2. CAPITULO II
En qué tiempo se cumplió la divina
promesa sobre la posesión de la tierra de
Canaán, la cual poseyó también el pueblo
de Israel, según la carne
las promesas que desde el principio hizo
Dios a Abraham, le prometió dos cosas.
1ra._ su descendencia había de poseer la
tierra de Canaán, lo cual significo:
«Marcha a la tierra que yo te manifestaré, y
haré que crezcas y formes una numerosa
nación»
3. CAPITULO I
En que se trata de los tiempos en que florecieron los
profetas
Las promesas que Dios hizo a Abraham (a cuya
descendencia sabemos que pertenecen por la divina
palabra, no sólo la nación israelita, según la carne, sino
también las naciones, según la fe)
por algunas acciones que practicaron o sucesos que
prefiguraron y predijeron pertenecen a la Ciudad de Dios y
al reino de los Cielos, y con mucha razón los podemos llamar
profetas.
Se llamó especialmente tiempo de los profetas aquel en que
principió a profetizar Samuel, quien ungió por rey según el
orden de Dios.
5. CAPITULO III
De las tres significaciones que tenían las profecías de los
profetas, las cuales unas veces se refieren a la Jerusalén
terrena, otras a la celestial y otras a las dos.
Las profecías que hubo en adelante desde este tiempo de los
reyes pertenecen a los hijos carnales de Abraham y parte a
aquella su descendencia, en quien se bendicen todas las
naciones que son coherederas de Cristo, por el Nuevo
Testamento, para alcanzar y poseer la vida eterna y el reino de
los cielos.
pertenecen a la esclava «que engendra esclavos», esto es, a la
terrena Jerusalén, «que sirve con sus hijos»; y parte a la
libre, que es la Ciudad de Dios, esto es, a la verdadera Jerusalén
eterna en los cielos, cuyos hijos, que son los hombres que viven
según Dios, son peregrinos en la tierra.
6.
Pero cuando dice la Escritura: «Vendrá día, dice el
Señor, en que estableceré un nuevo pacto y testamento
con la casa de Israel y con la casa de Judá, no según el
pacto que hice con sus padres el día que les tomé de la
mano para sacarlos de la tierra de Egipto; y porque ellos
no permanecieron en la observancia de mi pacto,
también yo los desprecié. Este será el pacto que
estableceré con la casa de Israel; después de aquellos
días, dice el Señor, grabaré mi ley en sus almas y la
escribiré en su corazón, miraré por ellos seré su Dios y
ellos serán mi pueblo.»
7. CAPITULO IV
Cómo se figuró el cambio del reino de Israel y del
sacerdocio; y lo que antes de este, suceso profetizó
la madre de Samuel, representando la persona de la
Iglesia
El Señor debilitará a sus enemigos
el Señor es Santo, no se jacte ni gloríe el prudente
con su prudencia, no se lisonjee el poderoso en su
potencia y no se gloríe el rico en sus riquezas, y
solamente pueda lisonjearse el que se gloría de
entender y conocer al Señor, y de hacer juicio y
justicia en medio de la tierra.
8. CAPITULO V
De las cosas que un hombre
de Dios dijo proféticamente a
Helí, significando cómo
había de quitarse el
sacerdocio que se había
instituido según Aarón
9. CAPITULO VI
Del sacerdocio y reino
Judaico, los cuales, aunque se
dice fundados y establecidos
para siempre, no
subsisten, para que
entendamos que son otros los
eternos que se prometen
10. CAPITULO VII
De la división del reino de Israel
con que se figura la división
perpetua que hay entre el
espiritual Israel y el Israel
carnal
11. CAPITULO VIII
De las promesas que hizo Dios
a David en su hijo, las cuales no
se cumplieron en Salomón, sino
plenamente en Cristo
12. CAPITULO IX
Que en el Salmo 88 se halla otra profecía de
Cristo semejante a la que en los libros de los
Reyes promete Dios por medio del profeta
Nathan
Salmo 88 «Instrucción para Ethan, israelita»:
se refieren las promesas que Dios hizo al rey
David, donde se dicen algunas cosas semejantes a
las que se hallan en el libro de los Reyes, como es:
«Yo prometí y juré a mi siervo David, que para
siempre confirmaré y estableceré tu
descendencia»
13. CAPITULO X
Cómo sucedió en el reino de la
Jerusalén terrena diferentemente
de lo que prometió Dios para que
entendiésemos que la verdad y
cumplimiento de la promesa
pertenecía a la gloria de otro rey y
de otro reino
14. CAPITULO XI
De la substancia del pueblo de
Dios, la cual está, y se halla por la
sucesión de la carne, en Cristo;
quien fue sólo el que tuvo potestad
de sacar libre su alma de los
infiernos
15. CAPITULO XII
A qué persona debe entenderse
que pertenece la petición de las
promesas de que hace mención
el Salmo cuando dice: «¿Dónde
están, Señor, tus antiguas
misericordias?»
16. CAPITULO XIII
Si esta paz que promete Dios a
David puede pensarse que se
cumplió en los tiempos que
corrieron reinando Salomón
17. CAPITULO XIV
Del estudio de David
en componer Salmos
18. CAPITULO XV
Si todas las profecías que
de Cristo y de su Iglesia hay
en los Salmos las debemos
poner y acomodar en el texto
y discurso de esta obra
19. CAPITULO XVI
De las cosas que clara o
figuradamente se dicen en el
Salmo 44 que pertenecen a
Cristo y a su Iglesia
20. CAPITULO XVII
De las cosas que en el
Salmo 109 pertenecen al
sacerdocio de Cristo y de las
qué en el 21 tocan a su
Pasión
21. CAPITULO XVIII
De los Salmos 3, 40, 15 y
67, donde se profetiza la
muerte y resurrección del
Señor
22. CAPITULO XIX
Del Salmo 68, donde se
declara la pertinaz
incredulidad de los judíos
23. CAPITULO XX
Del reino y méritos de David y
de su hijo Salomón, y de la
profecía que pertenece a Cristo
y se halla así en los libros que
andan con los que él
escribió, como en los que no
hay duda que son suyos
24. CAPITULO XXI
Por los reyes que hubo
después de
Salomón, así en Judá
como en Israel
25. CAPITULO XXII
Cómo Jeroboán profanó
el pueblo que tenía a su
cargo con el pecado de
idolatría
26. CAPITULO XXIII
De la variedad del estado de uno y otro
reina de los hebreos hasta que en
diferentes tiempos a ambos pueblos los
llevaron cautivos, volviendo después
Judá a su reino, que fue el ultimo que
vino a poder de los romanos
27. CAPITULO XXIV
De los profetas, así de los
últimos que hubo entre los
judíos, como de los que
menciona la historia evangélica
cerca del tiempo del nacimiento
del Señor