ser salvada el año
entrante (…). Comenzó el plan de reformas generales de la emisora, con
la reanudación del «Boletín de Programas» publicación que estaba
suspendida desde hacía seis meses y cuya importancia a nadie escapa,
desde luego que es una de las conexiones de la estación con sus oyentes
260
19. EL CINE, LA RADIO Y LA MODERNIDAD EN COLOMBIA (1940-1960)
y colaboradores. Millares de cartas se han recibido con este motivo, donde
se elogia la labor cultural del actual gobierno (…). Fueron aumentadas las
horas de emisión en la mañana, tanto por la necesidad de ampliar el
servicio a los oyentes, cuanto por darle la importancia que merece a la
orientación religiosa y a la música nacional. Obtuvo un rotundo éxito de
sintonía el ciclo de conferencias sobre reformas constitucionales, organi-
zado con el fin de colaborar en la discusión abierta por el gobierno, cuando
hubo de proponer la reforma a los conductores políticos y posteriormente
al congreso. Igualmente la emisora ha recibido comunicaciones de aplau-
so por el primer cambio de programas, junto con sugerencias de positivo
interés radial».
La Radiodifusora Nacional, comienza a partir del 26 de diciembre un
período de experimentación con nuevos equipos de frecuencia modulada
y, por consiguiente, suspenderá las emisiones ordinarias durante un mes,
en el cual serán transmitidos programas de ensayo y boletines de noticias.
Este espacio será aprovechado por la Radiodifusora para iniciar el segundo
cambio sustancial en sus programas, sobre la base de una emisión continua
entre las siete de la mañana y las doce de la noche. Igualmente seran puestos
en servicio algunos de los equipos que pertenecieron a la conferencia
panamericana –consoletas, controles remotos, micrófonos, etc.– que perma-
necían «inactivos» y que fueron transladados a la emisora con orden previa
del señor Ministro de Gobierno Dr. Urdaneta Arbeláez18.
El énfasis en la modernización técnica y administrativa respondía a la
carrera por mejorar la señal y el mayor cubrimiento de la radio en el te-
rritorio nacional. Este esfuerzo en la radio comercial se concretó con el
nacimiento de las actuales cadenas RCN y Caracol gracias a dos aspectos
significativos; su capacidad organizacional y su ágil desarrollo técnico. El
primero a través de la superación de procesos administrativos en los que
el modelo familiar y casi artesanal dio paso a una división del trabajo
mucho más racional separando la dirección artística de la dirección admi-
nistrativa, y esta a su vez separada de la dirección técnica. De otro lado, el
esquema de sociedad anónima permitió que distintos capitales financiaran
proyectos regionales y nacionales, de esta manera, la inversión de la in-
dustria, especialmente la textil, fue clave para la modernización de equipos
y la implementación de procesos administrativos eficaces en la búsqueda
de rentabilidad y expansión de la actividad en distintas ciudades. La exis-
tencia técnica de una cadena radial se hizo posible a través del enlace entre
18 Memoria del Ministro de Educación Nacional. Bogotá. Ed. Iqueima. 1951, pp. 200-203.
261
20. LUISA FERNANDA ACOSTA L. / NELSON CASTELLANOS
las distintas emisoras recurriendo al empalme por frecuencia modulada,
usando retransmisores en los puntos mas altos de las principales ciu-
dades. Un cerro en Medellín; las Palmas y otro en Bogotá, Monserrate,
permitieron la unión de la Voz de Antioquía y Nuevo Mundo, lo que fijó
la ruta para enlazar las emisoras de otras ciudades y así comenzar a operar
como una cadena para que miles de oyentes escucharan al mismo tiempo
los mismos programas.
