La vuelta al mundo de sora

C.E.I.P. Ntra Sra del Carmen 6º Primaria (2013/14)
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La Vuelta al Mundo de Sora

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Edita: JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Educación, Cultura y Deporte.
Calle Juan Antonio de Vizarrón S/N.
Edificio Torretriana, Isla de la Cartuja. 41092 Sevilla.
Autores: Alumn@s de 6º del C.E.I.P. Ntra. Sra. Del Carmen (Marbella) 2013/14.
Ilustraciones: Alumn@s de 6º del C.E.I.P. Ntra. Sra. Del Carmen 2013/14.
Maquetación y Diseño: Juan Gambero Muñiz (El “Profe”)

Capítulo 1 (Pasaron los años y…)…….……………….……..…….Página 08
Capítulo 2 (Una isla africana, Madagascar)……..……..…….Página 17
Capítulo 3(Rumbo a los Carnavales de Río)……………..…….Página 27
Capítulo 4 (Y navegando… Llegaron a Colombia)…………..Página 35
Capítulo 5(En busca del Doctor Vladimir. Nicaragua)…….Página 45
Capítulo 6(Una visita a la “Gran Manzana”)....………..…….Página 54
Capítulo 7(La llegada a Europa, España)……....………..…….Página 64
Capítulo 8(De Vuelta a Roma – La Ciudad Eterna)…..…….Página 73
Capítulo 9(Una visita a Oceanía, Australia)…...……….…….Página 81
Capítulo 10 (India, un país especial)……………...………..…….Página 91
Capítulo 11(China, otra cultura oriental)..…..…………..…….Página 100

Siempre me he considerado una persona a la que le
gustan los retos y, creedme, coger esta clase, al principio
era un reto. Veníais de un primer ciclo con muchos
vaivenes, tres o cuatro cambios de profesores en dos
años, cierta inestabilidad en el grupo... El año de 3º de
Primaria fue un año complicado, y yo no puedo
quejarme, siempre me habéis aceptado bien y no he
tenido muchos problemas acerca de vuestro
comportamiento. Pero, como anécdota, aún recuerdo
cuando algunas veces en el cambio de clase salían lápices
volando por la puerta ¿Os acordáis? Yo ahora, mirando
atrás en el tiempo, lo recuerdo como algo divertido. Pero
aquel año no hacía mucha gracia, la verdad.
¿Sabéis? Cualquiera que vea este libro terminado, no
podría imaginarse lo que nos ha costado escribirlo. Nos
hemos divertido mucho, es verdad, pero documentarnos
sobre los países, escribir los capítulos, volver a leerlos en
la pizarra digital, corregirlos, aportar cosas entre todos
para enriquecer el capítulo, hacer los dibujos,
“elegirlos”... Y al final montarlo. No ha sido fácil.
Catorce meses hemos tardado. Pero el resultado debe
hacernos sentir orgullosos del trabajo realizado.
Pero, ¿sabéis? Me siento más orgulloso de vosotr@s por
lo especial que habéis hecho este libro. Nada más
terminar de leer “Las Aventuras de Sora” en 3º de
Primaria, me decíais que en 6º de Primaria queríais hacer
vosotr@s la segunda parte y lo habéis hecho realidad.
Eso es doblemente satisfactorio.

Demuestra que el trabajo que se hizo hace unos años
funciona, lo usamos en clase y motiva. Por eso espero
conseguir lo mismo en grupos de alumn@s posteriores
con vuestro recién terminado libro.
Y... ¿Sabéis también? Lo personal que habéis hecho el
libro me encanta, creo que ese es el motivo principal que
hace este libro tan especial. Que apareciera la clase de
viaje de fin de curso en Australia, con el “profe” Juan
regañando a sus alumn@s, especialmente a Manuel y
Manolo, Giorgia haciéndose amiga de Momoka... O ir a
Colombia y encontrarnos a Sara, que ahora está
estudiando allí... También ir a Nicaragua y pasar un
montón de aventuras con Vanya y que su padre, el doctor
Vladimir, operara a Momoka de la nariz... O el capítulo
que hacen Pepa y María, cómo empieza en Madrid pero
Pepa se lleva a los personajes a Toledo, su tierra,
poniendo como excusa que un ladrón le roba el bolso a
Momoka y nos muestra ese “pedacito” de ella que lleva
dentro... Todo eso ha hecho que este libro sea totalmente
vuestro y que me haya encantado el resultado final.
Quiero felicitaros por el interés mostrado, como siempre
os digo: “A unos más que a otros”, pero si miro atrás en
el tiempo, creo que es para estar contento con la
evolución y el trabajo del grupo en general.
Nos hemos embarcado en muchas cosas juntos. Siempre
habéis sido un grupo que se ilusionaba mucho con las
cosas nuevas: el libro de Sora, los dibujos del libro, el
Blog del “profe” Juan, los dibujos de la Historia de
Marbella, pero algun@s perdían esa ilusión cuando las
actividades dejaban de ser novedad, aunque much@s

otr@s la habéis mantenido siempre. A eso me refiero con
lo de “a unos más que a otros”. Pero, por lo general, es
para estar muy contento con el rendimiento y el interés
que habéis mostrado.
Espero que siempre os acordéis de mí. Que recordéis
tantos y tantos consejos, tantas charlas que hemos tenido
juntos y, como os digo siempre: “que recordéis mis
consejos antes de que pasen las cosas. Si os acordáis de
lo que os decía para arrepentiros de algo que habéis
hecho mal, ya será demasiado tarde”. Espero que de vez
en cuando reciba vuestras visitas, como hacen los
alumn@s de promociones anteriores. Es muy bonito
sentir el calor de tus alumn@s cuando ya llevan, al
menos, cuatro años fuera del “cole” (el tiempo que
llevamos nosotr@s juntos).
Estos cuatro cursos escolares han sido muy trabajados y
muy bonitos. Perdonadme si no he sabido escuchar a
alguno de vosotr@s, si alguna vez habéis buscado algo
en mí que no habéis podido encontrar o no os he sabido
dar, si a veces he sido más duro de la cuenta... No es fácil
ser justo siempre y soy consciente de ello.
Uno de los proverbios de Confucio, el pensador chino del
que os he hablado alguna vez, decía: “El hombre que ha
cometido un error y no lo corrige comete otro error
mayor.” Por eso, si alguna vez me he equivocado, os pido
disculpas.
No os olvidaré nunca.
El “profe” Juan.

8La Vuelta al Mundo de Sora
S
CAPÍTULO I
“Pasaron los años y...”
ora creció, se casó con Keichi y tuvieron un hijo llamado
Ayami, al que Sora no paraba de contarle sus experiencias con la
máquina del tiempo, junto a su padre y Momoka, la madrina de
Ayami.
Momoka, con el paso de los años, se hizo pija y estaba siempre
pendiente de su maquillaje, por lo que a Sora le parecía
insoportable, era muy maniática.
Ayami creció, se estaba haciendo mayor y se acercaba el día de
su cumpleaños. Sora y Keichi no sabían que comprarle, entonces
a Sora se le ocurrió que le podrían regalar la máquina del tiempo
con la que ella corrió muchas aventuras y dejar que Ayami las
reviviera.
Sora y Keichi fueron a la casa abandonada (la dejaron en el
mismo sitio que la encontraron) para coger la máquina, cuando
llegaron se encontraron con una sorpresa muy desagradable, la
máquina estaba sucia y muy vieja. Se pusieron muy tristes al
verla, pero Keichi se decidió a darle un lavado de cara y la dejó

como nueva, la guardó y decidió no tocar la máquina hasta que
llegase el día del cumpleaños de Ayami.
Unos días más tarde llegó el gran día, Ayami cumplía 11 años.
Sora le dio la máquina del tiempo y le explicó cómo utilizarla.
Ayami estaba un poco asustado, sobre todo después de lo que
vivieron sus padres, les comentó que él no se quería ir solo ni al
pasado, ni al futuro, que quería ir con ellos.
A Sora se le había ocurrido que sería una buena experiencia el ir
con sus amigos, pero Ayami no quería ir con ellos. Sora y Keichi
aceptaron hacer un viaje con él y esta vez se fueron preparados.
Llevaron comida, ropa, utensilios, etc. Ya estaban listos para irse,
así que Ayami tiro de la palanca y… ¡No se habían movido del
sitio! No se habían ido ni al pasado, ni al futuro sino que… No
funcionó.
Ayami estaba muy disgustado, le hacía mucha ilusión ir con sus
padres de viaje y aprender otras cosas, así que gritó a los cuatro
vientos:
Ayami: ¡Este es el peor cumpleaños de mi vida!
Keichi: He hecho lo imposible por dejarte la máquina como
nueva, pero está estropeada – Le dijo acercándose a él.
Ayami: Mamá siempre me dice que lo imposible se consigue
intentándolo - dijo enfadado y gritando
Keichi estaba muy disgustado, así que fue a por la máquina y se
puso manos a la obra dispuesto a arreglarla. Al cabo de una
semana ya había terminado de repararla y tunearla.

Fiesta de cumpleaños de Ayami (Dani A. Monerawela)

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Keichi: ¡¡Ayami, lo logré!! He terminado de reparar la máquina,
seguro que esta vez funciona - dijo a gritos y orgulloso de sí
mismo.
Ayami fue corriendo a ver la máquina y también fue Sora, que lo
había escuchado todo. Keichi volvió a preparar las cosas para el
viaje y una vez listos, Sora tiro de la palanca, cerraron los ojos y
cuando los abrieron… ¡Estaban en un barco!
Ayami: ¿Un barco? ¿Qué hacemos en un barco? ¿Y la máquina
del tiempo? - Pregunto nervioso.
Sora: Tranquilo, no pasa nada, solo nos hemos desorientado un
poco - dijo confusa y a punto de echarle la bronca a Keichi.
Todos estaban nerviosos y con mucho miedo hasta que Keichi
dijo...
¡¡¡TIERRA A LA VISTAAAAA!!!
A Sora le sonaba el lugar, Keichi comentó que a él también le
sonaba. Al final resultó ser una Isla de África donde Sora y
Keichi fueron de Luna de Miel en su viaje de bodas, Madagascar.
Sora y Keichi, le explicaban curiosidades de esa Isla a Ayami, la
peculiar fauna que en ella había, etc. A Ayami le pareció una
experiencia apasionante.

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Nuestros amigos en el barco, llegando a Madagascar (José Luis Gutiérrez)

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Mientras tanto, en Japón, Momoka entró en casa de Sora, Keichi
y Ayami, gritando...
Momoka: ¡Sorpresa! Siento no haber llegado antes, estaba de
viaje y… ¿Qué ha pasado aquí? ¿Dónde está la gente?
Se quedó extrañada al no ver a nadie en la casa, como si se
hubiese confundido de día y no pudiera llegar a tiempo al
cumpleaños de Ayami. Aunque algo de lo que había en la casa
llamaba poderosamente su atención ¡La máquina del Tiempo!
Momoka estaba confundida ¿Qué habría pasado? Se le venían
dos ideas a la cabeza: O se habían ido a correr riesgos y
aventuras como vivió ella de pequeña o se habían ido
accidentalmente y ahora estaban perdidos y sin posibilidades de
regresar al presente. Se decantó por la segunda opción, así que se
decidió a ir a buscarlos. Tardó su tiempo en tenerlo todo
preparado: 3 maletas de ropa, 5 bolsas de comida, 2 móviles, sus
estuches de maquillaje y su espejo favorito de marca. Llegó de
nuevo a casa de Sora, se subió en la máquina, tiró de la palanca
y... apareció en una barquita pequeña, con todo su equipaje, sin la
máquina del tiempo y sola por la Antártida. Momoka estaba
nerviosa, muy nerviosa. No sabía qué hacer, parecía que no se
había ido ni a épocas antiguas ni al futuro, al menos eso pensó
por los animales que vio y todo lo que le rodeaba.
Mientras tanto Sora, Keichi y Ayami, se quedaron en el barco
con la esperanza de que finalmente llegase a tierra. Pasaron las
horas, pero el barco se movía lentamente a la deriva.

