2. CHAMPAIGNE, Philippe de
El matrimonio de la Vigen
El sacramento
36 del matrimonio
c. 1644
Wallace Collection, Londres
3. Compendio del Catecismo
338. ¿Con qué fines ha
instituido Dios el Matrimonio?
1659-1660
La alianza matrimonial del hombre
y de la mujer, fundada y
estructurada con leyes propias
dadas por el Creador, está
ordenada por su propia naturaleza
a la comunión y al bien de los
cónyuges, y a la procreación y
educación de los hijos. Jesús
enseña que, según el designio
original divino, la unión matrimonial
es indisoluble: «Lo que Dios ha
unido, que no lo separe el
hombre» (Mc 10, 9).
4. Introducción
El amor de los padres para
sus hijos y los detalles de
amor que tienen entre sí los
esposos, nos hacen pensar
en la grandeza de
sacramento del matrimonio.
¿Sabemos agradecer lo
que nuestros padres hacen
por nosotros? ¿Les
ayudamos en sus
necesidades? ¿Procuramos
hacerles la vida agradable?
¿Nos acordamos de rezar
por ellos todos los días?
DAVID, Gerard
Las bodas de Caná
c. 1500
Musée du Louvre, París
6. 1. Institución del matrimonio en el Paraíso terrenal
"Hombre y mujer los creó, y los
bendijo Dios, diciéndoles: Procread
y multiplicaos y llenad la tierra"
(Génesis 1,27-28). Entonces
instituye Dios el matrimonio,
y lo instituye -como fin principal-
para tener hijos y educarlos;
como fin secundario, para que los
esposos se ayuden entre sí:
porque "no es bueno que el
hombre esté solo, voy a hacerle
una ayuda semejante a él"
(Génesis 2,18).
En consecuencia, el matrimonio es
algo sagrado por su misma
naturaleza, y los esposos son
colaboradores de Dios
participando del poder divino de
dar la vida.
BOUCICAUT Master
El matrimonio de Adán y Eva en 'Des Proprietes De Chozes'
c.1415
Fitzwilliam Museum, University of Cambridge, UK
7. CAPÍTULO TERCERO: LOS SACRAMENTOS AL
SERVICIO DE LA COMUNIDAD Y DE LA MISIÓN.
EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
260. ¿Por qué ha hecho Dios al hombre ya la mujer el
uno para el otro?
Dios ha hecho al hombre y a la mujer el uno
para el otro para que «ya no sean dos, sino
una sola carne» (Mt 19,6): de esta forma
deben vivir el amor, ser fecundos y así
convertirse en signo del mismo Dios, que no
es otra cosa que amor desbordante. [1601-
1605] 64,400,417
7
I (1-165), II (166-278), III (279-468), IV (469-
8. 1.Dos preguntas sencillas
¿Qué ocurre para que un hombre
y una mujer entren a una iglesia
libres y salgan de la misma con un
compromiso definitivo?
¿Habéis pensado en qué momento
de la celebración nace ese vínculo
que nada ni nadie podrá destruir?
9. 2. Como todo en la vida tendrá una
preparación, pero antes no éramos y ahora
somos marido y mujer. “Se que eres mi marido
y tu sabes que yo soy tu mujer”.
Todo en la vida tiene un momento concreto.
Nace por algo.
En este caso nace de la libertad manifestada
de querer casarse.
11. 4. ¿Qué ocurriría si uno en ese
momento decide que no...?
• ¿Y si no se atreve a decirlo por miedo a
represalias y dice si?
• ¿Se habrá casado Azucena?
• ¿Se habrán casado?...
18. 11.¿ De dónde nace todo esto?
De lo más grande que el
hombre es: la libertad y el
amor.
19. 12. Se puede intentar una
definición a partir de la
fórmula del consentimiento.
• Yo, .......... te quiero
a ti ........................
como esposo/a y me
entrego a ti y
prometo serte fiel en
la salud y en la
enfermedad, en las
alegrías y en penas
todos los días de mi
vida.
20. 13.Qué bonito y ¿qué difícil?
La propia dinámica de la vida matrimonial
tiene los mecanismos que reconducen las
cosas.
23. Matrimonio: Sacramento
• Don de Dios que
renueva el amor.
Amar con la
medida de Dios
• Signo de lo que
Dios nos quiere
ante los demás
comenzando por
los hijos.
24.
25.
26.
27. 2. El matrimonio, sacramento cristiano
Jesucristo elevó a la dignidad de
sacramento el matrimonio
instituido al comienzo de la
humanidad. El matrimonio entre
cristianos es imagen de la unión de
Jesucristo y su esposa la Iglesia.
Por eso, ningún católico puede
contraer el llamado "matrimonio
civil"; tal unión no sería válida, ya
que no tiene más valor que el de
una simple ceremonia legal ante el
Estado. Entre católicos sólo es
válido el matrimonio-sacramento
contraído en la Iglesia.
MYUNG-BO SIM
La catedral de San Patricio
1990
New York, Colección privada
28. MATRIMONIO, 1
CCE 1601; CIC 1055: “La alianza
1601 1055
matrimonial, por la que el varón y
la mujer constituyen entre sí un con-
sorcio de toda la vida, ordenado por
su misma índole natural al bien de
los cónyuges y a la generación y
educación de la prole, fue elevada
por Cristo nuestro Señor a la digni-
dad de sacramento entre bautizados”.
