4. La Meseta.
●
Es un conjunto de tierras elevadas
(entre 600 y 800 m.) que ocupa buena
parte del interior de la Península
Ibérica.
●
El Sistema Central la divide en dos
submesetas (Norte y Sur), repartidas
entre un área de penillanuras al oeste
y dos grandes cuencas sedimentarias
en el interior, subidvidida, a su vez, la
más
meridional
en
dos
cuencas
fluviales (Tajo y Guadiana) por los
Montes de Toledo.
5. La Meseta. 1) El Zócalo paleozoico:
Penillanuras zamorano-salmantinas y extremeñas.
Se trata de llanuras suavemente onduladas labradas
sobre granito y otras rocas paleozoicas. En las imágenes
de la izquierda pueden contemplarse las penillanuras
salmantina y cacereña.
Los ríos, para salvar el desnivel existente entre la
Meseta y el Atlántico, se encajan profundamente en
ellas creando cañones como los Arribes del Duero.
8. En las penillanuras las formas dominantes son las propias del relieve granítico:
- Por un lado, cuando el granito se altera químicamente y se descompone en sus cristales,
se transforma en arenas pardoamarillentas que ocupan zonas hundidas del terreno.
- En otros casos, el granito se va descomponiendo a partir de sus diaclasas, formando
domos si éstas son paralelas a la superficie y berrocales si están dispuestas de forma
perpendicular.
10. En las penillanuras extremeñas,
labradas en pizarra y cuarcita, la
superficie es algo más irregular y en
ellas suelen aparecer relieves
residuales llamados montes Isla
labrados en cuarcita, roca de mayor
resistencia que el resto.
11. La Meseta. 2) Las Sierras Interiores:
El Sistema Central y los Montes de Toledo.
Se trata de dos macizos antiguos formados en la era terciaria por la elevación de varios
bloques del zócalo del antiguo Macizo Hespérico durante la orogénesis alpina.
Sus materiales son silíceos, predominando el granito, aunque también abundan el gneis, la
pizarra y la cuarcita.
En ellos encontramos cumbres de formas redondeadas y laderas de suaves pendientes
propias de las áreas de zócalo paleozoico y, en el caso del Sistema Central, por encima de los
1.800 m. aparecen también formas abruptas debidas a la acción del hielo.
12. Arriba: Imagen de la Sierra de Gredos y corte geológico
y topográfico de este área.
Abajo, izquierda: Sierra de Guadarrama.
Abajo derecha: Sierra de Ayllón
13. Circo y valle glaciar de Gredos. Pueden observarse las crestas modeladas en el granito de la zona por la
acción del hielo en altura, y los canchales donde se acumulan los derrubios o gelifractos al pie de éstas.
Al fondo el Pico Almanzor (2.592 m.)
16. En el extremo más occidental de los Montes de
Toledo, en la zona de contacto con la penillanura
extremeña, aparece el llamado Relieve
apalachense, causado por erosión diferencial,
donde enhiestas crestas de cuarcita alternan con
valles labrados en pizarras, más blandas.
En las imágenes, la Sierra de las Villuercas.
18. La Meseta. 3) Las Cuencas Sedimentarias Interiores:
Duero y Tajo/Guadiana.
●
Conforman las dos Submesetas (Norte y Sur) y se formaron por el hundimiento de
bloques del zócalo del antiguo Macizo Hespérico durante la orogénesis alpina.
●
Posteriormente se rellenaron con sedimentos arcillosos y calizos de época terciaria y
cuaternaria dispuestos en estratos , siendo más duros los de la parte superior.
●
Todo ello dio lugar a relieves horizontales y tabulares, resultado de la erosión
diferencial de dichos estratos en dos niveles (Páramos y Campiñas).
Izquierda:
Valle del
Duero.
Derecha:
Valle del
Tajo
19. Imágenes de arriba: Campiña del Duero / Pisuerga y páramo de Torozos (Vista y mapa de la zona).
Abajo: Esquema del relieve de páramos y campiñas y vista del páramo alcarreño en Guadalajara.