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Momoka en la Antártida (Giorgia Plante)

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Ayami estaba muy preocupado porque hacía mucho tiempo que
no iba a clase y a él le encantaba estudiar. Comparado con los
demás chicos de la clase, que odian los estudios, Ayami era un
poco “raro” por eso se le hacía difícil tener amigos y eso le
afectaba.
Mientras, en la Antártida, Momoka estaba muy preocupada.
Momoka: ¡Soy tonta! ¿Por qué habré tocado nada? Debí escoger
la primera opción.
Estaba súper arrepentida, no paraba de pensar que por qué había
tenido que tocar nada. No se le ocurrió otra cosa que irse de allí,
así que empezó a remar en medio de todo aquel montón de hielo
pasando mucho frío.
En Japón parece ser que las cosas no iban tampoco demasiado
bien. La máquina no paraba de emitir un ruido raro y de tragarse
los muebles de la casa de Sora, cada uno de esos muebles
aparecían en sitios distintos del mundo ¿Por qué? ¿Qué estaba
pasando? Pues porque alguien se dejó el botón de encendido y
apagado automático pulsado y eso explicaba el por qué la
máquina no se había ido con ellos, porque se apagaba y no
funcionaba. Se encendía y se tragaba un mueble y luego se volvía
a apagar.
Keichi intuía algo y estaba nervioso, no sabía cómo volver a
Japón pero no sabía cómo decírselo a Sora y Ayami, les veía tan
felices con el viaje... no eran conscientes del peligro ¿Por qué
estropearlo con una mala noticia? Así que se puso las pilas y
llamó a Momoka para pedirle ayuda, pero Momoka no podía
contestar porque no tenía internet en la Antártida.

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Mientras tanto, en la Antártida, Momoka estaba muy cerca de
una tormenta, estaba súper asustada.
Momoka: ¿Qué he hecho yo para merecer esto? ¡Se me va a
estropear mi maquillaje!
A nuestros amigos no les esperaba nada bueno...
Autoras del capítulo
Giorgia Plante Michelle Plante

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P
CAPÍTULO II
“Una isla africana, Madagascar”
asaban las horas y seguían perdidos. Sora, Keichi y
Ayami, por fin llegaron a Madagascar.
Sora: Por fin llegamos, que ganas tenía de estirar las piernas.
Ayami: Así que esta es la isla ¿eh?
Keichi: ¡Cuantos animales! Parece que hay más que cuando
estuvimos en nuestra luna de miel.
En la isla, mientras iban andando, todo lo que les rodeaba les
llamaba la atención.
Keichi: ¡¡Cuántas palmeras y cuántos cocos!!
Sora: Vamos a cogerlos y así hacer bebida.
Ayami: ¡¡PUAGG!! No me gustan los cocos – comentó con cara
de asco.
Keichi: Pues vamos al mar, a coger peces y así comemos algo
¿No?

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Sora: Si, es buena idea – dijo ansiosa por el hambre que tenía.
Ayami: ¡¡¡¡Qué no me gustan los peces!!!!! Parece mentira que
seáis mis padres.
Keichi: Bueeeeeno... pues seguiremos andando – respondió, un
poco harto de las quejas de Ayami.
Ayami: ¡¡¡Fuu!!! No me gusta andar.
Sora: Ven, te cogeré - dijo resignada.
Mientras iban andando, Keichi y Sora, con Ayami en brazos, se
encontraron algo.
Ayami: ¿Qué es esto? - preguntó inquieto y algo nervioso.
Sora: Se mueve detrás de ese matorral.
Keichi: Si, vamos a ver que es.
Cuando de repente y sin que nadie lo esperara...
Sora: ¡Cuidado es una serpiente venenosa!
Keichi: No os acerquéis, os puede picar – advirtió a su mujer y a
su hijo para que no corriesen ningún peligro. Keichi cogió a la
serpiente con el palo y la alejó.
Ayami: ¡¡Mamá!! Papá parece “Frank de la Jungla” ¡Es Keichi
de la Jungla!
Sora: ¡¡¡Ja ja ja!!! Sí, es verdad.

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Keichi con la serpiente de cascabel (José Luis Gutiérrez)

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Keichi: Sabéis que esta serpiente se llama serpiente de cascabel y
es una de las serpientes más venenosas de Norteamérica y, si le
miras a los ojos, te hipnotiza y te come de un bocado.
Ayami: Como tú con la comida, papá.
Sora: Si, es cierto – dijo Sora intentando no volver a reírse de su
marido.
Keichi: Lo que no entiendo es que hace aquí esta serpiente,
estamos en África – comentó intrigado por este extraño hallazgo.
Sin llegar a entenderlo, nuestros amigos siguieron caminando por
la isla, algo inquietos por saber si le esperarían muchas más
sorpresas durante su recorrido.
En Ko-ionda, el pequeño pueblo japonés de nuestros
protagonistas, alguien entró en la casa de Sora. Era Mutsumi, el
hermano pequeño de Sora.
Mutsumi: ¡Hola familia! Siento llegar tarde, estaba pilotando un
avión y me perdí, así que...
Mutsumi vio que no había nadie y, sin esperarlo, se vio aspirado
por la máquina y apareció en Argentina.
Mutsumi: ¿Dónde estoy? Este sitio me suena... Creo que estoy
en Argentina... Menos mal que los estudios me sirven para algo...
Bueno, también me ayudó que ahí hay un cartel que pone
Argentina.
Mientras, Sora, Keichi y Ayami seguían caminando por la isla de
Madagascar y seguían conociendo su sorprendente fauna, se
encontraron con una tortuga angonoka.

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Sora: ¡Eh, mirad! Es una tortuga angonoka.
Ayami: ¿Y tú cómo lo sabes? - preguntó sorprendido.
Keichi: Porque ya vimos algunas en nuestra luna de miel.
Sora: Ayami ¿Sabías que la tortuga angonoka es una tortuga
terrestre endémica del norte de Madagascar?
Keichi: Es una de las más raras del mundo por su forma y está en
grave peligro de extinción.
Ayami: Parece interesante, vosotros que sabéis tanto me podéis
dar las clases que me estoy perdiendo por no poder ir al colegio.
Cuando de repente...
Ayami: Mirad cuantos monos.
Sora: No son monos, ¿no?
Ayami: Entonces… ¿Qué son?
Keichi: Creo... este animal... Sí, es un lémur... Es muy común
encontrar estos pequeños animales aquí.
Ayami: ¿Y por qué en Ko-ionda no hay?
Keichi: Porque nada más que hay en Madagascar, es otra especie
endémica de aquí.
Ayami: Y, ¿por qué?

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Sora con un lémur en la cabeza (Giorgia Plante)

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Sora: Estos animales son los antecesores de los monos y simios.
La razón por la que solo viven en Madagascar, es porque los
simios y monos al evolucionar se apoderaron de sus hábitats y
desaparecieron en otras partes, pero subsistieron aquí en la isla.
Ayami no terminó de entender muy bien esta explicación cuando,
de repente, un lémur se subió a la cabeza de Sora. Ayami y
Keichi no paraban de reírse mientras Sora corría de un lado para
otro intentando quitarse al molesto animal que le había cogido
cariño a su cabeza.
Los lémures empezaron ya a ponerse bastante pesados, por lo
que corrieron por la playa, se subieron de nuevo al barco y
empezaron a navegar alejándose de Madagascar, esperando que
su próximo destino fuese mucho más tranquilo.
Mientras, Momoka (que seguía perdida por la Antártida)
intentaba liberarse de un iceberg en el que su barca había
quedado atrapada, pero no podía.
Momoka: ¿Por qué me pasa esto a mí? Pero, ¿qué he hecho yo
para merecer esto?
El iceberg estaba muy duro y no se podía mover, pero finalmente
y tras un duro forcejeo consiguió liberarse. Luego se puso a
remar muy rápido y salió del iceberg, se puso a remar día y
noche y llegó a... Argentina.
Con la grata sorpresa que a la primera playa que llegó se
encontró con Mutsumi.
Momoka: ¡Mutsumi! ¿Qué haces aquí?

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Mutsumi le contó que le aspiró la máquina, que apareció en
Argentina... entonces Momoka le explicó que le había pasado
exactamente lo mismo a ella, pero que le habían pasado muchas
cosas antes de llegar a aquella playa.
Momoka: ¿Has visto a Sora, Keichi y Ayami? ¿Qué habrá sido
de ellos?
Musumi: No... Cuando llegué a su casa estaba vacía, no tengo ni
idea.
Momoka y Mutsumi querían regresar a casa, pero como no
podían ir caminando se fueron a alquilar un barco, siempre sería
mejor que la pequeña embarcación de Momoka para poder volver.
Momoka: Por favor ¿Nos podría alquilar su barco?
Vendedor: ¿Queréis el barco? Os advierto que os costará mucha
plata.
Mutsumi: Si, por favor, lo necesitamos.
Vendedor: Son 1000
pesos.
Momoka y Mutsumi pagaron el barco y se fueron, con la
esperanza de poder llegar a casa lo antes posible. Pero claro, no
estaban acostumbrados a navegar y en cuanto llegaron a alta mar
se perdieron. Después de navegar un montón de tiempo, se
encontraron con otro barco. Se acercaron para preguntar si iban
por buen camino y... ¡¡¡Sorpresa!!!
Sora: ¡Momoka! ¡Cuánto tiempo sin verte! ¿Qué haces tú por
aquí?

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Barcos de Sora y Momoka en su encuentro en alta mar (Michelle Plante)

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Momoka: ¡Sora! Lo mismo digo. Fui a tu casa... Estaba vacía...
(y se contaron todas las aventuras que habían vivido)
Después se juntaron todos en un mismo barco y se fueron. A
estos cinco personajes le queda mucho, es más, demasiado, para
poder relajarse... Las aventuras de esta familia no acaban aquí.
Autores el capítulo
Nerea Carrasco José Luis Gutiérrez

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E
CAPÍTULO III
“Sora y sus amigos llegan a Brasil”
stuvieron un par de días navegando y, sin saber cómo
porque se orientaban fatal, llegaron a Brasil, concretamente a
Río de Janeiro. A lo lejos se escuchaba mucho ruido, era como
música y muchas voces. Se acercaron un poco a ver que era y se
encontraron con el famoso Carnaval de Río.
Momoka y Ayami: ¡Que chulo! - dijeron con emoción los dos a
la vez.
Ayami: ¡Mamá, mamá! ¿Podemos ir? Yo quiero verlo - preguntó
emocionado.
Sora: ¡Siiiiiii! Iremos pero para de dar la lata - contestó algo
enfadada.
Ayami: Gracias mamá - dijo sonriendo.
Al final fueron todos y vieron admirados las carrozas, los
bailes y los disfraces coloridos. Era un espectáculo increíble.