De manera que la década del cincuenta nos permite ver la preocupa-
ción de la industria radial por llegar a más gente en un momento difícil
para la convivencia de los colombianos, cuando la violencia bipartidista
producía no sólo destrucción y muerte en los campos, sino también acti-
tudes de intolerancia y prejuicio. Difícil periodo para el país, pero no para
la radiodifusión que mantenía su crecimiento sostenido a pesar del control
y la censura del gobierno ante el clima de violencia por el uso político de
espacios radiales, razón que llevó a estudiosos de este periodo a calificar
la programación de la radio comercial como una programación despoliti-
zada para alejar a las masas de los temas de discusión, y evitar su voz o
representación en el medio: una radio alejada de los problemas del país y
sumergida en el ensueño del entretenimiento19.
Fue la programación de entretenimiento la que concentró una gran
audiencia y la que mejor interpretó el sentimiento popular a pesar de la
crítica por el toque de vulgaridad y desborde pasional en programas de
humor y radionovelas. Del archivo de la radio comercial se conservan dos
muestras de esta programación que al ser leídas por fuera de una inter-
pretación reducida a la catarsis, dejan ver aspectos claves de la vida urbana;
escalas de valores y formas de ostentar prestigio social y escalar social-
mente. También maneras de contar lo regional y lo nacional desde la coti-
dianidad de quienes viven en la ciudad o el campo.
El documento más antiguo encontrado en el archivo de Caracol sobre
programas de humor es de 1952 y hace referencia a un huraño personaje
llamado «Pepe el regañón» quien se dedica a observar y criticar actitudes
cotidianas de la gente a manera de cantaleta con el aparente fin de hacerles
caer en cuenta a los oyentes sobre el comportamiento ciudadano, o el
comportamiento en la familia, o el trabajo.
19 Reynaldo Pareja. Historia de la radio en Colombia. 1929-1980. Bogotá. Servicio colombiano
de comunicación social. 1984, p. 79.
262
21. EL CINE, LA RADIO Y LA MODERNIDAD EN COLOMBIA (1940-1960)
Las radionovelas fueron quizás los programas que cargaron con la
culpa por reforzar las actitudes más cuestionadas por el discurso morali-
zador; el desborde de lo pasional y sentimental. Fuerzas que anulaban la
razón y estimulaban la ensoñación sin ningún aparente beneficio para los
sectores populares quienes sólo podían ser destinatarios de una razón edu-
cadora. A continuación mostramos la sinopsis de una de las radionovelas
encontradas en el archivo de Caracol, la cual se encuentra completa y nos
permite presentar algunos aspectos centrales de su estructura.
El título expresa de entrada el drama de sus protagonistas: «Almas tor-
mentosas». Esta radionovela fue escuchada en 1959 y cuenta la viscisitudes
afectivas de una familia poderosa económicamente que de pronto ve en
peligro su riqueza, y en medio de la crisis afronta relaciones que unen a
pobres con ricos, enfrentan a huerfanos con padres recién aparecidos y final-
mente unen a la pareja ideal, que debe sortear todo tipo de inconvenientes
para terminar venciendo los tormentos interpuestos por el destino, haciendo
realidad el sueño de un amor que une a dos clases sociales distintas.
Para terminar este apartado referido a la programación de entreteni-
miento, cabe resaltar un programa que representó los estereotipos de las
regiones colombianas y a sus sectores populares, favoreció la interpelación
que estos podían hacer a las expresiones de poder y el abuso de funcio-
narios públicos. Animó el trabajo diario de los oyentes y finalmente, ex-
presó todo lo anterior en un lenguaje que le pertenecía al pueblo. Se trata
de «Mañanitas», programa con el que se levantaron varias generaciones
de colombianos y que luego se transformó en la «Escuelita Caracol». El
episodio que transcribiremos a continuación fue escuchado el once de
noviembre de 1960 a las siete de la mañana:
Cantar:
A levantarse, pueblo perezoso…
porque las ocho casi ya le dan…
y hay que salir a trabajar juicioso,
para tratar de levantar el pan.
Omar:
Hila.. pst…don José Domingo Reyes, alcalde de Barrancabermeja…la
ciudad petrolera… ¡qué hubo! ¿Cómo es eso? ¿Estirado? Don José
Domingo, ¿con este calor de Barranca y usted sancochándose en la cama?