20. Cuenca del Tajo (Vega del Henares en Alcalá/Meco – Comunidad de Madrid)
21. Relieve en cuestas
En los bordes de las Cuencas Sedimentarias
terciarias, donde los empujes tectónicos que
levantaron montañas cercanas, inclinan
suavemente estratos calizos que alternan con
otros más blandos, se produce el llamado
relieve de cuestas.
En la imagen superior derecha, puede
observarse el dorso de estas cuestas, que
termina en una cornisa rocosa o frente de la
cuesta, constituido por calizas.
En la imagen inferior, valle excavado en el flanco
correspondiente al estrato más blando de la
serie en alternancia.
Ambas imágenes corresponden al norte de la
provincia de Burgos.
Debajo, esquema ideal del relieve de cuestas.
23. Rebordes montañosos de la Meseta:
1) El Macizo Galaico Leonés.
Se forma durante la
orogénesis alpina, al
levantarse el sector
noroccidental del
Macizo Hespérico . Sus
materiales son
paleozoicos (granito,
gneis, cuarcitas, etc.) y
presenta formas
suaves y redondeadas,
sin alcanzar elevadas
altitudes.
Se divide en dos
grandes conjuntos: El
Macizo Galaico y los
Montes de León,
separados por la
cuenca del Bierzo.
24. En su sector más occidental, el Macizo Galaico se hunde en el Atlántico, formando las Rías Gallegas.
En la imagen, la Ría de Bares (A Coruña/Lugo)
26. Monte Teleno (2.188 m.) desde el Bierzo, la máxima altitud del Macizo Galaico leonés.
27. Rebordes montañosos de la Meseta:
2) La Cordillera Cantábrica.
Se divide en dos sectores bien definidos: El occidental o Macizo Asturiano (constituido por
materiales paleozoicos que formaban parte del sector noroccidental del Macizo Hespérico)
y el oriental o Montaña Cantábrica, que es una cordillera de plegamiento intermedia,
surgida durante la orogénesis alpina.
28. Relieve Apalachense en el Macizo Asturiano (Sector occidental de la Cordillera Cantábrica)
29. Macizo central de los Picos de Europa, enorme afloramiento de calizas paleozoicas.
30. Valle seco
Surgencia
Terrenos no cársticos
Regato
Sumidero
Lapiaz o lenar
Dolina
Garganta
Sima de hundimiento
Poljé
En los terrenos calcáreos de
la Cordillera Cantábrica,
especialmente en su sector
oriental, encontramos
grandes complejos cársticos.
Al ser la roca caliza soluble en
agua, en el proceso de
disolución genera formas
muy diversas, tanto
exteriores como
subterráneas,que se pueden
observar en el esquema
adjunto.
Falla
Gruta
Río subterráneo
Desagüe temporal
Fuente Vauclusiana
Nivel de base
Nivel de base
Esquema de un complejo cárstico
31. Arriba, karst en la Cordillera Cantábrica.
Derecha, relieve jurásico en las
estribaciones meridionales de la Cordillera.
Debajo, Rasa litoral en la playa de Langre
(Ribamontán al Mar, Cantabria)
32. Rebordes montañosos de la Meseta:
3) El Sistema Ibérico.
Cordillera intermedia surgida durante la orogénesis alpina por el levantamiento de materiales
secundarios depositados en el borde oriental del antiguo Macizo Hespérico. Predominan, pues,
los materiales calizos, aunque existen afloramientos del zócalo paleozoico en algunas de las
sierras más elevadas.
En las imágenes, Picos de Urbión (izquierda) y Sierra de la Demanda (derecha).
33. Arriba: perfil del
Moncayo, la máxima
cota del Sistema
Ibérico.