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Nuestros amigos en el Carnaval de Río de Janeiro (Giorgia Plante)

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Ayami: ¡¡Qué bonitos y que coloridos!! - dijo asombrado.
Keichi: ¿Has visto hijo que colores tan bonitos?
Sora: ¿No estarás mirando a las chicas no?
Keichi: Bueno... Yo creo que es mejor que busquemos un hotel
¿Nos vamos?
Sora: Vale, vale... Creo que será lo mejor.
Sora pidió una habitación en el hotel Marriott, uno de los más
lujosos de Río. Les costó 170 reales, que es la moneda que se
utiliza en Brasil. Todos se fueron a dormir porque estaban
agotados, en el barco no se dormía demasiado bien. Al día
siguiente, se pusieron el bañador y se fueron a la playa, las
playas brasileñas son famosas en el mundo entero, por lo que
decidieron ir a la playa de Copacabana.
Momoka: Sora ¿Te gusta mi bañador de marca? - preguntó
pensando siempre en lo mismo. Momoka no iba a cambiar nunca.
Sora: Si, me encanta – contestó pasando un poco del tema.
En la playa pudieron ver que había mucha gente haciendo
deporte, futvoley, fútbol playa, voley playa... pero lo que más
llamó la atención de nuestros amigos fue un concurso de surf, al
que se inscribió Keichi, que siempre había soñado con hacer surf
en Brasil.
Sora: ¿Tú estás seguro de lo que has hecho? Mira que no te has
subido nunca en una tabla de surf, te vas a matar.

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Keichi cayéndose de la tabla de Surf (Andrea Galarza Morocho)

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Keichi: Anda, anda... Exagerada. No ves lo fácil que es, sino se
cae nadie.
Sora: Pero esa gente habrá entrenado mucho, tú no tienes ni
idea.
Keichi: Que no mujer. Si ellos pueden yo también.
Keichi se fue decidido a meterse en el agua con la tabla que le
habían dado para el concurso. Se le acercaba una gran ola, era su
momento, se intentó poner de pie y de repente... ¡¡¡Ploofff!!! Dio
mil vueltas en medio de la ola, salió arrastrado a la orilla y no
podía ponerse de pie del mareo que tenía.
Sora: Cariño ¿Estás bien? - preguntó preocupada.
Keichi: Vámonos al hotel, creo que se nos va a hacer de noche –
dijo intentando esquivar el tema y escaparse de la riña de su
mujer. Regresaron al hotel y se fueron a dormir.
A la mañana siguiente se fueron a desayunar a una cafetería
en la que tenían una música muy divertida.
Ayami: Me gusta esta música ¿Cómo se llama? - preguntó
intrigado.
Sora: Se llama samba – respondió su madre, que como siempre
lo sabía todo – Es la música más famosa de Brasil ¿Te gusta?
Ayami: Me encanta.

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Sora tenía una ilusión, subir en teleférico a la montaña donde está
situada la famosa estatua del Cristo Redentor. Así que cuando
terminaron de desayunar, subieron en el teleférico a la cima del
cerro Corcovado, dónde se encuentra la enorme estatua.
Vista del grupo junto al Cristo Redentor (Daniel A. Monerawela)

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Momoka: ¡¡¡Qué grande!!! - dijo alucinada.
Sora: Esta estatua se llama Cristo Redentor -explicó a sus
amigos – y es una de las siete maravillas del mundo moderno.
Ayami:Vaya mamá ¿Cómo sabes tantas cosas?
Mutsumi: Sobrino, tu madre era una de las alumnas más
aplicadas del colegio.
Ayami: Claro, pero como estamos en Brasil y el cole esta en
Japón, a ver cómo voy yo – dijo con ironía, en el fondo estaba
deseando ir al colegio otra vez.
Sora: Cuando lleguemos a Japón irás al colegio, te pones con los
deberes atrasados y te pondrás al día pronto, yo te ayudaré – dijo
un poco estresada.
Keichi: Dejaros de tanto hablar ¿Habéis visto que vistas más
alucinantes hay desde aquí arriba? Se ve todo Río de Janeiro –
dijo admirado por el paisaje que estaba observando.
Sora: ¿Sabéis cómo se llama aquella montañita dentro del agua?
Es el Pan de Azúcar y es otro de los sitios más conocidos de la
ciudad de Río.
Keichi: ¿Sabéis qué? Me está encantando el viaje. Ya que
estamos aquí ¿por qué no hacemos una “mini” vuelta al mundo?
Cojamos el barco y aprendamos un poco de algunos países, de
los que nos apetezca visitar.
Momoka: ¡¡¡Qué buena idea!!! Me apunto – dijo entusiasmada.

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Sora: Por mí de acuerdo, vamos al barco. Emprendamos una
nueva aventura.
Todos estaban emocionados con la nueva idea ¿Cuál sería su
próximo destino?
Andrea Galarza Morocho Sara Lucía Rivera Ruiz

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D
CAPÍTULO IV
“Y navegando, navegando…
Llegaron a Colombia”
espués de unos días navegando, nuestros amigos
atravesaron el canal de Panamá, llegando a la costa de Colombia.
Sora no sabía a dónde dirigirse, pero a lo lejos vio una ciudad.
No sabían cómo se llamaba.
Ayami: ¡Qué vista tan chula! ¡Mirad la ciudad al fondo!
Keichi: Es verdad, es muy bonita, vamos a bajar del barco para
visitarla.
Al bajar del barco, y después de un rato caminando, se
encontraron con una chica llamada Sara.
Sora: ¡¡Hola!! Buenas tardes. ¿Dónde estamos? Nos gustaría ver
algo interesante por aquí ¿Dónde podríamos ir?
Sara: Estamos en la provincia de Cali, en Colombia. Aquí hay
muchas cosas bonitas que ver, en la cordillera que nos rodea,
concretamente en el Cerro de los Cristales. Podéis visitar la
estatua del Cristo Rey, que es muy típica de nuestra ciudad.

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Recorrido del barco atravesando el canal de Panamá(Dani Adam )

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Keichi: Sora ¿Quieres ir a visitar la ciudad?
Sora: Si, me encantaría – respondió con ilusión.
Ayami: ¿No se nos olvida algo? - dijo preocupado
Keichi: ¡¡¡Momoka!!!
Sora: Es verdad, volvamos al barco a ver dónde está Momoka.
Keichi cogió a Ayami de la mano y salieron corriendo hacia el
barco. Cuando llegaron, Momoka estaba maquillándose.
Sora: ¿Qué haces maquillándote? Estábamos preocupados por ti
– le reprochaba Sora a su amiga.
Momoka: Es que como no vi a nadie no sabía qué hacer y vi el
estuche de pinturas y empecé a maquillarme ¿Quién es esa chica?
– preguntó señalando a Sara.
Sora: Ella es Sara, la acabamos de conocer, es muy simpática.
Sara: ¿Queréis venir conmigo? Vamos a hacer una visita por la
provincia de Cali.
Sora: Vale. Keichi quédate con Ayami y Mutsumi, yo me voy
con Sara. Momoka ¿quieres venir con nosotras?
Momoka: Vale – respondió con indiferencia.
Keichi: Pero bueno. Tienes un morro que te lo pisas. Nosotros
de canguros con Ayami y vosotras conociendo Colombia. ¡¡¡No
es justo!!!

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Mutsumi: Tener hermana para esto ¡¡Que cara más dura!!
Momoka: Vale, lo que queráis. Pero vosotros os encargáis del
niño – se apresuró a decir Momoka ante el enfado de los
hombres del grupo.
Dejaron a los hombres a cargo del barco y del niño, y se fueron a
dar una vuelta por Cali.
Momoka, cuando iba con Sora y Sara, vio un vestido precioso en
un escaparate.
Momoka: Yo me lo quiero comprar – dijo emocionada.
Sora: ¡Hemos venido a pasear no de compras!
Momoka: ¡Pues yo me lo quiero comprar! – repitió
testarudamente.
Al final entró a comprarlo sin importarle mucho lo que dijese su
amiga. El modelito costaba 100 pesos. Sara ya le había explicado
a Momoka que en Colombia había pesos en vez de yenes.
Mientras, Keichi estaba paseando con su hijo y Mutsumi. No
habían podido aguantarse en el barco y quedarse sin conocer
Cali. De repente se encontró con Sora.
Sora: ¿Qué hacéis por aquí?
Keichi: Es que nosotros también queremos ver la ciudad, es un
poco injusto que vosotras os vayáis de turismo y nosotros nos
quedemos en el barco ¿No crees?

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Sora terminó entendiéndole y le comentó a Keichi que
podrían alquilar un coche y hacer turismo. Sara se ofreció a
servirles de guía.
Sara: Esta ciudad, que en realidad se llama Santiago de Cali, es
la tercera más poblada de Colombia. Cómo os dije antes, en el
Cerro de los Cristales está la famosa estatua del Cristo Rey que
es casi como el Cristo Redentor de Río de Janeiro.
Sora: ¿En serio? Nosotros hemos estado en Brasil y hemos visto
el Cristo Redentor, precisamente venimos ahora de allí.
Sara: ¿Siiiii? ¡¡Queeeeeee suerteeeeee!! A mí también me
gustaría poder recorrer el mundo como vosotros.
Keichi y Ayami: ¿Podemos ir a comprar algún suvenir para
cuando volvamos a casa?
Sora: Vale, vale. Pero no tardéis mucho.
Entonces Sara le sacó una conversación a Sora.
Sara: ¿Sabes que en el cerro de las Tres cruces se suben
aproximadamente 480 metros si vas andando? También se puede
subir en coche, pero así es más bonito. En el cerro hay 3 grandes
cruces que coronan la cima y es un sitio muy visitado en Semana
Santa.
Sora: ¡¡¡¡¡Guau!!!!! ¡Qué interesante! Me apunto ¿Qué tal si
cuando vengan Keichi y Ayami vamos a verlo?
Sara: Claro, vamos a decírselo a Momoka y Mutsumi.
Momoka y Mutsumi: ¿Decirnos qué?

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Suvenir típico de Colombia (Sara Lucía Rivera Ruiz)

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Sora: Deciros si os queréis venir a ver el Cerro de las Tres
Cruces.
Momoka y Mutsumi: ¡Si, nos encantaría
ir!
Y de repente empezó a llover, Keichi y Ayami volvieron
corriendo y mojados, trajeron un autobús que ponía “I love
Colombia”, que la habían comprado en una tienda del centro de
Chipichape (es uno de los centros comerciales más conocidos de
la ciudad).
Cuando llegaron, Sora les dijo:
Sora: Pero, ¿qué os ha pasado? Estáis empapados.
Ayami: Ha empezado a llover de repente.
Keichi: Es verdad, estábamos comprando y cuando íbamos por el
camino empezó a llover.
Sora: Es que a quien se le ocurre venir a esta hora que lleváis ya
por lo menos 1 hora y media comprando-dijo un poco enfadada.
Momoka: No pasa nada.
Y de repente.... Momoka hizo un movimiento brusco y se resbaló
y se cayó al suelo de cara. Se escuchó un crujido. Todos miraron
a Momoka como a cámara lenta, asustados por lo que verían, con
una idea de cómo habría quedado su cara en su imaginación.
Momoka: Ayyyy ¡¡¡¡¡QUÉ ME HE ROTO LA NARIZ!!!!!!!!-
Dijo llorando.

