1. Para una espiritualidad de la
acción educativa ignaciana
Del Evangelio según san Mateo 11, 28-30
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo
los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de
mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así
encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga
liviana.
2. La experiencia de la acción educativa
La educación como “praxis”, la actitud como
motivación, pasión, entusiasmo, dedicación,
inquietud, interés, determinación
El desafío de la actitud para asumir la Pedagogía
Ignaciana es el camino que va de las afecciones
desordenadas a las afecciones discernidas, de los
“afectos – pasión” a la “reflexión-acción”, de la
doctrina al testimonio, condición de credibilidad
Es un camino de ejemplaridad en “comunidad”,
3. La reflexión acerca de la experiencia
Descubrimos actitudes como abrir los ojos y los oídos a
la vida real (sensibilidad, modestia y concreción); tener
el coraje de entrar dentro de sí (conocimiento interno y
soledad); hacerse preguntas, abrirse al asombro, soñar
posibilidades y calibrar su consistencia (crítica lúcida y
esperanzada); atreverse a elegir en lo cotidiano y en lo
crucial, porque vivir es elegir (decisión); aceptar el reto
de vivir comunitariamente (comunidades abiertas y
solidarias); y no tener miedo de buscar una perspectiva
unificadora del corazón (sentido de unidad y de
camino).
4. Las fronteras de la profundidad y la
universalidad: límite y desafío
Profundidad, ante el desierto de la superficialidad,
apariencias, simulaciones y “sensaciones seductoras”
Profundidad ante frecuente escolaridad de baja
intensidad
Profundidad de los estudios para “abrir mundo” a las
nuevas generaciones, para trasmitir y “hacer gustar”,
“saborear” el tesoro de la herencia cultural
Universalidad, frente al desierto de la auto referencia
complaciente, del encierro en mundos autosuficientes
¿Cómo fortalecemos la acción y la compasión por los más
pobres y excluidos de nuestra sociedad, los rostros que nos
interpelan
6. Perseo y la Medusa: sandalias aladas y
miradas petrificantes
El único héroe capaz de cortar la cabeza de la Medusa
es Perseo, que vuela con sus sandalias aladas; que no
mira el rostro de la Gorgona sino sólo a su imagen
reflejada en el escudo de bronce.
Para cortar la cabeza de la Medusa sin quedar
petrificado, Perseo se apoya en lo más leve que existe:
los vientos y las nubes,
En cuanto a la cabeza cercenada, Perseo no la
abandona, la lleva consigo escondida en un saco;
cuando sus enemigos están a punto de vencerlo, le
basta mostrarla alzándola por la cabellera de
serpientes y el despojo
7. La frontera de la realidad: un
realismo esperanzado
Es un arma invencible en la mano del héroe, un arma
que no usa sino en casos extremos y sólo contra quien
merece el castigo de convertirse en la estatua de sí
mismo.
La fuerza de Perseo está siempre en un rechazo de la
visión directa, pero no en un rechazo de la realidad
del mundo de los monstruos en el que le ha tocado
vivir, una realidad que lleva consigo, que asume como
carga y desafío personal.
8. “El jinete del cubo” de Franz Kafka:
trascender o ser “estatua de si mismo”
En tiempos de escasez el narrador sale con el cubo
vacío en busca de carbón para la estufa. Por la calle el
cubo le sirve de caballo, llega a izarlo a la altura de los
primeros pisos y lo transporta meciéndolo como en la
grupa de un camello.
La carbonería es subterránea y el jinete del cubo está
demasiado alto; trata de hacerse oír por el hombre, que
está dispuesto a satisfacerle, mientras que la mujer no
lo quiere escuchar.
9. El cubo vacío que te levanta
El jinete le suplica que le dé una paletada del carbón de
la peor calidad, aunque no pueda pagarle en seguida.
La mujer del carbonero se desata el mandil y ahuyenta
al intruso como si espantara una mosca. El cubo es tan
liviano que sale volando con el jinete, hasta perderse
más allá de las Montañas de Hielo”
La idea de este cubo vacío que levanta por encima
del nivel donde se encuentra la ayuda pero
también el egoísmo de los demás, es signo de
privación, de pobreza, pero también de deseo, de
búsqueda, acerca del descentrarse, del
despojarse para recibir.
10. Nuestra mirada y nuestra acción educativa
en la frontera de la levedad
Mirar y gustar las “escenas escolares” y los rostros
de nuestros alumnos
Levedad – peso (perplejidad, rutinas, falta de
sentido…)
Perseo-Medusa petrificante
El jinete del cubo que alza (trasciende) – ser
estatuas de si mismo
Solidez de la integración – pesadez de la
descomposición
Generalidades abstractas – rostros concretos
11. La frontera de la
levedad
“y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y
sus vestidos se hicieron blancos como la luz” Mateo, 17,1-6
La transfiguración de Jesús: trasciende a lo más intimo y a
lo más alto, fortalece para llevar el peso de la Cruz
La imagen de Jesús transfigurado es LEVE no solo porque
se “eleve”( ascensión) sino porque se “trasparenta” y quita
peso a la materia, estableciendo “puentes” entre el cielo y la
tierra, el pasado y el futuro.
12. El camino ignaciano
EL autoexamen y el discernimiento (la actitud de no
complacencia fácil, de no dar nada por supuesto)
Para la espiritualidad ignaciana la vida es una tarea
siempre en camino, la educación un camino de
experiencias y reflexiones para la acción
Los EE son un método para la vida cotidiana: no son
sólo una experiencia, ni una doctrina , sino un
método para seguir utilizándolo en lo cotidiano,
porque todo está por hacer en la aventura humana de
ser libre – quitar afecciones desordenadas — para
“amar a Dios en todas las cosas y a todas en Él”,
respondiendo libre, sostenida y enteramente a su
iniciativa.