1. COSTUMBR
ES
COSTUMBR
ES
HISTORIA
COSTUMBRES La Vaquería
LEYENDAS
En las tradicionales fiestas que
GOBIERNO realizaban los ganaderos,
FLORA Y FAUNA ignoramos hace cuanto
MONUMENTOS
tiempo, en recuerdo de las
clásicas verbenas españolas tuvieron
Otros artículos relacionados
lugar nuestras vaquerías en
ocasión de la hierra de las reses y su
acostumbrado recuento anual. Allí • La receta del mucbipollo
se bailaban las jaranas, una de las • The Hanal Pixán (inglés)
primeras variantes fue "el Torito". • El Hanal Pixán en Mérida
Las vaquerías son bullicio y diversión, • "Los hanal pixanes"
las mujeres destacan con coloridos • Las ánimas del Mayab,
huipiles y rosarios de filigrana. Los de placemes:
hombre, guayabera blanca inmaculada y renace el Hanal Pixán
elegantes alpargatas.
Luego de un rato de baile, alguien grita "Bomba". Se detiene la • El Hanal Pixán
orquesta, el baile se interrumpe para que alguno de los actuantes
exprese los agudos decires de las "bombas", cuartetas que pueden llegar a ser
madrigalescas, descriptivas, satíricas, pero frecuentemente picarescas, donde aflora
el innato sentido del humor del yucateco.
La Canción Yucateca
La canción yucateca florece a fines del siglo pasado con
determinante influencia Europea y va adquiriendo influencia
2. cubana con la guaracha, el bolero, la danza y la clave, recibiendo finalmente
influencia colombiana con el bambuco. Así la canción yucateca es el feliz resultado
de una confluencia de razgos de diferente culturas, pasada por el tamiz de nuestra
personalidad mestiza. Algunos de los músicos y compositores yucatecos con mayor
trascendencia son: Cirilo Baqueiro (Chan Cil), Fermín Pastrana (Huay Cuc), Antonio
Hoil; en otra generación tenemos a: Ricardo Palmerín, Guty Cárdenas y Pepe
Domínguez. En los tiempos actuales, nuestros compositores más destacados son
Pastor Cervera y Sergio Esquivel.
EL Hanal Pixán
En todos los países civilizados es costumbre
conmemorar el día de difuntos con diversas
manifestaciones de duelo que dedican a sus
deudos muertos.
Estas prácticas se concretan a oraciones,
rosarios de ánimas, ofrendas florales y visitas a
los panteones. Entre nosotros, en América, en
casi todas partes, se encienden lámparas sobre
los sepulcros y hay paseo general de campos
santos e iluminan los lugares donde han enterrado a los muertos.
En Yucatán, entre los indios mayas, se observa una costumbre que viene desde
sus ancestros: costumbre netamente maya mezclada, después de la conquista, a
prácticas piadosas conforme al ritual católico. Obra es ásta, de los franciscanos;
quienes, no pudiendo desarraigar de golpe, en la raza conquistada, sus antiguos
ritos idolátricos, toleraron ciertas prácticas que no se oponían al dogma: como
honrar a sus muertos, ofrecer presentes, encender velas y quemar resinas
aromáticas. Existe, pues, hasta la fecha entre los indígenas mayas, una práctica
piadosa que tiene por origen la sagrada veneración que el indio tiene por sus
deudos muertos, a quienes sepultan en el interior de sus hogares.
Historiadores y cronistas, como Fray Diego de Landa y Cogolludo, aseguran,
-estudiando costumbres de la raza aborigen,- que entre los mayas no exitían
cementerios en sus ciudades. El maya,-dice el cronista-, sepulta sus muertos en su
propia morada. El entierro de sus deudos lo hacía cada habitante a espaldas de su
casa, en un recinto o patio libre de malezas y bien barrido, donde era abierta una
fosa y en la misma tierra, sin ataúd, colocaban el cadáver introduciéndole en la
boca cierta cantidad de masa de maíz bien cocida, llamada "keyem" para que
pudiera alimentarse mientras reposaba.... Hecho el entierro, colocaban una señal
para identificar la tumba. Generalmente consistía ésta en un corralejo de dos
metros en cuadro, hecho de varillas o palos: "coloc-ch‚". Y en tiempos de la colonia
marcaban aquellos sitios con una tosca Cruz de madera que colocaban dentro del
cuadro.
Debido a esta práctica indígena de sepultar los muertos en casa para tenerlos
cerca, a fin de poderles ofrendar presentes que consistían en alimentos, frutas y
ceras, nació la costumbre de hacer en los días de difuntos los "pibil-uahes" o
"mucbipollos: vianda en forma de tamales envueltos en hojas de plátano con que
obsequian, en esos luctuosos días, a las almas de sus parientes muertos. De ahí el
"Hanal-Pixan", que quiere decir: "banquete de las ánimas