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Accidente de Momoka (Giorgia Plante)

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Sora se acercó a Momoka.
Sora: No pasa nada te llevaremos al hospital para que te operen.
Momoka: No quiero que me operen porque me la van a dejar fea
y sin nariz bonita no hay ligue, sin ligue no hay novio, sin novio
no hay marido, sin marido no hay boda, sin boda no hay hijos, y
¡¡Qué clase de persona sería yo sin hijos!!!- dijo gritando
Ayami: Pues mi tía la amargada.- dijo susurrándole al oído a
Mutsumi.
Mutsumi se empezó a partir de risa.
Momoka: Mutsumi ¿Tienes algún problema? -Dijo todavía un
poco atontada por el golpe que se había dado.
Mutsumi : No, no, es que... me he acordado de… de... ¡Un chiste
muy gracioso! Je je.
Momoka: Vaya cara más dura.
Sara: ¿Pues sabéis? En mi clase había una compañera que ahora
vive en Nicaragua, su padre es un doctor especializado en operar
narices. Es un cirujano de gran prestigio. Se llama Vladimir.
Sora: No se hable más entonces.
¡¡¡Nuestro próximo destino. Nicaragua!!!

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Autores del capítulo
Jeremy Procel Robles Manuel Gómez Jaraba

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CAPÍTULO V
“En busca del doctor Vladimir”
Todos iban camino de Nicaragua, el doctor Vladimir era la
solución que Momoka estaba buscando para su problema, pero el
viaje era largo y duro.
Momoka: ¡¡Me duele mucho la nariz!! - dijo gritando Sora:
Deja de lloriquear Momoka. Estamos llegando ya.
Momoka: Pero si me la operan quedaré fea – dijo asustada.
Sora, Keichi, Ayami y Mutsumi pasaron un largo viaje en tren,
escuchando como Momoka iba lloriqueando repetidamente. Al
cabo de unas horas, llegaron a la estación de León, una de las
ciudades más importantes de Nicaragua.
Keichi: Bueno ya estamos aquí, pero ¿dónde está ese
especialista?
Sora: No sé – dijo dudosa y completamente desorientada.
Ayami: Preguntemos a esa niña – dijo señalando a una chica
guapa y joven, de pelo rizado y con la piel un poco morena.
Ayami: Hola ¿Eres de aquí?

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Niña: Si, hola ¿Qué quieres? - Dijo asustada y desconfiada por
hablar con un extraño.
Ayami: ¿Conoces a un tal doctor Vladimir especialista en
arreglar narices? - preguntó a la chica - La amiga de mi madre se
ha roto la nariz.
Niña: Si, es mi padre. Pero además de especialista en narices es
especialista en ojos, oídos y garganta -dijo orgullosa la niña – Él
os ayudará.
Sora: Bueno... ¿Nos podrías llevar hasta él?
Niña: Si claro, su clínica no queda lejos de aquí ¡¡Vamos allá!!
Momoka: ¡¡Ay!! ¡Me está doliendo mucho! ¿¿POR QUÉ ME
PASAN ESTAS COSAS A MI?? - se quejaba Momoka una y otra
vez.
Sora: Vamos antes de que Momoka siga lloriqueando más, me
duele la cabeza de escucharla.
Niña: Claro, vamos allá. Pero... ¿Me podéis decir cómo os
llamáis?
Sora: ¡¡Ah claro!! Se me olvidaba. Yo me llamo Sora, ella es mi
amiga Momoka, mi marido Keichi, mi hermano Mutsumi y mi
hijo Ayami. Venimos de Japón y estamos viajando por el mundo.
Hemos tenido este accidente en Colombia y una chica que se
llama Sara nos recomendó venir a ver a tu padre.
Niña: Encantada de conoceros. Yo me llamo Vanya y conozco a
Sara, coincidimos una vez en un “cole” de Marbella, pero al final
tuve que venirme aquí.

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Momoka con la nariz recién operada (Giorgia Plante)

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Momoka: ¡Menos hablar y más caminar! No puedo aguantar
más este dolor. - Gritó Momoka un poco enfadada y harta de que
no se moviesen de allí.
Después de 5 minutos caminando llegaron a la clínica. Se
quedaron maravillados con lo bonita que era la ciudad de León y
les gustó especialmente la Catedral de la Asunción. Se quedaron
pasmados cuando pasaron delante de ella de camino a la consulta
del doctor Vladimir.
Vanya: Ya llegamos.
Sora registró a Momoka en la recepción de la clínica, donde la
atendió una secretaria muy simpática. Después de 10 minutos...
Doctor: ¡¡¡Siguiente!!! Srta. Momoka – se escuchó la voz de un
hombre desde una puerta que estaba entreabierta.
Sora: Venga Momoka, nosotros te esperamos aquí – le dijo Sora
intentando animarla.
Momoka no salía, la espera se hacía interminable. Pero por fin, al
cabo de 3 horas y 20 minutos...
Mutsumi: ¡Momoka! ¡Qué bonita tu nariz! Pareces más joven
aún.
Keichi: ¡¡Cuñado!! Le estás tirando los trastos a Momoka.
Mutsumi y Momoka se pusieron colorados, nadie hablaba. La
tensión se palpaba en el ambiente. Cuando de repente Momoka
cambió de tema por completo.

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Imagen de la Real Basílica Catedral de León (María Criado)

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Momoka: Bueno ya que estamos aquí ¿Conoces algún sitio que
podemos visitar Vanya?
Vanya: Claro, un buen sitio es el volcán Cerro Negro. Hoy es 14
de agosto y esta noche se celebran unas fiestas en honor a la
Virgen de la Asunción para que el Volcán esté tranquilo y no
entre en erupción.
Sora: ¡¡Vale!! Parece divertido. Vamos allá.
Vanya: ¿Tenéis Córdobas?
Keichi: ¿Qué son Córdobas?
Vanya: Son las monedas de Nicaragua, necesitaremos algo de
dinero para desplazarnos hasta allí.
Sora: No, no tenemos – dijo Sora apenada pensando que no
podrían visitar el Volcán.
Vanya: Bueno pues pagaré yo el viaje.
Sora: ¡¡¡Gracias!!! - dijo Sora agradecida.
De camino a los autobuses, nuestros amigos y amigas recorrieron
las calles más pintorescas de Santiago de los Caballeros de León,
que es el nombre completo de la ciudad, aunque es popularmente
conocida como León.
Lo que más llamó su atención fue la Real Basílica y Catedral de
la Asunción, edificio del siglo XVIII y que fue declarado
Patrimonio de la Humanidad. Este edificio ha sobrevivido a los
temblores de tierra y erupciones del Volcán Cerro Negro y es la
seña identificativa de esta población.

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Celebración de “La Gigantona” (Andrea Galarza)

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Después de 30 minutos en autobús y de una carretera de montaña
malísima llegaron a las cercanías del volcán.
Ayami: ¡Qué grande es!
Sora: Sí, es precioso. -dijo maravillada - Momoka deja de
maquillarte y mira un poco al volcán.
Vanya: El volcán tuvo 23 erupciones en total, la última fue en
1999. Hubo una erupción que, tras los rezos de un religioso de la
zona, paró el 14 de agosto. Por eso este día celebramos por las
calles de León la Gritería de la Asunción de la Virgen. Si
bajamos de nuevo al pueblo podréis ver la tradicional fiesta que
celebramos en la ciudad.
Por las calles de León, se realizaba un baile llamado “La
Gigantona” y se levantan altares en el interior de las casas, la
gente va a gritar a las plazas y parques... La verdad es que a
nuestros amigos sorprendió mucho esta extraña celebración, pero
les encantó. Una “Dama” de casi tres metros y un “Enano
Cabezón” eran los protagonistas de aquel número que encantaba
a todos los habitantes de la ciudad. Después de un día entero
viendo esta celebración acabaron agotados.
A la mañana siguiente, cuando todo había terminado, decidieron
poner rumbo a otro lugar.
Sora: ¿Qué os parece si vamos ahora a algún sitio en
Norteamérica?
Ayami: ¡¡¡Siiiiiii!!! Yo quiero ir a Nueva York – dijo ilusionado.

53
Momoka: Allí hay una de las pasarelas de moda más famosas
del mundo.
Keichi: Ya estamos…
Ya estaba decidido, a todos les parecía bien. Nuestros amigos se
iban a poner rumbo a la “Gran Manzana”.
¿Qué nuevas sorpresas les esperarían?
Daniel Adam Monerawela William Boubou Oramieh

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PP
CAPÍTULO VI
“Una visita a la Gran Manzana
(Nueva York)”
or fin nuestros amigos habían subido al avión, la verdad
es que estaban muy emocionados por poder ir a Nueva York.
Momoka: ¿Cuánto falta para llegar a Nueva York? ¿Sora sigues
dormida? – a Momoka se la comían los nervios y la impaciencia
- ¡Sora! ¡Sora! ¿Sigues dormida? ¡Sora!
Sora: ¡No grites que vas a despertar a todo el mundo! – gruñó un
poco enfadada.
Momoka: ¡Huy! Lo siento Sora. ¿Cuánto falta para aterrizar en
Nueva York?
Sora: ¡Por Dios Momoka! Cada 5 minutos me preguntas lo
mismo y yo te digo que quedan cinco minutos menos que antes
Cuando de repente se escuchó por los altavoces “Señores
pasajeros, estamos llegando a Nueva York. Por favor, pónganse
los cinturones. Tomaremos tierra en pocos minutos”.

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Sora: ¡¡¡¡¡Vamos el avión ya va a aterrizar!!!!
Momoka: Jolín con tanto hablar al final se me ha pasado el
tiempo muy rápido.
Sora: Con la tabarra que has dado ¿Ahora si estas feliz no? Vaya
viajecito… - se compadecía Sora por lo pesada que había sido
Momoka.
Tras un aterrizaje bastante tranquilo Sora, Momoka, Ayami,
Keichi y Mutsumi se pusieron en marcha y fueron hacia el hotel
que estaba en pleno Times Square. Times Square es una de las
zonas más conocidas de Nueva York y se caracteriza por la gran
cantidad de carteles y publicidades luminosas que hay en todos
los edificios.
Panorámica de Times Square (Pepa Ludeña)
Sora: ¿Sabíais que los americanos celebran el fin de año aquí en

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Times Square? Muchos años vemos la tradicional bola de Times
Square relacionada a la celebración de fin de año, pues se
viene haciendo desde principios del siglo XX.
Momoka y Keichi en vez de escuchar a Sora se iban alejando de
ella mirando para todos lados a la gran cantidad de gente que
había, las publicidades luminosas… Todo cuanto había a su
alrededor llamaba poderosamente su atención.
Sora: Pero ¿A dónde vais? – Preguntó a Momoka y Keichi que
se estaban separando del grupo.
Momoka: Vamos a ver si nos encontramos con algún famoso,
tengo unas ganas de hacerme una foto con alguno ¡¡Qué
emoción!!
Sora: Vaya dos, las ganas de venir a Nueva York solo por
encontrarse con un famoso, no hay quien los entienda.
Ayami: Yo estoy impaciente de ir al edificio del Empire State, o
a Liberty Island que es donde se encuentra la Estatua de la
Libertad. Me han dicho que las vistas del Skyline de Nueva York
son impresionantes desde allí.
Momoka: Sky ¿Qué? ¿Eso qué es?
Sora: ¿Por qué no vamos a ver la Estatua de la Libertad y allí te
lo explicamos? - Dijo con mucha ilusión y felicidad al mismo
tiempo.
Momoka: ¡¡Si claro!! Me encantaría

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Después de unos minutos andando y de coger un ferry que los
llevaba a Liberty Island, llegaron a los pies de la Estatua de la
Libertad. Todos se quedaron embobados con el tamaño y la
majestuosidad de la estatua.
Keichi: ¡¡Anda!! ¡¡Cómo impresiona!! - Dijo entusiasmado.
Momoka: ¡Qué bonito! Y mirad como se ven todos los
rascacielos desde aquí ¡¡Chulísimo!!
Sora: Pues eso es el Skyline ¿Ves? Ya no hace falta que te lo
explique ¿A que es impresionante?
Momoka: La verdad es que no me podía imaginar que tanto
edificio resultase tan bonito, desde lo alto de la estatua debe
verse aún mejor.
Ayami: Vamos a subir mamá ¡¡Andaaaa!! ¡¡Porfa!! – rogaba a
Sora.
Sora: Claro, ya que estamos aquí, vamos a aprovechar. No todos
los días se tiene la suerte de estar en Nueva York.
Las vistas desde la corona de la estatua eran impresionantes,
quedaron encantados con la visita a Liberty Island.
Keichi: La verdad es que la máquina nos fastidió mucho cuando
éramos jóvenes, pero este viaje por el mundo que nos estamos
pegando gracias a ella no está mal.

