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m:;n1DLIJII ve liULUMlHII-UrUVI:H5IIJAU             NAGlONAL-FAcumollE   MEDreID   .
                                                                                      -.   - ...




                 CONTRIBUCION
                                      AL ESTUDIO       m


PUERPERIO .FISIOLOGICO
                                                  _.
    TE~I~PARA EL DOtTDRdlJII~DI~IMA y tIHB&IA
                                              pon


                 FRANCISCO CONVERS CODAZZI




                                 -<   -t   1.896 •... -
                                                    >




                                BOGOTA (COLOMBIA)
             Imprenta    de LA. LUZ, oalle 14, nfl1nerQ, '10
                        - ~~~              160,   TELÉFONO    40

                   BANat DE LA r _                           'Y    1Cl, -
                   II8UOTECA       wls~A"K[¡_ JRAtJCO-
~.




          CONTRIBUCION
                        AL ESTUDIO   In


PUERPERIO FISIOlOGICO

  TE~I~PABA EL D~~T~BADOl IIBItll! f 1:111&11
                       E
                              POR



         FRANCISCO CONVERS CODAZZI




                     BOGOn <GOLOlBlA)
       Imprenta de La LUZ, calle 14, n(¡mel'O. 70
                "':P~BT"'DO 160, TELiFONO 40
-,-, -;!                                       ,
     _~O O0,",/
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                        ' , OO~ O~ -t.- O    _   "/00
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                                                                         .~,,-


                                                                /'
                                                           .-(0' /:-':
A mi padre


            A MI HERMANO LUIS CONVERS CODAZlI

                                      A LOS DOCTORE8




                TC!5t1monio de gratitud                        y afecto




        A MI PR¡:,SlDENTE DE TESIS, Dr. LEONnO B,~RRETO



A MI RESPl:TADO M I}~S
                      rJ'o, Dn, ANTONIO v ARGAS Vl:GA
                E.x.-Roctor   <1.::1
                                   Col{lf:!'io de S3.n Bartolomo,   etc.   atc.




    JOSE M:RlA I.1llIiH      1)"    r!ll,d F,<I;n:RR y E[H'¡ROO HEP.RER~
~l sabio· ro lombhtllo
....J




        A la memoria dt mi Qneride 11
JURADO     DE CALlFIC:ClON


Presidente de tesis, Sr. D~/'COO:NC[~ 1!f-'XftItETO



                EXAMIN   ADORES
BIBllOGRAFIA
    Dietionnaire en 30 vol.
    DE SINÉ'J'Y.-Manuel de ginecoIogie.
    GRAssE'r.-These d'agrégations.
    FRAN~AISTH. DE PARI8-.-·Du Fl'is80n daos        l'état
puerperal.
     LORR.AIN.--Études de médeeine clinique.
     M. PETER.-Le~ons de Cliníque Médieale.
     SCRceDER.-Traité pi'atiqne de l'art des acouebe-
ments.
      MIERZEJEWSKI.-Semaine médicale. 1881.
      CRUVEILHIER.-Tl'aité d'anathomie pathologique.
      L.ANOEREAU.-   Traité d'anathomie pathologique.
      SPIEGELBEIW.-Traité d'aconchements.
      SIMPSON.--Traité d'acouehements.
      DECHAMBRE.-Dict. encyclopédique.
      MAYOR1.'hese de Paris.
      WILLIAMs.--Anales de ginecología (trad.).
      A; KOLLIKER.-·Embryologie. TI'ad. de Schneíder.
      GILLls.-Précis    d'embJ·yologie.
      PR. C. SAPI'EY.- --Anathomie descriptive.
      J. A. FORT.-.Anat. et disectioD.
      CIIARPENTIER.-Traité prat. des acouehements.
      M. DUVAL.--Cours de Physiologie.
      CL. BER~ARD.-Lec¡on8 sur les propriétés ete. des
liquides de l'órganisme. T. n.
      TARNIER CHANTUECIL.
               Y                Traité de l'art des acou-
chem ents.
    CAZEAux.--Traité d'aeouchements.     10/ tir8ge.1892.
INTRODUCCION


        Este trabajo es el resumen de los conocimientos ad.
 quiridos durante muchos año:;! de Ia.borioso trabajo po~
  innumerables       obrcros de la ciencia; conocimientos qU&
  DOShan sido transmitidos por Ducstt·os p¡·ofesores.
        Oon este trabajo aspil'affios fi hacet' conocel' de nues-
 tros lectores las lI1ode:-nas investigaciolleR que han con-
  tribuído, por ejemplo, á hacer dCf'nparecer la fiebre de
 leche del cuadro nosológico; hemos tratado de compro.
  bar, hasta donde es posible, las enseñanzas de los emi-
 ncntes médicos europeos, y el conj nnto de ellas consti.
 tuye este estudio;        dc las conclusioues quc dejc sn lcctu·
 1'a, se desprenderiÍ       el conocimiento de nna asistencia.
 racional de la. muje¡' en el estado pncl'pentl y una resis-
 tencia menor iÍ las préscripciones de los médicos.
        Si con este trabnjo podemos logral' qnc disminuya1l'
 los pcligt'oS de la pncrperalídacl cn nuestra patria,. habl'e..:--
 mos alcanzado nnestro objeto,
        Estudiaremos este asnnto dh'idiéndolo así:
        CAPíTULO 1     PU(;/'po'io fisiolÓgico,
                  II    Secrer:ión Melea.
                 Itr    Fiebre de lec/ie.
                 IV     Obsel'racione8.
       Al terminar nuestra carrera, nos complacemos e~
rendir público homenaje de gratitud á nnestro querid()
padre eeñor Sergio ConV("'8 y al doctor J!1lio li'. Convers¡
quien con su ciencia secundó los esfuerzos de nuestro pa-
dre y logró después de largo y científioo tratamiento,
atenuar las desoladoras consecuencias de la. parálisis in-
fantil que sufrímos pocos días después de nuestro naci-
miento.
      Presentamos singular expresión de agradecimiento
al señor doctor Leoncio Barreto, por haber aceptado la
presidencia de nuestra tesis, dando á nuestro trabajo el
valioso contingente de su esclarecido nombre científico.



                             :P. OONVERS OODAZZI
CONTRlBUCION AL HSTU~IO DEL PUERPERIO FlSIOLOGICO


                                 CAPITULO       I


                            PUEIU'EIUO   FISIOLÓ ~ICO



        Estudiaremos  aquí las manifestaciones     eOllsecutiVls al acto
 fisiológico del parto, porque, descollo<.:iellllu la . ,; lll:wifestaciones
 normales del organismo sano, no se puede saber cuándo se des-
 vÍ:J. del estado de salud, para cOIlstituír el cstado patológico ó-
 anormal.
      Estudiaremos,     pues:
         L--El e¡"tado general de la mujer puérpera.
        n.-Los calambres         uterinos.
       III.--La hemorragia y los loquios.
       lV.-El ealofrÍo puerperal.
         V.-Las modificaciones de la circulación.
       VI.-La temperatura;
      VIl.-Lain r:olución uterina.
      En esta-superficial exposición sobre ~l puerperio fisiológtco-,
nos permitimos estudiar aparte, pOI' su importallci;l, la secreción
de la leche y la influencia que pueda te!ler esta IIlW'a función en
la buella marcha del puerperio, ó $ih fiebre de leclte, lo cual
constituin-í. otros tantos capítulos que l/O estudiaremos con toda
la extensión á que se presta este aSllllto, porque uos saldríam08
de los límites naturales de una tesis.


               ESTADO OE~ERAJ,     DE L     M{;Jln~ PUÉHPEHA


     E1liarto termina eOIl la t:xplJ]siÓn dei foto y de 8llS nnexos
por las vía8 genitales; y desde ese momento se establece_ ~l esttk
-2-

do puerperal con sus grandes peligros ó su. inocQi~d, según que
el modo de tl'atarlo sea verdaderamente cientíñco Ó DI),
      Al establecerse el puerperio, el conmovedor y solemne cua-
dro del parto cambia repentinamente;      á los gritotl, á la angustia
de los últimos dolores, á la agitación, algunas veoes desordenada,
de la mnjer en trabajo, sucede generalmente una c~1l1ma perfecta.
     La puérpera siente grandíliimo alivio, bienestar indeci·
ble, únicamente turbado casi siempre por nn calúf'río más 0 me-
nos intenso, que aparece como el indicio del agotamiento, impre.
lO al organismo por los prolongados y penosos eaf'l1erzosdel tra·

bajo del parto.
      Sin embargo, este calofrio desaparece rápidamente, según
Cazeanx, Simpson, .Tarníer, etc., y nosotros no lo hemos visto
prolongarse más de una hora; pasado el calofrío, la tranquilidad
reaparece casi completa, sin que ese pequefio accidente haya apa-
rejado visiblemente ninguna consecuencia á la buena marcha del
puerperio.
      La mujer agotada, se duerme apaciblemente, pareciendo ol-
vidar BUS sufrimientos con la satisfacción del deber cumplido á
trueque de cruentos dolores; de e.ndo en cuando un importu-
no calambre ut.erino viene á turbar sn tranquilo reposo; enton-
ces se apercibe ella de un escozor más ó metros vivo del con·
ducto vulvo-vaginal    y del ano, debido á los traumatismoa y
~rosiones que ocasiona la cabeza fet.al á su paso, y 9Óbr~ loa cual.
debemos fijar mny detenidamente la atención, por ser confre-
cuencia lesiones más gra.vesque exigen una intervención quirúr-
gica inmediata, según opinan Thomas, Maden, Duncam, etc., y que
 otros no aceptan y aun rechazan ..
      Además, las rupturas, excoria.ci.ones, etc., constituyen una
 puerta más de entrada á la infeccilm .en esos momentos en que,
 desembarazado el organismo materno del prodncto:de la concep-
 ción con grandes pérdidas de líquidos (Grensar), .fMltá 8ediento, y
 por tanto absorbe todo lo que está á su alcance.· El doctor J. E.
 Manrique nos refirió un caso de infiltración en nna. albuminúrica,
 cuyos enormes edema s des.aparecieron en cuarenta y ocha horas ;
 el doctor J. Riveros nos dio una observación ci~ lo mislD.-O, y
-3-
 Dosotros hemos tenido ocasión- de hacer otra aoiloga,Ju cual ••.
 DO  consigna.mos aquí por temor de eXtendemos demasiado.
       Es un hecho, pues, qae)a Itbsorción se verifica con ml1~,
 oha intensidad, no solamente de las sllstancias externas. silla de
laa que ftnormalmente se hallan en eí organismo. Barnes llama
 esto absorción de productos m~tab61ico8, absorción que da la
 clave de numerosos accidentes que se relacionan direotamente
 con nuestro estudio,
       Si á esto ngregamos la grande laxitud en que ~ueda la puér~
 pera, fatigada mes ó menos gl'lvemente. según 1 laboriosidad
del parto y el grado de sobreexcitación nerviosa, tendremos un
organismo' en oportunidad mórbida que reclama atención par-
 ticular.
       Para terminar este cuadro acerca del estlldo en qoe queda
 la mujer puérpera, nos resta decir que IR respiración se h~
 más amplia 1. lentl, porque por la considerable disminución de
volumend~l        útero, éste no impide yá la libre expánsión de lOs
pulmone$_. yel diafJ'8gma vuelve á ocupar su lugar entre las po_
ten cias inspil'a,doras.--
       Los látido8 _del co'azón se ,'etardan, sus ruidos son menos
fuertes, el pulso se hace fuerte, deja de ser depreeible para-ser
duro y lleno, indicando una tensiÓD_.vascullirnotable, que Maray
y Lorain atribuyen á las enérgicas CQotracciones uterinas en -1Ol
últimos momentos del parto, las cualea, comprimiendo los va89~
aterinos, no permiten yá el acceso de la sangre al_,ª~tY~~_
rechazada hacia la aorta, llega al corazón, lo distiéDdey- no lo _
deja contraer yá con la misma energía que tenia en los últim08
momentos del embarazo.
       El abdomen, blando, depresible, presenta en su parte infe-
 rior un tumor ovoide, que apenll8)~       hasta el ombligo; es el
 útero que, desembarazado del producto de la concepción; vuelve
 lentamente sobre sí, contrayéndose intermitentemente    sobre 108
coágolos,Jos restos de membranas, ete., que aÍln ooQ'pan BU clvi-
~~ ;".,-=:¡ctividad     del útero da lugar á dos aotoafisiológico,
q:1Jeest1¡diaremos en seguida.
      En,6n,   1& vagina, la J'nlva, ••   son   81 sitio   de sensaciOWlliÍ
--.4, ..•••.

  de ardor y dolor, que seexaspera.D       -PO('   la micciÓtli' y cuya. causa
                                                                      •
  nos es yá conocida.


                         Cala.mbres ,uterinos

      , Tormi?la post pa1·tum (Dol reus). DexorefJ post parlum (Nooge·
  le y Gren'Ser). Cólicos uterinos (Tarnier'yChllntreuH),     intuertos,
  (vulgo). Denominaciones son estas que todos loa pai:'teros usan in·
  distintamente.
       'Después de la expulsiÓn del feto y de sus a'ÉJexós;'las coo-
  tracciones del Útero cesan unos momentos (Depllul)i.Se dirla que,
  agotado por los esfuerzos á que se' ha entregado, tiené' necesidlld
  de reposo; en esos momentos la puérpera, Iibrerepeotinaméote
  de los sufrimientos del parto, gotA de répo8o 're-pnrador; pero
  bien pronto la saca del goce de ~ ·ca.ma la apariciÓn de fm
  dolor torminoso, que se sitú: en 'el' hipognstrio, tique, irradián·
  dose á la región lumbar y á los miembros inferiores, 'le recorda-
  ría, si los hubiese olvidado, los qne 'há poco la hablan atormen-
  tado. Esos dolores acom pañan á las contraccione!i        del útero,
  que desde luego tienden á volver sobre sL
         Los cólicos uterinos son intermitentes é irregularmente espa-
   ciados, sin que ~e pueda establecer que su frecuencia, duración é
   intensidad, estén en l'elactóllcon té! dolores del parto. Son más
   raros y menos vivos en las primíl'fll'ls;      ~ veces   en   éstas son fu-
   gaces ó faltan por completo.
         En llsmultípll.ras   SOI1 COI1Htlltes y á veceS' de violertclll
   n]armante;    tAnto, que en la Clínica. Obstetricll de ltrM-aternidlCl,
   BU violencia hacía que nuestro profesor, . d()coor J. 'Y."B~endía,
   se conmoviera y exclamara: "i No se puede'perma~ér               i'nllctivo
   ante semejante dolor!" Nunca olvidarem0S esto· ni ill tti poco su
   sencilla y eficaz prescripción,d~qu8'¡lblaremos      más adelante .
         .Estos dolores aparecen d-e ,«q.io&rio (m los primeros 100-
    Jllent()s qu&~iguen al alumbramiento, y persisten por¡doce, quin .
   .(le y llun veinticuatro horas; y no eR raro verIos proloogft.l'se imu.·
    (:ho y alcanzar á dos y tres días; nosotros no . herD.Os· tenido oca-
;'~:~~~~!1de verIos dural' el término quo Grenser les asigna, de seis
-5-

días. Nues~ro querido tío y e~inen~~~~dico        doctorCarlos'}d~
rique 'lo~ 'ha ,visto prolonga'rse en l~s.,~ampe8inas basta oc~b',~~;
y nuestro profesor doctor Buendía los' ha visto alcanzar á diéz 1
 doce dias.
 "    Tarnier y Chantreuil creen que algunas veces estos calalJl'
 bres son más fnertes que los dolores del parto; de .todos mod~
,Su intensidad es muy variable, como~lo es la sensibili~ad de 1,
 mujer. La duraci6n del calambre no es regular, y puede ser,      1.
 de algunos segundos, ya de varios minutos.
      Están' fieparados los calambres por intervalos que varían en •.
 tre cinco y veinte minutos; esto es 10 ordinario, porque noet¡
 raro que medie entre dolor y dolor media hora.ó :lIgo más. A V~
 ces son muy aproximados, y estll. continuid.ad de los dolores debe
 llamar la atención del médico Ó de la partera, porque puede_
 indicio del principio de un estado patol6gico.
      Los calambres uterinos influyen poco eI;- la. tempcratll~
general de la mujer puérpera; pero sicon los calambres inceSllU-
tes el termómetro sube á 38°'5 ó alcanza á 39, es n;my probable
que una metro-peritonitis esté en vía de desarrolIp'Yl como dice
el profesor Depaul, los calambres se hacen injla1l1,atorio8, y pll.
den entonces persistir ocho ó diez días, período de duración d~
la metritis aguda, según Peter. de Sinety, cte.
      No~otros tuvimos ocasi6n, fuera de la Clínie~:de la Mat~ini .•
dad, de comprobar lajusticia de la apreeiaciónd~           Depaul. ))~
modo, pues, que a<:onsejamos ú nuestros lectores q'fe desconflen
de loscalaJ.;llbres llterinos intensos, que sobrevienen;~in c~q"
aprepiable.,y sobre todo cuando persisten duran~~;algunas horas
CO~ .qn gr~4();de agudeza      extrema que desafía tQ,dopaliativo ~
las más de)Jls veces se estará frenteó' un caso patológico.
     uTarnierha. ,observado que los calambres8eq~c,en continuOll
que exi~te ~n,atetania del útero después de la. administración.de1
cornezueló '-4e u~e,Dteno, y el dolor, que se hace perl:X~nente, no.
deja tregua ni reposo y es horrorosamente insopor~ble ;pe'-Q' . ea
estecasose,ye    ceder, por fo~tuna y pronto, ,á1a ~edieJlcÍ<~n apro..
piada, y ,nI? se p,resentará el movim,ie,nto feocil clásico;
         N~g~J,,~enser   hacen nOffr :e~p~?i~~~q~'~~~!a~
-G-
  pt'esentan en una primípara, 60n extraordinarios y deben 118 al'
                                                              m
  la especial atención del médico; hace poco obsetváDl08 nosotros
  UD    caso de esta manifestación de una metroperit9~tis.        ,
          A la explicación admitida boy p~r todos '[os ginec&og08
 . respecto de la causa de los dolores uterinos, agreg&D Ntegeley
   Grenser que cuando los dolores se despiertan, es~cialmente       por
   la succión del pecho hecha por el niño, provienen de una acción
   refleja, que tiene su centro de reflexión en la porcfcsn superior de
   1& medula raquidea, opinión que está de acuerdo oon los datos de
   la fisiología sobre las acciones reflejas.
          Los calambres son más intensos cuanto más inmediatos
   _parezcan al momento del alumbramiento, Después van dismi"
   Iluyendo en intensidad y frecuencia, de manera que desaparecen
   el mismo día ó al siguiente del parto. Sin embargo, si en los
   días siguientes se acumula por cualquier causa una cantidad de
   aangre en la ea vidad uterina, entonces la.s contmcciones, más
   "menos      dolorosas, se renuevan ó aumentan en energía hl&stala
   .xpulsión del coágulo, lo cual confirma la interpretación general
   que se da al mecanismo que produce los calambreeuterilÍoS.; --:;
          De la muy superficial descripción que acabamos de hacer,
    se ve que los calambres uterinos 80n muy variables y se parecen
    poco ó nada en distintos individuos.         Agregaremos que los
   dQlores abdominales en las puérperas han dado lugar á singu,
    lares opinioncs y á errores de dignóstico, y Depaul cita un caso
   ~n el cual la intensidad y la frecuencia. de los caloinbres habían
   hecho creer en la. presencia. de un segundo feto en el útero, y
    en realidad sólo se trataba de cólicos uterinos cJ;traórdinarios;
    baat6le explorar el vientre para dllrse cuenta de •• qlla s~ía.~
          Creemos que los -calambres uteriDos no podrán Collfnnaí~l
   , pesar de q ne para algunas personas tengan analogía con los
    dolores que acompañan á ]0. retención de la orina, (lon la reten-
    ción de materias fecales por el hecho de una constipación inten-
   ., ni con los cólicos hepá ticos y nefrftic08, bien que el hecho es
  posible.
      Un diagnóstico muy delicado, y como se comprenderá pOI'
 lo que yá. hemos dicho, muy frecuente en la práctica, es el que
,,~~.be *,f hecho   en el principio de uaametro-:.peritOniti&
-,-
       ,Paréoenos que la intensidad de los dolores, 8U contin~     •.:
 q.ue coincide con una verdadera tetania uterina, 8U duración ~~
remisión por muchas horas consecutivas, y la coincidencia de,.-'=:
 elevación de temperatura que supere por 10 menos 'en un g~:
 (1°) á la temperatura normal, constituyen los signos casi aegtl~
 ros de una metro-peritonitis.
        Por otra parte, la confusión no puede ser duradera. Deapuéa
 de algunas horas la duda quedará resuelta, puesto que, en In·,
 SU de ver ceder todos estos síntomas, se presentarán náu~
 v6mitos, alteración de los caracteres, englobamienro del vientte,.
 exquisita sensibilidad del hipogastrio á la presión ó al menor ~,
 tacto, de modo que la enferma. no soporta el peso de los cober .•..
 tores; así pues, para una persona que verdaderamente sepa me-
 dicina, habní un conjunto de síntomas característicos) que no le.-
 permitirán quedar en expectación, actitud que podría ser muy th;.
  Deata para la enferma.
        El pron6stico de los calambres uterinos surge de lo yá .e~-
"puesto, y no nos detendremos en él, porque muy á pesar nuestro
  tenemos que limitarnos al estrecho campo que comporta unatesia.
        El tratamiento tampoco nos detendrá mucho; recordemos.el
  del profesor J. M. Buendía, que consiste en unir con mucho tino.
  18S indicaciones que á este respecto hacen Depaul, Tarnier, N~·
  gele y Grensen; él prescribe la infusión de manzanilla. con,!~l1-c
  dano de Sidenham, ó bien, en caso necesario, á imitación de Víe-
  land, la inyección hipodérmica de morfina que también usa n~~~
  tro sabio ginecólogo Barreto. En fin, esto no es todo, y seria
  largo entrar en los variados tratamientos que corresponden'
  cada .éaao particular.


