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Edición crítica del Instituto Gramsci
A cargo de Valentino Gerratana



Cuadernos   1 (XVI) 1929-1930




Ediciones Era
Traducción de
Ana María Palos
Revisada por
José Luis González




Primera edición en italiano: 1975
Título original: Quaderni del carcere
© 1975, Giulio Einaudi editore s.p.a., Turin
Primera edición en español: 1981
!SBN: 968-411-064-2
Derechos reservados en lengua española
© 1981, Ediciones Era, S. A.
Avena 102, México 13, D . F .
Impreso y Iieclio en México
Printed and Made in Mexico
INDICE




 n    Prefacio, de Valentino Gerratana
 37   Cronologia de la vida de Antonio Gramsci




TOMO 1

 73   Cuaderno 1 ( X V I )    1929-1930
      Primer cuaderno

197 Cuaderno 2 (XXIV) 1929-1933
      Miscelánea I

      Apéndice
309    I. Descripción de los cuadernos
323   11. Notas

TOMO 2

      Cuaderno 3 ( X X )     1930
      <MisceIánea>

      Cuaderno 4 ( X I I I ) 1930-1932
      <Apuntes de filosofía I / Miscelánea / El canto décimo del
      Infierno >

      Cuaderno 5 ( I X )     1930-1932
      <MisceIánea>

TOMO 3

      Cuaderno 6 ( V I H )    1930-1932
      <Miscelánea>
Cuaderno 7 (VII) 1930-1931
    <Apuntes de filosofía il y Miscelánea>

    Cuaderno 8 (XXVIII) 1 9 3 M 9 3 2
    <MisceIánea y Apuntes de filosofía IIÍ>

TOMO 4

    Cuaderno 9 ( X I V ) 1932
    <MísceIánea y Notas sobre el Risorgimento itaíiano>
    Cuaderno 10 ( X X X I I I ) 1932-1935
    La filosofía de Benedetto Croce

    Cuaderno 11 ( X V I H ) 1932-1933
    <introducción al estudio de la filosofía>

    Cuaderno 12 (XXIX) 1932
    Apuntes y notas para un grupo de ensayos sobre la historia
    de los intelectuales

TOMO D

    Cuaderno 13 ( X X X ) 1932-1934 _
    Notas breves sobre la política de Maquiavelo

     Cuaderno 14 (I) 1932-1935
     <MÍscelánea>

     Cuaderno 15 (II) 1933
     <MisceláQea>
     Cuaderno 16 ( X X I I ) 1933-1934
     Temas de cultura. 1 ?
                        *
     Cuaderno 17 (IV) 1933-1935
     <Miscelánea>
     Cuaderno 18 (XXXII-IV bis) 1934
     Nicolás Maquiavelo lí
C u a d e r n o 19 ( X ) 1 9 3 4 - 1 9 3 5
    <CRisorgimenio italiano>

TOMO 6

    Cuaderno 20 ( X X V ) 1934-1935
    Acción Católica / Católicos integrales / jesuítas / modernistas

    C u a d e r n o 21 ( X V I I ) 1 9 3 4 - 1 9 3 5
    Problemas de ía cultura nacional italiana. í^ Literatura popular

    C u a d e r n o 2 2 ( V ) 1934
    Americanismo y fordismo

    C u a d e r n o 23 ( V I ) 1 9 3 4
    Crítica literaria

    Cuaderno 24 ( X X V I I )          1934
    Periodismo

    Cuaderno 25 ( X X I I I ) 1934
    Al margen de la historia. Historia de los grupos sociales
    subalternos

    Cuaderno 26 (XH) 1935
    Temas de cultura. 2?

     C u a d e r n o 27 ( X I ) 1 9 3 5
     Observaciones sobre el "folklore"

     Cuaderno 28 (III)          1935
     Lorìanismo

     Cuaderno 29 ( X X I )         1935

     Notas para una introducción al estudio de Ja gramática

     ÍNDICES
Los criterios seguidos en la realización de esta nueva edición de los Cua-
dernos de la cárcel de Antonio Gramsci, aun correspondiendo en su ins-
piración a aquéllos anunciados oportunamente cuando tal edición fue
proyectada,^ no pueden fundamentarse adecuadamente sin insistir en la
trabajosa génesis de la obra y de su fortuna. Por lo general, las contro-
versias interpretativas originadas por la obra gramsciana prefieren pres-
cindir de este aspecto. Se tiende a considerar esta génesis como un simple
hecho, una circunstancia externa, esto es, algo a lo que no debe darse un
peso excesivo en la evaluación de la importancia y del significado teórico
de la obra. En tal actitud es posible reconocer un elemento positivo: el
rechazo a reducir el valor de la obra gramsciana a los límites de una di-
mensión heroico-sentimental de "testimonio de la época", solamente sus-
ceptible de evocaciones conmemorativas. Sin embargo, no hay duda de
que separar la trama de determinadas nociones teóricas sobre el modo
como aquélla se ha formado, nos expone más fácilmente al riesgo de mal-
interpretarlo, y, en el caso de Gramsci, tal cosa ha sucedido más de una
vez.
   Algo semejante, por lo demás, ha sucedido también con los juicios
sobre el hombre Gramsci. La sombra de la leyenda ha acompañado siem-
pre su actividad y su obra. Objeto de odios implacables y de sarcasmos
despectivos por la forma como se entregó a la lucha política, podía sus-
citar por el mismo motivo una admiración que a menudo desembocó en
la hipérbole o en amplificaciones deformantes. Incluso en el conocido
retrato trazado por Gobetti en 1924 para La Rivoluzione Liberale,'^ cuando
Gramsci fue elegido diputado en un parlamento ya t'ascistizado, se intro-
dujeron algunos elementos legendarios: aparece la imagen de un Grams-
ci visto como "profeta" revolucionario ("más que un táctico o un com-

  ^ Cfr. A'aleníino Geiratana, "Sulla preparazione di un'edizione cn'lica dei 'Qua-
derni del carcere' ", en Gramsci e la culttira contemporanea, Actas del Congreso
Internacional de Estudios Gramscianos celebrado en CagUari el 23-27 de abril de
1967, a cargo de Pietro Rossi, vol. li. Editori Riuniti-Instituto Gramsci, Roma,
1970, pp. 455-76.
   2 Cfr. La Rivoluzione Liberale, 1 de abril de 1924 (año ui, n. 17); "Antonio
Gramsci" (en la sección "Uomini e idee"); el artículo se haJla ahora recogido en
Piero Gobetti, Scrini poHiìcì, a cargo de Paolo Spriano, Einaudi, Turin, 1960-

                                                                                11
batiente"), así como otros rasgos en los que se refleja más el carácter dej
retratista que el de su modelo. No puede decirse que aquella imagen fuese
falsa, sin ninguna relación con la realidad. Debe decirse más bien que e^
este Gramsci gobettiano, como en otras descripciones legendarias evocu,
das en ese mismo periodo, la realidad es transfigurada, convertida sobre
todo en mensaje de acción, fuente de repercusiones emotivas, al mesios
mientras logre hallar destinatarios apasionados. Cierto es que no erati
m.uchos entonces estos destinatarios; en la sombra discontinua de su leyen^
da los vacíos seguramente predominaban sobre los llenos. En 1927, antes
aún de que se efectuara el proceso del Tribunal Especial, Togliatti escribía
en Lo Stato Operaio, la revista del Partido Comunista Italiano publícacJa
en la emigración, su primer artículo sobre Gramsci, "un dirigente de la
clase obrera". "La historia de nuestro partido está aún por escribirse.
Quien la escriba y sepa captar, por encima de los sucesos políticos y ad-
ministrativos particulares, la gran línea de su formación histórica como
vanguardia de la clase obrera, tendrá que dar a Antonio Gramsci el lugar
de honor".^ Pero también podía suceder que poco después, al llegar Grams-
ci al reclusorio de Turi para cumplir la condena que le fuera impuesta
por el Tribunal Especial, los primeros detenidos políticos, incluso aquéllos
de su mismo partido, con los que entró en contacto, ignoraban hasta su
nombre y acogieron al recién llegado como a "uno cualquiera"."^
   El mismo Gramsci ha dejado una colorida descripción de la experiencia
que pudo hacer con su propia "fama" durante las peregrinaciones por
cárceles italianas en los primeros meses de detención. En una carta del
16 de febrero de 1927 (escrita para confortar a su cuñada preocupada pot
su suerte) encontramos estas anotaciones divertidas: "Yo no soy cono-
cido fuera de un círculo bastante restringido, por ello mi nombre es defor-
mado de todas las formas más inverosímiles: Gramasci Granusci, Grámis-
ci, Granisci, Gramasci, hasta Garamáscon, con todos los intermedios más
extraños". En la cárcel de Palermo, durante un "tránsito", un ácrata
ultraindividualista, que rechazaba cualquier nombre que no fuese "el Úiii-
co" ("soy el Único y basta") lo presenta a otro detenido: "Me presentó.
El otro me miró largo rato, luego preguntó: '¿Gramsci, Antonio?' 'Sí, An-
tonio', respondí. 'No puede ser, replicó, porque Antonio Gramsci debe

  ^ El artículo se encuentra recogido ahora en Palmiro Togliatti, Gramsci, Editori
Riimíti, Roma, 1967, pp. 3-6.
  * Cfr. Ercole Piacentini, "Con Gramsci a Turi", testimonio recogido por Paolo
Glannottì, en Rinascita, 25 de octubre de 1974, p. 32: "Desde hacía dos años ine
encontraba en Turi; una mañana la puerta del patio de 'paseo' se abrió y entró u "
hombre pequeño de estatura, un poco deforme [...]. Curiosos de saber lo que suce-
día afuera, nos aproximamos. "¿Sois políticos?", preguntó. "Me llamo Gramsci."
Siguió preguntando a qué movimientos pertenecíamos. Yo y Ceresa dijimos ser c^"
munistas, los otros eran todos anarquistas. A decir verdad nadie sabía quién 2r3
Gramsci, era uno cualquiera".
ser un gigante y no un hombre tan pequeño.' No dijo nada más, se retiró
a un rincón [...] y se puso, como Mario ante las ruinas de Cartago, a
meditar en sus ilusiones perdidas". Más tarde, también el brigadier de la
escolta, que le preguntó durante el interrogatorio si era pariente del "fa-
moso diputado Gramsci", mostró desconcierto al descubrir que el recluso
a él^ confiado era precisamente el "famoso diputado": "Me dijo que se
había imaginado siempre mi persona como 'ciclópea' y que estaba muy
desilusionado". Pero luego no renunció a exhibirle su variopinta cultura
de autodidacta, y en cierto punto comenzó a llamarle "maestro".^
    En estos episodios, aunque marginales, es lícito ver el signo emblemá-
tico de los límites impuestos a la difusión de ima leyenda conñada en gran
parte a una tradición oral, a los testimonios de los amigos y compaííeros
de lucha. Indirectamente también Gramsci contribuyó, sin quererlo, a
determinar estos límites, con su negativa, por ejemplo, a autorizar la pu-
blicación de sus artículos periodísticos, aparecidos en su mayor parte
anónimos en el Grido del Popolo y en el Avanti! tuiinés, en L'Ordine
Nuovo semanal, y luego en todos los órganos de prensa del nuevo par-
tido comunista. Las razones de moralidad cultural con que Gramsci jus-
tificó esta negativa (hablando de escritos del día, que debían morir "des-
pués de cada día") tal vez no lo dicen todo. Ciertamente, ayuda más a
comprender el carácter del hombre —que influyó profundamente, si no
andamos errados, en el carácter de su obra— aquel esfuerzo continuo de
construcción de sí mismo que es la característica más original e incon-
fundible de su personalidad tal como se revela en los Cuadernos y en las
Cartas de la cárcel. En esta fatigosa construcción de sí mismo Gramsci
no vio nunca la misión de un "gigante", sino más bien el simple deber
de un "hombre medio". Así, en una página famosa de los Cuadernos,
podía hablar de su propia experiencia como peculiar de un "triple o cuá-
druple provinciano" cuyos procesos vitales "se caracterizan por el continuo
intento de superar un modo de vivir y de pensar atrasado";^ y en una carta
menos conocida (de noviembre de 1927) sentía la necesidad de reaccionar
ante algunas manifestaciones de pánico que le había parecido advertir en
algunas actitudes de personas de su famiUa, recordando los sufrimientos
padecidos desde su juventud y las penosas condiciones que le habían tem-
        ei carácter:
  Me he convencido de que aun cuando todo está o parece perdido, es
  preciso reanudar tranquilamente el trabajo, recomenzando desde el prin-
  cipio. Me he convencido de que es preciso contar siempre sólo con
  uno mismo y con las propias fuerzas; no esperar nada de nadie y por

  '• Cfr. Antonio Gramsci, Lettere dal carcere, a cargo de Sergio CapriogUo y Elsa
Fubìni Einaudi, TurÌn, 1965, pp. 50-51.
  ^ Cfr. en la presente edición, tomo 5, cuaderno 15 (II) § < ' 1 9 ' > .

                                                                               13
lo tanto no buscarse desilusiones. Que es necesario proponerse hacer
  sólo lo que se sabe y se puede hacer y seguir el propio camino. Mi po-
  sición moral es óptima: unos me creen un satanás, oíros me creen casi
  un santo. Yo no quiero liacer el papel ni de mártir ni de héroe. Creo
  ser simplemente un hombre medio, que tiene sus convicciones profun-
  das, y que no las cambia por nada en el inundo.^

   Aunque quisiera pensarse que esta "posición moral" no tiene mucho
que ver con el contenido de los Cuadernos, con los temas político-teóricos
que interesan hoy al lector contemporáneo, es difícil negar que tiene que
ver con su génesis y estructura. Gramsci inicia la redacción de los Cua-
dernos, en la cárcel de Turi, el 8 de febrero de 1929, exactamente dos
años y tres meses después del arresto (8 de noviembre de 1926). La
lentitud de esta gestación depende sólo en parte de condiciones externas.
Prisionero de aquel régimen en el que el marxismo se ha convertido en
un delito, él sabe que debe estar preparado para todo: incluso para
"desaparecer como una piedra en el océano" (ésta es la primera impre-
sión que recibe cuando en la cárcel romana de Regma Coeli cree, erró-
neameníe, haber sido destinado a la deportación en Somalia).^" En la in-
certidumbre del destino que le aguarda, aun cuando por un momento
parece abrirse el resquicio de una perspectiva menos pesimista, el proble-
ma del estudio se le presenta inicialmente como un sistema de autodefensa
contra el peligro de embrutecimiento intelectual por el que se siente amena-
zado. En Ustica, cuando solicita, y obtiene, la fraternal ayuda de su amigo
Piero Sraffa para un suministro regular de libros y revistas, es en esto, so-
bre todo, en lo que piensa." Pero Ustica no es más que un breve parénte-
sis (con algunos aspectos no del todo desagradables, tras los dieciséis días
pasados en Regina Coeli en el más completo aislamiento), y en la cárcel
de Milán, en espera del proceso (7 de febrero de 1927-11 de mayo de
1928), el problema del estudio vuelve a presentarse en una forma más
apremiante, por la confluencia de exigencias contrapuestas. Leer y estu-
diar para ocupar el tiempo en forma útil, para defenderse de la degra-
dación intelectual y moral a que somete la vida carcelaria, sigue apare-
ciendo aún como una exigencia vital, pero a condición de que ésta en-
cuentre un objetivo superior, en un resultado perseguido por sí mismo, y
no sólo como medio instrumental para sobrevivir físicamente. Entre el
estudio como razón de vida y el estudio como medio de supervivencia
se detennina una tensión que no es fácil resolver en términos de equi-
librio. Oe esta tensión surgió la primera idea de los futuros Cuadernos.
   La idea, ligada a un primer programa de trabajo, es expuesta en la

   " Gramsci. Lettere del carcere, cit., p. 126.
  s Ibid., p. 398 (carta a su mujer del 13 de enero de 1931).
  'J Cfr. la carta a Piero Sraffa del 11 de diciembre de 1926 (ibid., p^ 15).

14
conocida carta a Tania del 19 de marzo de 1927, Alií comienza Gramsci
por señalar cómo el estudio es "mucho más difícil de lo que parece". En
cuanto a leer, lee mucho ("más de un volumen al día, además de los pe-
riódicos"). Pero no está satisfecho: "Estoy obsesionado (y este fenó-
meno, creo, es propio de los encarcelados) por esta idea: que sería pre-
ciso ]iacer alguna cosa 'für ewig', según una compleja concepción de
Goethe, que recuerdo atormentó mucho a nuestro Pascoli. En suma, que-
rría, según un plan prestablecido, ocuparme intensa y sistemáticamente de
algún tema que me absorbiese y centralizase mi vida interior". Sigue el
esbozo de un "plan" articulado en cuatro puntos, el primero de los cuales
parece ciertamente el más significativo y será determinante para el des-
arroUo del trabajo concreto de los Cuadernos: "una investigación sobre
la fonnación del espíritu público en Italia durante el siglo pasado", o sea
"sobre los intelectuales italianos, sus orígenes, sus agrupamientos según
las corrientes de la cultura, sus diversos modos de pensar, etcétera, etcé-
tera". En estos "etcétera, etcétera" debe incluirse en primer lugar la vincu-
lación del tema con aquel programa de acción política que condujo a
Gramsci a la cárcel: él mismo lo señala mencionando poco después, para
aclarar la naturaleza del asunto, su ensayo sobre la cuestión meridional
escrito poco antes del arresto: "Pues bien, quisiera desarrollar amplia-
mente la tesis que entonces esbocé, desde un punto de vista 'desinteresa-
do', 'für ewig' ".^o
   Esta insistencia en el "für ewig", en el carácter "desinteresado" de la
investigación, estaba destinada a provocar en algunos no pocas peipleji-
dades, derivadas sobre todo de la propensión a acreditar una versión prag-
mática del marxismo. ¿Una señal de desinterés político, una tentación
metafísica? En realidad, respecto a una interpretación tan simplificadoia,
Gramsci se había apresurado preventivamente a subrayar la complejidad
de la concepción goethíana del "für ewig", pero tampoco puede pasarse
por alto su insólita mención de Pascoli, un autor tan poco afín a él, si se
piensa que precisamente en una lírica pascoliana el significado de "para
siempre" está ligado a la idea de la muerte. Aunque la idea de su propia
muerte ya se le había vuelto familiar —y esta familaridad había marcado,
como él mismo recuerda, un "giro moral" en su existencia—,^^ Gramsci
no se había resignado nunca a aceptarla como un hecho ineluctable, como
una señal de impotencia. No había elegido el papel de mártir o de héroe,
 y quería ser solamente, como ya vimos, "un hombre medio, que tiene
 sus convicciones profundas, y que no las cambia por nada en el mundo".

   1" Ibid,, p. 58.
   1^ Civ. la citada caria a su muier del 13 de eaero de t 9 3 t , en. la que recuerda la
siniesira impresión recibida ante la noticia —que luego resultò inexacia— de ima de-
poriación a Somalia: "Ahora me rio de elio, pero ha sido un g o l ^ moral en mi vida,
porque me he acostumbrado a l a idea de deber morir en breve" (Ìbìd,, p, 398).

                                                                                      15
Pero los dos canales principales de que se había servido, antes del arres-
to, para difundir sus convicciones —la conversación oral y la palabra es-
crita en los periódicos—, se habían obstruido ahora y no era fácil sustituir-
los. Si para el primero, el canal de la conversación oral (y se sabe, por
testimonios concordantes, la importancia que éste tenía para Gramsci, que
no era un orador de mítines), podía esforzarse por encontrar un suce-
dáneo en la escasa correspondencia que le estaba peimitido mantener,
para el segundo el problema de la transformación se presentaba aún
más complejo y difícil. Era preciso escribir, no para un público imnedia-
to, para lograr efectos inmediatos, sobre temas condicionados por circuns-
tancias extemas inmediatas, sino para supuestos lectores imaginarios, sin
saber si llegarían a encarnarse, y cuándo, en lectores reales. La elección
de los temas, y en primer lugar del "plan" de la investigación, debía, por
lo tanto, superar los límites de lo inmediato, y solamente podía surgir
de un esfuerzo de profundización teórica de toda su experiencia (de la
centralización de su vida interior, según la expresión del mismo Gramsci),
    Una idea bien clara que, sin embargo, aún necesitó, para pasar a la
fase de reahzación, un largo proceso preliminar. Ya en el momento en que
la idea es expuesta en la citada carta del 19 de marzo, Gramsci no oculta
ciertos titubeos y parece interrogarse acerca de la validez de su proyecto.
El hecho mismo de haber pensado en cuatro temas distintos provoca en él
cierta perplejidad ("ya esto es un indicio de que no logro recogerme"),
pero luego subraya que en el fondo —"para quien observe bien"—- exis-
te entre ellos cierta homogeneidad: "el espíritu popular creativo en sus
diversas fases y grados de desarrollo, está en la base de todos ellos en
igual medida". En realidad, en tomo a este eje homogéneo se mueven
experiencias muy diferentes, e incluso distanciadas en el tiempo: el pri-
mer tema remite a las reflexiones sobre la función de los intelectuales ita-
lianos en el desarrollo de la cuestión meridional, con base en el reciente
esbozo de 1926; el segundo remite a sus primeros estudios juveniles, a la
escuela de Matteo Bartoli, en la Universidad de Turin, con un nuevo pro-
yecto de estudio de lingüística comparada (y aquí el "für ewig" retorna
con una variante irónica: "¿qué cosa podría ser más 'desinteresada' y
*für ewig' que esto?"); los temas tercero y cuarto, por último (un estudio
sobre el teatro de Pirandello y un "ensayo sobre las novelas de folletín
y el gusto popular en Hteratura"), reflejan la experiencia del Gramsci
crítico teatral entre 1915 y 1920. Aunque en distinta medida, todos estos-
hilos resultarán luego efectivamente entretejidos, junto con muchos otros,
 en la trama unitaria de los Cuadernos; pero en aquel primer proyecto
 las líneas del cuadro tenían forzosamente que aparecer inciertas, y para
 precisarlas era necesario aún mucho trabajo, verificaciones y búsqueda
 interior. Un trabajo tanto más comprometido si se piensa en las dramá-
 ticas experiencias históricas de que Gramsci fue partícipe durante esa
ùltima década, y que constituyen el fondo implícito de sus investigaciones,
no tanto como su marco sino más bien como su razón de ser fundamental:
guerra y posguerra, desarrollo y crisis del movimiento obrero. Revoluciórv
de Octubre e Internacional Comunista, lucha de masas y crisis del Es-
tado, nacimiento y ascenso del fascismo.
   Se comprende también que Gramsci, ya en esta primera fase de su
proyecto, sentía la necesidad de buscar un estímulo dialogal para evitai
encerrarse en reflexiones demasiado solitarias; se sabe, por ejemplo, de
una carta suya a Eordiga para exponerle la idea del trabajo sobre los
"intelectuales italianos" y para pedirle que asumiera el papel de '*aboga-
do del diablo".^- Pero este tipo de diálogo, todo lo contrario de fácil in-
cluso en condiciones ordinarias, debía resultar simplemente imposible en
la situación totalmente aleatoria de las comunicaciones intercarcelarias,
y Gramsci tuvo que darse cuenta muy pronto de que, una vez más, no
podía contar más que con sus propias fuerzas. Por otra parte, estas fner-
zas eran defendidas, reintegradas y prote^das de los desequilibrios psico-
lógicos inducidos por la vida carcelaria; además, durante todo el periodo
de la detención en Milán, Gramsci no logró obtener el uso de los medios
materiales necesarios para escribir en la celda, y ello lo forzó al método
de las lectvuras desordenadas que terminan con el vaciarse de todo interés
en el momento en que amenaza con diluirse el hilo conductor de su
proyecto inicial. En esta situación la idea de una investigación "desinte-
resada" y "für ewig" tuvo que ser temporalmente archivada. Parece tam-
bién —^pero esto es sólo una apariencia— que durante algtín tiempo
Gramsci prefirió replegarse a un tipo de estudio visto dentro de los límites
de un simple medio terapéutico, para ser combinado con oíros medios de
la misma naturaleza. Así, en una carta del 23 de mayo de 1927 comunica
a Tania que se ha dedicado regularmente a algunos ejercicios físicos co-
tidianos, que considera le benefician "incluso psicológicamente" porque
le distraen "especialmente de las lecturas demasiado insulsas y hechas sólo
para matar el tiempo": "un auténtico estudio creo que me es imposible,
por tantas razones, no sólo psicológicas, sino también técnicas; me es )nny
difíeíl abandonarme completamente a un tema o a una materia y hun-
dirme sólo en ella, tal comò se hace cuando se estudia en serio, a fin
de captar las relaciones posibles y conectarlas armónicamente". Es por
esto que piensa dedicarse al estudio de las lenguas de manera sistemática,
comenzando por el estudio gram-atical (sin conformarse ya con saber

   ^- Lamentablemente esta carta se perdió; peio leñemos noticias de ella a través
de la respuesta de Bordiga (dei 13 de abril de 1927), publicada ahora en Siudí Sf-o-
rÍcU año XVi, n. 1, enero-marzo de 1975, pp. 152-54. También han desaparecido casi
todas las cartas expedidas por Gramsci, desde la cárcel de Milán, a otros confinados
de Ustica: solam,ente se han salvado algunas, dirigidas a Giuseppe Berti (incluidas
ahora en la edición citada de IP-S Lettere dal carcere).