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Nuestros protagonistas en la Estatua de la Libertad. (Andrea Galarza)

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Sora: Sí pero otra vez ha hecho de las suyas, esta máquina no
vamos a manejarla bien nunca. El viaje está siendo increíble pero
volvemos a estar aquí por accidente.
Momoka: Bueno y ya que estamos aquí por accidente ¿Qué os
parece si vamos a buscar a mi famoso? Porque no me diréis que
estar en Nueva York y no ver a ningún famoso no es mala suerte.
Sora: Podemos ir a Broadway. En Broadway se celebran los
musicales más famosos del mundo y cada vez que hay un estreno
hay mucho “famoseo” por los alrededores.
Momoka: ¿Pues a qué esperamos? Vamos allá.
En Broadway, que estaba muy cerca de la zona del hotel en
Times Square, vieron muchísimos teatros y en uno de ellos había
una cola larguísima. Se acercaron para ver si veían algún famoso
entre la multitud.
Momoka estaba entusiasmada y emocionada a la vez. Era su
oportunidad de ver a un famoso de cerca. Estaba tan pendiente a
las limusinas que iban llegando y viendo si se bajaba alguien
conocido que sin querer chocó con un hombre.
Extraño: Perdón ¿Estás bien? - dijo con un acento un poco raro.
Momoka: Da igual, no pasa nada He sido yo la que he chocado
con usted.
Extraño: Entonces… ¿Estás bien? ¿Cómo te llamas?
Momoka: Sí, gracias. Me llamo Momoka y usted, ¿Cómo se
llama?

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Extraño: Johnny Depp – dijo sorprendido de que no lo hubiera
reconocido
Momoka: Encantada Johnny
Johnny: El placer es mío. Bueno, me tengo que ir, adiós
Momoka. Encantado de haberte conocido – se despidió el
hombre de forma cortés y educada.
Momoka: ¡Adiós! – dijo sonrojada y un poco cortada por la
amabilidad del hombre.
Momoka: Sora sabes que me he encontrado a un hombre muy
guapo y amable que se llamaba Johnny Depp.
Sora: Momoka ¿Y no sabes quién era ese hombre? Es un actor
muy famoso, el de Piratas del Caribe, Charlie y la fábrica de
Chocolate… ¿No lo conoces?
Momoka: Que suerte he tenido entonces... He estado con un
actor famoso y no me he enterado. Bueno que mala y buena
suerte al mismo tiempo pero bueno algo es algo. Pero no me he
hecho una foto con él ¡¡¡Ohhhhh!!!
Sora: Bueno, algo es algo Momoka. Quédate con que has
hablado de cerca con un famoso. Aunque no te hayas hecho la
foto.
Momoka: Ya pero… ¡¡¡Qué coraje!!!

61
Foto con Mark Zuckerberg (Giorgia Plante Alcantarilla)

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Ayami: Hablando de foto ¿Por qué no nos hacemos una foto de
recuerdo aquí en Broadway? Una foto familiar, pero habrá que
buscar a alguien que nos la haga.
Momoka: Perdone ¿Podría hacernos una foto?
Extraño: ¡Claro! Sin problemas – contestó amablemente el
desconocido.
Keichi: Perdone… Su cara me suena… ¿Cómo se llama usted?
Extraño: Me llamo Mark Zuckerberg.
Sora: Pero ¿Ese no es el creador de Facebook? ¿Eres el
auténtico? ¿El de verdad?
Mark: Por supuesto y ahora he comprado Whatsapp, no lo
olvidéis. Encantado de conoceros.
Momoka: Keichi coge la cámara y haz tú la foto. Por fin
podremos fotografiarnos con un famoso y en Broadway. Mis
amigas se van a morir de envidia.
Todos rompieron a reír a carcajadas, el sueño de Momoka por fin
se había hecho realidad.
Al final la visita a Nueva York había sido bastante interesante…
La Estatua de la Libertad, Times Square, Broadway y un par de
famosos.
Pero nuestros amigos querían más de esta “Vuelta al Mundo por
Accidente”. Tras dejar el continente americano su próxima visita
sería… Europa.
Momoka: ¿A dónde vamos ahora?

63
Sora: ¿Qué os parece si vamos a España?
Todos a la vez: ¡¡¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!
Irene Vázquez Manuel Vázquez

64
N
CAPÍTULO VII
“La llegada a Europa, España”
uestros amigos ya se encontraban en el avión rumbo a
Madrid.
Momoka: ¿Cuánto falta para llegar? ¿Cuánto falta para llegar?...
Sora: Ya falta poco, no seas pesada ¿No vas a estar todos los
viajes tan impaciente no? – estaba ya un poco harta de su amiga.
Por fin Momoka se durmió y los dejó a todos tranquilos.
2 horas más tarde...
Keichi: ¡¡¡Momoka!!! ¡¡¡Momoka!!! Despierta. Ya hemos
aterrizado en Madrid.
Momoka: ¡ ¡ Qué guay!! Venga salir ya ¡ Qué ganas tengo de ver
España! – dijo muy ilusionada.
Momoka, de lo nerviosa que estaba, no encontraba su maleta.
Momoka: ¿Qué hacéis ahí parados? Ayudadme a buscarla.

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Al rato se escuchó por el altavoz del aeropuerto:
“Momoka acuda al mostrador de objetos perdidos. Gracias”.
Cuando llegaron al mostrador...
Extraño: Hola, soy Jorge. Me llevé tu maleta por equivocación.
Lo siento.
Momoka: No pasa nada – dijo con voz dulce - ¡Ah! por cierto,
me llamo Momoka. Y gracias por devolvérmela, has sido muy
amable al venir a objetos perdidos para que me avisen.
Sora: Hola soy Sora, hemos venido de viaje desde Nueva York y
no conocemos nada, podrías decirnos si hay algún sitio
interesante que pudiéramos visitar.
Jorge: Si, yo voy al Retiro, es un parque que tiene muchos
animales, si queréis podéis venir conmigo – les dijo
ofreciéndoles su ayuda amablemente.
Todos: ¡¡¡¡Vale!!!!
Jorge: Tenemos que coger el autobús ¡¡¡Vamos allá!!!
Cuando ya les faltaba poco para llegar, se pararon a comprar
zanahorias para los conejos.

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Imagen del lago de “El Retiro” (Andrea Galarza)

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Cuando llegaron les dieron de comer a un montón de animales:
conejos, patos, tortugas, cisnes... y al cabo de un rato.
Jorge: Me tengo que ir ya, he quedado con mi familia.
Momoka: No te puedes quedar un rato más, lo estábamos
pasando muy bien – Momoka parecía que se había enamorado
del joven español.
Jorge: No puedo, otro día será.
Momoka: Vale – dijo triste y un poco resignada.
Jorge:¡¡¡¡ Adiós que os vaya bien!!!!
Todos: ¡¡¡¡ Adiós!!!!
Momoka: Bueno y ahora que hacemos, no tenemos a nadie que
nos guíe.
Sora: Tendremos que seguir solos. Llevamos así mucho tiempo,
no creo que moverse por España sea tan complicado.
Keichi: ¿¿A dónde podemos ir ahora??
Preguntaron a algunas personas y al final dieron con un sitio que
todos querían ir a ver: La Puerta de Alcalá
Sora: La P uerta de Alcalá está cerca de la Puerta del Sol, allí
también está el Oso Madroño. Podremos ver varias cosas
a la vez ¡¡¡Venga, vamos a visitarlo!!! – dijo entusiasmada.
Momoka: Tenemos que coger el Metro. Está un poco lejos.

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Ya en el Metro, se fueron rumbo a la Puerta de Alcalá.
Sora: Que ilusión poder visitar monumentos de Madrid.
Keichi: Sí, la verdad es que nunca me habría imaginado que iba
a conocer tantos lugares diferentes.
Imagen de la persecución que empezó en la puerta de Alcalá.
(Michelle Plante Alcantarilla)
Mirando la Puerta de Alcalá se quedaron asombrados por lo

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bonita que era. Pero, de repente, vino un hombre muy rápido
hacia Momoka, y le arrebató su bolso de la mano.
Momoka: ¡¡¡Nooooo!!! Mi bolso. En él llevaba todos los
pasaportes y mi maquillaje. No sé qué voy a hacer...
El hombre se fue directo a su moto y escapó sin dejar rastro.
Rápidamente, cogieron un taxi y se emprendería una
emocionante persecución al ladrón.
Keichi: Por favor, siga a esa moto – dijo apresurado. Tenemos
mucha prisa.
Tras una largo recorrido llegaron a la ciudad de Toledo, donde
por fin el hombre se bajó de su moto corriendo y salió huyendo.
Sora: Cóbrese gracias - Sora le dio el dinero al taxista y se
fueron tras el ladrón.
Mutsumi: Perdona…. ¿Nos puedes ayudar? Un hombre nos ha
robado un bolso y no sabemos dónde pedir ayuda - Preguntó
Mutsumi a una chica.
Extraña: Hola me llamo Marina, y sí que os puedo echar una
mano. Mi madre, Eva, trabaja en la Policía Local de Toledo.
Ella os podrá ayudar, seguidme.
Atravesaron un antiguo circo romano hasta llegar a la Policía
Local.
Marina: Es aquí, le diré a mi madre que nos ayude en todo esto.
Marina se lo explicó a su madre, cogieron un coche de policía se
montaron todos y se fueron en busca del ladrón.