                   Hemorragias        y loquios
       Este mote exige que hagamos una ligera explicación para
~~;!Wmalas interpretaciones, mostrando cómo consideramos.
ut.e, ,8snnto.
     , No es nuestra intención estudiar aquí las hemorragias puer-
perales en general, lo cual, aparte de ser "je~o & nuestro tema,.
formaría, si fuéramos á consignar todo lo adq.irido por1&.~
- ~~_.'
,~áeste respecto, más de un abultado'volumen, no; gneretnos ha·
  blar,de la hemorragia que se presenta.inmediatamQll.tenmtes4el            '
 'estll'~lecimiento de los loq aios, y ~Ua cuaHa: ciencia ,"oJe ha dado
 '1}ombre especial, separándola claramente de losloquibsporla,-de.
  -Duición de ésto!'!,que evita todaconflUiión~
         En el momento de 11 expulsiÓn: de l'a placenta ocarre
'11n flujo de sangre líquida casi sierrí'ptte ~colUpa~tdade    oo'águlos;
  la cantidad de esta pérdida alcanza de 280:í 500' 'gtamos.
         Esta sangre es producida por los vaSóSiuterinos': cnaudose
  de.!prende la placenta; ahora bien, seg{ln el meca'nism()!por: medio
  del cual se hace este desprendimiento, ~sesabe que cuinlmca se
-desprende totalmente la placenta al mismo tiQmpo que comienza
  á sn1ir-~l feto, de modo de salir éste con aqUélla, sínoque media
  un tiempo apreciable, que varía de quince minutos 'ó menos á
  muchas horas y aun días, entre el parto yel alumbramie..!l~ yya
  sea éste rápido, ó lento y demorado, la p1acenta siempre{~omienza
:tÍ 'desprenderse parcialmente,      hirns veces en blóque; nahdeloc
                                                i



  creé que el desprendimiento          principia :por Ix· part~ 'centrltlf
 <eomo por un pnnto de la periferia; Duncam y muchos otros ad-
  miten esto.'
     _ El desprendimiento de la pla<:enta sl~efectúa por medio del
  eiguiente mecanismo: el útero comienza'á oontraerSe pa.i"Á        expul-
  8&~,elfeto, y avanza siempre en est.esentido; lapllllcenta, que no
  es' un cuerpo elástico, no puede séguir al útero en est.a vía,
  y trtCt:lionadas sus adherencias se rompen, lo!! vaS08' inter,;..,úterQ-
,placentarios se desgarran y entonces aparece 18' hemorragia
'-Si la placenta comienza á desprenderse :pór él centró; se: aClllliu:la
  allí una cantidad cada vez mayor de sangreá medida que 1.vanza
 'el desprendimiento, y la sangre podrá llega.r á coagularse; pero
   si el desprendimiento    se principia por la periferia, se pueden
  presentar dos casos: que se haga por un lugar vecino del cnello,
 ,.ópor uno distante de él; de estos dost:p.'?4~~ .de desprender-
   se la. placenta resulta llna manera distinta de presentarsé la
   helI1orragÍa, y ésta. será formada por un,coágulo, qne safdrá al
   mismo tiempo que los anexos del feto,' ó bÍt~n h:tlmí. una. hem~.
_~g,~,a, abundante, queapareceráprimer~qu~
           poco                                            el_ fet<?,i:~()
'_::..-"--,.'.; .. :-.",
-9-
 8tt~ederáesto,         pero sietnpre -habrá abunda'tlte herootrlfg1a               :y-
-y~"If6~era On coágulo" despuéfi' de la 'sli.lida de la. ptA'e(t'ttn                <1i-
't:{iÍ'e'éstltrá reteniendo la sangre 'en la cavidad uterinapor        vefit."
 sión. Después de esto, la matriz signo volviendo sobt'e sf'rrii~m"á',
-flupera á veces tí los mejores hemostáticos. (Pinard).             .        ,
          Pero no siempre pasan h.s cosas de este modo, cordo Ae~
 de desear~'y'hay que estar uno prevenido, porque como des~t~,
  dél parto; é inmediatamente      después del alumbrIHh¡-e'nto, lld-seMií:,
  vigilllndó' el modo como se hace la hemorragia,          puede'suc(:jd~
  que ésta sen excesiva, y si no se vigila :~la enferma pl1edeB;~~~
                                                                        :_--''''~   ••.-r-.=.
                                                                                      -

  del' desgtllc.iOsirreparables; es de advertir que en las pti~,
  en las cuales el útero funciona con c1l0rgÍa, como en todo :fb::'q~
 se hace   por primera     vez,   110   es tan frecuenté'   esteticsgo; cómo en-
 las pliiríparas, del segundo ¡') terller parto en adelai1te;          hacc_ 'p~~
 cos d'iflij'Jltle snpimos  había   muerto    llnt; señora ñ        co~n;
  cOC,f@;jfhemorragia        post sec'Undina.!;, y el';l f-lll quintOO'; a'-':"-
, .~;(l~---'!f~ anteriores lo hubier--;Jiecho pre,;entil' por su --,:.- '"
                                                                         ..
. 'rrd¡d y pronta hemostasis.
       Así pues, esta he                         no 8e~itnye;~~~
                                            ~rH~vifable
  cidente patológico, sr.         'ando excede el límite Aíuéienembtl"
 -asi~nado,y      que   el médico conocerá 1.1 punto, ,por 'htfacÍ68 y el'
  pulso deIa eilfetma, cte.
       La' hemorragia      cesa nn momento después de la expoJc
  l. plo•••nt&, y en ese mismo ~es                    reemploz.do por •••.
 1'0 flujo fotmado de sangre 'pu- .             'ida ó mezcl-ada-cou COllauHioa-
 que se escl1panpor sí flÓ~"     .    vía;; genitales'blljoHtinfl~rtci~:
 de un camhio de pOsi~~e           un esfuerzo ligero,ó bien de-lai~

  ~:~l~:le~:j:e:l e~~::~~: l.
           ~~:~:I;~.   d:o;~=e                                          p~
         Tarniér y Chanttéuildefinen   los loqllios a~ridó qtte.
 el flujo que sale por las partJi~:genitale8en         lo~ ¡lía.s quési~
 guen a.l;1>8.l'to,y que persisten ~que        el Íltero y sllsan~
 hll-ft'vitrett&~"SU estado normaU'i«:tÍos entienden        también.
 autores que hemos tenid'(focasióIY.:tmsultar sobre esto.               '=:::
         De una manera general se puede decir que los loqui~~
 componen de los liquidps" excretados en la superficie internll,'-
-10 -
 la matriz, de los despojos de la porción de la membrana caduca
 que no han sido expulsados durante el parto, y de céJi",epite-
 lillles, ya ciHndric8s ó pavimentosas, que provienen       d8"ía
                                                          .nOO8a
 del cuello y de la de la vagina.                      --
  ,     El estudio de los loquios, desde los tiempos más re~otos,
  ha representado gran papel. en la patología del estado puer-
  pernl. Pero es necesario reconocer que las teorías á. qne han
  dado lugar, el momento de su aparición y SIlS car~teres ex-
  teriores, toman su fuente en la imllginación de los auU>res más
  bien que en el conocimiento exacto de las modificaciones orgá-
  nicas y funcionales que tienen lugar en el organismo de la mujer
  puérpera.
        La actividad y la aparición de la .iecreción de la k.che de la
  glándula mamaria, órgano cuya funci()1l no es continua, sino con
  largos períodos; esta secreción, digo, coincidiendo con la reduc-
  ción progresiva del globo uterino, y la transformación del flujo
  aem-sanguinolento de las partes geJl.i~l~s, en nn líquido blan-
  quecino, llamó la at.ención de los pri~      observadores, quienes
  creyeron ver una estrecha correlllci~! . ~e los fenómenos que
 -tienen luglr en la glándula mamaría -, -s que aparecen como
. concomitantes en los órganos genitales: de ahí á admitir la natu~
 ralez8 y la composición similar entre la secreción de le~ ~enos _y
 el flujo de las partes sexuales no hubo sino un paso,          "diQ
 crellndo el nombre de loqu;o8 lechosos.                 _;;: __ .
       Esta designación illdica.~r sí sola la presión qQe;ejEircLt la
,doctrina del humorismo, y de la CQIlLea,nuefitro pueblo hallamos
los rastros consagrados en expresio~~~,           la de purga, que
_,&0 lÍo los loquios.                       -_
       Así, en antaño, si la abundllucia de    os
                                                loquios indicaba la
 regularidad del puerperio, 8U disminución ó su supresión (causa
 IochiorumBuppres8OTum, Dolreus), hacía.n temer u~metastasis
  echosll,. cuyos síntomas y gr.~a~     .variaban co~. e.~~.-,,¿_~.,.;.c~
                                                                    afec-
 taelo; pero, si después de lJUreaparIClÓn, la enfer ..__ ..      oraba,
 era la vuelta del flujo á sn"l-ugar primitivo la que producía la me·
 joría ó curación.
       Esta teorín, cuya característic~~__.reposar         en enormes
-H-
errores anatómicos y fisiológicos, tienef tÍ pesar de todo, un-punto_:
de verdad; porque es evidente que l~loqui08 se httHan masóm!';;_:
rF08modificadós cuantitativa y cuaHtativamente, seg(m los estadM-'
m6rbidos que aparezcan dUTttnte el puerperio; y es cierto también
que los loqui08 comienzan á. ttdquirir 8uscualidades normftles R. me"
dida que la mejoría de la afección se a.proxima más hacia la cara-
ci6n; y el error está en considerar losloquios como una secreción,'
y las alterlciones que ellos presentan como el resultado de una
perturbaci6n general de la economía, sin cuidarse del estado ana ..
tómico y de la transformación fisiológica de los órganos que lea_
dan origen. En este punto fijaremos preferentemente la atención,
        Durante las doce ó diez y ocho primeras horas que siguen_
al parto, el finjo que se hace por las vías genitales está. consti·
 tuido por sangre casi pura, y que se presenta. bajo la forma. lí.;,;
 quids, cl1andojmede salir libremente á medida que los vasos!~
 producen; si, por el contraril), es retenida en el útéro ó en el
 fondo de-IfL'fagina, y permanece en esos lugares algún tiempo;_c
 sale bajo la torma de coágulos, generalmente pequeños, _bien q~
 pueden ser grandes y á veces del tamaño de una mano cerrI4!l.~
        Segúu Tarnier y Chantreuil, es~e-líquido contiene albúm¡~~:-:
 glóbulos rojos, casi todos alterados ;g16bulos blancos y céluhu(
 epitelialcs; estos son los loqnios_ 8~.Uíneos de estos autores y -
 de Cazeaux, ete.                    -     .                            __-
        Si entonces, lÍ. ejemplo de Robin, se continúa eXlUIli~:;
 los Ioquios, sava que pronto este líquido se empobrece etigtó~
  bulos rojos y en glóbulos blancos, y 108 demás eleDle&tos quedan
  representad08por       células pavimentosas, aisla<J8só imbrieadas en
  cantidad va~i~~ que provienen de ]1 'Vagina; por granulaciones
  lllolecular~~iillilas    de tejido conjuJ~i;vo embriona.rio (Werthei:':
  mer), crj~tates de colestcl'ina y;...&!~áciones grasas; este líquid-o~
  es de a.pariencia     mucosa, lig~            gris, y recuerda- por sjl:
  olor la sangre menstrual (gravts odor }Jllcrperii);         endurece la,
  ropa dejando una mancha gris-rosada:             son los loquio8 ser080f
  de Tarniel'. Este flujo dura de dos á cuatro días~ y contiene
  una cantidad menor de glÓbulos rojos cuanto más se aleja del
 momento del parto. Sin e~~o,             el profesor Depaul (Lef}On8 cl~
-     12-

   niques) hace l}(oLarque los loquios sel'OSOS'son mUYf'y'ltt'iloles en
   sus caracteres;  nsí, Cll las mujeres que han tenid1}: fuerte he.,
   morragiaen      el momellto de] parto, SQS loquios ,sel'lÍn serososdes.
   de el principio; por el contrario, la.s ,que ,han preselléa:doadbcren-
   oia de la placentll, y en las cuales el átero ha             y penosa.
                                                                    Vil e1tO'fllaI:

   mente sobre sí, los loquios sangu,'¿neo8 dUl'arán IlU'ír tiem po:
         Vienell en seguida los loquwslechosos qno Tllrni~r y Cban-
   treuil llaman con justa razón purulentosó pltr;fOl'mf.!8.~ Del cuar-
   to día en adelante            el flujo {¡tero~vaginal      que yá no;contiene                 san-
   gre, ha perdido su color rojizo plu'a hacerse m:18 6 !tIenos blanco,
   la ciecentej al mismo tiempo su cllot;idad disminllye:~
            Según     Robin,     no se encuentran        glóbulos      rojos'del          quinto        Ó
  sexto día en adelante;    los leucocit09 son, por el contrario, el ele-
  -mento dominante;    entre estos los hay que Be han vUelto volumi-
  nosos, llenos de granulaciones     grasas y pre:3entan los caracteres
   de glóbulos         gnnulosos.        Existen    también         células    de epitelium
  vaginal, en nÚmero menor; esta composiciÓn de los loquios que-
  da constante hasta su desaparición, con la diferencia de que en
  los últimos       días los leucocitO!! granulosos          se aumentan           en número.
            Los investigaciones        de H~t1~~nn,
                                            .  't:'~-
                                                            Hugh Miller y Donné han
  demostrado  que se hallan en los l~~~  algullos pl'otomarios, como
  el Tricomonas v'lginalis, que Dúnné efi.contrÓ estudillndo un flujo
  blenor~ágico         ; y la bacteria     comÚn (bacteáum le¡OmQ;)                   y    Doléris
 . estudiando        en el laboratorio      de Pasteur,       cuyos m~s~íticos                 traba-
  jos atraen        la atenCil)1I de la humanidad,          encontr6       :4t_:~oiOC(:U8 .
  duplo punctum, que Pastear       considera COUlO:e1 ngente de    supu-                  la
  ración;      addan te seguiremos más de cerCa tÍ estos peq uéños seres
  y grandes       criminales en su desar~llo    y consecuendas.
            Gassner, elltre otros, ha deterr~inado la cantidad                        de los lo·
 . quios;     y1a evalÚa de la llIanera sig~nte,              segÚIICa~;eaux:                  un ki.
  logramo       para. los loq nios        rojos, hasta el sexto día;            280 gramos
 -para -los serosos, l!sta          el tercer día, y 205 gramos               para los puri.
  formes,      h~sta el novcno día inclusivc;;       total, 1,485 grai:nm:.
         Se ha tratado          <le establecer también la. re)acio~l que existe
i-~tre       la cantidad       de los loquios y la de la secreción láctea, 'Según
_•• l~;c.


Schl'~der, los ·loquios 8et~i mM~'llbundantes,     ' eldo:bl6, e~
mujere8q~nO-     amamantatl' á sus' hijo 3.
      La duración del flujo loqllial es muy variable, yyá Be:OO $
emtir'sunqoe     disminuyen durante cinco ó seis semanas, es decir,
ha&t~'el regreso de las reglas,                    ó bien desaparecen              hacia los      doce"
ó quin(,'e días. Cazeaux                dice de los loqnios prolongados.                   que son
debidos       á. la debilidad
                        ó á una sobreexcitaciÓn                                genera.l; en todo·
caso, el médico debe estar atento á cnalqniera                                afección         q1le se
presente.
         Es imposiblo           formular      una ley .sobre la duración                del flujo 10-
quial. Este flujo, por débil que pueda ser, existe constantemente·
en la mnjer que acaba de dar ú luz, y sucede                                lo mismo ell la que,
ha abortado,           y es en este caso un signo de grandísimo                           valor     en
el diagnóstico,              entre      el simple retardo              de la menstruación         y ·el
aborto.      Esto se cae de su                    pL'SO,     si se piensa que en uno y otro
caso el útero es el sitio del mismo trabajo: exfoliltCiónde                                    la ca.-
duca, desgan-adura   de los vasos sanguíneos,  regeneración                                      de lit ...
mucosa, ete. etc.
     La influencia·del    medio y una higiene severa ycientífiCL.
mente conducida,       pueden, en la mayoría de los cl!i()S,hacerque-
desaparezcan            los 10quio~c1lesde el sex~o Ú octavo                       día, sin que esto
sea perjudicial para la mujer, y más bien le sea provechoso                                       evi-
tándole mifpeligros._
         En el       estado        fisiol(Jgieo      los1e·quios        exhalan      un olor     espe-
cial, que varía. en cada mujer, y cuya illtem;id¡Hl y caracteres
est.án en·rclación eOIl el olo!" del sudor ó de la" otras secreeioQ~
en Ulla misma mujer. De una mane~.fetlcral           se puede decir, con
Schrood~r, que son m:ís fue~tes enllisrll bias q llC en las morenas;
son igaarment., rnlís peIletr~.1ites é insuportables
     . ..                     __ ,.
                                ,__                     en la raza nCO'l'a•.
                                                                     5
   . Sea lo         <jlll'   f'!l0re   d·'~iT-      dif •.n~IH;ia,;,    los loqujos       normales..
no deben         C".h;tl;11'     el olo         tir]u de las mael:racioncR             anat(lTnkas
Ó el de las materia!:> org~ínic38                  ell putrefacciún.
         Tendrían       elltonce:;      1I11;1-;ignifi~ciúll     de prnIHí,,¡,i'.:C1lUI1Yimpor-
tante;     pero corno se aparLI cOite~ydiode                             nuestro     Ob.icLo, 110 lo
emprenderemos                tí lw,""r de lo im~te                     que es para ell)úblioo;·~
--1' -,"
 -quizás otro lo hará; nos limitaremosá .áecir que ese olor indica.
  ría, al descuidarlos, la inminencia de nccidentes septi4émÍC08 de
 ~rnn gravedad.
         Sin embargo, el olor de los 10qui08 está subordi~oen    gl'&ll
 '¡>arte al aseo y los cuidados más triviales y de buena sociedad
 'que se tengan con la puérpera; según la causa, la fetidez ea
''PaH8jera y sin gravedad, Ó por el contrario, tenaz, persistente y
  peligrosa. Así, cuando dependa de 11 presencia de coágulos san-
  guineas; de despojos de membranas ó de placenta que se estlÍn
-fermentando ó pudriendo en la vagin~ bastan una ó doB inyec.
  ciones vaginales desinfectantes para hacerlas desaparecer _ Por
  el eontrario, el olor es más tenaz y más grave cuando es debido
  á fragmentos de placenta aún adheridos al útero ó á placas ga'o-
 gt"ElnOSaS la vulva, ó de la vagina en vía. de eliminación; aquí
             de
 ·unl1buena toilette del útero con sus inyeccion(',8 antisépticas he·
  chns científicamente, salvarán la paciente, no dejándola pasar al
;pm>rperio patol6gico yevitándole esas temibles septioemia.c:, desde
  la más benigna, impropiamente llamada fiebre de lech{~,hasta 1"
  terrible fiebre puerperal, y de las cuales el solo sistema espec.
  tante no las salvaría, y tendría que presenciar en su inutilidad el
 funesto fin de un sér qne podía haber8~.salvado.


                       Calofrio fisiológico

      Tal es el nombre que 'l'arnier ha dado al calofdo que se
 presenta en el momento en que Be establece el estado puerperal
  ,de la mujer.
        El ~810frío fisiológico no es explicado por los llutores que
  ;hemos tenido ocasión de consultar; t.odos, y sobre todo Stoicea·
  'oo.y Legendre, se dedican ¡l estudia:f.,~,C9ndiciones     E:nque Be
.'·ro·anifiesta y dejan á un lado su mecanlimu fisiológico,. su natura-
~tlezl íntima; y es ll!tural, una vez que se sabe en qué eircuntan-
~clas se produce, preguntar: ¿ por qué ó cómo se produce este
  'calofrio?
        Asi pues, primero interrogaremos la fisiología para saber
:..por qué ó cómo se produce,,, jlespués daremos una ~lación de
-15-
 lo adquirido en la ciencia respecto de las cirCoflstancias en q~
 SCJ~odúce y de su mayor ó menor frecuencia en las diferentea
    -
 faSes á períodos del parto.
        Esto tiene alta importanCia  desde que todo el tnu~
 méd'ico reconoce en el calofrío PQtoló~ico uno de los fenómenQa
 más importantes de la patología. toda vez qlle es el modo                     de
 reacción de la economía, cllando ésta ha experimentado la ¡!l-
 finencia de nna cansa mórbida poderosa, é indica de una, ml-
 nera enérgica y á veces conmovedora á los ojos del médicoqae
 la comprende, que ella ha pnsndo del estado de MIuo al estado ~
 enfermedad. Forzoso es, pues, conocer el aspecto fisiológico c:b.
 esta importante         cuestión.
        El calofrío          es un fenómeno   demasiado   pam qu-e
                                                          nparente
 no hubiera sido cxamimdo por los médicos de ia-antiguedad, yen
 efecto, se encuentra estudiado desde Hipócrates ¡solamente qUll
 en aquel tiempo se ocnpaban más del valor semiol6gico en sus o~
 servaciones,      que de las causas.
        Reduciéndolo   á sus más -simples elementos, podemos decit'
 que el cal(¡frío e!'uí caracterizado por un temblor Ó movimientO
 vibratorio, lluO puede convertirse en convuh;ión,flcompafiado  do
 sensación              de frío, más ó menos intensa.
                silbjetiva
        E.:ta senOiación nÍ,pida, que recorre todo ~l onetpo ylo con.
 mneve, parte de la cara posteriQr del tronco, lomos y región dor-
 sal, como lo h¡tOlCl yá observado"llipócrates (Afurismos, tl'l1(tU(k
 ción de Littré); todo puede li.tse tí e,;to, y es lo que sucede_en
 la micción, digestión, etc., es decir, en el calofdo llamado fisioMgi.
 co, e10ual~n un grado m:is avanz:do y ell perSOtUls muy ex:citables
 se caracteriza por la aproximación de los· intervalos de COIJmo-
 ci6n vibratoria; la sensación de· fr'~o en las ex Lremidades es más
 marcada, y se presen La el eriza.~fto      do la piel, chair de poule
 <1elos franceses i al mismo tiem po la piel palidece,        se anemizll,se
 sueltan los objetos que se tengan en laamanos, y la progresión.
 lo mis010 que la coordinación de los movimientos, se dificultan .,
-aun se hac~ill1pfOsibleE; nosotros, á consecuencia de una fuerte
 emoct<1~~~~-experimentado        esta sensación desagradable, qll•
.sepnede ha~oducir          pasando rápidamente de un mAM-~.
- 16-

 cierta temperatura á otro de temperatura inferior. Si el fenóme-
 110 se acentúa más, todos los miembros tiemblan con t)~er7~, la
 mandíbula inferior se agita con fuerte convulsi6n rítmica, que
 hace qne los dientes choquen -entre sí y produzcan litl sonido
-de castañeteo i este tercer período se observa especiallllente en
 el calofrfo, patológico.                 _                 '
        Los antiguos llamaban estos tres períodos, respecth'amente:
  kon'ipdaUo, horror et _ rigor.
        El fenómeno capital del calofrío está en las contracciones
 musculares; las turbaciones motrices de 108 músculos' reeorren
 una escala continua, desde el grado más ligero, que sólo afecta
 los músculos de la piel, hasta el grado más avanzado, en que se
 g,eneraliza ~í,todo el sistema muscular.
        Los músculos lisos de la piel pre_sentan el fenÓmeno de eri-
 zamiento; los más superficiales van delfoliculo piloso al dermis,
 y forma con el pelo y sus glándulas anexas un aparatico, segÚn
 Sappey.
         Aparte de estos músculos c~ltáneCtssuperfLciales, Si; encuen-
 tran otros más profundos, que se hallan bien desarrollados en al-
 gunos puntos, como el pezón, el escroto, etc. E5tos mÚ$oulos lisos
 son iuervudos por el gran simpático, y algunos médicos creen ac-
 tualmente que también reciben nervios raquídeos.Tál           es el apa-
 rato muscular y nervioso, cuya acción produce la. erección Jel
 pelo y el levantamiento del dermis por el folículo.
        Se, trata de saber si en el calofrío elemental esta. contracción
  de los músculos de la piel es de origen per-if'éri~o ó c~ntra1. Pri-
  meramente, es fácil ver que tallto las causas'    ne   O!'WI~Il¿central
  e'bmo las de origen periférico, producclI el erlzamieri~:a:sí:      una
  emoción, nna sensación desa.gradable, como el- ruido de la seda,
  pueden producir el calofrío, lo '~mi~~ que un chorro de agua
  fría, sobre una parte del cuerpo, ó   la   acción del frio Bobre todo
   él; en el primer caso, la cau:-:l es central; en el segundo, ella es
   periférica. Quedaría por investigar, si en 'el caso de que el exci-
   tan te obra sólo e xteriormen te, v. gr.) sobre la piel, la acción se
  limita á ese punto, sin hacer intervenir los centros <:erebro-es-
   ¡iunles j los experimentos de Robin, y sobre todo las de Brown
  .Y,· - -
-17 -
Séquard, prueban qlle esta intervención   no es necesaria, y qne
pueden bastar losganglios   simpáticos  periféricos como centros
de reflexión.
       La intervención          del sistema    nervioso    central      no es, pues,
indiRpensable       para producir       el erizamiento     ó calofrío     elemental.
       La clínica,         por el contrario, muestra que intervienen los
centros nerviosos          en la producciÓn de este fenómeno, que no se
manifiesta      cuando     hay interrupción     en la vía de reflexión,           de lo
cual citan ejemplos Griesinger, Couty, ete.
       Estos hechos hacen palpable la manifiesta intervención      del
sistema cerebro-espinal       en la produeeiÓn de las contraccione~
musculares,   características   del clllofrío; y esto debía preverse,
porq11e la contracci6n de los músculos de la piel no puede, nQ
debe escapar lí las leyes que presidcn á la coutrucción muscular.
Una contnCción  IUllst:u1ar, cualquiera que sea el punto del or-
ganismo en dOllde se pr0duzca, puede ser de origen central, Ó
bien de origen periférico.
      Una causa central obra dire0ta!neute      por vía centrífll~a~...:
prouuce la contracci()n; u1Ia causa perif()rica obra indirectamente-
por un a(';) rdk.i:!, por da sucesivamente     centrípeta y centrífu-
ga. En e.,tt~ ¡'tltillw e,lSO, d centro de reflexión puede estar en
dondclfui(·ra     que      haya célula>! nervi~,s,       en los centros        esparei.
dos    ell la periferia,     en lo::; gunglios'éS    en el eje cerebro-espina!,
segÚn GrasseL.
       De modo, pues, que de aCllerdo con las leyesfisiº16giC6~, el
arco   reflejo, que es el punto de partiua uel calofl'ío,     origen      de
periférico,   reman ta ti Ull       ccntro nervioso más ó menos elevad~
        Tál es::laexplicaci()n       del pri mer elemento cOllsti tn ti vo del
caloffío, al cual se agregan otros, co~~on:       el estado de la cir-
culaciÓn, la teJDp(~ratlra central y .rica,     la respiraciÓn y las
cúlIluu:;tio¡¡es que se pueuen relnirbajo   el nombre de ~lemento
térmico, porquetC~1ll0 lo hace notar Grasset,               concurren      á ese ele-
mento como á la resultante de SllS acciones.
      La contraccióu   de las arteriolas,~u-táneas    es un -elemento
fundamental del calofrío; como yá l.imos,          la piel palidece, se
anemiza y pierd~ parte de su hutnedad- natural i la s~Qgre l>eriféri-
-18 -
 ea es expulsada por]a reducción de su (írea v8!¡(ular bacia las
lfartes centraleS. Este fenómeno, por aepehder!.e Ulla contrae-
 ciónrilusclllar, esta, como el erizamiento, snjeto ~la aooión ádl
 gran simpático ...                                        _
         Para LaveraD las cODsectieríciás de esta dil3mínueión del
 áre! vascl1]ar periférica son varias: las congestitmés viscerales
'SOnde las primeras en manifestarse, yen e'l petfóclodel calofrío
-de 11 fiebr~ interlí1itente, el bazo se infarta considerablemente y
~ cOugestión puede determinar la ruptura de dicho organo.
        Se comprende que no es sobre el bazosolamlmte         donde se
hácen :;jentirlas con~cúencias de la ízquernia cutánea y el aparato
tespit'atorio, según J. M. Charcot. parece uno de los puntos de
elección de los efectos de la fluxión central; después viene el ce-
rebro, -Sobre todo en.los viejos, etc. De modo, pues, que este es
un fenómeno general de contracéión é izquemilL periférica y dila-
taciÓn y congestión centra], de la cual participan todas las vísce-
ras más () menos, según condiciQDés varias.
         El corazÓn, menos que ningún otro órgano,-ptiede escapar
á esta influencia; aumentada ]a tensión sanguínea en todo el siso
terna circulatorio, su efecto se hace sentir fatalmente en el cora-
 zón, y todavía las fiebres palúdicas nos suministran ejemplo
 convincente; como coh frecnenciaen eata enfermedad se enrmen-
 tra. disminuida la resistencia del miocardio, las .. $yidades cardía.
                                                     c
 cas se dejan distender, y el calofrló vendrá á ser-el culpable de
 un éxtasis sanguíneo intracardíaco; con dilataciÓfl pasiva del ór-
  gano centtal de la circulación, que también pue1;e 1Iegªrá. OC8.:
 sionar su ruptura. E] éxtasis intra-cardiaco repercute sobre el
  sistema venoso, la sangre se acumula en las véntllas periféricas,
  y de ahí ese tinte aznloSo de los dedos, ó de una parte más ex·
  tensa de las extremidades que,. cQmbinándose con la palidez iz-
  quémica yá dicha, constituye éloolbr lívido de la piel durante el
  calofrio.'                          .:..
                                        •
         El estado del pulso es la resultante natural de la combina·
  dón del estado de las arterias y del corazón; es pequeño, duro,
  acusa una gran tensión ú. pesar de su débil amplitud, y este pul-
  BO se observa, como oice Grasset, en todos los c4áoa en donde se
-    19-