Izquierda: relieve
plegado en la
serranía de Cuenca
(Alto Tajo)
Formaciones
residuales en los
Puertos de Beceite
(Tarragona)
34. Rebordes montañosos de la Meseta:
4) Sierra Morena.
Desde un punto de vista geológico, no se trata de una
cordillera, sino simplemente, del borde fracturado y
escalonado del zócalo de la Meseta en su transición a la
Depresión del Guadalquivir.
Por ello sus materiales son paleozoicos (silíceos) y
morfológicamente se asimila a un macizo antiguo.
35. Unidades exteriores a la Meseta
Son las grandes fosas y cordilleras alpinas que se crearon durante esa orogénesis, a partir del
levantamiento de los grandes espesores sedimentarios acumulados en los profundos surcos
marinos que quedaron entre los macizos hercinianos o por el hundimiento de alguno de estos
zócalos, origen de las depresiones prealpinas del Ebro y del Guadalquivir.
Depresiones prealpinas del Ebro y del Guadalquivir.
Macizo Galaico y cordilleras de plegamiento (Pirineos y Béticas)
Sistemas Béticos
36. Unidades exteriores a la Meseta:
Depresiones prealpinas del Ebro y el Guadalquivir.
Se trata de dos depresiones prealpinas
que se forman al tiempo que se
levantan las grandes cordilleras alpinas
de la Península.
Rellenas con sedimentos terciarios y
cuaternarios, están constituidas por
materiales arcillosos, calizos y
areniscosos y sus formas son
horizontales o suavemente onduladas.
37. La Depresión del Ebro fue, durante
mucho tiempo, un lago, que se fue
colmatando de sedimentos y,
finalmente, se abrió hacia el
Mediterráneo cuando el río Ebro
excavó en los relieves de la
Cordillera Costero Catalana
En ese proceso se formaron en sus
bordes algunos relieves singulares
como son los de los somontanos,
planos inclinados que unen las
cordilleras Ibérica y Pirenaica con el
valle, en los que predominan
conglomerados que dan lugar a relieves
residuales conocidos como mallos
(torreones rocosos formados a partir de
fracturas verticales) y hoyas (áreas
hundidas labradas en materiales
blandos, especialmente arcillas) en las
que se forman lagunas como la de
Gallocanta.
Sobre estas líneas: Vista aérea del sector
central del Valle del Ebro y esquema
morfológico del mismo.
Izquierda: Mallos de Riglos, en la provincia
de Huesca.
Debajo: vista general de la Laguna de
Gallocanta.
En el centro de la cuenca aparece un relieve tabular típico de estas zonas. En las cuestas de cerros y páramos,
desprovistas de vegetación, es muy común el relieve de “bad lands”.
39. Terrazas fluviales en la cuenca del Ebro. Obsérvese el escalón entre el nivel superior y el inferior, por el
que discurre el río, oculto por el bosque galería. Ver debajo el esquema ideal.
41. El valle del Guadalquivir es el resultado de la
colmatación de la fosa que se creó al levantarse las
Cordilleras Béticas, entre éstas y Sierra Morena, durante
la orogénesis alpina.
Abierta al mar y ocupada por sus aguas, la línea de costa
fue retrocediendo a medida que avanzaba el proceso de
relleno sedimentario de la cuenca, hasta alcanzar el
actual perfil del golfo de Cádiz, cuya costa es, por lo
tanto, baja y arenosa.
Dicho relleno está constituido principalmente por arcillas
y, por lo tanto, el relieve es llano o suavemente
ondulado. Sólo en algunos sectores aislados donde
aparecen estratos calcáreos se han formado cerros
testigo o alcores.
Arriba, izquierda: el Guadalquivir, cerca de su nacimiento en
la Sierra de Cazorla (emb. Tranco de Beas).
Arriba, derecha: Valle del Guadalquivir en su sector central.
Sobre estas líneas: Imágen aérea de las marismas del
Guadalquivir, cerca de su desembocadura.
Dentro de esta imagen, flecha litoral en Punta Umbría
(Huelva).