Tanto el estado matrimonial como la
manera de entrar en ese estado son
esencialmente iguales para el cristiano
y para el que no lo es. Otros efectos.
29. CAPÍTULO TERCERO: LOS SACRAMENTOS AL
SERVICIO DE LA COMUNIDAD Y DE LA MISIÓN.
EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
261.¿Cómo se lleva a cabo el sacramento del Matrimonio?
El SACRAMENTO del Matrimonio se lleva a cabo
mediante una promesa hecha ante Dios y ante la
Iglesia, que es aceptada y sellada por Dios y se
consuma por la unión corporal de los esposos. Dado
que es Dios mismo quien anuda el vínculo del
matrimonio sacramental, este vínculo une hasta la
muerte de uno de los contrayentes. [1625-1631]
El sacramento del Matrimonio se lo confieren el hombre y la
mujer recíprocamente. El PRESBÍTERO o el DIÁCONO
invoca la BENDICIÓN de Dios sobre la pareja y es
únicamente et testigo cualificado de que el matrimonio se
celebra en las condiciones adecuadas y de que la promesa
se da completa y en público. El matrimonio sólo tiene lugar
cuando hay un consentimiento matrimonial, es decir,
cuando el hombre y la mujer, libremente y sin temor o
coacción quieren el matrimonio y cuando no están
impedidos para contraerlo por otros compromisos naturales
o eclesiales (matrimonio ya contraído, promesa del 29
celibato).
I (1-165), II (166-278), III (279-468), IV (469-
30. MATRIMONIO, 2
Para los cristianos la manera de entrar en el estado matrimonial,
que es esencialmente igual a la de los demás hombres, constituye
un sacramento. Por lo tanto:
tanto
A Es la Iglesia quien ha de regular la
forma concreta de contraer matrimonio
los cristianos y sólo a ella compete la
determinación de los obstáculos para
contraerlo o la manera de removerlos, etc.
B Aquellos pronunciamientos de la Iglesia
sobre lo que es de derecho natural en el
matrimonio no afectan sólo al matrimonio
de los cristianos, no es a ellos a quienes se
dirigen directamente: tienen valor univer-
sal; afectan igualmente a todo matrimonio,
de cristianos o no.
31. MATRIMONIO, 3
El matrimonio es:
- la unión = consentimiento interior y
exterior por el cual se contrae
el matrimonio (in fieri); y
vínculo permanente que nace
de este contrato (in facto esse)
- marital = entregando y recibiendo el
derecho mutuo a la unión física
que de por sí es apta para en-
gendrar la prole
- de un hombre y una mujer, = unidad del matrimonio (uno
con una)
- entre personas legítimas, = por ley natural o positiva
- formando una comunidad = indisolubilidad, unión de
indivisa de vida. vida doméstica, voluntades, etc.
32. MATRIMONIO, 4
1 Esencia del matrimonio in fieri (sacramento si cristianos) =
mutuo consentimiento de las partes legítimamente manifes-
tado entre personas jurídicamente hábiles, consentimiento
que ningún poder humano puede suplir.
Es esencialmente un contrato cuyo objeto es el modo de
vida marital => cada cónyuge debe pretender, al menos
no excluir, el derecho mutuo, exclusivo y perpetuo sobre
el cuerpo del otro en orden a la generación. Si se excluye-
ra, el matrimonio sería nulo. PERO para la validez no
importa el ulterior ejercicio de este derecho mutuo.
2 Esencia del matrimonio in facto esse = vínculo, de por sí
permanente, que nace del legítimo contrato matrimonial.
33. 3. Las propiedades del matrimonio
Unidad: el matrimonio es la unión
de un solo hombre con una sola
mujer: "Dejará el hombre a su
padre y a su madre, y se adherirá
a su mujer, y vendrán a ser los dos
una sola carne" (Génesis 2,24).
Indisolubilidad: el vínculo
conyugal no puede desatarse
jamás: "Lo que Dios unió no lo
separe el hombre", dice el
Evangelio (Mateo 19,6; 5,32;
Lucas 16,18). El divorcio, pues,
está prohibido.
Dios ha querido que fuese así por
varias razones: por el bien de los
hijos; por el bien, la felicidad y
seguridad de los esposos; por el
bien de toda la sociedad humana,
pues la humanidad se compone de
familias.
ALMA – TADERNA, Sir Lawrence
La luna de miel
Colección privada
34. CAPÍTULO TERCERO: LOS SACRAMENTOS AL
SERVICIO DE LA COMUNIDAD Y DE LA MISIÓN.
EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
262.¿Qué se requiere necesariamente para poder casarse por la Iglesia?
Para que haya matrimonio sacramental se requieren
necesariamente tres elementos: a) el consentimiento
expresado en libertad, b) la aceptación de una unión
exclusiva y para toda la vida y c) la apertura a los hijos. Pero
lo más profundo en un matrimonio cristiano es la conciencia
de la pareja de ser una imagen viva del amor entre Cristo y su
Iglesia. [1644-1654, 1664]
La exigencia de la unidad y la indisolubilidad se dirige en primer lugar
contra la POLIGAMIA, en la que el cristianismo ve una clara
vulneración del amor y de los derechos humanos; también se dirige
contra lo que se podría denominar «poligamia sucesiva»: una sucesión
de relaciones amorosas no vinculantes, que no alcanzan un único y
gran «sí» que ya no se puede echar atrás. la exigencia de la fidelidad
conyugal contiene la disposición a un compromiso para toda la vida,
que excluye relaciones amorosas al margen del matrimonio. la
exigencia de la apertura a la fecundidad quiere decir que un
matrimonio cristiano está abierto a los hijos que Dios les quiera
conceder. las parejas que no pueden tener hijos están llamadas a ser
«fecundas» de otra manera. Un matrimonio en cuya celebración se
excluya cualquiera de estos elementos no es válido.
