LO QUE PASA EN EL COLEGIO Y A VECES NO NOS ENTERAMOS
1. LO QUE PASA EN EL COLEGIO Y A VECES NO NOS ENTERAMOS
POR
ANTONIO TOMASIO
Llegaste caminando despacio y pesadamente a mi estudio,te sentaste en el sillón de siempre,
aquel que es cómodo de por sí, por el uso y años.
Escuché tu voz, pero esta no era la de costumbre segura y sonora, más bien débil y casi en
susurro.
Papá ¿sabes lo que pasó ayer en el colegio? Dijiste.
¿Cuéntame que paso en el colegio, el día de ayer? Respondí.
Ayer Papá, un grupo de la clase nos reunimos como de costumbre en la hora del recreo, ya
sabes conversando sobre futbol, cine, chicas. Al poco rato se acercó un nuevo chico que había
venido de otra ciudad.
Como entenderás, proseguiste, es el blanco de todas las bromas, porque no le importa nada ni
nadie.
Ayer, uno de la clase estaba de MUY mal humor, como resultado de haber sido castigado en su
casa. Lo empezó a atacar verbalmente, esto fue seguido por otros, como un factor de imitación
por lo que estábamos en el grupo, aceptado por todos, o al menos eso pensé.
Algo dentro de mí, explicaste, hizo clic y lo que sucedía no me parecía justo, la verdad es que
sin darme cuenta, comencé a defender al atacado. No me pareció correcto que en forma
grupal y porque alguien estaba de mal humor descargara en quien no tenía nada que ver con
sus problemas personales.
Inmediatamente se formaron dos bandos el atacado y yo, y el resto del grupo.
Papá, ya te imaginarás que la conversación se tornó en discusión y alguno que otro grito, lo
que llamó la atención de más alumnos, al irse enterando de lo que pasaba tomaban partido,
así que los bandos fueron creciendo. Pronto se acercó un profesor, deseaba saber por qué
tanto alboroto. Debo decir que no de haber sido porque un profesor se acercó, ya nos íbamos
agarrar a golpes.
Debo contarte que él que empezó todo esto es amigo mío, a pesar de que se había molestado
porque no estuve de su lado, se acercó y me pidió disculpas, primero por no haber entendido
al principio mi posición. Segundo porque demostré coraje en enfrentarlo por no estar de
acuerdo y tercero por comprender que la amistad está por encima de las diferencias y que
debemos de aprender siempre. Tus valores son altos, quiero ser y aprender de ti, dijo,
dándome la mano.
Te quedaste en silencio y comprendí que habías terminado. Que orgulloso me siento de ti,
empecé diciendo, que bien que sabes medir tus acciones con respecto a lo que tú quieres y
crees.
2. Me levanté y te abracé, me correspondiste, al principio confuso pero luego entendiste lo que
tu Papá sentía.
Esa fue una de las ocasiones en que me di cuenta que habías crecido no solo físicamente y ya
aprendemos de tu actuar, haciéndonos sentir multi-orgulloso.
Escríbanos a atomasio@antoniotomasio.com con sus preguntas o sugerencias o visite nuestra
página en www.antoniotomasio.com