263
22. LUISA FERNANDA ACOSTA L. / NELSON CASTELLANOS
Esa es la machera santandereana? No, mijo… salga… salga a darle, que
la cosa hoy es dándole de temprano. Y felicidades, don José Domingo.
Cantar:
Párense pronto los vallecaucanos,
Los del tolima y los de santander…
Y miren cómo aquí los bogotanos,
Ya comenzamos con gusto a moler…
Pepa:
Señor Luis Eduardo Rojas, inspector de Policía de Guacarí, Valle … No,
hombre. No. Francamente lo creíamos más vallecaucano a usted. ¿No ha
sido capaz de levantarse? Ah!…claro… si doña Mariela, su señora tampo-
co ha salido de entre las cobijas. Qué par de perezosos… pero en fin…pero
en Guacarí es tan sabroso el clima y todo está en orden… duerman, pues,
y que les aproveche… y muchas felicidades.
Cantar:
Arriba, pues y no más cobardía..
A levantarse todos con valor…
Y mucha suerte en este nuevo día,
Les deseamos los de Caracol…
Maruja:
Por supuesto. Bueno, a levantarse, pues, señores Crisantemo Papayas…
Nepumuceno Toronjas…Rebeca Chona, Encarnación Pelotas, Noé
Besado, Celina Gura, Aydeé Melo Diaz, Agustin Cala Vera, Benito Cala…
Maruja:
Por acá tenemos su amable carta, señor Acosta, con su justa queja sobre
el modo de llamar los bancos a algunos clientes cuando les ha llegado giro.
En síntesis, este caballero dice que resulta que cuando un banco (no dice
cual) tiene un giro para un ciudadano, lo llama por teléfono y le dice: señor
Acosta, tenga la bondad de pasar por el banco tal, que le llegó un giro…
Valdi:
Pero no le dicen de qué sucursal del banco es la llamada, de modo que le
toca al pobre cliente recorrerse toda la ciudad buscando la sucursal
correspondiente.
Omar:
Bueno, será que los bancos saben que caminar es muy benéfico para la
salud y le dan a usted el chance de pegarse sus caminatas largas. En todo
264
23. EL CINE, LA RADIO Y LA MODERNIDAD EN COLOMBIA (1940-1960)
caso tenga paciencia, mijo, que aquí toca aguantar cosas raras, ¿oye? Oyera
usted lo que nos dice en una carta el señor Eliecer Aguilar N, de
Fusagasugá… Se moría de nervios.
Pepa:
Bueno, y entre otras cosas, ¿qué es realidad lo que dice ese señor?
Maruja:
El mandó una carta de cuatro páginas con una letra más enredada que la
sesión de la cámara el martes pasado… aquí no se la pudimos leer.
Valdi:
Yo traté… pero la letra era como una congestión de buses en la décima a
medio día…
Omar:
Don Hilarión le descifró todo. Es la carta más simpática de la vida. Y de
un tipo que dice, textualmente: «Yo soy llanero, con residencia aquí en
Fusagasugá, donde abundan las flores y escasean las yucas… Doña Pepita,
a usted cómo le parecería, un llanero de 26 almanaques, alto, delgadito,
de bigotes, con poca plata pero de coraje De letra…muy poca, porque por
estas tierras no se consiguen ni libros. Yo no estudié sino en un pedacito
de Geografía y eso donde estaban las letras mal escritas…pero ahí le
mando una pastoral…»
Pepa:
Ahí está el problemita de muchos colombianos: sienten ganas de escribir
y de saber… pero.. no pudieron estudiar…20.