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Eva: Bueno, decidme ¿Cómo era aquel hombre? – preguntó
intentando obtener una pista de a quién estaban intentando
encontrar.
Momoka: Era un hombre alto con una sudadera negra y unos
zapatos blancos. Además era un poco feo.
Eva: Bueno, no es mucho, pero al menos la ropa puede darnos
alguna pista. Si lo encontramos antes de que se cambie, claro está.
Y fueron en su busca inmediatamente, el tiempo jugaba en su
contra.
Marina: ¡Ahí está! Es ese, tiene la misma ropa que dijo Momoka
y además es bastante feo.
Mutsumi: ¡Es verdad! Lo reconozco, ese es el que nos robó el
bolso.
Cinco agentes de policía que estaban participando en la búsqueda
llegaron corriendo para atrapar al ladrón. No fue fácil, pero
finalmente lo consiguieron. Al final les devolvieron el bolso con
todo en su sitio.
Momoka: Muchísimas gracias Marina no sé que habría hecho
sin mi bolso.
Marina: No hay de qué, me ha encantado conoceros – dijo un
poco colorada.

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Policías atrapando al ladrón con la ciudad de Toledo de fondo (Pepa Ludeña)

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Sora: ¡¡¡Adiós!!!
Keichi: Chicos, después de este susto tengo ganas de visitar otro
sitio. Necesito alguna alegría… ¿Qué se os ocurre?
Mutsumi: ¿Qué os parece si vamos a Roma? Estuvimos allí en
tiempos del Imperio Romano, pero debe haber cambiado todo
mucho ¿Qué pensáis?
Momoka: A mí me parece buena idea. Me trae buenos recuerdos
aquel viaje.
Sora: Keichi, si no recuerdo mal, tú besaste a Momoka muy
acaramelado - dijo un poco celosa.
Mutsumi y Ayami: Bla, bla, bla... ¡¡¡Vámonos ya a Roma!!!
Pepa Ludeña del Río María Criado

73
T
CAPÍTULO VIII
“De vuelta a Roma
(La Ciudad Eterna)”
ras un viaje en avión, no demasiado largo, llegaron al
aeropuerto de Fiumicino, de la capital italiana. Ya en Roma, se
dieron cuenta de que todo había cambiado mucho desde la última
vez que estuvieron allí, aunque se veían restos de la civilización
romana por todos lados. Resultaba curioso haber visto Roma en
los tiempos del Imperio y en la actualidad.
Sora: Ya hemos llegado a Roma chicos ¡¡Qué recuerdos!!
Keichi: ¡¡¡Mirad!!! El Coliseo…
Sora: ¿Os acordáis cuando estuvimos en el Coliseo Romano?
La lucha de los gladiadores me encantó, fue una experiencia
única.
Momoka: Si,me acuerdo... cuando casi nos matan.
Ayami: Así que os lo pasasteis “chachi” ¿No?
Sora: La verdad es que a mí me encantó visitar Roma. - dijo
echando de menos aquellos grandes momentos.

74
El Coliseo Romano (Giorgia Plante)

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Momoka: ¿Qué os parece si vamos a la plaza de San Pedro? Allí
está el Vaticano.
Keichi: A mí me parece una idea genial Momoka.
Sora: Pues no perdamos más tiempo, nos vamos en taxi. - dijo
metiéndole prisa a sus amigos.
Después de un ratito en el taxi, llegaron hasta San Pedro, se
bajaron en una gran plaza con un Obelisco en el centro.
Keichi: ¡¡¡Qué chulada!! El Obelisco del Vaticano es una pasada.
- comentó boquiabierto y sorprendido.
Mutsumi: Vamos a ir hasta la Basílica de San Pedro, me han
comentado que por dentro es preciosa.
Sora: ¡¡Vamos rápido!! No puedo esperar más a visitarla.
Ayami: ¡¡Eh, señor!! ¿Nos puede hacer una foto por favor? Que
salga de fondo la Basílica, queremos tener un bonito recuerdo.
Señor: ¡¡Decid PA – TA - TA!!
Todos: ¡Patata!
Mutsumi: A ver la foto... has salido muy bien Ayami.
Ayami: Muchas gracias Mutsumi.
Keichi: Sora ¿Me haces una foto con Momoka?
Sora: Sí, claro. -dijo a regañadientes y bastante celosa.

76
Plaza de San Pablo y el Vaticano (Andrea Galarza)
Momoka: ¡¡Ay, que “ilu”!! Una foto para recordar viejos

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tiempos. - comentó intentando poner celosa a su amiga.
Sora: Será lagarta – pensó para sí misma y mordiéndose la
lengua para no echar más leña al fuego.
Keichi: Sora ¿Quieres hacerte una foto conmigo también?
Sora: ¡Siiiiiiii! por supuesto Keichi -dijo feliz porque su marido
también se había acordado de ella.
Cuando iban a entrar, “ fliparon” al ver la gran cola que había
delante de ellos
Sora: ¿Sabíais que la ciudad del Vaticano comenzó su existencia
en 1929 tras la firma de los Pactos de Letrán celebrados en la
Santa Sede y que por aquel entonces pertenecía al Reino de Italia,
que en 1870 había conquistado los Estados Pontificios?
Ayami: Bla, bla, bla bla...... Palabras y más palabras
¿Podemos entra ya al Vaticano?
Después de 1hora de larga espera, ya les tocaba entrar a ellos.
Sora: ¡Por fin! Vamos a entrar.
Todos se quedaron alucinados de lo bonito que era todo.
Mutsumi: A pesar de la hora de espera ha valido la pena ¿no
chicos?
Keichi: Pues sí, ha estado muy guay.
Cuando salieron del Vaticano…

78
Sora: ¿Qué tal si vamos a alguna trattoria para comer?
Mutsumi: ¿A una “Tratoqué”?
Sora: A una trattoría. Así es como se llaman los restaurantes
típicos de pizzas y pastas en Italia.
Ayami: Otra vez mi madre dando clases ¡¡¡Qué pesada es!!!
- comentó un poco desesperado.
Cuando terminaron de comer unas pizzas enormes, decidieron
todos ir a la Fontana de Trevi, era uno de los sitios que todos
querían visitar.
Ayami: ¡Mamá! ¡Mamá! Me dijeron los profesores que si venías
y echabas una moneda en la Fontana de Trevi, volvías otra
vez
¿Eso es verdad?
Sora: Supongo que sí, aunque eso solo son leyendas urbanas –
comentó un tanto desconfiada.
Al pasar unas callejuelas estrechas, llegaron por fin a la conocida
Fontana de Trevi.
Mutsumi: ¡¡¡Guaaaauuuuuu!!! ¡¡Qué maravilla!!
Se quedaron unos segundos en silencio, observando pasmados el
gran monumento que tenían delante de ellos.
Ayami: Mamá, eso de que si tiras una moneda en la fuente,
vuelves a Roma. La verdad, da un poco de miedo. Es como una
extraña magia.

79
La Fontana de Trevi (Michelle Plante)

80
Sora: Eso es un mito Ayami, pero tiraré una moneda por si la
moscas
Ayami: También dice que si tiras dos te casas.
Momoka: Entonces voy a tirar dos monedas
Ayami: Pero, si tiras tres te divorcias, mamá, papá no tiréis tres
monedas
Sora y Keichi: Vale hijo, no te preocupes.
Keichi: ¿Os acordáis de cuándo estuvimos en Madagascar? ¿Por
qué no vamos ahora a algún país que tenga animales exóticos?
Sora: ¿Vamos a Australia?
Todos: ¡¡¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!
Entonces, nuestros amigos cogieron el avión a Australia.
Sonny Kindler Carvalho Max Borisov

81
A
CAPÍTULO IX
“Una visita a Oceanía.
Sydney (Australia)”
Sora y sus amigos les hacía mucha ilusión ir a
Australia, además de ver como es ese sitio, tienen mucha
curiosidad por conocer los animales que viven allí, habían oído
que en Australia hay una fauna muy peculiar y distinta al resto
del mundo.
Sora: Vosotros que opináis ¿Nos vamos a ver sitios típicos de
aquí como Darling Harbour o Taronga Zoo? ¡Ah! casi se me
olvida, también podríamos ver Queen Victoria Building.
Momoka: O sea, tú como siempre la empollona del equipo ¿Eh
Sora? - dijo medio protestando - ¿Nos puedes explicar que son el
“Darlijarbor”, “Tarongaso” y “Cuinvitoriabuldin”?
Sora: Pues mira: Darling Harbour es un sitio chulísimo donde
podemos pasear y ver muchos lugares para divertirnos, en
Taronga Zoo podremos ver muchas de las raras especies de
animales que hay en Australia y, pensando en ti, podríamos ir a
Queen Victoria Building que es un centro comercial para que te
puedas comprar algo, además el edificio es muy bonito, lo

82
construyeron en el siglo XIX.
Momoka: ¡¡¡Ay siiiii!!! Un centro comercial, yo voto por eso –
dijo entusiasmada.
Keichi: Bueno, vamos donde sea, pero que veamos algo ya. Al
final se nos pasa el tiempo y no hemos hecho nada.
Sora: Es verdad, vamos. ¡¡No perdamos más el tiempo!!
Sora y sus amigos emprendieron el camino para ver Queen
Victoria Building, al llegar todos se quedaron asombrados.
Sora: ¡¡Qué sitio tan bonito!! Justo como me lo imaginaba.
Claro, como ya lo había visto por ordenador antes. Je je je. - A
Sora le encantaba hacerse la listilla.
Ayami: Sí, está guay, pero a mí me gustaría ver animales. Hemos
venido a Australia a ver animales y edificios como este ya hemos
visto en América, Europa... Vamos a Taronga Zoo.
Momoka: ¡¡¡No, no, no y no!!! Osea... paso de ver monos con el
culo rosa ¡¡¡Qué horror!!! Osea... no, yo paso - dijo súper-
hiper-mega enfadada.
Mutsumi: Venga Momoka, vamos a ver animales y luego
vamos al centro comercial ¿te parece? - intentaba convencerla
porque nadie quería ir de compras.
Momoka: ¡¡Qué guay de compras por Australia!! Pero tenéis que
prometerme que después del Zoo venimos aquí otra vez ¿ok?

