1. 25 ENE 06 | Diagnóstico y tratamiento
Pielonefritis aguda en adultos
Este artículo corresponde a una serie de artículos sobre “Terapéutica Práctica” publicada
por el Department of Family and Preventive Medicine de la Universidad de Oklahoma.
Dres. Ramakrishnan K, Scheid DC.
Desarrollo
(Comentario y resumen objetivo: Dra. Marta Papponetti)
Existen aproximadamente 250.000 casos de PA por año, lo que provoca más de 100.000
hospitalizaciones, tratándose de una infección del tracto urinario superior (ITU), específicamente
del parénquima y la pelvis renales. Se considera que la PA no es complicada cuando la infección
está causada por un patógeno típico en un paciente inmunocompetente, con anatomía y función
renales normales. La falta de diagnóstico puede llevar a la sepsis, abscesos renales y pielonefritis
crónica, que puede causar hipertensión secundaria e insuficiencia renal. Los factores de riesgo de
PA complicada son los que aumentan la susceptibilidad.
Patogenia
La mayoría de las infecciones parenquimatosas ocurre como consecuencia del ascenso de
bacterias a través de la uretra y la vejiga urinaria. En el varón, tanto la prostatitis como la hipertrofia
prostática causantes de obstrucción uretral predisponen a la bacteriuria. La PA hematógena ocurre
sobre todo en pacientes debilitados por enfermedades crónicas, y en pacientes tratados con
inmunosupresores. Las infecciones metastásicas estafilocócicas o fúngicas pueden difundirse al
riñón desde focos distantes, óseos o cutáneos.
El agente infeccioso causal más común (80%) es E. coli. Otros agentes son las bacterias gram
negativas, el Staphylococcus saprophyticus y, los enterococos. El espectro microbiano asociado
con diferentes tipos de ITU es muy amplio.
2. En los ancianos, la causa menos común de PA es E. coli (60%) El mayor uso de catéteres e
instrumentación en este grupo de pacientes los predispone a las infecciones con otros organismos
gram negativos como Proteus, Klebsiella, Serratia o Pseudomonas.
Los pacientes con diabetes mellitus tienen a infectarse con Klebsiella, Enterobacter, Clostridium, o
Candida. También tienen mayor riesgo de desarrollar una pielonefritis enfisematosa y necrosis
papilar, provocando shock e insuficiencia renal. La bacteriuria, en general polimicrobiana, aparece
en el 50% delos pacientes que requieren cateterización durante más de 5 días, y prácticamente en
todos los pacientes con sonda vesical permanente durante más de 1 mes.
Los inmunosupresores favorecen el desarrollo de pielonefritis subclínica (silente) e infecciones
causadas por bacilos gram negativos, no entéricos, aerobios y Candida. La PA ocurre dentro de los
2 primeros meses de un trasplante renal en el 30 al 50% delos pacientes, debido a la
inmunosupresión concomitante y al reflujo vesicoureteral posquirúrgico. Se considera que la PA es
complicada en el hombre debido a la mayor probabilidad de anormalidades del tracto urinario,
hipertrofia prostática (causante de obstrucción con vaciamiento incompleto) o una disminución de
la actividad antibacteriana en las secreciones prostáticas relacionada con la edad.
Presentación clínica
El espectro de PA es amplio, desde un cuadro leve hasta un síndrome séptico. El diagnóstico de
PA debe confirmarse con análisis o cultivo de orina, junto con los signos y síntomas de ITU (fiebre,
escalofríos, dolor lumbar, náuseas, vómitos, dolor en el ángulo costovertebral). También puede
haber síntomas de cistitis (disuria, polaquiuria y urgencia miccional, con dolor suprapúbico).
Hasta el 30% de las mujeres con síntomas de cistitis tiene pielonefritis subclínica, pero estas
infecciones no suelen causar daño cortical. La situación es más común en las embarazadas y los
pacientes con ITU recurrente, diabetes, inmunosupresión, anormalidades del tracto renal o ITU
previas a los 12 años de edad. Si hay obstrucción (cálculos, tumores, obstrucción cuello vesical o
hipertrofia prostática), la PA puede ser muy grave y resistente al tratamiento, pudiendo generar
abscesos renales.
La fiebre y la leucocitosis son de escaso valor para el diagnóstico de PA en pacientes con sonda
vesical permanente.
Pruebas diagnósticas
La confirmación de PA se hace por el análisis de orina y el urocultivo. La Infectious Diseases
Society of America (IDSA) define a la PA por la presencia de una urocultivo con al menos 10.000
3. unidades formadores de colonias por mm3 y síntomas compatibles con el diagnóstico. En hombres
y embarazadas se aceptan recuentos >10.000.