                                                                                 17
cuánto basta "para hablar y especiahnente para leer"), y proyecta una
serie de ejercicios de traducción, que luego serán reanudados y continua-
dos incluso en la futura tarea de los Cuadernos. En definitiva, aclara:
"estoy decidido a hacer del estudio de las lenguas mi ocupación predo-
minante".^^
   Sin embargo, esta decisión no será uira de las destinadas a ser manteni-
das. No sólo porque, para un organismo como el de Gramsci, ningún me-
dio habría resultado adecuado a su propósito más allá de un breve periodo
de cautiverio, sino también porque en realidad Gramsci nunca lograría
alejarse de aquel orden de pensamientos que le habían inspirado el pro-
yecto inicial de un trabajo "für ewig". Ya en el mismo momento en que
proclamaba su decisión de hacer del estudio de las lenguas su "ocupación
predominante", hablaba a continuación de los libros de su "biblioteca per-
manente": "esto es, de los libros de mi propiedad, que releo continua-
mente y que trato de estudiar"." Y no se trata de libros que tengan algo
que ver con el estudio de las lenguas. Por otra parte, no renuncia a ser-
virse de la biblioteca de la cárcel, y no siempre encuentra éstas leclairas
totalmente insulsas, útiles sólo para "matar el tiempo": se jacta incluso
de saber "escarbar" hasta en los "estercoleros" (o de lograr "sacar san-
gre hasta de un nabo"), esto es, de poseer ''una capacidad bastante feliz
de hallar algún lado interesante incluso en la más baja producción inte-
lectual".^^ Es un hecho que tales lecturas desordenadas —documentadas,
al menos en parte, en el epistolario de este periodo— no se perderán
totalmente, y también de ellas se encuentran rastros precisos en el futuro
trabajo de los Cuadernos.
   Cuando, por fin, esta tarea puede ser iniciada concretamente, en la so-
ledad de una celda del reclusorio de Turi, muchas cosas han cambiado,
y ciertamente no para mejor desde el punto de vista psicológico. La pers-
pectiva de nna larga detención (garantizada ya por la "sentencia" del Tri-
bunal Especial) podría aparecer abstractamente como una condición pro-
picia para un análisis teórico concebido "für ewig"; pero mucho menos
propicia para un detenido como Gramsci que no ha conseguido nunca
habituarse —en parte porque tampoco quería habituarse— a las angus-
tias y sufrimientos de la vida carcelaria. Las Cartas nos demuestran cómo
estos sufrimientos no se mitigaron, sino que se agravaron, hasta llegar a
ser lacerantes, con el paso del tiempo que demolía implacablemente las
resistencias fisiológicas de su organismo. Los primeros avisos de esía pro-
gresiva demolición los advirtió pocos meses después de su llegada a Tnri

  13 Gramsci, Lettere dal carcere, cit.., pp. 92-93.
  ^•^ Ibid., p. 93. Por lo demás, el mismo Gramsci confesará más iarde que se le ha-
bía pasado este "deseo de estudiar idiomas": cfr. la carta del 17 de noviembre de
1930 (ibid., p. 375).
   15 Ibid., pp. I l l y 270.
(19 de julio de 1928): en diciembre un ataque de ácido úrico no le
peimitió moverse sin dificultad en lo sucesivo, y para caminar durante las
horas del "paseo" necesitó durante algún tiempo de la ayuda de otros de-
tenidos. Es en estas condiciones que por fin le llega el permiso para es-
cribir en la celda. Eliminada así la imposibilidad técnica que hasta aquel
momento se había opuesto a la realización de su proyecto, se trataba de
superar las dificultades psicológicas que el mismo Gramsci había podido
experimentar en los dos años precedentes. Para esto adoptó dos medidas
que —al menos durante algún tiempo— demostraron ser útiles: la prime-
ra consiste en evitar lo fortuito de las lecturas que le distrae de la reflexión
en tomo a los puntos específicos de su plan de trabajo;^^ la segunda con-
siste en dedicar parte de su tiempo a una serie de ejercicios de traducción
para "soltar la mano" y para "relajar los nervios"/^
   Ei inicio de la redacción de los Cuadernos tiene, pues, una vez más, un
ritmo lento, al menos para la parte creativa, en relación con el desarrollo
del plan de trabajo que se ha propuesto. Un esbozo de ese plan, mucho
más articulado que el primer programa delineado en la citada carta del
19 de marzo de 1927, pero aún con la misma inspiración, abre el que
Gramsci titula "Primer Cuaderno" (estampando la fecha del inicio: 8 de
febrero de 1929),^^ pero para el inicio efectivo de la redacción regular
de las notas deja pasar aún algunos meses: primero necesita poner orden
en sus pensamientos, mientras se dedica a la tarea relajadora de los ejer-
cicios de traducción. Desde la segunda mitad de 1929 el trabajo parece
marchar en forma regular, y parece haberse alcanzado un relativo equi-
librio entre el desarrollo del plan de trabajo de los Cuadernos y el uso del
"medio terapéutico" de los ejercicios de traducción. Esta fase dura apro-
ximadamente dos años, hasta los primeros días de agosto de 1931, cuando

   i*' Cfr, en la carta á Tania del 29 de enero de 1929: "Debo hacerte algunas reco-
mendaciones: l o . que no me mandes y no me hagas mandar de la Librería, libros
nuevos. Ahora que podré escribir, me haré un plan de estudio y yo mismo pediré
los libros que necesite"; y pocos días después, en la carta del 9 de febrera de 1929:
"Te repito una vez más que adviertas que no me manden más libros nuevos. A-hora
que puedo escribir en la celda, tomaré notas de los libros que me sirven y cada cier-
to tiempo las enviaré a la Librería, Ahora que puedo tomar apuntes en un cuaderno,
quiero leer según un plan y profundizar determinados temas y no puedo "devorar"
los libros. Pienso que sólo excepcionalmente, para algunos libros de actualidad, de
los que no puedo conocer la existencia, se puede pasar por alto mi advertencia" (ibid.,
pp.251 y 253).
   1^ Cfr. en la misma carta citada del 9 de febrero de 1929: "¿Sabes? Ya escribo en
la celda. Por ahora sólo hago traducciones, para soltar la mano: entre tanto pongo
orden en mis pensamientos" (ibid., p. 253); y más tarde, en una carta a su mujer
del 11 de marzo de 1929; "me he enfrascado en traducciones del alemán y este tra-
bajo me calma los nervios y me hace estar más tranquilo. Leo menos, pero trabajo
más" (ibid., p. 262).
   ^3 Cfr., p. 73.

                                                                                    19
Gramsci es atacado súbitamente por una primera y grave crisis de su or-
ganismo debilitado.^"
   En este periodo babía iniciado, y en gran parte completado, diez cua-
dernos, de los cuales tres son ejercicios de traducción. Aun excluyendo
estos últimos, el trabajo, como ahora se puede comprobar, se había des-
arrollado en forma mucho más amplia y analítica, con características de
fragmentariedad que dejan entrever claramente, sin embargo, el trazo uni-
tario de la investigación. Respecto al plan original se nota una cierta
desigualdad de desarrollo: algunos temas son solamente rozados, mien-
tras que otros nuevos, que no se habían previsto explícitamente, fueron
añadidos y desarrollados cotí notable amplitud. La metodología de Grams-
ci siente la atracción del "detalle" y no está dispuesta a renunciar a la
exigencia de penetrarlo en su carga simbólica o simplemente de anotarlo
como premisa filológica de las futuras investigaciones; pero al raísmo tiem-
po advierte el peligro de dispersión que se deriva de este método de tra-
bajo, y por lo mismo se esfuerza en concentrar SÜ atención en los temas
que más adecuados le parecen para anudar y englobar a todos los demás.
En una carta del 17 de noviembre de 1930, escribe:

  Me he fijado unos tres o cuatro temas principales, uno de los cuales es
  el de la función cosmopolita que han tenido los intelectuales italianos
  hasta el siglo xviii, que luego se dividen en tantas secciones: el Rena-
  cimiento y Maquiavelo, etcétera. Si tuviese la posibilidad de consultar
  el material necesario, creo que se podría hacer un libro verdaderamen-
  te interesante [.. .]. Entretanto escribo notas, incluso porque la lectura
  de lo relativamente poco que tengo me hace recordar las viejas lecturas
  del pasado.^*"

   Esta última observación merece subrayarse; es impoitante tener en
cuenta el hecho de que el material del que Gramsci se sirve en la redac-
ción de los Cuadernos no es sólo el extraído de los hbros, revistas y pe-
riódicos que consigue leer en la cárcel, sino también el conservado en su
memoria de las lecturas, los estudios y las experiencias de todo el periodo
anterior. Todo aquello que ha estado en Gramsci, a través de los modos

   ^^ Cír. Ja carta a Tania del i 7 de agosto de 1931: "a la una de la mañana del 3
de agosto, precisamente hace 15 días, tuve de repenie un vómito de sangre. N o se
trató de una auténtica hemorragia continuada, de un flujo irresistible como he oído
describir de otros: sentía nn gorgoteo al respirar como cuando se tiene catarro, se-
guía un golpe de tos y la boca se llenaba de sangre [. ..] Esto duró hasta cerca de
las cuatro y en ese tiempo arrojé 250-300 gramos de sangre, A coniinuacíón no me
vinieron ya bocanadas de sangre, sino a intervalos catarro con grumos de sangre"
 (ibid., p. 464). Gramsci intenta de todos modos en esta carta no alarmar demasiado
a su cuñada, y habla de "indisposición" asegurando que "no hay nada de preocu-
pante".
    ^" Ibid., p. 378.

20
de su formación y de su desarrollo, revìve en los Cuadernos, y es, en este
revivir, juzgado, profundizado y desarrolíado.
   No podría comprenderse de otra manera la riqueza de contenidos que
se encuentra ya en los primeros siete cuadernos escritos entre 1929 y
agosto de 1931. En tal periodo no faltaron momentos que agravaron la
amargura de Gramsci, y acrecentaron el penoso sentimiento de soledad
que lo afectaba profundamente. En el mes de junio de 1930 recibe la vi-
sita de su hermano Gennaro, aquella visita que determina "un verdadero
zig-zag" de sus pensamientos.^-^ Gennaro viene de Francia, embajador
oficioso de las novedades sobre la vida del partido: el problema del "cam-
bio", los desacuerdos en el grupo dirigente, la expulsión de los "tres", et-
cétera. Gramsci no está convencido, evidentemente, de que todo marche
por el mejor camino, y algunos meses después, en noviembre, inicia una
serie de conversaciones y debates políticos con el grupo de compañeros
de partido a los que tiene forma de ver durante el "paseo". Pero sus po-
siciones provocan vivaces reacciones en la mayoría de los compañeros, y
él prefiere truncar la discusión para evitar que degenere, en la clausura
de la vida carcelaria, en una mezquina disputa fraccionista.^^ Una vez
más Gramsci se ve obligado a refugiarse en su aislamiento; pero no pa-
rece que el trabajo de los Cuadernos se haya resentido por ello de mane-
ra alguna, aunque ciertamente el episodio contribuyó a acrecentar las
tensiones psicológicas que atenazaban la existencia del prisionero de Turi.
   Una nueva fase del trabajo de los Cuadernos tiene principio después
de la crisis del 3 de agosto de 1931. Ya en los últimos meses había co-
menzado a advertir los indicios de un serio debilitamiento que compro-
metía el ritmo de su trabajo;^^ y precisamente el 3 de agosto, a pocas
horas de la crisis, llegó a desconsoladoras conclusiones acerca de la po-
sibilidad de llevar a cabo las investigaciones iniciadas: "Puede decirse que
no tengo ya un verdadero programa de estudios y de trabajo y natural-
mente ello debía suceder. Me había propuesto reflexionar sobre una cier-

   -^ Cfr. la carta a Tania del 16 de junio de 1930 (ibid., p. 350). El episodio lia sido
reconstruido con algunos detalles, obtenidos del testimonio de Gennaro Gramsci, por
Giuseppe Fiori, Vida de Antonio Gramsci. Ed. Península, Barcelona, 1968, pp. 299-
300.
   2- Los términos del debate se hallan resimidas en el conocido "informe'* de Athos
Usa publicado a cargo de Franco Ferri en Rinascila, 12 de diciembre de 1964, pp.
17-21. Pero cfr, también Athos Lisa, Memorie, Dall'ergastolo di Santo Stefano alla
casa penale di Turi, prefacio de Umberto Terracmi, Feltrinelli, Milán, 1973.
   23 Cfr. la caria a Tania del 27 de julio de 1931: "Es cierto que desde hace algu-
nos meses sufro mucho de pérdida de memoria. Ya desde hace algún tíi^mpo no he
tenido fuertes iaqwecas como en e pasado (jaqiiecas que llamaría 'absolutas''), pero
a cambio me resiento más, relativamente, de un estado permanente que puede in-
dicarse en resumen como una evaporación del cerebro; fatiga difusfi, aturdimiento,
incapacidad de concentrar la atención, debilitamiento de la memoria, etcétera" (ibid.,
p. 454).

                                                                                     21
ta señe de cuestiones, pero debía suceder que en cierto punto estas re-
flexiones iiabrían debido pasar a la fase de una documentación y por lo
tanto a una fase de trabajo y de elaboración que exige grandes bibliote-
cas. Esto no quiere decir que pierda completamente el tiempo, pero el
hecho es que ya no tengo grandes curiosidades en detemimadas direccio-
nes generales, al menos por ahora." ^ Pero la crisis sobrevenida poco des-
pués, en la noche del 3 de agosto, se convierte en un nuevo acicate que
 reacelera el ritmo de trabajo seguido hasta aquel momento. Su salud pre-
cisaría ahora reposo absoluto y curas adecuadas, cosas imposibles en su
situación; pero tampoco es posible pensar en ningún tipo de trabajo que
sirva todavía como medio terapéutico. Así pues, abandona los ejercicios
de traducción y se concentra por el contrario en el esfuerzo de profundi-
zar la ravestigación y de reestructurarla en una nueva serie de cuadernos.
El plaa de trabajo es reformulado bajo el título general de Note sparse e
appunti per una storia degli intellettuali italiani [Notas varias y apun-
tas para una historìa de Jos iníeJecíuaJes italianos], y va acompañada por
una Usta de "Grupos de temas", que luego servirá a Gramsci para reco-
ger y reelaborar en "cuadernos especiales", dedicados cada uno a un solo
tema, notas dispersas en diversos cuadernos escritos anteriormente en
forma miscelánea.-'^ En sustancia éste será el plan definitivo de los Cua-
deriios^ aunque modificado en el curso ulterior del trabajo con algunos
enriquecimientos y variantes.
   En esta segunda fase, que va desde fines de 1931 hasta fines de 1933.
el trabajo reahzado resulta particularmente intenso e importante, tanto
más si se piensa que son los dos años peores por las condiciones de sa-
lud de Gramsci, aquellos en los que los recursos naturales de su orga-
nismo resultan comprometidos irremediablemente. En este periodo, a los
primeros siete cuadernos ya iniciados (además de los tres cuadernos tíni-
camente de traducciones) se suman otros diez^*"' que conservan un lugar
central en la estructura de todos los Cuadernos, aun cuando algunos de
ellos serían completados sólo en el periodo subsiguiente. Cuadernos de
notas misceláneas y "cuadernos especiales" se alternan en el trabajo de es-
ta fase: Gramsci continúa explorando el terreno de su investigación, mien-
tras se esfuerza al mismo tiempo por reordenar el material ya recogido
reescribiendo en segunda redacción notas ya esbozadas en los cuadernos
precedentes. En ningún momento, sin embargo, considera haber alcanza-
do la forma definitiva de los "ensayos" proyectados: éstos no se escribi-
rán nunca, y respecto a ellos todas las notas de los Cuadernos, en sus

   -' Ibid., p. 459.
   ''•^ Cfr. en la presente edición, tomo 3, cuaderao 8 (XXVÍII).
   "" No sx íoma en cuenta aquí el cuarto cuaderno únicamente de traducciones, es-
crito en ! 9 J 2 : en realidad im cuadernillo de pocas páginas, sólo una. distracción de
algunas horas.

22
diversas redacciones, sólo representan una recopilación de materiales pre-
paratorios. Sobre el carácter provisional (de "primera aproximación") de
sus anotaciones, Gramsci ya había llamado la atención en uno de los pri-
meros cuademos,^^ y ahora, en la nueva fase de su trabajo, siente la
necesidad de repetir más de una vez la misma advertencia. En la premisa
al nuevo plan de trabajo aclara que el carácter provisional de sus notas
no se refiere sólo al aspecto formal (a la "distinción entre la parte prin-
cipal y la secundaria de la exposición, entre lo que sería el 'texto' y lo
que deberían ser las 'notas' " ) , sino que afecfa también a las mismas de-
terminaciones del contenido: "se trata a menudo de afirmaciones no con-
troladas, que podrían llamarse 'de primera aproximación': algunas de ellas
en las investigaciones ulteriores podrían ser abandonadas e incluso la
afirmación opuesta podría demostrar ser la exacta''.^»
   En este rechazo a atarse las manos con conclusiones o fonnulaciones
de carácter definitivo pesa no sólo el escrúpulo del estudioso que sabe que
no puede disponer de los instrumentos necesarios de control filológico, si-
no con toda probabilidad también la exigencia política de controlar sobre
todo los desarrollos reales del movimiento que se realizaban en el mundo
"extemo" del que había sido excluido, la validez de la trama ideal que
él va tejiendo en estas sus solitarias reflexiones carcelarias. Gramsci sin-
tió todo el peso de su aislamiento, tanto mayor cuanto más empeoraban
sus condiciones de salud, que hacían cada vez menos segura la pers-
pectiva de poder reanudar los "hilos rotos" de su vínculo con ei inundo.^"
Su amigo Sraffa, a quien Tania transmite en este periodo las cartas de
Gramsci, trata de hacerse interlocutor indirecto en las reflexiones de los
Cuadernos sugiriendo a Tania temas que proponer al recluso aislado, nue-
vos estímulos a sus necesidades intelectuales amenazadas por el desgaste
de la vida carcelaria. No obstante, se avecinan los momentos más agudos
de una lucha por la supervivencia de un organismo que reacciona con

   -^ Cfr. en la presente edición, tomo 2, cuaderno4 (XIII) § < ; 1 6 > .
   28 Cfr. en la presente edición, tomo 3, cuaderno 8 ( X X V Ú l ) . La misma adver-
tencia reaparece luego en un cuaderno sucesivo del mismo periodo: véase tomo 4,
cuaderno 11 (XVIU) <::;^Advertencia'y., donde la que era una observación inciden-
tal se subraya como advertencia general para todos los Cuadernos.
   -^ Cfr, la carta a Tania del 13 de julio de 1931: "me parece qne cada día se rom-
pe un nuevo hilo de mis vínculos con el mundo del pasado y que cada vez es m;ls
difícil reanudar tantos hilos rotos" {Lettere dal carcere, cit.. p . 450). Algunos día.s
después, en ta citada carta del 3 de agosto, recordaba, volviendo al mismo tema, que
también en el pasado, antes de la cáicel, había llegado a encontrarse en situaciones
de aislamiento, pero afijidía que entonces se había tratado de decisiones voluntarias,
necesarias para la formación de su personalidad, y que ahora, por el contrario, la si-
tuación era totalmente distinta: "mientras en el pasado, como he dicho, me sentía
casi orgulloso de hallarme aislado, ahora por el contrario siento toda la mezquindad,
toda la arideZj la sordidez de una vida que sea exclusivamente voluntad" (ibid pp.
45S-59).
estremecimientos desesperados a los golpes de mazo que lo demuelen. Son
los momentos más peligrosos y Gramsci es bien consciente de ello. "He
llegado a tal punto que mis fuerzas de resistencia están por derrumbarse
completamente, no sé con cuáles consecuencias", escribe a Tania el 29
de agosto de 1932;^° siguen semanas de "verdadero frenesí neurasténi-
co",^^ hasta llegar a la nueva y más grave crisis de marzo de 1933: deli-
rios, estados de alucinación y de obsesión. Estos males físicos van acom-
pañados por auténticas tempestades psicológicas, y Gramsci se pregunta
fríamente si la prolongación de estas condiciones no amenaza con sus-
traerlo a cualquier posibilidad de autocontrol racional: recuérdese la in-
sistencia con que se detiene en la fábula de los náufragos (que se vuelven
antropófagos, sin nunca antes haber sospechado semejante eventualidad)
en una carta a Tania y luego en un lúcido pasaje de los Cuadernos.^^
   Seguramente es éste uno de los pocos puntos en los que los sufrimien-
tos lacerantes de este periodo se reflejan directamente en los Cuadernos.
Pero de tal modo logran en cierta medida también despersonalizarse,
convertirse en experiencias ejemplares, dotadas de aquella "pedagógica
universalidad y claridad" que adquieren los "hechos particulares" en las
reflexiones recogidas bajo el título general de Pasado y presente. Pero to-
dos los "cuadernos" de este periodo representan un desafío continuo contra
la proximidad de los sucesos personales del prisionero, ia victoria del con-
trol de la razón sobre los impulsos centrífugos de los instintos primor-
diales, la reducción del rebullir caótico de vitales fuerzas espontáneas al
molde de la sobriedad y del orden intelectual. Es evidente, sin embargo,
que este tipo de tensión no podía durar demasiado tiempo, y al mismo
nivel, en las condiciones dramáticas en que, como se ha visto, Gramsci
tenía que trabajar. Con la transferencia de la cárcel de Turi, a ñv.es de
1933, a la clínica de Fonnia (todavía en estado de detención hasta oc-
tubre de 1934) comienza una nueva fase también en la redacción de los
Cuadernos.
   Esta tercera y úlLima fase abarca otros doce cuadernos, aunque la ma-
yor parìe de ellos quedaion incompletos y algunos con sólo unas pocas
páginas. Es verdad que en el mismo periodo (1934-35) Gramsci utiliza
también, para añadir nuevas notas e integrar con nuevas observaciones,
algunos de los cuadernos iniciados en el periodo anterior, pero en gene-
rai debe decirse que el ritmo de trabajo aparece muy disminuido. Las
condiciones de existencia formalmente menos desfavorables no se tradu-
cen en un mejoramiento sensible de su estado de salud. El organismo.

  •'" Ibid.. p. 665.
   ^1 Tbid., p. 687.
  •'''- Ibid,, pp. 757-58; para el pasaje correspondiente en los Cuadernos, cfr.. en la
presente edición, tomo 5, cuaderno 15 (TI) § <'9">-

24
profundamente afectado, no revela ya posibilidades de recuperación, y
por lo demás tampoco parece que en la clínica de Foraiia le fueran admi-
nistradas curas adecuadas a la gravedad de sus males. Con fuerzas per-
manentemente debilitadas, la reanudación del estudio y de la redacción de
ios Cuadernos es aún una continuación del trabajo anterior, pero no lo-
gra ir más allá de cienos límites. Todos los cuadernos de Formia son
"cuadernos especiales", divididos —salvo pocas excepciones— segtin los
"grupos de temas" establecidos a fines de 1931. El tiabajo predominante
consiste por lo tanto en retomar las notas dispersas en los diversos cua-
dernos misceláneos para reagruparlas por temas en los nuevos "cuader-
nos especiales". En la nueva redacción las notas son a veces reelabora-
das, con alguna puesta al día en base a nuevas lecturas y a nuevos datos
obtenidos, pero más a menudo son solamente tomadas al pie de la letra,
como en una simple copia mecánica. Los momentos más creativos son
consignados, sin duda^ en algunas notas añadidas en los cuadernos del
periodo anterior.
   Nada cambia sustancialmente en esta situación cuando, en octubre de
1934, Gramsci obtiene la libertad condicional, con base en las disposi-
ciones generales establecidas sobre la materia; ni cuando más tarde, en
agosto de 1935, es internado en la clínica "Quisisana" de Roma. En sus
condiciones físicas, y bajo un régimen de estrechísima vigilancia policia-
ca, la vida del "libre vigilado" no es prácticamente distinta de la del
recluso. La mente sigue lúcida, pero sus energías lo abandonan poco a
poco. El organismo, extenuado, se apaga lentamente. El trabajo de los
Cuadernos ha terminado, y ya no podrá completarse.