34
I (1-165), II (166-278), III (279-468), IV (469-
35. CAPÍTULO TERCERO: LOS SACRAMENTOS AL
SERVICIO DE LA COMUNIDAD Y DE LA MISIÓN.
EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
263.¿Por qué es indisoluble el matrimonio?
El matrimonio es indisoluble por tres razones.
Por un lado porque corresponde a la esencia del amor el
entregarse mutuamente sin reservas;
luego porque es una imagen de la fidelidad incondicional de
Dios a su creación;
y es también indisoluble, finalmente, porque representa la
entrega de Cristo a su Iglesia, que llegó hasta la muerte
en Cruz [1605, 1612-1617, 1661]
En un tiempo en el que en muchos sitios se rompen 50% de los
matrimonios, cada uno que perdura es un gran signo, en
definitiva un signo de Dios. En esta tierra en la que tantas cosas
son relativas, los hombres deben creer en Dios, el único
absoluto. Por eso todo lo que no es relativo es tan importante:
alguien que dice absolutamente la verdad o es absolutamente
fiel. La fidelidad absoluta en el matrimonio no es tanto un
testimonio del logro humano como de la fidelidad de Dios, que
siempre está presente, aun cuando a todas luces le traicionamos
y le olvidamos. Casarse por la Iglesia quiere decir confiar más 35
en la ayuda de Dios que en la propia provisión de amor.
I (1-165), II (166-278), III (279-468), IV (469-
36. 4. Efectos del sacramento del matrimonio
Aumenta la gracia santificante en
quienes lo reciben. Hay que recibirlo
en estado de gracia; si no, se comete
un sacrilegio, aunque el matrimonio
puede ser válido.
Comunica los auxilios especiales para
educar a sus hijos y cumplir los
deberes que contraen al casarse.
Estos deberes son, para con ellos
mismos: amarse y respetarse,
guardarse fidelidad y ayudarse
mutuamente; con respecto a los hijos:
alimentarles, vestirles, educarles
religiosa, moral e intelectualmente, y
asegurar su porvenir.
Los ministros del sacramento son los
mismos contrayentes; sin embargo
debe celebrarse ante testigos delante
del párroco o delegado suyo; si no, es
inválido.
CABRERA, Miguel
Un español con su mujer india mexicana y su hijo
Museo de America, Madrid
37. 5. El matrimonio, camino de santidad
El sacramento del matrimonio
concede a los esposos las gracias
necesarias para que se santifiquen
y santifiquen a los demás.
Es deber de toda la familia
-también de los hijos- facilitar ese
clima humano y cristiano en el que
se consigue que los hogares sean
luminosos y alegres,
sacrificándose para lograr las
virtudes humanas y sobrenaturales
de una familia que empezó
santificada con un sacramento.
GRECO, El
El matrimonio de la Virgen
1613-14
National Museum of Art of Romania, Bucarés
39. Un propósito para avanzar
Esforzarte por hacer agradable
la vida de las personas con las
que convives.
Estimar en mucho este
sacramento y ayudar a que las
demás personas lo entiendan y
agradezcan a Dios.
40. CAPÍTULO TERCERO: LOS SACRAMENTOS AL
SERVICIO DE LA COMUNIDAD Y DE LA MISIÓN.
EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
264.¿Qué es lo que amenaza a los matrimonios?
Lo que amenaza realmente al matrimonio es el pecado;
lo que lo renueva es el perdón; lo que lo fortalece es
la oración y la confianza en la presencia de Dios.
[1606-1608]
El conflicto entre hombres y mujeres, que precisamente en los
matrimonios llega en ocasiones al odio recíproco, no es una
señal de la incompatibilidad de los sexos; tampoco hay una
disposición genética a la infidelidad o una limitación
psíquica especial ante compromisos para toda la vida.
Ciertamente muchos matrimonios están en peligro por la
falta de una cultura del diálogo o la falta de respeto. A ello
se añaden problemas económicos y sociales. El papel
decisivo lo tiene la realidad del pecado: celos, despotismo,
riñas, concupiscencia, infidelidad y otras fuerzas
destructoras. Por ello el perdón y la reconciliación forman
parte esencial de todo matrimonio, también a través de la 40
confesión.
I (1-165), II (166-278), III (279-468), IV (469-
41. CAPÍTULO TERCERO: LOS SACRAMENTOS AL
SERVICIO DE LA COMUNIDAD Y DE LA MISIÓN.
EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
265.¿Todas las personas están llamadas al matrimonio?