La piuria está presente en casi todos los pacientes con PA y puede detectarse rápidamente con la
prueba de la leucocito esterasa o la prueba del nitrito. La dos pruebas positivas combinadas tiene
mayor especificidad pero menor sensibilidad que cada una por separado. Aunque los cilindros
leucocitarios pueden verse en otras afecciones, si acompañan a otro cuadro de ITU son
específicos de PA. La hematuria puede presentarse en pacientes con cistitis y pielonefritis.
En algunos casos complicados, la tinción de Gram de la orina puede ayudar a elegir la
antibioticoterapia inicial. Otra opción es el análisis de bacteria recubierta con anticuerpos, el cual
puede ayudar a localizar una ITU superior subclínica.
El urocultivo es positivo en el 90% de los pacientes con PA, y las muestras para cultivo deben ser
obtenidas antes de iniciar la antibioticoterapia. Los hemocultivos se recomiendan para los
pacientes internados, el 20% de los cuales es positivo. No existe evidencia de que los
hemocultivos positivos signifiquen una evolución más complicada en personas saludables con
pielonefritis. Por lo tanto, solo están indicados si el diagnóstico es dudoso, en pacientes
inmunosuprimidos o cuando se sospecha un foco hematógeno de la infección.
Tratamiento
El 90% de los pacientes con PA no complicada que toleran la ingesta oral responde
satisfactoriamente al tratamiento ambulatorio. Los pacientes con PA complicada más graves o que
no responden al tratamiento ambulatorio deben ser internados, utilizando criterios de internación
específicos, como los que figuran a continuación.
Indicaciones de internación para pacientes con PA
Indicaciones absolutas
Vómitos persistentes
Progresión de una ITU no complicada
Sospecha de sepsis
Diagnóstico dudoso
Obstrucción del tracto urinario
Indicaciones relativas
Edad >60
Anormalidad anatómica del tracto urinario
Inmunocompromiso (diabetes mellitus, cáncer, anemia células falciformes, trasplante de órgano)
Acceso inadecuado para el seguimiento
Debilidad, falta soporte social
Otra opción es iniciar el tratamiento con antibióticos por vía parenteral en una unidad de
observación de pacientes internados, seguir por el tratamiento oral en forma ambulatoria
Los patógenos urinarios comunes tienen una resistencia muy baja a las fluoroquinolonas (1-3%).
Las fluoroquinolonas se absorben bien en el tracto gastrointestinal y tienen una penetración
excelente en el riñón. La evolución clínica de los pacientes con PA moderada a grave tratados por
vía intravenosa u oral con ciprofloxacina es equivalente. Por lo tanto, la IDSA recomienda el
tratamiento empírico de la PA no complicada con fluoroquinolona oral.
Otras alternativas aceptables para gérmenes sensibles son la amoxicilina-clavulanatopotásico, una
cefalosporina, y la trimetoprima-sulfametoxazol. En en las embarazadas deben evitarse las
4. fluoroquinolonas, prefiriéndose la amoxicilina o la amoxicilina-ñcalvulanato potásico. Estos últimos
antibióticos también se recomiendan para el tratamiento de infecciones con organismo gram
positivos. Algunos médicos administran una sola dosis de antibiótico parenteral (ceftriaxona,
gentamicina o fluoroquinolona) antes de iniciar el tratamiento oral, pero no hay evidencia de que
esto mejore el resultado.
Si el paciente requiere internación, la IDSA recomienda tres esquemas terapéuticos: 1) un
fluoroquinolona; 2) un aminoglucósido con o sin ampicilina o, 3) una cefalosporina de amplio
espectro con o sin aminoglucósido. Para los cocos gram positivos, recomiendan ampicilina-
sulbactam con o sin aminogluc´´osido. Los aminoglucósidos están contraindicados en pacientes
con nefropatía preexistente. Se pasa al tratamiento oral tan pronto como el paciente se encuentre
afebril, haya mejorado clínicamente y pueda tolerar la hidratación y los medicamentos oral. No es
necesario utilizar el mismo agente que para el tratamiento parenteral.
En pacientes inmunocompetentes sin enfermedad subyacente es suficiente el tratamiento de 7 a
14 días. Existen estudios que comprobaron que el tratamiento de 5 días de las pielonefritis leves o
con excelente respuesta inicial al tratamiento es comparable al de 7 a 14 días, en cuanto al
resultado clínico y bacteriológicos. La PA en inmunosuprimidos responde bien al tratamiento
durante 14 a 21 días con fluoroquinolona o trimetoprima-sulfametoxazol. Es recomendable hacer
urocultivos postratamiento en todos los pacientes, 1 o 2 semanas después de haber compoetado el
tratamiento antibiótico.
La fiebre suele desaparecern dentro de las 72 horas de comenzada la antibioticoterapia. Sin
embargo, su persistencia más en un paciente estable y que está mejorando no requiere un cambio
de antibióticos o más investigación.