II

Inmediatamente después de ia muerte de Gramsci (27 de abril de 1937)
Tania Schucht se encargó de poner a salvo los manuscritos de los Cua-
dernos. Mucho se debe a la abnegación y al espíritu de sacrificio de esta
raujer; gracias a su actividad silenciosa y discreta pudieron evitarse los
primeros y más graves peligros de una dispersión de la obra gramsciana.
Si estos manuscritos no se hubieran salvado, de Gramsci habría quedado
sobre todo el recuerdo de una leyenda. Fuera de la Italia oficial, la con-
moción por su desaparición fue profunda, entre sus compañeros de par-
tido y en los ambientes antifascistas, pero se hallaba también bastante
difundida la impresión de que su personalidad no había tenido modo de
espresarse en toda su plenitud.^^ Era una impresión que sólo podía su-
  ^^ Sobre la repercusión inmediata de la desaparición de Gramsci, cfr. Paolo Spria-
no, Stori del partito comunista italiano, vol. ni, Einaudi, Turin, 1970, pp. 145-58
(cap. vm: La morte di Antonio Gramsci). Pariìcularmenle significativo es el pa-

                                                                                 25
perarse después de que fuera conocida la obra de los Cuadernas.
   Naturalmente, una publicación inmediata de este material en Italia no
era ni siquiera imaginable en aquel periodo. Por otra parte, los manus-
critos no estaban en modo alguno listos para la imprenta, y a este propó-
sito se oponían problemas de no fácil solución. Según el testimonio de
Tania,^* Gramsci le había confiado a su debido tiempo el encargo de
transmitir Todo a su nmjer Giulia, reservándose el dar posteriormente
otras disposiciones. En realidad, estas últimas nunca llegaron, y por con-
siguiente Tania había pensado preguntar a Sraffa si quería hacerse cargo
de la tarea de "poner en orden" los manuscritos, para tener la seguridad
de que esta labor fuese llevada a cabo por "una persona competente", en
espera de poder enviarlo todo a Moscú. Pero Sraffa, sabiendo hasta qué
punto importaban estos manuscritos a Togliatti y a los otros dirigentes
del partido,^^ consideró que no era oportuna ninguna interferencia de su
parte, y aconsejó a Tania no retener el precioso material más de lo nece-
sario, sino mandarlo a Moscú apenas pudiese conseguir un medio de
transporte seguro.
   Este consejo es seguido por Tania, que entretanto se encarga de apli-
car en la parte exterior de los cuadernos etiquetas con una numeración
de control, que no toma en cuenta el período de redacción de cada cua-
derno. Tal numeración progresiva abarca 31 cuademos, mientras que
quedan excluidos otros dos cuadernos que tienen ya marcado un número
en la tapa: el núm. Ill para un cuaderno titulado La filosofía de Bene-
detto Croce, y el núm. IV bis para un cuaderno titulado Niccolò Machia-
velli n. Así pues, son en total 33 los cuadernos gramscianos que Tania
consigna para Moscú, el 6 de julio de 1937.^^ Pero la expedición se pos-
pone, y todavía durante un año los manuscritos permanecen en Roma,

saje de una carta de Mario Montagnana a Togliatti, citada por Spriano: " . . . sin duda
pocos pueden comprender plenamente, tan profundamente como nosotros, la grave-
dad de la pérdida sufrida por el partido y por tanto de todo nuestro pueblo. Y esto
porque Antonio revelaba sn grandeza, sus enormes cualidades políticas, intelectuaíe^í
y morales, sobre todo en los coloquios, en la vida común de todas las horas. Sin
embargo, me ha impresionado oÉr a un joven, un compañero que ni siquiera conoció
a Antonio decirme que lo más trágico, lo más doloroso, en la muerte de Antonio, es
el hecho de que su genio ha sido en gran parte, ¿cómo decirlo? ¡Dutilizado y por
tanto desconocido" (ibid., p . 152).
   3* Cfr. la carta de Tañía a Sraffa del 12 de mayo de 1937, publicada en Apéndi-
ce a las Lettere dal carcere, cit., p. 915.
   ^^ "El cuidado de la herencia política y literaria de Antonio es algo demasiado
importante para que pueda ser dejado al azar de nuestros encuentros"': así escribió
Togliatti a Sraffa en una caria del 20 de mayo de 1937, desde Moscú (publicada en
Rinascila del 14 de abril de 1967).
   ^•i La noticia se loma de una carta de Tania a Sraffa del 7 de julio de 1937: "Ayer
entregué los cuadeinos (todos ellos) e incluso el catálogo que había comenzado".
Este "catálogo" es un cuaderno en el que la misma Tania había proyectado redactar
un índice-ín Veni ario de todas las notas escritas por Gramsci en sus cuadernos. Lleva

26
custodiados en lugar seguro. Llegaráti a Moscú, junto con los libros y
efectos personales de Gramsci, só3o en julio de 1938. Los íoraa en con-
signación Vincenzo Bianco, en calidad de representante italiano en la Co-
mintern. Togliatti está en España, pero muy pronto recibe las primeras
fotocopias de los cuadernos y comienza a estudiar, junto con otros com-
pañeros, los primeros proyectos de publicación.^''
   En efecto, el precipitarse de los acontecimientos políticos y por último
la guerra mundial no pueden sino entorpecer y retardar cualquier proyec-
to de este tipo. Ciertamente que Gramsci, de haber estado con vida, hu-
biera sido el último en dolerse de semejante retardo: no por nada quiso
dedicar su trabajo carcelario a una investigación "für ewig", que pudiera
sobrevivir más allá de la batalla política inmediata. Como combatiente
político había hecho, incluso en la cárcel, todo cuanto había podido. No
eligió voluntariamente la vía del martirio, e incluso luchó desesperada-
mente por su supervivencia física, pero siempre se negó a negociar su sal-
vación con aquella peíición de gracia que repetidas veces le fue solicita-
da y que él consideraba un "suicidio político". En este tipo de decisiones
Gramsci era todo lo contrario de un ser aislado: seguía siendo parte inte-
grante de un movimiento de lucha llamado a comprometerse en todos los
frentes en encarnizados combates cotidianos. Sólo una serie de triunfos
en estos combates habría podido garantizar la perspectiva de aquellos
tiempos por los que Gramsci había trabajado en sus Cuadernos.
   La lucha contra el fascismo estaba aún en curso, e Italia no había sido
aún totalmente liberada, cuando aparecen los primeros anuncios de la
próxima publicación de los inéditos gramscianos."^ Algunos de esos anun-
cios eran en realidad prematuros, demasiado anticipados a la posibilidad
material de preparación de los textos.^^ Sólo despnés de terminada la gue-

mía etiqueta coa la leyenda "Catálogo I. Elenco de los temas tratados en los cua-
deraos"; el índice está completo respecto a dos cuadernos, e incompleto para un
tercero. También este cuaderno se conserva actualmente junto a los manuscritos ori-
ginales de Gramsci.
   •^^ Cfr. Spriano, Storia del partito comunista italiano^ vol. ni, cit., p. 156,
   ^^ Una primera descripción sumaria de ios Cuadernos, "cuya publicación deberá
iniciarse pronto", está en un artícnlo aparecido en la Unità de Ñapóles el 30 de abril
de 1944 ("L'eredità letteraria di Gramsci"), EI artículo no está firmado, pero debió
de ser escrito por Palmiro Togliatti, quíen poco antes había llegado a Italia. Alguna
noticia sobre los Cuadernos y sobre Tas Cartas babía sida anticipada ya en im artícu-
lo de Mario Montagnana, "Gli scritti inediti di Antonio Gramsci", publicado en la
revista Staio Operaio, Nueva York, marzo-abril de 1942, junto con algunos extractor
de las Carias de ¡a cárcel. Sin embargo, Montagnana advertía que "los cuadernos que
contienen las notas de Gramsci no están aún listos para la publicación".
   •'^' Hay que recordar que pocos di'as después de la liberación de Roma se puso en
circulación (con fecha del 7 de junio de 1944) el catálogo de una nueva casa edito-
rial, "La Nuova Biblioteca", dirigida por Palmiro Togliatti: el plan, preparado con
la colaboración de Felice Platone, preveía cinco volúmenes, dos de los cuales dedi-
cados a Jos Escri/os en /a cárcel. Según el íestimonio de Cario Bernari, Togliatti ha-

                                                                                   27
demos de la cóvcel. Pero aun cuando tal orientación debiese encontrar
reservas, sigue justificando los criterios adoptados la necesidad de ofrecer
un instrumento de lectura que penr.ita seguir el ritmo de desarrollo con
que la investigación gramsciana se desarrolla en las páginas de los Cua-
dernos. Así pues, esta edición da por supuesto no hallarse gravada por
hipotecas interpretativas, aun habiendo nacido en el cuadro de una línea
de interpretación del pensamiento de Gramsci. Para confirmar tal aspira-
ción pueden servir también las aclaraciones técnicas que siguen:

1. En primer lugar se ha procurado reproducir el texto de los Cuader-
nos tal como éstos fueron escritos por Gramsci, de manera que nada ex-
terior se interponga entre este texto y el lector. Con este objeto el aparato
crítico está separado del texto de Gramsci y lo sigue al final de la obra.*
El lector podrá recurrir a él cuantas veces le sea necesario, pero sin ser
distraído por continuas llamadas en su lectura independiente. A pie de
página se han añadido sólo las pocas y brevísimas notas que señalan
variantes del texto o rectificaciones realizadas.

2. Los "cuadernos" han sido ordenados según el orden cronológico dé
redacción reconstruido sobre la base de verificaciones objetivas, indica-
das en la "Descripción de los Cuadernos" (que es una sección del apara-
to crítico). Sobre esta base los cuadernos han sido numerados en orden
progresivo, conservando sin embargo, entre paréntesis, la vieja numera-
ción dada por Tania, como ya vimos, en simple función de control." Los
cuadernos así numerados son veintinueve: del 1 (XVI) al 29 (XXÍ). Con
un tipo de numeración distinto se han marcado los otros cuatro cuader-
nos que contienen solamente ejercicios de traducción: A (XIX), B (XV),
C (XXVI), D (XXXI). También en este caso el número romano entre
paréntesis se refiere a la vieja numeración de Tania Schucht. La recons-
trucción del orden cronológico de los cuadernos ha sido posible casi
siempre, como se verá, sin márgenes de incertidumbre apreciables, pero
hay que advertir que tal orden concierne sólo al inicio de la redacción
de los diversos cuadernos, pero en los cuales Gramsci, a lo que parece,
trabajaba a menudo contemporáneamente, completándolos en algunos ca-
sos a gran distancia de tiempo. En el interior de cada cuaderno se ha
seguido por regla general el orden material de las páginas, salvo cuando
resultaba claro que Gramsci se había atenido a un orden distinto. En todo

  * En la presente edición la "Descripción de los Cuadernos" y las notas corres-
pondiente a eada Cuaderno aparecen al finaJ de cada uno de los tomos [E.J
  ^^ Para los dos cuadernos no numerados por Tania por estar ya señalados con los
números provisionales III y IV bis, se ha preferido por razones de uniformidad, y
para evitar confusiones, integrar entre paréntesis la numeración incompleta de Tania
Schucht: se trata de ¡os cuadernos 10 (XXXIII) y líí (XXXII- IV bis).

30
caso, el. numero de las páginas originales de cada cuaderno aparece seña-
lado al margen en el texto de la presente edición,
3. En la segunda fase de redacción de los CuMernos (1931-1933), y más
aún en la tercera fase (1934-35), Gramsci —procediendo ulteriormente
en el trabajo— canceló (con largos trazos de plmna, que no obstaculizan
la lectura) muchas de las notas escritas en primera redacción para luego
retomarlas casi siempre, más o menos reelaboradas, en otras notas de la
segunda redacción, sobre todo en los "cuadernos especiales", en donde
los textos están agrupados por temas. Nuestra edición, que reproduce
íntegramente el texto gramsciano, ha dejado las notas de primera redac-
ción en el mismo lugar en que se hallan colocadas en los cuadernos origi-
nales; pero también para hacerlas inmediatamente reconocibles las ha
señalado con una tipografía menor. Al final de cada una de estas notas si-
gue una llamada que remite a las páginas originales del cuaderno en el
que se puede encontrar la misma nota en segunda redacción. Del mismo
modo, al final de las notas de segunda redacción se encontrará la indica-
ción de los textos correspondientes en la primera redacción. Las notas
carentes de esta indicación son textos dejados por Gramsci con una redac-
ción única.
   En las "Notas" del aparato crítico, las indicaciones relativas a las ca-
racterísticas de cada parágrafo del texto y a sus vinculaciones se hallan
contenidas en forma más detallada. Para mayor claridad, y para evitar
excesivas repeticiones, se indican como textos A aquellos de primera redac-
clón como textos B aquellos de redacción única; como textos C aquellos
de segunda redacción. En el paso de los textos A a los textos C, Gramsci
no siguió un criterio uniforme. En algunos casos, diversos textos A son
concentrados en un único texto C; en otros casos, al contrario, un texto
único A es subdividido en diversos textos C; todavía otras veces existe per-
fecta correspondencia entre las notas de primera redacción y las de segun-
da redacción. Incluso el grado de reelaboración de los textos es muy va-
riable: se va desde casos en los que el texto de primera redacción es
apenas reconocible en la segunda redacción, enriquecida por importantí-
simas integraciones, hasta otros casos en donde por el conù'ario el texto A
es simplemente repetido al pie de la letra en el correspondiente texto C.

4. En todos los cuadernos las notas de Gramsci tienen al principio,
casi siempre, un signo de parágrafo (5), seguido en muchos casos por
un título. En el texto de la edición hemos conservado naturalmente estas
indicaciones, integrando sin embargo el signo de parágrafo con un núme-
ro progresivo para cada cuaderno, con el fin de satisfacer las exigencias
de consulta. Éstos números añadidos, como cualquier otra integración
hecha por los editores al texto de Gramsci, son idenlificados por paren-
tesis angulares < > (que por el contrario se omiten, por obvias razones,
en el aparato crítico, que tiene un carácter enteramente editorial). La
misma advertencia vale también para los títulos de los Cuadernos: son edi-
toriales aquéllos entre paréntesis angulares, mientras que, donde éstos fal-
tan, los títulos son de Gramsci. En el texto los corchetes [ ] han sido usados
para indicar palabras o frases añadidas por Gramsci en un segundo mo-
mento, entre líneas o al margen del cuaderno.

5. Eli nuestra edición se reproducen íntegramente 29 cuadernos, diecisiete
de los cuales pertenecen al periodo de Turi y doce al periodo de Formia.
Los otros cuatro cuadernos conservados, todos del periodo de Turi, con-
íieoen, como ya se ha dicho, exclusivamente ejercicios de traducción.
Otros ejercicios de traducción ocupan también una parte de otros dos
cuadernos: el 2 (XXIV) y el 7 (VII). No se ha considerado necesaria la
reproducción integral de estos trabajos,* que solamente habría complicado
inútilmente una edición ya tan cargada, ya que aquéllos se sitúan clara-
mente fuera del plan de trabajo que se propuso Gramsci en la redacción
de los Cuadernos. Como ya se recordó con base en el testimonio de las
Cartas de la cárcel, estas tareas de traducción eran consideradas por Gi^ams-
ci como un ejercicio relajante y un entretenimiento mental úíil para cierto
periodo. Por otra parte, docimieiitan el paiticular interés de Gramsci por
algunos temas y por la profundización en dos lenguas juzgadas por él de
especial importancia (el alemán y el ruso); pero no presentan ninguna
característica que vaya más allá de lo inmediatamente pragmático a que
se proponían responder. De hecho, tal trabajo fue intemunpido cuando sus
condiciones de salud comenzaron a agravarse, al mismo tiempo que sentía
la necesidad de intensificar el trabajo teórico y la redacción de los Cua-
dernos. Por lo tanto se ha considerado suficiente ofrecer a los lectores
una minuciosa documentación analítica de estos trabajos de traducción,
en la "Descripción de los Cuadernos".

6. En algunos de los Cuadernos hay páginas utilizadas por Gramsci para
notas o apuntes personales ligados a las exigencias de la vida carcelaria y
sólo indirectamente, en algunos casos, al trabajo de los Cuadernos. Si
bien no ha parecido oportuno incluir este material heterogéneo (listas de
libros, borradores de cartas o peticiones, cuentas y cálculos varios, etcé-
tera) en el texto auténtico, se ha considerado útil reproducirlo íntegra-
mente, o casi, por su valor documental, en la citada "Descripción de los
Cuadernos".


   -' En la presente edición no se incluyen obviamente los eÍercicÍo5 de iraduc-
ción de Gramsci al italiano. [E.J

32
7. Por el contrario, ninguna intervención que pudiese menoscabar de cual-
quier modo el carácter integral de la reproducción de las notas de los
Cuadernos se ha considerado lícita; ni para evitar repeticiones o para
eliminar anotaciones que pudiesen parecer superfinas o faltas de interés
ni para atenuar juicios polémicos. El carácter claramente provisional de
estas páginas, así como las repetidas advertencias de Gramsci sobre la ne-
cesidad en que él mismo hubiera podido encontrarse de corregir, o incluso
de trastrocar, tras eventuales controles, afirmaciones contenidas en sus
not^, deberían bastar para eliminar cualquier preocupación extraña al
carácter "desinteresado" de la obra gramsciana. Algunos juicios de los
Cubemos son particularmente duros; asi como excesivamente ásperos,
y no siempre ecuánimes, fueron Jos juicios del Gramsci empeñado, antes
de su arresto, en el enfrentamienio cotidiano y en la polémica política inme-
diata. Pero seleccionar tales juicios —que son serenamente cojifiados aJ
discernimiento de los lectores— hubiera sido inadmisible en una edición
crítica.

8. Se han respetado todas las particularidades estilísticas y lexicales; del
texto gramsciano. En el caso de deformidad en el uso ds formas lexicales
de una misma palabra (por ejemplo, qiástione y questione) se ha pre-
ferido no imiformar. Cuando se ha corregido en el texto algún lapsus
evidente, tratándose de casos bastante raros, se ha considerado oportuno
señalar el hecho a pie de página. Pero en general se ha evitado transfor-
mar el criterio de la transcripción fiel en inútil pedantería. Así se han
completado, sin hacer advertencia al respecto, las palabras abreviadas,
cuando la abreviación ha parecido totalmente casual y carente de signi-
ficado; cuando, por el contrario, la abreviación parecía intencional, para
no alannar a la censura carcelaria, esta circunstancia ha sido señalada
en una nota. Las precauciones usadas por Gramsci para defender el tra-
bajo de los Cuadernos de la vigilancia de las autoridades carcelarias vaíian
en los distintos periodos de su detención. Por este motivo la presencia
de los textos de primera redacción, en los que Gramsci demuestra tener
menos preocupaciones al respecto, hace su discurso más inmediatamente
inteligible y facilita a menudo la comprensión de los subsecuentes textos de
segunda redacción, donde abundan por el contrario los circunloquios em-
pleados para ocultar a los censores las referencias a temas políticos e ideo-
lógicos sospechosos.

9. La amphtud del aparato crítico quiere responder a la exigencia de pro-
porcionar al lector todos los instrumentos útiles para una comprensión
más exacta del texto y para la profundización del estudio de la obra
gramsciana. Incluso en las "Notas al texto" se ha tratado de evitar toda
prevaricación de carácter interpretativo que pretendiese condicionar las
decisiones que coiresponden a la responsabilidad y al sentido crítico del
lector. Así pues, las ''Notas" no dan el primer lugar al comentario, sino
qae contienen sobre todo indicaciones sobre las fuentes utilizadas por
Gramsci, aun cuando no sean declaradas en el texto, aclaraciones sobre
las obras, sobre los sucesos y los personajes mencionados y sobre las alu-
siones que no se entienden por sí mismas pero que pueden ser descifra-
bles en forma verosímil, y por último referencias a las relaciones con las
Cartas de la cárcel, a los vínculos internos de los Cuadernos y a los an-
teriores escritos de Gramsci conectados con ellos según los temas trata-
dos en cada ocasión. Todas las fuentes han sido controladas (excepto po-
quísimos casos en los que no fue posible hallarlas o identificarlas), y ello
permitió en muchas ocasiones aclarar el significado de referencias o alu-
siones de Gramsci que de otra manera hubieran permanecido oscuras o
genéricas.

Las aclaraciones técnicas proporcionadas no deberían apartar la atención
del lector de las motivaciones que las hicieron necesarias, aunque a pri-
mera vista pudieran parecer un poco demasiado minuciosas. Sin embargo,
no habria sido justo simplificar sustituyendo las "minucias" de la ñlo-
logia por las grandes líneas de un perfecto planteamiento interpretativo.
Incluso en este caso *'simphficar" habría significado, como advirtió el
mismo Gramsci, "desnaturalizar y falsificar".*^ Tampoco habría sido útil
insistir en lo que ya es conocido, en los temas (hegemonía, función de
los intelectuales, "bloque histórico", etcétera) que han hecho célebre el
pensamiento de Gramsci como el de uno de los pensadores más significa-
tivos del mundo contemporáneo. La insistencia de Hegel en subrayar la
contraposición entre lo que es "advertido" y lo que es "conocido" merece
sin duda ampliarse más allá del ámbito específico de la lógica hegeliana.
La tendencia a embalsamar el pensamiento de los clásicos en su noto-
riedad (y esto es posible también bordando sobre él infinitas variaciones)
sigue actuando como el medio más usual para privar a aquel pensamiento
 de su vitalidad.
    Gramsci es ya un clásico, y para su obra era indispensable ceñirse a
 aquella tarea que él mismo juzgaba necesaria para otro clásico: "es pre-
ciso [escribía pensando en Marx]. Hacer preliminarmente un trabajo
filoló^co minucioso y conducido con el máximo escrúpulo de exactitud,
 de honradez científica, de lealtad intelectual, de ausencia de todo prejui-
 cio y apriorismo o toma de partido".*^ A esta exigencia hemos tratado de
 atenemos en la preparación de la nueva edición crítica de los Cuadernos
 de la cárcel, sin reprocharnos en modo alguno el haber dedicado tanto

  ^•í Cfr. en la presente edición, tomo 5, cuaderno 15 (U) § < ' - ' ' > .
  *" Cfr. en la presente edición, tomo 5, cuaderno 16 (XXÍÍ) 5 < ' 2 > .

34
tiempo a un simple trabajo "preliminar". Pero el resultado hace ahora
posible una nueva lectura de Gramsci; y es lícito esperar que elía peraii-
tirá un conocúniento mejor de su obra, quizá en parte incluso distinto,
pero ciertamente más exacto y profundo.