83
El Centro Comercial “Queen Victoria Building” (María Criado)

84
Después de esa peculiar “discusión” entre todos, se pusieron en
marcha y fueron a Taronga Zoo. De camino a Taronga Zoo se
perdieron y se quedaron confusos hasta que se encontraron con
niños, así que Mutsumi se acercó al “profe” que iba con ellos
para preguntarles el camino.
Mutsumi: ¡Hola! Me llamo Mutsumi y vengo con mi familia
desde Japón. Queremos ir a Taronga Zoo y nos hemos
despistado, estamos un poco perdidos ¿Usted podría indicarme el
camino?
“Profe”: ¡¡¡Hola!!! Me llamo Juan, y estos son mis alumnos,
venimos desde el colegio Nuestra Señora del Carmen de
Marbella (España) y hemos venido de viaje de fin de curso, no
sabemos el camino. Lo siento mucho. También estamos
buscándolo.
Sora: ¡¡¡De España!!! Nosotros hemos estado en Madrid hace
unas semanas, nos encantó – dijo algo melancólica - No pasa
nada, gracias de todas formas. ¿Qué os parece entonces si
buscamos el Zoo todos juntos?
Niños del “cole”: ¡¡¡Siiiiii!!!
Así que todos juntos siguieron caminando, y, de pronto, vieron
un gran cartel en el que ponía: Taronga Zoo. Todos dieron un
gran suspiro de alivio.
“Profe” Juan: Bueno chicos, ya estamos aquí. No tengo que
deciros nada de cómo hay que portarse ahí dentro ¿Lo tenemos
claro no?
Niños: ¡¡¡Siiiiiiiiii!!!
Manuel: ¡¡Qué pesado!!! Siempre está con el mismo rollo – le

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dijo al oído a su colega Manolo.
“Profe” Juan: ¡¡¡Manuel!!! Cómo te escuche otra vez te quedas
sin entrar al zoo – dijo algo enfadado.
Manuel: ¡¡¡Perdona “profe” perdona!!! No lo volveré a hacer –
dijo haciéndose el arrepentido.
Una vez dentro, comenzaron la ruta por el Zoo. Sora y sus
amigos se despidieron del profesor y sus alumnos.
Momoka: Bueno chicos, espero que lo paséis chupi-guay. Yo
tengo ya ganas de que termine esta visita para ir a comprar.
Giorgia: Gracias Momoka, osea, espero que te sea leve. Yo me
iría contigo de compras, pero creo que el profe no me dejaría. Así
que “chaíto”, espero verte otro día.
Momoka: Bye bye Giorgia. ¿Qué chica más maja verdad? - le
comentó a sus amigos.
El recorrido por el zoo les estaba encantando a todos. Bueno, a
todos, todos... Momoka siempre tenía algo que opinar.
Keichi: ¡Qué guay! ¡Cómo mola! ¡Cuántos animales! ¡Qué guay
los monos! Este sitio es espectacular – Keichi estaba
entusiasmado con la visita.
Momoka: ¡Osea, no! Monos con culos rosas, no. Yo paso de este
rollo ¿Nos vamos ya?
Sora: Pues yo paso también de los monos. Monos hay en todos
lados y nosotros hemos venido a conocer los animales autóctonos
de Australia. Me voy a ver koalas ¿Quién se viene? - le preguntó

86
a todo el grupo.
Taronga (Irene Vázquez).

87
Momoka: Mira, eso de los koalas me mola más, tan tranquilitos
en sus árboles, tan “cuquis”... Son de majos estos koalas.
Sora: Por cierto ¿Sabíais que los koalas tienen un sistema
inmunitario muy débil, que les hace propensos a todo tipo de
enfermedades? Solo viven en los árboles y realizan la mayoría de
sus actividades de noche. No se encuentran cómodos por qué
caminan a gatas y para ahorrar energía duermen ¡¡¡20 horas al
día!!!
Ayami: ¡¡¡Pff cuántas cosas...!!! Ahora, a mí también me molaría
dormir 20 horas al día. - dijo queriendo parecer divertido.
Después de tanta cháchara, dieron una vuelta en el Taronga Zoo.
Vieron cantidad de especies típicas de Australia: canguros,
diablos de Tasmania, ornitorrincos, possum de cola de escoba,
dingos... La fauna australiana era de una riqueza interminable. Al
cabo de unas horas se fueron y se quedaron pensando qué
podrían hacer y Momoka saltó.
Momoka: De compras, podemos ir de compras. Además ¿qué
narices? Vamos a ir de compras. Mutsumi me lo había prometido.
Keichi: ¡¡¡¡Joo!!!! Que aburrida, a mí me gustaría ir a bucear.
También hay animales muy extraños que podemos ver solo por
estos lugares.
Mutsumi: ¡¡¡Siiiiiiiii a bucear!!! ¡¡Que guay!! Venga Momoka,
anímate.
Momoka: Vale... si no me queda otra – dijo resignada. Ella sabía
que lo de las compras lo iba a tener complicado.
Keichi: Bien, que emoción así veremos muchos animales

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marinos. Espero encontrar el Phyllopteryx Taeniolatus o un
dugong. Hay animales chulísimos por aquí.
Buceando en aguas Australianas (Andrea Galarza)

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Momoka: ¿Filote...qué? Mira, ya me estáis rayando con vuestras
palabritas. ¿A ver si la única que no tiene ni idea de nada soy yo?
- dijo indignada.
Keichi: El Phyllopteryx taeniolatus está relacionado con los
caballitos de mar y es frecuente en el sudeste australiano y el
dugong es una especie amenazada, se encuentra en peligro de
extinción y es parecida a una ballena pero “redondita”.
Sora: ¡¡¡Qué bien cariño, te he pegado mi sabiduría!!!! Jejejejejeje
– dijo orgullosa de su marido.
Momoka: Anda que vaya dos, son tal para cual.
Después de hablar de los animales que podrían ver se fueron
corriendo a bucear, Keichi pudo ver el caballito de mar y se puso
muy contento. También vieron un dugong y la experiencia les
resultó impresionante. A Momoka no le gustó nada de lo que vio
y salió corriendo del agua.
Momoka: Yo paso de bichos, estoy harta de canguros,
ornitorrincos, monos con el culo rosa y ahora pescaditos
extraños. Como no me habéis dejado ir de compras, me tumbo en
la arena a tomar el sol.
Sora: Anda sí, creo que te debemos una. Vamos a descansar un
poco en estas maravillosas playas australianas y podemos estar
contentos por todo lo que hemos visto.
Cuando todos estaban tumbados, Keichi estaba muy pensativo y
de repente...
Keichi: ¿Sabéis qué? Siempre he querido ir a la India ¿Os
gustaría que fuese nuestro próximo destino?

90
Sora: ¿Por qué no? me parece un sitio muy interesante.
Todos a la vez: Pues... ¡¡¡Vamos a la India!!!
Momoka: Ya empezamos otra vez…
Steven Buenaño Sánchez Michelle Plante Alcantarilla
Víctor González Triviño
Gonz
GonG
onzále
z
Triviñ
Giorgia Plante Alcantarilla

91
CAPÍTULO X
“India: Un país especial”
Sora y sus amigos cogieron un avión para ir a la India.
Momoka: ¡¡Qué ganas!! Osea, quiero ver la India entera.
Sora: Lo que quieres es ver todas sus tiendas.
Momoka: Me has pillado.
Cuando llegaron a la India se sorprendieron mucho por todas las
estatuas de Mahatma Gandhi.
Ayami: ¡Mamá, mamá! ¿Quién es ese señor? – preguntaba muy
interesado.
Sora: Ese hombre es Gandhi, recibió el premio nobel de la paz –
dijo haciéndose la interesante.
Ayami: ¿Por qué?
Sora: Porque él, quiso que no hubiera guerra en el mundo y pe-
leó por ello, poniéndose en huelga de hambre.

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Ayami: ¿Por qué murió?
Sora: Fue asesinado porque defendió a los musulmanes y arroja-
ron sus cenizas en el río Ganges.
Ayami: ¡¡¡Ahhhhhhhhh!!! Vale, ¿Luego podemos ver el río ese?
Tiene que estar chulo.
Sora: Si, es uno de los puntos de interés que tengo anotados, no
te preocupes.
Siguieron buscando cosas típicas de allí y también apartando a
Momoka de las tiendas. Paseando vieron una persona tocando
una flauta y una serpiente como hipnotizada con la música.
Mutsumi: ¿Eso qué es? Vaya tipo raro.
Sora: Es un faquir. Una persona capaz de hacer muchas cosas
sorprendentes como caminar sobre fuego, dormir en camas de
clavos, encantar serpientes, etc.
Keichi: Le voy a echar una moneda – se acercó al faquir y al
echársela.
Faquir: Muchas gracias ¿Cómo os llamáis?
Sora: Yo soy Sora, ella Momoka, el que ha echado la moneda es
Keichi, el otro Mutsumi y mi hijo Ayami.
Faquir: Yo me llamo Narayan – dijo presentándose ante el gru-
po de turistas.
Ayami: Narayan, según he podido escuchar, los faquires podéis
volar en alfombras, ¿es verdad?

93
El Faquir Narayan encantando a una serpiente (Giorgia Plante)

94
Narayan: Si, es verdad. Nuestro poder mental hace que podamos
levitar objetos y con las alfombras podemos desplazarnos cómo-
damente.
Sora: ¿Nos puedes llevar a algún sitio interesante en tu alfom-
bra?
Narayan: Claro, montaos. Os llevaré a los mejores sitios de la
India.
Se montaron en la alfombra y el primer sitio al que viajaron fue
el Taj-Mahal, en Agra.
Momoka: ¡Qué bonito! – dijo boquiabierta.
Sora: ¿Sabíais qué el Taj-Mahal es un es un conjunto de edificios
construido entre 1631 y 1654?
Keichi: Ahora sí, antes no teníamos ni idea.
Ayami: Narayan, ¿Por qué el Taj-Mahal es tan importante?
Narayan: Porque es el más bello edificio conocido en arquitec-
tura, combinando distintos elementos de arquitectura de diferen-
tes países.
Ayami: Aquí aprendo más que en el “cole” y que en la Wikipe-
dia juntos. Ja ja ja.
Keichi: Ya te digo – admitió convencido.
Mutsumi: Bueno, vamos a dejarnos de tanto Taj-Mahal, que nos
perderemos todas las cosas típicas de aquí. Habrá más cosas que
ver, digo yo.

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Nuestros amigos visitando el Taj-Mahal (Michelle Plante)

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Keichi: Es verdad ¿Dónde vamos?
Sora: Podríamos ir al Himalaya, es un sitio muy interesante.
Narayan: Ok. Agarraros fuerte que despegamos – dijo en tono
irónico.
Se fueron en la alfombra hasta el Himalaya. Aterrizaron en una
de las montañas más altas de la India, Nanda Devi. Las vistas
eran espectaculares.
Keichi: ¡Qué grande y espacioso es!
Narayan: Ya lo sé, aquí nacen algunos de los ríos más importan-
tes y largos, como el Ganges, el Indo, el Yamuna, etc
Ayami como se aburría se montó en la alfombra, pero se cayó y
al resbalarse la alfombra se cayó al río y se fue pendiente abajo
sin que pudieran cogerla.
Ayami: Upsss...
Sora: Ayami, ¿qué has hecho?
Ayami: Pues, como me aburría, me monté en la alfombra de Na-
rayan y como me despisté, me caí y la alfombra cayó río abajo
y...
Todos: ¡¡¡Quééééééééééééééé!!!
Keichi: ¿Y ahora adónde vamos? ¿Cómo vamos a volver?
Narayan: Este es el río Alakananda que, un poco más adelante,
se une con el río Ganges ¿No queríais verlo? Podemos caminar

97
río abajo y al final llegaremos al Ganges, es digno de visitar el
río más importante del país.
Todos: ¡Valeeeeeeeeeeee!
Y nuestros amigos se fueron en busca del río, con las esperanzas
de llevarse una gran experiencia de su visita a la India. Al llegar:
Hindús bañándose en el Ganges (Pepa Ludeña)

98
Momoka: ¡Qué grande!
Sora: ¿Sabíais qué el río Ganges fue considerado un río sagrado?
Mutsumi: Ahora sí lo sabemos.
Ayami: ¡Wow! Creo que este río es más grande que el que sale
en el Google Maps.
Keichi: Pues sí, ja ja ja.
Narayan: Yo antes me bañaba aquí, pero, con el trabajo no me
da tiempo.
Momoka: ¡Chicos, osea! Mirad ese cartel. Esta tarde hay un par-
tido de cricket, ¡Qué suerte! ¿Verdad chicos? Es a la tres. ¡Qué
impaciente estoy! ¡Mi primer partido de cricket!
Sora: Momoka ¿Sabes lo que es el cricket?
Momoka: ¡Sí! Es esa cosa en la que se le da a una pelotita con
un trozo de palo ¿Verdad?
Sora: Si, más o menos.
Keichi: A mí me parece una buena idea, es el deporte más prac-
ticado en la India. Claro como fue una colonia inglesa y el cri-
cket viene de allí. Podríamos ver el campo antes del partido ¿Qué
os parece?
Sora: Vaaaaaaaaaaaaaaaaaaaale.
Cogieron un autobús para ir al campo de cricket. Cuando llega-
ron:

