2. • 1- Necesitas un stock más amplio. Frente a la ventaja de „tocar
el producto y llevártelo puesto‟ del comercio tradicional, el
comercio online puede presumir de ofrecerle a sus clientes una
oferta mucho más extensa entre la que escoger. El número
limitado de referencias con el que juega la tienda física no es
suficiente para competir en la Red.
• 2- Política de promociones más dinámica. Habrá que trabajar
mucho más la rotación de productos en tu tienda online por medio
de promociones, campañas puntuales, concursos, etc. La clave es
que la web no sea un elemento estático de venta, sino uno en
continuo movimiento.
Fuente:Mercado Actual
3. • 3- Mayor cuidado en el servicio postventa. En el comercio
tradicional el mayor esfuerzo comercial se realiza en la propia venta, y
por lo general, la actividad del comerciante termina en el momento en
el que el cliente sale por la puerta con su compra. En el entorno
digital, en cambio, la compra supone un punto de arranque, y es a
partir de que se ha formalizado la transacción cuando da comienzo
todo un proceso de pagos seguros, logística, seguimiento y control de
incidencias.
• 4- Tus márgenes se reducen. El precio se convierte en un factor
esencial en el entorno de la compra digital. Tendrás que tener ese
aspecto muy presente a la hora de marcar tu política de precios. Parte
de esos costes que vas ahorrar por el hecho de pasar a digital
(alquiler, electricidad, dependientes, seguridad, etc.) tendrán que verse
compensados en tus precios. No puedes cobrar lo mismo que en la
tienda física si quieres ser competitivo.
4. • 5- Cambia tu concepto de logística. Antes el problema era traer
los productos hasta la tienda; ahora se trata de llevarlos hasta las
casas de los compradores. Ya no se trata de un centro que
distribuye a diversas tiendas físicas (lo que además implica unos
costes adicionales), sino que ahora la logística centraliza las
compras en un punto y desde allí sale a los hogares de los
usuarios.
• 6- Manejas niveles de obsolescencia diferentes. En una tienda
física, al trabajar con almacén y stocks propios, siempre hay una
partida de productos “de otras temporadas” , a los que no se
consiguió dar salida en su momento y que generan un coste de
obsolescencia que hay que intentar paliar mediante ofertas y
promociones especiales. En el ámbito online esta convivencia
entre productos nuevos y antiguos no se da tanto.
5. • 7- La protección legal del cliente/usuario cambia. En Internet
existe una amplia gama de garantías para el
consumidor, superiores incluso a las que amparan al consumidor
en general. La protección abarca desde la validez de los
contratos, hasta la información que está obligada a facilitar la
tienda, devoluciones, derecho de desistimiento, etc. Cuestiones
que es necesario conocer y adaptar a nuestro modelo de negocio.
• 8- Entra en juego la reputación online. La mala gestión de una
venta física se queda muchas veces, en el peor de los
escenarios, en la pérdida de ese cliente. En Internet, los efectos de
la mala experiencia digital de un usuario pueden amplificarse a
través de foros y blogs, de tal modo que causen un verdadero
problema. Cuidar el servicio y, en el caso de que haya quejas
atenderlas y resolverlas con rapidez, es esencial para toda tienda
online.