                                                          VALENTINO GliRKATANA


La iniciativa de la presente edición es del Instituto Gramsci, que custodia los ma-
nuscritos y la mayor parte de los libros que fueron de Antonio Gramsci. Todo el
trabajo de preparación se ha desarrollado en la sede romana del Instituto que, en
colaboración con el editor Einaudi, ha proporcionado los medios materiales y orga-
nizativos de la investigación. En la primera fase de preparación del trabajo, en
J96S-69 y en 1969-70, pudimos usufructuar también una contribncíón financiera
del Consejo Nacional de la Investigación, Debemos una gratitud especial a Euge-
nio Garin por los consejos y sugerencias con que desde el principio nos ayudó en
nuestra labor.
   El trabajo de edición contó con la valiosa ayuda de un grupo de colaboradores
especializados que, individualmente o en equipo, contribuyeron a realizar el com-
plejo programa de investigaciones y controles bibliográficos y de archivo necesa-
rios en las diversas fases de preparación de la edición. En el primer año de orga-
nización del trabajo Bruno Anatra colaboró en la organización de los ficheros.
Giacomina Nenci, Alberto PostigUola, Luciana Trentin, Dino Ferreri, colaboraron
en la confrontación de los manuscritos originales, en la búsqueda de las fuentes
y en la recolección del material nlílizable para la redacción de las notas al texto.
La contribución de todos nos ha sjdo preciosa; pero no pueden silenciarse los par-
ticulares méritos de Ferreri, quien durante cerca de seis años se dedicó en la forma
más activa, y con resultados a menudo particularmente felices, en todas las fases
principales de la investigación, además de en la fase final de realización editorial.
En la elaboración del aparato crítico Ferreri colaboró en la redacción de la "Des-
cripción de los Cuadernos" y de una parte de las "Notas iú texto", y se hizo cargo
además de redactar el "índice de Jas obras y de Jos periódicos citados". En Ja pre-
paración del "índice por temas" y de la "Tabla de concordancias" colaboraron
respectivamente Anua Mariti Calvelli y Luciana Trentin. La preparación del "ín-
dice de nombres" estuvo a cargo de Carmine Donzelli, de la editorial Einaudi.
   Deseamos también expresar el más vivo agradecimiento al doctor Costanzo Ca-
sucei, del Archivo Central del Estado, quien facilitó la consulta de los fascículos
relativos a Gramsci conservados en el ACE; y a todos aquellos que proporcionaron
útiles informaciones o aclaraciones sobre cuestiones específicas: Luigi Arbizzaui,
Nicola Auciello, Nicola Badaloni, Christine Biici-Glucksinann, Sergio Caprioglio,
Gabriele De Rosa, Elsa Fubini, Pietro Grifone, Alfonso Leonettí, Attilio Marinan,
Piero Melograni, Mazzino Montinari, Franco Moretti, Gaetano Perillo, Claudio

                                                                                  35
Pozzoli, Ernesto Ragionieri, Aldo Ricci, Giulio Rugiu, Arnaldo Satta, Paolo Spria-
no, Sebastiano Timpanaro, Paola Zambelli.
   Nos fue de gran ayuda el equipo de redacción de la editorial Einaudi, en par-
ticular la labor de Oreste Molina y Elena De Angeli, no sólo por la asi'ìtencia tèc-
nica normal, sino también por la solución ds los complejos problemas planteados por
la organización y el ordenamiento de las diversas secciones del aparato crítico. El
 director del Instituto Gramsci, Franco Fetri, y todo el personal del Instituto, favo-
recieron la preparación de la edición siguiendo sus diversas fases con activo y
continuo in.terés.
                                                                                  V. G.




36
CRONOLOGÌA DE LA          VIDA DE ANTONIO GRADISCI




1891     22 de enero. Nace en Ales (Cagliari) de Francesco Gramsci y
         Giuseppina Marcias, cuarto de siete hijos (Gemiaro, Grazietta,
         Emma, Antonio, Mario, Tejesina, Carlo). HI padre, hijo de un
         coronel de la gendarmeria borbònica, nació en Gaeta en 1860
         y provenía de una familia de origen albanés, transferida ai Reino
         de las Dos Sícíiias después de ía revolución griega de ÍS2I.
         Concluidos los estudios del Jiceo, encuentra empleo en la Ofi-
         cina del Registro de Ghilarza (1881). En 1883 se casa con
         Giuseppina Marcias, y algún tiempo después se traslada a Ales.
         La madre, nacida en GhilaKa en 1861, era sarda por parte pa-
         terna y materna, y emparentada con familias acomodadas del
         lugar.

1894-96 Jtmto con sus hermanas Emma, Grazietta y Teresina es enviado
        al asilo de las hermanas de Sórgono (cerca de Nuoro), a donde
        la familia Gramsci se había mudado desde Ales. El niño es de
        salud delicada; a este periodo —abacia la edad de cuatro años-^
        corresponde la caída de los brazos de una sirvienta que ínego
        se relacionaría con la deformidad física de Gramsci.

1897-98 El padre es despedido del empieo, y luego arrestado y conde-
        nado, por una irregularidad administrativa. La madre con los
        siete hijos va a vivir a Ghilarza, Antonio ("Nino") frecuenta la
        escuela elemental.

1903-05 Obtenido en el verano de 1902 el diploma de estudios elemen-
        tales, se ve obligado, por las difíciles condiciones económicas
        de la familia, a trabajar durante dos años en la oficina del ca-
        tastro de Ghilarza. Estudia privadamente,

1905-08 Gracias a la ayuda de la madre y las hermanas, reanuda los
        estudios y frecuenta las últimas tres clases del gimnasio en Santu
        Lussurgiu, a unos 15 kilómetros de Ghilarza. Durante el pe-
        riodo escolar vive en Santu Lussurgiu en casa de una campesina.
        En los primeros años manifiesta marcada tendencia hacia las
        matemáticas y la ciencia. Alrededor de 1905 empieza a leer la

                                                                       37
prensa socialista, incluido el Avanti, que su hermano mayor
       Gennaro le envía d^de Turin donde se encuentra cumpliendo
       el servicio militar.
08-11 Concluidos los cursos del gimnasio en Oristano, se inscribe en
      el liceo Dettoli de Cagliari. Vive con su hermano Gennaro, con-
      tador en una fábrica de hielo, cajero de la Cámara del Trabajo
      local y luego secretario de ia sección socialista. Frecuenta el
      movimiento socialista y participa activamente en los ambientes
      juveniles en las discusiones sobre los problemas económicos y
      sociales de la isla. Se manifiesta en él un profundo sentimiento
      de rebelión contra los ricos, teñido de orgullo regionalista. En
      1910 publica en el diario de Cagliari L'Unione Sarda, dirigido
      por Raffa Garzía, su primer artículo. Es corresponsal del día-
      rio de Aidomaggiore, pequeño centro vecino a Ghilarza, en la
      zona de Tirso. Lee la revista // Viandante de Tomaso Monicel-
      li, sigue los artículos de Salvemini, Croce, Prezzolini, Cecchi,
      etcétera. Por estos años pueden situarse también las primeras
      lecturas de Marx, "por curiosidad intelectual". Durante las vaca-
      ciones, para contribuir a los gastos de los estudios, hace tareas
      de contabilidad y da lecciones privadas.

¡11    Verano. Obtiene el diploma del liceo. Para inscribirse en la
       Universidad decide concursar por una de las becas de estudio
       de 70 liras mensuales, por diez meses al año, ofrecidas por el
       Colegio Cario Alberto de Turín a los estudiantes de pocos re-
       cursos de las viejas provincias del Reino de Cerdeña. Pasa algu-
       nas semanas en Oristano en casa de su tío Serafino como ins-
       tructor del niño Delio. Hacia fines del verano parte para Turín,
       con una breve parada en Pisa, huésped de los tíos Delogu, pri-
       mos de su madre.

       Octubre. Se presenta ai concurso, en el cual participan tam-
       bién Palmiro Togliatti, Augusto Rostagni, Lionello Vincenti, y
       obtiene la beca de estudio.

       Noviembre. Se inscribe en la facultad de letras. Vive primero
       en el Lungo Dora (calle Firenze), por un breve periodo en la
       calle San Massimo, junto con Angelo Tasca, compañero de es-
       tudios y dirigente del movimiento juvenil socialista, luego en
       casa de la viuda Berra, en un cuartito en el último piso de Plaza
       Carlina 8, en las cercanías de la Univerí^idad.
En los primeros meses de vida estudiantil vive aislado, con gra-
ves dificultades materiales y padeciendo agotamiento nervioso.
Sus intereses se orientan principalmente a los estudios de filolo-
ga, a los que lo encamina Matteo Bartoli con algunas investi-
gaciones sobre el dialecto sardo. Frecuenta también el curso de
literatura italiana de Umberto Cosmo. En un curso del profe-
sor Pacchioni sobre la ley romana de las xn Tablas renueva su
contacto con Togliatti: así tiene principio su amistad. Algún
tiempo después, desarrollan juntos una investigación sobre la
estructura social de Cerdeña.

Pasa las vacaciones veraniegas con su familia en Ghilarza. En el
curso del otoño aprueba los siguientes exámenes: 4 de noviem-
bre: geografía (30), 12 de noviembre: filología (30 y mención
honorífica), gramática griega y latina (27).

Se entrega a una intensa vida de estudio, frecuentando en el año
académico 1912-13 numerosos cursos de la facultad de letras
y de leyes, dictados por Arturo Farinelli, Pietro Toesca, Luigi
Emaudi, Francesco Ruffíni, etcétera. Sus precarias condiciones
de salud le impiden, sin embargo, preparar ningún examen.

Octubre. Desde Ghilarza Gramsci envía su adhesión al "Grupo
de acción y propaganda antiproteccionista" promovido en Cer-
deña por Attilio Deffenu y Nicolò Fancello. La adhesión apare-
ce en La Voce de Prezzolini del 9 de octubre. Asiste en Cerdeña
a la batalla electoral para las primeras elecciones con sufragio
universal (26 de octubre-2 de noviembre), y queda impresio-
nado por las transformaciones producidas en aquel ambiente
por la participación de las masas campesinas en la vida política.
Escribe acerca de ello a su amigo Tasca. En los meses siguientes
tiene los primeros contactos con el movimiento socialista turi-
nés, en particular con los jóvenes del "Fascio central", según el
testimonio del mismo Tasca. A esta época corresponde también,
probablemente, la inscripción de Gramsci en la sección socia-
lista de Turin.

En la primavera aprueba los siguientes exámenes; 28 de marzo,
filosofía moral (25); 2 de abril, historia moderaa (27); 18 de
abiíl, literatura griega (24). Lee asiduamente La Voce de Prez-
zolini y L'Unità de Salvemini y, con algunos amigos, proyecta
fundar ima revista socialista. Apoya la iniciativa de ofrecer a
Gaetano Salvemini la candidatura al IV- Colegio (Borgo San
Paolo) de Turin. Gramsci se alinea junto a los grupos avanza-
dos de obreros y estudiantes (socialistas, libertarios, etcétera)
que forman en Turin la fracción de izquierda revolucionaría y
toman parte activa en la gran manifestación obrera del 9 de
junio, durante la "semana roja".

Octubre. Interviene en el debate sobre la posición del PSI ùen-
te a la guerra con el artículo (firmado) "Neutralidad activa y
operante" (// Grido del Popolo, 31 de octubre), en polémica
con Tasca, favorable a la "neutralidad absoluta".

El 11 de noviembre aprueba el examen de literaturas neolati-
nas (27). En diciembre el profesor Battoli refiere a la presi-
dencia de la Fundación Albertina que "el joven se ve periódica-
mente sometido a crisis nerviosas que le impiden atender a los
estudios con Ía debida asiduidad".

En el invierno 1914-15 sigue el curso de filosofía teorética de
Annibale Pastore, quien le da también algunas iecciones priva-
das. El 22 de abril se presenta al examen de literatura italiana.
Será su liltimo examen. Desde ese momento abandona la Uni-
versidad, pero, al menos hasta J918, parece no renunciar al pro*
pósito de licenciarse en filología.

Otoño. Reanuda la colaboración en II Grido del Popolo, dirigi-
do por Giuseppe Bianchi, con una serie de notas y artículos de
tema social y literario. El 10 de diciembre pasa a formar parte
de la redacción turinesa del Avanti!

Se entrega a una intensa actividad periodística como cronista tea-
tral, redactor de notas de actualidad y polemista en la sección
"Sotto la Mole" del Avanti! Entre sus blancos preferidos se ha-
llan la retórica nacionalista e intervencionista y las corrupciones
intelectuales y sociales. Pronuncia conferencias en los círculos
obreros turineses sobre Romain Rolland, la Comuna de París, la
revolución francesa, Marx, Andrea Costa, etcétera.

Febrero. Gramsci, por ese entonces —como recordará más tar-
de— "de tendencia bastante crociana", toma a su cargo la re-
dacción de un número único de la federación juvenil socialista
piamontesa, La Città Futura (11 de febrero), donde publica los
artículos: "Tre principi, tre ordini", "Indifferenti", "La discipH-
na", "Margini" y escritos de Croce, Salvemini y Aunando Car-
lini.

Abril y julio. En algunos ariículos y notas en II Grido del Po-
pola exalta la figura de Lenin y subraya las finalidades socialis-^
tas de la revolución i-usa.

Agosto. Colabora en los preparativos de la sección socialista
para la visita a Turin de un gmpo de delegados rusos del So-
viet. La visita concluye el 13 de agosto con una gran manifesta-
ción obrera a favor de la revolución rusa y de Lenin.

Septiembre. Después de la insuiTección obrera del 23-26 de
agosto y el arresto de casi todos los exponentes socialistas turi-
neses, Gramsci es nombrado secretario de la comisión ejecutiva
provisional de la sección de Turin y asume, de hecho, la direc-
ción de // Grida del Popola, al que dedica "buena parte de su
tiempo y de su frecuentemente convulsa actividad", hasta octu-
bre de Z918.

20 de octubre. Publica un número de 11 Grido del Pópalo ente-
ramente dedicado al problema de la libertad aduanal, con artícu-
los de Togliatti, U. G. Mondolfo, U. Cosmo, B. Buozzi.

18 y 19 de noviembre. Como representante del ejecutivo provi-
sional de la sección turinesa y director de II Grido del Popolo,
participa en Florencia en la reunión clandestina de la "fracción
intiansigente revolucionaria" constituida en el mes de agosto.
Están presentes, entre otros, C. Lazzari, G. M. Serrati, N. Bom-
bacci, A. Bordiga, etcétera. Gramsci comparte el parecer de Bor-
diga sobre Za necesidad de una intervención activa del proleta-
riado en la crisis de la guerra.

Diciembre. Propone la creación en Turin de una asociación pro-
letaria de cultura y afinna la necesidad de integrar Za acción
política y económica con un órgano de actividad cultural. Con
algunos jóvenes —Cario BoccaSo, Attilio Carena, Andrea Vi-
glongo— funda un "Club de vida moral". Escribe acerca de ello
a Giuseppe Lombardo Radice.

Comenta la toma del poder por paite de los bolcheviques con
el artículo "La rivoluzione contro il capitale", publicado por
Serrati en el Avanti! mslanés del 24 de diciembre. En los meses
siguientes coaduce en íl Grido del Papólo      una campaña en pro
        de la renovación ideológica y cultural del     movimiento socialis-
        ta y, paralelamente, publica comentarios,      noticias y docmnen-
        tos sobre el desarrollo de la revolucióii en   Rusia, con la ayuda
        de un compañero polaco, Aron Wizuer.

1918    Enero, Acusado de "voluntarismo", polemiza COB Claudio Tre-
        ves en el artículo "La critica critica", II Grido del Popolo (12
        de enero).

       En abril, mayo, junio, el nombre de Gramsci figura frecuente-
       mente en los infonnes de la prefectura de policía junto a los de
       los dirigentes de la sección socialista turinesa, vinculada a la
       fracción intransigente revolucionaria. Conmemora el nacimiento
       de Marx en II Grido del Popolo con el artículo "II nostro Marx"
       (4 de mayo), reproducido por L'Avanguardia (26 de mayo).

       22 de junio. Publica en II Grido del Popolo el artículo "Per co-
       noscere la rivoluzione russa",

         Julio. Testimonio a favor de Maria Giudice —ex-directora de
       . // Grido del Popola— en el proceso por los "sucesos de Turin"
         de agosto de 1917.
       19 de octubre. Con una despedida de Gramsci, cesa la publi-
       cación de // Grido del Popolo para dejar lugar a la edición turi-
       nesa de Avanti!

       5 de diciembre. Sale el primer número de la edición turinesa
       de Avanti! Redactor jefe Ottavio Pastore, redactores Gramsci,
       Togliatti, Alfonso Leonetti, Leo Gaietto. La tirada del periódi-
       co, origiiíalmente de dieciséis mil ejemplares, alcanza en pocos
       meses los cincuenta mil ejemplares.

1919   Febrero. Publica en la revista quincenal de Piero Gobetti Ener-
       gie Nove (nn. 7-8) el artículo "Stato e sovranità", en polémica
       con el escrito de Balbino Giuliano, "Perché sono un uomo d'or-
       dine".

        Abril. Desarrolla entre los campesinos-soldados de la Brigada
        Sassari —enviada a Turin en misión de seguridad pública— una
        eficaz propaganda socialista. Gramsci, Tasca, Umberto Terrs-
        Cini y Togliatti deciden crear la revista U Ordine Nuovo, Ras-
Ai
segna settimanale di cuìtura socialista. Gramsci es secretario de
redacción. El esfuerzo financiero (6 000 liras) es sostenido por
Tasca. En un primer tiempo forma también parte de la redac-
ción un comunista libertario, el ingeniero Pietro Mosso ("Carlo
Petri"). Las tareas administrativas están confiadas a Pía Ca-
rena.

lo. de mayo. Sale el primer número de L'Ordine Nuovo (a la iz-
quierda, en la cabeza, el lema: "Instruiros porque tendremos
necesidad de toda vuestra inteligencia. Agitaos porque tendre-
mos necesidad de todo vuestro entusiasmo. Organizaos porque
tendremos necesidad de íoda vuestra fuerza"). De uu prome-
dio de 3 000 lectores y 300 abonados en 1919, la revista alcan-
za el año siguiente un tiraje de casi 5 OOD ejemplares y 1 100
abonados, aunque sigue difundiéndose sobre lodo en Turin y
en el Piamonte. En el mes de mayo Gramsci es elegido para
la comisión ejecutiva de la sección socialista turinesa, dirigida
por el abstencionista G. Boero,

Junio. Con el artículo "Democrazia operaia" {L'Ordine Nuovo,
21 de junio) Gramsci plantea el problema de las comisiones
internas de fábrica como "centros de vida proletaria" y futuros
"órganos del poder proletario". Traduce sistemáticamente de la
prensa obrera internacional (rusa, francesa, inglesa, etcétera)
documentos y testimonios sobre la vida de fábrica y sobre los
consejos obreros. Publica testos de Lenin, Zinóviev, Bela Kun,
etcétera. Al mismo tiempo la revista da a conocer las voces más
vivas de la revolución en el campo de la cultura: Barbusse, Lu-
nacharski, Romain Rolland, Eastman, Martinet, Gorki.

Julio. Gramsci es arrestado y enviado por algunos días a la
Cárcel Nueva de Turin, durante la huelga política de solidari-
dad con las repúblicas comunistas de Rusia y Hungría. El 26
de julio L'Ordine Nuovo publica, tomándolo de // Soviet, "II
programma della frazione comunista", el primer documento ofi-
cial de la fracción comunista abstencionista del PSI, inspirada
por Bordiga.

13 de septiembre. L'Ordine Nuovo publica el manifiesto Á los
comisarios de sección de ias fábricas Fíat-Centro y Brevetti. En
la discusión previa en vista del congreso del PSI en Bolonia
(5-S de octubre), él grupo de L'Ordine Nuovo iavorece ía mo-
ción "maximalista eleccionista" de Serrati, que obtiene la ma-

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yoría de votos. El congreso de Bolonia delibera la adhesión a
       la Internacional Comunista.

       Octubre. Gramsci se encuentra en Turin con Sylvia Pankhurst,
       de la cual L'Ordine Nuovo publica una serie de "Cartas desde
       Inglaterra", traducidas por Togliatti.

       1 o. de noviembre. Con un orden del día presentado por M. Ga-
       lino y G. Boero, la asamblea de la sección turinesa de la FIOM
       aprueba ei principio de la constitución de los consejos de fábri-
       ca a través de la elección de los comisarios de sección. El 3 de
       noviembre L'Ordine Nuovo publica "el programa de los comi-
       sarios de sección".

       6 de diciembre. La asamblea de la sección socialista turinesa
       comienza la discusión sobre los consejos y aprueba los criterios
       en que se inspiran, nombrando un comité de estudio dirigido
       por Togliatti.

       15-17 de diciembre. Eí congreso extraordinario de la Cámara
       del Trabajo de Turin aprueba un orden del día favorable a los
       consejos de fábrica. El problema de los consejos es enérgica-
       mente debatido por las diversas corrientes socialistas. Intervie-
       nen en la discusión // Soviet de Bordiga, Comunismo de Serra-
       ti, Battaglie Sindacali de la CGL, Avanti/, etcétera. Sorel, que
       sigue el movimiento, juzga a la "pequeña hoja de Turin, L'Or-
       dine Nuovo, mucho más interesante que la Critica Sociale'

1920   Enero-febrero. Gramsci pubUca en L'Ordine Nuovo (24-31 de
       enero) el "Programa de acción de la sección socialista turine-
       sa" para cuya comisión ejecutiva es reelegido, junto con To-
       gliatti. Participa en las actividades de la "escuela de cultura"
       promovida en noviembre de 1919 por la revista, con algunas
       lecciones sobre la revolución rusa. Interviene en la asamblea de
       la asociación "Giovane Sardegna" (Joven Cerdeña), desarro-
       llando en ella una contrarrelación polémica. Algún tiempo des-
       pués constituye en Turin, con Pietro Ciuffo ("Cip") y otros, el
       círculo socialista sardo.

       27 de marzo. L'Ordine Nuovo publica el manifiesto "Por eJ
       congreso de íos consejos de fábrica. A los obreros y campesinos
       de toda Italia", con los siguientes firmantes: la comisión ejecu-
       tiva de la sección socialista de Turin, el comité de estudio de
los Consejos de fábrica, L'Ordine Nuovo, el grupo libertario
turinés.

28 de marzo. Tomando como pretexto la llamada "huelga de
las agujas", los industriales turíneses proclaman la clausura de
los establecimientos metalúrgicos y ponen como condición para
la reanudación del trabajo la renuncia por parte de las comi-
siones internas al método de las elecciones a través de los comi-
sarios de sección.

13 de abril. Se proclama la huelga general, a la que se adhie-
ren más de 200 mil trabajadores turineses, pero el movimiento
no se extiende a escala nacional.

24 de abril. La huelga general acaba con una victoria sustancial
de los industriales. La reglamentación de la disciplina interna de
fábrica vuelve a manos de la dirección de las empresas. La huel-
ga de abril, apoyada por Gramsci y el grupo de VOrdine Nuo-
vo, es desconocida por la CGL y la dirección del partido socia-
lista.

S de mayo. VOrdine Nuovo publica la moción "Per mi rin-
novamento del Partito Socialista", elaborada por Gramsci en los
primeros días de la lucha de los metalúrgicos y presentada al
consejo nacional del PSI (Milán, 18-22 de abril) por los repre-
sentantes de la sección socialista de Turm.

8-9 de mayo. Participa en Florencia, como observador, en la
conferencia de la fracción comunista abstencionista de Bordi-
la, que en estos meses va reforzando su propia organización a
escala nacional. Aun manteniendo una relación estrecha con la
fracción, Gramsci juzga que el partido comunista no puede cons-
tituirse sobre la base del simple abstencionismo. Habla en la
Universidad Popular invitado por un grupo de obreros y estu-
diantes florentinos.

23-28 de mayo. Asiste al congreso de la Cámara del Trabajo
de Turin que aprueba el informe Tasca sobre ios consejos de
fábrica.

Jmiio-julio. Tiene lugar el choque abierto entre Gramsci y Tas-
ca sobre el problema de !a función y de la autonomía de los
consejos de fábrica. Gramsci y L'Ordine Nuovo apoyan la ini-

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dativa para la constitución en Turin de los "grupos comunistas
     de fábrica", base del futuro partido comunista (Gramsci, "I
     gruppi eomunisU", en L'Ordine Nuovo, 17 de julio). Envía al
     comité ejecutivo de la Internacional Comunista un informe so-
     bre "11 movimento torinese dei Consigli di fabbrica", que será
     publicado en las ediciones rusa, alemana y francesa de la inter-
     nacional Comunista.