Las dos causas más comunes de falla terapéutica son los organismos resistentes y la nefrolitiasis.
En ausencia de respuesta clínica, muchos médicos realizan hemograma, análisis de orina,
urocultivo y hemocultivo, por sospecha de persistencia de la infección y resistencia antibiótica,
aunque sin mucho sustento de evidencias. Completar con examen ginecológico y rectal.
Los estudios por imágenes pueden detectar los factores que favorecen las complicaciones, como
anormalidades anatómicas, nefritis bacteriana aguda (localizada, inflamación intersticial no
licuificada) o infecciones subyacentes como apendicitis, colecistitis, o absceso perirrenal. Se
pueden hacer radiografías simples de riñones, uréter y vejiga, ecografía renal, tomografía
computarizada, resonancia magnética y pielografía intravenosa. En la mayoría delos pacientes, la
ecografía identifica la nefritis bacteriana aguda, los abscesos, la obstrucción ureteral y la
hidronefrosis. La nefritis bacteriana aguda puede evolucionar hacia un absceso franco y requiere
antibióticos. Si la ecografía renal no permite definir una lesión pero muestra agrandamiento renal
marcado, o si se considera una intervención invasiva, la TC permite excluir los abscesos renales y
perirrenales.
Las diferencias entre la ITU en el varón y la mujer justifica la clasificación de PA masculina como
complicada. Los varones menores de 60 años sin obstrucción, anormalidades renales o prostatitis
responden bien a la antibioticoterapia de 14 días. Los varones con ITU recurrente requieren un
régimen de 6 semanas. Los varones con prostatitis aguda requieren 4 semanas de tratamiento con
un antibiótico de penetración elevada en el tejido prostático, como es la doxiciclina, trimetoprima-
sulfametoxazol o fluoroquinolona; los hombres con prostatis crónica requieren 6 a 12 semanas de
ese tratamiento. La duración óptima de tratamiento en pacientes internados es 14 días.
El antibioticoterapia durante 3 días, apropiada para el tratamiento de la cistitis, tiene una tasa de
recaída del 50% en pacientes con PA subclínica. El indicador más confiable de falla terapéutica es
la continuidad del cultivo positivo en pacientes con presunta cistitis. Si se produce la recaída luego
5. de 2 semanas de antibióticos y no existen anormalidades urológicas en los estudios por imágenes,
deben confirmarse el patógeno urinario y su sensibilidad, extendiendo el tratamiento durante 6
semanas.
6. Si la reinfección está causada por un patógeno diferente del original, el tratamiento durará 2
semanas. La resolución inmediata de cualquier obstrucción combinada con 14 días de antibióticos
minimiza la falla terapéutica y la recurrencia. Esta conducta también puede ser útil en la
pielonefritis enfisematosa; pero la nefrectomía debe ser tenida muy en cuenta en pacientes con
infecciones que no responden al tratamiento. En el caso de abscesos, el tratamiento consiste en
cursos más prolongados de antibióticos (intravenosa u orales) o tratamiento secuencial.
Las mujeres embarazadas con pielonefritis requieren hospitalización (por lo menos para un corto
período de observación) para realizar hidratación y antibióticos parenterales. Durante el embarazo,
el 86% de las mujeres tienen contracciones uterinas en la primera hora después de iniciar el
tratamiento antibiótico, y el 50% continúa con contracciones 5 horas. Las fluoroquinolonas están
contraindicadas por su efecto teratogénico.
Si bien 3 días de antibióticos es apropiado para la cistitis, se acompaña de un 50% de recaídas en
pacientes con PA subclínica.
La mayoría de las pacientes embarazadas con PA leve (90%) puede tratarse eficazmente con
antibióticos parenterales durante un breve observación de 2 a 24 horas, seguida por tratamiento
oral ambulatorio. Aunque algunos especialistas sostienen que algunas pacientes pueden tratarse
en forma segura con antibióticos orales, no hay trabajos en pacientes ambulatorias. Debido a que
el 25% de las pacientes con PA leve que están embarazadas tienen una recurrencia, deben
hacerse urocultivos mensualmente o hacer supresión antimicrobiana con nitrofurantoina oral, 100
mg por día, hasta 4 a 6 semanas del posparto. Todas las embarazadas, en especial las diabéticas
y las que han tenido ITU previas, deben ser estudiadas en la búsqueda de bacteriuria durante la
primera visita prenatal.
La profilaxis antibiótica no reduce las complicaciones asociadas con sondas permanentes. La
inserción estéril y el cuidado de la sonda, minimizando la duración de su colocación, haciendo
cateterización intermitentes, usando sistemas cerrados de drenaje y sondas recubiertas con plata
pueden reducir el riesgo de infección sintomática.
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