 encnentl:a nn gran movinliento de c01U;entrac~6n ~n la~~onqmÍh
  co~: etl::el ~tado nanseoao, peno~o períQdo qne precede sr v9J.
 -Dí!tó, cont!accj~nes II teri 11as, etc.
         Fisi~16gicamellte, el eslado <,le la tem_peratura durante                ~l
 ca.lofrío, como en cualquiera otro ea!;o, debe ser estudiado áJapar
 del cstado de la circulación.
        La seIlsaeión de frío hace parte integrante del calofrío, c9.W
 el eUb] existe siempre de una manera. más ó menos notable; nadi~
 discute esto i pero se trata de saber si éste es un fenóm~er1.oPll_~:
 mente subjetivo,   simplemente sentido por el enfermo, Ó $i realJ;
 positivamente   hay descenso de la temperatura  norma]; la clfni"
 nos suministra aquí también notables pruebas.
        Se sabe que en el calofl'Ío de la fiebre intermitente (HIl~n~
  A. Laverán, cte.) no solnmente no baja la temper~~uxa, sinoq~
  sube de mancra notable; este es, hoy día, un hech.operfectamen •.
  te demostrado.
          Además, la temperatura          en este caso prínciRia á subir llnn-
  antes de comenzar el e.dofrío,         y durante todo él continúa subi,en.
  0.0 el termómetro, alcanzando          su máximum á menu~oal termi.
  el calofrío.
         Parece paraeloja que el enfermo sienta fdo, ~~ndo 811 tem",_
 peratura    está aumentando,     pero es que la. deter~iq;aci~n tér~t~
 de que hablamos, pertenece         á III temperatura centra,l; es en .
 axila, en la boca eS en cl recto donde, colocado el terrnoD1-etrO, acu-
                                                                  ,.,       ...   ':il.

 Sftuna elevación térmica; no slleede lo mismo cuando, como ht!_lpff1
 tenido ocasión de observarlo, se pone uu termóme,troen fo",~
 de reloj en cualquier     punto de ll periferia del cuerpo j entono~
 hay ocnsi,íu de ouservar que hay un descenso de temperatura;       ~
 establece, si podemos eleGir así, Ula lucha entre las dos teUlper"~
 turas, que siguen una curva inversa, y mientras la una sube, la
 otra baja; de moelo qne si en el recto la temperatul"a central subé-
 tÍ. 39° ó 40°, la tempel'lltufl periférica baja á 270 Ó 26° y aun me-
• nos;     una ocasión    en que   le pusimoR á un lIanero el termómetro
 en la axila, notámos el hecho por primera. vez, cuando le dijim~
 que tenra fiebre, se sonrió y n08 invitóá que lo tocál'amOSj ,,,[1.
 efecto,    su temperatura.pel'iférica      era inferi.or á la   Ilué~~,r:iil
  produj& •. -'-~~de            frfo~ -_                          .--   m     n
-   20-

         De modo, pues, que este enfriamiento periférico obra indu-
  da.blemente sobre los centros nerviosos que por vía refleja pro-
  ducen la sensación de frio, y éste, por tanto, en este c¡w;oes obje.
  tivo y subjetivo. ¡,a parálisis agitante nos da un ejernplo del mis-
  mo orden, pero cuya sensación es    la    de calor (LerebouUet).
    <    El estudio de la temperatura está íntimamente unido al de
  las combustiones respiratorias, y Liehermeistel' hizc. in vestigacio.
  Des concienzudas sonre la cantidad de ácido carbÓnico eliminado
. en los diversos estadios de la fiebre intermit.ente; d,e sus bellas
  investigaciones concluye que durante el período del calofrío
  esta exhalación es notablemente aumentada, y que no es en el
  momento en que la temperatul'lI. está en su máximum cuando esta
  exhalación es mayor, sino en los momentos en que el calor se
  produce con mayor actividad, ó, si nos permiten dedr como di-
  rían los químicos, en presencia. del calor lI11cientl), 11 exhala-
  ción <le! ~ícido carbónico es, pues, proporcional á la rapidez del
  aumento de la tf~mperátura.
         Del estado de la circulación depende el de las seoreciones,
  y en particular el de la orin/ durante el calofdo, y ésta es abun-
  dante, cbra, acu.osa y d~ menor densidad, 10 que se explica por
  lo que llevamos dicho.
         En resnmen, el calofl"Í? se compon_e de dos elementos: el
  elemcnto nervioso y el elemento térmico. ¿ Se necesitan ambos
  para que haya ealofrío? ¿ Su concurrencia es indispensable? Nó
  Y sobre todo no puede haber calofrío fisiológico sin contracción
   muscular; el espasmo 6 la contracción no pueden fll.lt8l', porque
   faltaría el cQ.lofrío, que en Sll forma completamente rudimentari¡,
   está eOllstituído, pOl' lo menos, por el erizamiento, es decir, con·
   tracción mnscular, espasmo.
          No snced(~ lo mismo con las vfr~Rcionestérmiens. Si prescin-
   dimos c1elligero enfriamiento periférico, que es la conse<;uencil
   del espasmo de la red vascular cutlÍnea, vemos ql1C la hiperter-
   mia central no es indispen5a.ble para constituír el cálofrío; ella
   lo acompañar;í en la fiebre, pero no existe en el ealofrío no fe-
   bril; se puede tener un caloMo violento sill hipertermia nota.
   ble y sin eofriamiento periférico apreciable, y ~8tO es lo que itI-
  ~j~e en el calofrío fisiológico.
-~l-

     Volvamos á nuestro asunto, En atenciótI á 108 nutner~~
cidentes á los cuales están expuestlls las puérperas, y en lQSiq~ ••:
nunoa falta el calofdo, se comprenderá la importancilque-~.:
todo tiempo le han dado los parteros.                           -.
      El momento de su a.parici6n, más que la intensidad, 8ud~~
ción y repetición, le imprimen valor semiológico muy difereIlte--
      De ahí la división esencialmente clínica entre 108 gineool.
gos del calofrío en dos variedades, SCgllll que se manifieste anal
momento del parto, ó algunas horas 6 bien algunos díasmú
tarde.
      Se comprende que sólo podremos estudiar la primer-a. divi-
sión sin apartamos de nuestro asunto.
      El doctor Sto"ícesco dice qne este calofrío se produce a¡¡;.
rante los último!'; dolores, y ClI el momento de la expulsión Ó del
alumbramiento.
       EIl veintieinco casos ob"crvó <luC cra más fl'ceuente despmm
del alumbr¡uniento.
     El doctor FraIH;ilis, qlle escribió sobre el mismo R.sunt;o,()Q..
servó qnc el calofdo de los dolores se observa completllmel)"tea;
fin del trabfljo, y en el momento del máximum de intensidad~:
la contracci')I1, y algunas veces entre dos contracciones tl~-
 nnas.
      El <loeto!' .T. E. ~1an'iqul) ha observado que el calofrfo.,
 más frecuente en el momento de la )'uptura de la bolsa de:_~
 aguas, opini,'>!lque est:i de acuerdo, ó poco menos con la --
 Fran(;;lis.
       Manriqnc cree que la detente que sufre en ese momento,t:
 orgtnismo materno, agregada al temor, lÍo la incertidumbre    db
 resultado final,:i la dulce csperanz~ de los placeres de la m8.te~":
 ni dad, etc., contribuye á la producción de ese fenómeno.         -
       Su explicaciÓn, pues, se funda en el elemento nervioso eS8!h"
 dal del calofrío fisiológico.
       Para Béhier este calofrío es trnumático (Diccionario En$
 -clopédico) ...                                                      "-
      A lo cual contesta Frao<;ais: "El calofrióes de regla .ejL
 el parto y en los accidentes pucrperll.leEZ, es la excepol1n et1I
                                            y
1ocidentes tZ:ll,umáticos"; y agrega: "ni la freouencia lJi la in-
 ~nsidad del calofrío se aumentl.~ en los. c~  de accicleQ~~~aq-
 _~~icos en el Gurso del parto."                             "
       Para el calofrÍo de la expulsión y ~el aluU1~rami~n,tgJ e~,te.
 O.tllBSet la siguiente explicación:                        .'' '
       ,. Es  p.or la desapfri<;ión casi instantánea de una O1fIsa.oon.
  8iderable, á. la cual el organismo de la mujer se había _<Xlitum-
   ll-r~do progresivamente; es por la depleción rápida del a.~domeD.,
  '¡)lehllce cesar inmediatamente la compresión de las vÍ8Ce1'8S,CQffio

  •• sangre abandona. las extremidades para precipitarse hacia IQS
,.g~nQs esplácnicos tí. colmar el espacio vacío que acaba de pro-
-, 1-Qcirse, que hace aparecer el caloIdo."
 
       E&.to está. de acuerdo
                           con los movimientos de concer¡.tr(1.dón,
tlefluxión interna que Heva los lÍquidós de la periferia hacia las
partes centrales; pero si en algunos casos, sobre todo de oxi-
QXia, puede ser ésta una explicación pla.usible, no OCQrrfllE) mis-
Ino siempre.                                            ,,,
     No acabaríalDos jamás de enumerar opiniones.
     El pronóstico del calofrío fisjológico puerperal es benigno,
'~enos    que sea de intensidad extrema y se renueve á cada
~Qr.
       Fran<;ais observa que el tediou8 labour y la. distocia son con-
~ciones poco favorables para su producci6n.
       Legcndre ha obs~rvad(} que en estas condiciones, en una
-tercera parte de los cien casos estudiados por él, el calofrío ha
faltado por completo.
       La duración del calofrfo fisiológico, cuando ~ único y
fIO.breviene después del parto 6 delalnmbramiento,         dura cerca
9:8 diez minutos, y no es continuo, porque con un poco de aten-
ción se observan remisiones más 6 menos cortas.
       El calofrío que comienza después del parto y se continúa de
1ma manera más ó menos uniforme h~sta después del alumbra-
Jliento, es necesariamente más largo y puede durar algo más de
1nedia hora.
      El pron6stico del calofrío del parto, esencialmente distinto
~ qij~ ae observa en los primeros días ~guiantes á él, no pl1ed~
-~'-
referirseá. ningún estado Qlórbid<> del momento en que se pro-.
        y
c1u,o~" Q() indica ningnnacomplicación       para. el porvenir.
      r<i~l   contrario, si sobrevie;ne después de Ulla intervención
~~l          grave, después de un trabajo prolongado qne haag~.
tldo á. l~ parturiente, y sobre todo si el calofrío es brutal, repe,:'
tido con intervalos poco lejanos, y si no es seguido de reacción,
franca, indica un estado serio, un peligro inminente.


  Modificaciones de la circulación               en el puerperio.
                    fisiológico.

       Como hemos visto, las contracciones uterinas aumentan la.
 frecuencia del pulso durante el último período del parto; fllera,
 de toda complicación, el pulso se eleva del número Dorma115 Ú.
 80 á 90 Y 100 pulsaciones por minuto. Esta elevacipn se mantie-
 ne poco tiempo después del parto, pero bien pronto disminuye--
 su frecuencia, que puede ser inferior á la normal, y se mantiene
 así durante muchml días. Según Tarnier, este fenómeno oen-·
 rre constantemente.     El límite extremo, observado por el doc-
 tor H. Blot (citado por Tarnier), ha sido de 35 ,pulsaciones por"
 minuto; entre este guarismo y el de 15 se observan, como d~&·
 Blot, todos los intermediarios.
       Tarnier cree qne este retardo persiste por más tiempo enl~~
 multíparas que en las primfpar8s._.:.~_
                             ,.         -
                                   -_.~--   ..


       La época en que prinqipia geberalmente este ,retaid,o, e8~
las 24 horas despuésctetparto,     lo cual coincide cQn ·~aé8CéiHlo.'
de la te~pe.ratl.1r8, como veremos más adelante.
      Es4t,qotar que este retardo del pulso Qe8a,·ó con más fre-
cuencia disminuye notablemente en el Ulomenio en que se pre-
senta enJ~~enos la congestión pr~~2Mr8ora e la secreci6n láctea.
                                               d
      Blot'(ifisidera el retardo defJ.Jti1so como un signo pronósti •.
co, tanto más favorable cuanto que es más pronunciado y persis-
tente.                        -
     Esto se comprend€~'iácilmente, puesto que ~l retardo del
pulso, según los estudios de Lorain y Marey, el,¡ tanto más acen-
tuado, cuanto más elevada eS la tensión arterial, y esto indica en.
-   24: -

-el presente caso que el útero ha vuelto sobre sí de una manera.
lo más perfecta, lo más cercana del punto á q le so pll:ede llega~
en esos momentos, y que seguirá progl'esando en 08esentido
-constantemente, hast¡ adquirir como último términ()- un volu-
men muy aproximado del que tenía en su estado de virginidad,
ó bien de vacuidad, anteriores á la concepción. Dec~!l.mos que
este movimicnto de reducción del útero es favorable, porque
hoyes un heeho adquirido por la ciencia y admitido por todos.
los ginecólogos, que la retracción del útero eonstituye una. cir·
cunstancia desfavorable para el desarrollo de las enfl~rmedade8
 puerperalcs;    y Peter, fundándose en el aforismo de Hipócrates,
que él invierte así: Ubijl!lXUS, ibi stimulus; (donde hay fluxión,
 hay es!'ímulo), apoya nuestra manera de ver, de aCllerdo con to·
 dos I[lS q nc han estudiado el cstado puerperal, tanto _fisiológica
 como patológicamente, tales como Peter, Scrreder, Bloc, Playfair,
·ctc., etc.
       Por ahora sólo diremos que el útero ticnde así á desconges-
 tionarse, que las hemorragias puerperales no aparecen, que las
 dllathciones varicosas espareidus en diferentes puntos de la piel
y las lí veees enormes váriees de las piernas, q uc tam Lién pneden
 existir en los muslos y en los grandes lubios en. el momento del
  parto, se borran poco después del alumbramiento ó apenas que-
dan rastros.
        Al siguiente día del parto el calibre de las venas, considera·
'blemente í'educido, es apenas indicio' de 1: dilataciÓn varicosa
 que ha sido durante los Últimos meses del e~bllrazo causa
 de molestia más Ó menos grande y :1 veces causa de absoluta
 impotencia de los miembros inferiores. La piel, que ú eausa de la.
 infiltración edemr.tosa del tejido celular, estaba tensa, como ad·
 herida ú los tcjidos s:1byacentes, y no podía ser tomada entre los
 dedos, se vuelve prontamente móvil, recobra su elasticidad y pue-
  de yá deslizarse sobre p,llos.
        Los pliegues articulares, más ó menos borrados durante el
  embarazo, se dibujan nuevamente, y los miembros recobran su
forma ordinaria. Al aspecto liso y brillante de la pieldistendida,
.sucede una coloración menos brillante, más phícid~l ,~pareccn
                                                        5i ,~~~
                                                             :~,:
-26-
veteaduras    que se disminuirán   tÍ. medida   que   la piel adqniere:8tI:-
-contractilidad primitiva.
      La fisonomía toml1 aspecto diferente   según Sil habitusan·
tenor al embarazo y según que lu hemorragia       post secundinalt-
haya sido muy abundante, ó por el contrario, muy escasa, porqne
siempre la hay y no faltará jamás.
      Supongamos     una mujer ordinariamente     pálida y que tiene
hemorragia    abundante en el alumbramiento:      sus facciones está.n
lánguidas,   su mirada denota abatimiento,      sus la.bios, encíasy
conjuntivas esbín pálidas;    este estado persiste de pOCllS hOnl8 á
tres días, y si durante    este corto tiempo no hay otra pérdida san·
guínea,    la. fisonomía y al mismo tiempo la pali,lez desapareeen
progresi vamcn te.
       Ahora, Sl1 pongamos que la rmijer era de C0101' subido y que
no ha tenido hemorragia fuerte: en esta mujer pletórica, la con·
-gesti6n exagerada de la cara persiste durante doce horas ó vein~
ticulltro. Este signo IlOS permitía muchas veces en la matemidad
 reconocer las que habían dado lÍo luz el día anterior después          de
 nuestra visita con nuestro profesor Bucndía.
        El profesor Scrrel1er dice, hablando de este aspecto clr~ Q
terístico: "Se diría que b~.io los esfuerzos del parto, la sangre r~--
fluye á l::lSvenas y mantiene á los capilares en uu estado de repl~-
sión y de tensión extremas, determinando      una dilatación pnsiv~
momentánen,    por panilisis de los vaso-motores, que cesa cuando
éstos b¡w rccuperado su acción y su imperio sobre el sistema vas;.-
cular. "


           Temperatura      en el puerperio           fisiológico.

      Tnrnier y Chantrellil admiten, de acuerdo  con los numero.
sos estudios de Hecker, van W rlinewaldt, W olf. WinQkel, Sena-
<ler, Peter, etc., que generalmente  en las doce horas que siguen
al parto se produce débil elevación de temperntura      de           medio
grado centígrado;    según Scrooder, es un poco mayor                en las
primfparlls, en donde ha encontrado       ocho décimos de            grado
por término    medio. En las obSerVIcÍones que nC80tt'os            henl:08
-26-
 :'~gido en 1~Maternidad, hemos tenidQoeasión deQQ.mprobar
 la aserci6n de Taruier, pues nuestra me.dia de 130: ~vacio-.
 IWI'J,si1,l ~pli~llci6n inflamatoria ú otra, se acerca&.kde. este
 ,uf,pr.
          QUil)qU.alld es de la misma opinión,   y afirma qU9.1  las qujn-
   ce primeras horas que siguen al parto la teIDperatura "",tal ~ de
  treinta y siete grados seis décimos (3.'16), y que ~) pasa de
  treinta y ocho (38°), á menos que haya complicacifm íriflamaw.
 ",,"a, y que en l08 días slguiente8 oscila entre 37",4 y 370,6.
         Peter toma la temperatura dentro del útero, y es d,~ la mi$ma
  o.piuió.n, como lo veremos luégo.
         Al estudiar comparativamente         estos diversos autores, se
  naIla que sus observaciones discrepan en algo, y nosOtros heJ;ll~
  v~stoque nuestras temperaturas !Soninferiores á las de 1oseoro-
  peos; pero, por poco que se reflexione, se cae en 1:do cuenta de
  q~e no hay error ni verdadera discre.pancia ; es qne la diferencia
  ~epende del modo de proceder; es queTarniwyo..CJ.Iiotros toma-
  ~os la temperatura axilar (en Co10mbia aun nó::'ndóciles),
  Scrreder y Quinquaud en el recto, Peter ,en el útero.
        La duracióude unas y otras obsenaciones no ha pasado de
  cinco días, porque d€spués de 'esta éP'>C& 1" temperat-ura no cam-
  bia, tÍ ~nos que ~ presente unu complicación ¡YliJa           tempera-
  tuJt'ase eleva. se sale del dominio del eeiJIIkJ p,~         fisiol6gioo
  para entrar en el est.udio del e8iadQ pu6tperQl pawlógitb.
        Para Peter, la. elevación de la temperatura        normal intra-
  uterina, después del parto, coloca al útero en' estado de inminen-
  cia mórbida, porque él dice que la hiperhemin fisiológica consti-
. tuye un estado QPortuno, una H~m~911á la hiperheq;¡ia pato.
  lógica.
        LIS temperaturas   que nosotros tomlmos de su obra de cH-
  ~ca, last4>.m<i illtroduc~ndp     un termómetro recto de máxima
  en 1~ cavidad uterina; a.trevida termometría, qne nosotros no
  hfuíamos aquí sin peligroaas consecuencias, y exponiendo la vida
  de las parturientes.
         Peter, para llevar una. convic<.'Íóll más profund60 ~l ánimo de
   JULdiacípulos, tomó la temperatura antes del paWk) y después d,
- 27-

él, Y además, tomando <mmpaiitlvamente }; te-mperatnra úterin.,-:=
con la axilnr.                                                    __
      Reproducimos dos observuciones de él, tomndas Rntes del
parto, y luégo otras dos, tomadas después.

                   Temperatw'as 'l.de,,~1la8nte8 del patto.
                                           a

       Observación 1." P. M., número 6. A término.
       Enero 14. Temperatura   8xilar   37 4               G



                  Temperatura uterina   38"
       Estrechez del bacinete, so emplea               el forceps y la embrioto~
mía;    sobrevino poritonitís y muriÓ.


       Observación 2." B. J., número 17. Octavo mes de embaraZQ,
       Enero     24. Temperatura       axilnr          37°
                     Temperatnra       uterillll.      37u 9
       Dio sí luz el 19 de Febrero.


         Temperaturas durante ,-ajo                   !I después parto.
                                                               del

       Observación     17.   lJ. V.,   25 nño:;,    Clltl'l)    el ~ de Febrero.-NÚ •.
mero 19.            -
    Febrero 2. Parto normal.
                   3     M. T. ax. 37° 2                       M. T. nt.
                   4     M. '1'. aX.37°                        M. T. lt.
                   5     M. T. ax.        37° 1                M. '1'. II t.