     El segundo congreso de la Internacional Comunista (19 de ju-
     lio-? de agosto) fija las condiciones para la admisión de los
     partidos (los llamados "21 puntos"). El congreso invita al PSI
     a liberarse de los reformistas y se pronuncia a favor de la "uti-
     lización de las instituciones burguesas de gobierno con vistas a
     su destrucción". Bordiga expone la posición del grupo de L'Or-
     dine Nuovo, no representado en el congreso. Lenin, no obstan-
     te las diferencias de la delegación italiana, define la moción de
     Gramsci, "Per un rinnovamento del Partito Socialista", dicien-
     do que "responde plenamente a los principios de la IH íníerua-
     cional".

     Agosto. Gramsci se separa de Togliatti y Terracini y se niega a
     entrar en la fracción comunista eleccionista de la sección so-
     cialista de Turin, reuniendo en torno suyo un pequeño gnipo de
     "Educación comunista", de tendencia cercana a los abstencio-
     nistas de Bordiga. Publica el artículo "II programma dell'Or-
     dine Nuovo" (L'Ordine Nuovo, 14 y 28 de agosto).

     Septiembre. Participa en él movimiento de ocupación de las fá-
     bricas. Visita también algunas fábricas en Milán. En una serie
     de artículos en la edición turinesa de Avanti! pone en guardia
     a los obreros frente a la ilusión de que la ocupación pura y
     simple de las fábricas resuelva de por sí el problema del poder,
     y subraya la necesidad de crear una defensa militar obrera.

     Octubre. Favorece la fusión de los diversos grupos (absten-
     cionistas, comunista eleccionista y de "Educación comunista")
     de la sección socialista de Turin, Publica en L'Ordine Nuovo
     dos artículos sobre "II partito comunista" (4 de septiembre y
     9 de octubre). En la primera quincena de octubre participa en
     Milán en la reunión de los diversos grupos acordes en sostener
     la aceptación de los "21 puntos" de la Internacional Comunista
     (abstencionistas, grupo de L'Ordine Nuovo, elementos de iz-
     quierda del PSI). Se elabora un "Manifiesto-programa" de la

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Antonio Gramsci - Cuadernos de la cárcel (Tomo 1)