No todo el mundo está llamado al matrimonio. A algunas personas
Jesús les muestra un camino particular; les invita a vivir
renunciando al matrimonio «por el reino de los cielos» (Mt
19,12). También las personas que viven solas por otros
motivos distintos pueden tener una vida plena. [1618-1620]
No pocas veces Jesús llama a algunas personas también a una cercanía
especial con él. Éste es el caso cuando experimentan en su interior el
deseo de renunciar al matrimonio «por el reino de los cielos». Esta
vocación no supone nunca un desprecio del matrimonio o de la
sexualidad. El celibato voluntario sólo puede ser vivido en el amor y
por amor, como un signo poderoso de que Dios es más importante que
cualquier otra cosa. El célibe renuncia a la relación sexual, pero no al
amor; sale anhelante al encuentro de Cristo, el esposo que viene (Mt
25,6). Muchas personas que viven solas por otros distintos motivos
sufren por su soledad, la experimentan únicamente como carencia y
desventaja. Pero una persona que no tiene que preocuparse de una
pareja o de una familia, disfruta también de libertad e independencia
y tiene tiempo de hacer cosas importantes y llenas de sentido para las
que no tendría tiempo una persona casada. Quizás sea voluntad de
Dios que se ocupe de personas por las que nadie más se preocupa.
41
I (1-165), II (166-278), III (279-468), IV (469-
42. CAPÍTULO TERCERO: LOS SACRAMENTOS AL
SERVICIO DE LA COMUNIDAD Y DE LA MISIÓN.
EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
266.¿Cómo se celebra la boda por la Iglesia?
Una boda debe celebrarse ordinariamente de modo público.
Los contrayentes son preguntados por su deseo de
contraer matrimonio. El PRESBÍTERO o el DIÁCONO
bendice los anillos. Los contrayentes intercambian los
anillos y se prometen mutuamente «fidelidad en la
prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la
enfermedad, hasta que la muerte nos separe», diciéndose
el uno al otro de modo solemne: «Yo prometo amarte,
respetarte y honrarte todos los días de mi vida». El
celebrante confirma el enlace y otorga la BENDICIÓN.
[1621-1624, 1663]
De la forma siguiente la Iglesia pregunta, en el rito del matrimonio,
primero al esposo y luego a la esposa, o a ambos. Celebrante: N.
y N., ¿venís a contraer matrimonio sin ser coaccionados, libre y
voluntariamente? Esposo/ Esposa: Sí, venimos libremente.
Celebrante: ¿Estáis decididos a amaros y respetaros
mutuamente, siguiendo el modo de vida propio del Matrimonio,
durante toda la vida? Esposa/Esposa: Sí, estamos decididos.
Celebrante: ¿Estáis dispuestos a recibir de Dios responsable y 42
amorosamente los hijos, y a educarlos según la ley de Cristo y
de su Iglesia? Esposa/Esposa: Sí, estamos dispuestos.
I (1-165), II (166-278), III (279-468), IV (469-
43. CAPÍTULO TERCERO: LOS SACRAMENTOS AL
SERVICIO DE LA COMUNIDAD Y DE LA MISIÓN.
EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
267. ¿Qué se hace cuando un católico quiere casarse
con un cristiana no católico?
En este caso, para la celebración del
matrimonio hay que solicitar un permiso
expreso de la autoridad eclesiástica. Porque
el matrimonio llamado mixto (entre católico
y bautizado no católico) exige por ambas
partes una fidelidad especial a Cristo, de
forma que el escándalo, aun sin remedio, de
la separación de los cristianos no se
continúe en pequeño y lleve quizás incluso
al abandono de la práctica religiosa. [1633-
1637] 43
I (1-165), II (166-278), III (279-468), IV (469-
44. CAPÍTULO TERCERO: LOS SACRAMENTOS AL
SERVICIO DE LA COMUNIDAD Y DE LA MISIÓN.
EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
268. ¿Puede casarse un católico con alguien de otra
religión?
Para los católicos puede ser difícil, para la
propia fe y para la de los futuros hijos
casarse y vivir con una pareja que
pertenece a otra RELIGIÓN. Por
responsabilidad ante los fieles, la Iglesia
católica ha establecido el impedimento para
contraer matrimonio con disparidad de
culto. Por eso un matrimonio de este tipo
sólo puede contraerse válidamente si antes
del enlace se obtiene la DISPENSA de este
impedimento. Este matrimonio no es
sacramental. [1633-1637] 44
I (1-165), II (166-278), III (279-468), IV (469-
45. CAPÍTULO TERCERO: LOS SACRAMENTOS AL
SERVICIO DE LA COMUNIDAD Y DE LA MISIÓN.
EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
269.¿Pueden separarse cónyuges que están peleados?
La Iglesia tiene un gran respeto ante la capacidad que tiene una
persona para mantener una promesa y para comprometerse
en fidelidad para toda la vida. Ella le toma la palabra.
Cualquier matrimonio puede correr peligro a causa de alguna
crisis. El diálogo, la oración (en común), a veces también la
ayuda especializada, pueden ayudar a salir de la crisis. Y en
especial, el recuerdo de que en todo matrimonio sacramental
hay un tercero en la unión, Cristo, puede encender de nuevo
la esperanza. Pero a quien su matrimonio se ha vuelto
insoportable, o a quien está expuesto a violencia psíquica o
física, le está permitido separarse. Esto se denomina una
«separación de mesa y cama», que debe ser comunicada a la
Iglesia. Aunque en estos casos se ha roto la convivencia, el
matrimonio sigue siendo válido. [1629,1649]
Ciertamente también hay casos en los que la crisis de un matrimonio se
debe atribuir en último término a que uno de los cónyuges o ambos no
eran capaces de contraer matrimonio en el momento del enlace o no
aportaban una voluntad plena de contraerlo. Entonces el matrimonio
es inválido en el sentido jurídico. En estos casos se puede instruir un
proceso de nulidad ante los tribunales eclesiásticos. 424
45
I (1-165), II (166-278), III (279-468), IV (469-
46. CAPÍTULO TERCERO: LOS SACRAMENTOS AL
SERVICIO DE LA COMUNIDAD Y DE LA MISIÓN.
EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
270.¿Qué actitud tiene la Iglesia con los divorciados casados de
nuevo?
Siguiendo el ejemplo de Cristo, los acoge con amor. Pero
quien, después de un matrimonio canónico se
divorcia y, en vida del cónyuge, establece una nueva
unión, se coloca ciertamente en contradicción con la
clara exigencia de Jesús respecto a la
indisolubilidad del matrimonio. Esta exigencia no
puede ser suprimida por la Iglesia. La ruptura de la
fidelidad está en contradicción con la EUCARISTÍA,
en la que la Iglesia celebra precisamente la
irrevocabilidad del amor de Dios. Por eso no puede
acceder a la sagrada COMUNIÓN quien vive en una
situación tan contradictoria. [1665, 2384]
Lejos de tratar por igual todos los casos concretos, el papa
Benedicto XVI habla de una «situación dolorosa» y exhorta
a los pastores a «discernir bien las diversas situaciones,
para ayudar espiritualmente de modo adecuado a los fieles
implicados» (Sacramentum Caritatis, 29). 424 46
I (1-165), II (166-278), III (279-468), IV (469-
47. CAPÍTULO TERCERO: LOS SACRAMENTOS AL
SERVICIO DE LA COMUNIDAD Y DE LA MISIÓN.
EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
¿Qué quiere decir que la familia es una «iglesia doméstica»?
271.
Lo que la IGLESIA es en lo grande, es la familia en lo
pequeño: una imagen del amor de Dios en la
comunión de las personas. Todo matrimonio se
perfecciona en la apertura a otros, a los niños que son
don de Dios, en la acogida mutua, en la hospitalidad,
en [a disponibilidad para otros. [1655-1657]
Nada en la Iglesia primitiva fascinaba más a los hombres en el
«nuevo camino» de los cristianos que las «iglesias
domésticas». Con frecuencia alguien «creyó en el Señor con
toda su familia; también otros muchos corintios ... creían y
se bautizaban» (Hch l8,8). En un mundo no creyente surgían
islotes de fe vivida, lugares de oración, de compartir, de
hospitalidad cordial. Roma, Corinto, Antioquía, las grandes
ciudades de la Antigüedad, quedaron pronto inundadas de
iglesias domésticas como si fueran puntos de luz. También
hoy en día las familias, en las que Cristo se encuentra en su
casa, son el gran fermento de renovación de nuestra
sociedad. 368 47
I (1-165), II (166-278), III (279-468), IV (469-
48. MATRIMONIO, 5
INSTITUCION
El matrimonio natural no es una invención
humana, sino que ha sido instituido por Dios.
En el relato del Génesis, esta
institución aparece relacionada
estrechamente con la misma
creación del hombre.
CCE 1611: “el hombre y la
1611
mujer fueron creados el uno
para el otro”.
49. MATRIMONIO, 6
PROPIEDADES, 1
CCE 1644: “El amor de los esposos
1644
exige, por su misma naturaleza, la
unidad y la indisolubilidad de la co-
munidad de personas que abarca la
vida entera de los esposos... Esta co-
munión humana es confirmada, puri-
ficada y perfeccionada por la comu-
nión en Jesucristo dada mediante el
sacramento del matrimonio.”
Por lo tanto, la unidad y la indisolubilidad son propiedades naturales
del matrimonio: comunes a todo matrimonio. Lo que añade el sacra-
mento es una ayuda específica para que los cónyuges sepan mante-
nerse fieles del todo el uno al otro.
50. MATRIMONIO, 7
PROPIEDADES, 2
UNIDAD
El vínculo matrimonial es exclusivo: la poligamia simultánea
es ilícita por derecho divino natural y por derecho divino
positivo. Igual dignidad hombre - mujer, y amor exclusivo.
El matrimonio no es válido más
que con la primera mujer o con
el primer marido.
La poligamia de los patriarcas se
explica como una dispensa divina
(probablemente después del dilu-
vio) para favorecer el crecimiento
del pueblo de Dios.
51. MATRIMONIO, 8
PROPIEDADES, 3
INDISOLUBILIDAD
1 Por institución del Creador, el vínculo matrimonial es
perpetuo e indisoluble.
no puede ser desatado por ley humana alguna.
2 “Por el sacramento, la indisolubilidad del matrimonio ad-
quiere un sentido nuevo y más profundo” (CCE 1647): los
1647
esposos son capacitados para representar y testimoniar la
fidelidad de Dios a su alianza, de Cristo a su Iglesia.
El matrimonio rato y consumado es indisoluble por ley de
Dios. La Iglesia no tiene poder para pronunciarse contra
esta disposición divina. “El auténtico amor tiende a ser algo
definitivo, no pasajero” (CCE 1646).
1646
52. MATRIMONIO, 9
PROPIEDADES, 4
APERTURA A LA FECUNDIDAD
Gaudium et spes 48: “por su propia natu-
48
raleza, la institución misma del matrimo-
nio y el amor conyugal están ordenados
a la procreación y educación de la prole
y con ellas son coronados como su cul-
minación”.
Ritual del matrimonio 3: “los hijos son
3
en realidad el don más excelente del ma-
trimonio y contribuyen sobremanera al
bien de los mismos padres”.