     Obscrvtci6I1 19. C. M.,              -~ --'~--Ceintjllllevc años, entró      el 8
de Febrero.     NÚmero 18 .
       Febrero      8. Dio á luz.
                                                                        •
                    9   M.    T. ax. 37 (j  0
                                                          :M. T. ut. 38° 1
                   10M.       ,"~·ax. 37° 2               M. T. ut. 3802
               11 M. T. ax. 37°                           M. T. ut. 37° 9



                                         •
               12 M. T-",A,J. 370                             T. ut. 38° 1
             _ 17 M.~~     •                                  T.'ut. 37 9      0


       Se dk>de altll.
- 28-
     Observación 26. B. E., veintitrés afios; entró d 17 de Fe-
 brero. Número 27.
   Febrero 8. DUl'ante el trabajo      T. ut. 38° G (acc. t.a 8oir).
            9 Matill. T. ax. 36° 5     T. ut. 38° 3
                 10      M.         T. ax. 37°         T. ut. 37° 9
                16 M.               T. ax. 37- 6       T. ut. 3S" 4
       S¡,li<í el día 20.
       M. Peter concluye que en la mayoría de los casos se puede
ver que no se observa              simult¡{neamente    con la ele"aci<Jll térmica
intra-llterina        la clcv:tci'Jn térmie:t :lx¡lar, y que por l~onsigniente,
durallte  (.! clllbarazo,           ell la nllljer Ú término nu }mreue influÍr
la temperatura     uterina         sobn~ la temperatura genera1.
       Sólo      en     algunos      casos, en donde    le ha   sido     posible     to-
mar la temperatul'l'l  axilar y uterina antes y dC:5pués de', parto,
han encontrado     un:l. ligera elevación,  e!evaeión t(~rll1i(;a axilar
concomitante   con la elevación térmiel.l uterina, y ésh era sin em.
bargo, superior á la axilar en dos décimos (0° 2).
     El cree que si esto es siempre así, el acto del parto.,eleva la
'temperatura          generál     lo mismo que la temperatura         uteriIl,tl, yque
de esta IUanera este acto coloe<l al org~nismo;.entel'o C01E.O al úte.
ro en un estado de hiperh0.lllin,    CtVortlblec-pitra   la producción de
11inflamación; esto es gencralmcnte        adlIl1"tido. N(lsotrOf; agrega-
remos que este estad.o es el necesario y suficiente p:ua la pulula-
ción de los microorganislllos    y para la consiguiente infecciÓn.
      Es evidente, pues, que el trabajo, es¡ decir, la contntcciÓn      nte-
rina y los enérgicos   CSfllel'ZOS voluntarios,    elevnn la temperatura
uterina    en medio grado.
      En el trabajo del parto hay dos especies de esfuerzcs: el urió .
involuntario   ó .uterino;  el otro v:olunt:;.rio Ó diafragmátiíeQ,i;Ck~t .
más inspiradores, y se ve qne cada uno de ellos produce su efec-
to térmico por separado, elevando el primero en cinco décimos
la temperatnra     uterina, y el segundo en~:       décimos la axi1ar.
       Todo trabajo                una so-péractividad nutritiva
                              muscular pro~uce
y ae combustión, que eleva la temperatura en.fl1. útero princi-
palmente y después en todas las potoncias musculares que lo se
cundan voluntaria. ó involuntariament.e, y que segút1J&~lard y
- 29-

DUVll  hacen parte integrante   del acto del parto; en el acto del-
eefrierzo se produce ulla combustión más activa, y de ahí que fisio~_
lógica y oqnstantemente     ocurra una elevación térmica el prime=
ro y aun elaegundo día del trabajo, para volver después el termó-
metro á 1/1 normal, porque con el reposo de los Órgllllos deja de
 aparecer sn efecto térmico.
       Tanto en las variadas observaciones              que de diversos      autores
 hemos escogido para fundar la base de nuestro trabajQ, como en
 las nnestra8, ninguna otra cansa se podría invocar fnera. de la y&.
 dicha, aparte de la emoción viví. y la. fatiga pam explicar esta pro·
 ducciÓn de <:alol', porqne las parturientcs     11') hnn presentado más
 tarde complical:Íón       alguna.
         SegÚ n Pln y fa ir, ll-~ tem
                                pf"l'íl tura que ha bnjado al segundo
 día, tiende           á suhir Ulla ligera fracción de grado (00 2) ;
                 dcspués
 él lo atl'ibuye en parte á la oxidación que resulta de la regresión
 uterinH, y en parte al establecimiento       de la secreción mamm·ia.
  Esta elevaciÓn signe, segÚn él, las oscilaciones diurnas, es decir,_
  que el termómetro está más alto por la tarde qne por la mañana .
. Nosotros creemos que ulIa visita inesperada, una. conversación
 largo rato sostenida, (llIellia hora basta): ulla emoción, un dea·,
 arreglo en el régimcn alimenticio Ó higiénico, ó el levantarse al
 segundo () tercer día, etc., son más bien las causas de esa lig~.r&.
 alza térmica,      y nú la sccreCÍ<JIl láctea,    porque         no á. ésta y sí áak'
 gnlla Ó algunas      dA aquéllas       hemos podido atribuír         este ligero ca-
 101',   de que habla el eroin-ente comadrÓn            inglés.               -


                             Involucíon       uterina .

     . .Este acto fisiol(Jgi~~o, (l le con más propiedad se llamaría .;e:.:
. gre8Íó'n utel"ina, segÍln 'l'arnicr y Chantreuil, tiene importan~
 oía capital en el porvcnir       (le la parturiente;        la cual, no compren-
 diendo la g'mvedad del asunto, contraría siempre las prescripcio.
 Des del médico, basadas en el COllociUliento íntimo de las modifi-·
 caciones     queocu.rrell    en esos momentos      en 01 órgano         más impor-
 tante de la mujer.
      El embarazo produce en el útero una hipertrofia de t~d.oa
-3"0-

 'sus elementos constitutivos, los cual~s cxpei'imentan ttes-pués del
  parto tran¡;:formaciones particulares qlle iienden, conil1ii;loh~
 ,mos dicho, lí devolver á este órgallo más ó 'menoarL1'eat8.tto '1
 Jas propiedades y funciones que tenia an'tes de la coni.~pciO¡,
       Además, el desprendimiento de fa placentn de~Hnína una.
 'herida, en la superficie de la cual existen 108 orificios'C:teinnume.
 ,rabIes vasos que, oblitedndose, ponen fin al flujo sailgníneo y
  previenen "en lo posible la re2usorción de materias 8~pticas sus·
·ceptibles de determinar los más graves accidentes.
       Lo dicho bnsta, ~ífalta de mayor ampliación, paru compren·
 del' la importancia de los fenómenos fisiológicos que ~'an á tener
 lugar en el útero después del parto, y que más de una vez han
.'Sido confundidos con alteraciones mórbidas.
       Sentimos vivamente que la naturaleza de nuestro trabajo no
 nos permita profundizar asunto de tanta importancia ..
       No nos parece inútil recordar cómo está formado el útero,
según lo hacen Ta~'nier, Depaul, ete. De una lJIanett(~eneral, di·
Temos que el útero est:1 compuesto de tres capas prfóci'pales:la
 una peritoneal, delgada; la otra, musculosa, fuerte,f'ormada én
el estado de la vacuidad, de fibras muy poco volumitloSas, rel1ní~
-das por tejido conjuntivo; y, por último, la tercera, mucosa, apeo
 nas distinta de la segnnda y formada por tejido conj'ilntivo laxo
'recubierto de epitelium cilíndrico, e~ada        por numl~rosas glán-
 dulas en tubo, de las cuales algunas It~g8n á penetral' en la. capa
 musculosa j el epitelium tiene pcstáflas vibr:ítiles, atloqne no en
toda. su extensión. M. de Siuéty, no ha llegado á encontrar las
 pestaiias vibrátil es, pero Mayor las ha observado clarameute, y
 hoyes un becho adquirido por la ciencia.
       En el cnello, el tejido fibroso de'la túnica musculosa se hace
 preponderante,     y las glándulas que presentan fondos de saco
 subdivididos están tapizadas de epitelium de células caliciformes
(H. Berdal).
     Los vasos sanguíneos forman una red que tiene la particula-
ridad de ser menos superficial que la red linf:ítica.
     El estudio de la red linfática, par su importancia en la 'pa-
togenia de las afecciones puerpera~nos      ofrece grltode interés,
- 31-

 y.ltasidO:mtty bieó dctbUlidd p6rDutlcam; RólltiStoW', 'FriedlMF'
 der, Coste, Colin, de Sinéty, Leopold, etc.
        LostronCÓ8 princip1i~s'está.n8itnaddsenI8       capá rl1:1scular
 .eXte'i'ná; Cft las10traS C8.plÍ8'están anexos, como de costumbre;' "
 los' v8Só$·,eatigtiíneos;    los de la ea pa externa se dirigenh'a~a'
 aful!ta 1l1ligatnento ancho; se cree que ellos reciben, ¡>ot' hekat!i'
 duras lillfáticaslimitadas por células planas, la linfa que pfOi1Ctte'
 de la mucosa, y que circula de esta manera al rededor           de 1'08:
 grllposmusculares;          de suerte que la mucosa ha sido           comparada
 á un ganglio  extendido, en el ellal se sumergen               lasglándulils' ute'-'
 rinas y es recorrido por los vasos sanguíneos.
      Por otra p'lrtc, lo!:' gruesos vasos intramllscul-ntles 'comurífcan
 con la red sllbseros~ por hendeduras lillfLÍticas pnestas cn eviden.
 cia por Mierz('jcw:::ki,
      La red sub[Jcritolleal        cstli formacla por       pequeños gl'U:pOBae
vasos anastomosadol-l, y provistos de numerosas diI8tat:liones. SO-:
bre los bordes del útero en vía sus troncos difecta-aiente dIoS
grn-esos vasos del ligamento ancho, sin atravesnrllackpa'     muscn.
lar, cosa que hace después en tod.as partes.
      Importa, pncs, fijar lo signiente :
      1. o La abundancia         de las vías   linfáticas,   sbljre:'todo al nivel
de la mucosa uterina ..
      2. o La Sitll,(:il)l de los gruesos troncos liilfúticos llllad(H~1:
los grandes vasos sallgllÍneos, en lo que se podría llamar las g~'
des espacios conjuntivos del útero.
       3. o En la imposibilidad de reeonocer con el             mcróseopio       108
linfáticoB, ~in el socorro de lal-l inyecciones.
     Mierzejewski     insiste particularmente    en la riqllez: Y"~
posición superficial   de la red subsel'~'Y    de ahí la freClle1Jcia~
la peritoIiitis en los casos de inflc"""'''~n de esta red.
     En cuanto á       108   gangli~.'     les van á d~~m4)oéili'108
                                               ClW

troncos liIifáticos, Crnveilhier y Lancereau   han establecido que
aquellos que acompañan á los VllSOS útero-ovarianoadesernbocan
en los ganglios lumbares; qne los de los bordea ftI'utcro vaná
losganglio8 ilíaco8 Ó pélvicos, y quel()Sque vienen del cuello se
dirigen hacia adelante y ganan el ganglio sobre el'cua"l Ba ha dis-';
-   32-

cutido tanto, y que está situado en el orificio interno     del canal
8ubpubiano.
      La trompa uterina es igualmente rica. en linfáticos, y Bllckel
y Exner dicen que los intersticios de las fibras conjuntivR8 se lle-
nan de la materia colorante de la inyección, como ~e aceito la
mecha de una lámpara ; esta inyección gana en seguida los grue-
sos troncos que, según parece, van á desembocar en los ganglio8
1urobares.
       La mucosa uterina prefienta en la superficie libre (:élulas vo-
luminosas especiales, esféricas y globulosas. En la parte profun-
da se alargan y terminan en cada extremidad por una pun-
ta, lo que ha. hecho que Friedlander las llame células de agujas.
       Las glándulas dilatadas desaparecen en su garte superficial,
mientras que en las partes profundas se aplanan, se extienden
y forman espll.cios par~lelos tÍ la 5U perficie, y su epit~Jium modi-
ficado persif:lte. Cuando la caduca se desprende del útE~:roldeja.en
 la superficie interna de estos órganos sus capas más profundas
 con los fondos de saco glan dlllares~ que representaugran        papel
 en la regeneración de la mucosa.
        En resumen: el embarazo determina hipertrofia, que se hace
  principalmente sobre el volumen de las fibro-células, quizás so-
  bre su número; hipertrofia del tejido conjuntiva que reúne 108
  haces i aumento del calibre de loa vasos sanguíncos y linfáti·
  cos, y modificaciones muy notables en la mucosa.
         Estudiemos {~U estos elemento.,: el proceso do involución 6
  proce50 regresivo, según la opinión de Negcel, Depnul, Tarnier,
  Cazeaux, vVieland, ete., fijando de preferencia la atE~nción: 1.·,
  sobre la mucosa, y 2.°, sobre el tejido muscular .
        .La serosa utcrina arrugada presenta multitud de pliegues
   pequeñitos, á menudo longitúdinal~s; se acompañan de una alte·
   ración en la forma de las células epite-liales, las cuales están alar-
   gadas perpendicularmente ti la superficie de ella; eon cllsi cilín-
   driCllS en lugar de llplanadas como en todo el resto de lb super-
 ficie peritonea1.
       Segím Spiegelber, el tejido muscular del Útero, que es páli-
 do en el momeeto del parto, se hace amilrilloso desde el sexto
- 33-
día. Esta coloración sería debida á la degeneración gránulo-gr_
de sus fibras.
        ..
      Pura Hcrchl, la degeneración gránulo-grasa ejerce el prin-
cipal papel en el trabajo de regresi6n ¡¡terina. Principia del cuar .
                                               •
to al sexto día bajo la forma do PC(llJeñas gotas que se extienden
poco á pocoh;u;ta    llenar ln~ libro-células, y producen pronto tm
destrucción,
     A partir de la ennrta. semana se produciría, según Herchlt
 una neoforrnación evidente en las capas externas de las célu~
 nuclearcs, qne pronto se volved!Jl cortas fibro-células. La fQl'J8.-~
 ción y la dCfltrucci6n marchan~:   P:lI', de modo que en la octaVa
semana       la renovaciólieR      completa.
       Friedlander     cree que la lJIucosa, después de la expulsión de
 la plncentll,s~ refofID:" por medio de la capa areolar ti profu~d&,'
que contiellC, comovlmos, los fondos de SllCO glandulares      y que
ha quedado adherente.
      La herida útero-plac~nfaria,~~jor     uterina, ocasionada por
 el deSpf~Qdimiellto   de la pIs      ·8, merece especia} descrip-
ción,-,porque es la puerta dq,~ tralla de las infecciones; ~.
csta herida o(recen interés especial los vasos queqgedan'          arde.
cubierto, más Ó menos~I~)llados, y por consiguiente, en comple-
taR condiciones pura .'infectados.
     Los est~ldiar~8    siguicndo las opiniones de Mayor. En~~
zona placelÍt3ria y en el resto del MOro, se distingue en el inte-
rior de l08~fisosque están oblite.,        bajo la forma marnelonar, '
una sustancia semitranspnrcnte que contiene cuerpos irregulares
de numeroSas pro]ongacio~        de é:;tos, uno~ están inflados y en
degencracióá grasa, y otP'presentnIl
                                "';:".-
                                           pequeño volumen y con- "
 tornos regu-1Mes. L~~~eses      fiurinosos se ifisc~tan en cierta ma-
 nera sobre ~      tejid<f'se confunden con él; á los corpúsculoe
rumificado&:;"liallan reunidos numer~          leucocitos.
       El _:-   de los coagulos aun, ,,~.es del tejido: ,nuevo pre.
flenta p~qtteftos fondos de saco, lim'·· . os simplement&~r     la fibri-
n8,,1_~fios cuales los glÓbulos es ,libres. ~Hstar.eI
           l                                                      tejido
ohIiterador se encuentran vasos b~n formados y limi ~;~~    -<'-~n:~
capa endotolial; este tejido,q.ue reemplaza á 108 eoá '
-   34: -

homogeneidad y transparencia muy grandes En esta 8u¿lllncia
f~p.r!lmeCltal, de apariencia gelatinosa, se encuentrancélu1,as- ra·
~j~~l!-das, más ó menos claramente. ~n~lJl~s.aqas e.otra lJi 'Y que
   .'                                  -  ,: ... t-~
                                                ,,i   ,-   '_   .   'J'.;!"


l~~n lJl apariencia del tejido mucoso. ".nder               dice qiJe
                                                                    esta.
I~W~IlP~ia er8i~te por tres meses, y Mayor 1~
           p                                         haenconlrado nueve
meses después del parto.
      En el centro de esta. masa se ven granulaciones más Ó meno.
teñ.idas por la materia colorante de la sangre, Ó leucocitos que
h.~~experimentado la regrc$ión grasa Y que son fácilmente reab·
 sorpid9s.
        Por otra parte, se hallan en una época l~jana del parto (á IOB
 nu,eve meses) los.~leroentos celulares del.tejido oblitera~}(;r, ele-
 gMlt'eroente ramificado8, sin infiltración graaa,.l es probable que
 ~e~!1gradualmellte     reabsorbidos, ó bien que" -ee transformen en
 fibrillas, y que así este tejido de aspecto mucoso pase progresi-
 Y~lXlenteal estado de tejidoponjuntiro     ~dulto.
        Los va€os del Útero hacia afuera de la herida placentaria, des-
 p,~ésdel pat"to~vuelven sobre si ti f'n'or de una retraAción con-
 c~~r~~a, ue l,lu,Vlentael espesor de sus paredes y di~}¡~;SÚ
             q
 csUi~~,hasta oblterarlo por completo. La túnica celulosa tiene,
 pues,- un espesor mayor, y la. musculosa oifflc,e mayor tendencia
_á la upiformidad por la aproximación y la p*,-jón qne las fibro-
 céLu~as de que está for~~~a ejercen mutun91ente nMS sobre
 o4"~ ..
      Pero el h~cho más importante ooru¡iste en la form8.d6u~~fpt
 del primer mes, de fihras elásticas, ql~infiltran prifi!~ro la tCniica
 externa. y se prolongan al tejido mU8c)I~I:yecino. Ellas se forman
 e~]a t(mica media, sobre todo en la~ ar~            V~~AUU á la tú-

 njc/J. interna.
        Algunos vasos pequ~ñ98 van á figurar así al microscopio.-
  c{_J;~lQS. amarillos que tieU~Jl.en el centro una 6 d~ls_ hilert;ls de
  c~lHlasql1e_ r9deln la luz del-~,       ;¡


         A esta a~t:iencia Willia~~~uía          cierta importancia mé-:-
  dipR-legal, porque persiste cerctiiit,un uña.
         A me!iidq.;q~e las. fibrasdehwr;odisminuyeu,     d.e volumen,
  los vasos se aproximan unos á otros 11a pared ,!lterina parece
-$-

 perforada por mayor número             de vasos; pero corno se eomp~nde,
 esta es una simple apariencia.
       Estudiada  así la regresión uterina, según las más recientes
 investigaciones  microscópicas,   veamos cuáles son 8US l:iignos e;x:
 ternos, admitidos por todos los parteras y 'iue permiten que se l.
 pueda seguir pOI' los procedimientos     de examen,  tales· como la
 palpación, percusión, cte ..
      Para apreciar las modííi0.Hciones del volumen del útero, S~
 ha convenido en fijar en traveses de dedo cuanto_dista sn fonllp
 del ombligo ó de la sín{i:;is de los pubis, en los diferentes días
 que siguen al parto.                                      _
      Según el profesor DepauJ, el primer día el fondo del úte~.
 está generalmente   tí un travé:-; de dedo por encima del ombli~
       El scgulldo día cst:í al ni ~'cl dill ombligo.
       El tereer día est:í apenas por debajo.
       El   Cll.tl'to   día varía poco, alcanza casi á un través.
       El quinto y sexto días est:( ti dos traveses        por-debajo.
      El séptiulO, octavo         y noveno días está á cuatro     traveses   por
 encima del Plll¡is.
       El déeimo,        undécimo,   duodécimo    días, está á un través de
 dedo por encima del p~bi~l J del décimo tercero al décimo sexto,
 está al nivel del pubis () nn poco ahájo, volviendoW;¡pocoápOOo
al lugllr que ocupaba           primitivamente,   y es cQandc0:p1l~Ii-:prin-
cipiar ~ilevantarse   las mujeres de la cama; ll11esbropTÓfésor.
Clínica ohstetricial é infantil, doctor Buendía, nó periti_~&.
levanten antes de veinte (lías después del parto; estaeS"ulla .~.
de grande utilidad.
      Se comprcnc1e qne snfrirá numerosas excepciones, porque en
algunas mnjeres el Útcro puede estar reducido á los ocho dí~:~
mientras quc en otra.", como dice el profesor DepauJ, al mes pue,;
den teller el Útero á Ull través de dedo de distancia de las falsas
costillas; pero el cx:men del méJico ó de la parteraTevelárá esto,
que por otra parte está sujeto á la constitúción. al número d~
partos, ete., y sobre todo al fenómeno plltológiCo conoCido éOlí
el nombre de detenimienlo de la involucíi$n; y         del cllal seutimo8'~o
po'd'et há'btnr.
-   36-

      Por lo demás, es sabido que nunca el útero l'uelve á 8US di·
mensiones primitivas antes de dos meses; que la regremÓn es más
rápida en los partos á término que en los abortos; en lan mujeres
sanas que en las enfermas, y sobre todo si sufren afecciones
de 1&matriz, como metritis, etc.
      Según SerdukofT, es más rápid'L t%Lmbién los partos labo-
                                                en
riosos que en los muy tácil~s.
      Los parteros no están de acuerdo acerca de la influencia del
amamantamip.nto en la involución uterina.
      Depaul, Charpentier, cte., afirman que obra retal'dándola;
otros, como Pinar, sif;uiendo la opinión de g¡'ao número de mé·
dicos, afirman que obra fa.voreciéndola; según Serdukoif, la regre·
sión es mús lenta en los cinco primeros días en las mujeres que
amamantan, pero es mál3 rápida y menos regular en los días si·
guientes.
     El opina también que los cólicos uterinos   no son necesarios
para que se efectúe una rápida involución.



                           CAPITULO II

                      SKORBCIÓN      LÁOTBA.


     EstudiaremCB en eqte capítulo, que nos hemos permitido se-
parar del lugar que todos le 8signan, los 6rganoB en que se efec-
túa la producción y la secreci6n de la leche, y el mecanismo por
medio del eUill se verifica ese ncto, lo que equivale á estudiar
los órganos mamaríos en general, SIl 8Dltf>miay fisiología.



                        Mamas o Ranos.

       Estos 6rga.nos glallllulares secretA!! la leche destinada á la
 alimentación del recién llaeido, y han ~ido por esto justamente
 considerados corno anexos al aparato generador de la. mujer;
 consideración que se halla confirmada por ]¡~estrecha correlación
 fllDcional que la fisiología nos muestra entre ellos, y que, sobre
 k)do respecto del útero,no podrr.,._~ivinar8e al mO!J1ento, vista la
- 37-

distancia que hay entreaºo y.otro órgano, la notable difereneit.
estrncttttal y funcionat,-efu.; éórre1ación que nos explicamos ~ ••
mente por el mecanismo de las acciones reflejas, y que la fisiola-
gia muestra en el cnrso del sucesivo establecimiento    de fllndonee
nuevas en el organismo de la mujer, que son exclusivamente pr~-
pias de ella, y que sirven, por decirlo asf, para diferenciarla y
definirla.
       La patología muestra también esas correlaciones, y ella y la
clínica hacen palpable la acción qne las enfermedades uterinas
ejercen en la mama, y viceversa.
       Para hacer UII estudio metódico, cOIlsideraremos l-a-glándula
mamaría: 1:, en el momento en que principHi_:a1 existir, 6 sn
 estudio embriolÓgico;    2:, una vez formada, no siempre es igll81
 á si misma, porqne no es un órgano de futl-ción constante como las
glándu~as salívares, v. gr., y-presenta notables diferencias, según
 se halle en estado de reposo ó d~,aeti vidad; seguiremos, pues,
 este orden cornpletamentenat~f,       y <le~criLiremos la. embtiología
 de la glándula maml1Iitf~fitt anatomía en estado de reposo y de ~,-
 tividad, y por Último, "sú -funci6n fisiológicl Ó su estaoode activi-_.
 dad, y la época en qne aparece la secreción láctea.



           Embriologia       de 1        --aula mamaría.

       Las investigaciones de Kb      el' y las de Lan-p-{K~ll.ttad.