  • 1.
  • 2. Edición crítica del Instituto Gramsci A cargo de Valentino Gerratana Cuadernos 1 (XVI) 1929-1930 Ediciones Era
  • 3. Traducción de Ana María Palos Revisada por José Luis González Primera edición en italiano: 1975 Título original: Quaderni del carcere © 1975, Giulio Einaudi editore s.p.a., Turin Primera edición en español: 1981 !SBN: 968-411-064-2 Derechos reservados en lengua española © 1981, Ediciones Era, S. A. Avena 102, México 13, D . F . Impreso y Iieclio en México Printed and Made in Mexico
  • 4. INDICE n Prefacio, de Valentino Gerratana 37 Cronologia de la vida de Antonio Gramsci TOMO 1 73 Cuaderno 1 ( X V I ) 1929-1930 Primer cuaderno 197 Cuaderno 2 (XXIV) 1929-1933 Miscelánea I Apéndice 309 I. Descripción de los cuadernos 323 11. Notas TOMO 2 Cuaderno 3 ( X X ) 1930 <MisceIánea> Cuaderno 4 ( X I I I ) 1930-1932 <Apuntes de filosofía I / Miscelánea / El canto décimo del Infierno > Cuaderno 5 ( I X ) 1930-1932 <MisceIánea> TOMO 3 Cuaderno 6 ( V I H ) 1930-1932 <Miscelánea>
  • 5. Cuaderno 7 (VII) 1930-1931 <Apuntes de filosofía il y Miscelánea> Cuaderno 8 (XXVIII) 1 9 3 M 9 3 2 <MisceIánea y Apuntes de filosofía IIÍ> TOMO 4 Cuaderno 9 ( X I V ) 1932 <MísceIánea y Notas sobre el Risorgimento itaíiano> Cuaderno 10 ( X X X I I I ) 1932-1935 La filosofía de Benedetto Croce Cuaderno 11 ( X V I H ) 1932-1933 <introducción al estudio de la filosofía> Cuaderno 12 (XXIX) 1932 Apuntes y notas para un grupo de ensayos sobre la historia de los intelectuales TOMO D Cuaderno 13 ( X X X ) 1932-1934 _ Notas breves sobre la política de Maquiavelo Cuaderno 14 (I) 1932-1935 <MÍscelánea> Cuaderno 15 (II) 1933 <MisceláQea> Cuaderno 16 ( X X I I ) 1933-1934 Temas de cultura. 1 ? * Cuaderno 17 (IV) 1933-1935 <Miscelánea> Cuaderno 18 (XXXII-IV bis) 1934 Nicolás Maquiavelo lí
  • 6. C u a d e r n o 19 ( X ) 1 9 3 4 - 1 9 3 5 <CRisorgimenio italiano> TOMO 6 Cuaderno 20 ( X X V ) 1934-1935 Acción Católica / Católicos integrales / jesuítas / modernistas C u a d e r n o 21 ( X V I I ) 1 9 3 4 - 1 9 3 5 Problemas de ía cultura nacional italiana. í^ Literatura popular C u a d e r n o 2 2 ( V ) 1934 Americanismo y fordismo C u a d e r n o 23 ( V I ) 1 9 3 4 Crítica literaria Cuaderno 24 ( X X V I I ) 1934 Periodismo Cuaderno 25 ( X X I I I ) 1934 Al margen de la historia. Historia de los grupos sociales subalternos Cuaderno 26 (XH) 1935 Temas de cultura. 2? C u a d e r n o 27 ( X I ) 1 9 3 5 Observaciones sobre el "folklore" Cuaderno 28 (III) 1935 Lorìanismo Cuaderno 29 ( X X I ) 1935 Notas para una introducción al estudio de Ja gramática ÍNDICES
  • 7.
  • 8. Los criterios seguidos en la realización de esta nueva edición de los Cua- dernos de la cárcel de Antonio Gramsci, aun correspondiendo en su ins- piración a aquéllos anunciados oportunamente cuando tal edición fue proyectada,^ no pueden fundamentarse adecuadamente sin insistir en la trabajosa génesis de la obra y de su fortuna. Por lo general, las contro- versias interpretativas originadas por la obra gramsciana prefieren pres- cindir de este aspecto. Se tiende a considerar esta génesis como un simple hecho, una circunstancia externa, esto es, algo a lo que no debe darse un peso excesivo en la evaluación de la importancia y del significado teórico de la obra. En tal actitud es posible reconocer un elemento positivo: el rechazo a reducir el valor de la obra gramsciana a los límites de una di- mensión heroico-sentimental de "testimonio de la época", solamente sus- ceptible de evocaciones conmemorativas. Sin embargo, no hay duda de que separar la trama de determinadas nociones teóricas sobre el modo como aquélla se ha formado, nos expone más fácilmente al riesgo de mal- interpretarlo, y, en el caso de Gramsci, tal cosa ha sucedido más de una vez. Algo semejante, por lo demás, ha sucedido también con los juicios sobre el hombre Gramsci. La sombra de la leyenda ha acompañado siem- pre su actividad y su obra. Objeto de odios implacables y de sarcasmos despectivos por la forma como se entregó a la lucha política, podía sus- citar por el mismo motivo una admiración que a menudo desembocó en la hipérbole o en amplificaciones deformantes. Incluso en el conocido retrato trazado por Gobetti en 1924 para La Rivoluzione Liberale,'^ cuando Gramsci fue elegido diputado en un parlamento ya t'ascistizado, se intro- dujeron algunos elementos legendarios: aparece la imagen de un Grams- ci visto como "profeta" revolucionario ("más que un táctico o un com- ^ Cfr. A'aleníino Geiratana, "Sulla preparazione di un'edizione cn'lica dei 'Qua- derni del carcere' ", en Gramsci e la culttira contemporanea, Actas del Congreso Internacional de Estudios Gramscianos celebrado en CagUari el 23-27 de abril de 1967, a cargo de Pietro Rossi, vol. li. Editori Riuniti-Instituto Gramsci, Roma, 1970, pp. 455-76. 2 Cfr. La Rivoluzione Liberale, 1 de abril de 1924 (año ui, n. 17); "Antonio Gramsci" (en la sección "Uomini e idee"); el artículo se haJla ahora recogido en Piero Gobetti, Scrini poHiìcì, a cargo de Paolo Spriano, Einaudi, Turin, 1960- 11
  • 9. batiente"), así como otros rasgos en los que se refleja más el carácter dej retratista que el de su modelo. No puede decirse que aquella imagen fuese falsa, sin ninguna relación con la realidad. Debe decirse más bien que e^ este Gramsci gobettiano, como en otras descripciones legendarias evocu, das en ese mismo periodo, la realidad es transfigurada, convertida sobre todo en mensaje de acción, fuente de repercusiones emotivas, al mesios mientras logre hallar destinatarios apasionados. Cierto es que no erati m.uchos entonces estos destinatarios; en la sombra discontinua de su leyen^ da los vacíos seguramente predominaban sobre los llenos. En 1927, antes aún de que se efectuara el proceso del Tribunal Especial, Togliatti escribía en Lo Stato Operaio, la revista del Partido Comunista Italiano publícacJa en la emigración, su primer artículo sobre Gramsci, "un dirigente de la clase obrera". "La historia de nuestro partido está aún por escribirse. Quien la escriba y sepa captar, por encima de los sucesos políticos y ad- ministrativos particulares, la gran línea de su formación histórica como vanguardia de la clase obrera, tendrá que dar a Antonio Gramsci el lugar de honor".^ Pero también podía suceder que poco después, al llegar Grams- ci al reclusorio de Turi para cumplir la condena que le fuera impuesta por el Tribunal Especial, los primeros detenidos políticos, incluso aquéllos de su mismo partido, con los que entró en contacto, ignoraban hasta su nombre y acogieron al recién llegado como a "uno cualquiera"."^ El mismo Gramsci ha dejado una colorida descripción de la experiencia que pudo hacer con su propia "fama" durante las peregrinaciones por cárceles italianas en los primeros meses de detención. En una carta del 16 de febrero de 1927 (escrita para confortar a su cuñada preocupada pot su suerte) encontramos estas anotaciones divertidas: "Yo no soy cono- cido fuera de un círculo bastante restringido, por ello mi nombre es defor- mado de todas las formas más inverosímiles: Gramasci Granusci, Grámis- ci, Granisci, Gramasci, hasta Garamáscon, con todos los intermedios más extraños". En la cárcel de Palermo, durante un "tránsito", un ácrata ultraindividualista, que rechazaba cualquier nombre que no fuese "el Úiii- co" ("soy el Único y basta") lo presenta a otro detenido: "Me presentó. El otro me miró largo rato, luego preguntó: '¿Gramsci, Antonio?' 'Sí, An- tonio', respondí. 'No puede ser, replicó, porque Antonio Gramsci debe ^ El artículo se encuentra recogido ahora en Palmiro Togliatti, Gramsci, Editori Riimíti, Roma, 1967, pp. 3-6. * Cfr. Ercole Piacentini, "Con Gramsci a Turi", testimonio recogido por Paolo Glannottì, en Rinascita, 25 de octubre de 1974, p. 32: "Desde hacía dos años ine encontraba en Turi; una mañana la puerta del patio de 'paseo' se abrió y entró u " hombre pequeño de estatura, un poco deforme [...]. Curiosos de saber lo que suce- día afuera, nos aproximamos. "¿Sois políticos?", preguntó. "Me llamo Gramsci." Siguió preguntando a qué movimientos pertenecíamos. Yo y Ceresa dijimos ser c^" munistas, los otros eran todos anarquistas. A decir verdad nadie sabía quién 2r3 Gramsci, era uno cualquiera".
  • 10. ser un gigante y no un hombre tan pequeño.' No dijo nada más, se retiró a un rincón [...] y se puso, como Mario ante las ruinas de Cartago, a meditar en sus ilusiones perdidas". Más tarde, también el brigadier de la escolta, que le preguntó durante el interrogatorio si era pariente del "fa- moso diputado Gramsci", mostró desconcierto al descubrir que el recluso a él^ confiado era precisamente el "famoso diputado": "Me dijo que se había imaginado siempre mi persona como 'ciclópea' y que estaba muy desilusionado". Pero luego no renunció a exhibirle su variopinta cultura de autodidacta, y en cierto punto comenzó a llamarle "maestro".^ En estos episodios, aunque marginales, es lícito ver el signo emblemá- tico de los límites impuestos a la difusión de ima leyenda conñada en gran parte a una tradición oral, a los testimonios de los amigos y compaííeros de lucha. Indirectamente también Gramsci contribuyó, sin quererlo, a determinar estos límites, con su negativa, por ejemplo, a autorizar la pu- blicación de sus artículos periodísticos, aparecidos en su mayor parte anónimos en el Grido del Popolo y en el Avanti! tuiinés, en L'Ordine Nuovo semanal, y luego en todos los órganos de prensa del nuevo par- tido comunista. Las razones de moralidad cultural con que Gramsci jus- tificó esta negativa (hablando de escritos del día, que debían morir "des- pués de cada día") tal vez no lo dicen todo. Ciertamente, ayuda más a comprender el carácter del hombre —que influyó profundamente, si no andamos errados, en el carácter de su obra— aquel esfuerzo continuo de construcción de sí mismo que es la característica más original e incon- fundible de su personalidad tal como se revela en los Cuadernos y en las Cartas de la cárcel. En esta fatigosa construcción de sí mismo Gramsci no vio nunca la misión de un "gigante", sino más bien el simple deber de un "hombre medio". Así, en una página famosa de los Cuadernos, podía hablar de su propia experiencia como peculiar de un "triple o cuá- druple provinciano" cuyos procesos vitales "se caracterizan por el continuo intento de superar un modo de vivir y de pensar atrasado";^ y en una carta menos conocida (de noviembre de 1927) sentía la necesidad de reaccionar ante algunas manifestaciones de pánico que le había parecido advertir en algunas actitudes de personas de su famiUa, recordando los sufrimientos padecidos desde su juventud y las penosas condiciones que le habían tem- ei carácter: Me he convencido de que aun cuando todo está o parece perdido, es preciso reanudar tranquilamente el trabajo, recomenzando desde el prin- cipio. Me he convencido de que es preciso contar siempre sólo con uno mismo y con las propias fuerzas; no esperar nada de nadie y por '• Cfr. Antonio Gramsci, Lettere dal carcere, a cargo de Sergio CapriogUo y Elsa Fubìni Einaudi, TurÌn, 1965, pp. 50-51. ^ Cfr. en la presente edición, tomo 5, cuaderno 15 (II) § < ' 1 9 ' > . 13
  • 11. lo tanto no buscarse desilusiones. Que es necesario proponerse hacer sólo lo que se sabe y se puede hacer y seguir el propio camino. Mi po- sición moral es óptima: unos me creen un satanás, oíros me creen casi un santo. Yo no quiero liacer el papel ni de mártir ni de héroe. Creo ser simplemente un hombre medio, que tiene sus convicciones profun- das, y que no las cambia por nada en el inundo.^ Aunque quisiera pensarse que esta "posición moral" no tiene mucho que ver con el contenido de los Cuadernos, con los temas político-teóricos que interesan hoy al lector contemporáneo, es difícil negar que tiene que ver con su génesis y estructura. Gramsci inicia la redacción de los Cua- dernos, en la cárcel de Turi, el 8 de febrero de 1929, exactamente dos años y tres meses después del arresto (8 de noviembre de 1926). La lentitud de esta gestación depende sólo en parte de condiciones externas. Prisionero de aquel régimen en el que el marxismo se ha convertido en un delito, él sabe que debe estar preparado para todo: incluso para "desaparecer como una piedra en el océano" (ésta es la primera impre- sión que recibe cuando en la cárcel romana de Regma Coeli cree, erró- neameníe, haber sido destinado a la deportación en Somalia).^" En la in- certidumbre del destino que le aguarda, aun cuando por un momento parece abrirse el resquicio de una perspectiva menos pesimista, el proble- ma del estudio se le presenta inicialmente como un sistema de autodefensa contra el peligro de embrutecimiento intelectual por el que se siente amena- zado. En Ustica, cuando solicita, y obtiene, la fraternal ayuda de su amigo Piero Sraffa para un suministro regular de libros y revistas, es en esto, so- bre todo, en lo que piensa." Pero Ustica no es más que un breve parénte- sis (con algunos aspectos no del todo desagradables, tras los dieciséis días pasados en Regina Coeli en el más completo aislamiento), y en la cárcel de Milán, en espera del proceso (7 de febrero de 1927-11 de mayo de 1928), el problema del estudio vuelve a presentarse en una forma más apremiante, por la confluencia de exigencias contrapuestas. Leer y estu- diar para ocupar el tiempo en forma útil, para defenderse de la degra- dación intelectual y moral a que somete la vida carcelaria, sigue apare- ciendo aún como una exigencia vital, pero a condición de que ésta en- cuentre un objetivo superior, en un resultado perseguido por sí mismo, y no sólo como medio instrumental para sobrevivir físicamente. Entre el estudio como razón de vida y el estudio como medio de supervivencia se detennina una tensión que no es fácil resolver en términos de equi- librio. Oe esta tensión surgió la primera idea de los futuros Cuadernos. La idea, ligada a un primer programa de trabajo, es expuesta en la " Gramsci. Lettere del carcere, cit., p. 126. s Ibid., p. 398 (carta a su mujer del 13 de enero de 1931). 'J Cfr. la carta a Piero Sraffa del 11 de diciembre de 1926 (ibid., p^ 15). 14
  • 12. conocida carta a Tania del 19 de marzo de 1927, Alií comienza Gramsci por señalar cómo el estudio es "mucho más difícil de lo que parece". En cuanto a leer, lee mucho ("más de un volumen al día, además de los pe- riódicos"). Pero no está satisfecho: "Estoy obsesionado (y este fenó- meno, creo, es propio de los encarcelados) por esta idea: que sería pre- ciso ]iacer alguna cosa 'für ewig', según una compleja concepción de Goethe, que recuerdo atormentó mucho a nuestro Pascoli. En suma, que- rría, según un plan prestablecido, ocuparme intensa y sistemáticamente de algún tema que me absorbiese y centralizase mi vida interior". Sigue el esbozo de un "plan" articulado en cuatro puntos, el primero de los cuales parece ciertamente el más significativo y será determinante para el des- arroUo del trabajo concreto de los Cuadernos: "una investigación sobre la fonnación del espíritu público en Italia durante el siglo pasado", o sea "sobre los intelectuales italianos, sus orígenes, sus agrupamientos según las corrientes de la cultura, sus diversos modos de pensar, etcétera, etcé- tera". En estos "etcétera, etcétera" debe incluirse en primer lugar la vincu- lación del tema con aquel programa de acción política que condujo a Gramsci a la cárcel: él mismo lo señala mencionando poco después, para aclarar la naturaleza del asunto, su ensayo sobre la cuestión meridional escrito poco antes del arresto: "Pues bien, quisiera desarrollar amplia- mente la tesis que entonces esbocé, desde un punto de vista 'desinteresa- do', 'für ewig' ".^o Esta insistencia en el "für ewig", en el carácter "desinteresado" de la investigación, estaba destinada a provocar en algunos no pocas peipleji- dades, derivadas sobre todo de la propensión a acreditar una versión prag- mática del marxismo. ¿Una señal de desinterés político, una tentación metafísica? En realidad, respecto a una interpretación tan simplificadoia, Gramsci se había apresurado preventivamente a subrayar la complejidad de la concepción goethíana del "für ewig", pero tampoco puede pasarse por alto su insólita mención de Pascoli, un autor tan poco afín a él, si se piensa que precisamente en una lírica pascoliana el significado de "para siempre" está ligado a la idea de la muerte. Aunque la idea de su propia muerte ya se le había vuelto familiar —y esta familaridad había marcado, como él mismo recuerda, un "giro moral" en su existencia—,^^ Gramsci no se había resignado nunca a aceptarla como un hecho ineluctable, como una señal de impotencia. No había elegido el papel de mártir o de héroe, y quería ser solamente, como ya vimos, "un hombre medio, que tiene sus convicciones profundas, y que no las cambia por nada en el mundo". 1" Ibid,, p. 58. 1^ Civ. la citada caria a su muier del 13 de eaero de t 9 3 t , en. la que recuerda la siniesira impresión recibida ante la noticia —que luego resultò inexacia— de ima de- poriación a Somalia: "Ahora me rio de elio, pero ha sido un g o l ^ moral en mi vida, porque me he acostumbrado a l a idea de deber morir en breve" (Ìbìd,, p, 398). 15
  • 13. Pero los dos canales principales de que se había servido, antes del arres- to, para difundir sus convicciones —la conversación oral y la palabra es- crita en los periódicos—, se habían obstruido ahora y no era fácil sustituir- los. Si para el primero, el canal de la conversación oral (y se sabe, por testimonios concordantes, la importancia que éste tenía para Gramsci, que no era un orador de mítines), podía esforzarse por encontrar un suce- dáneo en la escasa correspondencia que le estaba peimitido mantener, para el segundo el problema de la transformación se presentaba aún más complejo y difícil. Era preciso escribir, no para un público imnedia- to, para lograr efectos inmediatos, sobre temas condicionados por circuns- tancias extemas inmediatas, sino para supuestos lectores imaginarios, sin saber si llegarían a encarnarse, y cuándo, en lectores reales. La elección de los temas, y en primer lugar del "plan" de la investigación, debía, por lo tanto, superar los límites de lo inmediato, y solamente podía surgir de un esfuerzo de profundización teórica de toda su experiencia (de la centralización de su vida interior, según la expresión del mismo Gramsci), Una idea bien clara que, sin embargo, aún necesitó, para pasar a la fase de reahzación, un largo proceso preliminar. Ya en el momento en que la idea es expuesta en la citada carta del 19 de marzo, Gramsci no oculta ciertos titubeos y parece interrogarse acerca de la validez de su proyecto. El hecho mismo de haber pensado en cuatro temas distintos provoca en él cierta perplejidad ("ya esto es un indicio de que no logro recogerme"), pero luego subraya que en el fondo —"para quien observe bien"—- exis- te entre ellos cierta homogeneidad: "el espíritu popular creativo en sus diversas fases y grados de desarrollo, está en la base de todos ellos en igual medida". En realidad, en tomo a este eje homogéneo se mueven experiencias muy diferentes, e incluso distanciadas en el tiempo: el pri- mer tema remite a las reflexiones sobre la función de los intelectuales ita- lianos en el desarrollo de la cuestión meridional, con base en el reciente esbozo de 1926; el segundo remite a sus primeros estudios juveniles, a la escuela de Matteo Bartoli, en la Universidad de Turin, con un nuevo pro- yecto de estudio de lingüística comparada (y aquí el "für ewig" retorna con una variante irónica: "¿qué cosa podría ser más 'desinteresada' y *für ewig' que esto?"); los temas tercero y cuarto, por último (un estudio sobre el teatro de Pirandello y un "ensayo sobre las novelas de folletín y el gusto popular en Hteratura"), reflejan la experiencia del Gramsci crítico teatral entre 1915 y 1920. Aunque en distinta medida, todos estos- hilos resultarán luego efectivamente entretejidos, junto con muchos otros, en la trama unitaria de los Cuadernos; pero en aquel primer proyecto las líneas del cuadro tenían forzosamente que aparecer inciertas, y para precisarlas era necesario aún mucho trabajo, verificaciones y búsqueda interior. Un trabajo tanto más comprometido si se piensa en las dramá- ticas experiencias históricas de que Gramsci fue partícipe durante esa
  • 14. ùltima década, y que constituyen el fondo implícito de sus investigaciones, no tanto como su marco sino más bien como su razón de ser fundamental: guerra y posguerra, desarrollo y crisis del movimiento obrero. Revoluciórv de Octubre e Internacional Comunista, lucha de masas y crisis del Es- tado, nacimiento y ascenso del fascismo. Se comprende también que Gramsci, ya en esta primera fase de su proyecto, sentía la necesidad de buscar un estímulo dialogal para evitai encerrarse en reflexiones demasiado solitarias; se sabe, por ejemplo, de una carta suya a Eordiga para exponerle la idea del trabajo sobre los "intelectuales italianos" y para pedirle que asumiera el papel de '*aboga- do del diablo".^- Pero este tipo de diálogo, todo lo contrario de fácil in- cluso en condiciones ordinarias, debía resultar simplemente imposible en la situación totalmente aleatoria de las comunicaciones intercarcelarias, y Gramsci tuvo que darse cuenta muy pronto de que, una vez más, no podía contar más que con sus propias fuerzas. Por otra parte, estas fner- zas eran defendidas, reintegradas y prote^das de los desequilibrios psico- lógicos inducidos por la vida carcelaria; además, durante todo el periodo de la detención en Milán, Gramsci no logró obtener el uso de los medios materiales necesarios para escribir en la celda, y ello lo forzó al método de las lectvuras desordenadas que terminan con el vaciarse de todo interés en el momento en que amenaza con diluirse el hilo conductor de su proyecto inicial. En esta situación la idea de una investigación "desinte- resada" y "für ewig" tuvo que ser temporalmente archivada. Parece tam- bién —^pero esto es sólo una apariencia— que durante algtín tiempo Gramsci prefirió replegarse a un tipo de estudio visto dentro de los límites de un simple medio terapéutico, para ser combinado con oíros medios de la misma naturaleza. Así, en una carta del 23 de mayo de 1927 comunica a Tania que se ha dedicado regularmente a algunos ejercicios físicos co- tidianos, que considera le benefician "incluso psicológicamente" porque le distraen "especialmente de las lecturas demasiado insulsas y hechas sólo para matar el tiempo": "un auténtico estudio creo que me es imposible, por tantas razones, no sólo psicológicas, sino también técnicas; me es )nny difíeíl abandonarme completamente a un tema o a una materia y hun- dirme sólo en ella, tal comò se hace cuando se estudia en serio, a fin de captar las relaciones posibles y conectarlas armónicamente". Es por esto que piensa dedicarse al estudio de las lenguas de manera sistemática, comenzando por el estudio gram-atical (sin conformarse ya con saber ^- Lamentablemente esta carta se perdió; peio leñemos noticias de ella a través de la respuesta de Bordiga (dei 13 de abril de 1927), publicada ahora en Siudí Sf-o- rÍcU año XVi, n. 1, enero-marzo de 1975, pp. 152-54. También han desaparecido casi todas las cartas expedidas por Gramsci, desde la cárcel de Milán, a otros confinados de Ustica: solam,ente se han salvado algunas, dirigidas a Giuseppe Berti (incluidas ahora en la edición citada de IP-S Lettere dal carcere). 17
  • 15. cuánto basta "para hablar y especiahnente para leer"), y proyecta una serie de ejercicios de traducción, que luego serán reanudados y continua- dos incluso en la futura tarea de los Cuadernos. En definitiva, aclara: "estoy decidido a hacer del estudio de las lenguas mi ocupación predo- minante".^^ Sin embargo, esta decisión no será uira de las destinadas a ser manteni- das. No sólo porque, para un organismo como el de Gramsci, ningún me- dio habría resultado adecuado a su propósito más allá de un breve periodo de cautiverio, sino también porque en realidad Gramsci nunca lograría alejarse de aquel orden de pensamientos que le habían inspirado el pro- yecto inicial de un trabajo "für ewig". Ya en el mismo momento en que proclamaba su decisión de hacer del estudio de las lenguas su "ocupación predominante", hablaba a continuación de los libros de su "biblioteca per- manente": "esto es, de los libros de mi propiedad, que releo continua- mente y que trato de estudiar"." Y no se trata de libros que tengan algo que ver con el estudio de las lenguas. Por otra parte, no renuncia a ser- virse de la biblioteca de la cárcel, y no siempre encuentra éstas leclairas totalmente insulsas, útiles sólo para "matar el tiempo": se jacta incluso de saber "escarbar" hasta en los "estercoleros" (o de lograr "sacar san- gre hasta de un nabo"), esto es, de poseer ''una capacidad bastante feliz de hallar algún lado interesante incluso en la más baja producción inte- lectual".^^ Es un hecho que tales lecturas desordenadas —documentadas, al menos en parte, en el epistolario de este periodo— no se perderán totalmente, y también de ellas se encuentran rastros precisos en el futuro trabajo de los Cuadernos. Cuando, por fin, esta tarea puede ser iniciada concretamente, en la so- ledad de una celda del reclusorio de Turi, muchas cosas han cambiado, y ciertamente no para mejor desde el punto de vista psicológico. La pers- pectiva de nna larga detención (garantizada ya por la "sentencia" del Tri- bunal Especial) podría aparecer abstractamente como una condición pro- picia para un análisis teórico concebido "für ewig"; pero mucho menos propicia para un detenido como Gramsci que no ha conseguido nunca habituarse —en parte porque tampoco quería habituarse— a las angus- tias y sufrimientos de la vida carcelaria. Las Cartas nos demuestran cómo estos sufrimientos no se mitigaron, sino que se agravaron, hasta llegar a ser lacerantes, con el paso del tiempo que demolía implacablemente las resistencias fisiológicas de su organismo. Los primeros avisos de esía pro- gresiva demolición los advirtió pocos meses después de su llegada a Tnri 13 Gramsci, Lettere dal carcere, cit.., pp. 92-93. ^•^ Ibid., p. 93. Por lo demás, el mismo Gramsci confesará más iarde que se le ha- bía pasado este "deseo de estudiar idiomas": cfr. la carta del 17 de noviembre de 1930 (ibid., p. 375). 15 Ibid., pp. I l l y 270.
  • 16. (19 de julio de 1928): en diciembre un ataque de ácido úrico no le peimitió moverse sin dificultad en lo sucesivo, y para caminar durante las horas del "paseo" necesitó durante algún tiempo de la ayuda de otros de- tenidos. Es en estas condiciones que por fin le llega el permiso para es- cribir en la celda. Eliminada así la imposibilidad técnica que hasta aquel momento se había opuesto a la realización de su proyecto, se trataba de superar las dificultades psicológicas que el mismo Gramsci había podido experimentar en los dos años precedentes. Para esto adoptó dos medidas que —al menos durante algún tiempo— demostraron ser útiles: la prime- ra consiste en evitar lo fortuito de las lecturas que le distrae de la reflexión en tomo a los puntos específicos de su plan de trabajo;^^ la segunda con- siste en dedicar parte de su tiempo a una serie de ejercicios de traducción para "soltar la mano" y para "relajar los nervios"/^ Ei inicio de la redacción de los Cuadernos tiene, pues, una vez más, un ritmo lento, al menos para la parte creativa, en relación con el desarrollo del plan de trabajo que se ha propuesto. Un esbozo de ese plan, mucho más articulado que el primer programa delineado en la citada carta del 19 de marzo de 1927, pero aún con la misma inspiración, abre el que Gramsci titula "Primer Cuaderno" (estampando la fecha del inicio: 8 de febrero de 1929),^^ pero para el inicio efectivo de la redacción regular de las notas deja pasar aún algunos meses: primero necesita poner orden en sus pensamientos, mientras se dedica a la tarea relajadora de los ejer- cicios de traducción. Desde la segunda mitad de 1929 el trabajo parece marchar en forma regular, y parece haberse alcanzado un relativo equi- librio entre el desarrollo del plan de trabajo de los Cuadernos y el uso del "medio terapéutico" de los ejercicios de traducción. Esta fase dura apro- ximadamente dos años, hasta los primeros días de agosto de 1931, cuando i*' Cfr, en la carta á Tania del 29 de enero de 1929: "Debo hacerte algunas reco- mendaciones: l o . que no me mandes y no me hagas mandar de la Librería, libros nuevos. Ahora que podré escribir, me haré un plan de estudio y yo mismo pediré los libros que necesite"; y pocos días después, en la carta del 9 de febrera de 1929: "Te repito una vez más que adviertas que no me manden más libros nuevos. A-hora que puedo escribir en la celda, tomaré notas de los libros que me sirven y cada cier- to tiempo las enviaré a la Librería, Ahora que puedo tomar apuntes en un cuaderno, quiero leer según un plan y profundizar determinados temas y no puedo "devorar" los libros. Pienso que sólo excepcionalmente, para algunos libros de actualidad, de los que no puedo conocer la existencia, se puede pasar por alto mi advertencia" (ibid., pp.251 y 253). 1^ Cfr. en la misma carta citada del 9 de febrero de 1929: "¿Sabes? Ya escribo en la celda. Por ahora sólo hago traducciones, para soltar la mano: entre tanto pongo orden en mis pensamientos" (ibid., p. 253); y más tarde, en una carta a su mujer del 11 de marzo de 1929; "me he enfrascado en traducciones del alemán y este tra- bajo me calma los nervios y me hace estar más tranquilo. Leo menos, pero trabajo más" (ibid., p. 262). ^3 Cfr., p. 73. 19
  • 17. Gramsci es atacado súbitamente por una primera y grave crisis de su or- ganismo debilitado.^" En este periodo babía iniciado, y en gran parte completado, diez cua- dernos, de los cuales tres son ejercicios de traducción. Aun excluyendo estos últimos, el trabajo, como ahora se puede comprobar, se había des- arrollado en forma mucho más amplia y analítica, con características de fragmentariedad que dejan entrever claramente, sin embargo, el trazo uni- tario de la investigación. Respecto al plan original se nota una cierta desigualdad de desarrollo: algunos temas son solamente rozados, mien- tras que otros nuevos, que no se habían previsto explícitamente, fueron añadidos y desarrollados cotí notable amplitud. La metodología de Grams- ci siente la atracción del "detalle" y no está dispuesta a renunciar a la exigencia de penetrarlo en su carga simbólica o simplemente de anotarlo como premisa filológica de las futuras investigaciones; pero al raísmo tiem- po advierte el peligro de dispersión que se deriva de este método de tra- bajo, y por lo mismo se esfuerza en concentrar SÜ atención en los temas que más adecuados le parecen para anudar y englobar a todos los demás. En una carta del 17 de noviembre de 1930, escribe: Me he fijado unos tres o cuatro temas principales, uno de los cuales es el de la función cosmopolita que han tenido los intelectuales italianos hasta el siglo xviii, que luego se dividen en tantas secciones: el Rena- cimiento y Maquiavelo, etcétera. Si tuviese la posibilidad de consultar el material necesario, creo que se podría hacer un libro verdaderamen- te interesante [.. .]. Entretanto escribo notas, incluso porque la lectura de lo relativamente poco que tengo me hace recordar las viejas lecturas del pasado.^*" Esta última observación merece subrayarse; es impoitante tener en cuenta el hecho de que el material del que Gramsci se sirve en la redac- ción de los Cuadernos no es sólo el extraído de los hbros, revistas y pe- riódicos que consigue leer en la cárcel, sino también el conservado en su memoria de las lecturas, los estudios y las experiencias de todo el periodo anterior. Todo aquello que ha estado en Gramsci, a través de los modos ^^ Cír. Ja carta a Tania del i 7 de agosto de 1931: "a la una de la mañana del 3 de agosto, precisamente hace 15 días, tuve de repenie un vómito de sangre. N o se trató de una auténtica hemorragia continuada, de un flujo irresistible como he oído describir de otros: sentía nn gorgoteo al respirar como cuando se tiene catarro, se- guía un golpe de tos y la boca se llenaba de sangre [. ..] Esto duró hasta cerca de las cuatro y en ese tiempo arrojé 250-300 gramos de sangre, A coniinuacíón no me vinieron ya bocanadas de sangre, sino a intervalos catarro con grumos de sangre" (ibid., p. 464). Gramsci intenta de todos modos en esta carta no alarmar demasiado a su cuñada, y habla de "indisposición" asegurando que "no hay nada de preocu- pante". ^" Ibid., p. 378. 20