53. MATRIMONIO, 10
AYUDA DE LA GRACIA
CCE 1608: “Para sanar las heridas del
1608
pecado, el hombre y la mujer necesitan
la ayuda de la gracia... Sin esta ayuda,
el hombre y la mujer no pueden llegar
a realizar la unión de sus vidas en orden
a la cual Dios los creó al comienzo”.
Las mismas nupcias son
signo sagrado que produce
gracia.
54. MATRIMONIO, 11
“La alianza matrimonial... fue elevada por Cristo Señor
a la dignidad de sacramento entre bautizados (...). Entre
bautizados no puede haber contrato matrimonial válido
que no sea por eso mismo sacramento” (CIC 1055).
1055
El matrimonio entre cristianos es
signo de la unión de Cristo con su
Iglesia = “gran misterio” (Ef 5, 32)
(en el matrimonio natural no hay
nada de especialmente misterioso).
55. MATRIMONIO, 12
Cristo instituyó el sacramento que santifica el matrimonio
natural establecido ya por Dios en el Paraíso. Jesús infunde
una gracia sacramental específica en el alma de los que se
casan y les invita a seguirle, transformando su vida conyugal
en un andar divino en la tierra.
Beato Josemaría: el
matrimonio es una
auténtica vocación divina
y un camino de santidad.
56. MATRIMONIO, 13
Sujeto capaz del
matrimonio = cualquier
bautizado que no tenga
ningún impedimento.
Se ha de recibir en estado de gracia. Si no es el caso, el contrato es
válido, pero, además de cometer otro pecado mortal, los efectos
sobrenaturales del sacramento quedan impedidos. Reviven cuando
el sujeto recupera la gracia de Dios.
57. MATRIMONIO,14
Efectos sobrenaturales del matrimonio = aumento de la gracia
santificante y gracia sacramental.
CCE 1641: “La gracia propia del sacramento del matri-
1641
monio está destinada a perfeccionar el amor de los cón-
yuges, a fortalecer su unidad indisoluble. Por medio de
esta gracia se ayudan mutuamente a santificarse con la
vida matrimonial conyugal y en la acogida y educación
de los hijos”.
El sacramento concede a los esposos derecho
al auxilio actual de la gracia cuantas veces lo
necesiten para cumplir las obligaciones de su estado.
58. MATRIMONIO, 15
MINISTRO
“En la Iglesia latina se considera
habitualmente que son los espo-
sos quienes, como ministros de
la gracia de Cristo, se confieren
mutuamente el sacramento del
matrimonio expresando ante la
Iglesia su consentimiento” (CCE
1623).
1623
No así en las liturgias orientales.
Iglesia latina: el ordinario o el sacerdote es un testigo cualificado
y activo que solicita y recibe la manifestación externa del consen-
timiento matrimonial de los contrayentes (exigido para la validez).
59. MATRIMONIO, 16
CELEBRACION, 1
Normalmente se celebra dentro de la Misa (Ritual):
1. “en virtud del vínculo que tienen todos los sacramentos con el
misterio pascual de Cristo”,
2. porque el matrimonio es signo sagrado del amor de Cristo a su
Iglesia y es precisamente en la eucaristía donde “se realiza el me-
morial de la Nueva Alianza, en la que Cristo se unió para siempre
a su Iglesia, su esposa amada por la que se entregó” (CCE 1621).
1621
60. MATRIMONIO, 17
CELEBRACION, 2
Se puede celebrar también sin Misa, por necesidad o
porque se estima oportuno: el Ritual prevé con detalle
las diferentes maneras de hacerlo.
Cuando no se puede observar la forma eclesiástica
ordinaria, ni se puede acudir sin incomodidad grave
a algún ordinario o párroco o sus delegados, es válida
y lícita la forma extraordinaria de celebración del ma-
trimonio, meramente ante dos testigos.
Esto puede ocurrir en caso de peligro de muerte, en
tiempo de persecución, en lugares con muy pocos sa-
cerdotes donde hubiera que esperar más de un mes, etc.
61. MATRIMONIO, 18
CONSENTIMIENTO MATRIMONIAL
1 Es el acto de la voluntad por el cual “el varón y la mujer se
entregan y se aceptan mutuamente en alianza irrevocable
para constituir el matrimonio” (CIC 1057).
1057
Ese consentimiento causa el matrimonio.
= ninguna autoridad humana puede suplir este consentimiento.
2 Este consentimiento ha de ser:
- verdadero, libre y deliberado,
- de presente (de casarse aquí y ahora),
- mutuo y simultáneo,
- manifestado externamente y legítimamente (de acuerdo
con los requisitos que exige el derecho eclesiástico),
- sin condiciones.
62. MATRIMONIO, 19
JURISDICCION, 1
Sólo a la Iglesia corresponde
juzgar y determinar de todo
aquello que se refiera a la esencia
del matrimonio cristiano: lo nega-
ron los protestantes al negar que
el matrimonio fuera un sacramento.
La razón = en cuanto hay contrato
matrimonial verdadero, hay sacra-
mento, y sólo la Iglesia tiene poder
sobre los sacramentos.
El poder civil sí tiene competencia sobre los efectos meramente
civiles del matrimonio canónico de los cristianos, y sólo en cuanto a
estos efectos civiles.