 Schneider cit.) han demostrado há muchos afios,'l~e-acuerde~
 las últimas invesUgacio~~de     IIuss, que las ghtndulas mllmarias
 se constituyen   segú~;--~mismo tipo de las glándulas sebáceas.
 Hay, 3dem~is, una e       SR particullridad,  y es Itl1e las diferentes
 glándulas    que constituyen por 8U re1l:nión la gl;indula mamada
 yá desarrollada, no aparecen d~ji-principio        como otros tan-
 tos ór~os     distintos, sino que ~' -ce, por el contrario, nna sola.
 -J~.l8.     capa mucosa de _-,' .io (campo glandular de Huss),
 destinada más tarde á cngend--¡:ar de Sil cara profunda tantas ye·
 'mas secundarias cuantas glándulas distintas y autónom.s haya.
 más tarde   en el órganot_¿cuando      éste httYa alcanzado su com"
-   38-

     ..pletodesarrollo,      y al mismo tiempo la,y.ema ,primitiva                                  se~transfor.
     IDll.nl eJlotro8     .. tantos e~uales exere.tores .qu.e, vap ~S~lIlU~.rgi.r~~"qCl
     ~,.e{lidermi~8? p~r¡pl,eSta.
          , La parte       epitelial       de   la gl¡indulll proviene                 de la ~ojjija .• u..
     .~i<U',.del.oJ.a.stQde.rmo (hojilla córnea .de Re.mak), y la;plrte~9n-
      JlUltivíi. se derivaqe la hojilla :mbyacente (hojilla m~tII. de Re-
     mak).
            Según       Langer,    Ki.illiker, Gil1i$,Ilu~1 .ete., se ve, .del cuarto
     al quinto mes, por debajo de la epide.J"mi'l prQpiame,l)tedicha,
     una masa redondeada,              compuesta       de células .que se continúan                           di-
 ,rect.am~nte ha.cia arriba con las del cuel'po de }'hlpigio, rodeada
 .de un~·.ce.P&. muy deJgada de tejido conjuntivo, qu.e ~l(U~':_
     una transformaciÓn           de la parte correspondiente                        del   d~~,.·                 .,
           .Entre el séptimo           y   octavo mes se per.cibe                    yá. en 1~~,.
 d~ esta maBa cierto númerQ.d~ pr.ol0J.lga~ione~pirif()r~"-c41l~ .•
,pueden considerar como los primero$ ru,Q,ilAeotos d~ ~a-Jólnd98
 íq.f.nros.
        D~rante el último mes de la vid.;"         ~terina, eS~8 prolon-
.gaciones piriformes se ahuecan y se pon'e "en co,mu.n:- - ~-~,
.,    ,                                                        ~                                     i",..
                                                                                                         ~
. el exterior en su,p~J.rte !iUperior, que es relatiVIUlll¡} . ~- '''';'qha,
     mientras que su parte inferior, que es más anchll,.'"                                          ItltlLecil;
     queda llena y presenta en 8U periferid. una multitud                                      dt3    yemas.
       En el momento del.IiJWJmiento~ la glúnd.ul~ mMlo.yá~'
 om.007 á 000,009 dediámctro ; está compuestl de do<i>           '.,0                                 L'