1.4 El balance al final del periodo
Un vacío en la documentación correspondiente al gobierno de Rojas
Pinilla y la posterior Junta de gobierno militar, impide seguir el rastro de
la política estatal respecto al uso de la Radiodifusora y sólo hacia el final
del periodo encontramos información que evidencia los serios problemas
del país en el campo educativo, y los retos que se plantea el Estado para
superar dicho atraso. Para 1959 las cifras expuestas por el Ministro de
Educación son reveladoras:
20 Archivo de Radio Caracol. Caja Nº 562. Ver también inventario en anexo nº 3
265
24. LUISA FERNANDA ACOSTA L. / NELSON CASTELLANOS
(…) En Colombia, por ejemplo, llegamos hoy a los 150 años de indepen-
dencia, más o menos con trece millones de habitantes, de los cuales unos
650.000, es decir, el 5% del total, pueden declararse suficientemente edu-
cados. Unos tres millones sobrevivien con unos tres años de escuela
primaria. Seis millones y pico completamente analfabetos y año por año
puede calcularse un promedio de un millón trescientos mil niños que
quedan sin escuela (…). Este cuadro fundado en las estadísticas nos revela
a las claras la situación anacrónica de un pueblo que pretende funcionar
con instrumentos democráticos en el orden institucional, en su concepción
de la economía y de todas las formas de existencia, pero que en el orden
de la cultura está practicamente en las mismas proporciones y con los
mismos conceptos con que vivieron los pueblos feudales, coronados por
una minoría letrada, sobre estratos intermedios semi-analfabatos, y una
inmensa masa humana incapacitada para acceder a las fuentes de su
mejoramiento (…) desde la Colonia hemos pensado en formar clases
directivas por la educación. Hoy se trata de educar a las clases dirigidas,
en vista de que ya han demostrado que pueden dirigir la educación, una
educación de castas que debe transformarse en educación de masas21.
De acuerdo a las cifras del ministro y a los elementos de la política
cultural recogidos a lo largo de este informe entre los cuales la educación
como proceso formativo del colombiano a través de los ciclos básicos; pri-
maria, secundaria y profesional, se constituyó en pieza fundamental para
superar el atraso y formar un sujeto productivo económicamente, el ciuda-
dano. La educación de masas a la que alude el ministro se entiende como
el acto de transvasar «la cultura» de donde hay a donde no hay: el pueblo
como recipiente vacío. Empero, un obstáculo frenaba los esfuerzos civili-
zatorios: la diversidad cultural. Para el ministro Abel Naranjo Villegas:
(…) el país está en presencia de resolver su problema de integración. Los
acontecimientos de los últimos años indican a las claras que el país tiene
una desintegración cultural que es el orígen de sus desventuras. La
desintegración cultural supone el desquiciamiento moral, la desarticula-
ción económica, la falta de coordinación de las clases sociales. Lo único
que puede darle un orden mental, moral y sentimental al país es la
conciencia de unidad en la cultura, y por eso el gobierno cree que hay que
acometer esta integración educando radicalmente a nuestro pueblo. Pone
su acento el Gobierno en los programas de acción comunal, alfabetización
21 Memoria del Ministro de Educación al Congreso de 1959. Bogotá, D.E. imprenta
Nacional. 1959, pp. 9-11.
266
25. EL CINE, LA RADIO Y LA MODERNIDAD EN COLOMBIA (1940-1960)
de adultos, expansión de la enseñanaza rural de todos los niveles y equi-
paración de la enseñanza rural y urbana en los mismos años de escolaridad,
como los objetivos inmediatos que el país debe acometer para fundar el
porvenir22.