  • 18. de su formación y de su desarrollo, revìve en los Cuadernos, y es, en este revivir, juzgado, profundizado y desarrolíado. No podría comprenderse de otra manera la riqueza de contenidos que se encuentra ya en los primeros siete cuadernos escritos entre 1929 y agosto de 1931. En tal periodo no faltaron momentos que agravaron la amargura de Gramsci, y acrecentaron el penoso sentimiento de soledad que lo afectaba profundamente. En el mes de junio de 1930 recibe la vi- sita de su hermano Gennaro, aquella visita que determina "un verdadero zig-zag" de sus pensamientos.^-^ Gennaro viene de Francia, embajador oficioso de las novedades sobre la vida del partido: el problema del "cam- bio", los desacuerdos en el grupo dirigente, la expulsión de los "tres", et- cétera. Gramsci no está convencido, evidentemente, de que todo marche por el mejor camino, y algunos meses después, en noviembre, inicia una serie de conversaciones y debates políticos con el grupo de compañeros de partido a los que tiene forma de ver durante el "paseo". Pero sus po- siciones provocan vivaces reacciones en la mayoría de los compañeros, y él prefiere truncar la discusión para evitar que degenere, en la clausura de la vida carcelaria, en una mezquina disputa fraccionista.^^ Una vez más Gramsci se ve obligado a refugiarse en su aislamiento; pero no pa- rece que el trabajo de los Cuadernos se haya resentido por ello de mane- ra alguna, aunque ciertamente el episodio contribuyó a acrecentar las tensiones psicológicas que atenazaban la existencia del prisionero de Turi. Una nueva fase del trabajo de los Cuadernos tiene principio después de la crisis del 3 de agosto de 1931. Ya en los últimos meses había co- menzado a advertir los indicios de un serio debilitamiento que compro- metía el ritmo de su trabajo;^^ y precisamente el 3 de agosto, a pocas horas de la crisis, llegó a desconsoladoras conclusiones acerca de la po- sibilidad de llevar a cabo las investigaciones iniciadas: "Puede decirse que no tengo ya un verdadero programa de estudios y de trabajo y natural- mente ello debía suceder. Me había propuesto reflexionar sobre una cier- -^ Cfr. la carta a Tania del 16 de junio de 1930 (ibid., p. 350). El episodio lia sido reconstruido con algunos detalles, obtenidos del testimonio de Gennaro Gramsci, por Giuseppe Fiori, Vida de Antonio Gramsci. Ed. Península, Barcelona, 1968, pp. 299- 300. 2- Los términos del debate se hallan resimidas en el conocido "informe'* de Athos Usa publicado a cargo de Franco Ferri en Rinascila, 12 de diciembre de 1964, pp. 17-21. Pero cfr, también Athos Lisa, Memorie, Dall'ergastolo di Santo Stefano alla casa penale di Turi, prefacio de Umberto Terracmi, Feltrinelli, Milán, 1973. 23 Cfr. la caria a Tania del 27 de julio de 1931: "Es cierto que desde hace algu- nos meses sufro mucho de pérdida de memoria. Ya desde hace algún tíi^mpo no he tenido fuertes iaqwecas como en e pasado (jaqiiecas que llamaría 'absolutas''), pero a cambio me resiento más, relativamente, de un estado permanente que puede in- dicarse en resumen como una evaporación del cerebro; fatiga difusfi, aturdimiento, incapacidad de concentrar la atención, debilitamiento de la memoria, etcétera" (ibid., p. 454). 21
  • 19. ta señe de cuestiones, pero debía suceder que en cierto punto estas re- flexiones iiabrían debido pasar a la fase de una documentación y por lo tanto a una fase de trabajo y de elaboración que exige grandes bibliote- cas. Esto no quiere decir que pierda completamente el tiempo, pero el hecho es que ya no tengo grandes curiosidades en detemimadas direccio- nes generales, al menos por ahora." ^ Pero la crisis sobrevenida poco des- pués, en la noche del 3 de agosto, se convierte en un nuevo acicate que reacelera el ritmo de trabajo seguido hasta aquel momento. Su salud pre- cisaría ahora reposo absoluto y curas adecuadas, cosas imposibles en su situación; pero tampoco es posible pensar en ningún tipo de trabajo que sirva todavía como medio terapéutico. Así pues, abandona los ejercicios de traducción y se concentra por el contrario en el esfuerzo de profundi- zar la ravestigación y de reestructurarla en una nueva serie de cuadernos. El plaa de trabajo es reformulado bajo el título general de Note sparse e appunti per una storia degli intellettuali italiani [Notas varias y apun- tas para una historìa de Jos iníeJecíuaJes italianos], y va acompañada por una Usta de "Grupos de temas", que luego servirá a Gramsci para reco- ger y reelaborar en "cuadernos especiales", dedicados cada uno a un solo tema, notas dispersas en diversos cuadernos escritos anteriormente en forma miscelánea.-'^ En sustancia éste será el plan definitivo de los Cua- deriios^ aunque modificado en el curso ulterior del trabajo con algunos enriquecimientos y variantes. En esta segunda fase, que va desde fines de 1931 hasta fines de 1933. el trabajo reahzado resulta particularmente intenso e importante, tanto más si se piensa que son los dos años peores por las condiciones de sa- lud de Gramsci, aquellos en los que los recursos naturales de su orga- nismo resultan comprometidos irremediablemente. En este periodo, a los primeros siete cuadernos ya iniciados (además de los tres cuadernos tíni- camente de traducciones) se suman otros diez^*"' que conservan un lugar central en la estructura de todos los Cuadernos, aun cuando algunos de ellos serían completados sólo en el periodo subsiguiente. Cuadernos de notas misceláneas y "cuadernos especiales" se alternan en el trabajo de es- ta fase: Gramsci continúa explorando el terreno de su investigación, mien- tras se esfuerza al mismo tiempo por reordenar el material ya recogido reescribiendo en segunda redacción notas ya esbozadas en los cuadernos precedentes. En ningún momento, sin embargo, considera haber alcanza- do la forma definitiva de los "ensayos" proyectados: éstos no se escribi- rán nunca, y respecto a ellos todas las notas de los Cuadernos, en sus -' Ibid., p. 459. ''•^ Cfr. en la presente edición, tomo 3, cuaderao 8 (XXVÍII). "" No sx íoma en cuenta aquí el cuarto cuaderno únicamente de traducciones, es- crito en ! 9 J 2 : en realidad im cuadernillo de pocas páginas, sólo una. distracción de algunas horas. 22
  • 20. diversas redacciones, sólo representan una recopilación de materiales pre- paratorios. Sobre el carácter provisional (de "primera aproximación") de sus anotaciones, Gramsci ya había llamado la atención en uno de los pri- meros cuademos,^^ y ahora, en la nueva fase de su trabajo, siente la necesidad de repetir más de una vez la misma advertencia. En la premisa al nuevo plan de trabajo aclara que el carácter provisional de sus notas no se refiere sólo al aspecto formal (a la "distinción entre la parte prin- cipal y la secundaria de la exposición, entre lo que sería el 'texto' y lo que deberían ser las 'notas' " ) , sino que afecfa también a las mismas de- terminaciones del contenido: "se trata a menudo de afirmaciones no con- troladas, que podrían llamarse 'de primera aproximación': algunas de ellas en las investigaciones ulteriores podrían ser abandonadas e incluso la afirmación opuesta podría demostrar ser la exacta''.^» En este rechazo a atarse las manos con conclusiones o fonnulaciones de carácter definitivo pesa no sólo el escrúpulo del estudioso que sabe que no puede disponer de los instrumentos necesarios de control filológico, si- no con toda probabilidad también la exigencia política de controlar sobre todo los desarrollos reales del movimiento que se realizaban en el mundo "extemo" del que había sido excluido, la validez de la trama ideal que él va tejiendo en estas sus solitarias reflexiones carcelarias. Gramsci sin- tió todo el peso de su aislamiento, tanto mayor cuanto más empeoraban sus condiciones de salud, que hacían cada vez menos segura la pers- pectiva de poder reanudar los "hilos rotos" de su vínculo con ei inundo.^" Su amigo Sraffa, a quien Tania transmite en este periodo las cartas de Gramsci, trata de hacerse interlocutor indirecto en las reflexiones de los Cuadernos sugiriendo a Tania temas que proponer al recluso aislado, nue- vos estímulos a sus necesidades intelectuales amenazadas por el desgaste de la vida carcelaria. No obstante, se avecinan los momentos más agudos de una lucha por la supervivencia de un organismo que reacciona con -^ Cfr. en la presente edición, tomo 2, cuaderno4 (XIII) § < ; 1 6 > . 28 Cfr. en la presente edición, tomo 3, cuaderno 8 ( X X V Ú l ) . La misma adver- tencia reaparece luego en un cuaderno sucesivo del mismo periodo: véase tomo 4, cuaderno 11 (XVIU) <::;^Advertencia'y., donde la que era una observación inciden- tal se subraya como advertencia general para todos los Cuadernos. -^ Cfr, la carta a Tania del 13 de julio de 1931: "me parece qne cada día se rom- pe un nuevo hilo de mis vínculos con el mundo del pasado y que cada vez es m;ls difícil reanudar tantos hilos rotos" {Lettere dal carcere, cit.. p . 450). Algunos día.s después, en ta citada carta del 3 de agosto, recordaba, volviendo al mismo tema, que también en el pasado, antes de la cáicel, había llegado a encontrarse en situaciones de aislamiento, pero afijidía que entonces se había tratado de decisiones voluntarias, necesarias para la formación de su personalidad, y que ahora, por el contrario, la si- tuación era totalmente distinta: "mientras en el pasado, como he dicho, me sentía casi orgulloso de hallarme aislado, ahora por el contrario siento toda la mezquindad, toda la arideZj la sordidez de una vida que sea exclusivamente voluntad" (ibid pp. 45S-59).
  • 21. estremecimientos desesperados a los golpes de mazo que lo demuelen. Son los momentos más peligrosos y Gramsci es bien consciente de ello. "He llegado a tal punto que mis fuerzas de resistencia están por derrumbarse completamente, no sé con cuáles consecuencias", escribe a Tania el 29 de agosto de 1932;^° siguen semanas de "verdadero frenesí neurasténi- co",^^ hasta llegar a la nueva y más grave crisis de marzo de 1933: deli- rios, estados de alucinación y de obsesión. Estos males físicos van acom- pañados por auténticas tempestades psicológicas, y Gramsci se pregunta fríamente si la prolongación de estas condiciones no amenaza con sus- traerlo a cualquier posibilidad de autocontrol racional: recuérdese la in- sistencia con que se detiene en la fábula de los náufragos (que se vuelven antropófagos, sin nunca antes haber sospechado semejante eventualidad) en una carta a Tania y luego en un lúcido pasaje de los Cuadernos.^^ Seguramente es éste uno de los pocos puntos en los que los sufrimien- tos lacerantes de este periodo se reflejan directamente en los Cuadernos. Pero de tal modo logran en cierta medida también despersonalizarse, convertirse en experiencias ejemplares, dotadas de aquella "pedagógica universalidad y claridad" que adquieren los "hechos particulares" en las reflexiones recogidas bajo el título general de Pasado y presente. Pero to- dos los "cuadernos" de este periodo representan un desafío continuo contra la proximidad de los sucesos personales del prisionero, ia victoria del con- trol de la razón sobre los impulsos centrífugos de los instintos primor- diales, la reducción del rebullir caótico de vitales fuerzas espontáneas al molde de la sobriedad y del orden intelectual. Es evidente, sin embargo, que este tipo de tensión no podía durar demasiado tiempo, y al mismo nivel, en las condiciones dramáticas en que, como se ha visto, Gramsci tenía que trabajar. Con la transferencia de la cárcel de Turi, a ñv.es de 1933, a la clínica de Fonnia (todavía en estado de detención hasta oc- tubre de 1934) comienza una nueva fase también en la redacción de los Cuadernos. Esta tercera y úlLima fase abarca otros doce cuadernos, aunque la ma- yor parìe de ellos quedaion incompletos y algunos con sólo unas pocas páginas. Es verdad que en el mismo periodo (1934-35) Gramsci utiliza también, para añadir nuevas notas e integrar con nuevas observaciones, algunos de los cuadernos iniciados en el periodo anterior, pero en gene- rai debe decirse que el ritmo de trabajo aparece muy disminuido. Las condiciones de existencia formalmente menos desfavorables no se tradu- cen en un mejoramiento sensible de su estado de salud. El organismo. •'" Ibid.. p. 665. ^1 Tbid., p. 687. •'''- Ibid,, pp. 757-58; para el pasaje correspondiente en los Cuadernos, cfr.. en la presente edición, tomo 5, cuaderno 15 (TI) § <'9">- 24
  • 22. profundamente afectado, no revela ya posibilidades de recuperación, y por lo demás tampoco parece que en la clínica de Foraiia le fueran admi- nistradas curas adecuadas a la gravedad de sus males. Con fuerzas per- manentemente debilitadas, la reanudación del estudio y de la redacción de ios Cuadernos es aún una continuación del trabajo anterior, pero no lo- gra ir más allá de cienos límites. Todos los cuadernos de Formia son "cuadernos especiales", divididos —salvo pocas excepciones— segtin los "grupos de temas" establecidos a fines de 1931. El tiabajo predominante consiste por lo tanto en retomar las notas dispersas en los diversos cua- dernos misceláneos para reagruparlas por temas en los nuevos "cuader- nos especiales". En la nueva redacción las notas son a veces reelabora- das, con alguna puesta al día en base a nuevas lecturas y a nuevos datos obtenidos, pero más a menudo son solamente tomadas al pie de la letra, como en una simple copia mecánica. Los momentos más creativos son consignados, sin duda^ en algunas notas añadidas en los cuadernos del periodo anterior. Nada cambia sustancialmente en esta situación cuando, en octubre de 1934, Gramsci obtiene la libertad condicional, con base en las disposi- ciones generales establecidas sobre la materia; ni cuando más tarde, en agosto de 1935, es internado en la clínica "Quisisana" de Roma. En sus condiciones físicas, y bajo un régimen de estrechísima vigilancia policia- ca, la vida del "libre vigilado" no es prácticamente distinta de la del recluso. La mente sigue lúcida, pero sus energías lo abandonan poco a poco. El organismo, extenuado, se apaga lentamente. El trabajo de los Cuadernos ha terminado, y ya no podrá completarse. II Inmediatamente después de ia muerte de Gramsci (27 de abril de 1937) Tania Schucht se encargó de poner a salvo los manuscritos de los Cua- dernos. Mucho se debe a la abnegación y al espíritu de sacrificio de esta raujer; gracias a su actividad silenciosa y discreta pudieron evitarse los primeros y más graves peligros de una dispersión de la obra gramsciana. Si estos manuscritos no se hubieran salvado, de Gramsci habría quedado sobre todo el recuerdo de una leyenda. Fuera de la Italia oficial, la con- moción por su desaparición fue profunda, entre sus compañeros de par- tido y en los ambientes antifascistas, pero se hallaba también bastante difundida la impresión de que su personalidad no había tenido modo de espresarse en toda su plenitud.^^ Era una impresión que sólo podía su- ^^ Sobre la repercusión inmediata de la desaparición de Gramsci, cfr. Paolo Spria- no, Stori del partito comunista italiano, vol. ni, Einaudi, Turin, 1970, pp. 145-58 (cap. vm: La morte di Antonio Gramsci). Pariìcularmenle significativo es el pa- 25
  • 23. perarse después de que fuera conocida la obra de los Cuadernas. Naturalmente, una publicación inmediata de este material en Italia no era ni siquiera imaginable en aquel periodo. Por otra parte, los manus- critos no estaban en modo alguno listos para la imprenta, y a este propó- sito se oponían problemas de no fácil solución. Según el testimonio de Tania,^* Gramsci le había confiado a su debido tiempo el encargo de transmitir Todo a su nmjer Giulia, reservándose el dar posteriormente otras disposiciones. En realidad, estas últimas nunca llegaron, y por con- siguiente Tania había pensado preguntar a Sraffa si quería hacerse cargo de la tarea de "poner en orden" los manuscritos, para tener la seguridad de que esta labor fuese llevada a cabo por "una persona competente", en espera de poder enviarlo todo a Moscú. Pero Sraffa, sabiendo hasta qué punto importaban estos manuscritos a Togliatti y a los otros dirigentes del partido,^^ consideró que no era oportuna ninguna interferencia de su parte, y aconsejó a Tania no retener el precioso material más de lo nece- sario, sino mandarlo a Moscú apenas pudiese conseguir un medio de transporte seguro. Este consejo es seguido por Tania, que entretanto se encarga de apli- car en la parte exterior de los cuadernos etiquetas con una numeración de control, que no toma en cuenta el período de redacción de cada cua- derno. Tal numeración progresiva abarca 31 cuademos, mientras que quedan excluidos otros dos cuadernos que tienen ya marcado un número en la tapa: el núm. Ill para un cuaderno titulado La filosofía de Bene- detto Croce, y el núm. IV bis para un cuaderno titulado Niccolò Machia- velli n. Así pues, son en total 33 los cuadernos gramscianos que Tania consigna para Moscú, el 6 de julio de 1937.^^ Pero la expedición se pos- pone, y todavía durante un año los manuscritos permanecen en Roma, saje de una carta de Mario Montagnana a Togliatti, citada por Spriano: " . . . sin duda pocos pueden comprender plenamente, tan profundamente como nosotros, la grave- dad de la pérdida sufrida por el partido y por tanto de todo nuestro pueblo. Y esto porque Antonio revelaba sn grandeza, sus enormes cualidades políticas, intelectuaíe^í y morales, sobre todo en los coloquios, en la vida común de todas las horas. Sin embargo, me ha impresionado oÉr a un joven, un compañero que ni siquiera conoció a Antonio decirme que lo más trágico, lo más doloroso, en la muerte de Antonio, es el hecho de que su genio ha sido en gran parte, ¿cómo decirlo? ¡Dutilizado y por tanto desconocido" (ibid., p . 152). 3* Cfr. la carta de Tañía a Sraffa del 12 de mayo de 1937, publicada en Apéndi- ce a las Lettere dal carcere, cit., p. 915. ^^ "El cuidado de la herencia política y literaria de Antonio es algo demasiado importante para que pueda ser dejado al azar de nuestros encuentros"': así escribió Togliatti a Sraffa en una caria del 20 de mayo de 1937, desde Moscú (publicada en Rinascila del 14 de abril de 1967). ^•i La noticia se loma de una carta de Tania a Sraffa del 7 de julio de 1937: "Ayer entregué los cuadeinos (todos ellos) e incluso el catálogo que había comenzado". Este "catálogo" es un cuaderno en el que la misma Tania había proyectado redactar un índice-ín Veni ario de todas las notas escritas por Gramsci en sus cuadernos. Lleva 26
  • 24. custodiados en lugar seguro. Llegaráti a Moscú, junto con los libros y efectos personales de Gramsci, só3o en julio de 1938. Los íoraa en con- signación Vincenzo Bianco, en calidad de representante italiano en la Co- mintern. Togliatti está en España, pero muy pronto recibe las primeras fotocopias de los cuadernos y comienza a estudiar, junto con otros com- pañeros, los primeros proyectos de publicación.^'' En efecto, el precipitarse de los acontecimientos políticos y por último la guerra mundial no pueden sino entorpecer y retardar cualquier proyec- to de este tipo. Ciertamente que Gramsci, de haber estado con vida, hu- biera sido el último en dolerse de semejante retardo: no por nada quiso dedicar su trabajo carcelario a una investigación "für ewig", que pudiera sobrevivir más allá de la batalla política inmediata. Como combatiente político había hecho, incluso en la cárcel, todo cuanto había podido. No eligió voluntariamente la vía del martirio, e incluso luchó desesperada- mente por su supervivencia física, pero siempre se negó a negociar su sal- vación con aquella peíición de gracia que repetidas veces le fue solicita- da y que él consideraba un "suicidio político". En este tipo de decisiones Gramsci era todo lo contrario de un ser aislado: seguía siendo parte inte- grante de un movimiento de lucha llamado a comprometerse en todos los frentes en encarnizados combates cotidianos. Sólo una serie de triunfos en estos combates habría podido garantizar la perspectiva de aquellos tiempos por los que Gramsci había trabajado en sus Cuadernos. La lucha contra el fascismo estaba aún en curso, e Italia no había sido aún totalmente liberada, cuando aparecen los primeros anuncios de la próxima publicación de los inéditos gramscianos."^ Algunos de esos anun- cios eran en realidad prematuros, demasiado anticipados a la posibilidad material de preparación de los textos.^^ Sólo despnés de terminada la gue- mía etiqueta coa la leyenda "Catálogo I. Elenco de los temas tratados en los cua- deraos"; el índice está completo respecto a dos cuadernos, e incompleto para un tercero. También este cuaderno se conserva actualmente junto a los manuscritos ori- ginales de Gramsci. •^^ Cfr. Spriano, Storia del partito comunista italiano^ vol. ni, cit., p. 156, ^^ Una primera descripción sumaria de ios Cuadernos, "cuya publicación deberá iniciarse pronto", está en un artícnlo aparecido en la Unità de Ñapóles el 30 de abril de 1944 ("L'eredità letteraria di Gramsci"), EI artículo no está firmado, pero debió de ser escrito por Palmiro Togliatti, quíen poco antes había llegado a Italia. Alguna noticia sobre los Cuadernos y sobre Tas Cartas babía sida anticipada ya en im artícu- lo de Mario Montagnana, "Gli scritti inediti di Antonio Gramsci", publicado en la revista Staio Operaio, Nueva York, marzo-abril de 1942, junto con algunos extractor de las Carias de ¡a cárcel. Sin embargo, Montagnana advertía que "los cuadernos que contienen las notas de Gramsci no están aún listos para la publicación". •'^' Hay que recordar que pocos di'as después de la liberación de Roma se puso en circulación (con fecha del 7 de junio de 1944) el catálogo de una nueva casa edito- rial, "La Nuova Biblioteca", dirigida por Palmiro Togliatti: el plan, preparado con la colaboración de Felice Platone, preveía cinco volúmenes, dos de los cuales dedi- cados a Jos Escri/os en /a cárcel. Según el íestimonio de Cario Bernari, Togliatti ha- 27
  • 25. demos de la cóvcel. Pero aun cuando tal orientación debiese encontrar reservas, sigue justificando los criterios adoptados la necesidad de ofrecer un instrumento de lectura que penr.ita seguir el ritmo de desarrollo con que la investigación gramsciana se desarrolla en las páginas de los Cua- dernos. Así pues, esta edición da por supuesto no hallarse gravada por hipotecas interpretativas, aun habiendo nacido en el cuadro de una línea de interpretación del pensamiento de Gramsci. Para confirmar tal aspira- ción pueden servir también las aclaraciones técnicas que siguen: 1. En primer lugar se ha procurado reproducir el texto de los Cuader- nos tal como éstos fueron escritos por Gramsci, de manera que nada ex- terior se interponga entre este texto y el lector. Con este objeto el aparato crítico está separado del texto de Gramsci y lo sigue al final de la obra.* El lector podrá recurrir a él cuantas veces le sea necesario, pero sin ser distraído por continuas llamadas en su lectura independiente. A pie de página se han añadido sólo las pocas y brevísimas notas que señalan variantes del texto o rectificaciones realizadas. 2. Los "cuadernos" han sido ordenados según el orden cronológico dé redacción reconstruido sobre la base de verificaciones objetivas, indica- das en la "Descripción de los Cuadernos" (que es una sección del apara- to crítico). Sobre esta base los cuadernos han sido numerados en orden progresivo, conservando sin embargo, entre paréntesis, la vieja numera- ción dada por Tania, como ya vimos, en simple función de control." Los cuadernos así numerados son veintinueve: del 1 (XVI) al 29 (XXÍ). Con un tipo de numeración distinto se han marcado los otros cuatro cuader- nos que contienen solamente ejercicios de traducción: A (XIX), B (XV), C (XXVI), D (XXXI). También en este caso el número romano entre paréntesis se refiere a la vieja numeración de Tania Schucht. La recons- trucción del orden cronológico de los cuadernos ha sido posible casi siempre, como se verá, sin márgenes de incertidumbre apreciables, pero hay que advertir que tal orden concierne sólo al inicio de la redacción de los diversos cuadernos, pero en los cuales Gramsci, a lo que parece, trabajaba a menudo contemporáneamente, completándolos en algunos ca- sos a gran distancia de tiempo. En el interior de cada cuaderno se ha seguido por regla general el orden material de las páginas, salvo cuando resultaba claro que Gramsci se había atenido a un orden distinto. En todo * En la presente edición la "Descripción de los Cuadernos" y las notas corres- pondiente a eada Cuaderno aparecen al finaJ de cada uno de los tomos [E.J ^^ Para los dos cuadernos no numerados por Tania por estar ya señalados con los números provisionales III y IV bis, se ha preferido por razones de uniformidad, y para evitar confusiones, integrar entre paréntesis la numeración incompleta de Tania Schucht: se trata de ¡os cuadernos 10 (XXXIII) y líí (XXXII- IV bis). 30
  • 26. caso, el. numero de las páginas originales de cada cuaderno aparece seña- lado al margen en el texto de la presente edición, 3. En la segunda fase de redacción de los CuMernos (1931-1933), y más aún en la tercera fase (1934-35), Gramsci —procediendo ulteriormente en el trabajo— canceló (con largos trazos de plmna, que no obstaculizan la lectura) muchas de las notas escritas en primera redacción para luego retomarlas casi siempre, más o menos reelaboradas, en otras notas de la segunda redacción, sobre todo en los "cuadernos especiales", en donde los textos están agrupados por temas. Nuestra edición, que reproduce íntegramente el texto gramsciano, ha dejado las notas de primera redac- ción en el mismo lugar en que se hallan colocadas en los cuadernos origi- nales; pero también para hacerlas inmediatamente reconocibles las ha señalado con una tipografía menor. Al final de cada una de estas notas si- gue una llamada que remite a las páginas originales del cuaderno en el que se puede encontrar la misma nota en segunda redacción. Del mismo modo, al final de las notas de segunda redacción se encontrará la indica- ción de los textos correspondientes en la primera redacción. Las notas carentes de esta indicación son textos dejados por Gramsci con una redac- ción única. En las "Notas" del aparato crítico, las indicaciones relativas a las ca- racterísticas de cada parágrafo del texto y a sus vinculaciones se hallan contenidas en forma más detallada. Para mayor claridad, y para evitar excesivas repeticiones, se indican como textos A aquellos de primera redac- clón como textos B aquellos de redacción única; como textos C aquellos de segunda redacción. En el paso de los textos A a los textos C, Gramsci no siguió un criterio uniforme. En algunos casos, diversos textos A son concentrados en un único texto C; en otros casos, al contrario, un texto único A es subdividido en diversos textos C; todavía otras veces existe per- fecta correspondencia entre las notas de primera redacción y las de segun- da redacción. Incluso el grado de reelaboración de los textos es muy va- riable: se va desde casos en los que el texto de primera redacción es apenas reconocible en la segunda redacción, enriquecida por importantí- simas integraciones, hasta otros casos en donde por el conù'ario el texto A es simplemente repetido al pie de la letra en el correspondiente texto C. 4. En todos los cuadernos las notas de Gramsci tienen al principio, casi siempre, un signo de parágrafo (5), seguido en muchos casos por un título. En el texto de la edición hemos conservado naturalmente estas indicaciones, integrando sin embargo el signo de parágrafo con un núme- ro progresivo para cada cuaderno, con el fin de satisfacer las exigencias de consulta. Éstos números añadidos, como cualquier otra integración hecha por los editores al texto de Gramsci, son idenlificados por paren-
  • 27. tesis angulares < > (que por el contrario se omiten, por obvias razones, en el aparato crítico, que tiene un carácter enteramente editorial). La misma advertencia vale también para los títulos de los Cuadernos: son edi- toriales aquéllos entre paréntesis angulares, mientras que, donde éstos fal- tan, los títulos son de Gramsci. En el texto los corchetes [ ] han sido usados para indicar palabras o frases añadidas por Gramsci en un segundo mo- mento, entre líneas o al margen del cuaderno. 5. Eli nuestra edición se reproducen íntegramente 29 cuadernos, diecisiete de los cuales pertenecen al periodo de Turi y doce al periodo de Formia. Los otros cuatro cuadernos conservados, todos del periodo de Turi, con- íieoen, como ya se ha dicho, exclusivamente ejercicios de traducción. Otros ejercicios de traducción ocupan también una parte de otros dos cuadernos: el 2 (XXIV) y el 7 (VII). No se ha considerado necesaria la reproducción integral de estos trabajos,* que solamente habría complicado inútilmente una edición ya tan cargada, ya que aquéllos se sitúan clara- mente fuera del plan de trabajo que se propuso Gramsci en la redacción de los Cuadernos. Como ya se recordó con base en el testimonio de las Cartas de la cárcel, estas tareas de traducción eran consideradas por Gi^ams- ci como un ejercicio relajante y un entretenimiento mental úíil para cierto periodo. Por otra parte, docimieiitan el paiticular interés de Gramsci por algunos temas y por la profundización en dos lenguas juzgadas por él de especial importancia (el alemán y el ruso); pero no presentan ninguna característica que vaya más allá de lo inmediatamente pragmático a que se proponían responder. De hecho, tal trabajo fue intemunpido cuando sus condiciones de salud comenzaron a agravarse, al mismo tiempo que sentía la necesidad de intensificar el trabajo teórico y la redacción de los Cua- dernos. Por lo tanto se ha considerado suficiente ofrecer a los lectores una minuciosa documentación analítica de estos trabajos de traducción, en la "Descripción de los Cuadernos". 6. En algunos de los Cuadernos hay páginas utilizadas por Gramsci para notas o apuntes personales ligados a las exigencias de la vida carcelaria y sólo indirectamente, en algunos casos, al trabajo de los Cuadernos. Si bien no ha parecido oportuno incluir este material heterogéneo (listas de libros, borradores de cartas o peticiones, cuentas y cálculos varios, etcé- tera) en el texto auténtico, se ha considerado útil reproducirlo íntegra- mente, o casi, por su valor documental, en la citada "Descripción de los Cuadernos". -' En la presente edición no se incluyen obviamente los eÍercicÍo5 de iraduc- ción de Gramsci al italiano. [E.J 32