lóbulos, que se de~eoJDponell en n~JU~rQ. v"H'ia~led'           litás,
.CU¡()$, pjnal~:e~cretores  se distingue~.~~"t .~~.    ~ ~pi~P8
 por epitelium     c1Mndrico, y también s~;&.~JQS infla[QJ~llto~ m.-
 meloneados suspendidos á ellos, Estos ~n           sen8iblement~ f.a-
 dondos; están llenos de neocélulas, y [lO se e-ncueptra ep ellos y~-
  tigio de membrana envolvente;       están, pues, 8IJmprgiQ.oseIlJlle-
 'diQ de un tejido conjuntivo,u¡bl!lndo, areola1', quecQQ~nti!.eJl.iWI
;mallas Qumerosas células re~eadas,            provistas el ~..... ,. á: iJ;es
  riúcleos, y glóbulos !ojos Ó h.ltIt.08 en .caotid~               4 ~psj-
  derable, que se creería ver á trechos v:~rd~dera~ ,extraV8$.11Cjq.p,ee
 ssnguineas;    es mlly 119~able q1le los,v.a~.que    sorcaJ:!ie.ste tejido.
  estÁnUen08 d~gpb~ y enol'me':m~~I~pWd~~_
      -                                                    ,   :   - , --   ,   --         .   -.
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  • 1. m:;n1DLIJII ve liULUMlHII-UrUVI:H5IIJAU NAGlONAL-FAcumollE MEDreID . -. - ... CONTRIBUCION AL ESTUDIO m PUERPERIO .FISIOLOGICO _. TE~I~PARA EL DOtTDRdlJII~DI~IMA y tIHB&IA pon FRANCISCO CONVERS CODAZZI -< -t 1.896 •... - > BOGOTA (COLOMBIA) Imprenta de LA. LUZ, oalle 14, nfl1nerQ, '10 - ~~~ 160, TELÉFONO 40 BANat DE LA r _ 'Y 1Cl, - II8UOTECA wls~A"K[¡_ JRAtJCO-
  • 2. ~. CONTRIBUCION AL ESTUDIO In PUERPERIO FISIOlOGICO TE~I~PABA EL D~~T~BADOl IIBItll! f 1:111&11 E POR FRANCISCO CONVERS CODAZZI BOGOn <GOLOlBlA) Imprenta de La LUZ, calle 14, n(¡mel'O. 70 "':P~BT"'DO 160, TELiFONO 40
  • 3. -,-, -;! , _~O O0,",/ (/ ' , OO~ O~ -t.- O _ "/00 ,% O .,- z z ~~ -, i, ,#- .~,,- /' .-(0' /:-':
  • 4. A mi padre A MI HERMANO LUIS CONVERS CODAZlI A LOS DOCTORE8 TC!5t1monio de gratitud y afecto A MI PR¡:,SlDENTE DE TESIS, Dr. LEONnO B,~RRETO A MI RESPl:TADO M I}~S rJ'o, Dn, ANTONIO v ARGAS Vl:GA E.x.-Roctor <1.::1 Col{lf:!'io de S3.n Bartolomo, etc. atc. JOSE M:RlA I.1llIiH 1)" r!ll,d F,<I;n:RR y E[H'¡ROO HEP.RER~
  • 5. ~l sabio· ro lombhtllo ....J A la memoria dt mi Qneride 11
  • 6. JURADO DE CALlFIC:ClON Presidente de tesis, Sr. D~/'COO:NC[~ 1!f-'XftItETO EXAMIN ADORES
  • 7. BIBllOGRAFIA Dietionnaire en 30 vol. DE SINÉ'J'Y.-Manuel de ginecoIogie. GRAssE'r.-These d'agrégations. FRAN~AISTH. DE PARI8-.-·Du Fl'is80n daos l'état puerperal. LORR.AIN.--Études de médeeine clinique. M. PETER.-Le~ons de Cliníque Médieale. SCRceDER.-Traité pi'atiqne de l'art des acouebe- ments. MIERZEJEWSKI.-Semaine médicale. 1881. CRUVEILHIER.-Tl'aité d'anathomie pathologique. L.ANOEREAU.- Traité d'anathomie pathologique. SPIEGELBEIW.-Traité d'aconchements. SIMPSON.--Traité d'acouehements. DECHAMBRE.-Dict. encyclopédique. MAYOR1.'hese de Paris. WILLIAMs.--Anales de ginecología (trad.). A; KOLLIKER.-·Embryologie. TI'ad. de Schneíder. GILLls.-Précis d'embJ·yologie. PR. C. SAPI'EY.- --Anathomie descriptive. J. A. FORT.-.Anat. et disectioD. CIIARPENTIER.-Traité prat. des acouehements. M. DUVAL.--Cours de Physiologie. CL. BER~ARD.-Lec¡on8 sur les propriétés ete. des liquides de l'órganisme. T. n. TARNIER CHANTUECIL. Y Traité de l'art des acou- chem ents. CAZEAux.--Traité d'aeouchements. 10/ tir8ge.1892.
  • 8. INTRODUCCION Este trabajo es el resumen de los conocimientos ad. quiridos durante muchos año:;! de Ia.borioso trabajo po~ innumerables obrcros de la ciencia; conocimientos qU& DOShan sido transmitidos por Ducstt·os p¡·ofesores. Oon este trabajo aspil'affios fi hacet' conocel' de nues- tros lectores las lI1ode:-nas investigaciolleR que han con- tribuído, por ejemplo, á hacer dCf'nparecer la fiebre de leche del cuadro nosológico; hemos tratado de compro. bar, hasta donde es posible, las enseñanzas de los emi- ncntes médicos europeos, y el conj nnto de ellas consti. tuye este estudio; dc las conclusioues quc dejc sn lcctu· 1'a, se desprenderiÍ el conocimiento de nna asistencia. racional de la. muje¡' en el estado pncl'pentl y una resis- tencia menor iÍ las préscripciones de los médicos. Si con este trabnjo podemos logral' qnc disminuya1l' los pcligt'oS de la pncrperalídacl cn nuestra patria,. habl'e..:-- mos alcanzado nnestro objeto, Estudiaremos este asnnto dh'idiéndolo así: CAPíTULO 1 PU(;/'po'io fisiolÓgico, II Secrer:ión Melea. Itr Fiebre de lec/ie. IV Obsel'racione8. Al terminar nuestra carrera, nos complacemos e~ rendir público homenaje de gratitud á nnestro querid() padre eeñor Sergio ConV("'8 y al doctor J!1lio li'. Convers¡
  • 9. quien con su ciencia secundó los esfuerzos de nuestro pa- dre y logró después de largo y científioo tratamiento, atenuar las desoladoras consecuencias de la. parálisis in- fantil que sufrímos pocos días después de nuestro naci- miento. Presentamos singular expresión de agradecimiento al señor doctor Leoncio Barreto, por haber aceptado la presidencia de nuestra tesis, dando á nuestro trabajo el valioso contingente de su esclarecido nombre científico. :P. OONVERS OODAZZI
  • 10. CONTRlBUCION AL HSTU~IO DEL PUERPERIO FlSIOLOGICO CAPITULO I PUEIU'EIUO FISIOLÓ ~ICO Estudiaremos aquí las manifestaciones eOllsecutiVls al acto fisiológico del parto, porque, descollo<.:iellllu la . ,; lll:wifestaciones normales del organismo sano, no se puede saber cuándo se des- vÍ:J. del estado de salud, para cOIlstituír el cstado patológico ó- anormal. Estudiaremos, pues: L--El e¡"tado general de la mujer puérpera. n.-Los calambres uterinos. III.--La hemorragia y los loquios. lV.-El ealofrÍo puerperal. V.-Las modificaciones de la circulación. VI.-La temperatura; VIl.-Lain r:olución uterina. En esta-superficial exposición sobre ~l puerperio fisiológtco-, nos permitimos estudiar aparte, pOI' su importallci;l, la secreción de la leche y la influencia que pueda te!ler esta IIlW'a función en la buella marcha del puerperio, ó $ih fiebre de leclte, lo cual constituin-í. otros tantos capítulos que l/O estudiaremos con toda la extensión á que se presta este aSllllto, porque uos saldríam08 de los límites naturales de una tesis. ESTADO OE~ERAJ, DE L M{;Jln~ PUÉHPEHA E1liarto termina eOIl la t:xplJ]siÓn dei foto y de 8llS nnexos por las vía8 genitales; y desde ese momento se establece_ ~l esttk
  • 11. -2- do puerperal con sus grandes peligros ó su. inocQi~d, según que el modo de tl'atarlo sea verdaderamente cientíñco Ó DI), Al establecerse el puerperio, el conmovedor y solemne cua- dro del parto cambia repentinamente; á los gritotl, á la angustia de los últimos dolores, á la agitación, algunas veoes desordenada, de la mnjer en trabajo, sucede generalmente una c~1l1ma perfecta. La puérpera siente grandíliimo alivio, bienestar indeci· ble, únicamente turbado casi siempre por nn calúf'río más 0 me- nos intenso, que aparece como el indicio del agotamiento, impre. lO al organismo por los prolongados y penosos eaf'l1erzosdel tra· bajo del parto. Sin embargo, este calofrio desaparece rápidamente, según Cazeanx, Simpson, .Tarníer, etc., y nosotros no lo hemos visto prolongarse más de una hora; pasado el calofrío, la tranquilidad reaparece casi completa, sin que ese pequefio accidente haya apa- rejado visiblemente ninguna consecuencia á la buena marcha del puerperio. La mujer agotada, se duerme apaciblemente, pareciendo ol- vidar BUS sufrimientos con la satisfacción del deber cumplido á trueque de cruentos dolores; de e.ndo en cuando un importu- no calambre ut.erino viene á turbar sn tranquilo reposo; enton- ces se apercibe ella de un escozor más ó metros vivo del con· ducto vulvo-vaginal y del ano, debido á los traumatismoa y ~rosiones que ocasiona la cabeza fet.al á su paso, y 9Óbr~ loa cual. debemos fijar mny detenidamente la atención, por ser confre- cuencia lesiones más gra.vesque exigen una intervención quirúr- gica inmediata, según opinan Thomas, Maden, Duncam, etc., y que otros no aceptan y aun rechazan .. Además, las rupturas, excoria.ci.ones, etc., constituyen una puerta más de entrada á la infeccilm .en esos momentos en que, desembarazado el organismo materno del prodncto:de la concep- ción con grandes pérdidas de líquidos (Grensar), .fMltá 8ediento, y por tanto absorbe todo lo que está á su alcance.· El doctor J. E. Manrique nos refirió un caso de infiltración en nna. albuminúrica, cuyos enormes edema s des.aparecieron en cuarenta y ocha horas ; el doctor J. Riveros nos dio una observación ci~ lo mislD.-O, y
  • 12. -3- Dosotros hemos tenido ocasión- de hacer otra aoiloga,Ju cual ••. DO consigna.mos aquí por temor de eXtendemos demasiado. Es un hecho, pues, qae)a Itbsorción se verifica con ml1~, oha intensidad, no solamente de las sllstancias externas. silla de laa que ftnormalmente se hallan en eí organismo. Barnes llama esto absorción de productos m~tab61ico8, absorción que da la clave de numerosos accidentes que se relacionan direotamente con nuestro estudio, Si á esto ngregamos la grande laxitud en que ~ueda la puér~ pera, fatigada mes ó menos gl'lvemente. según 1 laboriosidad del parto y el grado de sobreexcitación nerviosa, tendremos un organismo' en oportunidad mórbida que reclama atención par- ticular. Para terminar este cuadro acerca del estlldo en qoe queda la mujer puérpera, nos resta decir que IR respiración se h~ más amplia 1. lentl, porque por la considerable disminución de volumend~l útero, éste no impide yá la libre expánsión de lOs pulmone$_. yel diafJ'8gma vuelve á ocupar su lugar entre las po_ ten cias inspil'a,doras.-- Los látido8 _del co'azón se ,'etardan, sus ruidos son menos fuertes, el pulso se hace fuerte, deja de ser depreeible para-ser duro y lleno, indicando una tensiÓD_.vascullirnotable, que Maray y Lorain atribuyen á las enérgicas CQotracciones uterinas en -1Ol últimos momentos del parto, las cualea, comprimiendo los va89~ aterinos, no permiten yá el acceso de la sangre al_,ª~tY~~_ rechazada hacia la aorta, llega al corazón, lo distiéDdey- no lo _ deja contraer yá con la misma energía que tenia en los últim08 momentos del embarazo. El abdomen, blando, depresible, presenta en su parte infe- rior un tumor ovoide, que apenll8)~ hasta el ombligo; es el útero que, desembarazado del producto de la concepción; vuelve lentamente sobre sí, contrayéndose intermitentemente sobre 108 coágolos,Jos restos de membranas, ete., que aÍln ooQ'pan BU clvi- ~~ ;".,-=:¡ctividad del útero da lugar á dos aotoafisiológico, q:1Jeest1¡diaremos en seguida. En,6n, 1& vagina, la J'nlva, •• son 81 sitio de sensaciOWlliÍ
  • 13. --.4, ..•••. de ardor y dolor, que seexaspera.D -PO(' la micciÓtli' y cuya. causa • nos es yá conocida. Cala.mbres ,uterinos , Tormi?la post pa1·tum (Dol reus). DexorefJ post parlum (Nooge· le y Gren'Ser). Cólicos uterinos (Tarnier'yChllntreuH), intuertos, (vulgo). Denominaciones son estas que todos loa pai:'teros usan in· distintamente. 'Después de la expulsiÓn del feto y de sus a'ÉJexós;'las coo- tracciones del Útero cesan unos momentos (Depllul)i.Se dirla que, agotado por los esfuerzos á que se' ha entregado, tiené' necesidlld de reposo; en esos momentos la puérpera, Iibrerepeotinaméote de los sufrimientos del parto, gotA de répo8o 're-pnrador; pero bien pronto la saca del goce de ~ ·ca.ma la apariciÓn de fm dolor torminoso, que se sitú: en 'el' hipognstrio, tique, irradián· dose á la región lumbar y á los miembros inferiores, 'le recorda- ría, si los hubiese olvidado, los qne 'há poco la hablan atormen- tado. Esos dolores acom pañan á las contraccione!i del útero, que desde luego tienden á volver sobre sL Los cólicos uterinos son intermitentes é irregularmente espa- ciados, sin que ~e pueda establecer que su frecuencia, duración é intensidad, estén en l'elactóllcon té! dolores del parto. Son más raros y menos vivos en las primíl'fll'ls; ~ veces en éstas son fu- gaces ó faltan por completo. En llsmultípll.ras SOI1 COI1Htlltes y á veceS' de violertclll n]armante; tAnto, que en la Clínica. Obstetricll de ltrM-aternidlCl, BU violencia hacía que nuestro profesor, . d()coor J. 'Y."B~endía, se conmoviera y exclamara: "i No se puede'perma~ér i'nllctivo ante semejante dolor!" Nunca olvidarem0S esto· ni ill tti poco su sencilla y eficaz prescripción,d~qu8'¡lblaremos más adelante . .Estos dolores aparecen d-e ,«q.io&rio (m los primeros 100- Jllent()s qu&~iguen al alumbramiento, y persisten por¡doce, quin . .(le y llun veinticuatro horas; y no eR raro verIos proloogft.l'se imu.· (:ho y alcanzar á dos y tres días; nosotros no . herD.Os· tenido oca- ;'~:~~~~!1de verIos dural' el término quo Grenser les asigna, de seis
  • 14. -5- días. Nues~ro querido tío y e~inen~~~~dico doctorCarlos'}d~ rique 'lo~ 'ha ,visto prolonga'rse en l~s.,~ampe8inas basta oc~b',~~; y nuestro profesor doctor Buendía los' ha visto alcanzar á diéz 1 doce dias. " Tarnier y Chantreuil creen que algunas veces estos calalJl' bres son más fnertes que los dolores del parto; de .todos mod~ ,Su intensidad es muy variable, como~lo es la sensibili~ad de 1, mujer. La duraci6n del calambre no es regular, y puede ser, 1. de algunos segundos, ya de varios minutos. Están' fieparados los calambres por intervalos que varían en •. tre cinco y veinte minutos; esto es 10 ordinario, porque noet¡ raro que medie entre dolor y dolor media hora.ó :lIgo más. A V~ ces son muy aproximados, y estll. continuid.ad de los dolores debe llamar la atención del médico Ó de la partera, porque puede_ indicio del principio de un estado patol6gico. Los calambres uterinos influyen poco eI;- la. tempcratll~ general de la mujer puérpera; pero sicon los calambres inceSllU- tes el termómetro sube á 38°'5 ó alcanza á 39, es n;my probable que una metro-peritonitis esté en vía de desarrolIp'Yl como dice el profesor Depaul, los calambres se hacen injla1l1,atorio8, y pll. den entonces persistir ocho ó diez días, período de duración d~ la metritis aguda, según Peter. de Sinety, cte. No~otros tuvimos ocasi6n, fuera de la Clínie~:de la Mat~ini .• dad, de comprobar lajusticia de la apreeiaciónd~ Depaul. ))~ modo, pues, que a<:onsejamos ú nuestros lectores q'fe desconflen de loscalaJ.;llbres llterinos intensos, que sobrevienen;~in c~q" aprepiable.,y sobre todo cuando persisten duran~~;algunas horas CO~ .qn gr~4();de agudeza extrema que desafía tQ,dopaliativo ~ las más de)Jls veces se estará frenteó' un caso patológico. uTarnierha. ,observado que los calambres8eq~c,en continuOll que exi~te ~n,atetania del útero después de la. administración.de1 cornezueló '-4e u~e,Dteno, y el dolor, que se hace perl:X~nente, no. deja tregua ni reposo y es horrorosamente insopor~ble ;pe'-Q' . ea estecasose,ye ceder, por fo~tuna y pronto, ,á1a ~edieJlcÍ<~n apro.. piada, y ,nI? se p,resentará el movim,ie,nto feocil clásico; N~g~J,,~enser hacen nOffr :e~p~?i~~~q~'~~~!a~
  • 15. -G- pt'esentan en una primípara, 60n extraordinarios y deben 118 al' m la especial atención del médico; hace poco obsetváDl08 nosotros UD caso de esta manifestación de una metroperit9~tis. , A la explicación admitida boy p~r todos '[os ginec&og08 . respecto de la causa de los dolores uterinos, agreg&D Ntegeley Grenser que cuando los dolores se despiertan, es~cialmente por la succión del pecho hecha por el niño, provienen de una acción refleja, que tiene su centro de reflexión en la porcfcsn superior de 1& medula raquidea, opinión que está de acuerdo oon los datos de la fisiología sobre las acciones reflejas. Los calambres son más intensos cuanto más inmediatos _parezcan al momento del alumbramiento, Después van dismi" Iluyendo en intensidad y frecuencia, de manera que desaparecen el mismo día ó al siguiente del parto. Sin embargo, si en los días siguientes se acumula por cualquier causa una cantidad de aangre en la ea vidad uterina, entonces la.s contmcciones, más "menos dolorosas, se renuevan ó aumentan en energía hl&stala .xpulsión del coágulo, lo cual confirma la interpretación general que se da al mecanismo que produce los calambreeuterilÍoS.; --:; De la muy superficial descripción que acabamos de hacer, se ve que los calambres uterinos 80n muy variables y se parecen poco ó nada en distintos individuos. Agregaremos que los dQlores abdominales en las puérperas han dado lugar á singu, lares opinioncs y á errores de dignóstico, y Depaul cita un caso ~n el cual la intensidad y la frecuencia. de los caloinbres habían hecho creer en la. presencia. de un segundo feto en el útero, y en realidad sólo se trataba de cólicos uterinos cJ;traórdinarios; baat6le explorar el vientre para dllrse cuenta de •• qlla s~ía.~ Creemos que los -calambres uteriDos no podrán Collfnnaí~l , pesar de q ne para algunas personas tengan analogía con los dolores que acompañan á ]0. retención de la orina, (lon la reten- ción de materias fecales por el hecho de una constipación inten- ., ni con los cólicos hepá ticos y nefrftic08, bien que el hecho es posible. Un diagnóstico muy delicado, y como se comprenderá pOI' lo que yá. hemos dicho, muy frecuente en la práctica, es el que ,,~~.be *,f hecho en el principio de uaametro-:.peritOniti&
  • 16. -,- ,Paréoenos que la intensidad de los dolores, 8U contin~ •.: q.ue coincide con una verdadera tetania uterina, 8U duración ~~ remisión por muchas horas consecutivas, y la coincidencia de,.-'=: elevación de temperatura que supere por 10 menos 'en un g~: (1°) á la temperatura normal, constituyen los signos casi aegtl~ ros de una metro-peritonitis. Por otra parte, la confusión no puede ser duradera. Deapuéa de algunas horas la duda quedará resuelta, puesto que, en In·, SU de ver ceder todos estos síntomas, se presentarán náu~ v6mitos, alteración de los caracteres, englobamienro del vientte,. exquisita sensibilidad del hipogastrio á la presión ó al menor ~, tacto, de modo que la enferma. no soporta el peso de los cober .•.. tores; así pues, para una persona que verdaderamente sepa me- dicina, habní un conjunto de síntomas característicos) que no le.- permitirán quedar en expectación, actitud que podría ser muy th;. Deata para la enferma. El pron6stico de los calambres uterinos surge de lo yá .e~- "puesto, y no nos detendremos en él, porque muy á pesar nuestro tenemos que limitarnos al estrecho campo que comporta unatesia. El tratamiento tampoco nos detendrá mucho; recordemos.el del profesor J. M. Buendía, que consiste en unir con mucho tino. 18S indicaciones que á este respecto hacen Depaul, Tarnier, N~· gele y Grensen; él prescribe la infusión de manzanilla. con,!~l1-c dano de Sidenham, ó bien, en caso necesario, á imitación de Víe- land, la inyección hipodérmica de morfina que también usa n~~~ tro sabio ginecólogo Barreto. En fin, esto no es todo, y seria largo entrar en los variados tratamientos que corresponden' cada .éaao particular. Hemorragias y loquios Este mote exige que hagamos una ligera explicación para ~~;!Wmalas interpretaciones, mostrando cómo consideramos. ut.e, ,8snnto. , No es nuestra intención estudiar aquí las hemorragias puer- perales en general, lo cual, aparte de ser "je~o & nuestro tema,. formaría, si fuéramos á consignar todo lo adq.irido por1&.~
  • 17. - ~~_.' ,~áeste respecto, más de un abultado'volumen, no; gneretnos ha· blar,de la hemorragia que se presenta.inmediatamQll.tenmtes4el ' 'estll'~lecimiento de los loq aios, y ~Ua cuaHa: ciencia ,"oJe ha dado '1}ombre especial, separándola claramente de losloquibsporla,-de. -Duición de ésto!'!,que evita todaconflUiión~ En el momento de 11 expulsiÓn: de l'a placenta ocarre '11n flujo de sangre líquida casi sierrí'ptte ~colUpa~tdade oo'águlos; la cantidad de esta pérdida alcanza de 280:í 500' 'gtamos. Esta sangre es producida por los vaSóSiuterinos': cnaudose de.!prende la placenta; ahora bien, seg{ln el meca'nism()!por: medio del cual se hace este desprendimiento, ~sesabe que cuinlmca se -desprende totalmente la placenta al mismo tiQmpo que comienza á sn1ir-~l feto, de modo de salir éste con aqUélla, sínoque media un tiempo apreciable, que varía de quince minutos 'ó menos á muchas horas y aun días, entre el parto yel alumbramie..!l~ yya sea éste rápido, ó lento y demorado, la p1acenta siempre{~omienza :tÍ 'desprenderse parcialmente, hirns veces en blóque; nahdeloc i creé que el desprendimiento principia :por Ix· part~ 'centrltlf <eomo por un pnnto de la periferia; Duncam y muchos otros ad- miten esto.' _ El desprendimiento de la pla<:enta sl~efectúa por medio del eiguiente mecanismo: el útero comienza'á oontraerSe pa.i"Á expul- 8&~,elfeto, y avanza siempre en est.esentido; lapllllcenta, que no es' un cuerpo elástico, no puede séguir al útero en est.a vía, y trtCt:lionadas sus adherencias se rompen, lo!! vaS08' inter,;..,úterQ- ,placentarios se desgarran y entonces aparece 18' hemorragia '-Si la placenta comienza á desprenderse :pór él centró; se: aClllliu:la allí una cantidad cada vez mayor de sangreá medida que 1.vanza 'el desprendimiento, y la sangre podrá llega.r á coagularse; pero si el desprendimiento se principia por la periferia, se pueden presentar dos casos: que se haga por un lugar vecino del cnello, ,.ópor uno distante de él; de estos dost:p.'?4~~ .de desprender- se la. placenta resulta llna manera distinta de presentarsé la helI1orragÍa, y ésta. será formada por un,coágulo, qne safdrá al mismo tiempo que los anexos del feto,' ó bÍt~n h:tlmí. una. hem~. _~g,~,a, abundante, queapareceráprimer~qu~ poco el_ fet<?,i:~() '_::..-"--,.'.; .. :-.",
  • 18. -9- 8tt~ederáesto, pero sietnpre -habrá abunda'tlte herootrlfg1a :y- -y~"If6~era On coágulo" despuéfi' de la 'sli.lida de la. ptA'e(t'ttn <1i- 't:{iÍ'e'éstltrá reteniendo la sangre 'en la cavidad uterinapor vefit." sión. Después de esto, la matriz signo volviendo sobt'e sf'rrii~m"á', -flupera á veces tí los mejores hemostáticos. (Pinard). . , Pero no siempre pasan h.s cosas de este modo, cordo Ae~ de desear~'y'hay que estar uno prevenido, porque como des~t~, dél parto; é inmediatamente después del alumbrIHh¡-e'nto, lld-seMií:, vigilllndó' el modo como se hace la hemorragia, puede'suc(:jd~ que ésta sen excesiva, y si no se vigila :~la enferma pl1edeB;~~~ :_--''''~ ••.-r-.=. - del' desgtllc.iOsirreparables; es de advertir que en las pti~, en las cuales el útero funciona con c1l0rgÍa, como en todo :fb::'q~ se hace por primera vez, 110 es tan frecuenté' esteticsgo; cómo en- las pliiríparas, del segundo ¡') terller parto en adelai1te; hacc_ 'p~~ cos d'iflij'Jltle snpimos había muerto llnt; señora ñ co~n; cOC,f@;jfhemorragia post sec'Undina.!;, y el';l f-lll quintOO'; a'-':"- , .~;(l~---'!f~ anteriores lo hubier--;Jiecho pre,;entil' por su --,:.- '" .. . 'rrd¡d y pronta hemostasis. Así pues, esta he no 8e~itnye;~~~ ~rH~vifable cidente patológico, sr. 'ando excede el límite Aíuéienembtl" -asi~nado,y que el médico conocerá 1.1 punto, ,por 'htfacÍ68 y el' pulso deIa eilfetma, cte. La' hemorragia cesa nn momento después de la expoJc l. plo•••nt&, y en ese mismo ~es reemploz.do por •••. 1'0 flujo fotmado de sangre 'pu- . 'ida ó mezcl-ada-cou COllauHioa- que se escl1panpor sí flÓ~" . vía;; genitales'blljoHtinfl~rtci~: de un camhio de pOsi~~e un esfuerzo ligero,ó bien de-lai~ ~:~l~:le~:j:e:l e~~::~~: l. ~~:~:I;~. d:o;~=e p~ Tarniér y Chanttéuildefinen los loqllios a~ridó qtte. el flujo que sale por las partJi~:genitale8en lo~ ¡lía.s quési~ guen a.l;1>8.l'to,y que persisten ~que el Íltero y sllsan~ hll-ft'vitrett&~"SU estado normaU'i«:tÍos entienden también. autores que hemos tenid'(focasióIY.:tmsultar sobre esto. '=::: De una manera general se puede decir que los loqui~~ componen de los liquidps" excretados en la superficie internll,'-
  • 19. -10 - la matriz, de los despojos de la porción de la membrana caduca que no han sido expulsados durante el parto, y de céJi",epite- lillles, ya ciHndric8s ó pavimentosas, que provienen d8"ía .nOO8a del cuello y de la de la vagina. -- , El estudio de los loquios, desde los tiempos más re~otos, ha representado gran papel. en la patología del estado puer- pernl. Pero es necesario reconocer que las teorías á. qne han dado lugar, el momento de su aparición y SIlS car~teres ex- teriores, toman su fuente en la imllginación de los auU>res más bien que en el conocimiento exacto de las modificaciones orgá- nicas y funcionales que tienen lugar en el organismo de la mujer puérpera. La actividad y la aparición de la .iecreción de la k.che de la glándula mamaria, órgano cuya funci()1l no es continua, sino con largos períodos; esta secreción, digo, coincidiendo con la reduc- ción progresiva del globo uterino, y la transformación del flujo aem-sanguinolento de las partes geJl.i~l~s, en nn líquido blan- quecino, llamó la at.ención de los pri~ observadores, quienes creyeron ver una estrecha correlllci~! . ~e los fenómenos que -tienen luglr en la glándula mamaría -, -s que aparecen como . concomitantes en los órganos genitales: de ahí á admitir la natu~ ralez8 y la composición similar entre la secreción de le~ ~enos _y el flujo de las partes sexuales no hubo sino un paso, "diQ crellndo el nombre de loqu;o8 lechosos. _;;: __ . Esta designación illdica.~r sí sola la presión qQe;ejEircLt la ,doctrina del humorismo, y de la CQIlLea,nuefitro pueblo hallamos los rastros consagrados en expresio~~~, la de purga, que _,&0 lÍo los loquios. -_ Así, en antaño, si la abundllucia de os loquios indicaba la regularidad del puerperio, 8U disminución ó su supresión (causa IochiorumBuppres8OTum, Dolreus), hacía.n temer u~metastasis echosll,. cuyos síntomas y gr.~a~ .variaban co~. e.~~.-,,¿_~.,.;.c~ afec- taelo; pero, si después de lJUreaparIClÓn, la enfer ..__ .. oraba, era la vuelta del flujo á sn"l-ugar primitivo la que producía la me· joría ó curación. Esta teorín, cuya característic~~__.reposar en enormes
  • 20. -H- errores anatómicos y fisiológicos, tienef tÍ pesar de todo, un-punto_: de verdad; porque es evidente que l~loqui08 se httHan masóm!';;_: rF08modificadós cuantitativa y cuaHtativamente, seg(m los estadM-' m6rbidos que aparezcan dUTttnte el puerperio; y es cierto también que los loqui08 comienzan á. ttdquirir 8uscualidades normftles R. me" dida que la mejoría de la afección se a.proxima más hacia la cara- ci6n; y el error está en considerar losloquios como una secreción,' y las alterlciones que ellos presentan como el resultado de una perturbaci6n general de la economía, sin cuidarse del estado ana .. tómico y de la transformación fisiológica de los órganos que lea_ dan origen. En este punto fijaremos preferentemente la atención, Durante las doce ó diez y ocho primeras horas que siguen_ al parto, el finjo que se hace por las vías genitales está. consti· tuido por sangre casi pura, y que se presenta. bajo la forma. lí.;,; quids, cl1andojmede salir libremente á medida que los vasos!~ producen; si, por el contraril), es retenida en el útéro ó en el fondo de-IfL'fagina, y permanece en esos lugares algún tiempo;_c sale bajo la torma de coágulos, generalmente pequeños, _bien q~ pueden ser grandes y á veces del tamaño de una mano cerrI4!l.~ Segúu Tarnier y Chantreuil, es~e-líquido contiene albúm¡~~:-: glóbulos rojos, casi todos alterados ;g16bulos blancos y céluhu( epitelialcs; estos son los loqnios_ 8~.Uíneos de estos autores y - de Cazeaux, ete. - . __- Si entonces, lÍ. ejemplo de Robin, se continúa eXlUIli~:; los Ioquios, sava que pronto este líquido se empobrece etigtó~ bulos rojos y en glóbulos blancos, y 108 demás eleDle&tos quedan representad08por células pavimentosas, aisla<J8só imbrieadas en cantidad va~i~~ que provienen de ]1 'Vagina; por granulaciones lllolecular~~iillilas de tejido conjuJ~i;vo embriona.rio (Werthei:': mer), crj~tates de colestcl'ina y;...&!~áciones grasas; este líquid-o~ es de a.pariencia mucosa, lig~ gris, y recuerda- por sjl: olor la sangre menstrual (gravts odor }Jllcrperii); endurece la, ropa dejando una mancha gris-rosada: son los loquio8 ser080f de Tarniel'. Este flujo dura de dos á cuatro días~ y contiene una cantidad menor de glÓbulos rojos cuanto más se aleja del momento del parto. Sin e~~o, el profesor Depaul (Lef}On8 cl~