63. MATRIMONIO, 20
JURISDICCION, 2
Caso de un bautizado que contrae matrimonio con uno que
no lo está: ninguno recibe el sacramento:
está
1- el bautismo es la puerta de los demás sacramentos
=> el no bautizado es incapaz de recibir el sacramento del
matrimonio;
2- una característica general del matrimonio, es que no puede
tener efectos diferentes para una y otra de las partes contra-
yentes => el bautizado tampoco lo recibe.
= la opinión la más común y concuerda con la praxis de la
curia romana (pero hay autores que piensan que la parte
bautizada recibe un verdadero sacramento).
La potestad de la Iglesia se extiende indirectamente al no
bautizado (mismos efectos del contrato para los dos).
64. MATRIMONIO, 21
IMPEDIMENTOS MATRIMONIALES, 1
= ciertas circunstancias que por afectar a las
personas de los contrayentes, las hacen jurí-
dicamente inhábiles, es decir, incapaces, para
contraer válidamente matrimonio
(= “dirimentes”).
dirimentes
Algunos son de derecho natural y otros de
derecho divino o eclesiástico. Su finalidad es
proteger la santidad del matrimonio.
65. MATRIMONIO, 22
IMPEDIMENTOS MATRIMONIALES, 2 a
1
Para proteger la deliberación o la libertad de
consentimiento: falta de edad (varón 16 años,
mujer 14 años), rapto.
2 Para asegurar el cumplimiento de lo que es
objeto del contrato matrimonial: impotencia
(anterior al matrimonio y perpetua), estar ya
casado, haber recibido órdenes sagradas, voto
público y perpetuo de castidad en un instituto
religioso.
66. MATRIMONIO, 23
IMPEDIMENTOS MATRIMONIALES, 2 b
3
Para proteger las relaciones de intimidad
en el seno de la familia (“de parentesco”):
consanguinidad (línea recta y colateral
hasta el 4ºgrado incluido: primos hermanos),
afinidad (línea recta), pública honestidad
(“cuasiafinidad” entre una de las dos partes de
un matrimonio inválido o de un concubinato
público o notorio y los consanguíneos de la
otra parte en línea recta y en 1º grado),
adopción (línea recta o colateral 2º grado).
67. MATRIMONIO, 24
IMPEDIMENTOS MATRIMONIALES, 2 c
4 Para proteger la fe del cónyuge católico y
la educación católica de los hijos: con una
persona no bautizada (pero caso de un bauti-
zado fuera de la Iglesia católica: no invalida,
pero necesidad de un permiso).
5 Para proteger la fidelidad conyugal: crimen
(adulterio con muerte del cónyuge causado
por uno u otro adúltero, o muerte del cónyuge
causada de común acuerdo aunque no haya
habido adulterio).
68. MATRIMONIO, 25
DISPENSAS
Algunos impedimentos pueden cesar naturalmente (ej.: edad).
Otros por legítima dispensa. Otros no pueden cesar.
Las dispensas pueden ser concedidas
por el obispo diocesano, con excepción
de las reservadas al Papa, a saber:
- órdenes sagradas,
- voto público de castidad en un institu-
to religioso,
- crimen.
En peligro de muerte y circunstancias urgentes, las pueden
conceder el párroco o el confesor (cfr. CIC 1079-1080).
1079-1080
69. MATRIMONIO, 26
Si resulta que el matrimonio ha sido contraído
inválidamente, caben cuatro soluciones:
1. Dejar a los cónyuges en buena fe, si se prevé
que seguirán en ella y que, de conocer su situa-
ción real, no querrían arreglarla;
2. Que convivan como hermano y hermana, si
la nulidad es oculta y existe fundada esperanza
de que sabrán hacerlo;
3. La separación de los cónyuges: única solución
si impedimento no dispensable y no son capaces
de vivir como hermano y hermana;
4. La convalidación del matrimonio inválido, que
consiste en que se haga lo que se debía haber
hecho en el momento de contraer matrimonio y
no se hizo.
70. MATRIMONIO, 27
SUBSANACION EN LA RAIZ
Si un matrimonio resulta ser nulo, si ciertamente hubo
consentimiento o bien lo ha habido después y este con-
sentimiento persevera, la autoridad eclesiástica puede
decidir recibirlo como válido mediante la “sanatio in
radice”.
Consiste en una revalidación del matrimonio concedida
por el Papa y, en algunos casos, por el obispo diocesano.
Incluye: dispensa o cesación del impedimento, dispensa
Incluye
de la ley que impone la renovación del consentimiento,
y retrotracción de los efectos canónicos al tiempo del
primer consentimiento.
Se puede conceder tanto si las partes saben que se ha pedido como
si lo ignoran.
71. MATRIMONIO, 28
CASOS DE DISOLUCION DEL VINCULO MATRIMONIAL
El Papa posee poder ministerial de dispensar, cuando hay una
causa justa, de obligaciones de derecho divino que tienen su origen
en un acto humano libre. Ej.: votos formales, juramento de hacer u
omitir algo. => aplicación = puede dispensar del matrimonio rato
pero no consumado.
Otros dos casos:
1. privilegio paulino
(cfr. 1 Cor 7, 12-15);
2. privilegio petrino.
72. MATRIMONIO, 29
SEPARACION DE LOS CONYUGES
Por causas proporcionadas se puede hacer legítimamente la
separación física de los cónyuges, en cuanto al lecho y la casa:
los esposos NO CESAN de ser marido y mujer delante de Dios,
ni son libres para contraer una nueva unión.
Por mutuo consentimiento se puede
hacer la separación tanto temporal como
perpetua en cuanto al lecho; pero en
cuanto a la casa, temporal, y no acon-
sejable si duración larga.