  • 28. 7. Por el contrario, ninguna intervención que pudiese menoscabar de cual- quier modo el carácter integral de la reproducción de las notas de los Cuadernos se ha considerado lícita; ni para evitar repeticiones o para eliminar anotaciones que pudiesen parecer superfinas o faltas de interés ni para atenuar juicios polémicos. El carácter claramente provisional de estas páginas, así como las repetidas advertencias de Gramsci sobre la ne- cesidad en que él mismo hubiera podido encontrarse de corregir, o incluso de trastrocar, tras eventuales controles, afirmaciones contenidas en sus not^, deberían bastar para eliminar cualquier preocupación extraña al carácter "desinteresado" de la obra gramsciana. Algunos juicios de los Cubemos son particularmente duros; asi como excesivamente ásperos, y no siempre ecuánimes, fueron Jos juicios del Gramsci empeñado, antes de su arresto, en el enfrentamienio cotidiano y en la polémica política inme- diata. Pero seleccionar tales juicios —que son serenamente cojifiados aJ discernimiento de los lectores— hubiera sido inadmisible en una edición crítica. 8. Se han respetado todas las particularidades estilísticas y lexicales; del texto gramsciano. En el caso de deformidad en el uso ds formas lexicales de una misma palabra (por ejemplo, qiástione y questione) se ha pre- ferido no imiformar. Cuando se ha corregido en el texto algún lapsus evidente, tratándose de casos bastante raros, se ha considerado oportuno señalar el hecho a pie de página. Pero en general se ha evitado transfor- mar el criterio de la transcripción fiel en inútil pedantería. Así se han completado, sin hacer advertencia al respecto, las palabras abreviadas, cuando la abreviación ha parecido totalmente casual y carente de signi- ficado; cuando, por el contrario, la abreviación parecía intencional, para no alannar a la censura carcelaria, esta circunstancia ha sido señalada en una nota. Las precauciones usadas por Gramsci para defender el tra- bajo de los Cuadernos de la vigilancia de las autoridades carcelarias vaíian en los distintos periodos de su detención. Por este motivo la presencia de los textos de primera redacción, en los que Gramsci demuestra tener menos preocupaciones al respecto, hace su discurso más inmediatamente inteligible y facilita a menudo la comprensión de los subsecuentes textos de segunda redacción, donde abundan por el contrario los circunloquios em- pleados para ocultar a los censores las referencias a temas políticos e ideo- lógicos sospechosos. 9. La amphtud del aparato crítico quiere responder a la exigencia de pro- porcionar al lector todos los instrumentos útiles para una comprensión más exacta del texto y para la profundización del estudio de la obra gramsciana. Incluso en las "Notas al texto" se ha tratado de evitar toda prevaricación de carácter interpretativo que pretendiese condicionar las
  • 29. decisiones que coiresponden a la responsabilidad y al sentido crítico del lector. Así pues, las ''Notas" no dan el primer lugar al comentario, sino qae contienen sobre todo indicaciones sobre las fuentes utilizadas por Gramsci, aun cuando no sean declaradas en el texto, aclaraciones sobre las obras, sobre los sucesos y los personajes mencionados y sobre las alu- siones que no se entienden por sí mismas pero que pueden ser descifra- bles en forma verosímil, y por último referencias a las relaciones con las Cartas de la cárcel, a los vínculos internos de los Cuadernos y a los an- teriores escritos de Gramsci conectados con ellos según los temas trata- dos en cada ocasión. Todas las fuentes han sido controladas (excepto po- quísimos casos en los que no fue posible hallarlas o identificarlas), y ello permitió en muchas ocasiones aclarar el significado de referencias o alu- siones de Gramsci que de otra manera hubieran permanecido oscuras o genéricas. Las aclaraciones técnicas proporcionadas no deberían apartar la atención del lector de las motivaciones que las hicieron necesarias, aunque a pri- mera vista pudieran parecer un poco demasiado minuciosas. Sin embargo, no habria sido justo simplificar sustituyendo las "minucias" de la ñlo- logia por las grandes líneas de un perfecto planteamiento interpretativo. Incluso en este caso *'simphficar" habría significado, como advirtió el mismo Gramsci, "desnaturalizar y falsificar".*^ Tampoco habría sido útil insistir en lo que ya es conocido, en los temas (hegemonía, función de los intelectuales, "bloque histórico", etcétera) que han hecho célebre el pensamiento de Gramsci como el de uno de los pensadores más significa- tivos del mundo contemporáneo. La insistencia de Hegel en subrayar la contraposición entre lo que es "advertido" y lo que es "conocido" merece sin duda ampliarse más allá del ámbito específico de la lógica hegeliana. La tendencia a embalsamar el pensamiento de los clásicos en su noto- riedad (y esto es posible también bordando sobre él infinitas variaciones) sigue actuando como el medio más usual para privar a aquel pensamiento de su vitalidad. Gramsci es ya un clásico, y para su obra era indispensable ceñirse a aquella tarea que él mismo juzgaba necesaria para otro clásico: "es pre- ciso [escribía pensando en Marx]. Hacer preliminarmente un trabajo filoló^co minucioso y conducido con el máximo escrúpulo de exactitud, de honradez científica, de lealtad intelectual, de ausencia de todo prejui- cio y apriorismo o toma de partido".*^ A esta exigencia hemos tratado de atenemos en la preparación de la nueva edición crítica de los Cuadernos de la cárcel, sin reprocharnos en modo alguno el haber dedicado tanto ^•í Cfr. en la presente edición, tomo 5, cuaderno 15 (U) § < ' - ' ' > . *" Cfr. en la presente edición, tomo 5, cuaderno 16 (XXÍÍ) 5 < ' 2 > . 34
  • 30. tiempo a un simple trabajo "preliminar". Pero el resultado hace ahora posible una nueva lectura de Gramsci; y es lícito esperar que elía peraii- tirá un conocúniento mejor de su obra, quizá en parte incluso distinto, pero ciertamente más exacto y profundo. VALENTINO GliRKATANA La iniciativa de la presente edición es del Instituto Gramsci, que custodia los ma- nuscritos y la mayor parte de los libros que fueron de Antonio Gramsci. Todo el trabajo de preparación se ha desarrollado en la sede romana del Instituto que, en colaboración con el editor Einaudi, ha proporcionado los medios materiales y orga- nizativos de la investigación. En la primera fase de preparación del trabajo, en J96S-69 y en 1969-70, pudimos usufructuar también una contribncíón financiera del Consejo Nacional de la Investigación, Debemos una gratitud especial a Euge- nio Garin por los consejos y sugerencias con que desde el principio nos ayudó en nuestra labor. El trabajo de edición contó con la valiosa ayuda de un grupo de colaboradores especializados que, individualmente o en equipo, contribuyeron a realizar el com- plejo programa de investigaciones y controles bibliográficos y de archivo necesa- rios en las diversas fases de preparación de la edición. En el primer año de orga- nización del trabajo Bruno Anatra colaboró en la organización de los ficheros. Giacomina Nenci, Alberto PostigUola, Luciana Trentin, Dino Ferreri, colaboraron en la confrontación de los manuscritos originales, en la búsqueda de las fuentes y en la recolección del material nlílizable para la redacción de las notas al texto. La contribución de todos nos ha sjdo preciosa; pero no pueden silenciarse los par- ticulares méritos de Ferreri, quien durante cerca de seis años se dedicó en la forma más activa, y con resultados a menudo particularmente felices, en todas las fases principales de la investigación, además de en la fase final de realización editorial. En la elaboración del aparato crítico Ferreri colaboró en la redacción de la "Des- cripción de los Cuadernos" y de una parte de las "Notas iú texto", y se hizo cargo además de redactar el "índice de Jas obras y de Jos periódicos citados". En Ja pre- paración del "índice por temas" y de la "Tabla de concordancias" colaboraron respectivamente Anua Mariti Calvelli y Luciana Trentin. La preparación del "ín- dice de nombres" estuvo a cargo de Carmine Donzelli, de la editorial Einaudi. Deseamos también expresar el más vivo agradecimiento al doctor Costanzo Ca- sucei, del Archivo Central del Estado, quien facilitó la consulta de los fascículos relativos a Gramsci conservados en el ACE; y a todos aquellos que proporcionaron útiles informaciones o aclaraciones sobre cuestiones específicas: Luigi Arbizzaui, Nicola Auciello, Nicola Badaloni, Christine Biici-Glucksinann, Sergio Caprioglio, Gabriele De Rosa, Elsa Fubini, Pietro Grifone, Alfonso Leonettí, Attilio Marinan, Piero Melograni, Mazzino Montinari, Franco Moretti, Gaetano Perillo, Claudio 35
  • 31. Pozzoli, Ernesto Ragionieri, Aldo Ricci, Giulio Rugiu, Arnaldo Satta, Paolo Spria- no, Sebastiano Timpanaro, Paola Zambelli. Nos fue de gran ayuda el equipo de redacción de la editorial Einaudi, en par- ticular la labor de Oreste Molina y Elena De Angeli, no sólo por la asi'ìtencia tèc- nica normal, sino también por la solución ds los complejos problemas planteados por la organización y el ordenamiento de las diversas secciones del aparato crítico. El director del Instituto Gramsci, Franco Fetri, y todo el personal del Instituto, favo- recieron la preparación de la edición siguiendo sus diversas fases con activo y continuo in.terés. V. G. 36
  • 32. CRONOLOGÌA DE LA VIDA DE ANTONIO GRADISCI 1891 22 de enero. Nace en Ales (Cagliari) de Francesco Gramsci y Giuseppina Marcias, cuarto de siete hijos (Gemiaro, Grazietta, Emma, Antonio, Mario, Tejesina, Carlo). HI padre, hijo de un coronel de la gendarmeria borbònica, nació en Gaeta en 1860 y provenía de una familia de origen albanés, transferida ai Reino de las Dos Sícíiias después de ía revolución griega de ÍS2I. Concluidos los estudios del Jiceo, encuentra empleo en la Ofi- cina del Registro de Ghilarza (1881). En 1883 se casa con Giuseppina Marcias, y algún tiempo después se traslada a Ales. La madre, nacida en GhilaKa en 1861, era sarda por parte pa- terna y materna, y emparentada con familias acomodadas del lugar. 1894-96 Jtmto con sus hermanas Emma, Grazietta y Teresina es enviado al asilo de las hermanas de Sórgono (cerca de Nuoro), a donde la familia Gramsci se había mudado desde Ales. El niño es de salud delicada; a este periodo —abacia la edad de cuatro años-^ corresponde la caída de los brazos de una sirvienta que ínego se relacionaría con la deformidad física de Gramsci. 1897-98 El padre es despedido del empieo, y luego arrestado y conde- nado, por una irregularidad administrativa. La madre con los siete hijos va a vivir a Ghilarza, Antonio ("Nino") frecuenta la escuela elemental. 1903-05 Obtenido en el verano de 1902 el diploma de estudios elemen- tales, se ve obligado, por las difíciles condiciones económicas de la familia, a trabajar durante dos años en la oficina del ca- tastro de Ghilarza. Estudia privadamente, 1905-08 Gracias a la ayuda de la madre y las hermanas, reanuda los estudios y frecuenta las últimas tres clases del gimnasio en Santu Lussurgiu, a unos 15 kilómetros de Ghilarza. Durante el pe- riodo escolar vive en Santu Lussurgiu en casa de una campesina. En los primeros años manifiesta marcada tendencia hacia las matemáticas y la ciencia. Alrededor de 1905 empieza a leer la 37
  • 33. prensa socialista, incluido el Avanti, que su hermano mayor Gennaro le envía d^de Turin donde se encuentra cumpliendo el servicio militar. 08-11 Concluidos los cursos del gimnasio en Oristano, se inscribe en el liceo Dettoli de Cagliari. Vive con su hermano Gennaro, con- tador en una fábrica de hielo, cajero de la Cámara del Trabajo local y luego secretario de ia sección socialista. Frecuenta el movimiento socialista y participa activamente en los ambientes juveniles en las discusiones sobre los problemas económicos y sociales de la isla. Se manifiesta en él un profundo sentimiento de rebelión contra los ricos, teñido de orgullo regionalista. En 1910 publica en el diario de Cagliari L'Unione Sarda, dirigido por Raffa Garzía, su primer artículo. Es corresponsal del día- rio de Aidomaggiore, pequeño centro vecino a Ghilarza, en la zona de Tirso. Lee la revista // Viandante de Tomaso Monicel- li, sigue los artículos de Salvemini, Croce, Prezzolini, Cecchi, etcétera. Por estos años pueden situarse también las primeras lecturas de Marx, "por curiosidad intelectual". Durante las vaca- ciones, para contribuir a los gastos de los estudios, hace tareas de contabilidad y da lecciones privadas. ¡11 Verano. Obtiene el diploma del liceo. Para inscribirse en la Universidad decide concursar por una de las becas de estudio de 70 liras mensuales, por diez meses al año, ofrecidas por el Colegio Cario Alberto de Turín a los estudiantes de pocos re- cursos de las viejas provincias del Reino de Cerdeña. Pasa algu- nas semanas en Oristano en casa de su tío Serafino como ins- tructor del niño Delio. Hacia fines del verano parte para Turín, con una breve parada en Pisa, huésped de los tíos Delogu, pri- mos de su madre. Octubre. Se presenta ai concurso, en el cual participan tam- bién Palmiro Togliatti, Augusto Rostagni, Lionello Vincenti, y obtiene la beca de estudio. Noviembre. Se inscribe en la facultad de letras. Vive primero en el Lungo Dora (calle Firenze), por un breve periodo en la calle San Massimo, junto con Angelo Tasca, compañero de es- tudios y dirigente del movimiento juvenil socialista, luego en casa de la viuda Berra, en un cuartito en el último piso de Plaza Carlina 8, en las cercanías de la Univerí^idad.
  • 34. En los primeros meses de vida estudiantil vive aislado, con gra- ves dificultades materiales y padeciendo agotamiento nervioso. Sus intereses se orientan principalmente a los estudios de filolo- ga, a los que lo encamina Matteo Bartoli con algunas investi- gaciones sobre el dialecto sardo. Frecuenta también el curso de literatura italiana de Umberto Cosmo. En un curso del profe- sor Pacchioni sobre la ley romana de las xn Tablas renueva su contacto con Togliatti: así tiene principio su amistad. Algún tiempo después, desarrollan juntos una investigación sobre la estructura social de Cerdeña. Pasa las vacaciones veraniegas con su familia en Ghilarza. En el curso del otoño aprueba los siguientes exámenes: 4 de noviem- bre: geografía (30), 12 de noviembre: filología (30 y mención honorífica), gramática griega y latina (27). Se entrega a una intensa vida de estudio, frecuentando en el año académico 1912-13 numerosos cursos de la facultad de letras y de leyes, dictados por Arturo Farinelli, Pietro Toesca, Luigi Emaudi, Francesco Ruffíni, etcétera. Sus precarias condiciones de salud le impiden, sin embargo, preparar ningún examen. Octubre. Desde Ghilarza Gramsci envía su adhesión al "Grupo de acción y propaganda antiproteccionista" promovido en Cer- deña por Attilio Deffenu y Nicolò Fancello. La adhesión apare- ce en La Voce de Prezzolini del 9 de octubre. Asiste en Cerdeña a la batalla electoral para las primeras elecciones con sufragio universal (26 de octubre-2 de noviembre), y queda impresio- nado por las transformaciones producidas en aquel ambiente por la participación de las masas campesinas en la vida política. Escribe acerca de ello a su amigo Tasca. En los meses siguientes tiene los primeros contactos con el movimiento socialista turi- nés, en particular con los jóvenes del "Fascio central", según el testimonio del mismo Tasca. A esta época corresponde también, probablemente, la inscripción de Gramsci en la sección socia- lista de Turin. En la primavera aprueba los siguientes exámenes; 28 de marzo, filosofía moral (25); 2 de abril, historia moderaa (27); 18 de abiíl, literatura griega (24). Lee asiduamente La Voce de Prez- zolini y L'Unità de Salvemini y, con algunos amigos, proyecta fundar ima revista socialista. Apoya la iniciativa de ofrecer a Gaetano Salvemini la candidatura al IV- Colegio (Borgo San
  • 35. Paolo) de Turin. Gramsci se alinea junto a los grupos avanza- dos de obreros y estudiantes (socialistas, libertarios, etcétera) que forman en Turin la fracción de izquierda revolucionaría y toman parte activa en la gran manifestación obrera del 9 de junio, durante la "semana roja". Octubre. Interviene en el debate sobre la posición del PSI ùen- te a la guerra con el artículo (firmado) "Neutralidad activa y operante" (// Grido del Popolo, 31 de octubre), en polémica con Tasca, favorable a la "neutralidad absoluta". El 11 de noviembre aprueba el examen de literaturas neolati- nas (27). En diciembre el profesor Battoli refiere a la presi- dencia de la Fundación Albertina que "el joven se ve periódica- mente sometido a crisis nerviosas que le impiden atender a los estudios con Ía debida asiduidad". En el invierno 1914-15 sigue el curso de filosofía teorética de Annibale Pastore, quien le da también algunas iecciones priva- das. El 22 de abril se presenta al examen de literatura italiana. Será su liltimo examen. Desde ese momento abandona la Uni- versidad, pero, al menos hasta J918, parece no renunciar al pro* pósito de licenciarse en filología. Otoño. Reanuda la colaboración en II Grido del Popolo, dirigi- do por Giuseppe Bianchi, con una serie de notas y artículos de tema social y literario. El 10 de diciembre pasa a formar parte de la redacción turinesa del Avanti! Se entrega a una intensa actividad periodística como cronista tea- tral, redactor de notas de actualidad y polemista en la sección "Sotto la Mole" del Avanti! Entre sus blancos preferidos se ha- llan la retórica nacionalista e intervencionista y las corrupciones intelectuales y sociales. Pronuncia conferencias en los círculos obreros turineses sobre Romain Rolland, la Comuna de París, la revolución francesa, Marx, Andrea Costa, etcétera. Febrero. Gramsci, por ese entonces —como recordará más tar- de— "de tendencia bastante crociana", toma a su cargo la re- dacción de un número único de la federación juvenil socialista piamontesa, La Città Futura (11 de febrero), donde publica los artículos: "Tre principi, tre ordini", "Indifferenti", "La discipH-
  • 36. na", "Margini" y escritos de Croce, Salvemini y Aunando Car- lini. Abril y julio. En algunos ariículos y notas en II Grido del Po- pola exalta la figura de Lenin y subraya las finalidades socialis-^ tas de la revolución i-usa. Agosto. Colabora en los preparativos de la sección socialista para la visita a Turin de un gmpo de delegados rusos del So- viet. La visita concluye el 13 de agosto con una gran manifesta- ción obrera a favor de la revolución rusa y de Lenin. Septiembre. Después de la insuiTección obrera del 23-26 de agosto y el arresto de casi todos los exponentes socialistas turi- neses, Gramsci es nombrado secretario de la comisión ejecutiva provisional de la sección de Turin y asume, de hecho, la direc- ción de // Grida del Popola, al que dedica "buena parte de su tiempo y de su frecuentemente convulsa actividad", hasta octu- bre de Z918. 20 de octubre. Publica un número de 11 Grido del Pópalo ente- ramente dedicado al problema de la libertad aduanal, con artícu- los de Togliatti, U. G. Mondolfo, U. Cosmo, B. Buozzi. 18 y 19 de noviembre. Como representante del ejecutivo provi- sional de la sección turinesa y director de II Grido del Popolo, participa en Florencia en la reunión clandestina de la "fracción intiansigente revolucionaria" constituida en el mes de agosto. Están presentes, entre otros, C. Lazzari, G. M. Serrati, N. Bom- bacci, A. Bordiga, etcétera. Gramsci comparte el parecer de Bor- diga sobre Za necesidad de una intervención activa del proleta- riado en la crisis de la guerra. Diciembre. Propone la creación en Turin de una asociación pro- letaria de cultura y afinna la necesidad de integrar Za acción política y económica con un órgano de actividad cultural. Con algunos jóvenes —Cario BoccaSo, Attilio Carena, Andrea Vi- glongo— funda un "Club de vida moral". Escribe acerca de ello a Giuseppe Lombardo Radice. Comenta la toma del poder por paite de los bolcheviques con el artículo "La rivoluzione contro il capitale", publicado por Serrati en el Avanti! mslanés del 24 de diciembre. En los meses
  • 37. siguientes coaduce en íl Grido del Papólo una campaña en pro de la renovación ideológica y cultural del movimiento socialis- ta y, paralelamente, publica comentarios, noticias y docmnen- tos sobre el desarrollo de la revolucióii en Rusia, con la ayuda de un compañero polaco, Aron Wizuer. 1918 Enero, Acusado de "voluntarismo", polemiza COB Claudio Tre- ves en el artículo "La critica critica", II Grido del Popolo (12 de enero). En abril, mayo, junio, el nombre de Gramsci figura frecuente- mente en los infonnes de la prefectura de policía junto a los de los dirigentes de la sección socialista turinesa, vinculada a la fracción intransigente revolucionaria. Conmemora el nacimiento de Marx en II Grido del Popolo con el artículo "II nostro Marx" (4 de mayo), reproducido por L'Avanguardia (26 de mayo). 22 de junio. Publica en II Grido del Popolo el artículo "Per co- noscere la rivoluzione russa", Julio. Testimonio a favor de Maria Giudice —ex-directora de . // Grido del Popola— en el proceso por los "sucesos de Turin" de agosto de 1917. 19 de octubre. Con una despedida de Gramsci, cesa la publi- cación de // Grido del Popolo para dejar lugar a la edición turi- nesa de Avanti! 5 de diciembre. Sale el primer número de la edición turinesa de Avanti! Redactor jefe Ottavio Pastore, redactores Gramsci, Togliatti, Alfonso Leonetti, Leo Gaietto. La tirada del periódi- co, origiiíalmente de dieciséis mil ejemplares, alcanza en pocos meses los cincuenta mil ejemplares. 1919 Febrero. Publica en la revista quincenal de Piero Gobetti Ener- gie Nove (nn. 7-8) el artículo "Stato e sovranità", en polémica con el escrito de Balbino Giuliano, "Perché sono un uomo d'or- dine". Abril. Desarrolla entre los campesinos-soldados de la Brigada Sassari —enviada a Turin en misión de seguridad pública— una eficaz propaganda socialista. Gramsci, Tasca, Umberto Terrs- Cini y Togliatti deciden crear la revista U Ordine Nuovo, Ras- Ai
  • 38. segna settimanale di cuìtura socialista. Gramsci es secretario de redacción. El esfuerzo financiero (6 000 liras) es sostenido por Tasca. En un primer tiempo forma también parte de la redac- ción un comunista libertario, el ingeniero Pietro Mosso ("Carlo Petri"). Las tareas administrativas están confiadas a Pía Ca- rena. lo. de mayo. Sale el primer número de L'Ordine Nuovo (a la iz- quierda, en la cabeza, el lema: "Instruiros porque tendremos necesidad de toda vuestra inteligencia. Agitaos porque tendre- mos necesidad de todo vuestro entusiasmo. Organizaos porque tendremos necesidad de íoda vuestra fuerza"). De uu prome- dio de 3 000 lectores y 300 abonados en 1919, la revista alcan- za el año siguiente un tiraje de casi 5 OOD ejemplares y 1 100 abonados, aunque sigue difundiéndose sobre lodo en Turin y en el Piamonte. En el mes de mayo Gramsci es elegido para la comisión ejecutiva de la sección socialista turinesa, dirigida por el abstencionista G. Boero, Junio. Con el artículo "Democrazia operaia" {L'Ordine Nuovo, 21 de junio) Gramsci plantea el problema de las comisiones internas de fábrica como "centros de vida proletaria" y futuros "órganos del poder proletario". Traduce sistemáticamente de la prensa obrera internacional (rusa, francesa, inglesa, etcétera) documentos y testimonios sobre la vida de fábrica y sobre los consejos obreros. Publica testos de Lenin, Zinóviev, Bela Kun, etcétera. Al mismo tiempo la revista da a conocer las voces más vivas de la revolución en el campo de la cultura: Barbusse, Lu- nacharski, Romain Rolland, Eastman, Martinet, Gorki. Julio. Gramsci es arrestado y enviado por algunos días a la Cárcel Nueva de Turin, durante la huelga política de solidari- dad con las repúblicas comunistas de Rusia y Hungría. El 26 de julio L'Ordine Nuovo publica, tomándolo de // Soviet, "II programma della frazione comunista", el primer documento ofi- cial de la fracción comunista abstencionista del PSI, inspirada por Bordiga. 13 de septiembre. L'Ordine Nuovo publica el manifiesto Á los comisarios de sección de ias fábricas Fíat-Centro y Brevetti. En la discusión previa en vista del congreso del PSI en Bolonia (5-S de octubre), él grupo de L'Ordine Nuovo iavorece ía mo- ción "maximalista eleccionista" de Serrati, que obtiene la ma- 43
  • 39. yoría de votos. El congreso de Bolonia delibera la adhesión a la Internacional Comunista. Octubre. Gramsci se encuentra en Turin con Sylvia Pankhurst, de la cual L'Ordine Nuovo publica una serie de "Cartas desde Inglaterra", traducidas por Togliatti. 1 o. de noviembre. Con un orden del día presentado por M. Ga- lino y G. Boero, la asamblea de la sección turinesa de la FIOM aprueba ei principio de la constitución de los consejos de fábri- ca a través de la elección de los comisarios de sección. El 3 de noviembre L'Ordine Nuovo publica "el programa de los comi- sarios de sección". 6 de diciembre. La asamblea de la sección socialista turinesa comienza la discusión sobre los consejos y aprueba los criterios en que se inspiran, nombrando un comité de estudio dirigido por Togliatti. 15-17 de diciembre. Eí congreso extraordinario de la Cámara del Trabajo de Turin aprueba un orden del día favorable a los consejos de fábrica. El problema de los consejos es enérgica- mente debatido por las diversas corrientes socialistas. Intervie- nen en la discusión // Soviet de Bordiga, Comunismo de Serra- ti, Battaglie Sindacali de la CGL, Avanti/, etcétera. Sorel, que sigue el movimiento, juzga a la "pequeña hoja de Turin, L'Or- dine Nuovo, mucho más interesante que la Critica Sociale' 1920 Enero-febrero. Gramsci pubUca en L'Ordine Nuovo (24-31 de enero) el "Programa de acción de la sección socialista turine- sa" para cuya comisión ejecutiva es reelegido, junto con To- gliatti. Participa en las actividades de la "escuela de cultura" promovida en noviembre de 1919 por la revista, con algunas lecciones sobre la revolución rusa. Interviene en la asamblea de la asociación "Giovane Sardegna" (Joven Cerdeña), desarro- llando en ella una contrarrelación polémica. Algún tiempo des- pués constituye en Turin, con Pietro Ciuffo ("Cip") y otros, el círculo socialista sardo. 27 de marzo. L'Ordine Nuovo publica el manifiesto "Por eJ congreso de íos consejos de fábrica. A los obreros y campesinos de toda Italia", con los siguientes firmantes: la comisión ejecu- tiva de la sección socialista de Turin, el comité de estudio de
  • 40. los Consejos de fábrica, L'Ordine Nuovo, el grupo libertario turinés. 28 de marzo. Tomando como pretexto la llamada "huelga de las agujas", los industriales turíneses proclaman la clausura de los establecimientos metalúrgicos y ponen como condición para la reanudación del trabajo la renuncia por parte de las comi- siones internas al método de las elecciones a través de los comi- sarios de sección. 13 de abril. Se proclama la huelga general, a la que se adhie- ren más de 200 mil trabajadores turineses, pero el movimiento no se extiende a escala nacional. 24 de abril. La huelga general acaba con una victoria sustancial de los industriales. La reglamentación de la disciplina interna de fábrica vuelve a manos de la dirección de las empresas. La huel- ga de abril, apoyada por Gramsci y el grupo de VOrdine Nuo- vo, es desconocida por la CGL y la dirección del partido socia- lista. S de mayo. VOrdine Nuovo publica la moción "Per mi rin- novamento del Partito Socialista", elaborada por Gramsci en los primeros días de la lucha de los metalúrgicos y presentada al consejo nacional del PSI (Milán, 18-22 de abril) por los repre- sentantes de la sección socialista de Turm. 8-9 de mayo. Participa en Florencia, como observador, en la conferencia de la fracción comunista abstencionista de Bordi- la, que en estos meses va reforzando su propia organización a escala nacional. Aun manteniendo una relación estrecha con la fracción, Gramsci juzga que el partido comunista no puede cons- tituirse sobre la base del simple abstencionismo. Habla en la Universidad Popular invitado por un grupo de obreros y estu- diantes florentinos. 23-28 de mayo. Asiste al congreso de la Cámara del Trabajo de Turin que aprueba el informe Tasca sobre ios consejos de fábrica. Jmiio-julio. Tiene lugar el choque abierto entre Gramsci y Tas- ca sobre el problema de !a función y de la autonomía de los consejos de fábrica. Gramsci y L'Ordine Nuovo apoyan la ini- 45
  • 41. dativa para la constitución en Turin de los "grupos comunistas de fábrica", base del futuro partido comunista (Gramsci, "I gruppi eomunisU", en L'Ordine Nuovo, 17 de julio). Envía al comité ejecutivo de la Internacional Comunista un informe so- bre "11 movimento torinese dei Consigli di fabbrica", que será publicado en las ediciones rusa, alemana y francesa de la inter- nacional Comunista. El segundo congreso de la Internacional Comunista (19 de ju- lio-? de agosto) fija las condiciones para la admisión de los partidos (los llamados "21 puntos"). El congreso invita al PSI a liberarse de los reformistas y se pronuncia a favor de la "uti- lización de las instituciones burguesas de gobierno con vistas a su destrucción". Bordiga expone la posición del grupo de L'Or- dine Nuovo, no representado en el congreso. Lenin, no obstan- te las diferencias de la delegación italiana, define la moción de Gramsci, "Per un rinnovamento del Partito Socialista", dicien- do que "responde plenamente a los principios de la IH íníerua- cional". Agosto. Gramsci se separa de Togliatti y Terracini y se niega a entrar en la fracción comunista eleccionista de la sección so- cialista de Turin, reuniendo en torno suyo un pequeño gnipo de "Educación comunista", de tendencia cercana a los abstencio- nistas de Bordiga. Publica el artículo "II programma dell'Or- dine Nuovo" (L'Ordine Nuovo, 14 y 28 de agosto). Septiembre. Participa en él movimiento de ocupación de las fá- bricas. Visita también algunas fábricas en Milán. En una serie de artículos en la edición turinesa de Avanti! pone en guardia a los obreros frente a la ilusión de que la ocupación pura y simple de las fábricas resuelva de por sí el problema del poder, y subraya la necesidad de crear una defensa militar obrera. Octubre. Favorece la fusión de los diversos grupos (absten- cionistas, comunista eleccionista y de "Educación comunista") de la sección socialista de Turin, Publica en L'Ordine Nuovo dos artículos sobre "II partito comunista" (4 de septiembre y 9 de octubre). En la primera quincena de octubre participa en Milán en la reunión de los diversos grupos acordes en sostener la aceptación de los "21 puntos" de la Internacional Comunista (abstencionistas, grupo de L'Ordine Nuovo, elementos de iz- quierda del PSI). Se elabora un "Manifiesto-programa" de la 46