¡Quién no ha tenido algún lío con un abogado! ¡Quién no se ha visto involucrado en un juicio insólito y sin sentido! Obviamente debe bregarse por la separación de poderes para tener un mínimo de posibilidad de obtener justicia. Lamentablemente vivimos en una estructura social organizada en base al dinero anónimo, y ello permite a la plutocracia ejercer una presión indebida sobre abogados, sobre jueces, incluso sobre testigos que a veces declaran en falso, incluso sobre funcionarios judiciales que a veces son comprados por una de las partes para así obtener ciertos favores en lo procedimental (expedientes que erróneamente se archivan, solicitudes que equivocadamente se envían a un juzgado que no corresponde, legajos que quedan inactivos en casillero mucho más de lo que parece razonable y hasta que la parte perjudicada lo detecta, demandas que son erradamente adjuntadas a otras demandas y enviadas tal vez a un juzgado de apelación cuando se encuentran en otra etapa procesal, etcétera). Esperemos que el dinero telemático ponga orden en esta situación, para que la justicia sea más justa, para que la justicia falle a favor de quien tiene la razón, y no de quien tiene más habilidad o más poder económico. Mientras esperamos esta gran mejora societaria, mientras esperamos se implante una verdadera sociedad digital y telemática, riámos un poco de ciertos contrasentidos que a veces se dan en los juicios. Las anécdotas que se recogen en la presentación digital adjunta no son inventos, sino que expresan acaecidos reales ocurridos durante los juicios. En vez de llorar porque el abogado que usted contrató fue sobornado por el abogado de la otra parte, en vez de amargarse porque el juez dictó una sentencia contraria al sentido común y al derecho, sonría esperando tiempos mejores, y sonría con las salidas de algunas declaraciones realmente ocurridas en ciertos juicios.