3. ¿Has sentido alguna vez en tu corazón el deseo ardiente de abrazar la inmenisidad?
4. O quizá, ¿has adverido, en algún momento, en lo más íntimo de ti mismo, la insatisfacción por todo lo que haces y por lo que eres?
5. Si es así, te gustará encontrar una fórmula que te dé la plenitud que anhelas: algo que no te deje insatisfecho por los días que se van medio vacíos…
6. Hay una frase del Evangelio que nos hace pensar y que, apenas la comprendemos un poco, nos hace exultar de alegría. En ella está concentrado todo cuanto debemos hacer en la vida. Resume toda ley impresa por Dios en el corazón de cada hombre. Escúchala:
7. “ Todo cuanto queráis que hagan los demás por vosotros, hacédselo vosotros a ellos: esta es la ley y los profetas” ( Mt 7,12).
9. Era conocida por Séneca y en Oriente la repetía el chino Confucio. La trajo Jesús, pero ya era universalmente conocida. La poseía el Antiguo Testamento. Y otros muchos. Esto denota la importancia que tiene para Dios: hasta qué punto quiere que todos la tomen como norma de vida.
11. “ Todo cuanto queráis que os hagan los demás, hacédselo vosotros a ellos”
12. Amemos así a cada prójimo que encontremos durante el día. Imaginémonos que nos hallamos en su situación y tratémosle como quisiérmos ser tratados nosotros en su lugar.
13. La voz de Dios que habita dentro de nosotros nos sugerirá la expresión de amor más adecuada en toda cincunstancia.
14. ¿El otro tiene hambre? Soy yo quien tiene hambre. Démosle de comer.
16. ¿Se encuentra en la oscuridad o en la duda? Soy yo quien lo está. Digámosle palabras de consuelo y compartamos sus sufrimientos y no nos quedemos tranquilos hasta que no se vea iluminado y aliviado.
17. ¿Es un discapacitado? Quiero amarlo hasta tal punto de sentir en mi cuerpo y en mi corazón su limitación física, y el amor me sugerirá el modo exacto de actuar para que se sienta igual que los demás, aún más, con una gracia mayor, porque los crisitanos sabemos cuánto vale el dolor.
18. Y así con todos, sin discriminación alguna entre el simpático y el antipático,entre el joven y el anciano, entre el amigo y el enemigo, entre el compatriota y el extanjero, entre el guapo y el feo… El Evangelio se refiere a todos .
19. Me parece oír un murmullo general…Comprendo… Quizá mis palabras parezcan sencillas, pero ¡qué transformación exigen! ¡Qué lejos están de nuestro modo habitual de pensar y de actuar!
20. Pero, ¡ánimo! ¡Intentémoslo! Un día vivido así vale una vida. Y por la noche ya no nos reconoceremos a nosotros mismos.
21. Una alegría desconocida nos invadirá.Una fuerza nos investirá. Dios estará con nosotros, porque está con quienes aman.
22. Los días se irán sucediendo con plentiud. A veces quizá aflojemos, estemos tentados de desanimarnos, de abandonar. Y desearíamos volver a la vida de antes…
23. ¡Pero no! ¡Ánimo! Dios nos da la gracia. Volvamos a empezar siempre. Si perseveramos, veremos cambiar el mundo en torno a nostros.
24. Comprenderemos que el Evangelio contiene la vida más fascinante, enciende la luz en el mundo, da sabor a nustra existencia, contiene en sí mismo la clave para resolver todos los problemas.
25. Y no estaremos teranquilos hasta no haber comunicado nuestra extraordinaria experiencia a otros: a los amigos que puedan comprendernos, a los familiares, a todo aquel a quien nos sintamos impulsados a dársela. Renacerá la esperanza.
26. “ Todo lo que deseáis que os hagan los demás, hacédselo vosotros a ellos. “ Palabra de vida. Publicación mensual del Movimiento de los Focolares. Texto de Chiara Lubich Ilustraciones de Anna Lollo en colaboración con D. Plácido D’Omina (Sicilia - Italia)