Otros casos, legítima sólo cuando causas
previstas en la legislación canónica y
después de la sentencia del ordinario, aun-
que a veces se puede por propia autoridad.
PERO: El divorcio es un acto de por sí nulo ante Dios.
Hinweis der Redaktion
"Hace unos días hablaba con un amigo; es algo mayor que yo. En la conversación salieron cosas de cuando éramos pequeños. Un poco emocionado me dijo: Todavía recuerdo cuando, siendo niño, mi madre me daba un beso al acostarme, después de ayudarme a rezar mis oraciones. Yo estaba contento y feliz al sentirme querido por mi madre. Mi padre también tenía detalles que me gustaban. Solía, en invierno, junto al fuego, sentarme en sus rodillas. Entonces me contaba muchas cosas de sus viajes, de cuando él era joven y tuvo que trabajar mucho para salir adelante. Recuerdo aquellos momentos con verdadera nostalgia. Siempre esperaba que mi padre regresara del trabajo con la ilusión de que me contara muchas aventuras. ¿Y cómo están ahora tus padres?, le pregunté. -Son muy ancianos, me dijo; mi madre está muy enferma, ya no se levanta de la cama. Los dos viven conmigo. Mi padre, cuando estoy en el trabajo, la cuida con todo esmero y cariño". El amor de estos padres para su hijo, y los detalles de amor que tenían entre sí esos esposos, nos hacen pensar en la grandeza de sacramento del matrimonio. ¿Sabemos agradecer lo que nuestros padres hacen por nosotros? ¿Les ayudamos en sus necesidades? ¿Procuramos hacerles la vida agradable? ¿Nos acordamos de rezar por ellos todos los días?
El libro del Génesis enseña que Dios creó al hombre varón mujer, con el encargo de procrear y multiplicarse: " Hombre y mujer los creó, y los bendijo Dios, diciéndoles: Procread y multiplicaos y llenad la tierra" (Génesis 1,27-28). Entonces instituye Dios el matrimonio, y lo instituye -como fin principal- para tener hijos y educarlos; como fin secundario, para que los esposos se ayuden entre sí: porque "no es bueno que el hombre esté solo, voy a hacerle una ayuda semejante a él" (Génesis 2,18). En consecuencia, el matrimonio es algo sagrado por su misma naturaleza, y los esposos son colaboradores de Dios participando del poder divino de dar la vida, al preparar el cuerpo de los nuevos seres en el que Dios infunde el alma creada a su imagen y semejanza, destinados a darle gloria y a gozar de El en el cielo.
Jesucristo elevó a la dignidad de sacramento el matrimonio instituido al comienzo de la humanidad. El matrimonio entre cristianos es imagen de la unión de Jesucristo y su esposa la Iglesia. La tradición cristiana ha visto la presencia de Jesús en las bodas de Caná como una confirmación del valor divino del matrimonio. Por tanto, entre cristianos, sólo hay un verdadero matrimonio: el que Jesucristo santificó y elevó a la dignidad de sacramento. Por eso, ningún católico puede contraer el llamado "matrimonio civil"; tal unión no sería válida, ya que no tiene más valor que el de una simple ceremonia legal ante el Estado. Entre católicos sólo es válido el matrimonio-sacramento contraído en la Iglesia.
El matrimonio, tanto en la condición de institución natural como en la de sacramento cristiano, está revestido de dos propiedades esenciales: la unidad y la indisolubilidad . Unidad quiere decir que el matrimonio es la unión de un solo hombre con una sola mujer: " Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se adherirá a su mujer, y vendrán a ser los dos una sola carne " (Génesis 2,24). Indisolubilidad quiere decir que el vínculo conyugal no puede desatarse jamás: " Lo que Dios unió no lo separe el hombre ", dice el Evangelio (Mateo 19,6; 5,32; Lucas 16,18). El divorcio, pues, está prohibido. Dios ha querido que fuese así por varias razones: por el bien de los hijos; por el bien, la felicidad y seguridad de los esposos, que desaparece cuando el divorcio se introduce en una sociedad; por el bien de toda la sociedad humana, pues la humanidad se compone de familias, y cuanto mas sólidas y estables sean éstas, mayor será el orden y el bienestar de la sociedad y de los individuos.
El sacramento del matrimonio aumenta la gracia santificante en quienes lo reciben. Hay que recibirlo, pues, en estado de gracia; si no, se comete un sacrilegio, aunque el matrimonio puede ser válido. También comunica los auxilios especiales que necesitan los esposos para santificarse dentro del matrimonio, para educar a sus hijos y cumplir los deberes que contraen al casarse. Estos deberes son, para con ellos mismos: amarse y respetarse, guardarse fidelidad y ayudarse mutuamente; con respecto a los hijos: alimentarles, vestirles, educarles religiosa, moral e intelectualmente, y asegurar su porvenir. Los ministros del sacramento son los mismos contrayentes; sin embargo debe celebrarse ante testigos delante del párroco o delegado suyo; si no, es inválido.
El sacramento del matrimonio concede a los esposos las gracias necesarias para que se santifiquen y santifiquen a los demás. Es deber de toda la familia -también de los hijos- facilitar ese clima humano y cristiano en el que se consigue que los hogares sean luminosos y alegres, sacrificándose para lograr las virtudes humanas y sobrenaturales de una familia que empezó santificada con un sacramento.