  • 21. - 12- niques) hace l}(oLarque los loquios sel'OSOS'son mUYf'y'ltt'iloles en sus caracteres; nsí, Cll las mujeres que han tenid1}: fuerte he., morragiaen el momellto de] parto, SQS loquios ,sel'lÍn serososdes. de el principio; por el contrario, la.s ,que ,han preselléa:doadbcren- oia de la placentll, y en las cuales el átero ha y penosa. Vil e1tO'fllaI: mente sobre sí, los loquios sangu,'¿neo8 dUl'arán IlU'ír tiem po: Vienell en seguida los loquwslechosos qno Tllrni~r y Cban- treuil llaman con justa razón purulentosó pltr;fOl'mf.!8.~ Del cuar- to día en adelante el flujo {¡tero~vaginal que yá no;contiene san- gre, ha perdido su color rojizo plu'a hacerse m:18 6 !tIenos blanco, la ciecentej al mismo tiempo su cllot;idad disminllye:~ Según Robin, no se encuentran glóbulos rojos'del quinto Ó sexto día en adelante; los leucocit09 son, por el contrario, el ele- -mento dominante; entre estos los hay que Be han vUelto volumi- nosos, llenos de granulaciones grasas y pre:3entan los caracteres de glóbulos gnnulosos. Existen también células de epitelium vaginal, en nÚmero menor; esta composiciÓn de los loquios que- da constante hasta su desaparición, con la diferencia de que en los últimos días los leucocitO!! granulosos se aumentan en número. Los investigaciones de H~t1~~nn, . 't:'~- Hugh Miller y Donné han demostrado que se hallan en los l~~~ algullos pl'otomarios, como el Tricomonas v'lginalis, que Dúnné efi.contrÓ estudillndo un flujo blenor~ágico ; y la bacteria comÚn (bacteáum le¡OmQ;) y Doléris . estudiando en el laboratorio de Pasteur, cuyos m~s~íticos traba- jos atraen la atenCil)1I de la humanidad, encontr6 :4t_:~oiOC(:U8 . duplo punctum, que Pastear considera COUlO:e1 ngente de supu- la ración; addan te seguiremos más de cerCa tÍ estos peq uéños seres y grandes criminales en su desar~llo y consecuendas. Gassner, elltre otros, ha deterr~inado la cantidad de los lo· . quios; y1a evalÚa de la llIanera sig~nte, segÚIICa~;eaux: un ki. logramo para. los loq nios rojos, hasta el sexto día; 280 gramos -para -los serosos, l!sta el tercer día, y 205 gramos para los puri. formes, h~sta el novcno día inclusivc;; total, 1,485 grai:nm:. Se ha tratado <le establecer también la. re)acio~l que existe i-~tre la cantidad de los loquios y la de la secreción láctea, 'Según
  • 22. _•• l~;c. Schl'~der, los ·loquios 8et~i mM~'llbundantes, ' eldo:bl6, e~ mujere8q~nO- amamantatl' á sus' hijo 3. La duración del flujo loqllial es muy variable, yyá Be:OO $ emtir'sunqoe disminuyen durante cinco ó seis semanas, es decir, ha&t~'el regreso de las reglas, ó bien desaparecen hacia los doce" ó quin(,'e días. Cazeaux dice de los loqnios prolongados. que son debidos á. la debilidad ó á una sobreexcitaciÓn genera.l; en todo· caso, el médico debe estar atento á cnalqniera afección q1le se presente. Es imposiblo formular una ley .sobre la duración del flujo 10- quial. Este flujo, por débil que pueda ser, existe constantemente· en la mnjer que acaba de dar ú luz, y sucede lo mismo ell la que, ha abortado, y es en este caso un signo de grandísimo valor en el diagnóstico, entre el simple retardo de la menstruación y ·el aborto. Esto se cae de su pL'SO, si se piensa que en uno y otro caso el útero es el sitio del mismo trabajo: exfoliltCiónde la ca.- duca, desgan-adura de los vasos sanguíneos, regeneración de lit ... mucosa, ete. etc. La influencia·del medio y una higiene severa ycientífiCL. mente conducida, pueden, en la mayoría de los cl!i()S,hacerque- desaparezcan los 10quio~c1lesde el sex~o Ú octavo día, sin que esto sea perjudicial para la mujer, y más bien le sea provechoso evi- tándole mifpeligros._ En el estado fisiol(Jgieo los1e·quios exhalan un olor espe- cial, que varía. en cada mujer, y cuya illtem;id¡Hl y caracteres est.án en·rclación eOIl el olo!" del sudor ó de la" otras secreeioQ~ en Ulla misma mujer. De una mane~.fetlcral se puede decir, con Schrood~r, que son m:ís fue~tes enllisrll bias q llC en las morenas; son igaarment., rnlís peIletr~.1ites é insuportables . .. __ ,. ,__ en la raza nCO'l'a•. 5 . Sea lo <jlll' f'!l0re d·'~iT- dif •.n~IH;ia,;, los loqujos normales.. no deben C".h;tl;11' el olo tir]u de las mael:racioncR anat(lTnkas Ó el de las materia!:> org~ínic38 ell putrefacciún. Tendrían elltonce:; 1I11;1-;ignifi~ciúll de prnIHí,,¡,i'.:C1lUI1Yimpor- tante; pero corno se aparLI cOite~ydiode nuestro Ob.icLo, 110 lo emprenderemos tí lw,""r de lo im~te que es para ell)úblioo;·~
  • 23. --1' -," -quizás otro lo hará; nos limitaremosá .áecir que ese olor indica. ría, al descuidarlos, la inminencia de nccidentes septi4émÍC08 de ~rnn gravedad. Sin embargo, el olor de los 10qui08 está subordi~oen gl'&ll '¡>arte al aseo y los cuidados más triviales y de buena sociedad 'que se tengan con la puérpera; según la causa, la fetidez ea ''PaH8jera y sin gravedad, Ó por el contrario, tenaz, persistente y peligrosa. Así, cuando dependa de 11 presencia de coágulos san- guineas; de despojos de membranas ó de placenta que se estlÍn -fermentando ó pudriendo en la vagin~ bastan una ó doB inyec. ciones vaginales desinfectantes para hacerlas desaparecer _ Por el eontrario, el olor es más tenaz y más grave cuando es debido á fragmentos de placenta aún adheridos al útero ó á placas ga'o- gt"ElnOSaS la vulva, ó de la vagina en vía. de eliminación; aquí de ·unl1buena toilette del útero con sus inyeccion(',8 antisépticas he· chns científicamente, salvarán la paciente, no dejándola pasar al ;pm>rperio patol6gico yevitándole esas temibles septioemia.c:, desde la más benigna, impropiamente llamada fiebre de lech{~,hasta 1" terrible fiebre puerperal, y de las cuales el solo sistema espec. tante no las salvaría, y tendría que presenciar en su inutilidad el funesto fin de un sér qne podía haber8~.salvado. Calofrio fisiológico Tal es el nombre que 'l'arnier ha dado al calofdo que se presenta en el momento en que Be establece el estado puerperal ,de la mujer. El ~810frío fisiológico no es explicado por los llutores que ;hemos tenido ocasión de consultar; t.odos, y sobre todo Stoicea· 'oo.y Legendre, se dedican ¡l estudia:f.,~,C9ndiciones E:nque Be .'·ro·anifiesta y dejan á un lado su mecanlimu fisiológico,. su natura- ~tlezl íntima; y es ll!tural, una vez que se sabe en qué eircuntan- ~clas se produce, preguntar: ¿ por qué ó cómo se produce este 'calofrio? Asi pues, primero interrogaremos la fisiología para saber :..por qué ó cómo se produce,,, jlespués daremos una ~lación de
  • 24. -15- lo adquirido en la ciencia respecto de las cirCoflstancias en q~ SCJ~odúce y de su mayor ó menor frecuencia en las diferentea - faSes á períodos del parto. Esto tiene alta importanCia desde que todo el tnu~ méd'ico reconoce en el calofrío PQtoló~ico uno de los fenómenQa más importantes de la patología. toda vez qlle es el modo de reacción de la economía, cllando ésta ha experimentado la ¡!l- finencia de nna cansa mórbida poderosa, é indica de una, ml- nera enérgica y á veces conmovedora á los ojos del médicoqae la comprende, que ella ha pnsndo del estado de MIuo al estado ~ enfermedad. Forzoso es, pues, conocer el aspecto fisiológico c:b. esta importante cuestión. El calofrío es un fenómeno demasiado pam qu-e nparente no hubiera sido cxamimdo por los médicos de ia-antiguedad, yen efecto, se encuentra estudiado desde Hipócrates ¡solamente qUll en aquel tiempo se ocnpaban más del valor semiol6gico en sus o~ servaciones, que de las causas. Reduciéndolo á sus más -simples elementos, podemos decit' que el cal(¡frío e!'uí caracterizado por un temblor Ó movimientO vibratorio, lluO puede convertirse en convuh;ión,flcompafiado do sensación de frío, más ó menos intensa. silbjetiva E.:ta senOiación nÍ,pida, que recorre todo ~l onetpo ylo con. mneve, parte de la cara posteriQr del tronco, lomos y región dor- sal, como lo h¡tOlCl yá observado"llipócrates (Afurismos, tl'l1(tU(k ción de Littré); todo puede li.tse tí e,;to, y es lo que sucede_en la micción, digestión, etc., es decir, en el calofdo llamado fisioMgi. co, e10ual~n un grado m:is avanz:do y ell perSOtUls muy ex:citables se caracteriza por la aproximación de los· intervalos de COIJmo- ci6n vibratoria; la sensación de· fr'~o en las ex Lremidades es más marcada, y se presen La el eriza.~fto do la piel, chair de poule <1elos franceses i al mismo tiem po la piel palidece, se anemizll,se sueltan los objetos que se tengan en laamanos, y la progresión. lo mis010 que la coordinación de los movimientos, se dificultan ., -aun se hac~ill1pfOsibleE; nosotros, á consecuencia de una fuerte emoct<1~~~~-experimentado esta sensación desagradable, qll• .sepnede ha~oducir pasando rápidamente de un mAM-~.
  • 25. - 16- cierta temperatura á otro de temperatura inferior. Si el fenóme- 110 se acentúa más, todos los miembros tiemblan con t)~er7~, la mandíbula inferior se agita con fuerte convulsi6n rítmica, que hace qne los dientes choquen -entre sí y produzcan litl sonido -de castañeteo i este tercer período se observa especiallllente en el calofrfo, patológico. _ ' Los antiguos llamaban estos tres períodos, respecth'amente: kon'ipdaUo, horror et _ rigor. El fenómeno capital del calofrío está en las contracciones musculares; las turbaciones motrices de 108 músculos' reeorren una escala continua, desde el grado más ligero, que sólo afecta los músculos de la piel, hasta el grado más avanzado, en que se g,eneraliza ~í,todo el sistema muscular. Los músculos lisos de la piel pre_sentan el fenÓmeno de eri- zamiento; los más superficiales van delfoliculo piloso al dermis, y forma con el pelo y sus glándulas anexas un aparatico, segÚn Sappey. Aparte de estos músculos c~ltáneCtssuperfLciales, Si; encuen- tran otros más profundos, que se hallan bien desarrollados en al- gunos puntos, como el pezón, el escroto, etc. E5tos mÚ$oulos lisos son iuervudos por el gran simpático, y algunos médicos creen ac- tualmente que también reciben nervios raquídeos.Tál es el apa- rato muscular y nervioso, cuya acción produce la. erección Jel pelo y el levantamiento del dermis por el folículo. Se, trata de saber si en el calofrío elemental esta. contracción de los músculos de la piel es de origen per-if'éri~o ó c~ntra1. Pri- meramente, es fácil ver que tallto las causas' ne O!'WI~Il¿central e'bmo las de origen periférico, producclI el erlzamieri~:a:sí: una emoción, nna sensación desa.gradable, como el- ruido de la seda, pueden producir el calofrío, lo '~mi~~ que un chorro de agua fría, sobre una parte del cuerpo, ó la acción del frio Bobre todo él; en el primer caso, la cau:-:l es central; en el segundo, ella es periférica. Quedaría por investigar, si en 'el caso de que el exci- tan te obra sólo e xteriormen te, v. gr.) sobre la piel, la acción se limita á ese punto, sin hacer intervenir los centros <:erebro-es- ¡iunles j los experimentos de Robin, y sobre todo las de Brown .Y,· - -
  • 26. -17 - Séquard, prueban qlle esta intervención no es necesaria, y qne pueden bastar losganglios simpáticos periféricos como centros de reflexión. La intervención del sistema nervioso central no es, pues, indiRpensable para producir el erizamiento ó calofrío elemental. La clínica, por el contrario, muestra que intervienen los centros nerviosos en la producciÓn de este fenómeno, que no se manifiesta cuando hay interrupción en la vía de reflexión, de lo cual citan ejemplos Griesinger, Couty, ete. Estos hechos hacen palpable la manifiesta intervención del sistema cerebro-espinal en la produeeiÓn de las contraccione~ musculares, características del clllofrío; y esto debía preverse, porq11e la contracci6n de los músculos de la piel no puede, nQ debe escapar lí las leyes que presidcn á la coutrucción muscular. Una contnCción IUllst:u1ar, cualquiera que sea el punto del or- ganismo en dOllde se pr0duzca, puede ser de origen central, Ó bien de origen periférico. Una causa central obra dire0ta!neute por vía centrífll~a~...: prouuce la contracci()n; u1Ia causa perif()rica obra indirectamente- por un a(';) rdk.i:!, por da sucesivamente centrípeta y centrífu- ga. En e.,tt~ ¡'tltillw e,lSO, d centro de reflexión puede estar en dondclfui(·ra que haya célula>! nervi~,s, en los centros esparei. dos ell la periferia, en lo::; gunglios'éS en el eje cerebro-espina!, segÚn GrasseL. De modo, pues, que de aCllerdo con las leyesfisiº16giC6~, el arco reflejo, que es el punto de partiua uel calofl'ío, origen de periférico, reman ta ti Ull ccntro nervioso más ó menos elevad~ Tál es::laexplicaci()n del pri mer elemento cOllsti tn ti vo del caloffío, al cual se agregan otros, co~~on: el estado de la cir- culaciÓn, la teJDp(~ratlra central y .rica, la respiraciÓn y las cúlIluu:;tio¡¡es que se pueuen relnirbajo el nombre de ~lemento térmico, porquetC~1ll0 lo hace notar Grasset, concurren á ese ele- mento como á la resultante de SllS acciones. La contraccióu de las arteriolas,~u-táneas es un -elemento fundamental del calofrío; como yá l.imos, la piel palidece, se anemiza y pierd~ parte de su hutnedad- natural i la s~Qgre l>eriféri-
  • 27. -18 - ea es expulsada por]a reducción de su (írea v8!¡(ular bacia las lfartes centraleS. Este fenómeno, por aepehder!.e Ulla contrae- ciónrilusclllar, esta, como el erizamiento, snjeto ~la aooión ádl gran simpático ... _ Para LaveraD las cODsectieríciás de esta dil3mínueión del áre! vascl1]ar periférica son varias: las congestitmés viscerales 'SOnde las primeras en manifestarse, yen e'l petfóclodel calofrío -de 11 fiebr~ interlí1itente, el bazo se infarta considerablemente y ~ cOugestión puede determinar la ruptura de dicho organo. Se comprende que no es sobre el bazosolamlmte donde se hácen :;jentirlas con~cúencias de la ízquernia cutánea y el aparato tespit'atorio, según J. M. Charcot. parece uno de los puntos de elección de los efectos de la fluxión central; después viene el ce- rebro, -Sobre todo en.los viejos, etc. De modo, pues, que este es un fenómeno general de contracéión é izquemilL periférica y dila- taciÓn y congestión centra], de la cual participan todas las vísce- ras más () menos, según condiciQDés varias. El corazÓn, menos que ningún otro órgano,-ptiede escapar á esta influencia; aumentada ]a tensión sanguínea en todo el siso terna circulatorio, su efecto se hace sentir fatalmente en el cora- zón, y todavía las fiebres palúdicas nos suministran ejemplo convincente; como coh frecnenciaen eata enfermedad se enrmen- tra. disminuida la resistencia del miocardio, las .. $yidades cardía. c cas se dejan distender, y el calofrló vendrá á ser-el culpable de un éxtasis sanguíneo intracardíaco; con dilataciÓfl pasiva del ór- gano centtal de la circulación, que también pue1;e 1Iegªrá. OC8.: sionar su ruptura. E] éxtasis intra-cardiaco repercute sobre el sistema venoso, la sangre se acumula en las véntllas periféricas, y de ahí ese tinte aznloSo de los dedos, ó de una parte más ex· tensa de las extremidades que,. cQmbinándose con la palidez iz- quémica yá dicha, constituye éloolbr lívido de la piel durante el calofrio.' .:.. • El estado del pulso es la resultante natural de la combina· dón del estado de las arterias y del corazón; es pequeño, duro, acusa una gran tensión ú. pesar de su débil amplitud, y este pul- BO se observa, como oice Grasset, en todos los c4áoa en donde se
  • 28. - 19- encnentl:a nn gran movinliento de c01U;entrac~6n ~n la~~onqmÍh co~: etl::el ~tado nanseoao, peno~o períQdo qne precede sr v9J. -Dí!tó, cont!accj~nes II teri 11as, etc. Fisi~16gicamellte, el eslado <,le la tem_peratura durante ~l ca.lofrío, como en cualquiera otro ea!;o, debe ser estudiado áJapar del cstado de la circulación. La seIlsaeión de frío hace parte integrante del calofrío, c9.W el eUb] existe siempre de una manera. más ó menos notable; nadi~ discute esto i pero se trata de saber si éste es un fenóm~er1.oPll_~: mente subjetivo, simplemente sentido por el enfermo, Ó $i realJ; positivamente hay descenso de la temperatura norma]; la clfni" nos suministra aquí también notables pruebas. Se sabe que en el calofl'Ío de la fiebre intermitente (HIl~n~ A. Laverán, cte.) no solnmente no baja la temper~~uxa, sinoq~ sube de mancra notable; este es, hoy día, un hech.operfectamen •. te demostrado. Además, la temperatura en este caso prínciRia á subir llnn- antes de comenzar el e.dofrío, y durante todo él continúa subi,en. 0.0 el termómetro, alcanzando su máximum á menu~oal termi. el calofrío. Parece paraeloja que el enfermo sienta fdo, ~~ndo 811 tem",_ peratura está aumentando, pero es que la. deter~iq;aci~n tér~t~ de que hablamos, pertenece á III temperatura centra,l; es en . axila, en la boca eS en cl recto donde, colocado el terrnoD1-etrO, acu- ,., ... ':il. Sftuna elevación térmica; no slleede lo mismo cuando, como ht!_lpff1 tenido ocasión de observarlo, se pone uu termóme,troen fo",~ de reloj en cualquier punto de ll periferia del cuerpo j entono~ hay ocnsi,íu de ouservar que hay un descenso de temperatura; ~ establece, si podemos eleGir así, Ula lucha entre las dos teUlper"~ turas, que siguen una curva inversa, y mientras la una sube, la otra baja; de moelo qne si en el recto la temperatul"a central subé- tÍ. 39° ó 40°, la tempel'lltufl periférica baja á 270 Ó 26° y aun me- • nos; una ocasión en que le pusimoR á un lIanero el termómetro en la axila, notámos el hecho por primera. vez, cuando le dijim~ que tenra fiebre, se sonrió y n08 invitóá que lo tocál'amOSj ,,,[1. efecto, su temperatura.pel'iférica era inferi.or á la Ilué~~,r:iil produj& •. -'-~~de frfo~ -_ .-- m n
  • 29. - 20- De modo, pues, que este enfriamiento periférico obra indu- da.blemente sobre los centros nerviosos que por vía refleja pro- ducen la sensación de frio, y éste, por tanto, en este c¡w;oes obje. tivo y subjetivo. ¡,a parálisis agitante nos da un ejernplo del mis- mo orden, pero cuya sensación es la de calor (LerebouUet). < El estudio de la temperatura está íntimamente unido al de las combustiones respiratorias, y Liehermeistel' hizc. in vestigacio. Des concienzudas sonre la cantidad de ácido carbÓnico eliminado . en los diversos estadios de la fiebre intermit.ente; d,e sus bellas investigaciones concluye que durante el período del calofrío esta exhalación es notablemente aumentada, y que no es en el momento en que la temperatul'lI. está en su máximum cuando esta exhalación es mayor, sino en los momentos en que el calor se produce con mayor actividad, ó, si nos permiten dedr como di- rían los químicos, en presencia. del calor lI11cientl), 11 exhala- ción <le! ~ícido carbónico es, pues, proporcional á la rapidez del aumento de la tf~mperátura. Del estado de la circulación depende el de las seoreciones, y en particular el de la orin/ durante el calofdo, y ésta es abun- dante, cbra, acu.osa y d~ menor densidad, 10 que se explica por lo que llevamos dicho. En resnmen, el calofl"Í? se compon_e de dos elementos: el elemcnto nervioso y el elemento térmico. ¿ Se necesitan ambos para que haya ealofrío? ¿ Su concurrencia es indispensable? Nó Y sobre todo no puede haber calofrío fisiológico sin contracción muscular; el espasmo 6 la contracción no pueden fll.lt8l', porque faltaría el cQ.lofrío, que en Sll forma completamente rudimentari¡, está eOllstituído, pOl' lo menos, por el erizamiento, es decir, con· tracción mnscular, espasmo. No snced(~ lo mismo con las vfr~Rcionestérmiens. Si prescin- dimos c1elligero enfriamiento periférico, que es la conse<;uencil del espasmo de la red vascular cutlÍnea, vemos ql1C la hiperter- mia central no es indispen5a.ble para constituír el cálofrío; ella lo acompañar;í en la fiebre, pero no existe en el ealofrío no fe- bril; se puede tener un caloMo violento sill hipertermia nota. ble y sin eofriamiento periférico apreciable, y ~8tO es lo que itI- ~j~e en el calofrío fisiológico.
  • 30. -~l- Volvamos á nuestro asunto, En atenciótI á 108 nutner~~ cidentes á los cuales están expuestlls las puérperas, y en lQSiq~ ••: nunoa falta el calofdo, se comprenderá la importancilque-~.: todo tiempo le han dado los parteros. -. El momento de su a.parici6n, más que la intensidad, 8ud~~ ción y repetición, le imprimen valor semiológico muy difereIlte-- De ahí la división esencialmente clínica entre 108 gineool. gos del calofrío en dos variedades, SCgllll que se manifieste anal momento del parto, ó algunas horas 6 bien algunos díasmú tarde. Se comprende que sólo podremos estudiar la primer-a. divi- sión sin apartamos de nuestro asunto. El doctor Sto"ícesco dice qne este calofrío se produce a¡¡;. rante los último!'; dolores, y ClI el momento de la expulsión Ó del alumbramiento. EIl veintieinco casos ob"crvó <luC cra más fl'ceuente despmm del alumbr¡uniento. El doctor FraIH;ilis, qlle escribió sobre el mismo R.sunt;o,()Q.. servó qnc el calofdo de los dolores se observa completllmel)"tea; fin del trabfljo, y en el momento del máximum de intensidad~: la contracci')I1, y algunas veces entre dos contracciones tl~- nnas. El <loeto!' .T. E. ~1an'iqul) ha observado que el calofrfo., más frecuente en el momento de la )'uptura de la bolsa de:_~ aguas, opini,'>!lque est:i de acuerdo, ó poco menos con la -- Fran(;;lis. Manriqnc cree que la detente que sufre en ese momento,t: orgtnismo materno, agregada al temor, lÍo la incertidumbre db resultado final,:i la dulce csperanz~ de los placeres de la m8.te~": ni dad, etc., contribuye á la producción de ese fenómeno. - Su explicaciÓn, pues, se funda en el elemento nervioso eS8!h" dal del calofrío fisiológico. Para Béhier este calofrío es trnumático (Diccionario En$ -clopédico) ... "- A lo cual contesta Frao<;ais: "El calofrióes de regla .ejL el parto y en los accidentes pucrperll.leEZ, es la excepol1n et1I y
  • 31. 1ocidentes tZ:ll,umáticos"; y agrega: "ni la freouencia lJi la in- ~nsidad del calofrío se aumentl.~ en los. c~ de accicleQ~~~aq- _~~icos en el Gurso del parto." " Para el calofrÍo de la expulsión y ~el aluU1~rami~n,tgJ e~,te. O.tllBSet la siguiente explicación: .'' ' ,. Es p.or la desapfri<;ión casi instantánea de una O1fIsa.oon. 8iderable, á. la cual el organismo de la mujer se había _<Xlitum- ll-r~do progresivamente; es por la depleción rápida del a.~domeD., '¡)lehllce cesar inmediatamente la compresión de las vÍ8Ce1'8S,CQffio •• sangre abandona. las extremidades para precipitarse hacia IQS ,.g~nQs esplácnicos tí. colmar el espacio vacío que acaba de pro- -, 1-Qcirse, que hace aparecer el caloIdo." E&.to está. de acuerdo con los movimientos de concer¡.tr(1.dón, tlefluxión interna que Heva los lÍquidós de la periferia hacia las partes centrales; pero si en algunos casos, sobre todo de oxi- QXia, puede ser ésta una explicación pla.usible, no OCQrrfllE) mis- Ino siempre. ,,, No acabaríalDos jamás de enumerar opiniones. El pronóstico del calofrío fisjológico puerperal es benigno, '~enos que sea de intensidad extrema y se renueve á cada ~Qr. Fran<;ais observa que el tediou8 labour y la. distocia son con- ~ciones poco favorables para su producci6n. Legcndre ha obs~rvad(} que en estas condiciones, en una -tercera parte de los cien casos estudiados por él, el calofrío ha faltado por completo. La duración del calofrfo fisiológico, cuando ~ único y fIO.breviene después del parto 6 delalnmbramiento, dura cerca 9:8 diez minutos, y no es continuo, porque con un poco de aten- ción se observan remisiones más 6 menos cortas. El calofrío que comienza después del parto y se continúa de 1ma manera más ó menos uniforme h~sta después del alumbra- Jliento, es necesariamente más largo y puede durar algo más de 1nedia hora. El pron6stico del calofrío del parto, esencialmente distinto ~ qij~ ae observa en los primeros días ~guiantes á él, no pl1ed~
  • 32. -~'- referirseá. ningún estado Qlórbid<> del momento en que se pro-. y c1u,o~" Q() indica ningnnacomplicación para. el porvenir. r<i~l contrario, si sobrevie;ne después de Ulla intervención ~~l grave, después de un trabajo prolongado qne haag~. tldo á. l~ parturiente, y sobre todo si el calofrío es brutal, repe,:' tido con intervalos poco lejanos, y si no es seguido de reacción, franca, indica un estado serio, un peligro inminente. Modificaciones de la circulación en el puerperio. fisiológico. Como hemos visto, las contracciones uterinas aumentan la. frecuencia del pulso durante el último período del parto; fllera, de toda complicación, el pulso se eleva del número Dorma115 Ú. 80 á 90 Y 100 pulsaciones por minuto. Esta elevacipn se mantie- ne poco tiempo después del parto, pero bien pronto disminuye-- su frecuencia, que puede ser inferior á la normal, y se mantiene así durante muchml días. Según Tarnier, este fenómeno oen-· rre constantemente. El límite extremo, observado por el doc- tor H. Blot (citado por Tarnier), ha sido de 35 ,pulsaciones por" minuto; entre este guarismo y el de 15 se observan, como d~&· Blot, todos los intermediarios. Tarnier cree qne este retardo persiste por más tiempo enl~~ multíparas que en las primfpar8s._.:.~_ ,. - -_.~-- .. La época en que prinqipia geberalmente este ,retaid,o, e8~ las 24 horas despuésctetparto, lo cual coincide cQn ·~aé8CéiHlo.' de la te~pe.ratl.1r8, como veremos más adelante. Es4t,qotar que este retardo del pulso Qe8a,·ó con más fre- cuencia disminuye notablemente en el Ulomenio en que se pre- senta enJ~~enos la congestión pr~~2Mr8ora e la secreci6n láctea. d Blot'(ifisidera el retardo defJ.Jti1so como un signo pronósti •. co, tanto más favorable cuanto que es más pronunciado y persis- tente. - Esto se comprend€~'iácilmente, puesto que ~l retardo del pulso, según los estudios de Lorain y Marey, el,¡ tanto más acen- tuado, cuanto más elevada eS la tensión arterial, y esto indica en.
  • 33. - 24: - -el presente caso que el útero ha vuelto sobre sí de una manera. lo más perfecta, lo más cercana del punto á q le so pll:ede llega~ en esos momentos, y que seguirá progl'esando en 08esentido -constantemente, hast¡ adquirir como último términ()- un volu- men muy aproximado del que tenía en su estado de virginidad, ó bien de vacuidad, anteriores á la concepción. Dec~!l.mos que este movimicnto de reducción del útero es favorable, porque hoyes un heeho adquirido por la ciencia y admitido por todos. los ginecólogos, que la retracción del útero eonstituye una. cir· cunstancia desfavorable para el desarrollo de las enfl~rmedade8 puerperalcs; y Peter, fundándose en el aforismo de Hipócrates, que él invierte así: Ubijl!lXUS, ibi stimulus; (donde hay fluxión, hay es!'ímulo), apoya nuestra manera de ver, de aCllerdo con to· dos I[lS q nc han estudiado el cstado puerperal, tanto _fisiológica como patológicamente, tales como Peter, Scrreder, Bloc, Playfair, ·ctc., etc. Por ahora sólo diremos que el útero ticnde así á desconges- tionarse, que las hemorragias puerperales no aparecen, que las dllathciones varicosas espareidus en diferentes puntos de la piel y las lí veees enormes váriees de las piernas, q uc tam Lién pneden existir en los muslos y en los grandes lubios en. el momento del parto, se borran poco después del alumbramiento ó apenas que- dan rastros. Al siguiente día del parto el calibre de las venas, considera· 'blemente í'educido, es apenas indicio' de 1: dilataciÓn varicosa que ha sido durante los Últimos meses del e~bllrazo causa de molestia más Ó menos grande y :1 veces causa de absoluta impotencia de los miembros inferiores. La piel, que ú eausa de la. infiltración edemr.tosa del tejido celular, estaba tensa, como ad· herida ú los tcjidos s:1byacentes, y no podía ser tomada entre los dedos, se vuelve prontamente móvil, recobra su elasticidad y pue- de yá deslizarse sobre p,llos. Los pliegues articulares, más ó menos borrados durante el embarazo, se dibujan nuevamente, y los miembros recobran su forma ordinaria. Al aspecto liso y brillante de la pieldistendida, .sucede una coloración menos brillante, más phícid~l ,~pareccn 5i ,~~~ :~,:
  • 34. -26- veteaduras que se disminuirán tÍ. medida que la piel adqniere:8tI:- -contractilidad primitiva. La fisonomía toml1 aspecto diferente según Sil habitusan· tenor al embarazo y según que lu hemorragia post secundinalt- haya sido muy abundante, ó por el contrario, muy escasa, porqne siempre la hay y no faltará jamás. Supongamos una mujer ordinariamente pálida y que tiene hemorragia abundante en el alumbramiento: sus facciones está.n lánguidas, su mirada denota abatimiento, sus la.bios, encíasy conjuntivas esbín pálidas; este estado persiste de pOCllS hOnl8 á tres días, y si durante este corto tiempo no hay otra pérdida san· guínea, la. fisonomía y al mismo tiempo la pali,lez desapareeen progresi vamcn te. Ahora, Sl1 pongamos que la rmijer era de C0101' subido y que no ha tenido hemorragia fuerte: en esta mujer pletórica, la con· -gesti6n exagerada de la cara persiste durante doce horas ó vein~ ticulltro. Este signo IlOS permitía muchas veces en la matemidad reconocer las que habían dado lÍo luz el día anterior después de nuestra visita con nuestro profesor Bucndía. El profesor Scrrel1er dice, hablando de este aspecto clr~ Q terístico: "Se diría que b~.io los esfuerzos del parto, la sangre r~-- fluye á l::lSvenas y mantiene á los capilares en uu estado de repl~- sión y de tensión extremas, determinando una dilatación pnsiv~ momentánen, por panilisis de los vaso-motores, que cesa cuando éstos b¡w rccuperado su acción y su imperio sobre el sistema vas;.- cular. " Temperatura en el puerperio fisiológico. Tnrnier y Chantrellil admiten, de acuerdo con los numero. sos estudios de Hecker, van W rlinewaldt, W olf. WinQkel, Sena- <ler, Peter, etc., que generalmente en las doce horas que siguen al parto se produce débil elevación de temperntura de medio grado centígrado; según Scrooder, es un poco mayor en las primfparlls, en donde ha encontrado ocho décimos de grado por término medio. En las obSerVIcÍones que nC80tt'os henl:08
  • 35. -26- :'~gido en 1~Maternidad, hemos tenidQoeasión deQQ.mprobar la aserci6n de Taruier, pues nuestra me.dia de 130: ~vacio-. IWI'J,si1,l ~pli~llci6n inflamatoria ú otra, se acerca&.kde. este ,uf,pr. QUil)qU.alld es de la misma opinión, y afirma qU9.1 las qujn- ce primeras horas que siguen al parto la teIDperatura "",tal ~ de treinta y siete grados seis décimos (3.'16), y que ~) pasa de treinta y ocho (38°), á menos que haya complicacifm íriflamaw. ",,"a, y que en l08 días slguiente8 oscila entre 37",4 y 370,6. Peter toma la temperatura dentro del útero, y es d,~ la mi$ma o.piuió.n, como lo veremos luégo. Al estudiar comparativamente estos diversos autores, se naIla que sus observaciones discrepan en algo, y nosOtros heJ;ll~ v~stoque nuestras temperaturas !Soninferiores á las de 1oseoro- peos; pero, por poco que se reflexione, se cae en 1:do cuenta de q~e no hay error ni verdadera discre.pancia ; es qne la diferencia ~epende del modo de proceder; es queTarniwyo..CJ.Iiotros toma- ~os la temperatura axilar (en Co10mbia aun nó::'ndóciles), Scrreder y Quinquaud en el recto, Peter ,en el útero. La duracióude unas y otras obsenaciones no ha pasado de cinco días, porque d€spués de 'esta éP'>C& 1" temperat-ura no cam- bia, tÍ ~nos que ~ presente unu complicación ¡YliJa tempera- tuJt'ase eleva. se sale del dominio del eeiJIIkJ p,~ fisiol6gioo para entrar en el est.udio del e8iadQ pu6tperQl pawlógitb. Para Peter, la. elevación de la temperatura normal intra- uterina, después del parto, coloca al útero en' estado de inminen- cia mórbida, porque él dice que la hiperhemin fisiológica consti- . tuye un estado QPortuno, una H~m~911á la hiperheq;¡ia pato. lógica. LIS temperaturas que nosotros tomlmos de su obra de cH- ~ca, last4>.m<i illtroduc~ndp un termómetro recto de máxima en 1~ cavidad uterina; a.trevida termometría, qne nosotros no hfuíamos aquí sin peligroaas consecuencias, y exponiendo la vida de las parturientes. Peter, para llevar una. convic<.'Íóll más profund60 ~l ánimo de JULdiacípulos, tomó la temperatura antes del paWk) y después d,
  • 36. - 27- él, Y además, tomando <mmpaiitlvamente }; te-mperatnra úterin.,-:= con la axilnr. __ Reproducimos dos observuciones de él, tomndas Rntes del parto, y luégo otras dos, tomadas después. Temperatw'as 'l.de,,~1la8nte8 del patto. a Observación 1." P. M., número 6. A término. Enero 14. Temperatura 8xilar 37 4 G Temperatura uterina 38" Estrechez del bacinete, so emplea el forceps y la embrioto~ mía; sobrevino poritonitís y muriÓ. Observación 2." B. J., número 17. Octavo mes de embaraZQ, Enero 24. Temperatura axilnr 37° Temperatnra uterillll. 37u 9 Dio sí luz el 19 de Febrero. Temperaturas durante ,-ajo !I después parto. del Observación 17. lJ. V., 25 nño:;, Clltl'l) el ~ de Febrero.-NÚ •. mero 19. - Febrero 2. Parto normal. 3 M. T. ax. 37° 2 M. T. nt. 4 M. '1'. aX.37° M. T. lt. 5 M. T. ax. 37° 1 M. '1'. II t. Obscrvtci6I1 19. C. M., -~ --'~--Ceintjllllevc años, entró el 8 de Febrero. NÚmero 18 . Febrero 8. Dio á luz. • 9 M. T. ax. 37 (j 0 :M. T. ut. 38° 1 10M. ,"~·ax. 37° 2 M. T. ut. 3802 11 M. T. ax. 37° M. T. ut. 37° 9 • 12 M. T-",A,J. 370 T. ut. 38° 1 _ 17 M.~~ • T.'ut. 37 9 0 Se dk>de altll.
  • 37. - 28- Observación 26. B. E., veintitrés afios; entró d 17 de Fe- brero. Número 27. Febrero 8. DUl'ante el trabajo T. ut. 38° G (acc. t.a 8oir). 9 Matill. T. ax. 36° 5 T. ut. 38° 3 10 M. T. ax. 37° T. ut. 37° 9 16 M. T. ax. 37- 6 T. ut. 3S" 4 S¡,li<í el día 20. M. Peter concluye que en la mayoría de los casos se puede ver que no se observa simult¡{neamente con la ele"aci<Jll térmica intra-llterina la clcv:tci'Jn térmie:t :lx¡lar, y que por l~onsigniente, durallte (.! clllbarazo, ell la nllljer Ú término nu }mreue influÍr la temperatura uterina sobn~ la temperatura genera1. Sólo en algunos casos, en donde le ha sido posible to- mar la temperatul'l'l axilar y uterina antes y dC:5pués de', parto, han encontrado un:l. ligera elevación, e!evaeión t(~rll1i(;a axilar concomitante con la elevación térmiel.l uterina, y ésh era sin em. bargo, superior á la axilar en dos décimos (0° 2). El cree que si esto es siempre así, el acto del parto.,eleva la 'temperatura generál lo mismo que la temperatura uteriIl,tl, yque de esta IUanera este acto coloe<l al org~nismo;.entel'o C01E.O al úte. ro en un estado de hiperh0.lllin, CtVortlblec-pitra la producción de 11inflamación; esto es gencralmcnte adlIl1"tido. N(lsotrOf; agrega- remos que este estad.o es el necesario y suficiente p:ua la pulula- ción de los microorganislllos y para la consiguiente infecciÓn. Es evidente, pues, que el trabajo, es¡ decir, la contntcciÓn nte- rina y los enérgicos CSfllel'ZOS voluntarios, elevnn la temperatura uterina en medio grado. En el trabajo del parto hay dos especies de esfuerzcs: el urió . involuntario ó .uterino; el otro v:olunt:;.rio Ó diafragmátiíeQ,i;Ck~t . más inspiradores, y se ve qne cada uno de ellos produce su efec- to térmico por separado, elevando el primero en cinco décimos la temperatnra uterina, y el segundo en~: décimos la axi1ar. Todo trabajo una so-péractividad nutritiva muscular pro~uce y ae combustión, que eleva la temperatura en.fl1. útero princi- palmente y después en todas las potoncias musculares que lo se cundan voluntaria. ó involuntariament.e, y que segút1J&~lard y
  • 38. - 29- DUVll hacen parte integrante del acto del parto; en el acto del- eefrierzo se produce ulla combustión más activa, y de ahí que fisio~_ lógica y oqnstantemente ocurra una elevación térmica el prime= ro y aun elaegundo día del trabajo, para volver después el termó- metro á 1/1 normal, porque con el reposo de los Órgllllos deja de aparecer sn efecto térmico. Tanto en las variadas observaciones que de diversos autores hemos escogido para fundar la base de nuestro trabajQ, como en las nnestra8, ninguna otra cansa se podría invocar fnera. de la y&. dicha, aparte de la emoción viví. y la. fatiga pam explicar esta pro· ducciÓn de <:alol', porqne las parturientcs 11') hnn presentado más tarde complical:Íón alguna. SegÚ n Pln y fa ir, ll-~ tem pf"l'íl tura que ha bnjado al segundo día, tiende á suhir Ulla ligera fracción de grado (00 2) ; dcspués él lo atl'ibuye en parte á la oxidación que resulta de la regresión uterinH, y en parte al establecimiento de la secreción mamm·ia. Esta elevaciÓn signe, segÚn él, las oscilaciones diurnas, es decir,_ que el termómetro está más alto por la tarde qne por la mañana . . Nosotros creemos que ulIa visita inesperada, una. conversación largo rato sostenida, (llIellia hora basta): ulla emoción, un dea·, arreglo en el régimcn alimenticio Ó higiénico, ó el levantarse al segundo () tercer día, etc., son más bien las causas de esa lig~.r&. alza térmica, y nú la sccreCÍ<JIl láctea, porque no á. ésta y sí áak' gnlla Ó algunas dA aquéllas hemos podido atribuír este ligero ca- 101', de que habla el eroin-ente comadrÓn inglés. - Involucíon uterina . . .Este acto fisiol(Jgi~~o, (l le con más propiedad se llamaría .;e:.: . gre8Íó'n utel"ina, segÍln 'l'arnicr y Chantreuil, tiene importan~ oía capital en el porvcnir (le la parturiente; la cual, no compren- diendo la g'mvedad del asunto, contraría siempre las prescripcio. Des del médico, basadas en el COllociUliento íntimo de las modifi-· caciones queocu.rrell en esos momentos en 01 órgano más impor- tante de la mujer. El embarazo produce en el útero una hipertrofia de t~d.oa
  • 39. -3"0- 'sus elementos constitutivos, los cual~s cxpei'imentan ttes-pués del parto tran¡;:formaciones particulares qlle iienden, conil1ii;loh~ ,mos dicho, lí devolver á este órgallo más ó 'menoarL1'eat8.tto '1 Jas propiedades y funciones que tenia an'tes de la coni.~pciO¡, Además, el desprendimiento de fa placentn de~Hnína una. 'herida, en la superficie de la cual existen 108 orificios'C:teinnume. ,rabIes vasos que, oblitedndose, ponen fin al flujo sailgníneo y previenen "en lo posible la re2usorción de materias 8~pticas sus· ·ceptibles de determinar los más graves accidentes. Lo dicho bnsta, ~ífalta de mayor ampliación, paru compren· del' la importancia de los fenómenos fisiológicos que ~'an á tener lugar en el útero después del parto, y que más de una vez han .'Sido confundidos con alteraciones mórbidas. Sentimos vivamente que la naturaleza de nuestro trabajo no nos permita profundizar asunto de tanta importancia .. No nos parece inútil recordar cómo está formado el útero, según lo hacen Ta~'nier, Depaul, ete. De una lJIanett(~eneral, di· Temos que el útero est:1 compuesto de tres capas prfóci'pales:la una peritoneal, delgada; la otra, musculosa, fuerte,f'ormada én el estado de la vacuidad, de fibras muy poco volumitloSas, rel1ní~ -das por tejido conjuntivo; y, por último, la tercera, mucosa, apeo nas distinta de la segnnda y formada por tejido conj'ilntivo laxo 'recubierto de epitelium cilíndrico, e~ada por numl~rosas glán- dulas en tubo, de las cuales algunas It~g8n á penetral' en la. capa musculosa j el epitelium tiene pcstáflas vibr:ítiles, atloqne no en toda. su extensión. M. de Siuéty, no ha llegado á encontrar las pestaiias vibrátil es, pero Mayor las ha observado clarameute, y hoyes un becho adquirido por la ciencia. En el cnello, el tejido fibroso de'la túnica musculosa se hace preponderante, y las glándulas que presentan fondos de saco subdivididos están tapizadas de epitelium de células caliciformes (H. Berdal). Los vasos sanguíneos forman una red que tiene la particula- ridad de ser menos superficial que la red linf:ítica. El estudio de la red linfática, par su importancia en la 'pa- togenia de las afecciones puerpera~nos ofrece grltode interés,
  • 40. - 31- y.ltasidO:mtty bieó dctbUlidd p6rDutlcam; RólltiStoW', 'FriedlMF' der, Coste, Colin, de Sinéty, Leopold, etc. LostronCÓ8 princip1i~s'está.n8itnaddsenI8 capá rl1:1scular .eXte'i'ná; Cft las10traS C8.plÍ8'están anexos, como de costumbre;' " los' v8Só$·,eatigtiíneos; los de la ea pa externa se dirigenh'a~a' aful!ta 1l1ligatnento ancho; se cree que ellos reciben, ¡>ot' hekat!i' duras lillfáticaslimitadas por células planas, la linfa que pfOi1Ctte' de la mucosa, y que circula de esta manera al rededor de 1'08: grllposmusculares; de suerte que la mucosa ha sido comparada á un ganglio extendido, en el ellal se sumergen lasglándulils' ute'-' rinas y es recorrido por los vasos sanguíneos. Por otra p'lrtc, lo!:' gruesos vasos intramllscul-ntles 'comurífcan con la red sllbseros~ por hendeduras lillfLÍticas pnestas cn eviden. cia por Mierz('jcw:::ki, La red sub[Jcritolleal cstli formacla por pequeños gl'U:pOBae vasos anastomosadol-l, y provistos de numerosas diI8tat:liones. SO-: bre los bordes del útero en vía sus troncos difecta-aiente dIoS grn-esos vasos del ligamento ancho, sin atravesnrllackpa' muscn. lar, cosa que hace después en tod.as partes. Importa, pncs, fijar lo signiente : 1. o La abundancia de las vías linfáticas, sbljre:'todo al nivel de la mucosa uterina .. 2. o La Sitll,(:il)l de los gruesos troncos liilfúticos llllad(H~1: los grandes vasos sallgllÍneos, en lo que se podría llamar las g~' des espacios conjuntivos del útero. 3. o En la imposibilidad de reeonocer con el mcróseopio 108 linfáticoB, ~in el socorro de lal-l inyecciones. Mierzejewski insiste particularmente en la riqllez: Y"~ posición superficial de la red subsel'~'Y de ahí la freClle1Jcia~ la peritoIiitis en los casos de inflc"""'''~n de esta red. En cuanto á 108 gangli~.' les van á d~~m4)oéili'108 ClW troncos liIifáticos, Crnveilhier y Lancereau han establecido que aquellos que acompañan á los VllSOS útero-ovarianoadesernbocan en los ganglios lumbares; qne los de los bordea ftI'utcro vaná losganglio8 ilíaco8 Ó pélvicos, y quel()Sque vienen del cuello se dirigen hacia adelante y ganan el ganglio sobre el'cua"l Ba ha dis-';
  • 41. - 32- cutido tanto, y que está situado en el orificio interno del canal 8ubpubiano. La trompa uterina es igualmente rica. en linfáticos, y Bllckel y Exner dicen que los intersticios de las fibras conjuntivR8 se lle- nan de la materia colorante de la inyección, como ~e aceito la mecha de una lámpara ; esta inyección gana en seguida los grue- sos troncos que, según parece, van á desembocar en los ganglio8 1urobares. La mucosa uterina prefienta en la superficie libre (:élulas vo- luminosas especiales, esféricas y globulosas. En la parte profun- da se alargan y terminan en cada extremidad por una pun- ta, lo que ha. hecho que Friedlander las llame células de agujas. Las glándulas dilatadas desaparecen en su garte superficial, mientras que en las partes profundas se aplanan, se extienden y forman espll.cios par~lelos tÍ la 5U perficie, y su epit~Jium modi- ficado persif:lte. Cuando la caduca se desprende del útE~:roldeja.en la superficie interna de estos órganos sus capas más profundas con los fondos de saco glan dlllares~ que representaugran papel en la regeneración de la mucosa. En resumen: el embarazo determina hipertrofia, que se hace principalmente sobre el volumen de las fibro-células, quizás so- bre su número; hipertrofia del tejido conjuntiva que reúne 108 haces i aumento del calibre de loa vasos sanguíncos y linfáti· cos, y modificaciones muy notables en la mucosa. Estudiemos {~U estos elemento.,: el proceso do involución 6 proce50 regresivo, según la opinión de Negcel, Depnul, Tarnier, Cazeaux, vVieland, ete., fijando de preferencia la atE~nción: 1.·, sobre la mucosa, y 2.°, sobre el tejido muscular . .La serosa utcrina arrugada presenta multitud de pliegues pequeñitos, á menudo longitúdinal~s; se acompañan de una alte· ración en la forma de las células epite-liales, las cuales están alar- gadas perpendicularmente ti la superficie de ella; eon cllsi cilín- driCllS en lugar de llplanadas como en todo el resto de lb super- ficie peritonea1. Segím Spiegelber, el tejido muscular del Útero, que es páli- do en el momeeto del parto, se hace amilrilloso desde el sexto
  • 42. - 33- día. Esta coloración sería debida á la degeneración gránulo-gr_ de sus fibras. .. Pura Hcrchl, la degeneración gránulo-grasa ejerce el prin- cipal papel en el trabajo de regresi6n ¡¡terina. Principia del cuar . • to al sexto día bajo la forma do PC(llJeñas gotas que se extienden poco á pocoh;u;ta llenar ln~ libro-células, y producen pronto tm destrucción, A partir de la ennrta. semana se produciría, según Herchlt una neoforrnación evidente en las capas externas de las célu~ nuclearcs, qne pronto se volved!Jl cortas fibro-células. La fQl'J8.-~ ción y la dCfltrucci6n marchan~: P:lI', de modo que en la octaVa semana la renovaciólieR completa. Friedlander cree que la lJIucosa, después de la expulsión de la plncentll,s~ refofID:" por medio de la capa areolar ti profu~d&,' que contiellC, comovlmos, los fondos de SllCO glandulares y que ha quedado adherente. La herida útero-plac~nfaria,~~jor uterina, ocasionada por el deSpf~Qdimiellto de la pIs ·8, merece especia} descrip- ción,-,porque es la puerta dq,~ tralla de las infecciones; ~. csta herida o(recen interés especial los vasos queqgedan' arde. cubierto, más Ó menos~I~)llados, y por consiguiente, en comple- taR condiciones pura .'infectados. Los est~ldiar~8 siguicndo las opiniones de Mayor. En~~ zona placelÍt3ria y en el resto del MOro, se distingue en el inte- rior de l08~fisosque están oblite., bajo la forma marnelonar, ' una sustancia semitranspnrcnte que contiene cuerpos irregulares de numeroSas pro]ongacio~ de é:;tos, uno~ están inflados y en degencracióá grasa, y otP'presentnIl "';:".- pequeño volumen y con- " tornos regu-1Mes. L~~~eses fiurinosos se ifisc~tan en cierta ma- nera sobre ~ tejid<f'se confunden con él; á los corpúsculoe rumificado&:;"liallan reunidos numer~ leucocitos. El _:- de los coagulos aun, ,,~.es del tejido: ,nuevo pre. flenta p~qtteftos fondos de saco, lim'·· . os simplement&~r la fibri- n8,,1_~fios cuales los glÓbulos es ,libres. ~Hstar.eI l tejido ohIiterador se encuentran vasos b~n formados y limi ~;~~ -<'-~n:~ capa endotolial; este tejido,q.ue reemplaza á 108 eoá '
  • 43. - 34: - homogeneidad y transparencia muy grandes En esta 8u¿lllncia f~p.r!lmeCltal, de apariencia gelatinosa, se encuentrancélu1,as- ra· ~j~~l!-das, más ó menos claramente. ~n~lJl~s.aqas e.otra lJi 'Y que .' - ,: ... t-~ ,,i ,- '_ . 'J'.;!" l~~n lJl apariencia del tejido mucoso. ".nder dice qiJe esta. I~W~IlP~ia er8i~te por tres meses, y Mayor 1~ p haenconlrado nueve meses después del parto. En el centro de esta. masa se ven granulaciones más Ó meno. teñ.idas por la materia colorante de la sangre, Ó leucocitos que h.~~experimentado la regrc$ión grasa Y que son fácilmente reab· sorpid9s. Por otra parte, se hallan en una época l~jana del parto (á IOB nu,eve meses) los.~leroentos celulares del.tejido oblitera~}(;r, ele- gMlt'eroente ramificado8, sin infiltración graaa,.l es probable que ~e~!1gradualmellte reabsorbidos, ó bien que" -ee transformen en fibrillas, y que así este tejido de aspecto mucoso pase progresi- Y~lXlenteal estado de tejidoponjuntiro ~dulto. Los va€os del Útero hacia afuera de la herida placentaria, des- p,~ésdel pat"to~vuelven sobre si ti f'n'or de una retraAción con- c~~r~~a, ue l,lu,Vlentael espesor de sus paredes y di~}¡~;SÚ q csUi~~,hasta oblterarlo por completo. La túnica celulosa tiene, pues,- un espesor mayor, y la. musculosa oifflc,e mayor tendencia _á la upiformidad por la aproximación y la p*,-jón qne las fibro- céLu~as de que está for~~~a ejercen mutun91ente nMS sobre o4"~ .. Pero el h~cho más importante ooru¡iste en la form8.d6u~~fpt del primer mes, de fihras elásticas, ql~infiltran prifi!~ro la tCniica externa. y se prolongan al tejido mU8c)I~I:yecino. Ellas se forman e~]a t(mica media, sobre todo en la~ ar~ V~~AUU á la tú- njc/J. interna. Algunos vasos pequ~ñ98 van á figurar así al microscopio.- c{_J;~lQS. amarillos que tieU~Jl.en el centro una 6 d~ls_ hilert;ls de c~lHlasql1e_ r9deln la luz del-~, ;¡ A esta a~t:iencia Willia~~~uía cierta importancia mé-:- dipR-legal, porque persiste cerctiiit,un uña. A me!iidq.;q~e las. fibrasdehwr;odisminuyeu, d.e volumen, los vasos se aproximan unos á otros 11a pared ,!lterina parece
  • 44. -$- perforada por mayor número de vasos; pero corno se eomp~nde, esta es una simple apariencia. Estudiada así la regresión uterina, según las más recientes investigaciones microscópicas, veamos cuáles son 8US l:iignos e;x: ternos, admitidos por todos los parteras y 'iue permiten que se l. pueda seguir pOI' los procedimientos de examen, tales· como la palpación, percusión, cte .. Para apreciar las modííi0.Hciones del volumen del útero, S~ ha convenido en fijar en traveses de dedo cuanto_dista sn fonllp del ombligo ó de la sín{i:;is de los pubis, en los diferentes días que siguen al parto. _ Según el profesor DepauJ, el primer día el fondo del úte~. está generalmente tí un travé:-; de dedo por encima del ombli~ El scgulldo día cst:í al ni ~'cl dill ombligo. El tereer día est:í apenas por debajo. El Cll.tl'to día varía poco, alcanza casi á un través. El quinto y sexto días est:( ti dos traveses por-debajo. El séptiulO, octavo y noveno días está á cuatro traveses por encima del Plll¡is. El déeimo, undécimo, duodécimo días, está á un través de dedo por encima del p~bi~l J del décimo tercero al décimo sexto, está al nivel del pubis () nn poco ahájo, volviendoW;¡pocoápOOo al lugllr que ocupaba primitivamente, y es cQandc0:p1l~Ii-:prin- cipiar ~ilevantarse las mujeres de la cama; ll11esbropTÓfésor. Clínica ohstetricial é infantil, doctor Buendía, nó periti_~&. levanten antes de veinte (lías después del parto; estaeS"ulla .~. de grande utilidad. Se comprcnc1e qne snfrirá numerosas excepciones, porque en algunas mnjeres el Útcro puede estar reducido á los ocho dí~:~ mientras quc en otra.", como dice el profesor DepauJ, al mes pue,; den teller el Útero á Ull través de dedo de distancia de las falsas costillas; pero el cx:men del méJico ó de la parteraTevelárá esto, que por otra parte está sujeto á la constitúción. al número d~ partos, ete., y sobre todo al fenómeno plltológiCo conoCido éOlí el nombre de detenimienlo de la involucíi$n; y del cllal seutimo8'~o po'd'et há'btnr.
  • 45. - 36- Por lo demás, es sabido que nunca el útero l'uelve á 8US di· mensiones primitivas antes de dos meses; que la regremÓn es más rápida en los partos á término que en los abortos; en lan mujeres sanas que en las enfermas, y sobre todo si sufren afecciones de 1&matriz, como metritis, etc. Según SerdukofT, es más rápid'L t%Lmbién los partos labo- en riosos que en los muy tácil~s. Los parteros no están de acuerdo acerca de la influencia del amamantamip.nto en la involución uterina. Depaul, Charpentier, cte., afirman que obra retal'dándola; otros, como Pinar, sif;uiendo la opinión de g¡'ao número de mé· dicos, afirman que obra fa.voreciéndola; según Serdukoif, la regre· sión es mús lenta en los cinco primeros días en las mujeres que amamantan, pero es mál3 rápida y menos regular en los días si· guientes. El opina también que los cólicos uterinos no son necesarios para que se efectúe una rápida involución. CAPITULO II SKORBCIÓN LÁOTBA. EstudiaremCB en eqte capítulo, que nos hemos permitido se- parar del lugar que todos le 8signan, los 6rganoB en que se efec- túa la producción y la secreci6n de la leche, y el mecanismo por medio del eUill se verifica ese ncto, lo que equivale á estudiar los órganos mamaríos en general, SIl 8Dltf>miay fisiología. Mamas o Ranos. Estos 6rga.nos glallllulares secretA!! la leche destinada á la alimentación del recién llaeido, y han ~ido por esto justamente considerados corno anexos al aparato generador de la. mujer; consideración que se halla confirmada por ]¡~estrecha correlación fllDcional que la fisiología nos muestra entre ellos, y que, sobre k)do respecto del útero,no podrr.,._~ivinar8e al mO!J1ento, vista la
  • 46. - 37- distancia que hay entreaºo y.otro órgano, la notable difereneit. estrncttttal y funcionat,-efu.; éórre1ación que nos explicamos ~ •• mente por el mecanismo de las acciones reflejas, y que la fisiola- gia muestra en el cnrso del sucesivo establecimiento de fllndonee nuevas en el organismo de la mujer, que son exclusivamente pr~- pias de ella, y que sirven, por decirlo asf, para diferenciarla y definirla. La patología muestra también esas correlaciones, y ella y la clínica hacen palpable la acción qne las enfermedades uterinas ejercen en la mama, y viceversa. Para hacer UII estudio metódico, cOIlsideraremos l-a-glándula mamaría: 1:, en el momento en que principHi_:a1 existir, 6 sn estudio embriolÓgico; 2:, una vez formada, no siempre es igll81 á si misma, porqne no es un órgano de futl-ción constante como las glándu~as salívares, v. gr., y-presenta notables diferencias, según se halle en estado de reposo ó d~,aeti vidad; seguiremos, pues, este orden cornpletamentenat~f, y <le~criLiremos la. embtiología de la glándula maml1Iitf~fitt anatomía en estado de reposo y de ~,- tividad, y por Último, "sú -funci6n fisiológicl Ó su estaoode activi-_. dad, y la época en qne aparece la secreción láctea. Embriologia de 1 --aula mamaría. Las investigaciones de Kb el' y las de Lan-p-{K~ll.ttad. Schneider cit.) han demostrado há muchos afios,'l~e-acuerde~ las últimas invesUgacio~~de IIuss, que las ghtndulas mllmarias se constituyen segú~;--~mismo tipo de las glándulas sebáceas. Hay, 3dem~is, una e SR particullridad, y es Itl1e las diferentes glándulas que constituyen por 8U re1l:nión la gl;indula mamada yá desarrollada, no aparecen d~ji-principio como otros tan- tos ór~os distintos, sino que ~' -ce, por el contrario, nna sola. -J~.l8. capa mucosa de _-,' .io (campo glandular de Huss), destinada más tarde á cngend--¡:ar de Sil cara profunda tantas ye· 'mas secundarias cuantas glándulas distintas y autónom.s haya. más tarde en el órganot_¿cuando éste httYa alcanzado su com"
  • 47. - 38- ..pletodesarrollo, y al mismo tiempo la,y.ema ,primitiva se~transfor. IDll.nl eJlotro8 .. tantos e~uales exere.tores .qu.e, vap ~S~lIlU~.rgi.r~~"qCl ~,.e{lidermi~8? p~r¡pl,eSta. , La parte epitelial de la gl¡indulll proviene de la ~ojjija .• u.. .~i<U',.del.oJ.a.stQde.rmo (hojilla córnea .de Re.mak), y la;plrte~9n- JlUltivíi. se derivaqe la hojilla :mbyacente (hojilla m~tII. de Re- mak). Según Langer, Ki.illiker, Gil1i$,Ilu~1 .ete., se ve, .del cuarto al quinto mes, por debajo de la epide.J"mi'l prQpiame,l)tedicha, una masa redondeada, compuesta de células .que se continúan di- ,rect.am~nte ha.cia arriba con las del cuel'po de }'hlpigio, rodeada .de un~·.ce.P&. muy deJgada de tejido conjuntivo, qu.e ~l(U~':_ una transformaciÓn de la parte correspondiente del d~~,.· ., .Entre el séptimo y octavo mes se per.cibe yá. en 1~~,. d~ esta maBa cierto númerQ.d~ pr.ol0J.lga~ione~pirif()r~"-c41l~ .• ,pueden considerar como los primero$ ru,Q,ilAeotos d~ ~a-Jólnd98 íq.f.nros. D~rante el último mes de la vid.;" ~terina, eS~8 prolon- .gaciones piriformes se ahuecan y se pon'e "en co,mu.n:- - ~-~, ., , ~ i",.. ~ . el exterior en su,p~J.rte !iUperior, que es relatiVIUlll¡} . ~- '''';'qha, mientras que su parte inferior, que es más anchll,.'" ItltlLecil; queda llena y presenta en 8U periferid. una multitud dt3 yemas. En el momento del.IiJWJmiento~ la glúnd.ul~ mMlo.yá~' om.007 á 000,009 dediámctro ; está compuestl de do<i> '.,0 L' lóbulos, que se de~eoJDponell en n~JU~rQ. v"H'ia~led' litás, .CU¡()$, pjnal~:e~cretores se distingue~.~~"t .~~. ~ ~pi~P8 por epitelium c1Mndrico, y también s~;&.~JQS infla[QJ~llto~ m.- meloneados suspendidos á ellos, Estos ~n sen8iblement~ f.a- dondos; están llenos de neocélulas, y [lO se e-ncueptra ep ellos y~- tigio de membrana envolvente; están, pues, 8IJmprgiQ.oseIlJlle- 'diQ de un tejido conjuntivo,u¡bl!lndo, areola1', quecQQ~nti!.eJl.iWI ;mallas Qumerosas células re~eadas, provistas el ~..... ,. á: iJ;es riúcleos, y glóbulos !ojos Ó h.ltIt.08 en .caotid~ 4 ~psj- derable, que se creería ver á trechos v:~rd~dera~ ,extraV8$.11Cjq.p,ee ssnguineas; es mlly 119~able q1le los,v.a~.que sorcaJ:!ie.ste tejido. estÁnUen08 d~gpb~ y enol'me':m~~I~pWd~~_ - , : - , -- , -- . -.