45. Crestas
Canchales
Ibón o laguna glaciar
Clastos y
gelifractos
Crestas y canchales en un circo glaciar con una laguna glaciar o ibón en el Pirineo Axial, en la provincia de Huesca.
46. En algunos sectores del Prepirineo,
encontramos estructuras plegadas muy
complejas, como las que pueden verse en
las imágenes, que corresponden al entorno
del Valle de Aísa, en Huesca. Aunque existe
una gran variedad de materiales, dominan
las calizas cretácicas, que por su mayor
dureza dan lugar a un relieve de crestas y
mallos muy abrupto.
En la imagen: picos lecherín, mallos, Rigüela (a la derecha) y Aspe
(debajo)
47. Cordilleras exteriores a la Meseta:
Los Montes Vascos.
Se trata de la prolongación de los Pirineos por el oeste, sobre todo del prepirineo y, en menor
medida, del pirineo axial (hacia el noreste). Sus materiales principales son calizos y se trata de
pequeñas montañas de formas suaves y escasa altitud, siendo la máxima cota el monte aitxuri
(1551 m.)
48. Dos de las
elevaciones más
reconocibles de los
Montes Vascos: el
monte Anboto, con
el macizo del
Gorbea al fondo
(arriba) y el macizo
de Urkiola , con sus
singulares
formaciones
cársticas que
ofrecen a la vista un
relieve abrupto y
aparentemente
caótico (debajo).
49. Unidades exteriores a la Meseta:
Cordilleras Costero Catalanas
Son la prolongación oriental de los Pirineos, separadas de éstos por fallas. Todo ello es producto de las
enormes tensiones liberadas durante la orogénesis alpina en esta zona, que al mismo tiempo
originaron una zona volcánica muy interesante (Olot/La Garrotxa).
Se divide en dos alineaciones separadas por una depresión longitudinal, tal como puede observarse en
el esquema inferior, siendo de mayor envergadura la cordillera prelitoral o interior (Montseny, 1712 m.)
Sus materiales son muy variados. Aunque predominan las caliza, también aparecen materiales
paleozoicos en los macizos más elevados de la mitad norte.
Por su carácter litoral, la costa de este sector es rocosa y acantilada, como puede verse en la imagen.
50. Montaña de Montserrat, con un relieve singular sobre rocas calizas.
Macizo del Montseny, constituido por rocas paleozoicas silíceas
51. Cordilleras exteriores a la Meseta:
Cordilleras Béticas.
Complejo sistema de
alineaciones
montañosas surgidas
durante la
orogénesis alpina
como resultado de la
elevación de los
sedimentos
depositados en el
fondo marino entre
el antiguo Macizo
Hespérico y el
Macizo Bético-rifeño,
así como una parte
de este último.
Se divide en tres
grandes sectores: las
Cordilleras Subbética
y Penibética (aquí
encontramos las
máximas altitudes) y
la depresión que las
separa o Intrabética.
Los materiales
dominantes son
calizos (Subbética) y
silíceos (Penibética),
además de arcillosos
(en las Cuencas
intrabéticas).
55. Relieve de “Bad lands” en la Hoya de Guadix. Cuencas Intrabéticas.
56. Arriba: Vista general de Sierra Nevada en su fachada norte, desde la Hoya de Guadix.
Abajo, a la izquierda, el Pico Mulhacén, máxima altitud de la península con 3.478 m.; a la derecha: Sierra de los Filabres
(Almería)
57. Debido a la complejidad de este sistema montañoso, las
costas béticas alternan áreas de costa alta, acantilada y
rocosa, allí donde las sierras de la Penibética o de la
Subbética llegan hasta la misma orilla del mar (imagen
superior, de la costa de Granada, con otras de costa baja, en
las que pueden ver playas y arenales, flechas litorales y
albuferas como el Mar Menor (en la imagen de la derecha),
o llanuras aluviales como la desembocadura del Guadalfeo.