99
Keichi: ¡Qué grande y espacioso es!
Mutsumi: Pues sí, es verdad.
Al comenzar el partido, unos indios daban rotis (pan indio) y
chapatis (tortilla india) con arroces.
Mutsumi: El arroz me suena a comida china, Cuando termine el
partido y vayamos a otro sitio podríamos ir a China.
Todos: ¡Valeeeeee!
Tras pasar la tarde viendo el partido de cricket (que por cierto no
se enteraron de nada porque no sabían las reglas) cogieron un
autobús al aeropuerto y se despidieron de Narayan. A nuestros
amigos les quedan muchas aventuras hasta llegar de nuevo a casa.
Daniel Adam Monerawela José Luis Garrido Gutiérrez

100
S
CAPÍTULO XI
“China. Otra Cultura Oriental”
ora, Mutsumi, Keichi, Momoka y Ayami por fin llegaron a
China. Al llegar, no sabían muy bien que hacer. Aunque Japón
está relativamente cerca de China, no habían estado nunca allí.
Sora; ¿Qué hacemos ahora?
Momoka: Quiero ir de compras, vámonos a un centro comercial.
Keichi: Ok. Pero también hay que ver China.
Ayami: Pero que estáis diciendo ¡¡¡Hay que ir a comer!!! - re-
funfuñó.
Sora: ¡¡Aquí cada loco con su tema!! - protestó Sora – Hemos
comido en el avión, estoy harta de ver centros comerciales... Nos
vamos a la Gran Muralla China – dijo decidida
Entonces fueron a la gran muralla china y una vez allí dijo Sora...
Sora: Vamos a recorrer la muralla.

101
Ayami: Quiero comer – protestaba el pequeño de la familia.
Sora: Pues vete a comer hijo mío. ¡¡Qué pesado, por favor!! Te
vas a poner como una bola de grasa.
Todos se fueron a acompañar a Ayami. Todos... menos Sora.
Sora: Vaya “como que seguramente no hay otra cosa que hacer”.
Para una vez que venimos a China... Pues me voy yo sola.
Sora paseaba sola, recorriendo parte de la Gran Muralla China.
Los paisajes eran impresionantes. Estaba encantada de no haberse
ido a comer y poder disfrutar de aquel paseo.
De repente, intentando asomarse por el borde de la muralla, Sora
resbaló y cayó al vacío. Se dio un golpe impresionante y quedó
inconsciente en medio de la nada... y sus amigos estaban co-
miendo por ahí.
Momoka fue la primera en terminar de comer, tenía que guardar
la línea, por lo que se fue en busca de Sora a ver por dónde anda-
ba. Cuando llevaba un rato buscándola se encontró la situación.
Sora tirada al lado de la muralla sin moverse.
Momoka: ¡¡¡Qué horror!!! Voy a llamar a Keichi. ¿Por qué la
habremos dejado sola? No me lo perdonaré nunca.
Momoka llamó a Keichi y a los helicópteros sanitarios de China,
para trasladarla a un hospital.
Todo el grupo llegó al hospital para ver el estado de Sora, cuando
se encontraron a su amiga se les vino el mundo encima.

102
Caída de Sora en la Gran Muralla China (Giorgia Plante)

103
No podían creer, que en el rato que estuvieron comiendo,
sucediese aquella desgracia.
Ayami: Hola mamá. Dime algo. ¡¡Despierta mamá!! - le susu-
rraba su hijo con lágrimas en los ojos.
Keichi: ¿Pero qué te ha pasado? ¿Cómo te has caído? - decía su
marido con sentimiento de culpa por haberla dejado sola.
Doctor: Tiene pinta de que se torció el tobillo, porque lo tiene
hinchado. Eso pudo provocar la caída y ahora lo peor es el golpe
que se ha dado en la cabeza. No sabemos si despertará pronto o
tendrá que quedarse mucho tiempo en el hospital. Incluso es posi-
ble que... No quiero ni mencionarlo. Los golpes en la cabeza no
son ningún juego, algunos producen daños irreversibles – les
comentó el médico que llevaba el caso.
Mutsumi: ¿Qué podemos hacer Keichi? No puedo ver a mi her-
mana así.
Todos se quedaron pensando hasta que a Keichi se le ocurrió una
idea.
Keichi: ¿Qué tal si viajamos con la máquina del tiempo hasta el
momento del accidente de Sora?
Momoka: Eso puede ser peligroso podríamos alterar el “cordero”
espacio-tiempo.
Ayami: Querrás decir el continuo espacio-tiempo ¿No?
Momoka: Bueno es lo mismo, ha sido un pequeño error. Pero
eso no entra en el tema. Lo que intento decirte es que lo que ha-
gamos en el pasado puede alterar el presente. Incluso podríamos

104
hacer que desaparecieran las ropas de moda. Eso es un riesgo que
no puedo correr.
Keichi: Lo siento, pero es un riesgo que yo sí estoy dispuesto a
correr. Debemos salvar a Sora .
Mutsumi: Pero la máquina del tiempo está en Japón ¿No? ¿Có-
mo vamos a cogerla?
Keichi: Momoka, tu dijiste que trajeron a Sora en un helicóptero
sanitario ¿Verdad? ¿Dónde aterrizasteis?...
Al cabo de un rato Keichi y Mutsumi, que eran los que estaban
dispuestos a cometer tal imprudencia por Sora, se encontraban en
la terraza del hospital dispuestos a “tomar prestado” el helicópte-
ro. No es que supieran mucho sobre manejar el aparato, pero si
habían conducido una máquina del tiempo, un barco... Un heli-
cóptero no podía ser muy difícil.
Tras un viaje algo “movidito”, aterrizaron en el jardín de la casa
de Sora y Keichi, la máquina estaba allí. Mutsumi la revisó y le
dio a una palanca que tenía dos opciones “TELETRANSPOR-
TARSE” o “VIAJAR EN EL TIEMPO”.
Mutsumi: No me lo puedo creer Keichi ¿No viste esta palanca?
La máquina está arreglada, pero tenías que escoger el modo co-
rrecto para viajar en el tiempo.
Keichi: Venga, no perdamos el tiempo en eso. Pondré la maqui-
na en marcha para que nos lleve al momento justo antes del acci-
dente. No podemos dejarla sola, así evitaremos la desgracia.
Encendieron la máquina, volvió a salir el famoso agujero negro y
después de un rato...

105
Nuestros amigos cogen el helicóptero para ir a Japón (Michelle Plante)

106
Keichi:¡Mira! Ahí está Sora, justo antes del accidente.
Mutsumi: Tenemos que evitar que le pase algo. Vamos a buscar
a Momoka y Ayami. Seguro que se han ido a comer.
Encontraron a sus amigos que se dirigían al restaurante.
Keichi: Momoka, Ayami. Media vuelta. Nos vamos con Sora.
Ayami: ¡Jooo! Tengo hambre. Mi madre nos ha dejado que vi-
niésemos a comer – protestó su hijo.
Mutsumi: Mirad, no tenemos tiempo de explicaciones, es una
larga historia, pero el asunto es de vida o muerte.
Todos fueron con Sora, aunque Momoka y Ayami iban un poco a
regañadientes. Al final, Sora los vio llegar y se quedó sorprendi-
da.
Sora: ¿Pero no os ibais a comer? ¿Qué hacéis aquí?
Keichi: Verás Sora...
Una vez que estaban todos juntos, Keichi y Mutsumi empezaron
la explicación. Contaron que se quedó sola, lo del golpe, el diag-
nóstico del médico, el robo del helicóptero y el viaje en el tiem-
po.
Sora: De modo que al final la máquina me ha salvado la vida.
¡¡¡Es increíble!!! Todo lo que he vivido con este cacharro y
ahora sigo viva gracias a ella. Le debo mucho a esta máquina –
dijo emocionada.
Keichi: Bueno, ahora que estamos todos juntos. ¿Qué tal si va-
mos a un restaurante?

107
Mutsumi: Eso sí que es una buena idea ¡vamos! - respondió en-
tusiasmado.
Sora: Yo también voy. Después de lo que me habéis contado, no
me vuelvo a quedar sola en mi vida.
Cuando llegaron al restaurante “Mishifú”, empezaron a pedir
todo tipo de comida china sushi, sashimi, aletas de tiburón… En
realidad había muchos platos que eran muy parecidos a los platos
japoneses como el sushi, pero les encantó probar cosas nuevas y
con un toque distinto.
Al terminar de comer. Querían visitar algo. Pero ninguno quería
ir otra vez a la muralla China... “Por si las moscas”.
Sora: Siempre he tenido ilusión por ver a “Los Guerreros de
Terracota” ¿Qué os parece? ¿Vamos?
Momoka: Ese es el ejército que mandó enterrar un emperador
para seguir mandando “en la otra vida” ¿Verdad? ¡¡Qué gran
idea!! A mí me gustaría que me enterrasen con todos mis trajes...
Todos a la vez: ¡¡¡Pfffffffffff!!! No cambiarás nunca.
Al llegar cerca de Xi' an, en el mausoleo de Qin Shi Huang (que
era el emperador que mandó enterrarse con estás figuras) entra-
ron en una de las salas y se quedaron boquiabiertos.
Mutsumi: ¡¡Mirad cuántos guerreros!! Debe de haber más de
100 – dijo asombrado por la cantidad de estatuas.
Keichi: Hay más de 8000 Mutsumi. Es impresionante que se
hiciesen estas cosas en el pasado.

108
Guerreros de Terracota (Pepa Ludeña)
Sora: ¿Sabéis? Estos últimos viajes han sido alucinantes hemos
viajado a diferentes lugares. Podríamos repetir algún día e ir a
lugares como la selva, el desierto...
Keichi: Si, no estaría mal.
Todos: ¡No sera el último viaje! Repetiremos.
Sora: Me parece genial, pero más adelante ¿No? Ya es hora de
volver a casa, ¿no creéis? Y más después del susto, estamos aquí
al lado...

109
Momoka: ¡¡¡¡ Joo!!!! No mola tío ¡¡¡No mola!!!... Pero también
es verdad que echo de menos Japón, mi casa, mis maquillajes...
Ayami: Creo que dentro de 30 minutos sale el próximo vuelo a
Japón.
Sora: Pues poneros las pilas que lo perdemos.
Keichi: Pero si tenemos la máquina del tiempo.
¿¿CONTINUARÁ...??
Álex Pilataxi Álvaro Ortiz Álvaro Orozco

________________________________________________
107

C.E.I.P. Ntra Sra del Carmen 6º Prim
________________________________________________
Resumen
La segunda parte de las aventuras de Sora
comienza con una fiesta de cumpleaños. Ayami
recibe como regalo la famosa máquina del tiempo
que, como siempre, no funciona bien y manda a
nuestros amigos a un barco que está a punto de
llegar a la isla de Madagascar.
Aquí comienza una peculiar vuelta al mundo donde
recorren todos los continentes y viven multitud de
aventuras.
Seguro que esta segunda parte, si ya conocéis la
primera, no os va a defraudar.
Esperamos que os guste.

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