Los anteriores lineamientos son claves para comprender la visión, el
diagnóstico y las estrategias del Estado para realizar su gestión en un pe-
riodo que se abre dejando atrás la experiencia de una violenta confronta-
ción bipartidista y un gobierno militar, para comenzar a vivir una nueva
experiencia política: el frente nacional. En 1960 Gonzalo Vargas Rubiano
sucede a Abel Naranjo Villegas en la dirección del Ministerio de Educación
y en la presentación de sus memorias al Congreso expresa de la siguiente
manera el concepto de cultura para el Frente Nacional:
Queremos actuar sobre la conciencia de los colombianos, a fin de borrar de
sus mentes, como con aguas lustrales, los seculares prejuicios partidarios
que, esclavizando nuestro espíritu, nos lanzaron a la cruenta batalla fra-
tricida. Queremos extirpar de nuestras inteligencias las huellas ancestrales
de nuestros rencores políticos para sustituirlos por hondos sentimientos de
comprensión solidaria. Desplazar el salvaje que todos llevamos en nosotros,
por el caballero cristiano, o como se diría en términos de psicología social,
sustituir la paleopsique por la neopsique. Anhelamos que el ambiente en
que ha de transcurrir la vida de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos,
sea un ambiente amable, iluminado por las suaves luces de la piedad
evangélica y de la solidaridad humana, y no uno entenebrecido por las
tinieblas del odio. Es crear para ellos una vida a la colombiana, vale decir,
alumbrada por el derecho y vivificada por la justicia (…). Nadie como yo
persuadido de que la escuela es el taller donde se forjan las inteligencias y
se aquilatan los caracteres. Pero no toda la educación se vierte en la escuela.
La educación es un fenómeno ambiental, que flota o está esparcido en la
atmósfera completa de la sociedad. De nada valdría la educación impartida
en la escuela si en el hogar se la contraría o neutraliza, y de nada serviría
la que impriman el maestro y los padres si el contorno del ambiente social
está enrarecido o relajado por la corrupción colectiva (…)23.
Este informe, sumado a la documentación recogida sobre la progra-
mación tanto de la emisora estatal como de la emisora comercial, nos lleva
22 Ibíd., p. 22.
23 Memoria del Ministro de Educación al Congreso de 1960. Bogotá. Imprenta Nacional.
1960. Pag IX-XIII.
267
26. LUISA FERNANDA ACOSTA L. / NELSON CASTELLANOS
a trazar algunos contornos del concepto aristocratizante en el uso de los
medios de comunicación. En primer lugar, la alta tasa de analfabetismo
incide en un mercado cultural estrecho y asociado a las ciudades que cen-
tralizan la vida intelectual. Es clara la posición de Bogotá, por ejemplo,
como centro que irradia la política cultural del Estado y centro de formación
de intelectuales; base del aparato burocrático. En segundo lugar, el acceso
al mercado cultural depende de los índices de escolaridad, y aquí es donde
irrumpe la influencia de la radiodifusión comercial cuya programación
de entretenimiento y no educativa en los términos que quiere el Estado,
contribuye a modelar sujetos desde una matriz simbólico dramática en
relativa confrontación con la emisora estatal y el discurso ilustrado, que
quieren producir la integración social del país desde el mundo simbólico
de la élite letrada. Otra institución como la Iglesia juega un papel
importante al lado del Estado y tal como lo expresa el ministro Vargas
Rubiano, su orientación moral pero también su actitud censora, ayudaban
a moldear el anhelado caballero cristiano que debía ser todo colombiano.
Volviendo al discurso de Vargas Rubiano, el colapso del campo político
expresado en la violencia bipartidista, es rápidamente superado y dejado
al margen, por una propuesta de integración que parte del cambio de men-
talidad del hombre colombiano. Dicha cambio sólo puede operar en el
campo cultural del que hemos visto tiene un carácter elitario y su fun-
cionamiento depende de una estructura del mercado cultural limitada y
condicionada por una matriz racional ilustrada. En tanto, el campo político
queda absuelto de su responsabilidad como agente disolvente de la nacio-
nalidad , y el político, es decir, el gobernante producto de la matriz racional
iluistrada, queda convertido en educador. La no diferenciación entre el
campo político y el campo cultural permite entonces la aparición de esos
hombres representativos; el gran intelectual que es convertido en faro y
guía, pero ante todo educador. Fueron estos hombres los que ejercieron
directa influencia en la orientación de los medios de comunicación, y desde
la Radiodifusora, tuvieron los micrófonos a su servicio al igual que en la
radio comercial.
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